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anales de la universidad de alicante. facultad de ciencias económicas y empresariales N. 0 1 1982

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anales de la universidad de alicante. facultad de ciencias económicas y empresariales

N. 0 1 • 1982

ANALES DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE

FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y EMPRESARIALES

N2 1 1982

ANALES DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE

FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y EMPRESARIALES

CONSEJO DE REDACCION

Director

Secretario

Vocales

D. Gumersindo Ruíz Bravo de Mansilla

D. Ignacio -Jiménez Raneda

D. Eliseo Fernández Centeno

Dª. Carmen Herrero Blanco D. Benjamín Oltra y Martín de los Santos

D. Andrés Pedreño Muñoz

D. Diego Such Pérez

D. Juan Antonio Viedma Castaño D. Antonio Villar Notario

SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE

Dep. Legal A-898- 1.982

lmprés per cooperativa Gráfica Punt i Ratlla • 454641 • Elx.-

INDICE

REVISTA DE ECONOMIA

DUARTE CARBALLO,Agustín, "El conflicto ahorro-in

versión y su impa<;.to en la financiacióo del creci

Pág.

miento". 7

HERRERO BLANCO, Carmen y VILLAR NOTARIO, Antonio,

"Análisis de la estabilidad dinámica en una econo

mía con precios rígidos".

] IMENEZ RANEDA, Ignacio, "Elementos para una. crít.!_

ca del modelo.HOS de comercio internacional".

PEDREÑO MUÑOZ, ·Andrés, "Análisis críti.co de algu­

nos factores económicos en la teoría de las migr~

37

75

ciones". 117

PUIG ANDREU, José Vicente, "La economía de la em­

presa como ciencia: delimitación de su objeto ma­

terial, formal y contenido".

RUIZ .BRAVO de MANSILLA, Gumersindo y VILLAMIL, -

Armando, "Criterios soc i oeconómi cos y de elección

189

pública en el análisis del medio ambiente". 273

ECONOMIA REGIONAL Y DEL PAIS VALENCIANO

GISBERT GARCIA, Juan Antonio, "Las Cajas de Ahorros

en el marco del estado autonómico".

MARTINEZ ESTEVEZ, Aurelio, "Un polémico proyecto -

de reparto de la inversión pública: El F.C.I.".

SANCHEZ AYUSO, M., SEVILLA ] IMENEZ, Martín y SUCH

PEREZ, Di ego, "Efectos de la dimensión de las em­

presas para la elaboración de la política económi

ca".

323

345

363

SEVILLA ]II'v1ENEZ, Martín, "Sobre los efectos de la

reestructuración industrial en la planificaci6n -

Pág.

urbana y comarcal: el caso del valle del· Vinalopó. 435

YBARRA PEREZ, J osep Antoni, "El subsector del cal­

zado: consideraciories en torno a su estructura pr~

ductiva"·.

SOCIOLOGIA E HISTORIA

CONEJERO MARTINEZ, Vicente, "La contrarevolución -

461

bajo Fernando VII". 491

GALTUNG, Johan, "Tipologías de la violencia". 531

OLTRA, Benjamín, "La perspectiva y el conocimiento". 571

TORTOSA BLASCO, José Mª, "Economía, po 1 í ti ca y cu 1

tura: observaciones sobre la reciente historia es­

pañola". 587

Anales de la Universidad de Alicante Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, n~l, 1982

LA f·ERSPECTIVA Y EL CONOCIMIENTO

BEN]AMIN OLTRA

Dptº. de Sociología.

El presente escrito está basado en una conferencia pronun¿ia da por el autor en la Facultad de Teología de la Universidad de Valencia el 9 de marzo de 1981. Agradezco al profesor -Juan Blanco la oportunidad que me dió de intercambiar con él y con sus alumnos mis puntos de vista y lo grato de su acogí da. · -

Constituyen estas líneas una primera reflexión

acerca del valor del e~tudio del proceso ideológico y de.

la sociología del conocimiento como operaciones metódicas

claves, aunque insuficientes, de lo que podríamos llamar

la "restitución de la perspectiva cognoscitiva" dentro de

una amplia concepción del conocimiento.

1.- En uno de s~s magistrales ensayos, Erwin Panofsky (1)

señaló que el descubrimiento de la perspectiva en el Rena

cimiento y su posterior desarrollo en el Barroco, supone

la ruptura, en el arte, con la antigua "teocracia" y la a

parición de la moderna "antropocracia". Elévase, con ello,

el arte a ciencia, por un lado, y a nueva simbología, por

otro. Desde la fundamentación more geométrico del espacio,

matematizado como "orden visual", se pasa a nuevos "órde­

nes" de apariencias posibilitados por la "construcción" -

perspectiva. En el fondo de todo ello, la historia de la

perspectiva muestra, en el mundo de lo artístico, la exi~

tenci~ de una honda pugna por expresar el conotimiento de

la "realidad" y el conocimiento del conocimiento rescata!!_

do o restituyendo todas sus posibilidades expres~vas. CieE

tamente, subraya Panofsky,_ni la obra de Rembrandt, ni las

grandes cimas del Barroco, como Velázquez, hubieran sido

posibles sin la concepción perspectiva del espacio, sin -

la reco~ver&ión de la o~~Í~ en Nos serví re

-574-

mos de este punto de partida estético reflexivo para ex­

plorar algunos de los problemas del papel de la ideología

en los procesos cognoscitivos/comunicativos.

2.- ¿Qué papel ha jugado en mi experiencia y formación de

científico social la compleja cuestión del proceso ideal~

gico como dimensión de la cultura de las sociedadés? Sin

duda uno muy importante y cuya explicitación supone una -

peculiar experiencia con los problemas de la ciencia, con

sus e r i si s , y y i e i si t ud es .. E 1 a_ná 1 i si s de 1 as id e o 1 og í as

me ha llevado a una comprensión profunda de algunos meca­

nismos del conocimiento humano como "conocimiento social"

y "cultural" y. ello desde un ángulo genuinamente científ.:!:_

co social, superador de estériles mimetismos, aunque sin

renunciar-a la hipótesis de que es posible un conocimiento

riguroso de la cultura y la vida humana en sociedad. Además

y por asociación r~il~xiva, la capacidad heurística del -

análisis de las ideologías me ha llevado al, convencimiento

de que es preciso ahondar _en otros posibles mecanismos -

que mueven el conocimiento y su rica variedad, y de que -

es necesario integrar sus categorías, hallazgos y lengua-_

je en una práctica de la ciencia más fina que la conven-­

cionalmente "sociológica". Centrémonos ahora en el tema.

3.- Creo que más allá del discurso especulativo (no basado

-575-

en investigació~ o en alguna forma de rigor y verificación),

el político (la ciencia social consiste en lucha ideológ!

ca), el empiricista (delimitar taxonómica y cuantitativa­

mente.las ideologías ) y el psicologista (la ideología e~

mo habitual "engaño", producto de mecanismos psíquicos) -

hay todo un acervo, algo deslavazado, de aportaciones lú­

cidas para una comprensión científica, integradora, inteE

disciplinaria y multidimensional de las cuestiones ideoló

gicas;. comprensión que debe partir, además de un supuesto,

a saber: que la reflexión universal (epistemológica) sobre

los mecanismos del conocimiento sólo es posible como re-­

fle~ión heurística desde una --o varias-- experi~ncias

investigadoras. Una teoría del conocimiento supone hoy una

investigación compleja sobre las formas y (expresión) del

c;qnoc imi en t o.

4.- La dimensión ideológica del conocimiento es, así, una

"piedra sillar": por su presencia en la vida, por su pug­

naz y comprobada frecuencia en la comunicación de todo ti

pode ideas, por su evidente incidencia en el quehacer

científico; por todo ello el proceso ideológico es algo -

más que un fenómeno temáticamente clave: es un instrumento

valioso del método ci.entífico. Me detendré más bien en es

te aspecto epistemológico y metodológico que en el temát!

co por considerar a aqtiellos prioritarios para la inteli-

-576-

gencia correcta de este. Preguntémonos ahora por el alcan­

ce y aspectos internos de est~ método~

5.~ Veamos el alcance. El análisis de los procesos ideoló

gicos se hace más fructífero cuando se le recupera del e­

vento, del episodio, para situarlo en el contexto más am­

plio de una indagación científica del conocimiento; lo

cual no es fácil, y supone, a mi modesto entender, unci ca

si prometéica voluntad. Siendo más preciso diré que esa -

indagación científica entrafia, para m~ tres cosas: (a) una

comprensión de la "historia interna"' (inte-lectual) del co

nocimiento; (b) una comprensión relacional del alcance

gnoseológico, heurístico y expresivo de las formas o va-­

riedades (y de las leyes) del conocimiento y (e} un estu­

dio de la "historia externa" (social) del conocimiento.­

Supone una indagación, nada menos, que por los vericuetos

constructivos o creativos del conocimiento. El conocimien

to es visto, de esta suerte, como creación y como creati­

vidad: Sigo aquí, organizativamente, a Lakatos con las co

rrecciones de otros epistemólog6s.

6.- Las ideologías suelen presentarse como formas o fór­

mulas típicas de racionalización, inversión de perspecti­

va, reconstrucción calculada de algunas variedades de co­

nocimientos o de ideas, y también espejismos, obstáculos

epistemológicos que el propio conocimiento científico pr~

-577-

duce. Además, naturalmente, serían proyecciones complejas

de la propia orientación racional (e irracional~, afecti-

' va, y tradicional de la acción social, que se manifiesta

en forma de intereses, objetivos de diversas formas grup~

les y comunitarias (clases, partidos, naciones, grupos--.

profesionales etc. ). En cualquiera de los casos, la ideo

logía más que un contenido concreto revélase como un pro­

grama; una forma de programación cultural basada en la -

inversión de la perspectiva y relieves de la realidad.

7.- En 1 a óp t i ca de 1 a 11 h i s t o r i a interna" de 1 as id ea s , -

del conocimiento, la detección del proceso ideológico es

decisiva: (a) Heurísticamente, pues nos permite valorar -

el alcance, umbrales de las ideas y regresar a sus signi-

ficados y, así, a sus posibles sentidos. (b) Como restitu-

ción de la perspectiva, es decir como recuperaciones de la

auténtica posición que guardan los productos del conocí--

miento y los fenómenos en la realidad sociohistórica (re-

téngase aquí la noción de "invers.ión" empleada por Marx -

en La ideología alemana). (e) Como tipicidad de la exis-

tencia social considerada como tejido de relaciones soci~

les significativas, de "conciencia social" (recuérdese la

tesis existencial de la ideología en Durkheim, así como

el concepto de Lebenswelt de Husserl). (d) Como proceso

de racionalización cultural (párense mientes en la idea

-578-

de "racionalización" de Weber en la Etica). (e) En fin, -

como "proyección" de mecanismos profundos; desde deseos

inconscientes, en el sentido freudiano, hasta estructuras

(formales e informales) de intereses de tipo genuinamente

social, en el sentido marxiano.

Tenemos así un primer alcance del análisis de -

los procesos ~deológicos: que nos permite arribar a pre­

guntas de tipo epistemológico y·gnoseológico fundamentales

para el estudio de la "historia interna" del conocimiento;

a cuestiones ciertamente complejas, más necesarias, sobre

la verdad y la falsedad, la objetividad y la subjetividad,

sobre la parcialidad de las ideas supuestamente de interes

general, sobre las formas de rigor etc.; y todo ello tran~

cendiendo los paradigmas subjetivistas/idealistas (Kant),

positivistas (Locke) o economicistas (cierto Marx), para

ir al terreno de las ciencias humanas regidas por el pri~

cipio de la complejidad y de la interdisciplinariedad.

8.- La tradición, empero, de las Ciencias sociales sigue

siendo de alto valor como fuente de hipótesis e instrumen

tos para el análisis de la "historia externa" del conoci­

miento. En efecto, tanto los hallazgos de Marx como los -

de Durkheim, Weber, Husserl, y, singularmente, Scheler y

rviannheim(la Wissenssoziologie) constituyen un acervo ri-

co en estímulos teóricos y metódicos en torno a preguntas

-579-

de tipo sociológico: ¿Cual es la "constelación" --para e!!!

plear la expresión de Mannehim-- de fuerzas sociohistóri.­

cas, contextuales que condicionan el conocimiento? Las res

puestas son múltiples y desiguales. Hay un modelo de causa

ción estructural del modo de producción (Marx); hay otro

modelo existencial social (Durkheim); hay un t~rcero típl

co ideal, el de la wahlverwandschaft o afinidad electiva

entre las ideas (Weber); podemos hallar un cuarto combina

damente multifactorial y esencialista (Scheler); y aún un

quinto histórico relativista {Yiannheim). El problema está

en el uso extlusivizante de estos modelos o en su aplica­

ción acrítica y sin una finalidad indagadora, pues todos

tratan de ser monocasuales o tipológicos, es decir todos

tratan de aislar factores, de econtrar ~respuesta. Por

el contrario, una nueva ciencia humana debe ir a la inves

tigación profunda, multidimensional, de tipo constructi-­

vista y hermenéutico, en el sentido lógico de ir al proc~

so general (universal) para entender el valor de cada va­

riedad específica, y de remontarse desde lo especifico p~

ra aprehender --en la variedad-- el valor y sentido de la

unidad procesual.,

9.- Procedamos a una delimitación sucinta de algunos pro­

blemas para la discusión, sin el ánimo d.e formar sistemas

ce~rados y asertivos. En el análisis de las ideologías co~

viene manejar un modelo teórico/metodológico multiple --

-580-

--que fui pergeñando atrás-- pero es fundamental, a su vez,

delimitar con todo rigor el tipo de conocimiento estudia-

do como base de los procesos ideológicos que queremos de-

finir. El análisis de las ideologías cqmo centro argumen-1

tal, partiendo de hipótesis sociohistóricas y epistemoló-

gicas, es mas pertinente en unas formas de conocimiento-

que· en otras. Ese es el secreto de obras clave, hoy auté~

ticos clásicos de la ciencia iocial: su fina delimitación

analítica en virtud de un conocimiento de la forma estudia

da. Así: (l) Sobre las formas filosófico-sociales, Marx,

(1846,2), Lukács (1923,3), Scheler (1926,4) y Goldmann-

(1956,5); (ll) Sobre la ideología religiosa: Durkheim --

(1912,6), y Weber (1904-1905,7); (lll) Sobre la ideolo-

gía política: Mannheirn (1929,8), Mattelart-Dorfman (1971,

,9); (IV) Sobre la estética: Lukács (1911,10); (V) Sobre

formas científico sociales: Mill (1959,11) o Gouldner

( 19 7 O -12 ) , e on s ti tu y en un os e fernp los, pero tan densos que

podríamos destilar todo un modelo de análisis de cada uno

de ellos; son un auténtico acervo de categorías científi-

cas prácticas.

Es preciso, pues, ser muy amplio en el nivel de

las hipótesis y muy riguroso en el del método, controlan-

do bien la "polisemia" de los distintos modelos de conceE_

tos y lenguajes clásicos. Todos apuntan a una concepción

de la ideología como representación intelectual de un or-

-581-

den institucional o utópico, con singular forma estética

y de contenido, que proyecta intereses parciales a una to

talidad. Pero esto no es más que un aspecto del laberinto

del conocimiento.

10.- En lo tocante al conocimiento científico (e incluso

a 1 a r t í s t i e o , a 1 mu s i e a 1 , a s í e omo a e i e r t a s f o rma s su t i - ·

les de conocimiento y estética literaria), los distintos

modelos sobre las ideologías contienen notables lagunas y

estrecheces. No pertenecen a la misma problemática un pr~

ceso calculado, "programado" de inversión del sentido de

la perspectiva de la realidad o la aparición de un inte­

rés social parcial como algo general con fines de búsque­

da de legitimidad,o bien la simple "intoxicación" propa-­

gandística, que la lógica de la contrucción "científica"

de la realidad con stis obstácul.os, "errores" e incluso in

cidencias de otros procesos societarios.

Se parte de la ciencia como primordial fuerza productiva,

como poder e institución central, pero igarantizan estas

hipótesis la comprensión de las leyes del curso interno­

del conocimiento científico? No totalmente, a mi entender.

Hace falta experimentar y reflexionar desde algún nivel o

modelQ de las Ciencias para acceder aquí a los mecanismos

profundos de heurística y de distorsión • La actual inves

tigación epistemológica está avanzada. Lakatos,(13), en-

-582-

de~ate con Popper, (14), Kuhn (15), Feyerabend (16),

Toulmin(i7), entre otros, habla de la ciencia como recons

trucción racional en forma de progTamas de investigación.

Feyerabend le responde con una óptica sobre la anarquía e

irracionalidad conghoscitiva como leit motiv del avance

de la ciencia. Lakatos sostienen que hay cuatro tipos de

lógicas del descubrimiento científico: inductivismo, con­

vencionalismo, falsacionismo, y Meth9dology of the Scien­

tific Research Programs (MSRP). Lakatos convierte los­

"casos aislados" de Poppe.r y las "revoluciones científi­

cas" de Kuhn en una fina, ''constructiva" y superracion"al_!:.

zada visión de la historia de la ciencia como decurso ar­

ticulado por las series de programas de investigación. El

único problema de los teóricos de la ciencia es que, a ve

ces, parecen olvidar la estructura histórica en la que i­

nexorablemente se mueven.

En otro nivel, las tesis del obstáculo epistemo­

lógico de Bachelard (1938,18), de los sistemas epistémi­

cos de Foucault (1966,19), o de las tradiciones de Gadamer

(1959,20), tratan de crear nuevas perspectivas sobre el -

desenvolvimiento de la ciencia y del conocimiento desde -

posiciones combinadamente investigadoras y crítico-refle

xi vas.

11.- El análisis y teoría sobre las formas de conocimien-

-583-

to y reflexión ~s tarea titánica, precisamente por el e~

tadio histórico en que vivimos. Salirnos de unas formas .de

reflexión limitadas por la rotura de perspectivas que im-

plica la "modernidad" para ir a otra era inédita. Aparece

así, la crisis de teorías subjetivistas e idealistas so-­

bre el conocer, como el agotamiento de modelos sociológi­

cos y epistemológicos más contextuales o más equilibrada­

mente orientados a la historia externa e interna pero ba-

sados en una "piedra angular" explicativa dominante. T~

do es efímero. El proceso del conocimiento está recogido

por un ent:::amado de fuerzas biofísicas, psíquicas, ecoló­

gicas y sociohistóricas q~e exigen modelos combinados en

los que participan ~-de hecho, pero como en un diálogo de

sordos-- la sociología, la biología, la psicología, la his­

toria social, la epistemología, la filosofía. Esto de pu­

ro evidente deslumbra, .Y muchos científicos no lo perciben.

Mas si el mundo es un haz de diversas combinaciones y co~

plejidades, su comprensión-- y la comprensión de la corn--

prensión-- necesita variádos esf~erzos de todos; múltiples

perspectivas plenamente restituidas. Véase por ejemplo la

reciente polémica entre Chornsky, y su gramática generativa,

y~iaget (21), y su epistemología genética, sobre lo inn!

to y lo cultural, el lenguaje y el aprendizaje (polémica

añeja como la vida misma.que'se remonta a Locke y a

·Leibniz y, más allá, a Platón y sus detractores ) y que -

demuestra que un~ "prob 1 emá ti ca común" puede dividir o -

-584-

unir puntos de vista contrapuestos en la medida en que es

planteada con un sentido integrador o con una orientación

exclusivista y partisana del quehacer científico.

El análisis del proceso ideológico, en una era

de comunicaciones, ocupa su lugar específico coadyuvando

a la comprensión de los mecanismos de inversión, raciona-

lización y legitimación en el conocimiento social, y rei~

tegrándose, cooperativamente, en una nueva teoría del co-

nocimiento más interdisciplinaria, con sentido de la ri-

ca diversidad y profunda unidad del conocimiento humano,-

y cuyo leitmotiv es el anhelo de restituir la justa y --

compleja perspectiva, o dimensión, a cada problema (proc~

sual o cognoscitivo), dentro del escenario y el movimien-

to de la realidad humana.

NOTAS:

1) Erwin Panofsky, Die Perspektive als "Symbolische Form"

(1927). Traducción española: La perspectiva como forma

simbólica (Barcelona: Tusquets, 1973).

2) Karl Marx y Friedrich Engels, La ideología alenmna

(1846). (México: Grijalbo, 1970).

3) Georg Lukács, Historia y conciencia de clase (1923). -

(Barcelona: Grijalbo, 1978).

4) Niax Scheler, Die ·wissensformen und die Gesselschaft

-585-

5) Lucien Goldmann, Le Dieu caché (Paris: Gallimard,

1956).

6) Emile Durkheim, Les formes elementaires de la vie reli­

g i e use ( 1912 ) . (Par i s : P . U . F . , 1 9 6 8 ) .

7) Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capi­

talismo (1904-1905). (Barcelona: Península, 1965).

8) Karl Mannheim, Ideología y Utqpía (1929). (Madrid:

Aguilar, 1962).

9) Ariel Dorfman y Armand Matt~lart, Para leer al Pato-­

Donald (1971). (Madrid: Siglo XXI, 1972).

10) Georg Lukács, El alma y las formas (1911). (Barcelona:

Grijalbo, 1975).

11) C.W. lviills, La imaginación sociológica (1965) (México:

Fondo de Cultura Econó~ica, 196).The Sociological Ima­

gination (Nueva York: Oxford University Press, l959)

12) Alvin Gouldner, La crisis de la sociología occidental

(1978) (Buenos Aires: Amorrortu, 1972).· The Coming Cri­

sis of Western Sociology (Nueva York: Avon, 1971).

-13) Imre Lakatos, "History of Science and Its Rational Re­

construction_s" pp. 91- 135 e.n R.C. Buck y R.S. Cohen­

(eds. ), Boston Studies in the Philosophy of Science -­

( B o s t on , Ma s s . : R e i d e l , 1 9 71 ) , Vol . 8 .

14) Karl R. Popper, Conjectures an Refutations (Londres: -

Ro u t l_edg e , 19 6 3 ) .

15) Thomas S. Kuhn, The Structure of Sci~ntific Revolutions

(Chicag~: The University of Chicago Press, 1962)

-586-

16) Paul K. Feyerabend, "Against Method" en Minnesota Stu­

dies in the Philosophy of Science (Minnesota: Univer

sity of Minnesota Pre ss, 1970), Vol. IV.

17) Stephen Toulmin, Human Understanding (Princeton, N.].:

Princeton University Press, 1972).

18) Gr~ton Bachelard, La formation de 1 'esprit scientifique

(Paris: Vrin, 1938).

19) Michael Foucault, Les mots et les Choses (Paris: Galli

mard, 1966)

20) Hans-George Gadamer, Wahrheit und Method (Tubinga:] .C.

B. Mohr, 1959).

21) Centre Royaumont pour une Science de 1 'Homme, Theories

du langage. Theories de 1 'apprentissage. Le débat entre

Jean Piaget et Noam Chomsky (Paris: Seuil. 1979).