52
Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a un corporati.rmo de tipo pluralista En el capítulo anteriot se han expuesto los elementos básicos de la subordinación de la agricultuta en el sistema económico. EI análisis de la dinámica corporatisXa que se ha desarrollado en la agricultura española exige, además de lo anterior, no sólo estudiat la génesis y evolución de las diversas organizaciones de intereses agrarios surgidas en el nuevo contexto democrático, puesto que ellas han sido los acto- res fundamentales de este corporatismo, sino tambiétí las característi- cas específicas del ptoceso de creación de las nuevas instituciones de representación/mediación. Este segundo aspecto del análisis será el tema central de este capítulo, dando paso en el próximo al estudio de cada uno de los actores patticipantes en las instituciones corporatistas de la agticultura española. El análisis del proceso de creación de las nuevas ínstituciones de reptesentación/mediación tiene especial intetés en el caso español ^ por cuanto dichas instituciones surgieron como resultado de la refor- ma de las instituciones del anterior régimen, cuyas herencias otgani- zativas habían petmanecido incrustadas en el nuevo marco institucio- nal. Esta situación no sólo condicionó la dinámica que tuvo lugat en el seno del mismo sino que, además, habría que buscaz en esas heren- cias organizativas los elementos que den explicación a la génesis de las nuevas organizaciones de interese ŝ sutgidas. En este capítulo, por tanto, se hazán, en primet lugar, algunas re- flexiones sobre el proceso de transición democrática iniciado en Espa- ña a raíz del advenimiento de la monazquía pazlamentazia en 1975 y, en segundo lugar, se estudiará la adaptación de algunas de las anti- guas instituciones del corporatismo estatal franquista en el campo 117

Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

Capítulo IV

Del corporatismo e.rtatal del franquismo a uncorporati.rmo de tipo pluralista

En el capítulo anteriot se han expuesto los elementos básicos de lasubordinación de la agricultuta en el sistema económico. EI análisisde la dinámica corporatisXa que se ha desarrollado en la agriculturaespañola exige, además de lo anterior, no sólo estudiat la génesis yevolución de las diversas organizaciones de intereses agrarios surgidasen el nuevo contexto democrático, puesto que ellas han sido los acto-res fundamentales de este corporatismo, sino tambiétí las característi-cas específicas del ptoceso de creación de las nuevas instituciones derepresentación/mediación. Este segundo aspecto del análisis será eltema central de este capítulo, dando paso en el próximo al estudio decada uno de los actores patticipantes en las instituciones corporatistasde la agticultura española.

El análisis del proceso de creación de las nuevas ínstituciones dereptesentación/mediación tiene especial intetés en el caso español ^por cuanto dichas instituciones surgieron como resultado de la refor-ma de las instituciones del anterior régimen, cuyas herencias otgani-zativas habían petmanecido incrustadas en el nuevo marco institucio-nal. Esta situación no sólo condicionó la dinámica que tuvo lugat enel seno del mismo sino que, además, habría que buscaz en esas heren-cias organizativas los elementos que den explicación a la génesis delas nuevas organizaciones de interese ŝ sutgidas.

En este capítulo, por tanto, se hazán, en primet lugar, algunas re-flexiones sobre el proceso de transición democrática iniciado en Espa-ña a raíz del advenimiento de la monazquía pazlamentazia en 1975 y,en segundo lugar, se estudiará la adaptación de algunas de las anti-guas instituciones del corporatismo estatal franquista en el campo

117

Page 2: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

-Hermandades de Labradores y Ganaderos, Sindicatos de Rama yF.O.R.P.P.A.- al nuevo marco pluralista de representación.

1. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LATRANSICION DEMOCRATICA EN ESPAÑA

El proceso de modetnización social y económica de la mayor pattede los países occidentales tuvo lugar en el marco de sus respectivas re-voluciones industtial y burguesa a lo largo de los siglos XVIII y XIX yprimer tercio del presente siglo. EI resultado de dicho proceso fue laconfiguración de un tipo de sociedad caracterizada por la democraciapatlamentaria en lo político, el sistema capitalista de producción en loeconómico y el desarrollo del individualismo, con su implicación in-mediata en la libre azticulación de i^tereses a través de organizacio-nes, en lo social.

El fenómeno del «corporatismom, tal como se ha entendido a lolargo de este trabajo, se produce posteriormente como resultado deun proceso de reorganización ŝocial, cuyos orígenes se temontan aépocas lejanas y cuya culminación sucede en el contexto de los cam-bios que, a todos los riiveles, tuvieron lugaz en las sociedades occiden-tales tras los acontecimientos de la crisis económica de los años 30 yde la segunda guerra mundial. En ese contexto afloraron nuevos he-chos sociales. Unos, de nuevo cuño, procedentes directamente de loscambios entonces ocurridos en las esferas económica y política -elnuevo papel del Estado, la integtación del movimiento obrero orga-nizado en las instituciones del sistema político y económico, la conso-lidación del sistema de bloques militates hegemónicos, el consumode amasasA, etc.-, y otros, de orígenes antiguos, que se manifesta-ron con gran intensidad en el nuevo contexto, favorecidos por lascondiciones existentes -el proceso de división del trabajo, la raciona-lización social y económica, el crecimiento de la burocracia, la con-centración del poder político, etc.

La peculiazidad del caso español ha consistido en que el procesode modernización social y económica tuvo lugaz, dP forma.tazdía, enun régimen no democrático, como el del franquismo, por lo que di-cho proceso no ocurrió pazalelamente a otro de estructutación de lasociedad civil mediánte la libre creación de organizaciones de intere-ses. La corporatizacion de la sociedad española fue neutralizada por la

118

Page 3: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

imposición estatal de un marco de representación que eliminaba nosólo cualquier intento de defensa organizada de intereses sino el másmínimo atisbo de contestación fuera de la tolerada en los estrechoscanales de patticipación del régimen (1). La sociedad española, portanto, se corporatizó al igual que el resto de lás europeas occidenta-les, pero con la diferencia de que mientras en éstas la consolidación yfortalecimiento de las diversas organizaciones de intereses representa-tivas de la sociedad civil significaron un importante contrapeso al cre-cimiento del poder del Estado ocurrido en la fase keynesiana del de-sarrollo capitalista, en el caso español la corporatización «desde arri-baA fue el instrumento de control utilizado por el Estado paraaumentar más aún su poder.

LA DEMOCRATIZACION COMO «REFORMAu

Como resultado de lo anterior, al final del régimen franquista seprodujo un gran desequilibrio de poderes entre el aparato del Estado,controlado por los diversos grupos sociales de la antigua élite políticaque habían concentrado un enorme poder en sus manos, y la socie-dad civil española cuya debilidad nacía de su propia desarticulación.En esa situación, la democratización se desarrolló a través de un pro-ceso de «reforma^ de las antiguas instituciones para adaptarlas al nue-vo matco de pluralismo representativo, exigido porlimperativos defuncionalidad con el estado de desarrollo del sistema económico es-pañol. En una sociedad capitalista ya industrializada, como era la es-pañola de mediados de los setenta, resultaba más funcional para lareproducción del sistema económico una forma de organización so-cial y política sobre la base de la democracia parlamentaria que no el

(1) Para un análisis sociológico del franquismo pueden verse S. Giner y E. Sevilla,.Absolu[ismo despótico y dominación de claze: el caso de España. en Cuaderno.r de

Ruedo /bérico, n° 43-45, 1975, págs. 83-104; S. Giner, E. Sevilla y M. Pérez Yruela,.Despotismo moderno y dominación de clase: para una sociología del régimen fran-

quista^ en Papert, op. cit. , y S. Vilar,la naturaleza de! franquirmo (Batcelona: Penín-

cula, 1977), así como los diversos trabajos sobre ese tema realizados por J.J. Linz entrelos que pueden destacazse .An Authoritazian Regime: Spain. en E. Allardt y S. Rok-

kan, MaJr PoliticJ StudieJ in Politica! Sociology (Nueva York: The Free Press, 1970),

págs. 251-283 y 374-381, y^Totalitazian and Authoritatian Regimes. en F.I. Greens-

[ein y N.W. Polsby (eds.), Handbook of Politica! Sciencet (Reading: Addison-Weslay,

1975), tomo III, págs. 175-412.

^19

Page 4: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

mantenimiento de unas estructuras políticas autoritarias cuya legiti-mación social difícilmente podía ser garantizada tras la muerte deFranco.

La democratización como «reforma» fue el resultado, por un lado,de lá convicción de la élite`política del antiguo régimen de la necesi-dad de adaptar las viejas instituciones a un nuevo marco pluralista derepresentación para lograr la legitimación social intetna y el reconoci-miento político de la Europa democrática, y, por otro lado, de la de-bilidad teal de los grupos políticos de oposición, que petmanecieronal matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo yque preconizaron, sin éxito, la «rupturap como vía de implantaciónde la democracia en España. Ese resultado de la correlación de fuerzaspolíticas al iniciarse la democratización de la sociedad española hizoque el ritmo del proceso de «reforma^ fuese marcado por los interesesesttatégicos de los grupos que concentraban el máximo podet políticoy que se habían articulado en la Unión de Centro Democrático(U.C.D.).

La democratización se inició, por tanto, a partir de una sociedadpreviamente corporatizada con catácter estatal y, como consecuencia,en el proceso de «reformap la sociedad española mantuvo la inerciacorpotatizante del régimen anterior. A1 mismo tiempo apateció enella una marcada avidez del mismo signo por parte de las nuevas or-ganizaciones políticas y sindicales que surgieron: unas, al margen delanterior aparato organizativo de representación y, otras, apoyándoseen él para consolidar e, incluso, acrecentar su influencia. La «tecorpo-ratización» de la sociedad española puede entenderse, por tanto, entérminos de lucha y competencia entre las antiguas instituciones nodesaparecidas, aunque sí parcialmente reformadas, que eran, y son,utilizadas como agentes de consolidación de la influencia de determi-nados grupos políticos, y las nuevas organizaciones de intereses quetrataban de aumentar su influencia en detrimento de la de aquéllas.De esta pugna ha resultado, por tanto, una situación de constante di-namismo que implica, lógicamente, una consolidación aún escasa dela estructura corporatista de la sociedad española.

La «reformap democrática ha sido, pues, un proceso muy favora-ble para el.desatrollo de estructuras corporatistas en diversos ámbitosde la vida social, especialmente en el político y en el económico, yaque dicho proceso se ha desarrollado a través de acuerdos y negocia-ciones entre los diversos grupos en torno a las denominadas políticas

120

Page 5: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

de consenso y pactos sociales, respectivamente. Sin embargo, estecorporatismo encierra una gran dosis de inestabilidad como conse-cuencia de varios hechos. Primeto, del desequilibrio, ya señalado, depoder entre las partes; segundo, de la fragilidad de unas bases socia-les de apoyo poco atticuladas, al desmontatse gran parte del marcoinstitucional de tepresentación impuesto pot el régimen antetiot, ycon actitudes débilmente procorporatistas, aunque, paradójicamen-te, intensamente acotporativistasm (2), y, tetcero, de la complejidadde las cuestiones a debatir en un contexto de aguda crisis económicaque exige, inevitablemente, la adopción de medidas de tipo estructu-ral de difícil aceptación por todas las pattes implicadas en las institu-ciones del nuevo corporatismo pluralista.

LA ESPECIAL DESARTICULACION DE LASOCIEDAD RURAL ESPAÑOLA Y LA NECESIDADDE INTERLOCUTORES

La modetnización social y económica que tuvo lugar en España alo largo de los sesenta provocó la descomposición de muchas de lasinstituciones básicas del franquismo aún antes de que se ptodujera eldefinitivo final del régimen en 1975. Así, en el plano económico, elsindicalismo vettical del sector industtial estaba, a ptincipios de lossetenta, absolutamente descalificado ante empresarios y trabajadorespata seguit ejerciendo sus tradicionales funciones de conciliación e in-tegtación de dichas clases en una estructuta corporatista común. Lasnegociaciones colectivas entte las acomisionesa obrerás y los reptesen-_tantes del empresariado al matgen de las instituciones del sindicalis-mo vertical etan la prueba innegable de su descalificación e ineficacia(3). En el plano político, la propia institución del partido único del

(2) A pesar del patecido semántico entre ambas actitudes el significado es diferen-

te de acuetdo con lo que aquí se entiende pot ellas. Ia actitud <procorpotatista. signifi-ca una actitud favorable del individuo a atticulaz sus intereses con los de otros a través

de organizaciones cuyo objetivo fundamental es ejetcer influrncia en los grandes cen-tros de decisión del sistema político y económico, participando en las instituciones derepresentación/mediación existentes para canalizaz el ejercicio de dicha influencia. Nosería, por tanto, una actitud aparticulatista. sino <univetsalistaa en el sentido parsonia-

no. Ia actitud <corporativistas, sin embatgo, significa la defensa de intereses particula-res, de <cuerpoD, y conlleva, de hecho, un cierto elemento de insolidaridad.

(3) Un interesante análisis sobte la incapacidad de las instituciones del sindicalis-mo vettical en el sector induscrial para responder a las exigencias de las nuevas relacio-

121

Page 6: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

Movimiento Nacional había entrado lenta pero progresivamente enun agudo proceso de descomposición, que era causa y efecto de supérdida de hegemonía en unos centtos de decisión del régimen en lo.sque comenzaban a adquirir ptotagonismo nuevos gtupos políticosmás acordes con la estructura de distribución del poder en la sociedadcivil española -por ejemplo, los gobiernos de los sesenta con pattici-pación mayotitaria de miembros del OPUS DEI.

Consecuencia de la descomposición de muchas de las institucio-nes de representación/mediación del corporatismo estatal del fran-quismo fue que la «reformap democrática se Ilevó a cabo mediante lapráctica disolución de aquéllas, sin que los grupos sociales encargadosde su custodia y de la garantía de su reproducción ofrecieran fuerteresistencia. Tales fueron los casos, entre otros, del sindicalismo venicalen el sector industrial y de la estructura política del Movimiento Na-cional, de los que cabe ma ŝ bien hablar de completa disolución queño de mera reforma. Disolución operativa que no supuso la desapari-ción de las estructuras burocráticas que soportaban su funcionarilien-to; tan sólo se produjo un vacío funcional en tales corporaciones a cu-ya ptesencia física en la Administración no se sabía dar contenido ins-titucional con una posible reforma. Simplemente, se le dió sanciónlegal a lo que en la práctica había dado palpábles muestras de inefica-cia e inutilidad.

EI caso del sindicalismo vertical en el campo español era diferen-te. En efecto, el sistema institucional impuesto por el franquismo enel campo fue, por un lado, el instrumento capaz de llevar a cabo, enla ptáctica, las divetsas políticas agtarias formuladas por las autorida-des económicas del régimen, tal como se ha señalado en el capítuloanterior, canalizando a su través toda la trama burocrática necesaria.Por otro lado, fue el insttumento de apóyo ideológico y de control so-cial utilizado por el régimen para logtar su legitimación y para crearsus propias bases de apoyo en la sociedad rural españóla (4). La com-binación de esos dos elementos -su funcionalidad como institucio-nes económicas y burocráticas y su eficacia como instituciones de con-trol y apoyo- explican, en gran medida, la rápida integración y el al-

nes sociales sutgidas con la industtialización en España, puede verse en J.M' Maravall,Dictadura y di.rentimiento político (Madrid: Alfaguara, 1978).

(4) Un inteiesante análisis sobte laz ins[ituciones básicaz impuestas por el fran-quismo en el campo español puede verse en E. Sevilla Guzmán, Ia evolución de! cam-perinado..., op. cit., especialmente, los capítulos n° 6 y 7, págs. 157-201.

122

Page 7: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

to nivel de identificación de los diversos grupos de agricultores con lasinstituŝiones corporatistas del franquismo en el campo. La hoscilidadde determinados seccores dé la poblacion rural -pequeños campesi-nos y proletatiado agtícola- hacia dichas instituciones fue fácilmen-te neutralizada mediante el uso de las distintas formas de represióndisponibles por las autoridades locales y de los diversós mecanismosde cooptación social ejercidos por unos grupos sobre otros a través delsistema de lealtades primordiales existente en la sociedad rural (5).

Así, cuando tuvo lugar el proceso de modernización social y eco-nómica en la sociedad española de los sesenca, las instituciones torpo-ratistas del franquismo en el campo habían alcanzado un alto grado deintegración con los diversos grupos de agricultores, si bien la distribu-ción del poder en el seno de dichas instituciones era claramente desi-gual y favorable a los grupos de mayor poder económico. Los acelera-dos cambios ocurridos en la estructura agraria de tipo tradicional a lolargo de los sesenca significaron, efectivamente, la transformación capi-talista de la agricultura"española, pero no implicaron la descomposi-ción de las instituciones corporatistas de representación/mediaciónimpuestas por el franquismo en la sociedad rural, como sí había ocu-rrido, sin embargo, en otros sectores de actividad.

Entre los diversos factores que escán en la base explicativa del he-cho antes mencionado pueden ser destacados los siguientes. En pri-mer lugai, a las dificultádes, ya comentadas en otros capítulos, queencuentra todo proceso de modernizacion social y económica paraavanzar en el sector agrario, debido a las peculiaridades de la activi-dad productiva agrícola y a las características específicas de su estruc-tura social, hay que añadir, en el caso español, las dificultades pro-pias de un proceso que transcurrió de forma acelerada en la agriculcu-ta y con precipitada asimiliación pot parte de sus diversos grupos so-ciales. De esa manera, aunque los oportunos indicadores económicospuedan dat, al final de dicho proceso, la imagen de una sociedadagraria moderna y técnicamente desarrollada, lo cierto es que la es-tructura de sus relaciones sociales apenas había sufrido modificación,sobre todo en algunas zonas tradicionalmente caracterizadas por el al-to grado de polarización social exiscente entre sus diversas clases (6).

(5) Sobre el sistema de tealtades primordiales en la sociedad rural puede verse H.

Alavi, Iat !ealtadeJ..., op. cit.(6) Tales son los casos de regiones como Andalucía, Extremadura y Ia Mancha, en

donde continúa existiendo una elevada población agrícola asalariada y una alta con-centtación de la propiedad de la tierta. ^

123

Page 8: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

La ausencia de elementos que complicasen la estructura social de laagricultura española significó, por tanto, que las instituciones corpo-ratistas del franquismo en el campo no se, vieran desbordadas pornuevos hechos sociales ante los que aquéllas hubieran quedado desca-lificadas pata seguir ejercieñdo las funciones para las que inicialmen-te fueron creadas, como sí le ocurrió a las instituciones del corporatis-mo en la industria.

En segundo lugar, la común exigencia del sector agrario a una in-tervención, más o menos directa, del Estado para regular los merca-dos y evitar los desequilibrios de los precios agrícolas, implicaba, ine-vitablemente, un cierto tipo de política proteccionista y la creación deinstituciones en la sociedad rural que facilitasen la ejecución de lasmedidas pertinentes. Las instituciones corporatistas del ftanquismoen el campo -Hermandades, Servicio Nacional del Trigo, SindicatosNacionales de Rama, Instituto Nacional de Colonización, etc.- fue-ron creadas para ser instrumentos de control y legitimación sociales y,sobre todo, para canalizar hacia, y desde, el sector agrario una políti-ca altamente intervencionista, como era la característica del períodode autarquía, lo que implicaba la concentración en dichas institucio-nes de un gran número de funciones burocrático-administrativas. Latransformación capitalista de la agricultura española significó, aligual que en los demás países occidentales, la ruptura del carácter deeconomía natural que caracterizaba al tipo tradicional, su plena inte-gración en el mercado y su posición subordinada en el sistema econó-mico general, pero no significó una profunda modificación de la filo-sofía económica que había inspirado la política agraria del períodoanterior. A la política intervencionista de la autarquía sucedió otrapolítica agraria que contenía también un alto grado de intervencio-nismo, ya que, si bien habían cambiado los objetivos generales de lapolítica económica al desencadenarse el proceso de industrializacióncapitalista, los instrumentos de intervención estatal sobre la agricul-tura apenas sufrieron alteración. Por esa razón, las instituciones cor-poratistas del franquismo en el campo continuaron siendo funciona-les y eficaces para la ejecución de las nuevas medidas de política agra-ria.

En tercer lugar, el que dichas instituciones ejercieran una impor-tante función como instrumento de control social en el medio rural,neutralizando la dinámica conflictiva entre las diversas clases sociales,implicaba, inevitablemente, la identificación mutua entre esas insti-

124

Page 9: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

tuciones y aquellas clases que veían amenazadas sus posiciones hege-mónicas si esos instrumentos de control dejaban de actuar como tales.Cietto que desde el comienzo hubo grupos que mostraron su hostili-dad o indiferencia hacia unas instituciones con las que difícilmentepodían sentirse identificados, dado el poder ejercido a través de ellaspor los grupos dominantes en la sociedad rural y el trato discrimina-torio que aquellos gtupos subordinados recibían en la distribución deservicios contenidos en las diversas medidas de política agraria adop-tadas. Pero dichas actitudes de hostilidad e indiferencia fueron pau-latinamente neutralizadas por el poder de persuasión de las propiasinstituciones y por la drástica teducción de los grupos hostiles produ-cida por el trasvase de amplios sectores de la población asalariadaagrícola y del pequeño campesinado a las zonas industriales.

Hay que reconocer, sin embargo, q^ue en el transcutso del procesode crisis de la estructura agraria de tipo tradicional y de transforma-ción capitalista de la agricultura española, la identificación de deter-minados gtupos de agticuliores, especialmente los de agricultuta másintensiva, con las instituciones corpotatistas del ftanquismo fue pocóa poco deteriorándose al comprobar, en la práctica, que la defensa desus intereses ftente a los nuevos problemas económiCos surgidos noera posible llevarla a cabo con eficacia a través de esos canales institu-cionales de representación/mediación. Como se verá más adelante, lacontestación que tuvo lugar a comienzos de los setenta contra la polí-tica agratia del régimen y que se exptesó a ttavés de las diversas for-mas de protesta campesina -attactotadasa, pot ejemplo-, realiza-das al margen de las propias instituciones del corpotatismo oficial,significó, ciertamente, una descalificacion de estas instituciones y,por consiguiente, una pérdida del apoyo que tradicionalmente ha-bían tenido.

Sin embargo, lo que diferencia esta contestación de determinadosgrupos de la sociedad rural de la contestación surgida en el sector in-dusttial, por ejemplo, contra las instituciones del sindicalismo verti-cal, es que, mientras esta última significaba la total descalificación deun marco institucional ineficaz e inútil para ejetcer las funciones te-queridas por el propio desartollo de las relaciones capitalistas en la in-dustria, la contestación campesina sólo descalificaba plenamente unaspecto patcial de algunas de las instituciones corpotatistas del fran-quismo en el campo -la función como instituciones de reptesenta-ción y defensa de los intereses del sector agrario que tenían las Her-

125

Page 10: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

mandades, por ejempló- pero dejaba sin cuestionar algunas otras desus importantes funciones, como las burocrático-administtativas, delas que sólo criticaba el mal uso que de ellas realizaban sus funciona-rios. De otras instituciones, como el FORPPA, por ejemplo, no se po-nía en cuestión ni su propia existencia ni las funciones que tenía asig-nadas, sino sólo la forma de representación del sector agrario en ellas.

Los factores anteriormente señalados explicarían, en gran medi-da, el hecho de que al final del franquismo no existiera ni una fuertepresión «desde abajom -desde los diversos grupos de la sociedadrural- ni una voluntad política «desde el poderp para que se produ-jera la total disolución de las instituciones del corporatismo estatal enel campo español. Cierto es que hubo explícitas reivindicaciones y susconsiguientes ptesiones, por parte de algunas de las nuevas otganiza-ciones campesinas, para que dichas instituciones fuetan disueltas, pe-ro también es cierto que fueron reivindicaciones no claramente cana-lizadas en su totalidad por los diversos partidos políticos con capaci-dad de influencia en los centros de decisión, y que las presiones reali-zadas «desde abajo^ no tuvieron el apoyo firme y decidido de una po-blación agrícola que creía ver en el mantenimiento de algunas de esasinstituciones la continuidad del nunca cuestionado proteccionismoestatal. Además, por ún lado, la ausencia de unas alternativas claras yviables a, y con la misma reconocida eficacia que, las antiguas institu-ciones corporatistas, por parte de los grupos que preconizaban su di-solución, y, pot otto lado, la estrategia de los grupos que ostentabanel máximo podet político del Estado de queret utilizarlas como ins-trumentos para consolidar y acrecentar su influencia sobre la sociedadrural, son elementos a añadir a los anteriores para comprender, lomejot posible, las características seguidas por el proceso de democta-tización de las instituciones cotporatistas en la agricultura española.

No hubo, por tanto, disolución alguna sino una «reforma> de di-chas instituciones para adaptarlas al nuevo marco plutalista de tepre-sentación. Así, las Hermandades se convittieron en Cámaras Agra-tias, conservando el mismo funcionatiado; el FORPPA, ni siquieracambió de denominación sino sólo dejó sitios libres en sus «mesas ne-gociadoras^ a los nuevos tepresentantes de los agticultores; el Institu-to de Estudios Agrosociales sufrió una complicada metamorfosis y seconvirtió én Instituto de Relaciones Agtarias (IRA), otganismo conpoderosas funciones de control político y financiero sobte las nuevasinstituciones surgidas, especialmente sobte las Cámatas Agtarias; al-

126

Page 11: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

gunos Sindicatos Nacionales de Rama desaparecieron, ciertamente,pero los grupos que controlaban los más poderosos -el del azúcar yel del olivo, pot ejemplo- aprovecharon las indecisiones de las auto-ridades políticas para crear desde ellos sus propias organizaciones ycontinuar ejerciendo el control sobre el cuantioso patrimonio econó-mico acumulado en ellos. Nuevas organizaciones representativas sur-gieron en el naciente proceso de libre articulación de los interesesagrarios, peto muchas de las funciones atribuidas a las antiguas insti-tuciones continuaron siendo ejercidas por estas mismas en su versión«reformada^, manteniendo, en muchos casos, incluso, funciones derepresentación, con lo que el desarrollo y consolidación de las nuevasorganizaciones de intereses eran fuertemente obstaculizados.

La situación planteada por las peculiares directrices seguidas porel proceso de «reformam democrática en la sociedad rural española hasignificado, por tanto, una situación, en cierto modo, paradójica queno contradictoria. En efecto, la desaparición de muchas de las funcio-nes, que no todas, de representación ejercidas por las antiguas insti-tuciones corporatistas y el mantenimiento dé las funcionesburocrático-administrativas a través de las versiones «reformadasn deaquéllas, ha supuesto, por un lado, la desatticulación de la sociedadrural española, pero, por otro, ha impedido el pleno desarrollo y con-solidación de las nuevas organizaciones de intereses surgidas. Con locual, los ostentadores del máximo poder político del Estado se han en-contrado con un doble problema. Por una parte, han necesitado in-terlocutores válidos e idóneos del sector agratio, que representen a és-te en las nuevas instituciones corporatistas de representación/media-ción y que legitimen las sucesivas políticas estatales. Pero, por otra,no han dispuesto de unas organizaciones de intereses agrarios lo súfi-cientemente consolidadas y corporatizadas para desempeñar de for-ma adecuada el papel de «patteneurA que el cotporatismo exige paraun funcionamiento eficaz del mismo.

2. LA «REFORMA» DE LAS INSTITUCIONESCORPORATISTAS DEL FRANQUISMO EN ELCAMPO: ALGUNOS CASOS ILUSTRATIVOS

En las páginas anteriores se han señalado aspectos generales delproceso de adaptación de las antiguas instituciones cotporatistas del

127

Page 12: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

franquismo al nuevo marco plutalista de representación. También seha señalado cómo las catacterísticas específicas seguidas por ese proce-so han condicionado el desarrollo y consolidación de las nuevas orga-nizaciones de intereses surgidas en la sociedad rural, de cuya génesis yevolución se hará referencia en el próximo capítulo. En este últimoapartado se comentatán algunos casos de instituciones del antiguocorporatismo estatal agrario que han sido, o están siendo, «reforma-das^ en el marco del proceso de democratización general de la socie-dad española. Dichos comentarios podrán ilustrar el hilo argumentalde esta investigación y servir de base explicativa a las cuestiones quese plantearán más adelante sobré la dinámica de las relaciones entrelas organizaciones de inteteses y el Estado en el seno de las nuevas ins-tituciones cotpotatistas.

Las instituciones elegidas para comentar su adaptación al nuevomarco de representación son las siguientes: las Hermandades Sindica-les de Labradores y Ganaderos con sus ramificaciones nacionales, pro-vinciales y locales de la Hermandad Nacional, las C.O.S.A.s y lasHermandades Locales, respectivamente; los Sindicatos Nacionales delOlivo y del Azúcat, con especial dedicación al Patrimonio ComunalOlivero y al Grupo Remolachero; y el Fondo de Ordenación y Regu-lación de Precios y Productos Agrarios (FORPPA). Los ctitetios fun-damentales utilizados para hacer esta selección se han basado, prime-ro, en la presencia, más o menos importante, de las organizaciones deintereses reptesentativas del sector agrario en esas instituciones; se-gundo, en su importancia como instituciones de reptesentación/me-diación en el cotpotatismo pluralista, y tercero, por ser casos en losque se manifiestan con gran claridad las dificultades que encuentra elproceso de «refotma^ debido a la permanencia de elementos del anti-guo corporatismo estatal.

Otras instituciones, como el IRYDA y SENPA, no se han seleccio-nado para este comentario porque son instituciones de ejecución dela Política Agraria en las que no se ha dado una participación de losagricultores a través de sus propias organizaciones de intereses, por loque no ha poseido el carácter de representación/mediación típico delas instituciones corporatistas. Sin embargo, otras instituciones que síreúnen esa característica de representación/mediación, como losConsejos Reguladores de Denominaciones de Origen o el ComitéHortofrutícola, no han sido seleccionados aquí por no haberse clarifi-cado hasta la fecha la forma en que se llevará a cabo, en la práctica, la

128

Page 13: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

participación de las diversas organizaciones de intereses agrarios (7).Respecto a las Mesas Provinciales y Nacionales de la Sequía, puededecirse que han cumplido una clara función detepresentación/mediación, lo que les da carácer de instituciones cor-poratistas; sin embargo, la ausencia de una petspectiva temporal másamplia que la disponible hasta este momento -algo más de unaño- y su naturaleza coyuntural, son factores que han decidido noincluirlas en el comentario que se va a realizar. No obstante, la cons-titución de estas «mesasD de sequía ha sido un ejemplo muy ilustrati-vo de cómo la «maquinaria corporatistas» puede ser puesta en funcio-namiento por el Estado en detetminadas situaciones para recibir legi-timación social e integrar a las distintas organizaciones de intereses enlas opottuñas instituciones creadas al respecto, haciéndolas desapare-cer cuando la situación que demandó la acción de medidas pertinen-tes deja de tener vigencia.

Finalmente, las instituciones claramente cotporatistas de negocia-ción de los «convenios colectivosp entre patronales agrarias y.sindica-tos de obreros agrícolas no se consideran aquí por cuanto esta investi-gación se ha centrado, exclusivamente, en las organizaciones de agri-cultores, lo que impediría al análisis captar en su totalidad la dinámi-ca de esas instituciones.

LAS HERMANDADES SINDICALESDE LABRADORES Y GANADEROS YLOS SINDICATOS DE RAMA

Sus antecedentes legales y algunos aspectos de suestructura organizativa:

EI sindicalismo vertical en el campo español se esttucturó de for-ma gradual desde que la ley de Unidad Sindical de 26-1-1940, la deBases de la Organización Sindical de 6-12-1940 y la de SindicatosAgtícolas de 2-9-1941, integraran en la Organización Sindical del

(7) En el momento de la redacción de este trabajo se han dic[ado las notmas paralas elecciones a los Consejos Reguladores de Denominaciones de Origen y en algunas

zonas, incluso, ya se han celebtado. Sin embargo, la oposición a esas normas y el boico[electoral propuesto por diversas organizaciones agrarias permiten que se considere aún

no clarificada la participación en dichas instituciones.

129

Page 14: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

Movimiento a todos los sindicatos agrícolas, cooperativas, cajas rura-les y demás organismos asociativos constituidos al amparo de la ley deSindicatos Agrícolas de 28 de enero de 1906, que era, a su vez, dero-gada por las disposiciones antetiotes (8).

Su estructura organizativa giraba en torno a dos ejes fundamenta-les: las Hermandades Sindicales y los Sindicatos de Rama, ambos or-ganizados en sus correspondientes ámbitos territoriales y conectadosverticalmente en el seno de la Organización Sindical.

A) El proceso gradual de construcción de la estructura organizati-va sindical en el campo se inició con la creación de las Hermandade.rSindicale.c Locale.r de Labradore.r y Ganadero.r, creadas por decreto de17-7-1944 y reglamentadas pot orden de 23-3-1945, en las que se en-cuadraban automáticamente, y de forma obligatoria, a las diversas«categorías sociales de la producción agrícolan -empresarios, trabaja-dores y técnicos-. A estas Hermandades Locales se les dotó de perso-nalidad jurídica ptopia como corporaciones de Derecho público y supatrimonio inicial lo formaba, por incautación, el patrimonio perte-neciente a los sindicatos agrícolas y demás organismos asociativosexistentes antes de la guerra civil. A la estructura organizativa de lasHermandades Locales se incorporaban obligatoriamente, «y sujetos asu disciplina, aunque conservando su patrimonio propio y capacidadjutídica^ que ptecisasen, las Cooperativas del Campo, Grupos Sindi-cales de Colonización, Comunidades de Regantes y Sindicatos deRiego, así como todo tipo de «entidades de carácter representativo ytutelar de intéreses públicos económico-sociales agrarios^ domicilia-das en el territorio correspondiente de aquéllas.

Las Hermandades Locales de Labradores y Ganaderos representa-ban y canalizaban los intereses de todos los grupos sociales de la po-blación agrícola -empresarios, técnicos y trabajadores-, a quienesintegraban en sus respectivas secciones de Empresarios y de Trabaja-dores y Técnicos (9); regulaban los conflictos entre esos grupos y tra-

(8) Algunos antecedentes légales de las instituciones fundamentales del sindicalis-

mo vertical en el campo español están contenidos en el trabajo de J.J. Sanz Jazque, De-recho Agrario (Madrid: Fundación .Juan Mazch., 1975), cap. X?1^CV1, págs. 620-639.Un intetesante estudio sobre las Hermandades Locales de Labradores y Ganaderos enAstutias puede verse en el capítulo II de la tesis doctoral eLe Mouvement Paysan Astu-rien de 1965 a 1980^ leida por T. García González en la Univerrite de Toulou.re I,e Mi-rail. Un estudio general sobre las Hermandades puede vene en A. Pena, lar Herman-dader y Ju mundo (Paris: Ruedo Ibérico, 1966).

(9j Eri estas secciones se integraban directamente todos los empresazios, trabajado-res y técnicos de su demarcación que dedicasen Rsu actividad económica o profesional a

130

Page 15: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

mitaban sus peticiones ante los organismos de la Administración pú-blica, ejerciendo también importantes funciones de orden social, eco-nómico y asistencial, así como de consejo y colaboración con el Esta-do. Eran, en definitiva, verdaderas instituciones corporatistas de re-ptesentáción/mediación, que actuaban como valiosos instrumentosde control y legitimación sociales y ejercían, con reconocida eficacia,las funciones buroctático-administrativas requeridas pará la ejecuciónde las ŝortespondientes políticas agrarias.

Para el ejercicio de sus funciones las Hermandades Locales se es-tructuraban internamente, de acuerdo con la orden de 23-3-1945, so-bre tres órganos fundamentales: la Asamblea Plenaria, el Jefe y el Se-cretazio Contador, además de otros órganos de menor importancia(10). La Asamblea Plenatia, constituida por «todos los miembros acti-vos de la Hermandadm -cabezas dé familia agrícola; jefes de empre-sas agrarias, asesorados por sus Juntas de Jurados; y productores inde-pendientes (11)-, era un órgano decisorio y representativo, compe-tente en numerosas funciones, pero cuya capacidad real de interven-ción quedaba bastante liínitada por cuanto su correspondiente regla-mento preveía únicamente dos reuniones ordinarias al año, una deellas coincidente con la fiesta local; con lo que sus actividades, en lapráctica, se reducían al «examen y aprobación de la Memoria anual deactividades, de las cuentas de gastos referentes al año anterior y de los

la ptoducción agraria, sin perjuicio de que, simultáneamen[e, se (integraran) en el Sin-

dicato Local representativo de su actividad específica, si estuviese constituido.. En lapráctica, a nivel local, no se cons[ituían Sindicatos sectoriales, sino que las problemáti-cas específicas de cada sector agrícola se canalizaban a través de las secciones económi-cas que, al respecto, existían en el seno de las Hermandades Locales.

(10) Entte estos o[ros órganos estaban el Cabildo o Junta Sindical -como ótgano^deliberante y consultivo en asuntos de gobierno, disciplina, tégimen interior, nom-bramientos y ceses del personal...s-, el Tribunal Jurado -órgano con funciones dearbitraje-, las ^Secciones -paza el desarrollo de las funciones ^sociales, económicas yasistenciales. attibuidas a la Hermandad- y las Juntas Directivas de los organismos in-

corporados a la Hermandad.(11) Como productores independientes se consideraban a los que ejerciendo ^ofi-

cio concreto agrazio y siendo o no poseedores de tierra, no vivan en régimen de familiaagrícola ni puedan considerarse formando parte de una Empresa, cualquiera que sea su

calificación profesional: (art. 32). EI resto de los afiliados a las Hetmandades que no seconsideraban como .miembros activos. quedaban .encuadrados y representados por(éstos), y únicamen[e (participaban) como protegidos en los resultados de la labor de-

saztollada en la Hermandad, sin que (pudieran), por regla genetal, ostentaz cargos deditección y consulta ni tomaz parte en las deliberaciones sindicalesa (art. 33).

131

Page 16: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

presupuestos para el año siguiente, y a la elección de los catgosp co-rrespondientes (art. n° 76).

EI Jefe de la Hermandad ejercía el «mando y representación^ de lamisma y era nombrado y cesado, si había lugar, por el Delegado Sin-dical Provincial, previa propuestá de terna por la Asamblea Plenaria. EIperinanence control que sobre el Jefe ejercía el Delegado SindicalProvincial anulaba la posibilidad de que aquél ejer ŝiera algún tipo deliderazgo sobre la Asamblea, quedando, además, su iniciativa bas-tante limitada por la vigilancia a que estaba sometido por el CabildoSindical, solapada en las numerosas funciones de asesoramiento yconsulta que este órgano tenía (12).

EI Secretario Contadot era elegido por la Asamblea Plenaria apropuesta del Cabildo Sindical y, además de las numerosas funcionesburocrático-administrativas que tenía asignadas, estaba capacitadopara «sustituir al Jefe de la Hermandad en casos de ausencia y desem-peñar las funciones que, en ese caso, se le encomendasen» (art. n°104). Dado el carácter permanente del cargo y la garantía de su fideli-dad política, el Secretario jugaba en la prácticá un decisivo papel co-mo representante del aparato político del Movimiento en la Herman-dad.

La estructura organizativa de las Hermandades Sindicales conti-nuaba, a nivel provincial, con las Cámatas Oficiales Sindi ŝales Agra-rias (C.O.S.A.), creadas por decreto de 18-4-1947. Este decreto su-primía, además, las anteriores Hermandades Sindicales Provinciales,que habían sido creadas junto con las Hermandades Locales por el yacitado decreto de 17-7-1944, y las, hasta esa fecha todavía vigentes,Cámaras Oficiales Agrícolas, creadas por decreto de la República de28-4-1933.

Las C.O.S.A.s nacían, por tanto, como combinación de las fun-ciones concentradas en los anteriores organismos y, de acuerdo con sureglamento aprobado en orden de 8-5-1948, formaban parte de laOrganización Sindical como entidades de naturaleza y representaciónsindical, pero manteniendo la característica de ser corporaciones ofi-ciales y cuerpos consultivos de la Administración a través del Ministe-rio de Agricultura, así como «órganos provinciales de ejecución de lapolítica agrariap de dicho ministetio (art. 3°). Se erigían en cotpora-

(12) El Cabildo Sindical de la Hermandad estaba constituido, entte otros, por elJefe, como presidente del mismo, el Capellán, el Secretario y el Jefe de laz Cooperati-vaz. Se teunía con carácter ordinario una vez al mes.

132

Page 17: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

ciones de Derecho público, con personalidad jurídica propia y con ca-rácter federativo, y en su seno se encuadtaban, de forma vertical, lasHermandades Locales, Cooperativas y Uniones Tetritoriales del Cam-po, Grupos Sindicales de Colonización y los ciclos de producciónagraria de los Sindicatos Provinciales de Rama (13). Las respectivasSecciones de Empresarios y de Ttabajadores y Técnicos de las Her-mandades Locales se integraban en las C.O.S.A.s formando las Unio-nes Provinciales correspondientes, en donde se articulaban los intere-ses específicos de esos grupos sociales.

Su estructura otgánica estaba compuesta, ptincipalmente, por elPre.ridente, como amando ejecutivo^, y I^icepre.ridente, nombrados,y cesados si había lugar, pot el Ministto de Agricultura a ptopuesta dela Delegación Nacional de Sindicatos; el Secretario, que era nombra-do, y cesado si había lugar, por el Delegado Nacional de Sindicatos apropuesta del Delegado Provincial, ptevia conformidad del Ministe-rio de Agricultura, y que reunía la condición de ser funcionario delMovimiento; el Cabildo, y en su seno una Comisión Permanente,compuesta por el Presidente y Vicepresidente de la Cámara y un nú=rnero vatiable de vocales natos y electivos, y la A.ramblea Plenaria,compuesta por el Presidente y Vicepresidente de la Cámara, losmiembros del Cabildo y los Jefes de todas las Hermandades Localesde la provincia (14). Existían además las cortespondientes Seccionerformadas por los gtupos y comisiones necesarias para el ejercicio delas funciones asignadas a la C.O.S.A. (15).

(13) Las Cámazas Provinciales se hacían cazgo de todas las funciones encomenda-das con antetioridad a los Sindicatos del Sector Campo o de Rama, los cuales, al inte- "grarse en aquéllas, dcspazecerían como tales, .con la excepción de aquéllos que, por es-peciales características de riqueza que (encuadraban) y zona de producción, se (estima-se) conveniente que (subsistieran)s. Los Sindicatos que subsisúan [enían una reptesen-tación directa, ptopotcional a su impottancia, en la estructura otgánica de laC.O.S.A., articulándose en sus correspondientes secciones económicas y sociales.

(14) Ia Asamblea cenía unas funciones muy limitadas y sólo podía reunitse, concaráccer ordinazio, una vez al año. EI Secretazio ostentaba un poder decisivo como re-presentante del apazato político en el seno de la Cámaza, si bien su poder relativo eramenor que su homónimo en la Hermandad Local, dado que en la C.O.S.A. existía unVicepresidente para sustituir al Presidente en los casos oportunos.

(15) En aas Secciones se encuadraban todas las actividades económicas y socialesdel sector agrazio provincial y eran equivalen[es, en funciones, a las secciones de losSindicatos Provinciales de Rama que subsistían y con los que se relacionaban debida-mente. Entre estas secciones se enconuaban las Uniona Provinciales, ya citadas, deEmpresazios y de "TrábajadorcS y Técnicos.

133

Page 18: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

A nivel nacional, tras sucesivos congresos y asambleas de agticul-tores a través de sus representantes en las Hermandades Locales y enla C.O.S.A., y tras algunos antecedentes legales (16), se creó, por de-creto de 26-5-1962, la Hermandad Sindical Nacional de Labradores yGanaderos, que tenía, con carácter exclusivo, la «representación delos intereses genéricos del campo y la coordinación de las entidadesestablecidas legalmente en los ámbitos provincial y localb.

A través de las modificaciones introducidas por la Ley Sindical de17-2-1971 y las disposiciones posteriores, desarrollándola -decretosde 29-3-1973, 26-12-1973 y 30-5-1974, principalmente-, la Her-mandad Nacional, corporación de Detecho público, se erigía erí la«única entidad reconocida por el Estado como representativa en elámbito nacional de_ los intereses comunes de la producción agraria, yde los empresarios, trabajadores y técnicos en su consideración con-junta^, quienes articulaban sus intereses particulares en las UnionesNacionales de Empresarios y en las de Trabajadores y Técnicos, tes-pectivamente. En la Hetmandad Nacional se conectaban, pot tanto;los ciclos de producción de los Sindicatos Nacionales de Rama y el res-to de Entidades y Organizaciones representativas existentes en el sec-tor agrario -Cooperativas, Gtupos de Colonización,...-, todosellos representados en las Juntas Generales de las mencionadas Unio-nes Nacionales peto consetvando su propia autonomía como entes derepresentación de intereses específicos.

La Hermandad Nacional era, en definitiva, la verdadera cúpuladel corporatismo agratio del franquismo y reunía los rasgos de repre-sentación/mediación típicos de las instituciones corporatistas. Perte-necían a ella, en calidad de miembros: las Hermandades Locales fe-deradas a nivel provincial en las correspondientes C.O.S.A.s, que asu vez eran también miembros de la Hermandad Nacional; los Gru-pos Nacionales Económicos y Sociales, en su ciclo de producción, delos Sindicatos Nacionales de Rama; las organizaciones existentes dejóvenes agricultores y mujeres campesinas; la Unión Nacional deCooperativas del Campo, y los Grupos Sindicales de Colonización. Suesttuctura otgánica se componía de la Asamblea General, ComisiónPermanente, Presidente, Secretario ,y diversos Grupos y Secciones.

(16) Entre estos antecedentes legales destaca la orden de servicio n° 137 de 22-2-1947, que creaba la Junta Nacional de Hermandades. Sin embazgo, la puesca en prác-

tica de un organismo cúspide del sindicalismo vertical agrario no se da hasta bastantemás tarde.

134

Page 19: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

La Asamblea General estaba constituida, entre otros, pot: el Presi-dente de la Hermandad Nacional; los Ptesidentes de los SindicatosNacionales de Rama y los de las Obras Sindicales de Cooperación,Colonización, Previsión y Formación Profesional; los procuradoressindicales en Cortes que tepresentaban a^las organizaciones agrarias;así como representantes de las C.O.S.A.s, de los Grupos Econó-micos y Sociales del ciclo de producción de los Sindicatos Nacionalesde Rama, de las organizaciones de jóvenes agricultores y de las demujeres campesinas y de las Cooperativas Agrícolas. Eran, asimismo,miembros de la Asamblea aquellas personas que, «por sus circunstan-cias especiales^ fuesen «designadas a propuesta de la Comisión Per-manente^, así como el Secretario de la Hermandad Nacional. El nú-mero de reuniones ordinarias de la Asamblea General era de sólo unaal año (17), en la que se elegía de entre sus miembros, a la ComisiónPermanente por un período de treŝ años, la cual debía reunirse, concarácter ordinario, una vez al mes.

De entre las diversas Secciones existentes en la Hermandad Nacio-nal destacaban la Uniórí Sindical Nacional de Empresarios Agrícolas,que agrupaba a las respectivas Uniones Provinciales de las C.O.S.A.s;la Unión Nacional Sindical de Trabajadores y Técnicos Agrícolas, asícomo las Uniones Sindicales Nacionales de Grupos de Colonización,Coopetativas y Cajas Rutales.

El Presidente de la Hermandad Nacional era nombrado por el Mi-nistro Delegado Nacional de Sindicatos. EI Secretario General era unfuncionario de la Organizacion Sindical, siendo su poder relativo bas-tante infetiot al que tenían sus homónimos en los respectivos nivelesprovinciales y locales, ya que la presidencia de la Hermandad e, in-cluso, la de sus Uniones Sindicales Nacionales, significaban en sí mis-mas un claro poder político, reflejado en el hec •o de que pertene-cían, por su condición de tales, a las más altas instituciones corpora-tistas del régimen (18).

(17) La ptimera vez que se reunió la Asamblea General fue en el año 1964 en Ma-dtid, siendo el Ptesidente de la Hermandad Nacional Luis Mombiedro de la Torre, pri-

mero y único en la historia de esa institución.(18) Concretamente, el Presidente de la Hermandad pettenecía directamente al

Comité Ejecutivo Sindical. EI Presidente de la Unión Nacional de Empresarios Agríco-las y el de la Unión Nacional de Ttabajadores y Técnicos Agrícolas eran elegibles pazac_upar un puesto en el Comité Ejecutivo Sindical. Todos ellos eran, asimismo, procu-tadotes en Cottes por el tercio Sindical.

135

Page 20: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

En resumen, las Hermandades de Labradores y Ganaderos se ver-tebraban en los niveles local, ptovincial y nacional de acuerdo con unesquema orŝanizativo común, basado en la integración obligatoria detodos los grupos sociales de la población agrícola -empresarios, tra-bajadores y técnicos- en sus ^ respectivas Uniones Sindicales-Locales, Provinciales y Nacionales-, creadas en el seno de las Her-mandades para coordinar la defensa y representación de los interesesespecíficos de esos grupos. Las Hermandades eran el marco institucio-ñal en donde, obligatoriarnente, se conectaban todas las organizacio-ñes sindicales agrarias existentes -Sindicatos de Rama, Cooperati-vas, Gtupos de Colonización, Cajas Rurales, Jóvenes Agricultores,Grupos de Mujetes Campesinas-, sin petjuicio de que dichas orga-nizaciones mantuvieran su denominación, extensión y régimen jurí-dico ptopios. La estructura orgánica en los niveles superiotes de lasHermandades se constituía por la federación de estructuras de los ni-veles inferiores, y su cúpula organizativa se articulaba con la de otrasestructuras corporatistas en las máximas instituciones de representa-ción/mediación del régimen -el Comité Ejecutivo Sindical y el Con-sejo Nacional de Empresarios, en lo que respecta al corporatismo eco-nómico, y el Consejo Nacional del Movimiento y las Cortes Generalesen relación con el corporatismo político.

B) Los Sindicato.r del Sector Campo o de Rama, en sus niveles lo-cal, provincial y nacional, constituían, junto con las Hermandades deLabradores y Ganaderos, los ejes fundamentales del sindicalismo ver-tical. Fueron creados en el marco de la ya citada ley de Bases de la Or-ganización Sindical de 6-12-1940 y reglamentados por el decreto de23-6-1941, en el que se establecía la clasificación de los mismos en lossiguientes sectores productivos: Vid, Cerveza y Bebidas Alcohólicas;Ceteales; Olivo; Madera y Corcho; Frutos y Productos Hortícolas;Azúcar, y Ganadería. Desde su creación, por tanto, estos Sindictostenían una naturaleza mixta, no integrando en ellos sólo a los gtuposde empresarios, trabajadores y técnicos del sector agrario sino tam-biéri a los de sectores industriales y comerciales; con lo que en su senose pretendía atticular intereses económicos y sociales difícilmenteconciliables y en muchos aspectos, incluso, antagónicos.

La ley Sindical de 17-2-1971, y las posteriores disposiciones lega-les que la desarrollaban y establecían los correspondientes reglamen-tos -decreto de 29-3-1973, orden de 17-7-1973 y decretos de 30-5-1974-, adaptó las anteriores normativas de los Sindicatos del

136

Page 21: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

Sector Campo al nuevo marco legislativo, que continuatía vigentehasta las pertinentes reformas realizadas con el advenimiento del ré-gimen democrático en 1975.

En el marco legislativo desarrollado a pattir de la ley Sindical de1971, los Sindicatos en general -ya fuesen agrarios, industriales o deservicios- etan reconocidos como acorporaciones de Derecho públicode base representativa^ y como «estructuras básicas de la comunidadnacional:^, constituyéndose en cada tama por la integración de las res-pectivas Uniones de Empresarios y las de Trabajadotes y Técnicos, demanera que había la posibilidad de que existieran tantos Sindicatosen un sector como ramas de actividad fuesen consideradas dentro deél. En lo que respecta al sector agrario, la ley reconocía la existenciade siete Sindicatos Agrarios de Rama de acuerdo con la clasificacióncitada anteriormente.

Organizados, por su ámbito territorial, en Sindicatos Nacionales,Provinciales, Comarcales o Locales desempeñaban, en la rama corres-pondiente, las funciones' de «reptesentación, defensa y ptomociónde los intereses profesionales, económicos y sociales de los empresa-rios, trabajadores y técnicosn, procurando «fortalecer la libre y justaconvivencia entre cuantos (patticipaban) en el proceso productivo deuna rama de actividad, en su condición de organismos de colabora-ción entre las organizaciones de Empresarios y de Ttabajadores y Téc-nicosn (att. n° 1). Asimismo, los Sindicatos canalizaban la ;^^rticipa-ción de sus miembros en la vida política, económica y social del país.

De acuerdo con esos fines, los Sindicatos, en el aspecto laboral, in- .tervenían en la fijación de las bases mínimas pata la ordenación deltrabajo y en la negociación de lós convenios colectivos sindicales que^se desarrollaban en su seno entte las respectivas Uniones, así como enla fase de conciliación en los conflictos individuales y cole ŝtivos detrabajo. En los aspectos económicos y sociales, entre otras actividades,patticipaban en la regulación de los mercados agtarios, en la elabota-ción de los informes pettinentes para plantear a la Administtación lassituaciones económicas de cada tama de actividad y en la promociónde organismos de carácter asociat^ o como Cooperativas y Grupos deColonización. En el aspecto de participación en instituciones de ran-go superior, los Sindicatos patticipaban activamente en los organis-mos de la Administración pública y etan cauce para la elección de losProcuradores en Cones de la respectiva tama de actividad.

Su estructuta orgánica de gobietno se componía, de acuerdo con

137

Page 22: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

un esquema común válido para todos los ámbitos territoriales, de unPresidente y una Junta General, que funcionaba en Pleno, en Comi-sión Permanente y en Comité Ejecutivo. El Pleno de la Junta Generalde cada Sindicato era su máximo órgano colegiado; se reunía con ca-rácter ordinario una vez al año, estaba constituido por igual númerode representantes de las Uniones de Empresarios y de Trabajadores yTécnicos (19), y, entre otras atribuciones, elabotaba la propuesta parael posterior nombramiento del Presidente por la autoridad del minis-terio de Relaciones Sindicales en cada ámbito territorial. La ComisiónPermanente y el Comité Ejecutivo se constituían de acuerdo con losEstatutos del Sindicato y con los mismos criterios utilizados para laconstitución del Pleno, esto es, asegurando la patidad entre los repre-sentantes de las Uniones de Empresarios y de las de Trabajadores yTécnicos, y sus reuñiones ordinarias eran de una vez al semestre y unavez al mes, respectivamente. De las actas de las reuniones del Pleno,Comisión Permanente y Comité Ejecutivo se remitía copia al Secreta-rio General de la Organización Sindical, en el caso de Sindicatos Na-cionales, y al Delegado Provincial, en el caso de Sindicatos de ámbitotertitorial menor. Los cotrespondientes Estatutos y Reglamentos delos Sindicatos eran aprobados por el Ministro de Relaciones Sindica-les, previo informe del Comité Ejecutivo de cada Sindicato Nacional,en el caso de Estatutos y Reglamentos de Sindicatos Provinciales, Co-marcales y Locales, o del Comité Ejecutivo Sindical, en el caso de quelas normas estatutatias afectaran a un Sindicato Nacional.

Los siete Sindicatos Agrarios de Rama se articulaban entre sí y conotras entidades.sindicales en las correspondientes Uniones de Empre-sarios y en las de Trabajadores y Técnicos que existían en las Herman-dades de Labradores y Ganaderos de cada ámbito territorial. Así, porejemplo, los empresarios olivareros se articulaban con los viticultoreso los remolacheros en las Uniones de Empresarios Agrícolas de lasHermandades Locales, de las C.O.S.A.s y de la Hermandad Nacio-nal, ocurriendo lo mismo con los Trabajadores y Técnicos de cada ra-ma. Cada Unión tenía su Presidente y su Junta General, que funcio-naba en Pleno, Comisión Permar>vEt^e y Comité Ejecutivo. Todas lasUniones de los Sindicatos sectoriales: agrario, industrial y servicios, se

(19) Los Presidentes de las tespectivas Uniones de Empresarios y de Trabajadotes yTécnicos etan Vicepresidentes del Pleno de la Jun[a Genetal del Sindicato. Los Procu-radores eti Cones representantes del respectivo Sindicato eran miembros natos del Ple-no y de la Comision Permanente de la Junta General.

138

Page 23: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

articulaban entre sí en un Consejo de Empresarios y en otro de Traba-jadores y Técnicos, en cada ámbito territorial: local, provincial y na-cional, los cuales se componían de un Presidente.y de una Junta Ge-neral que funcionaba también en Pleno, en Comisión Permanente yen Comité Ejecutivo. Así, a nivel nacional, existían tres Uniones Na-cionales de Empresarios y otras tres de Trabajadores y Técnicos, unapor cada sector económico, pero sólo dos Consejos Nacionales, unode Empresarios y otro de Trabajadores y Técnicos, que englQbaba alos empresarios, trabajadores y técnicos de los tres sectores económi-cos.

La cúpula de la estructura corporatista del sindicalismó vertical seorganizaba en torno al Comité Ejecutivo Sindical y al Congteso Sin-dical, y en ellos se integraban las cotrespondientes cúpulas de la Her-.mandad Nacional, del Consejo Nacional de Empresatios y del Conse-jo Nacional de Trabajadores y Téŝnicos, así como una reptesentacionde los Sindicatós Nacionales de Rama. EI Comité Ejecutivo Sindicalostentaba la representación colegiada de la Organización Sindical y suPresidente la tepresentación petsonal (20). El Congresó Sindical erael órgano superior colegiado y representativo de la O.S., funcionandoen Pleno y en Comision Permanente y reuniéndose con carácter ordi-nario una vez cada,dos años; en su composición, los representantes delos Consejos Nacionales de Empresatios y de Trabajadores y Técnicosdebían ocupar, como mínimo, las dos terceras partes, siendo designa-dos de acuerdo con sus respectivós estatutos y reglamentos.

En re•umen, los Sindicatos Agrarios de Rama se erigían, juntocon las Hermandades, en las instituciones fundamentales de repre-sentación/mediación del corporatismo estatal del franquismó. Por unlado, en los Sindicatos Agrarios de Rama se articulaban los interesesespecíficos de las diversas ramas de actividad y se canalizaba a través

(20) EI Comité Ejecutivo Sindical estaba compuesto, entre otras personaz, por suPtesidente, que era el Ministto de Relaciones Sindicales, el Secretario General de la Or-

ganización Sindical, que ejetcía funciones de Viceptesidente del Comité, quince repre-

sentantes electivos -los Presidentes (dos) y tres Vicepresidentes de cada uno de los

Consejos Nacionales de Empresarios y de Trabajadores y Técnicos (seis); el Presidentede la Hermandad Nacional de Iabradores y Cranaderos (uno); dos Presidentes de Sin-dicatos Nacionales (dos), elegidos entre todos los Presidentes; dos Presidentes elegi-

dos entre tódos los de laz Uniones Nacionala de Empresarios (dos), y otros dos entre

rodos los de las de Ttabajadores y Técnicos (dos)- y los Secretarios de los Consejos Na-

cionales de Emptaarios y de Trabajadora y Técnicos.

139

Page 24: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

de ellos la participación de sus respectivos gtupos económicos y socia-les en los distintos organismos de la Administración pública. Por otrolado, en las Hermandades se producía la integración de las diversasotganizaciones de intereses agrarios, tanto específicos como genera-les, para ostentar la representación del sector agrario como un todo ycanalizar su participación en los centros de decisión políticos y econó-micos del Estado franquista (21). Ambas instituciones ejercían, ade-más, unas importantes funciones de control, en los niveles local, pro-vincial y nacional, sobré la sociedad rural y gatantizaban la reproduc-ción del sistema de desigualdades económicas y sociales que había si-do la base sobre la que se edificó el franquismo tras la guerra civil. Laintegtación obligatoria de los diversos grupos sociales de la poblaciónagrícola -empresarios, trabajadores y técnicos- en el seno de dichasinstituciones y la articulación forzosa de sus específicos intereses enlas respectivas Uniones de Empresarios y de Trabajadores y Técnicos,eran los instrumentos básicos de ejecución de las importantes funcio-nes de conttol social que tenían asignadas.

Además de las funciones de control social, los Sindicatos de Ramay las Hermandades de Labradores y Ganaderos, especialmente estasúltimas, ejercían funciones burocrático-administrativas de gran im-portancia para la ejecución de la política agtaria elabotada por lasautoridades políticas y económicas del régimen. Asimismo, la inte-gración vertical de esas instituciones de representación/mediación delcorporatismo agrario, junto con las de otros sectores, en la Organiza-ción Sindical -en sus Comités Ejecutivo y Congreso Sindical- y lapoderosa coordinación imperativa ejercida por el Estado en los diver-sos órganos de gobierno de ésta, a través del Ministerio de RelacionesSindicales y de la Secretaría General del Movimiento, eran importan-tes mecanismos utilizados por las autoridades económicas para garan-

(21) A través del sindicalismo vertical el sector agrario es[aba representado en nu-merosos organismos y comisiones, tales como «la Comisión Asesota de la Agencia de

Desarrollo Ganadero; con ocho miembros en el Consejo Nacional Coordinador de In-vestigaciones Agrarias; con un miembro en la Comisión Nacional Citrícola; con cuatto

en el Comité de Gestión de Cítricos; con dos en el Jurado de fincas mejorables; co q

uno en la Comisión Reguladora de Mercados de origen; con siete en la Comisión de va-riedades de patatas de siembra, temolacha, trigo y avena; con cinco en el Servicio Na-cional de Cerales,...s. Estos representantes eran designados por las Hermandades o losSindicatos de Rama, de acuerdo ton sus estatutos y reglamentos. Ver un interesantedocumenro sobre este tema elaborado por la COAG y reproducido, parcialmente, e q

el n° 99 de la revista «Actu.^!idad Agraria-. pág. 15.

140

Page 25: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

tizar el cumplimientó de los papeles asignados al sector agrario por elsistema económico, de acuetdo con los imperativos de un desarrollocapitalista en el que la economía española se vinculó una vez supeta-do el período de autarquía de los años 40.

Como ya se ha señalado en apartados anteriores, las transforma-ciones ocurridas en la economía española a lo largo de las décadas cin-cuenta y sesenta, que significaron la descomposición de la agricultu-ra tradicional, deterioraron, en gran medida, el apoyo y la identifica-ción de los diversos grupos de agricultores con las instituciones de lasHetmandades y los Sindicatos Agtarios. Por una parte, los nuevosproblemas económicos surgidos en el sector, como consecuencia de supétdida de hegemonía en el sistema económico al haberse optado porun acelerado proceso de industrialización capitalista, y, por otra par-te, la inoperancia de las Hermandades y Sindicatos de Rama paraejercer la representación del sector agrario en la defensa de los intere-ses de sus diversos grupos sociales, significaron la descalificación deambas instituciones anté estos grupos como insttumentos de repre-sentación, apareciendo un cierto movimiento de contestación en suseno y fuera de ellos. Esta contestación se acentuó «desde dentroa traslas elecciones sindicales, celebradas en 1975, que posibilitaron el ac-ceso como «enlaces^ a personas no vinculadas al aparato del sindicalis-mo vertical sino conectadas, en mayor o menor grado, con los nuevosmovimientos campesinos que ya empezaban a aflorar en al^unas zo-nas promovidos por los gtupos políticos de oposición al régimen. Lacontestación «desde fueran se intensificó como consecuencia de losprimeros conflictos protagonizados por los agticulto^res sobre cuestio-nes relacionadas con la comercialización de siis productos agrícolas. Apesar de los intentos de las ptopias Hermandades y de los SindicatosAgrarios de Rama de canalizar dichos conflictos, ŝapitalizando sus re-sultados en aras a un apoyo social que iban perdiendo gradualmente,la realidad fue que aquéllos significaron el comienzo de movimientosorganizativos de defensa de intereses realizados al margen del sindi-calismo vertical, lo que incidía aún más eñ la descalificación de susinstituciones como instrumentos de reptesentación y reivindicacióndel sector agrario.

Sin embargo, no debe olvidarse, como ya se ha señalado, que lacontestación tanto interna como externa del sindicalismo venical es-taba dirigida, fundamentalmente, hacia sus funciones de représenta-ción --con lo que el centro de la crítica era la Hermandad Nacional y

141

Page 26: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

los Sindicatos Nacionales de Rama, como verdaderos entes represen-tativos del sector en los centros de decisión del régimen-, mientrasque de las funciones burocrático-administrativas como tales -queeran las que, en la práctica, realizaban las Hermandades Locales y laC.O.S.A.- sólo se cuestionaba la arbitrariedad existente en la distri-bución de servicios a los agricultores, pero no el sentido ni la necesi-dad de los mismos.

La adaptación al nuevo marco pluralista derepresentación

Con el decreto de 1-4-1977 se puso en marcha el proceso de «re-forma» de las instituciones del sindicalismo vertical. Por dicho decre-to se reformaba la ley Sindical de 1971, entendiéndose que era unareforma dentro de la más estricta legalidad, ya que constituía una in-terptetación de la Declaración XIII del Fuero del Trabajo tan válidacomo la que, en su momento, significó la antetiot ley, y posibilitabael establecimiento de notmas más «congruentes» con las nuevas exi-gencias de «una deseable expansión de las asociaciones profesionalesde base voluntariaA {22).

La extinción de la sindicación obligatoria y de la cuota sindical,establecida en el decreto de 2-6-1977, así como las pertinentes refor-mas de las estructuras sindicales llevadas a cabo en el nuevo marco le-gal, significaron, en la práctica, la disolución de la Organización Sin-dical y su desaparición como exclusivo sistema de representación obli-gatoria de intereses económicos y sociales ante el Estado y como únicocanal de participación de los diversos gtupos económicos en los cen-tros de decisión del régimen: Sin embargo, el desmantelamiento dela estructura organizativa genetal del sindicalismo vertical no impli-có, necesatiamente, la de las diversas entidades sindi ŝales que habíanestado integradas en el •eno de la Organización Sindical, ya que to-das ellas continuaban manteniendo su personalidad jurídica propia,como corporaciones de Derecho público que eran en su mayoría, y supropio patrimonio económico, variable de unas a otras. La adaptaciónde cada Entidad Sindical al nuevo marco pluralista constituyó, y aúnestá constituyendo, un proceso de mayor dificultad.

(22) Preámbulo del decreto de 1-4-1977 de Libertad Sindical.

142

Page 27: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

En lo que tespecta al sector agratio, la reforma de sus institucionescorporatistas -Sindicatos de Rama y Hermandades- si,vuió unas pe-culiares directrices. Como se ha señalado en apartados anteriores, lapauta general seguida por dicho proceso fue ala creación y reconoci-miento de Entidades de Derecho Público (...) que, con el catácter deórganos de consulta y colaboración y sin menoscabo de la libertad sin-dical (debían realizar) funciones de interés genetal en los sectores res-pectivos, con las competencias, estructura, personal, bienes y recur-sos^ que establecieran las autoridades competentes (23).

Para la regulación y control de ese proceso de reforma de las anti-guas instituciones cotporatistas se creó, pot decreto de 2-6-1977, elInstituto de Relaciones Agtarias (I.R.A.), que era, en realidad, lanueva denominación dada al antiguo Instituto de Estudios Agrosocia-les (24). EI Instituto, en su versión I.R.A., continuaba, por tanto,siendo un otganismo autónomo de la Administración del Estado,adsŝrito al Ministetio de Agticultura, peto en esta nueva etapa se leasignaban numerosas e importantes funciones, que le diferenciabansensiblemente de las meras competencias en materia de estudio e in-vestigación sobte aspectos sociales y económicos del sectot agrario quehabía tenido antetiormente.

Con la creación .del I.R.A. el gobierno que estaba ditigiendo lareforma en el sector agrario pretendía conseguir divetsos objetivos.En primer lugat, tegular la legalización de las nuevas OrganizacionesProfesionales Agrarias (O.P.A.S.), sutgidas al amparo del decreto deLibertad Sindical, creando así una especie de registro sindical.

En segundo lugat, regular la participación de dichas organizacio-nes en los diversos centros de decisión y consulta relacionados con lapolítica agraria. En este sentido no debe olvidarse que, en el sindica-lismo vertical, el sector agrario, a través de las Hcrmandades y de losSindicatos de Rama, tenía más de cien representaciones en centros dedecisión, colaboracióri y consulta de la Administración, y al desmon-tarse aquél, no existiendo una clara medida de la reptesentatividad

(23) Disposición adicional 2', apattado b), del Real Decreto-ley de 2-6-1977, n°31/77 de la Jefatura del Estado.

(24) El Instituto dé Estudios Agro-sociales fue creado por decreto de 18-4-1947 co-mo transformación del republicano Consejo Superior de Cámaras Oficiales Agrícolaz.Según ese detreto el nuevo Instituto tendtía aomo misión la tealización de aquellos°studios y planes que sobre materia de política agratia y social le encomiende el Minis-[etio de Agricultura o le soliciten las Cámuaz QFciales Sindicales Agraziass (art. 7°).

143

Page 28: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

de las nuevas organizaciones, el I.R.A. tenía asignada la importantefunción de decidir de qué manera los agricultores debían estar repte-sentados en los entes públicos -mesas de sequía, FORPPA,...-. Etaese instituto, en definitiva, quien.concedía el carácter de interlocuto-res del sector agrario a unas organitaciones y se lo negaba a otras, loque significaba un poderoso instrumento de control sobre el desarro-llo y consolidación de dichas otganizaciones.

En tercer lugar, a través del I.R.A., el gobierno ptetendía regulary controlar los fondos económicos y las actividades de las diversas cor-poraciones de Derecho Público creadas o mantenidas en el proceso derefotma -por ejemplo, Cámaras Agratias, Patrimonio Olivarero-,marcando, asimismo, el ritmo de la democratización de dichas corpo-raciones en su adaptación al nuevo matco pluralista de representa-ción.

En cuarto lugar, el I.R.A. se encargaba de tegular todo lo relacio-nado con las Sociedades Agrarias de Transfotmación (S.A.T.)-antiguos Grupos Sindicales de Colonización- una vez desapareci-da la estructura organizativa de las Hermandades en donde esos gru-pos habían estado integrados. Finalmente, el I.R.A. tenía asignadasnumerosas funciones de estudio, redacción y difusión de los planesque sobre ptoblemas políticos, económicos o sociales agrarios le enco-mendasen el Ministerio de Agricultura, las Cámaras Agrarias o lasOrganizaciones Profesionales.

En definitiva, el I.R.A. se erigía en el organismo clave del procesode reforma que estaba teniendo lugar en las instituciones corporatis-tas del franquismo en el campo, ya que era el instrumento que teníael gobierno pata intervenir en dicho proceso y marcat el ritmo y la di-rección del mismo de acuerdo con sus objetivos políticos y económi-cos (25).

A) En lo que respecta a las antiguar Hermandade.c, en sus niveleslocal, ptovincial y nacional, el proceso de refotma consistió en la eli-minación formal de sus tradicionales funciones de representación,que debían pasar a las organizaciones agrarias, y en el mantenimien-

(25) Sus órganos de gobierno -Consejo General y Ditección General- es[áncompuestos por representantes del Ministerio de Agricultura -el Presidente del IRAes el propio ministro- y de los Ministetios de Hacienda, Trabajo y Sanidad y Seguri-dad Social, por el Presiden[e del FORPPA, por el Presidente de la Confederación Na-cional de Cámazas Agrarias, por un Presidente de Cámaras Agrarias Provinciales, de-signado por la Confederación, y por un representante de las S.A.T.

144

Page 29: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

to, . prácticamente sin alteración, de sus funciones burocrático-administrativas. Así, la antigua estructura orgánica y el personal ad-ministrativo de las Hermandades Locales, C.O.S.A.s y HermandadNacional se mantuvieron casi invariables tras su transformación pordecreto de 2-6-1977 núm. 1.336 en Cámatas Agtarias Locales, Pro-vinciales y Confederación Nacional de Cámaras Agrarias(C.O.N.C.A.), respectivamente. Por ese decreto, las nuevas Cámarasetan reconocidas por el Estado como corporaciones de Derecho Públi-co, dándoles el carácter de órganos de consulta y colaboración con laAdministración a través del Ministerio de Agricultuta, sin que suscompetencias debieran limitar la libertad sindical ni los derechos ad-quiridos por las nuevas organizaciones de intereses agtatios. Sin em-bargo, la ambigiiedad de ese decreto, en lo relacionado con las fun-ciones asignadas a las nuevas Cámatas Agrarias, abría la posibilidad,como así ocuttió, de que, en la práctica, se produjera una permanen-te interferencia de dichas corporaciones públicas en el proceso de arti-culación de intereses a trávés de organizaciones agrarias de.carácterprivado y en la patticipación de estas otganizaciones en los diversoscentros de decisión del Estado en materia de política agraria (26).

De acuerdo con el mantenimiento de ^su estructura orgánica degobietno y de su ^etsonal administrativo, las actuales Cámaras Agra-rias Locales y Provinciales han conservado de las anteriores Herman-dades antiguos órganos como el Pleno -antes Asamblea Plenaria- yel Presidente -antes Jefe-, así como el Secretario -antes ^ecretarioContador-, habiendo desaparecido el Cabildo Sindical y algunasimpottantes Secciones como las Uniones de Empresafios y las de Tta-bajadores y Técnicos. La eliminación de sus mecanismos no democrá--ticos de tepresentación implicó éstablecer el oportuno procedimientopata canalizar la participación de los divetsos grupos de agticultores(27) en los correspondientes ótganos de gobietno de las Cámatas

(26) Resultado de esa continua intetferencia fue el rechazo general, por parte de

las O.P.A.S., de las atribuciones de las Cámaras, ne ŝándose a participaz en nuevas

elecciones sin que previamente se hubiese elaborado una nueva ley que clazifique las

funciones de aquéllas.(27) Una importante modificación introducida fue la exclusión de los trabajadores

agrícolas, quienes no han participado en los órganos de gobierno de las Cámaras aun-que estuviesen afectados por algunas de las funciones burocrático-administrativas reali-

zadas por ellas, como las relacionadas con el tema del control de beneficiarios del em-

pleo comunitario.

145

Page 30: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

Agrazias. En este sentido, el decreto de 17-2-1978 dictó las normasreguladoras a las que debía atenerse el proceso de elecciones a Cáma-ras Agrazias Locales y Provinciales que se celebrazon en el mes de mar-zo de 1978, y sobre cuyos resultados se hará un detenido análisis másadelante. A través de esas elecciones las organizaciones profesionalesagrarias accedieron, democráticamente, por sufragio universal direc-to, a los diversos órganos de gobierno de las Cámaras Locales y Pro-vinciales -Pleno y Presidente- (28), con lo que, al menos teótica-mente, tenían la posibilidad de ejercer un control efectivo sobre susactividades y, especialmente, sobre las funciones buroctático-administrativas, que conservaban en su totalidad.

La apazente culminación del proceso de democratización de lasantiguas Hermandades, con la celebración de las mencionadas elec-ciones a Cámaras Agtarias en 1978, se ha visto refutada por diversoshechos. En primer lugar, por las reconocidas señales de intromisiónadministrativa que tuvieron lugar en el proceso electoral, en el que seprodujeron claras interfetencias, no sólo de los funcionatios de las Cá-maras sino incluso de las autoridades gubernativas provinciales, enapoyo de determinadas candidaturas promovidas desde la propia Ad-ministtación (29). En segundo lugaz, por el mantenimiento del anti-guo personal administrativo de las Hermandades -especialmente los

(28). El número de vocales del Pleno de las Cámaras Locales oscilaba entte los ocho,en aquellas cuyo censo de titulares de explotación agtaria fuese infetior o igual a 250,

hasta los doce, en Cámaras con censo superior a la cantidad anterior. Estos vocales fue-ron elegidos por suftagio universal directo y secteto y, una vez consti[uidos los Plenoscon los vocales electos, éstos eligieron de entre ellos, en votación separada y por mayo-

ría simple, al Presidente y Vicepresidente primero y segundo de sus respectivas Cáma-

tas Agtazias Locales. El Pleno de la Cárnara Aŝrazia Provincial lo integraban veinticua-tto vocales, asignados proporcionalmente según el censo electoral comarcal en cadaprovincia, cortespondiendo un vocal fijo por cada comarca y el res[o, hasta los 24, pro-potcionalmente al censo comucal. La elección de los vocales provinciales asignados acada comarca se Ilevó a cabo en la teunión conjun[a de los Plenos de sus Cámaras Loca-les, en donde se eligieton, de entre todos sus miembros, los que representarían a la co-

marca en la Cámara ProvinciaL El Presidente y Vicepresidente de la Cámara Agrazia

Provincial fueron elegidos, de eñtre los vocales provinciales, en votaciones separadas y

por mayoría simple.(29) En este sentido puede verse el polémico Infotme reservado del I.R.A. sobre el

eAnálisis de los resultados electorales de las Cámaras Agrazias Locales. (Madrid, 30 demayo de 1978) en el que se reconoce con absoluta clatidad el papel decisivo jugado por

los Sectetazios de las antiguas Hermandades e, incluso, por los gobernadores civiles, enel apoyo a candidaturas .oficialistas=.

146

Page 31: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

secretatios- y de gran parte de las impottantes competencias que yaposeía.. Ello ha significado la permanencia en importantes puestos deresponsabilidad de unas actitudes personales de fidelidad a todo loque representaba el anteriot tégimen p'olítico y de tecelo hacia las he-tetodoxas posiciones ideológicas representadas por algunas de lasnuevas otganizaciones agrarias (30).

En tercer lugar, el fuerte intervencionismo ejercido pot el I.R.A.en las Cámaras Agrarias, a través de los Secretarios y mediante meca-nismos de control tales como la facultad que ha tenido ese Institutopara aptobar o rechazar los Estatutos elaborados por los tespectivosPlenoŝ de aquéllas y pata aptobat sus ptesupuestos económicos anua-les, ha significado un importante instrumento de control que utilizóel anterior gobierno para conceder mayor o menor capacidad de ini-ciativa a las Cámaras de acuerdo con lo que consideraba ajustarse me-jor a sus objetivos políticos. Este intervencionismo del I.R.A. ha cons-titúido, asimisrno, la vía por donde ha transcurrido la interferenciade las Cámaras Agrarias en el proceso de teptesentación de interesesde las diversas organizaciones profesionales en los centros de decisiónde la política agraria, ya que la facultad asignada al Instituto de deci-dir la forma en que el sector agtario eta tepresentado en dichos cen-tros ha sido el mecariismo pot el cual las Cámaras Agrarias han con-servado una parcela importante de representatividad del sector enperjuicio de la que le hubiera correspondido a las organizaciones pro-fesionales (31).

No obstante lo anterior, hay que reconocer que la dificultad de

(30) Las actitudes de recelo hacia las nuevas organizaciones agtazias y el acrecenta-do poder que tienen los antiguos Secretarios de Hermandades que.continuaron en suspues[os de responsabilidad en las nuevas Cámazas Agrarias, se han puesto de manifies-to en las numerosas entrevistas realizadas en el curso de esta investigación. De entre

ellas pueden excraetse algunos comentarios:da Cámaza debe set con[rolada por los agricultores. No como ahora que es contto-

lada por la Administración y los agticul[ores no pintamos nada. Antes, en el régimenanterior, quien mandaba en la Cámaza era el Presidente, elegido por los agricultotes,

el cual mandaba sobre e( Secretazio, pero ahora yo -dice el Presidence- no puedomandaz sobre él, porque depende del LR.A.s (Entrevista n° G1).

.La réalidad de las Cámazas es decepcionante. Los plenos apenas se reunen y cuan-do lo hacen es sólo paza cuestiones secundazias. Quien manda es el Secretazio sobre elque no se tiene autotidad alguna, (Enttevista n° 43).

(31) Ia fácultad del LR.A. paza designar representantes de los agricul[otes en lasnumerosas juntas y comisiones cteadas por el Ministerio de Agriculrura, ha sido un im-pottante elemento de intetferencia en la función representativa de las organizaciones

147

Page 32: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

democratización de las antiguas instituciones se ha visto propiciadapor la actitud de numerosos grupos de agricultores, de todas las ideo-logías y de características socioeconómicas diversas, a continuar iden-tificando las actuales Cámaras Agrarias con las tradicionales institu-cionés que ejercían la fun ŝión de representar al sectot agrario «comoun todo homogéneo^ en los centros de decisión del Estado y consti-tuían un importante canal por donde se dirigía hacia el sector el siem-pre anhelado proteccionismo estatal. EI mantenimiento de las fun-ciones burocrático-administrativas ha favorecido la permanencia deesa tradicional identificación Hermandades-agricultor en el nuevomarco de relaciones Cámaras-organizaciones agrarias, ocurriendoque, en la ptáctica, esa identificación ha ŝontinuado, en gran medi-da, produciéndose a nivel del agricultor individual con asu^ Cámara,al margen de las organizaciones profesionales creadas a tal fin.

La reforma de las antiguas Hermandades ha sido, en definitiva,un F^-oceso intensamente dirigido «desde arriba^, desde el poder polí-tic^. utilizando para ello el poderoso instrumento de control e inter-vención del I.R.A. A través de ese insttumento el anterior gobiernomarcó el ritmo de la reforma de acuerdo con sus objetivos políticos,ptocurando mantener en las nuevas Cám, cas Agrarias el mayor nú-meto posible de herencias organizativas y de funciones burocrático-administrativas de las anteriores instituciones e interfiriendo, a travésde ellas, el proceso de desarrollo y consolidación de las organizacionesprofesionales agrarias. Con ello pretendía evitar que, como resultadode la libre articulación de intereses, en el sector agrario se produjerala hegemonía de opciones organizativas difícilmente controlablesdesde el poder político del Estado, lo que hubiera significado que lasubordinación. de la agricultura en el sistema económico no se cortes-pondiese con una similar subordinación de sus grupos de intereses enel marco de sus relaciones con la cotporación estatal representada porel gobierno.

ptofe•ionales en beneficio de las Cámaras Agrazias. Así puede destacazse la presenciade las Cámaras Provinciales y Locales en los órganos de gobierno de las Confederacio-nes Hidrogr^cas, en la Comisión paza la reestructuración del olivar, en.las Juntas Lo-cales Vitivinícolas y en las Almazazeras de Rendimientos, en las Comsiones de ZonasRemolacheras, en la ,Comisión de Gestión de Cí[ticos, en el Instituto de Semillas yPlantas de Vivero, ... De todos esos casos, merece destacar, por su importancia, la pte-sencia, con voz y voto, de las Cámáras Agrarias, a ttavés de la CONCA, en el ConsejoGeneral del PORPPA, adoptando, en ocasiones, posturas con[tazias a de las organiza-ciones agrarias presentes [ambién en ese organismo.

148

Page 33: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

Estos objetivos mazcados por el anterior gobierno en el proceso deadaptación de las antiguas instituciones corporatistas agtarias al nue-vo matco pluralista de representación no han estado exentos de difi-cultades. En efecto, como se verá más adelante, los resultados de laselecciones a Cámaras Agratias, especialmente en la elección, median-te compromisarios, de los Presidentes y Vicepresidentes de las Cáma-ras Provinciales, significaron la comprobación de la hegemonía deopciones organizativas diferentes a las promovidas desde la Adminis-tración y la dispersión de fuerzas de estas últimas. Ello implicaba quela constitución inmediata del Pleno de la Confederación Nacional deCámaras Agrarias (C.O.N.C.A.) pata la elección de sus órganos má-ximos de gobierno -Comité Ejecutivo y Presidente- hubiera re-ptesentado el reflejo de la hegemonía de las otganizaciones antes ci-tadas y se hubiera, por tanto, constituido una institúción semejante ala antigua Hermandad Nacional pero sin que el gobíerno tuviera ga-rantizado en ella su control. Estas dificultades explican, en gran me-dida, el retraso de casi trés años en la convocatoria del Pleno de laCONCA desde la celebración de las elecciones a Cámaras Agrarias ylas peripecias legislativas que hubo de hacer el gobierno para conse-guir que el Presidente elegido fueta de sus organizaciones afines (32).

(32) Ia creación de la C.O.N.C.A. se dispuso, al mismo tiempo que la de las Cá-mazas Agrarias Locales y Provinciales, en el decreto 1336/ 1977 de 2 de junio, en el quese le dotaba de una esttuctuta orgánica compuesta pot un Pleno y un Comité Ejecutivosiendo miembros de aquél todos los Presidentes y Vicepresidentes de las Cámazas Pro-vinciales. Sin embazgo, hasta el 14 de junio de 1980, por decreto 1.127 / 1980 de 14 demazzo, no se dictazon las notmas de su funcionamiento, y el 2 d^ julio de ese año seconvocó el Pleno de la CONCA paza la elección de sus órganos de gobietno. La coinci-•dencia con la celebración del Congteso Mundial de Cámazas Agrarias en Madtid, unasemana más tazde, pazece que constituyó un motivo de presión ante el Gobierno pazaque rompiera la pasividad y resistencia que había adoptado durante esos [tes años detettaso en la normalización de la CONCA y aceletaza su constitnción definitiva. Des-pués de muchas tensiones entre la Administración -léase LR.A.- y los miembros delPleno de la CONCA sobre las normas de funcionamiento y de elección de sus órganosde gobierno, el gobierno dictó pot el decreto ci[ado unas normas por las que el ComitéEjecutivo sería elegido sólo por y entre los Presidentes de Cámazas Provinciales exclu-yéndose de esa patticipación a los Vicepresidentes, que también eran vocales del Plenode la CONCA.

Ias declazaciones de un imponante asesor del Ministro de Agricultura a la entrevis-ta realizada en el curso de es[a investigación, son bastante ilustrativas de la resistenciadel Gobierno a constiruir la CONCA:

aLos tesultados de las elecciones a Cámazas Agrazias mostrazon un peso muy impar-tante de las candidaruras ligadas a la CNAG y de las promovidas por personas de extre-

149

Page 34: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

B) EI proceso de reforma de los Sindicato.r de Rama presentabaunas características diferentes. EI desmantelamiento de la Organiza-ción Sindical y el hecho de que los Sindicatos de Rama no tuvieranasignadas funciones burocrático-administrativas de la misma impor-tancia que las de las Hetmandades, significaron la virtual desapari-ción de los mismos al no existir interés, por parte del gobierno, demantener su estructura organizativa ni tampoco una identificacióncon los agricultores tan intensa que habría, ciertamente, dificultadosu eliminación.

Las resistencias al desmantelamiento de los Sindicatos de Ramaprocedían, por un lado, de los propios grupos de agricultores que os-tentaban el poder en el seno de los mismos y que controlaban, engran medida, su patrimonio económico, y, por otro, de las peculiari-dades de la Rama de actividad que, en algunos casos -como, porejemplo, en el sector remolachero-, exigían el mantenimiento de al-gún ente intersindical que continuara coordinando las relaciones en-tre el sector productivo agrícola y el sector de transformación iñdus-trial. Por ello, esas resistencias no se dieron con igual intensidad enlos siete Sindicatos existentes sino que varió de unos a otros, según lacuantía del patrimonio económico acumulado y su mayor o menorinterrelación con los sectores industriales. Como casos ilustrativos delas dificultades surgidas en el proceso de reforma de los Sindicatos deRama pueden comentarse los del Sindicato Nacional del Azúcar ySindicato Nacional del Olivo.

B.1) El Sindicato Nacional del Azúcar, creado al igual que losotros seis Sindicatos de Rama por el decreto de 23-6-1941 y adaptadoposteriormente al marco legal establecido por la ley Sindical de 1971,se erigía en la única entidad reconocida por el Estado como represen-tativa, en el ámbito nacional, de los intereses económicos y ptofesio-nales conjuntos de los empresarios, técnicos y trabajadores de la ramaazucarera, tanto en el sector productor como en el iridustrial. Dadoslos problemas planteado ŝ en las contrataciones de las entregas de re-molacha entre los agricultores y las fábricas azucateras, se constituye-

ma derecha. El Gobierno tenía miedo a que surgiera un nuevo Mombiedro, de difícilcontrol e imprevisible en su comportamiento. Por eso retrasó la constitución de laCONCA más de dos años, y cuando se decidió a consticuirla tuvo que echar mano devazias ttiquiñuelas -el tema de los dos decretos, por ejemplo- paza conseguir que sa-liera un Presidente fácilmente controlable, afin al pattido del Gobierno, como era elcaso del elegido^ (Entrevista n° 65).

150

Page 35: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

ron, por orden 3-2-1945, en cada zona remolachera, Juntas_SindicalesRegionales Remolachero-azucareras y, en todo el país, una ComisiónSindical Central, ambas dentro de la Organización Sindical, y cuyacomposición se regía por criterios de paridad entre los representantesde los agricultores y de los industriales. Esos organismos de represen-tación/mediación cumplían los objetivos de establecer y hacer cum-plir los contratos en que se debía regular las condiciones de comprade la remolacha por las fábricas azucareras, así como de proponer alMinisterio de Agricultuta las oportunas revisiones de precios de la re-molacha y dirimir las diferencias que pudieran plantearse entre agri-cultores y fabricantes con motivo del suministro del produtto para sutransformación industrial. Junto a los organismos anteriores, en lasfábricas azucareras se constituía, cada campaña, una Comisión Mixtaintegrada por representantes de los agricultores y de la entidad pro-pietatia de la respectiva fábrica; para supervisar el proceso de entregadel producto y la calidad del mismo.

La representación de los agricultores remolacheros en las citadasinstituciones corporatistas se canalizaba, obligatoriamente, a travésde las Agrupaciones Remolacheras o Grupos Remolacheros, según ladenominación más extendida, que se constituían en el seno del Sin-dicato Vertical del Azúcar en los diferentes ámbitos territoriales: pro-vincial y nacional. Estos Grupos Remolacheros perseguían diversosobjetivos, aparte de la designación de los representantes del sector enlas anteriores instituciones, a saber: conttolat y, si les era posible, im-pedir las importaciones de azúcar; conseguir mejoras en el precio dela remolacha; obtener cupos de ptoducción para la zona; lograt anti-cipos económicos pata los agticultores; importar semillas en buenascondiciones, y elaborar Reglamentos de Recepción y Análisis. Para lafinanciación de sus actividades y servicios los Grupos Remolacherosacumulaban un patrimonio económico formado con las acuotas socia-lesA que las fábricas estaban obligadas a descontar a los agricultores enel momento de la entrega del producto.

De esta manera, al producirse el desmantelamiento del sindicalis-mo vertical^y, concretamente, del Sindicato del Azúcar, quedarondesconectados de estructura organizativa superior alguna los GruposRemolacheros, provinciales y nacional, que, además de acumular ygestionar un cuantioso patrimonio económico a lo largo de su histo-ria, realizaban unas funciones acordes con las exigencias de las rela-ciones del sector remolachero con las industrias azucararas. Sin em-

151

Page 36: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

bargo, el hecho de que la articulación de los inteteses de los agriculto-res en el seno de los Grupos no se realizara por procedimientos demo-cráticos significaba que, en la práctica, no se había llevado a cabo unaverdadera defensa del sector frente a las industrias transformadoras si-no que se había producido una especie de «buenas relacionesp entreestas industrias y los agricultores que controlaban los Grupos Remola-cheros. Por todo ello, la democratización de los Grupos Remolache-ros representó un importante reto para las nuevas organizacionesagratias.

La democratización de los Grupos Remolacheros ha encontradoimportantes dificultades que hán obstaculizado, hasta la fecha, laculminación de dicho proceso y en cuya-expli ŝación han intervenidodiversos factores. Por un lado, la pasividad del gobierno ante la refor-ma de los Sindicatos de Rama, centrándose en el tema de las CámarasAgrarias, al considerarlas más importantes como instrumento de con-trol en el sector agrario y más fácil de dirigir su reforma «desde arribaA,tuvo su importancia. Ello dio posibilidad a que, desde dentro del pro-pio Grupo Nacional Remolachero, su junta directiva decidiera, enreunión del 20-12-1978, transferir el patrimonio, derechos y obliga-ciones, fondos, fines y funciones a una Confederación Nacional de Pro-ductores de Remolacha y Caña de Azúcar, que se había creado en1977 promovida por los mismos sectores que controlaban el GrupoRemolachero, a la vista del inevitable proceso de reforma que se teníaque producir en su seno ante las inminentes presiones de los nuevosgrupos sociales encuadrados en organizaciones agrarias. Por medio deesa estrategia la antigua estructura organizativa vertical pasaba, prác-ticamente sin variación, a las nuevas estructuras provinciales de lasAsociaciones Provinciales Remolacheras, agrupadas a nivel estatal enla ya citada Confederación Nacional de Productores de Remolacha yCaña de Azúcar ( 33). En definitiva, el gobierno en vez de disolver el

(33) Fstas Asociaciones se promovieron ditectamente desde las sedes del GrupoNacional y de las correspondientes Agrupaciones provinciales, utilizando toda su in-fraestructura, azí como funcionarios, nombre,... y, en algunos casos, utilizando hazta

su papel timbrado. Los estatutos de la Confederación Nacional se presentaron para suaptobación y legalización en otoño de 1977 y eran totalmente similares a los del anti-

guo Gtupo Nacional Remolacheto, salvo en las lógicas modificaciones respecto a la an-terior vinculación de éste en la desapuecida Otganización Sindical. ^Para formar laz

Asociaciones Provinciales de Remolachetos y Cañeros, que debían sus[i[uir al Grupo anivel ptovincial (...), se hicieron unos estatutos desde el Grupo Nacional que se man-

daron a codas las ptovinciaz, y allí, los que dirigían los Grupos, los dieron por buenos y

152

Page 37: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

Grupo Nacional Remolacheto y los Grupos Provinciales, como rami-ficaciones del Sindicato Vertical del Azúcar que eran, y crear, bienuna gestora o una cotporación de Derecho Público para gestionar tem-poralmente el patrimonio económico remolachero y garantizar elmantenimiento de la coordinación entre los intereses de los sectoresproductor y transformador de la remolacha y caña de azúcar, en tantose creata un nuevo organismo intersindical, se mostró tolerante con laestrategia de los grupos que controlaban la antigua estructura organi-zativa del sindicalismo vertical en la rama azucarera, permitiendo, deesa manera, que el proceso de democratización fuera obstaculizado.

Por otro lado, hay que señalar que, si bien algunas de las nuevasorganizaciones agrarias pretendieton neuttalizat la estrategia ante-riot, oponiéndose en determinadas provincias a que se constituyeranlas Asociaciones Remolacheras p.romovidas desde los Grupos Provin-ciales e intentando boicotear las elecciones que estos Grupos proyec-taton para constituir los «continuistas» órganos de gobierno de aqué-llas, la tealidad fue más compleja. La gtan dependencia que el agri-cultor individual había tenido tespecto de los Gtupos Remolacherosen el anterior régimen, y que más tarde continuaría teniendo respec-to de los nuevos organismos tegidos por las mismas personas y gruposque antes y con las mismas atribuciones y competencias, hizo que, enmuchas ptovincias, las propias bases sociales de esas otganizacionesptofesionales agrarias se integrarán, pot simple inercia, en las Asocia-ciones Provinciales Remolacheras. De esta manera, legitimaban, enalguna medida, la estrategia de lo ŝ Grupos Remolacheros, creando

sin más quedazon todos los cultivadores de remolacha integrados en la Asociación Pro- .vincial de Remolacheros y Cañetos y, a ttavés de ésta, en la Confederación Nacional..(Ponrncia sobre da teptesentatividad en el sectot remolacheros ptesentada a la IIAsamblea de la C.O.A.G.). .

Un ejemplo de las itreguluidades cometidas en la creación de las Asociaciones Pro-vinciales por personas vinculadas a los anteriores Grupos Remolacheros lo muestra lasdeclataciones de un ditigente local de Jóvenes Agricultores de la ptovincia de Córdobaen una entrevista tealizada en el marco de esta investigación:

.Yo tuve un vetdadeto follón cuando el asunto del Grupo Remolacheto. El Secre-tazio de la Cámaza Local decidió por su cuenta ponet un impreso del Grupo Remola-chero encima del folio donde tenía que firmu el agricultor pua el cobro de unas pani-das relacionadas con la temolacha. El agricultor, que cuando va a cobraz algo firmadonde le manden, fumaba los dos papeles sin saber que en el papel de azriba lo que es-taba fumando eta su aceptación a enttaz en el Gtupo Remolacheto, es decit, en la Aso-cia•ón Ptovincial. Así contaban con un número grande de socios pata utilizazlos en to-do el lío que hay sobre la democratización del sectorn (Encrevista n° 43).

153

Page 38: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

graves conflictos internos en el seno de sus ptopias organizaciones.Como resultado de esos conflictos, y con el objetivo de alcanzar

algún acuerdo entre las distintas organizaciones agratias y la propiaConfederación Nacional de Productores de Remolacha y Caña deAzúcar sobre la nueva estructuración del sector, se constituyó, el 27-2-1979, un ente intersindical denominado Comisión Interasociativade Remolacheros y Cañetos de España (C.I.R.C.E.), con sus ramifica-ciones provinciales en los C.I.R. Esta Comisión era una simple plata-forma de encuentro, sin personalidad jurídica propia, por lo que notenía facultades algunas para cumplit funciones de gestión y coordi-nación de las muchas actividades demandadas por el sector; funcio-nes que continuaba ejerciendo, mientras tanto, la Confederación Na-cional y sus Asociaciones Provinciales.

Durante sus trés añoŝ de existencia la CIRCE fue centro de fuertesdisputas entre las diversas organizaciones integradas en ella. Las posi-•iones enfrentadas han sido, por un lado, la de quienes pretendíancrear una sectotial de la remolacha, cuyó núcleo básico fuese la Con-federación Nacional de Productores de Remolacha y Caña de Azúcar,en donde se integraran de forma individual todos los agricultores cul-tivadores de esos productos, y que ejerciera las funciones que antesdesempeñaban los Grupos, incluyendo las reivindicativas del sectory, por supuesto, las de gestión del patrimonio económico. De acuer-do con esta postura se habría tenido que proceder a la celebración deelecciones democráticas en cada provincia para elegir los órganos degobierno de las respectivas Asociaciones Provinciales, y posteriormen-te, entre éstas, los de la Confederación Nacional (34).

Por otro lado, existía en el seno de la CIRCE la postura de quienesproponían que esa Comisión no desapareciera sino que se constituye-ra, con personalidad jurídica propia, cómo un organismo intersindi-cal, en el que los agricultores remolacheros estuviesen representadosno de forma individual sino a través de sus organizaciónes profesiona-

(34) Esta postuta, preconizada, especialmente, por la Confederación Nacional dePtoductores de Remolacha y Caña de Azúcaz, no se hubieta podido mantener en el se-no de la CIRCE, obstaculizando la democratiza• ión del sector, si no hubieta tenido elapoyo de alguna de las organizaciones profesionales de carácter general participantes.En efecto, la CNAG, de la que se hatá teferencia en el próximo capítulo, ha sido el va-ledor de la postura antetior dado que en muchas provincias, e incluso a nivel nacional,las Asociaciones Provinciales y la Confederación Nacional no sólo están dirigidas porpetsonas vinculadas a dicha otganización profesional sino integradas como sectorialesen su seno.

154

Page 39: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

les, y que tuvieta por funciones administrar el patrimonio económicoexistente, así como coordinar la problemática del sector y llevar a ca-bo, mediante sus correspondientes secciones provinciales y de fábrica,las necesatias e inevitables relaciones con el sector industrial azucare-ro.

Las posiciones enfrentadas dieton lugar a la ruptura de la CIRCE ya la posterior creación, en Septiembre de 1982, de una nueva comi-sión interasociativa, constituida por las organizaciones defensoras dela segunda postura, con el fin de planteat una alternativa a las pte-tensiones de la Confederación. La situación actual es, por tanto, la dela coexistencia de dos plataformas paralelas, reflejo de las diferentesposturas mantenidas, estándose a la espera de las medidas que, inevi-tablemente, el nuevo gobierno habrá de tomar para clarificat, de fot-ma definitiva, el ya largo y complicado asunto de la representatividaden el sector remolachero.

B.2) EI tema de la reforma del Patrimonio Comunal Olivarero(P.C.O.) ptesenta características peculiares, aunque, también, mu-chas similitudes con el^caso anterior. Igual que en el caso del sectorremolachero, el Sindicato Nacional del Olivo había acumulado a lolargo de su historia un cuantioso patrimonio económico en base a tresfuentes principales: primeta, un patrimonio inicial, procedente de lapioneta Asociación Olivateros del Reino, creada en 1926 (35); segun-da, los beneficios detraidos a la exportación, y tercera, las cuotas obli-gatorias detraidas a los o^ivareros en el momento de la entrega delproducto a las almazaras ptivadas y a las cooperativas.

En 1942 se creó el Patrimonio Comunal Olivarero, integrado enel seno del Sindicato Naciónál del Olivo, entre cuyas funciones teníala de gestionar el pattimonio económico y, en general, llevar a cabo laprestación de servicios a olivareros y a las empresas industriales alma-zareras privadas y coopetativas. Más tarde, en 1976, el P.C.O. seconstituyó en Agrupación Sindical de segundo grado, al amparo de

(35) Según datos recogidos en la dirección de la Unión del Olivar Español(UDOE), por medio de una de las entrevistas realizadas:

.Los antecedentes de una organización magna de todos los olivareros se remonta alos años de la Dictadura de Primo de Rivera, exactamente en 1926, cuando se creó la

Asociación de Olivareros del Reino, cuyo primer Presidente fue un abuelo del acrualPresidente de la UDOE Manuel Iarrocha. EI patrimonio económico de esa Asociación

-unas 400.000 ptas de entonces- sería la primera fuente del posterior Patrimonio(:omunal OlivareroD (enuevista n° 30).

155

Page 40: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

lo establecido en la ley Sindical de 1971, por la integración de las si-guientes Agtupaciones de primer grado contenidas en el esquema or-gánico de la Unión Nacional de Empresarios del Sindicato Nacionaldel Olivo: Agrupación de Aceituna de Almazara, Agrupación de AI-mazaras Industriales, Agrupación de Almazaras Cooperativas y Agtu-pación de Almazaras Agrícolas, integrándose además en dicha Agru-pación de segundo grado el antecior P.C.O. y los Servicios Sindicalesde «Almacenes Reguladores de Aceiten y de «Experimentación y Di-vúlgación Olivatera y Elayotécnica^ (36).

Según esos nuevos Estatutos, el P.C.O., además de las numerosasfunciones de servicio a los olivareros -especialmente dealmacenamiento- y de promoción del aceite de oliva, fomentandosu consumo en los mercados nacional e internacional, se erigía en unverdadero ente sindical de carácter reivindicativo para la representa-eión, gestión y defensa de los intereses comunes económicos y profe-sionales de los olivareros y de los industriales del aceite. Todo esegran número de funciones y la administración del cuantioso patrimo-nio económico acumulado (37), convittió al P.C.O. en un organismode gran poder ante la Administración, poder utilizado por los gruposque dominaban sus órganos de gobierno, y de un especial carisma en-tre el colectivo de olivareros.

Con la promulgación del decreto de Libertad Sindical, el P.C.O.quedaba desconectado de toda estructura organizativa de rango supe-rior al desaparecer la Organización Sindical y con ella el SindicatoNacional del Olivo y su Unión Nacional de Empresarios, pero conser-vando su propia personalidad jurídica, sus competencias y el patri-

(36) Según conŝta en los Estatutos de la Agrupación Sindical de segundo gradoaPatrimonio Comunal Olivazeto., su inscripción en el registro de Entidades Sindicales

se realizó el 4 de agosto de 1976. ^Son miembros del P.C.O., a través de las Agtupa-ciones de primer gtado que lo integran aquellas empresas que ejetcen una o vazias delas actividades económicas que dan contenido y denominación a las citadas Agrupacio-nes y que, por lo tanto, se hallan encuadrados en las mismasD (azt. 6°).

(37) EI pattimonio económico del P.C.O. tiene dos gtandes paztidas. Primero, enbienes inmuebles, con 18 almacenes, repartidos principalmente en las provincias del

Sur, valotados en 714 millones de ptas y con una capacidad de almacenamiento de 278millones de kilos de aceite de oliva; según datos tecogidos por la revista eActualidadAgrariaa, n° 86, julio, 1980; en esa fecha la ocupación de los almacenes del P.C.O. eradel 84% de los que 226,6 millones de kilos eran del FORPPA y el resto de particulates.

Segundo, en recutsos monttazios depositados en Bancos, los cuales, según la mismafuente de información, alcanzaban los 527 millones de ptas.

156

Page 41: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

monio económico acumulado. A la espera de emprender la reformade sus órganos de gobietno paza posibilitar el acceso a ellos de los di-versos gtupos de olivazeros e industrias almazateras a través de sus or-ganizaciones representativas, el último Consejo Rector del P.C.O.(38) tomó la iniciativa del ptoceso y presentó al gobierno un antepro-yecto de estatutos pata tegulaz la adaptación de su estructura orgánicaal nuevo marco plutalista de representación. EI gobierno, asumiendopazcialmente la citada propuesta, elaboró un conjunto de normas,contenidas en el decreto 3.183 / 1979 de 21 de diciembre, por las cua-les el P.C.O. era reconocido como corporación de Derecho Público,con estructura representativa, como organización de bienes y serviciospropios de los empresazios productores de aceituna de almazata, in-dustriales y cooperativas y como órgano de consulta y colaboracióncon la Administración para la ordenación del sector olivatero, gozan-do, además, de personalidad jurídica propia y de la facultad de con-ttolat y administraz su ptopio patrimonio económico. En ese decretola Administración imponía un conjunto de importantes mecanismosde control, cuyo principal reflejo estaba en el hecho de que los divet-sos Ministerios nombraban a los miembros del Consejo Rector Provi-sional, órgano de transición encazgado de elaboraz los nuevos regla-mentos del P.C.O. y de proceder, una vez ratificados por el Ministe-rio de Agricultura, a la constitución de su nueva estructura orgánica.El Consejo Rectot Provisional del P.C.O. estaba compuesto por: cua-.tro representantes del Ministerio de Agricultura, dos del Ministeriode Comercio y uno del de Hacienda; un representante de las coopera-tivas nombrado por el Ministerio de Trabajo y seis re^resentantes delos productores e industriales almazareros nombrados por el Ministe- .rio de Agricultura. EI intetvencionismo del gobierno en el proceso dereforma del P.C.O. eta prácticamente total y mazginaba la pazticipa-ción de unas organizaçiónes, especialmente las vinculadas a los gru-pos de izquierda, en beneficio de otras a las que otorgaba el monopo-lio de la repiesentación privada del sector (39).

(38) En el último Consejo Rector del P.C.O. estaban como miembtos, entre otros,

personas tan destacadas como Domingo Solú Ruiz, Dionisio Marítn Sanz y Fernando

Castro González de Canales.(39) De ese Consejo Provisional estaban excluidas organizaciona de pequeños

agricultores de la imponancia de la COAG y de la FI'T, asumiendo la representativi-

dad del sector personas vinculadas a la sectorial Unión del Olivar Español, al Centro de

Jóvrna Agricultora y a la Confedcración Nacional de Agricultores y Ganaderos

157

Page 42: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

La salida del mencionado decreto, sin embargo, originó numero-sas protestas de las organizaciones ptofesionales agrarias: unas, porentender que el intervencionismo de la Administración era excesivo yque el sector privado no estaba suficientemente representado, y otras,por entender que los criterios utilizados para designar los seis repre-sentantes de los agricultores e industriale ŝ violaban las bases de repre-sentatividad existentes en el sector olivarero. •omo resultado de di-chas propuestas se presentaton diversos recursos contra la composi-ción del Consejo Rector Provisional e, incluso, se llevaron las protes-tas al propio Parlamento, lo que implicó que el citado Consejo estu-viese paralizado durante más de un año. La salida a ese estancamieri-to fue la de aceptar el Ministerio de Agricultura incluir entre losmiembros del Consejo Rector Provisional nuevas personas reptesenta-tivas del sector privado para satisfacer así las presiones de algunas delas organizaciones que presentaron los recursos y obligarles a la retira-da de los mismos, como así ocurrió (40). Una vez constituido el Con-sejo Rector Provisional éste elaboró un reglamento que, tras su apro-bación pot el Ministetio de Agricultura, estableció las bases pata laconstitución de un Consejo Rector con carácter definitivo. Este Con-sejo Rector está actualmente constituido por 16 miembros: .riete, en

(CNAG), todas ellas or‚anizaciones cuyos dirigentes habían ejercido, en mayot o me-nor medida, un cierto ptotagonismo en los antiguos órganos de gobierno del P.C.O.

(40) Los recursos fueton ptesentados pot la sectorial del olivat Unión del Olivar Es-pañol y por la CNAG, que pretendían reducit el protagonismo de la Administraciónen el Consejo Rectot Ptovisional; la ptotesta en el Pazlamento fue tealizada por el paz-lamentario socialista Miguel A. Mattínez en una pregunta dirigida al gobierno sobrelos criterios utilizados en la desigt5ación de los representantes del sector privado en elcitado Consejo Rector.

Las declazaciones de un alto dirigente de la Unión del Olivaz Español (U.D.O.E.)en una de las enttevistas realizadas son bien significativas de la posición de esta organi-zación sobre el intervencionismo estatal en el tema del P.C.O.:

.La democracia convirtió el P.C.O. en una corporación de Derecho Público en laque debían estaz representados la Administración y el sector privado. EI Gobierno hizolo mismo que había hecho con o[ras sectoriales: en aquellos sectores en los que se habíaacumulado un patrimonio económico importante convertía a los entes que existían encotporaciones de Detecho Público pata mangonearlos ( ...). Presentamos un recursocontra el decreto regulador porque no podíamos aceptar la composición del ConsejoRector que nos quería imponer la Administración y en el que ella tenía mayoría. Debi-do a nuestra ptesión, el gobierno modificó la composición, nombró Presidente delConsejo a ituestro Presidente Don Manuel Larrotcha y aceptó una mayor representa-cion del sector olivareró. Por eso retiramos el recutso> (Entrevista n° 30).

158

Page 43: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

representación de la Administración; riete, representando a las Cá-maras Agrarias Ptovinciales de impottancia olivarera; cuatto, pot pat-te de las Cooperativas, y uno en tepresentación de las industrias al-mazareras (41).

La situación actual es la de esperar a la nueva ley, que habtá declatificat el papel de las Cámatas Agrarias y su función representativa,ya que si ésta desaparece y aquéllas se reducen a ser verdaderos órga-nos de consulta y servicio, probablemente, los mecanismos de repre-sentación de los agricultores en el Consejo Rector del P.C.O. tendránque set modificados para dar paso a las OPAS.

Con la exposición breve, a pesat de su complejidad, de'los casosde tefotma del Sindicato del Azúcar y del Olivo, y concretamente delos Grupos Remolachetos y del P.C.O., se ha pretendido poner demanifiesto algunas de las cuestiones generales que se plantearon enapartados anteriores sobre el proceso de reforma de las institucionescorporatistas del franquismo en el campo. Así, se ha mostrado, porun lado, la presencia de herencias organizativas del anterior régimenque son utilizadas por Íos grupos que habían sido dominantes enellas para convertirlas en agentes de cpnsolidación de su respectiva in-fluencia en la nueva situación democrática. Por otro lado, se hanmostrado también las dificultades que encuentran las nuevas organi-zaciones de intereses agrarios para crear un marco pluralista de repre-sentación/mediación debido, principalmente, a las inercias institu-cionales asumidas por los propios agticultores, que lleva a éstos amantener una identificación de tipo individual con las herencias or-ganizativas del régimen antetior al margen de aquellas organizacio-nes de intereses. Estas actitudes son, en gran medida, utilizadás porlos grupos «continuistasA para conseguir si no una cierta legitimación yuna base de apoyo social para sus proyectos, sí, al menos, para debili-tar las presiones de los grupos que exigen la plena democratización delas antiguas instituciones. Finalmente, se ha mosttado con el comen-

(41) Actualmente, El Consejo Rector está presidido por Manuel Larrotcha (UDOE-

CNAG Jaen), siendo su Secretario General Femando Castro (CNAG-Córdoba) y es-

tando como vocales en representación de las Cámaras Agrarias Provinciales, Javiet Ló-

pez de la Puena (CNAG-Sevilla), Gonzalo García de Blanes (UDOE-CNAG Jaen),

Rafael González Motado (CNJA-Cótdoba) y Miguel Pons (CNJA-Lérida) entre otros.Se obsetva, por tanto, cómo la representación vía Cámaras ha consagtado la presenciade unas organizaciones (CNJA y CNAG) y la discriminación de otras (UFADE, FTT y

COAG).

159

Page 44: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

tario anterior cómo el gobierno que dirigía el proceso de reforma dio aéste el ritmo y el conenido que más se ajustaba a sus objetivos políticos,contrastando su pasividad en el tema de la democratización de losGrupos Remolacheros, en el que ha tolerado en la práctica los obstá-culos planteados por los sectores dominantes en ellos, con la celeridady el dirigismo con que abordó la reforma de las Hermandades y sutransformación en las actuales Cámaras Agrarias.

EL FONDO DE ORDENACION Y REGULACION DE PRECIOS YPRODUCTOS AGRARIOS (F.O.R.P.P.A.)

Sus antecedentes legales y algunos aspectos de suestructura organizativa

Como se ha señalado repetidamente en capítulos anteriores, eldesatrollo capitalista de la agricultura y su plena integración en elmercado ha implicado la intervención del Estado en el sector agrariocomo una exigencia del ptopio sector para regular los desequilibriosoriginados por los constantes desajustes entre la oferta y demandaagrícolas y, también, como impetativo del sistema económico patagarantizat el papel subordinado de la agricultura en relación con losdemás sectores económicos. Pata Ilevar a cabo esa intervención estatalha sido necesario crear en la mayor parte de los países capitalistas occi-dentales una serie de organismos oficiales destinados a ejecutar la po-lítica de precios de los productos agrarios y de ordenación de sus mer-cados y la de estructuras (42).

En España el Fondo de Ordenación y Regulación de Ptecios y Pro-ductos Agtarios (F.O.R.P.P.A.) se cteó por la ley 26/1968 de 20 dejunio y fue regulado por el decreto 2.716/ 1973 de 21 de septiembre.EI F.O.R.P.P.A. fue reconocido como un organismo autónomo de laAdministración del Estado, adscrito al Ministerio de Agricultuta, cu-yo objetivo fundamental era el de «ptoponer al Gobierno las medidasa adoptar en telación con los ptecios agrícolas y con otros aspectos dela ordenación interior y exterior del comercio de productos agrarios».

(42) Tal fue él objetivo perseguido en la constitución del FORMA (Fonds d'Orien-tación et de Regulazisation des Matchés Agricoles) francés, cteado el 21-6-1960, y el

del FEOGA (Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícolas) de la CEE, creadoen 1962, de acuetdo con el artículo 40 del Tratado de Roma.

160

Page 45: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

De acuerdo con este objetivo para el que fue creado, el F.O.R.P.P.A.ejercía funciones de propue.rta -líneas generales de la política deproducciones y precios agtatios; precios indicativos o de garantía a laproducción o al consumo y de enttada para las importaciones; orde-nación del régimen de los derechos teguladores y arancelarios de pro-ductos agratios; régimen de tip^cación y normalización de los pro-ductos; actuación en los mercados agrarios pata lograr su equilibrio,transparencia y fluidez mediante opetaciones como la compra, alma-cenamiento y financiación de productos agtarios para su venta enmercados interiores o pata su exportación, o la impottación para cu-brŝ déficits en el abastecimiento nacional, o la adopción de una ade-cuada política de primas, subvenciones y créditos...-, de fomento-promover la constitución y orientar la actividad de entidades o aso-ciaciones sindicales colaboradoras; fomentat la extensión de las activi-dades de entidades asociativas agrarias a la industrialización de susptoductos y estimular la integración vertical,...-, de vigilancia y eje-

cución -vigilat la ejecuciórl de los acuetdos adoptados por el gobier-no sobte las ptopuestas del FORPPA; ejecutar las decisiones del go-bierno sobte la otdenación y regulación dé las producciones y de losprecios agtarios en la medida que afecten a dicho otganismo, ...- yde informe -informar los proyectos o propuestas que otros otganis-mos o dependencias puedan elevar al gobietno cuando incidan en losptecios o en las producciones agrarias; informar en las materias quetiene encomendadas como funciones propias, ... (43).

Como otganismo autónomo del Ministerio de Agricultuta suprincipal fuente de financiación eran las partidas designadas en losPresupuestos Generales del Estado, existiendo, ademá• , otras fuentescomo créditos con entidades de crédito oficial y ptivado y con el Ban-co de España (44) o cualquiet otro tipo de subvenciones atribuidaspara la realización de su• numerosas funciones.

(43) En et trabajo de R. Taznames, Sirtemar de apoyo a!a agticultura (Madrid,1970) se expone de fotma sistemática las funciones asignadas al FORPPA. Un tesumende las mismas puede verse en J.J. Sanz Jazque, Derecho Agratio..., op. cit., págs. 330-

332.(44) Scgún datos tecogidos cn el Boleím .COAG-Informa., n° 78, noviembte,

1981, en 1980 los Presupuesto • Gcnerales del Estado asignazon al FORPPA 6.883 mi-

llones de ptas, los cuales unidos a los derechos reguladores cobrados y a los remanentesdc años anteriora azrojaron unos fondos económicos dc 24.527 millona. De esos fon-

dos se uúlizazon pata subvenciones de orientación y apoyo a la producción agrazia

13.691 millones. A•tmismo, el FORPPA recibe, para compensar pérdidas, una póliza

161

Page 46: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

Para el ejercicio de sus actividades y el cumplimiento de sus obje-tivos, el FORPPA se organizaba internamente en base a ttes órganospersonales -Presidente, Administrador General y SecretarióGeneral- y dos órganos colegiados -el Consejo General y el ComitéEjecutivo y Financiero-, siendo los dos primeros órganos personalesnombrados por el Ministerio de Agricultura y el tercero por el deHacienda. En los órganos colegiados estaban representados la Admi-nistración y los diversos sectores económicos de acuerdo con la estruc-tura representativa del sindicalismo vertical. Así, el Consejo Generaldel FORPPA estaba compuesto por 29 miembros: 15 en representa-ción de diversos otganismos de la Administración (45), y 14 en repre-sentación del sector privado, designados por la Organización Sindical-ocho miembros, por la Hermandad Nacional y por los ciclos deptoducción de los Sindicatos Nacionales de Rama Agraria; uno, porla Unión Nacional de Cooperativas (UNACO); dos, por los ciclos deindustria y comercio de los Sindicatos Nacionales de Rama afectados;uno, por el Consejo Nacional de Trabajadóres y Técnicos; uno, por elConsejo Superior de las Cámaras de Cometcio, y otro, por las Asocia-ciones de Amas de Casa-. Por su parte, los componentes del ComitéEjecutivo y Financiero del FORPPA eran designados de entre losmiembros del Consejo General, contando cbn la presencia de seismiembros de la Administración, incluyendo el Presidente del FORP-PA, y cinco del sector privado -tres por los agricultores, uno por loscomerciantes y otro por los trabajadores.

En definitiva, .el FORPPA se erigía en el instrumento clave de lapolítica de ptecios agrarios dutante la última etapa del franquismo ydada la composición de sus órganos de gobierno, con mayoría de re-presentantes de la Administración y con la presencia minoritaria delsector agrario a través de los mecanismos de reptesentación impuestospor el sindicalismo vertical, resultaba ser un instrumento de gran efi-cacia pata garantizar la subordinación de la agriculturá en el sistemaeconómico general.

de crédito del Banco dé España, cuyo descubierto a 31-12-1980 era de 145.312 millo-nes de ptas; esta póliza se Ileva, como intereses, una parte sustancial de los fondos delFORPPA.

(45) Los quince representantes de la Administración eran los siguientes: el ptopio

Pcesidente del FORPPA, tres del Ministerio de Agricultura, tres del de Comercio, unodel de Hacienda, uno del de Industtia, uno de la Comisazía del Plan de Desarrollo,uno de la C.A.T., uno del SENPA, uno de los organismos de crédito oficial, y, final-mente, el Secretazio Gerieral y el Administrador General del FORPPA.

162

Page 47: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

Con el decreto de Libertad Sindical, se dictaron unas nuevas nor-mas para regular la representación del sector agrario en las diversasinstituciones corporatistas de acuerdo con el nuevo marco pluralistaestablecido por la organización democrática de la sociedad española.Como consecuencia de ello, del Consejo General del FORPPA cesó lagran mayoría de los representantes del sector privado designados porla Organización Sindical; concretamente, sólo quedó, junto con losde la Administración, una representación de las amás de casa. Duran-te más de tres años, los órganos colegiados del FORPPA estuvieron,por tanto, ejerciendo sus funciones sin que el sector agrario estuvierarepresentado, dado que el gobierno demoraba la necesariá reorgani-zación de dicho organismo manteniendo sus relaciones con las nuevasorganizaciones profesionales agrarias fuera de las instituciones delFORPPA, en reuniones negociadoras sin ningún carácter permanen-te, con lo que se reservaba la posibilidad de poder convocarlas cuandoy cbmo se ajustara a sus objetivos políticos y económicos. En esa pri-mera etapa del proceso de reforma tampoco existió una fuerte pre-sión, aunque sí la lógica reivindicación, por parte de las organizacio-nes agrarias para que se procediera a la inmediata reorganización delConsejo Genetal y del Comité Ejecutivo y Financiero del FORPPA,ya que, en alguna médida, la celebración de reuniones directas con elpropio Ministro de Agricultura satisfacían, plenamente, su necesidadde reconocimiento oficial como interlocutores del sector agrario.

Fue, precisamente, con motivo de los conflictos desencadenadosentre OPAS y Ministro de Agricultura al no celebrarse las habitualesteuniones negociadoras sobre los precios agrarios y medidas comple-mentarias para la campaña 1980-1981, cuando ^urgió una protestageneral desde las organizaciones representativas exigiendo la inme-diata organización de los órganos có?egiados de gobierno del FORP-PA para institucionalizar unas reuniones cuya continuidad quedabaal arbitrio del propio Ministro de Agricultura. Esas protestas tuvietonuna adecuada canalización política y fue presentada, el 20-10-1980,en el Parlamento una moción, apoyada por el PSOE y Coalición De-mocrática, para ordenar al gobierno la inmediata constitución delConsejo Genetal del FORPPA y de su Comité Ejecutivo y Financiero,de acuerdo con las bases democráticas establecidas por la Constitu-ción española. Esa moción fue asumida por el gobierno y, más tarde,aprobó el decreto de 8-1-1981, B.O.E.

Según las normas contenidas en ese decreto el Consejo General

163

Page 48: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

del FORPPA estaría compuesto de forma muy patecida a comu lo es-taba en su anterior etapa, es decit, por 15 miembros tepresentando ala Administración, incluyendo al Presidente del FORPPA, y 14 tepre-sentantes del sector privado -cinco, por las OPAS de carácter gene-ral y ámbito estatal; tres, designados por la Confederación Nacionalde Cámatas Agrarias (C.O.N.C.A.); uno, por las Cooperativas(U.N.A.C.O.); uno, por las Sociedades Agrarias de Transformación(S.A.T.) y Agrupaciones de Productores Agrarios (A.P.A.S.); uno,por el sector industrial agroalimentario; uno, por las asociaciones decomerciantes; uno, por las Cámaras de Comercio, y uno, por las aso-ciaciones de amas de casa y de consumidores-. Respecto al ComitéEjecutivo y Financiero el decreto establecía que debían elegirse, deentre los miembros del Consejo General, cinco representantes delsector privado, tres en representación del sector agrario y dos del restode los sectores. De acuerdo con esta nueva composición, puede esta-blecerse, por tanto, que las variaciones introducidas en esos órganosde gobierno eran las mínimas obligadas por el nuevo marco pluralistade representación, lo que implica que el FORPPA ha seguido erigién-dose en el instrumento eficaz para desempeñar las funciones para lasque fue creado por el anterior régimen y que ha continuado ejercien-do sin apenas modificación alguna.

Las normas reguladoras dictadas por el gobierno a través del men-cionado decreto, fueron, sin embargo, inmediatamente criticadasdesde diversas posiciones del sector privado, plasmándose algunas deellas en la presentación de recursos impugnándolas (46). Las protestashan ido desde el desacuerdo con la presencia de corporaciones de De-recho Público como la CONCA o las Cámaras de Comercio hasta laexigencia de que esté representado, por sí mismo, el sector ganadero,pasando por la crítica de que la representación de las APAS debía irseparada de las de las SAT. De cualquier fotma esas impugnacioneshan implicado la paralización de ambos órganos y obligó al gobiernoa que las negociaciones de precios agrarios de los años 1981 y 1982,posteriores a la promulgación del citado decreto, fuesen celebradasen una denominada Comisión Especializada del FORPPA y no en elórgano pertinente, es decir, en el Consejo General, por temot a que

(46) Tales fueron los casos de los recursos presentados por la Asociación de Crdna-

deros del Reino, por las APAS y por la Federación de Trabajadores de la Tierta (FTT).

164

Page 49: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

las impugnaciones pendientes hubieran invalidado los _ posiblesacuerdos tomados en su seno.

En definitiva, la reforma del FORPPA constituye un ejemplo sig-nificativo de las características seguidas por el proceso de adaptaciónde las instituciones corporatistas del franquismo en el sector agrarioespañol al nuevo contexto democrático. En efecto, la reforma delFORPPA ha mostrado, por un lado, la continuidad de las funciones ycompetencias de una institución cuya existencia no fue, en modo al-guno, cuestionada por los nuevos grupos sociales en liza sino sólo rei-vindicada una modificación de los mecanismos de representación delsector agtatio en sus ótganos de gobierno: Consejo General y ComitéEjecutivo y Financiero. Por otro lado, ha mostrado también el inter-vencionismo del gobierno marcando las pautas y el ritmo de esa refor-ma de acuerdo con sus objetivos políticos y económicos. Así, mientrastetrasaba la necesaria reestructuración de los órganos de gobierno delFORPPA para evitat la institucionalización de las relaciones OPAS-Administtación, convocaba a las OPAS a reuniones no iristitucionali-zadas en la sede del Ministerio de Agricultura -las denominadas«mesas negociadotas de AtochaA- paia negociar con ellas diversasmedidas de la política agratia; el carácter no institucional de esas reu-niones significaba una baza importante del gobierno pata utilizarlaPn función de sus objetivos políticos y económicos dado que no teníaobligación alguna de celebratlas.

Finalmente, la teforma del FORPPA ha mostrado otro aspectoimportante, como es el de que el intervencionismo del gobierno endicho proceso no ha sido sólo para marcar el ritmo^del mismo sinotambién para utilizar el fundamental insttumento de política agraria-reptesentado pot ese organismo e interferir el proceso de corpotatiza-ción en el sector agrario. En efecto, lás normas reguladoras de la te-presentatividad del sector en los órganos de gobierno del FORPPA,contenidos en el decreto citado anteriormente, han constituido unvalioso elemento de corporatización de las otganizaciones agrarias enla dirección de promover la formación de grandes estructuras organi-zativas de catácter general y de ámbito estatal. Con ello, el anteriorgobierno, pot una parte, ha neuttalizado la tendencia a la sectotiali-zación del proceso de articulación de los diversos intereses agrarios-tendencia, en cierto modo, explicada por inercia del anterior siste-ma verticalista de representatividad basado en los Sindicatos deRama- y, por otra, ha contrai^estad,o los factotes de dispersión al te-

165

Page 50: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

conocer como interlocutores del sector sólo a organizaciones de ámbi-to estatal.

A MODO DE CONCLUSION

De las características de la democratización de la sociedad españo-la y concretamente de la sociedad agraria puede extraerse una con-clusión general: el enorme poder acumulado en las diversas institu-ciones del Estado franquista y la desarticulacion de los diversos gru-pos de la sociedad civil española al descomponerse el marco estatal dereptesentación, impuesto a través del sindicalismo vertical, implica-ron que la democratización fuera un proceso de «reformam de las anti-guas instituciones para adaptarlas al nuevo marco plutalista de repre-sentación. Una reforma dirigida por los grupos incrustados en los má-ximos centros de decisión del anterior Estado, quienes introdujeronen esas instituciones las necésarias variaciones en los mecanismos detepresentación de la sociedad civil a fin de lograr la legitimación so-cial de su proyecto y el reconocimiento internacional del mismo.

Los grupos políticos y sociales que habían estado al margen de laparticipación toletadá e impuesta en los estrechos canales del anteriortégimen, aceptaton la vía «reformistap al no poseet la atticulación su-ficiente para imponer la alternativa «rupturistab que preconizaton.Como consecuencia, su participación en el proceso de reforma ha^onsistido en áctuar como grupos de presión en las diversas esferas dela vida social y política, pero estando muy limitada su capacidad deinfluencia al existir ese desequilibrio de poder señalado anteriormen-te y puesto de manifiesto en los casos que han pretendido ilustrar laspautas seguidas por dicho proceso en las instituciones del corporatis-mo agratio.

Por una parte, las Hermandades se transformaron en unas Cáma-ras Agrarias que han conservado no sólo las numerosas competenciasque tenían aquéllas sino también su personal administrativo. Pot otrapatte, el decreto de Libertad Sindical, al abolir la sindicación obliga-toria, disolvió formalmente el enorme y complicado engranaje insti-tucional que representaba el sindicalismo vertical, pero dejó descol-gadas de una estructura organizativa de rango superior a numerosasentidades sindicales que continuaron gozando de personalidad jurí-dica y pattimonio éconómico propios. En aquellas entidades, que por

lóG

Page 51: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como

la imponancia de sus actividades habían acumulado un cuantioso pa-trimonio económico -como eran los casos comentados del GtupoNacional Remolachero y del Patrimonio Comunal Olivarero, los gru-pos que ostentaban el máximo poder en su seno intentaron ctear des-de ellas sus propias platafotmas organizativas. para mantener su in-fluencia en el sector de actividad correspondiente ante la inevitablepresión ejercida por las nuevas organizaciones agrarias exigiendo lademocratización de dichas entidades. EI FORPPA, por su parte, fuereorganizado desde el gobierno para regular con nuevos criterios larepresentatividad del sector agrario en sus diversos órganos, pero semantuvieron prácticamente intactos su estructura otganizátiva y supersonal administrativo, así como sus numerosas e importantes fun-ciones como fundamental instrumento de la política agraria.

La interfetencia gubernamental en el proceso de reforma, mos-trando pasividad en unos casos, tolerancia en otros y dirigismo en lamayor parte de ellos; la competencia, cienamente desigual, entre losdistintos grupos de intereses agrarios por controlar los órganos de de-cisión de las diversas instituciones reformadas, y, finalmente, la per-sistencia entre numerosos agricultor.es de actitudes de identificaciónindividual con las antiguas instituciones, en su versión «reformadap,de representación/médiación, al margen de sú participación en ellasa través de las organizaciones de intereses, son, en definitiva, elemen-tos que deben ser tenidos en cuenta al analizar la dinámica que ha te-nido lugar en el seno de esas institúciones. La identificación de los di-versos actores patticipantes en ellas -las organizaciones profesionalesagrarias (OPAS) especialmente- será el objetivo del próximo capítu-lo, para más adelante proceder al análisis de su participación en lasinstituciones del corporatismo agrario de tipo pluralista existente ennuestro país desde el advenimiento de la Monarquía parlamentaria.

167

Page 52: Capítulo IV Del corporatismo e.rtatal del franquismo a … · al matgen de la teducida participación tolerada por el franquismo y que preconizaron, sin éxito, la «rupturap como