ANIMORPHS 11

8/14/2019 ANIMORPHS 11

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ANIMORPHS 11: LOS OLVIDADOS

Captulo 1

13:22 h

Me llamo Jake.

No os voy a decir mi apellido ni dnde vivo. A los yeerks les vendra demaravilla para encontrarnos y saber de una vez por todas quines somos y sobretodo qu somos.

Para vosotros no es importante conocer mi apellido, pero lo que s debissaber es que todo lo que voy a contaros es la pura verdad, que es una realidad yque est sucediendo en este mismo momento.

Los yeerks andan entre nosotros.

Los yeerks estn en nosotros.

Esos monstruos son parsitos que se instalan en los cerebros de otros seres ydominan su cuerpo y su mente, convirtindolos en vctimas o controladores, comoles llamamos nosotros.

Un controlador tiene aspecto de humano, acta y habla como un humano,pero su mente es yeerk.

Andan por todas partes y cualquiera puede ser uno de ellos. Pensad por unmomento en aquella persona en la que ms confiis, en sa tan especial,imaginaos que no es la persona que vosotros creis. Asumid el hecho de quedetrs de esos ojos dulces vive un gusano gris.

Si, un gusano gris, as es un yeerk en su estado natural. Se introducen en lacabeza a travs del conducto del odo y, una vez dentro, se aplanan y se adhierenal cerebro. Habis visto los pliegues y arrugas del cerebro alguna vez? Seguroque en el colegio os han enseado alguna foto. Bien, pues los yeerks se acoplan alos pliegues y arrugas y se fijan a la mente.

Un da te despiertas y quieres gritar, pero no puedes. No puedes gritar, nopuedes mover los ojos ni levantar un dedo, ni tan siquiera caminar por tu propiopie. El yeerk se ha apoderado de ti.

Ests vivo, eres consciente de todo lo que sucede a tu alrededor. Tus ojos semueven y enfocan un punto, pero no eres t quien los dirige. Oyes hablar a tu bocacon tu misma voz. Sientes que alguien abre tus recuerdos y fisgonea todos tussecretos para despus burlarse de ti.

Lo recuerdo muy bien porque lo he sufrido en mi propia piel. Durante unos

das fui un controlador.


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Los yeerks han llegado. Han aparcado su nave nodriza en algn punto de larbita terrestre, hasta donde el radar humano no llega, pero all estn. Y VisserTres, su lder, tambin.

Poco a poco nos van invadiendo, esclavizando y estamos perdiendo nuestro

planeta sin enterarnos.

Mis amigos y yo luchamos contra ellos, pero tan slo somos cinco chicos ychicas. Bueno, cinco y un andalita. Vale, contamos con un poder alucinante, peroan as somos muy dbiles y, sobre todo, muy pocos comparados con la fuerzainvasora de los yeerks.

Somos los nicos humanos que participan en esta guerra, y tal vez tambin, lanica esperanza que le queda a la Tierra. Tenemos una gran responsabilidad. Poreso no entenda por qu deba pasar por aquello.

No soportaba ya suficiente estrs? No era mi vida ya bastante dura? Porqu tena yo que aguantar... bailecitos folclricos?

Bailes tradicionales! Qu horror!

El CD despeda una musiquilla chillona de violines a todo volumen, no habaodo nada peor en toda mi vida.

La luz abundante de la clase contrastaba con los oscuros nubarrones quecubran el cielo.

La profesora permaneca a un lado, mostrando esa cara de suficiencia ysatisfaccin que a veces se les pone a los profes cuando estn acabando de losalumnos.

- A la izquierda y reverencia al compaero, do-si-do! gritaba el instructordesde el estreo.

Segu las rdenes y me encontr dando vueltas sobre m mismo como unperfecto idiota. A continuacin, la reverencia. Me sali un gesto brusco y extrao. Ypor fin lo que ms odiaba de todo: el do-si-do, o como orden la voz aguda ychillona del CD, do-si-DOOO!

- Vaya un do-si-do! se burl Rachel al ver lo mal que se me daba rodearlacaminando hacia atrs.

- No te pases, Rachel le avis.

- Sonre, Jake. Muestra esa maravillosa sonrisa tuya me recomend Rachel.Recuerda que debemos mostrarnos sonrientes al bailar. Le encantaba torturarmede aquella manera.

Rachel es mi prima y tambin es un animorph.

- Ahora, dancen hacia la izquierda y, acto seguido, formen la rueda.


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- La rueda, la rueda refunfu entre dientes.

Agarr a Rachel para hacerla girar. De haber podido, hubiera estampado a miquerida prima contra la pared ms cercana, pero aunque Rachel parezca una niatonta, en realidad tiene ms en comn con Xena: la princesa guerrera.

En resumidas cuentas, que Rachel me intimida. La he visto pelear en muchasbatallas y, te lo digo por tu bien, ms vale que no la hagas enfadar.

- Qu bien lo haces! se mof Rachel - . Yo creo que te empieza a gustar. Yate estoy viendo con una de esas corbatas con lazo al cuello, unas botas decowboy, una camisa de flamantes cuadros rojos tpica del oeste...

- Te lo advierto, Rachel, te ests pasando de la raya amenac. Lo peorestaba a punto de llegar.

- Eh, Cassie! grit Rachel mientras yo estaba haciendo la rueda otra vez- . Qu? Vienes a fisgonear?

Se me vino el mundo a los pies. Cassie es otra miembro de nuestro equipo.Bueno, la verdad es que me gusta Cassie, ya me entendis. Y desde luego noquera que me viera hacer el ridculo girando alrededor del crculo como un patomareado.

La visin del grandulln de Jake brincando en crculo a ritmo de violines erams que suficiente para acabar con el afecto que Cassie pudiera sentir por m. Sihasta yo me daba pena, qu pensara Cassie?

Nuestras miradas se cruzaron. Cassie permaneca en la puerta de la clase,tronchndose de risa.

Qu alivio! Esperaba recibir una mirada de lstima, pero todo lo contrario. ACassie se le saltaban las lgrimas de risa, mientras yo segua con mi do-si-do justodelante de ella.

- Y esto te hace gracia? Verme bailar?

Mi amiga, incapaz de hablar por la risa, se limitaba a asentir.

Solt tambin una carcajada, no me quedaba ms remedio. Qu iba a hacersi no?

Bueno, s, una cosa. Agarr a Cassie de una mano y la atraje hasta el crculo.Rachel se apart a un lado cediendo su puesto a Cassie.

- Ni hablar! protest Cassie alarmada.

- Ahora te toca a ti. Quiero ver lo bien que te sale el do-si-do dije al tiempoque la agarraba y la obligaba a bailar.


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- Escucha. Tobias quiere que nos reunamos con l despus de clase. Haocurrido algo gordo me susurr al odo casi sin aliento.

Exhal un profundo suspiro. De repente, se me quitaron las ganas de rer.Tobas no habla por hablar. Si l deca que algo gordo haba ocurrido, es que algo

gordo haba ocurrido.

Nos separamos un momento, siguiendo la msica, pero segundos despusvolvamos a juntarnos para hacer la reverencia de rigor.

- Despus de todo, esto del baile no est tan mal, verdad? dijo Cassie.

- Pues no. Pero yo prefiero mil veces estar en peligro de muerte a estosbailecitos contest -, mil veces.

Y otra vez la rueda, la reverencia y el do-si-do, sin embargo mi mente estaba

en otro sitio. Me preguntaba qu demonios haba visto Tobias y en qu lo nosmeteramos esta vez.

Y entonces...

FLASH!

Me ca por entre una maraa de verdes rboles. Me agarr a una rama, mebalance, me solt y con el impulso llegu hasta otra rama donde enrosqu micola y aprovech para mirar hacia atrs. Una pandilla de monos se columpiaba porentre las copas de los rboles en direccin hacia m.

Estaba mareado. Qu vrtigo! Qu...!

FLASH!

Cassie me miraba sonriente y un tanto extraada. La msica se habaacabado y la gente sala ya de clase.

- Te encuentras bien? me pregunt Cassie.

- S, s contest sacudiendo la cabeza para deshacerme de la extraa visin.

- Soabas despierto? pregunt mi amiga.

- Me parece que s respond.

- Me pregunto qu es lo que querr Tobias. T sabes algo?

Me encontraba demasiado aturdido como para responder a su pregunta. Unmomento antes estaba bailando y segundos despus volaba por la selva de rbolen rbol. Y las dos cosas haban sido tan reales...

Captulo 2:


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15:08 h

- A ti qu te parece? me pregunt Marco -. Para m, que Tobias ha divisadoalgn suculento cuerpo atropellado en la carretera y le gustara compartirlo connosotros.

- Ya, seguro que algo de eso hay asent paciente.

Marco siempre hace broma de todo, especialmente cuando est preocupado.

Al salir del colegio tomamos direcciones diferentes. Cassie se fue a su casa yRachel a la suya. Todos sabamos que Tobias tendra una razn de peso paraquerer hablar con nosotros y nos temamos lo peor.

Pero yo tena algo ms de qu preocuparme. Esa alucinacin o visin, o loque fuera, haba sido demasiado real como para olvidarlo. Todo el mundo suea

despierto alguna vez, pero lo mo era distinto. Yo estaba en la selva. Punto. Slofueron unos segundos, de acuerdo, pero fue real.

De todas formas, en esos momentos lo ms importante era averiguar qu eralo que quera Tobias. Marco y yo nos fuimos juntos a casa, como de costumbre.Intentbamos actuar con naturalidad para no llamar la atencin. Debamos tratarde comportarnos tal y como ramos antes de aquella noche que cambi parasiempre nuestras vidas.

Esa noche venamos del centro comercial y, para atajar, cortamos por unrecinto en obras abandonado. Una decisin estpida e irresponsable por nuestra

parte, la verdad. Pero la cosa no iba con asesinos con hachas o secuestradores.Antes de aquella noche, no es que furamos inseparables precisamente. Slo

nos conocamos de vista. Fue pura coincidencia, el destino supongo. La cuestines que nos encontramos en el centro comercial y acabamos volviendo a casa loscinco juntos.

Y en aquel recinto de obras abandonado, oscuro y tenebroso, rodeados deedificios vacos a medio construir, vimos aterrizar la nave. Se trataba de un cazaandalita que haba sido alcanzado por los cazas yeerks. All, en rbita, losandalitas haban salido muy mal parados de una batalla librada contra los yeerks.

El piloto andalita del caza se llamaba Elfangor, prncipe Elfangor y fue lquien, en los ltimos minutos de su vida, nos habl de los yeerks.

Desde aquella noche, nuestra vida es distinta. De ser como los dems niosde nuestra edad, pasamos a conocer un secreto que nos provoc una profundatristeza.

Fue el prncipe Elfangor quien nos concedi el poder de la metamorfosis. Eracuanto poda hacer, la nica arma que poda proporcionarnos: el poder detransformarnos en aquel animal que tocsemos para as adquirirlo en nuestrosistema.


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Un poder magnfico y terrible a la vez, que me ha producido pesadillasespantosas.

Desde aquella noche en el recinto abandonado he presenciado cosas quejams hubiera deseado ver y he hecho cosas que ojal pudiera olvidar.

- Hombre! exclam Marco, interrumpiendo mis pensamientos -. Hablandodel Chico-pjaro. Mira all arriba, no te resulta familiar?

Segu la direccin de su mirada. No haba demasiada luz aquella tarde y elcielo empezaba a cubrirse de nubes de un color gris metalizado que amenazabanlluvia. Y all en lo alto, entre las nubes, resaltaba la silueta de un gran pjaro.

Incluso a esa distancia es fcil reconocer a un ave rapaz.

- Puede ser, pero no sabra decirte repliqu -. Si es Tobias, seguro que nos

localiza enseguida.

Tobias es un ratonero de cola roja. Veris, lo de las transformaciones tiene unpequeo inconveniente bastante desagradable, y es que si permanecestransformado ms de dos horas, te quedas atrapado en esa forma para el resto detus das. Por eso, aunque Tobias tenga aspecto de ratonero de cola roja, su mentey su alma siguen siendo humanas.

- Viene hacia aqu inform Marco.

- Eso parece.

No saba si alegrarme. Tobias es uno de los nuestros, un amigo, ms que unamigo. Ha arriesgado su vida por m muchas veces, pero presenta que traa malasnoticias y eso era lo que menos me apeteca oir en ese momento.

En ese momento escuch su voz por telepata.

- Qu te dije? Saba que era l fanfarrone Marco.

Resultaba imposible comunicarnos con Tobias desde tan lejos. Le seraimposible oirnos por muy buen odo que tuviera. Adems, lo de la telepata slofunciona cuando te has transformado o si da la casualidad de que eres un andalita.

Mir a Marco que me respondi con un suspiro.

- Mi padre est en la oficina. Vamos a mi casa sugiri mi amigo -. Estamos a

dos pasos.


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Fuimos directos a su casa. Vivimos en la misma urbanizacin, a tan slo unpar de manzanas. La mayora de nuestros compaeros de colegio, incluidaRachel, vive por aqu. Cassie, sin embargo, vive en las afueras, en una granja.

- Slo le falta llevar un letrero que diga problemas murmur.

- En grandes letras de nen, adems dijo Marco.

Llegamos a la casa de Marco y entramos. Marco se asegur de que no habanadie ms en la casa.

- Pap! Pap! Hay alguien en casa? Pap, voy a reajustar el estreo! Marco me gui un ojo -. Si est en casa, vendr corriendo.

No hubo respuesta, slo silencio.

Subimos a toda velocidad las escaleras enmoquetadas y, tras pasar pordelante de fotografas enmarcadas de Marco con su padre y su madre, a quientodo el mundo crea muerta, llegamos a la habitacin de mi amigo.

Marco abri de par en par la ventana de su habitacin. La brisa era fresca yhmeda, seal de que iba a llover. Y yo odio la lluvia.

- Acabemos con esto de una vez dije. Me descalc, me quit toda la ropa y

me qued con el uniforme de las transformaciones. Marco hizo lo mismo.

Visualic en mi mente la forma de un halcn peregrino. El ADN de esta averapaz ya formaba parte de m y, gracias a la tecnologa andalita, poda cambiar miADN por el suyo.

Me concentr y comenzaron los cambios.

En mi piel empez a aparecer el trazado de las plumas, como si un serinvisible los hubiera dibujado. El suelo, no muy limpio por cierto, se acercaba a mrpidamente a medida que iba encogiendo, como una vela que se consume

deprisa. Era como una cada infinita en la que nunca llegas a tocar el suelo o, eneste caso, un calcetn blanco y sucio.

- Qu asco! protest -. Marco, al menos podras apartar tus calcetines dedeporte, no?

- Oye, que he visto tu habitacin replic Marco -, y todava hay paales decuando naciste tirados por el medio.

Iba a aadir algo, pero justo en ese momento su lengua humana se esfumpara convertirse en una diminuta lengua de pjaro. As que profiri algo como:

- Craww hee hrrar. A sber qu haba dicho.


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El calcetn sucio pas a tener el tamao de una manta. Lo nico bueno detodo aquello es que los halcones no poseen un olfato demasiado fino, cosa de laque me alegr.

Mis labios comenzaron a endurecerse y a ejercer presin hacia fuera, hasta

formar un pico curvo y firme. Resultaba extrao e inquietante a la vez porque lovea crecer, como si se tratara de una inmensa nariz.

Mis pies dieron paso a unas garras capaces de rajar una presa de arriba abajocon la destreza de un abrelatas.

Mis huesos chirriaron y mi crneo encogi. Los huesos de los brazos seahuecaron y otros desaparecieron.

Acto seguido, los dibujos de las plumas adquirieron una forma tridimensional.

Daba un poco de repels ver la piel agrietarse de aquella manera, pareca quese me estuviera cayendo a tiras, pero cada trozo de piel se converta en unapluma, de color gris la mayora. De hecho, mi cuerpo era prcticamente gris.

Mir a Marco con mi potente visin de halcn y ste me devolvi su mirada deguila pescadora.

, propuse.

Sacud las alas un par de veces y me elev hasta el alfizar.

, record Marco con un poco de resentimiento. Como si hubiera sido culpama. A continuacin se elev hasta situarse a mi lado.

, repliqu consciente de que eso leirritara an ms.

Extend las alas, me di impulso hacia delante y descend hasta el csped delpatio de Marco.

Eso siempre cuesta porque aunque sabes que eres un pjaro, tu mente siguesiendo la de un humano, y saltar desde una ventana no es algo que nos hagamucha gracia a los humanos. Me encontraba a unos tres metros del suelo, lo nicoque podra parar el golpe si mis alas, por algn motivo, no funcionaran, era elcsped.

Pero las alas apresaron el aire y not la presin del aire empujndome haciaarriba. Alete con fuerza, una, dos, tres, cuatro y me lanc hacia deltante y,

enseguida, a lo ms alto. Sacuda las alas sin cesar, una y otra vez para ganaraltitud en la fresca brisa. Aletear no es fcil. El hecho de ser pjaro no significa quevolar no requiera ningn esfuerzo.


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Marco y yo habamos conseguido elevarnos unos quince metros cuandoTobias pas zumbando a nuestro lado, deslizndose con una agilidad increble,como si hubiera sido un ave toda su vida.

, indic.

, pregunt un tanto molesto.

Captulo 3:

15:51 h

Cuando ests volando las preocupaciones desaparecen. Te sientes poderosoflotando sobre aquellas personas diminutas de all abajo. La gente se muevedespacio y forma pequeas lneas rectas por las aceras, condenada a caminarsiempre en dos dimensiones: de izquierda a derecha o viceversa y hacia delante ohacia atrs.

Un pjaro se mueve en tres direcciones y en el vuelo influyen muchos factorescomo la temperatura del aire, la velocidad de las corrientes del viento, laestabilidad de la brisa, si es un viento, de costado o una corriente de aire clido, ysu nivel de humedad.

Durante el vuelo, las alas y la cola se ajustan constantemente. Las puntas delas alas se extienden y la cola se estrecha o ensancha para modificar el ngulo deataque.

Por suerte, la mente del halcn es la que se ocupa de todo esto porque, para

qu engaarnos, yo, como humano, no s nada de vuelos, slo que es la cosams maravillosa del mundo.

Marco y yo volvamos al lado de Tobias cuando localizamos a otras dos avesrapaces que ascendan hasta alcanzar nuestra posicin. Se trataba de Rachel yCassie.


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Tena razn. Los halcones, los ratoneros y las guilas no suelen volar enbandadas todos juntos, la verdad. Adems, gracias a la magnfica visin de estasaves, ramos capaces de distinguir cualquier cosa desde una distancia decuatrocientos metros.

Quera ganar altitud porque me costaba mucho volar en el aire muerto que meenvolva. Mis plumas eran ms estrechas que las del resto, lo cual era de granayuda cuando me lanzaba en picado. Entonces s que alcanzaba velocidad, pero ala hora de deslizarme por entre ligeras rfagas de viento yo era el ms torpe.

Me alej de Marco y maniobr hacia la derecha sin perder de vista a Tobias.Deba permanecer dentro del radio de alcance de la telepata.

Por fin haba conseguido zambullirme en una corriente de aire mnimamentedecente, as que me elev un poco y entonces examin el suelo. All estaba.

, observRachel transformada en un guila de cabeza blanca, volando un poco ms altoque yo a mi izquierda.

En efecto, sobre el asfalto se sucedan varias varas de indicacin alargadasclavadas en el suelo, perfectamente alineadas y apuntando hacia la paredmasacrada del hipermercado donde una docena de hombres trabajaban a destajopara levantar un muro de contrachapado que ocultara el agujero.

De repente, me di cuenta y creo que Marco tambin.

, conclu.

, corrobor Tobias.


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Agit las alas con fuerza, me gir, volv a aletear y me lanc hacia elhumeante hipermercado. Con un solo vistazo reconoc al hombre que diriga laoperacin. No daba crdito a mis ojos.

, exclam.

Chapman es el subdirector de nuestro colegio, pero adems es un controladorde alto rango, en otras palabras, es una figura clave en las fuerzas invasoras de

los yeerks.

Haba seis o siete personas sobre el tejado del hipermercado vigilando la zona

con esa mirada implacable y paranoica tan tpica de los hombres que componen elservicio secreto del presidente.

, pregunt Marco.

Marco se refera a m. Les gusta pensar que yo soy el lder, aunque a m nome lo parece. La verdad es que me da lo mismo, si se sienten mejor pensando quesoy el lder, estupendo.

El problema es que cuando la gente te trata como a un lder, empiezas aactuar como tal y eso significa tomar decisiones, incluso cuando todo lo que tienesson suposiciones.

, pregunt Rachel.

Flash!

Veo unos enormes ojos relucientes que destacan entre toda aquellaoscuridad. Justo delante de m! Y entonces, un hocico que se abre para mostrar

unos colmillos grandes y curvados.


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Era la cara de un gato enorme, o tal vez un len? De un leopardo quiz?

Fuera lo que fuese, estaba a punto de saltar sobre m, abrira su enormebocaza y...

Flash!

, grit.

, pregunt Tobias.

, repiti Rachel un tanto molesta.

Me encontr de nuevo en el aire, volando con mi cuerpo de halcn por encimadel hipermercado. Estaba hecho un lo. Mi mente se negaba a volver a la realidad.Todava me encontraba en una especie de selva desconocida en la que miraba sin

pestaear a los ojos de un depredador asesino de increble belleza. Qu meestaba pasando? Me estara volviendo loco?

, logrdecir a duras penas.

, aplaudi Rachelcon su entusiasmo caracterstico.

, pregunt Marco.

, se burl Rachel.

`Marco pens -, no lo sabes t bien, porque, para acabarlo de arreglar, tuvaliente lder est perdiendo el juicio.

Por supuesto, no mencion nada al respecto, porque si eres el lder, nopuedes volverte loco.

Captulo 4:

16:40 h

, protest Marco.


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Habamos aterrizado en el bosque. Por cierto, aterrizar es lo ms duro devolar. Despegar asusta un poco, pero aterrizar es espantoso. La diferencia entreaterrizar y estamparse contra el suelo es la misma que hay entre dos centmetros ydos kilmetros por hora.

Nos posamos con mayor o menor elegancia sobre la pinaza del suelo delbosque. Tobias sali a buscar a Ax y los dems recuperamos nuestra formanatural.

- Por los pelos puntualiz Marco, que ya casi haba finalizado sutransformacin.

- No es ms que un hipermercado apunt Rachel encogindose de hombros,que, por cierto, le acababan de aparecer -. No puede ser tan difcil, digo yo.

- Cmo vamos a entrar? me pregunt Marco.

- Alguna sugerencia? pregunt a mi vez mirando a Cassie.

- Bueno, disponemos de algunas formas ideales para esta misin respondi-. Como ha dicho Rachel, se trata de un hipermercado, incendiado, vale, pero unhipermercado al fin y al cabo, donde uno espera encontrar cucarachas, ratas,moscas...

De repente oimos un estruendo de cascos golpear el suelo y machacar lamaleza. Un ser estrambtico y distinguido al mismo tiempo se acercaba hacianosotros. Se trataba de Ax, avanzaba directo hacia donde nos encontrbamos, tanrpido como un caballo desbocado y, justo cuando temamos que nos fuera aarrollar, se impuls con sus piernas traseras y salt gilmente por encima denuestras cabezas.

Aterriz casi con delicadeza y se gir para vernos las caras.

El nombre completo de Ax es Aximili-Esgarrouth-Isthill. Es el hermano

pequeo del prncipe Elfangor. Que yo sepa, Ax fue el nico andalita quesobrevivi a la destruccin de su nave cpula.

Los andalitas mantienen algunos rasgos comunes con los animales terrestres,pero basta con mirarlo para saber que Ax viene de un lugar muy lejano.

Su cuerpo es el de un ciervo robusto, slo que es de un color azul plido ytostado, y en el lugar donde debera estar el cuello tiene un tronco superior comoel de los humanos. Su pecho y hombros son como los de cualquier nio. Tambintiene dos bracillos delgados y demasiados dedos en las manos.

La cabeza se encuentra en su sitio, pero carece de uno de los elementosprincipales: la boca. Los andalitas se alimentan de las plantas que absorben a


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travs de los cascos huecos de sus pezuas. Para comunicarse utilizan latelepata.

En lugar de nariz tiene tres pequeas ranuras, dos ojos almendrados grandesy otro par en el extremo de unas antenas cortas que le sobresalen de la cabeza.

Este par de ojos adicionales se pueden mover en cualquier direccin y de formaindependiente. Al principio resulta incmodo, pero acabas por acostumbrarte. Axpuede estar mirndote con sus dos ojos principales, con los adicionales, o con slouno de ellos. Otras veces te observa con los ojos principales y uno de los ojosadicionales a la vez.

En resumen, cruzar la mirada con Ax es toda una experiencia.

Pero quiz lo ms llamativo de nuestro amigo extraterrestre sea su cola. Escomo la de un escorpin, y la mantiene curvada hacia arriba, de forma que laterrible hoja cortante del extremo final asoma por encima de sus hombros. Es

certera y muy rpida, tanto que antes de que puedas contar hasta cuatro ya estssangrando y sin saber por qu. Es un alivio que est de nuestra parte en estaguerra.

En ese instante, Tobias descendi y se pos en una rama con gran destreza.Clav las garras en la corteza y comenz a arreglarse el plumaje.

- Hola Ax salud -. Y qu es lo que te ha contado Tobias?

- Efectivamente, Ax-man observ Marco -. Qu prefieres, mosca o

cucaracha?

- Ax, no me llames prncipe Jake repet por ensima vez.

, respondi Ax.

A veces me pregunto si Ax tiene sentido del humor. Desde luego nosotros nolo hemos notado, hemos tenido oportunidad de comprobarlo, aunque cualquierasabe.

- Vamos a entrar en Safeway anunci -. El sitio ms cercano paratransformarnos est muy retirado, al otro lado de la calle, detrs de un motel vaco.All nadie nos ver, el problema es cmo llegar al hipermercado, porque hay quecruzar cuatro carriles de trfico.

- Vaya exclam Marco -, no haba pensado en eso. Estoy an a tiempo decambiar mi voto?


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- Marco, no hemos hecho ninguna votacin le record Rachel -, pero si lahubiramos hecho, habras votado que s.

- Cmo sabes lo que hubiera votado? pregunt Marco.

- Porque yo habra votado que s sonri Rachel -, y t, delante de una chica,haces lo posible por no parecer un gallina.

- As que se es el concepto que tienes de m, eh? replic Marco -. Pordesgracia, no andas muy desencaminada.

- Ni la mosca ni la cucaracha gozan de buena visin apunt Rachel ynuestro objetivo consiste en ver lo que guardan dentro de ese hipermercado, no?

- Ya, pero tambin hemos de cruzar cuatro carriles de trfico. Yo no s t,pero, personalmente, prefiero sobrevolar los coches que esquivarlos opin

Cassie.

- Y no se perdern las moscas en un trayecto tan largo? pregunt.

- Os acordis de cuando hablbamos de cosas normales? interrumpiMarco -. No s, de bisbol o de quin le gustaba a quin.

Cassie le gui un ojo y retom la conversacin.

- El hipermercado estar lleno de comida, de comida podrida. Dudo muchoque funicionen los congeladores. Qu mejor que una mosca para llegar hasta la

comida putrefacta?

, sugiri Tobias.

- Tu visin por la noche no es mucho mejor que la nuestra seal -. Paracuando estemos listos ya habr anochecido.

Tobias a veces se siente frustrado porque no puede acompaarnos en todaslas misiones. Lo entiendo y me da lstima, pero as son las cosas. Justo cuando se

lo iba a decir, Cassie se me adelant.

- Tobias, si no hubiera sido por ti, ahora no estaramos aqu observ -. T lodescubriste y nos lo enseaste. Ahora nos toca a nosotros, no crees?

Cassie es fantstica a la hora de consolar corazones rotos, mucho mejor queyo desde luego. Sin embargo Tobias pareca molesto.

, insisti.

- Muy bien dije con entusiasmo mientras aplauda para intentar levantar el

nimo del grupo -. Decidido, seremos moscas. Todo el mundo a casa. Nos vemosdetrs del motel dentro de... comprob mi reloj -, dentro de tres horas, a las siete


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y cuarenta y cinco. Ser rpido, nos transformaremos, entraremos al hipermercadoy, en diez minutos, estaremos fuera y de vuelta a casa.

- Oh, no protest Marco -. Cmo odio ese tono tuyo, Jake. Cuando loempleas es porque ests preocupado. Y ahora vendr esa flamante sonrisa de

tranquilos chicos. Te conozco.

- Nos quedan tres horas para despegar aad, obligndome a sonrer deoreja a oreja en un intento por transmitir calma.

- Estamos muertos sentenci Marco.

Captulo 5:

17:15 h

- Hola, pap, qu ests viendo? pregunt al llegar a casa. Mi padre, mandoen mano, se hallaba repantigado en el sof.

- Cmo que qu estoy viendo? pregunt realmente sorprendido -. Estanoche es el combate. Cuarenta dlares por Pay-Per-View. Tortitas de maz, salsade frijoles para acompaar, ruidosos gruidos masculinos, cerveza, para m, yrefrescos para Tom y para ti.

Me llev las manos a la cabeza. El combate! Se me haba olvidado porcompleto. Era algo especial, no porque yo fuera un fantico del boxeo, que no loera, sino porque mi padre haba pagado cuarena dlares para verlo. Era un asunto

de hombres, que una a padres e hijos. All estaramos Tom, mi padre, yo y quizsalgn amigo del trabajo de mi padre.

- Es esta noche? pregunt -. A qu hora?

- Empieza a las siete, as que haz los deberes, come algo de verdura para quetu madre est contenta y pilla asiento.

Realic un clculo mental rpido: faltaba algo ms de una hora para queempezara el combate. El anterior campeonato haba durado tres asaltos, con locual me quedaran treinta minutos para transformarme y volar hasta el motel.

Y si me inventaba una excusa? No. Mi padre no se lo tragara.

- Perfecto le dije a mi padre -. Aqu estar y no te comas toda la salsa defrijoles. Ya sabes lo que pasa.

- Se me permite la entrada en mi saln? se burl mi madre -. A qu horase va a convertir esto en el templo de la agresin masculina?

- A las siete contest mi padre -. Hasta entonces se permite la entrada amujeres, sobre todo si stas, al volver del trabajo, se han acordado de comrar

tortitas de maz.


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- Tortitas de maz? No prefers zanahorias y crema de humus?

Mi padre y yo nos la quedamos mirando.

- Era broma dijo mi madre -, slo era una broma. He comprado tortitas de

maz. Vienen Pete y Dominick?

- S, pero no tienes que darles de comer brome mi padre -. Tienen suertede que no les cobre la entrada.

Me apresur con mis deberes. Confiaba en que el combate durara ms omenos lo de siempre, dos o tres asaltos y un KO fcil. Lo bueno de tener prisa esque no te deja mucho tiempo para pensar. Pensar significa preocuparse y esoimpide avanzar y terminar rpido.

Se respiraba tensin en aquella reunin familiar de las siete. Tom pareca

igual de ansioso que yo por marcharse. No era difcil adivinar por qu.

Veris, Tom es uno de ellos, es un controlador.

Deba aparentar tranquilidad, como yo, y supona que, tambin como yo,acudira despus al hipermercado.

Tom y yo luchbamos en la misma guerra, slo que en bandos diferentes.

Me resultaba muy extrao imaginarme a Tom, vivo todava en algn rincn desu cabeza, atrapado, sometido pero capaz de ver, or y pensar.

Disfrutara viendo el combate a travs de unos ojos que no eran los suyos?Me pregunto si mi hermano es capaz todava de disfrutar.

Aquellos pensamientos no me ayudaban mucho, la verdad. Al contrario, mequemaban por dentro y me notaba a punto de explotar. Me repeta a m mismo unay otra vez que estaba haciendo todo lo posible por ayudar a Tom, todo lo posible.

Por suerte, mi padre y sus amigos estaban tan enfrascados en lo suyo que nose percataron de que mi hermano comprobaba continuamente la hora ni de que yomiraba hacia la cocina para consultar el reloj de la pared.

En el sexto asalto, comprend que me haba metido en un buen lo. En elsptimo ninguno de los dos luchadores pareca cansado. Decid que si pasabandel octavo asalto, me inventara una excusa, por tonta que fuese.

En el octavo asalto, por suerte, uno de los boxeadores encaj un buengancho.

- Uff! exclam mi padre -. Eso tiene que hacer dao.

- Cinco dlares a que de esta no pasa! vaticin el amigo de mi padre,

Dominick.


18/83

En efecto, el agredido se tambale, se mantuvo en pie durante unos segundosy se derrumb. Boom! Fin del combate.

Ya eran las siete cuarenta y cinco y yo llegaba tarde.

- Pap sustraje la cinta de vdeo -, puedo llevrsela a Marco para que veael combate?

- Son casi las ocho, ya es de noche objet mi padre.

- Pap tiene razn aadi Tom -, y si te pierdes y no vuelves? Qu pena,no? Utilizara tu habitacin para guardar mis pesas y el resto de mi equipo.

sa era la tpica broma estpida de hermano mayor que Tom hubiera hecho,pero por supuesto era obra del yeerk que hurgaba en los recuerdos de mihermano.

Por un segundo se me pas por la cabeza preguntarle: Ey, Tom, qu es loque hay en el hipermercado? Dmelo y as podr quedarme en casa esta noche.

La sola ocurrencia me hizo sonrer. Y en ese momento...

Flash!

Verde, verde. Todo era verde a mi alrededor. Era el sitio ms verde de laTierra: rboles, musgo, lianas, helechos. Verde por todos los rincones. Tambinestaban all. Marco deca algo as como:

- ...aqu estamos, en una selva, luchando contra unos extraterrestres ladronesde cerebros y diez mil especies de bichejos asquerosos, y nuestro cadete espacialresidente se ha convertido en una mona sexy. Que alguien me despierte cuandovolvamos a la realidad.

Flash!

Volv a la realidad, Tom, o el que hablaba como l e imitaba sus bromas volvia aparecer ante m, y o la voz de mi padre:

- No vayas en bici. Es de noche y est a punto de llover.

Aquella visin era tan potente, tan real. Nada que ver con un sueo, habaestado realmente all, en la selva, escuchando las quejas de Marco.

El corazn me palpitaba con fuerza y notaba gotas de sudor acumulndose enmi frente. Qu me estaba pasando?

Vi que Tom se escabulla del saln en direccin a la cocina y aquello me trajodefinitivamente a la realidad.

Agarr la cinta de vdeo y sal de all, tambalendome todava por el efecto delsbito viraje de una realidad a otra.


19/83

Mi padre y sus amigos repasaban todo el combate, asalto por asalto, mientrasyo suba a mi habitacin. Abr la ventana de par en par, me transform y enveinticinco minutos llegu al motel.

, me disculp al tiempo que aterrizaba.

Como iba tan deprisa, no calcul bien la distancia, as que me di un buencoscorrn y rod hecho una maraa de alas y garras.

, se burl Tobias.

- Te encuentras bien? me pregunt Cassie. Se acerc enseguida y melevant. A continuacin me deposit en el suelo porque ya haba comenzado arecuperar mi forma humana y empezaba a ganar peso.

- Estoy bien contest en cuanto pude pronunciar palabra -. Avergonzado,

pero bien.

Aquel escondite era un lugar pequeo y cutre. Las ventanas traseras del motelestaban recubiertas de contrachapado, todo emborronado de grafitto. Loshierbajos crecan a placer. Haba botellas rotas y, por alguna razn, tambin unalavadora muy vieja.

- Siempre escogemos los mejores lugares, verdad? coment con irona.

Ax se ocultaba en la oscuridad, apoyado contra la pared. Cuando seencuentra fuera del bosque se siente desprotegido y con razn; si alguien lo viera,

echara a correr, gritando como un loco. A no ser que se tratara de un controlador.En ese caso sabra con toda exactitud qu es mi amigo.

- Y bien? pregunt Rachel, con la mirada clavada en m.

Esperaba que yo dijera: Adelante.

Sin embargo, algo me lo impeda. Experimentaba una extraa reticencia.Senta como si..., ni siquiera estaba seguro de lo que senta, pero ese instante eravital.

Los otros me observaban fijamente. Bastaba con decir: adelante, pero en lugarde eso, consult mi reloj. Las ocho y diecinueve. Las ocho y diecinueve. Como sieso significara algo, como...

Dos mo! Me estaba volviendo loco! Qu me estaba ocurriendo?

- Debemos continuar con esto? pregunt en voz alta, lo cual me sorprendiporque crea que estaba hablando para m.

- Por qu no? Yo voto que s respondi Rachel.

- Qu novedad! murmur Marco -. Todos los que se hayan sorprendido deque Rachel est dispuesta a seguir adelante, que levanten la mano.


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- S aad, haciendo un esfuerzo por olvidar mis dudas -. S, vamos all.

Estaba convencido de que era lo mejor que podamos hacer, aunque yocargaba con la responsabilidad. Podra haberlo evitado, podra haberlesconvencido de no seguir adelante. Podra haber hecho algo diferente.

Pero no lo hice, al menos no entonces.

- Adelante, vamos a transformarnos orden.

Captulo 6:

20:19 h

- Esperemos que no tengan un bote de Raid observ Marco.

Intent sonrer pero la verdad es que odio convertirme en insecto.

Cuando empezamos a utilizar este poder, pensaba que nos transformaramosen leones, osos y guilas. Y as es, pero tambin en cosas mucho ms pequeas,a veces cuanto ms pequeas, mejor. El mundo de los insectos es una mina paranosotros.

Lo cierto es que no nos hace ni pizca de gracia. No hay pesadilla, pelcula deterror ni visin espectral que se pueda comparar con lo repulsivo que resultaconvertirse en cucaracha, araa, pulga o mosca.

Cuando adoptas la forma de un tigre, mantienes los cuatro miembros, los dosojos y la boca. Tienes huesos, estmago, pulmones y dientes. Son muy diferentesa los de los humanos, pero por lo menos siguen estando ah.

Convertirse en mosca ya es otra historia. No queda nada en su sitio y todocambia.

Una de las pegas que tiene esto de las transformaciones es que ninguna deellas es igual a la anterior. Los cambios son bruscos e imprevisibles. No es unproceso lgico ni gradual.

Comenc a menguar y, aunque todava era prcticamente humano y meda unmetro, sent que mi piel se endureca.

Las moscas no tienen huesos sino exoesqueleto, es decir, una especie decscara externa que recubre su cuerpo y lo mantiene unido. Pues bien, me estabacreciendo el exoesqueleto y una cosa oscura y dura como el plstico sustitua a lasuave piel humana.

Mi cuerpo se dividi en los segmentos tpicos de un insecto: cabeza, trax yabdomen.


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Y, cuando todava meda medio metro, demasiado alto para ser una mosca, mipecho emiti un sonido ronco y hmedo y, al instante, me brotaron las patasadicionales.

Mis piernas encogieron hasta convertirse en patas de mosca, y me ca de cara

contra el suelo, aunque la verdad es que apenas si tena cara.

Ya me haba empezado a crecer la trompa. Mi boca, labios, nariz y lengua sederritieron. La trompa meda lo mismo que mis patas de mosca, un tubo hueco,alargado y retrctil que las moscas utilizan para alimentarse. Primero escupensaliva en la comida, esperan a que se ablande y despus succionan.

No es un espectculo demasiado agradable, la verdad. Pero, an faltaba lopeor: los ojos. Todava pude observar con mis ojos humanos cmo a Cassie,tumbada en el suelo a mi lado, le salan de repente los ojos de mosca.

Surgieron de sus ojos humanos sin previo aviso. Eran enormes y desprovistosde vida, parecan grandes globos negros que se hubieran hinchado en sus propiascuencas.

Ante semejante visin, te entran ganas de vomitar.

De repente, todo se volvi oscuridad a mi alrededor. Durante unos segundosno vi nada y enseguida, guau!, los ojos de mosca se activaron y el mundo cobrun aspecto completamente distinto.

Cmo describiros la visin del mundo a travs de unos ojos compuestos?

Veris, es como si estuvieras viendo miles de diminutas televisiones a la vez ycada una mostrase un extrao color, tienes la impresin de que alguien ha estadomanipulando los botones del color y el amarillo se vuelve violeta, el verde, rojo, elazul, negro. Una autntica locura. Como si un nio travieso hubiese conseguidouna caja de pinturas Crayola y hubiese pintado todo con colores diferentes.

Pero lo ms espantoso es que los ojos miran en todas direcciones al mismotiempo. Vea el tubo que compona mi boca y que sobresala hacia delante, ytambin mis patas traseras y los pelillos que despuntaban de mi cuerpo acorazado.

Sin embargo, tras superar el trago de la metamorfosis, ser una mosca tiene

algo bueno. Parte de lo que vea era un par de alas que parecan de gasa, y quesobresalan de lo que se supone constitua mi espalda. Y es que las moscasvuelan, vaya que si vuelan.

, pregunt.

, contest Marco.

En ese momento..., PLAFF!

Algo explot justo delante de m, provocando una lluvia de arena, como si nos

estuvieran disparando con mortero., grit Rachel.


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PLAFF!

, inform Tobias sin inmutarse.

Las explosiones de mortero no eran otra cosa que enormes gotas de lluvia

cayendo al suelo.

, coment Cassie.

, apremi.

Pegu un salto y activ las alas. Al instante me encontraba en el aire. No escomo los pjaros que consiguen levantar el vuelo tras un esfuerzo considerable. Lamosca piensa a volar y en menos de un segundo se encuentra realizandopiruetas en el aire.

A travs de aquel increble conjunto de diminutas televisiones, vi despegar alos otros. Parecan cerdos volando. Enormes bolas de grasa levantadas poraquellas alas minsculas incapaces, a primera vista, de sostener ni una mota depolvo.

Pero, como ya he dicho antes, las moscas vuelan. Ascend a una velocidadsupersnica, girando sobre m mismo.

De tener boca, hubiera sonredo. No haba resultado muy difcil controlar lamente de la mosca porque ya habamos adoptado esa forma antes, an as, susinstintos eran poderosos.

La mosca haba olido a comida podrida en el contenedor y saba muy bien loque se haca.

Seguimos las indicaciones de Tobias. Me elev y entonces...

, pregunt Cassie.

, inform Ax.


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, corrobor.

Los coches que se deslizaban veloces por la carretera se haban convertidoen brillantes meteoros de color rojo y violeta. La carretera se transform en unaestela borrosa en movimiento.

El resultado era extrao y perturbador para la mente de la mosca.

, advirti Tobias.

, pregunt Ax.

Sacud las alas con fuerza, me agit, zigzague en el aire y me lanc haciaarriba. Pero a la mosca, acostumbrada a vivir cerca del suelo, no parecan gustarledemasiado las alturas. El animal saba que la comida estaba cerca del suelo, y esoera lo nico que le importaba.

, inform Tobias.

Notaba las gotas incesantes. Parecan brillantes meteoritos, tres veces mitamao, desplomndose del cielo, aunque a la mosca aquello le traa sin cuidado.

La lluvia se intensific y las gotas cada vez caan ms juntas y ms seguidas.

BAMM!

Una gota me golpe y perd la estabilidad. Mi cuerpo se impregn de unasustancia pegajosa.

Agua! Tan slo era agua, pero se me adhera al cuerpo como el pegamento.

Intent sacudir las alas y acab volando boca abajo. Gir sobre m mismo ycontinu avanzando.

, protest.

BAMM!, una gota del tamao de un camin me golpe y perd el control.


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, grit Cassie.

Una vez ms, mis asombrosas alas mantuvieron el control y me hicieron giraren el aire hasta recuperar el equilibrio. Pero, de repente, me di cuenta de quenadaba en un mar de brillantes luces.

Violeta! Rojo! Verde!

Verde?

Movimiento? Los pelos que cubran mi desagradable cuerpo de mosca lopercibieron y tambin las pantallas de mis ojos.

Algo se mova, muy rpido y muy grande.

Una monstruosa pared se acercaba a m a una velocidad espeluznante. Era

una montaa! Gigante, alta y un tanto inclinada. Una montaa a cien kilmetrospor hora se precipitaba contra m, irradiando un arco iris de extraos colores.

Un parabrisas!

, musit.

Captulo 7:

20:25 h

, exclam al ver el parabrisas dirigirse hacia m.

Flash!

La selva!

Un movimiento sbito entre los matorrales.

Un brazo en tensin. Un brazo de nio!

Una lanza cruza el aire!

Viene hacia m. Veo la punta de bamb, ennegrecida con veneno mortal. Unroce y se acab.

Yo...

Flash!

Una lanza! No, un parabrisas!

Mis aleteos superaban los cien por segundo. Avanzaba muy rpido, pero no lo

suficiente.


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Dios mo, una corriente! Una rfaga de aire me absorvi, iba derecho alparabrisas. Luch con todas mis fuerzas y... en menos de un segundo, ese vientohuracanado se convirti en una alfombra mgica.

Uff! Gracias a la fuerza de mis alas y a la estela que sigue el viento... logr

esquivar el parabrisas por un milmetro. Incluso vi los rostros humanos dedistorsionados colores en el interior del coche. Los ojos de los ocupantes delvehculo relucan mientras yo pasaba de largo tirando de mi trasero de mosca paraascender ms y ms.

, pregunt Rachel.

Cruzamos la calle y dejamos atrs la espeluznante corriente de luces veloces.Las gotas de lluvia nos seguan golpeando, pero a m eso haba dejado deimportarme.

Al poco rato y, a pesar de la lluvia purificadora, me lleg el olor delhipermercado. La mosca perciba comida.

Ya no necesitbamos que Tobias nos guiara el resto del camino. Nuestroscuerpos de mosca estaban impacientes por seguir el olor a basura podrida.

Todava me estaba recuperando de la doble sensacin de ser atacado por un

parabrisas y una lanza. Las visiones de la selva eran tan reales que hasta senta elcalor y la humedad en mi piel y el zumbido de los insectos alrededor de mi cara.Senta...

No haba tiempo para pensar en eso ahora.

El hipermercado no quedaba lejos, aunque nuestros ojos de mosca eranincapaces de ver nada. Era tan grande que aquellos ojos de mosca no podancomponer una imagen de l. Lo nico que impulsaba a la mosca a seguir era elolor a comida.

Nos colamos por debajo de la funda de plstico que cubra el muro devastado.En el interior del hipermercado haba mucha claridad. Unas luces brillantesproyectaban todo un abanico de colores inslitos.

Por debajo de nosotros, haba gente caminando y maquinaria enfuncionamiento, y en uno de los rincones haban levantado una montaa decomida a paletadas.

Los controladores haban utilizado excavadoras para mover estantes,congeladores, neveras, latas desperdigadas, el dispositivo de cristal que contienela carne, los donuts y magdalenas de la zona de la pastelera, las flores, el pollococinado y las judas... Todos los artculos que se vendan en el hipermercadohaban sido depositados en un rincn.


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Ax tena razn. Habamos elegido el animal adecuado. Deba de haber diezmil moscas ah dentro. Las oa moverse, perciba su olor y a algunas incluso lasvea volar.

, suger.

Nos lanzamos en nuestro alocado vuelo de mosca hacia el centro delhipermercado, donde se distingua un objeto gigantesco. Pareca tan grande comouna casa pequea, aunque resulta difcil calcular dimensiones cuando midesmenos de un centmetro.

, inform Cassie.

, protest Rachel.

No vi hacia dnde se fue mi amiga ni dnde aterriz. Una mosca esprcticamente igual a otra y aquello estaba plagado de ellas, aparecan por todoslados.

Me lanc en un vuelo frentico, temeroso por Cassie, y ansioso por descubrir

qu demonios era aquella cosa de all abajo.


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, pregunt.

, grit impaciente.

Las naves-insecto son unas naves yeerk pequeas y muy rudimentarias.Tienen aspecto de cucaracha con un par de lanzaderas de rayos dragn en formade largos espolones dentados que se proyectan hacia delante.

, pregunt Marco.

, sentenci Rachel.

, repiti Tobias.

, exclamsorprendido al oirle por telepata.

, apunt.

, intervino Rachel.


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, protest Marco.

, pregunt Tobias.

Slo era una broma.

, pregunt Tobias.

, concluy Cassie.

, se burl Marco.

, conclu.

Captulo 8:

20:32 h.

Nos lanzamos como locos hacia la enorme nave y, cuando localizamos unapuerta, nos colamos en su interior. Distinguamos formas humanas de coloresdifusos y extraos, sin duda controladores humanos.

, inform Rachel.

, contest. Haca esfuerzos por transmitir calma, por

demostrar seguridad, pero estaba tenso, a punto de estallar. El plan, improvisadosobre la marcha, era obra de alguien que sufra alucinaciones sobre una selva.


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Seguramente haba sido una estupidez, fruto de la desesperacin, que podaterminar con la muerte de Tobias, y tal vez de todos los dems.

Pero Tobias estaba impaciente por intervenir en la misin.

, le record.

, dijo Tobias.

Tobias se elev sobre el lugar, lo cual resultaba difcil en el aire fro de la

noche. Los halcones de cola roja no son precisamente animales nocturnos, peroTobias ascendi aleteando con fuerza sin perder de vista el brillante agujero deltejado.

, grit.

Inici un vuelo en picado, a toda mquina, directo al agujero.

, confirm.

No caba la menor duda, porque al instante la sala se inund de gritos,

alaridos y rdenes severas.

Y entonces...

BAM! BAM! BAM!

Disparos! Le estaban disparando!

, exclamTobias.

Segn el plan, Tobias deba procurar entretenerlos. Los yeerks saben que nostransformamos en pjaros y los halcones de cola roja no suelen frecuentar loshipermercados. Comprenderan enseguida que Tobias no era un halcn de colaroja autntico.

BAM! BAM! BAM! BAMBAMBAMBAM!

Alguien estaba usando una ametralladora. Incluso el dbil oido de la moscaapreciaba la agitacin del aire por el ruido. Estaban vaciando cientos decargadores all dentro!

- Venid aqu y echadnos una mano! se oy gritar a una voz humana -. Esun bandido andalita transformado!


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Eso es lo que los yeerks creen que somos: andalitas.

Los tcnicos del interior de la nave-insecto salieron en tropel, contentos detener ocasin de dispararle a un bandido andalita.

BAMBAMBAMBAMBAMBAM!

Claro, cmo se me haba pasado ese detalle por alto? La salida de Tobiasquedaba bloqueada.

Mi cuerpo segua siendo prcticamente el de una mosca, aunque metransformaba todo lo deprisa que poda. Empec a crecer y vi mis alas de moscaarrugarse hasta desaparecer.

Tobias no tena escapatoria y tarde o temprano lo atraparan, por muy rpidoque volase. Una solucin... una solucin... necesitaba una solucin. Necesitaba...

, insist.

, se resign.

Estaba recuperando mis ojos humanos en el momento en que Tobias cruz lapuerta de la nave-insecto. Mir a mi izquierda. Una horrible criatura con unaminscula cola de escorpin, patas de mosca y una cara semihumana de la quesobresala una trompa descomunal intentaba hacerse con el control de la naveutilizando sus torpes y pegajosas patas de mosca. Era Ax, en plena metamorfosis.

De repente, la puerta se cerr. Mejor dicho, el mamparo de la nave-insecto serepleg hasta eliminar el espacio de la puerta.

- Estn en la nave-insecto! o bramar a Chapman -. Estn en la nave-insecto! Apresadlos!

Yo ya era casi humano, pero todava demasiado feo para mirarme en unespejo. El resto tambin estaba a punto de terminar. Cassie nos llevaba ventaje,como siempre, y estaba examinando a Tobias por si le hubiesen herido.

Ax ya casi haba recuperado su forma de andalita.

- Ax, scanos de aqu! exclam en cuanto recobr mi boca humana.


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- T scanos de aqu, Ax contest Marco -. Nos vamos a Washington a veral presidente.

Captulo 9:

20:42 h.

En el interior de la nave no contbamos con mucho espacio, sobre todoporque Ax ocupa demasiado, as que nos apretujamos para mirar al exterior porencima del hombro del andalita, a travs de los paneles transparente de la partefrontal de la nave, mientras ste manipulaba los mandos.

- Podemos ayudar en algo? pregunt.

, indic Ax.

- Genial! exclam Marco dispuesto a ocupar el puesto, pero yo estaba mscerca y me adelant.

Me adentr en la zona de mandos y me coloqu al lado de Ax. El asiento de

piloto de Ax no era en realidad un asiento, porque los taxxonitas son unosciempis descomunales que no pueden sentarse, lo cual nos iba de maravilla,puesto que Ax tampoco puede sentarse.

La consola de armas estaba diseada para hork-bajir. Esas bestias midenunos dos metros de alto y, aunque tienen el cuerpo recubierto de peligrosas ygruesas pas, pueden sentarse.

- Ey! No es justo que te encargues t de las armas protest Marcoacercndose por detrs -. Venga hombres, si yo siempre te gano en losvideojuegos.

- S, claro repliqu -, en otra galaxia, tal vez.

- Agarra el joystick indic Marco.

Por raro que parezca, haba un joystick. Estaba pensado para manos muchoms grandes que las mas y los pulsadores no resultaban cmodos al estardemasiado separados unos de otros, pero se trataba de un joystick.

- Quiz deberamos probarlas suger a Ax.

, contest Ax en tono distrado.


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Seguamos ascendiendo, nos encontrbamos ya por encima de las nubes.Todava se distinguan los leves reflejos de la ciudad, pero estbamos rodeados denubes.

Yo esperaba un ascenso vertiginoso, sin embargo, no fue as. Ax haca lo que

poda.

Mir al frente, tenamos va libre, presion uno de los pulsadores del joystick yno pas nada.

- Fasers a mxima potencia! orden Marco imitando el acento del Capitn

Picard, al tiempo que pona su mano en mi hombro -. Carguen los torpedos defotones! Si los borg quieren guerra, la van a tener! Adelante!

Mov el joystick y observ el crculo rojo en la pantalla en busca de algunavariacin. Lo nico que se apreciaba era el cielo estrellado. Por el momento, nosencontrbamos a salvo.

Presion el otro pulsador.

SHIIIUUUU! SHIIIUUUU! Dos rayos rojos idnticos salieron disparados paraconverger a una distancia imposible de distinguir.

- Genial! Es fantstico! grit Marco.

- Bueno, no ha estado mal admit, intentando no parecer un idiota al queacaban de regalar su primer videojuego.

- Los chicos con sus juguetes brome Cassie.

- Por qu?

Me llev unos segundos percatarme del significado de sus palabras.

- Quieres decir que... la gente puede vernos?

- Oh, oh. Tal vez sea mejor ganar altura suger.


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- Seguramente son aviones de lneas regulares aventur Rachel.

, inform Ax.

- Est claro que no son aviones puntualiz Marco.

- Aviones militares exclam -. Oh, no!, nos persiguen las Fuerzas Areasmilitares. En teora ellos son los buenos y tendran que estar de nuestro lado. Nopodemos dispararles.

De repente...

FIIIUUU! FIIIUUU! Nos sobrepasaron dos jets de color gris plido. La

turbulencia que provocaron agit la nave-insecto.

, anunci Ax. Al poco rato, nos lleg lavoz de uno de los pilotos.

- Um... Base de control, yo... um... Aparato no identificado. Repito, noidentificado.

- No identificado confirm el otro piloto -, y tanto que no.

- Vamos a acercarnos de nuevo omos decir a uno de ellos.

- No vamos a permitir que nos derriben un par de adolescentes deencefalograma plano aad mirando a Ax.

FIUUUUMMMM!

De repente, ya no estbamos. Ms all de las nubes y ms all de laatmsfera.

- Vaya! A esto llamo yo ir de prisa! exclam Marco -. Tenemos que comprareste juego.

Por la radio nos lleg el sonido distorsionado de una voz cada vez ms dbil:

- Ha visto eso? Ha visto a qu velocidad iba esa cosa, Coronel? Ha vistoeso? Qu demonios...?

Estbamos fuera de cobertura y nos adentrbamos en la inmensidad delnegro espacio. Por debajo, se distingua la curbatura de la Tierra, era igual que

una de esas fotos que los astronautas toman cuando estn en rbita.


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- Qu bonito! se asombr Cassie -. Mirad all! Est amaneciendo en lazona del Mar Rojo.

- La verdad es que no reconoc, aunque la vista era tan maravillosa que loque menos me importaba era haca dnde bamos -. Ax, ser mejor queaminoremos la marcha y averigemos por dnde queda Washington y...

, bram Ax.

Me qued atnito. Ax siempre es muy educado.

- Por qu? pregunt Cassie.

Ax seal una de las pantallas.

Yo slo vea estrellas y la Luna, como una enorme bombilla gris y blanca.

Pero, al lado de la brillante Luna, destacaba la silueta de una especie dehacha de guerra, cuya parte posterior terminaba en una cuchilla de dos cabezas.

Desde la parte central, a modo de mango de hacha, se extenda un largo

conducto en cuyo extremo sobresala una cabeza triangular que recordaba a lapunta de una flecha.

Era negra como el carbn y aunque fuera la primera vez que vieras algo as yno supieras qu era, presentas que aquello slo poda significar la muerte.

Yo la haba visto antes y saba lo que era.

- La nave-espada susurr.

La nave-espada de Visser Tres.

Captulo 10:

20:54

Visser Tres es el lder de la invasin yeerk en la Tierra.

El nico yeerk de toda la historia capaz de controlar un cuerpo de andalita y,por tanto, capaz de transformarse.

- Crees que podremos escapar? pregunt a Ax.


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- Y si nos enfrentramos a l? pregunt en un susurro. Tena la boca tanseca que casi me impeda hablar.

- Ah viene! advirti Rachel a gritos.

La nave-espada se cubri de una luz roja al activar los motores y poner rumbohacia nosotros.

, inform Ax mirndome, como todoslos dems.

Agarr el joystick con mano temblorosa.

- Presiento que hoy es un da de suerte coment, mintiendodescaradamente. No era eso lo que senta, pero sonaba tan bien...

Vi que Marco esbozaba una sonrisa burlona. Mi amigo me conoca demasiadobien, saba que finga.

Cassie me puso una mano en el hombro para darme nimos.

, advirti Ax antes de maniobrar.

Ax tena razn. La nave, sbitamente, dio un giro brusco y a punto estuve decaerme, antes de que la nave recuperara la estabilidad gracias a sus sistemaspara compensar la inercia.

A continuacin, Ax activ los motores y nos lanzamos directos contra la nave-espada.

, orden Ax. No era una pregunta.

Deslic el crculo rojo hasta la cabeza negra en forma de diamante de la nave-espada y presion el pulsador hasta el fondo.

Un haz de brillantes rayos dragn brot en direccin a la nave-espada, sinembargo, el Visser dispar al mismo tiempo y los rayos dragn chocaron entre s,ZZUUUUMMM!, lo que provoc una explosin de luz tan intensa que poda ver atravs de mi mano, incluso distingua los dientes de Cassie en el interior de sucabeza.

BOOOOMMM!


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- No mucho, la verdad admiti.

Flash!

La nave-insecto se esfum y yo me encontr bailando una danza tradicional, ymiraba a Rachel con resentimiento, al tiempo que me inclinaba para hacer unareverencia al ritmo de la msica.

Pero qu...?

Flash!

Verde por todas partes, verde que se precipitaba hacia nosotros a unavelocidad vertiginosa y, entonces, chocamos.

Durante un buen rato, no vi nada.

Captulo 11:

Hora desconocida

OOH! OOH! OOH! OOH! OOOOOOHHHHHH! AH! AH! AH!

KIIYAAAH! KIIIYAAAAAH! KIIIYAAAAH!

Me despert de golpe.

KIIYAAAH! KIIIYAAAAAH! KIIIYAAAAH! YAHAHAHAHAHA!

Me dola la cabeza y aquellas voces chillonas no ayudaban a mejorar lascosas. Tambin me dola la espalda.

Me encontr tumbado en el suelo, sobre una capa de hojas mohosas ypodridas. rboles gigantescos se alzaban por encima de m y los helechos se

inclinaban hasta hacerme cosquillas en la cara. Estaba tumbado sobre una raz,eso explicaba el dolor de espalda.

Pero estaba vivo.

KeRAU! KeRAU! KeRAU!

BRRIII! BRRIII! BRRIII!

Me incorpor de inmediato. Dios, cmo me dola la cabeza.

Entonces, vi aquel bicho sobre una de mis piernas. Era enorme, pareca unmonstruo. Supuse que se trataba de una especie de escarabajo porque tena


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rayas amarillas y negras y algo que recordaba a un par de antenas. Os juro quedeba medir unos quince centmetros, siete como mnimo. La verdad es que si nohubiera estado sobre m, hasta me habra parecido bonito.

- AAAAHHHH! grit y de un manotazo lanc al bichejo por los aires.

Sent una especie de cosquilleo que se extenda por una de mis piernas.Hormigas! Haba docenas de hormigas encaramndose por mi espinilla derecha.

Yo haba sido hormiga y si pensis que eso me haca sentir cierta debilidadpor estos animalejos, os equivocis. Sacud la pierna hasta asegurarme de que noquedaba ni una.

Me puse en pie. Me senta aturdido y confuso. Dnde estaba? Dndeestaban los dems?

Mir a mi alrededor, haba verde por todas partes.

- Las visiones me dije a m mismo.

Estaba en la selva. Aunque nunca haba estado en una, no me caba la menorduda de que aquello era la selva. Quiz fuesen los monos y los pjaros chillando aun volumen atronador lo que contribuan a confirmrmelo, o las enredaderas ylianas, la visin de un pjaro rojo y azul chilln entre las ramas, o incluso el hechode que los escarabajos no suelen ser tan grandes como el que haba visto.

Estaba en la selva, en la misma selva que tantas veces haba aparecido ante

m, desde aquella tarde en que ensayamos bailes tradicionales en el colegio.

- Ya est murmur -. Son esos bailes tradicionales lo que me hantrastornado. Decid entonces buscar a los dems -. Ey! Ey! Cassie! Marco!

Pero mi voz haba perdido potencia. Los rboles, helechos y matorrales setragaban el sonido.

- Vale ya, Jake, calma! Lo ltimo que recuerdo es la nave descendiendo atoda velocidad. Est claro que hemos chocado. Debo buscar la nave, eso es. Nopuede encontrarse muy lejos.

Contempl aquella muralla verde que me rodeaba.

El aire rezumaba humedad. El aroma dulzn de las flores y de la podredumbretropical me recordaban a la seccin de perfumera de unos grandes almacenes.

Entonces, divis un rbol al que le faltaba la parte superior. Avanc hacia l y,de camino, vi otro astillado. Progresivamente me percat de que a travs de laespesura se haba formado una especie de tnel que, supuse, conducira a lanave-insecto.

- O a la nave-espada pens.


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OOHH! OOHH! OOHH! OOOOHHHH! AH! AH! AH! AH!

El barullo de la selva pareca haberse calmado un poco, aunque todava seoan algunos chillidos histricos procedentes de lo ms alto de los rboles. Seadivinaba la ansiedad en aquellos sonidos emitidos por los animales, quiz no les

acababa de hacer gracia que una nave-insecto se hubiera estrellado en medio desu territorio. Tampoco pareca gustarles mi pinta.

El suelo apareca extraamente despejado, apenas creca nada y slo sevean hojas secas. Pero a la altura de los ojos te econtrabas con lianas, arbustos yhelechos golpendote en la cara al avanzar.

De pronto llegu a un claro, una abertura en el follaje provocada por la cadade un rbol. Por el hueco se colaban brillantes rayos de sol y daba la sensacin deque todas las especies de plantas se hubieran dado cita en aquel punto soleado,un increble escaparate vegetal en el que se exhiban docenas de flores brillantes

de distintas clases, un musgo tan verde que no pareca real, pequeas lianasenroscadas en otras mayores que, a su vez, se abrazaban a los troncos de losrboles.

No poda haber ningn lugar ms verde en toda la Tierra. Incluso de lossuaves troncos de los rboles ms altos brotaban plantas.

Segu avanzando con dificultad. Me adentr de nuevo en la penumbra de laselva y, cuando mir hacia arriba, haba perdido de vista el tnel.

Fue en ese momento cuando empec a asustarme de verdad.

Estaba en una selva, y una selva no es como un bosque, en el que puedes vera muchos metros de distancia en cualquier direccin. La selva te aprisiona, tesepulta en la vegetacin.

Ger-AK! Ger-AK! AKAKAKAK!

- Marco! Cassie! Rachel! grit mientras senta que me invada el pnico.

, pregunt una voz en mi cabeza.

Alc la vista pero al principio no divis nada, y entonces le vi descender desdelas ramas ms altas de un rbol.

- Tobias! chill y agit las manos. Por supuesto, l ya me haba visto. Peroel alivio que senta era tanto que no poda dejar de agitar las manos.

El cuerpo del ratonero de cola roja pareca demasiado suave, casiinsignificante en mitad de aquella selva. Se pos sobre un tronco podrido ycubierto de musgo.

- Tobias, y los otros? pregunt.


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- Dnde estamos?

Me abr paso a manotazos por entre la espesura que pareca decidida a nodejarme avanzar. Sudaba a goterones y me costaba respirar aquel aire tan denso.

Llegamos a un claro. No uno natural, sino el provocado por la nave-insecto alchocar contra el suelo.

- Jake! exclam Cassie y corri a abrazarme. Tena un corte muy feo enuna mano que se haba vendado con tiras arrancadas de su propia camiseta.

- Ests vivo observ Marco, y aadi -, de momento.

- Os dije que estara bien repuso Rachel.

La nave-insecto estaba derecha, uno de sus lados pareca habersedespegado. Se vea el interior. Adems, la vaina del motor izquierdo estaba muytorcida.

Desde el interior de la nave, Ax agach la cabeza para saludarme a travs delagujero lateral.

- Yo tambin me alegro de estar bien contest -. Estooo... dnde estamos?

- Adivinar dnde es lo de menos dijo Cassie -, se trata de una selvatropical. No es frica, porque he visto monos con colas prensibles, ya sabis, colascon las que colgarse de los rboles. Lo ms probable es que nos encontremos enalgn punto de Amrica Central o Sudamrica. Podra ser la selva tropical de

Costa Rica o la del Amazonas.

- Apuesto a que es la del Amazonas afirm Marco triunfante -. Aceptotambin apuestas sobre si viviremos lo bastante como para que podis pagarme.

- T siempre tan optimista, Marco coment entre risas. Me gir y le dije aCassie -: As que la selva amaznica, eh?

- Ya te he dicho que el lugar es fcil de situar.

- Cassie, por qu tengo la sensacin de que me ests ocultando algo? le

pregunt.


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- Recuerdas cuando estbamos en rbita? Recuerdas que era de noche enNorteamrica pero el Sol se estaba levantando en el mar Rojo?

- Imagino que s me encog de hombros.

- Bien, pues tras dispararle a la nave-espada, mientras caamos era de daaqu. Sobre Sudamrica.

Me llev unos segundo comprenderlo.

, explic Ax que haba salido trotando dela nave-insecto y se limpiaba las manos con un trapo.

- Un qu? Un Sario Rip? Qu demonios es eso?

- Ests seguro de que hablamos el mismo idioma? Intntalo otra vez, anda le ped.

- Hemos sido lanzados a travs del tiempo, Jake dijo Cassie. No estamosdonde queremos estar, ni en el momento en el que queremos estar.

- Hemos ido hacia delante o hacia atrs? pregunt mirndola fijamente -.

Estamos en el pasado o en el futuro?

Captulo 12:

13:22 h. Otra vez.

- Resumiendo. Es probable que estemos en la selva amaznica, en nuestropasado o en nuestro futuro. No hay forma de conseguir que esta nave-insecto nossaque de aqu, ni de averiguar si hay una ciudad, un pueblo o tan siquiera una

carretera cerca de aqu recapitul mirando a mis amigos -. Alguien tiene algoque aadir?

Los andalitas tienen la capacidad innata de saber la hora, es como si tuviesenun reloj interno. Por lo general resulta muy til pero, claro, resulta mucho ms tilsaber en qu siglo ests.

- La selva tropical est llena de serpientes venenosas, insectos venenosos,

plantas venenosas y ranas venenosas dijo Cassie levantando la mano como siestuviera en clase.


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- Cmo dices? gimi Marco -. Ranas venenosas? Has dicho ranasvenenosas?

- Y por lo menos un depredador de los grandes, el jaguar.

- Me encantan esos coches puntualiz Marco.

- Ahora mismo no tenemos comida ni agua aadi Rachel para animarnostodava un poco ms -, ni armas.

- Ninguno de nosotros puede permanecer transformado ms de dos horas matiz Cassie -. Seamos realistas, cul es nuestra velocidad de vuelo? Cuarentao cuarenta y cinco kilmetros por hora en el mejor de los casos. Eso hace unos

noventa kilmetros por cada transformacin, podramos estar a mil kilmetros delpueblo ms cercano.

- Adems dijo Marco con tristeza -, qu bamos a hacer? Encontrar unaciudad, llamar a cobro revertido a nuestros padres y decirles que estamos enSudamrica? Hola, pap, a que no lo adivinas? Estoy en Brasil, o quizs enCosta Rica. Puedes venir a recogerme?

- Eso si existe una ciudad sigui Rachel -. O telfonos. Si nuestros padres yahan nacido o estn an vivos. Parece que no os dais cuenta de que podramosestar en el ao dos mil despus de Cristo o en el dos mil antes de Cristo.

- Ax, qu hay del Sario Rip? le pregunt al andalita -. Quiero decir, hayalguna forma de solucionarlo?

Ax no respondi. En lugar de eso, percib que sus ojos superiores girabanlentamente hacia su derecha.

, advirti.

Segu la direccin de su mirada y... all algo se haba movido! Por unmomento cre haber visto un hombro, un brazo y una cabeza.

- Estupendo dije -. Tobias?

, dijo. Abri las alas y sali volando por entre los rboles.

- S, eso ya nos lo has dicho le record Marco.


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- Ax ri Marco -, nos ests diciendo que estabas demasiado ocupado

ligando con una chica como para escuchar la leccin?

Ax no respondi.

- Tengo sed anunci Rachel -. Hagamos lo que hagamos, necesitamosurgentemente encontrar agua y comida. Ax, podemos arreglar la nave-insecto?

- Puedes rehacerlo? pregunt Rachel.

- Esto se pone cada vez mejor aad -. Eh, un momento. Qu pas con lanave-espada?

Ax no se inmut.

- Cay a la vez que nosotros explic Cassie -, pero no la vi estrellarse.

- As que adems de todo lo dicho tenemos a Visser Tres y una nave llena deguerreros hork-bajir pisndonos los talones conclu -. Por favor, que alguien med una buena noticia.

- Bueno, todava es de da respondi Marco con una sonrisa fingida -.Cuando caiga la noche... preprate.

, grit Tobias.

Por una vez en la vida no me par a pensarlo. Me agach. Y al hacerlo, viaquella cara, el brazo, la lanza.

Vena directamente a por m.

Hacia mi cara.

La visin! Era la alucinacin!

Me agach y la lanza pas sobre mi cabeza para ir a perderse entre losarbustos sin causar ningn dao.


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- Saba que pasara exclam, demasiado confundido como parapreocuparme por Tobias -. Esa lanza, el nio que la lanz. Lo saba!

- Jake me interrumpi Cassie mirndome con extraeza -, de qu...?

- Por qu? pregunt Rachel indignada -. Unos nios con lanzas, qu eseso para nosotros?

- No podemos abandonar la nave-insecto! protest Rachel -. Cmosaldremos de aqu entonces?

- Tampoco podemos quedarnos y enfrentarnos a veinte guerreros hork-bajir repliqu -. Hay que largarse cuanto antes.

Mir a Cassie. Haba ido a sacar la lanza de entre los arbustos. Era un palolargo y delgado, sin punta de lanza, pero uno de los extremos estaba muy afilado yera ms oscuro.

- No parece demasiado peligrosa coment.

- No replic Cassie agitando la cabeza -, no parece que esto pueda matar anadie salvo que la punta est impregnada de veneno. Desde luego, aqu es fcilencontrar todo tipo de venenos naturales.

- Los habitantes de este lugar..., s, supongo que no perderan el tiempofabricando armas inofensivas, verdad? observ.

- T lo has dicho replic Cassie -. Esta lanza tiene toda la pinta de estarenvenenada. Estamos rodeados de ranas y plantas cuyo veneno se utiliza para

untar flechas y puntas de lanzas. Y eso s que es mortal, no los hork-bajir.

Haba llegado el momento de decidirse. Quedarse y librar una batalla perdidade ante mano o huir y abandonar la nave-insecto, nuestra nica posibilidad deregresar a casa?

- Ax, hay algo... lo que sea... imprescindible para que la nave vuele? As

impediremos que los yeerks se larguen de aqu con ella.


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- Pues, venga, a qu esperas? le orden.

, grit Tobias desde lo alto. No deba estar muylejos para haberme odo, pero el follaje era tan denso que me resultaba imposiblelocalizarlo.

Ax titube, no saba muy bien por dnde empezar.

Los otros me miraron.

- Adelante, Ax! repet y, acto seguido, corri hacia la nave -. Los dems,largo de aqu!

- Yo me quedo contigo protest Rachel.

- Yo no me quedo. No podemos correr riesgos intiles sentenci -. Ax puedeocuparse de esto l solo, no tenemos por qu poner en peligro nuestras vidas.

Me sumerg en la espesura, agarr a Rachel del brazo y tir de ella. Cassie yMarco me siguieron.

No respond.

Es lo peor de ser el lder, odio tomar decisiones cuando es la vida de otro laque est en juego. Si Ax mora, me resultara muy duro presentarme ante misamigos. Y, sobre todo, ante m.

Captulo 13:

13:48 h.

No es tarea fcil describir la selva tropical. Para ello uno debe ser poeta,cientfico y escritor de novelas de terror.

S os puedo decir cmo se siente uno: pequeo, minsculo, solo, dbil yasustado.

El calor y la humedad alcanzan lmites insoportables.

Cuesta respirar, es como si absorbieras el oxgeno a travs de una pajita.Aspiras vapor, perfume y hedor de cosas muertas y podridas.

La selva te rodea por completo, arremete contra ti desde todos los flancos.Hojas hmedas que mojan tu rostro; enredaderas que envuelven tu cuerpo para


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que tropieces; tallos de bordes afilados que te impiden avanzar. Y luego estn losdos elementos gemelos en horror: los bichos y la sed.

Mosquitos, jejenes, moscas gigantescas y otros insectos voladores que nisiquiera saba qu eran formaban nubes incesantes que se arremolinaban a

nuestro alrededor y nos atacaban de repente para luego desaparecer sin motivoaparente, aparecer de nuevo y atacar por ensima vez.

Detente un instante y te encontrars con los pies cubiertos por hormigas,ciempis, escarabajos o bichos imposibles de describir.

Para colmo, bamos descalzos.

El calor nos absorba hasta la ms mnima gota de humedad de nuestrocuerpo. Es tan horrible como el desierto. Tienes la sensacin de que, con tantavegetacin, debera abundar el agua. Pero no, la tierra bajo nuestros pies estaba

seca, toda el agua es consumida por las plantas. Mientras nos abramos pasoentre la maraa de lianas, helechos, arbustos, mosquitos, jejenes y moscas, nosamenizaba una serenata de cacareos, graznidos, gritos, chillidos, risotadasescalofriantes de animales, chasquidos y algn que otro rugido de vez en cuando.Tenamos la impresn de ser la noticia del da: fjaos en ese puado de humanosidiotas deambulando por la selva tropical, diran. Imaginbamos que estaranhaciendo apuestas sobre el tiempo que sobreviviran aquellos niatos de ciudad.

Habamos recorrido unos doscientos metros cuando omos un estruendodetrs de nosotros.

- Andalita! bram una voz de hork-bajir -. Andalita!

Me mord el labio hasta que sent el sabor de mi propia sangre.

- Debemos transformarnos y ayudarlo resolvi Rachel con los ojosfulgurantes.

Podra haberme negado, tena mis razones. Estbamos en un territoriodesconocido, lo tenamos todo en contra. Adems, de todos nosotros, Ax era elms rpido y el que contaba con ms posibilidades de escapar con vida. PeroRachel, de todas formas, hubiera ido.

- Slo dos de nosotros determin con firmeza -. T, Rachel, y yo. Marco yCassie, vosotros quedaos aqu.

- Por qu tenemos que quedarnos nosotros? pregunt Marco furioso.

- Porque necesitamos refuerzos, Marco contest sin rodeos.

No s si lo entendi, pero Rachel ya estaba en plena metamorfosis.


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Yo empec a transformarme en tigre tan rpido como me era posible. Rachelya se haba transformado por completo en oso pardo y mostraba unas espaldasenormes, un pelaje espeso y marrn y unas garras curvadas y amenazadoras.

SUIIIUUU! SUIIIUUU! SUIIIUUU!

Nos lleg el sonido de las pistolas de rayos dragn. Los animales de la selvaocultos en lo alto de los rboles estallaron en una algaraba ensordecedora.

Ke-RRRRRRAAAAAAAUUUUUUU!

OOH! OOOOUUUU!

Oi que algo enorme chocaba contra los arbustos, pero no vi nada. En la selvatropical te puedes considerar afortunado si eres capaz de ver con claridad a unmetro de distancia.

, anunci Rachel.

, le ped.

, espet Rachel sin ms. Desplaz su enorme masa depelo y msculos y se dirigi hacia la nave-insecto. La maldije en silencio.

Mi cuerpo se cubri de un pelaje a franjas anaranjadas y negras. Ya estaba acuatro patas cuando me crecieron unos enormes colmillos amarillentos y mebrotaron unas temibles garras alargadas que sustituyeron a mis dedos.

Entonces sent la mente del tigre y vi a travs de sus ojos. Experiment laexcitacin del poder, el mpetu de su fuerza. En la selva tropical se senta en casa,aquel era el lugar al que perteneca. El tigre era amo y seor de su propio reino.

Claro que en las selvas de las que es originario el tigre no hay hork-bajirs niVissers Tres.

Me lanc en pos de Rachel, atravesando matorrales y arbustos, y en seguidala alcanc. La selva era territorio de tigres, no de osos, por eso a Rachel le costabarespirar.

Aguc mi odo de tigre, dej que los instintos del animal me guiaran, l s quesaba cmo interpretar los sonidos de la selva.

, me adelant y me sumerg en el follaje en direccin allugar de donde procedan los ruidos, pero Rachel no era capaz de mantener miritmo.


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En ese momento, me senta furioso con Rachel por ser tan impulsiva, conTobias por actuar como si yo hubiera querido poner a Ax en peligro, con los yeerkspor provocar todo aquello, con la selva entera, y, lo que es peor, conmigo mismo.

Haba cometido muchos errores, demasiados. Y ahora deba elegir: quedarme

con Rachel o seguir y encontrar a Ax.

La respuesta baj del cielo.

, grit Tobias desde arriba.

Estaba molesto con Tobias, pero no tanto como para ignorarlo. Gir hacia laizquierda y me deslic a toda velocidad a travs de la vegetacin.

- Aaaaarrrggg! bram triunfante un hork-bajir al tiempo que blanda un brazode cuchillas y se abra camino entre los helechos y la vegetacin como si fuera unacortadora de csped.

La cuchilla pas tan cerca de m que sent la rfaga de aire que provocaba asu paso. Un centmetro ms y me hubiera hecho picadillo.

A continuacin, tens los msculos de mis patas traseras y vol por los aires,extend las zarpas grandes como sartenes, y saqu mis crueles garras.

- GGGGRRRROOOOUUUURRR! rug.

Os juro que aquel rugido acall los gritos de monos y pjaros.

Derrib al hork-bajir, que intent soltarse efectuando un giro brusco, pero nofue lo bastante rpido. Los hork-bajir son rpidos pero cuando se trata de lucharcuerpo a cuerpo, araar, esquivar y utilizar los dientes, el tigre es ms gil ytambin ms daino.

El monstruo me hizo un doloroso corte en el hombro izquierdo. Acto seguido,le devolv la caricia y profiri un quejido de dolor.

Bati su cabeza de serpiente para atacarme con las cuchillas que le brotabande la frente pero esquiv el golpe, cargu contra l y le clav los dientes en elcuello.

Entonces me lleg el rugido de un oso herido seguido de varios golpes secosy un gran estruendo.

Reaccion de inmediato y dej al maldito hork-bajir de dos metros de alto ycuerpo acorazado de cuchillas bramando de dolor en el suelo. Por un momento,sent un poco de lstima. La raza de los hork-bajir haba sido esclavizada por losyeerks. Ese hork-bajir no haba elegido acabar as, desangrndose con cientos de

heridas por todo el cuerpo, en una selva extraa, a millones de kilmetros de suhogar.


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Pero yo tampoco haba elegido estar all.

No haba ni rastro de Ax, ni de los hork-bajir, ni de Rachel. Pareca como si selos hubiese tragado la vegetacin.

Entonces... sent un pinchazo en la zarpa izquierda. Mir hacia el hork-bajirpero ste no se haba movido de su sitio.

Mis patas cedan lentamente y, con el rabillo del ojo, la vi deslizarse consuavidad. Era una serpiente de un color amarillo luminoso.

La cabeza me daba vueltas y senta que la vegetacin me aprisionaba, mesepultaba.

Not la presencia de un pjaro a mi lado.

Lo intent con todas mis fuerzas, intent recordar en qu se supona quedeba transformarme. Y...

Flash!

Acabbamos de salir de clase y volva con Marco a casa. Nos preguntbamosqu nos tendra que contar Tobias.

Nos lleg la voz de Tobias por telepata...

Flash!

, me alent Tobias.

Recuper la vista, vea mis manos estirarse en el suelo, recobrar poco a pocosu apariencia humana.

Sera capaz de librarme del veneno al recuperar mi estado natural? Debera

habrselo preguntado a Ax, me censuraba a m mismo.

En seguida supe la respuesta, porque, segn iba completando mi formahumana, senta cmo el veneno perda eficacia.

- Qu? Qu pasa ahora? Otro hork-bajir? le pregunt una vez huberecuperado mi boca.


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Casi se me para el corazn. Me puse en pie, el cambio haba sido tanrepentino que no consegua recuperar el equilibrio. Me entraron ganas de vomitar.Quiz fuese por el veneno, o tal vez estaban sucediendo demasiadas cosas a lavez.

- Dnde est? pregunt.

Bati las alas con fuerza y me dej all, solo, descalzo e indefenso en mediode la selva.

Encontr a Rachel siguiendo los destrozos que haba causado a su paso: treshork-bajir yacan en el suelo inconscientes, o algo peor. No dispona de tiempopara comprobarlo.

Un poco ms adelante la localic. Estaba fra y cubierta de graves heridascausadas por aquellos malditos hork-bajirs. Estaba tendida sobre uno de suscostados y sangraba a borbotones.

Pero no fue eso lo que me aterroriz.

Su pelaje pareca estar vivo, millones de hormigas recorran su cuerpo,arrancando a mordiscos su carne malherida.

Captulo 14:

14:30 h.

- Rachel! grit -. Despierta!

Me acerqu a Rachel y empec a sacudir su cuerpo para espantar a lashormigas, pero lo nico que consegu fue que treparan por mis manos.

Haba miles.

Rachel se haba desplomado prcticamente sobre el hormiguero hacia el quese dirigan cientos y cientos de esos bichejos cargados con diminutas porciones decarne ensangrentada de oso.

- Tobias, ves agua por algn sitio? pregunt.

Vea el pecho de Rachel subir y bajar. Todava respiraba, estaba viva.Empec a darle patadas con todas mis fuerzas.


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- Despierta! la apremi en un susurro! . Por favor, Rachel, despierta!

Las hormigas estaban llegando a los odos. Los ojos cerrados de mi amigaeran un autntico hervidero. Dios mo, senta deseos de gritar, quera llorar.

Creo que nunca me he sentido tan impotente.

Rachel temblaba de fro mientras un ejrcito de hormigas se encargaba deque nunca despertara. Si mi prima no se transformaba a tiempo, morira con eloso. Le sacaran los ojos, se colaran en el interior de su cabeza y yo me quedaraall de pie, sin poder hacer nada.

- Tobias, ms hormigas! Necesitamos ms hormigas!

- Obedece! grit sin importarme si me oan o no -. Necesitamos otra coloniade hormigas.

Tobias lo entendi enseguida, sus fieros ojos se dilataron. Sali volandomantenindose a ras de suelo. Tras varias vueltas, extendi las alas y se paralizen el aire.

, grit.

En ese momento o un movimiento entre unos matorrales cercanos, me gir ydescubra a dos lobos que desentonaban en aquel escenario. Sus rostros astutos

sobresalan de entre la vegetacin.

- Cassie, Marco! Sois vosotros, verdad?

Supuse que haban estado luchando por la cantidad de cortes y los restos desangre en sus cuerpos. Empezaron a transformarse.

, exclam Cassie al ver estado en que se encontraba Rachel.

No haba tiempo para explicaciones. Me agach al lado del oso y comenc aarrancarle con violencia mechones de pelaje ensangrentado.

, grit Marco.

Una vez hube conseguido un buen montn de pelaje grasiento, me apresurhacia el lugar donde aguardaba Tobias, acomodado sobre un resistente helecho,con la vista fija en el hormiguero.

Deposit un trozo del pelaje del oso al lado del hormiguero. Reaccionaron deinmediato y, en menos de un minuto, las hormigas acudieron en tropel.

Coloqu otro trozo de pelaje en el suelo y, cuando se llen de hormigas, lo

deposit un poco ms cerca de Rachel. Repet el proceso hasta conseguir que las


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hormigas llegaran hasta el oso. Tena miedo de que los bichejos perdieran elrastro, pero no fue as, algunos incluso me sacaban ventaja.

Poco a poco, consegu guiar a las hormigas hacia la trampa.

Cassie y Marco haban recuperado su forma humana. Estaban aterrorizados,espantados y se sentan impotentes, igual que yo.

- Hay que espantar a las hormigas! grit Cassie al verme -. Le han entradoen los odos y en la boca. La van a matar!

- Lo s. Solt mi ltimo trozo de mata de pelo empapada en sangre. Siaquello no funcionaba, Rachel estara perdida.

Me apart y rode a Cassie con el brazo.

La nueva colonia de hormigas sigui el camino que yo haba trazado. Cuandose percataron de la presencia del oso, aquel ejrcito se detuvo un instante.

Pero aquel momento de vacilacin no dur mucho y, como todo ejrcito bienentrenado, se lanzaron al ataque. Un nuevo enjambre de hormigas se extendi porel cuerpo inconsciente de Rachel hasta toparse con aquel muro infranqueableformado por la primera colonia de hormigas.

Yo haba sido hormiga y saba cmo actuaba un ejrcito frente a otro.Esperaba que aqul no fuera la excepcin.

En efecto. En poco segundos, el cuerpo del oso se convirti en el campo debatalla de una de esas guerras civiles que nos hacen estudiar en la escuela.Aquello pareca una de esas batallas de las guerras civiles de antao. Los dosejrcitos se enfrentaron encarnizadamente, como perfectos autmatas obedientes,respondiendo nicamente a los dictados de su olfato y su instinto.

La lucha encarnizada y todas las hormigas que se haban colado por odos yboca salan a ayudar a sus compaeras.

- Bien pensado, Jake reconoci Cassie -, pero tarde o temprano, una de lasdos colonias ganar.

- Esperemos que Rachel se despierte antes contest.

Los ejrcitos peleaban duro. Desde fuera tal vez no parezca tan salvaje, tanbrutal, pero despus de haber sido hormiga, s lo que digo, y era consciente de laterrible matanza que tena lugar en esos momentos sobre la piel del oso.

Hormigas descuartizadas por completo, y descuartizadas literalmente porquese arrancan patas, se cortan cabezas y rocan veneno en cada mordedura.

La batalla dio un giro. El hormiguero de la segunda colonia estaba demasiado

lejos para enviar refuerzos suficientes. El fin de la batalla era inminente.


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- Rachel! Rachel! Soy yo, Jake. Transfrmate! Transfrmate y prepratepara salir corriendo!

No tuve que repetrselo, empez a cambiar de forma a toda velocidad.Encogi al tiempo que su pelaje era sustituido por su piel humana. Sus enormesespaldas y pezuas menguaron hasta recuperar un tamao humano.

- Oh! grit Rachel tan pronto como se le form la boca -. Arrrrggghhh!

- Rachel, arriba! Sgueme! le indiqu -. Tobias, dnde est el arroyo?

Tobias levant el vuelo y se desliz con suavidad a travs de los rboles.

Le segu, abrindome paso por entre los matorrales. Me estaba destrozando

los pies y tropezaba continuamente. No habramos recorrido ms de treinta pasos,sin embargo a m me pareca que hubiese andado un kilmetro por lo menos.

Rachel gritaba sin cesar. Mi prima es la persona ms valiente que conozco,pero las miles de hormigas que cubran su cuero haban empezado a atacarla, unavez haban conseguido derrotar a la colonia invasora. Os aseguro que no haynadie que pueda soportar eso.

Nadie.

- Fuera! Dejadme en paz! Oh, Dios mo! Estn en mi...

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