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8/8/2019 Artaud Antonin - Carta a Los Medicos Direct Ores de Manicomios http://slidepdf.com/reader/full/artaud-antonin-carta-a-los-medicos-direct-ores-de-manicomios 1/2 Artaud. Carta a los Médicos Directores de Manicomios. Zona Erógena. Nº 14. 1993. Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 1 CARTA A LOS MÉDICOS DIRECTORES DE MANICOMIOS Señores: Las leyes, las costumbres, les conceden el derecho de medir el espíritu. Esta jurisdicción soberana, temible, ustedes la ejercen con el entendimiento. No nos hagan reír. La credulidad de los pueblos civilizados, de los sabios, de los gobernantes, adornan a la psiquiatría de no se sabe que luces sobrenaturales. El proceso hecho a la profesión que ustedes ejercen está juzgado de antemano. NO pensamos discutir aquí el valor de esa ciencia ni la dudosa existencia de las enfermedades mentales. Pero, por cada cien patogenias presuntuosas en las que se desencadena la confusión de la materia del espíritu, por cada cien calificaciones de las cuales las más vagas son todavía las únicas utilizables, ¿cuántas tentativas nobles se han hecho por aproximarse al mundo cerebral en el que viven tantos de los que tienen prisioneros? ¿Cuantos hay entre ustedes, por ejemplo, para quienes el sueño del demente precoz, las imágenes de las que es presa, no sean otra cosa que una ensalada de palabras? No nos asombramos de encontrarlos inferiores a una tarea para la cual no hay sino pocos predestinados. Pero nos levantamos contra el derecho atribuido a ciertos hombres, limitados o no, a sancionar, mediante la encarcelación perpetua, sus investigaciones en el dominio del espíritu. ¡ Y qué encarcelación! Se sabe -no se lo sabe lo suficiente- que los asilos, lejos de ser asilos, son cárceles terribles, en las que los detenidos proporcionan mano de obra gratuita y cómoda y donde la sevicia es la regla, y esto es tolerado por ustedes. El asilo de alienados, bajo la cobertura de la ciencia y de la justicia, es comparable a la caserna, a la prisión, a la cárcel. No nos referiremos aquí a la cuestión de las internaciones arbitrarias para evitarles el trabajo de las fáciles negaciones. Afirmamos que un gran número de asilados, perfectamente locos según la definición oficial, están, también ellos, arbitrariamente internados. No admitimos que se impida el libre desenvolvimiento de un delirio tan legítimo, tan lógico como toda otra sucesión de ideas o de actos humanos. La represión de las reacciones antisociales es tan

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Artaud. Carta a los Médicos Directores de Manicomios.Zona Erógena. Nº 14. 1993.

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1

CARTA A LOS MÉDICOS DIRECTORES DEMANICOMIOS

Señores:

Las leyes, las costumbres, les conceden el derecho de medir el

espíritu. Esta jurisdicción soberana, temible, ustedes la ejercen con el

entendimiento. No nos hagan reír. La credulidad de los pueblos

civilizados, de los sabios, de los gobernantes, adornan a la psiquiatría

de no se sabe que luces sobrenaturales. El proceso hecho a la

profesión que ustedes ejercen está juzgado de antemano. NO

pensamos discutir aquí el valor de esa ciencia ni la dudosa existenciade las enfermedades mentales. Pero, por cada cien patogenias

presuntuosas en las que se desencadena la confusión de la materia

del espíritu, por cada cien calificaciones de las cuales las más vagas

son todavía las únicas utilizables, ¿cuántas tentativas nobles se han

hecho por aproximarse al mundo cerebral en el que viven tantos de

los que tienen prisioneros? ¿Cuantos hay entre ustedes, por ejemplo,

para quienes el sueño del demente precoz, las imágenes de las que

es presa, no sean otra cosa que una ensalada de palabras?No nos asombramos de encontrarlos inferiores a una tarea para

la cual no hay sino pocos predestinados. Pero nos levantamoscontra el derecho atribuido a ciertos hombres, limitados o no,a sancionar, mediante la encarcelación perpetua, susinvestigaciones en el dominio del espíritu.

¡ Y qué encarcelación! Se sabe -no se lo sabe lo suficiente- que los

asilos, lejos de ser asilos, son cárceles terribles, en las que los

detenidos proporcionan mano de obra gratuita y cómoda y donde la

sevicia es la regla, y esto es tolerado por ustedes. El asilo dealienados, bajo la cobertura de la ciencia y de la justicia, escomparable a la caserna, a la prisión, a la cárcel.

No nos referiremos aquí a la cuestión de las internaciones

arbitrarias para evitarles el trabajo de las fáciles negaciones.

Afirmamos que un gran número de asilados, perfectamente locos

según la definición oficial, están, también ellos, arbitrariamente

internados. No admitimos que se impida el libre desenvolvimiento de

un delirio tan legítimo, tan lógico como toda otra sucesión de ideas ode actos humanos. La represión de las reacciones antisociales es tan

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quimérica como inaceptable en su principio. Todos los actos

individuales por excelencia de la dictadura social; en nombre de esa

individualidad que es lo propio del hombre, reclamamos que se libere

a esos forzados de la sensibilidad, puesto que tampoco está en el

poder de las leyes encerrar a todos los hombres que piensan yactúan.

Sin insistir sobre el carácter perfectamente genial de las

manifestaciones de ciertos locos, en la medida en que somos aptos

para apreciarlas, afirmamos la legitimidad absoluta de su concepción

de la realidad y de todos los actos que derivan de ella.

Esperamos que mañana por la mañana a la hora de la visita

puedan recordar esto, cuando intenten, sin léxico, conversar con esos

hombres sobre los cuales, reconózcanlo, no tienen otra superioridad

que la de la fuerza.

(1925) ARTAUD