12

Art for Art's Shake #2

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Número 2 del fanzine vallisoletano Art for Art's Shake

Citation preview

I'm not listening to you

I am wandering right through existence

With no purpose and no drive

'Cause in the end we're all alive, alive.

Two thousand years I've been awake

Waiting for the day to shake.

-The Pretty Reckless-

Agradecemos la acogida, inmerecida, del primer número y esperamos que el segundo sea bueno de verdad. Gracias por coger unas cuantas fotocopias unidas por grapas y leer los pensamientos hechos palabras.

No concretamos, pero vosotros y vosotras sabéis quiénes sois.

Sincerely yours, the editor-in-chief.

Colaboradores/as del segundo

Art for Art's Shake

• Peter P. In Wornderland: texto................................. 3

• Nuyë: texto............................................................... 4

• Madison Twist: texto................................................ 5

• Xana: ilustración.................................................... 6

• Poe Tina: texto.......................................................... 6

• Blondy: texto........................................................... 7

• Madison Twist: texto................................................ 8

• Blondy: ilustración................................................. 8

• Luna: texto............................................................... 9

• Nuyë: ilustración.................................................... 9

• Jane R.: texto.......................................................... 10

• Blondy/Nuyë........................portada/contraportada

Críticas, ruegos, preguntas y colaboraciones:

[email protected]

El hombre extraño y las moscas golosas- Peter P. In Wonderland -

Pasaron nueve meses desde que aquel hombre volvió a entrar en el bar al

que normalmente acudía a tomar su café con leche con hielo y sacarina.

Durante ese tiempo, las señoras que habitualmente le miraban perplejas,

se habían olvidado de aquel olor tan característico a lavanda y tabaco al

que las tenía acostumbradas, es más era entrar al bar y ellas se giraban a

observarle, ese olor era tan característico...

Aquel día entró, nadie se giró, ni siquiera el camarero se percató de su

entrada, aquel hombre estaba raro, su presencia no alteraba el ritmo de

aquel bar, el camarero diez minutos después se acercó, aquel hombre

extraño fijó su mirada encolerizada y le pidió un té con leche.

Pasaron los minutos como en un agujero negro, nadie se comunicaba con

nadie, era como si de repente todo el mundo tuviera afasia, eran incapaces

de comunicarse, ni siquiera con gestos, estaba todo tan silencioso... Tan

sólo al final de la barra se escuchaba un ruido..., eran los sorbos que aquel

señor misterioso daba a su té con leche.... Cuando acabó todo volvió a la

normalidad, y en el lugar que había dejado el señor en la barra solo había

un corrillo de moscas chupeteando el poco azúcar que quedaba en la

taza....

Nunca jamás se supo nada de este hombre misterioso, ni de su olor

característico, lo único que guarda aquel sitio es el corrillo de moscas

golosas.

Qué le voy a hacer -Nuyë-

Y qué le voy a hacer, dime.Pide consejo sincero y eso obtendrás, dicen.

Qué le voy a hacer si me pasa lo que le pasa a todo el mundo, pero yo me creo que sólo es a mí.

Qué le voy a hacer si no quiero tu opinión, si sólo quiero escuchar canciones que hablan de ti y de mí y de lo que nos separa.

Qué le voy a hacer si prefiero lamentarme en vez de abrir los ojos.

Dijiste que estarías conmigo en Rockland, pero yo sigo encerrada, esperando por ti, esperando a que grites y me saques de aquí.

Qué le voy a hacer si no sé más que escribirte palabras robadas de desamor.

Robadas de canciones, de libros, de paredes.

Qué le voy a hacer si no sé quererte ni hacer nada para que me quieras.

Qué le voy a hacer si fui a Dublín a buscarte y acabé durmiendo en un piso en Bloomsbury y casi ahogándome en el Mississippi, creyendo que

aparecerías y no lo hiciste, y me perdí y lloré y lloré, y lloré hasta el amanecer y tú no estás y no me dejan llamarte y no me dejan leerte y no me dejan hacer nada más que jugar al scrabble y formar palabras que no

tienen ningún sentido para mí.

Qué le voy a hacer si me esfuerzo por escribir algo feliz y esto es lo único que me sale.

Qué le voy a hacer si al mirarme al espejo y ver mi cara, surcada de arrugas, la única idea que cruza mi mente es tratar de volver a los días

felices de Seattle.

Qué le voy a hacer, dime, si lo único que quiero es disparar a la tele.

A veces mi cabeza es nido

de pájaros que no pueden volar.

A veces es un juguete roto

oculto en el desván.

A veces es tumba y tú cadáver.

A veces es cárcel y tú prisionero.

A veces cuna y tú ángel.

A veces eres tú, tu sombra,

tú, Asesino

silencio.

A veces me pregunto si soy sin

ti,

A veces si soy yo el recuerdo.

A veces trato de olvidarte

Cuando me acuerdo.

I

Warm, fire and ashes.You kill me and bring me back to life.You think I’m a zombie in your arms,

But don’t realise it’s you who’s mine.

II

Hear the calling of the nightAs Darkness guides your steps.

Sail the black riverAnd be welcomed on the other side.The stars here don’t shine anymore,You’ll have to survive on your own.

Poe Tina

Balas

Escupir en un post-it las ideas concentradas,

como si de balas se tratasen, directas al corazón

de aquellos a quienes van dirigidas.

O quizás a nadie.

O quizás a todos.

¿Y qué más dará?

Si a nadie realmente le importan las cosas

que se pasan por tu cabeza.

Nadie escucha.

Nadie entiende.

Sonríen y asienten mientras te dan la razón,

como si en algún momento te hubieran prestado

atención.

¿Y qué más te da?

Si tú tampoco les escuchas.

Si tú tampoco les entiendes.

Si a nadie le importa si alguna de tus balas de plata

tenía como destino su corazón.

Porque ya nadie quiere sentir.

Porque somos autómatas de plástico en el país de Mattel.

-Blondy-

Jack - Madison Twist -

Jack miraba las gafas ahumadas que le había dado aquel hombre en el restaurante

la segunda vez que le vio con el desierto tras la cristalera, tres días atrás. Le preguntó si

odiaba a alguien y Jack dijo que sí: a los comunistas. El hombre impecablemente vestido

sonrió levente. Qué gran país este, dijo. Estoy orgulloso de niños como tú. Sois el futuro

de la humanidad. ¿Usted odia a alguien?, le preguntó Jack. Por supuesto, es mi

herramienta de negocio. He estado en multitud de lugares en multitud de épocas.

Susurrando en oídos pa-labras que inician guerras, que rompen amores, que destruyen la

cordura. He visto cómo el hombre ha golpeado la roca contra el hueso, cómo ha utilizado

su talento natural con un objetivo y cómo ha perfeccionado lo que mejor sabe hacer. Y

vosotros en este momento vais a ganar la carrera. ¿Vamos a ganar a los japoneses?,

preguntó entusiasmado Jack. El hombre volvió a sonreír. No sólo eso, vais a elevaros

sobre los hombros del mayor gigante que nunca haya pisado la Tierra y tú, Jack tienes un

futuro brillante. ¿Usted no tiene nombre? Tengo muchos nombres, Jack, pero me gusta

uno de los primeros que me pusisteis: Armagedón. ¿Te suena? Creo que sí, respondió.

¿Por qué yo? ¿Cómo está tan seguro de qué haré esas grandes cosas? El hombre ahora ríe

a carcajadas. Porque yo soy el que elige, el que juega la partida, no tu Dios. Él sólo ha

apostado a vuestro favor. Lo único que puede hacer es cruzar los dedos. No entiendo lo

que quiere decir, respondió Jack. ¿Qué es lo que quiere? El hombre se sacó un pequeño

bulto del bolsillo interior de la chaqueta y se lo dio. En tres días va a ocurrir algo que

seguro te va a gustar. Ve hacia el sur, ponte esto y espera. Entonces lo entenderás todo, te

lo garantizo.

Tres días después se puso aquellas gafas tan extrañas en mitad del desierto con

los saguaros como única compañía y esperó. Repentinamente una luz cegadora cubrió

todo y a lo lejos una gigantesca columna de humo se alzaba en forma de hongo. Jack,

fascinado, no podía apartar la vista mientras el viento del sur le derribaba. Se golpeó la

cabeza al caer y entonces lo comprendió todo. En ese momento, la luz se convirtió en el

túnel.

Lluvia­    Luna   ­  

Caminar bajo la lluvia me gusta. Sentir cómo las gotas de agua caen a mi alrededor y cómo voy pisándolas según ando. Al igual que el fuego purifica, creo que el agua también limpia mis malas influencias, hace que cuando vislumbro ese rallito de sol entre las nubes, me sienta a gusto con migo misma. Que disfrute mi vida, que vaya escribiendo día a día la biografía aún tímida de mi futuro.

Cada gota de lluvia me recuerda a alguien, un rostro, una situación, una aportación a mi madurez que, en algunos casos, no quiero formalizar.Y con esta tormenta, que dará paso a un periodo de calma, quiero olvidar, delegar al baúl que enterraré, a algunas gotas de lluvia que fueron siempre iguales, que trataron (aún me pregunto por qué) de imitarme o anularme.

Porque soy única, ni mejor ni peor, sólo ÚNICA y esta lluvia me librará de los lastres que he ido encontrando en mi camino.

La primera vez - Jane R -

Por la cara del chico, yo diría que estaba tomando una de las

decisiones más difíciles de su vida. No debería ser así, pero el caso

es que yo le veía temblar de pura concentración. En un primer

momento pensé que quizá sufriera algún tipo de enfermedad que le

impedía pensar con rapidez. Y necesitaba ser espabilado si quería

salir airoso se esta situación.

Volví a mirarlo, a penas era un niño. Le sonreí para infundirle valor y

eso hizo que se sonrojara un poco más. Una de mis compañeras se

situó a mi lado, dándome un ligero codazo. Intenté apartarla,

porque estaba empezando a ponerme nerviosa a mí también.

Después de tantos años trabajando en aquello, y ahora un crío venía

a molestar. Ni que fuera mi primera vez…

Entonces encajó todo.

“Cielo”, le dije, “¿es la primera vez que vienes?”.

Él asintió, lo que provocó risitas ahogadas a nuestro alrededor.

“Venga, cariño, no es tan difícil. ¿Tienes una idea de lo que quieres,

o prefieres que te ayude?”, pregunté, intentando disimular la

impaciencia que amenazaba con obligarme a gritarle.

“Bueno…”, comenzó, “mi madre me ha dicho…, mi madre me ha

dicho que pida dos barras de pan…”.