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HISTORIA DE CHILE

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HISTORIA DE

CHILE

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EPOCAS

. Periodo prehispánico 1200 a.C – 1536 d.C

. Descubrimiento y conquista 1536 – 1538

. La colonia 1598 – 1810

. Independencia 1810 – 1823

. Anarquía 1830 – 1861

. Republica 1830 – actualidad -La época conservadora 1830 -1861 -La época liberal 1861 – 1891 -La época parlamentaria 1891 – 1925 -La época presidencialista 1925 -1973 -Régimen militar 1973 – 1990 -Democracia 1990 - actualidad

Periodo prehispánico

Se calcula que el poblamiento de Chile comenzó hace unos 12,000 años antes de nuestra era. Esa fecha es la del sitio arqueológico de Monte Verde, ubicado cerca de Valdivia, que fue descubierto recientemente (1978), y que es el más antiguo del país. Otros sitios famosos son los de San Pedro de Atacama, en el norte, y el de Tagua-Tagua, en el centro, de 10,000 y 9,000 años de antiguedad respec-tivamente.

Antes de la llegada de los españoles, se calcula que vivían en Chile alrededor de un millón de indígenas. Esta población estaba compuesta por diversas etnias, que no habían alcanzado un gran desarrollo social. Las del norte, centro y sur se encontraban en el nivel calificado de tribus por los antropólogos: vivían en grupos de algunos centenares de personas, practicaban la agricultura y sabían trabajar la cerámica, pero carecían de unidad política y no conocieron la vida urbana ni la escritura. Las del extremo sur se encontraban en un nivel aún menos evolucionado, el de la banda, vivían en grupos muy pequeños, de 20 o 30 personas, se alimentaban exclusivamente de la caza, pesca y reco-lección, y llevaban una vida nómade.

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Descubrimiento y conquista En Julio de 1535, salieron del Cuzco Almagro y sus hombres rumbo al sur. La caravana llegó a Tupiza, donde descansaron alrededor de dos meses preparando el resto de la expedición. Luego continuaron a Chicoana y desde allí atravesaron la cordillera de los Andes rumbo a “Chili”.

El paso de la cordillera fue desastroso, testigos de la época señalaron que a muchos soldados se les con-gelaron los pies y a otros se les desprendían los dedos al sacarse las botas. Los mayores sufrimientos re-cayeron sobre los nativos que caminaban descalzos. El camino quedó plagado de cadáveres de indígenas muertos de frío. El 21 de Marzo de 1536 Almagro llegó al valle de “Copayapo”, hoy denominado Copiapó, la capital de la tercera región de nuestro país. Luego avanzaron hacia el sur para instalarse en el valle del Aconcagua. Desde allí, Almagro y sus hombres salieron a buscar las riquezas que los indígenas habían asegurado que existían. Sin embargo, una de las expediciones que iba al mando de Gómez de Alvarado se enfrentó por primera vez con el pueblo mapuche, cerca del río Itata, en la batalla de Reinohuelen. Final-mente Almagro regresó a Perú y su expedición no prosperó.

Luego de la muerte de Almagro, en abril de 1539, Pedro de Valdivia era nombrado por Pizarro Teniente Gobernador de Chile. De inmediato el conquistador levantó bandera de enganche en la plaza mayor del Cuzco para inscribir a los que deseaban partir junto a él en esta nueva empresa de conquista.

A mediados del mes de Diciembre de 1540, Valdivia estaba en el Valle del río “Mapuchu”, hoy el lugar que ocupa Santiago, la ciudad capital de Chile.

El primer campamento de los españoles se levantó en dicho territorio y, al mismo tiempo, Valdivia organi-

zaba grupos de reconocimiento del lugar y establecía relaciones con los picunches, habitantes del valle, quienes aparentemente tenían una actitud pacífica.

Valdivia decidió fundar Santiago en medio de un pequeño terreno rodeado por dos brazos del Mapo-cho y a los pies del cerro que los indígenas llamaban “Huelén” y que hoy conocemos como Santa Lucía. Este lugar le pareció perfecto para sus intenciones; era protegido, tenía agua suficiente para los culti-vos, tenía un pequeño cerro que permitía la vigilancia de todo el valle, y además, gozaba de un clima muy parecido al de España, lo que gustó mucho a Valdivia y a sus hombres.

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La colonia La implantación española: la Conquista

Los españoles entraron en contacto con los indígenas que habitaban lo que se llamaría Chile en 1536, con la expedición venida desde el Perú, dirigida por Diego de Almagro, quien había tenido una partici-pación destacada en la conquista del imperio inca. Este episodio es conocido como el “Descubrimiento”, aunque algunos afirman que eso corresponde a Magallanes, el navegante portugués al servicio de España, quien “descubrió” el extremo sur de Chile, en 1520, cuando sus naves dieron la vuelta al mundo. Pero el paso de Almagro por Chile no tuvo mayores consecuencias, ya que los españoles se limitaron a recorrer el norte y el centro del país, sin fundar ciudades, y regresaron al Perú, decepcionados al no encontrar oro, que era el objetivo del viaje.

Pocos años después, en 1541, vino a Chile una segunda expedición, también desde Perú, dirigida por Pe-dro de Valdivia, uno de los capitanes de Francisco Pizarro, el conquistador de los incas. Esta vez, las cosas fueron distintas. Valdivia quería asentarse en el territorio chileno y gobernarlo. Para ello, fundó varias ciudades: Santiago, que sería la capital, en febrero de 1541, seguida de La Serena, en 1544, Concepción, en 1550, y Valdivia, en honor de sí mismo, en 1552, y Osorno en 1553, además de otras de menor impor-tancia. Valparaíso, el principal puerto del país, no tiene fecha oficial de fundación, pero comenzó a existir desde la llegada de Almagro, en 1536.

La expedición de Valdivia provocó también la primera resistencia indígena. Aunque los españoles lo-graron sobrevivir a los ataques de los nativos en la región de Santiago, no ocurrió lo mismo en el sur, don-de los mapuches presentaron una oposición mucho mayor. En 1553, los indígenas de esta etnia derrotaron

a los españoles en una batalla, capturaron a Valdivia y lo ejecutaron. Era la primera vez que un jefe de la conquista española en América sufría esa suerte. Los mapuches siguieron resistiendo enérgica-mente, y en 1598 vencieron a los españoles en la batalla de Curalaba, en la cual el gobernador Martín García Oñez de Loyola, tal como Valdivia, fue capturado y muerto. Esa victoria (llamada “desastre” por muchos historiadores chilenos, que conciente o inconscientemente tomaron así partido en favor de los españoles) llevó además a la destrucción de las ciudades españolas del sur, como Valdivia y Osorno.

Desde entonces, Chile quedó dividido en tres partes: desde el norte hasta el río Bío-Bío, en el cen-tro-sur, dominaban los españoles; desde el Bío-Bío hasta lo que es hoy Puerto Montt, el territorio era controlado por los indígenas; más al sur, España retomaba el control, en la isla de Chiloé. Esta situa-ción persistió durante toda la época colonial, y continuó durante varias décadas después de la indepe-dencia.

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Independencia Entre 1810 y 1818, la colonia llamada entonces “Reino de Chile”, se separó de España y formó un gobier-no independiente. Al hacerlo, Chile formó parte de un proceso que abarcó la casi totalidad de las colonias españolas en América, ya que sólo Cuba y Puerto Rico permanecieron dentro del imperio; todas las de-más colonias se separaron también, en la mayor parte de los casos a través de una lucha armada.

Antecedentes Contrariamente a países como Colombia o Venezuela, en Chile no hubo grandes movimientos de pro-testa contra el régimen colonial ni tentativas de lucha armada antes de 1810. El único antecedente en ese sentido, fue la “Conspiración de los Tres Antonios”, en 1780. Este episodio fue obra de dos franceses, An-toine Gramusset y Antoine Berney, más el criollo Antonio Rojas, que concibieron el proyecto de crear una república, abolir la esclavitud y establecer relaciones con los demás países. Su iniciativa no fue muy lejos, ya que fueron denunciados y arrestados. Pero había personas que pensaban en una independencia, como Bernardo O’Higgins, hijo bastardo de un ex gobernador chileno, el irlandés Ambrosio O’Higgins, quien participó en reuniones de latinoamericanos con ideas favorables a la independencia en Londres, organiza-das por el venezolano Francisco de Miranda. La llegada de varios barcos de Estados Unidos a comienzos de 1800, que habían sido autorizados a comerciar en América española, daban a conocer ideas republica-nas, lo que constituyó otro factor.

Después de la abdicación del general O´Higgins, en 1823, aparecieron en la vida política chilena dos grupos que ya existían de forma latente desde los primeros días de la independencia nacional. La evo-lución del o´higginismo, eran ahora llamado Pelucones o Conservadores. Se componía este grupo por la aristocracia castellano-vasca-navarra, defendían un régimen de autoridad, de respeto a las costum-bres y tradiciones, fervientes creyentes del catolicismo, y sus leales defensores fueron, entre otros, José Gregorio Argomedo, Juan Egaña y Joaquín Prieto Vial. Al contrario, estaban los Pipiolos, o Liberales, herederos de la tendencia carrerina, influenciados enormemente por el libertinaje europeo. Pertene-cían a la clase culta, se inclinaban por un régimen democrático y libre. Eran católicos, pero tolerantes; entre sus miembros cabe mencionar a Ramón Freire, Manuel Borgoño y Francisco Antonio Pinto.

Junto a estas dos tendencias políticas, que ya pueden comenzar a llamarse partidos o movimientos, claramente definidos por sus programas doctrinarios, nacieron además grupos minoritarios. Uno de ellos fue el Partido Federalista, impulsado por José Miguel Infante, inspirado en el exitoso modelo nor-teamericano, pretendió ser instalado en Chile. Otro grupo de este período, fueron los llamados “es-tanqueros”, sector político heterogéneo, dirigido por Diego Portales. Se reunieron en torno a su figura, y su empresa de estanco de algunas especies, como el tabaco, de ahí el nombre del movimiento. Aquí estaban Juan Francisco Meneses (antiguo monarquista); Manuel José Gandarillas (ferviente carrerino); José A. Rodríguez Aldea (leal o´higginista), entre muchos otros. Durante este período además, nacen los primeros ensayos de Constitución, textos dominados por la corriente del autor, y que intentaron regir, con mayor y otras con menor éxito, el destino de nuestro país. Los tres ensayos a saber son: el “moralista”, redactado en 1823 por el jurista Juan Egaña Risco. La carta establecía un estado unitario, democrático, y católico. El ejecutivo correspondía a un Director Supremo, por espacio de cuatro años,

Anarquía

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con derecho a una sola reelección. Su poder estaba limitado por el Consejo de Estado, el Congreso y las Asambleas de Ciudadanos. El poder legislativo se confiaba a un Senado, de nueve miembros por elección de Asamblea, y renovados cada seis años; y una Cámara Nacional, compuesta de consultores de entre 50 y 200, duraban ocho años en sus funciones, renovándose cada cuatro por octavas partes. La ley excluía a cualquier otra religión que no fuese la católica, del ejercicio público. El poder Judicial, como ya habíamos mencionado, no tuvo jamás grandes modificaciones, creándose ahora Tribunales jerarquizados y la Corte Suprema de Justicia.

El ensayo “federal”, fue redactado por José M. Infante, en 1826. No fue una carta propiamente tal, ni for-malmente aprobada. La impaciencia de los líderes federalistas por ver funcionar el sistema, llevó a estos a presionar al Congreso Nacional dictando algunas leyes federalizadoras del sistema político. Desde el cargo de Presidente del Consejo Directorial de 1825, que sustituyó a Freire por unos meses, mientras se encon-traba el Director Supremo en misión de guerra contra los últimos realistas en Chiloé, Infante logró crear las ocho Asambleas Provinciales que dividían la país, y para el 14 de julio de 1826, ya estaba aprobado que se realizaría una elección presidencial. Los cabildos elegirían el 22 de julio a sus gobernantes, se estableció una elección directa y popular, para gobernadores, intendentes, cargos canónigos y cabildantes. El Direc-tor Supremo pasaba a ser Presidente de la República, y ocupó este cargo por primera vez en Chile, don Manuel Blanco Encalada, con el 59,45% [2] de los votos (22 votos electorales), venciendo al mismísimo José Miguel Infante (40,54%, 15 votos), a este le secundaba un Vicepresidente de la República, cargo que fue ganado, con un 57,14% (20 votos) por don Agustín de Eyzaguirre, quien venció al 40,54% (15 vo-tos) de Francisco Antonio Pinto. Las ocho provincias eran: Coquimbo, Aconcagua, Santiago, Colchagua, Maule, Concepción, Valdivia y Chiloé. Cada Asamblea elegía a los miembros del Congreso Nacional. Fi-

nalmente, el régimen federal no dio el éxito esperado. Blanco Encalada renunció al poder, siendo sucedido por Eyzaguirre en 1827, y este sería derrocado por el coronel Enrique Campino Salamanca, quien devolvió el poder al general Ramón Freire, quien ordenó trabajar de inmediato en un nuevo proyecto constitucional, el Congreso se autodisolvió, y Freire dimitió en su Vicepresidente, don Francisco Antonio Pinto.

Finalmente, se logró una nueva carta fundamental. En 1828 el intelectual español, José Joaquín de Mora, en colaboración del jurista Melchor Santiago Concha, pudieron dar al país un nuevo orden institucional, acorde a la situación real de Chile. Este fue el ensayo “liberal”, abarcando en él todos los ideales pipiolos. El país se esta-blecía en forma unitaria, republicana y democrática, aunque se mantuvieron las Asambleas Provinciales en las ocho provincias creadas por el régimen federal. El Ejecutivo recaía en el Presidente de la República por espacio de cinco años, sin derecho a reelección, con un Vicepresidente, que sería la segunda mayoría electoral. Los mi-nistros serían designados por el Presidente. El Legislativo era bicameral, con 16 senadores, elegidos cada cuatro años (dos por cada Asamblea Provincial), y los diputados, elegidos cada dos años, uno por cada 15.000 habi-tantes. La religión oficial era la católica, y excluía del ejercicio público a las demás, siendo esta una medida para apaciguar a los ánimos pelucones (conservadores), que no veían con buenos ojos esta nueva constitución. Con-sagra además libertades personales, derechos e igualdad, ampliación de la ley de votación, entre otras garantías.

Al término de este período se le conoce como el período anárquico. Sin embargo, muchos autores consideran erróneo denominarlo así. Argentina, Bolivia, Perú y Venezuela vivieron procesos de caudillismo en estos años, mientras Paéz dominaba la política venezolana, y Santander la colombiana, Andrés de Santa Cruz lograba do-minar tanto Bolivia como Perú. Argentina, por su parte estuvo bajo el dominio de Pueyrredón y José Manuel de Rozas. Pero todos ellos llegaron al poder por la vía anárquica para fines personalistas, o partidistas, en pocos

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casos. No pretendían lograr mejoras al sistema independiente naciente de todas estas naciones, ni mu-cho menos lograr una organización estable. La lucha entre liberales y conservadores, fue la tónica de las anarquías, sin embargo, el caudillaje también fue una importante característica. Sin embargo, en Chile no existió Anarquía propiamente tal, sino más bien fue la consecuencia de un deliberado plan de ensayar sis-temas políticos diferentes en busca del ajuste entre la ley y la realidad nacional de ese entonces. No hubo caudillismo ni militarismo, las personas que detentaron el poder mostraban el menor interés por éste, y si bien muchos fueron militares, no llevaban las armas al gobierno. En definitiva, no fue un problema entre bandos militares lo que ocasionó una guerra civil en 1829, sino una cuestión netamente política, lo que va a generar el título de Anarquía. La elección presidencial de 1829, dio como vencedor en propiedad al entonces Presidente provisorio (por ser Vicepresidente de Freire a su renuncia), don Francisco Antonio Pinto Díaz, militar y miembro del pipiolismo; pero el problema no surgió en él, pues en su cargo fue in-discutidamente el ganador, pues obtuvo 118 votos con un 29,06%, sino que en la Vicepresidencia ocurrirá el problema, pues quien debía haber ocupado aquel cargo debió ser el civil y pelucón Francisco Ruiztagle Portales (que obtuvo 98 votos, 24,13%), o el militar y pelucón José Joaquín Prieto Vial (que obtuvo 61 votos, 15,02%); cabe recordar que eran nueve candidatos; sin embargo era el Congreso argumentando que ninguno tenía la mayoría absoluta, y tomando en cuenta que la constitución no explicaba el proce-dimiento adecuado en tal caso, y todo esto unido a que la mayoría del Congreso era pipiolo, y presidido por Francisco Ramón Vicuña Larraín, hermano de Joaquín Vicuña Larraín, quien fue finalmente electo Vicepresidente por el Congreso, a pesar de que éste obtuvo sólo 48 votos (11,82%). Entonces los pelucones encontraron la excusa para iniciar acciones militares en contra del gobierno pipiolo. Esta lucha fue enca-bezada por Ramón Freire y Francisco de la Lastra, quienes defendían el gobierno liberal; y José Joaquín Prieto por los pelucones, mientras Ruiztagle y Diego Portales llevan a cabo un primordial papel político

pelucón en la capital. El Presidente Pinto dimitió al cargo, pero dejó el gobierno no al Vicepresidente, sino al hermano de éste, el Presidente del Senado Francisco Ramón Vicuña Larraín. En la Batalla de Ochagavía Freire llegó a un armisticio con Prieto. El poder quedó en Ramón Freire quien organizó una Junta de Pipiolos, mientras Vicuña Larraín huía a Valparaíso. La nueva Junta pretendía llamar a elecciones de un nuevo Congreso Nacional, para dejarles el poder, pero en esos momentos se instalaba en Santiago un Congreso de Plenipotenciarios del Peluconismo.

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Republica

Dentro del periodo republicano están comprendidos los siguientes sub.- periodos .

- La época conservadora 1830 -1861 - La época liberal 1861 – 1891- La época parlamentaria 1891 – 1925- La época presidencialista 1925 -1973- Régimen militar 1973 – 1990- Democracia 1990 – actualidad

Se entiende por republica aquella nación que esta constituida por tres poderes que sonejecutivo , legislati-vo y judicial .Chile buscaba dentro de este periodo tener una organización como país. Para poder llegar finalmente a lo que estamos viviendo hoy en día (democracia) fue necesario pasar por periodos parlamentarios , presi-denciales e incluso dictadura militar.Nuestro tema central a abordar para la construcción del sitio wordpress será régimen militar

Regímen Militar

El Régimen Militar es el período de la historia de Chile comprendido desde el 11 de septiembre de 1973, cuando los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas dieron un golpe de Estado y derrocaron al gobierno del presidente Salvador Allende, hasta el 11 de marzo de 1990, cuando Augusto Pinochet entregó el poder al presidente Aylwin, elegido en las elecciones de diciembre de 1989, como conse-cuencia del resultado del plebiscito del 5 de octubre de 1988.Durante este período, Chile experimentó una importante transformación económica, política y social, a la vez que se cometieron sistemáticas violaciones a los derechos humanos.1 2 3 Políticamente, el ré-gimen se caracterizó por un modelo autoritario de gobierno.4 En lo estrictamente económico significó un cambio radical de orientación del papel del Estado de un rol productor y estatizador, a uno de tipo subsidiario, inspirado en las doctrinas económicas neoliberales. En lo social significó el dominio sin contrapeso de los sectores empresariales, y la progresiva pauperización de las clases medias y la pre-cariedad e inestabilidad laboral para los sectores asalariados. En lo cultural, dio lugar al denominado “apagón cultural”, caracterizado por la represión y autorrepresión de ciertas manifestaciones culturales consideradas contrarias a la línea del régimen militar.

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La época conservadora