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    LOS LTIMOS AOS DEL GALENDE MANILA

    Alicia Castellanos Escudier(UNED)

    Introduccin

    Sera imposible abordar el comercio de Filipinas, sin hacer referencia almtico Galen de Manila, conocido tambin con los nombres de Nao oGalen de Acapulco, y Nao de la China; varias denominaciones para un

    mismo barco, pero un barco que no obstante cre una de las rutas martimasms duraderas y un original sistema de transaccin comercial entre Asia,Amrica y Europa.

    Tampoco sera oportuno ceirnos a los ltimos aos del Galen deManila, sin antes conocer algunos conceptos bsicos de este sistema marti-mo que inaugur el comercio directo entre Amrica y Filipinas.

    Del mismo modo no es imposible contemplar el nacimiento y desarrollode la nueva ruta abierta por el galen de forma aislada, sin tener en cuenta laconquista de Mxico y a raz de sta la proyeccin espaola haca Oriente.Dado el largo periodo que estuvo vigente, el Galen de Manila hay que con-siderarlo como un fenmeno que es necesario insertar dentro de la polticacolonial espaola de los distintos monarcas espaoles que se sucedieron en eltrono entre 1565 y 1815, dentro de la poltica internacional en este extensoperiodo de tiempo, y por supuesto, dentro de la propia historia de las expe-diciones martimas.

    El Galen de Manila es un tema que ha despertado ms inters por partede los historiadores extranjeros que espaoles. En Espaa, si exceptuamos la

    magnfica traduccin hecha por Pedro Ortiz Armengol (1992) de la obra deWilliam Lytle Schurtz, The Manila Galleon (publicada en 1939), el recientetrabajo de Lozano Leyva o algn que otro catlogo de exposicin, en generalel tema del galen ha sido tratado en artculos de revistas y sobre todo enactas de congresos por conocidos especialistas en Historia de Filipinas. Laobra de Lytle Schurtz a pesar del tiempo transcurrido sigue siendo imprescin-dible para abordar cualquier estudio acerca de este sistema martimo comer-cial.

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    La mayora de trabajos existentes en Espaa se centran en los primerosviajes del galen, ntimamente relacionados con la conquista de Filipinas, losproductos orientales objeto de transacciones comerciales, as como con los

    avatares padecidos por determinados galeones. Indirectamente el tema, saparece en cualquier obra relacionada con la historia de Filipinas o de Mjico,as como en la Historia martima como lo hacemos en estas Jornadas.

    Bsqueda de una nueva ruta hacia Oriente. El tornaviaje

    Conseguir oro, piedras preciosas, seda, o especias, fue uno de los impul-sos que alent las grandes hazaas terrestres y martimas de finales del siglo

    XV y parte de las del XVI. Se saba, con ms o menos certeza, que talesriquezas procedan de legendarios pases situados al Oriente de Europa.

    A principios del siglo XVI, junto a los portugueses, Espaa sinti losdeseos de alcanzar las ricas tierras de las especias, realizando una serie deexpediciones martimas, que aunque no siempre lograban alcanzar dichas tie-rras, en su bsqueda tropezaron con otras de mayor importancia, incluso connuevos continentes, como fue el caso de Cristbal Coln unos aos antes, quese encontr con Amrica buscando una nueva ruta a Oriente. Descubierto el

    Pacfico, quedaba la ruta hasta llegar a las islas Molucas. En este intento sealcanzaran tambin las Filipinas.En el primer cuarto del siglo XVI, dos acontecimientos tendran lugar

    que haran posible establecer una ruta entre Espaa y Asia a travs deAmrica: la expedicin de Magallanes- Elcano (1), que en 1521 descubri elArchipilago de San Lzaro (Filipinas); y la conquista de Mxico(Tenochtitln) por Hernn Corts; aos ms tarde, estas dos tierras separadaspor el Ocano Pacifico se conectaran definitivamente a travs del Galen deManila.

    Fue la lejana la causa principal que llev a que la proyeccin espaolahacia Oriente se llevara a cabo desde Nueva Espaa, ya que los viajebordeando el cabo de Buena Esperanza, como el de Magallanes-Elcano

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    (1) Magallanes descubri las Marianas, que llam islas de los Ladrones, y algunas islas delarchipilago filipino (Leyte, Ceb, Bulaza) al que bautiz con el nombre de San Lzaro y donde encon-tr la muerte en 1521, tomando el mando de la expedicin Juan Sebastin Elcano, quien en su bsque-da de la ruta de retorno consigui la circunvalacin de la tierra.

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    (1519-1522) o el de Garca de Loaysa haban resultado demasiado largos ypeligrosos. A partir de entonces la bsqueda de las Molucas se realizara a tra-vs del virreinato de Nueva Espaa.

    La relacin de Filipinas con el virreinato de Nueva Espaa, se inicia enel mismo ao de su conquista por Legazpi; antes incluso que fuera creada lacapital Manila por dicho conquistador en 1571. Aunque anteriormente, otrasexpediciones haban partido desde las costas mexicanas y peruanas, sinembargo ninguna de ellas logr retornar al puerto de partida. El ansiado tor-naviaje no se alcanzara hasta 1565, con la expedicin enviada por el virreyde Mjico, a instancias de Felipe II que al mando de Legazpi-Urdaneta, noslo lograra retornar a las costas mejicanas desde donde haban salido, sinode comenzar la conquista de Filipinas en nombre del Rey de Espaa.

    El primer galen que desde Filipinas zarpa para Nueva Espaa fue elSan Pedro, y fue despachado por el propio Legazpi desde la isla de Ceb, enjunio de 1565. Al mando de este primer galen, Legazpi puso a su expertocompaero de expedicin y primer piloto Fr. Andrs de Urdaneta quien trasalcanzar el Pacfico, a travs del estrecho de San Bernardino, no retorn por

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    Viaje de retorno de Urdaneta (el tornaviaje). Catlogo de la exposicin El Galen de

    Manila. Hospital de los Venerables, Sevilla 2000

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    el camino de ida sino que se desvi hacia el norte donde esperaba encontrarvientos del oeste. Fue a mediados de septiembre cuando los tripulantes delSan Pedro divisaron las costas de la Alta California, poniendo inmediatamen-

    te rumbo Sur hasta alcanzar el puerto mejicano de Navidad, puerto desdedonde haban salido en octubre del mismo ao de 1565.Hasta entonces, no se haba logrado atravesar el Pacfico desde Asia a

    Amrica, porque todos los intentos se haban llevado a cabo navegando den-tro de los Trpicos, de modo que la corriente ecuatorial y los vientos predo-minantes del Este, si bien eran idneos para hacer el viaje desde Amrica aFilipinas, a la inversa era prcticamente imposible. Urdaneta tomando unrumbo noreste consigui encontrar una zona de vientos del oeste, semejan-tes a los que se encontr Coln en el Atlntico, logrando por primera vez via-jar desde Filipinas a las costas de California. La ruta del Galen de Manilaquedaba inaugurada.

    La celebracin por haber conseguido el tornaviaje, qued en parte trun-cada, cuando a su llegada Urdaneta se encontr con la sorpresa de que unode los barcos que se haba separado de su expedicin el cual crean haber per-dido camino de Filipinas, el San Lucas, pilotado por Alonso de Arellano yMartn de Ayamonte, haba llegado meses antes a la costas mejicanas. Segntestimonios de sus pilotos, el San Lucas tambin haba alcanzado las Islas

    filipinas, emprendiendo la vuelta a Nueva Espaa al no conseguir encontrar-se con el resto de la expedicin. Esta hazaa de dichos pilotos ha sido oscu-recida por la historia, dada su deslealtad segn alegaciones del propioLegazpi quien asegur que Alonso Arellano se haba servido de una serie dedatos proporcionados por Urdaneta aunque el tema finalmente no tuvo con-secuencias disciplinarias.

    En Filipinas, Miguel de Legazpi, y ya con el cargo de adelantado, a lavez que iba consolidando el dominio espaol en las Islas, prestaba gran aten-

    cin a las posibilidades comerciales del Archipilago; tena la esperanza deencontrar abundantes especias en alguna de las islas que iba descubriendo;soaba con la posibilidad de surtir a toda la cristiandad con estos productos,especialmente de clavo, una de las especias ms valorada y por la que sepagaba un alto precio a los portugueses. Sin embargo, a medida que avanza-ba se iba poniendo al descubierto la inexistencia de dichos productos en lasIslas, pues slo la de Mindanao era productora de canela.

    Efectivamente, las Islas Filipinas no ofrecan grandes riquezas naturales;

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    no exista plata, oro en abundancia o las ansiadas especias, no obstante pron-to se percataron los espaoles que su posicin estratgica era formidable,porque servira de trampoln a las tierras de la especiera y al continente asi-

    tico. As lo corrobora el hecho de que una vez conquistadas las Filipinas, elimperio chino pas al punto de mira de los conquistadores espaoles como lodemuestra el detallado proyecto para la conquista de China, presentado aFelipe II que si no prosper seguramente se debi al momento inoportuno enque se le expuso, tras el fracaso de la Armada Invencible.

    El sistema de galeones

    Desde que los espaoles descubrieron el tornaviaje, Filipinas quedsupeditada al Virreinato de Nueva Espaa y el Galen de Manila sirvi depunto de unin entre ambas. A partir de entonces Filipinas sera como unapndice del virreinato de Nueva Espaa del que dependi en numerososaspectos.

    Desde 1565, el Galen de Manila, con su lnea regular y sus puertosbase en Acapulco y Manila, inaugur la principal ruta comercial del Pacfico,y a travs de ella las cotizadas especias y preciadas manufacturas asiticas

    (sedas, porcelanas, marfiles, tapices, maderas orientales) llegaban aAmrica desde donde partiran para Espaa y finalmente para Europa. Deesto modo la Carrera de Acapulco se convirti en el complemento de laCarrera de Indias.

    A Filipinas llegaban mercancas no slo de China, sino tambin de Japn,Malasia, Indochina, India, Ceiln, etc., entre otros pases del sureste asitico.

    En Manila, a medida que iba aumentando la poblacin espaola dismi-nua la demanda de productos asiticos, saturado su mercado por la masiva

    llegada de comerciantes chinos; por el contrario creca la demanda de produc-tos espaoles y novo hispanos de primera necesidad, como el aceite de oliva,la harina de trigo para hacer pan, jamones, vino, etc. que en ocasiones sepodan conseguir aunque a precios desorbitados.

    Propiedad de la Corona, el Galen en principio naci como un servicioindispensable que el imperio proporcionaba a los vecinos de Manila y a losmisioneros que viajaban a las islas para llevar a cabo la evangelizacin, ele-mento imprescindible para asegurar el dominio sobre la colonia.

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    La mayora de galeones fueron construidos en Filipinas, especialmente enlos astilleros de Cavite, pero tambin en ocasiones lo hicieron en otros lugares delnorte de Luzn donde abundaba la madera. Slo en casos concretos se eligieron

    astilleros forneos (Japn, Siam etc), prohibindose finalmente en 1679 que lasnaos para la lnea de Acapulco se construyeran fuera de las Islas Filipinas.En los primeros aos, no exista legislacin sobre el nmero ni tamao

    de los galeones, despachndose tres o cuatro al ao, pero a partir de 1593 unaReal Orden de Felipe II, por instancia de los comerciantes de Sevilla, limita dos el nmero de buques y tonelaje. En 1720, nuevas rdenes ratifican quetenan que ser dos los buques que deban cruzar el Pacfico, pero los cargado-res de Manila hicieron caso omiso a stas y siguieron enviando un solo gale-n al ao, aunque de mayor tonelaje.

    Tampoco las restricciones en los tonelajes de los buques, entre 300 y 560toneladas se obedecieron, sobrepasando considerablemente los lmites estable-cidos. Por ponerles dos ejemplos, el Nuestra Seora del Rosario que estuvonavegando entre 1746 y 1761 contaba con 1700 toneladas, y el SantsimaTrinidad, capturado por los ingleses en 1762, alcanzaba las 2000.

    Tericamente el control y manejo del sistema de galeones se encontrababajo la responsabilidad de los virreyes de Nueva Espaa; bajo su competenciaestaba la vigilancia del trfico ilcito, la concesin de permisos para viajar a

    Filipinas y la modificacin de las tarifas de los pasajes o los fletes, entre otras.El viaje desde Acapulco a Manila era rpido y con pocos incidentes; los

    buques eran empujados con suavidad y de forma permanente durante dosmeses hasta alcanzar la isla de Guam, en el archipilago de los Ladrones (LasMarianas), en donde se detenan para descargar y hacerse con provisiones.Entre este punto y las Filipinas se sola emplear entre 20 y 30 das ms, conlo cual la duracin total del viaje se fijaba alrededor de tres meses.

    La tranquilidad con la que se desarrollaba habitualmente esta ruta, hizo

    que fuera conocido como viaje por elMar de las Damas

    . Sin embargo, a lavuelta el trayecto se converta en peligroso viaje; dependa en gran parte delos monzones por lo que era importante la salida en unos meses determina-dos, pero la mayora de veces se incumplan los das fijados por interesespuramente de los comerciantes.

    En los viajes de vuelta, era frecuente que los navos se enfrentaran a marestempestuosos, tifones y naufragios o, si la travesa se alargaba ms de lo previs-to, exista la posibilidad de morir de hambre, sed o por enfermedad, especialmen-

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    te de escorbuto o disentera. Al principio la duracin de las travesas era de alre-dedor de 6 meses y pese a que posteriormente stas se acortaron y el viaje nofuese muy complicado, la cifra de fallecidos siempre fue muy considerable.

    La carga ms valiosa que portaba el galen va Filipinas era la plata con-seguida de las mercancas vendidas en Mjico, as como el situado, asig-nacin o subvencin en metlico que desde la poca de Felipe II cada ao lahacienda mejicana aportaba para el sostenimiento del Archipilago. Tambin,y pese a que el comercio de joyas estaba prohibido, stas solan ocupar unlugar importante como lo demuestra la cantidad de ellas aparecidas en algu-nos de los galeones rescatados del mar. Entre las joyas abundaban las esme-raldas, rubes y objetos de oro.

    En los primeros viajes, a los comerciantes se les permita transportar la

    plata en barras o lingotes pero pronto esta prctica qued prohibida y slo sepodan ejecutar las transacciones con monedas de plata.

    Durante los siglos XVI y XVII, el tipo de moneda utilizada en las trans-acciones comerciales era la conocida como la macuquina, moneda de elabo-racin artesanal que presentaba una forma irregular por lo que sus bordes ten-dan a desgastarse perdiendo peso y valor; pero a partir de 1728, coincidien-do con las reformas de los Borbones, las fabricacin de monedas se mecani-z, obtenindose las piezas de acuacin, llamadas columnarias. El ejemplo

    ms acabado de estas monedas lo tenemos en las denominadas Caritas o deBusto, acuadas a partir de 1770, con el perfil de Carlos III.

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    Con el fin de corroborar su autenticidad las monedas cuando llegaban aManila eran sometidas a una prueba que consista en perforar una pequeaparte; este pellizco en China supona un sello de garanta.

    Los pesos mexicanos de cuatro y de a ocho estaban ms valorados quela moneda peruana, de menos calidad y peso.Como no es difcil imaginar, estos fabulosos tesoros que transportaban

    los galeones fueron presa de la ambicin de piratas, corsarios o filibusteros,que no desaprovechaban la ocasin para acometer a estos gigantes del mar.

    Aunque stos iban armados y conuna guarnicin militar, como ocu-rra en los buques de la Carrera deIndias, a veces las mercaduras ocu-

    paban los espacios destinados a laartillera lo que imposibilitaba unadefensa eficaz (2).

    De todas formas, se puededecir que en general el Galen fueun barco con pocas incidencias sitenemos en cuenta las travesas tanlargas, en tiempo y distancia y, que

    adems habitualmente no ibanacompaados por buques de la RealArmada como los de la Carrera deIndias. Slo en momentos de grantensin blica, le solan acompaarotro galen o uno o dos buques dela Real Armada.

    De los ciento nueve galeones que surcaron los mares en 250 aos, slocuatro fueron capturados, el Santa Ana en 1587, el Encarnacin en 1709, elCovadonga en 1743, y el Santsima Trinidaden 1762. Adems hay que acla-rar que los ataques y apresamientos coincidan con momentos de guerra o

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    Apresamiento del Ntra. Sra. de Covadonga en

    1743 por lord Anson (leo de Scott)

    (2) Con el fin de aprovechar al mximo el espacio, la mayora de las veces los caones se depo-sitaban en el fondo de las bodegas. Cuando el Santsima Trinidadfue atacado slo pudo utilizar 10 delos 60 que llevaba.

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    tensiones diplomticas de Espaa con otras naciones europeas, en especialconflictos con Inglaterra y Holanda, aunque tambin ocasionalmente losgaleones fueron presa de algn que otro pirata oriental (3).

    En cuanto a la cifra de desaparecidos y hundidos fue de 26 (4), una cifrainsignificante si tenemos en cuenta no slo la distancia, la escasez de mediosy circunstancias de la poca, sino tambin el hecho de que cada uno de estos

    buques realizaba numerosos viajesentre los puertos de Acapulco yManila.

    Los terminales de Manila yAcapulco constituyeron en su tiem-po los emporios comerciales de los

    artculos exticos y sus ferias fue-ron de las ms pintorescas delmundo. La llegada del Galen era elacontecimiento ms importante delao en estos puertos.

    En la eleccin del puerto deAcapulco, Urdaneta tuvo muchoque ver como lo corroboran las

    numerosas cartas exponiendo susventajas: clima sano, ptima ubica-cin por la menor distancia aMxico y Veracruz, riqueza mineral

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    Fuerte de San Diego y baha de Acapulco. A la izquierda de la for-

    tificacin junto al poblado, aparece una pequea flota fondeada.

    Ao 1769. Col. Archivo General de Indias

    (3) El pirata chino Li Ma-hong en 1574 arras Manila, con el fin de hacerse con el galen. Paraevitar nuevos ataques el gobernador Francisco de Sande (1575-1579) cerc la ciudad de Manila con unaempalizada que ms tarde dara lugar a una muralla de cantera. El apresamiento del Santa Ana, por elingls Thomas Cavendish, tuvo lugar en 1587, momento de mxima tensin entre Felipe II y la reina deInglaterra; cuando el Encarnacin fue asaltado y llevado a Inglaterra a manos de sus captores, Espaase encontraba en plena Guerra de la Sucesin; lo mismo ocurri con el apresamiento del Covadongaapresado por el ingls Lord Anson durante la llamada Guerra de la Oreja de Jenqui. En cuanto alSantsima Trinidad en 1762 coincide con la ltima fase de la Guerra de los Siete Aos entre Francia eInglaterra en la que Espaa qued implicada por el Pacto de Familia. En este mismo ao los ingleseshaban conquistado la Habana y Manila.

    (4) PORRAS, J.L.:El Galen de Manila, en Estudios sobre el Pacfico. Asociacin Espaola deEstudios del Pacfico, pag. 32, Madrid, 1988.

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    etc. Efectivamente Urdaneta no se equivoc en las valoraciones de este puer-to. De aguas profundas y rodeadas de montaas de granito que se deslizanhacia la baha de forma escarpada el puerto ofreca gran seguridad y cobijo a

    las naves. No obstante el estrecho que tena que librar el galen para salir amar abierto, el conocido como Paso de Acapulco, a veces requera difciles yarriesgadas maniobras, atrasndose su salida durante das.

    Tambin el puerto de Manila, elegido por Legazpi, reuna las mismas bue-nas condiciones o mejores que el de Acapulco. Adems de la ventaja de la proxi-midad de los mercados orientales, el puerto de Manila era uno de los mejorespuertos del Extremo Oriente. Aunque amenazada por lo tifones y baguos laformidable baha de Manila ofreca cobijo y seguridad a los barcos, especialmen-te en la punta de Cavite lugar destinado a la carga y descarga de los galeones.

    En Manila se cargaban todas aquellas mercancas y especias que comodecamos, constituyeron uno de los principales impulsos iniciales de las expedi-ciones: bellsimas tallas de marfil, piedras preciosas hindes, sedas y porcelanaschinas, sndalo de Timor, clavo de las Molucas, alcanfor y cera de Borneo, cane-la de Ceiln, jengibre de Malabar, damascos, lacas, tapices, perfumes etc.

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    Puerto y baha de Manila. En el extremo derecho aparece el poblado de Subic

    en cuyos alrededores se ubicaban los galeones. Ao 1715. Col. De M. y P. de

    Filipinas. Archivo General de Indias

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    Al principio eran los comerciantes chinos los que se encargaban de pro-veerse de las mercancas procedentes de Asia, pero posteriormente se esta-bleci el servicio depancadas que consista en que un encargado compraba

    todas las mercancas chinas y luego las distribua entre los comerciantes enfuncin del espacio que stos dispusieran en la Nao.Como generalmente exista ms demanda de los comerciantes de Manila

    de embarcar sus mercancas que el espacio disponible en el navo, se estable-ci el sistema de boletas que permita dividir el rea disponible de almace-namiento enfardos.

    En el reparto de las boletas, como diramos hoy da, exista un solapadotrfico de influencia, ya que de antemano se conoca a qu comerciantes seles iban a conceder, reservndose un elevado nmero de ellas para las autori-dades de Manila, aunque tambin se concedan boletas a las viudas de los car-gadores de la nao y al clero. Este ltimo a travs de las Obras Pas concedaprstamos a cambio de elevados intereses a los comerciantes que los solicita-ran.

    En Manila, si la salida de la Nao era motivo de solemnidad y alegra anlo era ms la llegada, sobre todo cuando el buque retornaba repleto de platay pasaje, dos cosas indispensables para las islas. Cuando por alguna razn elgalen no retornaba a Manila supona un ao psimo para la economa de las

    islas, en especial para los comerciantes que haban invertido en mercadurastodo su capital.

    Tambin en Acapulco, el galen era recibido con toda festividad. Encuanto era divisado se encendan fuegos en las atalayas y las campanas de lasiglesias repicaban con fuerza para que los comerciantes acudieran a las ferias.De una manera u otra, pocos habitantes quedaban al margen de la llegada delGalen. Tanto la llegada como la salida del Galen estaban muy controladas.Durante la descarga no se poda acercar ninguna embarcacin y antes de des-

    cargar la mercanca se pasaban tres controles; la del personal de la Realhacienda para llevar a cabo el cobro del almojarifazgo; la de los tcnicos quevaloraran el estado del barco; y un tercer control que consista en un exhaus-tivo registro del galen para que no quedara mercanca oculta. No obstante, apesar de todos estos controles los fraudes eran muy habituales.

    Desembarcadas las mercancas se inauguraba la feria de Acapulco quetambin estaba detalladamente reglamentada. Estas ferias constituan extraor-dinarios eventos y fueron calificadas como de las ms renombradas del

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    mundo. Acapulco adquira un color y ambiente excepcional. En las callesprincipales de Acapulco se exhiban todo tipo de mercancas llegadas deManila; se vendan los gneros orientales y se compraban otros productos

    como ail, sombreros de palma, cacao, vainilla, tintes, zarzaparrilla, cueros,etc. Tambin en la feria se comercializaban productos procedentes de Espaacon destino a Filipinas como aceite, vino, jamones, tocino, jarcias y todo tipode herrajes, relojera, instrumentos nuticos etc.

    Durante los das de feria se organizaban todo tipo de festejos como bai-les, peleas de gallos, carreras de caballos, entre otros; el anuncio del cierre dela feria se comunicaba con 24 horas de anticipacin, con el fin de que loscomerciantes finalizaran pronto sus transacciones.

    Clausurada la feria, largas caravanas de comerciantes salan de Acapulcocon sus productos orientales recin adquiridos. Una parte de ellos se distri-buan por el continente americano y, el resto, que constituan la mayor parte,a lomos de animales de carga se dirigan al puerto atlntico de Veracruz,donde volvan a ser embarcados en naves espaolas con destino a Cdiz ySevilla; desde estos puertos los preciados productos orientales seran distri-buidos prcticamente por toda Espaa, estando presentes en importantesferias, como la de Medina del Campo.

    El galen no slo era portador de mercancas sino que tuvo un gran

    impacto espiritual, social, econmico y cultural influyendo en la arquitectura,arte, religin, costumbres, gastronoma, etc., entre los pases que enlazaba.

    Los artesanos chinos de Manila, como actualmente, adaptaron sus obrasal gusto occidental y espaol, principalmente los pintores y los escultoresque centraron su estilo en la elaboracin de la imaginera. Pocas iglesias exis-ten en Espaa que no cuenten con una pieza de marfil tallada. Un ejemplo loencontramos en la catedral de Cdiz donde existen dos esculturas de bultoredondo de sus patronos San Servando y San Germn.

    Como en la Carrera de Indias, elGalen de Manila o Nao de la China

    adems de de ir protegido por las fuerzas militares tambin lo estaban porimgenes y santos. Una de estas imgenes fue la Virgen del Rosario, conoci-da en Cdiz como la Galeona perteneciente a la cofrada del Tercio deGaleones. Esta imagen que durante los siglos XVII y XVIII haba tutelado lasflotas de Tierra Firme y de Nueva Espaa, terminara tambin, en ocasiones,acompaando al galen de Acapulco a travs del cual lleg la devocin a laIslas transformndose en La Naval actual patrona de Manila.

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    An hoy da, tanto en Filipinas como en Mjico, se siguen oyndoseciertas leyendas relacionadas con la virgen de los galeones, la Galeona gadi-tana. La versin que ms se repite, es que dicha imagen, cansada del trajndel mar, apareca en un cerro u otro terreno para que se levantara en su honoruna ermita o templo.

    Los ltimos aos del sistema de galeones

    A pesar de la extraordinaria proeza alcanzada por el galen en la histo-ria de la navegacin mundial, este sistema comercial martimo tuvo muchosdetractores y juicios adversos, la mayora basados en el aspecto econmico,y en el hecho de que la historia de Filipinas estuvo demasiado ligada a lasaventuras y desventuras del Galen.

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    Alegora del patronato de

    Ntra. Sra. Seora del Rosario

    sobre la Armada Real.

    Grabado del Siglo XVII.

    Hiplito Sancho: Patronato de

    Ntra. Sra. del Rosario sobre la

    flota de Nueva Espaa.

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    El Galen propiedad de la Corona, se haba convertido en un problemaeconmico, y no slo por los gastos de construccin y mantenimientos, opor la competencia que supona al comercio peninsular sino tambin por el

    continuo flujo de salida de plata mejicana y peruana hacia Asia, donde estemetal era muy apreciado, dada su escasez. El Galen siempre present prdi-das considerables, la nica ventaja que reciba la Real Hacienda de su comer-cio, era el cobro del almojarifazgo, impuesto permanente que gravaba todaslas mercancas en Acapulco y que era remitido a Filipinas como parte del lla-mado situado.

    Tratando de paliar estos desajustes econmicos, se establecieron nume-rosas leyes destinadas la mayora a reducir al mnimo el comercio del galen,fijando una cantidad mxima de salida de plata y entrada de mercancas en

    Mjico.Dentro de la Pennsula, Sevilla y Cdiz fueron las ciudades ms afecta-

    das as como el levante espaol. Las protestas de los comerciantes de estasdos ciudades lograron que se limitasen los viajes de la Nao y valor de las mer-cancas, a costa de las protestas de los cargadores de la nao de Manila quecuando se intent establecer una lnea directa entre la Pennsula y Filipinas,se mostraron contrarios.

    Paralelamente a la competencia que los productos orientales hacan a los

    productos espaoles, la industria de Mxico y sobre todo la peruana tambinse resintieron. La demanda de productos orientales en la refinadsima socie-dad peruana, llev a los comerciantes del Per a intentar hacer el comerciodirecto con Filipinas, llegando a enviar sus buques, pero ante la alarma de loscomerciantes sevillanos y gaditanos, la Corona termin prohibiendo todarelacin comercial directa entre Per y Asia (5).

    Naturalmente los circuitos comerciales no se destruyeron a base de pro-hibiciones y el negocio sigui pero por va ilcita. A fines del siglo XVI,Mxico y Per intercambiaban casi tres millones de pesos anuales y a princi-pios de la centuria siguiente el Cabildo de la capital mexicana calculaba quesalan de Acapulco para Filipinas casi cinco millones de pesos, parte de loscuales provenan del Per.

    Es incuestionable que la pervivencia de esta lnea martima del Galende Manila, durante dos siglos la convirtieron en un arcaico sistema que no

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    (5) FERNANDEZ. M. Al;La Nao de China. Monterrey (Mjico), 1998.

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    encajara con el reformismo borbnico, iniciado en el segundo cuarto delsiglo XVIII, y que adquirira su mximo grado con Carlos III.

    Los Borbones recibieron como herencia un imperio de vastsimas exten-

    siones territoriales pero su economa estaba en crisis y desde el principiointentaron solventar este grave problema; al mismo tiempo las posesionesespaolas Ultramarinas eran amenazadas por poderosas naciones y sus lmi-tes comenzaron a ponerse en entredicho. El monarca Carlos III, ante las aco-metidas especialmente de Inglaterra, traz un ambicioso plan defensivo.Despus de las conquistas de la Habana y Manila en 1762, ltima fase de laguerra de los Siete Aos, y las consecuencias de la Paz de Paris (1763), elPacfico se incorpor plenamente a la geoestrategia trazada por el monarca.

    Entre las medidas ms llamativas de la poltica indiana llevada a cabopor los ministros de Carlos III, cabe destacar la abolicin del monopolio delcomercio por los decretos dados en 1765, que habilitaron para el trfico unaserie de puertos espaoles y americanos, as como la libertad de comercioconcedida por la Pragmtica de octubre de 1778.

    La participacin de las expediciones espaolas en el Pacfico en la pocade Carlos III, no slo fue alentada por los mismos estmulos de tipo cientfi-co que animaron a Inglaterra y Francia, sino que en el caso de Espaa hay queaadir la defensa de los lmites de sus territorios. Los temores de una inter-

    vencin de los ingleses y rusos en el Pacfico van a impulsar una brillantepoca de exploraciones y reconocimientos espaoles.

    En las expediciones europeas, por parte de Espaa participaron marinosmuy destacados como Jorge Juan, Ulloa, Malaspina etc. As mismo nacieroniniciativas por parte de los virreyes de Nueva Espaa, como el caso del condede Revillagigedo quien enva a California a Alcal Galiano en 1792, siguien-do las orientaciones de Malaspina sobre la conveniencia de completar ciertosobjetivos inacabados en la zona (6).

    Dentro de esta lnea y en lo que respecta al Galen, hubo importantesnovedades como: la apertura de dos nuevas rutas, el establecimiento del puer-to de San Blas y la apertura de la derrota Cdiz- Manila a travs del cabo deBuena Esperanza.

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    (6) Expediciones anteriores fueron las de los marinos espaoles Juan Prez Hernndez, Brunode Hezeta, Juan Francisco de la Bodega y Cuadra o el piloto Francisco A. Mourelle de la Ra, entreotros etc.

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    Pero cualquier intento de reforma incorporada por la poltica espaola deesta poca se encontrara con la tenaz resistencia de los cargadores de la naode Manila, de tal forma que el Galen logr sobrevivir hasta bien entrado el

    siguiente siglo XIX. Tenemos que tener en cuenta que este grupo de comer-ciantes, no slo estaba integrado por simples comerciantes, sino que enmuchos casos stos actuaban como simples intermediarios de destacadasautoridades, e incluso instituciones como en el caso de las Obras pas, enespecial la Casa de la Misericordia de Manila, que inverta sus ahorros enprstamos con elevados intereses por las muchas posibilidades que tenan deperder el dinero en caso de naufragio o captura de la Nao.

    Acogindose a la nueva poltica borbnica y a la presencia de la Marinaespaola en el Pacfico, durante el siglo XVIII los comerciantes espaolesintentaron hacerse con el comercio directo con Filipinas como lo demuestranlas continuas tentativas.

    En 1732, cuatro comerciantes residentes en Cdiz obtuvieron licenciapor diez aos para enviar buques directamente a Manila; a cada comercian-te le estaba permitido enviar a Filipinas entre dos y cuatro navos al ao ytraer mercancas procedentes de Asia por un valor de 300.000 pesos, siempreque se sometiera a un registro por el presidente y tribunales de la Casa deContratacin. Los buques deberan ir armados con, al menos, treinta caones.

    A partir del ao 1776, comenzaran una serie de viajes directos desdeCdiz en buques de guerra, que llevaban a flete algunas cargas de particula-res. El primero que sale directo fueEl Buen Consejo en el ao 1776. La lle-gada de este primer barco directo de Cdiz produjo gran conmocin enManila y la habitual hostilidad por parte de los comerciantes que empezarona ver una competencia y consecuentemente el fin del Galen. Estos viajes ter-minaron en 1783, sin que prosiguiera abierta la ansiada relacin directa entreEspaa y Filipinas.

    Tambin otras casas comerciales intentaron potenciar el comercio direc-to con Filipinas como el caso de la Casa Ustariz y los Cinco Gremios deMadrid, pero tuvieron que desistir ante la tenaz resistencia de los comercian-tes de Manila, empeados en proseguir con el tradicional comercio de laNao,consiguiendo finalmente establecer el comercio directo con Filipinas la RealCompaa de Filipinas creada en 1785. A diferencia, esta Compaa no slonaci con la idea exclusiva de hacerse con el comercio oriental a travs delArchipilago filipino sino tambin para potenciar su agricultura e industria.

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    A la nueva compaa se le concede el monopolio del trfico comercialde Filipinas y sus buques podan navegar directamente hacia aquellas islaspor el cabo de Buena Esperanza o por el de Hornos haciendo escala en los

    puertos de Amrica del Sur. De este modo se abra la ruta directa occidentalentre Espaa y Filipinas.Heredera de la Guipuzcoana de Caracas, la Compaa de Filipinas, que

    arbolaba la bandera real, durante los primeros aos consigui grandes bene-ficios, como tambin un modesto impulso de la economa de Filipinas; sinembargo su buena marcha qued truncada no slo por la libertad de comer-cio, sino por otra serie de razones que le llevaron a la bancarrota, como losefectos por las guerras y los anticipos incobrables que haba concedido a losagricultores filipinos. Adems cabe sealar las importantes cantidades quefue obligada a conceder a la Corona para los gastos de guerra y el acoso con-tinuo de sus buques, por buques ingleses entre los aos 1797 y 1806, tantoen el Pacfico como en las costas americanas (7).

    En palabras de Daz-Trechuelo, en su trabajo sobre la Compaa deFilipinas, inspirada por las doctrinas economistas del siglo XVIII, la RealCompaa de Filipinas vino a morir a consecuencia de las ideas del liberalis-mo econmico del XIX.

    Como es lgico la Compaa de Filipinas afect directamente al Galen;

    pese a que en principio le estaba prohibido comerciar los productos bsicosdel Galen, en ocasiones satur el mercado americano de productos orienta-les obligando a ste a quedarse en Manila. Pero a pesar de la competencia dela Compaa de Filipinas y los daos sufridos por la libertad de comercio, elgalen consigue sobrevivir.

    A principios del siglo XIX, las difciles circunstancias que tiene queafrontar Espaa, lgicamente haban de incidir en sus posesiones deUltramar.

    Una serie de acontecimientos muy relacionados entre s, van a removerlos cimientos de la estructura poltica, social y econmica de Espaa y con-

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    (7) En 1799, la fragata Francisco Javier, aliasEl Filipino tuvo que ser desviada por el hemis-ferio austral, siguiendo el derrotero que les facilit el jefe de la escuadra de Asia Ignacio Mara de lava.Perseguido por buques ingleses, se tuvo que refugiar en el puerto de Concepcin de Pencos; as mismoen 1806 la fragata San Fernando que sali para Per con un cargamento de productos asiticos fue inter-ceptada en el cabo Bojeador por un navo de guerra ingls que la apres y la condujo a Macao. Daz-Trechuelo Spnola, La Real Compaa de Filipinas, Sevilla, 1965.

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    secuentemente de sus posesiones de Ultramar: la guerra con Inglaterra queculmin con el desastre de Trafalgar, la posterior invasin francesa (8), laConstitucin de Cdiz y la independencia de las provincias americanas (9).

    Como sealbamos hace un momento, los ataques al Galen general-mente se daban en poca de conflicto armado, por lo que en tales circunstan-cias era habitual que los galeones fueran escoltados por uno o dos navos deguerra.

    En 1801, el galenRey Carlos, alias elMontas, sali para Acapulcoacompaado por las fragatas de guerra Fama y Luca de la Escuadra deFilipinas; a partir de entonces y hasta 1809 salieron slo dos galeones paraAcapulco. Y es que en periodos de conflictos blicos, el comercio siempreera el ms afectado. En estos primeros aos a que nos referimos, al frenarse

    la demanda de productos asiticos en Espaa por las guerras consecutivas conInglaterra y Francia, las mercancas orientales se acumularon en los puertosde Manila y Acapulco. Si a esta situacin le aadimos las revueltas enMxico tras el levantamiento independentista, podemos imaginar la situacincatica de Filipinas.

    El movimiento de Independencia mejicano se haba consolidado en1810, entrando Mxico en un largo periodo de inseguridad; por ello cuandoel galenMagallanes arrib en diciembre de 1811, se encontr con el con-

    flicto militar que impeda su descarga, vindose obligado a dirigirse al puer-to de San BIas, en Nayarit, donde su cargamento fue vendido lentamente y aprecios muy bajos (10).

    Filipinas no slo fue privada de la plata que retornaba de la venta de lasmercancas, principal fuente de ingresos, sino tambin del situado, esa asig-nacin en metlico que la Hacienda mejicana aportaba para el sostenimientodel Archipilago. Durante los aos que qued interrumpido el trfico comer-

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    (8) Hasta febrero de 1809 la junta de Sevilla no comunica al gobernador general de Filipinas el

    cambio de poder operado en Espaa. De acuerdo con la Audiencia, Fernndez Folguera proclama al reyFernando VII y emite una serie de bandos exhortando a los filipinos a mantenerse firmes al monarca sus-tituido.

    (9) CASTELLANOS ESCUDIER, A.: El impacto del proceso de la independencia de Mxicoen Filipinas, en Actas del IV Simposio de Historia Martima y Naval Iberoamericana, Madrid, 1999pgs. 178 192.

    (10) Este galen haba salido de Manila en 1809 al mando del capitn de fragata de la RealArmada Juan Bernaci, Ventura de Los Reyes, este diputado filipino que gestion la supresin del Galen,no desaprovech la ocasin de embarcar 66 fardos y cuatro cajones. Testimonios de registros de Nao;escritura de gneros de Ventura de los Reyes. Archivo General de Indias. Sec. Filipinas; leg. 964.

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    cial con Acapulco, se contrajo una deuda de millones de pesos; el final delgalen, que ya era inevitable, sera debatido en varias sesiones de la Cortesde Cdiz, inauguradas el 24 de septiembre de 1810, en la Isla de Len, actual

    San Fernando.Como representantes de Filipinas, juraron sus cargos los diputadossuplentes hasta la llegada del nico diputado electo, Ventura de los Reyes ySerenas, quien haba salido de Manila a principios de 1811 con toda su fami-lia, tomando juramento en la ciudad gaditana el da 9 de diciembre de 1811.Inteligente y muy capacitado para las transacciones comerciales, era uno delos comerciantes ms ricos e influyentes de Manila. Su buena amistad con elgobernador general Fernndez de Folguera y otras autoridades espaolas, conlas que comparti sus negocios, le ayudaron a prosperar y a ser elegido dipu-tado a las Cortes de Cdiz en 1810, a pesar de su avanzada edad. En losmomentos previos a la eleccin, aparece en la relacin de accionistas de laCasa de la Misericordia de Manila.

    Reyes, adems de conocedor de los problemas de Filipinas, destacabapor su elocuencia y retrica, cualidades stas que jugaron un papel fundamen-tal en las sesiones de las Cortes. Sus actuaciones principalmente se centraronen dos objetivos: solventar los problemas de los diputados filipinos para quellegaran a tiempo a la convocatoria de Cortes y el tema de la crisis econmi-

    ca de Filipinas, desencadenada tras haber quedado interrumpido el trfico dela Nao de Acapulco (11).

    Como representante tambin de otras posesiones espaolas en elPacfico, Reyes expone tambin la situacin de desamparo en que se encuen-tran las provincias llamadas del visasmo, sometidas a los monzones ydesde las que sus habitantes slo podan viajar a Manila una vez al ao; o elcaso de las islas Marianas o las Batanes, islas que slo se comunicaban conManila por medio de la Nao de Acapulco y que permanecan aisladas prcti-

    camente al haberse cortado la ruta del galen.La serie de revueltas que tienen lugar con la proclamacin de laConstitucin de Cdiz en Filipinas, tuvieron mucho ver con la crisis econ-mica, reflejo de la situacin que simultneamente estaba teniendo lugar enMxico.

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    (11) CASTELLANOS ESCUDIER, A.: Filipinas en las Cortes de Cdiz, en Ciclo de conferen-cia: El Cdiz de las Cortes, Real Academia Hispanoamericana, Cdiz, 2006.

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    En el aspecto poltico-administrativo, la primera etapa que inaugura laConstitucin de Cdiz, en Filipinas se observan pocos cambios, siendo en elaspecto econmico, donde las reformas fueron ms notorias y hay que reconocer

    que stas tuvieron mucho que ver con la habilidad de su representante Ventura delos Reyes, hombre de negocios y conocedor de los problemas de Filipinas.Una de las medidas ms llamativas y que tuvo mayor repercusin fue la

    supresin de la Nao de Acapulco. Aunque la peticin para que se suprimieraeste sistema caduco ya haba sido formulada anteriormente por diferentesautoridades espaolas de las Islas, Ventura de los Reyes la plantea el da 11de febrero de 1811.

    Hay que sealar que la supresin no fue nicamente iniciativa del dipu-tado filipino, satisfaciendo as la vieja reivindicacin filipina, que nunca la

    hubo, sino que era Espaa a la que le interesaba acabar con el Galen; y yano slo por la carga econmica que supona o la competencia que los produc-tos del Galen hacan a la industria nacional, especialmente a Catalua, sinopor el peligro que supona que Filipinas siguiera manteniendo relaciones conMjico, una vez iniciado el proceso de independencia de ste.

    A pesar de las persistentes peticiones por parte del diputado por Cataluapara que se pusiera fin al comercio entre Filipinas y Mxico, los argumentosde Reyes a la Comisin tuvieron ms fuerza, consiguiendo que Filipinas

    siguiera comerciando con Nueva Espaa. Finalmente, el texto de supresinquedaba en los siguientes trminos:

    Queda suprimida la Nao de Acapulco y los habitantes de las Islas fili-pinas pueden hacer el comercio de gneros de la China y dems del con-tinente asitico en buques particulares nacionales continuando su girocon la Nueva Espaa y los puertos de Acapulco y San Blas bajo elmismo permiso de 500.000 pesos concedidos a dicha Nao y un millnde retorno (12).

    La nueva situacin poltica que haba incorporado la Constitucin deCdiz queda quebrantada por el regreso de Fernando VII, el 23 de febrero de1814, y con ella la supresin del galen quedaba en el aire. No obstante, enjunio del mismo ao de 1814, el Rey dirige una Real Orden (13) (17 de Juniode 1814), en su intento de frenar los movimientos independentistas da una

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    (12) Diario de Sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias. Sesin del 29-3-1813.(13) Del secretario del Despacho para la gobernacin de Ultramar Miguel de Lardizabal y Uribe.

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    nueva oportunidad a todos aquellos representantes de Amrica y Asia paraque expusieran y dieran cuentas de sus solicitudes ya resueltas, las que esta-ban por resolver as como las nuevas propuestas.

    El diputado Reyes aprovechando la ocasin que se le brindaba, elevauna serie de peticiones de matiz econmico, que abogaban por una clara libe-ralizacin del comercio, peticiones que previamente ya las haban denegadolas Cortes de Cdiz, por oposicin especialmente de los intereses deCatalua. Presentadas las proposiciones al Consejo de Indias, tras evacuar laconsulta propone las resoluciones siguientes:

    La ratificacin de la supresin de la Nao de Acapulco El aumento de 250.000 pesos fuertes ms sobre los 500.000 que ante-

    riormente gozaban los filipinos. La habilitacin de nuevos puertos para el comercio filipino en elCallao (Per) y Guayaquil (Pacfico), perteneciente al Virreinato deNueva Granada (hoy Repblica del Ecuador).

    La concesin a dichos naturales para que en sus propios buquescomercien con el noroeste de la costa de California.

    La libertad de derechos en todos los frutos y gneros filipinos en cual-quier punto de la Monarqua espaola siempre que los extrajesen enbuques nacionales y por un plazo de 10 aos.

    En 1815 llegaba a Manila el ltimo galen procedente de Mjico con elsimblico nombre de San Fernando, aliasMagallanes; volva vaco, porquela poca plata conseguida de la venta de las mercancas haba sido requisadapor los rebeldes mexicanos. Definitivamente, ste fue el ltimo viaje delGalen de Manila.

    Consideraciones finales

    Efectivamente, el galen no fue un mecanismo comercial ptimo y ado-leca de grandes defectos, sobre todo en el aspecto econmico, ya que la eco-noma de Filipinas y Mxico dependieron demasiado del galen. No obstan-te, y a pesar de sus limitaciones, no podemos olvidar que la mayora de inten-tos para abrir una ruta directamente entre Espaa y Filipinas, a excepcin dela Real Compaa de Filipinas, no salieron adelante y hubo que esperar a la

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    apertura del Canal de Suez, en el siglo XIX, para solventar, en parte granparte, esa distancia fsica insalvable.

    Al galen se debe el desarrollo adquirido por los astilleros de Cavite del

    que salieron excelentes buques construidos, gracias a la calidad de la made-ras existentes en las islas. Los galeones fueron barcos resistentes, que lleva-ron a cabo uno de los viajes ms difciles y arriesgados que ha conocido laHistoria Martima.

    El galen hizo posible la evangelizacin y los intercambios comercia-les, sociales, culturales y religiosos entre Asia, Amrica y Europa. As mismoel trfico del galen filipino puso a Manila en la rbita del comercio mundial.

    La derrota del Galen, con sus regulares y largas travesas, supuso elcontrol y presencia de Espaa en amplias zonas martimas estratgicas ante

    otras naciones.

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