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Depósitos arqueológicos, sucesión estratigráfica y fases de ocupación Archaeological deposits, stratigraphic succession and occupation phases Cristóbal Pérez Bareas Arqueólogo as excavaciones arqueológicas desarrolladas durante 2011 y 2012 en el marco del proyecto Forvm MMX han explorado dos áreas, de 1 ha. cada una, que a efectos de facilitar su identificación se rotularon como “área 1” y “área 2”. •El Área 1. Este espacio se localiza junto a las excavaciones realizadas por D. José María Blázquez en los años 70 del siglo pasado identificadas como “La Villa del Olivar”. El objeto de la actuación en este espacio perseguía la definición estructural, funcional y estratigráfica de las edificaciones existentes y contrastar la hipotética identificación de este gran edificio con un macellum, o con alguna otra edificación localizada en el foro de la ciudad romana de Cástulo. • El Área 2. Localizada hacia el suroeste del Área 1, correspondiente a la zona en la que el año 2011, en el marco de actuación del Proyecto Forvm MMX, se emprendieron varios sondeos arqueológicos, dirigidos a obtener los registros estratigráficos existentes, con el fin de evaluar la diacronía ocupacional, así como a realizar una aproximación a los contextos espaciales, funcionales y estructurales existentes. Estos sondeos permitieron el registro parcial de un gran edificio altoimperial, cuya caracterización ha orientado los trabajos en curso. En ambas zonas, buena parte de la secuencia estratigráfica registrada ha estado condicionada por la presencia de dos edificios, cuyos registros permitirían plantear su carácter público y que, por su disposición espacial y por sus características estructurales, han mediatizado, en cierta medida, la reocupación posterior. Estos trabajos han permitido obtener registros espaciales más amplios, aproximándonos a la organización estructural del edificio. Por otro lado, han aportado una información importante sobre los depósitos generados durante las ocupaciones de la antigüedad tardía y medieval, así como de los procesos de sedimentación y erosión derivados de la actividad antrópica y natural, relacionada con el abandono de estos sectores como espacios residenciales desde la etapa medieval. Los objetivos estratigráficos en estos espacios no han sido la determinación de la totalidad de la secuencia ocupacional, objetivo previsto para otras fases posteriores del proyecto de investigación, sino que los registros perseguidos han tenido como límite crono-cultural la ocupación romana. La secuencia registrada encierra el desarrollo diacrónico desde el siglo IV a. n. e. hasta la actualidad. En relación con el origen y el proceso de su formación, el estado de conservación del registro estratigráfico no es uniforme. L

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Depósitos arqueológicos, sucesión estratigráfica y fases de ocupación

Archaeological deposits, stratigraphic succession and occupation phases Cristóbal Pérez Bareas

Arqueólogo

as excavaciones arqueológicas desarrolladas durante 2011 y 2012 en el marco del proyecto Forvm MMX han explorado dos áreas, de 1 ha. cada una, que a efectos de

facilitar su identificación se rotularon como “área 1” y “área 2”.

•El Área 1. Este espacio se localiza junto a las excavaciones realizadas por D. José María Blázquez en los años 70 del siglo pasado identificadas como “La Villa del Olivar”. El objeto de la actuación en este espacio perseguía la definición estructural, funcional y estratigráfica de las edificaciones existentes y contrastar la hipotética identificación de este gran edificio con un macellum, o con alguna otra edificación localizada en el foro de la ciudad romana de Cástulo.

• El Área 2. Localizada hacia el suroeste del Área 1, correspondiente a la zona en la que el año 2011, en el marco de actuación del Proyecto Forvm MMX, se emprendieron varios sondeos arqueológicos, dirigidos a obtener los registros estratigráficos existentes, con el fin de evaluar la diacronía ocupacional, así como a realizar una aproximación a los contextos espaciales, funcionales y estructurales existentes. Estos sondeos permitieron el registro parcial de un gran edificio altoimperial, cuya caracterización ha orientado los trabajos en curso.

En ambas zonas, buena parte de la secuencia estratigráfica registrada ha estado condicionada por la presencia de dos edificios, cuyos registros permitirían plantear su carácter público y que, por su disposición espacial y por sus características estructurales, han mediatizado, en cierta medida, la reocupación posterior.

Estos trabajos han permitido obtener registros espaciales más amplios, aproximándonos a la organización estructural del edificio. Por otro lado, han aportado una información importante sobre los depósitos generados durante las ocupaciones de la antigüedad tardía y medieval, así como de los procesos de sedimentación y erosión derivados de la actividad antrópica y natural, relacionada con el abandono de estos sectores como espacios residenciales desde la etapa medieval.

Los objetivos estratigráficos en estos espacios no han sido la determinación de la totalidad de la secuencia ocupacional, objetivo previsto para otras fases posteriores del proyecto de investigación, sino que los registros perseguidos han tenido como límite crono-cultural la ocupación romana. La secuencia registrada encierra el desarrollo diacrónico desde el siglo IV a. n. e. hasta la actualidad.

En relación con el origen y el proceso de su formación, el estado de conservación del registro estratigráfico no es uniforme.

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Lám. 22: Ortofografía del área 1, octubre de 2012 (foto: Topo Sur S.L.)

FASE I. La ocupación oretana

En ambos sectores y en determinadas zonas, los depósitos arqueológicos más antiguos, que sirven de asiento a la ocupación romana altoimperial, corresponden a niveles de ocupación anteriores al cambio de era y que, a lo sumo, podemos remontar hasta el siglo IV a. n. e.

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Lám. 23: Fotografía aérea del área 2, octubre de 2013 (foto: J. M. Pedrosa)

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ÁREA 2.

En estos sectores los depósitos arqueológicos más antiguos, que sirven de asiento a la ocupación romana, corresponden a niveles ibéricos (cerámicas pintadas, grises, de engobe rojo) que podríamos remontar al menos hasta el siglo IV a. n. e. (E-000195). Sobre estos depósitos tiene lugar la construcción de un extenso edificio altoimperial, que hubo de implicar el acondi-cionamiento de la superficie mediante explanaciones importantes que afectaron a los depósitos ibéricos. Los depósitos ibéricos se refieren a niveles sedimentarios, sin que se hayan detectado asociaciones estructurales en estos espacios.

FASE II. La ocupación romana republicana y de inicios de la edad altoimperial (siglos III a. n. e. - 1ª mitad del siglo I d. n. e.)

ÁREA 1.

En esta zona la ocupación previa al periodo altoimperial se caracteriza por un elevado arrasamiento, consecuencia de la intensidad constructiva romana. En estos momentos, los exi-guos registros obtenidos para esta fase inicial de la ocupación sólo nos permiten inferir una atribución cronológica amplia, comprendida entre los momentos finales de la ocupación indí-gena (oretana tardía), la etapa romana republicana y los inicios del periodo imperial.

Las construcciones que podrían corresponder a la etapa romana republicana han sido re-gistradas en la zona meridional y se levantan directamente sobre el sustrato geológico. Consis-ten en algunos restos de zócalos de mampostería irregular, en la que los cantos de río están presentes (E000275).

Estas estructuras constructivas, que sólo conservan una hilada de mampuestos, están colmatadas por niveles sedimentarios reducidos, muy compactos, con pocos componentes or-gánicos y coloraciones marrones y rojizas de tonos claros (EE., 000310, 000315). Estos rellenos sedimentarios podrían proceder de la descomposición de los alzados de adobes o tapiales de posibles muros, en relación con las estructuras de habitación establecidas en este espacio antes de la implantación urbana altoimperial. Los indicadores temporales asociados consisten, mayo-ritariamente, en producciones cerámicas a torno, pintadas en rojo, con asociaciones puntuales de cerámica campaniense y sigillata hispánica, que podrían atribuirse a momentos próximos al cambio de era. Si bien la presencia exclusiva en zonas y depósitos concretos de materiales de tradición oretana, (E000445) permite también considerar la preexistencia de edificaciones tar-días indígenas.

En la zona sur del área, estos niveles se sitúan en un espacio distinto al de la ubicación del gran edificio altoimperial, lo que implicaría que el arrasamiento de los niveles previos a la ocu-pación altoimperial excedería las necesidades espaciales de construcción del edificio exento y del viario aledaño. Esta circunstancia sería exponente de una reestructuración urbana más ge-neralizada, que al menos habría afectado a ámbitos localizados hacia el sur de la calle o decu-manus meridional.

Con este nivel de conservación, caracterizado por la discontinuidad y el aislamiento es-tructural, resulta comprometido el establecimiento de aspectos funcionales relacionados con estos depósitos primigenios. No obstante, la presencia de recipientes cerámicos comúnmente utilizados para el consumo doméstico, junto a algunos restos de fauna y, sobre todo, la ausencia de otros elementos relacionados con otras actividades específicas, permitiría exponer su rela-ción con espacios residenciales.

FASE III. La ocupación romana altoimperial. El municipio romano

En las dos áreas de actuación se constata el mismo proceso de desmantelamiento y des-trucción de los depósitos precedentes, en relación con la construcción de dos imponentes edifi-

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cios de grandes dimensiones, pero muy distintos en cuanto a su fábrica y a su estructuración interna. Estas diferencias constructivas no los desvinculan de una misma realidad urbana mu-nicipal, ligada a la implantación de la edilicia pública altoimperial.

Su construcción fue precedida de un acondicionamiento espacial de nivelación de am-plias superficies, lo que comportó desmontes y rellenos para procurar explanadas dilatadas.

ÁREA 1.

En el ámbito espacial del Área 1 se localiza un gran edificio que tiene 1.172 m2 (43 X 29 m.), en el que dos naves laterales enmarcan un gran patio central. Los objetivos iniciales han estado dirigidos a tres aspectos fundamentales:

• La definición cronológica, estructural y funcional del edificio.

• Su articulación con el viario.

•La reocupación espacial bajoimperial, tanto del inmueble como del viario.

En relación con los momentos de la construcción del edificio, la información disponible proviene de áreas puntuales relacionadas con los niveles de cimentación del mismo, si bien los contextos e indicadores crono-culturales son, por el momento, escasos.

Uno de estos depósitos relacionados con los momentos fundacionales del edificio ha sido registrado en la cimentación del muro medianero entre la nave meridional y el patio central del edificio (E000494, Sondeo 11). Corresponde a un nivel sedimentario compacto de unos 30 cm. de grosor, y que sirvió de asiento a los sillares del cimiento. El conjunto de materiales cerámi-cos asociados corresponden mayoritariamente a vasijas pintadas oretanas, que podrían remon-tarse al siglo IV a. n. e., junto a fragmentos pintados de tradición ibérica, cerámica de barniz negro, paredes finas; y sólo un fragmento de TSH, que constituye el indicador más reciente que permitiría la atribución cronológica del depósito al siglo I d. C. Hemos de tener en cuenta el posible carácter derivado o la deposición secundaria de este nivel de relleno en relación con el acondicionamiento previo para la disposición del cimiento del muro.

Las edificaciones altoimperiales exteriores estarían formadas por el viario, que establece la condición exenta del edificio, si bien la perduración y reutilización de las calles durante la etapa tardorromana determina la ausencia de repertorios muebles originarios sobre los pavi-mentos, o más bien su escasa representación frente a las producciones bajoimperiales, relacio-nadas con los derrumbes de las estructuras tardorromanas y a posteriores procesos erosivos tras su abandono.

ÁREA 2.

Los inicios de la estratigrafía romana están vinculados con la construcción de un gran edi-ficio en época altoimperial, representados por niveles de rellenos intencionados de preparación, que incluyen mayoritariamente producciones muebles oretanas (E000256), junto a localizacio-nes puntuales de materiales constructivos representados por morteros residuales de cal y gra-vas, identificados bajo los suelos de algunas de las estancias (E000262).

Los rellenos intencionados han sido registrados en los niveles de cimentación del área meridional, tanto al interior (E000256) como al exterior del edificio (E000186), lo que podría manifestar cierta sobreelevación sobre el viario inmediato en esta zona.

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Lám. 24: Sala del mosaico de los Amores, puerta occidental.

Hasta el momento, en los suelos de las diversas estancias del edificio, no se han registra-do producciones muebles relacionadas con las conductas desarrolladas en su interior, lo que denota su retirada previa a la destrucción (ver lám. 24 y 25). Esta circunstancia implica que la caracterización funcional del edificio ha de basarse en el análisis de las estructuras constructi-vas, de su articulación espacial y, de forma tangencial, por la ausencia de ciertas edificaciones o espacios contextuales relacionados con el desarrollo de actividades cotidianas de consumo do-méstico, si bien esta inferencia habría de ser acreditada con la excavación extensiva del edificio.

Lám. 25: Sala del mosaico de los Amores, muro meridional.

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Los primeros niveles sedimentarios sobre los suelos, definen deposiciones de materiales constructivos relacionados con la destrucción del edificio.

Este proceso no es uniforme: mientras que en el muro perimetral de la cabecera la dispo-sición del derrumbe de los tapiales y revestimientos estucados de los muros implica una clara intencionalidad, en otras zonas la sucesión de tapiales erosionados o descompuestos y los estu-cos de las paredes implica una deposición lenta, lo que apunta hacia un largo periodo de expo-sición del edificio en ruinas. Las características de los pavimentos y revestimientos de las pare-des (mosaicos, mortero de cal y cerámica, caementicium, estucos y pinturas murales) y la ausen-cia/presencia materiales cerámicos constructivos (tégulas, imbrices, molduras), identifican el sistema de cubierta y cubrición de estancias o la presencia de patios, independientemente de que su escasa representación pueda indicar su desmantelamiento previo.

Lám. 26: Modelo tridimensional de corte abierto en la campaña de 2012, sala del mosaico de los Amores.

Obsérvese, a la derecha, bloques de tapiales caídos sobre el pavimento musivo y, en el centro, fosa de expoliación tardía.

La mayoría de los indicadores cronológicos del edificio se corresponden con las inclusio-nes cerámicas integradas en los derrumbes de tapiales de los muros. Estos tapiales suelen ser compactos, de matriz limo-arcillosa y de una coloración marrón rojiza. Incluyen materiales ce-rámicos representativos de un amplio marco temporal entre la etapa calcolítica y el siglo I d. n. e. Estos primeros rellenos de las estancias incluyen también grandes fragmentos de pavimenta-ciones de mortero de cal y cerámica que denotan la perduración de su estado de ruina y su colmatación intencionada para regularizar la superficie producida en momentos más recientes.

FASE IV. La ciudad languidece. La ocupación residual del siglo III d. n. e.

Área 1.

Aún teniendo en cuenta en nivel de arrasamiento de los niveles arqueológicos en esta zo-na, la ausencia de depósitos de ocupación atribuibles al siglo III pondría de manifiesto el aban-dono de esta zona, en consonancia con la escasa intensidad de la ocupación registrada para estos mismos momentos en el Área 2.

No obstante, en ese periodo pudo acontecer un lento proceso de deterioro y ruina de los edificios altoimperiales. El registro de este proceso en la secuencia estratigráfica no se ha mos-trado evidente, circunstancia que ha podido estar mediatizada por la ocupación tardorromana posterior. Esta ocupación bajoimperial pudo conllevar la retirada de estos depósitos para la reutilización de los mismos espacios y, posiblemente, de algunas de las estructuras altoimperia-les que se habrían mantenido hasta esos momentos. Este caso parece haberse producido en el espacio de la calle meridional, en la que los depósitos tardorromanos registrados se sitúan di-rectamente sobre los pavimentos.

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Área 2

En el Área 2, el proceso sedimentario es más amplio y en momentos que preceden a las edificaciones tardorromanas del siglo IV, sobre los derrumbes del edificio altoimperial, se do-cumentan rellenos estratigráficos que pudieron depositarse en los inicios de la etapa bajoimpe-rial. En este ambiente de ruina del edificio altoimperial y en espacios concretos -como en el área de la cabecera- sobre los derrumbes del edificio se constata la presencia de un grueso horizonte sedimentario de matriz orgánica, definido por niveles sucesivos de cenizas. La posible fijación cronológica de estos depósitos a partir de los indicadores artefactuales en el siglo III y la ausen-cia de edificaciones construidas con materiales sólidos, podría estar en relación con estructuras de escasa consistencia, que pudieron instalarse en este espacio. La única evidencia constructiva se constata en los derrumbes de tapiales existentes, que fueron rebajados posiblemente para el acondicionamiento de la superficie, aunque también podría responder a la extracción de mate-rial de tapial para su reutilización en nuevas edificaciones.

Lám. 27: Perfil oriental en área 2. Obsérvese el muro caído sobre el pavimento

(Revestimientos de estuco y núcleo de arcillas rojas), y la ausencia de material cerámico de la cubierta.

En otras zonas, estos niveles sedimentarios, derivados de contextos de consumo domésti-co, se entremezclan con tapiales descompuestos, lo que podría explicar deposiciones de verti-dos o sedimentaciones erosivas previas a las edificaciones de mampostería de la primera fase de ocupación tardorromana.

Esta ocupación residual podría contextualizarse en la descomposición del sistema muni-cipal, generalizada durante el siglo III.

FASE V. a. La ocupación tardorromana. El fénix de la ocupación tardía

La ocupación tardorromana implica la regeneración urbana y administrativa de la ciu-dad.

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ÁREA 1.

En la zona noroeste (sondeo 20), directamente sobre la roca se registran depósitos que in-tegran algunas estructuras construidas con mampuestos y ladrillos. Dos de estas estructuras tienen planta rectangular y la otra tiene planta circular. Se construyeron sobre el sustrato geo-lógico y dos de ellas están delimitadas por ladrillos en posición vertical, que debieron de for-mar parte del cimiento. La sujeción de este cimiento se basaba en la disposición de una capa de relleno intencionado sobre la roca, que debió de constituir el suelo compactado, muy posible-mente al mismo nivel que el pavimento de ladrillos de estas estructuras.

Próximos a la estructura circular, con suelo de ladrillo (E-000461), se disponen varios ho-yos de poste, cuya distribución puede indicar su posible relación con esta estructura circular.

Sobre estas estructuras se dispone un nivel sedimentario que integra numerosos restos de materiales constructivos (mampuestos, tejas y tégulas), y que podrían derivar de los derrumbes de las propias edificaciones tras su abandono (E-000434). Los materiales muebles asociados definen una cronología bajoimperial.

En esta zona, también se registra un muro de mampostería, (E-000471) sobre los rellenos de la fosa de cimentación del muro de sillares, lo que podría indicar el expolio y destrucción previa del muro de la fachada occidental del edificio altoimperial.

Coincidiendo con una zona del espacio del patio del edificio altoimperial (sondeo 9), también se registran los restos de un zócalo de mampostería correspondiente a un posible pilar (E-000158), cuya cimentación seccionó la base o encachado del pavimento del patio.

Entre los materiales muebles asociados, los cerámicos están bastante fragmentados e indi-cativos de cronologías que podemos remontar al siglo IV.

En el área del decvmanvs septentrional (sondeo 15), sobre el enlosado de la calle se dispo-ne un nivel sedimentario generalizado integrado por numerosos restos de material cerámico constructivo, muy fragmentado, (tejas sobre todo) cuyo origen derivaría de los derrumbes de las estructuras tardorromanas (E 000271). En esta misma zona también se registra un nivel de relleno de tierra compactada (E 000297) que podría constituir una refacción del pavimento ori-ginal reutilizado.

La superposición constructiva de las edificaciones tardorromanas manifiesta un aban-dono del edificio altoimperial, que durante el siglo III debió de estar sometido a procesos de destrucción y desmantelamiento para la reutilización de sus materiales constructivos en época tardorromana.

En el decvmanvs meridional, los trabajos han estado dirigidos hacia dos objetivos princi-pales:

• La determinación de los contextos funcionales y estructurales de los depósitos tardo-rromanos.

• La verificación de la fase de ocupación tardorromana del siglo V, en relación con el re-gistro de productos materiales de filiación judía.

La sucesión estratigráfica en la calle meridional responde a desarrollos distintos. En este espacio, constatamos la ocupación de la calle altoimperial, establecida a partir de la presencia de un nivel generalizado de cenizas sobre el pavimento de losas de la calle.

El grosor de este nivel de cenizas no es uniforme, y apenas supera los 10 cm. La práctica ausencia de restos de carbón denota que sería el resultado de la combustión completa de mate-riales orgánicos. Esta circunstancia también implicaría su lenta deposición durante un tiempo prolongado. La hipótesis de estructuras de madera, sobre elevadas con respecto al pavimento

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de la calle, a modo de tarima, podría explicar su formación, aunque en las zonas excavadas no han sido registrados elementos constructivos que apoyen este supuesto.

Por otro lado, la presencia de algunos elementos muebles en deposición secundaria, pero próximos a su momento de uso por su asociación a desechos de consumo alimentario (recipien-te metálico con mejillones de río), permitiría inferir un episodio de abandono precipitado.

ÁREA 2.

En el área 2, la ocupación tardorromana presenta una secuencia estratigráfica más amplia, en la que se registran varias fases constructivas, definidas por cambios o modificaciones estruc-turales que afectan a la articulación espacial precedente.

La más antigua (FASE VA) tiene lugar tras un periodo de abandono del área, en el que se reconocería un escenario de edificaciones altoimperiales en ruinas. Este ambiente fue el ámbito espacial para el desarrollo de un nuevo proyecto de estructuración urbana de la ciudad. Su eje-cución, al menos en esta zona, tuvo muy en cuenta las posibilidades de aprovechamiento del edificio altoimperial subyacente, que no incluyeron el área de la cabecera.

Esta fase, que relacionamos con el siglo IV d. n. e., implica un nuevo uso residencial aso-ciado, nuevas edificaciones con muros de mampostería y tapiales y suelos de arcilla compacta-da que, partiendo de un reconocimiento de los muros altoimperiales subyacentes, los reutilizan o aprovechan en diverso grado: unas veces como cimientos, otras como paredes que vuelven a ser recrecidas, llegando a reutilizar los suelos originales de mosaicos o argamasa.

La superposición de pavimentos y las reestructuraciones murarías se asocian a niveles sedimentarios dominados por una matriz orgánica de cenizas, que integran desechos de con-sumo alimentario y elementos artefactuales, que evidencian conductas vinculadas al uso resi-dencial del espacio.

Esta circunstancia se vincula a la reutilización diferencial de las diversas estancias y de sus muros perimetrales:

a) En la zona suroeste, se ocupan las antiguas estancias altoimperiales, reutilizando las paredes estucadas, cimientos de mampostería y el suelo original de mortero de cal y ce-rámica. Sobre este pavimento se sitúa un estrecho nivel sedimentario de composición or-gánica (cenizas). Sobre este nivel se dispuso un nuevo suelo de losas, tégulas y tierra compactada que permite definir dos momentos de uso de la estancia. A este segundo sue-lo se asocian materiales muebles metálicos que se pueden vincular con contextos de con-sumo en un ámbito residencial (monedas, cuchara)

b) En otras estancias situadas hacia la zona norte y este, sobre los rellenos de tapial gene-rados por el paulatino derrumbe de los muros altoimperiales, se disponen rellenos simi-lares que integran grandes fragmentos de suelos de argamasa de cal y cerámica que per-miten relacionarlos con rellenos intencionados vinculados con la demolición y arrasa-miento de las estructuras altoimperiales.

c) En otros casos como la estancia del mosaico de la zona oriental, constatamos la reutili-zación del propio pavimento. En este espacio se registra claramente el derrumbe de la cu-bierta de tejas y de una de las paredes de la estancia tras su abandono. La estancia inme-diata hacia el norte presenta un suelo de tierra compactada a una cota superior, lo que nos informa sobre pisos de estancias a distinto nivel. En este último caso la presencia de un nivel sedimentario de cenizas sobre el suelo podría relacionarse con un nivel de in-cendio o bien con actividades relacionadas con la combustión en su interior.

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Lám. 28: Ortofografía de perfil meridional en área 2, correspondiente a distintas reedificaciones en época bajoimperial.

FASE V. b. El uso residencial y funerario

En diversas zonas, sobre los niveles de derrumbe de tapiales de las edificaciones de la fa-se bajoimperial precedente, se registra una nueva fase constructiva en la ocupación, que implica una nueva redistribución espacial.

La organización de nuevos espacios mediante muros articulados de forma ortogonal im-plica la reutilización de las edificaciones de la fase tardorromana precedente (lám. 25) y la cons-trucción de nuevos muros de mampostería que se disponen sobre los niveles de derrumbes precedentes. En la zona meridional se ha obtenido el registro parcial de un nivel de suelo com-pactado construido con tierra y pequeños clastos y cerámica.

Aunque no disponemos de la conexión estructural directa con otros espacios situados más al norte, su prolongación virtual y su posición secuencial sirve de apoyo a la correlación estratigráfica de la ocupación de estos espacios.

En esta zona más al norte, esta fase constructiva se relaciona con un nuevo uso del espa-cio como lugar de enterramiento. Esta nueva función supone el mantenimiento de algunos mu-ros de la fase tardorromana anterior y el desmantelamiento de otros, lo que manifiesta otros requerimientos espaciales, quizás relacionados con otras funciones como los rituales funerarios. En definitiva, la última fase de la ocupación tardorromana se relaciona con la presencia de nue-vas estructuras murarias y por reutilizaciones de las precedentes que integran algunos contex-tos funerarios que definen la utilización postrera de determinados espacios como zona de ente-rramiento.

La estratigrafía de estos nuevos contextos de uso está relacionada con dos sepulturas y con niveles de alteración, que integran restos humanos. Al menos esta fase “funeraria” de la ocupación podría estar relacionada con un edificio de gran entidad, localizado en la zona norte del área, cuyo posible uso religioso habrá de ser contrastado en actuaciones posteriores. Las producciones muebles asociadas a los niveles sedimentarios de esta fase de la ocupación se ajustarían a cronologías comprendidas entre los siglos V-VII.

FASE VI. La ocupación islámica

La ocupación musulmana registrada en esta zona se relaciona con el abandono del espa-cio como área residencial y funeraria y con su utilización como área de cultivo inmediata a los núcleos residenciales, localizados en zonas próximas.

Esta fase viene determinada por la documentación de algunas edificaciones fragmenta-rias y sus rellenos asociados que, por su posición secuencial, podrían adscribirse a época islá-mica.

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Depósitos arqueológicos, sucesión estratigráfica y fases de ocupación 72

En la zona norte del Área 2 se ha registrado los restos de un muro de mampuestos, prác-ticamente a nivel de cimientos, situado sobre los rellenos erosivos, compuestos por numerosos restos de materiales constructivos de la última fase de la ocupación tardorromana. En la misma zona se registra una fosa practicada desde estos mismos niveles que alteró una de las sepultu-ras de la ocupación tardorromana.

En la zona meridional del área de excavación la ocupación medieval viene definida por una pequeña acequia excavada sobre los niveles sedimentarios de origen erosivo precedentes, a la que se asocian algunos materiales islámicos.

FASE VII. El aprovechamiento de Cástulo como cantera y la formación de la dehesa

Hacia mediados del siglo XV el Concejo de Baeza concede a Juan de Tarancón, vecino de Baeza, el aprovechamiento de los materiales constructivos de las “Torres de Cazlona”, inicián-dose un proceso de expolio de los materiales que se prolongó durante la Edad Moderna.

La intensidad de este proceso se ha registrado en el Área 1, donde el desmantelamiento de las edificaciones alcanzó las cimentaciones de sillares del edificio altoimperial. Algunos de los rellenos de las fosas de expolio de los sillares del edificio altoimperial incluyen fragmentos vidriados de época moderna que precisan los momentos en los que se desmantelan los cimien-tos del edificio.

Otra de las fases estratigráficas definidas se caracteriza por la presencia de una capa ge-neralizada y homogénea, formada por una matriz de tierra compacta, de coloración marrón grisácea, caracterizada por una escasa presencia de inclusiones artefactuales y de piedras, la cual contiene restos abundantes de caracoles. Este nivel es de grosor variable alcanzando en algunas zonas 50 cm. de potencia.

Estas características definen una deposición lenta de carácter erosivo, que en algunas zo-nas podría coincidir con la sustracción de materiales de construcción en relación con la pujanza económica de las ciudades de la Loma, sobre todo de Baeza, en cuyo término se integra y que, como hemos podido comprobar, los expolios alcanzan las cimentaciones de los edificios roma-nos.

El espacio de dehesa, que perdura hasta época contemporánea, se inicia a finales del siglo XVIII, en que se vuelve a utilizar como zona de cultivo de cereal y olivar.

FASE VIII. El aprovechamiento agrario durante la edad contemporánea.

Cultivo de olivar y cereal y pastos para el ganado.

FASE IX. Desde la década de los 70 del siglo XX. Recurso cultural y fuente de conocimiento científico■