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El Arte de interrogar 1 EL ARTE de interrogar Pierre SCHMIDT

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  • El Arte de interrogar

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    EL ARTE de interrogar

    Pierre SCHMIDT

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    Editado por Institut Homeoptic de Catalunya Rocafort, 248-250, entlo. 1 08029 Barcelona Tel. 93 430 64 79 www.instituthomeopatic.com

    ISBN: 978-84-614-7224-6 Dep. Legal: B-10010-2011

    Impreso en: Multitext S.L. Barcelona www.multitext.cat

    Diseo y maquetacin: Javi Rivas Fotografia portada: Joan Gasparin No est permitida la reproduccin, total o parcial, del presente libro, ni su tratamiento informtico, ni su transmisin de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrnico, mecnico, por fotocopia, por registro u otros mtodos, sin el permiso preciso y por escrito del titular del Copyright. (n. registro 02/2003/4916).

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    Pierre SCHMIDT

    (1894-1987)

    El Doctor PIERRE SCHMIDT y su papel en la restauracin de la Homeopata.

    Sin el trabajo de hombres capaces de encarnarlas, las

    doctrinas no son ms que recuerdos en los cementerios de ideas muertas. La transmisin de la doctrina homeoptica a travs de doscientos aos de historia no ha podido realizarse sino gracias a la sensibilidad, la inteligencia y la actividad de los grandes pioneros que se han ido pasando el relevo. Hahnemann, Hring, Lippe, Kent y muchos autores ms, han constituido una verdadera cadena de transmisin viva. Despus de la muerte de Kent y tras una fase de declive aparente caracterizada por la multiplicacin de doctrinas parasitarias, fue Pierre Schmidt quien volvi a restaurar la doctrina hahnemanniana a su formulacin original, dando continuidad a los trabajos de Hahnemann y Kent.

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    March a los U.S.A. e inici sus estudios con discpulos ms directos de J.T. Kent, aprendiendo de A.E. Austin y F.E. Gladwin. Se convirti en el primer graduado de Fundacin Americana para el curso de Homeopata para mdicos. Volvi Suiza y difundi sus conocimientos a numerosos discpulos atrados en aquel momento por su renombrable auge. Pierre Schmidt fue un claro ejemplo de una frmula extraa. l mismo dijo: "l que slo es, ni tan solo es", a efectos de expresar que aquel que se considerara solo homepata acabara no sindolo, del mismo modo que si slo era mdico. Esto significa que la armona de un ser humano slo se logra en la medida en que se desarrolla un equilibrio entre sus capacidades de sentimiento, pensamiento y accin. Peter Schmidt fue un mdico e hizo un fuerte hincapi en la necesidad de que los conocimientos mdicos no deban incluir solamente la medicina convencional y la homeopata, sino tambin elementos de acupuntura, de medicina manual, de conocimientos de semitica que iran de la morfopsicologa a la iridologa pasando a travs de la grafologa, la quiromancia y la numerologa. Pero tambin tena un amplio conocimiento de idiomas, lo que le permita hacer del traductor en un momento en que en los Congresos an no haba sistemas de traduccin simultnea, ello facilit la difusin de sus enseanzas ya que al viajar al extranjero, se le solicitaba constantemente organizar seminarios. Posea adems una cultura artstica considerable, estaba interesado en la literatura, msica, teatro, pintura, arte tradicional del tapiz que hacan de su despacho profesional un verdadero museo. Pero no dej de lado el cuidado del cuerpo, con Fritz su gua de montaa, practicaba con regularidad el esqu en invierno y la montaa en verano. Nada de lo que era humano le era ajeno.

    Poco despus de su matrimonio, fund en 1921 con la

    colaboracin de su esposa, un laboratorio para la preparacin de medicamentos homeopticos siguiendo el mtodo tradicional a partir de las cepas que obtuvo en su viaje a los EE.UU. En 1935 ayud a fundar la Liga Medicorum Homoeopathica Internationalis (LIGA) momento a partir del cual organiz conferencias anuales por toda la geografa de los componentes de la misma. Por otra parte,

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    continu transmitiendo conocimientos bien a travs de formacin privada, a numerosos estudiantes de todo el mundo que hacan "estages" en su casa o bien a travs sus numerosos viajes por lo que recibi el apodo de "El Globe-trotter de la homeopata". Un momento decisivo para la transmisin de sus enseanzas fue la fundacin del Groupement hahnemannien de Lyon, que funcion desde 1946 hasta 1978. Los trabajos que surgieron de este grupo de trabajo fueron compilados y difundidos en una publicacin mensual, los Cahiers du Groupement hahnemannien de Lyon, que mantiene su publicacin actualmente y es impulsada por obras inspiradas en la prctica de la homeopata clsica.

    Pierre Schmidt tuvo tambin una actividad literaria muy

    extensa que dio lugar a numerosos artculos publicados en ingls, francs, alemn, italiano, espaol y portugus. El mundo homeoptico francfono an le debe una traduccin de la sexta edicin del rganon, de Enfermedades Crnicas de Hahnemann, de las "Lecturas" de J.T. Kent, y de las "Cincuenta razones para ser homepata" de J.C. Burnett, as como su ayuda a la edicin del Repertori Final General de Kent,

    A partir de 1978 Pierre Schmidt ces toda su actividad

    mdica y termin sus das en casa de unos amigos cerca de Nancy. Muri el 15 de octubre 1987 con noventa y cuatro aos. Dej tras de s a muchos discpulos que en los diferentes pases de Europa, de Amrica Latina y el subcontinente de la India, difundieron sus enseanzas.

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    Biografa escrita por el Dr. Jacques Baur (Lyon) autor de: Las enseanzas del Dr. P. Schmidt -2 volmenes. Ed. Similia Homeopata Medicina del individuo. Ed. Similia

    El rganon, un libro sin Fronteras. Ed. Boiron

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    INTRODUCCIN

    El acto teraputico que debe terminar en la curacin se basa en el sacrosanto diagnstico. Luego, el fin principal de la consulta aloptica es establecer un diagnstico patolgico, es decir, determinar segn los mtodos nosolgicos ms modernos y ms recientes, la etiqueta mrbida. Dicen y ensean en todas partes que sin diagnstico no se puede ni se debe emprender tratamiento. Segn la enseanza universitaria de la Escuela Antigua, la investigacin de las manifestaciones patolgicas objetivas es absolutamente esencial; en la consulta aloptica corriente, la interrogacin, excepto en las enfermedades psquicas, representa un rol natural secundario, ya que la consulta debe basarse esencialmente en constataciones objetivas y se realiza ms bien en exmenes de todas clases efectuados por medio de numerosos instrumentos ms o menos complicados y con anlisis clnicos variados. Un instante de reflexin nos convencer de que es evidente que todos estos procedimientos slo tienden a determinar el rgano o el sistema afectado y su grado de contaminacin. Es la caza de las manifestaciones objetivas, de los productos ltimos, de los resultados mrbidos. Si estos resultados no se revelan de una manera objetiva precisa, y si el paciente solo sufre trastornos funcionales, o si tal vez su enfermedad est todava en sus comienzos, presenta solamente trastornos subjetivos. Entonces se juzga y diagnostica arbitrariamente el caso diciendo: "Es un nervioso, un psquico, un imaginario". En la consulta homeoptica el fin es ante todo el establecimiento del diagnstico teraputico. Y para obtenerlo uno no se satisface, en absoluto, con el diagnstico patolgico solamente, y que todo mdico consciente practica de la

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    mejor manera que sus conocimientos le permiten. No, el fin del mdico homepata es establecer cmo pudo una afeccin determinada desarrollarse en un enfermo, investigar todos los detalles que conciernen a la evolucin de esa enfermedad, y finalmente y sobre todo, saber precisamente en qu difiere este enfermo de todos los otros que poseen el mismo diagnstico nosolgico.

    Un alpata por ejemplo, despus de haber examinado la garganta de un paciente, observa que est inflamada y presenta falsas membranas de las que podr sacar una porcin a fin de hacerlas analizar. Si el resultado microscpico indica difteria har inmediatamente una inyeccin de suero. Si se trata de una simple infeccin recetar grgaras antispticas y prescribir un solutorio. Si este mdico llega a ver diez enfermos todos atacados de la misma afeccin los tratar a todos de la misma manera: este es el modus operandi aloptico. Establecer un diagnstico patolgico y tratar el diagnstico segn los descubrimientos ms recientes, que varan naturalmente, tambin, segn los pases, segn las costumbres, y segn los profesores que los han enseado.

    La Homeopata, al contrario, adems de las constataciones y

    de los exmenes hechos igual que su colega alpata, inquirir minuciosamente todos los detalles que diferencian a ese enfermo en particular de los otros 9: uno presentar la localizacin de falsas membranas a la derecha, otro a la izquierda, otro en el velo del paladar o en el rinofaringe. Para un alpata esto no tiene ninguna importancia. Pero para un homepata s la tiene pues hay remedios que tienen localizaciones especficas. El color y el aspecto de las falsas membranas retendrn particularmente su atencin. Notar si son verdes, amarillas, grises, blancas o de cualquier otro color. Tendr en cuenta la consistencia, la adherencia o no, lo que puede variar de un sujeto al otro, si sangran o no. Todo olor particular de la garganta ser cuidadosamente anotado. Pero lo que interesar ms todava al homepata, sern los trastornos funcionales y subjetivos del enfermo. Uno sentir dolores ardientes y punzantes, o se quejar

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    de sequedad y aspereza de la garganta. Ciertos enfermos sentirn disminuir algo el dolor al tragar un poco de agua fra, para otros ser el agua caliente. Y otros no sentirn ningn dolor al comer sino nicamente al beber. La extensin del dolor de izquierda a derecha y viceversa, de la garganta a la laringe o al rinofaringe sern, con todas las pequeas diferencias precedentes, cuidadosamente consideradas y podrn justificar la eleccin de un remedio homeoptico diferente. Todas estas numerosas modalidades particulares, raras y paradjicas parecen secundarias al alpata, al primer golpe de vista, o si no completamente intiles, pero permitirn al mdico homepata formular con ms precisin no solamente el diagnstico de la enfermedad, sino tambin el diagnstico teraputico basado en todo lo que el enfermo expresa como respuesta reactiva personal a la enfermedad.

    Evidentemente, esto no puede interesar al mdico alpata

    porque no sabe qu hacer con ello, no posee Materia Mdica que se corresponda. Este estudio minucioso tiene como fin individualizar el caso, es decir, conocer cmo ha respondido el enfermo a la invasin mrbida de esa enfermedad particular y a esa afeccin. Todos estos factores permitirn al mdico homepata encontrar el remedio apropiado, hasta debo decir el remedio personal que corresponde a ese enfermo particular, el que se adaptar y abrazar precisamente todas esas indicaciones caractersticas y esas modalidades individuales.

    No existen en Homeopata menos de 56 medicamentos

    "contra la difteria", para usar el lenguaje aloptico, pero slo hay un pequesimo nmero de remedios que responden verdaderamente al conjunto sintomtico a considerar en "ese" diftrico. Y all es, precisamente, donde comienza la tarea del homepata. Si insisto tanto en ese punto, es porque en l yace esencialmente la diferencia entre la medicina clsica que generaliza todos los casos y los clasifica en grandes categoras, y la medicina homeoptica que individualiza cada caso porque posee medios que le permiten dar sus remedios "a medida" si me atrevo a decirlo as.

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    En resumen, si la medicina llamada clsica se contenta con el diagnstico de la enfermedad, el mdico homepata serio a la vez que establece en forma igualmente detallada este indispensable diagnstico, no se da por satisfecho con l. Necesita adems el diagnstico del enfermo, la manera en que tal o cual sujeto hace "su" enfermedad, pues la Homeopata es ante todo, y nunca se repetir bastante, una medicina de la persona, y uno de los pilares de su doctrina es la individualizacin.

    Diagnstico de la enfermedad, diagnstico del enfermo. Estos

    diagnsticos contienen como medios:

    1. El interrogatorio 2. El examen clnico 3. Las investigaciones de laboratorio

    Dejaremos expresamente de lado el examen clnico que ser

    la aplicacin de lo que nuestros estudios de medicina oficial nos han enseado, realizados con el mayor rigor y la mayor conciencia posible. Pues un buen homepata debe ser ante todo un buen clnico, que no descuide ninguno de los informes que los laboratorios, los rayos X, y todos los medios de investigacin ms modernos pueden aportarle. Si el diagnstico de la enfermedad tiene necesidad de estos tres medios de investigacin, el diagnstico del enfermo reposa esencialmente en el interrogatorio asociado a la observacin rigurosa, penetrante y sagaz del sujeto vivo. Ahora bien nuestros estudios de medicina estn tan esencialmente centrados en las investigaciones de laboratorio y los exmenes por medio de aparatos cada vez ms complicados, que la gran mayora de los prcticos o nuestros profesores de la Facultad, despus de algunas preguntas sumarias, no quieren tomar ninguna decisin, y muchos no quieren emprender ningn interrogatorio antes de tener los resultados de los exmenes de orina, sangre, humores, secreciones patolgicas, biopsias, electrocardio-encfalo-histerogramas u otros. Y as, el interrogatorio del enfermo queda reducido a la ms simple expresin. Qu observa el estudiante en nuestras clnicas universitarias?. Un interrogatorio

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    sumario, con preguntas dirigidas hacia un diagnstico supuesto, y si ste presenta varias alternativas, la detencin brusca del dialogo del mdico y del enfermo en provecho de los numerosos exmenes que acabamos de sealar.

    El estudiante de medicina que ha terminado su escolaridad y

    hace uno o varios aos de internado, si quiere estudiar Homeopata, debe aprender ante todo la importancia considerable asignada por los homepatas al interrogatorio del enfermo. Pero el debutante tiene dificultad para encontrar nociones ante todo prcticas en este dominio. Esta es la tarea que me propongo conseguir hoy para el mayor provecho de los debutantes y tambin de los mdicos prcticos, y hasta de los de ms edad, en forma de agradable ayuda y memoria. No con el propsito de desarrollar en toda su minucia las preguntas completas (pues hay 32 pginas) o preguntas ideales que deberan ser formuladas si se dispusiera de varias horas y sin ocuparse de la nocin del tiempo, sino el cuestionario a la vez ms condensado, ms prctico y ms til cuando el tiempo es limitado y hay que llegar en el ddalo anamnsico y sintomtico, a recoger, para poder enseguida clasificarlos juiciosamente, las desviaciones del estado de salud de un enfermo dado.

    Tericamente poseemos, sin lugar a dudas, muchos consejos

    preciosos concernientes a los cuestionarios. Hahnemann, en su rganon, consagra ms de 37 pargrafos simplemente al interrogatorio del enfermo: son los pargrafos: 36 a 89, 93 a 104, 151, 153, 167 a 170, 175, 176, 184, 192, 206 a 212, 217, 218, 255. Sus primeros discpulos tambin nos hacen su aporte. Por ejemplo: Von Boenninghausen que nos da excelentes consejos sobre la manera de tomar una observacin; Jahr que public un cuestionario, lo mismo que otros autores, como Gerhard, Mure, Molinari, Perusel, Lutze, Landri, y en fin, ms recientemente Claude y Kent. El ltimo es el nico que nos ha dejado un cuestionario bien complejo, que contiene ms de 32 pginas en ingls, titulado: "Lo que todo mdico debe saber a fin de establecer una prescripcin til", y que acaba de ser reeditado por

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    los homepatas belgas. Yo tambin he hecho uno de este tipo para los casos clsicos despus de muchos aos de investigaciones pero abarca 36 pginas in-folio., y aqu no podra terminar de discutirlo. No considero como cuestionario las fichas clnicas esquemticas que se encuentran en la mayora de los dispensarios y hospitales y que fueron establecidas por ciertos prcticos porque no ofrecen ninguna diferencia con las que poseen nuestros colegas alpatas. Pero no puede olvidar la clebre conferencia de Constantino Hering, publicada en la Biblioteca Homeoptica de Ginebra en 1833, en la que indica el mtodo a seguir, y que contina siendo un modelo del gnero, perfectamente up to date an hoy, para trazar el cuadro de las enfermedades; resumiendo en cuatro palabras sus preceptos:

    Escuchar Interrogar Escribir Coordinar

    No emprender aqu la tarea de desarrollar tericamente estos

    cuatro preceptos, puesto que mi objetivo est destinado, esencialmente, al lado exclusivamente prctico y til del interrogatorio. Por consiguiente, no discutir el Arte de escuchar al enfermo, la mejor manera de escribir nuestra observacin, la tcnica y el estudio de la coordinacin de los sntomas, ni tampoco la cuestin del examen clnico. Slo retendremos el tercer precepto: el interrogatorio propiamente dicho. Ahora bien, todo interrogatorio deber satisfacer los tres desiderata siguientes:

    1. Formular al enfermo en un tiempo lmite un mnimo de preguntas, pero buscando las de valor esencial.

    2. Estas preguntas tendrn por objetivo el descubrir no el diagnstico patolgico, puesto que habr sido establecido en ocasin del examen preliminar, sino el diagnstico teraputico, es decir, el remedio a encontrar.

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    3. Pensar siempre, y esto es esencial, en formular preguntas cuyas respuestas puedan encontrar una correspondencia en nuestros Repertorios y nuestras Materias Mdicas: de nada sirve formular preguntas cuya correspondencia no conocemos. Nuestros Repertorios son muy voluminosos, nuestras Materias Mdicas tambin, pero hay cosas, que no se encuentran en ellos. A veces, nuestros enfermos nos dicen espontneamente cosas que no encontramos en ninguna parte: siempre podemos anotarlas esperando encontrarlas un da...

    Pero hay que entenderse bien en esto. Se trata de una

    enfermedad crnica, cuyo remedio constitucional hay que encontrar, remedio que comprenda la herencia, toda la evolucin mrbida del caso considerado, en que los sntomas generales y mentales son sobre todo indispensables y esenciales; o de un caso agudo, enfermedad aguda verdadera o exacerbacin temporaria de un estado crnico, cuyos sntomas nuevos, aparecidos bruscamente con todas sus modalidades, debemos empearnos en determinar. El interrogatorio detallado que daremos a continuacin se aplicar sobre todo a las enfermedades crnicas. Para las afecciones agudas, lo desarrollaremos al final. Pero, ya se trate de una u otra de estas alternativas, el interrogatorio deber, ante todo, ser metdico. Se entiende, naturalmente, que las preguntas sern formuladas segn los ms puros principios de la Homeopata, a saber:

    1. Evitar toda pregunta directa (Tiene usted sed?. Tiene

    usted dolor de cabeza?) pues hay que recordar que si el enfermo no puede responder otra cosa que ""Si" "No", la pregunta est mal formulada: Le gustan los alcauciles?; Detesta usted la manteca?; estas son preguntas que no tienen ningn valor en Homeopata. Tenemos que encontrar el medio de formular preguntas a las que el paciente jams pueda responder por "S" o por "No". Evidentemente, a veces es difcil. Cuando un enfermo es celoso, cmo formularle la pregunta?.

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    2. Evitar el sugerir las respuestas ponindoselas, como se dice, "en los labios" o "en la boca": No es cierto que cuando usted oye correr una canilla le dan ganas de orinar?. Recuerdo a un Doctor que le deca esto a un enfermo al que quera prescribir Lyssin.

    3. Evitar toda pregunta que obligue al enfermo a elegir entre dos alternativas y respetar siempre la sagrada ley de no apremiar ni presionar al enfermo, sino dejarlo en completa libertad en la eleccin de sus respuestas. A veces uno se ve obligado a dar una eleccin, pero entonces hay que dejar la eleccin entre varias alternativas o bien se dice: "Hay enfermos que son celosos" ...y al mismo tiempo miramos al enfermo; a menudo su actitud, su mmica, el tono que emplea nos darn la respuesta.

    El mdico debe, evidentemente, ponerse a nivel del lenguaje

    comprensible de sus pacientes. No hay que preguntarle "Cmo se siente usted en la posicin ortoesttica?"...Su actitud, a la vez seria y benevolente, favorecer y le atraer la confianza del enfermo. Por otra parte, debe estar suficientemente versado en Materia Mdica para que sus preguntas sean adaptadas a la comparacin que se ver obligado a hacer ms tarde entre las respuestas obtenidas y las patogenesias medicamentosas. "Dominad tan bien vuestra Materia Mdica, dice Kent, como para poder aplicarla sin esfuerzo y vuestra memoria os la proveer naturalmente a medida que formulis preguntas al enfermo".

    El mdico debe esforzarse siempre para no determinar nada

    por su manera de interrogar. Es ms, debe lograr del paciente, con preguntas muy generales, a que l mismo caracterice los hechos particulares. Hablad lo menos posible, pero haced hablar al enfermo, ayudndole prudentemente a no incurrir en disgresiones ftiles y a desarrollar bien su tema. Sed sobre todo pacientes y no os permitis nunca apurar al enfermo. Solamente si os esforzis, realizando tal

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    trabajo con el mximo cuidado, lograris crearos una reputacin y cumplir vuestra verdadera misin.

    Evidentemente hay enfermos a los que hay que hacer hablar;

    otros hablan demasiado, sobre todo las damas... Algunas no paran de hablar y tienen una logorrea tremenda. Pero dejadlas conversar y una vez que las hayis escuchado media hora, sin haber podido pronunciar una palabra, decidles: "Esto que me dice es muy importante, pero como todava hay muchas cosas que yo, a mi vez, tengo que preguntarle y que usted tiene que decirme, dejaremos esto para la prxima vez". Y una vez que una enferma ha vuelto 5 6 veces a contaros sus historias, termina por detenerse.

    Nunca nos cansaremos de repetir cun difcil es el Arte de

    Interrogar, y la importancia que hay que asignarle. "Uno puede pensar en aprender de Scrates, deca Hering, y el estudio de Platn es tan importante para nosotros como el de Hipcrates". Para evitar toda ambigedad, conviene citar desde el principio algunas preguntas como las que todos vosotros, y yo mismo, hemos odo frecuentemente en el transcurso de nuestra prctica, pues muchos mdicos ponen de manifiesto, por las preguntas que formulan, su ignorancia homeoptica, preguntas que constituyen la mala forma de interrogar.

    He aqu el ejemplo de malas preguntas: Preguntas directas: Tiene usted sed? (hay que decir:

    Cmo es su sed?) Es usted irritable? (Cmo soporta usted los reproches, las contradicciones, las crticas?); Tiene usted dolor de cabeza?; (Dnde y cmo le duele a usted la cabeza?).

    Preguntas sugestivas: Usted soporta mal los baos fros, no es cierto? (Cmo soporta usted los baos fros?); Estoy seguro de que le gusta que lo consuelen cuando tiene una pena? (Qu efecto le produce el

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    consuelo?). Me parece que a usted no le gustan las cosas demasiado grasosas (Cmo soporta usted las cosas grasosas?).

    Preguntas que obligan a elegir: Prefiere usted el tiempo hmedo o seco? (Cmo soporta usted el tiempo hmedo? Y el seco?); Suea usted con cosas alegres o tristes? (Con qu suea usted?); Sus reglas son oscuras o claras? (De qu color es la sangre de sus reglas?).

    Os he dado la mala manera de formular ciertas preguntas, y al lado el mtodo bueno, pensad constantemente en ello durante vuestro interrogatorio. Con respecto a las preguntas directas, es bastante frecuente que un enfermo responda: "S, tengo sed", porque toma su caf a la maana, su sopa al medioda, y que no beba nunca. O bien dir "No" tal vez, porque piensa que beber t, cerveza, vino, limonadas no significa beber, y que este trmino queda nicamente reservado al agua pura. A propsito de cosas grasosas, responder que no le gustan porque el mdico ha dicho "demasiado grasosas" y ha insistido. Con respecto a las reglas, os respondern que son oscuras mientras que son bien rojas, porque una enferma tmida que no tiene otra eleccin que el claro o el oscuro se desembaraza de la pregunta respondiendo uno de los dos. Me es imposible discutir cada respuesta posible y los errores resultantes de la mala eleccin de la pregunta. Estos ejemplos deben bastar. Mi objetivo es presentaros una lista til de preguntas evitando precisamente estas faltas.

    Sin duda comprendis la inmensa ventaja para un homepata

    debutante de llegar, sin tener necesidad de esperar cuarenta aos o ms, a saber desde el principio formular preguntas justas y exactas que permitan obtener un resultado prctico y cuya respuesta encuentre una correspondencia en nuestras patogenesias. Para terminar esta introduccin, estimo necesario poner en guardia contra el mtodo sealado en ciertas obras homeopticas recientes, en que el mdico, despus de haber dado un vistazo al rostro de un enfermo, le

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    pregunta los sntomas de Sepia sugeridos por una discroma amarilla (deposicin amarilla) dispuesta en vespertilio sobre la nariz; y los de Lycopodium en otro enfermo irritable y que se queja del hgado. Esto es lo que se puede llamar el Mtodo del Torpedo. Si un enfermo tiene los labios rojos y uno le pregunta: "No siente usted un vaco o un hueco en el estmago antes de medioda?"; "No le resulta completamente desagradable el estar de pie un tiempo un poco prolongado?; "No saca usted los pies de la cama de noche porque le arden?", "Probablemente bebe usted mucho y come poco..." etc. "S, ya veo, su remedio es entonces Sulfur". As podemos continuar, segn nuestra memoria, y picar aqu y all, tal o cual sntoma a nuestro antojo e ilusionarnos de haber encontrado algo; es ms, aun creyendo demostrar brillantes conocimientos, slo habremos conseguido, en realidad, una visin muy fragmentaria y superficial del caso, y bsicamente limitada a sus resonancias. Esto slo lo haris al final, cuando ya hayis encontrado el remedio. Este "mtodo del torpedo" es peligroso, porque la mayor parte de las veces slo se basa en uno o dos sntomas, o exclusivamente en sntomas exteriores, indudablemente un gran peligro para el debutante. Y porque un sujeto sugestionable o impresionado por el mdico responde, en efecto, afirmativamente a todos los sntomas citados. As se comprende el que tales mdicos tengan necesidad de dar drenadores junto con otros 4 5 remedios por lo menos, a fin de llegar a obtener, a cualquier precio, algn posible efecto. Su interrogatorio es parcial, tendencioso, incompleto, y se corre el riesgo de esconder el verdadero simillimum en beneficio de un remedio secundario que obligar despus a ir haciendo eses para llegar a la curacin.

    Evidentemente, todos estamos limitados por el tiempo y

    cuando tenis un enfermo que llega con gruesos labios rojos, pensaris ya en Sulfur. Pero hay otros 29 remedios, que tienen este sntoma. Y si veis un enfermo que transpira sobre la nariz pensaris evidentemente en Thuya. En ese momento tomis un lpiz y escribs Thuya o Sulfur, en vuestra ficha, al margen del sntoma; si hay

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    transpiracin en la punta de la nariz escribiris Tuberculinum y as os desembarazaris de este remedio, lo olvidaris.

    Siempre recordar a un homepata, con fama de clebre, en

    una consulta, en la que yo haba pasado una hora examinando e interrogando al enfermo llegar, rascarle la planta de los pies y decir: "Es Antimonium Crudum" porque tena la planta de los pies callosas... No haba mirado si en el pliegue glteo haba un pequeo granito rojo o detrs de la oreja una pequea fisura... El examen completo es necesario, y debis desembarazaros de toda sugestin al escribir el remedio que os viene a la mente.

    Este sistema de torpedo consistente en tirar a la bartola es,

    evidentemente, una gran tentacin para un debutante, y hasta puede ser un mtodo divertido, o si no un estado necesario para llegar a algo mejor. Pero el prctico que no teme estudiar su Materia Mdica, trabajar con su Repertorio, conocer a fondo su rganon y sobre todo permanecer imparcial y sin parti pris, durante su interrogatorio, ser capaz de llegar con un solo remedio al resultado deseado. Su interrogacin, seria y metdica, le revelar el retrato de la enfermedad en su paciente con sus verdaderas caractersticas y le permitir considerar no un slo sntoma local, sino todo el grupo de sntomas, los ms importantes, que representan verdaderamente al enfermo en un conjunto y en su totalidad.

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    CAPTULO I

    El interrogatorio

    Rara vez vemos en las revistas alopticas, y no muy a menudo en las homeopticas, artculos sobre el arte de examinar y, especialmente, de interrogar a los enfermos; y sin embargo, esto es esencial en medicina y particularmente, en Homeopata.

    Veamos cuales son las bases de toda interrogacin, cul es la

    mejor clasificacin de las preguntas a formular, cmo formularlas, y sobre todo, cmo saber si fueron bien formuladas. Aqu no se trata de presentar un cuestionario completo, sino el ms corto posible, para obtener el mximo de resultados y en tiempo limitado. Este es el cuestionario del mdico prctico, que dispone aproximadamente de 30 minutos para el interrogatorio de un enfermo. Existe uno muy completo: el de Kent, pero consta de 32 pginas y es especialmente til para escudriar ciertas partes del interrogatorio.

    En las enfermedades crnicas las preguntas deben basarse en

    las reglas de la semiologa homeoptica concernientes al valor de los sntomas, tratando siempre de considerar el enfermo en su conjunto; de ver al paciente en su totalidad y no solamente en tal rgano o tal localizacin; no la enfermedad, su patologa o su diagnstico, sino al enfermo vivo, doliente, que siente y piensa.

    No hablo, naturalmente, aqu de lo histrico de la

    enfermedad, de los antecedentes hereditarios o personales, informes

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    todos que, evidentemente, forman parte de la anamnesis, pero que no presentan ninguna dificultad comparable a la del interrogatorio directo. Me refiero a cuando el enfermo ha expuesto libremente a su mdico lo que tena que expresarle, y este le "ataca", lo detiene en medio de una frase, y le dice: "No, eso no me interesa". Este proceder interrumpe el dilogo, falsea la relacin entre mdico y enfermo y es un error psicolgico considerable. Todos deberan conocer las clases magistrales dadas en las XXIII, XXIV, XXV y XXVI conferencias de Filosofa homeoptica de Kent, que tratan en extenso este tema.

    En las enfermedades agudas el interrogatorio se basa ms

    particularmente en los cuatro datos de Hering que detallaremos ms adelante.

    Cul es, pues, la clasificacin a adaptar con respecto a las

    preguntas? Por un lado, poseemos los consejos dados por Hahnemann en su rganon del Arte de Curar; por la otra, el notable estudio de Kent en sus captulos XXXII y XXXIII, referentes al valor de los sntomas. Finalmente, las numerosas clasificaciones establecidas por los doctores: Gibson Miller, Grimmer, Gladwin, Green, Loos, Margret Tyler, Del Mas, Stearns... etc. para citar solamente los principales. Si quisiramos discutir aqu cada una de las clasificaciones propuestas, y cuyas grandes lneas son ms o menos parecidas, nos saldramos del tema. Las preguntas que voy a indicar ahora son verdaderamente por tiempo limitado, las que todo homepata debe conocer, pues permiten apreciar lo esencial de un caso, sin perderse ni extenderse, como a menudo, ay! , nos incita el enfermo. Por orden de importancia, tenderemos siempre primero para las enfermedades crnicas:

    1. Los sntomas mentales, evidentemente, con la condicin

    de que sean verdaderamente representativos del sujeto, y que sean caractersticos. Si tenemos generalidades, como un poco de irritabilidad, o de depresin, esto no nos interesar. Es necesario que haya modalidades o que el