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Resúmenes del Grado de Geografía e Historia – Curso 3º. Historia Medieval de España. Cuatrimestre 1º. Elaborado por los foristas de Uned-historia: Angel Maundevar Altamira JLA Arkantos La Gioconda Asygean 2. LA PERDIDA DE HISPANIA Y LA FORMACION DE AL-ANDALUS (711- 756) 1. Antecedentes. El califa Al-Walid nombró a Musa ben Nuasyr gobernador de Ifriqiya (actual Tunicia) en el 705-706, bajo cuyo mandato se habría de producir la conquista de la Península ibérica. La pacificación que le permitiría posteriormente el avance territorial no estaba exenta de dificultades que provenían fundamentalmente de la resistencia de los beréberes (se consigue la sumisión con la toma de rehenes de los hijos de notables y jefes) y de la zona cristiana magrebí (cuyos dirigentes terminan optando por aceptar acuerdos que le confirman en sus dominios, como don Julián, señor de Ceuta). Paralelamente, en la otra orilla del Estrecho, el Reino de Toledo estaba viviendo una etapa de descomposición. Políticamente, la monarquía era débil, los constantes enfrentamientos entre las dos tendencias predominantes, la germánico-militar partidaria del sistema electivo y la romano- administrativa favorable al sistema hereditario, provocaron 1

Angel Maundevar JLA Altamira y Otros

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Resmenes del Grado de Geografa e Historia Curso 3.

Historia Medieval de Espaa. Cuatrimestre 1.

Elaborado por los foristas de Uned-historia:

Angel

Maundevar

Altamira

JLA

Arkantos

La Gioconda

Asygean

2. LA PERDIDA DE HISPANIA Y LA FORMACION DE AL-ANDALUS (711-756)1. Antecedentes.El califa Al-Walid nombr a Musa ben Nuasyr gobernador de Ifriqiya (actual Tunicia) en el 705-706, bajo cuyo mandato se habra de producir la conquista de la Pennsula ibrica. La pacificacin que le permitira posteriormente el avance territorial no estaba exenta de dificultades que provenan fundamentalmente de la resistencia de los berberes (se consigue la sumisin con la toma de rehenes de los hijos de notables y jefes) y de la zona cristiana magreb (cuyos dirigentes terminan optando por aceptar acuerdos que le confirman en sus dominios, como don Julin, seor de Ceuta).

Paralelamente, en la otra orilla del Estrecho, el Reino de Toledo estaba viviendo una etapa de descomposicin. Polticamente, la monarqua era dbil, los constantes enfrentamientos entre las dos tendencias predominantes, la germnico-militar partidaria del sistema electivo y la romano-administrativa favorable al sistema hereditario, provocaron continuos destronamientos y rebeliones; el IV Concilio de Toledo en el 633, vino a representar un pacto entre ambas tendencias, fijndose el carcter electivo de la monarqua visigoda y encomendndosele la designacin del nuevo monarca al grupo formado por obispos y magnates (la autoridad real se resentir por el poder que esto confiere a la nobleza).En las tres ltimas dcadas del s. VII fueron constantes las diferencias entre los grupos nobiliarios ascendidos por algunos monarcas y los partidarios de los triunfadores, y as se continu incluso despus de la eleccin de don Rodrigo (710), el ltimo rey visigodo.

En el orden econmico, factores naturales y plagas de langostas incidieron negativamente en la productividad de las cosechas que junto a los brotes de peste bubnica como en el 693 y en 707-709 redujeron considerablemente el nmero de habitantes.

Otras circunstancias se suman como el paso de la pequea propiedad a manos de los poderosos, que algunos monarcas intentaron dificultar mediante la condonacin de los impuestos, pero que es expresin de una conflictividad social latente.

2. Del pacto a la derrota de don Rodrigo.

El control territorial y martimo estaba en manos del godo Julin al-Gumari de Tnger en cual logra un acuerdo con Uqba ben Nafi, a quien le reconoce su hegemona. Este prosigue su avance hacia la fachada atlntica sin que la integridad de Hispania se viera amenazada. Ms tarde suceden las campaas de Musa y la ocupacin de Tnger. Don Julin es en estos momentos seor de Septem (Ceuta) y colabora con los musulmanes. Por los motivos que fuesen (roces con su monarca, presiones de Tariq, liberarse de la amenaza bereber) lo cierto es que se llega a un pacto ('ahd) por el que don Julin se comprometa entre otros a prestar su apoyo frente a terceros a cambio de mantener l y los suyos el status quo de que gozaban.La duda sobre el posible cumplimiento de estos acuerdos llev a Musa a solicitar a don Julin que diera pruebas de lealtad dirigiendo una expedicin contra Hispania, que se producira en el 709 a la que sigui otra al ao siguiente.

La total ausencia de resistencia y el rico botn fueron el detonante del inicio de la ocupacin. Musa envi otra expedicin al mando del gobernador de Tnger Tariq ben Ziyad en el 711 con 12.000 hombres, fundamentalmente berberes, que desembarcaron en Gibraltar.Don Rodrigo se hallaba luchando contra los vascones. El peligro le hizo desplazarse a Crdoba con 30.000 hombres que seran derrotados el 19 de Julio en la batalla de Guadalete ante la defeccin de los hijos de Witiza que haban prometido a Tariq ben Zayid prestarle ayuda a cambio de que ste le confirmara la propiedad de las posesiones que su padre tena en Hispania (unas 3.000 aldeas). En virtud de este pacto los witizanos que estaban al frente de las alas del ejrcito, se desbandaron en el momento crucial del enfrentamiento. Esta traicin no explica la cada de la monarqua visigoda, hay que tener presente la indiferencia de la poblacin autctona y la ayuda de la comunidad juda que sufra una sobrecarga de impuestos y persecuciones.3. La conquista de Hispania.

Los resultados militares y econmicos obtenidos de esta batalla no tardaron en llegar a la orilla africana, provocando un importante flujo de berberes. Tras la reestructuracin de los grupos, el deseo de un rpido enriquecimiento impulsa el avance. Se parte de la baha de Algeciras hacia el norte, alternando el curso de los ros con los restos de las calzadas romanas en uso llegando hasta Ronda y prosiguiendo en direccin a Osuna y Ecija. En esta ltima ciudad, adonde se haban dirigido los supervivientes del ejrcito visigodo, se produjo un segundo encuentro que marcara, tras su derrota y la capitulacin de Ecija, el verdadero inicio de la conquista. Las puertas estaban abiertas a cualquier direccin. Tariq dividi el ejrcito, enviando hacia Crdoba a Mugit al-Rumi con una parte de las huestes, la cual conquist por sorpresa. El destacamento mayor lo envi hasta Toledo, para ascender por Guadalajara, Len y Astorga, para de nuevo descender hasta la capital del reino visigodo. Musa, receloso de los xitos de Tariq, decidi intervenir personalmente en el 712, al mando de un ejrcito de 18.000 hombres, en su mayora rabes. Su objetivo era restablecer la legtima autoridad que slo le competa a l en su calidad de gobernador de Ifriquiya-Magreb. La expedicin, que tena como meta Toledo, arranca en Algeciras y contina por Medina Sidonia, Carmona, Sevilla y Mrida hasta que, en la comarca toledana, Tariq y Musa unen sus fuerzas y continan la ocupacin del valle del Ebro, Asturias y Galicia sin encontrar apenas resistencia. El hijo de Musa, Abd al-Aziz, entretanto ocupaba el cuadrante sureste, Mlaga, Granada y Murcia; firmando el 5 de abril del 713 un pacto con el godo Teodomiro (instrumento diplomtico ms antiguo de al-Andalus) en el que se le someta a cambio de total autonoma, respetndose a sus sbditos libertades, posesiones y religin.En menos de 3 aos desde Guadalete, casi la totalidad de la Pennsula est en poder del Islam.

4. Abd al-Aziz ben Musa.

Musa y Tariq fueron llamados para rendir cuentas a Damasco, y Musa, sin tener facultad para ello, nombr a su hijo gobernador (wal) de al-Andalus, cuyo gobierno estuvo orientado al afianzamiento del dominio musulmn, para lo que era esencial disponer de nuevos contingentes humanos que provinieron del Magreb y a los que haba que pagar sus servicios o conceder tierras a cambio, lo que oblig a una redistribucin de los ingresos estatales, sumndose a las contribuciones de la poblacin indgena (yizya y jaray) el diezmo (usr) que se impuso a la poblacin musulmana, siendo ste uno de los motivos de malestar de los rabes que desembocara en el asesinato de Abd al-Aziz (716). Previamente, reanud la actividad militar dirigindose a la zona galaico-portuguesa y Catalua, saqueando o sometiendo desde Lisboa a Orense y desde Tarragona hasta Gerona.5. La dependencia de Ifriquiya.

Siendo dependiente poltico-administrativamente del gobernador de Ifriquiya, fue ste quien design como delegado para al-Andalus a al-Hurr ben Abd al-Rahman al-Taqafi (716-719) para recuperar su control con 7.000 hombres. Este, al igual que Abd al-Aziz, tuvo que proceder a la redistribucin de estas tropas a costa, esta vez, de las propiedades de los berberes que haban participado en la conquista y a la sistematizacin tributaria de la poblacin indgena bajo el sulh. Adems, realiz expediciones militares consiguiendo las capitulaciones de Pamplona, Huesca y Barcelona; pero la finalidad fue sustituir el autogobierno de los descendientes de Musa por la dependencia de Ifriquiya, llevando consigo el traslado de la capital de la nueva provincia desde Sevilla hasta Crdoba.Esta situacin de dependencia se rompe durante el califato de Umar ben Abd al-Aziz quien opt por poner fin, momentneamente, a la macro provincia de Ifriquiya, segregando de ella al-Andalus, a cuyo frente fue puesto al-Samh ben Malik al-Jawlani (719-721) cuya misin fue la consecucin de una nica comunidad, donde no existieran diferencias derivadas del origen tnico de sus integrantes, lo que supona la asimilacin de rabes, de berberes y de los nuevos conversos de procedencia hispnica. Sin embargo, el objetivo principal era garantizar el cobro del quinto (jums) para el califa, lo que le llev a investigar los derechos de propiedad que alegaban los balades (los primeros en asentarse en al-Andalus) y sus descendientes, iniciando la confeccin de un catastro. Umar les ratific las concesiones de Musa e incluso orden que se les expidieran documentos al respecto.Estas medidas permitieron avanzar en la organizacin de la administracin tributaria, sin embargo, al-Andalus volvi a integrarse en Ifriquiya y sus gobernadores siguieron nombrando a los wales. Como ocurri con Anbasa ben Suhaym al Kalbi el cual increment los tributos. Durante el mandato de este wal se produjo la derrota que en Covadonga infligi a los musulmanes el grupo de montaeses de Pelayo, aunque slo fue una escaramuza.No fue hasta la llegada al poder de Abd al-Rahman al-Gafiq cuando se pudo reanudar la guerra contra el infiel y en tierras galas, donde tuvo lugar la derrota contra la las tropas de Carlos Martel en Poitiers (732), muriendo al-Gafiq.

Dos aspectos se van perfilando con el tiempo: la lucha de los conquistadores rabes entre s (rivalidades ancestrales entre los clanes Qayses y los kalbes o Yemenes) que se fundamentan en sus distintos modos de vida; y la de los rabes con los berberes, cuando stos toman conciencia de la discriminacin que sufran.6. Hacia el autogobierno de al-AndalusEl nuevo wal de al-Andalus a partir del 734 sera Uqba ben al-Hayyay al-Saluli. Su actuacin estuvo dirigida al establecimiento de un tagr o lnea fronteriza que defendiera las conquistas del sur de las Galias, mientras que en poltica interior centr sus esfuerzos en la normalizacin del sistema fiscal y en la armonizacin de las relaciones pacficas entre los musulmanes y las poblaciones indgenas.En el 739 se produce una sublevacin bereber cuyo origen se sita en el Magreb, donde los encargados del gobierno de aquella provincia, fieles a los mandatos de califa, comenzaron a aplicar la nueva poltica fiscal que oprima ms a la poblacin autctona, a ello se sum laS predicaciones igualitarias de los jariyes que no acataban diferencias entre musulmanes. Aprovechando que el Magreb estaba desguarnecido, Maysara al-Madgar aglutin a todos los berberes consiguiendo apoderarse de Tnger. El peligro por la expansin de la sublevacin fue la causa de que un ejrcito andalus cruzara el Estrecho en apoyo de los rabes, pero fracas y Uqba fue depuesto y sustituido por Abd al-Malik ben Qatan al-Muharib que contaba con el apoyo de los andaluses. Las graves dificultades por las que atravesaba el Magreb son una de las razones de peso para el inicio del autogobierno andalus. Pero el califa Abd al-Malik enva un ejrcito de sirios al norte de Africa que sucumbe ante los berberes en la batalla de Naqdura (741). Aislados los restos de este ejrcito al mando de Baly, y ante la imposibilidad de retroceder hacia Ifriquiya, se refugian en Ceuta. Ibn Qatan no les permite refugiarse en al-Andalus.Los logros obtenidos por los rebeldes se extendieron en la otra orilla del Estrecho donde se alzaron los berberes establecido en las zonas central y septentrional de al-Andalus; el peligro que ello supona y la amenaza de una posible coalicin de los rebeldes de ambas orillas del Estrecho hicieron cambiar de actitud a Ibn Qatan, acogiendo a las tropas sirias.El propsito del wal era valerse de las tropas para aplastar la rebelin y despus, segn acord con Baly, que se fueran partiendo de algn puerto seguro. Sofocada la rebelin, se neg a cumplir lo acordado, ofreciendo a los sirios el puerto de Algeciras para ir a Ceuta. Baly tema la agresividad de los berberes tangerinos. Este incumplimiento exasper a los sirios, que sitiaron Crdoba y mataron a Qatan, instalando a Baly en su lugar.El nuevo gobernador adopt una poltica partidista en beneficio de sus soldados, en su mayora qayses, lo que provoc la indignacin de los partidarios de su antecesor, que eran kalbes y que tomaron las armas y fueron derrotados en Aqua Portora (cerca de Crdoba) en el 742. Pero el wal muere a consecuencia de las heridas sufridas.

El sucesor de Baly como haba establecido el califa fue Talaba ben Salama, pero al no contar su eleccin con el consenso de los rabes andaluses, su gobierno contribuy a mantener la inestabilidad poltica.Recuperado el control del Magreb, el gobernador de Ifriquiya opt por enviar como wal al yemen Abu al-Jattar con la misin de reconciliar las facciones enfrentadas, lo que consigui al lograr que las tropas sirias aceptasen asentarse en distritos militarizados (yunds) en las zonas sur y este de la Pennsula a cambio de prestar servicios militares. A los balades, que haban sufrido la confiscacin de sus bienes y el cautiverio, les legaliz sus propiedades.Pero la poltica de al-Jattar se volvi partidista lo que supuso nuevas querellas tribales. Los qayses lograron derrocar al wal en el 745 pero, liberado al-Jattar, form una coalicin de yemenes que volvera a ser derrotada en el 747.Pasados 5 aos de crisis por la sequa y el hambre, los yemenes vuelven a la carga y son derrotados por el wal Yusuf al-Fihri en Crdoba, pero en Zaragoza el hombre fuerte del momento, al-Sumayl, slo pudo escapar con la ayuda de 800 jinetes qayses y 30 clientes omeyas, los cuales intentaron negociar con al-Sumayl el reconocimiento del futuro Abd al-Rahman I. Este, no llegndose a ningn acuerdo, llega en el 755 e inicia un largo peregrinar en busca de apoyos, especialmente de los yemenes y berberes, que le permitiera la confrontacin que se dio finalmente en al-Musara, cerca de Crdoba (756). A partir de aqu, se le proclama emir, al-Andalus consigue plena autonoma al interrumpirse los lazos polticos que le unan con Bagdad y se inicia el periodo conocido como Emirato Independiente.7. Distribucin de los conquistadores

Los rpidos avances de los musulmanes ponen de manifiesto que los encuentros militares fueron escasos y que la poblacin indgena se someti mediante el sistema de capitulaciones, lo que permite hacer una primera divisin en el nuevo mapa poltico-administrativo: de un lado estara la zona ocupada por las armas y, de otro, la zona sometida mediante pacto. Esta ltima se divide en los que en un principio opusieron resistencia y al final capitularon, y los que no opusieron resistencia desde el principio.Esta diferencia de comportamientos genera dos tipos de pactos. A los primeros se les exigi la sumisin total al Islam (sulh) y a los segundos se les respet su autoridad poltica (ahd) pero, en ambos casos, a los cristianos se les respet su vida y creencias religiosas a cambio de pagar un impuesto personal en metlico (yizya), ms la contribucin territorial en especie (jaray).

El pacto llamado ahd fue el ms generalizado (Ecija, Sevilla, Mrida etc) y permiti la permanencia de la poblacin indgena en sus tierras; no obstante, la huida de ciertos nobles hispano-visigodos que no se acogieron a las capitulaciones, ms las tierras pertenecientes a la corona, pusieron a disposicin de los conquistadores un importante nmero de propiedades. Slo se repartieron las tierras abandonadas o conquistadas por las armas, sin que quede claro si se reserv o no la parte del Estado. Lo cierto es que la voluntad de los califas no siempre fue respetada y esa fue una de las causas de que los gobernadores de Ifriqiya se esforzaran en retenerla bajo su mandato o recuperarla. Con este propsito se produce la llegada de al-Hurr. Una de sus misiones fue la de comprobar los derechos de propiedad o ttulos de los musulmanes y proceder a quintear lo que no se haba repartido.Con las nuevas oleadas de combatientes de origen rabe, comenzar a nivelarse la importancia del elemento rabe frente al bereber. Con el wal al-Samh vinieron 20.000 hombres y su establecimiento provoc un conflicto ante el fracaso de su poltica expansiva hacia las Galias lo que le oblig a asentarlos en tierras del Estado, acortando los desequilibrios entre rabes y berberes y e iniciando el proceso de conversin de la aristocracia guerrera en nobleza territorial.El establecimiento de los 10.000 sirios llegados con Baly plantea el mismo problema, solucionndolo Abu-l-Jattar acantonndolos en yunds, consiguindose con estas medidas que participen en los tributos con las rentas agrarias. (jaray).En cuanto al lugar de los asentamientos, los berberes se asentaron en las altas tierras de la meseta, en los flancos de las sierras y en los sistemas ibrico y penibtico, formando pequeas unidades de poblamiento autnomo basadas en la propiedad comunal y en el gobierno asambleario. Los rabes escogieron la ocupacin individual de las tierras, poniendo sus miras en las grandes propiedades privadas sujetas a tributacin aunque este modelo coexisti con la propiedad comunal.

Estos sistemas de organizacin social y explotacin de la tierra convivieron con los tradicionales hispano-visigodos, pues las grandes propiedades privadas continuaron en manos de los potentes, witizanos o no, que pactaron; mientras que el resto sigui bajo control de quienes las cultivaban, agrupados en pequeas comunidades y sometidos al pago de un impuesto global fijado por el Estado.

8. La nueva estructura social de al-Andalus.Con la integracin musulmana, nace una ms compleja estructura social debida a las variaciones tnicas, religiosas, jurdicas y de costumbres.Dentro del grupo dominante (la umma), compleja tnicamente, hay que destacar a los rabes, distinguiendo entre los balades (que vinieron con Musa) y los sirios (con Baly). Poblacin heterognea dividida en tribus y clanes que se aglutina en torno a dos grandes partidos: el yemen y el qays. Frente a stos, se encuentran los berberes (llegaron con Tariq), mayoritarios, y la sociedad hispano-visigoda conversa motivada por el deseo de salvaguardar sus intereses personales y gozar del principio de igualdad de los musulmanes. Fueron llamados nuevos musulmanes y sus descendientes mulades y con el tiempo fueron arabizndose como consecuencia de los frecuentes matrimonios mixtos.Esta complejidad tnica y cultural se amplia con los dimmes que integran la poblacin hispana, dividida a su vez en otras comunidades, los mozrabes (religin cristiana) y los judos. Pertenecientes a la llamada gente del Libro pudieron conservar su religin y fueron muy numerosos en las ciudades.Pese a la igualdad social de la umma, el hecho de pertenecer a un linaje rabe equivala a ostentar un ttulo nobiliario e iba acompaado de la posesin de grandes dominios territoriales y de una elevada posicin social.

La sociedad que surge daba muestras de una divisin en clases. Entre los libres se distinguen: la nobleza (jassa), los notables (ayan) y la masa popular (amma). La primera se divide en nobleza de sangre (especialmente los del clan qurays, del que proceda Mahoma) y funcional (altas jefaturas administrativas, palaciegas y militares). La jassa no era una casta cerrada, se incorporaron algunas berberes y hasta libertos.

Debajo se sita una clase social intermedia que acta como representante de la amma. La forman en los centros urbanos un importante nmero de ricos comerciantes, funcionarios medios, poderosos terratenientes, letrados etc. El grueso lo constituyen los conversos de origen hispano-visigodo.La amma la constituye el proletariado urbano y rural. Hay berberes, mulades, mozrabes y judos. A ellos se les suma los libertos.

Aquellos esclavos que no consiguen la libertad permanecen como meras propiedades.

El grupo ms numeroso de la poblacin libre era el de los mozrabes, que podan practicar su religin y que fueron arabizndose con la adopcin de la lengua rabe e imitando sus costumbres. Se regan por el derecho visigodo. Gozaron de plena autonoma en su desarrollo interno, eligiendo a sus autoridades bajo la supervisin de los wales que deban darles su aprobacin. A la cabeza de estas comunidades cristianas se hallaba un conde que era el encargado de entregar la recaudacin de los tributos. Exista una juez de esa comunidad (censor), encargado de aplicar los principios y reglas del Fuero Juzgo, y en los casos entre miembros de la umma y mozrabes un qad (juez musulmn) que aplica el derecho musulmn.Este grupo se encuentra en el medio rural manteniendo las diferenciaciones extremas heredadas entre potentes y humiliores. En el medio urbano se insertan en las diferentes capas sociales llegando a ocupar cargos relevantes en la administracin, diplomacia y ejrcito.TEMA 3 . El Emirato Omeya

1. Introduccin.El rgimen emiral omeya, primera formulacin poltica independiente de la Espaa islmica, fue el resultado de dos circunstancias: la descomposicin del califato omeya de Damasco y la huida del nico prncipe omeya superviviente de la matanza ordenada por los abasses, Abd al-Rahmn.

A partir de su proclamacin como emir, ste inaugura una etapa de autonoma poltica andalus traducida en la creacin del emirato independiente de Crdoba y en el que se distinguen 4 fases:

. la de los dos primeros emires: Abd al-Rahmn (756-788) y su hijo Hisham I (788-796), es una fase de despegue y constructiva consolidacin de rgimen

. la del emir al-Hakam I (788-796): caracterizada por los desrdenes y violentas respuestas

. la del emir Abd al-Rahmn II (822-852): periodo de positivos avances organizativos

. comienza avanzado el emirato de Muhmmad I (852-886): fase de debilitamiento y descomposicin del rgimen.

2. Construccin del emirato de Crdoba.

2.1 Programa de construccin

Los dos primeros emires son los responsables de la creacin de un nuevo Estado para lo que necesitaron alcanzar cuatro objetivos prioritarios:

-Creacin de una amplia base social de apoyo al rgimen

-Prudencia poltica en materia religiosa

-Organizacin de un potente ejrcito

-Represin de los ncleos cristianos de resistencia.

2.1.1 Creacin de una base social de apoyo.

Procedieron a multiplicar las concesiones de arrendamientos enfituticos que aseguraban al beneficiario de los mismos un amplio margen de posesin sobre la tierra recibida, al tiempo que perciba en ella la tributacin de sus trabajadores no debiendo al Estado ms que el diezmo legal. Los beneficiarios fueron clientes omeyas. Tan generalizadas concesiones condicionaron una poltica de confiscaciones. Las vctimas fueron principalmente cristianos.

2.1.2 Prudencia poltica en materia religiosa.

Abd al-Rahmn I no quiso asumir la suprema autoridad religiosa, reservndose nicamente el ttulo de emir, esencialmente civil y militar, y manteniendo oficialmente la ficcin de la vacante de aquella jefatura espiritual. Medida acertada ya que pronto se iniciara el arraigo en la Pennsula del malekismo, doctrina jurdico-teolgica caracterizada por la defensa a ultranza de la estricta ortodoxia y de la unidad dogmtica sin mucho resquicio para la especulacin.

2.1.3 Organizacin de un potente ejrcito mercenario.

Uno de los factores de fundamentacin del rgimen ms eficaces: la constitucin de un ejrcito mercenario compuesto sobre todo por esclavos y por berberes y cuyos efectivos pudieron llegar a 40.000 hombres.

2.1.4 Represin de los ncleos cristianos de resistencia.

A travs de continuos ataques al ncleo asturiano de resistencia y en sus flancos gallego y alavs. Abd al-Rahmn atac ambos durante el reinado de Fruela I (757-768), resultando vencido en Galicia, pero sometiendo a tributo las zonas fronterizas de Alava. Hisham I endureci los ataques contra las marcas y lleg a saquear Oviedo.

2.2 Las dificultades del rgimen.

Doble origen: las propias fuerzas internas y el rgimen carolingio que empez a responder con contundencia las iniciativas ofensivas del emirato.

Internas: intentonas restauradoras del antiguo valiato; agitadores desestabilizadores abbases; y a los siempre descontentos berberes.

Externas: presiones del rgimen carolingio relacionados siempre con los movimientos anticordobeses de las autoridades de la Marca Superior. De ah la intervencin de Carlomagno en 778 en connivencia con Suleymn, gobernador de Zaragoza. El rey franco quera crear una zona de influencia protectora entre los Pirineos y el Ebro. Obtuvo la sumisin de los vascones y siti Zaragoza, pero una revuelta en Sajonia lo hizo regresar.

3. Las fallas del sistema: la crisis de al-Hakam I (796-822).Son muchos los problemas en la transicin del s. VIII al IX.

a) Se renovaron luchas dinsticas nacidas de la inexistencia de unos claros mecanismos de sucesin.

b) se agudiza la endmica tendencia a la rebelin de las comarcas fronterizas con centro en Zaragoza, Toledo y Mrida

c) descontento social ante la poltica fiscal

d) descontento especfico de los mulades que se sentan social y polticamente discriminados

e) descontento de sectores religiosos de filiacin malek por las tendencias secularizantes y poco ortodoxas de los responsables del poder.

Todos estos elementos chocaron con la implacable firmeza del emir. Dos revueltas ilustran este panorama inconformista: la Jornada del Foso (797) que puso fin a una importante rebelin toledana, y la Jornada del Arrabal de Crdoba (818)

La Jornada del Foso: los notables de Toledo, ciudad sometida al emir pero beneficiaria de un cierto grado de autonoma, se resistan a admitir la autoridad de Al-Hakam; resolvi ste atraerlos al castillo del gobernador Amr, mulad de su confianza, con la excusa de que le rindiesen homenaje con ocasin de su nombramiento; una vez en el castillo son decapitados uno a uno, en nmero de cuatrocientos, contndose entre ellos el obispo Elipando, siendo sus cuerpos arrojados a un foso.

La Jornada del Arrabal de Crdoba: el descontento se centra en el Arrabal de Secunda, residencia no slo de la plebe sino de algunos notables y alfaques maleques. El origen se sita en una gabela extraordinaria que el emir encarg recaudar a Rabi, un conde mozrabe, jefe de su guardia personal. Poco despus estall la revuelta por un motivo ocasional, y hubo una intentona de asalto al palacio emiral. La respuesta fue la matanza y saqueo del arrabal convertido en tierra de labranza. 300 notables fueron crucificados.

4. Restauracin organizativa de al-Andalus bajo Abd al-Rahmn II (822-852).Abd al-Rahmn II hered un reino cruelmente pacificado por su antecesor. Adoptar dos medidas tendentes a incrementar sus bases de apoyo. La primera condenar a muerte a Rabi. La segunda ordenar la destruccin el mercado de vinos del arrabal de Secunda, piedra de escndalo para los rigoristas alfaques.

4.1 Programa y objetivos de gobierno.El primer objetivo es la organizacin del Estado sobre la base de criterios nuevos. Se abandona los modelos hispanovisigodo y bizantino y se sustituye por un sistema derivado de la administracin califal abbas.

Ello supuso una fuerte centralizacin poltico-administrativa en donde un nico y supremo organismo de gobierno, el diwan, es colocado al frente del aparato del Estado. De l derivan dos grandes secciones dependientes: la Cancillera y el Tesoro. Al frente de cada una de estas secciones y de otras dependientes a su vez de ellas, son nombrados visires, consejeros o colaboradores del emir, quien entre ellos elegir uno al que dotar de la autoridad del hayib o primer ministro.

En la administracin territorial ocurre un perfeccionamiento de los mecanismos de control sobre ella, al tiempo que las regiones fronterizas quedan definitivamente constituidas en las tres conocidas Marcas: la Superior (capital en Zaragoza), la Media (en Toledo) y la Inferior (en Mrida).

Los distritos bsicos de la administracin seguan siendo las kuras gobernadas por un val, con un jefe militar o qaid y un juez o qad.

Las ciudades, dependan de las autoridades de la kura, se hallaban controladas por el sahib al-madina o seor de la ciudad.

El afianzamiento institucional afect de forma muy especial al sistema econmico financiero. Las rentas del Estado provenan de cuatro fuentes de ingreso:

Quinto del botn.

Monopolio sobre la acuacin de moneda y determinados procesos de transformacin textil de calidad.

Actividad mercantil: esclavos, astilleros en Sevilla,

Poltica fiscal: diezmo anual de creyentes sobre la propiedad mobiliaria (usr), impuestos personales (yizya) y territoriales (jaray) de los dimmes. Tambin existan impuestos indirectos de carcter extraordinario.

La poltica de centralizacin provoc el engrandecimiento y la radical islamizacin del rgimen. Problemas y directrices:

Logro de una relativa pacificacin interna.

Incremento de las acciones ofensivas contra los ncleos de resistencia cristiana.

Contundente eficacia en las respuestas a las ofensivas exteriores.

Refuerzo de la imagen e influencia del sistema.

Control de la creciente oposicin interna de carcter indgena.

4.2 Pacificacin interior.

A.Rahmn II hered un reino relativamente pacificado. Sin embargo, solo 4 5 aos de los 30 que rein se ven libres de disidencia. Podramos establecer una clasificacin en 3 apartados:

- Brotes desestabilizadores que surgieron de su entronizacin.

- Sediciones locales de carcter eminentemente bereber en Ronda (826) y Algeciras (850).

- Sublevaciones en las Marcas, ms importante.

Lo que s es una novedad es que estos movimientos sean una respuesta a una creciente centralizacin poltica de contenido radicalmente islmico; tal centralizacin se corresponde claramente con el modelo abbas que A.Rahmn contribuy a introducir en la Pennsula. Ese modelo implicaba el incremento de los mecanismos de control sobre el conjunto de la sociedad.

4.3 Guerra Santa.La necesidad de proyectar al exterior el proceso de renovacin poltica explica la importancia que se dio a la ofensiva sobre los cristianos del norte, fundamentalmente dirigida, en un primer momento, contra los flancos de la monarqua asturiana: Alava y Galicia, y tambin Barcelona (contra los carolingios). Ms adelante, se producirn adems contra Pamplona y Len.

4.4 El problema normando.

La poltica de defensa es prioritaria para legitimar el centralismo del rgimen. Existe una poltica de impuso a la marina como cobertura de defensa costera, sobre todo a raz de la incursin vikinga de 844. Fracasadas tentativas de desembarco en Asturias y Galicia llevaron a los vikingos a bordear la costa atlntica hasta desembarcar en Lisboa y, despus, remontar el Guadalquivir y saquear Sevilla. A.Rahmn consigui provocar un enfrentamiento en campo abierto en Tablada en 844 y fue un rotundo xito del rgimen omeya.

El emirato, consciente de las carencias de su sistema defensivo, se aplic de inmediato a su solucin: amurallamiento de Sevilla, puestos fortificados en la costa atlntica, potenciacin de la flota y construccin de astilleros y atarazanas como los de Sevilla.

4.5 Reforzamiento de la imagen e influencia exterior del rgimen.En consonancia con los objetivos de reforzamiento del sistema y la exaltacin de su prestigio e imagen exterior, estara el original inicio de una poltica exterior para al-Andalus. Adems est poltica cuenta con otros dos objetivos: el predominio comercial en la cuenca occidental del Mediterrneo y el mantenimiento de una primaca poltica, sin alternativas, en la Pennsula.

Los estados norteafricanos cuyos intereses se encontraban eran 3: el ms occidental el de los idrises del actual Marruecos; el principado jariy de los rustumes de Tahart, ms al este; y el rgimen de los aglabes, antiguos gobernadores de Ifriqiya (parte de Argelia y Tnez).

Fue el del imamato rustum el que mantuvo una relacin ms estrecha con los omeyas vinculndose comercial y polticamente, esto se justifica por la enemistad con sus vecinos. El rgimen omeya sali muy beneficiado ya que los cereales de Tahart fluiran a los graneros cordobeses y muchos de sus hombres serviran como mercenarios o en puestos de responsabilidad en el emirato.

La poltica norteafricana contribua a exportar una imagen de prestigio; momento lgido de este prestigio sera la recepcin en Crdoba de embajadores bizantinos, cuyo objetivo era una alianza militar contra la expansin aglab en Sicilia y sur de Italia.

El segundo polo de inters diplomtico sera el Imperio carolingio. Las relaciones entre ambos fueron tensas. De su presencia en la Pennsula se seguan 3 efectos negativos: la directa amenaza contra su integridad territorial; la dificultad de asegurar el protectorado andalus sobre territorios cristianos incluidos en la rbita de influencia emiral (reino de Pamplona) y el mantenimiento de una expectativa de apoyo tanto para los ncleos cristianos e independientes del norte como para los propios sbditos andaluses de religin cristiana, los mozrabes.

4.6 El problema mozrabe.

No contamos con datos objetivos que nos permitan pensar en un endurecimiento del rgimen omeya con respecto a los sectores religiosos no islmicos de al-Andalus durante el reinado de Abd al-Rahmn II. En cualquier caso, la marginacin que afectaba a los mozrabes derivaban ms de su origen tnico que de su credo religioso, de ah que la compartieran con musulmanes de origen hispnico o norteafricano. Por otro lado, el segundo hecho constatable es la continuidad, bajo su reinado, de la vida religiosa cristiana bajo coordenadas de absoluta normalidad hasta el estallido del mozarabismo radical. Cmo explicar esta eclosin?

La primera razn es la creciente islamizacin que fundament y justific, segn el modelo abbas, la progresiva centralizacin del rgimen. Esto pudo contribuir a exasperar la sensibilidad recelosa que, fruto del prejuicio e ignorancia mutua, presida en buena medida las relaciones entre ambas comunidades.

La segunda razn, es que trascurrido un siglo de la invasin, la poblacin hispano-visigoda comenz a sentir de forma clara los psicolgicos efectos de la prdida de Espaa y ello facilit el incremento de la oposicin indigenista. Tanto mulades como mozrabes compartan una herencia comn, y ambos se vieron postergados por un rgimen poltico que arabizaba sus estructuras.

La tercera razn, la peculiaridad del Cristianismo hispnico. La Iglesia peninsular sufri un proceso de aislamiento respecto a la Iglesia latino-occidental que favoreci otro tipo de conexiones que empezaron a ligar, culturalmente, a la comunidad cristiana peninsular con el Cristianismo oriental, sometido igualmente al Islam. Estas conexiones pudieron alimentar una cierta conciencia de persecucin. Por ltimo, el hecho de que la Iglesia hispana una vida de cierta normalidad no dejara de sorprender a quienes queran hacer de la prctica religiosa un ejercicio de incontaminada pureza. Para ellos, el pragmatismo pudo ser interpretado como entreguismo, y frente a l slo caba la respuesta radical.

Esta respuesta toma forma a travs de dos individualidades: Eulogio y Alvaro de Crdoba. Los acontecimientos se precipitaron a partir de la condena a muerte de dos personas por blasfemos. En menos de dos meses se produce el martirio de once cristianos, decapitados o crucificados por blasfemar voluntariamente contra el Profeta de Al. Bajo el carisma de san Eulogio el movimiento iba ganando adeptos y las ejecuciones se fueron multiplicando.

Abd al-Rahmn convoc un concilio en la capital en 852 en el que solicit de los obispos una clara postura de desaprobacin frente a la prctica del martirio. Pero el concilio no lo hizo, no detenindose por el momento la accin de los exaltados.

5. El continuismo institucional de Muhmmad I (852-886).Con el acceso al trono, Muhmmad hereda dos problemas: la insurgencia mozrabe y las intrigas palatinas. En cuanto a la segunda ya Abd al-Rahmn pudo en parte neutralizarlas, aunque el centralismo y el autoritarismo siguen generando oposicin.

Sus primeros quince aos constituyen una clara continuacin del gobierno precedente: la pacificacin interna, la guerra santa contra los cristianos del norte, la defensa de la integridad territorial y una poltica exterior de prestigio son el ideario principal. Los problemas no variaron en esencia, aunque las respuestas s fueron ms enrgicas y duras.

5.1 El orden interior.Muhmmad I se aplic con dureza al problema mozrabe lo que a medio plazo lo solucion, pero de forma inmediata provoc su conexin con el fenmeno indigenista mulad; en definitiva, un sentimiento de hispanismo contrario al rgimen, apoyado a veces por Asturias. Este problema se concretar en la rebelin toledana, los rescoldos de resistencia mozrabe en Crdoba y la prctica independencia de la Marca Superior.

5.1.1 La rebelin toledana: la batalla de Guadacelete.

En 852 se produce el alzamiento toledano. En primer lugar, su violencia afect a un rea muy extensa: las acciones rebeldes provocan la momentnea evacuacin de Calatrava y derrotas militares omeyas en la Btica. En segundo lugar, los rebeldes solicitaron la intervencin a su favor del rey de Asturias, Ordoo I, el cual los apoy enfrentndose a las tropas omeyas en el ro Guadacelete en 854. El claro triunfo omeya no sirvi para conseguir la inmediata sumisin de Toledo, lo que prueba la magnitud de la sublevacin. La capitulacin de la ciudad lleg cinco aos despus.

5.1.2 El final de la resistencia mozrabe.

La capitulacin de Toledo tuvo efectos negativos en esta resistencia mozrabe. An as, su atona era ya perceptible debido al endurecimiento de la poltica gubernamental y al desgaste que estos movimientos de vocacin radial conllevan. Los martirios son cada vez menos numerosos hasta la ejecucin de Eulogio, que provoca la prctica desaparicin del movimiento.

5.1.3 El tercer rey de Espaa.

Problema relacionado con la insumisin de los Banu Qasi instalados en el gobierno de la Marca superior. Muhmmad cambia la tctica de su antecesor y, en lugar de arrebatarle ttulos, lo colma de beneficios y le cede en control institucional del conjunto de la Marca. Musa, a cambio, promete lealtad. Pero es una lealtad condicionada por la adquisicin de poder. De hecho, le gusta ser llamado Tercer rey de Espaa en claro desafo. Muhmmad encuentra la oportunidad de librarse del mulad cuando en 859 ste es derrotado en la batalla de Clavijo contra Ordoo I, librada a consecuencia de la construccin de la estratgica fortaleza de Albelda por Musa. Muhmmad le pudo despojar entonces del gobierno de la Marca.

5.2 Poltica defensiva.La guerra ofensiva contra los cristianos del norte fue tambin abordado con energa por Muhmmad debido al apoyo de los reinos septentrionales a la oposicin interna al rgimen y al inicio de un sistemtico proceso repoblador cristiano.

5.2.1 Aceifas y campaas de castigo.

Fue tras la desaparicin de Musa en 862, cuando el emir se decidi a reiniciar las campaas de castigo, en especial contra la regin oriental de la monarqua asturiana. Se caracterizaron por su extrema dureza.

Los atrevidos avances de la repoblacin cristiana exigan una contundente respuesta. La campaa de 865 tendra una especial significacin. De resultas de ella, todos los condados de la Marca Oriental (excepto el de la ms vieja Castilla) fueron arrasados, la frontera asturiana retrocedi sensiblemente hacia el norte.

5.2.2. El rearme del emirato y la renovacin del peligro vikingo.

Muhmmad I, al margen de estimular el incremento numrico de las tropas movilizables, se aplic tambin a la puesta a punto de una infraestructura defensiva que sirviera para cubrir los ms importantes pasos del sistema Central, y que diera consistencia a su inmediata retaguardia. Dentro de este contexto hay que situar la reedificacin de Talamanca y la fortificacin de Madrid. Adems, contina potenciando las construcciones en astilleros y puertos (al-Mariya=Almera).

En 859, vuelven los normandos a la costa atlntica. No se produjo ahora el desconcierto del 844. Naves omeyas patrullaban ahora las costas de Portugal y probablemente hubo enfrentamientos evitndose un nuevo desembarco en Sevilla. S lo hubo en Algeciras, regin murciana y Baleares, con incendios y destrucciones, pero nada comparable a la anterior. El emirato haba sabido fortalecerse.

5.3 La accin exterior.Tambin hay un continuismo con respecto a la etapa precedente: liderazgo comercial, y hasta cierto punto poltico, entre los pases islmicos de la cuenca occidental del Mediterrneo, y actitud de afirmacin frente al Imperio carolingio, con el que mantuvo una gil comunicacin diplomtica, especialmente desde que cesaran las aceifas cordobesas contra Catalua y que el gobierno emiral recuperara en 862 su autoridad sobre la Marca Superior. De hecho, Muhmmad I firm un duradero convenio de paz con Carlos II el Calvo.

6. Descomposicin y fin del emirato cordobs (886-912)La segunda parte del reinado de Muhmmad I hasta la muerte de Abd Allah en 912 contempla la ruina y destruccin del emirato. Se suceden mltiples rebeliones, intentos de secesin y golpes internos.

Los mulades son quizs los ms insistentes agitadores. Los de Toledo reprodujeron tensiones y los Banu Qasi del Ebro, descendientes del Tercer Rey de Espaa, hicieron lo propio en el valle del Ebro. Pero, sin duda, los ejemplos ms caractersticos son los de Ibn Marwan al-Chilliqi en Mrida y Umar Ben Hafsn en Bobastro.

Ibn Marwan se proclam independiente en Mrida en 868, que finalmente tuvo que abandonar y refugiarse en el reino asturiano. Aunque en 884 logra hacerse con Badajoz y su territorio meridional, mantenindose independiente hasta la instauracin del califato.

Hafsn se hizo fuerte en Bobastro donde mantuvo su autoridad sobre una importante zona de Andaluca, llegando a convertirse al cristianismo en 899. El problema lo heredara el califato.

Con el debilitamiento del poder central surgen por doquier seoros autnomos (taisyl) que siguen conservando ciertos vnculos con el emir de Crdoba, entre ellos, el derivado de la necesidad de legitimar su autoridad de hecho. El gobierno central accede a estas peticiones mediante la entrega de un tributo ms o menos nominal, y registrando lo que detentan como una concesin; a veces, incluso, los seores de los taisyl son nombrados gobernadores de la regin que dominan. Se trata, pues, de la legitimacin a posteriori y vitalicia del asalto previo a la parcela de poder correspondiente.TEMA 4. EL CALIFATO CORDOBS (929-1031)EL CALIFATO OMEYA DE CRDOBA

1. Abdarrahmn III (912-929)Abdarrahman III es asociado al poder en vida de su abuelo Abdall a quien sucede en 912.

Hereda de su abuelo un Estado en unas condiciones caticas. De hecho, la etapa que precede al Califato est caracterizada por la fragmentacin poltico-territorial de al-Andalus.

1.1 La pacificacin del pas

Nada ms acceder al poder, Abdarrahmn III inicia la difcil tarea de lograr la pacificacin de al-Andalus. La proximidad de los ncleos rebeldes respecto a Crdoba, condiciona la actuacin del soberano, quien ordena inicialmente las campaas de castigo contra los disidentes ms cercanos.

En 913, las tropas del emir consiguen importantes xitos frente a los rebeldes y partidarios de Umar ben Hafsn: rendicin de cija; campaa contra los rebeldes de la zona oriental de la actual Andaluca. Todos los rebeldes reciben, a peticin propia, el perdn del emir y son enviados a Crdoba. Las fortalezas pasan a ser controlados por hombres fieles al soberano.

El emir consigue, en poco tiempo, controlar cerca de trescientos baluartes.

Ese mismo ao (913) conquista Sevilla, cuyo dominio se disputan (tras la muerte del rebelde Abdarrahmn ben Ibrahim), Ahmad ben Maslama, dueo de ella merced al apoyo recibido del pueblo, y su primo Muhammad ben Ibrahim, hermano del difunto y su lugarteniente de Carmona. Ambos acuden al emir, pero mientras este ltimo pretende obtener su ayuda para conseguir la posesin de la ciudad, Ahmad desea asegurarse su control ofreciendo vasallaje.

Abdarrahmn III decide hacerse con Sevilla. Tras un primer intento fallido, acepta la ayuda del seor de Carmona y cercan la ciudad. En tales circunstancias, Ahmad acude al rebelde Umar al Hafsn, quien llega a Sevilla e intenta ocupar una fortaleza, pero es derrotado. Totalmente aislado, Ahmad procura pactar con el emir, lo cual es imposible. Finalmente entra en la ciudad y Ahmad abandona la ciudad. A Muhammad se le ordena dejar el asedio. Molesto con la nueva situacin, se alza en rebelda desde su fortaleza de Carmona.

Carmona mantiene poco tiempo el estandarte de la rebelin, porque Muhammad acepta rendir la plaza, que deja en manos de su lugarteniente Habis. Despus, viaja a Crdoba, donde es recibido por el monarca que le otorga el rango de visir. Pero apoya la nueva rebelda de Carmona. Al conocer su traicin, Abderrahmn III lo encarcela. Ms tarde, conquista Carmona y Habis es capturado y ejecutado.

Antes de someter la plaza de Carmona, el emir realiza una campaa contra las tierras de Umar en Hafsn. La poltica del emir en estos casos sigue casi siempre un mismo esquema: producir el mximo dao econmico posible en las tierras de los insurgentes, con quienes se muestra implacable. Entra en Algeciras, donde manda destruir las naves utilizadas por los partidarios del rebelde. Dispone traer all naves con las que patrullar la costa.

Consigue estrechar ms el cerco. Lanza aceifas con el fin de destruir sembrados. Tantas depredaciones debieron resultar nefastas para la poblacin. El emir no puede mandar al ejrcito en expedicin por el agotamiento de la gente; se limita a guarnecer las fronteras, aceptando una serie de treguas propuestas por Umar.

El aislamiento y enfermedad de su enemigo le hacan cada vez menos peligroso. Se inician tensiones por la cercana sucesin de Umar. La eleccin recae en Chafar, el mayor de todos, lo cual debi contrariar a Sulayman, quien se subleva contra su padre. Sulayman se apodera por sorpresa de la ciudad de beda, entonces favorable al emir. En principio, este episodio se interpreta en la corte cordobesa como una expresa violacin del acuerdo. Pero Umar demuestra ser inocente, pues lucha contra su propio hijo, al que se lleva a Bobastro. No obstante, una vez all lo libera alejndolo de Chafar. Sulayman vuelve a tomar beda contra el sentir de su padre, quien construye un castillo para hacerle la guerra. Cuando llega el ejrcito emiral, Umar, exhausto por su enfermedad, se retira a Bobastro, donde muere.

1.2 Incursiones cristianas en al-Andalus

En los primeros aos del reinado de Abderrahmn III, los cristianos, conscientes de la grave situacin por la que atravesaba el emir, emprenden operaciones militares para la obtencin de botn.

La primera expedicin de saqueo la emprende Ordoo II, futuro rey de Len en 913 causando una gran mortandad. Surge un temor a los cristianos. Se ampla y refuerza la trama de las estructuras castrales.

En 915, Ordoo II realiza una incursin contra los musulmanes de la parte occidental de al-Andalus. Mrida es el objetivo de su campaa y la expedicin parte de Zamora.

Sin embargo, ese destacamento militar, formado por jinetes, no llega a su destino, porque sus guas musulmanes lo pierden. El engao lo pagaron con sus vidas. No obstante, la treta sirvi para que los habitantes del territorio, se refugiaran a tiempo en sus fortalezas. Reunido ya con la caballera, Ordoo II prosigue su avance, llevando consigo cautivos y mucho ganado. Acampa con su ejrcito frente a la alcazaba de Mrida, sin atacarla. Desde all regresa a Len victorioso. Ese mismo ao, el rey de Pamplona Sancho Garcs I ataca Tudela, apresando al seor de la plaza.

A partir de 916, el emir inicia una fase caracterizada por la realizacin peridica de aceifas contra los reinos cristianos del norte. Sin embargo, algunas de las expediciones resultan ser un autntico desastre, como la de San Esteban de Gormaz. Animado Ordoo II por el xito, se une a Sancho Garcs I, con quien emprende una campaa contra Njera y Tudela. El monarca navarro cruza adems, el Ebro para finalmente retornar todos a sus bases cargados de botn.

1.3 Razzias y aceifas musulmanas contra los reinos cristianos

Abdarrahmn III proyecta vengar el desastre de San Esteban de Gormaz, sufriendo Ordoo II una grave derrota. Se consolida en ese sector de la frontera y frena la dinmica de ataques cristianos. En 919, Ordoo II prepara una expedicin contra la Marca central. Abdarrahmn III es advertido, y Ordoo desiste al temer la congregacin de musulmanes.

Los xitos conseguidos en la pacificacin de al-Andalus permiten al soberano omeya centrar la atencin en la lucha contra los cristianos.

Por primera vez, en 920, Abdarrahmn III dirige personalmente una expedicin contra los cristianos, la llamada campaa de Muez. Conquista Calahorra, evacuada por el rey navarro y se encamina hacia Pamplona. Sancho Garcs I deja su refugio de Arnedo y une su ejrcito al de Ordoo II. Los monarcas cristianos sufren una grave derrota. Los fugitivos se refugian en el castillo de Muez. Una vez tomada la fortaleza, mueren todos ajusticiados en presencia de Abdarrahmn III.

Sin embargo, no se producen cambios importantes ni duraderos en la frontera. Ordoo II, en 921, realiza una incursin en la que toma varios castillos. Acta una vez ms de acuerdo con el rey de Navarra. Esa colaboracin da ahora sus frutos, pero la coalicin dura poco tiempo porque Ordoo muere en 924, sucedindole en el trono su hermano Fruela II. Para entonces, Abdarrahmn III haba tomado ya la decisin de atacar el reino de Pamplona. Esta vez sigue la ruta de Levante para someter all a los disidentes. Le salen al encuentro los seores de Zaragoza, que como haban recibido del emir la confirmacin de sus dominios, se unen a la expedicin. Abdarrahmn III entra en el reino de Navarra y lo asola.

En adelante, el emir puede dedicarse a combatir a los Banu Hafsn. El reino de Len conoce una aguda crisis debido a las luchas dinsticas. En Navarra se establece una regencia tras la muerte, en 925, de Sancho Garcs I, en su hijo Garca Snchez, tutelado al final por la reina viuda Toda.

1.4 Hacia la rendicin de Bobastro

La lucha contra los hijos del difunto Umar ben Hafsn se inicia en 919 tras rotas las treguas. La destruccin alcanza notables proporciones. El emir ocupa castillos y otros ncleos prximos a la plaza fuerte de Bobastro. Chafar le ofrece sumisin y una tregua, que el emir concede antes de retirarse con su ejrcito a Crdoba. Por si fuera poco, su hermano Abdarrahmn, enemistado con l, pacta con Abdarrahmn III la entrega de un castillo.

Chafar es vctima de una conjura y muere asesinado. Sulayman abandona el ejrcito omeya, en cuyas filas haba combatido junto al emir, y asume el control de la plaza. Abdarrahmn III le confirma la investidura, pero Sulayman rompe la tregua. A partir de entonces, el soberano emprende regularmente campaas contra los rebeldes. Ataca Bobastro y arrasa los lugares prximos, tras lo cual regresa a Crdoba.

En 926, se vuelve sobre Bobastro, cuyo asedio se intensifica. Conquista uno de los principales castillos de Sulayman y lo mata. Su lugar en Bobastro fue ocupado por Hafs. El emir ordena construir un baluarte-campamento para estrechar cada vez ms el cerco sobre Bobastro. Regresa a la capital del pas, dejando esa plaza sitiada, la cual toma su ejrcito tras la rendicin de Hafs en 928. Hafs es llevado a Crdoba donde es perdonado.

Las disposiciones adoptadas por Abdarrahmn III fueron: bajar de los montes a la poblacin; dispersar a los ms recalcitrantes; y llevar a Crdoba algunos notables.

1.5 La adopcin del ttulo califal

Abdarrahmn III se proclama prncipe de los creyentes. El motivo de utilizar tales ttulos es realzar su prestigio y autoridad. En especial frente al estado fatim de Ifriqiya, que le disputa la hegemona en el norte de frica.

2. El Califato de Abdarrahmn III (929-961)

2.1 Sumisin de las fronteras

En al-Andalus existen tres reas fronterizas, llamadas Marcas, con lmites geogrficos imprecisos: Marca Superior (Zaragoza), Marca Media (Toledo; luego Medinaceli) y Marca Inferior (Mrida). All la situacin poltica es muy inestable.

La primera de las campaas del califa contra los territorios an insumisos se realiza en 929. Abdarrahmn III decide atacar el poder de los Banu Marwan, seores de Badajoz. Sale de Crdoba y acampa su ejrcito ante aquella ciudad. Se producen escaramuzas ante la ciudad sin lograr vencer la resistencia de la plaza, a la que pone cerco. Luego, se dirige a Mrida, donde renueva en el cargo al gobernador, tras lo que vuelve a Badajoz y, desde all, marcha con el grueso del ejrcito a plazas cercanas a la costa atlntica dominadas por el rebelde Jalaf ben Bakr.

Ante la posibilidad de perderlo todo, Jalaf pide perdn, y excusa su independencia, que justifica por la lejana del territorio respecto a la sede del poder central. Abdarrahmn III acepta su arrepentimiento y regresa a Crdoba, mientras prosigue el asedio a Badajoz, que termina con la rendicin de la ciudad en 930. El califa termina con el dominio de los Banu Marwan.

Solo le queda al califa por someter a su autoridad los territorios de las Marcas fronterizas. Decide atacar Toledo. El asedio se prolonga por la resistencia de sus habitantes, pero acaba ocupando la ciudad en 932. El califa les concede la paz y reconstruye su urbe.

Ya solo quedaba por asegurar la Marca Superior, campo de lucha entre los diferentes seores locales de la zona. El califa logra apaciguar los nimos y arrancarles el compromiso de mandar dinero a Crdoba. Pero aos despus, con motivo de la campaa de Osma, se niegan a participar en ella, lo que provoca la reaccin de Abdarrahmn III sometiendo algunas plazas. No onstante, en 935, se apartan de nuevo del califa. Y ste decide emprender el asedio de Zaragoza.

La rendicin de la ciudad se complica sobremanera por el apoyo que recibe del rey leons, a quien Abdarrahmn III trata de neutralizar con la firma de treguas, y, sobre todo, por la actitud del visir, el cual, como descendiente de los omeyas de Damasco, pretende ahora reivindicar la direccin del Califato cordobs con la ayuda de los poderes locales de la Marca. Abdarrahmn III lo destituye. Finalmente Zaragoza se rinde. El acuerdo pactado obliga al califa a abandonar el dominio directo de la ciudad, que deja, momentneamente, en manos de sus gobernadores, con la obligacin de restiturselo ms adelante con carcter vitalicio.

Con la conquista en 939 de Santarem, el califa concluye la campaa en las Marcas.

2.2 Poltica norteafricana

La situacin poltica cambia con la llegada de los fatimes. Despus de someter Ifriqiya, intentan controlar el Magreb occidental, entrando as en conflicto con los omeyas de al-Andalus.

Para contener el poder alcanzado por los fatimes, aliados de Umar ben Hafsn, y la entrada de toda propaganda ideolgica, consigue dominar Algeciras, incrementando el nmero de navos.

La poltica norteafricana del emir carece de continuidad por culpa de los ataques cristianos y la sedicin interna del pas. Tampoco los fatimes logran proyectarse del todo en el Magreb, encontrando resistencias. Estos fracasos favorecieron al soberano omeya, quien, en 927 obtiene Melilla. En 931 consigue la rendicin de Ceuta. El dominio de esta plaza le permite dominar las dos orillas del mar.

En 951 conquistan la importante plaza de Tnger. La influencia de Abdarrahmn III se extiende desde Argel hasta el atlntico. No obstante, ese dominio nunca llega a consolidarse del todo. Los fatimes lanzan una ofensiva en 958 y ocupan buena parte del Magreb occidental. Los omeyas continan en poder de Tnger y Ceuta. Ese dominio a fines de su reinado queda reducido a su mnima expresin.

2.3 Relaciones diplomticas

Las relaciones con el mundo franco se producen en 940, cuando varios soberanos cristianos se asocian al objeto de conseguir un salvoconducto que permitiera el trfico de viajeros y mercancas por el Mediterrneo occidental.

La aparicin de los fatimes, enemigos de Bizancio, facilita las relaciones entre Crdoba y Constantinopla. El califa tambin mantendr relaciones con Otn I si bien en principio no son cordiales.

2.4 Aceifas contra los cristianos

La situacin poltica presenta novedades importantes. El soberano omeya controla buena parte del territorio de al-Andalus, es califa, y domina el Estrecho de Gibraltar. Igualmente, es otro el panorama existente en Len y Navarra. Inestabilidad poltica en el reino de Len: la tensin persiste hasta la entronizacin de Ramiro II. En Navarra, crisis por el poder resuelta con la intervencin de Toda, la reina madre.

Todo ese cmulo de circunstancias favorece al soberano omeya, preparando en 934 la llamada Campaa de Osma donde invoca la guerra santa.

Esta aceifa se concibe para atacar a los cristianos de la Frontera media, aunque Abdarrahmn III marcha primero contra los rebeldes musulmanes de la Marca superior. Despus entra sin oposicin en el reino de Navarra. Toda, le pide la paz, invocando vnculos consanguneos. Firman un pacto donde Toda presta completa sumisin al califa, y rompe con los restantes prncipes cristianos.

Luego, el califa contina su avance hacia las tierras de lava y de Castilla. Aqu saquea Burgos para adentrarse en Len enfrentndose con xito a las tropas de Ramiro II. Finalmente regresa triunfante a Crdoba.

En lo sucesivo, el califa centra toda su atencin en conseguir el dominio sobre Zaragoza, y para ello obtiene la neutralidad de Ramiro II. En 937, Toda rompe unilateralmente el pacto suscrito, y apoya la rebelin del gobernador de Zaragoza, que termina por someterse al califa. ste le enva un cuerpo de caballera venciendo a los navarros y obteniendo un gran botn.

En 939 el califa decide emprender una aceifa contra el reino de Len. Aqu se enfrenta durante varios das a las tropas de Ramiro II, Fernn Gonzlez y de la reina Toda. Al final, una parte de la aristocracia rabe se retira en desbandada, lo que propicia la aniquilacin parcial del contingente omeya. Desde entonces el califa deja de participar personalmente en las aceifas.

El soberano omeya ordena a todos los gobernadores de las Marcas enviar escuadrones contra los cristianos alcanzando sucesivas victorias. En al-Andalus, se intensifica el proceso de profesionalizacin del ejrcito omeya, dando a partir de entonces una mayor cabida a las tropas mercenarias. El lado cristiano, aumenta el prestigio del rey Ramiro II. El reino de Len ampla su extensin territorial, mientras Fernn Gonzlez hace lo propio.

En 940, Abdarrahmn III proyecta una nueva aceifa contra el reino de Lon. Decide hacerla solo con sus servidores y mercenarios, sin recurrir, como era costumbre, a levas de voluntarios. No obstante, esta campaa no llega a realizarse, porque antes de salir recibe en Crdoba a un mensajero de Ramiro II que le solicita la firma de treguas, a lo cual se inclina el califa. Se deciden fortificar algunas plazas de la Marca media. Abdarrahmn III asegura la frontera establecida en torno al ro Duero al disponer la construccin del recinto amurallado de Medinaceli. Desde entonces, la plaza sustituye a Toledo como capital de la Marca media.

Ramiro II muere en 951, tras abdicar en su primognito Ordoo III. A partir de entonces, el reino de Len conoce un periodo de conflictos dinsticos. Fernn Gonzlez aprovecha la ocasin para hacer hereditario en su linaje el condado de Castilla; y Abdarrahmn III enva expediciones contra los gallegos y castellanos. Ordoo III saquea Lisboa. A continuacin, solicita negociar con el califa y concierta treguas. Tambin Fernn Gonzlez establece la paz.

Al morir Ordoo III, el trono pasa a Sancho I. Su negativa a mantener el pacto, provoca la reaccin del califa. Mientras tanto, la nobleza gallega, apoyada por Fernn Gonzlez, reconoce como rey a Ordoo IV. Expulsado de Len, Sancho I se traslada a Navarra, al amparo de su abuela Toda, la cual solicita la ayuda del califa cordobs. Abdarrahmn III enva entonces a Pamplona a un hbil diplomtico y reputado mdico que cura al monarca destronado de la obesidad, pudiendo en adelante montar a caballo. Por deseo del califa, Toda, su hijo Garca Snchez y el propio Sancho I, viajan a Crdoba para concluir la negociacin. Abdarrahmn III se compromete a ayudar a Sancho I a recuperar el trono; Sancho se compromete a entregarle diez castillos fronterizos, prximos al ro Duero; y el rey navarro combatir al conde castellano. Sancho vence a Fernn Gonzlez y se hace nuevamente con el trono. Abdarrahmn III muere en 961.

3. El Califato de Al-Hakam II (961-976)

Su gobierno tiene un carcter menos personalista. Procura delegar el poder en personas de confianza, mientras l se dedica al estudio.

3.1 Al-Hakam y los reinos cristianos

Nada ms acceder al Califato intenta resolver la espinosa cuestin planteada por el incumplimiento del acuerdo establecido entre Abdarrahmn III y los reyes cristianos. Sancho I se niega a entregarle las diez plazas fuertes de la lnea del Duero y Garca Snchez I a Fernn Gonzlez. Para complicar an ms la situacin, Urraca, hija del monarca navarro, libera al conde castellano, con quien se casa y huye a Burgos, mientras el conde saquea los territorios limtrofes de los musulmanes.

Ordoo IV se traslada a Medinaceli y desde all a Crdoba, donde es recibido oficialmente por Al-Hakam II. Al-Hakam II decide ayudarle militarmente a recuperar el reino de Len. Ordoo IV, en cambio, se compromete a mantener en lo sucesivo la paz con los andaluses.

Sin embargo, el acuerdo no llega a cumplirse, porque Sancho I, enva a Crdoba una embajada que reconoce la autoridad del califa y asegura el cumplimiento del pacto origen de la discordia. Al-Hakam II anula entonces su compromiso con Ordoo IV, que muere en el olvido. Al conocer la suerte de su adversario, Sancho I se retracta y establece una alianza con el conde de Castilla, el rey navarro y los condes de Barcelona. Al-Hakam lanza una amplia ofensiva de la que sale victorioso.

A los reyes y condes cristianos solos les queda tras la derrota pedir el restablecimiento de treguas. La muerte inesperada en 966 de Sancho I produce incertidumbre en el reino, pues el trono recae en un menor, su hijo Ramiro III.

Aos ms tarde, fallecen Garca Snchez y Fernn Gonzlez. Sus respectivos hijos y sucesores Sancho Garcs II y Garca Fernndez acatan la autoridad del califa.

Esa paz se rompe en 974, porque el conde castellano, aprovechando que el grueso del ejrcito califal de las Marcas superior y media se encuentra combatiendo en el norte de frica. Garca Fernndez busca la alianza de leoneses y navarros. Y con ellos emprende el asedio del estratgico e imponente castillo de Gormaz, del que salen derrotados.

3.2 El Magreb

El dominio omeya en el Magreb decrece en los ltimos aos del reinado de Abdarrahmn III, como consecuencia de las victoriosas campaas del fatim. La soberana omeya se mantiene an sobre Ceuta y Tnger.

El nuevo califa se limita a seguir con las relaciones diplomticas con los jefes de las tribus. Refuerza la flota andalus y fortifica la costa de Almera.

Ordena la construccin de una nueva ciudad (El Cairo), convertida, aos despus en capital permanente del Califato fatim. El traslado de los fatimes a Egipto modifica sustancialmente la situacin en el Magreb, cuyo gobierno encarga a la tribu de los sinhacha. Al-Hakam II, por su parte, enva dinero al jefe zanata que ste utiliza para reclutar un ejrcito y atacar a los bereberes sinhachas. El encuentro militar resulta desastroso para los aliados del califa omeya, pero no decisivo.

La situacin en el Magreb se complica al rebelarse el prncipe idris contra la autoridad omeya en la regin del Estrecho. Al-Hakam II no est dispuesto a tolerar la insumisin.

El numeroso ejrcito reunido para la ocasin y la ayuda de contingentes indgenas bastaron para ir reduciendo la resistencia del prncipe idris. Mientras tanto, el ejrcito regular de ocupacin permanece en tierras magrebes, lo cual resulta econmicamente muy gravoso para el Estado. Al-Hakam II decide su regreso al pas, siendo sustituido en sus funciones por tropas reclutadas en el Magreb.

3.3 Incursiones normandas

El Califato de Al-Hakam II conoce tambin la presencia de navos normandos en el Algarbe. Sin embargo, los desembarcos y saqueos de ahora causan menos desastres que los realizados en el siglo IX. Varios factores: el nmero de barcos invasores fue menor; el Estado omeya es mucho ms centralista y fuerte, y la marina ms potente.

EL RGIMEN DE ALMANZOR

1. Del anonimato al poderSu padre era una persona bondadosa, sabia y,sobre todo, especialmente alejado de cualquier ambicin de poder. Su madre, perteneca a una ilustre estirpe rabe.

Tuvo una excelente educacin recibida durante su juventud en Crdoba, demostrando un gran aprecio por la literatura.

Pero si algo ayuda a comprender su rpida ascensin hacia la cima del poder en al-Andalus, es su relacin con la favorita del califa, la vascona Subh, madre del heredero Hisam II. Una amistad que motiv no pocos comentarios malintencionados.

Tras ocupar un modesto puesto de escribiente junto a la mezquita de la capital, comenz su carrera poltica y se introdujo en la corte. Tuvo una fulgurante carrera en la administracin, pues consigue ser nombrado mayordomo de Subh. Con el apoyo de la favorita de Al-Hakam II accede al puesto de administrador de los bienes del futuro Hisam II. Almanzor se convierte de hecho en el intermediario que necesitaba Subh para controlar los asuntos de gobierno que le estaban vedados.

Tras una larga enfermedad el califa fallece dejando un sucesor demasiado joven para regir los destinos de al-Andalus sin ayuda, recibiendo la tutela de Al-Mushafi y Almanzor.

Al poco tiempo comienza a alejarse de Al.Mushafi para afianzar su prestigio en el ejrcito.

Su primera empresa militar, en el 977 contra Galicia, supone un autntico xito. Pero necesita cerrar un captulo abierto todava: Al-Mushafi. Y el hombre que mejor puede servir sus intereses no es otro que Galib, defensor de las tierras de la frontera de la Marca media, ardiente enemigo del todava hayib de al-Andalus. Solicita del general la mano de su hija como esposa.

Se produce una separacin definitiva cuando, con el apoyo firme del general de la Marca media, provoca su cada en desgracia a travs de una serie de inteligentes acusaciones finales. Se produce la destitucin de Al-Mushafi y su inmediato encarcelamiento, as como la promocin de Almanzor al cargo antes ocupado por el ministro.

Por su parte su aliado, Galib, recibe en premio el mando nico de todo el ejrcito de la frontera, aunque las tropas de la capital quedan bajo su control directo. Tan solo le restan tres escollos en su camino: Subh, Galib y el propio califa.

Su primera medida para librarse de la madre del soberano fue el traslado de toda la estructura central de la administracin a un nuevo lugar vinculado a su propia persona y, por tanto, alejado de la ciudad palatina. Medida que aumenta su propia seguridad personal. La nueva residencia queda construida: Medinat al-Zahira.

La segunda provisin fue proclamar los deseos piadosos de Hisam II, que anhelaba apartarse del mundo y le haba delegado las funciones de gobierno por ese motivo. La tercera, asegurarse el control de las arcas califales custodiadas en el alczar de la capital, al que rode de un slido muro.

Relegaba su autoridad verdaderamente nominal a un mbito tan reducido como la acuacin de moneda, o la invocacin en la oracin del viernes. El califa se convirti en una sombra.

2. La dictadura2.1 El afianzamiento en el poder

Busc entre los enemigos de Galib a quien pudiera prestarle el apoyo necesario, especialmente de tropas, con el que respaldar su acusacin de traicin al Estado. Hall esta ayuda en un emir bereber, sumamente hostil a la causa del general.

Advertido de la situacin, muchos de los adversarios de Almanzor le confirieron la autoridad necesario para enfrentarse a ste en nombre de todos, as como el apoyo directo y efectivo de los reyes de Len y Navarra. Ibn Abu Amir (Almanzor) hizo frente a sus adversarios en 981, encuentro en el que obtuvo una resonante victoria tras el fallecimiento accidental de Galib. El combate recibi el nombre de Batalla de las tres naciones (Len, Navarra y Castilla).

Almanzor nombra hayib a Abd al-Malik, su vstago favorito, a quien adems le confiere el mando supremo del ejrcito.

Ibn Abu Emir proporcion suficiente prosperidad y seguridad a los andaluses para gozar de unos aos de paz dentro de sus fronteras.

Fieles bereberes comienzan a cruzar el Estrecho de Gibraltar en grupos realmente numerosos para entrar al servicio de Almanzor. Era estimado por el pueblo y temido por los prncipes cristianos y la aristocracia omeya.

2.2 El enemigo interior

De su relacin con una hermosa esclava capturada en la Marca Hispnica naci un hijo, Abd Allah. Quebrant una de las normas establecidas cuando un caballero adquira una mujer: mantener un periodo de al menos nueve meses de abstinencia sexual. Surgieron oportunas calumnias que encontraron campo abonado en el espritu de Ibn Abu Amir cuando ste perdi su apetencia por la muchacha. Estas sospechas sobre su paternidad fueron la causa que apart de la sucesin a un joven digno y preparado frente a Abd al-Malik.

Tal inclinacin provocar el descontento de Abd Allah que se convertir en el cabecilla de un peligroso movimiento opuesto a Almanzor junto con varios nobles omeyas y la ayuda del conde de Castilla.

La respuesta de Almanzor es fulminante: termina con la vida de los principales conspiradores y, cuando su hijo solicita ayuda a Garca Fernndez de Castilla, emprende contra ste una devastadora campaa forzando al caballero a entregar a su hijo, que termina sus das decapitado. Adems induce al primognito del conde: el joven Sancho Garca que desafa su progenitor iniciando una guerra civil.

Almanzor asume todos los poderes temporales de un soberano, aunque manteniendo la til ficcin de la lealtad a Hisam II.

2.3 La poltica norteafricana de Almanzor

Estas tierras del norte de frica se convirtieron en objeto de la codicia expansionista de los califas fatimes de Egipto.

Almanzor continu depositando su confianza en los zanatas. Pero pronto surgieron algunas diferencias entre stos, aprovechada por el soberano de Ifriqiya quien consigui expulsar de las principales plazas, a los partidarios del dominio omeya. Refugiados en Ceuta, stos se encontraron abocados a pedir la intervencin inmediata de Almanzor. Ibn Abu Amir cruza el Estrecho y restablece el control califal.

Pero otro emir norteafricano, opuesto a los intereses de al-Andalus, consigue la ayuda del califa fatim, alzando en rebelin a diversas tribus bereberes. Almanzor se encuentra forzado a intervenir, sirvindose de Abd al-Malik, que consigue restablecer el poderen Crdoba.

2.4 Las relaciones con los estados cristianos peninsulares

Para los musulmanes en estos momentos Len es su principal objetivo, el ms fuerte y consolidado.

La defensa de al-Andalus dependa de la eficacia de las tropas que garantizaban su integridad. Los escassimos aos de paz forzaron a completar las reclutas tradicionales que se sumaban en tiempo de guerra a las tropas estables, con unidades formadas por mercenarios de origen norteafricano, esencialmente bereberes, y tambin cristianos.

Desde el siglo IX la presencia de mercenarios norteafricanos alistados es constante. No faltaban entre las tropas voluntarios de la guerra santa (muyahid).

Entre cristianos y cordobeses existen dos modelos sociopolticos dispares, mientras que la historia del arte o el comercio nos presentan un mestizaje.

Las principales estirpes de la aristocracia leonesa se haban consolidado al frente de aquellos territorios que el monarca les encomendaba para su gobierno. Pronto se produce una tendencia a la fijacin de la titularidad en el seno de una familia concreta. En la prctica cada uno de los linajes termina por comportarse como autnticos principados feudales con elevadas cotas de independencia. Sin embargo, no impiden que an sus esfuerzos frente al enemigo comn: al-Andalus.

No menos independientes en su actitud se muestran ciertos gobernadores de las Marcas, es decir, de los sectores fronterizos de al-Andalus. Actuaba frecuentemente en funcin de sus propios intereses.

Los problemas civiles en la guerra entre Ramiro III y el pretendiente apoyado por la nobleza galaica, Vermudo II, sacuden Len. No debe sorprendernos que ambos prncipes buscaran el apoyo amir. Una ayuda que conseguir definitivamente Vermudo. Las promesas realizadas por ste se rompen en el mismo momento en que se sinti seguro en el trono. Almanzor se servir de los principales adversarios del monarca cristiano, los Beni Gmez, partidarios del difunto Ramiro III.

Navarra opt por mantenerse en una prudente relacin de amistad, afianzada por los lazos de parentesco establecidos a raz del matrimonio de una hija del rey de Pamplona con Almanzor.

2.4.1 Campaas contra el reino de Len

Durante estos aos los avances leoneses obtenidos tras la victoria de Ramiro II se pierden.

Entre las campaas contra Len hemos de destacar la del 986, cuando ataca la capital del reino y toma del castillo de la ciudad, aunque no con su total destruccin. Como delegado del poder amir, encontramos al conde Garca Gmez, jefe de la estirpe Beni Gmez. El monarca se refugia en Galicia.

Un segundo episodio en 990, contando con el apoyo de miembros de algunos de los principales linajes gallegos tratando, sin duda, de cercar al monarca abriendo un doble frente en Len y en Galicia.

El prncipe Vermudo buscar la alianza del conde de Castilla, con una de cuyas hijas desposa. Unin que, sumada a ciertos episodios protagonizados por el castellano durante la rebelin de Abd Allah, hijo de Almanzor, desencadenan una nueva razzia contra Len, que fue mayoritariamente abandonada por sus habitantes. Despus Ibn Abu Amir se centra en Astorga donde se haba protegido el soberano leons. La campaa culmin con la entrega de otro de los rebeldes: el gobernador de Toledo, un miembro del linaje omeya, y un pacto de no agresin a cambio del pago de ciertos tributos por parte de los cristianos.

Sorprendentemente, el siguiente hito fue el asedio de una plaza tierra de Beni Gmez. Al parecer esta campaa se debi al apoyo prestado por los condes palentinos a la causa del seor de Castilla. Pero al final ambos aliados se reconciliaron.

La nueva campaa de 997, tuvo como objetivo Compostela: ataque directo al corazn de la cristiandad peninsular. Para la misma cuenta con el apoyo de ciertos condes gallegos opuestos a Vermudo II. El origen de esta algaza se encuentra en la escasa habilidad poltica del rey de Len que, aprovechando que Almanzor se encuentra ocupado en los asuntos de frica, rompe el acuerdo firmado y suspende el pago del tributo que se le exiga.

Tras el asedio de Comostela preserv tan solo la tumba de Santiago. Se firma un nuevo tratado ratificado por Vermudo II.

Fallece el monarca leons. La entronizacin de su jovencsimo heredero, Alfonso V, fuerza un acercamiento entre los apoyos del soberano y el jefe dela estirpe Beni Gmez.

Una coalicin cristiana se enfrenta a Ibn Abu Amir en Cervera (1000 Batalla de Cervera), donde la suerte y la habilidad militar de Almanzor invierte el curso de una batalla a su favor, aunque con enormes prdidas humanas. Las represalias se dejaron sentir en Burgos, La Rioja y la regin de Pamplona.

2.4.2 Campaas contra el reino de Navarra

El matrimonio entre Almanzor y Abda, hija de Sancho Garcs, seor de Pamplona, sella un pacto de no agresin. Un acuerdo que se rompe por una serie de ataques amires que fuerzan al monarca cristiano a solicitar la paz.

Se producen nuevas algazas cuando Garca Snchez, el ahora soberano, se niega a pagar el tributo acordado. Ibn Abu Amir ataca Pamplona, ocupando la zona sur de los condados pirenicos.

Los navarros participan en la empresa de Cervera cuya consecuencia fue la conquista de su capital, Pamplona (1000).

2.4.3 Campaas en la Marca hispnica

Con la toma de Barcelona de 985, las tierras catalanas no volvieron a rebelarse durante la vida de Almanzor.

Ninguna campaa alcanz Asturias, Cantabria ni las Vascongadas martimas. Por el contrario el reino ms castigado fue, sin lugar a dudas, Len.

3. La dinasta amirA su muerte, en 1002, despus de un encuentro militar con las tropas de Sancho Garca, conde de Castilla, Almanzor deja a su hijo predilecto, Abd al-Malik, una herencia corrupta que, pronto, pasa factura a sus sucesores, tras la desafortunada muerte del heredero en 1008 y su relevo por Sanchuelo, nieto del rey de Navarra, un personaje mal visto por los cordobeses.

Las prerrogativas de Ibn Abu Amir fueron heredadas por Abd al-Malik, que continu con la misma lnea de actuacin que tan provechosa result a su progenitor: aceifas contra los cristianos, arbitraje en sus cuestiones internas, frreo marcaje a los omeyas.

Sus campaas: La primera contra el pas de los francos en 1003. A esta empresa se sumaron caballeros leoneses y castellanos, conforme a los pactos existentes.

La segunda razzia fue emprendida contra los condes de Saldaa y Carrin, en concreto contra la ciudad de Zamora, y para ello cont con la ayuda del conde de Castilla. Pero la aceifa ms gloriosa para l tuvo como enemigo al conde de Castilla y sus aliados.

Las siguientes incursiones, hasta su muerte de una angina de pecho, tuvieron de nuevo objetivos castellanos.

Durante su breve etapa de gobierno se arm una nueva conspiracin contra los amires, protagonizada por un nieto de Abdarrahmn III, tentativa que cost su vida.

Sanchuelo, nuevo hayib cordobs, reemplaza la dinasta omeya por la amir en el trono de los califas. Aludiendo al parentesco materno que, al parecer, le una con el califa, consigui arrancar de Hisam II que fuese designado su sucesor, decisin que caus enorme indignacin en Crdoba.

Cada vez ms impopular iba de camino de la frontera para dirigir una aceifa contra el conde de Castilla, recibi la noticia del estallido de una revuelta en Crdoba y la eleccin de un biznieto Abdarrahmn III, que adopt el sobrenombre de Al-Mahdi. Sanchuelo regres a Crdoba donde fue asesinado.

4. Las disputas por el poder en Crdoba: la fitnaCuando estalla la rebelin en Crdoba surge un modelo de ejrcito popular que apoya en sus pretensiones al nuevo candidato al trono. Personas de las capas ms humildes con nula preparacin para el combate, pero dispuestos a aupar a un miembro de la estirpe Omeya.

Estas tropas consiguieron obtener la abdicacin de Hisam II. Su siguiente paso fue rendir Medinar al-Zahira. El nuevo califa dio rienda suelta al odio de los cordobeses hacia las tropas norteafricanas, antao fieles servidoras de Almanzor. Los bereberes se convirtieron en el objetivo de las iras de los ciudadanos. Los bereberes no encontraron otra salida para su propia supervivencia que apoyar a un nuevo pretendiente al trono: Sulayman.

En su desesperada bsqueda de apoyos se dirigieron a la Marca media. All negociaron con su jefe militar, Wadih, antiguo servidor de Almanzor, que se neg a sumarse a tal empresa. Mientras, ambos, Wadih y los bereberes enviaron sendas delegaciones al norte, a los antiguos aliados cristianos de los amires, obteniendo los segundos la proteccin y ayuda de Garca Gmez, jefe de la estirpe Beni Gmez. Juntos se encaminan a Crdoba y, despus de derrotar a Wadih y de vencer a los cordobeses, entraron en la capital. Sualyman fue despus proclamado califa.

Mientras, Wadih obtiene el apoyo para la causa de Al-Mahdi del conde de Barcelona. Este contingente armado consigue, que Al-Mahdi recobre el trono. Consecuencia de ello ser el despojo total de las riquezas de Madinat al-Zahira a manos de los mismos cordobeses. A estos enfrentamientos civiles se suma el agotamiento del tesoro real, que fuerza al califa a establecer unos impuestos extraordinarios para pagar a las tropas catalanas.

Los partidarios de Al-Mahdi fueron derrotados por las tropas bereberes de Sulayman que cuentan, en esta ocasin, con el apoyo de fuerzas castellanas enviadas por Sancho Garca. Adems, debemos sumar el asedio y posterior asesinato de Al-Mahdi a manos de algunos de sus antiguos partidarios.

La capital de al-Andalus se rinde Sulayman, en quien abdica poco despus Hisam, que encuentra definitivamente la muerte en 1013. Estas intervenciones cristianas marcan un peligroso precedente.

TEMA 5 INSTITUCIONES POLITICAS Y ADMINISTRATIVAS DE AL-ANDALUS1. Peculiaridades de la organizacin estatal islmica

Una vez conquistada la Pennsula por los musulmanes, la mayor parte del territorio pas a integrarse en el territorio del Califato Omeya, con capital en Damasco (Siria).

La distancia entre la sede del poder central y las provincias oblig al califa, a partir del ao 716, a nombrar un gobernador (wali) al frente de cada una de ellas. La designacin era potestad del califa.

Hasta el 750, el gobernador de Ifriqiya reciba el poder del califa de Damasco, y a partir del 750, desde Bagdad, donde estaba establecida la dinasta de los Abases.

Desde el ao 716 hasta el 756 (ao en que el ltimo de los omeyas de Damasco se establece en Al-Andalus, instaurando la dinasta Omeya en Crdoba), esta provincia estuvo dirigida por wales designados desde Ifriqiya.

Los gobernadores tuvieron un papel prioritario y fundamental en la conquista y control territorial de Hispania, donde reprodujeron el sistema administrativo del Imperio Omeya. Entre sus funciones estaban:

Distribucin del botn.

Reserva del quinto correspondiente al Estado.

Cobro de los tributos a los dimmes (los no musulmanes).

Acuacin de moneda.

Aplicacin de la justicia.

La implantacin de la dinasta Omeya en al-Andalus, tras la llegada de Abd Al-Rahman I en el 756, marca un cambio en el sistema de gobierno: la Espaa musulmana deja de ser una provincia ms del Imperio de los Abases y pasa a ser un reino independiente, aunque su nuevo soberano acepta (con odio) la autoridad religiosa del califa de Bagdad, con el fin de no levantar oposicin a su nuevo reino.

Abd al-Rahman I utiliz los ttulos de Prncipe (emir) y rey (malik), y tambin el apelativo de Hijo de los Califas. La figura del emir se envolvi en una aureola similar a la del califa, tanto en el ejercicio del gobierno como en el ceremonial de la corte.

Aunque al principio las funciones de los gobernadores fueron un calco de las que estaban vigentes en Siria, el gobierno de Abd al-Rahman II (822-852) supuso un distanciamiento paulatino del modelo administrativo originario de los abases, acoplando los antiguos sistemas de gobierno andalus (omeyas) a la organizacin poltico-administrativa del Califato de Bagdad. Es decir, se configura una nueva norma poltico-administrativa y se transforma el ceremonial de la corte.

Durante el reinado de Abd al-Rahman III se producen una serie de hechos que propician que se rompan los vnculos religiosos con el califa de Bagdad:

Las tensiones polticas internas de los Abases estaban debilitando su poder.

En el ao 909 la autoridad religiosa de los Abases se rompe con la creacin del califato fatim de Cairun, el cual amenazaba con controlar al-Andalus.

Abd al-Rahman III aprovecha la situacin y adopta el ttulo de Califa y Prncipe de los Creyentes en el 929. Se convierte en un monarca autcrata con poderes absolutos, y como tal, preside la oracin de los viernes en la mezquita.

Con el nuevo orden, los califas ejercen como jefes supremos de la comunidad de creyentes, adquiriendo un carcter de superioridad por encima de cualquier otro individuo. Se produce un distanciamiento respecto a los sbditos y una mayor rigidez en el protocolo cortesano.

El nuevo concepto de poder se mantuvo, aunque de manera exclusivamente formal, durante el periodo en que el gobierno estuvo controlado por Almanzor y sus sucesores (los amires). Posteriormente, en el ao 1031 culmina la fitna (guerra civil) que haba comenzado en el 1009 y se produce la desintegracin de la unidad del califato y el territorio se divide en diversos reinos de Taifas, surgiendo una nueva forma de poder.

Tambin se producen cambios en el sistema sucesorio:

Mientras que al-Andalus fue provincia del Imperio Omeya, sus wales fueron designados por los gobernadores de Ifriqiya y el puesto no tena carcter hereditario.

Al implantarse la dinasta Omeya en la Espaa musulmana, Abd al-Rahman I accede al poder mediante una proclamacin, pero con sus sucesores se instaura el sistema hereditario por va masculina, aunque no se tiene en cuenta el derecho de primogenitura (lo que provoca muchos enfrentamientos entre prncipes hermanos).

El acceso al trono iba acompaado de un juramento de fidelidad u obediencia al califa y a su heredero, que afectaba a todas las capas sociales de la poblacin andalus.

El carcter mayesttico e inaccesible del califa se complementa con una serie de smbolos: el sello real (jatam), el trono (sarir) y el bculo de bamb con el extremo curvo (jayzuran).2. La administracin del Estado El soberano de al-Andalus era el centro de toda la estructura del gobierno: cabeza del Estado y del gobierno, jefe de la administracin y del ejrcito, juez supremo y la nica autoridad, la cual delegaba parcialmente en una serie de altos funcionarios. La organizacin polticoadministrativa de al-Andalus se basaba en una rgida centralizacin.

La administracin del Estado qued estructurada en tres servicios:

La casa real (diwan qurays)

La secretara general o cancillera (kitaba)

La hacienda (diwan yibaya)

Para atender las funciones administrativas y dems servicios, tanto emires como califas contaron con la ayuda de consejeros, en particular, con una especie de ministro llamado visir (wazir). Era una figura importada por los Omeyas de Siria y transformada posteriormente por los Abases. Su eleccin y permanencia dependa exclusivamente del monarca y solan pertenecer a la aristocracia rabe.

En el Califato de Crdoba, los cargos se ordenaban de acuerdo con una fuerte jerarqua de magistraturas, a cuya cabeza estaba un primer ministro (hayib) que era escogido de entre los visires. Entre sus funciones estaba el sustituir al soberano en sus tareas temporales. Era un puesto de mucho prestigio social y gran poder poltico.

El nmero de visires no fue nunca estable. Al principio slo hubo un visir, pero ante la multiplicidad de funciones en poca de Abd al-Rahmn III, se crearon cuatro departamentos, al frente de los cuales haba un director general con rango de visir y cada uno con una funcin especfica:

El examen de la correspondencia proveniente de las provincias.

El examen de las cartas que procedan de las marcas fronterizas.

La ejecucin de los decretos reales.

La instruccin de las demandas que llegaban a la corte.

Tambin haba una secretara propia del soberano, donde los escribanos daban forma a las rdenes reales de acuerdo a una serie de formularios.

Por debajo de los visires estaba un importante nmero de subalternos y esclavos (saqaliba) de origen europeo, quienes desde el reinado de Abd al-Rahman II gozaban de una situacin privilegiada. Durante el Califato desempearon un papel cada vez ms importante: aconsejando al soberano, desempeando importantes funciones administrativas y militares. Como consecuencia de gozar del favor real, muchos fueron liberados de su condicin servil y llegaron a poseer grandes riquezas y territorios, aparte de recibir tambin una refinada educacin (recibieron el nombre de fityan).

La direccin de los oficios de Palacio corresponda a diversos fityan, que eran elegidos por el soberano:

El despensero, el jefe de las caballerizas, el jefe de los edificios y dependencias palaciegas, el jefe de la posta, el gran halconero, encargados de los talleres y direccin de las manufacturas textiles (produccin de ricas telas y suntuosos trajes), el gran orfebre (al frente de los talleres donde se fabricaban joyas y ornamentos para el califa y su familia).

Los emires de Crdoba introdujeron la costumbre de que, salvo el heredero, los hijos varones deban abandonar el palacio real al llegar a la pubertad. A cada uno de ellos se les dotaba de una residencia y una serie de bienes de acuerdo con su condicin real. Cada residencia contaba con una serie de funcionarios y al frente de ellos haba:

Un procurador (wakil), que administraba los ingresos y los gastos.

Un secretario

Maestros que instruan a los infantes en el conocimiento del Corn, la tradicin y el Derecho musulmn.

La casa real tambin se encargaba de las pensiones y regales que el monarca otorgaba a sus esposas e hijas, concubinas y a cualquier miembro de la familia.

La comunicacin de la administracin central con las provincias (coras y marcas), se hizo a travs de un sistema oficial de correos (barid) que estaba bajo la direccin de un superintendente. Parece ser que para el transporte del correo se utilizaron las calzadas romanas, mejoradas en muchos tramos con la construccin de puentes. Con ello tambin se facilitaron las comunicaciones de tipo militar y econmico. Los Omeyas tambin utilizaron a palomas como instrumento de correo oficial.2.1 Administracin provincial