Componente Africano de La Chilenidaddd

Embed Size (px)

Citation preview

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    1/26

    53PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo*Universidad de Claflin, Orangeburg, Carolina del Sur, EEUU.

    RESUMEN

    La narrativa eurocéntrica y supremacista de la clase dominante en Chile niegael componente africano en la historia del país y en la formación de su identidad.

    El discurso oficial toma esta negación y la transforma en una afirmación según

    la cual las tres cuartas partes de la población es considerada blanca y un cuarto

    considerado mestizo. Los propios registros históricos eurocéntricos desmienten

    categóricamente esta afirmación. La masiva presencia de esclavizados africanos,

    desde las primeras expediciones españolas de la conquista, está documentada y

    establecida. Además de la presencia africana evidente en la formación de las clases

    populares chilenas y que se sigue negando, existe una fuerte influencia africana en

    todos los niveles de la cultura. Esta influencia, o se niega o se apropia. Conjunta-

    mente con establecer, sin lugar a dudas, la presencia africana desde los comienzos

    de la historia chilena, este trabajo propone la mirada de dicha influencia a partir

    de los elementos africanos que la componen, en lugar de hacerlo a partir de la

    narrativa eurocéntrica que la niega y la invisibiliza.

    Palabras clave

     Afrochilenos, afrodescendientes, cultura, identidad, Chile

    The African component of Chilean identity

    ABSTRACT

    Te Eurocentric and supremacist historical narrative of the Chilean dominant class

    denies the African component in the country’s history and in the formation of its

    identity. Te official discourse embraces this denial and transforms it into a statement

    * Licenciatura y máster en Literatura Hispanoamericana, Universidad Internacional de La Florida, EEUU;doctorado en Filosofía, Universidad Estatal de La Florida. Profesor asociado, Universidad de Claflin,Orangeburg, Carolina del Sur, EEUU. Correo electrónico: [email protected].

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    2/26

    54 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

    that considers three quarters of the country’s population as white, and the rest as

    persons of mixed blood. Teir own Eurocentric historical data categorically denies

    this claim. Te massive presence of enslaved Africans as of the first expeditions of the

    Spanish Conquest has been documented and established. In addition to an evident

     African presence in the formation of Chilean popular classes, that is still denied,

    there is a strong African influence at all levels of the culture. Tis influence is either

    denied or appropriated. ogether with establishing that the African presence from

    the beginning of Chilean history cannot be questioned, this paper proposes that this

    influence should be studied on the basis of its African elements, instead of basing it

    on the Eurocentric narrative that denies it and makes it invisible.

    Keywords

     African Chileans, African descendants, culture, identity, Chile

    Una de las armazones mitológicas más intrincadas y fabulosas, en el sentido defantasía increíble, en la historia de Chile, es la que tiene que ver con la ‘elimi-nación’, en el registro histórico, de la presencia masiva de la diáspora africana yla ‘supresión’ de su contribución a la formación de la chilenidad. La exclusión sehace a partir de la aceptación incondicional del pensamiento eurocéntrico porparte de la intelligentzia  nacional. El objetivo es mantener a perpetuidad el controlpolítico, económico y cultural en manos de los grupos dominantes tradicionales ysus descendientes. Ello se hace a través de la apropiación de la narrativa histórica,poniéndola al servicio del supremacismo blanco europeo. El historiador SergioVillalobos, fiel representante de esta intelectualidad al servicio del discurso colonialeuropeo, nos dice que: “Sobre el cuadro heterogéneo de etnias, los portadores de lacultura occidental fueron los que le dieron un sentido de historia a lo que sucedía

    en Chile” (Villalobos R., 2012, Vol. I, p. 27). Al enlazar la historia de Chile solamente con la llamada cultura cristianooccidental, se dejan de lado todas las otras vertientes culturales, como la de lospueblos originarios y la de los afrodescendientes. El resultado, por cierto, es undiscurso histórico deformado, utópico, fabulado e insuficiente, que no se ajustacon la realidad. Es indudable que este ocultamiento obstinado sobre la influenciade la africanidad, ha impedido la formación armónica, completa, enriquecida ycoherente de una identidad nacional chilena. Como consecuencia, Chile tienedos narrativas identitarias: una oficial, que cuadra parcialmente con el retratocorregido que, de sí mismas, se han adjudicado las clases dominantes, pero que nologra representar a las clases populares; y una segunda, subyacente, oral, familiar

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    3/26

    55PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    e intuitiva, que no logra cuajar ante la represión social que ejerce la primera, quesigue renegando de su origen africano y que continúa minimizando la importanciade su origen ancestral americano.

    En este trabajo se identifican y explican los elementos eurocéntricos, las obceca-ciones ideológicas y los prejuicios raciales, que contaminan los discursos históricosoficiales. Para llegar a dichos objetivos, aplicaremos la perspectiva de la afrocen-tralidad , como alternativa a la eurocentralidad . Es por ello que usamos la idea de‘eliminación en el registro histórico’, en lugar de ‘blanqueamiento’, porque el usode ‘blanqueamiento’, por irónico y sarcástico que sea el contexto, sigue siendo unparámetro eurocéntrico. Al aceptar la africanidad como una manifestación biofísica

    o fenotípica, no sólo se refuerza y reafirma el prejuicio racial del supremacismoblanco, sino que se niega la contribución de la tradición africana sobre la cultura,la sociedad, la política, la economía y la identidad.

    ¿Qué es afrocentralidad?

    Entendemos por afrocentralidad el movimiento intelectual que nace conTe AfricanOrigin of Civilization: Myth or Reality , la primera edición en inglés del innovadortrabajo intelectual del senegalés Cheikh Anta Diop que, a su vez, provee las basespara el libro Afrocentricity , de Molefi Kete Asante, y que es considerado como eltexto que define el movimiento afrocéntrico (Smart, 2004, p. 10). Afrocentricidades definido por Asante como

    una forma de pensamiento y acción en la cual predomina la centralidadde intereses, valores y perspectivas africanas. Como teoría, es poner a loafricano en el centro de cualquier análisis de fenómenos africanos. De

    manera que se le hace posible, a cualquier persona, dominar la ciencia debuscar lo africano en un acontecimiento dado. En términos de acción ycomportamiento, es el compromiso con la idea de que lo mejor para laconciencia de la africanidad está en el centro de un comportamiento ético.Finalmente, la afrocentricidad busca consagrar la idea de que la negritudmisma es un camino ético. En consecuencia, ser negro es estar contra todaforma de opresión, racismo, clasismo, homofobia, dominación masculina,abuso infantil, pedofilia y supremacismo blanco (Asante, 2003, p. 2)

    La principal diferencia entre el pensamiento eurocéntrico y el pensamiento afro-céntrico es que el primero es autorreferencial y reclama para sí una posición de

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    4/26

    56 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

    superioridad y hegemonía. El pensamiento afrocéntrico, en cambio, solamentereclama para lo africano una perspectiva centrada en sí misma, reconociendo yreafirmando la multiplicidad de representaciones tanto en lo temporal como en loespacial de las diferentes manifestaciones de la humanidad y la cultura. Al mismotiempo, el pensamiento afrocéntrico no se opone a lo europeo, no trata de susti-tuirlo ni intenta imponer un predominio cultural o académico. Es, esencialmente,el agente natural de sí mismo, la africanidad.

     Aplicar una perspectiva afrocéntrica al estudio de la presencia africana en Chilesignifica, entonces, buscar las raíces de la africanidad para ponerlas en el planocentral del estudio, a la vez que trazar su camino histórico y antropológico. La

    asimilación de la diáspora africana,1

    continuamente se distancia de la ruta europeapara encajar, mucho más directa y productivamente que esta, entre las tradicionesde los pueblos originarios. Los elementos fundamentales del mestizaje 2 en las clasespopulares de Chile, son los pueblos originarios y los esclavizados africanos, y no,como se nos quiere hacer creer, la españolidad europea.3 No se trata de negar loespañol y lo europeo, sino que de ponerlo en su justa dimensión.

    En este accionar, no sólo se le otorga legitimidad a la herencia africana, sino quese la pone en su real extensión histórica y cultural. Es inevitable en este procesodenunciar el racismo que brota de las clases dominantes, reprender la falta de sentidocrítico de la intelectualidad, rescatar la cultura de la apropiación a la que ha sidosometida y deslegitimizar la estructura de poder represivo que el eurocentrismoinfligió sobre los pueblos originarios y los esclavizados africanos, y que aún imponesobre sus descendientes. No se puede restituir la verdadera identidad popular sinantes desarmar el entramado de la fabulación política y social que ha creado unfalso ‘blanqueamiento’ de la sociedad chilena. Este trabajo es de revisión de dichoentramado, el origen de los mitos, sus inconsistencias y las razones por las quehan fracasado, hasta hoy, los esfuerzos para recobrar esa parte fundamental de

    nuestro origen. La persistencia de los estudiosos del tema en aplicar metodologías y

    1  Entendiendo como diáspora el desplazamiento forzado de millones de africanos esclavizados y sus descen-dientes motivado por el expansionismo europeo a partir del siglo XV.

    2  Se usa este sustantivo a regañadientes, porque constituye una expresión más del pensamiento eurocéntri-co, pero como esto corresponde a otro diálogo, lo obviamos en este trabajo.

    3  No es casual que la sociedad española no perciba como iguales a los inmigrantes de los estratos socialesmás populares de Hispanoamérica, simplemente porque no se identifica con la cultura de esos inmi-grantes. Esto es particularmente claro en la España de hoy con la numerosa inmigración ecuatoriana ydominicana. La primera, una mezcla más o menos igual entre africanos y pueblos originarios, mientras

    que la segunda es mayoritariamente afrodescendiente, y aunque tanto ecuatorianos como dominicanos seconsideran a sí mismos fieles representantes de una identidad ‘hispana’, los españoles no los perciben dela misma forma.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    5/26

    57PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    perspectivas eurocéntricas, y la aceptación acrítica de postulados antropomórficoso biofísicos, han impedido contextualizarlo apropiadamente.

    El despojo identitario y la usurpación cultural

    De todas las atrocidades perpetradas contra los africanos de la diáspora por partedel colonialismo europeo, una de las más crueles fue la sistemática y continuadestrucción de la identidad vernácula de los esclavizados. El saqueo que se hizo dela individualidad y de la identidad de los africanos, creó una atmósfera de invisi-

    bilidad y negación de la cultura e incluso de la presencia física de africanos en elcontinente americano. Sin embargo, o quizás precisamente por eso, la influencia dela diáspora se propagó a través de casi todos los elementos de la cultura de formaanónima y casi subrepticia, instalándose con propiedad, persistencia, ubicuidady preeminencia en el universo cultural de las clases populares, no dominantes.Se produce, por parte de la clase dominante, un proceso de apropiación culturalde lo africano que asegura su influencia, un despojo que reconoce el productocultural, aunque niegue su origen. Lo que se requiere es el reconocimiento delorigen multiétnico de las expresiones culturales y la deconstrucción de sus partes,para entenderlas en el contexto histórico y social que les pertenece.

    Es por ello que el rescate de la presencia afrodescendiente no puede centrarseen la ‘pureza’ de características biofísicas o en los prejuicios nacidos de una falsadivisión racial, sino que debe hacerse a través del rescate de las formas históricas,culturales y sociopolíticas que, a pesar de la negación y de la apropiación, puedenser trazadas a través de sus manifestaciones hasta el origen africano de las mismas.Es la tarea que pocos han emprendido y que esperamos avanzar con este estudio, aldarle un marco teórico y un punto de vista excéntrico al eurocentrismo. Pongamos

    como ejemplo la cueca, el baile nacional de Chile, que según Vicuña Mackennahabría sido introducida por negros, por primera vez en Quillota y El Almendral,hacia 1813. La cueca, en un principio, era solamente bailada y cantada en los barriospopulares de las ciudades, especialmente en la capital; las clases acomodadas ylos intelectuales la consideraban un baile lascivo, grosero y de mal gusto, es decir,una danza de negros con elementos diabólicos. Es por ello que Benjamín VicuñaMackenna, uno de los fundadores de la historiografía nacional chilena, no tieneempacho en achacarle la cueca a la influencia africana; por el contrario, comoera un baile ‘de salvajes’, no podía hacerla venir de España. Los problemas paraVicuña Mackenna no terminan allí. Como es uno de los políticos chilenos quemás abogan por la guerra contra el Perú, no puede aceptar que la cueca provenga

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    6/26

    58 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

    de la zamacueca peruana,4 como podría ser. ampoco puede aceptar que hubierallegado durante el Chile colonial, ya que ha negado fehaciente y constantementela presencia de esclavizados africanos en ese período. Para ello, Vicuña Mackennaseñala una fecha absolutamente arbitraria e imposible: 1813. Arbitraria, porque nopresenta ninguna prueba que la justifique y, por cierto, no toma en consideracióndos cosas: que la introducción de elementos culturales populares como la músicay la danza, es un proceso sociocultural, no un momento histórico, y que se haceefectiva en forma paulatina.5 

    El razonamiento del historiador es que los esclavizados africanos eran traídoshasta Buenos Aires y enviados a Valparaíso (de ahí la elección de Quillota y El

     Almendral como estaciones de tránsito) para ser trasladados a Perú. Se le olvida quelos levantamientos de 1810 han dejado a Buenos Aires y Valparaíso bajo el controlde los criollos independentistas, por lo que parece improbable, si no imposible, eltraslado de africanos para ser enviados a Perú, cuyo control permanece en manosde las tropas del rey de España hasta 1821. A Vicuña Mackenna 6 le pasa con Chilelo mismo que a los egiptólogos franceses del siglo XIX, con el antiguo Egipto: fuetanto su deseo de ‘blanquear’ la historia, que se metieron en explicaciones cadavez más intrincadas y fabulosas para tratar de hacerlo (Diop, 1974).7 Se le escapatambién a don Benjamín que para que una danza como la cueca se asiente y sedesarrolle en el ambiente social y cultural de los sectores más populares, tieneque encontrar un campo propicio y un oído afín. Si hay algo que la popularidady la persistencia de la cueca prueba es, precisamente, la extendida influencia de laafricanidad en la base identitaria y cultural del pueblo chileno.

    “Si bien originalmente se interpretaba preferentemente en salones, chinganas 8 o quintas de recreo, a medida que pasó el tiempo se hizo música frecuente enrestaurantes, salones de evento y ceremonias oficiales” (Memoria Chilena, s/f).De a poco, a medida que el baile fue entrando en los salones de la minoría blanca

    europea, la “abuela negra” (Gates, 2011) de la cueca fue siendo relegada al clóset4  “Zamacueca: An Afro-Peruvian Music & Dance”. En http://www.youtube.com/watch?v=w9BRb9-

    6Gvg.5  Por lo que siempre se datan en períodos aproximados que pueden llegar a durar hasta varios siglos, como

    sería el caso de la influencia arábiga en la cultura de la península Ibérica.6  El de la cueca es solamente un ejemplo de las incongruencias de Vicuña Mackenna cuando se trata de

    la presencia africana en Chile. Para más información véanse los trabajos citados de Barrenechea (2007),Vidal (2005), Mellafe (1959) y, especialmente, Río (2006).

    7  En este y otros de sus extraordinarios trabajos, Cheikh Anta Diop hecha por tierra todos los esfuerzos delos egiptólogos eurocentristas para tratar de negar la negritud y la africanidad de la primera gran civiliza-

    ción conocida, el antiguo Egipto.8  En este caso, las itálicas representan una conexión de internet del mismo sitio, en el original. Es impor-

    tante destacar el origen africano de la palabra ‘chingana’.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    7/26

    59PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    de las vergüenzas escondidas.9 Se dio inicio, entonces, al proceso de ‘blanquea-miento y apropiación’ de dicho baile, proceso que se completa en 1979, cuandofue oficialmente adoptada como baile nacional. El sitio web Memoria Chilena,portal digital oficial de la Biblioteca Nacional, asegura sobre la cueca que, “existendistintas teorías respecto de su origen y de su llegada a Chile, sin embargo se halogrado llegar a consenso en cuanto a su relación con la zamacueca y sus anteceden-tes arábigo-andaluces” (Memoria Chilena, s/f). Por cierto que no toma en cuentaque la idea del consenso en el análisis histórico no sólo no garantiza la veracidadde la afirmación, sino que, al contrario, cierra las puertas de modo irracional a lalegítima duda y a su correspondiente análisis.

    El recuento de la historia de la cueca puede servir como metáfora de la historiade la africanidad en Chile. Hoy en día, para conocer el punto de partida oficial,un buen ejemplo lo ofrece la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas dela Universidad de Chile en su página oficial de internet. Con toda la autoridadmoral que les otorga el representar a la principal universidad nacional y con todala autoridad científica que les otorga su área de estudios profesionales, hace unaafirmación más que contundente: “La población chilena tiene una estructuraétnica conformada por un 30% de blancos o caucásicos; 5% de aborígenes mon-goloides y 65% de mestizos predominantemente blancos”. Su aseveración sobrelos afrodescendientes es aún más tajante y antojadiza:

    La población negra siempre fue muy escasa, alcanzando un máximo de25.000 en la época colonial, incluyendo los de Cuyo.10 Su elevada mor-talidad y el importante contingente que formó parte de la ExpediciónLibertadora al Perú disminuyeron significativamente este número; suaporte final a la raza  no es superior a 1%. (Facultad de Ciencias Químicasy Farmacéuticas, Universidad de Chile; énfasis añadido)

    Por tratarse de una institución científica de carácter universitario, no se puededejar pasar la implícita equivalencia entre etnicidad y raza que se desprende deeste portal, ni el contexto del uso del adjetivo ‘final’, como si la única influencia

    9  En su serie “Blacks en Latin America…”, el conocido profesor de Harvard Henry Louis Gates, introduceuna idea bastante difundida entre los afrohispanistas según el cual “each [Spanish American] family has ablack grandmom hidden in a closet”. Si todos hiciéramos un estudio genealógico personal, probablemen-te la gran mayoría de los latinoamericanos encontraríamos que esta aseveración también se acerca bastante

    a nuestra realidad (Gates, 2011).10  Provincia de Argentina, capital Mendoza, que durante la época colonial española formaba parte adminis-trativamente de la Capitanía General de Chile, conocida como el Reino de Chile.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    8/26

    60 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

    africana hubiese venido de los esclavizados traídos en el período colonial, lo quepor cierto deja afuera las regiones de La Araucanía y el Norte Grande, incorporadasambas a Chile apenas a fines del siglo XIX.11 El uso de ‘final’ también implica quela identidad, la raza o la chilenidad son un proceso definido, terminado, inmutabley petrificado. Como si quisiera desmentir directamente a la Universidad, recien-temente Chile ha recibido grandes flujos inmigratorios de países vecinos, que hanincluido numerosos contingentes de clara descendencia africana.

    En toda esa elaboración demográfica se produce una especie de ‘limpieza étnica’intelectual y cultural de la identidad nacional, en que se niega la presencia africana,se la reduce a apenas una pincelada biogenética, se la da por desaparecida, se la

    considera ‘extinta’ o ‘disuelta’, se la reduce históricamente al pasado colonial y sela minimiza para hacerla invisible, porque ya es imposible negarla completamente.odo ello adquiere mayor relevancia porque, como dice el mismo texto del sitiouniversitario, estas cifras y porcentajes se usan para definir las políticas de salubridadpública. El raciocinio circular, entonces, actúa así: como no hay afrodescendientes,entonces no existen los problemas de salud pública que se puedan relacionar conla influencia genética africana, como el síndrome de células falsiformes (conocidoen inglés como sickle cell trait ), por lo tanto no necesitamos preocuparnos de esosproblemas porque en Chile no pueden existir debido a que no hay negros. Es unanegación a partir de una negación sin fundamentos.

    Basándose en este tipo de aseveraciones de personas e instituciones con la supues-ta ‘base científica’ para afirmarlo, la escritora Isabel Allende descarta la presenciaafricana en Chile de una sola plumada: “a Chile no trajeron sangre africana, quenos hubiera dado ritmo y color” (Allende, 2004, p. 22).12 La escritora apela aquí acuatro prejuicios de carácter racial: primero, la idea de que los únicos africanos enla historia de la humanidad son aquellos que fueron traídos a las Américas comoesclavizados directamente de África; segundo, la convicción de que la condición de

    africano es exclusivamente de pigmentación de la piel, o sea, que africano y negroson intercambiables, pero a la vez se trataría de una etnia cuyo único aporte esbiogenético, razón por la cual una vez desaparecida la ‘pureza’ de los rasgos físicosconsiderados más prominentes (léase, la pigmentación fuerte de la piel, la narizancha, los labios gruesos y el cabello muy crespo), dejan de ser ‘negros’ y ya noquedaría nada de su africanidad; tercero, el estereotipo más generalizado de que

    11  Ambas regiones eran mayoritariamente afrodescendientes, aseveración que tiene base en una extensainvestigación en curso del autor sobre la diáspora afrodescendiente en Chile.

    12  La escritora es solamente el ejemplo del prejuicio extendido y aceptado por casi todos los intelectualeschilenos, y lo usamos solamente porque su articulación es clara y directa. En ningún modo queremosimplicar que ella es más o menos consciente que otros, de su prejuicio racial.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    9/26

    61PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    los africanos son seres rítmicos, por ello emocionales y carentes de racionalidad;y, cuarto, que todo ello se demuestra porque los chilenos son blancos, o sea, notienen color. Nuevamente nos encontramos con un razonamiento circular queprueba una afirmación a partir de la afirmación misma.

    Digamos en defensa de la escritora que el uso de estereotipos, generalizacionesy clichés es un recurso estilístico que usa a menudo y con mucha habilidad en sustrabajos de ficción narrativa. Isabel Allende no sólo estereotipa a los africanos,también lo hace con otros:

    tampoco llegó, como a Argentina, una fuerte inmigración italiana, que

    podría habernos hecho extrovertidos, vanidosos y alegres; ni siquierallegaron suficientes asiáticos, como al Perú, que habrían compensadonuestra solemnidad y condimentado nuestra cocina; pero estoy segurade que si de los cuatro puntos cardinales hubieran convergido entusiastasaventureros a poblar nuestro país, las orgullosas familias castellano-vascas se las habrían arreglado para mezclarse lo menos posible, salvoque fueran europeos del norte. (Allende, 2004, p. 22)

    Quisiera destacar el uso de dos diferentes verbos para la llegada de unos y otros, losafricanos no fueron ‘traídos’, mientras que los otros ‘llegaron’. Con esta diferencia-ción Allende deja fuera a los afrodescendientes en general, a los que ‘inmigraron’a Chile por la anexión de arapacá y Antofagasta, y el fin de la conquista de La Araucanía, inmediatamente después, así como el flujo que tiene que haber habidode escapados de los barcos que hacían el trayecto a Sud, Centro y Norteaméricapor el cabo de Hornos, antes de la construcción del canal de Panamá,13 o losgrandes contingentes de mano de obra que trajeron los ingleses desde Panamáy el Caribe para trabajar en el auge de las salitreras y en las minas carboníferas

    de La Araucanía.14

     anto los esclavizados como sus descendientes en Chile y losafrodescendientes que llegaron después [y antes]15 de la trata transatlántica, dejaronsu impromptu entre las clases y la cultura popular.

    En la misma línea de Allende, en un estudio sobre la sexualidad del chileno, Jaime Collyer afirma que, “en esos lugares [Colombia] la vida íntima tiene uncarácter más corporal, lúdico y versátil, en parte porque la mezcla étnica es más

    13  Período que incluye la fiebre del oro en California, con un tráfico marítimo abundantísimo que debíapasar por los puertos chilenos para reaprovisionarse.

    14  O los muchos que han llegado de países vecinos en los últimos años (este trabajo se escribe en 2012).15  Para la llegada de africanos a las Américas en los siglos XIII y XIV, véase el libro de Iván Van Sertima, Tey

    Came Before Columbus .

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    10/26

    62 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

    variada e incluyó al contingente africano, escasamente presente en Chile” (Erlij,2010a). En un contundente trabajo sobre el rol de las mujeres no occidentales enel desarrollo de la experiencia amoroso-sexual de las clases populares chilenas,Maximiliano Salinas aclara la mitificación:

    En el proceso de la mezcla de las culturas, la participación activa y prota- gónica de las mujeres no occidentales  concedió al proceso interétnico unadinámica más vital y creadora, distante de las representaciones oficialesdel Occidente colonial. Las mujeres indígenas, las mujeres moriscas ylas mujeres africanas  instalaron una forma de vivir donde la experiencia

    amorosa pasó a ser una experiencia fundante de la convivencia humana.(Salinas, 2012, p. 326; énfasis añadido)

    No podemos dejar de notar en las expresiones de Collyer, citadas más arriba, la claraalusión al extendido prejuicio, con todas sus implicaciones, de que la mujer africanasería un ser esencialmente sexuado, sometida a una libido incontrolable y desaforada.anto Collyer como Allende recogen los prejuicios racistas y los consideran comoverdades de conocimiento común, como sobreentendidos, como verdades que nonecesitan demostración ya que se demuestran por sí mismas. Nuevamente vemosentonces el círculo vicioso del razonamiento espurio, ya que se niega la africanidada partir del postulado de su inexistencia. El resultado es la envoltura de invisibilidadque rodea al mundo africano en la historia de Chile y que sanciona su negación.

    El sitio web sobre la historia de la ciudad de Villarrica sostiene –por cierto quesin evidencia–, “que la interacción indígena-negroide fue poco común existiendoun número muy reducido de sambos nacidos en la antigua Araucanía, figurandoestos últimos muy escasamente en la historia del Reino de Chile” (Grupo Histó-rico Arqueológico de Villarrica, 2007). La abundante evidencia del texto de Max

    Salinas echa por tierra esta visión. En un correo electrónico del antropólogo JuanCarlos Skewes, con extensa experiencia en trabajo de campo entre los mapuche,me dice que, “la voz ‘sambo’16 es de uso bastante frecuente, también hay pobladosen La Araucanía (región de) que se les reconoce por su negritud (donde el nombrecurri17 está presente por doquier)”.

    Sergio Villalobos, en su libro Vida fronteriza en La Araucanía , cita un memo-rándum de 1750, de un enviado oficial, José Perfecto de Salas. En este reporte,

    16  Sambo o zambo, mezcla de negro e indio, de acuerdo a la terminología colonial.17  Curri  o curi  es vocablo que significa ‘negro’ en mapudungún y que se encuentra tanto en la toponimia

    como en los nombres de esta etnia. Por ejemplo, en Curi-có, Curri-milla.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    11/26

    63PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    De Salas habla del “intenso mestizaje, calculando que las tres cuartas partes dela población araucana eran de sangre mezclada” (Villalobos, 1995, p. 95). Villa-lobos no se detiene a pensar que esa mezcla de sangres pueda ser con africanos;simplemente asume que dicho mestizaje es entre araucanos y españoles. MarcoPolo Hernández-Cuevas y otros estudiosos de la diáspora han demostrado quela idea de ‘mestizaje’ en el período colonial se refería a la mezcla de africanos ypueblos originarios, y que no fue sino hasta la aparición de La raza cósmica  de José Vasconcelos, en el siglo XX, que la idea de mestizo se aplicó a la mezcla deeuropeos y pueblos originarios, de manera que cuando Salas habla de intensomestizaje se refiere a una fuerte presencia de afrodescendientes. A partir de la

    conquista española encontramos varios términos que se usan indistintamentecomo sinónimos: indios, yanaconas, esclavos y negros, a los que con el paso deltiempo se suman mestizos, mulatos, sambos, africanos, indígenas y muchos otrosen una indefinible caracterización que le sirve a muchos para sobresimplificarla historia.

    Es oportuno destacar aquí la última parte de la cita de Allende, de la que sedesprende que la formación de la clase dominante tiene un contenido claramenteracial, en la que los descendientes ‘puros’ de los conquistadores españoles solamentefueron mezclándose con blancos europeos. Los otros grupos, las etnias originariasy los africanos, fueron mezclándose entre sí. Ello dio origen a las clases populareschilenas, al ‘roto’, al ‘huaso’, a la ‘china’ y al ‘pampino’, entre otros grupos, todosellos con un fuerte componente africano que se conserva no sólo en la aparienciafísica, sino también en la cultura: la música, el lenguaje, la toponimia, las prác-ticas médicas, las estructuras familiares, las manifestaciones de la religiosidad yla conducta social: la familia matrilineal, el sentido del humor autoinfringido, eldesprecio por la autoridad, la solidaridad social, la sexualidad lúdica, la hospitali-dad. La africanidad es el elemento común no sólo de las clases populares de Chile,

    sino que de todo el continente.Pero el caso más extremo parece ser el que ejemplifica el antropólogo HernánSan Martín. En su libro Nosotros los chilenos , prologado entusiastamente por PabloNeruda, asegura que los chilenos tenemos ascendencia europea, indígena, asiá-tica y hasta polinésica o maorí, pero “al contrario de lo que sucedió en la mayorparte de América, el negro africano casi no participó en nuestra formación” (SanMartín, 1970, p. 21). La ironía está en que inmediatamente después de hacer estaafirmación, nos habla latamente de sus viajes por Chile, comenzando por Arica yyendo hacia el altiplano, donde sube lentamente describiendo la geografía física yhumana del valle de Azapa, donde por cierto no ve las numerosas comunidadesafrodescendientes que viven allí. Con toda razón, la sabiduría popular insiste en

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    12/26

    64 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

    que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.18 Gustavo del Canto, en unapágina web subtitulada peligrosa y erróneamente Los últimos negros de Chile , noscuenta que:

    Conocido por sus famosas aceitunas, el valle de Azapa es un verde yfrondoso oasis en medio del desierto ariqueño. Aquí encontramos planta-ciones de mangos, plátanos, guayabas y maracuyás, frutas tropicales quenos hablan de las bondades de estas tierras. Además esta zona concentrael mayor número de negros de la provincia de arapacá . Incluso en Arica,cuando te encuentras con un negro no le preguntas si es brasileño o

    cubano, sino simplemente ¿eres azapeño? Los Corvacho, los Ríos, losBaluarte y los Cadenas son algunas de las familias de sangre africanaque habitan desde hace siglos este hermoso lugar. Gente que ha sabidoadaptarse a las costumbres chilenas, pero que no reniegan de su pasadoni del color de su piel. (Del Canto, s/f; énfasis añadido)

    No se puede dejar pasar la ocasión de insistir en que renegar del color de la pielno hace más blanco. En su afán de obtener visibilidad, al considerarse a sí mismosLos últimos19 negros de Chile , Del Canto y las organizaciones de afrodescendientescomo Oro Negro y Lumbanga, están aceptando y legitimando tres prejuiciosraciales: que la africanidad y la negritud son lo mismo, que el único aporte de laafricanidad a la cultura chilena se resume en algunos rasgos físicos que estaríandesapareciendo, y que los afrodescendientes del norte no son realmente chilenos,sino que son extranjeros que se han adaptado a una cultura que les es ajena, aunque“reconociendo su pasado y el color de su piel”, los que serían elementos distintivosque los hacen ser extranjeros. Por su deseo de reconocimiento, Del Canto y losotros afrodescendientes de Azapa no logran reconocerse a sí mismos en la herencia

    africana de las manifestaciones de la cultura popular a través de todo Chile. Lopeligroso de toda esta confusión entre realidad cultural y estrategia política, esla búsqueda de la aprobación de una mal llamada Ley de Reconocimiento, quelegitimaría la clasificación de los negros-afrodescendientes, como una suerte de“especie en peligro de extinción”.20 

    18  Digamos de paso, que la afición por los refranes es, con toda probabilidad, heredada de las culturas afri-canas.

    19  Énfasis añadido.

    20  No es mi intención criticar, ni menospreciar los esfuerzos políticos de estas organizaciones y personas,sino exponer la intrínseca desviación filosófica que anula las posibilidades de éxito de dichos esfuerzos,al llevarlos, en el mejor de los casos, al resultado contrario del esperado: darles cierta visibilidad, pero

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    13/26

    65PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    La ley establecería en su artículo tercero que “Para los efectos de la presente leyse entiende por individuos pertenecientes a la etnia afrodescendiente a las personas que presentan características raciales específicas propias de su origen y/o se autorreconozcanen esta calidad” (Gobierno de Chile; énfasis añadido). La aprobación excluyentede leyes como estas, sólo pondría un velo más sobre las tradiciones afrodescen-dientes de Chile, reafirmando los procesos de apropiación de la cultura africanay de negación de esa parte de nuestra identidad. El sitio Memoria Chilena de laBiblioteca Nacional de Chile corrobora esta visión despectiva oficial de Chile haciala africanidad. Allí, refiriéndose precisamente a estos grupos de la provincia deParinacota, se señala: “Sin embargo, en Azapa existe actualmente un importante

    número de afrodescendientes. Algunos de los apellidos del valle que aún conservanel estigma africano son Ríos, Corvacho, Báez, Llerena, Cadenas, Baluarte, Barriosy Zavala” (Memoria chilena, s/f; énfasis añadido). ¿Debemos suponer que otrosapellidos tuvieron la suerte de desprenderse del estigma? Sabemos que “en el siglo XVIII, don Francisco Yánez, don Luis Carrasco y don Ambrosio Sánchez, distin-guidos criollos de Arica, instalaron tres ‘criaderos de negros’ en el valle de Lluta”(Del Canto, s/f). Ello, probablemente para abastecer de mano de obra las minasde las regiones desérticas circundantes. ¿Debemos suponer que la gran mayoría deellos, así como de sus descendientes, desaparecieron con las vicisitudes políticas defines del siglo XVIII y de principios del XIX? Por cierto que no; ellos deben haberconstituido el grueso de la población que después de la Guerra del Pacífico pasóa ser la población minera del Norte Grande de lo que hoy es Chile.

    Hemos visto que tanto intelectuales como instituciones parten de la acepta-ción acrítica del discurso histórico eurocéntrico, que afirma que en Chile no hayafrodescendientes. Los pocos que hubo habrían ‘desaparecido’ en el enjambre delas masas blanco-europeas y de los pueblos originarios. Sólo que para demostrarque no hay africanos, ni africanidad en Chile, parten de la afirmación de que ‘no

    hay negros en Chile’, o sea, se define algo a partir de algo mismo, lo que es unafalacia lógica e intelectual. En el centro de esta teoría subyace la idea de que lasetnias de origen no blanco-europeo son inferiores, por lo tanto son desplazadasy absorbidas en sus elementos genéticos y culturales cuando entran en contactocon una etnia superior como sería la blanca europea. odo esto es, en el mejor delos casos, una sobresimplificación de hipótesis teóricas.21 En definitiva, Chile esun país inventado al que le han negado una parte fundamental de su identidad

    reducirlos a una pequeña expresión exógena y endogámica, que les garantiza la desaparición final. Formas

    alternativas de acción política pueden desprenderse de las conclusiones finales de este trabajo.21  En el peor de los casos es la manifestación absurdamente racista de prejuicios que nacen, como siempre,

    de la ignorancia.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    14/26

    66 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

    histórica, social y cultural. La leyenda histórica nacional pretende que en el Chilecolonial no hubo esclavizados negros, por lo que los chilenos no podríamos serafrodescendientes. Esta narrativa no se sostiene, ni siquiera cuando se analizanlos registros históricos eurocéntricos.

    La búsqueda de las huellas africanas en la historia

     Algunos trabajos históricos sobre la trata de esclavizados en Chile de GuillermoFeliú (1973), Rolando Mellafe (1959) y Gonzalo Vial (1957), establecen números

    significativos de presencia afrodescendiente a través de todo el período colonial.Esta presencia alcanza hasta alrededor del 20% de la población en el siglo XVIII(Erlij, 2010b). Más recientemente, Fernanda del Río (2006), Celia Cussen (2009),Ricardo Gattini (2008), Paulina Barrenechea (2007) y Virginia Vidal (2005),entre otros, han publicado interesantes, aunque tímidos trabajos que comienzanel proceso de revisión de los registros históricos y literarios, y que revalorizan lapresencia de afrodescendientes en la historia nacional.

    El trabajo de Mellafe, La introducción de la esclavitud negra en Chile: tráfico yrutas , fue publicado en 1959 entre los Estudios de historia económica americana , ypremiado por la Academia Chilena de la Historia. Es un trabajo muy completoy comprensivo de la presencia y tráfico de esclavizados africanos en la CapitaníaGeneral de Chile y cuya “intención fundamental es la de poder responder a ciertasinterrogantes básicas: cómo fue introducida en el Reino de Chile la esclavitudnegra; qué formas adoptó esta introducción, y qué circunstancias la hicieron po-sible” (Mellafe, 1959, p. 5). Mellafe estudia la esclavización como un fenómenoexclusivamente económico, lo que lo hace casi olvidar el tema central de su trabajo(Hoetink, 1975). Lo que se desprende de la obra de Mellafe es que, desaparecida

    la necesidad de la mano de obra esclavizada, los esclavizados parecen desaparecercon ella. Hoetink, en su nota sobre el libro de Mellafe, lo sumariza así: “[Te afro-descendants] intermingling with the groups of European and Amerindian descent[…]  finally disappear as social entities -either virtually, as in Peru, or completely, asin Chile ” (Hoetink, 1975, p. 346; énfasis añadido). Es 1975 y a nadie le pareceaventurado afirmar que toda una etnia, que en algún momento ha conformado el20% o más de la población, simplemente desaparezca sin dejar huellas.

    Virginia Vidal, usando como fuente a Rolando Mellafe, apunta “que [el] primerconquistador que entró a nuestro territorio […] venía con ciento cincuenta esclavosmás su propia esposa, Malgarida de Almagro, todos africanos” (2005). PaulinaBarrenechea, para explicar lo que ella considera la escasez de menciones específicas

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    15/26

    67PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    sobre la presencia de esclavizados africanos en los registros de las crónicas y de losdocumentos oficiales de la conquista española, parte, aunque sin cuestionarlas, delas especulaciones hechas por Rolando Mellafe. Nos explica que:

    según Rolando Mellafe, la participación y presencia de negros esclavos enlas primeras expediciones venidas a Chile es elocuente, aunque muchasveces no se mencione. Esto ocurre en mucho porque ‘estaban compren-didos en las palabras pertrechos, mercaderías, etc., con que se acostum-braba resumir los diferentes elementos, esencialmente comerciables, queeran necesarios en las expediciones’. (Mellafe, 1959) Recordemos que el

    europeo cree que los negros, igualmente los indígenas, no tienen alma.El africano rápidamente deviene ente material convertido en un meroelemento comerciable. (Barrenechea, 2007, p. 186)

    Estamos en desacuerdo tanto con Barrenechea como con Mellafe en esta interpre-tación conjunta que ambos plantean. Digamos, en primer lugar, que una revisióndigital de documentos y crónicas del siglo XVI en Chile nos entregó miles dereferencias relativas a la presencia de africanos y afrodescendientes.22 Estas refe-rencias han sido ignoradas por los investigadores que han buscado en sus páginasescritas, antes de que fueran digitalizadas, lo que las hace extremadamente másmanuables. En este contexto se hace posible mirar la identidad histórica desde elparadigma ético que propone Kaufmann (2011) del reconocimiento identitariodesde la multiculturalidad. Recordemos, asimismo, que los españoles encuentrana los africanos y a los pueblos originarios en el mismo momento y en el mismolugar, durante la conquista de América. No podemos olvidar, tampoco, que laidentidad de los españoles se basaba en la unidad religiosa, de manera que infielesy paganos, o sea moriscos, indígenas y africanos, no forman parte de la cristian-

    dad, sin importar los detalles de sus creencias, origen geográfico o color de piel.Muchos de los conquistadores, como Valdivia, los Pizarro y Hernán Cortés, eranextremeños, por lo que estaban habituados a usar eufemismos como ‘criados’ paranombrar a sus esclavos moriscos cautivados en las escaramuzas militares de las

    22  En defensa de Mellafe y Barrenechea hay que decir que ellos no contaron con el acceso que nosotroshemos tenido a la masiva digitalización de documentos históricos iniciada por la Biblioteca Nacional deChile a través de su proyecto Memoria Chilena. enemos en preparación un trabajo en el que queremosdemostrar que los africanos en Chile, en el siglo XVI, fueron sumamente numerosos y que se radicaron

    en el país en forma masiva aun antes de la llegada de Pedro de Valdivia, constituyendo la base de la repo-blación de La Araucanía, después del exterminio de pueblos originarios debido a las epidemias de viruelasy tifus exantemático.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    16/26

    68 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

     Alpujarras. Además, los conquistadores y los tratantes constituyen dos grupos enmuchos sentidos desconectados culturalmente,23 o sea, que ni los cronistas ni losconquistadores españoles tienen, al momento de la conquista de Chile (1541-1598,aproximadamente), una conciencia real de la existencia de África como una enti-dad geográfica separada de las Américas. Acotemos además que caracterizacionescomo raza negra y raza africana como entidades diferenciadoras no aparecen sinohasta entrado el siglo XVIII.

    Los esclavos africanos en las expediciones de Almagro y Valdivia, entonces,no aparecen como mercancías, sino que son parte de los indígenas, yanaconas,criados e indios auxiliares. Cuando los pueblos originarios son mencionados en

    las crónicas, despachos oficiales o cartas son ‘indios naturales’, o simplemente,‘naturales’. Ni Mellafe ni Barrenechea parecen observar que los vocablos indio,indígena, yanacona, sirviente, criado y esclavo son, en muchos momentos, inter-cambiables. Paulina Barrenechea sostiene que “los europeos creen que el negro,igualmente que los indígenas, no tienen alma” (2007, p. 176), pero ¿solamente losafricanos devienen en ente comercial? El razonamiento no se sostiene: o se incor-pora a negros e indígenas en la lista de materiales y pertrechos, o se especificanen conjunto. Es mucho más razonable pensar que africanos e indígenas estabanincluidos en el mismo grupo, ya fueran yanaconas, indios auxiliares o criados,dependiendo del servicio al que estaban destinados y no de su origen geográficoo del color de su piel. En ocasiones se diferenciaba a los esclavizados de los enco-mendados, obligados y sometidos, usando el sustantivo ‘piezas’, que comenzó ausarse en África por los portugueses, e hizo su paso a América a comienzos de laconquista. En los documentos oficiales de fines de la colonia en Chile, todavía sedenomina como ‘piezas’ a los mestizos esclavizados en la región de La Araucanía,sometidos a cautiverio, muchas veces marcados a fuego y vendidos en la zonacentral de Chile o en el Perú.24 Soldados y oficiales que custodiaban la frontera

    conseguían sus ganancias y su sustento de este negocio de trata.En los primeros párrafos del capítulo IX de la crónica de Jerónimo de Vivar,se leen las siguientes oraciones:

    porque los indios naturales del valle  no les hiciesen daño y les matasenlos yanaconas y piezas de servicio [...] por donde acordaron salir y hacer el

    23  La mayor parte de los barcos tratantes, entre los siglos XV y XVI, eran de bandera portuguesa y, aunqueno lo fueran, dejaban su mercadería en tres o cuatro puertos habilitados para recibir a esclavizados, de

    manera que nunca se produce el contacto entre unos y otros.24  Para mayores detalles de la esclavización de los araucanos en el Chile colonial, véase Vida fronteriza en La

     Araucanía , de Sergio Villalobos.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    17/26

    69PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    daño que pudiesen en los yanaconas y gente de servicio, [...] Viendo esto, elgeneral acordó poner remedio en ello. Y para remediallo convino infor-marse de los yanaconas y esclavos, qué tanta gente podía ser la que veníaa hacer aquellos saltos y de qué parte venían [...] más si fuese menesterhasta hacer caza, y que los yanaconas y esclavos  fuesen por aquella partecomo solían a traer hierba y leña, y que se apartasen hasta media leguadel alonjamiento, y que llevasen todos sus armas [...] Puesta la gente enesta orden que he dicho, vinieron aquella noche hasta cincuenta indios y dieron en los yanaconas . Y como es gente los yanaconas que pelean másdesenvueltamente que los indios, puesto que sean todos de un género, toman

    ánimo por ser más hábiles y porque reciben favor de los cristianos. Poresta causa tenían seguras las espaldas. Como los yanaconas comenzaronde pelear con los indios 

     

    andando en la priesa que suelen haber en aque-llos tiempos, salieron los cristianos del bosque y mataron y prendieroncantidad de ellos. Y los demás se fueron por el arboleda escondiéndose,por ser cuando amanecía y no muy claro. [...] ambién lo hago porqueentendáis que sois muy malos en matarnos nuestros yanaconas y esclavos .(De Vivar, Cap. IX; énfasis añadido)

    Es interesante destacar que Vivar dice que los yanaconas son todos de un géneroy los asocia con los esclavos. Es perfectamente razonable pensar que los esclavoshabrían sido los africanos y los yanaconas sus descendientes, o viceversa. CarlosBarella, en un bien documentado glosario, da la siguiente definición, “YANACO-NA. Voz híbrida. De ‘yana’ (voz quechua), negro; y de ‘cona’, mocetón, guerrero. Yanacona, mocetón o guerrero negro…” (1971, p. 250). Más claro no puede ser:los yanaconas eran los esclavizados africanos y/o sus descendientes. Es sumamenteimprobable, sin embargo, que ‘cona’ venga del sustantivo mapuche por mocetón

    o guerrero. Lo más lógico es suponer que provenga del sufijo kuna , forma de plu-ralización del quechua del Cuzco, como lo apunta Rodolfo Lenz, “ yanacuna  – laservidumbre. | yanay  – acompañar, servir. | yanacuna  no es más que el plural de yana ; cuna  es terminación general del plural de los sustantivos” (s/f, p. 778).

    En todo caso, la raíz yana  significa, incuestionablemente, negro, y la combi-nación ‘yanacona’ o ‘yanakuna’, significa negros. Como lo dice Lenz, el sufijokuna  es la pluralización del sustantivo en el quechua de Cuzco-Bolivia. anto laexpedición de Almagro como la de Valdivia partieron desde el Cuzco, y ya traíancientos de yanaconas entre sus filas, así es que el origen del término debería serdel quechua del Cuzco. A través de los relatos de los cronistas, queda claro quelos yanaconas (o también anaconas) usaban vestimentas distintivas y tenían en

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    18/26

    70 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

    general una apariencia característica, sin importar la función que cumplieran. Estadistinción era clara para los indios del Cuzco, para los españoles y lo fue tambiénpara los araucanos.

    Sólo que se equivoca Lenz al pensar que yanacona viene de la raíz yanay , quees probablemente una verbalización del sustantivo yanacona, ya cambiado en susignificado por el uso que le dan los españoles. La palabra acompaña a soldadosy cronistas españoles desde el Cuzco,25 por lo que se hace difícil aceptar que cona  provenga del mapudungún. La explicación que Barella agrega para la presenciade la raíz yana , no hace sino confirmar los malabares que se hacen para ocultarla presencia africana:

    Sentido figurado para designar a aquellos que, traicionando a los su-yos –de ahí lo negro, como forma peyorativa del vocablo–, se sometían alhuinca y hacían de bestia de carga, de sirvientes y de carne de cañón. En lasbatallas los lanzaban en las primeras filas contra sus propios hermanos deraza. Los cronistas españoles los llamaban ‘indios de servicio’. (Barella,1971, p. 250; énfasis añadido)

    La aplicación de conceptos modernos, como la significación negativa de lo ‘negro’y la idea de raza, al pensamiento de los pueblos originarios en los primeros añosde la conquista española, es absurda. La construcción que propone Barella es unaextrapolación anacrónica que no tiene ninguna base de sustentación, aunque aciertaen el origen de la raíz yana . Digamos, para cerrar el tema, que el mismo Valdiviaen su tercera carta al rey de España menciona “las anaconcillas e indias de nuestroservicio que trajimos del Perú […] que serían hasta quinientas pececiellas” (Lenz,s/f, p. 778). Este uso que da Valdivia a las palabras ‘anaconcilla’ y ‘pececiella’ noshace pensar que el segundo incluye al primero, indicando que las anaconcillas

    eran ‘piezas capturadas’, probablemente africanas o afrodescendientes.Hay que destacar que los vocablos ‘indio’ e ‘indígena’ denominan a todos loscolonizados no europeos hasta entrado el siglo XX. Los asuntos de la GuineaEcuatorial, la colonia española en el África Occidental, hasta su autonomía en1962, los manejaba desde España el Patronato de Indígenas (Salvo, 2003). En elprimer número del periódico La Guinea Española , publicado por los claretianos

    25  Hay algunas explicaciones alternativas para ‘yanacona’, pero ninguna de ellas es tan directa y simple. Ade-más, siendo una palabra sencilla y de uso común (plural del color negro como sustantivo), ninguna de las

    explicaciones alternativas se contradice con el uso de ‘yanacona’ para designar a los esclavizados africanosque ya habían llegado al Cuzco en cantidades significativas y que formaban parte fundamental de todaslas expediciones conquistadoras.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    19/26

    71PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    en Banapá el 1 de abril de 1903, leemos en una crónica: “habíamos oído decirser voz corriente entre indígenas  y extranjeros de Bata, […] tenía dicho factor doscriados indígenas 

     

    de tribus distintas” (Banapá, 1903). Hasta 1962, cuando Españaotorga autonomía a los territorios coloniales de la Guinea, la norma tanto en elámbito político oficial como en el ámbito de los medios de comunicación o losdocumentos relacionados con la Iglesia Católica, mantienen consistentemente eluso de indígenas o nativos para referirse a los habitantes africanos.

    ¿Invisibilidad o genocidio sociocultural?

    Sin embargo, es tan fuerte la visión eurocéntrica, que en la búsqueda de las huellasafricanas sólo se busca lo ‘negro’, asumiendo dos premisas insólitas: una, que elproceso de cambio de color de la piel, o sea, la cantidad de melanina, se produceúnicamente en una dirección, de negro a blanco, y nunca a la inversa; y dos, quela única expresión de la africanidad con cierta permanencia y con cierta relevanciaes, precisamente, el color de la piel. Proponemos la interpretación afrocéntrica dela historia, de manera que se ponga lo afro en el centro de la investigación de lostemas afro y se les vea desde una perspectiva comprensiva, esencialmente africana.

    Como se parte de la premisa de que no hay afrodescendientes en Chile y quetanto la cultura como la identidad chilenas prácticamente no tienen elementosafricanos, se hacen ejercicios rebuscados de adaptación de los razonamientos.Uno de ellos tiene que ver con la ‘pureza’ racial de los mapuche. Para justificarla formación de una raza especial chilena de la mezcla entre mapuche y españo-les hay que hacer algunos malabares intelectuales. Virginia Vidal, por ejemplo,asegura que “cimarrones, esclavos alzados y organizados para esa lucha, hubomenos en Chile que en otros países” (2005),26 pero parece probar exactamente lo

    contrario. ¿Por qué “el mayor miedo de los conquistadores era la alianza entre losnegros sublevados y los indios”? “No hubo medida que no se tomara, aun las más

    26  El uso de la idea de excepcionalidad es el recurso más común. El problema es que esta excepcionalidadsiempre trae consigo un elemento subjetivo incomprobable (véanse las cursivas añadidas en la cita si-guiente): “radicionalmente subestimada, la cifra de esclavos negros en Chile –esclavos indios los hubonominalmente desde 1608– era tan considerable que en los censos del siglo XVIII sumaban la cuarta oquinta parte de la población total. Cien años después este contingente se diluiría casi sin huellas, absor-bido en los estratos inferiores del pueblo. Cabe especular que los motivos para esto se encuentren –segúnCussen– en la singularidad que representó la Guerra de Arauco. La crónica beligerancia con las huestes

    al sur del Biobío habría engendrado solidaridades personales  entre esclavos (negros) y amos (blancos), pro-piciando una espontánea política de manumisiones” (Erlij, 2010b). Esta ‘crónica beligerancia’ quedabastante desvirtuada en las páginas de Vida fronteriza … de Villalobos (1995).

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    20/26

    72 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

    salvajes, para castigar a los negros huidos y dispuestos a luchar por su libertad”(2005). ¿Para qué tomar salvajes medidas si el problema no era crucial para la so-brevivencia de la colonia? La gran diferencia con otros países fue que en Chile losesclavos tenían una etnia organizada en la lucha contra los españoles en una luchaa la que podían sumarse y donde tenían la posibilidad clara de desarrollar unaexistencia libre. Fernanda del Río (2006), en su tesis de maestría, tiene páginas ypáginas de registros históricos, documentos, ordenanzas que avalan exactamenteque muchísimos esclavos escapaban de su cautiverio, se convertían en cimarronesque luchaban con las armas para mantener su libertad y se emparejaban con lasindias. Imaginamos que también escaparían las esclavas, tanto negras como mu-

    latas o zambas. odavía en 1866, más de trescientos años después de la llegadade los españoles, la región de La Araucanía seguía siendo “asilo de aventureros yrevoltosos y malhechores” (Guevara, 2012, p. 9).

    Desde los primeros años de la conquista, la región de La Araucanía tiene quehaber sido refugio de cimarrones. La búsqueda de las huellas de África en Chiledebe hacerse, entonces, en el contexto de la tradición cultural, y de las crónicas ydocumentos históricos, pero, como lo planteábamos antes, desde una perspectivaafrocéntrica. Como se veía en el correo electrónico del Dr. Skewes, hasta el día dehoy en La Araucanía abundan los curri, sambos y curiches  (gente negra).

    En contra de toda lógica y, según dice, basándose en los textos de Mellafe,Vidal nos informa que,

    de los 150 soldados que venían con Pedro de Valdivia, traían esclavosnegros él mismo, Bartolomé Flores, Francisco de Aguirre, Jerónimode Alderete, Pedro Gómez de don Benito, Gonzalo de los Ríos, JuanNegrete, Pedro y Francisco de Villagra. Hay pruebas de que esos esclavosquedaron sin descendencia . (Vidal, 2005)

    ¿Cómo podría haber ‘pruebas’ de la falta de descendencia de estos esclavos? Sabe-mos que un negativo no se puede probar, por tanto, solamente podrían faltar laspruebas de que estos esclavos hubieran tenido descendencia, pero no hay pruebasde que no la tuvieran. Creemos que la supuesta falta de descendencia de estosesclavos se debe fundamentalmente a que escaparon hacia el cimarronaje y que serefugiaron en La Araucanía, aliándose y mezclándose con los mapuche. Las selvasde la cordillera de Nahuelbuta y sus alrededores, muy parecidas a las selvas de lacosta centro occidental de África, punto de origen de casi todos los esclavizadosdel siglo XVI, ofrecían un ecosistema familiar, de fácil adaptación y adecuadopara defenderlo y esconderse. Pero esta supuesta falta de descendencia representa

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    21/26

    73PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    la persistencia del supremacismo blanco eurocéntrico en el pensamiento de losque buscan las huellas africanas en Chile, ya que están partiendo de la premisa deque en Chile ya no quedan africanos y, por tanto, están buscando una explicaciónplausible a la llegada de africanos en la época de la conquista y a su posterior des-aparición de un imaginario fenotipo chileno. No hay un sólo contexto concebibleen que esta falta de descendencia sea razonable.

     Al igual que Hernán San Martín, que sube por el valle de Azapa sin ver aningún negro, los chilenos van por la vida haciendo referencias solapadas sobre lanegritud de otros,27 pero evitando mirarse en el espejo con sinceridad por miedoa encontrar su propia negritud. Incluso se niegan a sí mismos el evidente origen

    racial de algunos apellidos: Prieto, Moreno, Negrete; o la relación con la trata tran-satlántica de muchos apellidos portugueses: Piñera, Silva, Figueroa, olvidando quea los esclavizados, despojados de sus propios nombres, se les negaba su identidadal darles el apellido de sus captores.

    Conclusión

    “Ser afrodescendiente no es solamente la parte fenotípica o biológica, afrodescen-diente significa ser parte de una historia ancestral rica en cultura, tradición, estilosde vida conectada a la naturaleza misma” (Afrochileno, 2012). No obstante queesta idea representa un paso en la dirección correcta, nos parece que equivoca elcentro de lo que debe llegar a ser el análisis y el diálogo. Hasta hoy, el eurocen-trismo nos ha impuesto la categoría fenotípica o biológica como única categoríapara reconocer la afrodescendencia. Proponemos eliminar la categoría fenotípicay reemplazarla por los elementos culturales como forma de reconocimiento de lainfluencia africana en Chile. El registro histórico europeo es incuestionable: la

    presencia afrodescendiente en Chile ha sido tanto o más numerosa que la presenciaeuropeo española. Aceptar que la formación de la cultura y de la identidad nose puede medir en iguales proporciones a la presencia de la población, es aceptarque los afrodescendientes son inferiores, que las culturas africana y originaria sonmenos desarrolladas y menos importantes que la cultura europea. Nos negamosa aceptar estas premisas. No sólo la cueca y el cachimbo, sino que casi todas lasformas de música popular chilena son de origen africano o tienen un importantecomponente de ese origen, como las diabladas, los carnavalitos, el costillar chilo-

    27  Algunos de los sobrenombres más comunes que hacen referencia al color de la piel ajena son: negro,negra, mono, chita, Pelé, curiche.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    22/26

    74 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

    te, la cueca chilota, las décimas, la paya, los cantos de angelitos y muchos otros.La mayor parte de la subyacente cultura popular nacional tiene una influenciaafricana predominante. Los mitos originales mapuche son de origen africano;las más importantes comidas populares, también lo son: el ñache, las prietas, loschunchules, los costillares, las criadillas; las manifestaciones religiosas popularesdedicadas a los santos y a la Virgen son casi completamente africanas; el sentidodel humor, la filosofía de vida popular y esa combinación aparentemente contra-dictoria entre rebelión y sumisión tienen su origen en la africanidad; el rol quecumple la mujer en la familia chilena del pueblo y en las comunidades mapuchesolamente encuentra su paralelo en las tradiciones del África Central; las comu-

    nidades mapuche mantienen su historia en forma oral al estilo de la tradición delos griot s de Senegambia; muchas de las palabras de uso popular son africanismos: pachanga, moronga, quilombo, palenque, rengo, tango, chimba, chamba, champa ymuchísimas otras.28

    Hay, al menos, dos culturas y dos sociedades en la chilenidad: una cultura eu-rocéntrica, hispanocriolla, supremacista, que ha mantenido el poder por doscientosaños de república; y otra cultura popular, sincrética entre los pueblos originariosy la africanidad, ladina, de sobrevivencia, solidaria, que sigue siendo dominada ynegada. La primera ha sido largamente estudiada y difundida; a la segunda reciénle empezamos a hacer justicia. Mientras los chilenos no acepten su africanidad y nola asuman en un ciento por ciento con sus bondades y sus problemas, no sabremosquiénes somos. Digamos, para terminar, que esperamos que este trabajo sea unprimer paso en la segunda etapa de los estudios africanos en Chile. La primeraetapa, la de demostración de la presencia masiva de afrodescendientes, desde losprimeros años de la invasión española, ya está agotada, en el sentido de que nopuede haber un intelectual serio que pueda negarla. Ya nadie en Chile puede mirarla historia y desconocer la presencia africana tanto en el fenotipo chileno como en

    la cultura popular. La segunda etapa, la de la gran sorpresa, es la de poner a Chilefrente al espejo de su propia negritud, donde pueda reconocer su africanidad, notanto en su apariencia física, sino en los aspectos más fundamentales e históricosde su propia cultura: el lenguaje, la medicina popular, las creencias religiosas ycosmogónicas, los hábitos alimenticios, las tradiciones sociales, la vida diaria y lavisión del mundo.

    Recibido enero 17, 2013Aceptado agosto 28, 2013

    28  odo esto es tema de una investigación más amplia sobre la influencia africana en la cultura mapuche,investigación que está en curso.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    23/26

    75PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    Referencias bibliográficas

     Afrochileno. Afrochilenos... hacia el reconocimiento. Disponible en http://afrochileno.blogspot.com [enero 2012].

     Aguirre, I. (1982). Lautaro. Epopeya del pueblo mapuche. Santiago: Nascimento. Alegría, F. (1946).Lautaro, joven libertador de Arauco.New York: Appleton-Century-Crofts, Inc. Allende, I. (2004). Mi país inventado. New York: Rayo-HarperCollins Publishers. Asante, M. K. (2003). Afrocentricity. Te Teory of Social Change.Chicago, Il.: African Ameri-

    can Images.Banapá, M. de (1903). Parte Amena. Crónica de Fernando Poo. Justicia bien entendida. La

    Guinea Española 1 (1).Barella, C. (1971). Lautaro Guerrillero. Santiago: Ediciones Nueva Universidad, Universidad

    Católica de Chile.Barrenechea, P. (2007). La figuración del negro en la literatura colonial chilena. María Anto-

    nia Palacios, esclava y músico: la traza de un rostro borrado por/para la literatura chilena.esis (PhD) (M. Donoso, & D. d. esis, eds.), Departamento de Literatura, PontificiaUniversidad Católica de Chile, Santiago.

    Bedate, A. (1955). Inauguración de la iglesia de Bata. Revista La Guinea Española Año LII,N° 1425, 5-7.

    Bengoa, J. (1985). Historia del pueblo mapuche. Santiago: Ediciones Sur.Biblioteca Nacional de Chile (2010). El folclor de Chile y sus tres grandes raíces: Africana .

    Disponible en http://www.memoriachilena.cl/temas/dest.asp?id=folclor3afri [abril 2013].Bloom, H. (1994). Te Western Canon: Te Books and School of the Ages. New York: Riverhead

    Books.Canto, G. del (s/f). Los últimos negros de Chile. Afrochilenos: hacia el reconocimiento. Dis-

    ponible en http://afrochileno.blogspot.com [diciembre 2011]. (2003). Huellas africanas en América del Sur: los últimos negros de Chile . Disponible

    en http://diadelaetnia.homestead.com/chilenegro.html [abril 2012].Cussen, C. (2009).Huellas de África en América: perspectivas para Chile. Santiago: Universitaria.Diop, C. A. (1974). Te African Origin of Civilization, Myth or Reality. rad. M. Cook.

    Chicago: Lawrence Hill Books.Erlij, E. (2010b). Los atormentados orígenes de la sexualidad chilena . Disponible en http://www.

    emol.com/magazine/25-de-noviembre-de-2010/html [noviembre 2010]. (2010a). Presencia africana en Chile: relato de una ausencia. Disponible http://www.

    emol.com/magazine/10-de-abril-de-2010/html [abril 2010].Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Universidad de Chile (s/f). Perfil demográfico

    de Chile. Disponible en http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/ciencias_quimicas_y_farmaceuticas/medinae/cap2/5b6.html [mayo 2012].

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    24/26

    76 | El componente africano de la chilenidad

     Jorge Salvo

    Feliú Cruz, G. (1973). La abolición de la esclavitud en Chile. Santiago: Universitaria.Gates, H. L. (productor), Gates, H. L. (escritor), Gates, H. L. (dirección) (2011). Blacks in

    Latin America: Mexico and Peru [película]. USA: Public Broadcasting System.Gattini, R. (2008). El barco de ébano. Santiago: Grijalbo.Gobierno de Chile (s/f). Proyecto de Ley: Establece el reconocimiento de la etnia afrodes-

    cendiente en Chile. Boletín Oficial (6655-17). Santiago, Chile.Grupo Histórico Arqueológico de Villarrica. Los esclavos negros en la ciudad. Disponible

    en http://villarrica-chile. blogspot.com/2007/06/villarrica-tres-veces-nacida_3679.html[mayo 2012].

    Guevara, . (1890). Historia de Curicó. Curicó, Chile: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

     (2012). Ocupación de La Araucanía . Alicante, España: Biblioteca Virtual Miguel deCervantes.

    Hoetink, H. (1975). Early Slavery on the Pacific Coast. Journal of Interamerican Studies andWorld Affairs , 17 (3), 345-349.

    Kaufmann, S. (2011). Multiculturalidad y ética del reconocimiento. Persona y Sociedad XXV,Vol. Nº 1, 75-87.

    Lenz, R. (s/f). Diccionario etimológico de las voces chilenas derivadas de lenguas indígenas ame-ricanas . M. F. Podestá (ed.). Santiago: Universidad de Chile; digitalización de MemoriaChilena.

    Los Roblerinos (s/f.). Etimología de la cueca . Disponible en http://www.losroblerinos.cl/cueca.html [octubre 2010].

    Mellafe, R. (1959). La introducción de la esclavitud negra en Chile. ráfico y rutas. Santiago:Departamento de Historia, Instituto Pedagógico, Universidad de Chile.

    Memoria Chilena (s/f). La cueca: El símbolo más puro de nuestra identidad . Disponible enhttp://www.memoriachilena.cl/temas/index.asp?id_ut=lacueca [diciembre 2012].

    Río, F. del (2006). El lado negro de la historia de Chile. El discurso historiográfico sobre los africanos y afrodescendientes durante el siglo XIX . esis (Mg), Universidad Católica de Chile,

    Santiago.Salinas, M. (2012). Las mujeres indígenas, moriscas y africana: los mestizajes y la represen-

    tación de la sociabilidad amorosa en Chile. Chungará, Revista de Antropología Chilena44 (2), 325-340.

    Salvo, J. (2003). La formación de identidad en la novela hispano africana: 1950-1990. Alicante,España: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Universidad de Alicante.

    San Martín, H. (1970). Nosotros los chilenos: res ensayos antropológicos de interpretación.Santiago: Austral.

    Sertima, I. V. (2003). Tey Came before Columbus. New York: Random House.Smart, I. I. (1998).  Amazing Connections: Kemet to Hispanophone Africana Literature.

     Washington D.C. and Port of Spain, USA, rinidad and obago: Original World Press.

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    25/26

    77PERSONA Y SOCIEDAD / Universidad Alberto Hurtado |

     Vol. XXVII / Nº 3 / septiembre-diciembre 2013 / 53-77

    Valdivia, P. de (1929). Cartas. J. . Medina (ed). Sevilla: Establecimiento tipográfico de M.Carmona.

    Vial Correa, G. (1957). El africano en el Reino de Chile. Ensayo histórico jurídico. Santiago:Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Católica de Chile.

    Vidal, V. (2005). La presencia africana en Chile. Anaquel Austral  [agosto 2005].Villalobos R., S. (2012). Historia de los chilenos (Vol. I). Santiago: aurus.Villa lobos, S. (1995). Vida fronteriza en La Araucanía. El mito de la Guerra de Arauco. San-

    tiago: Andrés Bello.Vivar, J. de (1558). Crónica de los Reinos de Chile (ed. digitalizada). Junta del Gobierno de

    Castilla y León. Disponible en http://www.artehistoria.jcyl.es/cronicas/contextos/10903.

    htm [septiembre 2013]. Werger, B. B. (s/f.). Vocabulary for Barry Brian Werger’s Internet Quechua Lessons . Disponible

    en http://www.ullanta.com/quechua/Vocabulary.html [diciembre 2012].

  • 8/16/2019 Componente Africano de La Chilenidaddd

    26/26