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    GIAMBATTISTA VICO: EL MUNDO CIVIL HECHO POR LOS HOMBRES.

    por Alfonso García Marqués

    Publicado en Armando Segura Naya (dir.),  Historia universal del pensamiento

     filosófico, Liber, Bilbao 2007, vol. III, pp. 239-264. ISBN: 978-84-936043-3-2.

    1. Vida y obras .............................................................................................. 1

    2. Sentido e importancia de la filosofía de Vico............................................. 3

    3. El verum factum ........................................................................................ 5

    a) El verum factum en el De antiquissima ................................................ 5

    b) El verum factum en la Scienza nuova .................................................. 6

    4. Las ciencias en el De antiquissima ........................................................... 8

    5. Polémica anticartesiana .......................................................................... 10

    6. La nueva Ciencia: el hombre hace el mundo civil ................................... 11

    7. La metafísica de la mente ....................................................................... 13

    a) Las modificaciones de la mente......................................................... 13

    b) La mente poética................................................................................ 15

    c) La mente reflexiva.............................................................................. 17

    8. El método: la unión de filología y filosofía ............................................... 189. Los principios .......................................................................................... 20

    a) Modo de hallar los principios: el senso comune................................. 20

    b) Establecimiento de los principios ....................................................... 22

    10. Providencia divina y libertad humana.................................................... 24

    Bibliografía .................................................................................................. 26

    1. Vida y obras

    Giambattista Vico nace en Nápoles en 1668, y muere en la misma ciudad en 1744.

    Sexto de ocho hijos de un modesto librero. Tuvo una educación desordenada a causa de su

    mala salud, agravada por una caída que le fisuró el cráneo. Se puede decir que fue un

    autodidacta, con abundantes y desordenadas lecturas de filosofía antigua, derecho romano,

    civil y eclesiástico, autores nominalistas, escotistas y suarecianos, y numerosos pensadores:

    Platón, Aristóteles, Tácito, Quintiliano, san Agustín, Dante, Petrarca, Malebranche, Hugo

    Grocio, etc. No obstante, su formación primera fue fundamentalmente filosófica, jurídica e

    histórica.En 1699 obtuvo la Cátedra de Retórica en la Universidad de Nápoles, que si bien no era

    la que más le agradaba, le era necesaria por motivos económicos. Por eso, en 1723, intentó

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    conseguir la Cátedra de Leyes, mucho mejor remunerada, pero no obtuvo ni un solo voto, por

    la intrigas académicas y por su carácter, poco dado a seguir las modas intelectuales del

    momento.

    La vida de Vico no fue fácil. Por un lado, su actividad investigadora y universitaria

    transcurrió en la oscuridad y la incomprensión: sus contemporáneos no supieron ver el valor yla novedad de sus obras, y tuvo que padecer desde el inicio de sus publicaciones ácidas

    críticas y valoraciones muy negativas. Por otro lado, sufrió continuas penurias económicas

    para poder mantener a sus cinco hijos, agravadas por la escasa capacidad de su mujer por

    gobernar su casa y por sus graves dificultades familiares: enfermedad crónica de una hija,

    delitos de un hijo, que acabó en la cárcel, etc. Esto no llevó a Vico al desánimo, sino a una

    intensa actividad literaria, además de la científica, para obtener ingresos: escribió panegíricos,

    himnos, discursos de ocasión, obras de historia, etc.

    Como parte del trabajo de su Cátedra de Retórica, fue encargado de dar varias leccionesinaugurales entre 1699 y 1708. Constituyen las 6 Orationes,  a las que hay que añadir la

    séptima, de 1708, De nostri temporis studiorum ratione (Sobre el método de los estudios de

    nuestro tiempo), publicada a su costa, tras haberla ampliado notablemente. En ella se

    encuentran los primeros atisbos de lo que será lo más genuino de su pensamiento.

    En los años siguientes, concibe Vico una gran obra filosófica, De antiquissima Italorum

    sapientia ex linguae latinae originibus eruenda (Sobre la antiquísima sabiduría de los ítalos,

    obtenida de los orígenes de la lengua latina; se cita en este capítulo como AS), que debería

    contener tres libros:  Liber metaphysicus,  Liber physicus  y  Liber moralis. Si embargo, sólopublicó el primero, en 1710, pues fue criticado ásperamente por la prestigiosa revista

    veneciana Giornale dei letterati di Italia.  Defendió su obra mediante dos  Respuestas

    (conocidas como Prima risposta y Seconda risposta), en 1711 y 1712. No obstante,

    desilusionado y con dificultades económicas, abandonó el proyecto filosófico, a lo cual

    contribuyó también las dificultades especulativas con que tropezó al intentar completar la

    trilogía proyectada. Se dedicó entonces a actividades literarias remuneradas, entre las que

    destaca De rebus gestis Antonii Caraphaei libri quattuor (Las empresas de Antonio Carafa,

    en cuatro libros), publicada en 1716.

    Siguiendo sus intereses jurídicos e históricos y llevado por la idea de conseguir la

    mencionada Cátedra de Leyes, publicó en 1720  De universi iuris uno principio et uno fine 

    (Sobre el único principio y el único fin del derecho universal) y en 1721  De constantia

    iurisprudentis (Sobre la coherencia del jurista), a los que añadió, en 1722, unas extensas

     Notae in duos libros  (Notas a los dos libros). El fracaso en la pretensión de esta cátedra le

    hizo “desesperar de tener algún día un lugar digno en su patria” (Autobiografía 34). Sin

    embargo, pronto se repuso “de este adverso golpe de la fortuna, que hubiera hecho a otros

    renunciar a todas las letras e incluso arrepentirse de haberlas un día cultivado” (Autobiografía

    34).A partir de ese momento dedicó sus esfuerzos a la redacción de su obra principal:

    Principios de una ciencia nueva en torno a la naturaleza común de las naciones, por la cual

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    se hallan los principios de otro sistema de derecho natural de gentes  (abreviadamente

    Scienza nuova prima).  Fue publicada en 1725 y encontró escasa acogida en los ambientes

    filosóficos. Es más, fue objeto de una imprecisa e injusta recensión publicada en las  Acta

    eruditorum lipsiensia, de la que Vico se defendió publicando en 1729 sus Vici vindiciae 

    (Reivindicación de Vico). No obstante, estaba contento de su obra y era consciente de suimportancia.

    De 1725 a 1728, a instancias de Giovan Artico di Porcia, que estaba publicando una

    serie de biografías de sus contemporáneos, escribió Vida de Giambattista Vico, escrita por él

    mismo  (conocida como  Autobiografía), que completó luego en 1731 (Añadidura hecha por

    Vico a su autobiografía), aunque este complemento no vio la luz hasta 1818.

    Durante todos estos años trabajó incansablemente en revisar su obra principal, dando

    lugar a Principi di Scienza nuova d’intorno alla comune natura delle nazioni (Principios de

    ciencia nueva en torno a la naturaleza común de las naciones; abreviadamente Scienza nuovaseconda,  o simplemente Scienza nuova;  se cita en este capítulo como SN, seguida del

    parágrafo de la edición de Nicolini). Fue publicada en 1744, poco después de la muerte de

    Vico, que ocurrió el 20 de enero de ese mismo año.

    A pesar de sus muchas dificultades profesionales y familiares, y de su difícil carácter

    causado quizá por el grave accidente juvenil, la vida de Vico siempre estuvo guiada por un

    ideal: “Conocer con facilidad las verdades eternas del mundo, en todo y con todos obrar con

    suma libertad y diciendo la verdad, y con complacencia de espíritu vivir en modo conveniente

    a la razón: esa es la felicidad humana en la tierra” (De universi iuris, 49).

    2. Sentido e importancia de la filosofía de Vico

    En una primera y externa aproximación, la obra de Vico aparece en su conjunto como

    una especie de enciclopedia barroca, donde tienen puesto todos los saberes teoréticos y

    prácticos, expuestos de una manera artificiosa y complicada. Esa pluralidad temática, junto

    con la notable riqueza de sus tratamientos, ha originado una literatura interpretativa, que

    ciertamente está lejos de ser homogénea. Su filosofía ha sido presentada como un

    positivismo, un empirismo o un utilitarismo; como un platonismo, un agustinismo o, incluso,como una filosofía cristiana, sea tomista o escotista; como un idealismo ante litteram; como

    una filosofía transcendental o como un transcendentalismo lingüístico; como un marxismo o

    como un defensor de la vieja cultura hispano-italiana frente a las nuevas tendencias

    afrancesadas; como el iniciador de las ciencias histórico-sociales, de la antropología y de las

    ciencias humanas en general; e incluso como un autor sin relevancia especulativa.

    Sin embargo, cuando en su Autobiografía interpreta su trayectoria intelectual, no duda

    en mostrar su profunda intención y la continuidad de su obra: “Desde el tiempo de la primera

    oración que he reseñado, y tanto en aquélla como en todas las siguientes, pero especialmenteen la última, se ve abiertamente que yo agitaba en mi ánimo un argumento nuevo y grande:

    hallar un principio que uniese todo el saber humano y divino”(Autobiografía 24). La unidad e

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    intención de la obra viquiana no puede estar expresada con más claridad: la búsqueda de la

    unidad del saber, lograda a través del hallazgo de un principio unificante. Desde este punto de

    vista, se pueden describir las principales obras de Vico como reiteradas concreciones de su

    intento por construir una filosofía unitaria que abarcase todo el saber de su época, y superase

    las fuertes limitaciones de la filosofía imperante, es decir, del cartesianismo, aunque tambiéndel empirismo y demás reductivismos. De este modo, en función de sus principios filosóficos,

    Vico pudo dar razón de las ciencias de la naturaleza que ya habían sido elaboradas (físicas

    antigua y moderna) y de los conocimientos del mundo humano (el derecho, la economía,

    política, etc.), pero lo principal es que su pensamiento va a ser una nueva fundamentación y

    reconstrucción del mundo humano en todas sus facetas, incluida una nueva concepción del

    hombre, para lo que atiende especialmente a las dimensiones sociales e históricas.

    Desde esta perspectiva, aunque las Orationes y el De nostri temporis studiorum ratione 

    se sitúan en el ámbito del humanismo, explicitando temas como la educación de la juventud,el cultivo de las artes y ciencias humanas (retórica, tópica, moral, política…) en polémica con

    el cartesianismo, el argumento unitario de fondo es la sabiduría. Igualmente, su primera gran

    obra filosófica –el  De antiquissima Italorum sapientia – es un intento formal de

    sistematización y fundamentación de todo el saber humano, realizado principalmente a través

    del descubrimiento de su famoso principio verum esse factum (lo verdadero es lo hecho). En

    este sentido, el  De antiquissima  puede considerarse como una teoría sobre los límites y

    alcance del conocimiento, que mantiene un equilibrio entre el escepticismo y el dogmatismo.

    Sin embargo, en esa última obra Vico no logra culminar su tarea: la fundamentación delas ciencias humanas. Han de sucederse diversos intentos sucesivos de tal elaboración  –De

    uno universi iuris principio et fine uno y  De constantia iurisprudentis –, antes de que Vico

    logre hacerse cargo de todo el alcance especulativo de su principio, y obtenga sus

    consecuencias principales, tal como aparece en la primera edición de su nueva Ciencia, la

    Scienza nuova prima, cuya versión definitiva es la Scienza nuova seconda. De este modo, el

    Napolitano pudo considerar finalmente que había logrado su propósito: “En esta obra se

    encuentra, por fin, totalmente desarrollado aquel principio, que confusamente y no con toda

    distinción había concebido en mis obras precedentes” (Autobiografía 35).

    Como es sabido, la filosofía de Vico no fue precisamente la que triunfó en Europa, sino

    más bien el racionalismo, que, transformado en pensamiento ilustrado, plasmó la conciencia

    europea hasta nuestros días, en que la postmodernidad parece haber sido la liquidación

    definitiva de la Ilustración. En este sentido, la filosofía de Vico tiene aún mucho que decirnos

    a los occidentales de inicios del siglo XXI: el pensamiento viquiano fue un intento, distinto

    del racionalismo y por tanto de la Ilustración, por fundar una civilización. Por esto mismo, la

    filosofía de Vico se ha revalorizado constantemente a lo largo del siglo XX. No pocos

    pensadores se remiten a ella para obtener nuevos modos de enfocar las cuestiones que nos

    preocupan, y declaran abiertamente que Vico es el antecesor de no pocas actuales disciplinas,tales como la filología, la sociología, la filosofía de la historia y, en general, las ciencias del

    espíritu.

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    3. El verum factum  

    El principio fundamental de toda la filosofía de Vico, y el único que podría permitir la

    unidad del saber, es el de la reciprocidad o convertibilidad de lo verdadero  con lo hecho.

    Vico lo formula sintéticamente en el  De antiquissima, diciendo “verum esse ipsum factum”

    (AS 63) (lo verdadero es lo mismo que ha sido hecho); de ahí que haya pasado a la historia de

    la filosofía, con elegante concisión latina, como verum factum. 

    Este principio es afirmado constantemente por Vico desde el  De studiorum ratione 

    hasta la Scienza nuova seconda, aunque indudablemente no con la misma explicitación: en el

     De studiorum ratione, es mencionado de pasada en dos o tres líneas, mientras que en el  De

    antiquissima  es expuesto y sistemáticamente explicado y, por último, usado en la Scienza

    nuova  para fundamentar y construir esa Ciencia. Esa indudable continuidad del principio

    fundamental es suficiente para desechar las interpretaciones que propugnan la ruptura en el

    pensamiento de Vico, hasta el punto de sostener que haya habido dos gnoseologías en Vico.

    En verdad se pueden detectar diferencias entre las doctrinas centrales de sus diversas obras,

    pero tales diferencias obedecen precisamente al grado de madurez que la comprensión de su

    principio iba adquiriendo. Por esto, aunque indudablemente en la Scienza nuova  hay una

    extensión del verum factum  al campo de lo humano –que no había sido vista en el  De

    antiquissima –, más importante aún es hacerse cargo de que el principio es repensado entre

    una y otra obra, para poder aparecer por fin “totalmente desplegado” (Autobiografía 35). 

    a) El verum factum en el De antiquissima  

    Inicia Vico el  De antiquissima  sosteniendo directamente que “para los latinos «lo

    verdadero» y «lo hecho» son recíprocos, o como suele decirse en las Escuelas, se convierten”

    y, tras añadir una serie de etimologías latinas, concluye que “lo verdadero es lo hecho” (AS

    63). De entrada, cabe señalar que, frente a una doctrina de la verdad como algo poseído

    pasivamente por la mente, Vico hace hincapié en la actividad mental: lo verdadero, tomado

    en toda su generalidad, es el término de un proceso constructivo en que el resultado es tanto

    el objeto hecho como la verdad alcanzada, que son lo mismo. Saber, poseer la verdad, es el

    resultado, lo hecho a través un proceso de causación: saber es componer; lo compuesto, lohecho, es lo verdadero.

    A partir de ese principio, Vico deduce qué es, en general, saber: “Saber (scire)  es

    componer los elementos de las cosas” (AS 63). Es decir, cualquier forma de saber requiere

    poseer los elementos de las cosas para poder hacerlas; saber, en sentido propio, es

    precisamente componer esos diversos elementos hasta conseguir construir adecuadamente la

    cosa. Con esto, Vico está defendiendo una concepción constructiva del saber; es decir, el

    conocimiento no es algo pasivo, sino una actividad que posee al menos dos momentos: por un

    lado, el hallazgo o posesión de los elementos y, por otro, su estructuración para dar origen alos objetos.

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    Tener en cuenta el interlocutor de Vico ayuda también a comprender el sentido y

    novedad de verum factum.  Tal interlocutor es Descartes, lo cual significa que con este

    principio se afirma la convertibilidad no entre la verdad y lo constatado, sino entre lo

    verdadero y lo realizado. Es decir, frente a Descartes, Vico quiere mostrar que el

    conocimiento científico no consiste en la mera conciencia del objeto, ni en la constatación –por muy evidente que sea– de su presencia, sino en la comprensión del objeto a través de un

    proceso que lo reconstruya.

    Ahora bien, sostener la identidad entre lo verdadero y lo hecho, entre verare y facere, 

    obliga a Vico a establecer una serie de distinciones entre los diversos tipos de actividad

    mental productora de verdad: uno perfecto, intelección,  que consiste en poseer todos los

    elementos de los que están hechas las cosas y, por ende, en hacerlas totalmente, y otro

    limitado,  pensamiento, en el que sólo se consiguen hallar algunos de los elementos de las

    cosas y, por tanto, no se puede expresar una idea perfecta y acabada de ellas. Vico muestra ladiferencia entre los dos tipos de conocimiento a través de una distinción que podríamos

    llamar cuantitativa: la mente divina es infinita, conoce todos los elementos de las cosas, tanto

    los internos como los externos, y realmente ha hecho todas las cosas; por tanto, conoce todo

    exhaustivamente. En él se da el conocimiento perfecto en todos los sentidos, por eso su scire 

    es intelligere. Nosotros, por el contrario, no poseemos los elementos de las cosas, pues

    nuestra mente está fuera de las restantes realidades y, por tanto, tiene que contentarse con

    recoger los elementos externos –y no todos– de las cosas, y a lo más que podemos aspirar es a

    reconstruirla parcialmente mediante experimentos. En consecuencia, el scire humano escogitare, nunca intelligere.

    b) El verum factum en la Scienza nuova  

    Entre el De antiquissima y la Scienza nuova, Vico repiensa el verum factum, pues este

    principio, aunque no es desarrollado explícitamente en la obra definitiva, es usado en ella con

    matices distintos que en las obras anteriores. Según parece una insuficiente concepción

    antropológica impidió inicialmente a Vico la comprensión exacta de su principio. El hombre

    de la Scienza nuova ya no es una mente pura desconectada de un cuerpo (Platón, Descartes),

    cuya realidad consiste en obrar sólo mentalmente, de modo que su obra perfecta sólo pueden

    ser las matemáticas. Será, por el contrario, una mente modificada por su conexión con el

    cuerpo que necesariamente conoce de diversos modos (poético y reflexivo) y cuya actividad

    no es puramente mental, sino que también toca lo real físico. El hombre no es ya solamente

    un dios-mente disminuido, sino una mente corpórea.

    En el  De antiquissima,  el verum factum  es referido al hombre, pero como una

    participación o analogía del verum factum  divino, que aparece en el hombre “degradado”

    cuantitativamente: nuestra mente sólo es capaz de aferrar algunos elementos de las cosas; la

    divina, todos. En la Scienza nuova,  el verum factum  se constituye como el principio

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    ontológico y gnoseológico transcendental que rige toda la actividad de nuestra mente en

    ambos planos. En una palabra, es la estructura fundamental del ser humano.

    El descubrimiento de la temporalidad intrínseca de la mente humana con sus dos

    modificaciones o modalidades básicas –la poética y la reflexiva– permitió a Vico establecer

    que la actividad propia del ser humano es reflexiva. Es decir, en las primeras obras de Vicoestá totalmente ausente el doble paso en el proceso cognoscitivo (y ontológico) humano: un

    momento creador, activo, en el que hacemos los objetos o incluso cosas reales, y un momento

    reflexivo por el que reconstruimos los objetos de modo crítico en el orden gnoseológico. No

    se trata de dos principios distintos, sino del único verum factum aplicado unitariamente en dos

    momentos íntimamente conectados: el momento creador, en el que nuestra mente conociendo

    crea (sapienza poetica)  y un momento reflexivo en que conocemos científicamente

    rehaciendo eso mismo que ya hemos hecho (sapienza riposta).

    Atendiendo al doble momento de realización del verum factum, es fácil darse cuenta dela novedad –dentro de una continuidad esencial– del principio viquiano .  En el  De

    antiquissima, el principio es válido para el hombre, pero como una transposición de lo que

    sucede con la mente divina. En Dios hay un único momento para el verum factum,  pues

    obrando conoce sin necesidad de una posterior reflexión. Este mismo modelo, con la salvedad

    cuantitativa, es aplicado al hombre: al obrar directamente conoce lo hecho; no tiene lugar

    ninguna reflexión posterior. En la Scienza nuova,  por el contrario, se distingue –para el

    hombre– el momento creador del reflexivo; o mejor dicho, lo ontológico y lo gnoseológico,

    que en Dios son pura unidad, puesto que en él lo real es lo mental, mientras que en el hombreestán unidos pero sin fundirse en un único momento.

    En este sentido, desarrollando elementos implícitos del De antiquissima, Vico reconoce

    que la fórmula “conocer y hacer son lo mismo” hay que entenderla en diversos sentidos,

    según los tipos de mente. Para la divina es así sin más, manteniendo siempre la unidad sin

    ningún tipo de doble momento. Para la mente humana, es preciso establecer la dualidad de

    momentos: ciertamente verare  es  facere,  pero la primera sabiduría es espontánea, no

    plenamente consciente; la segunda sabiduría es posesión crítica de la verdad hecha. De este

    modo se puede justificar plenamente el conocimiento de los objetos: objeto y mente son

    plenamente homogéneos, pues sucede que la mente reconoce lo que previamente ha puesto en

    las cosas, sean cosas matemáticas, sean realidades históricas.

    Así, se puede entender más claramente el sentido del  factum viquiano: el objeto de la

    Scienza nuova, el mundo civil, es hecho por los hombres en un doble sentido: poéticamente y

    reflexivamente. Y en modo paralelo, cualquier actividad humana y el conocimiento del

    mismo hombre estarán mediados por el doble momento estructural del espíritu. De este modo,

    el verum factum  se constituye en el principio que rige toda la realidad, divina y humana,

    ontológica y gnoseológica.

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    4. Las ciencias en el De antiquissima

    Tras haber expuesto al inicio del  De antiquissima,  cap. I, § 1, la doctrina del verum

     factum, pasa Vico a construir una teoría de las ciencias, a lo cual dedica el segundo parágrafo.

    Su teoría de la ciencia es una rigurosa aplicación del verum factum, pues el verum factum y el

    criterio de verdad  –esse fecisse  (haberlo hecho)–, tal como aparece en el  De antiquissima,

    están especialmente orientados al conocimiento científico. Además, no hay que olvidar el

    proyecto viquiano de “unir en un principio todo el saber divino y humano”. Por tanto, era

    fácilmente previsible que Vico, tras enunciar el principio, desarrollase sus consecuencias, que

    además contribuyen a clarificar aún más su sentido y alcance.

    Para clasificar las ciencias, Vico utiliza como criterio fundamental el verum factum, es

    decir, atendiendo a qué es lo que construyen, podremos distinguir unas ciencias de otras. Pero

    Vico no se limita a utilizar su principio para establecer los objetos, sino que también deduce

    de él el grado de verdad y certeza de cada ciencia.

    Sin embargo, utiliza también otro criterio, pero que es puesto en conexión con el verum

     factum. La universalidad y la necesidad son características esenciales de la ciencia, y, por eso,

    toma como segundo criterio para establecer el grado de certeza de cada ciencia su mayor o

    menor independencia de lo material: “Dado que la ciencia humana se apoya en la abstracción,

    las ciencias son tanto menos ciertas cuanto más se sumergen en la materia sensible” (AS 69).

    Ahora bien, no hay que considerar que este criterio se opone al primero, pues Vico lo

    reinterpreta a la luz del verum factum. Lo real es lo singular concreto, lo material, por tanto,

    cuanto más alejado de la materia esté el objeto de una ciencia, cuanto más abstracto sea, tantomás mental será; y, por tanto, más caerá bajo el poder del hombre su completa construcción:

    “El hombre opera en el mundo de las abstracciones como Dios en el mundo de las cosas

    reales” (Seconda risposta 157). Precisamente el problema del conocimiento de los principios

    de las cosas físicas es que tales cosas están fuera de nosotros, de nuestra mente. Ahora, en

    cambio, al tratarse de objetos abstractos, de objetos de ciencia, no de cosas físicas, toda su

    realidad depende de nuestra mente. Si hay una ciencia puramente mental, ésa será la más

    cierta, pero pagando el precio de no hablar directamente de las cosas reales. En definitiva, se

    trata de un criterio concordante con el primero.Según los dos criterios expuestos, Vico ofrece en el  De antiquissima,  la siguiente

    clasificación: “De todo lo que hasta ahora se ha disertado, podemos colegir absolutamente

    que el criterio y la regla de lo verdadero es haberlo hecho […]. Y dado que la ciencia humana

    surge de la abstracción, tanto menos ciertas serán las ciencias cuanto más se adentren en la

    materia corpórea. La mecánica será menos cierta que la geometría y que la aritmética, porque

    estudia el movimiento, pero con el auxilio de máquinas; la física es menos cierta que la

    mecánica, porque la mecánica contempla el movimiento externo de la periferia, mientras que

    la física considera el movimiento interno de los centros; la moral es menos cierta que la física,

    porque la física estudia los movimientos internos de los cuerpos, que proceden de la

    naturaleza, la cual es cierta, pero la moral escruta los movimiento de los ánimos que son

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    totalmente íntimos y, además, generalmente proceden del deseo, que es indeterminado” (AS

    69).

    Según esta exposición, hay fundamentalmente cuatro ciencias: las matemáticas, la

    mecánica, la física y la moral. En primer lugar, están las matemáticas, pues sus principios

    están en nuestra mente y, por tanto, en ellas se da la mayor operabilidad y no dependen de lamateria. Por eso, Vico las considera las ciencias por excelencia. Son las únicas ciencias

    totalmente operativas y que cumplen con todo rigor el verum factum:  “Este criterio me

    asegura que las únicas ciencias humanas son las matemáticas” (Seconda risposta  156); es

    decir, son las únicas que consiguen la construcción total del objeto a partir de los elementos

    poseídos por el sujeto. En este sentido, la otra ciencia posible es la divina: sólo Dios es capaz

    de crear los entes reales. Por esto, Vico insiste en que las matemáticas son las únicas ciencias

    que proceden de modo divino: “Las matemáticas son las únicas ciencias que consiguen la

    verdad humana, porque solamente ella proceden a semejanza de la ciencia de Dios” (Primarisposta 135).

    Con la distinción entre mecánica y física, Vico tiene presente la oposición que había en

    su época entre la nueva física matematizada y la antigua física aristotélica. Vico era

    plenamente consciente de la superioridad de la nueva física, que trataba de realidades en

    materia, como es el movimiento, pero de modo matemático y constructivo (“con el auxilio de

    máquinas”, dice Vico). Por eso, constata la imposibilidad de conocer la naturaleza íntima de

    las cosas y, por tanto, el fracaso de la física aristotélica frente a la nueva física: “La física

    llamada aristotélica ha caído hoy en descrédito, precisamente por su excesiva universalidad;por el contrario, el género humano se ha enriquecido enormemente con nuevas verdades,

    gracias al fuego y las máquinas, instrumentos de los que se vale la física reciente, que hace

    cosas semejantes a las obras peculiares de la naturaleza” (AS 77). El enfoque viquiano del

    conocimiento de la naturaleza no es una simple consecuencia de un estado de opinión: sus

    planteamientos especulativos le hacen tener un conocimiento sobre el funcionamiento de la

    física muy superior al de la mayoría de sus contemporáneos, incluidos los científicos. Por eso,

    insiste en que la superioridad de la física matematizada –la mecánica– se debe a que ella es

    capaz de hacer cosas semejantes a las de la naturaleza; o sea, de conocer haciendo ( verum

     factum).

    Por último, la moral se adentra demasiado en lo particular concreto y, por tanto, tienen

    menos que ver con lo mental y lo abstracto. La incertidumbre de los deseos humanos

    dificultan máximamente la consecución de la universalidad y necesidad propias de la ciencia.

    Así pues, la física no matematizada y la moral son las ciencias más imperfectas, hasta el

    punto que se podrían considerar que no son ciencias, dado su escasa capacidad constructiva.

    Por eso, aunque la intención de Vico era dedicar el segundo libro del  De antiquissima  –el

     Liber physicus– a la física y el tercero –el  Liber moralis–  al estudio de la moral, tales libros

    nunca fue escritos. No era su interés escribir un tratado de mecánica, la única física que podíahacerse según el verum factum. Y un tratado de moral, era igualmente imposible según el

    verum factum; o mejor dicho, no según el alcance que, por el momento, Vico le atribuía: no

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    había visto aún la posibilidad de hacer ciencia rigurosa sobre el mundo humano, puesto que lo

    entiende como aquello que surge de la voluntad o del deseo de cada persona singular. Por

    tanto, su materia, las realizaciones de cada individuo, no parece que puedan ser objeto de

    ciencia por carecer totalmente de universalidad y necesidad.

    5. Polémica anticartesiana

    Desde un punto de vista histórico, es relevante la polémica desencadenada por Vico

    contra Descartes, que ocupa el tercer parágrafo del primer capítulo del  De antiquissima.

    Ciertamente, las distancias de Vico respecto a Descartes vienen de lejos, pero ahora,

    apoyándose en el verum factum, la polémica adquiere un tono más denso.

    Comienza Vico reconociendo –no sin cierta ironía– que el cogito ergo sum  es una

    primera verdad evidente no sólo a los filósofos sino a todo ser humano. Para esto, aduce untexto de Plauto, que introduce así: “También el Sosia de Plauto, como en el caso del genio

    falaz de Descartes o del sueño milagroso de los estoicos, es inducido a dudar de su propia

    existencia por Mercurio, que había tomado su imagen. A fuerza de meditar se aquieta en esta

    primera verdad: «[…] Cuando pienso, realmente estoy cierto de que yo soy y de que siempre

    fui»” (AS 71 y 73). Y comenta Vico: “La certeza de pensar es conciencia, no ciencia. Se trata

    de un conocimiento accesible a cualquier ignorante como al Sosia de Plauto, no de una rara y

    refinada verdad que necesite, para ser encontrada, de una profunda meditación por parte de un

    gran filósofo. Saber (scire) significa poseer el género o forma con el que se hace una cosa;

    por el contrario, tener conciencia se refiere a aquellas cosas de las que no podemos

    demostrar” (AS 73).

    En la crítica de Vico está operante una distinción fundamental entre dos formas de

    conocimiento: conciencia y ciencia. Ciertamente somos conscientes de que pensamos y esto

    no lo duda nadie, ni siquiera el escéptico, pero el problema no reside en ello, sino

    precisamente en que ignoramos las causas y, por tanto, carecemos de ciencia. Así pues, el

    criterio de Descartes me da certeza de mi existencia, y en esa certeza puedo descansar, pero

    no es conocimiento riguroso ni sirve como fundamento para la ciencia: el cogito “no es causa

    de mi ser y, por tanto, no da ciencia del ser” (Prima risposta  135). El criterio cartesianopermite estar seguro, en general, de nuestros conocimientos, pero no sirve para construir una

    ciencia: es criterio para la certeza, no para lo verdadero. El pretendido deductivismo

    cartesiano falla precisamente en su base.

    En este contexto criteriológico, formula Vico su criterio de verdad, que es

    indudablemente una concreción del verum factum: “De todo lo que hasta ahora se ha dicho,

    se puede concluir absolutamente que el criterio y regla de lo verdadero es el puro haberlo

    hecho. Por tanto, la idea clara y distinta de nuestra mente, y lo mismo las otras verdades, no

    puede ser criterio ni siquiera de la misma mente, pues mientras que la mente se conoce no sehace, y, ya que no se hace, ignora el modo o género con que se conoce” (AS 69).

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    Así pues, el único modo de obtener ciencia es a través del criterio viquiano: “Yo

    concedo que aquél método [el de Descartes] es bueno para encontrar signos ciertos e

    indubitables de mi ser, pero no es bueno para encontrar las razones. En la  Respuesta definí

    «razón» como aquello que para producir el efecto no necesita de nada exterior. De esta

    definición se tiene como corolario inmediato que la ciencia es tener conocimiento de este tipode causa (por tanto, el criterio de tener ciencia de una cosa es efectuarla) y que probar por la

    causa es hacerla. Y eso es absolutamente verdadero porque se convierte con lo hecho, y el

    conocimiento de eso y su operación son una misma cosa. […] Esta especie de refutación no

    es despreciar el análisis de Descartes, sino más bien hacerle justicia” (Seconda risposta 156).

    Es claro que Vico no elimina la conciencia por la que constatamos y tenemos plena certeza de

    algunos aspectos de la realidad, pero la coloca en su lugar: la conciencia no es la fuente de la

    verdad críticamente poseída; la fuente es el  factum,  o sea, la cosa misma real, pero no en

    cuanto objeto dado, sino como objeto construido: tener ciencia es componer los elementos,poseer el género o forma, conocer las causas, a partir de los cuales surgen las cosas reales.

    Vico polemiza también con Descartes a propósito del método, mostrando la

    imposiblidad de aplicar el método matemático a la mayoría de las materias. Subraya la

    importancia de la tópica, olvidada por los cartesianos, pero sin descuidar la necesidad de la

    crítica. Su propuesta es la unión de tópica y crítica, de invención y análisis, que preanuncia la

    unión de filología y filosofía de la Scienza nuova.

    6. La nueva Ciencia: el hombre hace el mundo civil

    La concepción viquiana de las ciencias es completada y fundamentada adecuadamente

    en la Scienza nuova, donde Vico no sólo consigue la elaboración de una ciencia en el más

    pleno sentido del término, una nueva Ciencia totalmente regida por el verum factum, sino que

    además halla una vía adecuada para la solución de los problemas relativos a los fundamentos

    de las demás ciencias y de todo el saber humano.

    ¿Qué es lo que permite la construcción de una nueva ciencia? No sin cierta solemnidad,

    Vico anuncia el descubrimiento de un nuevo campo susceptible de ser objeto de esa nueva

    Ciencia: “En tal densa noche de tinieblas, con que está cubierta la primera y lejanísimaantigüedad, brilla la luz eterna –que no tiene ocaso– de esta verdad, que no puede ponerse en

    duda bajo ningún concepto: que este mundo civil ha sido ciertamente hecho por los hombres,

    por tanto, se pueden, porque se deben, encontrar sus principios dentro de las modificaciones

    de nuestra misma mente humana” (SN 331). En este pasaje se encuentra expuesto el gran

    descubrimiento hecho por Vico: hay un ámbito plenamente adecuado a una ciencia humana:

    el mundo civil, es decir, el mundo de las cosas humanas, porque precisamente ese mundo ha

    sido hecho por el hombre, con lo cual tenemos que reconocer que en él podría cumplirse

    adecuadamente el verum factum. Para comprender el exacto sentido en el que Vico habla de construir el mundo civil, hay

    que tener presente, en un primer acercamiento, la distinción entre naturaleza y cultura. Vico,

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    claro está, no habla de construir la naturaleza, ni los aspectos naturales de la acción humana

    (fuerza física que haya que emplear, composición física o química del material utilizado,

    etc.), sino de la acción humana en cuanto cultural y, más en concreto, en su dimensión social.

    Se trata, pues, de considerar la realidad humana atendiendo a sus dimensiones humanas

    colectivas: “Conocimiento en torno a las lenguas y hechos de los pueblos, tanto interiores –costumbres y leyes–, como exteriores –guerras, paces, alianzas, viajes, comercios–” (SN

    139).

    Precisamente ese mundo civil es en su totalidad  fruto de la acción humana, al igual que

    un objeto matemático depende totalmente de quien lo hace. Y además, por ser acción humana

    en cuanto tal, sus causas se hallan en la mente de quien las realiza. Por eso, Vico señala que

    hay que buscar los principios del mundo civil dentro de nuestra mente. En este sentido, es

    clave la distinción entre mundo natural y mundo humano, o sea, el mundo del espíritu, que

    permite poner las bases para comprender que el hombre hace realmente la historia, la cual,por tanto, es homogénea con su espíritu y puede conocerla.

    Además de la distinción entre mundo natural y mundo humano, es decisivo tener en

    cuenta que la nueva Ciencia no se encarga directamente  del estudio de las realizaciones

    concretas  en cuanto a su particularidad. Es decir, no considera la historia, tradiciones,

    técnicas, artes y demás realizaciones culturales concretas  de los pueblos. Ciertamente

    necesita un conocimiento sobre esas cosas, pero no para hacer una teoría, por ejemplo, del

    arte o una filología de tal o cual idioma, sino para conseguir un conocimiento de las

    dimensiones sociales y colectivas de las realizaciones de la humanidad o, como dice Vico, delas naciones. En este sentido, es fundamental considerar que, aunque la Scienza nuova es una

    filosofía de la autoridad, es decir, versa sobre las determinaciones del arbitrio humano, Vico

    no es un voluntarista individualista: el peso decisivo recae sobre la mente que es principio de

    toda actuación colectiva.

    Por eso mismo, la nueva Ciencia tampoco es una historia, ni intenta ser directamente 

    una historia de la humanidad o de tal o cual nación. No tiene como objeto el estudio de los

    acontecimientos fácticos ocurridos, tal como son narrados habitualmente en los estudios

    históricos. Su objeto es el mundo civil: el estudio de las constantes de las naciones, no la

    historia de los pueblos. De ahí que Vico no diga que el hombre hace la historia, sino que el

    hombre hace el mundo civil. Ciertamente considerará aspectos históricos, cronologías y

    lugares, pero sólo en orden a determinar la naturaleza de lo civil.

    En atención a las dimensiones sociales de la acción humana, Vico puede superar la gran

    dificultad que tuvo en el  De antiquissima para elaborar una moral científica: la arbitrariedad

    que introduce la voluntad humana. Podría pensarse que el mundo de las naciones, las diversas

    realizaciones colectivas de los pueblos, es algo totalmente arbitrario, por proceder de la

    voluntad íntima o del deseo indeterminado, y por tanto sernos totalmente inaccesibles sus

    auténticas causas. Vico es totalmente consciente de esa posible dificultad y, por eso, buscacomo objeto de su nueva Ciencia algo que le permita un saber universal y constante, no

    simplemente una colección de actuaciones particulares de los hombres. El hallazgo de una

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    dimensión universal, constante, será –junto con la determinación de los principios– lo que

    permita construir su Ciencia. Por eso, Vico no se cansa de repetir que “esta Ciencia razona en

    torno a la naturaleza común de las naciones” (SN 119) y que “la naturaleza común de las

    naciones es el objeto adecuado de esta Ciencia” (SN 309).

    Por eso, Vico muestra la satisfacción de haber encontrado un nuevo objeto de cienciaque responde plenamente al verum factum: “Debe causar maravilla a cualquiera que

    reflexione el que los filósofos se esforzaron seriamente por conseguir una ciencia de este

    mundo natural, del cual sólo Dios tiene ciencia, puesto que Él lo hizo, y descuidaron meditar

    sobre este mundo de las naciones, o sea, el mundo civil, sobre el cual podían conseguir

    ciencia los hombres, puesto que ellos lo han hecho” (SN 331). Esto es precisamente lo que

    sostiene Vico: al igual que Dios hace el mundo físico y lo conoce, puesto que, si lo ha hecho,

    en su Mente están las causas de las cosas, así hay un mundo real, el mundo de las naciones, el

    mundo civil, que ha sido hecho por los hombres y, por tanto, en sus mentes están losprincipios de los que ese mundo realmente ha nacido. La nueva ciencia es precisamente una

    reflexión sobre ese mundo en orden a conocer su esencia a partir de los principios que se

    hallan en nuestra mente. Principios que, evidentemente, no son ni pueden ser de carácter

    empírico, sino que necesariamente son mentales, supraempíricos. Con lo cual ya entrevemos

    que, en la base de su nueva Ciencia, necesariamente estará una metafísica de la mente.

    7. La metafí sica de la mente

    a) Las modificaciones de la mente

    Aunque Vico, desde el inicio de su vida literaria, barruntaba la posibilidad de construir

    una ciencia rigurosa del mundo humano, no sabía en concreto cómo realizar semejante tarea.

    Tenía, por un lado, una masa informe de datos sobre las realizaciones de la humanidad,

    proporcionada por los estudios filológicos, históricos, mitológicos, etc. y, por otro, intentaba

    hallar unos principios que pudieran explicar unitariamente la génesis –la naturaleza– de todas

    esas realizaciones, lo cual implicaría la posibilidad de elaborar la ciencia del mundo humano.

    ¿Cuál es el descubrimiento decisivo que permite a Vico la construcción de su nuevaCiencia? En más de un pasaje Vico señala cuál es esa clave y subraya explícitamente que se

    trata de la llave maestra de su nueva Ciencia, cuyo descubrimiento le ocupó toda su vida

    filosófica. Se trata del concepto de modificación de la mente humana, que le permite entender

    cómo fue la mente de los primeros fundadores de la civilización. Es decir, Vico descubre la

    posibilidad de una mente que conciba por caracteres poéticos, o sea, según géneros o

    universales fantásticos: “Los primeros pueblos de la gentilidad, por una ya demostrada

    necesidad natural, fueron poetas, y hablaron por caracteres poéticos. Este descubrimiento es

    la clave maestra de esta Ciencia, que nos ha costado la obstinada investigación de todanuestra vida literaria” (SN 34). Por eso, aunque a veces ha pasado inadvertido el concepto

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    viquiano de modificación de la mente, sin él no es posible entender en qué consiste su nueva

    Ciencia.

    La ciencia en Vico consiste en la posesión de los principios y causas que generan el

    objeto estudiado. En atención al verum factum, es necesario que tales principios se encuentran

    en la mente, pero cuando Vico enuncia su primer principio metodológico, que el mundo civilha sido hecho por los hombres, añade una precisión capital: “Se pueden, porque se deben,

    encontrar sus principios dentro de las modificaciones de nuestra misma mente humana” (SN

    331). Así pues, los principios que generan este mundo están dentro de la mente humana, pero

    no de la mente humana sin más, sino dentro de sus modificaciones. Es preciso, pues,

    considerar qué son esas modificaciones y cuáles sus implicaciones.

    La tesis de Vico es que la mente humana se modifica intrínsecamente a lo largo del

    tiempo, de tal modo que tienen lugar muy distintas modalidades de conceptualización. Es

    decir, no basta con indicar que hay una pluralidad de facultades y que están armonizadas; esoes necesario, pero más relevante aún es indicar que la misma mente no siempre funciona

    igual: no porque posea distintas facultades, sino porque ellas juegan entre sí en diverso modo,

    de tal manera que se modifica en sí la mente, dando lugar a las modificaciones  en sentido

    viquiano. Según esto, podríamos distinguir entre los modos de la mente humana, que son sus

    facultades (sentidos, fantasía y razón), y sus modificaciones: las maneras en que la mente

    unitariamente opera, en función del diverso juego de esas tres facultades.

    Por eso, en la elaboración de la teoría de las modificaciones, Vico atiende tanto a

    unidad entre cuerpo y mente, como a la pluralidad de niveles cognoscitivos humanos.Ateniéndose a ellos, sostiene que los modos de conocimiento humano van de lo sensible a lo

    inteligible, tanto desde un punto de vista genético como histórico. Es decir, no sólo todo

    conocimiento humano ha de empezar por los sentidos y de ahí proceder a la mente, sino que

    el conocimiento de los primeros hombres es fundamentalmente sensitivo y desde ahí se va

    elevando a lo puramente intelectivo: “Los hombres primero sienten sin advertir, luego

    advierten con ánimo perturbado y conmovido, finalmente reflexionan con mente pura” (SN

    218).

    No se trata, evidentemente, de que los hombres al principio tengan o usen solamente

    sentidos externos, luego la imaginación y por último la razón, sino que más bien son los tres

    modos en que la mente humana concibe; es decir, se trata de un predominio de uno de los tres

    planos en que se articula el sistema cognoscitivo. Por esto, tendríamos que primero se da un

    predominio de los sentidos, luego de la fantasía y por último de la razón, pero siempre están

    presentes los tres en la mente humana, pues se trata de hombres, no de animales. En

    definitiva, la mente se va desarrollando temporalmente, en un proceso que va desde el

    predominio de lo sensitivo y particular al de lo puramente racional y universal, incluido el

    conocimiento de sí misma: “La mente humana está naturalmente inclinada con los sentidos a

    verse fuera en el cuerpo, y con mucha dificultad por medio de la reflexión lleva a entendersea sí misma” (SN 236). Vico establece un paralelismo entre la mente de la humanidad y la

    mente de cada hombre en particular. Es decir, no nacemos con la plena y perfecta posesión de

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    nuestra capacidades mentales, sino que pasamos necesariamente por diversas fases.

    Precisamente, eso es lo que ha ocurrido con la humanidad: los primeros hombres fueron como

    los niños del género humano, con su mente fuertemente imaginativa y con poca capacidad de

    raciocinio.

    En consecuencia, se podrían señalar tres modificaciones de la mente, según elpredominio de una u otra facultad. Esto es muy utilizado por Vico en las explicaciones

    concretas del curso de las naciones, que siguen fases triádicas: edad de los dioses, de los

    héroes, de los hombres. Sin embargo, hay que decir que tales modificaciones son

    fundamentalmente dos: la mente poética y la mente reflexiva, pues lo efectivamente relevante

    son solamente esas dos modificaciones, puesto que tanto los sentidos como la fantasía

    pertenecen al plano de lo sensitivo-particular distinto del de lo universal y racional. Lo cual

    da lugar a la dialéctica fundamental de la Scienza nuova entre fantasía y razón, que en último

    extremo responde –lo cual es decisivo– a la estructura binaria del verum factum: momentocreador y momento reflexivo.

    Por eso, Vico analiza con detalle los dos tipos de mente, y muy especialmente el

    primero, que fue su gran aportación. El resultado va a ser, en primer lugar, la teoría del modo

    de conocer de la primera humanidad, de la humanidad que creó las naciones, con la ayuda de

    su poderosa fantasía. Este modo de conocer dio lugar a una sabiduría, la sabiduría de los

    antiguos, que Vico persiguió, al menos, desde la redacción del  De antiquissima, y que ahora

    puede describir bajo el rótulo de sabiduría poética, creadora, espontánea. El otro tipo de

    mente es tratado en modo más breve, pues es nuestro propio modo de conocer, que ha sidoobjeto de numerosas reflexiones filosóficas. Este modo de conocer da lugar a la sabiduría

    reflexiva, o más literalmente sabiduría repuesta (sapienza riposta), o sea una sabiduría que es

    reposición  de la sapienza poetica.  Así pues, la humanidad ha tenido dos grandes fases,

    atendiendo a sus dos modificaciones de la mente: una fase de creación espontánea y otra de

    conocimiento reflexivo.

    b) La mente poética

    La mente poética es descrita así: “Los primeros hombres, como niños del género

    humano, no siendo capaces de formar los géneros inteligibles de las cosas, tuvieron natural

    necesidad de imaginarse los caracteres poéticos, que son géneros o universales fantásticos [o

    imaginativos], para reducir como a ciertos modelos o retratos ideales, todas las especies

    particulares semejantes a cada uno de sus géneros […]. Por ejemplo, los egipcios reducían

    todos los hallazgos útiles o necesarios del género humano, que son efectos concretos de la

    sabiduría civil, al género de sabio civil, concretado imaginativamente en Hermes Trimegisto,

    porque no sabían abstraer el género inteligible de sabio civil  y mucho menos la forma de 

    sabiduría civil de la que fueron dueños tales egipcios” (SN 209).

    Desde el punto de vista cognoscitivo, la mente poética se caracteriza por una deficiencia

    de la razón y un potenciamiento del elemento sensible-imaginativo. Se trata de una actividad

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    constructiva de la mente, de carácter sintético, mediante la cual se construye un género

    poético o universal imaginativo: “Los primeros autores de la humanidad atendieron a una

    tópica sensible, con la cual unían las propiedades o cualidades o relaciones, por así decir,

    concretas de los individuos o de las especies y formaban los géneros poéticos” (SN 495). Es

    decir, tenían siempre presente las cosas y sus relaciones concretas, nunca formalidadesabstractas.

    Es importante insistir en esta deficiencia de la parte racional de la mente, pues se corre

    el riesgo de identificar la mente poética con nuestras creaciones literarias; o sea, pensar que el

    universal fantástico es equivalente a una metáfora creada por la mente reflexiva. Es decisivo

    darse cuenta de que, en el universal fantástico, no hay concepto que luego se pueda expresar

    metafóricamente: no es una metáfora o un tropo de algo ya conocido. El mismo Vico insiste,

    desde diversos puntos de vista, de la dificultad de hacerse cargo de cómo concibe la mente

    poética: “Apenas se puede entender –imaginarlo, imposible– el modo en que pensaban losprimeros hombres que fundaron la humanidad gentil” (SN 378).

    Dado que las diversas mentes se constituyen según el distinto modo de articularse las

    facultades. En el caso de la mente poética, la facultad dominante es la fantasía, en toda la

    amplitud que tiene este término en Vico, pues comprende la memoria, el ingenio y la

    imaginación. El predomino de la imaginación aparece con frecuencia al tratar de esta mente,

    y no pocas veces en conexión con la mentalidad infantil. Vico alude y se inspira en el modo

    de concebir y de actuar de los niños, para sacar consecuencias respecto a la mente de los

    primeros hombres: “Los primeros hombres de las naciones gentiles, como niños del nacientegénero humano, a partir de su idea creaban las cosas, pero con infinita diferencia del crear de

    Dios, puesto que Dios conoce en su purísimo entendimiento, y conociendo crea las cosas;

    ellos, en su robusta ignorancia, pero con una corpulentísima fantasía y gracias a ella, hacían

    las cosas con una maravillosa sublimidad, tanta que los perturbaba a ellos mismos y así

    imaginándolas las creaban. Precisamente por eso, fueron llamados poetas, que es lo mismo,

    en griego, que creador” (SN 376).

    Según eso, la sapienza poetica  era el conjunto de las “ideas creadoras de las cosas

    humanas”, un conocimiento espontáneo de las propias necesidades humanas y del modo de

    satisfacerlas, el cual hace pasar a la humanidad de simples individuos vagantes a una

    civilización incipiente. Por esto, no se trata de un conocimiento consciente, reflexivo, sino de

    una concepción espontánea de las cosas, fruto más de los sentidos y de la imaginación que del

    entendimiento. Conocimiento que no se limita a contemplar lo que las cosas son, sino que, al

    contrario, al imaginarlas de un determinado modo, las creaba, puesto que aún no existía nada

    de lo necesario o útil para la humanización.

    Para entender qué es esa creación, hay que tener en cuenta que no es de objetos

    naturales, sino del mundo humano: los saberes poéticos generan sus objetos al mismo tiempo

    que los conciben. Vico enumera articuladamente todos los saberes poéticos y los objetos queellos originan: “Los fundadores de la humanidad gentil con su teología natural, o sea,

    metafísica, se imaginaron los dioses; con su lógica, encontraron las lenguas, con la moral, se

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    generaron los héroes; con la economía se fundaron las familias, con la política, las ciudades;

    como con su física se establecieron los principios de todas las cosas divinas, con la física

    particular del hombre en un cierto modo se generaron a sí mismos, con su cosmografía

    concibieron para sí el universo completo de los dioses; con la astronomía llevaron de la tierra

    al cielo los planetas y las constelaciones; con la cronología dieron principio a los tiempos, ycon la geografía los griegos, por ejemplo, describieron el mundo dentro de su Grecia” (SN

    367). De este modo, el hombre no sólo creó el mundo civil, sino que, en cierto sentido, se

    hizo a sí mismo, transformándose desde un estado animal a un estado humano: “El hombre

    ignorante se hace regla del universo […], pues así como la metafísica razonada enseña que

    homo intelligendo fit omnia [entendiendo, el hombre hace todas las cosas], así esta metafísica

    imaginativa demuestra que homo non intelligendo fit omnia  [sin entender, el hombre hace

    todas las cosas]; y esto quizá con más verdad que aquello, puesto que el hombre al entender

    despliega su mente y comprende las cosas, pero con el no entender hace de sí esas cosas y,con el transformarse, se hace humano” (SN 405).

    c) La mente reflexiva

    Al igual que el universal fantástico es el elemento de la mente poética, el universal

    inteligible lo es de la mente reflexiva. Estos universales son formados por la mente humana,

    cuando alcanza el pleno uso de su capacidad racional. Vico no se detiene en la caracterización

    de lo que son tales universales inteligibles, sino que se limita a ponerlos en contraste con los

    imaginativos: “Por necesidad de naturaleza nacieron […] los universales fantásticos, antesque los universales razonados, o sea, filosóficos. […] Luego pudieron surgir los filósofos, los

    cuales formaron los géneros inteligibles” (SN 460). Sin embargo, en la explicación de Vico

    acerca de la formación de tales inteligibles, se pueden hallar abundantes y fecundas ideas, por

    ejemplo, sobre el papel del lenguaje en la formación de la mente y de los conocimientos

    universales.

    Igualmente, si la sapienza poetica es fruto de la primera mente, la ciencia –el

    conocimiento pleno– lo es de la segunda. Vico sostiene que “las ciencias han de comenzar

    desde los orígenes de las materias que estudian” (SN 314), puesto que “el orden de las ideas

    debe proceder según el orden de las cosas” (SN 238). En la elaboración una ciencia del

    mundo civil, hay que comenzar tratando los orígenes, el nacimiento de tal mundo, puesto que,

    según el verum factum, precisamente se trata de reproducir lo que ya ha sucedido. De ahí la

    necesidad de comenzar por la mente y sabiduría poéticas, para luego tratar de la mente

    reflexiva y su sabiduría: la sapienza riposta que es el saber consciente críticamente poseído,

    fruto de la reflexión intelectual, que nace de esa mente que ha alcanzado su pleno desarrollo.

    Este tipo de sabiduría es, en definitiva, la “sabiduría de sumos y raros filósofos” (SN 384) o,

    si queremos, la filosofía y las ciencias tal como las concebimos hoy día.

    Ahora bien, atendiendo al doble momento del verum factum, nos damos cuenta de que

    la teoría de la sabiduría constituye un momento central de la obra de Vico: la sapienza

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     poetica de los antiguos es la que construyó el mundo civil, nuestra sapienza riposta ha de ser

    la misma que la de los antiguos pero poseída críticamente. La estructura general de la Scienza

    nuova confirma esa tesis. Tras establecer Vico en el libro primero los principios de su nueva

    Ciencia, pasa a exponer la estructura, lógica y contenido de la sabiduría poética, a la que

    dedica el segundo libro completo, que constituye casi la mitad de toda la obra. Los restanteslibros constituyen la concreción histórica de las tesis sostenidas en los dos primeros.

    Por eso, la diferencia entre una y otra sabiduría no se refiere al contenido: ambas tienen

    idénticos temas, pues ambas son sabiduría. Difieren únicamente en el modo en que poseen sus

    conocimientos: la sabiduría poética los posee de modo espontáneo y creativo; mientras que la

    sapienza riposta  los posee en modo reflexivo y mediato: reponiéndolos  a través de un

    proceso en que la mente vuelve sobre sus realizaciones y las aprehende críticamente. Por eso,

    la idea que guía las relaciones entre la sabiduría filosófica y el quehacer creativo de los

    primeros hombres es formulada por Vico del siguiente modo: “Y por todo este libro[segundo] se mostrará que cuanto primero sintieron en torno a la sabiduría vulgar los poetas,

    fue entendido después por los filósofos en su sabiduría reflexiva; de tal modo que se puede

    decir que aquéllos han sido el sentido y éstos el intelecto del género humano” (SN 363).

    Esto hace que se necesiten mutuamente, e incluso más necesitan los filósofos de los

    poetas que viceversa, pues los filósofos se limitan a desplegar su mente y comprender las

    cosas, mientras que los segundos construyen todo desde sí mismos e incluso ellos mismos

    devienen lo que hacen, se humanizan. Por esto, sostiene abiertamente Vico que hay más

    “realidad” en la poesía que en la filosofía.Sin embargo, eso no obsta para que lo más perfecto sea la unión de poesía y filosofía,

    como Vico dice, avverare il certo; accertare il vero [dar sentido a lo cierto, dar contenido a lo

    verdadero]. Al igual que el hombre singular necesita la unión de sentidos e intelecto, también

    la humanidad necesita de creadores y de filósofos, puesto que “los poetas fueron el sentido, y

    los filósofos el intelecto de la humana sabiduría” (SN 779). El gran error de los filósofos ha

    sido precisamente el olvidar las creaciones de la humanidad, el no haber dado un contenido

    concreto, con datos histórico-filológicos, a sus especulaciones abstractas, el haber pretendido

    que la filosofía es anterior –al menos de derecho– a las demás realizaciones del género

    humano. Además, esta exigencia viquiana no se debe a motivos puramente externos o

    circunstanciales, sino que es requerida por la dialéctica dual del verum factum:  tenemos

    ciencia de lo que hacemos, por tanto, si hay una ciencia capaz de aferrar lo que las cosas

    realmente son, ésa sólo puede ser una filosofía que reflexione sobre el mundo civil hecho por

    los hombres.

    8. El método: la unión de filología y filosofía

    La elaboración incontrovertible de la nueva Ciencia –sostiene Vico– se consiguemediante la unión de filosofía y filología, de verdad y certeza. Este planteamiento viquiano

    está en íntima conexión con el curso de sus ideas. Lo que intentamos es tener ciencia del

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    mundo civil y tal ciencia, como toda, ha de comenzar por los orígenes, reconstruyendo su

    objeto. Por eso, la prueba de que hemos conseguido los principios de tal ciencia es que

    podamos explicar (filosofía) todos los datos ciertos (filología) que poseemos sobre mundo

    humano, lo cual consistirá en reconstruir ordenadamente el origen y curso de las naciones.

    Bajo el rótulo filólogos Vico entiende “todos los gramáticos, historiadores, críticos quese han ocupado del conocimiento de las lenguas y de los hechos de los pueblos, sean

    interiores, como las costumbres y las leyes, sean exteriores como las guerras, las paces,

    alianzas, viajes y comercios” (SN 139). Así pues, por filología se entiende el conjunto de

    conocimiento empíricos, de datos, que tenemos sobre el mundo humano. Dichos

    conocimientos han de ser considerados ciertos, puesto que tenemos conciencia –no ciencia–

    de que son así, pues proceden de una voluntad, de una autoridad, que los ha determinado, o

    sea, que los ha hecho ciertos –no vagos, indeterminados, informes–, y así nos los hace

    constar. Lo que sucede es que ese conjunto de certezas, de datos filológicos, permanecencomo una masa informe y oscura en la que no hay ninguna argumentación ni intelección.

    Por su parte, la filosofía –especialmente la racionalista– se ha ocupado de un

    conocimiento abstracto, ajeno a la realidad humana. Recordemos, en este caso, la polémica

    anticartesiana y la acusación del olvido de la tópica, en favor de la crítica: han restringido la

    ciencia para escapar a toda duda, pero la han hecho estéril. En todo caso, los filósofos han

    intentado conocer el mundo natural, del que no podemos tener ciencia porque no lo hemos

    hecho, y han descuidado el estudio del mundo civil, con lo cual su ciencia ha quedado sin

    concreción, sólo en desarrollos abstractos.La consecuencia es clara: Vico está en desacuerdo tanto con unos como con otros; ni le

    satisface la historia hecha por los filólogos ni las explicaciones de los filósofos, hasta el punto

    de invalidar todos los estudios anteriores a los suyos: “En esta investigación [la nueva

    Ciencia], se debe proceder como si no hubiera libros en el mundo” (SN 330). Propone, pues,

    la unión de filología y filosofía, de certeza y verdad: “La filosofía contempla la razón, de

    donde procede la ciencia de la verdad; la filología observa la autoridad del humano arbitrio,

    de donde viene la conciencia de lo cierto. […] Este axioma demuestra que han fracasado por

    igual tanto los filósofos que no dieron certeza a sus razones con la autoridad de los filólogos,

    como los filólogos que no se preocuparon de dar verdad a sus autoridades con la razón de los

    filósofos. Si, por el contrario, lo hubiesen hecho, hubieran sido más útiles a las repúblicas y

    nos habrían precedido en la elaboración de esta Ciencia” (SN 138 y 140).

    Atendiendo a estas tareas, la Scienza nuova se configura como una nueva arte crítica,

    que reduce la filología a ciencia y, por tanto, nos proporciona los principios de la historia

    universal y describe sistemáticamente la historia de las ideas humanas, cuyo compendio es

    “una historia ideal eterna, sobre la cual corren en el tiempo las historias de todas las naciones”

    (SN 7), es decir, el esquema o curso general que los pueblos han seguido en su nacimiento y

    despliegue, y que seguirá cualquier otra nación. Se trata, pues, de las estructuras constantes einteligibles de la historia de la humanidad. Y, por otro lado, la Scienza nuova es también una

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    filosofía de la autoridad, pues examina atentamente la certeza de la autoridad, el sentido

    común, sobre el cual reposa la conciencia de todas las naciones.

    De este modo, el proceso de hacer inteligible (“verificar”, avverare) y de “certificación”

    (“confirmar”, accertare)  en la Scienza nuova  se podría describir del modo siguiente. De

    entrada tenemos que examinar rigurosamente todos los datos filológicos, con el fin dedeterminar las constantes en las costumbres de la humanidad y en sus creencias. De esta

    manera obtenemos los principios que pongan orden en todo ese material. A partir de esos

    principios intentamos la reconstrucción de la sapienza poetica y el mundo de las naciones.

    Por último, comprobamos que lo que hemos pensado coincide plenamente con los datos

    filológicos.

    Por eso, Vico insiste en que ni uno solo de sus principios y axiomas puede ser falso: eso

    anularía completamente la tarea realizada en esta Ciencia. Es decir, se ha de dar una total

    coherencia interna entre las proposiciones teoréticas y la realidad del mundo de las naciones.En consecuencia, no se trata de encontrar algunos de los principios, sino de poseer las causas

     –todas y únicas– que han generado todo el mundo de las naciones; y eso es la argumentación

    que, en último extremo, justifica toda la Scienza nuova:  “Por tanto, la prueba propia y

    constante que aquí se hará consistirá en combinar y reflexionar si nuestra mente, en la serie de

    los posibles que puede concebir y en cuanto le es posible, pueda pensar mayor o menor

    número de razones u otras distintas de aquéllas de donde nacen los resultados de este mundo

    civil” (SN 345). Se trata, pues, de una fundamentación estrictamente teorética, que

    proporciona las bases para la comprensión del mundo histórico, mediante el diseño de unahistoria ideal eterna, que hace inteligible las historias concretas de las naciones.

    En consecuencia, la Scienza nuova no es un saber más, junto a los otros posibles, sobre

    el mundo civil, sino que es el único posible saber en torno a los principios de ese mundo y al

    curso de su desarrollo; es decir, el único saber especulativo, filosófico, sobre ese mundo; el

    único que tiene como objeto la naturaleza común de las naciones. Ciertamente hay otros

    saberes particulares sobre el mundo civil, de carácter empírico o filológico, pero la Scienza

    nuova no es un saber fáctico o descriptivo que señale cómo han sido las cosas sin mostrar su

    interna necesidad, sino que es una  filosofía del mundo civil: éste necesariamente es, en sus

    aspectos esenciales, exactamente como se demuestra en la Scienza nuova. “Por tanto, en esta

    Ciencia reina esta especie de pruebas: que las cosas de las naciones debieron, deben y

    deberán proceder tal cual en esta Ciencia han sido razonadas, […] y esto sucedería también

    aunque desde la eternidad nacieran en el tiempo infinitos mundos, lo cual ciertamente es falso

    de hecho” (SN 348).

    9. Los principios

    a) Modo de hallar los principios: el senso comune.Exigencia del planteamiento de Vico es que los principios han de estar dentro de las

    modificaciones de la mente humana, pues son los principios que generan el mundo civil

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    hecho por los hombres. Ahora bien, ¿cómo determinar cuáles son los principios de ese

    mundo? Más en concreto, ¿cómo acceder a la mente de los primeros fundadores de los

    pueblos, en la cual indudablemente se hallan los principios? El problema es precisamente

    encontrar los principios de su sabiduría poética, que, por un lado, son los mismos que han

    constituido y constituyen realmente a las naciones y que, por otro, son los de la sapienza

    riposta y de la Scienza nuova. 

    Evidentemente no cabe un acceso directo  a tal mente; es más, tenemos serias

    dificultades en reproducirnos cómo era. Tenemos, por el contrario, acceso directo a esa masa

    de datos de la filología, historia, mitos, narraciones, etc., que nos permiten conocer cómo fue

    el mundo creado por tales mentes. En consecuencia, la única respuesta posible es: hemos de

    rebuscar entre tal masa de datos, a fin de hallar los elementos comunes que originan y

    vertebran permanentemente todas las naciones. Parece claro que, en este momento, la tópica

    tiene su función relevante, pues nos proporciona las ideas con las que hemos de juzgar ypensar. Ahora bien, de lo que se trata es no sólo de hallar un mundo de ideas, sino de

    determinar cuáles son de entre ellas los principios de la sapienza poetica que causan el mundo

    civil. En una palabra, necesitaremos un criterio que guíe la segunda operación de la mente, el

     juicio.

    Vico apela a un sentimiento  peculiar, que llama “sentido común”, como criterio que

    permite establecer los principios: “El criterio que se usa es que lo que es sentido como justo

    por todos o la mayor parte de los hombres debe ser la regla de la vida social; […] en este

    criterio coincide la sabiduría vulgar de todos los legisladores y la sabiduría reflexiva de losmás reputados filósofos. Estos deben ser los confines de la razón humana, y quien quiera

    desbordarlos, atienda a no irse fuera de toda la humanidad” (SN 360).

    Ese sentimiento de lo justo o senso comune es definido como “un juicio sin reflexión

    alguna, comúnmente sentido por todo un orden, por todo un pueblo, por toda una nación o por

    todo el género humano” (SN 142). En definitiva, el sentido común determina lo que

    constantemente es necesario para la vida social, es decir, aquello que es necesario para el

    nacimiento de una nación o para que se pueda recrear tal nacimiento, de ahí que nosotros,

    discutiendo críticamente sobre lo que ellos sentían comúnmente, podamos restablecer sus

    principios y creaciones.

    Desde el punto de vista de la constitución y permanencia de las sociedades, el sentido

    común juega un papel decisivo, pues determina lo que en concreto hay que hacer. Por tanto,

    se constituye en criterio normativo social: “El arbitrio humano, que por su naturaleza es

    incertísimo, se manifiesta y determina con el sentido común de los hombres en torno a las

    necesidades o utilidades humanas, que son las dos fuentes del derecho natural de gentes” (SN

    141).

    Desde el otro punto de vista, es decir, desde la mente reflexiva, el sentido común se

    constituye en criterio para determinar los contenidos concretos que han dado vida a lasdiversas naciones a lo largo de la historia de la humanidad. Por eso, la Scienza nuova ha de

    analizar –estamos en la segunda operación de la mente– cuidadosamente toda la historia del

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    pensamiento humano y del concreto comportamiento de los hombres. De este modo, la

    Scienza nuova es tanto una filosofía de la autoridad como una historia de las ideas humanas:

    “Para encontrar la naturaleza de las cosas humanas, esta Ciencia realiza un severo análisis de

    los pensamientos humanos en torno a las necesidades humanas y a las utilidades de la vida

    social […]. De ahí que, desde esta perspectiva, esta Ciencia sea una historia de las ideashumanas” (SN 347).

    En definitiva, tenemos que el modo de hallar los principios será encontrar costumbres

    humanas constantes y básicas que vertebren las naciones y determinar a partir de ellas –y las

    correspondientes narraciones– lo que los legisladores y fundadores de los pueblos

    espontáneamente pensaron. En último extremo, se trata de establecer los principios del

    mundo civil y de la sapienza poetica a partir de las costumbres civiles: “Ahora bien, puesto

    que este mundo de naciones ha sido hecho por los hombres, veamos en qué cosas han

    coincidido perpetuamente y todavía coinciden todos los hombres, puesto que tales cosaspodrán darnos los principios universales y eternos –como deben ser los de toda ciencia–,

    sobre los cuales todas surgieron y todas se conservan en naciones” (SN 332).

    b) Establecimiento de los principios

    Para la determinación de los principios, en primer lugar, hay que acudir al sentido

    común reflejado en las costumbres constantes de todos los pueblos: “Observamos que todas

    las naciones tanto bárbaras como humanas, aunque fundadas por separado a inmensas

    distancias de espacio y tiempo entre ellas, custodian estas tres costumbres humanas: todastienen alguna religión, todas celebraron matrimonios solemnes y todas entierran a sus

    muertos; ni entre las naciones, por muy salvajes e incultas que sean, se celebran acciones

    humanas con más rebuscadas ceremonias y consagradas solemnidades que las religiones, los

    matrimonios y las sepulturas. […] Por eso, hemos tomado estas tres costumbres eternas y

    universales como tres primeros principios de esta Ciencia” (SN 333).

    Estas tres costumbres son la manifestación de las tres creencias unánimes del sentido

    común de toda la humanidad: “Que hay providencia divina, que se deben moderar las

    pasiones humanas y hacer de ellas virtudes, y que las almas humanas son inmortales” (SN

    130). Dicho de otro modo, todos los pueblos han creído en un Dios providente, han sostenido

    que hay libertad como autodominio y han afirmado la inmortalidad del alma; ésos son los

    “tres sentimientos comunes del género humano” (Scienza nuova prima 10).

    A través de un amplio aparato filológico (historia, lenguas, mitos, antropología cultural,

    etc.), Vico muestra que estas tres costumbres y creencias son constantes en todos los pueblos,

    y además que con ellas nace la humanidad, es decir, comienza el proceso de humanización y

    de vida en sociedad: “A partir de esas tres cosas comenzó la humanidad en todas las naciones;

    y, por eso, todas deben custodiarlas santísimamente para que el mundo no decaiga de nuevo

    en el estado de fieras salvajes” (SN 333). Y por esto mismo, tales principios constituyen la

    naturaleza de la sociedad, de toda la vida civil de los pueblos, puesto que “la naturaleza de las

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    cosas no es más que su nacimiento en ciertos tiempos y con ciertas modos, los cuales siempre

    que son tales, así y no de otro modo nacen las cosas” (SN 147).

    En consecuencia, a partir de esos tres principios se puede comenzar a reconstruir toda la

    sapienza poetica y la historia ideal –o eidética– de las naciones, cuya naturaleza se muestra

    constante, en cuanto que siempre  tiene la misma “estructura” vertebrada por los tresprincipios, aunque las formas históricas concretas son infinitamente variadas. Todos los

    restantes libros de la Scienza nuova, es decir, todos excepto el primero, están dedicados a la

    realización de esa tarea. En el libro segundo, se reconstruye la sapienza poetica; en el tercero,

    se muestra que Homero es un carácter poético; en el cuarto, se describe el corso  de las

    naciones, o sea, las tres formas concretas que revisten históricamente las sociedades y que, de

    hecho, han recorrido los pueblos de la antigüedad; y el último, el ricorso, el recorrido que,

    semejante al primero, ha realizado algunos pueblos de la humanidad, es decir, el nacimiento

    de las naciones modernas.Todo esto es una confirmación de que los tres principios descubiertos son efectivamente

    los que dan razón de todo lo sucedido y pensado; es más, ellos y sólo ellos permiten la

    comprensión racional del mundo civil: “Así pues, tras el primer principio sobre la providencia

    divina y el segundo, de los matrimonios solemnes, la universal creencia de la inmortalidad del

    alma, que comenzó con las sepulturas, es el tercero de los tres principios, con los cuales esta

    Ciencia razona en torno a los orígenes de todas las innumerables, variadas y diversas cosas de

    que trata” (SN 13).

    Ahora bien, hay que tener en cuenta que tales principios no son sólo puramente fácticos(las sociedades, de hecho, están organizadas así), ni tampoco puramente subjetivos (mera

    creencia en la providencia, libertad, inmortalidad), sino que también son los principios de la

    sapienza riposta,  es decir, los principios fundamentales de todo el saber  humano, del

    auténtico conocimiento que poseen los hombres. Dicho de otro modo, las cosas son realmente

    tal como los principios las establecen: existe un Dios providente, el ejercicio de la libertad

    consistente en moderar las pasiones es el modo humano de vivir y poseemos un alma

    inmortal: “Por eso, esta Ciencia, en uno de sus principales aspectos, debe ser una teología

    civil razonada de la providencia divina. […] Debe ser una demostración, por así decir, del

    hecho histórico de la providencia” (SN 342).

    Además, como realmente las cosas son así, se puede construir a partir de esos principios

    un nuevo sistema de derecho natural, normativo respecto a todo el comportamiento humano:

    “Esta nueva Ciencia, o sea, la metafísica, a la luz de la providencia divina, meditando sobre la

    naturaleza común de las naciones, habiendo descubierto tales orígenes de las cosas divinas y

    humanas entre las naciones gentiles, establece un nuevo sistema de derecho natural de

    gentes” (SN 31).

    Semejantes pretensiones pueden parecer excesivas, y más aún para nuestra mentalidad,

    que configura la moderna sociedad pluralista en la que tales principios –sobre todo el primeroy tercero– no parecen tener vigencia alguna. Sin embargo, Vico insiste en que “la metafísica

    conoce a Dios providente en las cosas morales públicas, o sea, en las costumbres civiles, con

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    las cuales las naciones han venido al mundo y se conservan” (SN 5). Y además, no se trata de

    un punto colateral, sino de un fundamento de todo el sistema, exigido por el doble momento

    del verum factum: si no hay coincidencia entre la sapienza poetica y la riposta, si el certum y

    el verum no son concordantes, toda la Scienza nuova es un gigantesco error. Por eso, Vico

    sostiene abiertamente la triple validez de sus principios: en las costumbres civiles, en la mentede los hombres y en la realidad ontológica. Por eso, es imposible la comprensión de cualquier

    realidad humana, si se prescinde de cualquiera de sus principios: “Sin el primer principio de

    la providencia no se puede ni abrir la boca para razonar sobre el derecho” (SN 397).

    10. Providencia divina y libertad humana

    El papel asignado a la providencia divina ha sido visto por muchos intérpretes como

    una contradicción interna en el pensamiento de Vico. Por un lado, se afirma que es el hombrequien hace mundo civil, pero por otro se admite una providencia divina, es decir, un Dios

    que actúa en la historia. Se ha intentado solventar la cuestión reduciendo la providencia

    divina a la subjetividad humana o a la acción de la naturaleza, quedando las mentes humanas

    como única causa –en sentido viquiano–, con lo cual evidentemente se elimina el problema.

    Sin embargo, tales reducciones no pueden ser una solución, puesto que invalidan totalmente

    la Scienza nuova, en razón de que la sapienza riposta ya no coincidirían con la poetica: los

    fundadores de las naciones consideraron que había un Dios providente –por lo cual crearon

    las religiones–, pero nosotros, con sabiduría crítica, sabríamos que eso es falso.

    Vico sostiene que “la sabiduría de Dios, en cuanto produce todas las cosas en el tiempo

    debido, se llama  providencia divina”  (UI 45). La providencia no es una causa mundana

    particular junto a las otras, sino que es la misma divinidad en cuanto que conoce y obra

    respecto al mundo. La providencia en Vico no es una acción entendida como causa particular 

    de un determinado acontecimiento, sino como la realización del designio general de Dios a

    través de los acontecimientos ordinarios de la realidad física y del mundo humano. En una

    palabra, la intención de Dios se realiza en la historia a través de las acciones reales de los

    agentes mundanos y, más en concreto, a través de las intenciones humanas.

    De este modo, hay en Vico una conjunción de dos intenciones. Y según eso, laheterogénesis de los fines es el argumento típicamente viquiano tanto para demostrar la

    providencia como para coordinarla con la libertad humana. Dicho argumento podría

    formularse así: “La legislación considera al hombre tal cual es, para hacer de él buen uso en

    la humana sociedad: de la ferocidad, de la avaricia y de la ambición, que son los tres vicios

    que desvían a todo el género humano, ella hace la milicia, el comercio y la corte, y con ellas

    la fortaleza, la opulencia y la sabiduría de los Estados. Y de estos tres grandes vicios, que

    ciertamente destruirían el género humano, hace nacer la felicidad civil. Este axioma prueba la

    existencia de la providencia divina y que es una mente divina legisladora, que de las pasioneshumanas, siempre vertidas a la utilidad privada y por las que éstos vivían como bestias

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    feroces en la soledad, ha hecho los órdenes civiles por los cuales viven en una sociedad

    humana” (SN 132-133).

    La consecuencia es clara: los fines generales, el orden global, necesariamente proceden

    de una inteligencia supramundana: “Esta Ciencia debe ser una demostración, por así decir, del

    hecho histórico de la providencia, porque debe ser una historia de los órdenes que ella hadado a esta gran ciudad del género humano, sin que los hombres los conozcan o busquen e

    incluso a menudo contra sus intenciones, porque, aunque este mundo ha nacido en el tiempo y

    particularmente, los órdenes que la providencia ha establecido son universales y eternos”

    (SN 342).

    En esencia, la argumentación viquiana es que los hombres –y en especial los primeros–

    no son capaces de concebir la sociedad humana como un todo y atender a los intereses

    generales. Es más, siempre atienden a cuestiones privadas, a intereses particulares la mayoría

    de las veces contrarios entre sí, lo cual llevaría a la destrucción del género humano. Sinembargo, surgen fines no propuestos: nace el mundo civil con un orden que permite una vida

    realmente humana. Y además tal generación de fines no intentados surge de modo constante y

    regular. La pregunta es ¿de dónde nace ese orden superior y constante? La conclusión de

    Vico es que surge de una mente infinita que ordena los fines particulares a una finalidad

    superior: “Este mundo civil, tan sabiamente ordenado, no puede ser efecto más que de una

    sabiduría sobrehumana” (SN 362).

    Teniendo en cuenta esa conjunción de intenciones, se puede precisar cómo se articulan

    providencia divina y libertad humana. Un extremo claro es que Vico excluye formalmenteque la cau