Alarcón_Etnopsiquiatría

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  • 8/9/2019 Alarcn_Etnopsiquiatra

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    ABSTRACT.A critica l exam ina tion of a sem ina l work on FolkloricPs ychiatry and related a reas, P ublishe d in 1974 bythe Pe ruvian ps ychiatrist Carlos Albe rto Se gun is

    prese nted. His definitions and mea ning o f concep tssuch as folklore, ethno-psychiatry and culturalps ychiatry, and his depiction o f practitioners suc h a scuranderos, medicine-men, s hamans and charlatansare reviewed . Accurate and mistaken conceptualiza-tions, a s we ll as pos sible c ontrad ictions, s cop e a ndlimitations of Seguns perspective are analyzed inthe context of contemporary psychiatry. Seguindevoted a good part of his extraordinary career tothe study of these topics, and be came a pioneer ofa fair consideration of the role of folkloric psychiatrywithin the discipline as a whole. His criticisms ofac ad emic ps ychiatry may seem unfair, but his views

    dese rve ob jec tive and so lid s tudies in the theoretica lfield and in the clinical and therapeutic practices.

    La psiquiatra, al igual que toda disciplinaclnica , pos ee un ncleo de conoc imientos q ue ledan caracter universal ( l lamado por algunos

    cientfico) por su aceptacin y prctica ms omenos generalizadas, su validez y aplicabilidadecumnicas y por sus resultados eminentementecomp arables e n diferentes latitudes . Se sitan en

    este camp o, concep tos tales como la evaluacin ohistoria c lnica de un ca so dete rminad o, el caracte rintegrado de su manejo en diversos escenarios(se rvicio hosp italario, consultorios externos , c entroscom unitarios ), las con sideraciones de l diagn sticodiferenc ial, o la me todo loga de inves tiga cin enareas bien definidas del quehacer clnico. No existepue s m ayor duda en relac in a la existencia, el valory la utilidad de estos enfoques en la vertebracinepistemolgica de nuestra disciplina.

    Por otra parte, sin embargo, la psiquiatraafronta ms que ninguna otra rama mdica, lanecesidad imperiosa de adaptarse a las mltiples

    diferencias sociales y culturales de sus pacientes.La varieda d d e e sc enarios dem ogrficos en los quelas manifes taciones clnica s de cua lquier tras tornomental o disfuncin emocional se tien de la singularconcepcin que los pacientes tienen respecto alorigen y la n aturaleza de sus sntomas ; la m ultitudde creencias que dan forma no slo al como elpaciente relata su dolencia sino, fundamentalmente,a la manera c omo p ercibe y maneja s u relacin con

    P S IQ UIATRA FO LKL R IC A, ETNO - P S IQ UIATRA O

    P S IQ UIATRA C ULTUR AL? . EXAM EN C R TIC O DE LAP E R S P E C T IVA D E C AR L O S AL B E R T O S E G U IN

    RENATO D. ALARCN

    RESUMEN.Se examina crticam ente uno de los trabajos se minales de Carlos Alberto Se gun, publicad o en 1974, en torno a

    Ps iquiatra Folklrica y reas vinculadas. Se pasa revista a s us d efiniciones y a l significado q ue l ad sc ribi a conce ptostales como folklore, etnopsiquiatra y psiquiatra cultural y a la descripcin de practicantes de estos enfoques notradicionales o no occidentales tales como curanderos, medicine-men, shamanes y charlatanes. Los aciertos ascomo los e rrores, po sibles contrad icc iones , extensin y limitaciones d e la persp ec tiva seg uiniana son a nalizado s e nel contexto de la psiquiatra c ontempornea . Segun dedic bue na p arte de su extraordinaria c arrera a l estudio d ees tos as pe ctos y se e rigi en pionero de una c ons ide racin justiciera del pa pe l de la psiquiatra folklrica d entrode la psiquiatra en su conjunto. Su crtica a la psiquiatra acadmica puede parecer injusta pero, en todo caso, susplantea mientos merec en enfoque s objetivos y s lidos e n el terreno terico y en la prc tica clnica y terap utica.

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    Md, mph . Profes or d e Ps iquiatra, Mayo C linic College of Medicine;Directo r Md ico, Mayo Ps ychiatry and Ps ychology Tratment Cente r y MoodDisorderUnit; Editor, Revista Latinoame rica na de Ps iquiatra

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    la persona que provee atencin y cuidados; el papelde familias , grupos y com unida de s, y an lascaractersticas de las diferentes estructuras neuro-y psico-biolgicas sob re las que se as ienta, e n ltimainstancia, el resultado de la accin profesional o

    teraputica obed ecen a factores a veces radicalmentediferentes en diferentes sociedades, regiones o pasesa lo largo del mundo. Este co ntexto hace la tarea delps iquiatra y de todo p rofesional de la salud menta lms dificil y complicada , pero tamb in ms fasc inantey atrac tiva.

    La exploracin de estas diferencias sirve,por supuesto, a un manejo ms efectivo de losproblemas de la salud mental en cualquier grupohumano; pero tambin representa la bsqueda deuna identidad de la disciplina psiquitrica en elterritorio geogrfico y socio-cultural en el que se la

    practica. Probab lemente en ninguna regin de l mundoesta bsqueda ha sido ms intensa que en AmricaLatina, intensidad que se explica por una multitudde razones. Los ms caracterizados psiquiatras delcon t i nen t e han ded i cado buena pa r t e de s uproduccin acadmica, intelectual y profesional adesl indar las caracter s t icas sustant ivas de suquehacer, las notas distintivas de lo que significahacer y practicar psiquiatra en es ta regin del mundo.Y Carlos Alberto Se gun, uno de los ms connotadosps iquiatras latinoam erica nos , es tal vez el que m sse adentr en la e xploracin de la singularidad c ulturalde los habitantes pacientes y curadores delcontinente, d e s us sufrimientos emoc ionales y d esus prcticas teraputicas , en un es fuerzo tenaz ynoble por adentrarse tambin en las races de laidentidad de nuestra psiquiatra.

    Fue precisame nte Se gun el que articul hacecas i treinta aos lo que hasta e ntonces s e s aba e nel rea que l llam psiquiatra folklrica a nivellatinoamericano. Un extenso artculo, t i tuladoIntroduccin a la Psiquiatra Folklrica en el nmero

    con que Acta Ps iquitrica y Psicolgica d e Am ricaLatina ce lebr en 1974 su vigs imo aniversario, pue dese r considerado c omo la clarinada formal de es teejercicio epistemolgico con que Segun intentinaugurar muy probablemente un dilogo destinadotanto a la p erfecc in c once ptual de la sub -disc iplina,com o a la d elineacin de la identidad de la p siquiatralatinoam ericana. A la vuelta de ms de tres d cada s,pa rec e relevante e xaminar la p ersp ec tiva se guinianaen lo que tiene de des afo intelectua l, de cue rpo dedoctrina y d e agend a d e investigacin. Este examencrtico s e co nstruye s obre la b as e d e las ca rdinalescontribuciones de Carlos Albe rto S egun, reco noce

    la poc a en que s e ge neraron y vertieron los temasesenciales del trabajo original, aclara conceptos ytendencias a la luz de a vances heursticos e ideasnuevas en el campo y plantea los parmetroses enc iales d e la ac tivida d futura d e la ps iquiatra d elcontinente en el rea cultural.

    Eleme ntos conc eptuales b s icosCienc ias de l espritu y Cienc ias de la naturaleza.Recurriendo a Dilthey, Se gun de scribe a las cienc iasde l es pritu com o aqu llas q ue pe rmiten unacaptacin directa e inmediata de los hechos, adiferenc ia de las cienc ias naturales que los estud ian v a l i n d o s e d e p r o c e s o s c o n c e p t u a l e sintermediarios. Desde esta perspectiva, sita a laps ico loga (la que Dilthey llam a com prensiva) e ntrelas primeras, porque intenta tratar al hombre nosolamente en su real idad presente, s ino en superspectiva histrica y su totalidad vivencial. Valgala pena anotar, sin emba rgo, que e n p rrafos anterioresa es ta digresin, Seg un se al ca tegricam ente (ycreo que correctamente) que la psiquiatra no esuna ciencia s ino un intento de a plicac in de l sa bercientfico a una rea lida d d ete rminad a.

    Cienc ias nomo ttica s y cienc ias ideo grfica s.Esta distincin se basa en el enfoque queWindelband asign a ciencias que pretenden labs que da d e leyes, tratando d e hallar lo gene ral enlos casos particulares (nomotticas) y a las queencua dran los he chos valorndolos en lo que tienende particular e insustituible (ideogrficas). Segunse apa rta aqu de s u dictum precedente (la p siquiatra

    RENATO D. ALARCN, MD, MPH. PRO FESO R DE P SIQUIATRA, MAYO C LINIC CO LLEGE OF MEDICINE;DIRECTOR MDICO, MAYO PS YCHIATRY AND PS YCHOLOGY TRATMENT CENTER Y MOOD DISORDER UNIT;

    EDITOR, REVISTA LATINOAMERICANA DE PS IQUIATRA

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    Prof. Carlos A. Segu n

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    no e s una c ienc ia) al pas ar a d isc utir si la p siquiatraes ciencia nomot tica o ideogrfica . Arguye que tienealgo d e a mbas pero se manifies ta de cididame ntreen favor de llamarla ideogrfica y la incluye en elgrupo que denomina ciencias de la conducta,

    definicin que no solamente confirma (y confunde)a la psiquiatra como ciencia sino que la vinculacon disc iplinas que hoy en da tienen una c onnotac ionsuma mente d iferente a la pos tulada por Segun. Estaimprec i s in se hace ms evidente cuando ensec ciones subs ecuentes , Se gun incluye tambin ala antropologa cultural y a otras de las llamadasciencias sociales dentro del grupo de ciencias dela conducta a las que en otro momento parecellama r tambin cienc ias de l homb re.

    Folklore.Seg un e stud ia la etimologa d e es te t rmino

    y enfatiza el caracter sociolgico del componentefolko pueblo; usa esta coyuntura para reafirmarque la palabra entraa fundamentalmente una capad e la s o c i e d a d c o n c a r a c t e r s t i c a sparticulares(y)un contenido cultural diferente: elgrupo de los que no po see n instruccin, los quetiene n rec ursos muy limitad os .Lore , por su parte,significa sab er, impa rtir o recibir co noc imiento,c o n c e b i d o e n e s t e c a s o c o m o s a b e rtradicional(y)fruto colectivo y patrimonio opropieda d de un grupo, el de los no eruditos.

    En su revisin de las varias definiciones deesta palabra, acuada por primera vez en 1846,Segun cita, entre otros, a Imbelloni, Povia y a laEncicloped ia Britnica, c ritica ndo a los tres po r laimplicacin de que el saber folklrico (el anglicismoya cmodamente ins ta lado en e l cas te l l anoconvencional) equivale a la sobrevivencia de lastradiciones, costumbres y supersticiones de lasclases incultas en las naciones civilizadas. El maestroperuano co ndena la co nnotacin pe yorativa de e steaserto y, ms an, la nocin de sobrevivencia quese asigna a las prcticas folklricas, resaltando masbien, con Charlty, su adaptabilidad histrica y su

    ca racte r afec tivo que funda, acrecienta , excita, fortificay exalta el amo r a la p atria. Est d e a cue rdo, sinemb argo, con q ue e l trmino vulgus califica a losno ilustrados, implicando una vez ms en esterasgo a lo tradicional: puede inferirse ya entoncesun aspecto esencial de la perspectiva seguinianas obr e l o que e s l a p s i qu i a t r a f o l k l r i ca .

    Psiquiatra transcultural.Descrita prctica-m ente c omo resultado de

    las investigaciones antropolgico-c ulturales , lap s i q u i a t r a t r a n s c u l t u r a l e s , p a r a S e g u n ,fundamentalmente un esfuerzo por reducir las

    var iantes cu l tura les a cues t iones s in mayortrascendencia y a explicar las diferencias en tornoa la expe rienc ia de entida de s clnica s tradicionalescomo esquizof renia y depres in en d iversassoc ieda des , como modificac iones patoplsticas decuadros patognicamente iguales. De hecho, Segunred uce la ps iquiatra trans cultural a s u c ompo nentecomparativo y, aunque reconoce el valor de larelatividad cultural como un paso adelante en lacomp rens in integral de la enfermedad mental entod a latitud, enfatiza las ve ntajas d e la biografasobre la biologa, quizs como anticipacin de otraafirmacin igualmente reduccionista: idntica

    conducta en diferentes sociedades puede estarbas ada en meca nismos psicodinmicos distintos.

    Por un lad o, Se gun critica ce rterame nte eleuroce ntrismo desc arado de Wittkower al declararque la esquizofrenia de pacientes africanos es unapob re imitacin de las formas e urope as pero, porotro, se muestra de acuerdo con el mismo autorcuand o ste identifica a p oblaciones prealfabe tascomo el nico objeto de es tudio d e la ps iquiatratranscultural. Ms que cuestionar aspectos esencialesde las definiciones entonces en uso, Segun las

    acept como nociones inmodificables y crit icnicamente las implicaciones y tergiversacionesanejas a tales nociones.

    Psiquiatra Folklrica.Se gun de fine a la ps iquiatra folklrica como

    el es tudio de las ideas , las creenc ias y las prcticasque se refieren a los cuadros psiquitricos y sutratamiento, mantenidas por tradicin popular, apartey en contra de lo ac eptad o po r la c ultura d ominanteen e l med io en el que se presentan. El represe ntanteep nimo de la p siquiatra folklrica es , pa ra Se guin,el curandero, a quien llama, con Valdizn, curador

    sincero o convencido y, con Sal y Rosas,practicante d e la medicina tradiciona l. El curande rocree en lo que hac e, acta ba sa do e n la s abidurapopular y en la tradicin, e s un intermediario antelos espritus cuya accin benfica busca mediantemsica , cantos , orac iones y o t ras prc t icasritualsticas des preciada s por la cultura e n la queacta. El curandero no tiene status oficial, es

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    PS IQUIATRA FOLKLRICA, ETNO-PS IQUIATRA O PSIQUIATRA CULTURAL?.

    EXAMEN CRTICO DE LA PERSPECTIVA DE CARLOS ALBERTO SEGUIN

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    condenado por la s ociedad e stablecidaperseguidopor las leyes y obra fundamenta lmente po r motivosvocac iona les y human itarios . Se gun es tablecefinalmente claras diferenc ias entre ps iquiatra folklricay curanderismo, por un lado, y psiquiatra acadmica,

    etnop siquiatra y charlatanismo, c on s us respe ctivosrepresentantes (ps iquiatra, medicine-man y charlatn),por otro. Estas distinciones se discutirn msadelante.

    Los dos pilares de es ta d efinicin s on s induda el carcter vertebrador de la tradicin populary su tono de abierta confrontacin (aparte y encontra) con la cultura d ominante. El problema aquradica no solamente en la dificultad en precisar ques trad icin p opular y qu e s cultura d ominante, s inoen e l hecho de que dado su f lu ido carc te repistemolgico, la psiquiatra folklrica corre el riesgo

    de convertirse en un cuerpo de conocimientosvacilantes , contradictorios y hasta c onfusos , sujetosa interpretaciones divergentes , camb iantes y, a p es arde e llo, ca si siemp re dogm ticamente rgida s en susfas es d e vige ncia o pred ominio. Po r otro lad o, ladescripcin asptica, casi idealizada, del curandero,pareciera discrepar con la prctica real de los sellama n tales ; muy a s u pe sa r, Segun intenta d es linda rlas diferencias en cuanto a s tatus s ocial, motivacionesy prcticas utilizando un c artabn dec idida menteac ad mico e l cual, po r definicin, d eb e enfatizarperfiles distintivos ms o menos categricos deentidad es, individuos y actividad es que pos een masbien linde ros es encial y lame ntablemente borroso s.

    Etno-psiquiatra.Debe aceptarse que el esfuerzo por definir

    disciplinas que lidian c on las sutiles interac cionesentre psiquiatra y cultura es dificil, complicado y nopocas vece s frustrante. Segun nos dice que la etno-p s i q u i a t r a e s t u d i a c o n c e p t o s y p r c t i c a spsiquitricas en tanto que ellas se actualizan en oforman parte del seno mismo de su cultura deorige n, armon izan co n s u religin y filos ofa y so nacep tadas, resp etadas y apoyadas p or los pod eres

    po ltico s y religioso s . Se gun pa rece s us cribir lanocin de que la e tno-ps iquiatra a cta e n culturasllamadas primitivas y es, por lo tanto, precientficaen c uanto a su naturaleza primordial, aun cuand oello va en c ontra de su p roclama d e la etno-psiquiatrac o m o e n g r a n a d a c o n t o d a s l a s o t r a smanifestaciones de la cultura en que se desarrolla.

    El hombre encargado del tratamiento de loscuadros p siquitricos en las s ocieda des primitivases el shaman, medicine-man o brujo. Segun descartashaman y brujo como concep tos ca rgados de ma gia(hec hice ra) y malignidad , resp ec tivamente, y e labora

    sus ideas en torno a l medic ine-man com o e lpracticante na to de la e tno-ps iquiatra. Con su obvioorigen en la antropologa cultural anglo-sajona, elmedicine-man es des crito po r Segun en trminostan encomisticos como los que util iza para elcurande ro, a punto ta l que la nica d iferencia pareceser la de la propuesta rebelda o el supuestocuestionamiento que el curandero formula conres pec to a las noc iones de la cultura d ominante. Elme d ic in e - ma n f o r m a pa r t e de l a s oc i edadestablecida y supuestamente obedece sus leyes,pero asienta sus bases tericas en la teologa, lafilos ofa y la histo ria y s us motivaciones son religiosa s,

    soc iales y vocacionales .

    La distincin entre estos dos agentes (elcurande ro y el medicine-man ) es pues, s umamentedificil. Si la etno-psiquiatra se centra en culturasprimitivas pe ro prac tica en b as e a teo loga y filos ofa,cmo y por qu es aceptada por la cul turaes tablecida en tanto que el curande ro no lo es? . Silo tnico es tambin parte del saber popular, porqu a signa Se gun al medicine-man un carac ter elitistay a la vez conformista vis--vis la cul turadominante?. En este aspecto, Segun emite perono sustenta la opinin de que los jampekincaicos(trmino propuesto por Sal y Rosas) eran msmedicine-man que curanderos. Si seguimos suraciocinio, la s ociedad inca ica deb e ha be r tenido suspropios rebeldes, precursores tal vez involuntariosde l curand ero se guiniano . De otro lad o, al hablar detratam iento, Se gun e xplica los procedimientos y losresultados de la prctica del curandero (sobrea l coho l i s m o , po r e j em pl o ) c i t ando f uen t e setnop siquitrica s q ue ha blan d el tratamiento c omoun proceso de integracin cultural.

    Charlatanera psiquitrica.

    Aun cuando la considera otra psiquiatrapop ular, Se gun us a con juste za y justicia, trminosduros pa ra d es cribir la cha rlatanera ps iquitrica . Ladefine como conjunto de ideas y prcticas noacadmicas que aparece en medio de culturas ajenasa s u es encia y que es comb atida por la ciencia, laley y la religin. No niega las se mejanzas de es tade finicin co n la de ps iqu iatra folklrica, pe ro

    RENATO D. ALARCN, MD, MPH. PRO FESO R DE P SIQUIATRA, MAYO C LINIC CO LLEGE OF MEDICINE;DIRECTOR MDICO, MAYO PS YCHIATRY AND PS YCHOLOGY TRATMENT CENTER Y MOOD DISORDER UNIT;

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    es tablece una d iferencia funda menta l en e l terrenotico: la psiquiatra folklrica dice- es un remanentede la trad icin popular y el curande ro es sincero ensus manifestaciones y acciones, en tanto que loscharlatanes no creen lo que hacen o dicen, son

    comerciantes sin escrpulos y mezclando ideaspopulares con pa labrer a pseudocient f i ca yps eudo religiosa , tratan s olame nte de explotar a s usclientes y vivir de ellos. Juicio, sin duda, categricoy certero, aunque no debe olvidarse que el prefijopse udo puede tambin a plicarse con justeza adiversos aspectos del quehacer del medicine-many el curandero.

    Ps iquiatra folklrica y ps iquiatra a ca d micaEn varios pasajes de este trabajo seminal,

    Segun se mues tra particularmente severo en su juiciodel rol y de la actitud de la psiquiatra acadmica o

    psiquiatra universitaria respecto a las relacionesentre ps iquiatra y cultura en ge neral y ps iquiatrafolklrica, en particular. Tras puntualizar lo quecons idera un intento fracas ado po r parte de estaltima psiquiatra para adoptar los mtodos y lasteoras de las ciencias naturales , Se gun p ostulaelocuente y verazmente que, d ado su inters c entralen el hombre, la psiquiatra est destinada amantenerse en la encrucijada de todas las ciencias,a constituir una gestalten la q ue tanto los elementosmate riales c omo los es pirituales forman una urdimbreinextricable y comprensible solamente como tal.

    Desde a implcitamente , sin embargo, todo es fuerzode es tudio de t a l urd imbre a l descr ib i r l adependencia de la p siquiatra e n experimentos delaboratorio y elaboraciones estadsticas, declaraque la psiquiatra acadmica no agota la realidaddel hombre psicolgicamente enfermo y deploraque en nuestros das se tienda a aceptar como nicaposibilida d ac ep tab le, la de la ps iquiatra cientfica basadaen las ciencias biolgicas(y)en laqumica y la ciberntica. En generalizacin muyfrecuente a lo largo del texto, describe los lentesdeformadores de la psiquiatr a acadmicaelfalseamiento de los resultados y la inopia de la

    interpretacin. Contrapone a es tas percepc iones ,los a portes d e la medicina antropo lgica (acep tandoimplcitamente que la p siquiatra ope ra en e l mismonivel que von Weiszacker atribuye a la medicina), lafenome nologa (poniendo lado a lad o a Sc hneide r yMayer-Gros s con Binswa nger o Merlea u-Pon ty), e lexistencialismo (ms filosofa que prctica clnica) yla psicologa humanista.

    Tanto o ms duros que en relacin a lapsiquiatra acadmica son los calificativos de Segunen relacin a l ps iquiatra y a su pos icin peculiar yverdaderamente dificil como representante deaqulla. Cuestiona si la p siquiatra d ebe s er parte d e

    la me dicina y ms an s i deb e c onsiderrse le c omouna de las es pec ialidad es mdicas, a las que d efinecomo aplicaciones de las ciencias bsicas. Laencrucijada en la q ue s e d eba te el psiquiatra pued ellevarlo a simplificaciones cmodas resultantestamb in d e un a e nse anza universitaria d eficiente,incom pleta, inse nsible o ignorante . La de sc ripc inde Segun es dramtica: el psiquiatra se encuentrapob reme nte p reparado para afrontar la realidad deuna p oblacin que no s olamente ignora lo que l haaprendido sino que lo niega, lo substituye por ideaspopulares, muy lejanas por supuesto a su sabercientfico, y se e ntrega e n manos de l practicante de

    la psiquiatra folklrica o del charlatn. Lasconse cuencias s on desa strosas ya que el psiquiatrase enc ierra c ada vez ms en su ciencia y se alejade pac ientes de las clases po pulares. Mas aun,acusa al psiquiatra de tratar intilmente de c ombatirpor igual a cha rlatanes y curanderos, ajeno a q uehombres y mujeres d e toda s las es feras s ociales yeconmicas (ntese que ya no son slo los miembrosde segmentos primitivos o no eruditos de lasociedad) estn subrepticiamente del lado de lospracticante s extram dicos .

    Segun va ms a ll en s u apa sionada crtica.A punto d e p artida de un s lido c ome ntario s ob re ladeshumanizacin de la relacin mdico-paciente (elmdico y se asume que, ms an, el psiquiatra haabandonado su p ape l milenario de hombre que ayudaa hombres), Segun puntualiza que el pacienteneces ita tanto o ms urgentemente comprensin,acercam iento hum ano, s olida ridad y que el mdicocontemporneo es vctima del cientificismo y lasde mand as ad ministrativas. El enfermo ve frustrad aesa neces idad y encuentra s orderacuando no unrechazo indignado por parte del profesional. Yconcluye Segun con un elogio, que algunos pueden

    cons iderar des mes urado e idealizado, del curande ro:Se trata d e un hom bre frente a hombres ; un hombrel leno , prec i samente , de esa bonhoma y esacomprensin humana intuitiva, ms interesado enayudar a su hermano que en cuidar a su c liente y enel que e l enfermo encu entra el apoyo, la s egurida dy la a tencin q ue intilmente ha ido bus cand o e nmd icos y hosp itales. Valga la pena se alar que su

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    PS IQUIATRA FOLKLRICA, ETNO-PS IQUIATRA O PSIQUIATRA CULTURAL?.

    EXAMEN CRTICO DE LA PERSPECTIVA DE CARLOS ALBERTO SEGUIN

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    elocuente defensa del curande ro y de su a gencia, lapsiquiatra folklrica, no ha sido confirmada en lasvarias dcadas transcurridas desde su publicacin,aun cuando su invocacin original merece serescuchada.

    La descripcin de Segun en torno a estees tado de cosas es pues desesperanzada . Lasgeneralizaciones tanto en relacin a las virtudes delcurandero como a los defectos d el psiquiatra s on,como toda g eneralizacin, equivocada s. El educ adorque fue Segun, el acadmico que fue Segun (aunqueprobablemente l no lo acepte as), el relativistacultural que fue Seg un sue na co mo si no creyeraen s u propia visin de q ue todo cam bio es pos ible,de que na da es abs oluto, de q ue e n ltima instancia,cad a a ctividad humana, c ada profesin elabora supropia s ub-cultura, y que en lla s e puede n encontrar

    ejemplos de todo t ipo en los mbitos tcnico,ocupacional o moral. Ms an, el maestro peruanoparece olvidar que la actividad pedaggica deuniversidad es y escue las de me dicina es debe s erpermeable a cambios, avances y, sobre todo,realidad es del cuerpo s ocial en e l que existen comosemilleros de conocimiento y de bsqueda persistentede verdades o aproximaciones verificables. Sulamento es sincero y martilleante: el mdico no tieneuna com prensin sod lica (trmino s eguiniano porexcelencia) del espritu sufriente del enfermo, nocono ce el arte de la me dicina, se e ncue ntra c onque todo su saber no vale para nada, no tiene lameno r idea a ce rca de la med icina folklrica ni de suactua l tras cend encia.

    Slo al final del trabajo, Segun aboga porcambios curriculares que faciliten el estudio de lamed icina folklrica , s u historia, s us ca ractersticas ysu significado. Sugiere la creacin de Departamentosde Medicina Folklrica en c ada e sc uela de m ed icinay alienta un plan racional de investigaciones decampo. Formula la posibilidad de que sean lospsiquiatras nativos (latinoamericanos?) losautnticamente capaces de justipreciar los valores

    de su propia c ultura. Se entusiasma (y contradice )cuando pos tu la l a neces idad de l l egar a unaconcepcin ecumnica de la psiquiatra folklricaa la que llama sin amb age s cienc ia d el porvenir.

    Ps iquiatr a folklr ica , ps ico an lis is y c ien ciassociales

    No por predecible, deja de ser interesanteque Segun ofrezca una opinin favorable en relacina la vinculacin entre psicoanlisis y psiquiatrafolkrica. Suscribe entusiastamente los conceptosde Bastide en torno a la tentacin de lo profundo

    y a la importancia de los smbolos en el estudiopsicoanaltico de los fenmenos sociales o culturales,aun cua ndo reconoce que e l autor francs e scribesobre sociologa (no psiquiatra folklrica) yps icoa nlisis. Recurre e ntonce s a Freud, Abraham,Rank, Jones y Roheim resaltando s ueos , animismo ,m ag i a , cons e j a s y cuen t os popu l a r e s com omanifestaciones variadamente disfrazadas de losimpulsos instintivos sublimados o simbolizados.Ms a n, pa ra Se gun el folklore no se ra o tra cos aque la afloracin de necesidades inconscientes,ins atisfechas por la ciencia y la raznLos pue blosobtienen med iante las manifes taciones folklrica s,

    una a ctualizacin ms o menos plena, sin la c ual susn e c e s i d a d e s f u n d a m e n t a l e s p r e s i o n a r a np e l ig r o s a m e n t e e n n u e s t ro in c o n s c ie n t e

    El problema con es tas d eclaraciones es elmismo con que el psicoan lisis ha tropezado s iempreque se ha tratado de explorar la diferencia entre lasmetforas, la posicin hermenutica, la aplicabilidaduniversal y la validez objetiva o cientfica de la doctrina.A salvo d e la inquisicin meto do lgica tradiciona ldado su carc ter metaterico, es cierto sin embargoque el psicoa nlisis se acerca a la e xplicacin d e losfenmenos culturales (los folklricos entre ellos) conel bagaje probablemente ms occidentalizado queningn otro cuerpo de doctr ina o escuela depensamiento. Si se aade a el lo su proverbialn a t u r a l e z a d o g m t i c a , l a s e x p l i c a c i o n e s ps icoa naltica s en relacin a folklore y a las reas dees tudio y prc tica de la ps iquiatra folklrica no s onsino brillantes creaciones retricas.

    Desde la perspectiva de las ciencias sociales,Seg un s eala ac ertadame nte q ue la marginalidadde la psiquiatra folklrica la torna en un formidabledesafo. La antropologa cultural y la sociologa,

    particularmente, han mostrado especial inters en elestudio de temas psico-folklricos o psico-culturales.Segun plantea preguntas enjundiosas en relacin

    al rol, repres enta tivida d y funciones de l curande roen el cuerpo social, y al impacto de la psiquiatrafolklrica en las s ocieda des contempo rneas. Sussugerencias en relacin a religin y folklore o ales tudio de l as supers t i c iones son d ignas de

    RENATO D. ALARCN, MD, MPH. PRO FESO R DE P SIQUIATRA, MAYO C LINIC CO LLEGE OF MEDICINE;DIRECTOR MDICO, MAYO PS YCHIATRY AND PS YCHOLOGY TRATMENT CENTER Y MOOD DISORDER UNIT;

    EDITOR, REVISTA LATINOAMERICANA DE PS IQUIATRA

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    consideracin. Explora tambin posibles aportes deles tructuralism o funcional y del materialism o hist ricoy retorna con entusiasmo a uno de sus temasfavoritos: la relacin pac iente-te rapeuta co mofenmeno socio-antropolgico y realidad inter-

    humana.

    Ps iquiatra folklrica y trata miento ps iquitrico

    Una de las s ecc iones m s interesa ntes de ltraba jo que estamo s e xaminando es la q ue Se guntitula La terap utica en ps iqu iatra folklrica. Sinde cirlo e xplcitamente , reconoc e que la prctica delos curanderos recibe influencias de la culturaoccidentalizada predominante, aparte de la de latradicin popular, refutando entonces l mismo, ela i s l am i en t o e l ocuen t em en t e de s c r i t o en s uconceptualizacin original. El impacto de esta

    influenc ia vara d e c os ta a sierra y s elva e n el cas operuano, fluctuando en esa trayectoria entre loreligioso y lo mtico-mgico.

    Dentro d e los p rocedimientos teraputicos ,c i t a l a s m an i ob r a s m g i ca s , l a s m an i ob r a spsicolgicas y el empleo de drogas. Las primerasincluyen particularmente sesiones de ritual y contenidodiverso y no pueden sustraerse al elemento comncon las s egunda s: el poder de la s uges tin, reforzadopor el des eo y la e speranza d e me jorar y la c onfianzaen e l agente tratante. Es interesante que Segun

    refuerce el carcter afectivo (y no posible elementoso componentes cognitivos) de la sugestin y lasuges tibilidad . Omite des taca r las s eme janzas e ntrela estructura dinmica de esta relacin y la que sees tablece en todo encuentro terap utico e n el quela esp eranza es el elemento subs tantivo. Remarcade ntro d e la relacin clnica, otro d e s us conc ep tosfavoritos , el eros ps icote raputico (forma d e a morcon ca ractersticas es peciales ), aplicand o entoncesun enfoque c laramente o ccidental a un fenme noque previamente describi como estrictamentefolklrico, es decir ajeno y contrario a la culturadominante. Dicho sea de paso, Segun atribuye

    poderes casi omnipotentes al eros psicoteraputico,pero en sus ejemplos no disc ute la a centuac in (yeventual valor teraputico) de la dependencia que elpac iente b usca y el curandero conce de, la regresincomo elemento ritual de enorme poder sugestivo ylas bases cientficas de las maniobras cognitivo-conductuales que tal vez inadvertidamente ejecutanlos curanderos.

    En cuanto al empleo de d rogas o preparadoshechos con p lantas nativas de intensos efectospsicotrpicos, Segun intuye los alcances de lamoderna e tnopsicofarmacologa, pe ro pa rece aceptarsin cues tionamiento expreso, el hecho d e q ue e l

    curandero no interpreta la acc in d e s us preparadoscomo el efecto de algo c ontenido en e llos , sino msbien como una especie de invocacin al espritu dela planta .

    DiscusinUno de los me nsajes fundamentales del opus

    se guiniano es su ac entuado huma nismo, que slo av e c e s p a r e c e c o l o r e a d o p o r u n n f a s i santropocntrico tal vez necesario. En el campo delo q ue l llama ps iquiatra folklrica de be resa ltarsesu aceptac in del relativismo cultural como ingredientees enc ial de un a cercam iento integral e integrador a

    l a e n f e r m e d a d m e n t a l e n s u s d i v e r s a smanifestaciones. Segun no utiliza en ningn momentolos trminos tico y mico caros a la antropologa,pero aboga decididamente por la necesidad de

    es cuchar la voz del sufriente des de s u propio mundosoc io-cultural e integrarla con la obs ervacin de linteresado investigador forastero. Su rechazo aldominio neurobiolgico, formulado en los aos 70,predice un fenmeno de innega ble relevancia en e lmomento histrico que vive hoy la psiquiatra. Sucrtica al euroce ntrism o tiene ec os libe radores yangustias de identidad para con la psiquiatra

    latinoamericana. La importancia que adscribe alos smbolos y a su significado es enormementevlida c uando s e de shace del toque d ogmtico de lpsicoanlisis.

    S i n e m b a r g o , c o m o t o d a o b r a d ecarac tersticas monume ntales , el afronte d e S egunhacia la psiquiatra folklrica tiene errores o fallasque se han puntualizado a lo largo de este trabajo.Debe des tacarse, en todo cas o, que las distincionesque intenta establecer entre psiquiatra folklrica yetnopsiquiatra se tornan imprecisas a medida queel lector se adentra en el texto, que los elementos

    comune s s upe ran a las diferencias y que la teo ra yla prctica no pueden permanecer ajenas al medioen e l que acta n, sea l la a bigarrada vida urbana oel solitario e ntorno rural o a ndino. Lo m ism o s uce decuand o hab la d e las c las ificac iones de las ciencias,medicina antropolgica, psiquiatra folklrica, medicinaintegral o antropologa cultural. El carcter depronunciamiento social y hasta poltico que Segun

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    PS IQUIATRA FOLKLRICA, ETNO-PS IQUIATRA O PSIQUIATRA CULTURAL?.

    EXAMEN CRTICO DE LA PERSPECTIVA DE CARLOS ALBERTO SEGUIN

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    adscribe al quehacer del curador folklrico, as comosu a taque frontal al traba jo acad mico peca n a vecesde excesivos e innecesarios: clarinada de alerta s,f enmeno genera l i zado y genera l i zable , no .

    Estos juicios no alteran en modo alguno elenorme valor de la contribucin se guiniana a s ta yotras reas de la psiquiatra latinoamericana y mundial.Que e l pa so de l tiemp o haya trado inexorablementenuevas ac epciones a palabras viejas o que nuevasinvest igaciones hayan ampliado el panoramaconce ptual de e stos quehac eres, no opa ca e l mritode la ob ra. Como Se gun lo d ice, c itando una vezms a Cha rlty, el estud ios o del folklore de un pueb lorequiere no s olamente las cua lidades del historiado rsino las de l sabio. Y Segun posey sin dud a a mbosatributos y muchsimos m s.

    ConclusinDebemos aceptar que tanto la psiquiatra

    folklrica como la etnopsiquiatra, estrechamentevinculadas y cas i indiferenciables como son, se hallande fintivamente incrustadas en el tronco de la culturade un pueblo, cualquiera que fuere su ubicacingeo grfica , su nivel de de sa rrollo o la a ntiged ad desu historia. Ms an, de be d istinguirse entre lo queuna y otra son como proceso socio-histrico deprobables races comunes, como construccionestericas y cmo prcticas clnicas o terap uticas .Cada aspecto merece estudios en profundidad acargo de profesionales conoce dores trabajando encons uno con los grupos humanos y las comunidad esa las que se acerquen. Fundamentalmente, debereconocerse que una y otra son parte de lo quemode rnamente s e conoc e como ps iquiatra cultural,sin prefijos ni gentilicios, sin comillas ni excusas.

    La ps iquiatra cultural es tudia los trastornosmentales como entidades de base posiblementeneurobiolgica pe ro c on e normes implica ciones entanto q ue fenme nos individuales, g rupales , s ocialesy comunitar ios . Aceptando input de cienciasbiolgicas y sociales, la psiquiatra cultural reconoce

    la multidimens iona lida d de la relac in en tre cu lturay ps icop atologa (como herramienta interpretativa yexplanatoria, como agente patognico y patoplstico,como agente diagnst ico y nosolgico, comoinstrumento teraputico y preventivo y como elementode manejo y servicio) y fomenta investigacinmultidisciplinaria (de sd e ep ide miologa has taconexiones bioculturales, desde sindromes ligados

    a la cultura hasta anlisis de servicios y resultados[outcomes] en un esfuerzo honesto por dar a suhumanismo de base un sello de autenticidad ypromesa.

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    RENATO D. ALARCN, MD, MPH. PRO FESO R DE P SIQUIATRA, MAYO C LINIC CO LLEGE OF MEDICINE;DIRECTOR MDICO, MAYO PS YCHIATRY AND PS YCHOLOGY TRATMENT CENTER Y MOOD DISORDER UNIT;

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