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Política y Sociedad, 2007, Vol. 44 Núm. 1: 31-53 31 Complejidad y participación: la senda de la invención estratégica 1 Complexity and Participation: the Path of Strategic Invention Miguel MARTÍNEZ LÓPEZ Dpto. CC. Humanas y Sociales. Universidad de La Rioja [email protected] Recibido: 13.09.06 Aceptado: 31.10.06 RESUMEN La fundamentación epistemológica de la investigación-acción participativa en el denominado «paradig- ma de la complejidad» está plagada de malentendidos, imprecisiones y omisiones importantes. La tra- ducción adecuada y contextualizada de conceptos provenientes de las ciencias naturales para su uso en las ciencias sociales resulta especialmente necesaria en las corrientes metodológicas cualitativas-estruc- turales y participativas-dialécticas. En este trabajo se abordan, en particular, los conceptos de «entropía», «complejidad» y «acción estratégica». Partiendo de una noción general de complejidad relativa a la con- sideración de la incertidumbre, las novedades y la contextualización de los sistemas, se destacan los aspectos preformativos e indicativos de acciones que ese paradigma implica. Se defiende, así, que la con- ceptualización de operaciones como las de «actuar para conocer» y «actuar conociendo / conocer actuan- do», condensadas en la noción de «invención estratégica», complementan o desbordan las operaciones típicas de la planificación e, incluso, de la autoplanificación («conocer para actuar»). En definitiva, se argumenta que esas definiciones son coherentes con una perspectiva ecosistémica de la realidad social y natural en la que es necesario contextualizar lo que es más o menos complejo en el mundo, en nuestro conocimiento del mismo y en nuestras acciones prácticas interviniendo en él. Las metodologías de inves- tigación-acción participativa, en consecuencia, precisarían adoptar esa perspectiva epistemológica com- pleja y ecosistémica, y emprender la senda de la «invención estratégica» con un uso esclarecedor de los conceptos importados de otras disciplinas científicas. PALABRAS CLAVES: Epistemología, ciencias sociales, complejidad, metodología, investigación-acción, participación, planificación, estrategia, invención. 1 El presente texto tiene su origen en uno más extenso presentado en el VI Congreso Español de Sociología, celebrado en A Coruña en 1998, con el título «Lo complejo es el contexto. Exploración participativa, invención estratégica y autogestión en el ecosistema social». Aunque nuevas lecturas, experiencias y reflexiones me obligarían ahora a una reescritura profunda del mismo, he optado aquí tan sólo por retomar del mismo unas pocas cuestiones básicas y aún pertinentes para la discusión epistemológica y metodológica de la investigación social participativa. Le agradezco a Tomás R. Villasante su inicial y estimulante invitación al mencionado congreso, y los apasionantes debates previos que tuvimos al respecto en un encuentro sobre semejantes temáticas en Plasencia en el mismo año. También debo recono- cer las valiosas críticas y sugerencias a una versión preliminar de aquel texto que amablemente me trasladó el profesor Pablo Navarro. Ojalá que ambos vean algunos de sus esfuerzos recogidos en este texto, aunque del resto de aportaciones no tomadas de otros autores me toca a mí hacerme plenamente responsable.

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Política y Sociedad, 2007, Vol. 44 Núm. 1: 31-53 31

Complejidad y participación:la senda de la invención estratégica1

Complexity and Participation:the Path of Strategic Invention

Miguel MARTÍNEZ LÓPEZ

Dpto. CC. Humanas y Sociales. Universidad de La [email protected]

Recibido: 13.09.06Aceptado: 31.10.06

RESUMEN

La fundamentación epistemológica de la investigación-acción participativa en el denominado «paradig-ma de la complejidad» está plagada de malentendidos, imprecisiones y omisiones importantes. La tra-ducción adecuada y contextualizada de conceptos provenientes de las ciencias naturales para su uso enlas ciencias sociales resulta especialmente necesaria en las corrientes metodológicas cualitativas-estruc-turales y participativas-dialécticas. En este trabajo se abordan, en particular, los conceptos de «entropía»,«complejidad» y «acción estratégica». Partiendo de una noción general de complejidad relativa a la con-sideración de la incertidumbre, las novedades y la contextualización de los sistemas, se destacan losaspectos preformativos e indicativos de acciones que ese paradigma implica. Se defiende, así, que la con-ceptualización de operaciones como las de «actuar para conocer» y «actuar conociendo / conocer actuan-do», condensadas en la noción de «invención estratégica», complementan o desbordan las operacionestípicas de la planificación e, incluso, de la autoplanificación («conocer para actuar»). En definitiva, seargumenta que esas definiciones son coherentes con una perspectiva ecosistémica de la realidad social ynatural en la que es necesario contextualizar lo que es más o menos complejo en el mundo, en nuestroconocimiento del mismo y en nuestras acciones prácticas interviniendo en él. Las metodologías de inves-tigación-acción participativa, en consecuencia, precisarían adoptar esa perspectiva epistemológica com-pleja y ecosistémica, y emprender la senda de la «invención estratégica» con un uso esclarecedor de losconceptos importados de otras disciplinas científicas.

PALABRAS CLAVES: Epistemología, ciencias sociales, complejidad, metodología, investigación-acción,participación, planificación, estrategia, invención.

1 El presente texto tiene su origen en uno más extenso presentado en el VI Congreso Español de Sociología, celebrado en A Coruña en1998, con el título «Lo complejo es el contexto. Exploración participativa, invención estratégica y autogestión en el ecosistema social».Aunque nuevas lecturas, experiencias y reflexiones me obligarían ahora a una reescritura profunda del mismo, he optado aquí tan sólo porretomar del mismo unas pocas cuestiones básicas y aún pertinentes para la discusión epistemológica y metodológica de la investigaciónsocial participativa. Le agradezco a Tomás R. Villasante su inicial y estimulante invitación al mencionado congreso, y los apasionantesdebates previos que tuvimos al respecto en un encuentro sobre semejantes temáticas en Plasencia en el mismo año. También debo recono-cer las valiosas críticas y sugerencias a una versión preliminar de aquel texto que amablemente me trasladó el profesor Pablo Navarro.Ojalá que ambos vean algunos de sus esfuerzos recogidos en este texto, aunque del resto de aportaciones no tomadas de otros autores metoca a mí hacerme plenamente responsable.

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ABSTRACT

The epistemological basis of research-participative action in the so-called «paradigm of complexity» isplagued with misconceptions, imprecision and significant omissions. The appropriate and contextualisedtranslation of concepts acquired from natural sciences for use in social sciences is particularly necessaryin qualitative-structural and participative-dialectic methodological trends. This study focuses on the con-cepts of «entropy», «complexity» and «strategic action». Based on a general notion of complexity rela-ting to the consideration of uncertainty, innovation and the contextualisation of systems, we may high-light the performance-related aspects indicative of actions implied by this paradigm. Thus, the authorsargue that the conceptualisation of operations such as «acting in order to know» and «act knowing/knowby acting», encompassed in the notion of «strategic invention», complement or exceed the scope of typi-cal planning operations and even self-planning («knowing in order to act»). In short, the authors arguethat these definitions are coherent with an ecosystemic perspective of the social and natural reality, whe-re it is necessary to contextualise what is more or less complex in the world, in our knowledge of theworld and in our practical actions when acting in the world. Consequently, research-participative actionmethodologies would need to adopt this complex and ecosystemic epistemological perspective, andadopt a «strategic invention» approach in order to clarify the concepts imported from other scientific dis-ciplines.

KEY WORDS: Epistemology, social sciences, complexity, methodology, research-action, participation,planning, strategy, invention.

SUMARIO

1. Introducción. 2. Entre lobos y hombres: la circulación de conceptos interdisciplinares. 3. Entropía: eldesorden dentro de un orden. 4. Complejidades sociales: de la variedad a la proliferación. 5. No enseñestácticas kamikaze: aprende estrategias cooperativas, inventa estratégicamente. 6. Conclusiones.

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1. INTRODUCCIÓN

»Ni en las universidades ecotopianas ni en losinstitutos de investigación se pueden encontrar

profesores de ciertas materias en otro tiempoflorecientes: ciencia política, sociología y psicología.Es evidente que los profesionales de dichos saberes se

pasaron a otros campos: filosofía, biología, etc.Todavía continúan apareciendo en el mercado

numerosos libros acerca de esos antiguos temas, perose les da un tratamiento como si formaran parte de las

preocupaciones ciudadanas generales, sin serconsiderados de rango científico.»

Ernst Callenbach. Ecotopía. Diario íntimo yreportajes de William Weston. 1975

La curiosa y singular novela Ecotopía mos-traba una sociedad organizada de forma ecoló-gica y basada en un cierto comunismo liberta-rio. Sin embargo, sorprendía su pronóstico acer-ca de la desaparición de las ciencias sociales. Obien murieron de éxito, al convertirse en unaespecie de conocimiento generalizado o artesa-nía popular, al modo de la autoconstrucción deviviendas; o bien no evolucionaron lo suficientepara ayudar a construir la nueva sociedad. Estasdisyuntivas se ciernen también hoy sobre nues-tras ciencias sociales, aunque muy pocas vecesse discuta de ello en público. ¿Cómo conseguirque sean más útiles a proyectos de transforma-ción ecotópica de nuestra sociedad: se populari-zarán lo suficiente por su demostrada validezsocial o permanecerán arrumbadas en el cajónde los lenguajes esotéricos bajo llave de las cla-ses dominantes?

Desde las décadas de 1960 y 1970, distintosinvestigadores se dedicaron tenazmente a cons-truir vínculos más estrechos entre el conoci-miento sociológico y las acciones emancipado-ras de comunidades locales o colectivos especí-ficos (por ejemplo, Fals Borda, 1985). Lasmetodologías de investigación-acción participa-tivas impelían a los científicos sociales a colabo-rar con los grupos sociales en sus acciones polí-ticas de emancipación a la vez que producían unconocimiento útil a tales fines. En el fondo latíael mismo límite lógico planteado en Ecotopía:¿podrán llegar a ser capaces de autoinvestigarsesociológicamente quienes lo necesiten? Sinembargo, desde el flanco de la ciencia institu-cionalizada siempre se ha sospechado del esca-so fundamento epistemológico de ese tipo de

metodologías y prácticas: ¿No se trata, acaso,de un conocimiento viciado por intereses espu-rios y particulares? ¿Qué rigor profesional ycientífico pueden tener esos procesos dondecualquiera alega saber algo válido?

Cuando se ha hecho el esfuerzo por respondera las críticas, entre las principales fuentes de jus-tificación epistemológica de las metodologíasparticipativas han estado el relativismo, el mate-rialismo histórico-dialéctico y otras visionesheterodoxas con respecto al positivismo(Feyerabend, Khun, Foucault, Habermas, etc.)(por ejemplo: Demo, 1985; Gollete, 1988; Ga-barrón, 1994). Con menos frecuencia, no obs-tante, se ha recurrido con parsimonia a posturasmás próximas al realismo crítico (Bhaskar yotros), al racionalismo aplicado (Bourdieu yotros) y a las «epistemologías de la compleji-dad». Esta última vía es la que comenzaron aexplorar investigadores como Jesús Ibáñez yTomás R. Villasante (Ibáñez, 1985, 1990; Villa-sante, 1993, 1994), pero sobre la cual, a nuestrojuicio, existen aún numerosos problemas ymalentendidos. A desenmarañar algunos deellos nos proponemos dedicarnos en las siguien-tes páginas.

En los últimos años han aparecido algunostrabajos que han contribuido a esclarecer laconexión de las ciencias sociales con las episte-mologías de la complejidad (Navarro, 1996;Escotado, 2000), pero en raras ocasiones las hanvinculado explícitamente con las metodologíasparticipativas. Por su parte, los trabajos másorientados a promover estas últimas y algunosde sus horizontes deseables (autoinvestigación,co-investigación, desarrollo comunitario partici-pativo, presupuestos municipales participativos,etc.) (Montañés et al., 2000; Villasante et al.,2002; Malo et al., 2004; Col.Lectiu Investiga-cció, 2005) tampoco suelen sustentar razonada-mente sus propuestas en conceptos de la com-plejidad provenientes de las ciencias duras (físi-co-químicas y matemático-experimentales) yadecuadamente traducidos a las ciencias socia-les. ¿Qué puentes, por lo tanto, es necesario tra-zar entre ambos extremos?

En primer lugar, avanzamos dos definicionespreliminares de la complejidad. Por una parte,la relativa a la circulación de conceptos entre lasciencias sociales y las naturales. Por la otra,cuestionando los aspectos indeterminables de larealidad social y natural. Ese epígrafe, en térmi-nos de Michel Serres, simplemente apunta la

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necesidad de abrir «pasos del noroeste» paracomunicar concepciones epistemológicas pro-venientes de todo tipo de campos del saber. Enel siguiente epígrafe tomamos el concepto de«entropía» como ejemplo para mostrar lasdimensiones y contextualizaciones que sonnecesarias tener en cuenta en todo trasvase ter-minológico entre disciplinas científicas. Graciasa esas puntualizaciones y a la procedencia deese concepto de los fenómenos termodinámicos(los primeros considerados formalmente com-plejos), es posible abordar a continuación losmalentendidos que tienen lugar cuando se iden-tifica, de forma simplificadora, la noción de«complejidad» con la de «variedad». Nuestraargumentación nos conducirá, de forma másprecisa, a una concepción de la complejidad quevincula el conocimiento y la acción en forma de«proliferación», de incrementos de la compleji-dad. Puesto que los vínculos entre conocimientoy acción constituyen el punto crucial sobre elque pivotan las metodologías de investigación-acción participativa (y todo proceso de planifi-cación, de implementación de políticas y de usosocial del conocimiento científico), el últimoepígrafe lo dedicamos a esclarecer la noción de«acción estratégica», justificando una clasifica-ción básica de su tipología y añadiendo unadimensión compleja en su interpretación: elcontexto observador. Llegaremos así a definir lanoción de «invención estratégica» como baluar-te en el que se condensan las operaciones de«actuar para conocer» y «actuar conociendo /conocer actuando» que complementan o des-bordan las operaciones típicas de la planifica-ción e, incluso, de la autoplanificación («cono-cer para actuar»).

Nuestro propósito, en definitiva, es modesto:demostrar que una reflexión sobre estas cues-tiones epistemológicas fundamentales y lasconsecuencias metodológicas que se van extra-yendo de ellas, evitarán los habituales saltosconceptuales injustificados y dislates que seproducen a la hora de desarrollar investigacio-nes sociales participativas. Las determinacio-nes conceptuales aquí propuestas, sin embargo,son más ambiciosas: sólo desde una perspectivaecosistémica —contextualizando lo que es y noes complejo en el mundo, en nuestro conoci-miento del mismo y en nuestras acciones prác-ticas— podremos desarrollar la investigación-acción participativa. La «invención estratégi-ca», a nuestro juicio, es uno de los caminos, de

los senderos (más estriados, menos cartografia-dos), pero los que ya están abiertos y los quequedan por abrir son muchos más.

2. ENTRE LOBOS Y HOMBRES:LA CIRCULACIÓN DE CONCEPTOSINTERDISCIPLINARES

«El primer teorema de Pask dice así: un maestrodebe ser un alumno, si no, la enseñanza no puede tener

lugar. El maestro debe aprender acerca de lasidiosincrasias, las metas, etc. del alumno. Del mismo

modo, el estudiante tiene que aprender lasidiosincrasias del maestro, una de las cuales puede ser

su campo de estudio, digamos, la química orgánica.Un corolario a este teorema es que la situación de

enseñanza-aprendizaje es simétrica.»

(Von Foerster, 1982: 129)

En primer lugar, una visión compleja delmundo nos proporciona un punto de partidareflexivo acerca de la propia historia de las cien-cias: la gestación de todas las ciencias (socialesy naturales, por simplificar) ha sido resultado demutuas imbricaciones e intercambios concep-tuales. Su separación abstracta y analítica sedebe tanto a los desiguales desarrollos intrínse-cos de cada disciplina, como a los contextossociales en los que lo hicieron (Mason, 1984;Pizarro, 1998).

Analizando el trasvase de conceptos entre lafilosofía, la economía, la sociología y la biolo-gía, Marshall Sahlins (Sahlins, 1976) ofreció,en uno de los ejemplos más citados, la imagende un círculo vicioso (o virtuoso, según semire). Se trata de las proyecciones que el filóso-fo Hobbes (1588-1679) hizo sobre la sociedadde su principio de la competencia natural entrelos humanos («el hombre es un lobo para elhombre»). El economista liberal Adam Smith(1723-1790) usó esas ideas para fundamentar suteoría del funcionamiento autorregulado de losmercados (la «mano invisible») gracias a lasconsecuencias no intencionadas de los indivi-duos que persiguen sus intereses egoístas. Algosemejante había hecho uno de los primerossociólogos teóricos, Herbert Spencer (1820-1903), ampliando la necesidad de esa compe-tencia entre individuos adultos para evitar ladegeneración de la sociedad. Más tarde, el bió-logo evolucionista Darwin (1809-1882) leyó a

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Smith y a Spencer (también al demógrafo y eco-nomista Malthus) y fueron esas ideas, junto asus propias disquisiciones y observaciones, enlas que se apoyó para formular su teoría de la«selección natural». De forma independiente ala interpretación que hacen los biólogos de lasleyes enunciadas en esa teoría, Spencer y otrofilósofo social, Sumner encontraron en la teoríade Darwin una prueba científica de sus visionesde la sociedad, por lo que pasaron a ser conoci-dos como «darwinistas sociales». El círculo sevuelve a cerrar una vez más casi un siglo des-pués, en 1975, cuando el biólogo E.O.Wilsonpublica su libro Sociobiología utilizando el dar-winismo social y su axioma del «individualismoposesivo» para concebir de nuevo los procesosbiológicos («el lobo es un hombre para el lo-bo») (Lewontin et al., 1984: 282-323; Lemkow,2002: 67-80)2.

Lo didáctico del ejemplo anterior es que nosólo las ciencias sociales han importado con-ceptos de las ciencias naturales (recuérdense,por ejemplo, todos aquellos de los paradigmasmarxista y funcionalista referidos a fuerzas,valores, orden, legalidad, evolución, revolucio-nes, etc.), sino que también ha ocurrido al revés(Foucault, 1966; Mason, 1984). Aunque puedaparecer un caso poco frecuente de humanismo(«nada humano me es ajeno»), el químico I.Prigogine ha reconocido en numerosas ocasio-nes la influencia analógica y sustantiva quetuvieron en sus estudios sobre los procesos ter-modinámicos, las ideas filosóficas de Lucrecio,Bergson o Deleuze (Prigogine, 1979). La histo-ria, la sociedad y la cultura (incluida la científi-ca, la política y la artística), en consecuencia,nos dotan de un primer contexto relevante decomplejidad intrínseca a los conceptos y axio-mas que utilizamos en todo proceso de produc-ción de conocimiento. Para mayor esclareci-miento de ese contexto, en todo caso, defina-mos una primera acepción de «complejidad» entanto que una circulación interdisciplinariade conceptos «duros» y «blandos» sobre larealidad.

El anterior argumento se ha llegado a plante-ar de un modo extremadamente relativista, alu-diendo a que lo social «no es unitario sino múl-tiple», que sólo se puede concebir «fragmenta-

ria y desordenadamente» y que se debe atendera «sus particularidades concretas y siemprecambiantes» (Mulkay, 1989). Es decir, que lasciencias sociales no se podrían guiar por losparadigmas mecanicistas de las ciencias durasy que incluso serían éstas las que deberían lascualidades sociales complejas (en concreto:desorden, cambio, diversidad, singularidades)en los fenómenos no humanos (tanto en loscontextos de descubrimiento —en qué condi-ciones se hace la ciencia y con qué consecuen-cias— y de justificación —cómo se argumen-ta—). Aunque esa postura proporciona ya unasegunda acepción de la idea de complejidad entanto que referida a realidades (sobre todo,sociales) indeterminables por la ciencia clá-sica, se trata sólo de una visión «fuerte» de lasociología de la ciencia en controversia conotras corrientes sociológicas y con la mayorparte de la comunidad de científicos naturales(aunque hay numerosas excepciones, comomuestra Horgan, 1996).

Lo que queremos expresar con estos prece-dentes es que el problema no reside en la impor-tación conceptual recíproca entre unas ciencias(o corrientes particulares dentro de ellas) y otras,sino en hacerlo indiscriminadamente. En estesentido, es poco esclarecedora la pretensión,desde la sociología y otras ciencias sociales, deimportar amplios conjuntos de conceptos pro-pios de las ciencias experimentales para confe-rirles a las primeras una aparente imagen de tec-nicismo y cientifismo del que carecen puesaquéllos no se han seleccionado y definido ade-cuadamente a los fines particulares de cadainvestigación. La misma alerta epistemológica,por ende, debemos activar ante las opciones con-ceptuales adoptadas por las investigacionessociales con metodologías participativas. Porúltimo, y no menos importante, sería necesariodefinir desde las mismas ciencias sociales aqué-llos fenómenos sociales que poseen mayor omenor complejidad, o qué tipo de ella (lasituaciones de enseñanza-aprendizaje, por ejem-plo, como apuntaba la cita en el frontispicio deeste epígrafe), de forma que su comunicaciónpública, su utilización social y hasta su importa-ción por parte de algunos científicos naturales,sea lo más racional posible.

2 Una exploración de otro ejemplo de intercambios lingüísticos y conceptuales entre ciencias duras y blandas, en referencia a los orí-genes de la estadística, puede verse en STEWART 1989: 52 ss. Otro, incluso más antiguo, referido a la polémica entre Boyle y Hobbes, enla que se mezclan hechos científicos y concepciones políticas, aparece relatado por LATOUR 1991: 32-59, 121-128.

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3. ENTROPÍA: EL DESORDEN DENTRODE UN ORDEN

«Una manifestación compuesta por 10.000personas discurriendo por el mismo itinerario,

coreando los mismos eslóganes y persiguiendo elmismo propósito, es un tipo de perturbación fácilmente

controlada por la Policía. Ahora bien, ¿qué sucederíasi en lugar de recibir una perturbación intensa y

homogénea, a la que puede reaccionar con una señal,o serie de señales igualmente homogéneas, el Sistema

recibiera 10.000 perturbaciones distintas,imprevisibles, fruto del libre albedrío de cada

individuo? Sencillamente, no tendría capacidad paraelaborar 10.000 respuestas adecuadas y entraría en

oscilación a consecuencia del desorden producido ensu grado de información sobre el entorno. Su entropía

alcanzaría elevadas cotas.»

(Pérez, 1994: 182)

Para Prigogine es en el siglo XIX, con eldesarrollo de la termodinámica, cuando se pue-de decir que nace la primera ciencia de la com-plejidad. Ibáñez ha propuesto el teorema deincompletitud de Gödel y el principio de incer-tidumbre de Heisenberg como dos de los hitosepistemológicos en los enfoques acerca de lacomplejidad. Los avances en la biología y en lateoría de la información, a lo largo del sigloXX, también han sido considerados como cru-ciales a estos efectos. La primera cibernética(del griego kybernetes: ciencia del control, dela navegación o pilotaje de barcos) impulsadapor Wiener, proporcionó modelos más detalla-dos de los sistemas y sus procesos de autorre-gulación, que fueron rápidamente apropiadospor algunas corrientes de las ciencias socialesprontas a integrarse a una nueva Teoría Generalde los Sistemas. Los estudios sobre la inteli-gencia artificial, las máquinas computadoras, laevolución de los valores bursátiles y las turbu-lencias meteorológicas y aeronáuticas, compu-sieron los siguientes capítulos: se estaban ges-tando concepciones que se alejaban de lasvisiones mecanicistas y deterministas de laciencia clásica, aunque no en todos los camposni reemplazando completamente las anterioresconcepciones predominantes (Gleick, 1987).

Lo que me interesa subrayar ahora es que unaatención poco cuidadosa a esos precedentes pre-para el terreno perfecto para que se simplifiquentorpemente algunas de las nociones básicas

importadas por las ciencias sociales así como lamisma definición de complejidad subyacenteque se utilice. Así, no exageraríamos si dijéra-mos que la idea de «entropía» se traduce conmucha frecuencia como simple «desorden» y lade «complejidad» como sinónimo de «varie-dad», «multiplicidad» o «dificultades para elconocimiento». Veamos cómo, por el contrario,los matices son importantes y nos obligan adefiniciones más precisas.

Hasta finales del siglo XIX la mecánica new-toniana era la imagen del esqueleto de la mayo-ría de los fenómenos del mundo, tanto naturalcomo social. Explicaba fenómenos reversiblesde causa-efecto: atemporales y predecibles por-que el conocimiento de un estado permitía elconocimiento del otro, hacia delante o haciaatrás en el tiempo. Desde un reloj hasta el movi-miento de los planetas parecían regirse por estetipo de leyes deterministas. Con la generaliza-ción de las máquinas de vapor de la primeraindustrialización surge el interés por conocermás a fondo los efectos de la propagación delcalor: los fenómenos termodinámicos, la con-versión de energía térmica en trabajo. «Si unotiene un recipiente caliente y uno frío, uno pue-de poner entre ellos una máquina térmica quehará algún trabajo para nosotros, taladrando,bombeando, tironeando, etc. Pero cuanto máspequeña la diferencia de temperatura entre losdos recipientes, menor es la posibilidad demantener en funcionamiento a una máquinatérmica.» (Von Foerster, 1981: 113).

Esa observación fue la que condujo a Clau-sius a determinar una magnitud que denominó«entropía» para dar cuenta del progresivo avan-ce del «no cambio», es decir, de la progresivaimposibilidad de transformar calor en trabajo amedida que avanzan los procesos y se igualanlas temperaturas de los dos recipientes. VonFoerster explica que el concepto debería haber-se denominado «utropía» ya que en griego elprefijo «u» niega al sustantivo que le sigue (eneste caso, «trope» = cambio). Como se puedededucir, el concepto de «entropía» se asocia aun tipo específico de fenómenos y para su con-versión sociológica por lo menos se deberíantener en cuenta: 1) su contexto de aplicación en«sistemas (relativamente) cerrados»; 2) su rela-ción con «procesos de transformación» (en susentido físico: entre distintos tipos de energía);3) la necesidad de un «observador» que distin-ga los estados de la materia en cada parte del

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proceso (en su sentido experimental: las posi-ciones, temperaturas y velocidades molecularesen cada uno de los dos recipientes).

Como se sabe, la primera ley de la termodi-námica se deriva de una ley más general, la deconservación de la energía (popularmente enun-ciada como que «la energía ni se crea ni se des-truye, sólo se transforma»): «el valor de laenergía de un sistema aislado (sin interaccióncon ningún otro sistema) permanece invariablecon el tiempo. (…) Aunque la energía no sepierde, se degrada. Hay formas de energía quese pueden transformar o aprovechar mejor. Alfinal y tras sucesivas conversiones la energíaacaba en forma de calor.» (www.es.wikipe-dia.org). La primera ley de la termodinámicaincorpora el «trabajo», es decir, un «proceso detransformación productiva»: «si se realiza tra-bajo sobre un sistema, la energía interna delsistema variará» (www.es.wikipedia.org) Por suparte, la segunda ley de la termodinámica indicaque todo proceso de transformación energéticatiene unos límites naturales: se incrementa laentropía, menos transformaciones son posiblesen momentos posteriores siempre que perma-nezcan constantes las condiciones del sistemacerrado (y del ambiente). En particular, estable-ce que «en un sistema aislado, es decir, que nointercambia materia ni energía con su entorno,la entropía («desorden en un sistema») siemprehabrá aumentado (nunca disminuido, comomucho se mantiene) desde que ésta se mide porprimera vez hasta otra segunda vez en unmomento distinto» (www.es.wikipedia.org).

Tenemos, pues, que la acepción original de«entropía» nos remite a una «cantidad de calorno transformable en trabajo (por unidad detemperatura)» (Atlan, 1979: 30). Se trata delcalor perdido, irrecuperable, no reutilizabledentro de un sistema cerrado (o máquina) dado(aunque sí lo puede ser por otros sistemas enuna escala mayor: el calor desprendido delmotor de un coche puede alimentar su sistemade calefacción, por ejemplo). Se trata, por lotanto, de toda la energía que no se llega a utili-zar o que se deriva como residuo de toda máqui-na o sistema que son, por definición imperfec-tos: existen rozamientos, fugas, aislamientoscon fisuras, etc. Al igual que ocurre con lassociedades, «la materia sólo se deja constreñir,dominar, hasta cierto punto» y «las transforma-ciones impuestas por las máquinas [regímenespolíticos, organizaciones, políticas públicas,

religiones, escuelas, etc. podríamos añadir ana-lógicamente] implican una orientación, unaordenación de la materia» (Atlan, 1979: 31).

Es evidente que este contexto relativo a las«máquinas termodinámicas» suele estar ausentede la identificación habitual que se hace en lasciencias sociales entre «entropía» y «desorden».No obstante, es cierto que la definición de entro-pía también alude al desorden, pero no a cual-quier tipo de desorden. Por una parte, la segundaley de la termodinámica puede ser enunciadatambién como la evolución inevitable de todo sis-tema aislado de su entorno hacia «un estado demayor desorden molecular», siendo el «desordenmáximo» el que ocurriría cuando «el sistemaalcanzara su estado de equilibrio» y el «equili-brio» el que se caracterizaría por «una homoge-neidad macroscópica perfecta tal que ningún flu-jo neto de materia o de energía puede pasar deuna parte a otra del sistema» (Atlan, 1979: 30).Como se puede apreciar, en la interpretaciónestadística de la segunda ley de la termodinámi-ca, el «desorden» entrópico es entendido como laausencia de trabajo (de transformaciones de caloren trabajo), como la cantidad de materia y ener-gía que no se someten a una ordenación impuestadesde el exterior, y, también, como un estadoequilibrado de mezcla completa y equiprobablede todos los elementos.

El ejemplo de una gota de tinta difundiéndoseespontánea y homogéneamente por todos lospuntos de un recipiente de agua muestra que,incluso, sin «agitaciones», imposiciones u orde-naciones exteriores, un sistema físico cerradoevoluciona hacia un «estado» de entropía máxi-ma en el cual el «máximo desorden molecular»es, sin embargo, el máximo estado de equilibrio,mezcla, igualdad y, a la vez, falta de evolución,de productividad y de creatividad. De la mismaforma, la teoría de la información de Shannonutilizó la noción de entropía para designar la«medida de la incertidumbre media»: es decir, lacantidad de información no utilizable o perdida(ruido) en una transmisión de mensajes. La infor-mación, en ese sentido, sería lo que efectivamen-te llega a su destino, lo contrario de la entropía,de la incertidumbre (por eso a veces a la informa-ción se la ha denominado «neguentropía»).

Como señala Atlan (1979: 35), estas defini-ciones estadísticas excluyen cualquier referen-cia a la significación de los mensajes o delorden de las distribuciones moleculares, aunqueesa significación está siempre implícitamente

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presente para el observador que puntúa el límitede cada sistema observado. El sol (o el fuego,en general), por ejemplo, no hace distingos y sípropaga su calor de forma totalmente desorde-nada (aleatoria, en todas las direcciones, sindistribución homogénea de todas las moléculasni en la misma dirección), aunque la cuestiónprincipal para la biología, como para las cien-cias sociales y de la comunicación, es cómo sur-gen nuevas especies, organismos, sociedades eideas (la autoorganización) en contra del segun-do principio de la termodinámica (De Rosnay,1998). Por ello, la noción de entropía en tantoque «desorden» implica, en principio, limitar eltipo de sistema aislado del ambiente referido,no incorporar juicios de valor o interpretacionesde sentido al tipo de «desorden entrópico» ob-servado y explicitar reflexivamente las opera-ciones de distinción que realiza el observador.

En este sentido, no parece adecuado caracteri-zar todo desorden entrópico en términos socioló-gicos como algo necesariamente sinónimo delibertad y emancipación de los controles exter-nos (tal como sugiere, por ejemplo, Pérez, 1994:177-184). Más enriquecimiento conceptual y sinaprioris axiológicos, sin embargo, proporcionala caracterización de la «anomia» como «entro-pía social» (en su estado máximo) (tal comohace, por ejemplo, Krippendroff, 1986). De estemodo, la entropía social podría definir la evolu-ción natural de cualquier sistema u organizaciónsocial hacia su desintegración (desaparición,sustitución, etc.) o hacia «la desaparición de lasdistinciones» (igualdad, homogeneidad, etc.) ensu seno. Las normas sociales, en consecuencia,serían los instrumentos de regulación socialpara evitar esas pérdidas de energía y esas ten-dencias entrópicas hacia la improductividad y elequilibrio. «La anomia es el máximo estado deentropía social», afirma ese autor, lo cual coin-cide con la concepción durkheimiana de referir-se a un estado de crisis social aguda cuando seproduce un aumento incontrolable de las des-viaciones sociales (delitos, conductas inmora-les, protestas, etc.), y no simplemente a desvia-ciones particulares y funcionales para el conjun-to de la sociedad (para conservar su cohesión yorden momentáneo mediante su reacción repre-siva).

Para las ciencias sociales, por lo tanto, lasvirtudes del concepto de entropía residen en esaexigencia —en lo que bien podría releerse comouno de los fundamentos del programa básico de

investigación marxista— por investigar lasrealidades sociales como procesos socialesirreversibles en el tiempo donde toda produc-ción o transformación de energía está cons-treñida por tendencias hacia un descenso dela productividad, hacia una cierta homogenei-dad y hacia la generación de energía no utili-zable. Como señalamos antes, esos elementos yla reflexividad acerca de sus observacionesconstituyen una de las primeras influencias delos enfoques de la complejidad (procedentes dela termodinámica) sobre las ciencias sociales.No obstante, no son los únicos. La acumulaciónde desórdenes sociales provocando estados deanomia, como se puede fácilmente reconocer,son sólo preocupaciones parciales típicas de lasescuelas funcionalistas. Una consideración másamplia de la complejidad social debe tener enconsideración, por lo menos, todo tipo de proce-sos sociales (productivos y no productivos), dis-tinguir el tipo de desórdenes sociales (según susorígenes, desarrollo y consecuencias: entre ase-sinatos sexistas, políticos y suicidios, por ejem-plo) y de «máquinas sociales» (organizacionesy políticas). Por último, es necesario que un ver-dadero enfoque ecosistémico de la compleji-dad social incorpore los efectos entrópicos deluso que los seres humanos hacen de todo tipo deenergías naturales (renovables y no renovables)en el sistema relativamente cerrado del planeta(y no sólo en cada organización, sociedad, cul-tura, país, etc.): medioambientales, con degra-dación continuada de la biosfera; sociales, conaumento de las desigualdades entre poblacionessegún su acceso y capacidad de uso de materia yenergía. «El orden aparente del [vigente] mode-lo [productivo, económico y social, basado enla lógica del crecimiento y de la acumulación]necesita para mantenerse y desarrollarse recu-rrir, cada vez más, a mecanismos coercitivos yrepresivos para controlar el progresivo desor-den en que incurre, lo que produce, junto con latendencia hacia la creación de megaestructu-ras, una creciente ineficacia y coste económicoque dificulta el funcionamiento del propio mo-delo» (Fernández Durán, 1993: 21).

4. COMPLEJIDADES SOCIALES: DE LAVARIEDAD A LA PROLIFERACIÓN

«El conocimiento de lo humano debe ser a la vezmucho más científico, mucho más filosófico y en

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definitiva mucho más poético de lo que es. Su campode observación y de reflexión es un laboratorio muy

extenso, el planeta Tierra, en su totalidad, su pasado, sudevenir y también su finitud, con sus documentos

humanos que comienzan hace seis millones de años.(…) La esclavitud, el campo de concentración, el

genocidio, y finalmente todas las inhumanidades, sonreveladores de humanidad.»

(Morin, 2001: 14)

Algo semejante a lo que le ha ocurrido al con-cepto de «entropía» y su identificación simplifi-cadora con la idea de «desorden», lo podemosencontrar con la identificación entre «compleji-dad» y «variedad». En realidad, esta última equi-valencia procede de la primera teoría de sistemaspor la cual los sistemas se podrían clasificarentre: a) abiertos y cerrados; b) más o menoscomplejos. Los sistemas abiertos son aquellosque intercambian materia y energía con su entor-no, mientras que los cerrados no. En concreto, setoman como paradigma de sistema abierto cual-quier organismo vivo que se autoorganiza (crecey se reproduce) gracias a procesos de metaboliza-ción: absorbe, procesa y expulsa materia y ener-gía. Las máquinas termodinámicas, como hemosvisto, son el ejemplo clásico de sistema cerrado.La complejidad, por su parte, sería una funciónde los niveles de organización de cada sistema.En este sentido, la organización se definiríasegún los elementos y las relaciones relevantesque se establecen para conservar el sistema. Enconsecuencia, se podría considerar que un siste-ma es más complejo a medida que contenga másvariedad (en cantidad y cualidad) de elemen-tos y relaciones.

Ahora bien, esa simple definición de la «com-plejidad» como «variedad», como hemos visto,ya implica una referencia de dicha variedad deelementos y relaciones a una organizacióndeterminada, por una parte, y a una cualifica-ción de la relevancia de los elementos y relacio-nes que definen esa organización, por la otra. Ensegundo lugar, los sistemas abiertos en generalse consideran más complejos que los cerradospues los primeros poseen, además de sus rela-ciones internas como cualquier sistema cerrado,las relaciones con el entorno. Sin embargo, lacuestión de la escala o contexto vuelve a serrelevante aquí, pues la autoorganización noexiste en términos absolutos: los seres vivostambién mueren (dejan de metabolizar eficaz-

mente), sus organizaciones y estructuras puedendesaparecer o transformarse, y las especies pue-den extinguirse (sus miembros dejan de repro-ducirse). Por un lado, la complejidad de los sis-temas abiertos y autoorganizadores está limi-tada en el tiempo. Por otro lado, no son sólosus relaciones con el entorno las que le propor-cionan más complejidad (o variedad de relacio-nes) sino la capacidad que tienen para gene-rar reglas que controlan su organización ysus propios cambios de organización (deadaptación y evolución): «Si consideramosque la organización de un sistema es el conjun-to de reglas que hace que el sistema funcione, ypensamos en un cambio en las reglas, entoncesla organización no es solamente el conjunto dereglas, sino también lo que dirige, lo que haceque funcione este conjunto de reglas; y la ideade un sistema autoorganizador sería la de unocapaz de cambiar su conjunto de reglas de talmanera que, por ejemplo, la organización nue-va se adaptase a otra situación o hiciese algodistinto» (Atlan, 1987: 113).

El desarrollo de esas premisas, sin embargo,ha ido ampliando notablemente nuestra concep-ción de la complejidad. En primer lugar, se haformulado un principio general para clasificarlos órdenes de complejidad: la desaparición delorden más complejo no implica la desaparicióndel orden inmediatamente menos complejo,pero sí ocurre a la inversa (Wilden, 1987: 32). Ala noción de «variedad» (o «diversidad») se leañaden, pues, la de «constricción» y «cualida-des emergentes». De este modo, según el men-cionado autor, se pueden considerar cuatroórdenes de complejidad (del más simple al máscomplejo): la naturaleza inorgánica, la naturale-za orgánica, la sociedad (parentesco, divisióndel trabajo y códigos lingüísticos) y la cultura(representaciones de cada sociedad sobre símisma). Los más complejos son más diversos yposeen más cualidades emergentes (en su senti-do restringido: propiedades del sistema inde-pendientes de las propiedades de cada una desus partes; en sentido amplio: capacidades deproducir invenciones impredecibles, tanto realescomo imaginarias y simbólicas), pero tambiénson más dependientes jerárquicamente de losórdenes de realidad más simples. En síntesis: elplaneta y el sistema solar seguirán existiendoaunque desaparezca la vida en la Tierra; o, másen particular, los humanos podrían vivir comolobos si desapareciera la cultura.

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De lo anterior es fácilmente deducible que lasociología basada en la complejidad no sólo tie-ne que partir del estudio de los ámbitos máscomplejos de la realidad (la creatividad cultu-ral), sino que debe estudiar además las relacio-nes que tiene ese sistema con el resto de escalasde realidad menos complejas (la organizaciónsocial y la naturaleza) pero de las que dependenecesariamente para su supervivencia a largoplazo. Por ello se ha llegado a considerar que lasciencias sociales deberían estudiar la «hiper-complejidad ecosistémica» propia de los siste-mas sociales: están regulados por normas deintercambio (de mensajes, de objetos y de suje-tos), están sujetos a acontecimientos (procesosde acumulación de excedentes, formación delEstado y de las instituciones reguladoras de losintercambios) y a desórdenes (la irrupción deprocesos revolucionarios, comportamientosprohibidos, regalos, explotación, etc.), y produ-cen reflexión (sobre sí mismos y sobre los otrosórdenes de realidad) (Ibáñez, 1979, 1985).

De un modo más concreto, se ha distinguidouna acepción lógica de la complejidad y unaacepción empírica (Morin, 1994). «Complejidadlógica»: toda explicación de la realidad pretendehallar leyes y verdades simples, especializadas,causales, objetivas y analíticas, pero se vuelveninútiles en cuanto están obligadas a reconocerque siempre hay parcelas de error, de falta depruebas suficientes, contradicciones insupera-bles, fenómenos novedosos e interferencias conotros campos de conocimiento. «Complejidadempírica»: en la naturaleza y en la sociedad todoestá relacionado con todo, ocurren procesos múl-tiples de forma simultánea y en cada procesoexisten fenómenos singulares, aleatorios e inde-terminados. La complejidad, en ese sentido, sehallaría tanto en nuestras limitaciones para cono-cer el mundo, como en el propio mundo. Otrosautores se han decantado más por la primera(Ramos, 1996: es complejo aquello que estáentre el orden y el desorden máximos, es decir, se

trata de un desorden sólo aparente o de la incerti-dumbre ante un déficit de información), o por lasegunda (Noya, 1996: hay fenómenos socialesmás complejos que otros, las sociedades combi-nan ambos y las explicaciones serán más causa-les o multicausales en coherencia con los fenó-menos estudiados). Sin embargo, todos estosautores concuerdan con Luhmann (1975, 1984)en que al estudiar sociológicamente la compleji-dad no se debe eliminar ésta o simplificarla, sinoamplificarla. Y esto es especialmente importantede cara a concebir las consecuencias de estaargumentación para la fundamentación y el des-arrollo de las metodologías participativas deinvestigación social.

Por amplificación, aumento o proliferación dela complejidad se pueden entender cosas muydistintas, aunque las interpretaciones acerca delas propuestas de Luhmann se podrían resumirde la siguiente manera: existen medios de comu-nicación (el lenguaje, el dinero, el poder y,podríamos añadir, hasta los mismos discursossociológicos) que transmiten una «complejidadreducida» en el sentido de que muestran una rea-lidad variada, pero limitada, de posibilidades deelección a los receptores (de ideas, salario, órde-nes e informes sociológicos). El mundo es com-plejo y no lo sabemos todo sobre él, pero lamejor forma de actuar en él y de ir conociéndoloes proponiendo determinadas posibilidades deelección y de acción a quienes actúan y cono-cen con nosotros, a quienes exploran lo inde-terminado. En términos más convencionales, enla medida en que conocemos mejor una realidadsocial (sus condiciones de posibilidad y su evo-lución hasta el momento) y reconocemos que nopodemos predecir su transcurso futuro con pre-cisión, la única validez del estudio consistiría endefinir las posibilidades generales y las más pro-bables de esa evolución coherentes con nuestroconocimiento3.

Hasta los sociólogos «interpretativos» deimpronta weberiana aceptarían ese precepto: «El

3 Otras formas de entender la idea de «incrementar la complejidad» son: 1) reformular con nuevas preguntas los objetivos de la inves-tigación y de la acción del colectivo que tomó la iniciativa (al estilo del «caminar preguntando» zapatista); 2) identificar los problemas ysituaciones «analizadores» que pueden provocar nuevas acciones y el descubrimiento de las relaciones transversales entre las dimensionesy escalas de complejidad de las realidades que afectan a un colectivo, o a las que afecta el mismo colectivo (LAPASSADE 1980; LOU-RAU 1980); 3) someter a discusiones «triangulares» y plurales, congregando en eventos particulares a otros colectivos e individuos conlazos fuertes y débiles con el colectivo promotor, los resultados de la investigación y las propuestas estratégicas surgidas de ella (o sea,sumar, agregar, multiplicar las redes de simpatías, debate y apoyo mutuo); 4) apoyar la «proliferación» de otros colectivos con dinámicasde investigación-acción semejantes, pero con autonomía del colectivo promotor, complementando las mismas u otras áreas de trabajo, quepueden aportar nuevas perspectivas de análisis y de intervención al primero; 5) finalmente, para algunos, se trataría simplemente de unaestrategia para «enseñar estrategias» (WILDEN 1987) y para «aprender a aprender» (BATESON 1993).

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sociólogo no puede hacer recomendacionesexcepto en una forma de “Si quiere usted conse-guir el objetivo X, entonces estos hallazgos míospueden serle de utilidad a la hora de determinaruna acción práctica concreta” (…) El sociólogono puede ser un guía moral (…) No me será posi-ble decir: “Esto es lo que he averiguado, en con-secuencia, esto es lo que debe hacerse”» (Bergery Kellner, 1981: 91-92). Pero ha sido Prigogine,desde las ciencias naturales, quien ha ofrecidouna formulación más sustanciosa y concomitantecon lo que acabamos de expresar. La compleji-dad empírica u ontológica, ante todo, no seríaabsoluta: hay importantes islas de orden y desimplicidad en la realidad natural y social. ParaPrigogine, los fenómenos de irreversibilidad(cuando las mismas causas producen distintosefectos, la sensibilidad a las condiciones inicia-les, la disipación de energía que genera nuevasestructuras, la comunicación y correlación entrepartículas alejadas, etc.) no son universales entoda la naturaleza (hay sistemas muy estables yresistentes a las fluctuaciones externas, como loscristales), pero sí intrínsecos tanto a numerosossistemas químicos como a los organismos vivos.Gracias a esa irreversibilidad pueden autoorgani-zarse, evolucionar, adaptarse a distintos medios,aprender y modificar su propio medio. Con fre-cuencia, ni las explicaciones causales ni las apro-ximaciones de carácter probabilístico son sufi-cientemente válidas para conocer esos «sistemasalejados del equilibrio». Además, desde quereconocemos que somos parte de la naturalezaque observamos y que nuestras observaciones lamodifican porque nuestros medios de observa-ción están hechos con la materia de la naturaleza,ni la descripción ni la explicación pueden ser ple-namente objetivas. Por eso, Prigogine proponeuna ciencia basada en la «exploración conjuntacon la naturaleza» o «exploración participativa».

Más en concreto, la susodicha exploracióndistinguiría: 1) la aparición de estabilidades einestabilidades singulares; 2) la coexistencia dezonas de estabilidad y zonas de bifurcación;3) su mutua relación y forma de coexistir; 4) losconjuntos de fluctuaciones (que sí podríanmedirse probabilísticamente, lo que no es apli-cable a cada fluctuación); 5) los aumentos defluctuaciones hasta formar polarizaciones ycorrelaciones (lo que se denomina una «pertur-bación») (Ruano, 1996). De aquí que Prigogineconsidere una epistemología de la complejidaden tanto que el estudio de «determinismos com-

plejos» («La descripción determinista no seaplica de hecho más que a situaciones sencillas,idealizadas, que no son representativas de larealidad física que nos rodea. (…) El mensajeque lanza el segundo principio de la termodiná-mica es que nunca podemos predecir el futurode un sistema complejo. El futuro está abierto.»Prigogine, 1988: 62, 27-28), mientras queIbáñez opta por el estudio de «indeterminismosde segunda especie» (fenómenos con tanto rui-do que se hacen inobservables, que no se pue-den ver ni manejar y en los que varias causasproducen varios efectos) junto a los «indetermi-nismos de primera especie» (fenómenos conbastante ruido pero manejable y relaciones unacausa-varios efectos) y a los determinismos clá-sicos (fenómenos con poco ruido y relacionesuna causa-un efecto) (Ibáñez, 1990: 9). En defi-nitiva, para algunos más que una ciencia de lacomplejidad estas premisas abrirían el camino aun «pensamiento complejo» que trasciende latradición científica clásica:

«El conocimiento que proponemos es complejo:— porque reconoce que el sujeto humano que lo

estudia está incluido en su objeto;— porque concibe inseparablemente unidad y

diversidad humanas;— porque concibe todas las dimensiones o aspec-

tos, actualmente disjuntos y compartimentados,de la realidad humana, que son físicos, biológi-cos, psicológicos, sociales, mitológicos, econó-micos, sociológicos, históricos;

— porque concibe homo no sólo como sapiens, fa-ber y oeconomicus, sino también como demens,ludens y consumans;

— porque mantiene unidas verdades disjuntas quese excluyen entre sí;

— porque alía la dimensión científica (es decir, laverificación de los datos, la mentalidad de hipóte-sis y la aceptación de la refutabilidad) a las dimen-siones epistemológica y reflexiva (filosóficas);

— porque vuelve a encontrarle un sentido a laspalabras perdidas y despreciadas por las cien-cias, incluidas las cognitivas: alma, mente, pen-samiento.» (Morin, 2001: 14-15).

5. NO ENSEÑES TÁCTICAS KAMIKAZE:APRENDE ESTRATEGIASCOOPERATIVAS, INVENTAESTRATÉGICAMENTE

«Para nuestra liberación haría falta, / lógicamente, una acción conjunta. /

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Pero por razones de seguridad / estoy solo en esta caja.»

Hans M. Ezensberger. El hundimiento del Titanic. 1978

Una vez esclarecidos algunos contenidosrelevantes de la noción de complejidad y losproblemas de traducción que pueden comportar,proponemos ahora fijarnos en algunos concep-tos particulares que, a nuestro juicio, le propor-cionan un fundamento epistemológico «com-plejo» a las metodologías de investigación-acción participativa. Se trata, en definitiva, dedefinir desde una nueva perspectiva las relacio-nes entre la teoría y la práctica que tantos que-braderos de cabeza le han dado a las cienciassociales desde que Marx formulara sus conoci-das tesis sobre Feuerbach: «Es en la prácticadonde el hombre debe demostrar la verdad, esdecir, la realidad y el poder, la terrenalidad desu pensamiento. (…) Toda vida social es enesencia práctica. Todos los misterios que condu-cen a la teoría, al misticismo, encuentran solu-ción racional en la práctica humana y en lacomprensión de esa práctica. (…) Los filósofosse han limitado a interpretar el mundo de dife-rentes modos; aquí de lo que se trata es detransformarlo» (Marx, 1845: 588-590).

Quizás sean algunos de los grabados de M.C.Escher representando remolinos en espiral obandas de Moebius, los que mejor ponen demanifiesto las relaciones entre teoría y práctica,entre conocimiento y acción, entre estrategias ytácticas que son centrales en cualquier procesode investigación-acción participativa, de autoin-vestigación, de autoorganización y de autopla-nificación. Cada una de las dos caras de la ban-

da de Moebius podría remitirnos a la teoría y ala práctica, respectivamente. A medida que nosdeslizamos por la superficie de una de las carasllegamos al punto opuesto. Es como si cada unode los dos extremos estuviese jugando con elotro diciendo algo así como «¿a que no mecoges? ¿a que sí te cojo?». Algo semejante pare-cen comunicar los peces blancos que salen delcentro de una espiral a la que llegan los pecesnegros y a la inversa, como si la teoría le dijeraa la práctica «cuando tú vas, yo vuelvo», y vice-versa. En cualquier caso, la realidad social en lacual se produce, intercambia y utiliza el conoci-miento sociológico contiene aún más dimensio-nes de complejidad que las sugeridas artística-mente por esas relaciones circulares: se combi-nan los conocimientos de expertos y los deaparentemente-no-expertos; varían la velocidad,

Figura 1. Banda de Moebius II

Fuente. M.C.Escher.

Figura 2. Remolinos.

Fuente. M.C.Escher.

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el ritmo y la duración de los vínculos entre lateoría y la práctica; cada proceso tiene uno ovarios contextos relevantes que le confieren sig-nificación… En consecuencia, creo que nocio-nes como la que proponemos aquí de «inven-ción estratégica», entendida desde las epistemo-logías de la complejidad, pueden arrojar másluz sobre esta cuestión.

Del mismo modo que más arriba se ha seña-lado que el conocimiento de la complejidad delmundo conduce a constantes interrogacionesacerca de las acciones y propuestas prácticas dequien lo observa, ahora mostraremos somera-mente cómo la acción en un mundo complejoestá envuelta en una densa maraña de estrate-gias, cálculos, propósitos, racionalidades y otrasacciones. Desde una perspectiva ecosistémica,se ha enunciado la acción estratégica según elsiguiente principio: las acciones no son dirigi-das por la voluntad de los actores, sino por eljuego de retroacciones recíprocas en la sociedad(Morin, 1984: 285; 1994: 438)4. De hecho, re-sulta a todas luces insuficiente conocer unaacción según las intenciones de quien la lleva acabo, pues éstas no siempre son revelables, unamisma acción puede responder a intencionesdistintas y, sobre todo, puede derivar en conse-cuencias no intencionadas, incluso de caráctermacrosocial como postuló con vehemenciaWeber (Lamo, 1990). Las retroacciones son, entérminos de la teoría de sistemas, las constric-ciones y potenciaciones que ejercen las cualida-des emergentes de un todo sobre sus partes.Según el anterior «principio ecológico de laacción», además: 1) la eficacia máxima de unaacción se sitúa en los primeros momentos delproceso o discurso de la misma y sería ahí cuan-do se podrían materializar los cambio sociales(«cuando se quieren hacer reformas hay quehacerlas muy rápido», Morin, 1994: 439); 2) lasconsecuencias últimas de una acción son impre-decibles debido a la incapacidad de controlartodas las retroacciones e interacciones posibles,por lo que se deberían promover acciones segúnlos cambios probables a corto plazo.

Como se puede apreciar, esta noción deacción estratégica difiere notablemente de laque se ha divulgado en el marco de la «planifi-cación estratégica» de empresas, ciudades y

todo tipo de organizaciones. En ésta última, laplanificación a largo plazo, la predicción deescenarios probables o la flexibilidad de las nor-mas, eran algunos de sus ingredientes sustanti-vos (Ander-Egg, 1991; Borja y Castells, 1997).Sin embargo, en su sentido epistemológicocomplejo, la acción estratégica es algo menosque planificación (o máximo orden) y algo másque «libre mercado» (o máximo desorden): «Laestrategia es un escenario de acción que puedemodificarse en función de las informaciones, delos acontecimientos, de los azares que sobre-vengan en el curso de la acción. La estrategiaes el arte de trabajar con la incertidumbre»(Morin, 1994: 439). De forma semejante acomo Bateson (1993) considera que un aprendi-zaje estratégico consiste, en la teoría y en lapráctica a la vez, en la comparación de contex-tos y en la integración de las novedades, Morinconsidera que la acción estratégica en generalconsiste en prevenir las posibles acciones delos otros, reaccionando a ellas cuando ocu-rran y sabiendo usar los errores, tanto de losadversarios como de los aliados (y los pro-pios). Toda acción de este tipo presupone, pues,un ejercicio de invención.

Otra concepción complementaria de las ante-riores añade que todos los seres vivos jerarquizanestrategias y tácticas (Wilden, 1987). Las estrate-gias serían todo aquello que queremos hacer, elestablecimiento de objetivos de supervivencia alargo plazo, el arte de lo general («ganar la gue-rra») y la designación de la frontera entre sistemay entorno. Mientras que las tácticas aludirían acómo vamos a hacer lo que queremos, a losmedios de supervivencia a corto plazo, al arte deapañarse con medios particulares («luchar enbatallas») y a la expresión práctica de la estrate-gia teórica. De nuevo, la supervivencia y elaprendizaje dependerían de una acción estratégi-ca ecosistémica: la evaluación con precisión yprofundidad del contexto en el que todo sistemaestá inserto. Y en ese contexto se hallan otros sis-temas sociales y naturales tanto como las estrate-gias y tácticas de otros actores. Desde este puntode vista, ningún sujeto individual o colectivo lle-ga a ser nunca simplemente un objeto pasivo dela investigación o de la intervención sociales por-que en todo momento revelará su naturaleza

4 «Desde el momento en que una acción entra en el contexto de las inter-retroacciones políticas y sociales puede invertir su sentido e,incluso, como un bumerang, volver a fastidiar a quien la ha desencadenado. ¿Cuántas veces no se ha visto que acciones de naturalezareaccionaria precipiten procesos revolucionarios, y viceversa?» (MORIN 1984: 285).

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estratégica, «todos somos estrategas» afirmaWilden. Por esa razón prescribe que toda investi-gación compleja tiene por finalidad «enseñarestrategias» y, en particular, estrategias decooperación y de persuasión (como el «toma-y-daca» estudiado por Axelrod, o las tácticas de«guerrilla de la comunicación»: AA.VV., 2000)antes que de suma-cero (todo lo que gana unaparte, lo pierde la otra) y de aniquilamiento.

La clasificación de acciones estratégicas másaguda y operativa que he hallado se debe aIbáñez (1985, 1991), Ortí (1996) y Villasante(1994). «Conversión»: colaboración con la domi-nación y/o el orden social establecido. «Perver-sión»: rebeldía reactiva ante ese orden. «Subver-sión»: insumisión activa construyendo otrosórdenes o autoorganizaciones sociales. «Rever-sión»: desactivación de la eficacia del ordendominante a partir de ambigüedades, contradic-ciones y paradojas. Las relaciones entre fines(estrategia, teoría) y medios (tácticas, prácticas)elucida aún más las distinciones: habría, por unaparte, una correspondencia ideal entre ambospolos (en la conducta conversa se reafirmarían

las relaciones fines-medios existentes, en la con-ducta subversiva se inventarían otras relacionesfines-medios alternativas) y, por la otra, una faltade correspondencia (en la conducta perversa «elfin justifica los medios», en la conducta reversiva«los medios justifican los fines»). Por último, aeste esquema clasificatorio se le puede incorpo-rar una dimensión relativa al orden-desorden. Poruna parte, sin disfunciones temporales, conjugan-do el corto y medio plazo: el paradigma del «cen-tralismo», de la «conservación del statu quo» yde la «jerarquía» propio de la conducta conversatendería hacia el máximo orden (planificación ycontrol autoritarios); el paradigma del «contra-centro», de la «destrucción del statu quo» y de la«heterarquía» propio de la conducta perversa ten-dería hacia el máximo desorden (libre mercado ygeneración de desigualdades). Por otra parte, condisfunciones temporales; el paradigma del «des-centramiento-acentramiento», de la «construc-ción de un nuevo statu quo» y de la «anarquía»propio de la conducta subversiva tendería haciael máximo desorden en el corto plazo y hacia elmáximo orden en el largo plazo; el paradigma del

Figura 3. Acciones estratégicas

Fuente: elaboración propia a partir de Ibáñez (1985, 1991), Ortí (1996) y Villasante (1994).

MáximoOrden

Ordena CortoPlazo

Desordena CortoPlazo

MáximoDesorden

CONVERSA PERVERSA

SUBVERSIVAREVERSIVA

Jerarquía / Centralismo/Refuerzo del Sistema

Poliarquía / Policentrismo/Reforma del Sistema

Heterarquía / Contra-centro /Transgresión del Sistema

Anarquía / Descentramiento /Alternativa del Sistema

contexto observador deacciones estratégicas

Clasificar / Definir / Interpretar / Usar

FINES Ö MEDIOS medios Ö FINES

MEDIOS Ö fines fines Ö medios

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«policentrismo», de las «reformas radicales delstatu quo» y de la «poliarquía» propio de la con-ducta reversiva tendería hacia el máximo orden acorto plazo y hacia el máximo desorden a largoplazo.

Somos conscientes de las limitaciones y deba-tes teóricos que suscitan cada uno de los atributosseñalados para esas categorías ideales (y eso quehemos evitado remitirlas a las polémicas etique-tas de conservadurismo, insurrección, revolu-ción, reforma, etc.). Digamos, de partida, queninguna acción estratégica de las citadas es bue-na o mala en sí misma: dependerá del contextoen que se juzgue, de la posición del que juzgue yde la distinción de elementos valiosos o no den-tro de cada una para quien la juzgue. Los autoresmencionados, de hecho, oscilaban también entreuna cierta caracterización ideológica y política deesas conductas (el sistema, en abstracto, parecíaaludir a la sociedad capitalista) y una caracteriza-ción más general de conductas que se producenen cualquier escala de la realidad (en otros siste-mas, como los regímenes «comunistas» o con«capitalismo estatal»; en cualquier subsistemadentro de ellos y hasta para todo tipo de indivi-duos). De este modo se daba pie a entender tam-bién el propio papel de la investigación social (lateoría) como un tipo más de acción estratégica(práctica): tomamos decisiones sobre los clientesde nuestras investigaciones y sobre los conteni-dos que les pueden ser útiles, se nos escapa el usoy la interpretación de los resultados de nuestrasinvestigaciones desde el momento en quecomienzan a circular socialmente (o a ocultarse),etc. Por ello, propusieron entender las accionesconversas como una contribución de «informa-ción al sistema para mejorarlo» y un «acopla-miento a sus dictados»; las acciones perversascomo aquellas «transgresiones del sistema que loacaban confirmando y reforzando», pues se man-tiene como único referente ante el que se reaccio-na y se «exploran nuevos caminos sin salir de susredes»; las acciones subversivas como aquellas«críticas a la lógica del sistema» a la vez que sepropone la «construcción de nuevas redes o siste-mas alternativos»; mientras que las accionesreversivas «denunciarían la injusticia del siste-ma», aprovecharían sus intersticios y redes infor-males para proponer y negociar cambios parcia-les (aunque sean radicales).

Sin embargo, es posible incrementar la com-plejidad del esquema anterior integrando en elmismo el «contexto observador» de las cuatro

acciones estratégicas típicas. Si las accionesestratégicas son relaciones entre medios y fines,y se desarrollan en contextos determinados,diremos, por ende, que los contextos son con-juntos de relaciones, relaciones de relaciones.Entre esos contextos, el «contexto observador»sería aquel que permite operaciones de tipo sin-táctico, semántico y pragmático con respecto alas acciones estratégicas: clasificarlas, definirlasy provocarlas. Desde el paradigma de la com-plejidad es especialmente la dimensión pragmá-tica la que nos interesa. Por una parte, alude a loque tradicionalmente se ha denominado «plani-ficación»: la conformación del futuro de acuer-do a las observaciones de comportamientospasados, conocer para actuar (Friedmann,1991). La planificación más convencional o«normativa» confía en la posibilidad de predecirel futuro en función de observaciones determi-nistas (una causa-un efecto) y la planificación«estratégica» lo hace en la exploración del futu-ro, de las probabilidades de evolución, en fun-ción de observaciones indeterministas (variascausas-varios efectos). Estos dos tipos de plani-ficación, por lo tanto, resultarían de las relacio-nes entre las conductas conversa y perversa conla propia acción de «exploración participativa»del observador. No obstante, sabemos que cual-quier planificador que interviene en la planifica-ción debe lidiar igualmente con interaccionesimprobables (insuficientemente predichas oexploradas, las relaciones indirectas entre finesy medios) y con retroacciones entre contextosde relación (por ejemplo, los condicionamientosde quien investiga, planifica e interviene). Porello se pueden concebir dos nuevas relacionesentre el contexto observador y las conductassubversiva y reversiva que denominaré «inven-ción estratégica».

Inventar es participar en lo que se planifica,en los procesos de planificación y en los deimplementación/gestión/intervención. Al inven-tar enfatizamos la actividad constructiva y crea-dora de posibilidades de evolución futura de unsistema, grupo, red social, etc. incluyentes detodos los sujetos que observan, planifican yactúan. Las posibilidades y probabilidades deevolución no sólo se explorarían, pues, sino quetambién se podrían provocar, generar, hacervenir. Se trataría de una invención estratégica enla medida que pone en relación (compara, con-trasta, enfrenta o compagina) los contextos deevolución probable que se hayan explorado en

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la planificación estratégica, con los contextos deevolución improbable y/o deseables, siempreque no sean imposibles. Incluiría, por lo tanto,las operaciones básicas de «actuar para cono-cer» y de «conocer actuando y actuar conocien-do» que ponen en jaque, sin neutralizarlas, a lasmismas operaciones de planificación.

La invención también es estratégica porqueno parte de la nada o de la inspiración divinapara ir a ningún lado o al encuentro con la per-fección divina (en los dos sentidos del término«utopía»). Se trata de crear contextos: condi-ciones para la comprensión de la incertidum-bre y para la acción en la incertidumbre,para aprender estrategias cooperativas y desupervivencia. De este modo, trazaría puen-tes entre lo local y lo global: a partir de las cer-tezas e incertezas de lo local y lo global, a partirde las regularidades e irregularidades de lo localy de lo global. En un semejante plano de abs-tracción filosófica, Serres (1991) ha argumenta-do que una creación como ésta es compleja ydeja atrás la noción clásica de dialéctica en tan-to que «unión de contrarios». La dialéctica,entendida como polémica y enfrentamiento ex-clusivo entre dos, usaría los mismos procedi-

mientos y clasificaciones digitales que el forma-lismo, por lo que estaría cerrada a lo nuevo, a loanalógico y a lo global. La dialéctica daría pasoa la invención si el antagonismo derivase porcaminos inexplorados, no necesariamente sínte-sis de los ya conocidos y opuestos. No sólo inte-graría creativamente lo nuevo externo, sino queesa integración sólo se podría materializar crean-do algo nuevo interno: no se puede querer aalguien si antes no hemos aprendido a querer-nos a nosotros mismos, y no nacemos sabiendoninguna de las dos cosas automáticamente,tenemos que aprenderlas. Estratega es quiensabe usar las novedades, pero inventor es quiensabe generarlas sin esperar a que lleguen.Aunque no todas las novedades serán valiosaspara el aprendizaje, el crecimiento, y la resolu-ción de problemas y conflictos: habrá que dis-tinguirlas también con observaciones digitales yanalógicas, causales y explorativas.

En otro sentido afín, ese mismo autor sugiereque la invención es una respuesta al miedo, alodio, a la guerra (la máxima expresión de desor-den caótico, firmemente arraigado en el tiempo)y a la muerte (la máxima expresión de orden, deequilibrio termodinámico), pero como respuesta

Figura 4. Relaciones entre acciones estratégicas y el contexto observador

Fuente: elaboración propia.

TácticasDominantesMEDIOS

TácticasAlternativas

MEDIOS

TácticasDominantes

FINES

TácticasAlternativas

FINES

CONVERSA

REVERSIVA SUBVERSIVA

PERVERSA

PlanificaciónNormativa

InvenciónEstratégica

Coexistencial

InvenciónEstratégica

Experiencial

PlanificaciónEstratégica

conocer para actuar

actuar conociendoconocer actuando

actuar paraconocer

Explicación + Predicción

Combinación + Creación deOportunidades

Exploración deProbabiliades + Efectos

Reflexión + Creación deAlternativas

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marginal, vecinal, paradójica, conviviendo conellos y alejándose a la vez:

«Se simplifica, en general, mediante una elecciónforzada: continuo o discontinuo, análisis o síntesis,excluyéndose el tercio. Dios o diablo, sí o no, conmigoo contra mí, entre dos cosas, una sola. Ahora bien, lacomplejidad asoma por el lado de lo real, en tanto queel dualismo incita a la batalla en que muere el pensa-miento nuevo, en que desaparece el objeto. El dualismosirve para definir propiamente las almenas en las quese instalan, por mucho tiempo en equilibrio, comba-tientes carentes de coraje. Una lucha para no trabajar,al no luchar, trabaja. (…) La simplificación procede dela lucha. Debería inyectarse paz para ver un poco másclaro, abandonar el espacio del combate, donde selevanta la polvareda, para tener visibilidad. La razónpor la que el inventor siempre parece llegar de afueraes porque adentro la barahúnda de la lucha cubre, consu continuo ruido de fondo, los mensajes pertinentes, esque el adentro mismo está estructurado por aquel rui-do. (…) El verdadero conservador es aquel que lucha,ya que siempre se lucha del mismo modo. El inventorno es inventor porque es de afuera: esta idea aún es deodio, pertenece a los que creen que existe un adentro, ypor lo tanto un afuera; no, es inventor porque todo elespacio está siempre ya tomado, almena por almena,como se suele decir, milímetro por milímetro. No hatenido lugar donde colocar su cabeza y dormir, comoduermen los perezosos. Tiene, pues, que inventar, siquiere sobrevivir, e inventar también un espacio nuevopor completo, sin relación alguna con el viejo espaciotontamente repartido. Tiene que crear para vivir, puesvive en la vecindad de la muerte. No, no es el héroe delo negativo, dragón con lanza y coraza, pico y uñas. Esel heraldo de un espacio en otra parte. Lo positivo y lonegativo son los mismos, gemelos. El inventor está enotra parte, hace otra parte. En la vecindad del ruido,del caos, del desorden mortal, donde se alza lo nuevo»(Serres, 1991: 21-22).

En la planificación normativa es la teoría (laobservación de las acciones estratégicas) la queprescribe lo que se debe hacer en la práctica:primero se conoce, después se actúa; siemprebuscando la máxima coherencia de la accióncon el conocimiento. En la planificación estraté-gica se limita un poco más la ilusión de que esposible dominar al azar: la teoría orienta sobreun campo de posibilidades limitadas de acción,exploramos las relaciones entre el conocimientoy la acción.

La invención estratégica, por su parte, semanifiesta en la reflexividad que aplicamossobre las acciones subversivas y reversivas. Laque podemos denominar «invención experien-

cial» consistiría en producir la teoría a partir deldesarrollo de «buenas» y «malas» prácticas: sesistematizaría reflexivamente la acción antes decontinuar actuando; se actúa para conocer.Antes que comparar prácticas y contextos, escada sujeto, individual y colectivo, el que refle-xiona sobre su propia experiencia; no se trata,pues, de una teoría hecha de retazos o mediantecollage de experiencias alejadas y aisladas desus contextos. La reflexión, a su vez, está vincu-lada a las acciones pasadas y por venir, no es unpunto de llegada, sólo una necesidad práctica,un trampolín. De hecho, se crearían experien-cias totales (que aúnen teoría y práctica, deseosy laboratorios), no se tomarían únicamente lasdadas por rutina. Del mismo modo, la reflexiónteórica superaría el mero registro formal dehechos y el cálculo de probabilidades, paraincorporar subjetividades en conflicto y cual-quier medio de expresión y comunicación.

Por su parte, la «invención coexistencial» con-sistiría en un modelo más borroso de mezclaentre la teoría y la práctica: la teoría se produciríaal mismo tiempo que se desarrollan las prácticas,por los mismos o distintos sujetos, pero fuerte-mente vinculados entre sí; se conoce a la vez quese actúa y se actúa a la vez que se conoce. Seaprovecha la oportunidad de estar involucrado enuno de los procesos para ir sacando consecuen-cias válidas en el otro. La invención coexistencialcombina sin excluir al resto de formas de inven-ción y planificación. No sólo aprovecharía lasoportunidades de las coincidencias y simpatías,sino que crearía las oportunidades y condicionespara que esas complicidades ocurran (por ejem-plo, convocaría eventos, establecería redes, abri-ría foros libres, etc.). Al reunir y agregar, lascombinaciones de acciones y conocimientosdeberán estar dosificadas en consonancia con lascircunstancias, posibilidades y preferencias delos sujetos involucrados.

6. CONCLUSIONES

«Una buena teoría nunca debería dejarnoscon la idea de que el mundo está hecho de una vez por

todas. La teoría debería servir como puente entre loempírico y lo potencial. (…) ¿Por qué no puede ser

una buena teoría indicativa de la acción como enarquitectura o ingeniería?»

(Galtung, 1990)

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A lo largo de estas páginas he planteado queuna epistemología de la complejidad en lasciencias sociales precisa de conceptualizacio-nes esclarecedoras de los procesos reales invo-lucrados.

Por una parte, se trata de evitar las traslacionesambiguas, equívocas y descontextualizadas denociones entre distintos campos de saber. Lasnociones transdisciplinares y complejas a emplear

deberían, por lo tanto, tener la virtud de dar cuen-ta de fenómenos que se les escapan a la lógicaformal y a las aproximaciones empiricistas ypositivistas de la ciencia clásica. Es decir, nodeberían generar más confusión de la que inten-tan percibir al respecto de las realidades comple-jas de las que se ocupan. La capacidad de sínte-sis, como sugiere Morin, y de «indicar accionespotenciales», como sugiere Galtung, constituyen

Figuras 5 y 6. Procesos de Planificación Normativa y Estratégica

Fuente: elaboración propia.

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Figura 7. Procesos de Invención Estratégica. (La espiral izquierda representa el «conocimiento» y la de la derecha, la«acción»; se usan espirales de Fermat para recordar la contigüidad entre conocimiento / teoría y acción / práctica, como

en las bandas de Moebius).

Fuente: Elaboración propia.

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algunos de los mecanismos de alerta epistemoló-gica que podemos utilizar para valorar la utilidadsocial de esos conceptos. Realmente, estas noson cuestiones únicamente centrales para lasociología cualitativa o para quienes se embarcanen procesos de investigación-acción participati-va, sino que emergen continuamente con la mis-ma urgencia en otros «relatos» y procesos socia-les como los estudios y propuestas que lanzó elmovimiento social Elkarri para potenciar proce-sos de paz en el País Vasco (Elkarri, 1998), comolas acciones de denuncia que han filmado algu-nos directores de cine (como Michael Moore —con Bowling for Columbine y Fahrenheit 9/11—y Michael Winterbottom —con Road toGuantánamo—, por ejemplo), o como los distin-tos procedimientos de planificación urbana parti-cipativa (Forrester, 1999).

Por otra parte, al referirnos a «los procesosreales involucrados» nos referimos tanto a losprocesos complejos de carácter ontológico-empí-

rico, como de carácter epistemológico-reflexivo.Es decir, a los dos simultáneamente. Aunque lasepistemologías de la complejidad no excluyennecesariamente el recurso a las explicacioneshipotético-causales de la ciencia tradicional, sísitúan su punto de partida en formas de «explora-ción participativa» con la realidad que estudian.En este sentido, -tal como proponen Prigogine,Von Foerster, Ibáñez y otros autores- los fenóme-nos más difíciles de determinar objetivamente(indeterminados), con más incertidumbre, fluc-tuaciones, evoluciones impredecibles, desorden,etc. no se deberían estudiar con una completaabstracción de las propias acciones del observa-dor al estudiarlos; y, a la inversa, la participaciónsocial en un proceso de conocimiento (en lainvestigación, en su discusión pública y en su uti-lización) y los ejercicios de reflexividad de lossujetos implicados no pueden dejar de lado suinserción en fenómenos complejos mayores(dinámicas de generación de desigualdades y

Figura 8. Procesos básicos de Invención Estratégica Coexistencial.(Duplicarían las flechas en todos los procesos de las figuras 5, 6 y 7).

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exclusión, enfermedades, contaminación, gue-rras, cambios sociales, etc.).

Hemos sostenido, pues, que nociones comola de «invención estratégica» pueden contribuira orientar ese camino de esclarecimiento con-ceptual. De hecho, su definición articula com-ponentes propios de las epistemologías de lacomplejidad (la estrategia como atributo de lossistemas abiertos a su entorno) y de las metodo-logías de investigación participativa en las cien-cias sociales (la construcción y verificación deconocimientos a partir de la acción colectiva).Otros conceptos cruciales a estos efectos, comohemos argumentado al respecto del de «entro-pía», se revisten frecuentemente de simplifica-ciones —la equivalencia entre «entropía» y«desorden», por ejemplo— que llevadas a lateoría de las ciencias sociales incluso haríantambalear los pilares básicos de la explicación yla comprensión establecidos por Marx,Durkheim y Weber. Por el contrario, nuestraposición es que pueden ayudar a entender mejorlos procesos sociales y de conocimiento que yales preocupaban a los «padres fundadores»,además de aportar nuevos elementos para fun-damentar metodologías como las de investiga-ción-acción participativa. Por su parte, nocionescomo las de «estrategia» y «retroacción» talcomo son entendidas por los autores referidosen los epígrafes anteriores, nos llevarían a ree-xaminar teorías sociológicas más recientescomo las de Bourdieu y Giddens, por ejemplo,como hizo el mismo Luhmann al emprender sureformulación «compleja» del funcionalismo,aunque esa tarea excedería con mucho nuestrosmodestos propósitos para el presente texto.

Desde un punto de vista aún más sustantivo,hemos argumentado que: 1) la «complejidad»es mucho más que «variedad»; 2) en la medidaen que los procesos complejos se hallan contex-tualizados, podemos adoptar una perspectiva«ecosistémica» de análisis; 3) la «invenciónestratégica» es una de las formas de desarrollaresa perspectiva ecosistémica compleja. Todoello tiene, a nuestro juicio, implicaciones rele-vantes para la fundamentación de las metodolo-gías de investigación-acción participativa.

En suma, lo que queremos destacar es que, deacuerdo a la definición de «complejidad» ex-

puesta (en esencia: trabajar con la incertidum-bre), la naturaleza compleja de la realidad exigetener en consideración los contextos, escalas ysistemas en los que tiene lugar (o no, pues notodos los fenómenos ni en todas las escalas, tie-nen igual complejidad), pero también incorpo-rar el «contexto observador» (es decir, la refle-xividad teórica y práctica de quien la observa) y,sobre todo, la indicación de acciones prácticasrelativas a esa complejidad. Esa indicación deacciones prácticas es equivalente a la capacidadperformativa o ilocutoria del lenguaje y a lasdistintas posibilidades de incrementar la com-plejidad (una «complejidad reducida» segúnautores como Luhman) que son habituales tantoen las distintas corrientes de investigación-acción participativa (los «analizadores» delsocioanálisis de raíz psicoanalítica y marxista,por ejemplo) como en la acción colectiva propiade muchos movimientos sociales (ver, por ejem-plo, dos manuales del movimiento anti/ alter-glo-balización: Notes From Nowhere, 2003; Crime-thinc, 2005).

En consecuencia, la «invención estratégica»proporciona una concepción de la acción huma-na como estratégica, envuelta en las acciones ydefiniciones de la acción de otros actores, perotambién supera las limitaciones que han experi-mentado formas tradicionales de vincular elconocimiento y la acción, como la planificaciónnormativa y estratégica. Mientras que éstas últi-mas se fundamentan en explicaciones causalesy en exploraciones de posibilidades de evolu-ción, la invención estratégica se refiere a aque-llas construcciones de experiencias y de oportu-nidades de relación social que generan conoci-mientos a partir de la práctica o de formasimultánea a ella. En la medida en que los pro-cesos de investigación-acción participativa tie-nen como horizonte la autoorganización social,y no sólo la resolución de problemas o el per-feccionamiento de políticas públicas, resultaríamuy pobre limitar sus nociones acerca del análi-sis de la realidad social compleja (con susacciones, relaciones y sistemas estratégicos) yde su uso social, a las dos formas de planifica-ción mencionadas, sin desarrollar metódica-mente vías como la de la invención estratégicaaquí propuesta.

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Política y Sociedad, 2007, Vol. 44 Núm. 1: 31-53 53

Miguel Martínez López Complejidad y participación: la senda de la invención estratégica

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