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Título: “Substance Abuse” and “Dysfunctionalism”: Current Trends in Phonology Autores: Mark Hale y Charles Reiss Fuente: Linguistic Inquiry, Vol. 31, No. 1 (Winter, 2000), pp. 157-169 <http://www.jstor.org/stable/4179099> Traducción: Jairo Araujo

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Título: “Substance Abuse” and “Dysfunctionalism”: Current Trends in

Phonology

Autores: Mark Hale y Charles Reiss

Fuente: Linguistic Inquiry, Vol. 31, No. 1 (Winter, 2000), pp. 157-169

<http://www.jstor.org/stable/4179099>

Traducción: Jairo Araujo

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«ABUSO DE SUSTANCIA» Y «DISFUNCIONALISMO»: TENDENCIAS

ACTUALES EN FONOLOGÍA

Mark Halle

Universidad de Concordia

Charles Reiss

Universidad de Concordia

1. Forma y sustancia en fonología

Aún no ha sido propuesta una teoría coherente de la relación entre forma y sustancia para

la fonología o para la sintaxis. En esta sátira intentamos contribuir a esta investigación

necesaria en el dominio de la fonología definiendo primero forma y sustancia, criticando

luego trabajos recientes que tratan la relación entre los dos, ya sea implícita o

explícitamente. Sostendremos que las tendencias actuales en fonología son incompatibles

tanto con definiciones coherentes de forma y sustancia como con principios básicos de la

ciencia. Ya que no estamos proponiendo un modelo alternativo completo de fonología,

invitamos al lector a reflexionar acerca de cómo se podrían implementar nuestras

propuestas o cómo deberían modificarse nuestras asunciones (las que creemos

ampliamente compartidas en principio, si no es así en la práctica).

Proponemos que es útil concebir una gramática como una relación entre (a) un conjunto

de símbolos (entidades como rasgos y variables; constituyentes como sílabas, pies, FN)

y (b) un conjunto de computaciones (operaciones cuyos operandos son sacados del

conjunto de símbolos, operaciones tales como concatenación y eliminación). La cuestión

de la sustancia surge solo con respecto al conjunto de símbolos, y en aras de la simplicidad

nos restringiremos al conjunto de primitivos fonológicos conocidos como rasgos

distintivos, y a las representaciones que pueden ser definidas como combinaciones de

rasgos distintivos. La forma se refiere a las características de las computaciones

fonológicas: ¿Son reglas o restricciones? ¿Se aplican en serie o en paralelo? ¿Hay límites

sobre el número de operandos a los que se pueden referir?

En esta sátira nos concentramos en la cuestión de la sustancia en fonología. De manera

breve, la pregunta en la que estamos interesados es la siguiente:

(1) ¿Tienen los correlatos fonéticos (es decir, la sustancia) de un rasgo distintivo o un haz

de rasgos, alguna relevancia no arbitraria respecto a cómo son tratados el rasgo o el

haz de rasgos por el sistema computacional?

Es trivial mostrar que las lenguas difieren en que su sistema computacional trata rasgos y

haces de rasgos específicos de manera diferente – por ejemplo, el alemán estándar tiene

ensordecimiento de obstruyentes en posición de coda y el inglés no lo tiene. De esto

podemos concluir que las lenguas pueden tratar los mismos símbolos de maneras

diferentes. Un problema que presenta más retos surge cuando encontramos un ejemplar

Estamos agradecidos a la audiencia en el Phonology Workshop 1998 de Montreal-Ottawa-Toronto, en la

universidad de Ottawa, y al Laboratorio de Fonología de Berkeley, así como a Madelyn Kissock, Ida

Toivonen, Afton Lewis, Bill Idsardi y Morris Halle por la discusión y la estimulante crítica que mejoró este

artículo.

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aparente del tratamiento universal en las lenguas y aparentemente no arbitrario de un

rasgo o un haz de rasgos. En tales casos debemos hacernos la siguiente pregunta:

(2) ¿Es el patrón observado un reflejo de restricciones sustantivas en el sistema

computacional o se debe a otras causas?

Como mostraremos, otras causas a priori plausibles incluyen el proceso del cambio

lingüístico, la naturaleza del dispositivo de adquisición del lenguaje y los errores de

muestreo. Desde el punto de vista de la teoría gramatical, factores tales como los errores

de muestreo son obviamente de poco interés. Sin embargo, en sentido estricto, el cambio

lingüístico y el proceso de aprendizaje tampoco son parte de la teoría gramatical. El

enfoque modular de la lingüística, y de la ciencia en general, requiere tanto que

modelemos las interacciones entre dominios relacionados y delineemos finamente un

dominio de otro. La navaja de Occam demanda que, al hacerlo, evitemos la redundancia

y la postulación de factores innecesarios.

Antes de proceder a nuestro argumento de que las generalizaciones que son relevantes

para la sustancia fonética son irrelevantes para la teoría fonológica definida estrictamente,

podemos sugerir que hay mucho que ganar potencialmente de este enfoque, en el sentido

de que postula que la fonología universal puede ser estudiada no solo a través de

variedades, sino también a través de modalidades. ¿Qué comparten las fonologías de las

lenguas de signos y las lenguas orales? Creemos que debe haber un núcleo de propiedades

formales (por ejemplo, la organización en sílabas y pies, los procesos de extensión de

rasgos) que son independientes de modalidad y, de esta manera, no están basadas en la

sustancia fonética. El objetivo de la fonología debe ser descubrir este núcleo formal.1

2. Tres ejemplos de «abuso de sustancia»

2.1. Fidelidad posicional en Beckman 1997

Beckman (1997) propone las restricciones en (3a–b) como miembros del conjunto

universal de restricciones.

(3) a. IDENT-σ1(hi)

Un segmento en la sílaba inicial de raíz en el output, así como su correspondiente en

el input, deben tener idénticos valores para el rasgo [alto] (high)

b. IDENT(hi)

Los segmentos correspondientes en el input y el output deben valores idénticos para

el rasgo [alto]

Como Beckman explica, este conjunto de restricciones permite que la fidelidad a un rasgo,

como [alto], se mantenga en algunos contextos, pero no en otros, ya que la restricción

sensible al contexto (3a) puede subir de ranking respecto de una restricción de marcadez

que es violada por, digamos, la presencia de vocales altas, *HIGH, que a su vez tiene

mayor ranking que la restricción general en (3b). En otras palabras, el ranking en (4)

1 Gracias a Bill Idsardi, Chris Miller y otros participantes en el Phonology Workshop de Montreal-Ottawa-

Toronto por señalarnos esto.

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permitirá manifestarse superficialmente a las vocales altas solo en las sílabas iniciales de

raíz:

(4) IDENT-σ1(hi) ≫ *HIGH ≫ IDENT(hi)

Se asume que este es un resultado bienvenido.

El alto ranking de las restricciones de fidelidad posicional, relativo tanto a las

restricciones IDENT, más generales, como a las restricciones de marcadez, dan

lugar al resultado de que los rasgos y/o contrastes son justo en esas posiciones, las

cuales son psicolingüística o perceptualmente sobresalientes, menos susceptibles

de ser neutralizadas que en otras posiciones que no están protegidas (Beckman

1997:8; énfasis en el original).

Beckman (p.5) cita más de diez estudios psicolingüísticos para apoyar su afirmación de

que el material de inicio de palabra es más sobresaliente que el material medio o final.

Sin embargo, no queda claro si esta restricción se aplicaría en una lengua con acento no

inicial. Tampoco queda claro si la extensión de Beckman de los hallazgos

psicolingüísticos respecto a las sílabas de inicio de palabra a las sílabas de inicio de raíz

está justificada. Sin embargo, vamos a asumir que Beckman ha enunciado las

generalizaciones relevantes correctamente. El punto más importante es que creemos que

la conclusión correcta es opuesta a la que Beckman llega.2 Rechazamos la decisión de

Beckman de codificar los descubrimientos de la experimentación psicolingüística en la

gramática porque pensamos que es posible derivar el mismo resultado sin postular nuevos

mecanismos como la fidelidad posicional.3 Consideremos la siguiente teoría alternativa.

Sabemos que los niños adquieren el lenguaje en primer lugar sobre la base del input

acústico de los hablantes en su entorno, restringiendo la Gramática Universal (GU) el

espacio de hipótesis. 4 También sabemos que los contrastes fonológicos son mejor

distinguidos y recordados cuando ocurren en ciertas posiciones. Imaginemos a un niño

expuesto a una lengua ℒ1 que permite vocales altas en todas las sílabas – iniciales, medias

y finales. Imaginemos ahora que ℒ1 tiene acento inicial y que el acento se realiza con

duración e intensidad relativamente incrementadas. Dado este escenario, no sería

sorprendente encontrar que un niño que construya ℒ2 sobre la base del output de ℒ1 falle

consistentemente al adquirir un contraste entre vocales medias y altas en sílabas breves,

relativamente poco sonoras (sílabas no iniciales y, por tanto, no acentuadas), pero tenga

éxito al adquirirlo en sílabas, que están acentuadas, son más largas y son más sonoras.

Este mapeo de ℒ1 a ℒ2 es un ejemplo de «cambio fonético-fonológico» – en particular, el

cambio conocido como «fusión condicionada» en la lingüística histórica tradicional.

2 Deseamos enfatizar que no estamos señalando a Beckman por ninguna razón, excepto porque su artículo

apareció recientemente en una revista ampliamente leída y está bien escrito, además de ser claro en sus

argumentos y asunciones. 3 Para otros argumentos contra la fidelidad sensible al contexto, véase a Reiss 1996:315 4 Podría ser una idealización útil asumir que la GU no solo restringe el proceso de aprendizaje, sino que lo

determina completamente. Sospechamos que tal posición probará ser más fructífera al esbozar una teoría

explícita de la adquisición, pero la justificación para esto va más allá del alcance de esta sátira.

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Por otra parte, es altamente implausible que un niño fallara consistentemente al analizar

correctamente el contraste medio/alto en sílabas largas y más sonoras, y a pesar de ello

analizara con éxito el contraste en sílabas relativamente breves y menos sonoras.

Vemos, por lo tanto, que la existencia de fenómenos de fidelidad posicional puede ser

comprendida como reflejo de la naturaleza de la situación de aprendizaje.5

(5) Si las señales acústicas de un contraste dado en la lengua objetivo son analizadas

correctamente por el adquisidor en un contexto donde son relativamente débiles,

también serán analizadas correctamente en un contexto donde sean relativamente

fuertes.

Nótese que (5) es esencialmente definicional, ya que la fuerza, o la prominencia acústica,

de un contraste es solo una medida de cuán fácil es percibirlo. Lo que es más importante

de comprender es que la teoría propuesta aquí no tiene como fin reemplazar una

explicación sincrónica de los hechos, así que el mejor análisis debe ser capaz de alguna

manera de generar la neutralización de vocales en sílabas no iniciales. El fin de (5) es

guiarnos al elegir una teoría de la gramática en la cual expresar que la explicación

sincrónica, pero no (5) mismo, es parte de la gramática. Cualquier teoría de la fonología

que uno adopte debe ser capaz de generar sincrónicamente el tipo de patrón que Beckman

describe, pero las predicciones generadas por la teoría correcta, como teoría fonológica,

no deberían superponerse con las predicciones derivables a partir de (5).

La postura acerca del cambio fonético-fonológico propuesta aquí sugiere que muchas

tendencias fonológicas, o patrones de marcadez, son en realidad propiedades emergentes.

La «fidelidad posicional» se debe no a la naturaleza de la fonología, sino al «efecto de

cernido» de la adquisición en la naturaleza incidental y arbitraria de la sustancia fonética

asociada con los símbolos fonológicos. Ya que efectos tales como los observados por

Beckman ya tienen una explicación extragramatical en la teoría de la adquisición (y es

necesario, en cualquier evento, una teoría de la adquisición), incluir la fidelidad posicional

en una teoría de la fonología universal es un mal uso, o un abuso, de la sustancia fonética

en la construcción de la teoría.

2.2. Inserción de r en McCarthy 1993

La discusión de McCarthy (1993) acerca de la inserción intervocálica de r en el inglés de

Masachussetts es bien conocida, de modo que un ejemplo debería bastar para ilustrarla.

En este dialecto una secuencia como Wanda arrived ‘Wanda llegó’ se realiza con una [r]

«vinculante»: Wanda[r] arrived. Como el mismo McCarthy nota (y como se discute en

Paradis y LaCharité (1993) y en Halle e Idsardi (1997)), «es demostrable que r no es la

consonante por defecto en inglés» (p. 189). Esto es, no es la consonante máximamente no

marcada que una explicación desde la TO (Teoría de Optimalidad) predice que surgiría

en tal situación. Con el fin de explicar la inserción de [r], McCarthy propone una regla

especial de inserción de r: «una estipulación fonológica arbitraria, una que está fuera del

sistema de la Optimalidad» (p. 190). Hay varios problemas con esta propuesta, muchos

de los cuales son discutidos acertadamente por Halle e Idsardi. Sin embargo, proponemos

que una de sus críticas requiere elaboración. Halle e Idsardi señalan correctamente que

«la dependencia de una estipulación arbitraria que está fuera del sistema de la

5 Esta idea es discutida con mayor profundidad en Hale, próximamente.

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Optimalidad es equivalente a perder la esperanza en la empresa» (p. 337), pero no

discuten la que consideramos una observación más importante: la gramática contiene

procesos arbitrarios. La gramática de McCarthy tiene un componente arbitrario (que

contiene reglas como la inserción de r) y un componente no arbitrario (que contiene las

restricciones sustantivas de TO). Tal teoría es empíricamente poco diferente de la teoría

que proponemos más adelante, que postula que todas las computaciones gramaticales son

arbitrarias con respecto a la sustancia fonética. El conjunto de fenómenos que se predicen

como existentes a partir de nuestra teoría (solo con procesos arbitrarios) es idéntico al

conjunto de fenómenos que se predicen como existentes en la teoría de McCarthy (con

procesos no arbitrarios y procesos arbitrarios). Ya que McCarthy debe adoptar un modelo

que permita fenómenos arbitrarios (como la inserción de r), la adición de un

subcomponente especial para explicar los supuestos fenómenos «no arbitrarios» viola la

navaja de Occam.

La fuente diacrónica de la inserción de r es transparente: los dialectos relevantes también

exhiben la elisión de r en codas, de modo que la inserción refleja una inversión de reglas

disparada por hipercorrección. Una vez más, los factores diacrónicos no hacen

innecesaria una explicación sincrónica, pero básicamente muestran que eventos históricos

idiosincráticos afectan gramáticas específicas – y, en parte, cómo pueden hacerlo.

2.3. Restricciones estructurales sobre no estructuras

Tal vez uno de los casos más problemáticos de «abuso de sustancia» al que hemos llegado

es el recurso de McCarthy (1996) a las restricciones parametrizadas para explicar efectos

de opacidad en la espirantización del hebreo. McCarthy recurre a un esquema de

restricciones con parámetros que especifican el nivel en el que estas condiciones deben

aplicarse. Luego describe la instancia específica de la restricción para el hebreo: «En

términos de correspondencia, el significado de esta restricción es como sigue: la

restricción es violada si una oclusiva superficial β o su correspondiente subyacente está

inmediatamente precedida por una vocal» (p. 224, énfasis en el original). Como ha sido

señalado en Reiss 1997, esta poderosa restricción tiene dos problemas. Compromete la

noción de la TO de un conjunto universal de restricciones al permitir restricciones

parametrizadas. También debilita el recurso implícito y explícito de McCarthy a la base

fonética para las restricciones de buena formación6, ya que las estructuras que violan esta

restricción no necesitan ser cadenas de estructura potencialmente superficiales. En

realidad, no necesitan existir como cadenas en ningún nivel de representación.

3. Neosaussureanismo

La conclusión que queremos extraer de los ejemplos antes mencionados y muchos otros

como estos es que la mejor manera de lograr una comprensión del sistema computacional

de la fonología es asumir que la sustancia de las entidades fonológicas nunca es relevante

para el modo que son tratadas por el sistema computacional, excepto de maneras

arbitrarias y estipulativas. Lo que esto significa es que muchos de los denominados

universales fonológicos (a menudo discutidos bajo la rúbrica de marcadez) son en

realidad epifenómenos que se derivan de la interacción de factores extragramaticales

6Por ejemplo, McCarthy y Prince (1995:88) se refieren a una restricción *VgV como la «fonologización de

la Ley de Boyle»

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como la prominencia acústica y la naturaleza del cambio lingüístico. No es sorprendente

que, incluso entre sus defensores, los «universales» de marcadez sean identificados como

«tendencias». Si nuestra meta como lingüistas generativos es definir el conjunto de

gramáticas humanas computacionalmente posibles, las «tendencias universales» son

irrelevantes para la empresa. Proponemos extender la noción saussureana de la naturaleza

arbitraria de los signos lingüísticos por el sistema computacional fonológico. La fonología

no está y no debería estar basada en la fonética, ya que los hechos que la base fonética

tiene como objetivo explicar pueden ser derivados sin referencia a la fonología. La

duplicación de los principios de la acústica y la adquisición dentro de la gramática viola

la navaja de Occam y por lo tanto debe ser evitada. Solo de esta manera seremos capaces

de caracterizar correctamente los aspectos universales de la computación fonológica.

John Ohala ha hecho lo más para demostrar que muchas de las denominadas tendencias

de marcadez pueden ser explicadas con bases fonéticas y no deberían ser explicas por

principios universales cognitivos. Los ejemplos discutidos por Ohala incluyen patrones

de asimilación y el contenido de los inventarios fonológicos. Para una bibliografía extensa

sobre el tópico, véase a Ohala 1998. Diferimos con Ohala en nuestro uso del término

fonología (que para él abarca todos los aspectos de los sistemas de sonidos del lenguaje

humano) pero apoyamos incondicionalmente su enfoque.

Es obvio que nuestra propuesta va en contra de casi toda la discusión en el capítulo 9 del

SPE (Chomsky y Halle 1968). Este capítulo empieza «admitiendo» que la teoría

desarrollada en los capítulos anteriores tiene defectos serios.

El problema es que nuestro acercamiento a los rasgos, a las reglas, y a la

evaluación ha sido demasiado formal. Supongamos, por ejemplo, que fuéramos a

intercambiar sistemáticamente a intercambiar rasgos o a reemplazar [αF] por [-

αF] (donde es +, y F es un rasgo) a lo largo de nuestra descripción de la estructura

del inglés. No hay nada en nuestra explicación de la teoría lingüística que indique

que el resultado sería la descripción de un sistema que viola ciertos principios que

rigen a las lenguas humanas. En el grado en que esto sea verdadero, hemos fallado

al formular los principios de la teoría lingüística, de la gramática universal, de un

modo satisfactorio. En particular, no hemos recurrido al hecho de que los rasgos

tienen contenido intrínseco (p. 400).

Más adelante en el capítulo Chomsky y Halle reconocen que están en el camino

equivocado.

Parece poco probable que una elaboración de la teoría hasta ahora revisada pueda

prescindir de procesos fonológicos que cambian los rasgos con libertad. La

segunda etapa de la Regla de Relajamiento Velar del inglés (40) y la Segunda

Palatalización Velar (34) del eslávico sugieren fuertemente que el componente

fonológico requiere de una gran amplitud en la libertad de cambiar rasgos, acorde

con las reglas discutidas a lo largo de este libro (p. 428).

Proponemos que cambiar los coeficientes de los rasgos como se describe en la primera

cita podría conducir a la descripción de sistemas que son lenguas humanas

diacrónicamente imposibles (lenguas que nunca surgirían a causa de la naturaleza del

cambio lingüístico), pero no a las que son computacionalmente imposibles. El objetivo

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de la teoría fonológica, como una rama de la ciencia cognitiva, es categorizar lo que es

una fonología computacionalmente posible, dada la naturaleza computacional del

componente fonológico de la GU.7

4. Falta de adecuación explicativa

¿Cuáles son las implicaciones de nuestra posición de que la fonología debe ser todo forma

y no sustancia? En particular, ¿esta conclusión acerca de la naturaleza de los operandos

fonológicos tiene alguna implicación positiva para la teoría fonológica? Pensamos que

hay una conclusión clara a la que se debe llegar. Ya que hemos sostenido que las lenguas

parecen variar de maneras arbitrarias, (por ejemplo, insertando [r] y no, digamos, [t]), es

necesario desarrollar una teoría que permita tal variación. En otras palabras, el niño debe

estar equipado con un sistema computacional universal y un conjunto de primitivos que

puedan ser modificados ante la exposición a evidencia positiva. Por esta razón creemos

poco probable que las versiones actuales de la TO, que asumen un conjunto universal de

restricciones sustantivas (*VOICEDCODA, LAZY, etc.) sean esclarecedoras en este sentido.

Un conjunto de plantillas de restricciones, con principios de modificación a partir de los

cuales el aprendiz puede construir el inventario de restricciones necesarias podría resultar

útil. De la misma manera, una teoría basada en reglas, equipada con un conjunto de

principios para definir reglas posibles permitiría también el tipo de variación estipulativa

e interlingüística que sostenemos como necesaria. Nótese que, dada una teoría explícita

de la adquisición, tal postura «nativista-y-constructivista» está bien restringida: la GU

delimita el conjunto de reglas o contrastes posibles; los datos determinan qué reglas o

restricciones son construidos en realidad.

Con el fin de apreciar el hecho de que postular el tipo de restricción sustantiva hallado en

la literatura de la TO no agrega nada al poder explicativo de la teoría fonológica,

consideremos la situación en que se encuentran los aprendices mismos. Equipados con

una GU tipo TO, un niño nacido en un ambiente de hablantes de alemán estándar «sabe»

que las obstruyentes sonoras en posición de coda son «marcadas». Sin embargo, este niño

nunca necesita apelar a este conocimiento para evaluar las obstruyentes sonoras en

posición de coda, ya que no hay ninguna en la lengua objetivo del ambiente. En cualquier

caso, el niño adquiere exitosamente una lengua como el alemán haciendo uso de evidencia

positiva. Nacido en un ambiente de hablantes de inglés, el niño nuevamente sabe que las

obstruyentes sonoras en posición de coda son marcadas. Sin embargo, el ambiente

proporciona amplia evidencia positiva de que tales sonidos están presentes, y los niños

deben descartar el supuesto sesgo innato contra las obstruyentes sonoras en posición de

coda con el fin de aprender inglés, así que este regalo del conocimiento presuntamente

otorgado por la GU es bien irrelevante o engañosos para lo que se necesita aprender.

Nuestra teoría libre de sustancia comparte con las teorías un apoyo en la evidencia

positiva. Las dos teorías tienen la misma cobertura teórica, ya que asumimos que tanto el

inglés como el alemán son adquiridos. La diferencia es que dejamos de lado las «pistas»

de la herencia genética, que son irrelevantes o engañosas. Encontramos que nuestra

solución es más elegante. Una vez más, nótese que este argumento es aplicable por igual

a las teorías de marcadez de todo tipo, no solo a las que se apoyan en la TO. Ya que la

7 Este argumento, así como otras ideas en esta sátira, fueron anticipadas por Hellberg (1980) y Kaye (1989).

Más reciente es Ploch (1997, 1999), quien sostiene que la fonología de las nasales está basada en principios

cognitivos, y no fonéticos.

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marcadez no puede tener ninguna relevancia para el aprendizaje, probablemente es

irrelevante para cualquier teoría explicativamente adecuada de la gramática. Siendo así,

proponemos proscribir la marcadez de consideración en la teorización lingüística futura.8

5. Discusión

El enfoque «libre de sustancia» ha sido criticado por la ciencia cognitiva en general por

Pylyshyn (1984:205ff). Pylyshyn describe una caja que emite ciertos patrones recurrentes

de señales. Entonces él se pregunta qué podemos concluir acerca de la naturaleza del

mecanismo computacional dentro de la caja, dado patrón observado de output. La

respuesta es que no podemos concluir nada, ya que los patrones observados pueden

reflejar la naturaleza de lo que está siendo computado (en su ejemplo, el output es una

versión en código Morse de un texto en inglés, y la regularidad observada es la regla «i

antes de e, excepto después de c»), no la naturaleza del computador. En palabras de

Pylyshyn, «la restricción observada en el comportamiento [del sistema] se debe no a su

capacidad intrínseca, sino a lo que representan sus estados» (p. 207; énfasis en el

original). Si estamos interesados en estudiar el «computador» fonológico, entonces

necesitamos distinguir una computación fonológica posible de una imposible. El conjunto

de patrones fonológicos atestiguados y su distribución puede verse de alguna manera

afectada por el efecto de cernido del cambio lingüístico. La explicación real de la

naturaleza de la computación fonológica requiere que veamos más allá de tales

epifenómenos como «tendencias de marcadez».

Creemos que la imbuición actual de la arquitectura de la «máquina virtual» fonológica

con sustancia fonética representa un paso atrás para la teoría fonológica. Los fonólogos

deberían recurrir a su impresionante éxito al acumular descripciones de «programas»

fonológicos individuales y aspirar a una comprensión más abstracta, pero más profunda

de la computación fonológica.

6. El milagro del reforzamiento

Una combinación particularmente ilustrativa del funcionalismo y de lo que consideramos

el mal uso de consideraciones sustantivas se puede encontrar en la literatura sobre

reforzamiento fonético y la maximización de contrastes (e. g. Stevens, Keyser y Kawasaki

1986). Por ejemplo, la tendencia de los sistemas trivocálicos de contener el conjunto

máximamente distintivo /i, u, a/ se toma como un reflejo del principio fonológico que

demanda el «mejor» uso del espacio acústico disponible. Como otras afirmaciones con

respecto a la marcadez y la GU, este patrón no es más que una tendencia. Sin embargo,

podemos mostrar que la visión de la marcadez como una propiedad emergente, presentada

anteriormente, puede darnos observaciones en este patrón estadístico. Imaginemos una

lengua que tuviera el sistema de cuatro vocales /i, u, e, a/. Ahora sabemos que la fusión

8 En realidad, hay dos tipos distintos de marcadez en la literatura fonológica. Esta sátira se interesa por la

marcadez sustantiva. La métrica o evaluación de simplicidad del tipo conteo de símbolos del SPE puede

ser visto como un modo de medir la marcadez «formal». Creemos que el mejor acercamiento a tales

requerimientos formales es incluirlos en la teoría del dispositivo de adquisición (DAL). Bajo esta postura

los aprendices nunca comparan gramáticas extensionalmente equivalentes por simplicidad o economía:

simplemente construyen la que está determinada por el DAL. No hay, pues, razón alguna para introducir

los términos simplicidad y economía en la teoría ya que son etiquetas sin contenido para aspectos arbitrarios

(es decir, no derivables) del DAL. Para un ejemplo concreto de cómo pensamos que debe enfocarse la

caracterización del DAL, véase a Hale y Reiss, próximamente.

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de vocales acústicamente similares (como /i/ y /e/) es un proceso diacrónico común. No

sería sorprendente si un aprendiz que construye ℒ2 sobre la base de datos de hablantes de

ℒ1 no lograra adquirir una distinción tenue y acabara con un sistema trivocálico que

contuviera a /i, u, a/. Sin embargo, es mucho menos probable que el aprendiz no lograra

adquirir una distinción acústicamente más robusta, como /u/ versus /a/ y acabara con un

inventario que contuviera, digamos, /i, u, e/9. Así que las vocales que están cercanas en el

espacio acústico son propensas a fusionarse diacrónicamente. Las vocales acústicamente

distantes no tienen esta propensión. El patrón observado de contraste máximo no está

formado dentro de la fonología, sino que es una propiedad emergente del conjunto de

sistemas fonológicos observados debido a la naturaleza del cambio fonético-fonológico

diacrónico.

7. Funcionalismo y «disfuncionalismo»

El ascenso de la TO ha sido acompañado por un renacimiento del funcionalismo en

fonología. En realidad, no hay una conexión necesaria entre TO como una teoría de las

computaciones y el razonamiento funcionalista, y un defensor de la OT podría recurrir a

lo que llamamos la «defensa del NRA»10 («Las armas no matan personas; las personas

matan personas»): las teorías computacionales no son inherentemente funcionalistas; las

personas son funcionalistas. Sin embargo, la facilidad con la que se pueden implementar

ideas funcionalistas en la TO claramente ha conducido a esta explosión «funcionalista» y

puede ser relevante para la cuestión de si la teoría está o no lo suficientemente restringida

o aun si es restringible. Nótese también que la «lógica» del funcionalismo (es decir, que

todos los fenómenos son explicables por referencia a la competición ente principios

universales, pero violables) es idéntica a la lógica de la TO. En esta sección mostraremos

brevemente que la orientación hacia la «sustancia» del funcionalismo puede ser puesta de

cabeza para dar lugar a una teoría a la que apodaremos «disfuncionalismo».

Muchas teorías funcionalistas de la gramática pueden ser reducidas en términos casi

maniqueos como consistentes en un conflicto entre las «fuerzas en competencia» de la

facilidad de articulación (lo que se presume que es «bueno para» el hablante) y la

evitación de la ambigüedad (lo que se presume que es «bueno para» el oyente). Como

ejemplo del primer caso, considérese la restricción de Kirchner (1997) «PEREZOSO (LAZY)

– Minimice el esfuerzo articulatorio» (p. 104). Para el caso de la evitación de ambigüedad,

considérense las restricciones de Flemming (próximamente) MANTENER EL CONTRASTE

(MAINTAIN CONTRAST), que son violadas por la fusión superficial de contrastes

subyacentes.

La interacción de lo que es «bueno» para el hablante y lo que es «bueno» para el oyente

supuestamente da lugar a los patrones que vemos en la lengua: a veces ocurren fusiones

y el output del hablante se «simplifica», creando potencialmente una dificultad para el

9 Nótese que la «sustancia fonética» podría indicar cuán débil es el razonamiento en este caso: la [i] del

inglés, como otras vocales anteriores, es significativamente más baja que la [i] del danés. ¿Por qué la

«maximización de contrastes» no está activa en el nivel fonético – precisamente el nivel que proporciona

la supuesta «sustancia» (la diferencia perceptual en este caso), para la afirmación funcionalista? 10 National Rife Association (Asociación Nacional del Rifle), entidad fuertemente criticada en los EE. UU.

por promover el uso y posesión de armas. [N. del T.]

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oyente; a veces el hablante mantiene distinciones, produciendo tal vez un output más

«complejo», evitando así la ambigüedad para el oyente.11

El problema con esta teoría es que los principios funcionalistas pueden ser reemplazados

por sus opuestos, a los que llamaremos principios «disfuncionalistas» sin cambio

significativo en el conjunto de gramáticas que se predicen como existentes. Consideremos

los siguientes principios, propuestos por un lingüista con una visión de la naturaleza

humana diferente de la que tienen los funcionalistas:

(6) Principios del «disfuncionalismo»

OFUSCAR (OBFUSCATE): Fusionar contrastes, usar un inventario pequeño de sonidos

distintivos, y así sucesivamente.

SIN DOLOR NO HAY GANANCIA (NO PAIN – NO GAIN): Mantener contrastes, usar un

inventario extenso, generar alomorfía y así sucesivamente.

La fusión (así como el principio diacrónico a menudo proclamado «el cambio es

simplificación»), bien atestiguada en las lenguas del mundo, será explicada por el

requerimiento (dis)funcional de que uno debe OFUSCAR. El fracaso de la fusión (y el

principio diacrónico generalmente ignorado de «complejización»), igualmente

ampliamente atestiguado, será atribuido a los efectos de que SIN DOLOR, NO HAY

GANANCIA. La competición de estos dos principios «disfuncionalistas» conducirá, pues,

a los mismos resultados que los principios funcionalistas usualmente citados. Aunque la

cuestión final de si los seres humanos son fundamentalmente perezosos, pero serviciales,

o algo aparentemente más perverso es intrigante, parece muy difícil que la investigación

en estos asuntos deba formar los fundamentos de una teoría de la computación

fonológica.12 Proponemos, por lo tanto, que el funcionalismo no proporciona ninguna

observación acerca de la naturaleza de la gramática. Una vez más, proponemos extraer

toda la sustancia con el fin de observar mejor el sistema computacional abstracto.

La alternativa – que parece ser el foco de muchos desarrollos actuales en la teoría

fonológica – parece clara. Dada una teoría lo suficientemente rica y explícita de la

personalidad humana (la que nos da principios tales como «ser perezoso» y «ser servicial

con el que oyente») y los sistemas articulatorio y perceptual humanos (sustancia

«fonética»), la fonología misma resultaría ser un epifenómeno. Aunque esto parece

considerablemente menos prometedor para nosotros, tiene claras implicaciones para la

estrategia de investigación que los fonólogos deberían adoptar. Los fonólogos, bajo ese

punto de vista, deberían enfocar sus energías en dos dominios: la fonética y la explicación

empírica de los rasgos fundamentales de la personalidad humana («pereza»,

«benevolencia», etc.).

11 Evidencia adicional de la incoherencia de la posición funcionalista es el hecho de que la pronunciación

«descuidada» a menudo conduce a outputs supuestamente complejos tales como el grupo de oclusivas

[pt]tato para potato ‘papa’. Los ataques complejos de oclusivas no se encuentran en el habla cuidada, por

lo que es extraño, desde una perspectiva funcionalista, que estos deban encontrarse cuando el hablante no

está realizando mayor esfuerzo articulatorio. 12 Estaríamos muy felices de proporcionar ejemplos – sacados de la historia de la teoría lingüística – de las

ventajas evolutivas del esfuerzo egoísta (SIN DOLOR NO HAY GANANCIA) y de OFUSCAR. Nos abstenemos

de ello por cuestiones de espacio, plenamente seguros de que los lectores no tendrán dificultad para generar

amplia evidencia a su favor.

Page 12: «Abuso de sustancia» y «disfuncionalismo»_ Tendencias actuales en fonología (trad.).pdf

8. Conclusiones

Abogamos por que los fonólogos, como fonólogos, intenten explicar menos, pero de un

modo más profundo. Como esperamos haber indicado, los resultados empíricos

proporcionados por fonetistas y psicolingüistas contribuyen al desarrollo de una fonología

libre de sustancia, y esperamos con ansias cooperación importante con los especialistas

de estas áreas. Reconocemos que solo ellos pueden proporcionarnos explicaciones para

muchas generalizaciones (de la lengua-e) que son impresionantes por su regularidad

estadística.13 Ya que creemos que la atención de la fonología debería estar puesta sobre

la arquitectura cognitiva del sistema computacional, también creemos que los aspectos no

sustantivos de la TO han sido de enorme importancia para el desarrollo del campo. Lo

mejor de la literatura de la TO es que es mucho más explícita acerca de la naturaleza de

la naturaleza del sistema computacional asumido de lo que sus predecesoras solían serlo.

La mera existencia de tal alternativa bien desarrollada a la fonología basada en reglas es

valiosa, independientemente de problemas formales específicos (por ejemplo, los

«cambios en cadena» sincrónicos) o el abuso de sustancia encontrado en cualquier

implementación particular.

9. Referencias

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13 Pero véase a Engstrand 1997a, b para argumentos de que la estadística podría ser engañosa. Por ejemplo,

la aparente marcadez de /p/, como se evidencia por su relativa rareza en inventarios de oclusivas sonoras,

frente a /t/ y /k/, probablemente es ilusoria. La abrumadora mayoría de las lenguas en una base de datos

como el UPSID (Maddieson 1984, Maddieson y Precoda 1989) que carecen de /p/ se encuentran en África.

De la misma manera, las lenguas de África no «evitan» las oclusivas velares sonoras, que se asumen

comúnmente como marcadas (véase la nota a pie número 6). «Por tanto, no se puede concluir que las velares

y bilabiales constituyan miembros universalmente poco representados de las series respectivas de oclusivas

sonoras y sordas. Aunque este patrón debe ser esperado a partir de las restricciones de producción y

percepción propuestas, es ignorada en gran medida por sesgos regionales» (Engstrand 1997a:187).

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