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pdfcrowd.com open in browser PRO version Are you a developer? Try out the HTML to PDF API INICIO NÚMERO ACTUAL ARCHIVO BLOGS CULTURA LIBROS SUSCRIPCIONES CAL Y ARENA Abecedario de Gerardo Deniz (1934- 2014) 1 ABRIL, 2015 Selección: Mary Carmen Sánchez Ambriz

Abecedario de Gerardo Deniz (1934-2014)- Mary Carmen Sánchez Ambriz

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Abecedario de Gerardo Deniz (1934-2014)- Mary Carmen Sánchez Ambriz

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Adrede. Desde que publiqué mi primer libro de

poesía, Adrede, en 1970, decidí que me cambiaría

de nombre. Dejé el Juan por Gerardo y Almela por

Deniz que en turco significa mar.

Bragueta. Alguna vez dije que México me tiene

atrapado por la bragueta. Cuando pronuncié

aquella máxima —al filólogo español Eduardo

Mateo— no había salido de México en cuarenta y

tantos años. Ahora ya se han cumplido sesenta

años desde que llegué a México y, por lo menos,

hace diez años estuve un mes en España. Pero

sigo tan incrustado en México como siempre.

nexos hoyVIERNES, 3 DE ABRIL DE

2015

LA SEMANA SANTA

La pasiónreligiosaJean Meyer

Nuevocatecismo paraindios remisosCarlos Monsiváis

Anniedesapareció enSemana Santa

Sabina Berman

Águila, nopal y

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Cernuda. De lo poco que he leído de poesía

española, Miguel Hernández me resultó

simpático, pero cuando traté de seguir leyendo

me aburrió como casi todos los escritores

españoles desde Quevedo a la fecha. En general,

Águila, nopal ycruz

Solange Alberro

EDICIÓN IMPRESA

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Leerrevista

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no los soporto. Me gustan las fábulas de Iriarte y

Samaniego, y ya. De la poesía española del siglo

XX el único que me interesa es Luis Cernuda;

confieso que no me provoca mucho entusiasmo

pero en comparación con mis intentos fallidos de

leer a Alberti o Alexandre, bendito sea Cernuda.

Chinches. El astrólogo no clava con chinches sus

pronósticos en las empanadas de vigilia; mucho

se le escapa.

Diccionarios. Soy aficionado a las palabras y a los

diccionarios. Otro interés vital para mí ha sido el

conocimiento de varias lenguas. No obstante, mi

relación con otras lenguas es muy limitada.

Confusamente hablo el español, a veces puedo

leer algunas cosas sobre todo cuando son de mi

interés. Me ha llamado la atención saber cómo

Actualidad delpasadoLaexperienciareligiosaJean Meyer

Lo más leídoMi querellacon Paz

Las razonesde latómbola

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funcionan las lenguas, no hablarlas. Años atrás mi

pasatiempo era manejar diccionarios y gramáticas

de distintos idiomas, desde el esquimal hasta el

yagano o yamana; es decir, las lenguas extremas

en el norte y sur del continente americano.

Erdera. Es una palabra vasca que se usa para

referirse a lo que no está escrito en vasco. Y eso

es lo que le sucede a mi libro, no tiene más que

una cita en vasco. Hace más de veinte años, visité

Navarra y Guipúzcoa, y una sola vez escuché

hablar vasco porque se habla más español. No

quiere decir que sea yo de ETA, sino que me

interesan los idiomas. Considero que el vasco es

una lengua muy peculiar, única en Europa, luego

siguen las lenguas caucásicas. Erdera exhibe en

la portada el retrato que me hizo Roberto Rébora

tómbola

AMLO yChigurh

La ciudadque nosinventa

La identidadde géneronos viene dela naturaleza

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Revista Nexos

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y en interiores hay unos felinos juguetones

dibujados por Juan Soriano.

Fondo de Cultura Económica. Trabajé durante

varios años como corrector de estilo en el Fondo

de Cultura Económica. Después de revisar tantos

y tantos libros ajenos, una de las razones por las

que me animé a publicar mi primer libro de poesía

fue porque llegué a la siguiente conclusión: “Esto

mío puede que no sea peor de lo que hay en tal

antología”.

Gatos. La cara del gato es una de las cosas más

perfectas. La quisiera labrada en mi tumba, como

Arquímedes quiso esfera y cilindro: algo había

descubierto, y yo también.

Himno al caos. Algunos críticos han definido mi

Nuestrosblogs

Crisis institucional yGobierno AbiertoBlog de la redacción

Tweets por@nexosmexico

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trabajo como un himno al caos. Y estoy

totalmente en desacuerdo. Todo está articulado y

cuando no lo está es intencional. Confieso que

eso del caos, desde que empecé a publicar, me

tiene un poco harto. Sencillamente es el

testimonio de una pereza mental y de una

autocomplacencia de alguien que dice: “Como yo

no lo entiendo, es caótico”. Quizá porque no tengo

ninguna consideración hacia el lector me he

ganado que digan esas cosas, tal vez. Desde

luego que no es así. Sólo en unos cuantos

lugares, como en el libro Picos pardos, doy rienda

suelta a la libre asociación y a la arbitrariedad. Si

se presenta un juego no aspira llegar al caos, de

todo lo que escribo puedo dar razón y explicarlo,

no lo dejo en el misterio. Caos jamás, sino cuando

me da la gana como un recurso más.

Blog de la redacción

Las noticias jurídicasmás relevantes en elmundo. PrimerReporte 2015El juego de laSuprema Corte

Los franelerosLa brújula

¿Cómo le va almercado del arte enestos tiempos?La rotativa

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Infierno. Todos piensan que cuando mueran se

van a ir al infierno y no, las mejores opiniones

teológicas recientes son que el infierno está

despobladísimo, no tienen más que a un manojo

de monstruitos ahí dentro y los demás, todos,

vamos a ir al purgatorio. Así que más que

prepararse para la condenación eterna, hay que

alistarse para una purga tremenda; y entonces

luego, aguantarse en el paraíso. Ahí sí ni modo.

Calculo que mi estancia en el purgatorio será de

mil 300 a mil 400 años, a no ser que muera en

pleno martirio, entonces uno va a dar de golpe al

paraíso, como le ocurrió al tataratatara abuelo de

Dante. El Virgilio que elegiría para mi estancia en

ese recorrido dantesco, probablemente sería un

investigador de química orgánica o de biología

química, y confieso que algunas muchachas, pero

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en fin, no se le quita a uno lo cursi. En definitiva,

no elegiría a un poeta. Eso sería lo último que

haría. Los poetas, con excepciones honrosas, son

insufribles. Los ha habido llevaderos, tolerables,

quizá alguno simpático, pero eso se da en la

historia de Occidente más o menos cada 50 años.

Por ejemplo, con Alí Chumacero sería

interesante, pero también pienso que nos

cansaríamos pronto. Aunque el pobre Virgilio está

más allá del bien y del mal, no padece angustias

ni nada, sencillamente cumple con lo que le dicta

la providencia y él ya está juzgado y estará en el

limbo de los sabios para siempre.

Jakobson. Cuatronarices (Bothrops asper) es el

título que cierra la poesía reunida en Erdera.

Cuatronarices hace referencia a una de las

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víboras más venenosas que existen. No son las

más temibles, pero sí de primer orden. Las cuatro

narices cuentan con dos agujeros —como nariz—

y dos desembocaduras del órgano de Jakobson,

por medio del cual las serpientes captan olores,

temperatura y sabores; es como si tomaran una

muestra del terreno y lo analizaran. No me

gustaría acostarme con una cuatro narices. Su

veneno es lo que los franceses denominan hierro

de lanza, y es que el efecto es muy similar a

recibir algo así.

Kilos que uno carga en la vida.

Lector. No existe un tipo de lector ideal. En ese

sentido soy de una maldad ilimitada. Así ocurriría

en caso de que no hubiera siempre la posibilidad

para ese hipotético lector de que no pudiera cerrar

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el libro y olvidarlo. Pero si se puede hacer eso,

entonces me puedo dar el lujo de escribir el libro y

olvidarlo. Aproximadamente tengo seis personas

que me leen, entiendan o no. Además, a mí me

encanta explicarme a mí mismo, hasta he

publicado un libro en donde abordo este asunto,

Visitas guiadas. ¡Oh prodigio!, se agotó.

Metafísica del poema. Me gustaría ser recordado

porque jugué un poco con la gramática china, o la

estructura de los ácidos nucleicos, todo eso hice;

sin embargo, la metafísica del poema me está

cerrada, se ve que para siempre, aun cuando no

me muriese este año, o en el otro o todavía en el

otro.

Nautilus. Si me pregunta cómo sería mi Nautilus,

sería un lugar risible en el cual se trata de cultivar

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todo género de esoterismos, mafufadas que

conducen siempre al fracaso. Por supuesto que

ésta es una adaptación mía: sigo pensando sin el

menor respeto en 20,000 lugares bajo las madres,

como me enseñó a decir José de la Colina.

Octavio Paz. El aliento de Paz fue esencial para

que yo publicara mis poemas y no los dejara

guardados en un cajón. Por estímulo personal de

Paz entregué a una editorial mi primer libro. Y

nunca hubiera imaginado que escribir sería útil

para mí. Quién lo iba a pensar, escribir ha

acabado por ser mi único sostén en la vida.

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Poetas tutelares. Saint John Perse, Baudelaire,

T.S. Eliot, López Velarde, Gorostiza, Alí

Chumacero y Octavio Paz. Todos ellos son

esenciales. Lo siguen siendo. No he cambiado

para nada desde aquella revelación sobre lo que

representa para mí la poesía, cuando estaba en la

preparatoria. En esos años la poesía se convirtió

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en algo odioso y cuando me emancipé, sin querer,

salió todo y resultó que había por ahí un

rinconcito, muy estimable, de autores. Y ya era

bastante, porque vivía no sólo entregado a mi

abominable trabajo de traductor sino a mi estudio

de lenguas y tiempo atrás, a la exploración de la

química y la biología; aunque eso ya es de la

prehistoria absoluta, eso ya es el Neandertal de

éste que le habla.

Química. Tendría unos ocho años, cuando ya me

gustaba preparar revoltijos con las cosas de la

cocina, y preparaba unas mezclas de sal y de

pimienta, pero eso sería la prehistoria de mi

química. Lo que fue un motivo desencadenante

importante fue que mi padre tuvo —el pobre, para

ganarse la vida— que leerse las 2,222 páginas de

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tres tomos titulados Productos químicos y

farmacéuticos que era la descripción de la

preparación de mil y pico de sustancias. Entonces

todo eso me fascinó y me propuse que algún día

debería entender aquello. Pasaron unos tres años

y ya me decidí a que eso había que tomarlo en

orden y conseguí una química inorgánica, me la

estudié, y después seguí con la química orgánica

y luego fue el despapaye porque ya me puse a

leer todo lo habido y por haber. Entré a ayudar en

un laboratorio de investigación, que por desgracia

dirigía —por interpósita persona— una bruja,

aunque las brujas tienen fama de hacer una

química formidable, pero eso sobre todo en la

literatura, porque en la vida real son bastante

odiosas. Y como dirigía la bruja el laboratorio,

pues se encargó de hacerme la vida difícil, pero

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aquello tuvo la virtud de mantenerme un par de

años en trabajo de laboratorio. Cuando entré al

laboratorio iba a cumplir 18 años. La química que

me interesa no es la teórica que es

comparativamente poco volumen y que es más

que nada física teórica y para eso soy muy malo.

En cambio, las formulitas, estructurales o de todas

clases que me iba encontrando, siempre me

encantaron y las conocí muy bien. Hasta ahora

que no veo.

Roberto Rébora. Talentoso artista plástico y editor

que me ha hecho varios retratos y ha mostrado

interés en mis libros.

Siglo. Me hace falta vivir otro siglo para

confundirme más y para verme ajeno, de otro

modo con eso me doy cuenta de que no escribo

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igual, pero me tiene sin cuidado. No me ocupo por

analizar en qué consiste mi evolución. Eso será

un buen tema para una profesora gringa, que allá

por el año 2050 hará una tesis y ahí se explicará

todo, pero yo estaré ocupado expiando mis

pecados.

Tormenta. Han comparado mi poesía con un

naufragio. A veces dicen cosas hermosísimas.

Evidentemente es otra versión del famoso caos y

no es para tanto. A mí no se me ha naufragado

nada. Los barcos que tengo, si no navegan, no es

por falta de ganas y tampoco porque estén

hundiéndose en una tormenta; si acaso no salen

del puerto es porque no me dejaron. A estas

alturas más vale hablar en pretérito.

Unicornio. “La caza del unicornio” es un poema

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que forma parte de Grosso modo (FCE, 1988).

Habla de una compañera de trabajo que mostraba

con orgullo las fotografías tomadas por un

admirador durante una manifestación política, en

donde aparecía siempre a solas, lo que daba a

sus poses y actitudes un aire como de estar en

una especie de transe porno.

Verne. Las 20,000 leguas de viaje submarino y el

Viaje al centro de la Tierra son el par de libros que

más he releído en mi vida. Aunque eso viene de la

infancia, de vez en cuando puedo releer algo de

Julio Verne y también puedo vivir sin él. Estos

libros copérnicos siguen vigentes para mí. Yo no

leo narraciones, apenas algunos cuentos y, en

general, la novela me está vedada, por eso me

refugio en este par de obras. Verne es un autor

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para mí como no lo son Dostoievski ni Balzac ni

Dickens ni Joyce ni Proust ni Kafka ni William

Faulkner.

Waley. Una ocasión Robert Graves le preguntó a

Arthur Waley, especialista en chino y japonés, qué

querían decir los ideogramas chinos de Pound, a

lo que Waley respondió: “Ah, eso es lo que se

pone siempre en las tacitas de té, mil y mil

felicidades para todos. No hay más conceptos”.

Tan alto ejemplo merece ser imitado, quien no

entienda lo que escribo porque hay una frase en

turco o en ruso, lo mejor es que piense que no

dice nada del otro mundo.

X. Los intelectuales para mí son X. El eje central

de lo que escribo es ocuparme de lo que conozco,

no he llegado a ser un intelectual de esos que

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pueden escribir absolutamente de todo, mis

temas son muy limitados.

Y mi poesía, como todas, es racional. Claro que

nunca por completo, pues nunca podré explicar

por qué escribí precisamente tal o cual cosa.

Zutano. En la poesía mexicana, si se modifica el

proyecto de escritura de Mengano y Zutano, no

quiero decir nombres, habría que ver qué

revoluciones internas padecen… ¡ninguna! Se

puede pasar de uno a otro con gran facilidad. No

hay diferencia entre lo que se escribía en 1960 y

lo que se escribe ahora. Con afortunadas

excepciones, claro. Han pasado casi cincuenta

años y todos siguen haciendo el mismo galimatías

de palabras. Eso sí lo encuentro bastante caótico.

Todo está basado en un vocabulario básico de

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palabras prestigiosas y escriben cosas como: “El

agua contra la piedra despierta en la noche”. Eso

no quiere decir nada.

Mary Carmen Sánchez Ambriz

Periodista cultural, ensayista y editora freelance.

2015 Abril, Ciudad de libros.

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