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    Capítulo I

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    La identidad culturaldel territorio como base deuna estrategia de desarrollosostenible

    murilo ores*

    INTRODUCCIÓN

    El territorio como espacio de arti-culación de estrategias de desarrollo sepresenta como objeto de acciones, tanto deiniciativas de la propia sociedad, a travésde movimientos sociales, organizacionesno-gubernamentales y entidades privadas,como de políticas públicas. Ese proceso

    encuentra en su camino algunos impor-tantes problemas como el enfrentamientoentre políticas sectoriales y territoriales;estructuras centralizadas y descentraliza-das, tanto de gestión como de planeación;ambiente institucional local y externo,entre los más relevantes. Los problemas,

    a su vez, tienen implicaciones sobre otracantidad de puntos importantes para lo-grar una perspectiva exitosa de propuestasde desarrollo territorial.

    El concepto de territorio fue inicial-mente abordado en las ciencias naturales,donde se estableció una relación entre el

    dominio de especies animales o vegetales yuna determinada área física. Más adelantefue incorporado por la geografía que rela-ciona espacio, recursos naturales, sociedady poder. Después, diversas disciplinas loincluyeron en el debate, entre ellas la socio-logía, la economía y las ciencias políticas.

    El objetivo de este artículo es pre-sentar el debate actual sobre las nociones

    y conceptos que conducen a un territoriocon identidad cultural; y cómo se estable-cen políticas o acciones de desarrollo deeste tipo de territorio, y de valorización desus productos y servicios. De esa forma, sebusca presentar un conjunto signicativode autores que están discutiendo sobre el

    tema, tratando de establecer relacionesentre estrategias de desarrollo territorialcon identidad cultural y la sostenibilidadde este proceso de desarrollo, desde unabordaje económico, social, ecológico,cultural y político.

    Para alcanzar dicho objetivo, el artí-

    DESARROLLO RURAL CON IDENTIDAD CULTUR AL: CONCEPTOS Y REFLEXIONES TEÓRICAS

    * Investigador de la Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária, EMBRAPA.

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    culo da cuenta de la base teórica relativa

    a la construcción social del territorio y desu identidad. Luego se discute cómo seprocesa la valorización de los productoslocales en ese contexto para presentar lapropuesta de sostenibilidad del desarrolloterritorial en una perspectiva de ecodesa-rrollo. En las dos secciones siguientes se

    presentan algunos aspectos importantesde la cuestión institucional relacionadacon el desarrollo territorial con identidadcultural, los modos de gobernanza y losdistintos tipos de políticas, sea a travésdel poder público o por iniciativa de lapropia sociedad. Posteriormente, se seña-lan algunos casos útiles para ejemplicarla tipología de situaciones de desarrolloterritorial que se observan en Brasil, ycómo estos casos pueden representar unindicador de los procesos que ocurren en

    América Latina.Se concluye enfatizando la impor-

    tancia del proceso participativo de cons-trucción del desarrollo territorial conidentidad cultural como base de la soste-nibilidad. En este sentido se alerta acercadel riesgo de caer en un desarrollo basadoen elites, si no se incluye una perspectiva

    de amplia participación y compromiso delconjunto de los actores locales.

    1. TERRITORIO CONSTRUCCIÓN

    SOCIAL E IDENTIDAD CULTURAL

    La primera importante diferenciación

    conceptual, para las ciencias sociales, sereere al “espacio” y “territorio”. Raffes-

    tin (1993) considera que el concepto de

    espacio se relaciona con el patrimonionatural existente en una región denida.En el concepto de territorio se incorporala apropiación del espacio por la acciónsocial de diferentes actores, y se agregael “juego de poder” entre los actores queactúan en un espacio.

    Como resultado del “juego de poder”se dene una identidad relacionada conlos límites geográcos o con un espaciodeterminado. El territorio surge, por lotanto, como resultado de una acción so-cial que, de forma concreta y abstracta, seapropia de un espacio (tanto física comosimbólicamente). De ahí la denominaciónde un proceso de construcción social.

    En un sentido antropológico, territo-rio es un “ambiente de vida, de acción, y depensamiento de una comunidad, asociadoa procesos de construcción de identidad”(Tizon, 1995). En una aproximación máscercana a la sociología del desarrollo, Abra-movay (1998) señala que “un territoriorepresenta una trama de relaciones conraíces históricas, conguraciones políticase identidades que ejercen un papel todavíapoco conocido en el propio desarrollo

    económico”.Pecqueur (2000) considera impor-tante la diferenciación entre dos tiposde territorios. El primero de ellos seríael que ha sido denido por una decisiónpolítico-administrativa, en un proceso top-down, cuyos intereses, en la mayoría de las

    veces, son el establecimiento de políticasde desarrollo de la región denida. En ese

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    caso el territorio se llama “territorio dado”.

    Luego se presenta otro tipo de territorio, elconstruido, o espacio-territorio que, segúnel autor, se forma a partir de “un encuentrode actores sociales, en un espacio geográ-co dado, que busca identicar y resolverun problema común”.

    En este sentido se percibe el territorio

    construido como un espacio de relacionessociales, donde existe un sentimiento depertenencia de los actores locales respectoa la identidad construida y asociada alespacio de acción colectiva y de apropia-ción, donde son creados lazos de solida-ridad entre los actores (Brunet, 1990).La construcción de la identidad, para elpensamiento subjetivista (Cuche, 2001),es antecedida por la construcción de ladiferenciación a partir de fronteras quelos grupos determinan, llamadas fronterassimbólicas. En la construcción territorial“culturalista” (Haesbart, 1997), la fronterasimbólica recibe límites territoriales, dondelas identidades están formadas con base enrelaciones histórico-culturales locales.

    La cultura local se reere a las relacio-nes sociales existentes en espacios delimi-tados y pequeños en los que se establecen

    formas especícas de representación concódigos comunes (Featherstone, 1993).Para Albagli (2004), el sentimiento de per-tenencia y el modo de actuar en un espaciogeográco dado signica la caracterizaciónde una noción de territorialidad, dondelas relaciones sociales y la localidad están

    interconectadas, fortaleciendo el sentidode identidad.

    El conocimiento y el saber-hacer local,

    y la capacidad de los actores de promoverun desarrollo con características endóge-nas, a partir del sentido de territorialidadpresente entre ellos, forman lo que Ostrom(1995) denió como capital cultural ysocial de un determinado territorio. Parala autora, ese capital establece el potencial

    del desarrollo del territorio. Abramovay (2002) concuerda con el

    importante papel que cumple el capitalsocial local para el desarrollo, pero consi-dera que la idea de que el capital social estéligado a factores histórico-culturales quedeterminarían la capacidad de acción parael desarrollo territorial limita esa perspec-tiva. A diferencia de la visión puramenteculturalista, el autor arma que el capitalsocial puede ser formado a partir de siner-gias entre la sociedad y el Estado, lo quetambién ha propuesto Evans (1998).

    En esta línea de pensamiento, con baseen la cual el capital social no es simplemen-te un atributo cultural cuyas raíces sólopueden ser armadas a lo largo de muchasgeneraciones (Durston, 1998), se consideraque ese capital social puede ser creado sihay organizaciones muy fuertes para repre-

    sentar a los individuos, en alternativa a loscomportamientos políticos tradicionales. Abramovay (2002) arma que el capitalsocial puede ser construido también si exis-ten estructuras de organizaciones capacesde superar las acciones locales que inhibenla formación del capital.

    Entre las contribuciones de Lacour(1985) para el pensamiento sobre la

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    construcción social del territorio, se pue-

    de destacar su consideración de que elespacio-lugar, como espacio de soporte delas actividades económicas, “es sustituidopor la idea del espacio-territorio, cargadode vida y de cultura, como también dedesarrollo potencial”. De ese modo, elterritorio construido pasa a ser un espacio

    de desarrollo multidimensional, donde lasdiferentes racionalidades de las sociedadesinteraccionan, produciendo resultados queestán relacionados con la potencialidadcreada por el capital social existente.

    El proceso de construcción terri-torial actual es denominado por Santos(2002) de reterritorialización, es decir,el redescubrimiento del sentido de lugary de la comunidad. El redescubrimientodel sentimiento de pertenencia al lugares reforzado por distintos autores que,criticando las teorías de aculturación queocurrirían con el proceso de moderniza-ción (o de globalización), sugieren quelas nuevas construcciones de identidadse han dado gracias a un reencuentro conlas tradiciones culturales (Carneiro, 1997;

    Jollivet, 1984; Jean, 1997). Por tanto, seplantea la existencia de una interacción

    entre las culturas externas y las culturaslocales, con resultados que dieren entrelos distintos territorios, con la cultura localque otorga rasgos especícos. Sin em-bargo, los cambios proporcionan nuevasrelaciones de poder, de reagrupamientosocial (Jollivet, 1984).

    De acuerdo con Kuper (1999) las dife-rentes culturas son convenciones transmi-

    tidas socialmente, dinámicas y mutables,

    y traducen conjuntos de ideas y valores. Esdecir, que el propio sentido de tradicióncultural ni se estanca en el tiempo, ni es unaherencia genética. De ese modo, el pensa-miento sobre territorio e identidad culturalno está marcado por la idea de volver losojos al pasado, sino que se congura en un

    proceso permanente de transformaciones,proporcionado por las relaciones sociales(a nivel local y global), lo que signicarelaciones de poder, y por el acceso y usodel patrimonio natural local.

    Como resultado de los procesos deconstrucción social de territorios conidentidad cultural surge una perspectivamulticulturalista (Scheren-Warren, 1998).La autora fortalece la idea de que la in-teracción entre el saber local y la acciónglobal promueve interpretaciones localesque dieren de acuerdo con las propiasculturas locales, lo que favorece la plura-lidad cultural con base en redes solidarias.El sentido de solidaridad que se atribuye aesas redes es denido por la autora como“el principio de responsabilidad individualy colectiva con lo social y el bien común,que produce implicaciones prácticas que

    son la búsqueda de cooperación y comple-mentariedad en la acción colectiva y, porlo tanto, para el trabajo conjunto”.

    2. LA IDENTIDAD CULTURAL COMO

    ESTRATEGIA DE VALORIZACIÓN

    PRODUCTIVA

    Según Albagli (2004), es posible

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    establecer formas de fortalecer las terri-

    torialidades “estimulando lazos de iden-tidad y cooperación basados en el interéscomún de proteger, valorizar y capitalizarlo que un determinado territorio tiene,sus especicidades culturales, tipicidades,naturaleza en cuanto recurso y en cuantopatrimonio ambiental, prácticas producti-

    vas y potencialidades económicas”.Sin embargo, la autora llama la

    atención acerca de la imposibilidad deconstruir las territorialidades a partir deintereses externos, de carácter instrumen-tal, orientados a atraer inversiones. En esoscasos, la “territorialidad es valorizada comoun simple objeto de interés mercantil yespeculativo”. Así que la exploración de laterritorialidad ocurre de forma predatoriae insostenible en el largo plazo, con ten-dencia a la destrucción del capital socialy del medio ambiente.

    Por otro lado, arma que la valori-zación de los productos con base en lafuerza del capital social local permite elsurgimiento de formas de solidaridad ycooperación, contribuyendo a la cons-trucción de redes sociales con base en laterritorialidad y “creando una dinámica

    virtuosa entre lo moderno y lo tradicional”.Destaca cuatro puntos importantes parala denición de estrategias de valorizaciónde las territorialidades: (i) la identicaciónde unidades territoriales donde sea posiblela promoción del emprendimiento local,con delimitación de su espacio geográco

    basado en “sentido de identidad y perte-

    nencia, sentido de exclusividad/tipicidad,tipos e intensidad de interacción de actoreslocales”; (ii) la generación de conocimientossobre el territorio, para identicar y carac-terizar las especicidades que representanpotencialidades; (iii) la promoción desociabilidades, en búsqueda de “posibles

    modalidades de acción colectiva”; y (iv)el reconocimiento y la puesta en valor dela territorialidad con la recuperación deimágenes y de la simbología local.

    Sabourin (2002) arma que las re-des sociales pueden ser formadas (i) porrelaciones económicas (como las redes decomercialización); o (ii) por relacionescon base técnica, como las redes técnico-económicas (Callon, 1992), las redes dediálogo técnico (Darre, 1986) y las redessocio-técnicas (Hubert, 1997). Ellas seconstituyen en nuevas formas institucio-nales que pueden permitir el estímulode procesos innovadores. Cuantas másligazones poseen, más fuertes son para unainiciativa colectiva.

    A partir de esas formas de articulaciónse puede establecer una relación entre terri-torios, identidad, cultura y mercado, donde

    el espacio geográco con una identidadconstruida socialmente, puede ser caracte-rizado por una identidad cultural deniday por lazos de proximidad y de interde-pendencia, y puede signicar un espaciode mercado para los sistemas productivoslocales (SPL)1. Puede ser también un com-

    1 Veiga (2002), al analizar los procesos de desarrollo territorial, arma que un “ SPL puede ser denido

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    ponente que promueve aglutinación de

    calidad y ventajas para la competitividadde los productos y de los servicios locales,orientándose hacia otros mercados.

    Al buscar la comprensión de formasde operacionalización de los conceptos ynociones sobre la diferenciación territorial,Pecqueur (2004) arma que los territorios

    poseen dos tipos de recursos, sean ellossocio-culturales o ambientales: los genéri-cos y los especícos. Cuando los recursosgenéricos son transformados en activospara la producción de renta, ellos no pro-ducen diferenciación entre los territorios,es decir, no producen una caracterizaciónidentitaria como especicidad local. Ladiferenciación ocurre cuando se utilizanlos recursos especícos como activos enlas estrategias locales de desarrollo.

    Los recursos genéricos tendrían suvalor denido de forma independiente delproceso de producción y son totalmentetransferibles. Poseen un valor de cambio,determinado por la relación entre oferta ydemanda, independiente de lo que el autorllama de “genio del lugar” o de sus produc-tos. A su vez, los activos especícos tienenvalor relacionado a sus valores de uso. Son

    el resultado del aprendizaje de los actoresque producen conocimiento para el usocomún, son intransferibles y no se les puedeasignar un precio. Para Pecquer (2004) elmecanismo de territorialización está basado

    en la especicación de esos activos.

    A partir de la diferenciación de losrecursos locales, Sabourin (2002) armaque “el enfoque territorial considera sobretodo la valorización colectiva y negociadade las potencialidades de las localidades,de las colectividades o de las regiones,denominadas como atributos locales o

    de activos especícos”. Esas interaccionesocurren en el ámbito de una instituciona-lidad, también socialmente construida, yque reglamenta las acciones de los actoreslocales, el poder establecido entre los dife-rentes grupos de actores, la conanza y lacooperación, que son factores que estable-cen la construcción social de un territorio.Esos factores determinan la capacidad demovilización local para la construccióny la organización del territorio (Putnam,1993). La movilización está muy inuidapor las comunidades y el Estado, en losniveles local o regional, y constituyen lared del “juego de poder” de la formacióndel territorio (Sabourin, 2002).

    Arantes (2004) destaca tres puntosimportantes para las estrategias de rela-ción entre productos e identidad cultural:(i) la singularidad que signica que los

    diferenciales del producto estén efectiva-mente enraizados en la cultura local; (ii) latrazabilidad que torna posible el contactodel consumidor con el ambiente socialy cultural del producto en su lugar de

    como un conjunto de unidades productivas técnicamente interdependientes, económicamente organiza-das, y territorialmente aglomeradas, como una red de empresas de una misma actividad o de una mismaespecialidad, que cooperan en un determinado territorio, o además, como agrupamientos geográcos deempresas conectadas por las mismas actividades”.

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    origen; y (iii) la calidad que necesita estar

    asociada siempre con la base cultural de losproductores y de su organización social.Moity-Maizi et al. (2001) arman

    que, dentro de ese tipo de estrategia dediferenciación de los productos, se esperaque la trazabilidad permita que los con-sumidores perciban con facilidad los fac-

    tores de identidad, de garantía de origeny de conanza. Esa relación innovadorapermitiría la construcción de mercadossolidarios y cooperativos que necesitanlos sistemas productivos locales para sudesarrollo. De esa forma, los productorespodrían consolidar la conquista de nue-vos espacios de mercado, desarrollandonuevas formas de productividad a partirde la innovación, nuevos conocimientosy exibilidad que permiten tanto las tec-nologías de información, comunicacióny gestión como la amplia diversidad deoportunidades en materia de agregaciónde valor a productos y servicios.

    En ese contexto, se presentan laspropuestas de diferenciación de produc-tos, a través de indicaciones geográcaso denominaciones de origen, las mismasque están basadas en la valorización de

    atributos locales especícos, donde hayuna asociación del contenido simbólicodel mensaje intercambiado entre produc-tor y consumidor. La decodicación delmensaje, a su vez, está relacionada con elcontexto socio-histórico donde se ubicanlos actores (Thompson, 1998).

    Para una mejor comprensión de esossistemas que establecen relaciones entre

    productos y territorios es necesario hacer

    referencia a algunos términos utilizadosen distintos países para la denición de es-pecicidades. En Francia, por ejemplo, seutiliza el término “productos del terroir” ,que se reere, como arma Salette (1998),a “un agrosistema caracterizado, dotadode una capacidad de generar productos

    particulares a los cuales él conere unaoriginalidad y una característica propia”.En Italia se emplea la terminología de“productos típicos” y en Inglaterra de“productos regionales”.

    El sentido de terroir tiene una mayorprofundidad porque asocia las caracte-rísticas histórico-culturales con aspectosambientales de un territorio en particular,con un área delimitada de producción quemantiene las características específicas(suelo, clima, determinados aspectos defauna, ora, etc.). Además, busca agregarvalor al producto, y establece una relaciónentre productor y consumidor que puedeir más lejos de los límites locales de cono-cimiento, creando una forma de comuni-cación entre consumidor y productor. Enel imaginario del consumidor se asocianlas relaciones de producción con cultura y

    tradición, tipicidad y calidad (Nascimentoy Souza, 2004).Los autores llaman la atención acerca

    del hecho que muchas localidades, apa-rentemente, no poseen un patrimoniohistórico-cultural geográco reconocido.Sin embargo, arman que las sociedades

    pueden ser estimuladas para explorar supotencial territorial y el saber-hacer local

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    a través de un proceso de construcción

    colectiva, cuyo resultado podría ser ladiferenciación de productos con calidadpara el mercado.

    La integración de saberes, cientíco ylocal, es un elemento esencial en la cons-trucción de distintos tipos de productosterritoriales. Para Brusco (1999) ese factor

    fue básico para el establecimiento de losprocesos dinámicos encontrados en losdistritos industriales italianos. Importan-te también, según Benko (1996), fue elsistema de concurrencia y cooperacióncreado dentro de los distritos, basado enla amplia circulación de las informacionesnecesarias para el establecimiento de unproceso colectivo de competitividad.

    Sforzi (1999) destaca la importanciade ciertos servicios innovadores que surgencomo resultado de la interacción entreempresas de un determinado distrito por lafacilitación del acceso a los conocimientos,factor considerado fundamental para laevolución de las economías locales.

    Una nueva propuesta de manejo delos productos territoriales es presentadapor Pecqueur (2000) y se la denominala canasta de bienes. Ella se diferencia de

    otras opciones como las indicaciones geo-grácas en las que se encuentran las deno-minaciones de origen porque no relacionaun único producto con una determinadaidentidad territorial. La hipótesis centralconsiste en que cuando un consumidorcompra un producto de calidad territorial,

    descubre la especicidad de otros produc-tos provenientes de la producción local y

    determina su utilización en el conjunto de

    productos ofertados.Se trata de una combinación de bienesprivados y bienes públicos que permiten laasociación del conjunto de la canasta debienes a una imagen territorial, con base enuna fuerte interdependencia entre los pro-ductores, creándose un “club” de actores

    que se benecian mutuamente por la rentaproducida. Hay posibilidad de captaciónde rentas de distintas naturalezas para for-mar la canasta, lo cual no representa unaimposición al consumidor. El excedenteeconómico obtenido por la diferenciaciónde otros productos o servicios es colectivoy se distribuye entre los distintos produc-tores, lo cual vuelve la propuesta distintade un sistema como la denominación deorigen (Pecqueur, 2000).

    3. TERRITORIO, IDENTIDAD

    CULTURAL Y DESARROLLO

    SOSTENIBLE

    El término sostenibilidad ha asumidovarias formas de interpretación desde suutilización asociada al desarrollo en lasegunda mitad de siglo XX . Rápidamen-

    te, incorporado dentro de la perspectivacapitalista, hizo surgir lo que se ha deno-minado capitalismo ecológico, donde sebusca la introducción de nuevos patronestecnológicos que reduzcan los efectos ne-gativos sobre el medio ambiente, causadospor las acciones productivas, sin que se

    promuevan alteraciones en la lógica ca-pitalista de acumulación, en una visión

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    antropocéntrica del mundo.

    De ese modo, la modernización incor-pora el tema de la ecología y produce nuevasestrategias de desarrollo económico quebuscan reducir los impactos negativos quela producción y el consumo provocan sobreel ambiente, y disminuyen las externalida-des producidas por la modernización.

    En un sentido contrario, también enla segunda mitad del siglo XX , se fortalecengrupos ligados a la ecología radical quetenían la propuesta de crecimiento cero,en una visión biocéntrica del mundo. Elpensamiento de la ecología radical pro-pone una ruptura con la lógica impuestapor la modernización caracterizada porun sentido de progreso continuo todavíaenraizado en el positivismo. La ecologíaradical plantea una parálisis del procesode modernización y la radicalización de lavisión del mundo a partir de la naturalezay no de la sociedad.

    Otra perspectiva, que también surgeen el siglo XX , mantiene una distancia delantropocentrismo y del biocentrismo queorientan respectivamente el capitalismoecológico y la ecología radical. Esta nuevaperspectiva surge con el ecodesarrollo y

    se presenta como una ideología cientícabasada en la ecología humana (Dansereau,

    1999; Weber, 2000; Jollivet y Pavé, 2000;

    Vieira y Weber, 2000), en la ecologíapolítica (Dupuy, 1994; Illich, 1975) y enla teoría del uso de los recursos comunes(Fenny et al., 2001; Ost, 1995; Berkes,1999). Sus puntos centrales son:

    a. La construcción de un nuevo estilo de vida

    a partir de una visión de mundo bajo la cualel hombre no busca controlar la naturalezasino que se ubica como parte de ella, es decir,es parte del ecosistema, rompiendo con ladicotomía entre la sociedad y la naturaleza;

    b. La formación de una nueva ética, dondeexista un compromiso inter-generacional que

    supere la dicotomía entre presente y futurode manera que las decisiones de hoy tomenen cuenta la mantención del potencial de usodel patrimonio socio-cultural y natural parael futuro. Lo anterior implica una perspectivaglobal de satisfacción de necesidades básicas(tangibles e intangibles) de las poblaciones yla búsqueda de autonomía de las sociedades 2;y

    c. Una praxis con acciones orientadas a la im -plementación de tecnologías de intervenciónsobre los sistemas socio-ambientales, que im-plican procesos de desarrollo que favorezcan

    la equidad social y que sean ecológicamenteprudentes.

    2 Galtung (2003), describe como Mahatma Ghandi hacía la defensa de la autonomía de los individuos yde las comunidades, sin que eso signicase total independencia en relación con el mundo externo. Es decir,las comunidades deben estar dotadas de capacidad de mantener relaciones sin subordinación. Illich (1975)denomina autonomía a la noción de que se debe pelear al mismo tiempo en nombre del respeto a los equi-librios naturales y combatir por la libertad del hombre (Dupuy, 1994). Para Glaeser y Vyasulu (1984) laautonomía, dentro del ecodesarrollo, se reere a la capacidad de las propias comunidades de comprendersu poder sobre sus propias vidas y, a partir de eso, establecer un proceso de auto conanza en las relacionescon los demás segmentos con quienes mantienen interrelaciones.

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    Esa praxis está relacionada directa-

    mente con el principio del pluralismo tec-nológico frente a la diversidad territorial,donde hay una combinación de ecotécni-cas de base cientíca con el rescate del sa-ber-hacer local (Vieira, 2002). Para Sachs(1986) la perspectiva plural de desarrollotecnológico permite la integración de los

    aspectos económicos, sociales y ecológicos,y el establecimiento de propuestas especí-cas para las distintas situaciones. Eso llevaa la propuesta de Sachs (2000) de que estetipo de estrategia conduce a una pluralidadde desarrollo territorial, que fortalece laidea de multiculturalismo.

    Para esa construcción, el conicto yla negociación son partes importantes dela formación de la autonomía de las socie-dades, necesaria para el establecimiento debases sostenibles de desarrollo, producién-dose un proceso solidario y de cooperacióncolectiva. Por otro lado, las negociacionesde los conictos que apuntan a establecerel conjunto institucional regulador de lasacciones locales no siempre resultan enprocesos sostenibles de desarrollo. ParaCazella (2002), “la reproducción de lasexclusiones sociales puede ocurrir en una

    dinámica de creación colectiva de unterritorio donde, en general, solamenteuna fracción de la sociedad local participadirectamente”, y “la resistencia pasiva,la indiferencia, el rumor y el rechazo acualquier tipo de participación son me-canismos de acción posibles que pueden

    destruir un proyecto formal de desarrolloterritorial”.

    De acuerdo con Paulillo (2000)

    muchos procesos de construcción deterritorios y sus estrategias de desarrolloposeen dinámicas de poder y de riquezaque dependen “de la capacidad de inte-racción estratégica entre actores políticos,recursos humanos, infraestructura tecno-lógica e innovación organizacional”. La

    institucionalidad, los recursos de poder, laconanza y la cooperación o reciprocidadson factores que determinan la construc-ción social y el proceso de desarrollo que seimplementan. De ese modo, cuando hayimposición de grupos en las negociaciones,los procesos resultantes tienen límites queimpiden la construcción social sostenibledel desarrollo.

    Según Olivier de Sardan (1995), elenfrentamiento de esa situación en lasnegociaciones debería estar apoyado enagentes de desarrollo capaces de manejarlas relaciones de fuerza, lo que no siemprees posible por la falta de preparación delos agentes tanto en el reconocimientocomo en la comprensión de los conictospresentes en las sociedades locales. Seríanecesaria la ruptura de aparentes consen-sos que determinados grupos de actores

    intentan denir.Como afirma Cazella (2005), “laidea inicial consiste en reconocer, por unlado, la complejidad de lo social y, porotro, que las divergencias de intereses, deconcepciones y de estrategias de los actoresimplicados en las acciones de desarrollo

    (...), las negociaciones informales e indi-rectas, los compromisos, los sincretismos

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    y las interacciones que resultan en apren-

    dizaje recíproco hacen parte de las reglasdel juego”.Desde el punto de vista económico

    se pueden buscar las sinergias promovidaspor las negociaciones para la formaciónde una solidaridad económica territorial.Como arman Menezes y Flores (en pren-

    sa), “sería posible la construcción de pro-cesos de desarrollo territorial basados en lacooperación dentro del propio territorio,donde la renta territorial sea distribuidaa partir de la ética de la cooperación.La renta territorial signicaría una rentaoriginaria de la cooperación, benecian-do de forma general a los actores localesparticipantes de una red de cooperación.Los actores locales serían beneciarios deestrategias de valorización del conjuntodel territorio y de los productos y serviciosproducidos en torno de una misma cons-trucción cognitiva en escala territorial”.

    De todos modos, y retornando a losestudiosos del ecodesarrollo, el desarrollosostenible estaría apoyado en la mejorgestión posible del socio-ambiente, y tienecomo soporte importantes mecanismos de

    feedback(retroalimentación del sistema)

    para que sea posible hacer ajustes en laplanicación y la gestión (Weber, 2000), yse ampara en mecanismos de construcciónde escenarios.

    4. LAS INSTITUCIONES Y LA

    GOBERNANZA EN UN TERRITORIO

    CON IDENTIDAD CULTURAL

    North (1992) dene que las instituciones

    son las normas y reglamentos que establecenlas formas de interacción de los actores sociales.Esas instituciones estructuran las relaciones endistintos campos, tanto en lo económico, comoen lo social o lo político.

    La construcción social de un territorio y ladenición de su identidad cultural son acciones

    colectivas con un marco institucional que regulalas actividades de los actores locales que partici-pan del proceso. Como arma Cazella (2002),“el estudio del territorio a partir de la teoría delas instituciones impone una interpretación quetoma en cuenta la acción colectiva (mercantil ono) de los actores sociales. El territorio es, al mis-mo tiempo, una creación colectiva y un recursoinstitucional”. Según el autor, el posicionamien-to de los recursos en el mercado por la decisiónracional de los actores, que es un fundamentofuncionalista de las instituciones, “es sustituidopor la concepción que vincula los contenidosholísticos y colectivos de las instituciones”.Tanto las dimensiones informales de los recursosinstitucionales disponibles como los aspectosformales son necesarios para que sea establecidoel sistema económico del territorio.

    La primera dimensión incorpora papelesformativos y cognitivos y la segunda comple-

    menta los aspectos informales (Abdelmalki et al.,1996). La asociación de ambos puede permitirun funcionamiento del sistema de forma adecua-da para los actores locales. Como arma Cazella(2002), al analizar los estudios de Abdelmalki,“la densidad institucional de un espacio explicala construcción y las características de un territo-

    rio”. En esa perspectiva presenta dos propiedadesfundamentales del territorio: (i) es una realidad

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    en evolución; (ii) es el resultado simultáneo

    del “juego de poderes” y de los “compromisosestables”. Dene como un desafío para el aná-lisis institucional de un territorio la superacióndel “empirismo descriptivo, sobre todo de lasinstituciones formales, sin que las lógicas defuncionamiento y la sostenibilidad del desarrollodel territorio sean evidenciadas”.

    Berkes (2002) y Feeny et al. (2001) armanque la mejor gestión del territorio se consiguepor la relación trans-escalar entre los distintosniveles institucionales, una relación que establez-ca vínculos entre la institucionalidad local y lasinstitucionalidades externas a la localidad, for-taleciendo mecanismos de reglamentación exi-bles y ágiles. Es así como se pueden aprovecharmejor las institucionalidades locales, coherentescon la cultura local, ya que a veces ocurre quesu formalización en otros niveles institucionalespuede promover su fortalecimiento y crear unaforma adecuada de gobernanza.

    Pecqueur (2000) explica que la gobernanzade un proceso de desarrollo territorial que buscala diferenciación de productos con base en laidentidad cultural, articula los comportamientosde los individuos y el ambiente institucionalpara administrar los costos producidos por lascaracterísticas especícas de los recursos. La

    gobernanza territorial, en ese caso, se carac-teriza como un proceso dinámico que apuntaa la formulación y resolución de problemasproductivos, amparada por la existencia de uncompromiso institucional que envuelve, enparte, los actores económicos y, en parte, losactores públicos.

    Con la intención de denir tipologías

    que representen situaciones de gobernan-

    za encontradas en procesos de desarrolloterritorial, Zimmermann et al. (1998)presentan:

    1. El caso de la gobernanza privada cuando unaorganización de productores es el actor clavedel territorio. Se trata de una gobernanza

    privada colectiva cuando un actor dominanteno es una estructura estrictamente privada;

    2. El caso de la gobernanza institucional cuandouna o más organizaciones públicas son losactores clave;

    3. El caso de la gobernanza conjunta cuandohay una mezcla de actores públicos y priva-dos que actúan de forma cooperada.

    Al retornar a la propuesta de la ca-nasta de bienes presentada por Pecqueur(2000), el autor considera que la particu-laridad más importante de ese modelo dearticulación entre identidad territorial yproductos consumibles es el “surgimientode la renta sobre las estrategias solidariasde productores de bienes distintos”. De esemodo, se forma un grupo que actúa comoun colectivo de producción. A diferenciade otras estrategias como las indicacio-

    nes geográcas y las denominaciones deorigen, un conjunto de productos o ser-vicios tiene su calidad relacionada con elterritorio. Con eso, se produce una rentaterritorial capaz de ser distribuida entrelos distintos participantes.

    Para otros mecanismos de diferencia-

    ción de productos, como las indicacionesgeográcas y denominaciones de origen,

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    al analizar su potencial de uso para la

    producción vitivinícola y el marco insti-tucional determinado por la organizaciónproductiva en torno a esos sistemas declasificación, Tonietto (1993) afirmaque “traen satisfacción al productor quetiene sus productos comercializados conla indicación geográca que correspon-

    de a su lugar de trabajo, valorizando supropiedad; estimulan inversiones haciala propia zona de producción; aumentanla participación del productor en el ciclode comercialización de los productos yestimulan la elevación de su nivel técni-co; impulsan la mejoría cualitativa de losproductos; contribuyen a la preservaciónde las características y de la tipicidad de losproductos que se constituyen en un patri-monio de cada región/país; posibilitan elcrecimiento de actividades de enoturismo;aumentan el valor agregado de los produc-tos y/o proporcionan mayores facilidadespara la entrada al mercado; los productosson menos sujetos a la competencia deotros productos de precios y calidad in-feriores; mejoran y tornan más estable lademanda del producto, pues crean unaconanza del consumidor; permiten al

    consumidor identicar perfectamente elproducto entre otros, incluso de preciosinferiores”.

    Para esas estrategias, los productosque reciben ese tipo de clasicación uti-lizan la imagen del territorio de origen,pero no hay denición de una estrategia

    basada en un conjunto de productoscomo en el caso de la canasta de bienes.

    La gobernanza y las institucionalidades

    involucradas y los objetivos nales rela-tivos al desarrollo territorial dieren, condistintos resultados, sobre la apropiaciónde la renta generada.

    5. POLÍTICAS PÚBLICAS

    Y DESARROLLO TERRITORIAL

    Sabourin (2002) señala tres puntosmuy importantes cuando se prepara laactuación del Estado sobre proyectos dedesarrollo territorial:

    1. Establecer acciones que garanticenuna representación democrática y di-versicada de la sociedad a n de quelos distintos grupos de actores puedanparticipar más activamente en la tomade decisión y tengan más acceso a lainformación;

    2. Realizar acciones de capacitación de losactores locales para que se pueda formaruna visión territorial de desarrollo,rompiendo con la visión sectorial comoúnica forma de análisis;

    3. Establecer nuevas formas de coordina-ción de las políticas públicas en lo que

    se reere a los recursos, las poblacionesy los territorios, con base en nuevaslógicas de desarrollo.

    Las formas de coordinación de laspolíticas públicas requieren una ampliaparticipación de la sociedad local, desde

    la obtención de informaciones para undiagnóstico, pasando por la planicación,

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    hasta la ejecución de las acciones. La for-

    mación de mecanismos institucionalescapaces de tener exibilidad al nivel localpara la participación y el permanenteajuste de la gestión del desarrollo vuelveel territorio más capaz de construir eseproceso con una perspectiva sostenible.El Estado tiene un papel importante

    para permitir que los distintos gruposparticipen activamente, interriendo enel “juego de poder” local, y estimulandola movilización de las poblaciones y de losrecursos capaces de fortalecer el capitalsocio-cultural local (muchas veces dán-dole una visibilidad que no es percibidaincluso por organizaciones que actúan enel desarrollo). Como arma Abramovay(2002), sería necesaria la creación de unasinergia entre el Estado y la sociedad parafortalecer la formación de ese capital enlocalidades donde el mismo es débil.

    La descentralización política, necesariapara la participación local más efectiva enla planeación y gestión, transere hacia lascolectividades territoriales responsabilida-des que necesitan nuevos dispositivos ins-titucionales de coordinación y articulación(Tonneau, 2002; Tonneau et al., 1997).

    Esos mecanismos deberían incorporar, almismo tiempo, dispositivos de planeación(previsión, programación de la infraes-tructura y de los equipamientos, etc.) y demovilización para el desarrollo (estímulo anuevas solidaridades y formas de coopera-ción, apoyo a la mediación, etc.).

    Las políticas públicas deben teneruna perspectiva de largo plazo que ayude

    en la construcción de organizaciones con

    capacidad de articulación y que garanticela coordinación entre las distintas escalasterritoriales (Sabourin y Tonneau, 1998).Para Tonneau (2004),“investigación,acción, acompañamiento o evaluación,solamente producen efectos y resultadoscuando están insertados en la realidad y

    en la continuidad”, sin que los apoyos deesas políticas necesiten ser “permanenteso eternos”.

    Para dotar los territorios de capacidadde valorización económica de sus pro-ductos en el mercado, las intervencionesde políticas públicas deben orientarse afacilitar que “la oferta territorial sea lo máscoherente posible respecto a la esperada porla demanda a la cual se dirige explícitamen-te” (Caroli, 2004). Ese tipo de intervencióndebe estar asociada a acciones que busquenatraer el tipo de demanda, “más preparadapara la dinámica evolutiva del territorio”.Para el autor es importante la implemen-tación de una estrategia de marketing delterritorio que necesitaría diferenciarse de lagestión del territorio. Esta última tendríacomo objetivo el desarrollo sostenible. Asu vez, el marketing del territorio debería

    ser capaz de orientar los procesos de pro-ducción de la oferta territorial, valorizandolos resultados tangibles.

    A pesar de la diferencia entre ambos,el autor arma que no se trata de unaseparación. El marketing asume las condi-ciones que componen el territorio, lo que

    es resultado de las políticas de desarrollo,que está “vinculado a los objetivos de co-

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    hesión social y de sostenibilidad ambiental,

    y tiene por nalidad facultar la máximacompetitividad económica al territorio”. Arma también que las condiciones polí-tico-institucionales del territorio son unafuente exógena de posibles vínculos u opor-tunidades para los actores locales. Comoresultado, el marketing crea las condiciones

    para el mejor aprovechamiento de las opor-tunidades del territorio y la comunicaciónentre los activos especícos que atraen a losconsumidores hacia el territorio.

    En el caso de la diferenciación de pro-ductos con base en la identidad culturalque delimita el territorio, un instrumento

    importante está en la posibilidad de éxitoen el uso de sistemas de caracterización dela diferenciación de los productos, con lasintonización clara entre consumidor yproductor. Es importante destacar quelas marcas globales pueden apropiarse dela valorización cultural si la relación entreproductores y consumidores no se estable-ce de forma adecuada, sin la formación deuna anidad entre los grupos de actores.

    De ese modo, los sistemas de certi-cación para ser utilizados en esos pro-ductos deben ser denidos con un claro

    conocimiento de las características quelos diferencian y de su asociación con losvalores culturales territoriales. Esos siste-mas pueden ser muy importantes para lasestrategias de valorización de los productosa favor de las comunidades locales (y de losconsumidores) si son diseñados y construi-

    dos de modo ético en relación con el con- junto de la sociedad local, porque también

    pueden transformarse en instrumentos de

    exclusión social (Flores y Almeida, 2002;Byé y Schmidt, 2001).

    6. LAS POLÍTICAS DE DESARROLLO

    TERRITORIAL EN BRASIL

    En Brasil la elaboración de políticas

    de desarrollo territorial se ha dado a travésde diversos niveles de políticas públicas. Elgobierno federal, a través del Ministeriodel Desarrollo Agrario, implementa unapolítica de desarrollo territorial basada enlos espacios rurales con gran presencia dela agricultura familiar.

    En la experiencia brasileña, con laimplementación de este tipo de política, sebusca la superación del límite municipal,pero el tamaño y la heterogeneidad de losterritorios hacen más difícil la deniciónde una identidad cultural en los mismos.

    Abramovay et al. (2005) arman que la“formación de territorios a partir de unainiciativa centralizada, como en el caso deBrasil, implica el riesgo que los actores másimportantes de su dinámica económica,social, política y cultural estén ausentes desus organizaciones animadoras. El riesgo

    aumenta cuando la política de desarrolloterritorial es coordinada por un ministerioespecíco y que no corresponde, de facto,a una decisión incorporada por una varie-dad de agencias gubernamentales”.

    La propia denición de territorio alejael programa brasileño de las experiencias

    de desarrollo territorial con base en laidentidad cultural, cuando asume que

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    “territorio es un área geográca de actua-

    ción de un proyecto político-institucionalque se construye a partir de la articulaciónde instituciones en torno a objetivos ymétodos de desarrollo comunes”(CoutoFilho et al., 2005). De esta manera semuestra una distancia respecto a nocionesy conceptos importantes para el desarro-

    llo territorial como los relacionados conla construcción social, la identidad y lasrelaciones de poder local. Eso vuelve másdifícil la implementación de estrategias devalorización de la especicidad local, prin-cipalmente por la ausencia de delimitaciónde las identidades culturales.

    Además, considerando sus ampliasdimensiones, hecho que dificulta laconstitución de lazos de proximidad y deconocimiento entre los actores locales y laformación de su construcción top –down,las diferencias de identidades dentro delos territorios establecidos como objetosde intervención también obstaculizan elestablecimiento de estrategias que puedanvalorizar los productos con base en lasespecicidades territoriales.

    Existen iniciativas brasileñas que fue-ron desarrolladas en varias partes del país yque buscan la diferenciación de productoscon base en especicidades locales. Desdela perspectiva de un “sistema agroalimentarlocalizado”, Cerdan y Sautier (2002) ana-lizaron el caso de la región productora deleche de Nossa Señora da Glória (Sergipe,Brasil) donde están presentes pequeñas

    fábricas de quesos especícos de la regióncomo el coalho, el requeijão y la mantequilla.

    Los consumidores pasaron, con el tiempo, a

    diferenciar el producto queso de Glória delas demás opciones en el mercado. Segúnlos autores, “la competencia local entre loscompradores lleva a una jación del preciode la leche favorable a los productores”.

    Se trata de un ejemplo, como armanlos autores, de (i) la capacidad de un sector

    artesanal de innovar y de (ii) la capacidadde regulación, a pesar de las dicultadesdel sistema productivo que no cuenta conel suciente amparo legal. Aun cuandoel nivel de renta es bajo y se opera fuerade los marcos normativos exigidos por lalegislación sanitaria, hubo la creación de

    una clara identicación entre productor yconsumidor, lo que permitió el crecimien-to del capital social local, cuyos resultadosse convierten en la valorización de losproductos.

    Otro tipo de articulación en tornode la valorización de los productos conidentidad cultural con base en territorios,está siendo desarrollado por el “Serviçode Apoio à Micro e Pequena Empresa”(SEBRAE), que centraliza sus esfuerzosen los sistemas productivos locales, dandoénfasis a casos en los que existe un procesode conformación de

    clusters(SEBRAE,

    2004).De esta forma, la estrategia del SE-

    BRAE se orienta al apoyo del desarrolloterritorial al “implementar acciones quebusquen facilitar la cooperación entreempresas y ampliar su capacidad de in-

    novación y de agregar valor a los produc-tos” (Paula, 2004). Una vez identicados

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    territorios con posibilidades de resultadossignicativos, la organización actúa desa-rrollando: (i) acciones de sensibilizacióno inducción; (ii) instrumentos de análisisy diagnóstico; (iii) incentivos a la consti-tución de redes; y (iv) oferta de servicios(SEBRAE, 2004).

    Existen otros tipos de experiencias

    que han involucrado a segmentos másorganizados económicamente y que hanbuscado iniciar una diferenciación de pro-ductos con base en la identidad cultural.El primer caso de construcción de unaindicación de procedencia (IP) en Brasil,con registro en el órgano ocial de registro,

    ocurrió en una región denominada Valedos Vinhedos (Estado do Rio Grandedo Sul) con una identidad vinculada a lacolonización italiana y a la producciónvitivinícola en el marco de la agriculturafamiliar.

    Foto: Vale dos Vinhedos, de Claire Cedan

    Con la mayor capacitación de muchasfamilias y el aumento de la renta por lamejoría de la calidad de la uva y del vino,fue posible empezar la creación de suspropias vinícolas locales que coordinaronla obtención de la IP, pero con la exclusiónde gran parte de los agricultores. A esetrabajo se asoció un fuerte desarrollo del

    enoturismo que es parte de la estrategia delas empresas locales para la divulgación desus productos en el mercado nacional.

    Por otro lado, existen diversas situa-ciones de reconocimiento por parte deconsumidores de determinadas especi-cidades de productos territoriales, las

    mismas que no consiguen traducirse enacciones que fortalezcan la producción yla renta de los productores. Este es el caso,por ejemplo, de la “ carne de sol” del Seridó(una región del semiárido del Nordeste deBrasil), reconocida por su calidad, cuya di-ferenciación no muestra una estrategia deorganización de la producción y de accesoal mercado. No proporciona la formaciónde una estrategia especíca de desarrolloni favorece la formación de algún tipode renta especíca. Han surgido algunosesfuerzos, pero no son sucientes pararomper las prácticas políticas tradicionalesque impiden la construcción de iniciativasinnovadoras3.

    Algunas otras iniciativas locales tienen

    3 Este año se realizó la “Fiesta de la Carne de Sol”, en el municipio de Caicó (en el Seridó) con el objetivode rescatar la tradición de la carne de sol, del queso del “ sertão” , de la artesanía y de la cultura de la regióndel Seridó (una región muy pobre del nordeste del país), buscando el fortalecimiento de su diferenciaciónen el mercado. Durante la esta se realizaron talleres y reuniones en busca de la mejor organización de lacadena productiva de la carne de sol y del queso del Seridó ( www.seol.com.br ).

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    importantes efectos, aun cuando no hubouna estrategia especíca orientada a ladiferenciación de productos por relaciónterritorial. Como ejemplo se puede pre-sentar el caso de los productos agrícolasdel municipio de Mafra (Estado de SantaCatarina) que tuvieron apoyo del BancoNacional de Fortalecimiento de la Agri-

    cultura Familiar (BNAF)4

    . Esos productosconquistaron entre los consumidoreslocales una imagen de calidad, y pasarona ser diferenciados en el mercado por la“marca” BNAF.

    En diversas ocasiones, productosde otras regiones intentaron entrar en el

    mercado local utilizando, de forma inade-cuada, el referencial BNAF sin lograr éxito.El proyecto tuvo éxito gracias a una fuerteacción técnica de una organización no-gu-bernamental (Fundação Lyndolpho Silva),apoyada políticamente por el Sindicato delos Trabajadores Rurales, representante delos agricultores familiares del municipio.En ese caso no hubo la formación insti-tucional de un territorio y las relacionesse constituyeron, por la estrecha conanzaexistente entre los actores, con base en lainstitucionalidad local.

    7. COMENTARIOS FINALES

    La capacidad local de las redes deactores de movilizarse a n de producirun dinamismo innovador es el elementoclave de la construcción territorial con

    identidad cultural. Cuanto más grande lamultiplicidad de los puntos de conexiónde esas redes, mayor será el ujo de cono-cimiento e información que favorece lainteracción, la articulación, la cooperacióny el aprendizaje (Paula, 2004).

    Las redes son componentes de lo quemuchos autores llaman capital social que

    puede ser construido, cuando está ausente,a partir de una interrelación entre el Esta-do y la sociedad local. La implementaciónde estrategias de inserción económica queimplique el benecio de todos los actoreslocales exige la ruptura de los obstáculospolítico-institucionales. En situaciones de

    extrema fragilidad del capital social local,la superación de los impedimentos parala realización de acciones signicativas dedesarrollo territorial, con un alto compo-nente endógeno, debe ser realizada pororganizaciones capaces de llevar adelanteesa propuesta. Esa fuerza puede surgirde la sinergia entre la sociedad local y elEstado, pero no siempre las estrategiasestán basadas en el poder público. En esoscasos, la intervención del Estado puedeser perjudicial al proceso si ella no ocurrede acuerdo con los intereses locales queoriginaran el proceso de desarrollo.

    La inserción del esfuerzo de valoriza-ción de productos con identidad territoriala una perspectiva de sostenibilidad deldesarrollo, a su vez, requiere una revisiónde la base conceptual que orienta la inte-gración entre las distintas racionalidades

    4 No se trata de un banco de nanciamiento sino de un banco de informaciones y apoyo a proyectos.

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    de las sociedades, que involucren en unmismo nivel sus aspectos económicos, so-ciales, ecológicos, culturales y políticos.

    Para buscar nuevos caminos para lasostenibilidad, el ecodesarrollo, con baseen ciencias como la ecología humana,ecología política y teoría del uso de losrecursos comunes, se vuelve un importante

    referente para la construcción de procesosde desarrollo territorial sostenible. Ellasofrecen una perspectiva de cogestión deldesarrollo territorial a partir de la nego-ciación de los conictos entre los distintosgrupos sociales, en busca de formas decooperación basadas en espacios institu-

    cionales que permitan la plena negocia-ción de los actores locales, cuidando deno producir lo que Cazella (2002) llamó“elitismo del desarrollo”.

    En Brasil el desarrollo territorial, alnal de los años 90, empezó a salir de algu-nas pocas áreas académicas hacia el espaciopolítico, a través del Consejo Nacional deDesarrollo Rural Sostenible. Este Consejofue creado como la continuación de unConsejo que existía para la gestión delPrograma Nacional de Fortalecimiento dela Agricultura Familiar ( PRONAF ) y tuvola iniciativa de discutir nuevas políticaspúblicas para los distintos sectores delespacio rural. A partir de amplias negocia-ciones, el desarrollo territorial surge comouna estrategia construida colectivamentecon participación de gobierno y sociedadcivil.

    A pesar de que las políticas públicashan sido creadas de forma muy distinta a

    los programas de otras regiones (como elPrograma LEADER en Europa) en el sen-tido de una construcción social, colectiva,con la participación del Estado y de lasociedad, hay un fuerte movimiento socialque busca tener más fuerza en el procesode construcción de esas políticas. Lospropios miembros de los movimientos so-

    ciales han realizado un gran esfuerzo paraaumentar su capacidad técnica sobre latemática. El Estado intenta implementarla política de desarrollo territorial en unsentido top-down, pero hay importantesmovimientos en la sociedad civil, con apo-yo de la academia, que buscan aumentar

    la tendencia de invertir y negociar nuevasinstitucionalidades.

    La principal discusión sobre el de-sarrollo territorial se da en relación conlos aspectos económicos que buscan lavalorización económica de las iniciativaslocales. Sin embargo, hay acciones, aca-démicas y políticas, que se orientan haciala integración de los aspectos económicoscon los sociales, culturales y ecológicos.

    Además, una fuerte preocupación estárelacionada con la participación de todoslos segmentos sociales en las discusioneslocales sobre el camino del desarrollo te-rritorial, aunque se pueda armar que hayuna grande necesidad de preparación delos agentes de desarrollo sobre esas nuevasperspectivas.

    Los resultados alcanzados son todavíapoco estudiados, entre otras cosas porque

    tienen muy poco tiempo de implementa-ción. Pero la conciencia de los diferentes

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    grupos sociales sobre la importancia desu papel en la reorganización de las pro-puestas para el mundo rural ha crecidomucho. Aun si el discurso ha cambiado,los procesos de desarrollo rural no pasanpor transformaciones con la misma velo-cidad. El enfrentamiento entre las fuerzastradicionales del agronegocio brasileño y

    la agricultura familiar encuentra nuevosespacios de conictos y búsqueda de ne-gociación sobre el desarrollo rural.