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Catalogo de Antropologia Muua Digital

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Catalogo

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    COLECCIN DE ANTROPOLOGA HERENCIA, PATRIMONIO Y MEMORIA

    ISBN 978-958-8848-50-1Primera edicinMedelln, Colombia, 2014

    Crditos

    MINISTERIO DE CULTURA

    Mariana Garcs CrdobaMinistra de Cultura

    DEPARTAMENTO DE ANTIOQUIA

    Sergio Fajardo ValderramaGobernador de Antioquia

    Juan Carlos Snchez RestrepoDirector Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia

    Luis Guillermo Lpez BonillaLder rea de Patrimonio Cultural

    MUNICIPIO DE MEDELLN

    Anbal Gaviria CorreaAlcalde de Medelln

    Mara del Rosario Escobar ParejaSecretaria de Cultura Ciudadana

    Herman Montoya GilLder Programa Memoria y Patrimonio

    UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

    Sergio Fajardo ValderramaPresidente del Consejo Superior

    Alberto Uribe CorreaRector

    Pablo Patio GrajalesVicerrector de Extensin

    Santiago Ortiz AristizbalDirector Muua

    Santiago Ortiz AristizbalCurador Coleccin de Antropologa

    Hernn Alberto Pimienta BuriticCoordinador Coleccin de Antropologa

    Sandra Turbay CeballosMarta Isabel Matute CampuzanoAna Isabel Cruz GaviriaSantiago Ortiz AristizbalHernn Alberto Pimienta BuriticRoberto Lleras PrezCarlos Eduardo Lpez CastaoEduardo Restrepo UribeTextos

    Henry Eduardo Garca GaviriaJuan Fernando Gutirrez LondooJuan Fernando Garca CastroCorreccin de Estilo y de Prueba

    Hernn Alberto Pimienta BuriticFichas tcnicas Coleccin de Antropologa

    Hernn Alberto Pimienta BuriticPies de foto Coleccin de Antropologa

    Hernn Alberto Pimienta BuriticFabio Hernn Arboleda EcheverriFotografa Coleccin de Antropologa

    Museo del Instituto de AntropologaArchivo Fotogrfico Graciliano Arcila Vlez

    Luis Alfonso Orozco DazOscar BoteroDavid Romero DuqueGuillaume Collanges - AmichocOtras fotografas

    Vctor Manuel Aristizbal GiraldoDiseo y Diagramacin

    PortadaMscaraValle del Cauca (Calima - atribuido)14,4 cm. x 16,3 cm. x 10,5 cm.Mscara antropomorfa elaborada en hueso con decoracin incisa y grabados en forma de espiralColeccin Museo Universidad de AntioquiaF: Hernn Alberto Pimienta Buritic2013

    ContraportadaVolante de husoBarrio Guayabal, Medelln, Antioquia (Tardo)1,5 cm. x 5,3 cm.Coleccin Museo Universidad de AntioquiaI. Vctor Manuel Aristizbal Giraldo2013

    ImpresinLYS Comunicacin Grfica

    Universidad de Antioquia, Vicerrectora de Extensin, Museo Universidad de AntioquiaCalle 67 Nro. 53 108, Bloque 15, Ciudad Universitaria(574) 219 51 85 http://museo.udea.edu.co [email protected]

    Las ideas, conceptos y opiniones que contienen los diferentes artculos del presente libro son responsabilidad exclu-siva de los autores.

    Este catlogo recibi el apoyo del Banco Universitario de Programas y Proyectos de Extensin BUPPE, de la Vicerrec-tora de Extensin de la Universidad de Antioquia y de los recursos Iva a la Telefona Mvil del Ministerio de Cultura de la Repblica de Colombia.

    Las imgenes incluidas en esta obra se reproducen con fines educativos y acadmicos, de conformidad con lo dis-puesto en los artculos 31-43 del captulo III de la Ley 23 de 1982 sobre derechos de autor. Se agradece la autorizacin de las instituciones para su reproduccin, en especial a la Fundacin Amigos del Choc Amichoc y al seor Luis Alfonso Orozco Daz.

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    Presentacin

    Coleccin de Antropologa

    Breve historia de la arqueologa en Colombia

    El patrimonio arqueolgico en Antioquia: retrospectiva y proyecciones hacia el nuevo milenio

    La etnografa y los museos: las colecciones como experiencia cultural

    Comunidades negras del Pacfico colombiano

    Pueblos indgenas de Antioquia

    Referencias bibliogrficas

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    ContenidoContenido

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    Presentacin

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    Hace ms de setenta aos, cuando Medelln era un pueblo pequeo con un ro cristalino, un hombre nacido en Amag en 1912, profesor e investigador, abra el camino para los estudios antropolgicos en la ciudad. Graciliano Arcila Vlez, quien haba estudiado en la Escuela Normal Superior de Bogot, y haba cursado estudios de etnologa y etnografa, estaba vinculado a la Universidad de Antioquia y, con sabidura y una gran visin, reuna

    en torno suyo ideas, alumnos, estudios y proyectos; confluencias que provocaran creaciones como el Museo Antropolgico o el Departamento de Antropologa de la Universidad de Antioquia.

    Esta primera creacin, que comenz como una Seccin de Etnologa de la institucin en 1943, se convirti en Coleccin de Antropologa en 1970, con el nacimiento del Museo Universitario. El profesor Graciliano, que sera ms adelante director del Museo, entregaba mediante su trabajo diferentes lecciones: la curiosidad, la rigurosidad, la visin y la generosidad con el conocimiento. Debido a esto, incluyendo su iniciativa para la creacin de una Coleccin de Historia en la dcada del noventa del siglo pasado, sus huellas son permanentes y enrgicas en el trabajo que desarrolla el Museo, y han sido reconocidas con la creacin de un Fondo patrimonial, gracias a la donacin de su familia, que alberga fotografas y estudios suyos, y con la denominacin de la Sala Permanente de Antropologa con su nombre.

    La Coleccin de Antropologa, idea visionaria del profesor Arcila, se ha convertido en una de las reservas patrimoniales ms completas y dinmicas de Colombia. Hoy, cuando comienza la octava dcada de su historia, la Coleccin tiene entre sus valores ser la primera en el pas en nmero de piezas de cermica prehispnica; poseer el conjunto de cermica Alzate, que se ha transformado con el tiempo en un material histrico y artstico fundamental de finales del siglo XIX y comienzos del XX; albergar objetos etnogrficos que permiten reconocer la riqueza de las comunidades negras e indgenas que construyen la idea de nacin, y tener en sus acervos el material que hizo parte del Museo de Artes y Tradiciones Populares, clausurado hace algunos aos, y que brinda la posibilidad de comprender las prcticas y costumbres de las diferentes regiones colombianas.

    Este catlogo, una publicacin de homenaje en los setenta aos de la Coleccin, se lee como un mapa del tesoro etnogrfico y arqueolgico albergado en nuestro Museo. Es un obsequio para visitantes, investigadores, estudiantes, profesores y admiradores; para hombres y mujeres del presente y, de igual manera, para las generaciones futuras. Sumado al libro, este ao reabrimos la Sala Permanente de Antropologa Graciliano Arcila Vlez, que luego de 11 aos de investigaciones

    y de actualizaciones comienza a estar disponible para el pblico, con un guion basado en las regiones del pas y con recursos museogrficos interactivos y modernos, que generan dilogos con el pasado y el hoy, con la tradicin y el ahora.

    Este Catlogo, como una verdad eterna e inmodificable, sigue probando el poder mgico del pasado. Prueba, mediante textos e imgenes, que mirar lo hecho y lo imaginado por los pueblos prehispnicos ampla nuestro presente y da luces sobre el futuro. Prueba que observar las riquezas de las minoras y las costumbres antiqusimas nos prepara para el necesario dilogo con el otro, enriqueciendo nuestra humanidad. Prueba que estar frente a un pieza hecha en barro o tejida con muchos colores, realizada cientos de aos atrs, nos conecta con una dimensin diferente de la vida, al recordarnos la majestuosidad de la Historia, en donde somos un simple punto o un mnimo detalle.

    Santiago Ortiz AristizbalDirector Muua

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    Coleccinde Antropologa

    Laboratorio de conservacin / Museo Universidad de Antioquia / F: Fabio Hernn Arboleda Echeverri

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    esde sus inicios en 1943, y por el empeo del antroplogo Graciliano Arcila Vlez, su fundador, y el respaldo incondicional de la administracin del Alma Mter, la Coleccin de Antropologa del Museo de la Universidad de Antioquia Muua, se ha convertido progresivamente en un importante referente cientfico y cultural en los mbitos local, nacional e internacional, y ha contribuido a la recuperacin de la memoria y a la salvaguarda de nuestro pasado

    prehispnico, riqueza cultural y realidad social de las comunidades indgenas actuales.

    Durante 70 aos, la Coleccin ha diversificado, ampliado y contextualizado sus fondos por medio de investigaciones, entregas voluntarias y del programa de enriquecimiento de colecciones del Muua. En la ltima dcada, los fondos provenientes del Instituto Colombiano de Antropologa e Historia (ICANH), del Museo de Artes y Tradiciones Populares, del clausurado Museo Hombre del Darin, de la Corporacin Antropolgica para la Investigacin (CAIN), del Grupo de Asesoras e Investigaciones Ambientales (GAIA), y los entregados por el seor Luis Vlez Arias, por el presbtero Jaime Hincapi Santamara, y por los investigadores adscritos al Centro de Investigaciones y al Departamento de Antropologa de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia, han engrosado la lista de bienes que preserva el Museo de la Universidad de Antioquia y que lo sitan como una de las instituciones musesticas de Colombia con uno de los acervos patrimoniales ms significativos e importantes en materia de cermica prehispnica.

    La Coleccin est conformada por piezas arqueolgicas procedentes de diversas zonas del pas, realizadas en distintos materiales, formas, acabados y texturas, y utilizadas para diferentes fines; asimismo, por bienes etnogrficos de la cultura material de los pueblos indgenas y afrodescendientes con los cuales pretende llevar un mensaje educativo a toda clase de pblicos por medio de exposiciones temporales e itinerantes, montajes museogrficos permanentes, visitas guiadas, talleres, ponencias, publicaciones, materiales didcticos, y otros.

    De acuerdo con las funciones fundamentales establecidas por el International Council of Museums (ICOM) para las organizaciones que salvaguardan bienes patrimoniales, el Museo de la Universidad de Antioquia ejecuta mltiples estrategias y acciones encaminadas a promover la investigacin, la conservacin, la documentacin, el desarrollo creativo y la divulgacin de los fondos que custodia. En consonancia, y como un mecanismo para avanzar en la investigacin de sus bienes culturales y procesos relativos a la gestin del patrimonio, cre, mediante la Resolucin de la Vicerrectora

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    Pascual Alzate y Graciliano Arcila VlezMuseo del Instituto de Antropologa, Medelln, 1960F: Archivo Fotogrfico Graciliano Arcila Vlez, Museo Universidad de Antioquia

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    de Extensin 027 del 18 de septiembre de 2008, el Programa de Incentivos a la Investigacin; convocatoria bienal para la asignacin de estmulos econmicos a estudiantes de pregrado y posgrado de universidades reconocidas por el estado colombiano y a investigadores particulares, interesados en realizar trabajos de grado afines al Muua y conducentes a ttulos acadmicos.

    De otro lado, y contemplando las caractersticas y el nmero de bienes patrimoniales que conserva, el Museo de la Universidad de Antioquia adelanta la documentacin de sus colecciones arqueol-gicas en aras de registrar ante el ICANH la tenencia de sus ms de veinte mil piezas de origen pre-hispnico conforme a la Ley 1185 del 12 de marzo de 2008. De la misma manera, avanza en el registro de las piezas etnogrficas y arqueolgicas en el programa Colecciones Colombianas, plataforma virtual administrada por el Ministerio de Cultura de Colombia y la Red Nacional de Museos (Museo Nacional de Colombia); y en materia de conservacin, el Muua concentra diferentes esfuerzos en el mantenimiento y la proteccin de los distintos bienes patrimoniales que alberga, implementan-do mdulos prcticos y pertinentes para el almacenamiento y generando condiciones ambientales apropiadas para su preservacin. A la par, desarrolla actividades de conservacin preventiva para prolongar el tiempo de vida de cada uno de los objetos.

    Como complemento a estas transcendentales labores de investigacin, documentacin y conserva-cin, se suman las tareas de difusin y promocin del patrimonio cultural de la nacin que protege. Mediante mltiples actividades educativas y comunicacionales que comprenden exposiciones iti-nerantes, programas radiales, visitas guiadas, talleres, maletas viajeras, conferencias, publicacio-nes peridicas, impresos publicitarios, seminarios, congresos, entre otros, la Coleccin de Antropo-loga resalta la importancia de valorar, estimular y divulgar la proteccin de nuestro patrimonio y de nuestra memoria. Sobresale dentro de este frente, el guin museolgico y montaje museogrfico de la Sala Graciliano Arcila Vlez; una importante exhibicin permanente que destaca las ltimas in-vestigaciones antropolgicas del pas y vincula las nuevas tendencias en el campo de la curadura.

    Y como producto de las ingentes labores realizadas para responder al compromiso tico de salva-guardar y promocionar creativamente los referentes de identidad de un pas, presentamos el Ca-tlogo de la Coleccin de Antropologa del Museo de la Universidad de Antioquia, una publicacin con la que buscamos rendir un merecido homenaje a todos aquellos hombres y mujeres annimos que poblaron nuestras tierras en distintas pocas, y quienes gracias a su claridad en el manejo de

    Museo del Instituto de Antropologa, Medelln, 1960F: Archivo Fotogrfico Graciliano Arcila Vlez, Museo Universidad de Antioquia

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    lo utilitario y de lo ceremonial y a su extraordinario sentido del diseo y la esttica, dejaron a la hu-manidad un diverso e inagotable patrimonio colmado de historias y saberes.

    Nuestra aspiracin es brindar al lector, sea este especialista, estudioso o aficionado al tema, una mira-da panormica de la situacin de los indgenas en Antioquia, de las comunidades afrocolombianas, la etnografa y los museos, del patrimonio arqueolgico de nuestro Departamento, y de la arqueologa en Colombia; una visin que evidencie los referentes de identidad construidos a partir de la materialidad de las piezas arqueolgicas y etnogrficas albergadas en la Coleccin de Antropologa del Muua.

    Ms que contribuir al solaz de los lectores y a la conceptualizacin en diversas reas de la antropologa, con estas pginas, magistralmente ilustradas por bienes patrimoniales invalua-bles, pretendemos abrir nuevos caminos al descubrimiento de Colombia como pas multitnico y pluricultural, y proponer otros recorridos que nos permitan aportar a la edificacin de una sociedad ms incluyente.

    Santiago Ortiz AristizbalAntroplogo

    Curador Coleccin de AntropologaMuseo Universidad de Antioquia

    Hernn Alberto Pimienta BuriticAntroplogoCoordinador Coleccin de AntropologaMuseo Universidad de Antioquia

    Sala Graciliano Arcila Vlez, exposicin permanente, 2013 / F: Fabio Hernn Arboleda Echeverri

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    Roberto Lleras Prez*

    de la arqueologa

    *Antroplogo de la Universidad de los Andes (Bogot, Colom-bia), Mster en Artes, Mtodos Cientficos y Arqueologa de la Universidad de Bradford (Gran Bretaa) y Ph. D. en Arqueolo-ga de la University College London (Gran Bretaa). Se ha des-empeado como docente-investigador en los departamentos de Antropologa de las universidades Nacional de Colombia y de los Andes (Bogot, Colombia), en la Escuela de Admi-nistracin de Negocios (Bogot, Colombia), y en el Centro de Restauraciones de Bienes Muebles (OEA-INAC, Panam). Trabaj en el Instituto Colombiano de Antropologa e Historia -ICANH (Bogot, Colombia). Actualmente ocupa el cargo de Decano de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural de la Universidad Externado de Colombia (Bogot, Colombia). Ha realizado diferentes investigaciones y publicaciones relacio-nadas con la arqueologa colombiana.

    Breve historia

    en Colombia

    Fardo funerario InfanteDuitama, Boyac20,0 cm. x 53,5 cm. x 53,0 cm.Reg. 13477El ajuar funerario estaba constituido por piezas de cermica, mochilas, agujas y collares.

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    Como ha sucedido histricamente con todas las ciencias, la arqueologa no surge de una vez estructurada y con sus mtodos bien desarrollados. En Colombia, como en el resto del mundo, los vestigios materiales de las sociedades desaparecidas fueron objeto de tratamientos y formas de interpretacin diversas, antes de que se pudiera hablar de arqueologa propiamente dicha. Estos momentos iniciales del estudio del pasado tienen

    gran importancia por la informacin que acumularon los esforzados pioneros de la investigacin y por la naturaleza de sus ideas, las cuales retratan la mentalidad de la poca. Desde otro punto de vista, la historia de la arqueologa es, tambin, la historia de cmo los colombianos hemos concebido nuestro pasado indgena, de cmo hemos ido evolucionando desde la nocin de tesoro hacia la de patrimonio cultural, y de la progresiva aceptacin de la identidad nacional mestiza.

    El comienzoEl paso de sociedades humanas por el territorio de la actual Colombia, durante varios miles de aos, dej centenares de miles de objetos enterrados en el subsuelo. Cada nuevo grupo se asent sobre los vestigios de los anteriores ocupantes. Forzosamente, esta superposicin de ocupacio-nes llevaba en ocasiones a realizar hallazgos accidentales. Sin embargo, hasta cuando llegaron los europeos a tierras americanas, parece que los objetos exhumados por accidente fueron muy escasos y que casi nunca se excav intencionalmente.

    La Conquista trae consigo un cambio drstico. Una vez los conquistadores europeos se percataron de las riquezas que se podan encontrar bajo tierra, se dedicaron con entusiasmo a saquear en cuanto sitio pudieron. Las crnicas dan testimonio de varias toneladas de oro y miles de objetos que se perdieron por aquella poca. La costumbre de guaquear y el trmino mismo (desenterrar los santuarios indgenas o huacas, nombre que se daba a estos sitios en el Per) vienen de aquella poca. En los sepulcros y templos del Sin y de otras regiones del pas, los espaoles obtuvieron, en los primeros aos de la Conquista, muchas piezas valiosas que fueron fundidas y enviadas a Espaa en lingotes. En la cordillera Oriental fueron aprehendidas las ofrendas encontradas en los santuarios, y se intent desecar varias lagunas sagradas, como las de Guatavita y Siecha, para extraer los objetos all depositados.

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    VasijaMomps, Bolvar16 cm. x 15,5 cm.Reg. MB 1443Los artesanos de las Llanuras del Caribe se preocuparon por elaborar objetos de mltiples formas y finos acabados.

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    Figura antropomorfa TabloideValle del Cauca28,5 cm. x 17,7 cm. x 10,4 cm.Reg. 6536Representacin de un hombre sentado y estilizado, con decoracin facial.

    OcarinaSierra Nevada de Santa Marta, Magdalena15 cm. x 12,2 cm. x 6,1 cm.Reg. 13 CCXIIRepresentacin de hombre-serpiente.

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    El siglo XIXLa joven repblica de la Nueva Granada mantuvo intacta la costumbre colonial. Una ley de 1833 otorgaba, a quien encontrara guacas de indios, la propiedad sobre las mismas, con la sola obligacin de pagar al Estado un quinto de su valor. En la dcada de 1850 la Comisin Corogrfica, organizada para estudiar los recursos naturales bajo la direccin de Agustn Codazzi, hall y dio a conocer algunos de los ms importantes monumentos arqueolgicos de San Agustn. Por primera vez los hombres de ciencia se preocuparon por los objetos arqueolgicos y plantearon la posibilidad de estudiarlos. Esta semilla de inquietud germin en la mente de varios intelectuales quienes, desde entonces, se dedicaron a recoger y estudiar los objetos dejados por los indgenas, y a publicar sus hallazgos. Los nombres de Ezequiel Uricoechea Rodrguez, Liborio Zerda, Vicente y Ernesto Restrepo Tirado, Miguel Triana y Joaqun Acosta Ortegn deben figurar entre los pioneros de la arqueologa en Colombia.

    Despus del saqueo inicial llevado a cabo en el siglo XVI, la guaquera declin en todo el territorio, hasta cuando la colonizacin antioquea del Macizo y del Viejo Caldas trajo consigo un nuevo auge de esta actividad, a partir de 1850. Por entonces se realizaron famosos hallazgos de piezas Quimbayas que fueron a parar en su mayor parte al extranjero. Algunos colombianos entusiastas, como Santiago Vlez y Leocadio Mara Arango, conservaron colecciones que tiempo despus se convertiran en el ncleo de los museos arqueolgicos. El hallazgo del famoso Tesoro de los Quimbayas en el municipio de Filandia, Quindo, es un hecho memorable de esa poca. El conjunto de 122 piezas, entre las cuales hay varias obras maestras de orfebrera, termin en Espaa en 1892, donado por el gobierno colombiano.

    Muy pronto la fama de la arqueologa, y en especial del oro precolombino de nuestro pas, tras-pas las fronteras, y los grandes museos norteamericanos y europeos se interesaron por adquirir objetos arqueolgicos de Colombia. Hubo misiones cuyo objetivo fue nicamente obtener y ex-portar piezas, pero, al lado de ellas, llegaron tambin las primeras expediciones arqueolgicas propiamente dichas que trabajaron en Colombia, la primera de las cuales fue conducida por el alemn Konrad Theodor Preuss, quien trabaj en San Agustn entre 1913 y 1914. La segunda la comand el norteamericano Alden Mason y recorri varios sitios de la Sierra Nevada de Santa

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    AlcarrazaCrdoba23,1 cm. x 18,1 cm. x 24,5 cm.Las diferentes poblaciones de las Llanuras del Caribe modelaron la arcilla para darle forma a mltiples piezas de uso utilitario y ceremonial. Esta alcarraza revela el trabajo que los artesanos le destinaron, de la misma manera como el tiempo muestra su estado de conservacin.

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    Marta entre 1922 y 1923. Aun cuando los resultados cientficos de estos trabajos slo vinieron a conocerse en Colombia aos despus, y aunque en ambos casos las expediciones se llevaron consigo valiosos objetos del patrimonio nacional, fue muy importante en la historia de la arqueo-loga de Colombia que en estas dos oportunidades se demostrara que las excavaciones podan producir, adems de objetos, una informacin histrica. Este hecho cerr una etapa y abri la posibilidad de iniciar otra en condiciones diferentes.

    Arquelogos y antroplogos, la formacin de las disciplinasEl valor de los aportes que los extranjeros han hecho a la arqueologa de Colombia est directamente relacionado con su capacidad para entrenar y formar investigadores y acadmicos colombianos que continen y profundicen su labor. Es decir, la capacidad de hacer escuela. En este sentido, la labor del grupo de europeos que trabaj en Colombia durante las dcadas de 1930 y 1940 fue extraordinaria. Por esta poca llegaron al pas varios investigadores de gran trayectoria, en buena parte desplazados por las dictaduras fascistas que se impusieron en el viejo continente. El francs Paul Rivet, el alemn Justus Schotelius y el espaol Jos Prez de Barradas se dedicaron a investigar, ensear, promover instituciones y crear conciencia sobre el valor del patrimonio arqueolgico de la nacin. Mencin aparte merece Gerardo Reichel-Dolmatoff, quien lleg a Colombia en este perodo, se radic definitivamente en el pas y realiz, durante ms de cincuenta aos, una colosal labor de investigacin.

    ste fue un perodo fructfero, como pocos, en la arqueologa de Colombia. La primera comisin oficial arqueolgica colombo-espaola, dirigida por Jos Prez de Barradas y Gregorio Hernndez de Alba, explor San Agustn entre 1936 y 1937, y realiz importantes hallazgos. Se crearon el Servicio Arqueolgico Nacional, la Seccin de Arqueologa y Etnografa del Museo Nacional, el Instituto Etnolgico Nacional, y el Museo del Oro. Los primeros antroplogos y arquelogos colombianos estudiaron en el Instituto Etnolgico y recorrieron el pas explorando territorios hasta entonces desconocidos. De esta poca datan los primeros escritos de arqueologa nacional firmados por los pioneros, cuyos nombres evocan una poca vital en esta historia. Luis Duque Gmez, Graciliano Arcila Vlez, Elicer Silva Celis, Sergio Elas Ortiz, Carlos Angulo Valdez y otros constituyen la primera generacin de investigadores notables. Los resultados de sus trabajos son

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    VasijaTierralta, Crdoba25 cm. x 24,2 cm.Reg. MB 0218Recipiente de soporte coronario y decoracin incisa.

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    vitales para la comprensin de la arqueologa del pas; estos artculos, publicados en el Boletn de Arqueologa, en la Revista del Instituto Etnolgico Nacional y en los primeros nmeros de la Revista Colombiana de Antropologa, siguen siendo objeto de consulta permanente por parte de los investigadores actuales.

    El florecimiento de la arqueologa no se restringi a la capital sino que, aprovechando el entusiasmo despertado en las regiones, se instituyeron varios centros filiales de investigacin en Medelln, Popayn, Barranquilla, Santa Marta y Sogamoso. Las ideas fundamentales imperantes en ese entonces sobre la prehistoria se popularizaron, y el gran pblico oy hablar por primera vez sobre el poblamiento de Amrica, las tribus indgenas, las familias lingsticas y las tcnicas metalrgicas, entre otros temas. Esto contribuy en gran medida a fomentar el sentimiento de identidad de los colombianos con sus antepasados indgenas y el aprecio por el legado cultural de estas sociedades.

    El esfuerzo, continuado por el Instituto Colombiano de Antropologa a lo largo de la dcada de 1950, adems de rendir frutos en el campo de la investigacin, tambin produjo resultados en otras reas. En 1959 el Congreso de Colombia promulg la Ley 163, que signific un avance notable para la proteccin del patrimonio arqueolgico. Cuatro aos ms tarde esta ley fue reglamentada por medio del Decreto 264, con lo que se conform un marco jurdico que tuvo vigencia por ms de treinta aos. El pas se preocup por consolidar los parques arqueolgicos nacionales y por evitar que el patrimonio cultural terminara en el extranjero.

    Tal vez fue, sin embargo, en los campos acadmico e investigativo en los que se realizaron los avances ms importantes. Por ese entonces los investigadores extranjeros tomaron un inters mayor en la arqueologa del pas. En las dcadas de 1950 y 1960 se hicieron significativos avances que permitieron integrar la arqueologa de Colombia a los grandes esquemas continentales. Gracias a ello la disciplina se reorient radicalmente; de all en adelante, en lugar de explorar y excavar algunos sitios aislados y de generar conocimientos que no superaban el mbito local, se empezaron a plantear y abordar grandes temas. A partir de estos nuevos rumbos, naci la preocupacin por buscar las evidencias del poblamiento y ocupacin inicial del territorio, y por entender qu caractersticas tena y cmo se relacionaba la Etapa Formativa de Colombia con la del resto del continente.

    stos y otros aspectos, que continuaron desarrollndose en la dcada de 1970, propiciaron un ambiente acadmico abierto y floreciente que plante de nuevo la necesidad de formar antrop-logos y arquelogos en las universidades del pas.

    La poca recienteEn este ambiente de estudio y entusiasmo comienza la apertura de las carreras profesionales en las universidades. Sucesivamente se abren los departamentos de antropologa en la Universidad de los Andes (Bogot) en 1963, en la Nacional (Bogot) tambin en 1963, en la de Antioquia (Medelln) en 1965, y en la del Cauca (Popayn) en 1970. En la preparacin de las primeras generaciones de antroplogos universitarios colombianos intervienen los grandes maestros de la poca. Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff se convirtieron en el ncleo de la enseanza en la Universidad de los Andes, Orlando Fals Borda cumpli igual funcin en la Nacional, y muchos de los egresados de la Normal Superior y del Instituto de Antropologa, en las dcadas de 1940 y 1960, compartieron sus experiencias con los nuevos estudiantes.

    Paralelamente, el Instituto Colombiano de Antropologa revivi la descentralizacin. El Programa de Estaciones Antropolgicas concibi la creacin de centros regionales de investigacin multidisciplinaria ubicados en el cinturn marginal de Colombia. Antes de que los recursos financieros se agotaran, alcanzaron a entrar en funcionamiento cinco de estas estaciones, ubicadas en La Pedrera (Amazonas), Puerto Leguzamo (Putumayo), Cravo Norte (Arauca), Santa Marta (Magdalena) e Ipiales (Nario). Pese a su corta existencia, las estaciones dejaron experiencias y resultados significativos. Uno de los logros ms importantes de este programa fue el hallazgo del sitio arqueolgico Buritac 200, mejor conocido como Ciudad Perdida, que puso de relieve la magnitud e importancia de la cultura Tairona.

    Los aos transcurridos desde 1980 hasta el presente han estado marcados por una desigual combinacin de hechos. El gremio de los arquelogos ha crecido, pasando del puado de pioneros de los aos sesenta, a ser una comunidad amplia en la cual estn representadas todas las tendencias tericas y metodolgicas conocidas. El intercambio con los otros pases de Amrica Latina y del mundo se ha incrementado, y ha roto el aislamiento que antes imper; hoy es usual

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    FiguraTumaco-La Tolita18,8 cm. x 11,6 cm. x 15,5 cm.Reg. MB 1225Figura antropomorfa masculina sentada con tocado.

    FiguraTumaco-La Tolita28,3 cm. x 15,5 cm. x 15,2 cm.Reg. 10780Figura antropomorfa hombre-emplumado. Representacin de una danza.

    MscaraTumaco-La Tolita7,3 cm. x 7,2 cm. x 4,5 cm.Reg. MB 0633Representacin antropomorfa de la vejez.

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    que los profesionales adelanten estudios de posgrado en el exterior, que se utilice la bibliografa extranjera extensamente y que los resultados de los estudios hechos en Colombia se divulguen en foros internacionales.

    El Instituto Colombiano de Antropologa y las dems instituciones relacionadas con la arqueologa han sufrido altibajos. A la larga, unas se han fortalecido y otras han desaparecido. Los recursos dedicados a la investigacin han pasado por pocas de extrema escasez y por otras de inusitada bonanza, como la que ocurri entre 1990 y 1998, cuando se realizaron centenares de proyectos de arqueologa de salvamento, financiados por las empresas constructoras de obras de infraestruc-tura vial, petrolera y elctrica. En aos recientes, la investigacin de campo se ha visto afectada por la situacin general de inseguridad que se vive en el pas. En contraste, la investigacin en las colecciones de los museos se ha revitalizado.

    La promulgacin de la Constitucin Poltica de 1991 represent un importante avance en la proteccin legal del patrimonio. En la nueva carta fundamental, el pas reconoci que los objetos del pasado indgena tienen un valor vital, ms all del monetario, y que conforman parte de la identidad nacional. La declaratoria del patrimonio arqueolgico como bien pblico sent la base para controlar la excavacin clandestina y el trfico de piezas. El saqueo de los yacimientos arqueolgicos, no obstante, ha continuado y se han presentado episodios que han arrasado con parte importante de la historia indgena prehispnica. Colombia se enfrenta, al principio del nuevo milenio, con una tradicin de estudios arqueolgicos de cerca de un siglo, y con la voluntad firme de continuar descubriendo, preservando e investigando su pasado indgena. En ste, como en otros casos, hay una desigual lucha entre estos propsitos y una multitud de condiciones adversas.

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    CopaTierralta, Crdoba28,0 cm. x 22,0 cm. x 22,0 cm.Reg. 12392 12393Copa de soporte pedestal con decoracin aplicada e incisa.

  • 3938

    OrejerasCrdoba4,9 cm. x 8,2 cm.Reg. 152 - 173Orejeras de media luna con doble representacin de aves.

    NarigueraCrdoba1,9 cm. x 17,7 cm.Reg. 155Nariguera de prolongaciones ho-rizontales con figuras zoomorfas.

    ColganteCrdoba2,7 cm. x 4,4 cm x 4,5 cm.Reg. 087Colgante zoomorfo mltiple.

    NarigueraCrdoba4 cm. x 4,5 cm.Reg. 150Nariguera semicircular con espirales en filigrana fundida.

    NarigueraCrdoba2 cm. x 4,4 cm.Reg. 134Nariguera en forma de ene con remates.

  • 4140

    Taller orfebreCrdoba

    VasijaTierralta, Crdoba29 cm. x 32 cm.Reg. MB 1469Con representaciones antropomorfas adosadas y soporte coronario.

  • 4342

    PectoralLa Tebaida, Quindo16,8 cm. x 14,7 cm.Reg. 129Pectoral acorazonado.

    TrompetaValle del Cauca37,3 cm. x 4,2 cm.Elaborada en hueso con decoracin incisa y grabados en forma de espiral. Probablemente sirvi como matriz para fabricar un instrumento musical en lminas de oro.

  • 4544

    SillaBarroso, Guamo, Tolima37,3 cm. x 19,5 cm. x 31 cm.Reg. CTO. 850Representacin de una figura humana en el espaldar, acompaada de dos serpientes aplicadas.

    Vasos comunicantesCordillera Oriental18,9 cm. x 27,3 cm. x 26,5 cm.Representacin de un hombre sentado en posicin reflexiva. En el cuerpo de cada recipiente sobresalen dos serpientes.

  • 4746

    Carlos Eduardo Lpez

    Castao*

    arqueolgico

    y proyecciones

    *Antroplogo de la Universidad Nacional de Colombia (Bo-got, Colombia), Doctor en Antropologa de la Universidad Temple (Filadelfia, Estados Unidos). Se ha desempeado como docente-investigador en las universidades Nacional de Colombia y Jorge Tadeo Lozano (Bogot, Colombia), y en la Universidad de Antioquia (Medelln, Colombia). Actualmente labora como docente en la Universidad Tecnolgica de Pe-reira. Ha realizado investigaciones y publicaciones sobre el ambiente y los primeros pobladores del territorio colombiano, particularmente en el Valle del Magdalena y el Valle del Cau-ca, y sobre Ecologa Histrica y Gestin Ambiental.

    El patrimonio

    retrospectivaen Antioquia:

    hacia el nuevomilenio

    Tumba de cmara lateral / Cerro El Volador, Medelln, Antioquia / F: Oscar Botero

  • 4948

    a actitud frente al estudio y la gestin del patrimonio arqueolgico en el departamento de Antioquia ha sido desigual a lo largo del tiempo, con perodos de mayor inters y produccin significativa, y otros de relativo estancamiento. Esto ha sido consecuencia de los cambiantes procesos polticos y econmicos que han marcado la dinmica cultural y acadmica colombiana, as como de acciones y compromisos individuales e institucionales.

    En la ltima dcada son notables las transformaciones en el desarrollo de la disciplina arqueolgica y su prctica profesional. Aunque de manera tarda, se han reflejado los avances tericos y metodolgicos de la arqueologa, y en buena medida se ha venido pasando de la dependencia exclusiva de las instituciones culturales y educativas hacia nuevas formas de intervencin, con predominio ltimamente de consultoras por entidades de carcter privado1 y disminucin en nmero de las iniciativas de carcter pblico.

    Tras los ecos del desarrollo de la disciplina arqueolgica en la dcada del sesenta en el mbito mundial, y luego del boom de la llamada Nueva Arqueologa llegada con mucho retraso a Colombia, se fueron dando en nuestro medio algunos virajes. Se busc superar el nfasis exclusivo en los objetos, la dedicacin nica a sitios puntuales y las interpretaciones inductivas, para dirigirse hacia una arqueologa con alcances regionales, ms tecnificada, que pretenda ir en bsqueda de mayor objetividad cientfica2. En el caso antioqueo, en pocos aos la cantidad de nuevas informaciones creci de manera acelerada, debido al incremento en el nmero de investigadores, al aumento de estudios en distintos sectores del Departamento y a la aplicacin de metodologas y tcnicas ms complejas (Castillo, 1998; Correa, 1997; Piazzini, 1993; Lpez, 2000). No obstante, un anlisis crtico muestra limitados avances en el campo de la teora arqueolgica, as como la generacin de procesos que parecieron producir ms expectativas que resultados concretos en la consolidacin de la arqueologa regional.

    A comienzos del siglo XXI, el estudio y la gestin del patrimonio arqueolgico en Antioquia viven un perodo de relativo estancamiento, ligado con las condiciones de recesin y pauperizacin econ-

    LIntroduccin

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    Urna funerariaCerro El Volador, Medelln, Antioquia45,1 cm. x 28,3 cm.

  • 5150

    mica del pas. La profesionalizacin de la disciplina pasa por momentos difciles, por la falta de polti-cas nacionales y locales claras sobre el tema, as como por la carencia de presupuestos suficientes. La dcada del noventa conoci un perodo de auge consolidado en la dinmica del Laboratorio de Arqueologa del Centro de Investigaciones Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia, CISH, la participacin de Corantioquia y el funcionamiento de otros centros de consultora confor-mados por investigadores privados asociados, pues se cont con recursos econmicos necesarios para sostener el alto costo de los complejos estudios arqueolgicos contemporneos. Es evidente que esta bonanza ha terminado y estamos avocados a tiempos ms difciles.

    Actualmente, aunque se contina dando en menor escala la prctica de consultoras, stas son aisladas, sin vinculacin a programas coordinados de investigacin con los centros acadmicos o culturales que pudiesen liderar y proyectar un proceso de fortalecimiento a mediano plazo de la disciplina en la regin. En el mbito institucional, slo el Museo de la Universidad de Antioquia, con ms de sesenta aos de existencia, ha mostrado un camino ascendente en sus diversos programas de inventario, proteccin, conservacin, investigacin, divulgacin y exhibicin patrimonial. Se ha logrado consolidar como un espacio museolgico para los sentidos y el conocimiento de alto nivel, con colecciones reconocidas por su autenticidad y originalidad, con actividad cultural permanente, lo que ofrece posibilidades de pasantas a estudiantes monitores que se forman en los distintos quehaceres en este campo

    Se puede afirmar que han sido contados los trabajos de sntesis sobre el desarrollo de la arqueo-loga en Antioquia (Castillo, 1987; Castillo y Gil, 1992; Piazzini, 1993a), y que se cuenta con una no despreciable cantidad de informes tcnicos de distintos grados de complejidad. Sin duda se han logrado buenas descripciones de colecciones y sitios de los distintos sectores del Departamento, generalmente asociadas con estudios preventivos o de rescate ligados a obras de ingeniera. Son destacables varios esfuerzos de integracin, como el Atlas Arqueolgico de Antioquia3 y varias publicaciones que reflejan la labor del Museo de la Universidad de Antioquia (Museo Universita-rio, 1993). Por otra parte, se debe mencionar la formulacin de un plan estratgico para la arqueo-loga regional propuesto desde la Universidad de Antioquia en 1997. Infortunadamente, la gestin no alcanz los resultados esperados, al menos durante el tiempo en que se cont con un nmero significativo de profesionales y estudiantes trabajando en conjunto en consultoras y proyectos de investigacin (Lpez, 2000).

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    Puntas de proyectilDe izquierda a derechaAnor, Antioquia8,3 cm. x 3,3 cm.Puerto Berro, Antioquia6,7 cm. x 4,4 cm.Reg. 12412

    RaspadorPuerto Berrio, Antioquia9,8 cm. x 6,7 cm.Reg. 12433

    ChopperPuerto Berro, Antioquia11,8 cm. x 10,7 cm.Reg. 12429

    LascasPuerto Berro, AntioquiaDe izquierda a derecha5,5 cm. x 3,3 cm. 4,7 cm. x 1,5 cm. 3,4 cm. x 3,1 cm.Reg. 12447, 12448, 12451Lminas de corte elaboradas en chert y cuarzo

  • 5352

    HachasValle Medio del Porce, Anor, AntioquiaDe izquierda a derecha10,8 cm. x 7,0 cm. 10,1 cm. x 6,3 cm. 8,3 cm. x 5,4cm.

    Placa de molerGmez Plata, Antioquia12 cm. x 21 cm. x 16,5 cm.

    Entierro primario InfanteGmez Plata, Antioquia

  • 5554

    CollarCosta Caribe55 cm. x 11,2 cm.Collar elaborado en concha

    ArpnCerro del guila, Necocl, Antioquia12,7 cm. x 2,9 cm. x 1,2 cm.Reg. 12482Instrumento aserrado elaborado en hueso. Empleado en actividades que se relacionaban con la cacera y la pesca.

    ColganteEl Estorbo, Turbo, Antioquia3,7 cm. x 0,7 cm. x 5 cm.Reg. 10830Colgante en forma de ave, elaborado en concha.

    FiguraEl Estorbo, Turbo, Antioquia19,9 cm. x 8,8 cm. x 16 cmReg. 12910 - 12911Figura femenina que muestra a una mujer sentada, ataviada y sosteniendo un cuenco con sus manos.

  • 5756

    Los balances tambin sealan que se ha adelantado poco respecto a discusiones tericas o metodolgicas amplias, as como tampoco se han correlacionado con el mbito social y poltico en el que se han efectuado las investigaciones arqueolgicas; adems, son muy escasos los aportes conceptuales y los modelos explicativos que superen la contextualizacin formal de los datos (Piazzini, 1993a). Varios temas de subespecializacin como la arqueologa histrica, de gnero, etnoarqueologa, arqueologa experimental, etc. no se han desarrollado, lo que se explica, de un lado, por la falta de estudios de posgrado que den una verdadera continuidad y soporte acadmico e investigativo, y, por otro, por los escasos intercambios nacionales e internacionales.

    El papel de los coleccionistas y eruditos en el desarrollo de la arqueologa y de la museologa

    Durante el siglo XIX y comienzos del siglo XX, las potencias occidentales impulsaron el coleccionismo de piezas culturales prehispnicas y fortalecieron procesos de reflexin histrica en torno a los pobladores antiguos. Inicialmente, con el afn de adecuar museos con piezas monumentales, se prest mayor atencin a las culturas clsicas griegos, romanos, entre otros, ampliamente conocidas por referencias escritas y artsticas; pero posteriormente se volcaron al estudio de otras sociedades, incluyendo las ms conocidas culturas americanas. En varios casos se busc, a partir de sitios y objetos aborgenes monumentales o no, destacar aspectos que dieran el estatus de civilizacin a sociedades tradicionalmente consideradas brbaras. Adems de los aportes de los primeros arquelogos extranjeros ligados a los principales museos de las grandes capitales mundiales, se comenzaron a destacar tambin los trabajos de algunos estudiosos originarios de los pases investigados.4

    Ms all de los relatos de los cronistas europeos repetidos sin ninguna crtica, algunos eruditos colombianos decimonnicos comenzaron a interesarse por los objetos e inclusive por las voces de los vencidos. No obstante, el inters mayor de los coleccionistas locales estaba sustentado en el poder econmico y en el prestigio logrado al adquirir piezas, sobre todo en una poca de ampliacin de fronteras agrcolas, cuando la guaquera se increment considerablemente5. En-tre los principales coleccionistas antioqueos del momento se destacaron don Leocadio Mara Arango, Manuel Uribe ngel, Vicente Restrepo y Ernesto Restrepo Tirado. Es importante enfatizar su afn por organizar y proteger los materiales prehispnicos mediante una adecuada curacin y

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    Urna53,4 cm. x 36,5 cm.La Pintada, AntioquiaReg. 8332Representacin antropomorfa

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    exhibicin, e inclusive reflexionando y escribiendo acerca de la procedencia de stos, con inter-pretaciones culturales muy ligadas a las teoras difusionistas predominantes.6

    Infortunadamente, el gran inters econmico y las posibilidades de prestigio ligadas a las colecciones de orfebrera y cermica motivaron el saqueo e implicaron la salida del pas de un nmero considerable de piezas, en la mayora de los casos incentivada por nuestros dirigentes y diplomticos, quienes inclusive las ofrecan como regalo a embajadores y a visitantes extranjeros.

    Por otra parte, vale la pena mencionar que los dignatarios locales admiraban la calidad artesanal de las piezas, pero no reconocan tener ningn vnculo hereditario con los grupos indgenas. Estos materiales servan para ampliar las explicaciones del pasado, pues la existencia de bienes arqueolgicos era la confirmacin de los datos histricos aportados por los cronistas. En general, los coleccionistas se limitaban a comprar los objetos, pero no hubo ningn trabajo de campo encaminado a describir la procedencia y contexto de las piezas. Pese a los aportes de la curacin emprica, emprendida por algunos personajes, faltaron estudios integrales, slo es posible sealar algunas descripciones e interpretaciones de materiales no monumentales por parte de Emilio Robledo Correa y Flix Meja Arango, publicadas en las primeras dcadas del siglo XX (Piazzini, 1993a y 1993b).

    En sntesis, existen de vieja data informaciones del mayor inters, tanto en cultura material como en aspectos de su contexto social. Adems del aprovechamiento de estas colecciones en exhibiciones, como las que recurrentemente realiza el Museo de la Universidad de Antioquia, an queda mucho trabajo por hacer en cuanto al contexto de las piezas y el entorno ideolgico de la poca de estos coleccionistas. Los anaqueles del Museo, las Colecciones de Referencia Arqueolgicas y sus exposiciones permanentes y temporales son espacios vivos, a la espera de estudios con nuevas preguntas sobre estas temticas.

    Hacia la consolidacin de la arqueologa regionalEn la dcada del cuarenta del siglo xx, varios investigadores extranjeros se interesaron por la arqueologa y la historia del centro y suroccidente colombiano. Fueron de gran importancia las obras de William Bennet (1944) y Hermann Trimborn (1943), las que aportaron un marco de

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    Metate / Mano de molerCerro El Volador, Medelln, Antioquia11,1 cm. x 18,5 cm. x 32,2 cm.

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    referencia a la discusin sobre los grupos indgenas que ocuparon la regin en tiempos del contacto con los conquistadores europeos. Ms all de las descripciones de piezas cermicas, su inters estaba dirigido al conocimiento de culturas y la definicin de problemas histricos en cuanto al desarrollo y aspectos particulares de complejidad social en el norte de Suramrica. El tema de los cacicazgos, como estadio de organizacin social de inters sobre todo en interpretaciones de corte evolucionista, fue planteado desde este momento como tema de estudio, no slo a partir de los documentos histricos, sino del registro arqueolgico. Estos trabajos constituyeron elementos importantes en trminos de acercamientos tericos y metodolgicos, y sus aportes fueron retomados desde entonces de forma poco crtica en la mayora de las investigaciones.

    Por otra parte, la necesaria consolidacin institucional, tanto acadmica como de la infraestructura que permitira comenzar los trabajos de investigacin arqueolgica en Antioquia, fue lograda gracias a la obra pionera emprendida por el doctor Graciliano Arcila Vlez. Este destacado profesor culmin sus estudios en Bogot, en la Escuela Normal Superior y en el recin creado Instituto Etnolgico Nacional bajo la direccin del maestro francs Paul Rivet. Una vez de regreso a su tierra natal, el doctor Arcila Vlez se vincul en Medelln a la Universidad de Antioquia y en 1943 fund el Museo Antropolgico. Segn los intereses de la poca, predominaba la intencin de lograr una clasificacin preliminar por regiones arqueolgicas, as como de ampliar las colecciones de referencia del Museo (Museo Universitario, 1993; Piazzini, 1993a y 1993b).

    En 1953, el Servicio Etnolgico de la Universidad de Antioquia se transform en el Instituto de Antropologa, se fund la Sociedad Antioquea de Antropologa y se comenz a publicar el Boletn de Antropologa. Por varios aos se llev a cabo una actividad arqueolgica ms acadmica que prctica, y se dio prelacin a la prestacin de servicios docentes a otros programas acadmicos de la Universidad antes que al desarrollo de procesos investigativos.

    En 1966 la gestin del doctor Arcila Vlez se consolid con la fundacin del Departamento de Antropologa de la Universidad de Antioquia, para fortalecer un adecuado espacio acadmico y estimular la investigacin. La mayora de los profesores entonces vinculados procedan de Bogot, dada la carencia de especialistas locales. Aunque se haban hecho avances en ciertos aspectos de produccin antropolgica en los campos fundamentales de la disciplina con la contribucin del maestro Graciliano Arcila, quien sent las bases para los desarrollos posteriores, era un gran reto poner en marcha procesos investigativos de mayor cobertura. Gracias a estos

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    Urna funerariaPuerto Triunfo, Antioquia32,2 cm. x 17,8 cm.Figura masculina que muestra un hombre sentado, sosteniendo un cuenco con su mano izquierda.

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    aportes finales de los aos setenta, se contaba ya con colecciones de referencia bsicas, que incluan la procedencia de las piezas y las primeras clasificaciones cronolgicas de las mismas. Igualmente, en artculos de circulacin regional y nacional se comenzaron a presentar materiales e interpretaciones de los hallazgos realizados en Antioquia (Museo Universitario, 1993; Piazzini, 1993a y 1993b).

    Con esta logstica en marcha y con los nuevos docentes, durante las dcadas del setenta y ochenta se efectuaron investigaciones arqueolgicas con distintos grados de complejidad. Es un hecho incontrovertible que las tierras altas y bajas del norte de los Andes son reas clave para entender cambios econmicos, polticos y sociales en tiempos precolombinos. En este sentido, el departamento de Antioquia ofrece una variada gama de regiones naturales, entre ellas paisajes marinos, continentales, fluviales y cordilleranos, que permiten estudiar la amplia gama de problemticas y conexiones enunciadas.

    Es importante sealar el inters inicial en estudios en el occidente de la costa Atlntica colombiana. De la mayor importancia para la formacin de nuevos investigadores fue el proyecto internacional entre la Universidad de Antioquia y la Universidad de Amsterdam (Holanda), desarrollado en el Golfo de Morrosquillo. Por varios aos se trat de responder preguntas sobre la antigedad, explotacin de recursos y cambios culturales de las sociedades asentadas en el occidente de la costa Caribe colombiana (Castillo, 1987; Santos, 1992). Tambin son de resaltar las investigaciones adelantadas en la primera fundacin espaola en tierra firme, Santa Mara la Antigua del Darin, lideradas por el profesor Graciliano Arcila Vlez.

    En distintas regiones cercanas a Medelln, desde aos atrs, el profesor Arcila Vlez haba realizado rescates e investigaciones dispersas. En la dcada del ochenta se efectuaron nuevos estudios en esta regin montaosa, liderados por profesores del Departamento de Antropologa de la Universidad de Antioquia relacionados con hallazgos puntuales o con el estudio de sitios o reas segn el inters de los investigadores, y se presentaron diversas monografas de grado (Botero y Vlez, 1995; Cadavid, 1989; Castillo, 1987; Castillo y Gil, 1992; Piazzini, 1993a y 1993b; Santos, 1993). En realidad no todos estos estudios tuvieron la continuidad deseada y las pocas publicaciones tan slo reflejan una faceta de estos esfuerzos, en particular aspectos descriptivos de la cermica.

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    Urna funerariaCaucasia, Antioquia55,6 cm. x 49,6cm.Reg. 11823Representacin antropomorfa en alto relieve.

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    En la ltima dcada se comenz a trabajar reiteradamente en temas o problemas de inters investigativo, como la primera colonizacin humana de las varias regiones, la domesticacin de plantas y la complejizacin social. Se efectuaron distintos avances inscritos en la arqueologa de contrato, la cual favoreci tanto al sector pblico (representado bsicamente por la Universidad de Antioquia) como al sector privado (consultores individuales y asociados).

    Regionalizacin, periodizaciones culturales y problemticas de investigacinComo ya se plante, no fue extrao que los primeros artculos y textos que circularon y sintetizaron las regiones culturales antioqueas dieran prioridad a la visin histrico-cultural, con nfasis en las piezas sobresalientes o monumentales tpicas de cada una de ellas. Segn el entorno y las ideologas dominantes, stas eran atribuidas a sociedades indgenas, que por lo general fueron ligadas con la visin de los cronistas de la poca del contacto con los europeos. En este sentido, para el departamento de Antioquia se plante una regionalizacin que diferenciaba la costa Caribe, en particular el Urab, la zona del noroccidente, el sector central, el nordeste, el sur y el valle del Magdalena (Castillo y Gil, 1992).

    Inicialmente, segn los datos y teoras explicativas disponibles, se hizo nfasis en sociedades tardas, se buscaban sus supuestas fronteras de expansin, y se les daba adems un carcter nico por sectores, con una mirada inclusive atemporal. A partir de las investigaciones posteriores a los aos ochenta empezaron a cambiar los enfoques, buscando resolver preguntas ligadas con los procesos de poblamiento y evolucin cultural a escala regional. Comenzaron a ser importantes las inquietudes respecto al poblamiento primigenio, los orgenes y manipulacin de plantas y los procesos de complejidad social.

    Nuevos trabajos ligados a obras de infraestructura en las diferentes ecorregiones permitieron efectuar extensos recorridos lineales y reconocimientos de amplias reas, lo que dio la posibilidad de plantear nuevas preguntas sobre presencia y cambios culturales en cada uno de los sectores definidos tradicionalmente. Esto unido al respaldo econmico, permiti los recursos necesarios para integrar nuevas metodologas computarizadas y anlisis especializados; en particular se aumentaron significativamente las dataciones radiocarbnicas que precisaron con detalle la cronologa de las secuencias investigadas (Aceituno, 1998; ICAN, 1994; Lpez, 2000).

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    Urna funerariaUrrao, Antioquia50,7 cm. x 31,5 cm.Reg. 1000Forma cilndrica con decoracin empastada.

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    Los primeros pobladoresSiendo el territorio del departamento de Antioquia parte de la esquina noroccidental de Colombia, la pregunta sobre los primeros pobladores del continente suramericano tena gran relevancia. Los estudios pioneros en Colombia sobre los pobladores precermicos fueron proyectados con metodologas de prospeccin y anlisis detallados de materiales lticos, gracias a los trabajos del antroplogo Gonzalo Correal Urrego y, en los aspectos paleoambientales, por el paleoeclogo Thoms van der Hammen. Las primeras investigaciones sistemticas se desarrollaron en la sabana de Bogot con implicaciones extrarregionales. Para el caso especfico de Antioquia, el profesor Correal tambin visit lugares clave donde encontr evidencias tempranas en el corredor del valle del Magdalena y las llanuras costeras, que brindaban los elementos bsicos para futuras investigaciones (Correal, 1986).

    En la dcada del noventa se multiplicaron los estudios y se identificaron evidencias que demostraron la presencia humana desde finales del Pleistoceno en los valles interandinos del territorio antioqueo. En particular el valle del Magdalena, por su situacin estratgica, presenta condiciones topogrficas adecuadas para el asentamiento humano, por sus suaves pendientes y su estabilidad, y por la amplia oferta de materias primas minerales y vegetales, y de fauna. En esta zona fue alta la densidad y la calidad del registro arqueolgico. Este marco ha brindado la posibilidad de generar modelos sobre cambios climticos a lo largo del tiempo, que pudieron haber implicado drsticas transformaciones del entorno y haber determinado las actividades de subsistencia de los grupos humanos, inicialmentey por varios milenios cazadores y recolectores especializados, y posteriormente horticultores o agricultores.

    En este sentido, la integracin de los anlisis detallados de suelos y de los materiales presentes en los componentes excavados ha permitido determinar caractersticas significativas del entorno en particular para los primeros pobladores y avanzar en la explicacin de la variabilidad ambiental, el uso de los recursos y los asentamientos y estrategias de colonizacin en tiempos prehispnicos segn la tecnologa y las decisiones culturales. En los sitios arqueolgicos estudiados, la tecnologa ltica muestra un alto grado de estabilidad, por lo menos en aspectos relacionados con las estrategias de elaboracin de artefactos, las cuales se mantuvieron por un largo perodo que se extiende desde finales del Pleistoceno (hace unos 10.000 aos) hasta

    cerca del Holoceno medio, y probablemente hasta el Holoceno tardo, con cambios sutiles. La bifacialidad, o tecnologa de reduccin bifacial, est presente en ciertos sitios excavados, desde los niveles ms profundos hasta los superiores; no obstante, el nfasis en su utilizacin tiene marcadas diferencias temporales (Lpez, 1995, 1998a, 1998b, 2000).

    Se sabe, por lo tanto, que el hombre estuvo presente en la regin desde finales del Pleistoceno, cuando en los pramos y cumbres ms altas de las cordilleras los glaciares andinos estaban en retroceso. En los sectores bajos de la cuenca del ro Magdalena, para ciertas pocas muy secas se ha propuesto el predominio de ambientes ridos y paisajes abiertos con vegetacin arbustiva por descenso fuerte en la precipitacin. Lugares hoy vistos como cimas de colinas aisladas, habran hecho parte de una gran paleollanura y, paralelamente con los cambios, los ros y quebradas aledaos habran descendido decenas de metros de su curso actual7 (Lpez, 2000).

    Otro valle interandino que ha aportado datos de gran inters es el del ro Porce, tanto en su sector medio como en la parte alta, donde el mismo ro, denominado Medelln, atraviesa el Valle de Aburr. En el sector escogido para el proyecto hidroelctrico Porce II, se detectaron evidencias culturales muy significativas que sustentan una milenaria ocupacin durante todo el Holoceno. Los grupos ms antiguos de cazadores recolectores data de hace 9.120 aos, y se han caracterizado por la subsistencia en un entorno de bosque tropical hmedo a diferencia de las evidencias ambientales del Magdalena para ese entonces. Se plantea que desde pocas tempranas intervinieron el bosque, abriendo claros con fuego en inmediaciones de los sitios de vivienda (Castillo, 1998).

    La pregunta por la domesticacin de plantas y la complejizacin socialUn tema fundamental de investigacin se abri al comenzar a tener evidencias, tanto en artefactos lticos como en anlisis especializados de laboratorio, de que hace cerca de 6.000 aos se daba la utilizacin y la domesticacin de plantas; esto implic, seguramente, algunos cambios desde la manipulacin de especies silvestres hacia el cultivo de especies domesticadas como cucurbitceas: la yuca, el maz y el amaranto. Otra muestra fundamental de procesos de cambios fue la introduccin, hacia el 5.000 antes del presente, de la cermica (complejo La Cancana); innovacin tecnolgica importante que se explica posiblemente por la interaccin con grupos de otras regiones (Castillo, 1998).

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    Las investigaciones lideradas por la antroploga Neyla Castillo Espitia tambin demostraron que hace unos 3.500 aos los sitios del valle medio del Porce fueron abandonados para dar paso, en el ltimo milenio a.C., a sociedades que dejaron vestigios diferentes de las anteriores. Estos nuevos habitantes han sido caracterizados por los investigadores a partir de conjuntos cermicos asociados con lo que arqueolgicamente se ha identificado como estilos ferrera y marrn inciso. Sobre la antigedad de estos estilos hay varias discusiones, debido a su prolongacin temporal, pero el primero ha sido datado con ms recurrencia desde 300 aos a.C. hasta el siglo X d.C., mientras que los asociados a la cermica del estilo marrn inciso son ms comunes, aproximadamente, entre el siglo V d.C. y el siglo XVII.8

    Despus del siglo X d.C., se han reportado en estas cuencas otros conjuntos distintos de los anteriores, los cuales se extienden tambin hasta el siglo XVIII, indicando la continuidad de asentamientos indgenas hasta pocas histricas. Se puede afirmar que son cientos de sitios ubicados en la regin del Porce y cuencas aledaas, sobre la cima de colinas o en aterrazamientos sobre las laderas. En ellos son comunes fragmentos cermicos, metates, manos de moler, hachas y unos pocos instrumentos tallados. Se considera que estas evidencias debieron corresponder a grupos emparentados cultural y socialmente (Castillo, 1998).

    La problemtica de los ocupantes agroalfarerosLos registros arqueolgicos de las diferentes regiones ecolgicas correspondientes al ltimo mi-lenio antes de Cristo muestran reiteradamente la ocupacin de grupos con prcticas diferentes a las de los antes referenciados. stos se han caracterizado por evidencias particulares en su cultura material, manifestadas en su relacin con el entorno y plasmadas en estilos cermicos. Por ejemplo, para la zona central del Departamento, estos estilos se han denominado en la lite-ratura arqueolgica como ferrera y marrn inciso. Desde el siglo X d.C. otros dos conjuntos es-tilsticamente distintos a los anteriores se presentan en la regin y se extienden tambin hasta el siglo XVIII, indicando la continuidad de los ocupantes indgenas hasta pocas histricas9 (Castillo, 1987, 1988, 1998; Castillo y Gil, 1992; Santos 1993).

    En un amplio sector de la cuenca del ro Porce y subcuencas aledaas, se reportaron varios sitios con cermica similar, con cronologas que van desde el siglo VIII a.C. hasta el siglo XVIII d.C. Al es-

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    Excavacin / Jeric, Antioquia / F: David Romero Duque / Recuperacin de material arqueolgico

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    tilo conocido como ferrera se asocian las fechas ms antiguas, y la cronologa del marrn inciso es recurrente para los primeros siglos de la era cristiana10. Segn los datos disponibles, las viviendas se instalaban sobre las cimas de colinas o en aterrazamientos sobre las laderas. En estos espacios se encuentran, en superficie y estratigrficamente representados, adems de fragmentos cermi-cos, metates, manos de moler, hachas y una industria de talla simple (Castillo, 1998).

    En trminos generales, e integrando datos de las investigaciones de la ltima dcada, las evidencias cermicas corroboran relaciones estilsticas y cronolgicas con estilos cuya dispersin regional abarca extensas reas del Macizo Central Antioqueo y de los valles del Cauca y del Magdalena (Botero y Vlez, 1995; Castillo, 1987, 1988, 1998; Castillo y Gil, 1992; Santos, 1993). Al integrar las evidencias dispersas, se llega a plantear que se trata de sistemas regionales antes que de desarrollos locales de pequeas comunidades. En este sentido, surgen preguntas sobre los mecanismos de interaccin e integracin social y cultural entre las comunidades locales de regiones ecolgicamente diversas, con identidades histricas y culturales. Se considera que debido a las condiciones ambientales ecosistemas separados y relativamente aislados por la fuerte topografa, con baja capacidad de carga agrcola prim la produccin en pequeas unidades familiares. sta debi ser la estrategia social que garantizaba el mejor aprovechamiento de la tierra y la subsistencia de estos grupos (Castillo, 1998).

    De acuerdo con Neyla Castillo Espitia, los procesos de intercambio se pudieron dar con base en relaciones de reciprocidad e intercambios exogmicos con grupos vecinos. A la pregunta por las ra-zones de la continuidad de este modelo cultural durante varios siglos, se ha respondido sustentando que se trata de sociedades relativamente complejas, articuladas por un poder poltico que se ejerca fundamentalmente en torno al control de los smbolos que garantizan su continuidad.

    Siguiendo las reflexiones recientes sobre los procesos de la complejizacin social en el actual territorio colombiano (Ardila, 1998; Gnecco, 1998; Langebaek, 1996), y correlacionando datos y explicaciones arqueolgicas, se plantea que hacia los comienzos del primer milenio se desa-rrollaron sociedades con distintos grados de complejidad, en las cuales el ejercicio del poder se concentraba en el control de bienes de lite. As se plantea la importancia de piezas de uso simblico, como el oro. Ms all de su presencia como materia prima, importa su estado como ob-jetos manufacturados, que se constituyen en bienes destacados que pueden circular en distintas sociedades con similares funcionamientos (Bray, 1990, 1995; Museo Universitario, 1993).

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    UrnaLa Estrella, Antioquia18 cm. x 23 cm.Urna cineraria sextapode con decoracin mamiforme, sin excavar.

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    El oro de origen aluvial en Antioquia es bastante comn en las playas de los ros, por lo que cual-quiera puede acceder a l efectuando labores simples de barequeo. No obstante, importa enfatizar lo complejo de su proceso de transformacin, para lo cual unas sociedades se destacaron ms que otras (Castillo y Gil, 1992). Los grupos culturales asociados con el estilo alfarero marrn inciso, se caracterizaron por la calidad de su produccin orfebre. El oro, para ellos, se convirti en un bien de intercambio que circulaba en redes interregionales hacia comunidades perifricas que no lo posean, o por lo menos no con los mismos niveles de transformacin simblica (Castillo, 1998).

    La integracin de la informacin tiende a presentar un modelo agrcola con segmentacin de las unidades sociales en los bosques tropicales, y una estrategia de intensificacin de la produccin que considera las dificultades de los suelos para la sostenibilidad agrcola, donde slo se garantiza la produccin para el autoabastecimiento de las unidades sociales mnimas. Por otra parte, en la explotacin del oro se encuentra una produccin de bienes para articularse con redes de intercambio regional. As se pueden explicar las caractersticas del registro arqueolgico en Antioquia y la coexistencia de grupos con diferencias culturales (Castillo, 1998).

    El impacto de la arqueologa de rescate en AntioquiaA finales de los aos ochenta y comienzos de los noventa, se iniciaron las primeras actuaciones dentro de la llamada arqueologa de rescate, liderada inicialmente por el Instituto Colombiano de Antropologa. Buscando aplicar la legislacin sobre patrimonio arqueolgico vigente, arquelogos del Instituto comenzaron a intervenir en rescates en algunos proyectos de infraestructura. Inicialmente se efectuaron acercamientos remediales o rpidas prospecciones sobre la marcha misma de la construccin de las obras (Botiva, 1990; ICAN, 1994). Los primeros rescates estuvieron muy ligados a la presencia institucional, y los presupuestos para su ejecucin fueron modestos, permitiendo tan slo salvaguardar una mnima parte de la informacin arqueolgica potencial de las regiones afectadas.

    A comienzos de la dcada del noventa, algunos de los casos ms diagnosticados se dieron en Antioquia; gracias a la ejecucin de los contratos con el sector petrolero en particular la construccin de oleoductos, se increment el nmero de investigadores y el presupuesto

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    CntaroManizales, Caldas46,5 cm. x 36,5 cm.Reg. 3897 - 3310Representacin humana con pintura facial. El cuenco fue utilizado como tapa. Estilo asociado Tricolor.

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    disponible mas no as la planeacin previa, lo que permiti la contratacin de equipos mayores de arquelogos, con el fin de acelerar los trabajos de prospeccin y rescate que en muchos casos debieron hacerse paralelos a las obras (ICAN, 1994). Al mismo tiempo, el sector elctrico, con una propuesta mejor planificada, comenz a ejecutar sus programas de arqueologa con anterioridad a la construccin de las obras (Aceituno, 1998; Castillo, 1998; ISA, 1994, 1998). En un lapso muy corto, la cantidad de arquelogos se hizo insuficiente frente a la demanda de trabajos. Los profesionales ms experimentados estaban ligados con la academia y los museos, y debieron multiplicar sus esfuerzos para cubrir las necesidades en diferentes frentes. Los estmulos de una buena remuneracin econmica y adecuadas posibilidades logsticas antes poco o nada conocidas en el medio, dieron pie a una competencia desmedida y no regulada para ganar los proyectos de rescate. Ante la falta de profesionales con suficiente experiencia, aument el nmero de recin graduados y estudiantes con altas responsabilidades en estos proyectos. Esta demanda laboral mas no siempre investigativa increment el inters por la arqueologa y surgieron adems varias empresas privadas de consultora que ofrecieron y ejecutaron diferentes estudios de arqueologa.11

    Ha sido la dinmica misma del mercado, marcada por la recesin econmica generalizada del pas, la que ha llevado a un freno casi total de las obras de infraestructura y, por consiguiente, de la necesidad de efectuar los estudios de consultora arqueolgica. Las empresas e investigadores que surgieron, ligados nicamente al componente pragmtico, parece que han terminado su carrera, unidos slo a pretensiones econmicas. Infortunadamente con algunas excepciones muy poco qued, en el aspecto acadmico e investigativo, de la produccin de consultores independientes, que, por su inexperiencia y falta de visin y reinversin en arqueologa (bibliografa, capacitacin, intercambio, etc.), diluyeron los recursos aportados por las empresas contratantes (Correa, 1997). Por otra parte, algunas entidades seriamente comprometidas con la investigacin arqueolgica pudieron invertir en la adecuacin logstica, y siguen actuando en diferentes frentes institucionales e investigativos (Aceituno, 1998; Castillo, 1998; Langebaek et al., 1998; Lpez, 2000). Adems de la crisis terica y metodolgica claramente sealada en textos como los de Gnecco (1996), Langebaek (1996), Mora y Flrez (1997), es evidente que de manera paralela surge la crisis actual, ante la falta de empleo para muchos investigadores que iniciaron su carrera en el momento de la demanda intensa, y que hoy da ven comprometidas no solamente sus posibilidades investigativas sino su subsistencia.12

    El balance apenas comienza a realizarse, y muestra debilidades grandes que deben ser reconocidas, subsanadas y fortalecidas desde la academia y desde el gremio mismo. Sin lugar a dudas ha primado el empirismo, sealado ya como practicado antes del boom del rescate (Crdenas, 1987; Llanos, 1987; Uribe, 1987), y repetido de manera casi automtica en la ejecucin, sin adecuada planeacin, de muchos proyectos de consultora. No obstante, las experiencias pueden ser canalizadas, los datos bsicos deben ser retomados e, indiscutiblemente, es necesario evaluar e incorporar la crtica para poder as subsanar los errores cometidos.

    Los aspectos tericos y metodolgicos deben ser fortalecidos a la luz de las nuevas propuestas. Existe una preocupacin, sealada recientemente por varios autores en nuestro medio, sobre la falta de una adecuada planificacin o diseo de investigacin ligados a problemas concretos por abordar, y sobre las posibilidades metodolgicas para resolverlos (Ardila, 1998; Correa, 1997; Gnecco, 1996, 1998; Langebaek, 1996; Mora y Flrez, 1997).

    A manera de perspectiva: las posibilidades de los enfoques de la arqueologa regionalA partir del trabajo de los investigadores del Laboratorio de Arqueologa de la Universidad de Antioquia (1997), se propuso una perspectiva de investigacin regional como una manera de abordar integralmente la problemtica arqueolgica, ms all de las coyunturas generadas a partir de los rescates arqueolgicos; infortunadamente sus propsitos, por distintos motivos, no llegaron a cumplirse a cabalidad.

    Gracias al rpido desarrollo de la llamada arqueologa de rescate, la Universidad de Antioquia a diferencia de otros casos en Colombia logr canalizar institucionalmente los recursos producidos por estos estudios, adecuando una sede con la dotacin bsica de equipos, asumiendo tambin diferentes compromisos de investigacin, docencia y extensin en el orden regional. Fueron funda-mentales las visiones y objetivos comunes sobre la necesidad de desarrollar una arqueologa regio-nal en las propuestas emanadas no slo de la Universidad de Antioquia, sino adems del entonces Programa de Poblamiento y Dinmicas Territoriales de Corantioquia (Corantioquia, 1999).

    En 1997 se present la propuesta Plan estratgico para una arqueologa regional: desarrollo y proteccin del patrimonio arqueolgico, liderada por la profesora Neyla Castillo Espitia del

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    Departamento de Antropologa de la Universidad de Antioquia. Esta propuesta, construida a partir de la puesta en comn de las experiencias en varios proyectos por los integrantes del Laboratorio de Arqueologa del CISH, estaba dirigida a la sociedad antioquea y a las instituciones de carcter pblico y privado comprometidas en la realizacin de investigaciones arqueolgicas en el marco de los planes de gestin ambiental de los proyectos de infraestructura y en acciones de proteccin del patrimonio arqueolgico. Se sealaba la necesidad de aplicar un modelo regional para la investigacin, orientado a satisfacer las demandas de conocimiento de los procesos sociales y culturales pasados, mediante el desarrollo de la investigacin arqueolgica con ptima calidad cientfica, buscando optimizar los costos y los recursos (Laboratorio de Arqueologa, 1997).

    Se planteaba que slo por medio de las investigaciones realizadas a escala regional se podra lograr un acercamiento ms efectivo al conocimiento de la oferta de recursos, a las dinmicas espaciales y a las transformaciones de larga duracin de los sistemas culturales. Era claro que se pretenda garantizar la continuidad en el estudio cientfico de problemticas arqueolgicas, sobre la base de la conformacin de equipos de investigacin interdisciplinarios, y en la puesta en marcha de una articulacin de esfuerzos intelectuales. En este orden de ideas, las propuestas de investigacin regional estaban articuladas con las necesidades administrativas y de planea-cin, por ejemplo ante el requerimiento de contemplar el componente cultural en los planes de ordenamiento territorial (Lpez, 2000). Se sealaba la importancia de fortalecer el vnculo entre la interpretacin y la aplicacin de la legislacin vigente, a favor de la puesta en valor y la pertinen-cia del desarrollo cultural de todos los municipios, pues se deba emprender la tarea de verificar el estado del conocimiento, zonificar y comprender el uso del territorio desde su vocacin hist-rica13 en todas las regiones.

    Se dieron avances en el sentido de considerar el actual territorio como producto no slo de cam-bios fsico-biticos, sino como consecuencia de desarrollos histricos a lo largo de milenios de intervencin humana. Se insista en valorar el paisaje tambin como patrimonio cultural. Por con-siguiente, tanto su inventario, como las acciones encaminadas a ordenarlo o zonificarlo, deban tener en cuenta las actividades humanas que lo transformaron con el paso del tiempo. As, los conocimientos producidos por disciplinas como la arqueologa, la historia y la paleocologa, se convertan en herramientas para buscar explicaciones sobre los cambios en los que ha partici-pado el hombre.

    Considerando los orgenes culturales con sus respectivas adaptaciones y respuestas a varia-dos ecosistemas, y los diversos procesos histricos, se propona construir bases ms slidas para la planificacin, ya que la actual proyeccin y toma de decisiones deban estar inscritas en la adecuada comprensin de la dinmica del entorno, considerando sus aspectos fsicos y so-ciales. El patrimonio cultural cobraba as un nuevo sentido, se proyectaba ms all de un simple inventario o acumulacin de objetos y monumentos, y se reconoca mejor como los productos integrales de actividades humanas sobre el paisaje. Como se dijo anteriormente, el paisaje es cultural y slo puede ser entendido en el marco de la continua interaccin hombre-naturaleza, y siempre refleja experiencias humanas con significados.

    Siendo coherentes con la propuesta de hacer partcipe a la comunidad en estos procesos, se plantearon paralelamente mtodos de sensibilizacin, motivacin e informacin a la ciudadana sobre la importancia y vigencia del patrimonio cultural. En algunos casos se adelantaron estrategias (como charlas, presentaciones en video, encuestas) que permitieron, a los diferentes estratos de la comunidad organizada, participar en el diagnstico de algunas problemticas culturales, arqueolgicas e histricas de sus municipios y comenzar su valoracin, estudio y mapificacin (ICAN-Corantioquia, 1999; Lpez, 2000).

    Las iniciativas encaminadas en particular a considerar el recurso arqueolgico con enfoque preven-tivo, en los planes de ordenamiento territorial, fueron poco desarrolladas, pero se proponan como opcin poltica de avance en el necesario conocimiento y administracin del entorno municipal y regional, a partir de una real conciencia social e histrica y de un acercamiento interdisciplinario.14

    Las perspectivas en el mbito regional se adelantaron, pero no se sistematizaron suficientemente. Se dieron los casos pero, por la falta de experiencia de trabajo en equipo y la carencia de recursos ms all de los especficos para aspectos tcnicos, se perdieron las oportunidades de integrar estos logros. Se adelantaron jornadas arqueolgicas anuales, algunas reuniones que constituyeron pasos incipientes hacia discusiones tericas y metodolgicas que dinamizaron dilogos extra-regionales, y se llevaron a cabo el Seminario Permanente de Antropologa, Arqueologa, Datos y Mtodo, coordinado por el Museo y la Corporacin para la Investigacin en Antropologa y Arqueologa.

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    Aunque se hicieron avances en el uso de nuevos recursos metodolgicos y potentes herramientas como los Sistemas de Informacin Geogrfica, su aplicacin no ha podido ser completada, o por lo menos difundida integralmente.

    A manera de conclusinReflexionar sobre el desarrollo de la disciplina arqueolgica en Antioquia es un buen termmetro para analizar la dinmica de la arqueologa en Colombia y en el norte de Suramrica. Pese a los al-tibajos que se puedan sealar a lo largo de varias dcadas, es un hecho indiscutible que ha habido una dinmica destacada, as como que existe una adecuada base acadmica y cientfica que puede fortalecerse y canalizarse hacia nuevos logros y proyecciones nacionales e internacionales.

    El propsito de estas lneas es correlacionar los principales aportes de la disciplina arqueolgica en Antioquia, teniendo en cuenta su particular desarrollo y su actual proyeccin, que incluyen un nmero significativo de profesionales trabajando en diversos sectores del Departamento, del pas e inclusive del exterior. Es un hecho que la arqueologa desarrollada en Antioquia ha venido ganando un puesto importante en el contexto de la disciplina en el pas. No obstante, los aportes brindados parecen no reflejar enteramente los resultados que se habran esperado, particularmente por haber tenido suficientes recursos econmicos ligados a varios macroproyectos de arqueologa por contrato.

    Segn las reflexiones contemporneas de algunos investigadores de la regin (en particular Pia-zzini, 1993a), en la ltima dcada los aportes fundamentales han estado ligados a las siguientes problemticas:

    La antigedad del poblamiento temprano del continente, especificando sus materiales y contextos.

    La antigedad de la domesticacin de plantas y la produccin de alimentos.

    Los orgenes y desarrollos de la cermica temprana.

    La consolidacin y dispersin de estilos clsicos como el marrn inciso.

    Las caractersticas de los desarrollos culturales tardos.

    Los aspectos historiogrficos de la arqueologa, y la discusin sobre aportes tericos y metodolgicos

    La gestin patrimonial y sus aplicaciones en planes de ordenamiento territorial.

    En los ltimos veinte aos, por tanto, se produjo de manera desigual una cantidad de informa-cin sin precedentes. El aumento significativo de investigadores ha dado a la disciplina un impulso y una dinmica diferente a la de aos anteriores. Es evidente el aumento en excavaciones, fechados radiocarbnicos y aplicaciones de mtodos y tcnicas ms refinadas, con fuerte acento en el rea paleoecolgica y en la antropologa fsica, y, con menor intensidad, en los estudios lticos y cermi-cos15. El trabajo en equipos multidisciplinarios ms que en equipos interdisciplinarios tambin se constituye en una fortaleza para afrontar la complejidad creciente de la disciplina.

    No obstante, se ha investigado en muchas ocasiones sin preguntas claras, sin diseos previos, lo que ha incidido en la prdida de no poca informacin; se ha buscado interpretar, sin evaluar con adecuado rigor la confiabilidad de los datos; y los discursos poco han estado apoyados en hiptesis o en modelos sustentados suficientemente (Ardila, 1998; Gnecco, 1996, 1998; Langebaek, 1996; Lpez, 1999; Mora y Flrez, 1997).

    Parece coexistir una prctica arqueolgica demasiado simple y pragmtica, pero al tiempo surgen voces reflexivas en torno a los potenciales de la bsqueda, interpretacin y socializacin de nuestro rico contexto arqueolgico. La formacin de pregrado y de posgrado sin lugar a dudas marca los alcances y posibilidades que los investigadores han tenido para madurar su ejercicio profesional. No es de extraar que a la vanguardia de la discusin al ms alto nivel internacional inclusive, estn los investigadores colombianos que han obtenido su doctorado en universidades extranjeras (Ardila, 1998; Gnecco, 1996, 1998; Langebaek, 1996; Oyuela, 1995, 1998), lo que representa una limitacin para el caso antioqueo, pues an no se cuenta con estas especializaciones entre sus profesionales.

    Las preguntas y el desarrollo sobre arqueologa contextual, complejizacin social, ecologa evolutiva, etc., y sus implicaciones para las comunidades receptoras, van abrindose campo en nuestro medio (Ardila, 1998; Gnecco, 1998). Los eventos especializados (Cavelier y Mora, 1995), los cursos de capacitacin con invitados internacionales, la participacin en los congresos de

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    arqueologa en Colombia y la organizacin de las Jornadas Arqueolgicas o Antropolgicas reflejan esta dinmica, tanto por el nmero de asistentes, como por los temas desarrollados. Pese a las dificultades econmicas y socio-polticas que est viviendo nuestro pas, existen avances y posibilidades que esperamos se consoliden positivamente hacia el futuro con nfasis en la capacitacin y la dinmica de comunicacin gremial.

    Notas1. Durante la dcada de los aos noventa se destacaron varias acciones vinculadas a la gestin de la arqueologa por contrato, se desarrollaron con ritmos desiguales los aspectos acadmicos e investigativos y fue limitada la atencin a otras demandas pblicas respecto al estudio, salvaguarda y difusin patrimonial.

    2. Ver por ejemplo las discusiones al respecto en Bate, 1998; Crdenas, 1987; Gnecco, 1994a y 1944b; Llanos, 1987; Mora y Flrez, 1997; Uribe, 1987.

    3. Investigacin realizada por el Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia, INER.

    4. En Colombia es posible mencionar varios eruditos, como don Ezequiel Uricoechea. Se destacan tambin distintos esfuerzos por valorar un pasado que poda ser considerado valioso, por sus realizaciones notables, plasmadas particularmente en los trabajos de cermica y orfebrera, realizados con diseo y tecnologas sorprendentes.

    5. En el caso de Antioquia y el llamado Viejo Caldas en particular. Vase Piazzini, 1993a y 1993b.

    6. Un caso sui gneris fue el de la cermica Alzate, falsificaciones que pretendan imitar estilos precolombinos, pero que a su vez configuraron un estilo y personalidad propia de gran inters. Sobre este valioso tema se pueden consultar publicaciones de la Universidad de Antioquia, en particular Museo Universitario, 1993.

    7. Los procesos de cambios ambientales en la regin del Magdalena Medio han sido importantes, implicaron reacomodamientos que se dieron en paralelo con el calentamiento de la corteza

    terrestre, el ascenso del nivel del mar, la extincin de la megafauna y, particularmente, los cambios en las cuencas interiores. Estas condiciones generaron la necesidad de nuevas estrategias para los pobladores, que podran ser observadas en la redundancia de ocupacin de los sitios a corto o largo plazo y las actividades estacionales. En pocas ms recientes se dio un cambio drstico de las condiciones ambientales, las cuales a su vez implicaron distintas adaptaciones y relaciones sociales de produccin que pueden correlacionarse con la presencia de materiales cermicos y diferentes tecnologas lticas. Vale la pena anotar que en inmediaciones del ro Magdalena, se encuentran niveles ms bajos de terrazas de origen reciente, sobre las cuales se ha hallado otro tipo de componentes arqueolgicos, principalmente cermicos. Estos espacios, en su mayora ribereos a ros, quebradas y cinagas, f