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Christina Karageorgeou-Bastea
Fall 2013_Spanish 375
Studies in Trans-Atlantic Literature: Poetry in the era of Memory.
Jimmy José Medina
El enfrentamiento social de lo femenino en dos poemas de Cristina Peri Rossi
El grupo de poemas que forma la colección Las musas inquietantes de la escritora
uUruguaya Cristina Peri Rossi, están integrados como una serie de fragmentos que
descubren la mirada de un testigo frente al arte pictórico. Aquí, la voz poética se pasea por
una galería personal que está compuesta por distintas obras del arte universal. El ojo del
poeta no se queda sólo en la contemplación del objeto estético, en su percepción se
desarrolla una dialéctica entre las imágenes escritas y cada una de las representaciones
artísticas. En este breve ensayo quisiera desarrollar la manera en la que se presenta, a través
de esa dialéctica, lo femenino. Pretendo hacer un análisis de dos poemas titulados:
“Claroscuro” y “El origen del mundo”. La hipótesis que quisiera abarcar aquí guarda
relación con la imagen de la mujer enfrentada a la sociedad que la relega y la deja sin
agencia. Los poemas terminan siendo un estandarte que refleja la imposición de modelos
patriarcales para representar la identidad femenina. El reconocimiento de mecanismos de
dominación de la mujer queda reflejado en la obra pictórica y reapropiados a través de las
palabras.
Quisiera iniciar mi análisis con el poema “Claroscuro” que está relacionado con el
cuadro “La encajera” de Jan Vermeer de la escuela de Delft. En la pintura se recrea el
interior de un hogar en donde una mujer joven realiza labores manuales. La mujer aquí
representada está enmarcada en una situación de sumisión en la que concentra toda su
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energía en la producción de un objeto. La posición que adopta el cuerpo de la mujer, al
producir el objeto es lo que lleva a la sumisión. De la creación de una lectura de los
pensamientos de la “hilandera”, que terminan por relegarla a un espacio hogareño, surge el
texto poético. Al enfocarse en las manos de la hilandera ¿qQué busca recrear el poema?
Creo que el hablante poético pretende reconocer desde su posición de espectador la
identificación con el objeto observado. La evocación del texto pictórico queda
reconstruidao en un objeto lingüístico que termina siendo el poema. Ahora bien, la mirada
que establece un diálogo con el cuadro no es una mirada masculina, ya que abarca un
proceso de identificación con las imágenes que se transforman desde un observador
femenino. El lector/observador/poeta es una mujer que le permite a la joven del cuadro
crear una correspondencia entre los deseos y las frustraciones de lo que implica lo
femenino. En el poema, hay elementos que permiten reconocer la lógica de un esquema
preestablecido del comportamiento de la mujer en la sociedad. En el tercer verso “la
concentrada inclinación de la cabeza” (13) remite a la descripción de la mujer como
subordinada a la lógica patriarcal. Es decir, la fantasía masculina de una joven sin palabras,
silenciosa y sumisa está presente en los primeros versos. Pareciera que el subyugar a la
mujer es “una tarea tan minuciosa / como obsesiva” y que desde la voz poética se reconoce
como un “aprendizaje”. En la labor sistemática y repetitiva de la elaboración de los encajes
pareciera que se dibuja el ciclo del sometimiento de la mujer. El lector termina por
descubrir los trazos que no están dibujados en el cuadro y que son indicios de una
significación más profunda. El poema termina por establecer una denuncia de la prisión
en la que se circunscribe la joven del cuadro. Sin embargo, en los cuatro últimos versos la
joven hilandera se permite gritar un “no” en contra de la lógica de la sumisión aprendida.
La mujer pasiva que ha sido controlada desde un tiempo por una máquina “minuciosa” y
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“obsesiva” se revela en contra del sistema patriarcal. Ella se dirige directamente a una
madre, a la autoridad femenina dentro del hogar, para entonar ese grito transgresor del
sometimiento:
Madre, yo no quiero hacer encajeno quiero los bolillosno quiero la pesarosa saga No quiero ser mujer.
El hablante lírico capta la idea de la rebelión de la mujer y del deseo de desprenderse de la
“pesarosa saga” que es la tradicional visión patriarcal del silencio femenino. La
correspondencia de la negación con un interlocutor como es la madre establece un vínculo
entre el ser mujer y la maternidad. El apelar a la madre construye empatía desde lo
femenino. Sólo quien ha vivido la misma experiencia puede entender el deseo de resistirse
al sistema masculino de dominación.
La imagen de la madre es la que permite expresar el deseo de no querer ser más una
mujer;, la joven es reconocida por la voz poética desde la desesperación y el enfrentamiento
con la sociedad.
De igual manera, el poema “El origen del mundo” que hace una lectura del cuadro
con el mismo título de Gustavo Courbet, facilita el reconocimiento de lo femenino en el
poemario. En este cuadro, se aprecia la imagen fragmentada de una mujer desnuda acostada
y descubierta entre sabanas. Lo que más destaca en el cuadro es el sexo de la mujer que
invita a la observación directa. Aquí la mirada desde el cuadro y la voz poética cumplen la
función voyerista desde de la percepción de una mujer. El cuadro en su momento de
producción en el año de 1866 generó revuelo debido a que revolucionó la forma de ver el
cuerpo femenino en las artes plásticas. En la obra se puede reconocer el torso de una mujer
con el rostro y las manos ocultas por las sábanas. El cuadro invita al placer de mirar y el
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deseo por un cuerpo de mujer. La lectura que propongo del poema abarca un yo lirico
femenino que se desenvuelve en el deseo y en la contemplación. Desde el título del poema
se puede reconocer la fuerza creadora de la mujer y su capacidad para dar vida. Sin
embargo, el cuerpo de la mujer es representado por la voz poética como “sometido desde
siempre” aludiendo a la dominación y a la censura del cuerpo femenino en una sociedad
regentada por patrones patriarcales. La representación del sexo de la mujer en un “solitario
ojo de Dios que todo lo contempla”, le imprime el poder de responder la mirada de quien
aprecia el cuadro. La adjetivación para describir las características de ese “ojo” se
completan con “perfecto”, “completo”, “impenetrable”, “imposeíble”, “incomparable”. La
mujer y su cuerpo es sometido por no poder ser “poseído” y por “inaccesible”, ninguna
metáfora es capaz de abarcar todo lo que representa. En los dos últimos versos se puede
reconocer la referencia al temblor que simboliza la maternidad. La pintura queda reflejada
en las palabras como generadora de vida: “genera partenogenéticamente al mundo/ que sólo
necesita su temblor.
En los poemas “Claroscuro” y “El Origen del Mundo” la feminidad entra en un
diálogo violento con la sociedad que relega a la mujer. La posible emancipación de la voz
poética radica en reconocerse reflejada en las obras de arte. La mirada del otro termina por
completar lo que le falta a quien se detiene a reconocer los símbolos que guardan ambas
representaciones.
Ibas muy bien y se te acabó el tiempo… Hay que empezar con antelación.
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Éste es el mejor ejercicio de lectura que has hecho hasta aquí. Cosas positivas: hay
hipótesis (que por cierto no se ratifica, rectifica, pone a prueba, etc.) pero hay hipótesis.
Luego, existen atisbos de análisis. Y existe interpretación.
Ahora bien: si por algo han de valer los poemas es por lo elusivo y esto todavía no lo das a
entender en tu trabajo. Poco a poco vendrá. Hay que seguir elaborando miradas hacia el
texto que será, como en el cuadro de Courbet, “impenetrable”, “imposeíble”,
“incomparable”. La palabra que hay que analizar aquí más es la última. ¿Qué es aquello de
lo que se dota algo si decimos que es incomparable? Ensayo de respuesta: lo incomparable
remite a algo que no puede someterse a ser traducido, es decir, que elude cambiar de
naturaleza para parecer con algo más. Si se piensa así, lo incomparable, en principio resiste
el tropo literario, ya que de una u otra forma todo tropo es una comparación (empezando
por el símil, que es comparación abierta, y de ahí a la metáfora que es traslación de
cualidades de un objeto a otro, de la metonimia que es la comparación del todo con la parte
y un largo etcéra). También lo incomparable es aquello que escapa las medidas, ya que la
medida es siempre un cierto tipo de comparación de una matriz de medición con una
instancia que tiene una cualidad conmensurable. Así visto lo incomparable es también lo
inconmensurable. Lo incomparable en otro nivel es también lo único (Dios es una cosa así).
Todo lo anterior me tiene que llevar a cómo y por qué el sexo de la mujer a ojos de
Courbet y a ojos de Peri Rossi (nombres sin biografía son éstos), resiste algo (tú dices el
sometimiento patriarcal). Pues, para poder resistir el poder patriarcal hay que ir a los
sistemas que lo sostienen (también salir a las calles, quemar brasieres, educar a la gente),
pero digamos que aquí se trata de otras resistencias que van a desmbocar a la social-
genérica. Pues, con la palabra incomparable, la voz poética dirige la mirada a las cualidades
de resistencia que radican (habitan y constituyen) “lo femenino” como continente
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desconocido (diría Freud, que no entendió casi nada de la mujer). Sin embargo, éste es
discurso patriarcal (ver críticas feministas a Freud-abundan). Entonces ¿cómo es que la
mirada es femenina? ¿Cómo es que el sexo es bastión de lo que resiste sometimiento? Pues,
hay que ir a la representación y a su imposibilidad, a la falta de una palabra que diga lo
femenino desde su sexo o su sexualidad para poder dar con la resistencia. Anto el signo
natural (pintura) como el signo simbólico (palabra) tienen que tornarse incompetentes para
la aprehesión del sexo femenino para poder hablar de resistencia.
Bueno, ya me extendí. Lo que quise decir que de lo más inmediato hay que pasar en el
análisis a niveles de resonancia (esto hace la poesía, es como una caja de resonancias que
nos llevan, si las seguimos, a caminar por el laberinto estético de la significación). Hay que
seguir caminando…
Nota: B