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Anuario de Psicología Jurídica Vol. 20, 2010 - Págs. 93-104 Copyright 2010 by the Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid ISSN: 1133-0740 - DOI: 10.5093/jr2010v20a9 Criterios Éticos para Psicólogos Jurídicos Ethical Dilemmas for Legal Psychologists Javier Urra Portillo Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de Menores de Madrid Resumen. La ciencia psicológica ha conocido un inusitado desarrollo profesional que con- cita la demanda de la sociedad en unos profesionales que demuestran por su bagaje teórico y resultados prácticos un alto nivel de formación y una positiva respuesta a las distintas soli- citudes. Este calificable como éxito conlleva como en todo crecimiento algunos problemas de acomodación, pues son muchos los ámbitos donde se desempeña el psicólogo y algunos de ellos francamente conflictivos. Añádase que cada vez son más los colegiados profesio- nales y concluiremos en que en una sociedad donde el cliente cada vez conoce más sus dere- chos puede existir el riesgo de más denuncias por mala praxis de los profesionales. Por ello, resulta de gran interés saber cómo se desempeñan los profesionales en su práctica diaria y, específicamente, qué temas o situaciones les generan dilemas y, ante ellos, qué respuestas dan. Palabras clave: dilemas, ética, código deontológico, psicología jurídica. Abstract. The psychological science has improved an unusual professional development that incites the request of the society to a few professionals who demonstrate, by their the- oretical baggage and practical results, a high training level and a positive response to the dif- ferent demands. This success implies some problems of accomodation, because the areas where the psychologist evolves are many and some of them are very difficult. In addition, every time there are more members in professional colleges. In a society where the client knows his rights, there can exist the risks of more malpractice complaints. It is very inter- esting to know how the professionals confront their job in the daily practice and specifical- ly what topics will generate dilemmas and what answers to give them. Key words: dilemmas, ethics, code of ethics, legal psychology. La ciencia psicológica ha conocido un inusitado desarrollo profesional que concita la demanda de la sociedad en unos profesionales que demuestran por su bagaje teórico y resultados prácticos un alto nivel de formación y una positiva respuesta a las distintas solicitudes. Este calificable como éxito conlleva como en todo crecimiento algunos problemas de acomodación, pues son muchos los ámbitos donde se desempeña el psicólogo y algunos de ellos fran- camente conflictivos. Añádase que cada vez son más los colegiados profesionales y concluiremos en que en una sociedad donde el cliente cada vez conoce más sus derechos puede existir el riesgo de más denuncias por mala praxis de los profesionales. Por ello, resulta de gran interés saber cómo se desempe- ñan los profesionales en su práctica diaria y, especí- ficamente, qué temas o situaciones les generan dile- mas y, ante ellos, qué respuestas dan. El punto de partida para analizar cuáles son los dilemas éticos de los psicólogos es una preocupante aseveración de Del Río, Borda y Torres, que en 2003 manifestaron que “la información sobre la compla- cencia respecto a las normas éticas y/o deontológi- cas de los psicólogos profesionales españoles es inexistente”. La correspondencia sobre esta artículo deberá enviarse al autor al E- mail: [email protected]

Criterios Éticos para Psicólogos Jurídicos Ethical ... · como el papel del psicólogo forense, la actuación ... escrito y conlleva aceptación y juramento. El psicó-logo será

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Anuario de Psicología JurídicaVol. 20, 2010 - Págs. 93-104

Copyright 2010 by the Colegio Oficial de Psicólogos de MadridISSN: 1133-0740 - DOI: 10.5093/jr2010v20a9

Criterios Éticos para Psicólogos JurídicosEthical Dilemmas for Legal Psychologists

Javier Urra PortilloFiscalía del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de Menores de Madrid

Resumen. La ciencia psicológica ha conocido un inusitado desarrollo profesional que con-cita la demanda de la sociedad en unos profesionales que demuestran por su bagaje teóricoy resultados prácticos un alto nivel de formación y una positiva respuesta a las distintas soli-citudes. Este calificable como éxito conlleva como en todo crecimiento algunos problemasde acomodación, pues son muchos los ámbitos donde se desempeña el psicólogo y algunosde ellos francamente conflictivos. Añádase que cada vez son más los colegiados profesio-nales y concluiremos en que en una sociedad donde el cliente cada vez conoce más sus dere-chos puede existir el riesgo de más denuncias por mala praxis de los profesionales. Por ello,resulta de gran interés saber cómo se desempeñan los profesionales en su práctica diaria y,específicamente, qué temas o situaciones les generan dilemas y, ante ellos, qué respuestasdan.Palabras clave: dilemas, ética, código deontológico, psicología jurídica.

Abstract. The psychological science has improved an unusual professional developmentthat incites the request of the society to a few professionals who demonstrate, by their the-oretical baggage and practical results, a high training level and a positive response to the dif-ferent demands. This success implies some problems of accomodation, because the areaswhere the psychologist evolves are many and some of them are very difficult. In addition,every time there are more members in professional colleges. In a society where the clientknows his rights, there can exist the risks of more malpractice complaints. It is very inter-esting to know how the professionals confront their job in the daily practice and specifical-ly what topics will generate dilemmas and what answers to give them.Key words: dilemmas, ethics, code of ethics, legal psychology.

La ciencia psicológica ha conocido un inusitadodesarrollo profesional que concita la demanda de lasociedad en unos profesionales que demuestran porsu bagaje teórico y resultados prácticos un alto nivelde formación y una positiva respuesta a las distintassolicitudes. Este calificable como éxito conllevacomo en todo crecimiento algunos problemas deacomodación, pues son muchos los ámbitos dondese desempeña el psicólogo y algunos de ellos fran-camente conflictivos. Añádase que cada vez son máslos colegiados profesionales y concluiremos en que

en una sociedad donde el cliente cada vez conocemás sus derechos puede existir el riesgo de másdenuncias por mala praxis de los profesionales. Porello, resulta de gran interés saber cómo se desempe-ñan los profesionales en su práctica diaria y, especí-ficamente, qué temas o situaciones les generan dile-mas y, ante ellos, qué respuestas dan.

El punto de partida para analizar cuáles son losdilemas éticos de los psicólogos es una preocupanteaseveración de Del Río, Borda y Torres, que en 2003manifestaron que “la información sobre la compla-cencia respecto a las normas éticas y/o deontológi-cas de los psicólogos profesionales españoles esinexistente”.

La correspondencia sobre esta artículo deberá enviarse al autor al E-mail: [email protected]

Es fundamental conocer la realidad para actuali-zar el vigente Código Deontológico y plantear laformación en Ética Profesional tanto en lasFacultades de Psicología, como ulteriormente en loscursos de reciclaje organizados por el Colegio dePsicólogos.

Para realizar una revisión teórica de este tematenemos que remitirnos fundamentalmente a textosanglosajones, pues en nuestro idioma es un ámbitopoco desarrollado. Es indispensable abordar temascomo el papel del psicólogo forense, la actuacióncomo perito y los procedimientos de familia, que enocasiones siguen suscitando grandes controversiaséticas.

Respecto al psicólogo forense, Urra ha estudiadolargamente la práctica profesional y ética del psicó-logo que trabaja en la Administración de Justicia,sosteniendo que éste tiene la obligación de conoceren profundidad las características, conceptos y ope-raciones del sistema jurídico en el que actúa. En surol profesional está obligado a evitar ofrecer conclu-siones sobre las leyes, su interpretación o el sistemalegal. Asimismo debe ser cauteloso haciendo predic-ciones sobre la conducta antisocial; expresar clara-mente sus recomendaciones o calificaciones, justifi-cando en qué medida están soportadas por el estadoactual de la teoría e investigación psicológica; man-tener su independencia y autonomía profesional; noprestarse a situaciones confusas; informar al sujetoexplorado aunque la solicitud de informe venga rea-lizada por otra persona o institución y no olvidarnunca que el conocimiento de un delito le obliga adenunciarlo. Éste es según Urra el mínimo ético exi-gible a un psicólogo de este área.

Un aspecto ciertamente polémico es el del infor-me de parte, que por supuesto cabe y a lugar. Lo queno resulta ético es el contrainforme basado no en elpropio estudio y sus consecuentes conclusiones sinoen criticar, denostar e invalidar el informe realizadoanteriormente por el profesional que lo ha ejecutado.

La práctica profesional o es ética o es una malpra-xis, que daña no sólo a quien la sufre y a quien laejerce, sino al colectivo que ampara al infractor, porlo que estamos legitimados para perseguirle. Paraser un buen profesional hay que identificarse con elrol institucional, si bien no dejándose instrumentali-zar (convirtiéndose en brazo ejecutor de la justicia o

dando apoyo científico a argumentos parciales delmundo del Derecho). Para alcanzar el aprendizajeéticamente exigible, se ha de posibilitar que losalumnos del último ciclo de la carrera universitariarealicen un verdadero practicum donde ulteriormen-te podrán laborar (en nuestro caso el Foro).

El comportamiento del psicólogo antes, durante ydespués del juicio, ha de ser ético y “estético”, de-sarrollando su capacidad empática y erradicando elposicionamiento ante un Número de Expediente alque “no se le pone cara”, o la actitud de “moverpapel” o la “eficacia aséptica”.

Por el contrario se ha de implicar, ser honesto yfirmar informes tras reflexionar e indagar para darrespuesta a la exigencia de calidad en cuanto a cla-ridad, precisión, rigor y expresión del grado de fia-bilidad, llenando de contenido su labor y siendoasertivo en la defensa de criterios científicos.

Un riesgo inherente a la función es el de “sentirseDios”, irrogándose un poder “en usufructo” que seimparte graciablemente para que un “sujeto” cobreuna invalidez, para que se permita a un padre unrégimen de visitas, o para que el menor sea interna-do en tal Centro y por tanto tiempo. Junto a elloexiste el peligro de manipular desde nuestro saber,desde nuestra ciencia, utilizando ilegítimamente ins-trumentos que son traducidos como palabra de ley,pese a que su fiabilidad y validez sea en ocasionesescasa.

El acto de la ratificación, en ocasiones convertidoen ziskinización, donde se plantea una estrategia dedescrédito del experto, nos responsabiliza de cadaafirmación contenida en el informe, nos impele acuestionarnos los métodos e instrumentos utilizados,interpelándonos sobre el conocimiento de cada casoen particular y nos aleja de los informes “tipo”.Como ha dicho algún autor, para ir a ratificarse,habría que prepararse como si uno fuera a ser inte-rrogado por un abogado inteligente, licenciado enpsicología y que además, gusta de un lenguaje inin-teligible.

Es necesario que el psicólogo se muestre creíbleen la ratificación. Para actuar correctamente en estacircunstancia se precisa cualificación y honestidad,su aprendizaje conlleva role-playing, así como asis-tencia y seguimiento a procesos judiciales comple-tos. La ratificación coadyuva a elevar informes lo

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más objetivos posibles, limitando tanto las inferen-cias como las predicciones conductuales y evitandoplasmar aspectos dudosos y no resueltos, ciñéndo-nos a conclusiones que se justifiquen en base a con-ceptos válidos o datos empíricos sólidos.

Del Río nos señala que, dadas las característicasde la psicología forense, existe riesgo de que loserrores tengan graves repercusiones para las perso-nas implicadas en el proceso y para el mismo profe-sional.

El psicólogo forense se debe a quien le ha contra-tado dentro del ámbito jurídico-legal, pero tambiénsin duda al evaluado. Dicho cliente, aunque no hayaelegido serlo, ha de conocer las obligaciones delprofesional y los puntos donde se puedan producirconflictos de intereses. Fundamental será que sepaque los resultados del examen no son confidencia-les, podrán y de hecho serán conocidos por los ope-radores jurídicos; que la exploración no supone untratamiento y que él no está obligado a responder alas preguntas, si bien y si no lo hace, se reflejará enel dictamen su negativa.

El psicólogo forense en el ámbito penal actúa valo-rando la responsabilidad criminal, la imputabilidaddel procesado, los posibles eximentes, atenuantes,agravantes, también el estrés postraumático de lasvíctimas y otras secuelas. Cuando se incardina en elderecho civil, su ámbito se refiere a los procesos detutela, incapacitación de adultos, internamientos psi-quiátricos involuntarios, protección de menores,adopción, acogimiento, privación de derechos paren-tales de progenitores, atribución de custodia en casode divorcio. Respecto al derecho laboral las secuelaspsíquicas de accidentes, el acoso en el trabajo.

Cabe actuar como perito en cuanto a su calidad deexperto y a demanda de las instancias judicialescomo señala Ávila, pero también como auxiliar einclusive como asesor, lo que conlleva participar enel antes, durante y después del acto que se celebra enel Foro.

Como experto, aparte de conocer el ámbito psico-lógico, el psicólogo habrá de manejarse con losrequisitos que son propios al ámbito jurídico. Selimitará a prestar sus servicios en aquellos aspectosen los que esté realmente especializado y ha de com-prender los derechos civiles de las partes en los pro-cesos legales en los que participe.

El desarrollo profesional como perito puede venirdemandado por el juez, el fiscal, los abogados y rea-lizarse de parte o adscrito a las plantillas delMinisterio de Justicia o comunidades autónomas einclusive de Interior bien por pertenecer a los equi-pos de la Clínica Médico-Forense, de los Juzgadosde Menores, de los Juzgados de Familia, deInstituciones Penitenciarias. La solicitud se hace porescrito y conlleva aceptación y juramento. El psicó-logo será citado en forma indicándose día, hora ylugar.

Dadas las características del ámbito forense, sehan desarrollado documentos específicos para el tra-bajo del psicólogo como perito. Entre ellos es espa-cialmente relevante The European psychologist inforensic work and as expert witness. Recommen-dations for an ethical practice, elaborado por laEFPA.

Una cosa es que el psicólogo forense haya de con-testar a las preguntas formuladas por el juez y otrabien distinta que ha de mantener la confidencialidadcon respecto a cualquier información que no influyadirectamente en los propósitos legales de la evalua-ción. El psicólogo ha de ser consciente de que suinforme va a pasar por muchas manos, por lo quesólo reflejará aquellos datos relevantes para los pro-pósitos de la intervención. Pruebas, cuestionarios ytests deben ser guardados garantizando la seguridad,restringiendo el acceso a los mismos a aquellas per-sonas que por sus características tengan un interésprofesional legítimo.

El consentimiento informado ha de prevalecer entodo caso y consignarse la aceptación por parte dequien es explorado y de las terceras personas que elpsicólogo entienda como necesarias, si el consenti-miento no es dado podrá ser suplido por una ordenjudicial. Si pese a todo quien ha de ser explorado seniega, el profesional informará al juez.

La mala praxis conlleva consecuencias negativasno sólo para el encausado sino también para el psi-cólogo y para la colectividad psicológica. Para elpsicólogo reviste carácter de delito ya sea porque seconsidere como falso testimonio o como existenciade ignorancia inexcusable. En cuanto a la colectivi-dad psicológica, como consecuencia de la mala pra-xis se produce una desconfianza en la concienciasocial en el ámbito del derecho, etc.

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La mayor corrupción de un psicólogo forense seda cuando el perito vende corruptamente sus dictá-menes, basándose en lo que el abogado desea quedigan y no en la verdad. Un potencial factor de par-cialidad se adivina cuando el perito condiciona sushonorarios al resultado del juicio.

El perito ha de luchar siempre por su independen-cia, ahuyentará cualquier presión, buscará adhesióna la honestidad, peleará por la minuciosidad y laobjetividad.

La experiencia en los comités de ética nosdemuestra que los informes de parte en conflictosmatrimoniales son los que conllevan un mayor ries-go de malpraxis. El objetivo del psicólogo ha de sersiempre el mejor interés del niño. Es fácil dejarseinfluenciar, ser poroso a los comentarios perdiendola necesaria objetividad e imparcialidad de la eva-luación, sesgando la información competente tannecesaria para los tribunales.

En los procesos de separación no se puede actuarcon ingenuidad o realizar informes sin las debidasgarantías éticas o científicas, pues obviamente cadaabogado va a buscar utilizar el contenido bien paraaplaudirlo en beneficio de su cliente o bien paradenostar al autor de dicho informe si el contenido vaen contra de los intereses de su cliente. Resulta muypreocupante el número de denuncias interpuestascontra psicólogos que trabajan en los Juzgados deFamilia o que realizan peritajes en este ámbito.

Los informes forenses han de explicitar claramen-te quien los realiza, quien los solicita, el motivo porel que se realizan y las técnicas de diagnóstico utili-zadas. El lenguaje ha de ser claro pero sin sacrificarel contenido técnico. Se ha de dar contestación a laspreguntas formuladas aclarando en qué grado cientí-fico están sostenidas. Como dijeron Vázquez yHernández, los informes psicológicos forensesdeben seguir una táctica de máxima observación,media descripción y mínima inferencia. Jamás seseñalarán características psicológicas de alguien queno haya sido explorado, o bien de la relación con suhijo/a cuando la información sólo es proporcionadapor el otro cónyuge (estas malpraxis acontecen concierta asiduidad, unificando incompetencia e impru-dencia).

El psicólogo tendrá prevención respecto a trasmi-tir información de pacientes sin indicarles que va a

ser utilizada para un ámbito distinto del inicial, porejemplo una terapia de familia. También tendrásumo cuidado con la información suministrada porlos niños, dadas las consecuencias que pudiera tenerpara su futuro. Obviamente, no se puede valorar amenores de edad sin el consentimiento de los proge-nitores. Resulta reincidente el que uno de los padresacuda al psicólogo con el niño/a en los días que elrégimen de visitas se lo permite sin informar al otroprogenitor. Sólo la convicción formal de que esnecesario llevar a efecto dicha exploración paramodificar una situación grave que pueda estar afec-tando al normal desarrollo del niño/a puede induciral psicólogo a seguir adelante con esta “anomalíalegal”.

Un verdadero problema se genera cuando se con-funden los papeles de terapeuta y perito entrándoseen una relación dual, pues aún se difumina más lapercepción de quién es el cliente. Que un psicólogoclínico comparezca en un juicio para testificar sobreun cliente suyo resulta al menos profundamente pro-blemático, pues el terapeuta tiene y ha de tener unsesgo al introducir la alianza terapéutica con elpaciente. Esta alianza ejerce una marcada distorsiónsobre la necesaria objetividad del perito.

Resulta necesario discriminar entre obligacioneséticas y legales. De obligado cumplimiento es cono-cer la ley para, por ejemplo, saber las causas derecusación de los peritos, tales como el parentescode consanguinidad o de afinidad dentro del cuartogrado con el querellante o con el reo; el interésdirecto o indirecto en la causa; la amistad íntima oenemistad manifiesta; haber prestado servicioscomo perito al litigante contrario o ser dependienteo socio del mismo; tener participación en sociedad,establecimiento o empresa que sea parte del proce-so.

El perito ha de ser muy cauto y recibir sólo ins-trucciones de la instancia legítima y no de las partesimplicadas en el conflicto. Evitará cualquier tipo derelación dual. Asimismo ha de tener particular cui-dado al participar en medios de comunicación parano vulnerar la regla de confidencialidad. Jamás sehan de exponer los resultados de las evaluaciones.

Un gran referente mundial en la psicoética,França-Tarragó, indica los distintos supuestos quegeneran dudas éticas en el actuar profesional del psi-

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cólogo forense. Serían el referido al diagnóstico psi-cológico, “que el psicólogo plantee sus inferenciasrespecto al pasado o respecto al futuro, como total-mente ciertas y seguras, implicaría una actitudimprudente o temeraria del profesional”; el de notener contacto con el implicado y el de la reseña delas limitaciones de la ciencia psicológica y de susinstrumentos diagnósticos.

En cuanto a los procedimientos de familia, sonmuy interesantes para guiar nuestra práctica profe-sional algunos documentos como el Protocolo delColegio Oficial de Psicólogos de Cataluña para peri-tajes psicológicos en procedimientos de familia,desarrollado por Arch y Jarné. Como este magníficotexto recoge, “el informe pericial psicológico enprocedimientos de familia bebe sus principios éticosy deontológicos en el principio de competencia pro-fesional, el mejor interés del menor y realizar elmenor daño posible. [ ... ] La realidad de una fami-lia es compleja, a fin de que el/la técnico/a puedarealizar su tarea asegurando al máximo la validezde contenido, es necesario medir y observar un grannúmero de factores. Así mismo, no es suficienteexplorar el funcionamiento individual de cadamiembro de la familia, sino que también debenexplorarse las pautas de relación de los miembrosentre sí”.

También es absolutamente recomendable la lectu-ra de la guía de actuación para los psicólogos quetrabajan en casos de separación y custodia elabora-da por la American Psychological Association:Guidelines for Child Custody Evaluations inDivorce Proceedings. Ofrece pautas básicas a seguiren las evaluaciones y emisión de informes de graninterés y utilidad.

En cuanto a los estudios de Psicología que hantratado de conocer cuáles son aquellas situacionesque plantean dudas éticas a los profesionales en supráctica cotidiana, es imprescindible por su repercu-sión citar el de Pope, Tabachnick y Keith-Spiegel,realizado en 1987 con muestra estadounidense. Losparticipantes tenían que valorar 83 conductas quehacían referencia a la evitación de daños, el respeto,el consentimiento informado, la confidencialidad yla competencia entre otros. El cuestionario fue apli-cado a 456 miembros de la División de Psicoterapiade la American Psychological Association. Estos

autores encontraron que 12 de las 83 conductas fue-ron difíciles de valorar éticamente por los partici-pantes.

También es relevante citar la investigación deSullivan, que aplicó el cuestionario de Pope et al a663 miembros de la Sociedad Australiana dePsicología, concluyendo que algunos participantesencontraron difíciles de juzgar desde el punto devista ético las situaciones referentes a las relacionesfinancieras con los clientes.

Urra (2007, tesis doctoral) también ha desarrolla-do una investigación con un cuestionario amplio,actualizado y acorde a las demandas que le son pro-pias a los profesionales en España, con una muestramayor y perteneciente a todas las ramas de laPsicología, pues en las investigaciones precedentesla clínica era muy predominante.

Antes de dar paso a la investigación definitiva,Urra realizó un estudio previo con 42 alumnos de 5ºde Psicología del Cardenal Cisneros (UniversidadComplutense de Madrid), apreciando una demandade la asignatura de ética y deontología. Casi todoslos alumnos participantes habían tenido el CódigoDeontológico en sus manos, pero no llegaba a lamitad los que lo habían leído completamente. Seponía de manifiesto una falta de motivación exteriory de concienciación personal.

En el estudio empírico propiamente dicho, el ins-trumento utilizado por Urra fue un cuestionariocompuesto por 124 dilemas, contestado por 723 psi-cólogos de todo el país. La muestra utilizada resultósignificativa, concretando el margen de error de losdatos globales en ± 4%.

El objetivo fundamental era conocer qué temas osituaciones generaban dilemas a los profesionalespsicólogos e igualmente qué respuestas daban alenfrentarlos. Interesaba saber si ante una mismasituación o hecho, las respuestas eran divergentes,dispares, contradictorias o irreconciliables; y si esasdiferencias se debían al desconocimiento del CódigoDeontológico, a la subjetividad de la interpretacióndel artículo referente, a la inexistencia del mismo oa una redacción equívoca.

El cuestionario fue elaborado con la inestimablecolaboración de reconocidos psicólogos, selecciona-dos según el criterio de ser muy representativos ensu área profesional. El listado de dilemas se realizó

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en base al esquema del Código Deontológico envigor (1987): 13 dilemas hacían referencia aPrincipios Generales. 6 a Competencia Profesional yrelación con otros profesionales. La Intervención,dividida en diferentes áreas se repartía en 14 dilemasde Psicología Clínica y de la Salud. 5 de PsicologíaEducativa. La Psicología Jurídica fue representadapor 9 dilemas. 6 referidos a Psicología del Trabajo,Recursos Humanos y Organizaciones. La Psicologíade la Intervención Social se concretó en 5 dilemas. 4referidos a Psicología del Tráfico y la SeguridadVial. 5 a Psicología y Drogodependencias. LaPsicología Deportiva se reflejó en 4 dilemas y laPsicología Política en otros 4. La investigación ydocencia agruparon 9 dilemas. El mayor número dedilemas se refirieron a la Obtención y Uso de laInformación, exactamente 21. La Publicidad 7 dile-mas. Y los Honorarios y Remuneración 12.Obviamente el cuestionario de dilemas estuvo con-formado por los dilemas antedichos pero aleatoria-mente entremezclados.

De toda esta investigación, se obtuvieron unaserie de apreciaciones acerca de la PsicologíaJurídica en relación a los cuestionamientos éticos ydeontológicos que se hacían los profesionales deesta área, que luego analizaremos detalladamente.

Los objetivos de la investigación se concretabanen los siguientes: constatar qué situaciones genera-ban dilemas en la práctica cotidiana de los psicólo-gos. Apreciar si había coincidencia en las respuestasque daban los colegiados o mucha disparidad antelos mismos dilemas. Ver si la práctica en áreas distin-tas dentro de la Psicología conllevaba respuestas dis-tintas. Verificar si existían distingos entre quienes lle-vaban muchos o pocos años ejerciendo la profesión.Auscultar la formación recibida en Ética por loslicenciados en Psicología. Comprobar si existíanlagunas en el Código Deontológico de 1987, dado elpaso del tiempo. Dilucidar si se precisaba corregiralgo del articulado de dicho Código Deontológico,por tratarse de una redacción que llevara a equívoco.Aportar al Consejo General de Colegios dePsicólogos los datos y conclusiones para, si se esti-maba por su Junta de Gobierno y las comisiones dedeontología, incluir aquello que tuviera relevancia enel nuevo Código Deontológico. Mejorar éticamentela práctica profesional de los psicólogos, en aras de

optimizar el trato recibido por los clientes y evitaciónde problemas y sanciones de los compañeros.

En cuanto a las hipótesis generales, el estudio semarcó las siguientes:

1. Hay muchas particularidades que no siendoaceptadas por el Código, sí son admitidas porlos colegiados (por ejemplo, que un profesorindique a los alumnos que deben adquirir unlibro que dicho profesor ha publicado).

2. Quienes han terminado la carrera más recien-temente estarán mejor formados en ética ydeontología.

3. Quienes se han encontrado con un dilema,serán más comprensivos con las dudas y acep-tación de las dudas y dificultades de quien seencuentre en esa situación.

4. Pese a la defensa individual de la intimidad entemas tan personales y complejos, unido a queun listado cuya contestación exige cuarentaminutos de atención, la respuesta resultaríasignificativa y superior a las más amplia alcan-zada por lo que conocemos en todo el mundo(600 sujetos).

5. Quienes contesten mayoritariamente serán psi-cólogos sensibilizados con la ética y deontolo-gía.

6. Existirán pocos dilemas, pero muy significati-vos, que reúnan respuestas absolutamenteopuestas entre el pensar de unos psicólogos yotros.

7. La mayoría de los psicólogos no han estado enla situación de dilemas que se proponen en ellistado.

También se elaboraron dos hipótesis específicas:1. Existen temas como el de la tortura que conci-

tarán en todos los compañeros la misma repul-sa (a trabajar con torturadores). Asimismotodos denunciarán si saben que un niño es víc-tima de agresiones y maltrato.

2. El ámbito de la Psicología Jurídica y dada laproblemática que le es propia, aportará un grannúmero de contestaciones.

La muestra fue recogida del 1 de junio al 1 dediciembre de 2006. De un total de 723 participantes,el 32.5% de pertenecían al área clínica, el 22.7% aIntervención Social y el 22.1% a Educación. LaPsicología Jurídica fue la cuarta rama en participa-

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ción, con un 14.5% sobre el total de respuestas.El cuestionario de dilemas contemplaba, como es

lógico, todas las áreas de intervención en las que sedesarrollan profesionalmente los psicólogos. Losdilemas específicos que hacían referencia a laPsicología Jurídica son los que siguen:

– Entrenar al cliente en “técnicas de credibili-dad” antes de declarar en un juicio.

– Hacer una evaluación sobre custodia de meno-res sin ver a ambos progenitores.

– Recibir al progenitor que, no teniendo la cus-todia del niño, acude con el mismo en busca deun informe, con desconocimiento por parte delotro progenitor.

– Realizar un contrainforme pericial basado sóloen el informe elaborado con anterioridad porun colega.

– Un consultante solicita una valoración de supersonalidad, pues ha sido objeto de un infor-me “psicopatológico” en el que se dictamina-ba su incapacidad para ejercer la patria potes-tad. Emitir un informe contra el informe delcolega si llegamos a la conclusión de que elinforme previo no es correcto.

– Realizar un informe para una de las partes ycomparecer en el juzgado como testigo de laotra.

– Denunciar a nuestro propio colegio profesio-nal si estimamos que éste no defiende nuestrosintereses o los del colectivo en general.

– Hacer un “trueque” con un interno en prisión,diciéndole que si colabora en investigacionespsicológicas se emitirán informes positivos a laJunta de Tratamiento, al entender que la cola-boración es un gesto de reinserción y de querercontribuir al desarrollo científico.

– Que el psicólogo de prisiones asuma que tienemás obligación con la institución que con losinternos.

El estudio tuvo un diseño transversal, permitien-do obtener información sobre aspectos evaluativosy describir las relaciones existentes entre un con-junto de variables en un momento determinado.Las variables utilizadas como independientes ocausativas fueron de selección, al no haberse utili-zado manipulación, debido a la utilización demuestras naturales. Se configuró, por tanto, comoun diseño univariado - multivariado, con un grupode medida única.

Uno de los análisis más interesantes fue el de lafrecuencia de los dilemas específicos de cada áreaentre profesionales de dentro y fuera del área. Losresultados concretos del área de Psicología Jurídicafueron éstos:

Como se aprecia en la tabla, los siguientes dile-mas no son exclusivos del área de Jurídica: “Recibiral progenitor que, no teniendo la custodia del niño,acude con el mismo en busca de un informe, condesconocimiento por parte del otro progenitor”.“Realizar un informe para una de las partes y com-

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PSICOLOGÍA JURÍDICA

Dilema T p< Ocurrencia Ocurrenciadentro área fuera área

(%) (%)

Entrenar al cliente en “técnicas de credibilidad” antes de declarar en un juicio -2.469 .05 22.9 13.6Hacer una evaluación sobre custodia de menores sin ver a ambos progenitores -5.068 .001 47.6 24.1Recibir al progenitor que, no teniendo la custodia del niño, acude con el mismo en busca de un informe, con desconocimiento por parte del otro progenitor -.108 Ns 24.8 24.3Realizar un contrainforme pericial basado sólo en el informe elaborado con anterioridadpor un colega -5.969 .001 41.9 17.0Un consultante solicita una valoración de su personalidad, pues ha sido objeto de un informe “psicopatológico” en el que se dictaminaba su incapacidad para ejercer la patria potestad. Emitir un informe contra el informe del colega si llegamos a la conclusión de que el informe previo no es correcto -7.036 .001 55.2 22.2Realizar un informe para una de las partes y comparecer en el juzgado como testigo de la otra -1.417 Ns 17.1 12.1Denunciar a nuestro propio colegio profesional si estimamos que éste no defiende nuestros intereses o los del colectivo en general -1.278 Ns 19.0 14.2Que el psicólogo de prisiones asuma que tiene más obligación con la institución que con losinternos -2.169 .01 18.1 9.5

parecer en el juzgado como testigo de la otra”.“Denunciar a nuestro propio colegio profesional siestimamos que éste no defiende nuestros intereses olos del colectivo en general”.

Realizar un informe para una de las partes y com-parecer ulteriormente en el Foro está aumentando demanera relevante no sólo en el área de Jurídica sinoen otras, pues el psicólogo una vez realizado elinforme es llamado a ratificarlo.

Respecto a denunciar a nuestro propio colegioprofesional si estimamos que éste no defiende nues-tros intereses, va poco a poco aumentando tanto enla Psicología Jurídica que sufre por su función elmayor número de denuncias como en otras áreas porlo inmediatamente arriba indicado cual es la judicia-lización de los informes.

Interpretamos que la recepción de un progenitorque no teniendo la custodia del niño acude a un des-pacho profesional de un psicólogo, se da muchotambién en la clínica o en el ámbito educativo, dadoque no se indica al facultativo para qué se va a utili-zar dicho informe. Véase el gráfico que continúa aestas palabras.

Por contra, acontece mucho más que “Un con-sultante solicita una valoración de su personali-dad, pues ha sido objeto de un informe “psicopa-tológico” en el que se dictaminaba su incapacidadpara ejercer la patria potestad. Emitir un informecontra el informe del colega si llegamos a la con-clusión de que el informe previo no es correcto” enel ámbito de la Psicología Jurídica (55.2%), quefuera de esta área en el 22.2%. El tema de los con-trainformes resulta preocupante en el ámbito de laPsicología Jurídica, véase en el dilema se explici-ta “emitir un informe contra el informe del cole-ga”.

Respecto a la frecuencia de ocurrencia de cadadilema, no se apreciaron diferencias por áreas deintervención. Superan el 50% de frecuencias de ocu-rrencia: No ofrecer al paciente —si la pide— infor-mación detallada de otras alternativas terapéuticas yotros profesionales a los que podría acudir, resultapreocupante pues alcanza el 60.7%. Como resultagrave que el 59.9% reconozca trabajar cuando seencuentra demasiado estresado para ser efectivo. Un53.4% se ha encontrado en la situación de no cobrara un paciente. Y un 52.1% en desarrollar un progra-ma para que un niño de 3 años obedezca más a lospadres, sin plantearse si responde al mejor interésdel niño. Un 50.3% afirma haber atendido a clientesque presentan problemas anodinos que pueden serresueltos por ellos mismos y un 50.1% utilizar reve-laciones personales del profesional como técnicaterapéutica. De las 124 situaciones que plantea elcuestionario de dilemas, sólo en 6 se supera el 50%de frecuencias de ocurrencia. Se aprecia en las res-puestas: sinceridad, lógica y coherencia. Reseñar eldilema “Utilizar revelaciones personales del profe-sional como técnica terapéutica” (50.1%) puesresulta relevante que la mitad de los psicólogosinterpreten esta terapia como benéfica, mientras quela otra mitad la valoren como inaceptable. Tampocoes desdeñable (por preocupante) que el 46.7% hagaque los clientes completen los tests (que no sonescalas de auto-observación) en su casa, aunque seapuntualmente.

Específicamente en Psicología Jurídica, la máxi-ma ocurrencia dentro del área se da con un 55.2% en“Un consultante solicita una valoración de su perso-nalidad, pues ha sido objeto de un informe “psicopa-tológico” en el que se dictaminaba su incapacidadpara ejercer la patria potestad. Emitir un informe

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contra el informe del colega si llegamos a la conclu-sión de que el informe previo no es correcto”. Laocurrencia fuera del área, sólo alcanza el 22.2%.Únase a este dato el más que preocupante, grave41.9% de psicólogos jurídicos que reconocen“Realizar un contrainforme pericial basado sólo enel informe elaborado con anterioridad por un cole-ga”, algo que sólo realiza el 17% de los psicólogosno jurídicos. Esta es una de las causas más funda-mentadas para recibir denuncias por una mala pra-xis. La otra causa viene de la mano del 47.6% depsicólogos jurídicos —frente al 24.1% de quienesno lo son— que “Hacen una evaluación sobre custo-dia de menores sin ver a ambos progenitores”. Sólopor la obtención de estos datos, merece la pena elesfuerzo colectivo de esta investigación. Todas lasalarmas deben encenderse.

Otro análisis muy relevante que aporta luz sobrelos problemas éticos a los que se enfrentan los psi-cólogos en su quehacer profesional es el de los dile-mas cuya desviación típica es mayor y que, porende, indican un alto grado de dispersión en losplanteamientos de los psicólogos. “Cobrar a clientespor las citas a las que estos no acuden” es un dilemaque genera un gran contraste de pareceres, existeuna profunda división y al 50% entre los que entien-den que sí se debe cobrar y los que se oponen a estapráctica, pareciera que el Código Deontológicoactual no concrete la postura a tomar o quizás estetipo de decisión debe nacer del propio profesionalsin quedar plasmado en norma escrita.

También hay disparidad en utilizar como sujetosexperimentales a personas que por su situación seanvulnerables, si bien las respuestas se inclinan a unposicionamiento negativo al respecto.

Un alto grado de desacuerdo concita que un psi-cólogo abuse del alcohol en lugares públicos y sibien en general se valora como negativo, es de sig-nificar que esa disparidad en las respuestas no esachacable al Código Deontológico sino a un posicio-namiento personal en la forma de conducirse. Claroque el psicólogo es un ciudadano más, pero no esmenos cierto que es un referente para sus pacientese incluso para la sociedad.

La dificultad en la profesión para homogeneizarcriterios ante dilemas que puedan parecer puntualespero que son indicadores de actitudes y posiciona-

mientos, queda reflejado con lo hasta aquí apuntado.Esta disparidad de criterios que genera inseguridaden la ciudadanía se vuelve a apreciar en la polaridadentre los que son favorables y los que no, tanto aproporcionar tratamiento psicológico a un menor encontra de los deseos de sus padres, como a informara un joven de 18 años de la causa de la muerte de suspadres, siendo esto producto de la violencia de géne-ro concluyendo con el suicidio del parricida.

Pueden existir profesionales que no conozcan elCódigo pero claramente hay otros que, informadosdel mismo, desoyen su mandato. Se destacan tresejemplos:

El Código actual vigente señala en su artículo 25“…en caso de intervención con menores de edad, sehará saber a sus padres o tutores…”. Quizás en losveinte años transcurridos desde la publicación en1987 del Código ha cambiado mucho el concepto demenor, su grado de autonomía, su derecho a la con-fidencialidad (primordialmente con los denomina-dos “menores maduros”) y, por ello, muchos psicó-logos dudan en realizar lo que refleja nuestra normadeontológica.

El artículo 27 del referido Código Deontológicoexplicita: “… se favorecerá al máximo la capacidadde decisión bien informada del cliente para quepueda acudir a otro psicólogo o profesional…”.Pareciera que este mandato no se interpreta por lospsicólogos como la obligación de informar desde unprimer momento de las alternativas existentes.

Artículo 29 “No se prestará a situaciones confu-sas en las que su papel y función sean equívocos oambiguos”. Esta redacción actual, no parece sufi-ciente, pues que un 39.4% de psicólogos que se des-empeñan en el área de Trabajo indiquen que “síseleccionarían a profesionales con escasa asertivi-dad” así lo indica.

En el análisis de los dilemas donde los psicólogosmuestran una respuesta más homogénea, la inmensamayoría de los psicólogos están profundamente endesacuerdo con rechazar a un cliente por aversióntras verlo la primera vez, asumen que no puedendejar llevarse por transferencias o contratransferen-cias, que los pacientes lo son con sus característicasy que la vocación y función del psicólogo no permi-te colgar el cartel de “reservado el derecho de admi-sión”.

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Asimismo, concita una respuesta unitaria y abso-lutamente contraria el considerar que el secreto pro-fesional cesa cuando la relación psicólogo – clienteconcluye.

Un amplísimo acuerdo genera el romper la confi-dencialidad para informar sobre un abuso infantil.Es un criterio claro de la profesión, tan es así que nose interpreta como dilema.

Existe una clara sensibilidad generando unanimi-dad contra investigar a una persona que pertenece aun grupo social determinado, ya sea por color, raza,religión, etc., sin su permiso expreso como integran-te del grupo además de como individuo.

Coinciden en el acuerdo los psicólogos respecto aque debe contestarse a la autoridad judicial. Se haentendido lo que significa la autoridad judicial, quepuede eximir al psicólogo de silencios exigibles enotros ámbitos.

Manifiesto desacuerdo existe en alterar un diag-nóstico para cubrir los criterios de un seguro.Recordemos en este pasaje las dificultades intrínse-cas de los colegas norteamericanos, mucho másmaniatados por esta realidad que empieza a vislum-brarse en nuestra España.

Los psicólogos de nuestro país muestran su aver-sión a recomendar que el hijo menor de edad de unpaciente con una enfermedad mental grave vea a suprogenitor porque se entiende que es un elementoterapéutico positivo para el paciente. Y es que estecaso no hace mucho tiempo fue conocido por todoslos ciudadanos, transmitido por los medios decomunicación. Un niño hubo de abandonar a laencantadora familia acogedora para volver con sumadre biológica afecta de trastorno bipolar de lapersonalidad, la cual vivía con su marido diagnos-ticado de esquizofrenia alcohólica. La razón (o sin-razón) de la sentencia fue exactamente que elregreso del menor podría ser positivo para la evo-lución de la madre. Los psicólogos han sufrido,debatido y se han sensibilizado mucho con estedramático caso en el que un psiquiatra asesoró a unjuez, olvidándose ambos del mejor interés delmenor y cercenando para siempre el presente y elfuturo de un niño.

Una respuesta inequívoca aparece respecto a uti-lizar tests de personalidad (como el MMPI) paraselección de los distintos cuerpos de Policía. Los

psicólogos lo tienen claro en el sentido de que unciudadano al que se le va a dotar de un arma regla-mentaria requiere un equilibrio que debe evaluarsecon tests, entrevistas, etc. Tan es así, que muchospsicólogos han tenido que contestar a tests psicoló-gicos para ganar su plaza en una oposición, lo quepone de manifiesto que son difícilmente manipula-bles dichas pruebas, hasta para quien las conoce ymaneja.

Denunciar a nuestro propio colegio profesional sise estima que no defiende nuestros intereses o losdel colectivo en general, hace confluir una respues-ta homogénea desde la posición de acuerdo.

Alivia comprobar que existan temas de total coin-cidencia entre los psicólogos, criterios inamovibles,convicciones enraizadas, que dan textura y solven-cia a nuestro colectivo. Lo deseable es seguirampliando el consenso.

En la comparación entre quienes se han encontra-do en la situación y quienes no, apreciamos que, engeneral, quienes no han estado expuestos adoptancriterios más rigurosos, considerando menos losmatices de la situación. Los que han estado expues-tos a una situación encuentran más justificaciones,pues han experimentado los matices que la situaciónplantea.

Utilizar revelaciones personales del profesionalcomo técnica terapéutica parece a simple vista ypara quien no se encuentra en una terapia algo leja-no, peligroso y contraproducente. Por el contrario, laexperiencia, las horas de terapia, las preguntas delpaciente, la indicación personal acorde, el intento dealejar una posición equívoca de quien parece ejecu-ta un interrogatorio de tercer grado, puede llevar a laaceptación de desvelar aspectos de la vida cotidianae íntima del propio profesional.

También, el no encontrarse en situación hace quelos psicólogos sean más estrictos de manera antici-patoria, sin embargo, la praxis cotidiana, el encon-trase trabajando con discapacitados intelectuales,con niños, con presos (poblaciones fácilmentemanejables en el sentido de poca mortandad experi-mental) facilita que el profesional entienda que no sedaña, muy al contrario, resulte benéfico para elexplorado.

En general sí se aprecian posicionamientos distin-tos entre aquellos psicólogos que se han encontrado

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en situación de afrontar un dilema y aquellos otrosque simplemente lo imaginan y se ponen en situa-ción.

En cuanto a las conclusiones, diremos de mane-ra global que se confirman las hipótesis generales.La respuesta pese al tiempo exigido para contestaral cuestionario y los recelos a desvelar (aún preser-vado el anonimato) temas íntimos, fue muy buenay los participantes mostraron una gran sensibilidaden las múltiples observaciones escritas a pie decuestionario. Se confirmó que la mayoría de lospsicólogos no habían estado en la situación dedilemas que se proponían en el listado y que quie-nes se habían encontrado con un dilema eran máscomprensivos con las dudas y aceptación de lasdificultades de quien se ve implicado en esa situa-ción.

Existían pocos dilemas muy significativos quereunían respuestas absolutamente opuestas de unospsicólogos y otros. Igualmente existían particulari-dades que no siendo aceptadas por el Código sí loeran por la práctica cotidiana de los profesionales (sibien puntuales).

No se ratificó por el contrario la hipótesis de quequienes habían terminado la carrera más reciente-mente estaban mejor formados en deontología y elloporque sigue —en general— sin enseñarse a losalumnos el contenido de la ética y deontología pro-fesional y, aún menos, enfrentarse a resolución deconflictos.

Las hipótesis específicas se confirmaron, tanto enque el ámbito de la Psicología Jurídica por la proble-mática de denuncias que le es propia participaría deforma hipertrofiada (si bien dejando traslucir algu-nas conductas contrarias a nuestras normas deonto-lógicas), como en que para satisfacción y tranquili-dad de todos existen temas que concitan un acuerdounánime, es el caso de la repulsa a trabajar con tor-turadores o la asunción del deber de denunciar sabe-dores de que un niño es víctima de agresiones y mal-trato.

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Artículo recibido: 05/04/10Revisión recibida: 22/04/10Artículo aceptado: 26/04/10