Cuaresma. Con Corazón de Carne

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Pliego de la revista Vida Nueva sobre la cuaresma

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  • PLIEGO

    Pit volorep udipsanis quunt dipsam asitatqui inctum velic toreperi accum vitempo sanimil

    ipsum qui voluptis

    At il mAgnAm fugA. PA veliA volestem

    mAgnAmFIRMACargo

    2.xxx. x-x de mes de 2010PLIEGO

    Con CoRAZn De CARneCuaresma 2015

    SANTOS URASSacerdote y escritor

    2.929. 14-20 de febrero de 2014

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    Declogo para el camino

    ojos brotan unas lgrimas saladas y transparentes, que intenta tapar con unas manos encallecidas por el trabajo. En el aire flota el abrazo de Dios, y yo solo la acompao con algunas palabras de acogida y de reconocimiento. Muchas veces, no son necesarias las frases hechas o

    los discursos morales; el silencio es suficiente. Y callando, amaina la tormenta y se escucha la paz.

    Me pregunta un amigo: Dios es justo? Porque tiene un compaero que reniega constantemente: si Dios fuera justo, castigara a los que hacen el mal y dara buena vida a los que hacen el bien. Una justicia de dar a cada uno lo suyo (ms veterotestamentaria), de balanzas y de sentencias, no parece que tenga que ver del todo con el Dios de Jesucristo. Parece que la justicia que aplica Jess tiene ms que ver con Lc 7, 36-50: Ves a esta mujer? Cuando yo entr en tu casa, no me ofreciste agua para los pies; ella, por el contrario, los ha regado con sus lgrimas y me los ha secado con sus cabellos. T no me besaste al llegar; en cambio, ella, desde que entr, no ha dejado de cubrirme los pies con sus besos. Y t no me echaste aceite en la cabeza; ella, en cambio, me ha derramado perfume en los pies. Por eso te digo que se le han perdonado sus pecados, sus numerosos pecados, por el mucho amor demostrado. En cambio, a quien se le perdona poco demuestra poco amor.

    1. UN DIOS INJUSTOUna mujer busca por la sacrista alguien con quien poder charlar un rato: Por favor, un cura?. Lleva las marcas del dolor en su rostro. Nos sentamos en un banco del templo. Hace mucho tiempo que no se atreva a acercarse por la Iglesia. Una mezcla de vergenza, miedo Pero hoy, confiesa, algo la ha movido a dar el paso. Su vida es un desastre: maltratada por su padre, ella repiti esos golpes con su descendencia, y tambin con la ajena. Cuida unos nios y, a veces, los ha golpeado con la rabia que muerde su corazn. Ha tenido necesidad, mucha necesidad. Pasando por encima de sus principios y de sus sentimientos, lleg a prostituirse por dinero, y esas seales no se ven pero son ms hirientes, las que dejan ms cicatrices. Susurra entre gemidos que no puede ms, que siente que Dios se ha ido alejando de su vida, y que ella ha dejado de confiar en los dems y en s misma. De sus

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    el camino hacia la Pascua es un camino para identificar al Dios verdadero en nuestra vida. no son solo la desconfianza y el escepticismo los que debilitan nuestra fe, tambin hacernos imgenes de la divinidad que poco o nada tienen que ver con el evangelio y que, con frecuencia, resultan ms fciles o accesibles, pero desvirtan el mensaje renovador, ilusionante, transformador que nos dej Jess. vamos a intentar recorrer en diez puntos, y de la mano de diez pequeos testimonios, un camino de purificacin y de vida. Aquello que significa la Cuaresma: tiempo de cambio, de iluminacin interior, de conversin profunda que arranca el da 18, mircoles de Ceniza. Dejar que Dios saque nuestros cansancios, nuestros endurecimientos, la parte de piedra que tenga nuestro corazn, para hacer reverdecer ese corazn de carne: sensible, atento, compasivo. ojal que estas lneas nos ayuden a ello.

  • Posiblemente, es un lenguaje que nos suena novedoso, hasta cierto punto incomprensible, el que Jess utiliza en el trato con el prjimo. Es el lenguaje no de la justicia entendida como normalmente la comprendemos, sino el lenguaje de la compasin, de la bondad, de la misericordia. En este sentido, podramos decir que Dios es injusto, no responde a nuestras medidas, a nuestros baremos. Cmo si no explicar muchos de los encuentros de Jess? Con la Samaritana, con Zaqueo, con Dimas O parbolas como Mt 20, 1-16, donde los jornaleros que salieron a primera hora cobran exactamente lo mismo que esos otros que apenas trabajaron al final del da. Me deca una mujer de la parroquia: Ese texto me cuesta mucho. Lgico, Dios acta injustamente, movido por otra referencia que es la bondad: O vas a tener t envidia porque yo soy bueno?.

    Encajar esta nueva mirada del Dios cuya justicia es la justificacin rompe moldes y nos acerca al corazn de Jesucristo.

    2. UN DIOS DE LA TERNURAJuan vino al grupo invitado por un amigo. Como luego deca: No saba qu me iba a encontrar. El alcohol y la enfermedad han acompaado sus ltimos aos, a pesar de su juventud. La terapia y la medicacin le han ayudado a superar miedos y a recobrar bastante movilidad. En la oracin sencilla, donde los cantos

    y el silencio se acompasan con los ritmos del espritu, ha encontrado una fuente de vida y de aceptacin que le ha devuelto la sonrisa.Lo que ms me ha llamado la atencin es no sentirme juzgado, me deca tomando un caf; ha sido como sentir el abrazo de Dios a travs de la gente.

    Todos repetimos en este tiempo de Cuaresma con Oseas y con Mateo: Misericordia quiero y no sacrificios. Jess representa la expresin ms profunda de la ternura de Dios. No tenemos que ganarnos el favor de Dios con ofrendas, largas colas a las puertas de las iglesias, intercambios de favores. Dios ya est a nuestro favor. Su mirada cariosa se ha posado en nuestra mirada para que podamos sentirnos queridos, amados por l. La gratuidad de su cario es la que provoca en nosotros un movimiento de respuesta. La que nos lleva no a ofrecer cosas, si no a ofrecernos a nosotros mismos en el altar de la vida.

    Es la propuesta de Is 58, 6-8, para romper con las ataduras que nos impiden crecer, que acortan nuestra visin de las cosas y tambin de nuestra fe: El ayuno que yo quiero es este: que abras las prisiones injustas, que desates las correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las tiranas, que compartas tu pan con el hambriento, que albergues a los pobres sin techo, que proporciones vestido al desnudo y que no te desentiendas de tus semejantes. Entonces brillar tu luz como la aurora.

    Una bella propuesta para este tiempo: visualizar la ternura de Dios para con nosotros, para con su Iglesia, para con la humanidad.

    3. UN DIOS COTIDIANOMe encanta verlas todas las tardes en torno a la mesa del Seor. Son como la expresin ms difana de aquel grupo de seguidoras que da a da, llueva o haga calor, te duela la pierna o andes ligero, acuden al encuentro sencillo, amable, con aquel que es su amigo del alma. Rezan el rosario, piden, se comunican, leen la Palabra, y los das en que tenemos algo especial que festejar tomamos un refresco o un caf con churros como ofrenda agradable y agradecida. A todos nos gusta ver las iglesias llenas: las comuniones, los eventos de masas, los encuentros ms participados. Nada tengo en contra de ellos. Pero no nos confundamos. Al igual que hizo el Seor, la Iglesia se construye sobre pilares como estas mujeres sencillas, constantes. O de otras muchas personas del da a da. Aquellos con los que Jess se detena, a los que diriga su palabra y su atencin y que tambin merecen nuestro ms sentido homenaje.

    Por supuesto que Jess, en su vida pblica, fue tomando cierto prestigio y la gente le buscaba, le segua, se

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    Hijo nico del Padre, lleno de gracia y de verdad (Jn 1, 14). Dios comparte nuestra condicin humilde para llegar a entraarnos, para hacerse uno de nosotros, para que su voz sea nuestra voz. Como escuch en una ocasin a un maestro espiritual: Siempre es ms fcil la comunicacin desde abajo.

    Por eso, este tiempo de renovacin y de vida que supone la Cuaresma puede ayudarnos para ver no solo si estamos creciendo en el camino de la fe, sino tambin si somos capaces de ponernos en el lugar de los otros, de sentir con nuestros prjimos para poder comunicar el tesoro de nuestra experiencia de amor. Estn nuestro lenguaje y nuestras formas en consonancia con aquellos que nos escuchan; con los

    Si por algo se caracteriza el mensaje de la revelacin de la fe, es por un Dios que se comunica. Desde la Creacin, en las aguas, en los seres vivientes, en las plantas, en los atardeceres, en la inmensidad de la noche estrellada, en la fuerza de los mares, en la paz de las montaas. El lenguaje del Gnesis va deletreando su inmensidad: Vio que todo era muy bueno (Gn 1, 31). Esa relacin va tomando forma de narracin, de profeca; rostros y relatos que nos hablan del porqu de las cosas, de esa trascendencia que nos hace mirar y ver con ojos nuevos.

    Y con Cristo ese dilogo llega a su punto culminante: La Palabra se hizo carne y habit entre nosotros; y hemos visto su gloria, la gloria propia del

    reunan en torno a aquel que curaba, que deca cosas atrayentes, que daba de comer a muchos con solo cinco panes y dos peces (Mc 6, 30-43). Y el corazn del Seor se conmova. Invitaba a los discpulos a hacerse prjimos, a no permanecer indiferentes ante las necesidades de toda aquella multitud.

    Pero la referencia esencial de todo relato evanglico es la referencia a la fe. Una fe que se derrama en personas concretas, en una mirada, en un gesto, en una pregunta, en un silencio. Una fe que forma parte del pan de cada da, de la oracin constante, de la confianza en que todo es posible para el que cree (Mc 9, 23). Esa perseverancia, esa paciencia ejercida en la cotidianidad tienen una fuerza para atraer el Reino. Valorar lo sencillo, lo humilde, lo simple, lo que no viene envuelto con trompetas y fuegos artificiales. Como dice el padrenuestro, lo de cada da hace de la fe algo consustancial a nuestro ser: como respirar, como comer, como levantarse y acostarse, como perdonar, como amar.

    No podemos olvidar, en este sentido, el final de la parbola del sembrador: La semilla que cay en tierra buena se refiere a los que, despus de escuchar el mensaje con corazn noble y generoso, lo retienen y dan fruto por su constancia (Lc 8, 15).

    Podramos decir que buscamos esa fe que se nos pega a la piel, que por humilde es como el sudor de nuestro trabajo cotidiano.

    4. UN DIOS QUE SE HACE ENTENDERSe dice del papa Francisco que una de las cosas que ms valora la gente es que se le entiende. Palabras sencillas, palabras directas. Un lenguaje claro y que, por ello, tiene una eficacia pastoral importante. La razn es fcil de adivinar: para poder opinar, para poder interesarnos, primero tenemos que enterarnos. Un lenguaje que nos invita, no solo desde el Papa sino desde nuestra propia realidad, a preguntarnos: se nos comprende? Hemos adecuado nuestras formas, nuestros smbolos, nuestra riqueza de mensaje, para poder dialogar con nuestro mundo?

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    que compartimos camino, con los que estudiamos, trabajamos, con nuestras vecinas y compaeros? Y cuando hago referencia al lenguaje, no me refiero solo aunque tambin a las palabras. Me refiero a los smbolos, a los gestos, a las actitudes, hasta a los silencios.

    Ser palabra, hacernos entender y cmo no entender tambin a los otros es parte esencial de nuestro credo. No es solo una estrategia. El Dios de Jesucristo es comunicacin y dilogo. Dialoguemos, comuniqumonos y nuestra fe tendr los nutrientes que la hagan dbil o fuerte, segn convenga al mensaje del amor que nos ha sido regalado.

    5. UN DIOS DEL ABANDONO Y DE LA POBREZAFran tiene en la mirada y en los andares algo de locura y mucho de brillo. Viene con frecuencia a la Iglesia y se sienta en un ladito del templo a rezar: lo mismo se devora un rosario, que se llena del silencio hmedo de la piedra. Siente la presencia de Dios como el manto que le sostiene y que le arropa. Sus ingresos son muy pequeos, una pensin que apenas le da para un techo y los gastos ms elementales. No necesitamos nada, verdad? Si Dios camina a nuestro lado. Pero sin l. Todava se permite ayudar a compaeros o a gente con la que se encuentra. Y les da lo que tiene: un calendario, un caf, un abrazo, un saludo, un calefactor. Lo necesitaba ms que yo, me ha dicho en ms de una ocasin.No le ha venido mal el nombre a mi buen amigo: algo de san Francisco se le ha pegado, y tambin esa pasin de leer a los santos y las santas.

    Donde est tu tesoro, est tu corazn. Lc 12, 34 es el final de todo un discurso que adquiere plena vigencia en este tiempo. Un mundo en progreso, pero tambin un mundo muy materializado. Por eso, en la Cuaresma nos acerca al sentimiento del desprendimiento, del compartir generoso, del dominio del consumo para

    vivir en una mayor libertad, para no necesitar tantas cosas, saciando nuestra sed en las fuentes del agua viva y no en los centros comerciales. Eso es lo que se nos propone cada ciclo al hablar de ayuno, de limosna, de oracin: Vuestro Padre ha querido daros el Reino. Vended vuestras posesiones y dad limosna. Acumulad aquello que no pierde valor, tesoros inagotables en el cielo, donde ni el ladrn se acerca ni la polilla roe (Lc 12, 32-33).

    Esta comprensin trascendente de la vida nos permite mirar la realidad, las cosas, las personas con los ojos de Dios. Sabemos que no es fcil en un mundo cuyos mecanismos y referencias vienen de la mano de la economa, que han sacralizado un lenguaje y una forma de actuar. Pero este tiempo de gracia puede hacernos mirar el corazn y ver qu tesoros alimentan sus latidos. Se trata de ser ms libres. No es la pobreza del que carece de forma resignada de lo ms necesario, es la pobreza del que necesita poco y lo poco que necesita lo comparte. Seguro que a todos nos viene a la cabeza ese hermoso relato de Mt 6, 25-34: No andis preocupados pensando qu vais a comer o a beber para sustentaros, o con qu vestido vais a cubrir vuestro cuerpo. No vale ms la vida que el alimento y el cuerpo que el vestido? Fijaos en las aves del cielo; ni siembran ni siegan ni recogen en graneros, y sin embargo vuestro Padre celestial las alimenta. No valis vosotros mucho ms que

    ellas? Quin de vosotros, por ms que se preocupe, puede aadir una sola hora a su vida? Y del vestido, por qu os preocupis? Fijaos como crecen los lirios del campo; no se afanan ni hilan; y sin embargo, os digo que ni Salomn en todo su esplendor se visti como uno de ellos.

    Como el propio nombre indica, la fe cristiana no es solo un conjunto de dogmas, de preceptos, de prcticas; es, ante todo, confianza en Cristo. En que su palabra se recrea cada vez que la ponemos en prctica y la hacemos nuestra.

    Dnde est nuestro corazn? Dnde est nuestro tesoro?

    6. UN DIOS DEL ENCUENTRONos conocimos en una mesa intercultural convocada por los mediadores del barrio. Desde el primer momento hubo empata entre nosotros. Me result sorprendente enterarme de que Abdul es el presidente de la mezquita que hay en mi misma calle. Hasta entonces no nos habamos saludado, posiblemente ni habamos reparado el uno en el otro. Ese encuentro llev a otros: un caf despus de comer, una felicitacin por Navidad, otra por el fin del Ramadn. Luego me invit a comer a su casa. Ms

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    Quin no quiere la paz? Quin preferira vivir en un conflicto abierto y permanente? Por eso cuando hablamos de paz no hablamos de un deseo utpico o de una palabra con la que se nos llene la boca. Cuando en este tiempo de Cuaresma decimos preparar nuestros corazones para celebrar la Pascua, nos referimos a aquello que nos deca el profeta Isaas: De las espadas se forjarn arados, de las lanzas podaderas (Is 2, 4). Pero eso conlleva una forma que en el propio Isaas (42-53) toma el carcter del Siervo de Dios. Un nuevo estilo para instaurar el Reino, no por las armas o por la fuerza, sino tratando con mansedumbre y suavidad a lo dbil y vacilante (Is 42, 2.4). Con firmeza en los principios, pero dispuesto a soportar el castigo que nos trae la paz (Is 53, 5.7).

    En Cristo esto se lleva hasta el extremo. l asume una forma de mesianismo desde la cruz: Padre, perdnalos porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34). Desde el amor a los enemigos: Habis odo que se dijo: amars a tu prjimo y odiars a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen (Mt 5, 43-44). Con el trasfondo siempre de las bienaventuranzas: mansedumbre, hambre y sed de justicia, trabajo por la paz, cuando os persigan y os injurien (Mt 5, 1-12).

    de sin techo, de polica, de enferma, de conductor de autobs Son tantas las oportunidades como las personas con las que compartimos el da a da.

    7. UN DIOS DE LA PAZ Y DE LA MANSEDUMBREEl otro da celebrbamos una pequea fiesta. Gente diversa, llena de matices, como la vida misma. Formas, colores, culturas, historias que llenan de msica y de belleza los rincones con frecuencia ms lgubres, esas otras versiones del ser humano que a veces vienen sin subttulos y nos gustara olvidar. En el compartir parece que todo se sumerge con rayos de luz y brilla de otra manera.No s muy bien en qu momento, y casi sin darme cuenta, en un corrillo se pas de la celebracin al insulto vehemente. Puede que buscando una catarsis, pero de repente sent que el espritu se escapaba por las rendijas y una extraa desazn me invadi por completo. Pensaba en aquel Jess tan temperamental yendo por el camino del Calvario. No es sencillo creer que ese es el camino ms proftico: humildad, despojo, abajamiento, mansedumbre Un amor hasta el extremo, ciertamente difcil de asumir.

    tranquilos, entre cuscs, dulces y almohadones, pudimos hablar de nuestra fe, de nuestros gustos y disgustos, de nuestras familias, de nuestros recuerdos.Cuando nos encontramos por la calle, siempre sabe a alegra: un abrazo, un par de besos, las nuevas del trabajo, la enfermedad de su mujer, las noticias de sus hijos, las novedades de la salud de mi madre. Dios nos une. Seguramente, hay diferencias importantes cuando nos arrodillamos a adorar o a agradecer, pero ambos sabemos que la verdad se busca desde el dilogo, desde el respeto, desde el cario que nace del conocimiento mutuo. Un Dios como el de Jesucristo, que construy su Evangelio jalonado de nombres propios, de encuentros, me hace sentir que este es el camino, su camino, el que nos lleva ms que a juzgar o a temer, a aproximar y a agradecer. A confiar.

    Sin duda, se podra hacer toda una teologa del encuentro. Un Dios que se quiere encontrar con el ser humano. Un ser humano que cuando es capaz de encontrarse, de salir de s mismo, se encuentra con Dios. Son tantos los relatos bblicos, espirituales, de la sabidura ms profunda a lo largo de la historia que abordan esta realidad! Seguro que tambin cada uno de nosotros podemos hablar de situaciones y momentos en que un dilogo con alguien o una vivencia compartida han supuesto un aporte personal inigualable. Los evangelios estn adornados de muchas escenas como estas: con los discpulos, con Pedro, con Mara, con la Samaritana, con la Hemorroisa, con el centurin, con Bartimeo, con Zaqueo La huella de Dios presente en la humanidad toma rostros concretos, nombres propios, algo tan caracterstico de la accin del Espritu. Por eso estos retratos personales donde Jess se detiene, dialoga, escucha, son el pan cotidiano con el que se alimenta nuestra fe.

    En la preparacin de la Pascua sera interesante no olvidar esas tiendas del encuentro donde podemos conectarnos con el Dios que pasa por nuestro lado en forma de vecina, de tendero, de familiar,

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    Como casi siempre, es una cuestin de fe: nos creemos realmente que el mtodo es la humildad, la fragilidad, la mansedumbre, la paz, el no odiar, el denunciar y anunciar desde estas claves? O, en el fondo, queremos buscar atajos y empleamos los recursos de la fuerza, de la respuesta instintiva, de la justificacin lgica?

    Nos preparamos en estos das para contemplar la pasin de Cristo. Jess nos dijo tanto, y no siempre con palabras! Tal vez es un buen momento para contemplar.

    8. UN DIOS DE LO PEQUEO Y DE LOS PEQUEOSSe asoma por la puerta de la sacrista y me busca con sus ojillos vivos. Una vez que me localiza rezando en el templo, fija su mirada sobre m y saluda con la mano efusivamente. As es l. Goza de la sencillez y de la espontaneidad que dinamita todo formalismo. Despliega las alas y deja volar el Espritu como los rayos de luz, inasibles, voltiles. Tiene 33 aos, pero una apariencia de unos 20.Cada tarde, como un reloj, viene a la iglesia con su mochila. Si estoy ocupado, espera sentado o

    va preparando las cosas para la misa. Ser monaguillo jefe no es cualquier cosa, y asume sus tareas con empeo y con ternura. En ocasiones, se refugia tras la puerta o tras el mueble improvisando un escondite: porque la vida es juego y los juegos sueos son. Cuando me ve triste o finjo mi tristeza con un llanto, acerca su cabeza a mi hombro y se abraza como un nio.No sabe de economas, ni de polticas, ni de grandes discusiones o programaciones; bueno s, tiene su agenda, donde anota las reuniones del grupo, los horarios de las misas y sus talleres. Pero tiene muy claras las cosas del querer: por la calle todos le saludan y l camina con paso firme; sonrisa aqu, sonrisa all. Y sabe que Dios es Dios. Hace simple lo sagrado y lo sagrado simple. Cada da aprendo de l. Leo en sus gestos como en un diccionario y estoy convencido de que es capaz de ver cosas que los dems no vemos.Algo chirra dentro de m cuando se refieren a l como a un deficiente. Sndrome de Down s, pero deficiente? Salgan a la calle, miren y comparen. Yo me quedo con nuestro Tito: monaguillo jefe,

    hermano, amigo, sin ambiciones ni dobleces, alma clarividente y corazn desnudo.

    Una vez, Jess, cuando los discpulos andaban enredados en ver quin era el ms importante, tom un nio, lo puso en medio y dijo: El que reciba en mi nombre a un nio como este, me recibe a m (Mc 9, 35-37). Los nios, los leprosos, las pecadoras, los recaudadores de impuestos, los centuriones, Jess no mira el currculum, mira el corazn pequeo. El que se estremece, el que no est henchido por la soberbia y lleno de s mismo.

    A veces puede engaarnos la apariencia, el lujo, el poder, lo grandilocuente. Pero Cristo nos hablaba del Reino como de una semilla de mostaza, o como la levadura que en pequeas cantidades fermenta la masa (Lc 13, 18-21). Es ese granito aparentemente insignificante el que crece hasta alcanzarnos el horizonte de la salvacin. Qu belleza que Dios se haga nio, pequea semilla, ciego del camino, rico insatisfecho! Qu belleza que, siendo Dios, se haga pequeo por amor!

    Los discpulos pugnando por hacerse grandes, por ver quin es el primero, por llevarse el ranking, aunque sea de la santidad; y Jess suspirando desde lo oculto, mirndoles con el cario que les devuelva el corazn de nio.

    Un Dios que todo lo puede en, por, desde y para lo pequeo.

    Recordmoslo estos viernes cuando hagamos el Va Crucis.

    9. UN DIOS DE LA VIDASonia, como los buenos perfumes, es un torbellino en frasco pequeo. Siempre deambulando de ac para all, jugando al borde del precipicio, soando sueos imposibles y pegada al cemento de las aceras. Ha estado en varias ocasiones asomndose a la muerte: drogas, peleas, fro Sabe lo que es jugar fuerte, quizs porque an tiene rasgos de nia, cuerpo de nia, mirada de nia, con sus 30 aos.

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    La lluvia, como tantas cosas en la vida, como lo esencial, sigue siendo un regalo, un don. Intentaremos y conseguiremos parcialmente manejar la meteorologa, pero, como el humo, se nos escapar repetidamente de nuestras pretenciosas manos.Thomas Merton, en un fantstico libro Incursiones en lo Indecible, lo expresaba con una gran belleza y una delicada mstica: Claro que la fiesta de la lluvia no puede ser detenida, ni aun en la ciudad. La mujer de la tienda sale corriendo por la acera con un peridico sobre la cabeza. Las calles, lavadas de repente, se ponen transparentes y vivas, y el ruido del trfico se vuelve un salpicar de fuentes. Uno creera que el hombre urbano bajo un aguacero tendra que darse cuenta de la naturaleza en su humedad y su frescura, su bautismo y su renuevo.Llego a casa por la noche y ha comenzado a llover. El agua golpea con su repique en los tejados. Serpentea, corre, empapa y seduce al cemento con sus brillos de colores. Miro al cielo sin estrellas y me inundo de lgrimas sin sal. Permanezco un rato as, dejndome baar por el agua viva, lmpida, serenaLa fiesta de la lluvia no puede ser detenida: salta de un lado para otro, se derrama, se desborda; una medida remecida, rebosante, donde sumergirnos y danzar, danzar, danzar, para nacer de nuevo.

    Convertirnos. Nacer de nuevo. Tiempo de Cuaresma. Tiempo para conocernos mejor y conocer mejor al Seor. Pero tiempo particularmente para dejarnos sorprender por Dios. En las celebraciones de estos das hay mucho de repeticin, de ciclo, de tradicin. Algo que nos ayuda a vivir en el tiempo del Espritu. Pero los hbitos tambin pueden convertirse en costumbre o en rutina y dejarnos impasibles.

    Dejemos que la fiesta de la lluvia no se detenga, que empape nuestras vidas y nuestros corazones, que nuestra capacidad de asombro recobre la mirada del nio. Y dancemos al ritmo de la msica de Dios.

    ejerciendo su influjo. A veces pareciera que es el rostro resplandeciente de Dios, o su tristeza creciente o su sonrisa decreciente.

    El Dios de Jesucristo es el Dios de la vida. Pas haciendo el bien, curando, resucitando (Mc 5, 21ss), dando de comer al hambriento (Mc 8, 1ss), es decir, recobrando todo lo que hace que una persona se pueda experimentar como viva, tanto a nivel material como en su fuero interno. Tantas personas sintieron a travs de Jess su vala personal, su sentido, el camino a seguir, el horizonte de su ser!

    Y la Cuaresma es un tiempo especialmente propicio para hacer nuestro el mensaje pascual: si nos hemos puesto en camino, es porque nuestra fe nos anuncia la resurreccin, una vida que ya no pasa, donde encajan los dolores, los sufrimientos que por amor vamos dejando en el viaje. Como nos recuerda Mc 12, 27 hablando con aquellos que dudan de la resurreccin, que viven anclados en sus limitaciones y en sus propios criterios, nuestro Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos.

    Agarrados a la vida. Como en la foto de mi amiga Sonia se agarra ese nio con su manita a los dedos de su madre. Volando como una cometa que se eleva hacia lo alto con el viento del Espritu.

    10. UN DIOS SORPRENDENTEDicen que, recientemente, hemos vivido una de las sequas ms grandes desde hace cuarenta aos. El anticicln hace barrera y no deja entrar a las borrascas para que den un respiro a los campos, a las cosechas, a los pastos, al ganado, al aire saturado de monxidos y contaminacin. Ya se comentaban prdidas millonarias en la fruta, en la verdura Las granjas tampoco pueden sostener gastos tan elevados de piensos. Los embalses empiezan a verse en mnimos y se vuelve a hablar del fantasma de las restricciones de consumo. Una vez ms, la naturaleza, caprichosa e impredecible, vuelve a colocarnos en el lugar de la humildad.

    Estos das pasados me mandaba una foto con su nio de un aito: claroscuros del querer con un abrazo colmado de ternura. Me deca: Nunca he sido tan feliz. Nunca he estado ms tranquila. Parece mentira que esta pequea vida me haya devuelto a m la vida.

    La vida es un regalo. Aunque se intente, nunca se podr comprar o vender, fabricar o comerciar con todo aquello que tiene que ver con lo ms profundo de la vida. Sentimientos, emociones, idas y venidas, bsquedas, silencios, sueos, traumas, plenitudes. Como la marea van y vienen, suben o bajan; y la luna, que contempl a Jess en el huerto de los Olivos y que llor sobre el mstil del Crucificado, sigue

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