Antonio y Cleopatra

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  • ANTONIO Y CLEOPATRA

    William Shakespeare

    Triunviros

    MARCO ANTONIO

    OCTAVIO CSAR

    MARCO EMILIO LPIDO

    SEXTO POMPEYO

    DOMICIO ENOBARBO

    Amigos de Antonio

    VENTIDIO

    EROS

    ESCARO

    DERCETAS

    DEMETRIO

    FILN

    MECENAS

    AGRIPA

    Amigos de Csar

    DOLABELLA

    PROCULEYO

  • Amigos de Pompeyo

    TIREO

    GALO

    MENAS

    MENCRATES

    VARRIO

    TAURO, lugarteniente general de Csar.

    CANIDIO, lugarteniente general de Antonio.

    SILIO, oficial del ejrcito de Ventidio.

    EUFRONIO, embajador de Antonio cerca de Csar.

    Del squito de Cleopatra

    ALEJAS

    MARDIN

    SELEUCO

    UN ADIVINO

    UN RSTICO

    CLEOPATRA, Reina de Egipto.

    OCTAVIA, Hermana de Csar y esposa de Antonio.

    CARMIANA

    IRAS

    Oficiales, Soldados, Mensajeros y otras personas.

  • PRIMER ACTO

    Escena primera. Alejandra. Una sala en el palacio de Cleopatra.

    Entran Demetrio y Filn.

    FILN Cierto, pero este amor extravagante de nuestro general rebasa la medida. Esos ojos soberbios que resplandecan como los de un Marte con armadura cuando inspeccionaban los desfiles y las revistas de las tropas de guerra, concentran ahora todas sus funciones, absorben toda su facultad de contemplacin en un rostro moreno. Su corazn de capitn, que en las refriegas de las grandes batallas haca estallar sobre su pecho los lazos de su coraza, ha perdido todo su temple y sirve ahora de fuelle y de abanico para enfriar a una egipcia fogosa. (Trompetera). Mirad, vedles que vienen. Observad bien, y veris a uno de los tres pilares del mundo transformado en el personaje de loco por una puta. Mirad y ved.

    (Entran Antonio y Cleopatra con sus squitos; los eunucos abanican a Cleopatra).

    CLEOPATRA Si me amis verdaderamente, decid cunto me amis.

    ANTONIO Es muy pobre el amor que puede contarse.

    CLEOPATRA Quiero saber el lmite del amor que puedo inspirar.

    ANTONIO Entonces necesitas descubrir un nuevo cielo y una nueva tierra.

    (Entra un Criado).

  • CRIADO Noticias de Roma, mi buen seor.

    ANTONIO Me aburren ... Su sustancia.

    CLEOPATRA Vamos, escuchadlas, Antonio. Quiz Fulvia est colrica; o quin sabe si el casi imberbe Csar no os ha enviado su mandato soberano: Haz esto o aquello; toma este reino, libera aquel; cumplimenta nuestras rdenes o te condenamos.

    ANTONIO Cmo! Amor mo!

    CLEOPATRA Puede ser! S, es muy verosmil. No debis permanecer aqu ms tiempo; tal vez Csar os enve vuestra destitucin; por consiguiente, escuchad ese mensaje, Antonio. Dnde est la intimacin de Fulvia ..., de Csar, quise decir ..., o de los dos? Llamad a los mensajeros. Tan verdad como soy reina de Egipto, que enrojeces, Antonio; esa sangre rinde homenaje a Csar. O es que pagan as tus mejillas su tributo de rubor cuando rie Fulvia con su voz gruona? Los mensajeros!

    ANTONIO Hndase Roma en el Tber y que el arco inmenso de la arquitectura del imperio se desplome! Aqu est mi invierno. Los reinos son de arcilla. Nuestra tierra fangosa nutre lo mismo a la bestia que al hombre. La nobleza de la vida consiste en hacer esto (la besa), cuando una pareja as, cuando dos seres como nosotros pueden hacerla; y en este respecto requiero al mundo, bajo pena de castigo, a que declare que somos incomparables.

    CLEOPATRA Excelente impostura! Por qu se ha casado con Fulvia, si no la amaba? Pasar por crdula, sin serlo. En cuanto a Antonio, ser siempre el mismo.

    ANTONIO S, pero puesto en movimiento por Cleopatra. Ahora, por el amor del Amor y por sus dulces horas, no perdamos el tiempo en agrias conferencias. Ni un minuto de nuestras existencias debe transcurrir ahora sin gozar un nuevo placer. Qu diversin hay esta noche?

    CLEOPATRA Escuchad a los embajadores.

    ANTONIO Quita, reina pendenciera, a quien todo se le vuelve refunfuar, rer, llorar; en quien cada pasin lucha con todas sus fuerzas por aparecer bella y hacerse admirar de ti. Ningn otro mensajero sino t misma, y los dos iremos solos esta noche a travs de las calles, y observaremos las costumbres del pueblo. Venid, reina ma; la ltima noche expresasteis este deseo. No nos hablis.

  • (Salen Antonio y Cleopatra con sus squitos).

    DEMETRIO Con tan poca consideracin es tratado Csar por Antonio?

    FILN Seor, algunas veces, cuando no es Antonio, olvida con exceso esa gran dignidad de conducta que debiera siempre acompaar a Antonio.

    DEMETRIO Estoy muy disgustado con que d la razn a la vulgar maledicencia que le representa en Roma tal como le he visto. Pero espero maana ms nobles acciones. Feliz descanso!(Salen).

    Escena segunda Alejandra. Otra sala del palacio.

    Entran Carmiana, Iras y Alejas.

    CARMIANA Seor Alejas, encantador Alejas, Alejas de cualidades universales; Alejas, el casi soberano, dnde est el adivino que habis elogiado tanto a la reina? Oh, quisiera conocer a ese marido que, segn vos, debe coronar sus cuernos con guirnaldas!

    ALEJAS Adivino!

    (Entra un adivino).

    ADIVINO Qu queris?

    CARMIANA Es ste el hombre? Sois vos, seor, quien conocis las cosas?

    ADIVINO Puedo leer algo en el libro infinito de los secretos de la Naturaleza.

    ALEJAS Presentadle vuestra mano.

    (Entra Enobarbo).

    ENOBARBO Preparad enseguida el banquete y llvese vino abundante para beber a la salud de Cleopatra.

  • CARMIANA Mi buen seor, dadme una buena suerte.

    ADIVINO Yo no doy, sino preveo.

    CARMIANA Pues bien, prevedme entonces una buena suerte.

    ADIVINO Llegaris a ser mucho ms bella de lo que sois.

    CARMIANA Quiere decir que engordar?

    IRAS No, que os pintaris cuando seis vieja.

    CARMIANA Quieran que no las arrugas!

    ALEJAS No turbis su presencia. Estad atenta.

    CARMIANA Silencio!

    ADIVINO Amaris ms de lo que seis amada.

    CARMIANA Mejor quisiera calentar mi hgado a fuerza de beber.

    ALEJAS Veamos, escuchadle.

    CARMIANA Vamos, mi gran hombre, una mejor buena suerte! Que me case con tres reyes en una misma maana, y quede viuda de los tres. Que tenga a los cincuenta aos un hijo, a quien Herodes de Judea rinda homenaje. Haced de suerte que me case con Octavio Csar y me convierta as en camarada de mi seora.

    ADIVINO Sobreviviris a la dama a quien servs.

    CARMIANA Oh, excelente! Prefiero una vida prolongada a dos hijos.

  • ADIVINO Habis visto y experimentado una primera fortuna ms bella que la que est por venir.

    CARMIANA Entonces es probable que mis hijos no tengan nombre. Dime, te lo ruego, cuntos chicos y chicas voy a tener?

    ADIVINO Si cada uno de vuestros deseos tuviese un vientre y cada deseo fuese frtil, contaras un milln de hijos.

    CARMIANA Fuera, loco! Te perdono porque eres un hechicero.

    ALEJAS Ah! Creis que nadie sino vuestras sbanas est en el secreto de vuestros anhelos.

    CARMIANA Vamos, decid ahora a Iras su buena ventura.

    ALEJAS Todos queremos saber nuestras buenas venturas.

    ENOBARBO La ma, y la mayor parte de todas las dems, ser ir a acostamos ebrios esta noche.

    IRAS Aqu est una palma que presagia castidad, si no presagia ninguna otra cosa.

    CARMIANA S, como el Nilo cuando se desborda presagia el hambre.

    IRAS Vamos, grosera camarada de lecho, no sabis adivinar.

    CARMIANA Vaya, si una palma untuosa no indica fecundidad, soy incapaz de rascarme la oreja. Te lo ruego, no le digas ms que una buena ventura de da de trabajo.

    ADIVINO Vuestras fortunas son parecidas.

    IRAS Pero cmo es eso? Cmo es eso? Dadme detalles.

    ADIVINO He dicho.

  • IRAS Cmo! Es que no tengo una buena ventura una pulgada mayor que ella?

    CARMIANA Y si tuvierais esa ventura una pulgada mayor, dnde querrais que estuviera mejor colocada esa pulgada?

    IRAS En otra parte que no fuera la nariz de mi marido.

    CARMIANA Los cielos enmienden nuestros malos pensamientos! Alejas ..., veamos su buena ventura, su buena ventura! Oh, que se case con una mujer insoportable, dulce Isis, te lo suplico! Que muera, y dale luego una peor! Que muera sta, a su vez, y dale otra peor! Y que la peor siga a la peor, hasta que la peor de todas le siga riendo a su tumba, cincuenta veces cornudo! Buena Isis, oye mi ruego, aun cuando me hayas de negar una cosa ms importante; buena Isis, te lo suplico.

    IRAS Amn. Cara diosa, escucha esta imploracin del pueblo! Pues as como parte el corazn ver a un hombre decente unido a una mujer disoluta, as es una pena mortal contemplar que un odioso bribn no sea cornudo. Por tanto, cara Isis, guarda el decoro y dale la fortuna que merece.

    CARMIANA Amn.

    ALEJAS Ya lo veis; si estuviese en sus facultades hacerme cornudo, se haran putas slo por eso.

    ENOBARBO Silencio! Aqu viene Antonio.

    CARMIANA No, no es l, sino la reina.

    (Entra Cleopatra).

    CLEOPATRA Habis visto a mi seor?

    ENOBARBO No, seora.

    CLEOPATRA No se hallaba aqu?

    CARMIANA No, seora.

  • CLEOPATRA Estaba propicio a la alegra, pero de repente le ha asaltado un pensamiento de Roma. Enobarbo!

    ENOBARBO Seora!

    CLEOPATRA Buscadle y traedle aqu. Dnde est Alejas?

    ALEJAS Aqu, a vuestro servicio. Mi seor llega.

    CLEOPATRA No queremos mirarle. Venid con nosotros.

    (Salen Cleopatra, Enobarbo, Carmiana, Iras, Alejas y el Adivino. Entra Antonio con un mensajero y gente de su squito).

    MENSAJERO Fulvia, tu mujer, ha sido la primera en salir al campo de batalla.

    ANTONIO Contra mi hermano Lucio?

    MENSAJERO S, pero la lucha termin pronto, y al hacerlos amigos las circunstancias, han enviado sus tropas contra Csar, quien, ms feliz que ellos en la guerra, primer encuentro los ha arrojado de Italia.

    ANTONIO Bien. Qu hay de peor?

    MENSAJERO Las malas noticias son de naturaleza infecciosa para el que las refiere.

    ANTONIO Cuando conciernen a un idiota o a un cobarde. Contina. Las cosas pasadas no tienen importancia para m. Yo soy as; el que me dice la verdad, aun cuando su relato oculte la muerte, le escucho como si me adulara.

    MENSAJERO Labieno -y sta es una dura noticia- con su ejrcito de Partos se ha apoderado del Asia desde el ufrates; ha desplegado su ensea victoriosa desde la Siria hasta la Lidia y la Jonia; mientras que ...

    ANTONIO Antonio ibas a decir ...

  • MENSAJERO Oh, mi seor!

    ANTONIO Hblame claramente; no atenes la opinin general; nombra a Cleopatra como se la nombra en Roma; brlate de m con las frases mismas de Fulvia, y reprchame mis faltas con licencia tan plena como pueden hacerlo la franqueza y la malicia reunidas. Oh, hacemos crecer las malas hierbas cuando no soplan los vientos fros; y nuestras desgracias, cuando se nos comunican, son para nosotros como un laboreo! Que te vaya bien hasta nuevo aviso.

    MENSAJERO A vuestras rdenes, seor.

    (Sale).

    ANTONIO Las noticias de Sicionia, eh! Llamadle, aqu!

    PRIMER HOMBRE DEL SQUITO El hombre de Sicionia! Hay aqu alguno de tal sitio?

    SEGUNDO HOMBRE DEL SQUITO Espera vuestras rdenes.

    ANTONIO Que se presente. Es preciso que rompa estos poderosos lazos egipcios o va a perderme esta pasin extravagante.

    (Entra un segundo mensajero).

    ANTONIO Quin sois?

    SEGUNDO MENSAJERO Fulvia, tu esposa, ha muerto.

    ANTONIO Dnde ha muerto?

    SEGUNDO MENSAJERO En Sicionia. La duracin de su enfermedad, as como otras cosas ms serias que te importa conocer, estn contenidas aqu. (Le da una carta).

    ANTONIO Djame. (Sale el segundo mensajero). He ah un alma grande que ha partido! As lo dese! Pero lo que nuestro desdn rechaza lejos de nosotros, con frecuencia deseamos poseerlo de nuevo. El placer presente, disminuyendo a medida que el tiempo marcha, se convierte justamente en su contrario. Es buena, ahora que no existe; la mano que la

  • apart quisiera poderla recobrar. Es Preciso que rompa con esta reina fascinadora. Mi pereza incuba diez mil desgracias peores que los males que conozco. Hola, Enobarbo!

    (Vuelve a entrar Enobarbo).

    ENOBARBO Qu deseis, seor?

    ANTONIO He de partir de aqu a toda prisa.

    ENOBARBO Muy bien; entonces vamos a matar a todas nuestras mujeres. Hemos visto que la menor dureza les es mortal; si permiten nuestra partida, la muerte es la palabra adecuada.

    ANTONIO Es necesario que parta.

    ENOBARBO En una ocasin de apuro, que mueran las mujeres. Sera una lstima rechazarlas por nada; pero puestas en balanza con una gran causa, deben estimarse en nada. En cuanto a Cleopatra, sorprendida por el ms leve rumor de esto, morir inmediatamente; la he visto morir veinte veces por motivos mucho menos importantes. Creo que hay en la muerte una especie de pasin que ejerce en ella alguna voluptuosidad: tanta es la prontitud que pone en morirse.

    ANTONIO Es astuta por encima de toda imaginacin.

    ENOBARBO Ay! No, seor. Sus pasiones estn formadas por la ms fina esencia del amor puro. No podemos llamar lgrimas y suspiros a sus chaparrones y sus ventoleras, porque son las ms grandes tempestades y las ms grandes tormentas que recuerda el almanaque. Esto no puede obedecer a habilidad suya. Si es habilidad, provoca un aguacero tan bien como Jpiter.

    ANTONIO Quisiera no haberla visto nunca!

    ENOBARBO Oh, Seor! En ese caso, habras dejado de ver una obra maravillosa; de no haber tenido esa dicha, vuestro viaje hubiera sido un fracaso.

    ANTONIO Fulvia ha muerto!

    ENOBARBO Seor!

  • ANTONIO Fulvia ha muerto!

    ENOBARBO Fulvia!

    ANTONIO Muerta.

    ENOBARBO Pues bien, seor, ofreced a los dioses, un sacrificio de reconocimiento. Cuando place a sus divinidades arrebatar su mujer a un hombre, descubren a este hombre las sastreras del cielo y le consuelan al ensearle que cuando los trajes viejos estn usados hay que operarlos para poder hacerlos nuevos. Si no hubiera ms mujeres que Fulvia, habras sufrido, en efecto, una desgracia, y sera preciso lamentarse del suceso. Pero este pesar est coronado por un consuelo: vuestra antigua camisa de mujer os procura un refajo nuevo, y, verdaderamente, una cebolla contiene las lgrimas con que es preciso regar este dolor.

    ANTONIO Los asuntos que ella haba entablado en el Estado no permiten mi ausencia.

    ENOBARBO Y los asuntos que habis entablado aqu no pueden pasarse sin vos; en especial el de Cleopatra, que exige absolutamente vuestra presencia.

    ANTONIO No ms respuestas frvolas. Que nuestros oficiales tengan conocimiento de nuestras intenciones. Voy a declarar a la reina la causa de nuestra partida precipitada, y obtener de su amor nuestro permiso. No es solamente la muerte de Fulvia; son motivos ms poderosos los que nos llaman; por otra parte, las cartas de muchos de nuestros amigos adictos de Roma solicitan tambin nuestra vuelta. Sexto Pompeyo ha desafiado a Csar y domina el imperio del mar. Nuestro pueblo verstil, cuyo afecto no se dedica jams al hombre meritorio sino cuando sus mritos han pasado, comienza a trasladar el recuerdo de Pompeyo y de todos sus triunfos a su hijo, que, grande por el nombre y el poder, ms grande an por el ardor y la valenta, se ha elevado al rango del ms eminente soldado, eminencia que puede acarrear grandes peligros al mundo, si persiste. Hay muchas cosas semejantes a la crin de caballo que tienen ya existencia sin poseer todava el veneno de la serpiente. Informad a los que estn bajo vuestras rdenes que es nuestra voluntad nuestra pronta partida de aqu.

    ENOBARBO Voy a hacerlo.

    (Salen).

    Escena tercera Alejandra. Otra sala del palacio.

  • Entran Cleopatra, Carmiana, Iras y Alejas.

    CLEOPATRA Dnde est?

    CARMIANA No le he visto desde ese momento.

    CLEOPATRA Ved dnde est, con quin y lo que hace; obrad como si yo no os hubiese enviado. Si le encontris triste, decidle que bailo; si le hallis alegre, referidle que he cado sbitamente enferma. Aprisa y regresad.(Sale Alejas).

    CARMIANA Seora, me parece que, si le amis tiernamente, no segus buen mtodo para conseguir de l la reciprocidad.

    CLEOPATRA Qu debo hacer que no haga?

    CARMIANA Ceder en todo y no contrariarle en nada.

    CLEOPATRA Me enseas como una loca; ese fuera el camino de perderle.

    CARMIANA No le sometis a una prueba demasiado dura; tened cuidado, os lo aconsejo. Con el tiempo odiamos lo que tenemos a menudo. Pero he aqu que viene Antonio.

    CLEOPATRA Me pongo enferma y triste.(Entra Antonio).

    ANTONIO Siento verme obligado a anunciaros mi proyecto ...

    CLEOPATRA Aydame a salir, querida Carmiana; voy a caerme. Esto no puede durar mucho tiempo as; las fuerzas de la naturaleza no lo permitirn.

    ANTONIO Ahora, mi queridsima reina ...

    CLEOPATRA Os lo ruego, manteneos ms lejos de m.

    ANTONIO Qu sucede?

  • CLEOPATRA Leo en vuestros ojos que habis recibido buenas noticias. Qu dice la mujer casada? Podis partir. Agradeced al cielo que no os hubiese dado nunca permiso para venir! Que no diga que soy yo la que os retiene; no tengo poder sobre vos. Sois de ella.

    ANTONIO Los dioses saben mejor.

    CLEOPATRA Oh! Jams reina alguna fue traicionada hasta este punto! Sin embargo, vi desde el origen plantar estas traiciones ...

    ANTONIO Cleopatra ...

    CLEOPATRA Aun cuando hicierais juramentos para conmover a los dioses en sus tronos, cmo podra creer que sois mo y que sois sincero, cuando habis sido falso con Fulvia? Locura extravagante la que se deja atrapar en el lazo de esos juramentos hechos de labios afuera, que se violan al mismo tiempo que se pronuncian.

    ANTONIO Dulcsima reina ...

    CLEOPATRA Vamos, os lo ruego, no busquis pretexto para vuestra partida, sino decidme adis, y partid. Cuando solicitabais quedaros, era, entonces, el tiempo de las palabras; no hablabais entonces de partir; la eternidad estaba en nuestros labios y en nuestros ojos; la dicha en nuestros rostros, inclinados el uno contra el otro; ninguna parte de nosotros mismos era tan pobre que no contuviera un sabor anticipado del cielo. An continan as, o t, que eres el ms grande soldado del mundo, te has convertido en el ms grande embustero.

    ANTONIO A qu viene esto, seora?

    CLEOPATRA Quisiera tener tu altura; sabras entonces que hubo un corazn en Egipto.

    ANTONIO Escuchadme, reina; la imperiosa necesidad de las circunstancias reclama mis servicios algn tiempo; pero mi corazn queda por entero en prenda cerca de vos. Nuestra Italia centellea con las espadas de la guerra civil. Sexto Pompeyo se aproxima a las puertas de Roma. La igualdad de fuerzas de los dos partidos nacionales engendra un ardor faccioso. Pompeyo, el condenado, rico por el honor de su padre, se insina rpidamente en los corazones de aquellos que no han prosperado bajo el presente estado de cosas, y cuyo nmero se hace amenazador; y la tranquilidad, enferma a fuerza de reposo, buscara de buena gana un remedio en cualquier cambio desesperado. Mi asunto ms puramente personal, y el que con preferencia a otro debe tranquilizaros sobre mi partida, es que Fulvia ha muerto.

  • CLEOPATRA Aunque la edad no haya podido liberarme de la locura, me ha librado, sin embargo, de la infantilidad. Puede morir Fulvia?

    ANTONIO Ha muerto, reina ma. Mira aqu y lee en tu soberano ocio las conmociones que ha levantado; y al final de la carta lee sobre todo cundo y cmo muri.

    CLEOPATRA Oh, falssimo amor! Dnde estn los vasos sagrados que debieras henchir con lgrimas de tu dolor? Ahora veo, por la muerte de Fulvia, cmo ser recibida la ma.

    ANTONIO No me riis, sino preparaos a conocer los designios que medito, designios que se o no se ejecutarn, segn la opinin que emitis. Por el fuego que calienta el limo del Nilo, parto de aqu, tu soldado, tu servidor, pronto a hacer la paz o la guerra, segn lo estimes.

    CLEOPATRA Crtame este lazo, Carmiana, ven; pero no, djale; estoy bien o mal en un abrir y cerrar de ojos; as ama Antonio.

    ANTONIO Mi preciosa reina, excusa y concede una entera confianza al amor del que va a someterse a una prueba honrosa.

    CLEOPATRA El ejemplo de Fulvia me ha alentado. Te lo ruego, vulvete y llora sobre ella; dame luego tu adis y di que esas lgrimas pertenecen a la reina de Egipto. Vamos, querido mo, represntame una escena de excelente disimulo y que d la ilusin del perfecto honor.

    ANTONIO Me vais a quemar la sangre. Basta!

    CLEOPATRA Podis hacerlo mejor todava; pero ya est bien.

    ANTONIO Te juro por mi espada ...

    CLEOPATRA Y por vuestra rodela! Hay progreso, pero no llega an a la perfeccin. Te lo ruego, Carmiana; mira cmo este romano, descendiente de Hrcules, hace honor a las formas de su antepasado.

    ANTONIO Voy a dejaros, seora.

    CLEOPATRA Una palabra corts, seor, vos y yo debemos separarnos, pero no es esto lo que quera decir: vos y yo nos hemos amado, pero no es esto; eso lo sabis perfectamente bien.

  • Quera decir algo ... Oh, mi memoria es un verdadero caos, Antonio y todo se me ha olvidado!

    ANTONIO Si no fuera porque Vuestra Majestad cuenta a la ociosidad por sbdito, os tomara por la ociosidad misma.

    CLEOPATRA Es una labor fatigosa llevar semejante ociosidad cerca del corazn, como la lleva Cleopatra. Pero, seor, perdonadme, puesto que las cosas que me placen me matan desde que no son vistas por vos con buenos ojos. Que vuestro honor os haga acordaros de aqu; sed, pues, sordo a mi locura y que todos los dioses vayan con vos! Que la victoria, coronada de laureles, gue vuestra espada! Que un fcil xito se eleve sobre cada uno de vuestros pasos!

    ANTONIO Salgamos. Venid. Nuestra separacin es de un carcter a la vez tan sedentario y tan gil, que t, residiendo aqu, partes, sin embargo, conmigo, y yo, l huir de aqu, quedo aqu contigo. Partamos!(Salen).

    Escena cuarta Roma. Aposento en la casa de Csar.

    Entran Octavio Csar, Lpido y gente de su squito.

    CSAR Ya lo veis, Lpido, y desde ahora lo sabris, no es un vicio natural en Csar el odiar a nuestro gran colega. He aqu las novedades de Alejandra: pesca, bebe y gasta en orgas las lmparas de la noche. No es ms viril que Cleopatra, ni la reina descendiente de los Ptolomeos es ms femenina que l. Con trabajo se ha dignado conceder audiencia o reconocer que tena colegas. Estas cartas os le presentarn como un resumen de todos los defectos que extravan a la naturaleza humana.

    LPIDO No puedo creer que estos defectos sean tan grandes que oscurezcan todas sus perfecciones. Sus vicios son comparables a esas manchas luminosas del cielo, ms resplandecientes cuanto ms oscura es la noche; son hereditarios antes que adquiridos y no puede cambiarlos antes que no los ha buscado.

    CSAR Sois demasiado indulgente en que no es una falta revolverse en el lecho de los Ptolomeos, dar un reino por una carcajada, sentarse y alternar bebiendo con un esclavo, tambalearse de borrachera por las calles en pleno medioda, y darse de puetazos con bribones que huelen a sudor. Decid que esto le conviene, y ser preciso que su organismo sea de una rara composicin para no ensuciarse con esas cosas. Pero Antonio no tiene ninguna excusa por sus mancillas, cuando su ligereza nos impone tan pesado fardo. Si no emplease en sus voluptuosidades ms que sus ocios, la indigestin y el agotamiento bastaran para hacerle pagar su conducta; pero desperdiciar un tiempo que

  • le llama a abandonar sus placeres con voz de tambor, y que le habla tan alto como su fortuna y la nuestra ... esto merecera que se le riera duramente, como reimos a los muchachos que, ya maduros por el discernimiento, ponen bajo llave su experiencia para dar libertad a sus placeres presentes y se revuelven as contra el buen juicio.

    (Entra un mensajero).

    LPIDO Aqu hay ms noticias.

    MENSAJERO Tus rdenes han sido ejecutadas, y de hora en hora, muy noble Csar, recibirs un parte sobre lo que pasa. Pompeyo se hace fuerte en el mar, y parece muy amado de aquellos a quienes Csar no inspiraba otro sentimiento que el temor. Los descontentos se trasladan a los puertos, y la opinin le presenta como un hombre al que se ha hecho gran dao.

    CSAR No deb esperar menos. La historia nos ensea, desde el origen del primer estado, que el hombre no fue deseado en el poder sino hasta que estuvo en l, y que el hombre cado, que no fue nunca amado y jams digno de amor, se convierte en querido desde que no se le tiene. La multitud, parecida a un gladiolo vagabundo sobre la corriente, va y viene, obedeciendo con servilismo al movimiento cambiante de las olas y pudrindose por su misma agitacin.

    MENSAJERO Csar, te traigo la noticia de que Mencrates y Menas, piratas famosos, esclavizan el mar, que surcan y hieren con quillas de todas clases. Hacen en Italia muchas incursiones violentas; a los habitantes de las localidades ribereas del mar les falta valor para resistirles, y los jvenes se rebelan, exasperados. Ninguna nave puede darse a la vela que no sea capturada tan pronto como percibida; pues el solo nombre de Pompeyo inspira ms miedo que el que inspirara su ejrcito puesto a librar batalla.

    CSAR Antonio, deja tus lascivas francachelas. Cuando en otra poca fuiste echado de Mdena, donde mataste a los cnsules Hirtius y Pansa, el hambre te sigui tras los talones, y combatiste contra ella, aunque educado en el regalo, con una paciencia que habra cansado a los salvajes. Bebiste la orina de los caballos y del cenagal amarillento que habra hecho reventar a las bestias. Tu paladar no desde entonces la mora ms agria de la zarza ms espinosa. S, como el ciervo, cuando la nieve extiende su manto sobre los pastos, ramoneaste las cortezas de los rboles; se refiere que sobre los Alpes comiste de una carne extraa que hizo morir varios hombres de slo mirarla. Y todo esto (es un ultraje para tu honor que me sea preciso relatado ahora), lo soportaste tan a la manera de un soldado, que tu rostro no sufri alteracin ninguna.

    LPIDO Es para compadecerle.

    CSAR Que sus vergenzas le empujen rpidamente a Roma. Ya es hora de que nos mostremos

  • juntos en el campo de batalla, y a este fin nos es preciso reunir inmediatamente nuestro Consejo. Pompeyo prospera a causa de nuestra indolencia.

    LPIDO Maana, Csar, estar en situacin de informarte exactamente de las fuerzas de tierra y de mar que mis medios me permiten oponer a las necesidades presentes.

    CSAR Hasta esa entrevista, parecidos cuidados me ocuparn por mi parte. Adis.

    LPIDO Adis, seor; si durante este intervalo adquirs noticias de lo que pasa, hacdmelas saber, os lo suplico.

    CSAR No lo dudis, seor; s que es una de mis obligaciones.

    (Salen).

    Escena quinta Alejandra... Una estancia en el palacio.

    Entran Cleopatra, Carmiana, Iras y Mardian.

    CLEOPATRA Carmiana!

    CARMIANA Seora?

    CLEOPATRA Eh! Dame a beber mandrgora.

    CARMIANA Por qu, seora?

    CLEOPATRA Para que pueda dormir gran lapso en que mi Antonio va a permanecer ausente.

    CARMIANA Pensis demasiado en l.

    CLEOPATRA Oh! Eso es una traicin!

    CARMIANA Estoy segura de que no, seora.

  • CLEOPATRA Eunuco Mardin!

    MARDIN Qu desea Vuestra Alteza?

    CLEOPATRA No te llamo ahora para orte cantar; no me agrada lo que pueda hacer un eunuco. Eres feliz con estar castrado, puesto que de esa suerte tus pensamientos no pueden tomar un vuelo libre lejos de Egipto. Tienes pasiones?

    MARDIN S, graciosa seora.

    CLEOPATRA En verdad?

    MARDIN No en verdad, seora; pues no puedo hacer sino lo que es verdaderamente honesto. Pero tengo terribles pasiones, y pienso en lo que Marte hizo con Venus.

    CLEOPATRA Oh, Carmiana! Dnde piensas que est en este instante? De pie o sentado? Se pasea o va a caballo? Oh, caballo feliz con llevar el peso de Antonio! Marcha orgulloso, caballo! Pues sabes bien a quin llevas? Al semi-Atlas de esta tierra, brazo y borgoota del gnero humano. (Ahora habla entre s o murmura): Dnde est mi serpiente del viejo Nilo?, porque as es como me llama. -Vamos, he ah que me nutro del ms delicioso veneno-. Pensar en m, que estoy negra por las amorosas erosiones de Febo, y profundamente arrugada por los aos? Csar de frente despejada: cuando estabas vivo y aqu, era yo un bocado de rey, entonces el gran Pompeyo permaneca inmvil y fijaba sus ojos en mi cara; y hubiera querido echar el ancla de su vista, y morir mirando el ser que era su vida.(Entra Alejas).

    ALEJAS Salud, soberana de Egipto!

    CLEOPATRA Qu poco te pareces a Marco Antonio! Sin embargo, como acabas de abandonarle, este poderoso elixir ha bastado para dorarte con su tinte. Cmo van las cosas con mi bravo Marco Antonio?

    ALEJAS La ltima que ha hecho, querida reina, ha sido besar -el ltimo de los besos mil veces redoblados- esta perla de Oriente. En cuanto a sus palabras, estn adheridas a mi corazn.

    CLEOPATRA Mi odo debe arrancarlas de l.

  • ALEJAS Mi buen amigo -exclam- refiere que el firme romano enva a la gran egipcia este tesoro de una ostra; para reparar lo que este presente tiene de mezquino, decorar con reinos su trono opulento; todo el Oriente, dselo bien, la llamar su reina. Enseguida hizo una seal de cabeza, y luego mont gravemente un corcel guerrero, que relinch tan fuerte, que me habra dejado bestialmente mudo si hubiera querido hablar.

    CLEOPATRA Vamos, estaba triste o alegre?

    ALEJAS Estaba como la estacin del ao que flucta entre los extremos del calor y del fro, ni triste ni alegre.

    CLEOPATRA Oh, la disposicin felizmente simtrica! Ntalo bien, ntalo bien, mi buena Carmiana, he ah el hombre; pero ntalo bien: no estaba triste, porque no quera privar de la luz de sus ojos a los que modelan sus miradas en la suya; no estaba lo que pareca decirles, que sus recuerdos se hallaban en Egipto con sus alegras; pero se mantena en un trmino medio. Oh, la celeste mezcla! Ests triste o gozoso, el exceso de la una o de la otra pasin, te adorna como no adorna a ningn otro hombre. Has encontrado mis correos?

    ALEJAS S, seora; veinte mensajeros diferentes. Por qu los habis enviado tan seguidos?

    CLEOPATRA El que nazca el da en que yo me olvide de enviar un mensaje a Antonio, morir en la indigencia. Papel y tinta, Carmiana. Bienvenido seas, mi buen Alejas. Carmiana, am tanto alguna vez al Csar?

    CARMIANA Oh, aquel bravo Csar!

    CLEOPATRA Que te asfixie tu exclamacin, si la reanudas! Di, oh, el bravo Antonio!

    CARMIANA El valiente Csar!

    CLEOPATRA Por Isis, voy a ensangrentarte los dient$ si parangonas de nuevo a Csar con mi ms grande de los hombres.

    CARMIANA Con vuestro muy gracioso perdn, no hago ms que cantar vuestro propio aire de otro, tiempo.

    CLEOPATRA Eran mis das de inexperiencia juvenil, cuando estaba verde aun mi juicio, y mi sangre fra. Venir hoy a repetirme lo que deca entonces! Pero salgamos, salgamos; ve a

  • buscarme tinta y papel; recibir cada da un mensaje de ternura, aunque tuviese que despoblar Egipto.

    (Salen).

    SEGUNDO ACTO

    Escena primera. Mesina. Aposento en la casa de Pompeyo.

    Entran Sexto Pompeyo, Mencrates y Menas.

    POMPEYO Si los poderosos dioses son justos, ayudarn las empresas de hombres justsimos..

    MENCRATES Sabed, noble Pompeyo, que lo que retrasan, no lo niegan.

    POMPEYO Mientras solicitamos a los pies de sus tronos, lo que solicitamos se desploma.

    MENCRATES Siendo, como somos, ignorantes de nosotros mismos, a menudo solicitamos nuestro

  • propio mal, que su sabidura suprema nos niega para nuestro bien, de suerte que encontramos nuestro provecho al perder nuestras splicas..

    POMPEYO Triunfar. El pueblo me ama y la mar es ma; mi poder se agranda y mis esperanzas me presagian que se realizarn enteramente. Marco Antonio est de festines en Egipto, y no saldr de ellos ms que para hacer la guerra. Csar recolecta dinero a costa del afecto de los corazones. Lpido adula al uno y al otro, y es adulado por el uno y el otro; pero no ama a ninguno de los dos ni ninguno de los dos se preocupa por l.

    MENAS Csar y Lpido estn en el campo de batalla; conducen un poderoso ejrcito.

    POMPEYO Por quin lo sabis? Es falso.

    MENAS Por Silvio, seor.

    POMPEYO Suea; s que estn reunidos en Roma esperando a Antonio. Pero oh; lbrica Cleopatra! Que todos los encantos del amor suavicen tus labios marchitos! Que la hechicera se una en ti a la belleza, y la lascivia a la una y la otra! Encadena al libertino en un campo de fiestas; mantn su cerebro en ebullicin; que los cocineros epicreos agucen su apetito por medio de salsas estimulantes, a fin de que el sueo y la buena comida amodorren su honor hasta que haya cado en un letargo del Leteo.

    (Entra Varrio).

    POMPEYO Hola, Varrio! Qu ocurre?

    VARRIO He aqu la noticia ms cierta que puedo daros. En Roma se espera a Marco Antonio de un momento a otro. Desde que parti de Egipto, habra podido terminar un viaje ms largo.

    POMPEYO Gustoso hubiera prestado odos a un asunto menos serio. Menas, no pens que ese enamorado glotn se pusiera su casco por una guerra tan mezquina. Su talento militar vale por dos veces el de los otros dos; pero elevemos tanto ms la opinin de nosotros mismos, puesto que nuestra entrada en campaa ha podido arrancar del regazo de la viuda egipcia a ese Antonio de insaciable lujuria.

    MENAS No creo que Csar y Antonio vuelvan a verse con buenos ojos. Su mujer, que est muerta, haba inferido ofensas a Csar; su hermano le ha hecho la guerra, aunque, en mi opinin, no fueron excitados por Antonio.

    POMPEYO No s, Menas, hasta qu punto esas enemistades menores pueden ceder a una ms

  • grande. Si no nos hubisemos alzado contra todos ellos, es evidente que se tiraran de los pelos entre s, porque tienen bastantes motivos para sacar sus espadas los unos contra los otros. Pero ignoramos todava hasta qu punto el miedo que tienen de nosotros puede cimentar sus divisiones y encadenar sus pequeas querellas. Mas cmplase la voluntad de los dioses! Lo nico cierto es que nos va la vida en hacer uso de todas nuestras fuerzas. Ven, Menas.

    (Salen).

    Escena segunda Roma. Una habitacin en la casa de Lpido.

    Entran Enorbarbo y Lpido.

    LPIDO Buen Enobarbo, es un acto noble y que os har gran honor el de suplicar a vuestro capitn que sea dulce y afable en su lenguaje.

    ENOBARBO Le suplicar que tenga su lenguaje conforme a su carcter. Si Csar le irrita, mire de Antonio a Csar por encima del hombro y hable tan alto como Marte. Por Jpiter, si yo llevase la barba de Antonio, no me la afeitara hoy!

    LPIDO ste no es el tiempo de querellas particulares.

    ENOBARBO Todos los tiempos son buenos para los asuntos que hacen surgir.

    LPIDO Pero los pequeos asuntos deben ceder el puesto a los ms grandes.

    ENOBARBO No as, si los ms pequeos llegan los primeros.

    LPIDO Vuestro lenguaje no es ms que pasin. Pero, os lo ruego, no removis las cenizas calientes. Aqu viene el noble Antonio.

    (Entran Antonio y Ventidio).

    ENOBARBO Y ll Csar.

    (Entran Csar, Mecenas y Agripa).

  • ANTONIO Si llegamos a entendernos, hay que proceder enseguida contra los Partos. Escuchis, Ventidio?

    CSAR No s, Mecenas; preguntad a Agripa.

    LPIDO Nobles amigos, el motivo que nos asoci fue muy grande; no permitamos que el acto ms til nos divida. Que lo malo que ha pasado sea odo con dulzura; cuando discutimos con calor nuestras miserables diferencias, cometemos asesinatos queriendo curar heridas. As, nobles colegas, aunque no fuese ms que en consideracin a las splicas que os dirijo, os ruego que toquis los puntos ms sensibles con los trminos ms dulces y que no se mezcle ninguna iracundia en la discusin.

    ANTONIO Bien hablado. Aun cuando estuviramos delante de nuestros ejrcitos y a punto de combatir, no obrara de otra manera.

    CSAR Sed bienvenido a Roma.

    ANTONIO Os doy las gracias.

    CSAR Sentaos.

    ANTONIO Sentaos, seor.

    CSAR Pues bien, en ese caso ...

    ANTONIO Me entero de que tomis a mal cosas que no deben tomarse as, o que, si son malas, no os afectan.

    CSAR Sera digno de risa si me considerara ofendido por nada o por poca cosa, ms todava con vos que con cualquier otro hombre del mundo; y me prestara ms an a la risa si me hubiera ocurrido una Vez siquiera pronunciar vuestro nombre con reproches, cuando no me convena pronunciarlo.

    ANTONIO Qu os importaba mi estancia en Egipto, Csar?

    CSAR No ms que mi estancia aqu, en Roma, os importaba en Egipto. Sin embargo, si desde all intrigabais contra mi poder, vuestra estancia en Egipto poda inquietarme.

  • ANTONIO Qu entendis por intrigar?

    CSAR Fcilmente podis comprender mi pensamiento, si queris acordaros de lo que me ha sucedido aqu. Vuestra mujer y vuestro hermano me han hecho la guerra. Erais el pretexto de su hostilidad, erais la palabra de consigna de sus guerras.

    ANTONIO Os equivocis. Jams mi hermano me tom por pretexto de su accin; me he informado, y mi conocimiento de los hechos lo extraigo de las relaciones exactas de aquellos que han sacado la espada por vos. Es que no atacaba mi autoridad tanto como la vuestra? Es que no haca la guerra contra mis propios intereses, puesto que mi causa era tambin la vuestra? Mis cartas han debido daros toda satisfaccin a este respecto. Si queris provocar una querella, como no tenis pretexto nuevo qu emplear, no es tramando ste como la conseguiris.

    CSAR Encontris medios de discerniros alabanzas, imputndome faltas de juicio; pero peliis mal vuestras excusas.

    ANTONIO No, no, no poda ser, estoy seguro, de que este pensamiento tan natural se os escapase: que yo, vuestro aliado en la causa contra la cual combata, no poda ver con ojos satisfechos una guerra que turbaba mi propia paz. En cuanto a mi mujer, os deseara que hallaseis su alma en otra. El tercio del mundo es vuestro, y os es fcil llevarle cmodamente con un bridn, pero una esposa as, no.

    ENOBARBO Rogad al cielo que tuvisemos todos tales esposas! Los hombres podran entonces ir a la guerra con las mujeres.

    ANTONIO Indomable como era, os concedo con pena, Csar, que los alzamientos provocados por su impaciencia, y que no carecan, sin embargo, de habilidad poltica, os han causado demasiada inquietud; pero debis concederme tambin, al menos, que nada poda hacer yo en ello.

    CSAR Os escrib cuando estabais en pleno libertinaje en Alejandra; os metisteis mis cartas en el bolsillo y negasteis audiencia a mi correo con sarcasmos y burlas.

    ANTONIO Seor, se present delante de mi antes de ser admitido; acababa de dar una fiesta a tres reyes y en aquel momento no era el mismo que por la maana; pero al da siguiente le di unas explicaciones, lo que equivala a pedirle perdn. Que este muchacho no entre para nada en nuestra disputa. Si hemos de querellamos, pongmosle fuera de discusin.

  • CSAR Habis quebrantado el artculo de vuestro compromiso, lo que nunca me podris reprochar a mi.

    LPIDO Calma, Csar!

    ANTONIO No, Lpido; djale hablar; el compromiso de honor a que alude, suponiendo que yo haya faltado a l, es sagrado. Pero continua, Csar; el artculo de mi compromiso ...

    CSAR Consista en prestarme vuestras armas y vuestra ayuda cuando las pidiera, y me habis negado ambas.

    ANTONIO Descuidado en concedroslas, ms bien, y esto cuando horas emponzoadas me haban privado enteramente del conocimiento de m mismo. Quiero mostrarme tan arrepentido como sea posible ante vos; pero mi dignidad no consentir jams humillar mi grandeza, ni mi poder obrar sin el concurso de mi dignidad. La verdad es que Fulvia hizo aqu la guerra para arrancarme de Egipto, acontecimiento por el cual yo, que fui pretexto sin quererlo, os pido perdn tanto como conviene a mi honor humillarse en tales circunstancias.

    LPIDO He ah un noble lenguaje.

    MECENAS Haced el favor de no insistir ms en vuestros mutuos agravios. Olvidarlos por completo equivaldra a traer a vuestro recuerdo que la hora presente os habla de la necesaria reconciliacin.

    LPIDO Noblemente hablado, Mecenas.

    ENOBARBO Por otra parte, si queris prestaros por el momento un afecto recproco, podris reanudar vuestros agravios cuando no oigis ms hablar de Pompeyo. Tiempo tendris de disputar cuando no tengis otra cosa que hacer.

    ANTONIO Eres slo un soldado. No hables ms.

    ENOBARBO Casi haba olvidado que la verdad debe ser silenciosa.

    ANTONIO Faltis al respeto de esta asamblea; as, no hablis ms.

    ENOBARBO Pues bien, proseguid; heme aqu mudo como una piedra.

  • CSAR La forma de su discurso es lo que yo condenara, pero no el fondo, porque no puede ser que continuemos aliados con maneras de obrar tan diferentes. Sin embargo, si supiera que existe un crculo capaz de mantenernos estrechamente unidos, ira de un extremo a otro del mundo para encontrarle.

    AGRIPA Dame permiso, Csar ...

    CSAR Habla, Agripa.

    AGRIPA Tienes una hermana por parte de madre, Octavia, objeto de todas tus admiraciones. El gran Marco Antonio est ahora viudo.

    CSAR No hables as, Agripa; si Cleopatra te oyese, sus reprimendas castigaran muy justamente la temeridad de tu lenguaje.

    ANTONIO No estoy casado, Csar; permitidme que contine escuchando a Agripa.

    AGRIPA Si queris estar unidos con los lazos de una amistad perpetua, haceros hermanos y enlazar vuestros corazones con un nudo indisoluble, es preciso que Antonio tome por esposa a Octavia, cuya belleza no reclama por marido menos que el ms eminente de los hombres, cuya virtud y gracias de todo gnero hablan un lenguaje que ninguna otra podra hablar. Por este matrimonio, todos esos pequeos celos que ahora parecen tan grandes y todos esos grandes temores que amenazan con sus peligros, quedaran reducidos a la nada. El amor que ella tendra por ambos os encadenara el uno al otro y os asegurara los corazones de todos los que arrastrase tras de s. Perdonadme lo que he dicho; no es un pensamiento espontneo, sino estudiado, elaborado por mi abnegacin.

    LPIDO Quiere hablar Csar?

    CSAR No antes de que se haya enterado hasta qu punto est impresionado Antonio por lo que acaba de decirse.

    ANTONIO Y si yo dijese: Agripa, sea ello as, qu poder tendra Agripa para realizar este deseo?

    CSAR El poder de Csar y el poder del mismo Csar sobre Octavia.

    ANTONIO Ojal no suee nunca con un obstculo para este noble proyecto que se presenta tan felizmente! Dame tu mano; persevera en este acto de gracia; y que a partir de esta hora

  • un mismo corazn fraternal gobierne nuestro afecto mutuo y dirija nuestros grandes designios.

    CSAR Aqu est mi mano. Os lego una hermana que nunca fue amada tan tiernamente por su hermano. Que viva para unir nuestros reinos y nuestros corazones. Y que nuestro amor jams llegue a extinguirse!

    LPIDO Amn, digo a este voto feliz.

    ANTONIO No soaba con sacar mi espada contra Pompeyo, porque me ha dado muy recientemente raras y grandes pruebas de cortesa. Debo enviarle las gracias para que no me acuse de tener mala e ingrata memoria; hecho lo cual, puedo declararme su enemigo.

    LPIDO El tiempo apremia. Nos es preciso buscar a Pompeyo inmediatamente, o ser l quien se nos adelante.

    ANTONIO Dnde se encuentra?

    CSAR En los alrededores de Monte Miseno.

    ANTONIO Cules son sus fuerzas de tierra?

    CSAR Grandes y crecientes. Pero en el mar es dueo absoluto.

    ANTONIO Es lo que se dice. Que no hayamos podido conversar juntos! Apresurmonos a atacarle; sin embargo, antes de tomar las armas acabemos el asunto de que hemos hablado.

    CSAR Con la mayor alegra, y os invito a venir a ver a mi hermana, a cuya casa voy a conduciros sin demora.

    ANTONIO No nos privis de vuestra compaa, Lpido.

    LPIDO Noble Antonio, la enfermedad misma no podra retenerme.

    (Trompetera. Salen Csar, Antonio y Lpido).

  • MECENAS Sed bienvenido a vuestra vuelta de Egipto, seor!

    ENOBARBO El digno Mecenas la mitad del corazn de Csar! Mi honorable amigo Agripa!

    AGRIPA Mi buen Enobarbo!

    MECENAS Tenemos motivo para estar contentos de que se hayan arreglado los asuntos tan bien. Habis hecho buena estancia en Egipto?

    ENOBARBO S, seor; dormamos durante el da abochornado, y se nos hacan cortas las noches bebiendo.

    MECENAS Ocho jabales salvajes asados enteros para un solo almuerzo, y doce comensales solamente. Es verdad?

    ENOBARBO Oh! Eso no era ms que una mosca comparada con un guila. Hemos tenido festines mucho ms extraordinarios y dignos de contarse.

    MECENAS Ella es una dama irresistible, si su reputacin dice verdad.

    ENOBARBO Desde su primer encuentro con Marco Antonio, se meti su corazn en su bolsa; fue sobre el ro Cidno.

    AGRIPA All apareci, en efecto; o el que me lo ha referido se la imagin felizmente.

    ENOBARBO Vaya controslo. La galera en que iba sentada, resplandeciente como un trono, pareca arder sobre el agua. La popa era de oro batido; las velas, de prpura, y tan perfumadas, que se dijera que los vientos languidecan de amor por ellas; los remos, que eran de plata, acordaban sus golpes al son de flautas y forzaban al agua que batan a seguir ms a prisa, como enamorada de ellos. En cuanto a la persona misma de Cleopatra, haca pobre toda descripcin. Reclinada en su pabelln, hecho de brocado de oro, exceda a la pintura de esa Venus, donde vemos, sin embargo, a la imaginacin sobrepujar la naturaleza. En cada uno de sus costados se hallaban lindos nios con hoyuelos, semejantes a Cupidos sonrientes, con abanicos de diversos colores. El viento pareca encenderles las delicadas mejillas, al mismo tiempo que las refrescaba, haciendo as lo que deshaca.

    AGRIPA Oh, esplndido espectculo para Antonio!

  • ENOBARBO Sus mujeres, parecidas a las nereidas, como otras tantas sirenas, acechaban con sus ojos los deseos y aadan a la belleza de la escena la gracia de sus inclinaciones. En el timn, una de ellas, que podra tornar por sirena, dirige la embarcacin; el velamen de seda se infla bajo la maniobra de esas manos suaves como las flores, que llevan a cabo listamente su oficio. De la embarcacin se escapa invisible un perfume extrao, que embriaga los sentidos del malecn adyacente. La ciudad enva su poblacin entera a su encuentro, y Antonio queda solo, sentado en su trono, en la plaza pblica, silbando al aire qUe, si hubiera podido hacerse reemplazar, habra ido tambin a contemplar a Cleopatra, y creado un vaco en la Naturaleza.

    AGRIPA Maravillosa egipcia!

    ENOBARBO En cuanto hubo desembarcado, Antonio le envi un mensajero y la invit a cenar. Ella respondi que estara mejor que l fuera su husped e insisti por que se hiciese as. Nuestro corts Antonio, a quien jams mujer alguna le oy decir que no, despus de haberse hecho afeitar diez veces, se persona en el festn y all, a escote, da su corazn en pago de lo que sus ojos slo haban comido.

    AGRIPA Real cortesana! Forz al gran Csar a acostar en su lecho su espada; l la labr y ella extrajo la cosecha.

    ENOBARBO La he visto una vez saltar a la pata coja cuarenta pasos en la calle, y cuando perdi la respiracin, habl y se agit de tal suerte, que hizo de este desfallecimiento una perfeccin, y de la falta de respiro exhal un poder de seduccin.

    MECENAS Ahora Antonio la abandonar definitivamente.

    ENOBARBO Nunca; no querr; la edad no puede marchitarla, ni la costumbre debilitar la versatilidad infinita que hay en ella. Las dems mujeres sacian los apetitos a que dan pasto; pero ella, cuanto ms satisface el hambre, ms la despierta; pues infunde en cosaS ms viles tal atractivo, que los santos sacerdotes la bendicen cuando est rijosa.

    MECENAS Si la belleza, la sabidura, el pudor pueden sentar el corazn de Antonio, Octavia ser para l un feliz regalo.

    AGRIPA Partamos. Mi buen Enobarbo, sed mi convidado mientras permanezcis aqu.

    ENOBARBO Os lo agradezco muy humildemente, seor.

    (Salen).

  • Escena tercera Roma. Saln en el palacio de Csar.

    Entran Csar, Antonio y Octavia en medio, con gente de sus squitos.

    ANTONIO El mundo y mis grandes deberes me arrancarn alguna vez de vuestros brazos.

    OCTAVIA Durante ese tiempo, mis oraciones, arrodillada ante los dioses, les suplicarn por vos.

    ANTONIO Buenas noches, seor. Octavia ma, no juzgues de mis faltas por los relatos del mundo. No he seguido siempre la lnea recta, pero en el porvenir ser regular mi conducta. Buenas noches, querida dama.

    OCTAVIA Buenas noches, seor.

    CSAR Buenas noches.

    (Salen Csar y Octavia. Entra el adivino).

    ANTONIO Vamos a ver, bribn, echas de menos Egipto?

    ADIVINO Ojal nunca hubiese salido de l, ni vos hubierais venido aqu!

    ANTONIO Vuestra razn, si es posible?

    ADIVINO Se trata de un presentimiento, pero mi lengua no quisiera revelarlo. No obstante, apresuraos a volver a Egipto.

    ANTONIO Dime, a quin elevar ms alto la fortuna, a Csar o a m?

    ADIVINO A Csar. Por consiguiente, oh, Antonio!, no contines a su lado. Tu demonio, es decir, el espritu que te protege, es noble, valiente, educado, incomparable, mientras el de Csar no lo es de ningn modo. Pero cuando ests cerca de l, tu buen ngel se sobrecoge de espanto, como si estuviera dominado. As, abre un espacio suficiente entre los dos.Menas.

  • ANTONIO No me hables ms de eso.

    ADIVINO No hablo de ello ms que a ti y no hablar sino cuando me sea preciso hablar te en persona de este asunto. A cualquier juego que juegues con l, ten la evidencia de perder; por su suerte natural, te vence contra todas las probabilidades. Tu resplandor se ensombrece cuando brilla junto a ti. Te lo repito, tU buen genio teme ser doblegdo cuando l se te aproxima; pero una vez que ha partido, vuelve a ser noble.

    ANTONIO Vamos, vete. Di a Ventidio que quisiera hablarle. (Sale el Advno). Ir a Partia. Este hombre ha dicho la verdad, sea en virtud de su arte o por casualidad. Los mismos dados obedecen a Csar, y en nuestros recreos, mi destreza superior sucumbe ante su suerte. Si extraemos al albur, es l quien gana; sus gallos consiguen siempre la victoria en su lucha con los mos, y sus codornices baten siempre a las mas contra todas las eventualidades y las echan fuera del circo. Ir a Egipto. Aunque contraiga este matrimonio por tener paz, es en Egipto donde est mi placer. (Entra Ventidio). Oh! Venid, Ventidio. Es necesario que marchis al pas de los Partos. Vuestro mandato est extendido. Seguidme y lo recibiris.

    (Salen).

    Escena cuarta Roma. Una calle.

    Entran Lpido, Mecenas y Agripa.

    LPIDO Os lo ruego, no os molestis ms. Despachad para reuniros con vuestros generales.

    AGRIPA Seor, Marco Antonio slo pide el tiempo preciso para besar a Octavia, y enseguida partimos.

    LPIDO Pues bien, adis. Hasta que os vuelva a ver con vuestro uniforme de soldado, que os sentar admirablemente a los dos.

    MECENAS Me doy cuenta exacta del viaje. Estaremos antes que vos en el Monte Miseno, Lpido.

    LPIDO Vuestro camino es el ms corto. Mis proyectos me harn efectuar largos rodeos. Me llevaris dos das de ventaja.

    MECENAS y AGRIPA

  • (A la vez). Buen xito, seor!

    LPIDO Adis.

    (Salen).

    Escena quinta Alejandra. Una sala en el palacio.

    Entran Cleopatra, Carmiana, Iras, Alejas y gente del squito.

    CLEOPATRA Hacedme msica ..., msica; alimento espiritual de los que vivimos del amor.

    UNO DEL SQUITO Msica, pronto!

    (Entra Mardin).

    CLEOPATRA No, que no se le llame; vamos a jugar al billar. Ven, Carmiana.

    CARMIANA Me duele el brazo; mejor sera que jugarais con Mardin.

    CLEOPATRA Para una mujer tanto vale jugar con un eunuco como con una mujer. Vamos, queris jugar conmigo, seor?

    MARDIN Har lo que pueda, seora.

    CLEOPATRA Cuando se muestra buena voluntad, aunque haya insuficiencia, el actor tiene derecho a rogar que se le excuse. No quiero jugar ya. Dadme mi caa de pescar; iremos al ro. Y all, mientras toca la msica a lo lejos, traicionar a los peces de aletas oscuras; mi anzuelo, sumergido, atravesar sus bocas fangosas, y cuando los saque, me imaginar que cada uno de ellos es un Antonio y le dir: Ah, ja, estis atrapado!

    CARMIANA Lo pasamos muy bien el da en que hicisteis apuestas a quin pescara ms, y en que vuestro buzo adhiri al anzuelo de Antonio un pescado salado, que sac del agua con verdadera ilusin.

    CLEOPATRA Aquel da -oh qu tiempo aqul!- me re para hacerle perder la paciencia; y por la noche,

  • me re para calmrsela; y a la maana siguiente, antes de la hora de nona, le embriagu hasta hacerle meter en la cama; entonces le puse encima mis vestidos y mis abrigos, mientras me ce su espada filipense. (Entra un mensajero). Oh, un mensajero de Italia! Rellname con tu provisin de noticias mis odos, tanto tiempo vacos de ellas.

    MENSAJERO Seora, seora ...

    CLEOPATRA Ha muerto Antonio? ... Si es eso lo que me dices, villano, matas a tu ama. Pero si vienes a decirme que goza de buena salud y est libre, si as me lo describes, aqu tienes oro, y aqu un beso de mis venas de sangre azul de la ms pura; una mano que los reyes han tocado con sus labios y besado temblorosos.

    MENSAJERO Primero, seora, goza de buena salud.

    CLEOPATRA Pues bien, aqu tienes ya el oro. Pero, granuja, atencin; tenemos costumbre de decir que los muertos gozan de buena salud. Si hay que entender as tus palabras, este oro que te doy lo har fundir y verter por tu garganta, rgano de desgracia.

    MENSAJERO Buena seora, escchame.

    CLEOPATRA Bien, sigue, te escuchar; pero tu semblante no augura nada bueno. Si Antonio est libre y en buena salud, a qu viene esa fisonoma desencajada para proclamar tan buenas noticias? Si no va bien, debieras venir como una furia coronada de serpientes, y no como un hombre de sangre fra.

    MENSAJERO Me haris el favor de escucharme?

    CLEOPATRA Anda, dan ganas de pegarte antes de orte. Sin embargo, si dices que Antonio vive, que goza de buena salud, que es amigo de Csar, y no su cautivo, har caer una lluvia de oro y una granizada de ricas perlas sobre ti.

    MENSAJERO Seora, goza de buena salud.

    CLEOPATRA Bien dicho.

    MENSAJERO Y es amigo de Csar.

    CLEOPATRA Eres un hombre honrado.

  • MENSAJERO Csar y l son ms grandes amigos que nunca.

    CLEOPATRA Hazte dar por m una fortuna.

    MENSAJERO Pero, sin embargo, seora ...

    CLEOPATRA No me gusta ese pero. Atena tus buenas palabras precedentes. Fuera ese pero! Ese pero es como un carcelero encargado de hacer avanzar algn malhechor espantoso. Te lo ruego, amigo mo; vierte de una vez en mi odo el paquete de tus noticias, buenas y malas. Es amigo de Csar, goza de buena salud, dices; y est libre, agregas.

    MENSAJERO Libre, seora! No, no he mencionado nada semejante. Est ligado a Octavia.

    CLEOPATRA

    Por qu vnculo?

    MENSAJERO Por el mejor vnculo del lecho.

    CLEOPATRA

    Palidezco, Carmiana.

    MENSAJERO Seora, est casado con Octavia.

    CLEOPATRA Que la peste ms maligna caiga sobre ti! (Le pega).

    MENSAJERO Buena seora, tened paciencia.

    CLEOPATRA Qu decs? Fuera de aqu, horrible villano! (Le golpea de nuevo). O vaya patear tus ojos delante de m como pelotas; voy a arrancarte los cabellos de la cabeza. (Le maltrata). Sers azotado con un ltigo de alambre, revolcado en la sal y cocers lentamente en salmuera.

    MENSAJERO Graciosa seora, yo traigo las noticias; no he hecho la boda.

    CLEOPATRA Di que no es as, y te dar una provincia, una fortuna esplndida. Los golpes que has

  • recibido bastarn para que te perdone por haberme encolerizado, y te conceder, adems, cualquier don que tu condicin humilde pueda mendigarme.

    MENSAJERO Se ha casado, seora.

    CLEOPATRA Bribn, ya has vivido demasiado tiempo. (Saca un pual).

    MENSAJERO Oh! Entonces voy a ponerme a salvo. Qu pretendis, seora? No he cometido ofensa alguna.

    (Sale).

    CARMIANA Mi buena seora, conteneos; ese hombre es inocente.

    CLEOPATRA Hay inocentes que no se escapan de los rayos. Que Egipto se hunda en el Nilo! Y que todas las criaturas bienhechoras se cambien en serpientes! Llamad a ese esclavo. Aunque est loca, no le morder. Llamadle.

    CARMIANA Teme venir.

    CLEOPATRA No le har dao. (Sale Carmiana). Se envileceran estas manos si pegaran a un inferior, cuando no tengo otro motivo que el que me he dado yo misma. (Vuelven a entrar Carmiana y el mensajero). Venid aqu, seor. Aunque sea honrado, nunca es bueno traer malas noticias. Dad un ejrcito de lenguas a las buenas noticias; pero las malas nuevas dejad que se relaten ellas mismas hacindose sentir.

    MENSAJERO He cumplido mi deber.

    CLEOPATRA Se ha casado? No te puedo odiar ms de lo que te odio, si me dices todava s.

    MENSAJERO Se ha casado, seora.

    CLEOPATRA Los cielos te confundan! An te atreves a persistir?

    MENSAJERO Habra de mentir, seora?

  • CLEOPATRA Oh! Quisiera que hubieses mentido, aun cuando la mitad de mi Egipto hubiera de sumergirse y transformarse en una cisterna de serpientes escamosas. Anda, retrate de aqu. Aunque tuvieras realmente el rostro de Narciso, me apareceras, en verdad, repugnante. Se ha casado?

    MENSAJERO Imploro perdn de Vuestra Alteza.

    CLEOPATRA Est casado?

    MENSAJERO No tomis a ofensa lo que no digo para ofenderos. Castigadme por ejecutar lo que vos misma me ordenis me parece muy injusto. Est casado con Octavia.

    CLEOPATRA Oh! As el cielo hubiese hecho de ti, por su falta, un bellaco, que no lo eres! Cmo! Ests seguro de ello? Parte de aqu. Las mercancas que me has trado de Roma son demasiado caras para m! Ojal se te queden en los brazos y te arruinen!

    (Sale el mensajero).

    CARMIANA Paciencia, buena Alteza.

    CLEOPATRA Al elogiar a Antonio he denigrado a Csar.

    CARMIANA Varias veces, seora.

    CLEOPATRA Ya estoy pagada. Condceme fuera de aqu; me desmayo. Oh, Iras, Carmiana! ... Bah! Poco importa. Ve a encontrar a ese muchacho, mi buen Alejas; ordnale que te describa la persona de Octavia; que te informe sobre su edad, sus inclinaciones y que no olvide el color de su cabellera. Treme la respuesta acto seguido. (Sale Alejas). Que parta para siempre ... Pero no, que no parta ... Carmiana! ... Aunque est pintado por un lado como una Gorgona, por el otro es un Marte. (A Mardin). Ordenad a Alejas que me traiga los informes acerca de la estatura de ella. Ten compasin de m, Carmiana, pero no me hables. Llvame a mi habitacin.

    (Salen).

    Escena sexta Cerca de Miseno.

  • Trompetera. Entran, por un lado, Pompeyo y Menas, con tambores y trompetas; por el otro, Csar, Antonio, Lpido, Enobarbo, Mecenas, con soldados en marcha.

    POMPEYO Tengo vuestros rehenes; vosotros tenis los mos; podemos, pues, conferenciar antes de combatir.

    CSAR Es de absoluta conveniencia que nos pongamos primero al habla, y por eso nos hemos hecho preceder por nuestras proposiciones escritas; si las has meditado, haznos saber si volver tu espada descontenta a la vaina y se restituir a Sicilia toda esa juventud valerosa que, en caso contrario, habr de perecer aqu.

    POMPEYO Salud a vosotros tres, nicos senadores de este vasto universo, principales agentes de los dioses! No comprendo por qu le haban de faltar a mi padre vengadores, teniendo un hijo y amigos; puesto que Julio Csar, cuyo fantasma visit al bueno de Bruto en Filipos, os vio en el mismo Filipos trabajar por vengarle. Qu impuls al dbil Casio a conspirar? Qu anim a Bruto, que era un honrado romano, estimado por todos, en compaa de los otros cortesanos armados de la seductora libertad, a ensangrentar el Capitolio? No era vuestro deseo que un hombre no fuese ms que un hombre? Pues he ah la razn que me ha hecho equipar una flota que haga espumajear al ocano embravecido bajo su peso, de la que pretendo servirme para castigar la ingratitud que la perversa Roma ha mostrado con mi noble padre.

    CSAR Haced lo que os plazca.

    ANTONIO No puedes asustarnos con tus navos, Pompeyo; te haremos frente en el mar. En tierra ya sabes que te hallas lejos de poder medirte con nosotros.

    POMPEYO En tierra, ests lejos de contender conmigo con todo el valor de la casa de mi padre; esto es lo cierto. Pero puesto que el cuchillo no hace su popio nido, qudate all todo el tiempo que puedas.

    LPIDO Haced el favor de decirnos (pues esas recriminaciones nada tienen que ver con el objeto de nuestra reunin), cmo tomis las ofertas que os hemos enviado.

    CSAR ste es el punto.

    ANTONIO No se te suplica que las aceptes, sino que veas si valen la pena de ser aceptadas.

    CSAR Y de considerar lo que ocurrira si buscaras una ms alta fortuna.

  • POMPEYO Me habis ofrecido Sicilia y Cerdea a condicin de limpiar todo el mar de piratas; adems, tendr que enviar unas tantas medidas de trigo a Roma; y una vez retribuido el acuerdo a este respecto, retirarnos con nuestras espadas sin mellas y nuestros escudos sin abolladuras.

    CSAR, ANTONIO y LPIDO se es nuestro ofrecimiento.

    POMPEYO Sabed, pues, que vine ante vosotros decidido a aceptar ese ofrecimiento. Pero Marco Antonio me ha causado alguna molestia. Aunque aminore el mrito de esta accin refirindola, habis de saber que cuando Csar y vuestro hermano se hallaban en lucha, vuestra madre vino a Sicilia y encontr all una cordial bienvenida.

    ANTONIO Lo he sabido, Pompeyo, y estoy dispuesto a expresaros las gracias infinitas que os debo.

    POMPEYO Dadme vuestra mano. No esper encontraras aqu, seor.

    ANTONIO Los lechos son duros en Oriente; pero he de daros muchas gracias por haberme reclamado aqu ms de lo que era mi designio; he ganado con esta vuelta.

    CSAR Estis cambiado desde la ltima vez que os vi.

    POMPEYO Bien; no s qu modificaciones haya podido hacer a mi semblante la spera fortuna; pero lo que s bien es que no entrar en mi lecho para hacer de mi corazn un vasallo.

    LPIDO Sed bienvenido.

    POMPEYO Lo espero, Lpido. As, estamos de acuerdo. Pido que nuestro convenio se escriba y selle entre nosotros.

    CSAR Es lo primero que hay que hacer.

    POMPEYO Hagamos el trato los unos con los otros antes de separarnos; saquemos a la suerte quin comenzar.

    ANTONIO Ser yo, Pompeyo.

  • POMPEYO No, Antonio; aceptad la decisin de la suerte. Pero venga la primera o la ltima, vuestra exquisita cocina egipcia lograr la victoria. He odo decir que los festines de aquel pas hicieron engordar demasiado a Julio Csar.

    ANTONIO Os han informado demasiado.

    POMPEYO Mis intenciones son puras.

    ANTONIO Y puras tambin, seor, las palabras con que las desarrollis.

    POMPEYO Pues s, me informaron bastante, y o decir que Apolodoro haba llevado ...

    ENOBARBO Basta ya; la llev.

    POMPEYO El qu, me hacis el favor?

    ENOBARBO A cierta reina a Csar en un colchn.

    POMPEYO Ahora te reconozco. Cmo te va, soldado?

    ENOBARBO Bien, y continuar yndome an mejor, pues me doy cuenta que hay cuatro festines en perspectiva.

    POMPEYO Permteme que te d un apretn de manos; no te he odiado jams. Te he visto combatir y he admirado tu valenta.

    ENOBARBO Seor, nunca os quise mucho; pero he cantado vuestras alabanzas en ocasiones en que merecais diez veces ms elogios de los que yo os haca.

    POMPEYO S franco a tu placer; eso no te va mal del todo. Os invito a todos a bordo de mi galera. Queris pasar adelante, seores?

    CSAR, ANTONIO y LPIDO Enseadnos el camino, seor.

  • POMPEYO Venid.

    (Salen todos, excepto Enobarbo y Menas).

    MENAS (Aparte). Su padre, Pompeyo, no habra hecho jams esta alianza. (A Enobarbo). Nosotros nos hemos conocido, seor.

    ENOBARBO En el mar, creo.

    MENAS S, seor.

    ENOBARBO Os habis comportado bien en el mar.

    MENAS Y vos en la tierra.

    ENOBARBO Alabar a todo hombre que me alabe, aunque no pueda negar lo que he hecho en la tierra.

    MENAS No ms que lo que he hecho en el mar.

    ENOBARBO Perdn, podis negar algo para vuestra propia seguridad. Habis sido un gran ladrn en el mar.

    MENAS Y vos en la tierra.

    ENOBARBO Aqu niego mis servicios en tierra. Pero dadme vuestra mano, Menas. Si nuestros ojos fueran magistrados podran sorprender aqu dos ladrones abrazndose.

    MENAS Los rostros de todos los hombres son sinceros, sean cuales fueren sus manos.

    ENOBARBO

    Pero una mujer bonita no siempre tiene el rostro sincero.

    MENAS No hay maledicencia; roban los corazones.

  • ENOBARBO Venimos aqu a combatir con vosotros.

    MENAS Por mi parte, siento que las cosas se hayan trocado en hablar. Pompeyo ha despedido su fortuna, riendo.

    ENOBARBO Si es as, de seguro que no la recuperar llorando.

    MENAS Decs mucha verdad, seor. No esperbamos ver aqu a Marco Antonio. Decidme, os lo ruego, est casado con Cleopatra?

    ENOBARBO La hermana de Csar se llama Octavia.

    MENAS Es verdad, seor; era mujer de Cayo Marcelo.

    ENOBARBO Pero ahora es esposa de Marco Antonio.

    MENAS Qu estis diciendo, seor?

    ENOBARBO La verdad.

    MENAS Entonces Csar y l estn unidos para siempre?

    ENOBARBO Si estuviese obligado a predecir sobre esta unin, no profetizara as.

    MENAS Pienso que la poltica habr tenido ms participacin en esa boda que el amor de los cnyuges.

    ENOBARBO Lo mismo pienso yo. Pero veris cmo el lazo que parece estrechar su amistad ser el cordn mismo que la estrangule. Octavia es piadosa, fra, de trato apacible.

    MENAS Quin no quisiera que su mujer fuese as?

    ENOBARBO Quien tiene cualidades contrarias, como es el caso de Marco Antonio. Volver a su plato egipcio. Entonces los suspiros de Octavia atizarn el fuego en el corazn de Csar, y as,

  • como os he dicho, ese matrimonio, que es la fuerza de su unin, pasar a ser el autor inmediato de su divisin. Antonio persistir en su cario. No se ha casado aqu sino por un motivo de inters.

    MENAS Muy bien puede ser. Vamos, seor? Tengo un brindis que ofreceros.

    ENOBARBO Le aceptar, seor; hemos entrenado a nuestros gaznates en Egipto.

    MENAS Vamos, partamos.(Salen).

    Escena sptima A bordo de la galera de Pompeyo, cerca de Miseno.

    Msica. Entran dos o tres criados con un postre.

    PRIMER CRIADO Van a venir aqu, amigo. Las plantas de los pies de algunos estn ya muy desarraigadas; el menor viento que sople en el mundo las derribar.

    SEGUNDO CRIADO Lpido est muy colorado.

    PRIMER CRIADO Le han hecho beber lo que ellos no queran ya.

    SEGUNDO CRIADO Cuantas veces se pican en su amor propio, les grita: Basta!, los reconcilia con sus exhortaciones y l se reconcilia con el vino.

    PRIMER CRIADO Pero eso no hace ms que provocar una guerra mayor entre l y su prudencia.

    SEGUNDO CRIADO Por Dios! He ah lo que es tener su nombre metido en la sociedad de los grandes hombres; mejor quisiera tener un rosal del que pudiera servirme, que una partes ana que no lograse levantar.

    PRIMER CRIADO Ser llamado a una esfera superior, sin que en ella se os vea moveros, es como tener agujeros all donde debiera haber ojos, lo que es estropear lastimosamente la cara.(Toque de trompetas. Entran Csar, Antonio, Lpido, Pompeyo, Agripa, Mecenas, Enobarbo, Menas y otros capitanes).

  • ANTONIO He aqu cmo proceden, seor. Miden la crecida del Nilo por ciertas escalas sobre las Pirmides; segn la ola es alta, baja o media saben lo que va a venir: la miseria o la abundancia. Cuanto ms sube el Nilo, ms grandes son sus promesas. Cuando el reflujo, el sembrador echa su grano en el limo y el fango, y poco despus viene la siega.

    LPIDO Tenis extraas serpientes en aquel pas.

    ANTONIO S, Lpido.

    LPIDO Ved, vuestra serpiente de Egipto se engendra del barro por la accin del sol. Lo mismo vuestros cocodrilos.

    ANTONIO Efectivamente.

    POMPEYO Sentmonos ... y venga el vino. A la salud de Lpido!

    LPIDO No me encuentro tan bien como quisiera, pero jams me dejar quedar fuera de un brindis.

    ENOBARBO No sin que antes hayis dormido al menos; mucho me temo que no os quedis dentro sin salir.

    LPIDO S, por cierto; he odo decir que las pirmides de los Ptolomeos son unas cosas estupendas; sin contradiccin, lo he odo decir.

    MENAS (Aparte a Pompeyo). Pompeyo, una palabra.

    POMPEYO (Aparte a Menas). Dmela al odo. De qu se trata?

    MENAS (Aparte a Pompeyo). Abandona tu sitio, por favor, capitn, y escchame una palabra.

    POMPEYO (Aparte a Menas). Espera unos minutos ... Este brindis es por Lpido!

    LPIDO Qu especie de ser es vuestro cocodrilo?

  • ANTONIO Tiene exactamente la forma que tiene, seor; es tan ancho como su anchura; tan alto como su altura lo permite, y se mueve por sus propios rganos. Vive de lo que le nutre, y cuando los elementos que le componen se disuelven, transmigra.

    LPIDO De qu color es?

    ANTONIO De su propio color.

    LPIDO Es una serpiente extraa!

    ANTONIO S, y sus lgrimas son hmedas.

    CSAR Le satisfar esa descripcin?

    ANTONIO S, con el brindis que le dedica Pompeyo, o ser un verdadero Epicuro.

    POMPEYO (Aparte a Menas). Andad a que os ahorquen, seor, andad a que os ahorquen! Hablarme de eso? Basta! Haced lo que os he ordenado. Dnde est esa copa que he pedido?

    MENAS (Aparte a Pompeyo). Si te dignas escucharme en consideracin a mis servicios, levntate de tu asiento.

    POMPEYO (Aparte a Menas). Creo que ests loco. Qu ocurre?

    (Se levanta y da algunos paseos con Menas).

    MENAS Siempre he tenido que descubrirme ante tu suerte.

    POMPEYO Siempre me has servido con mucha fidelidad. Qu otra cosa tienes que decirme? nimo, seores!

    ANTONIO Tened cuidado con estas arenas movedizas, Lpido; retiraos de ellas, pues os hundiris.

    MENAS Quieres ser dueo del mundo entero?

  • POMPEYO Qu dices?

    MENAS Quieres ser dueo del mundo entero? Por segunda vez te hago la pregunta.

    POMPEYO Cmo podra serlo?

    MENAS Haz solamente lo que voy a decirte, y aunque me supongas pobre, te dar el mundo entero.

    POMPEYO Te has embriagado?

    MENAS No, Pompeyo, me he abstenido de las copas. Eres, si te atreves, el Jpiter terrestre. Todo lo que abraza el ocano, todo lo que el cielo cubre, es tuyo, si quieres.

    POMPEYO Mustrame cmo.

    MENAS Esos tres copartcipes del mundo, esos tres asociados estn en tu navo. Djame cortar el cable, y luego, cuando nos hallemos en alta mar, cortmosles el pescuezo, y entonces todo ser tuyo.

    POMPEYO Oh! Debiste hacerlo y no decrmelo! En m fuera una villana, en ti hubiese sido un buen servicio. Debes saber que no es mi inters el que sirve de gua a mi honor, sino mi honor el que dirige mi inters. Arrepintete de haber dejado a tu lengua traicionar tu intencin. Si la hubieses ejecutado sin yo saberlo, la hubiera aplaudido ms tarde; pero, al presente, debo condenarla. Renuncia a ella y vamos a beber.(Vuelve con sus invitados).

    MENAS (Aparte). Despus de esta repulsa, no quiero seguir ms tu suerte en declive!: Quien busca y no toma cuando se le ofrece, no encontrar jams!

    POMPEYO A la salud de Lpido!

    ANTONIO

    Llevadle a tierra. Har la razn por l, Pompeyo.

    ENOBARBO A tu salud, Menas!

  • MENAS A tu felicidad, Enobarbo!

    POMPEYO Llenad la copa hasta los bordes.

    ENOBARBO (Sealando con el dedo a la gente que llevan a Lpido). He ah un vigoroso camarada, Menas.

    MENAS En ese caso, bebe para aumentar la velocidad del torbellino.

    ENOBARBO Por qu?

    MENAS Lleva a cuestas la tercera parte del mundo, amigo. No lo ves?

    ENOBARBO Entonces el tercio del mundo est beodo. Quisiera que lo estuviese todo entero, a fin de que rodara ms fcilmente.

    MENAS Con mucho gusto.

    POMPEYO Esto no es an una fiesta de Alejandra.

    ANTONIO Comienza a aproximrsele. Ea, chocad las copas! A la salud de Csar!

    CSAR Puedo pasarme sin ello. Es un trabajo monstruoso; cuanto ms lavo mi cerebro, ms turbio est.

    ANTONIO Hay que hacer frente a las circunstancias.

    CSAR Pues bien, dedicadme ese brindis; yo te corresponder. Pero me hubiera gustado ms ayunar cuatro das que beber otro tanto en uno solo.

    ENOBARBO (A Antonio). Ah, mi bravo emperador! Danzaremos ahora las bacanales egipcias y celebraremos nuestra borrachera?

    POMPEYO Hagmoslo, bravo soldado.

  • ANTONIO Vamos, tommonos todos las manos hasta que el vino vencedor haya adormecido nuestros sentidos en un dulce y delicado Leteo.

    ENOBARBO Tomaos todos de la mano. Atronad nuestros odos con una msica ruidosa. Mientras suena, os acomodar; luego el nio cantar, y cada uno entonar una cancioncilla tan fuerte como se lo permitan sus pulmones.(Suena la msica. Enobarbo les junta las manos).

    Cancin

    Ven, oh t, monarca del vino, Baco mofletudo de ojos guiadores!

    Que nuestras preocupaciones, se ahoguen en tus cubas! Que tus racimos coronen nuestras cabelleras!

    TODOS Virtenos hasta que el mundo gire! Virtenos hasta que el mundo gire!

    CSAR Para qu ms? Pompeyo, buenas noches. Mi buen hermano, permitid que os lleve. Esta ligereza avergenza a nuestros graves asuntos. Amables seores, separmonos. Ved cmo nuestras mejillas estn encendidas. El vigoroso Enobarbo es ms dbil que el vino, y mi propia lengua poda lo que dice; esta orga salvaje nos ha puesto a todos casi grotescos. Qu necesidad tenemos de ms? Buenas noches Vuestra mano, mi buen Antonio.

    POMPEYO Voy a acompaaros a tierra.

    ANTONIO Aceptado, seor. Dadnos vuestra mano.

    POMPEYO Oh, Antonio, poseis la casa de mi padre! Pero qu importa? Somos amigos. Bajemos al bote.

    ENOBARBO Cuidado con caer. (Salen Csar, Pompeyo, Antonio y gente de sus squitos). Menas, no quiero ir a tierra.

    MENAS No, venid a mi camarote. Adelante tambores, trompetas, flautas! Vamos, que oiga Neptuno el adis ruidoso que deseamos a estos grandes compaeros! Tocad y que os ahorquen! Tocad como es debido!

    (Trompetera con tambores).

  • ENOBARBO Bravo, mi gorro en alto!

    MENAS Bravo! venid, noble capitn!

    (Salen).

    TERCER ACTO

    Escena primera. Una llanura en Siria.

    Entran Ventidio en triunfo, con Silio y otros romanos, oficiales y soldados; el cadver de Pacoro es llevado delante.

    VENTIDIO Pues bien, ya ests castigado, pas de los Partos flecheros. La suerte ha querido hacerme el vengador de la muerte de Marco Crasso. Llevad delante de nuestro ejrcito el cuerpo del hijo del rey. Orodes, tu Pacoro paga por Marco Crasso.

  • SILIO Noble Ventidio, en tanto que tu espada est an caliente de sangre parta, persigue a los partos fugitivos; espolalos a travs de la Media, la Mesopotamia y todos los asilos hacia donde se precipitan en derrota; y ms tarde tu gran general, Antonio, te instalar sobre carros de triunfo y colocar coronas sobre tu cabeza.

    VENTIDIO Oh, Silio, Silio! Bastante he llevado a cabo. Un puesto inferior, ntalo bien, puede hacer contraste con una hazaa demasiadq grande; porque sbelo, Silio, vale ms dejar una cosa inacabada que adquirir renombre excesivo cuando el jefe a quien. servimos est ausente. Csar y Antonio han vencido siempre ms por sus lugartenientes que por s mismos. Sosio, su lugarteniente, que ocupaba mi puesto en Siria, por haber adquirido una gloria rpidamente acumulada, perdi el favor que tena. Quien hace en la guerra ms de lo que puede hacer su general, viene a ser general de su general; y la ambicin, esa virtud del soldado, prefiere una prdida a una ganancia que le eclipse. Ms podra hacer en inters de Antonio; pero esto fuera ofenderle, y bajo esta ofensa mis hazaas pereceran.

    SILIO Posees, Ventidio, esa facultad sin la cual un soldado no es nada ms que una espada. Escribirs a Antonio?

    VENTIDIO Le informar humildemente lo que hemos realizado en su nombre, esta palabra mgica de guerra; cmo con sus banderas y sus legiones bien pagadas hemos echado fuera del campo de batalla la caballera parta, que nunca fue batida.

    SILIO Dnde est ahora?

    VENTIDIO Se propone ir a Atenas, donde nos presentaremos a l tan rpidamente como nos permita la impedimenta que arrastramos. Adelante! Por aqu! Desfilad!

    (Salen).

    Escena segunda Roma. Una antecmara en el palacio de Csar.

    Entran, encontrndose, Agripa y Enorbarbo.

    AGRIPA Qu, se han separado los hermanos?

    ENOBARBO Han acabado con Pompeyo, que se ha marchado ya. Los otros tres sellan el tratado. Octavia llora por tener que abandonar Roma; Csar est triste, y desde la fiesta de Pompeyo, Lpido, como dice Menas, est atacado por la clorosis.

  • AGRIPA Ese noble Lpido!

    ENOBARBO Un hombre bien notable. Oh, cmo ama a Csar!

    AGRIPA Cierto, pero cmo adora tiernamente a Marco Antonio!

    ENOBARBO Csar? Pero si es, por Dios!, el Jpiter de los hombres.

    AGRIPA Y qu es Antonio? El Dios de Jpiter.

    ENOBARBO Hablis de Csar? Oh, el incomparable!

    AGRIPA Oh, Antonio! Oh, Fnix de la Arabia!

    ENOBARBO Si queris alabar a Csar, decid Csar, y no vayis ms lejos.

    AGRIPA Verdaderamente, les ha colmado a los dos de excelentes alabanzas.

    ENOBARBO Pero es a Csar a quien prefiere; sin embargo, ama a Antonio. Oh, los corazones, las lenguas, las figuras, los escritores, los cantantes, los poetas no podran sentir, expresar, figurar, escribir, cantar, medir su amor por Antonio! Oh! Pero en cuanto a Csar, arrodillaos, arrodillaos y admirad!

    AGRIPA Los quiere a ambos.

    ENOBARBO Son sus litros, y l su escarabajo. (Trompetera). He ah que nos llama a montar a caballo. Adis, noble Agripa.

    AGRIPA Buena suerte, noble soldado, y adis.

    (Se separan a un lado. Entran Csar, Antonio, Lipido y Octavia).

    CSAR Qu, Octavia?

  • OCTAVIA Voy a decroslo al odo.

    ANTONIO No vayis ms lejos, seor.

    CSAR Me separis de una gran parte de m mismo. Tratadme bien en esta cara mitad. Hermana, mustrate una esposa tal como mi pensamiento lo ambiciona, y que tu conducta justifique todo lo que me atreviera a garantizarte de ti. Muy noble Antonio, que este modelo de virtud, colocado entre nosotros como el cimiento encargado de mantener el edificio de nuestro afecto, no se convierta nunca en ariete para batir en brech la fortaleza de nuestra amistad. porque mejor fuera habernos querido sin este lazo, si nO ha de ser cuidadosamente tratado por ambas partes.

    ANTONIO No me ofendis con vuestra desconfianza.

    CSAR He dicho.

    ANTONIO Por meticulosamente que procedis en el examen de mi conducta no encontraris en ella el menor motivo para alarmaros a propsito de lo que parecis temer. Ahora, que los dioses quieran protegeros y poner a disposicin de vuestros designios los corazones de los romanos. Vamos a separarnos aqu.

    CSAR Adis, mi muy querida hermana, que te vaya bien. Que los elementos sean blandos contigo y no te den sino salud y alegra! Que te vaya bien.

    OCTAVIA Mi noble hermano!

    ANTONIO Abril est en sus ojos. Es la primavera del amor, y esas lgrimas, los aguaceros encargados de hacerle nacer. Mostraos alegre.

    OCTAVIA Seor, velad por la casa de mi esposo, y ...

    ANTONIO Su lengua se niega a obedecer a su corazn, y su corazn es impotente para ensear su lengua; tal como el plumn del cisne que flota sobre las olas de la marea alta, sin inclinarse a ningn lado.

    ENOBARBO (Aparte a Agripa) Llorar Csar?

  • AGRIPA (Aparte a Enobarbo). Tiene una nube en el rostro.

    ENOBARBO (Aparte a Agripa). Sera lamentable si fuera un caballo, y con mayor razn siendo un hombre.

    AGRIPA (Aparte a Enobarbo). Qu habr de deClrte Enobarbo? Cuando Antonio hall muerto a Julio Csar, gimi hasta rugir, y llor cuando en Filipos vio en tierra a Bruto.

    ENOBARBO (Aparte a Agripa). En verdad, aquel ao le aquejaba un reuma; se lamentaba sobre el que haba destruido voluntariamente, creedlo, aunque yo tambin lloraba.

    CSAR No, amable Octavia; sabris siempre noticias mas; el tiempo no debilitar vuestro recuerdo en mi pensamiento.

    ANTONIO Vamos, seor, vamos; quiero luchar con vos en fortaleza de amor. Mirad, os abrazo ... y ahora os suelto y os encomiendo a los dioses.

    CSAR Adis; s dichoso!

    LPIDO Que toda la multitud de estrellas ilumine tu feliz viaje!

    CSAR Adis, adis! (Besa a Octava).

    ANTONIO Adis!

    (Trompetera. Salen).

    Escena tercera Alejandra. Una sala del palacio.

    Entran Cleopatra, Carmiana, Iras y Alejas.

    CLEOPATRA Dnde est ese muchacho?

    ALEJAS No se atreve apenas a venir.

  • CLEOPATRA Andad, andad. Venid aqu, seor.

    (Entra un Mensajero).

    ALEJAS Noble Alteza, Herodes de Judea no osa miraros ms que cuando estis de buen humor.

    CLEOPATRA Tendr la cabeza de ese Herodes. Pero cmo tenerla, ahora que ha partido Antonio, que hubiera podido dar la orden de trarmela? Aproxmate.

    MENSAJERO Muy graciosa Majestad!

    CLEOPATRA Has visto a Octavia?

    MENSAJERO S, temida reina.

    CLEOPATRA Dnde?

    MENSAJERO Seora, en Roma. La he contemplado de frente, y la he visto conducida entre su hermano y Marco Antonio.

    CLEOPATRA Es tan alta como yo?

    MENSAJERO No, seora.

    CLEOPATRA La has odo hablar? Tiene la voz aguda o grave?

    MENSAJERO Seora, la he odo hablar; tiene la Voz grave.

    CLEOPATRA Tanto mejor. No la amar mucho tiempo.

    CARMIANA Amada! Oh, Isis, eso es imposible!

    CLEOPATRA Lo creo, Carmiana. Bajita y la voz gruesa! Tiene majestuosidad en la figura? Acurdate, si has contemplado algunas veces la majestad.

  • MENSAJERO Va a rastras. Ya est inmvil o ya marche, siempre es la misma; tiene el aire de un cuerpo ms bien que de un alma, de una ... estatua ms que de una persona que respira.

    CLEOPATRA Es cierto?

    MENSAJERO S; o no tengo el don de la observacin.

    CARMIANA No hay tres en Egipto que pudieran hacer mejor un informe.

    CLEOPATRA Es muy inteligente, me parece. Pues bien; no veo an nada en ella. Este mozo est dotado de un buen criterio.

    CARMIANA Excelente.

    CLEOPATRA Infrmame sobre su edad, te lo ruego ...

    MENSAJERO Seora, era viuda.

    CLEOPATRA Viuda! Oyes, Carmiana?

    MENSAJERO Y creo que tiene treinta aos.

    CLEOPATRA Conservas su rostro en la memoria? Es ovalado o redondo?

    MENSAJERO Redondo hasta la imperfeccin.

    CLEOPATRA Los que tienen la cara redonda son en su mayr parte imbciles. Y su cabellera, de qu color es?

    MENSAJERO Morena, seora; y su frente tan baja como hecha de encargo.

    CLEOPATRA Aqu tienes, para ti. No debes tomar a mal mi precedente rudeza. Voy a hacer que emprendas un nuevo viaje. Te encuentro muy apropiado para los negocios. Ve a prepararte. Nuestras cartas estn dispuestas.

  • (Sale el mensajero).

    CARMIANA Es un hombre listo.

    CLEOPATRA S, en verdad. Me arrepiento mucho de haberle molestado, como he hecho. Verdaderamente, me parece que, segn l, esta criatura no es gran cosa.

    CARMIANA Nada en absoluto, seora.

    CLEOPATRA Ese hombre ha visto ciertas personas majestuosas, y entiende de ello.

    CARMIANA Si ha visto personas majestuosas? Isis impida que, despus de haberos servido tan largo tiempo, ignore lo que es la majestad!

    CLEOPATRA Tengo an que preguntarle una cosa, mi buena Carmiana. Pero poco importa; me lo llevars al aposento donde vaya escribir. Todo puede ir bien todava.

    CARMIANA Os lo garantizo, seora.

    (Salen).

    Escena cuarta Atenas. Una sala en la morada de Antonio.

    Entran Antonio y Octavia.

    ANTONIO No, no, Octavia; no es solamente eso ..., eso sera excusable; eso y otras mil ofensas de parecida importancia; pero ha emprendido nuevas guerras contra Pompeyo. Ha hecho su testamento y lo ha ledo en pblico. Ha hablado de m ligeramente, y en las ocasiones en que no ha podido dispensarse de hacer mi elogio, se ha expresado en trminos fros y sin fuerza. Me ha medido en tan poco como le ha sido posible. Cuando ha tenido ocasin de hacerme justicia, no la ha aprovechado, o ha hablado de m a flor de labios.

    OCTAVIA Oh, mi buen seor! No creis todo; o si lo creis, no lo tomis todo con resentimiento. Jams se ha encontrado mujer ms desgraciada que yo, puesto que si esta querella estalla, me ser preciso mantenerme entre vosotros dos, rogando por los dos partidos. Los dioses buenos van a burlarse enseguida, cuando, despus de haberles dicho: Oh, bendecid a mi seor y esposo!, oirn deshacer esta imploracin, gritando tambin en voz

  • alta: Oh, bendecid a mi hermano! Triunfe mi esposo, triunfe mi hermano, mi plegaria destruye a mi plegaria. No hay trmino medio entre esos extremos.

    ANTONIO Encantadora Octavia, que vuestro mejor amor se incline del lado del que hace los mejores esfuerzos por conservarle; si pierdo mi honor, me pierdo a m mismo. Ms valiera no ser vuestro, que perteneceros as mutilado. Pero ya que lo habis pedido, serviris de intermediaria entre nosotros dos. Durante este tiempo, seora, har los preparativos de una guerra capaz de volver a sumir a vuestro hermano en la sombra. Haced vuestra ms rpida diligencia; as, tenis vuestros plenos deseos.

    OCTAVIA Gracias a mi seor. Quiera el poderoso Jpiter hacer de m, tan dbil, tan dbil, el instrumento de vuestra reconciliacin! Una guerra entre vosotros dos! Es como si el mundo se partiese y fuera preciso llenar la sima con cadveres!

    ANTONIO Cuando hayis descubierto quin ha comenzado, volveris vuestro disgusto del lado suyo; pues nuestras faltas no pueden ser tan iguales que vuestro amor se divida igualmente entre nosotros dos. Haced vuestros preparativos de partida, escoged las personas que os acompaen y mandad, sea cual fuese, el gasto que os plazca.

    (Salen).

    Escena quinta Atenas. Otro aposento en la morada de Antonio.

    Entran, encOntrndose, Enobarbo y Eros.

    ENOBARBO Hola, amigo Eros!

    EROS Acaban de llegar extraas noticias, seor.

    ENOBARBO Cules, amigo?

    EROS Csar y Lpido han declarado la guerra a Pompeyo.

    ENOBARBO sa es una noticia atrasada. Cul ha sido el resultado?

    EROS Despus de haberse servido de Lpido en la guerra contra Pompeyo, Csar le ha negado su ttulo de colega; no ha querido que participase en la gloria de la accin, Y no se ha detenido en esto; le acusa con cartas que haba escrito antes a Pompeyo, y por esta

  • acusacin le ha hecho detener; as es que el pobre triunviro est enjaulado hasta que la muerte le libere.

    ENOBARBO Entonces, mundo, tienes dos mandbulas, no ms; y al arrojar entre ellas todo el alimento que guardas, rechinarn la una contra la otra. Dnde est Antonio?

    EROS Se pasea por el jardn ... de este modo ..., patea los rosales que tiene delante, de este otro ..., y grita: Estpido Lpido!, y jura cortar la garganta del oficial que ha matado a Pompeyo.

    ENOBARBO Nuestra gran flota est equipada.

    EROS Para Italia y contra Csar. Hay otra cosa, Domicio; mi seor desea que vayis a encontrarle inmediatamente. Deb haber guardado mis noticias para ms tarde.

    ENOBARBO No tendr nada que decirme. Pero sea. Condceme al lado de Antonio.

    EROS Venid, seor.

    (Salen).

    Escena sexta Roma. Un aposento en la casa de Csar.

    Entran Csar, Agripa y Mecenas.

    CSAR Ha hecho todo eso y ms an en desprecio de Roma, en Alejandra. He aqu cmo han pasado las cosas. En la plaza del mercado, en la cima de una tribuna de plata, Cleopatra y l fueron pblicamente instalados sobre tronos de oro. A sus pies estaban sentados Cesarin, a quien llaman hijo de mi padre, y toda la descendencia ilegtima que su concupiscencia les ha proporcionado. Le dio el patrimonio de Egipto y la hizo reina absoluta de la Baja Siria, de Chipre y de la Lidia.

    MECENAS Y eso a la vista del pblico?

    CSAR En la gran plaza pblica, donde se hacen los ejercicios. Proclam all a sus hijos reyes de reyes. A Alejandro le dio la Gran Media, la Partia y la Armenia; a Ptolomeo le asign la Siria, la Cilicia y la Fenicia. Aquel da la reina apareci bajo las vestiduras de la diosa Iris.

  • Por cierto que, segn cuentan, ya en otras ocasiones haba dado audiencia con el mismo traje.

    MECENAS Que se entere Roma de esto.

    AGRIPA Roma que, asqueada ya de su insolencia, le retirar toda estima.

    CSAR El pueblo lo sabe y ha recibido ya sus acusaciones.

    AGRIPA A quin acusa?

    CSAR A Csar. Se queja de que, habiendo despojado a Sexto Pompeyo de la Sicilia, no le hayamos dado su parte de la isla. A continuacin dice que me ha prestado algunas naves que no han sido devueltas. En fin, se enoja porque Lpido ha sido depuesto del triunvirato y porque, una vez depuesto, hemos retenido todos sus ingresos.

    A