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GIAMBATTISTA VICO: EL MUNDO CIVIL HECHO POR LOS HOMBRES.
por Alfonso García Marqués
Publicado en Armando Segura Naya (dir.), Historia universal del pensamiento
filosófico, Liber, Bilbao 2007, vol. III, pp. 239-264. ISBN: 978-84-936043-3-2.
1. Vida y obras .............................................................................................. 1
2. Sentido e importancia de la filosofía de Vico............................................. 3
3. El verum factum ........................................................................................ 5
a) El verum factum en el De antiquissima ................................................ 5
b) El verum factum en la Scienza nuova .................................................. 6
4. Las ciencias en el De antiquissima ........................................................... 8
5. Polémica anticartesiana .......................................................................... 10
6. La nueva Ciencia: el hombre hace el mundo civil ................................... 11
7. La metafísica de la mente ....................................................................... 13
a) Las modificaciones de la mente......................................................... 13
b) La mente poética................................................................................ 15
c) La mente reflexiva.............................................................................. 17
8. El método: la unión de filología y filosofía ............................................... 189. Los principios .......................................................................................... 20
a) Modo de hallar los principios: el senso comune................................. 20
b) Establecimiento de los principios ....................................................... 22
10. Providencia divina y libertad humana.................................................... 24
Bibliografía .................................................................................................. 26
1. Vida y obras
Giambattista Vico nace en Nápoles en 1668, y muere en la misma ciudad en 1744.
Sexto de ocho hijos de un modesto librero. Tuvo una educación desordenada a causa de su
mala salud, agravada por una caída que le fisuró el cráneo. Se puede decir que fue un
autodidacta, con abundantes y desordenadas lecturas de filosofía antigua, derecho romano,
civil y eclesiástico, autores nominalistas, escotistas y suarecianos, y numerosos pensadores:
Platón, Aristóteles, Tácito, Quintiliano, san Agustín, Dante, Petrarca, Malebranche, Hugo
Grocio, etc. No obstante, su formación primera fue fundamentalmente filosófica, jurídica e
histórica.En 1699 obtuvo la Cátedra de Retórica en la Universidad de Nápoles, que si bien no era
la que más le agradaba, le era necesaria por motivos económicos. Por eso, en 1723, intentó
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conseguir la Cátedra de Leyes, mucho mejor remunerada, pero no obtuvo ni un solo voto, por
la intrigas académicas y por su carácter, poco dado a seguir las modas intelectuales del
momento.
La vida de Vico no fue fácil. Por un lado, su actividad investigadora y universitaria
transcurrió en la oscuridad y la incomprensión: sus contemporáneos no supieron ver el valor yla novedad de sus obras, y tuvo que padecer desde el inicio de sus publicaciones ácidas
críticas y valoraciones muy negativas. Por otro lado, sufrió continuas penurias económicas
para poder mantener a sus cinco hijos, agravadas por la escasa capacidad de su mujer por
gobernar su casa y por sus graves dificultades familiares: enfermedad crónica de una hija,
delitos de un hijo, que acabó en la cárcel, etc. Esto no llevó a Vico al desánimo, sino a una
intensa actividad literaria, además de la científica, para obtener ingresos: escribió panegíricos,
himnos, discursos de ocasión, obras de historia, etc.
Como parte del trabajo de su Cátedra de Retórica, fue encargado de dar varias leccionesinaugurales entre 1699 y 1708. Constituyen las 6 Orationes, a las que hay que añadir la
séptima, de 1708, De nostri temporis studiorum ratione (Sobre el método de los estudios de
nuestro tiempo), publicada a su costa, tras haberla ampliado notablemente. En ella se
encuentran los primeros atisbos de lo que será lo más genuino de su pensamiento.
En los años siguientes, concibe Vico una gran obra filosófica, De antiquissima Italorum
sapientia ex linguae latinae originibus eruenda (Sobre la antiquísima sabiduría de los ítalos,
obtenida de los orígenes de la lengua latina; se cita en este capítulo como AS), que debería
contener tres libros: Liber metaphysicus, Liber physicus y Liber moralis. Si embargo, sólopublicó el primero, en 1710, pues fue criticado ásperamente por la prestigiosa revista
veneciana Giornale dei letterati di Italia. Defendió su obra mediante dos Respuestas
(conocidas como Prima risposta y Seconda risposta), en 1711 y 1712. No obstante,
desilusionado y con dificultades económicas, abandonó el proyecto filosófico, a lo cual
contribuyó también las dificultades especulativas con que tropezó al intentar completar la
trilogía proyectada. Se dedicó entonces a actividades literarias remuneradas, entre las que
destaca De rebus gestis Antonii Caraphaei libri quattuor (Las empresas de Antonio Carafa,
en cuatro libros), publicada en 1716.
Siguiendo sus intereses jurídicos e históricos y llevado por la idea de conseguir la
mencionada Cátedra de Leyes, publicó en 1720 De universi iuris uno principio et uno fine
(Sobre el único principio y el único fin del derecho universal) y en 1721 De constantia
iurisprudentis (Sobre la coherencia del jurista), a los que añadió, en 1722, unas extensas
Notae in duos libros (Notas a los dos libros). El fracaso en la pretensión de esta cátedra le
hizo “desesperar de tener algún día un lugar digno en su patria” (Autobiografía 34). Sin
embargo, pronto se repuso “de este adverso golpe de la fortuna, que hubiera hecho a otros
renunciar a todas las letras e incluso arrepentirse de haberlas un día cultivado” (Autobiografía
34).A partir de ese momento dedicó sus esfuerzos a la redacción de su obra principal:
Principios de una ciencia nueva en torno a la naturaleza común de las naciones, por la cual
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se hallan los principios de otro sistema de derecho natural de gentes (abreviadamente
Scienza nuova prima). Fue publicada en 1725 y encontró escasa acogida en los ambientes
filosóficos. Es más, fue objeto de una imprecisa e injusta recensión publicada en las Acta
eruditorum lipsiensia, de la que Vico se defendió publicando en 1729 sus Vici vindiciae
(Reivindicación de Vico). No obstante, estaba contento de su obra y era consciente de suimportancia.
De 1725 a 1728, a instancias de Giovan Artico di Porcia, que estaba publicando una
serie de biografías de sus contemporáneos, escribió Vida de Giambattista Vico, escrita por él
mismo (conocida como Autobiografía), que completó luego en 1731 (Añadidura hecha por
Vico a su autobiografía), aunque este complemento no vio la luz hasta 1818.
Durante todos estos años trabajó incansablemente en revisar su obra principal, dando
lugar a Principi di Scienza nuova d’intorno alla comune natura delle nazioni (Principios de
ciencia nueva en torno a la naturaleza común de las naciones; abreviadamente Scienza nuovaseconda, o simplemente Scienza nuova; se cita en este capítulo como SN, seguida del
parágrafo de la edición de Nicolini). Fue publicada en 1744, poco después de la muerte de
Vico, que ocurrió el 20 de enero de ese mismo año.
A pesar de sus muchas dificultades profesionales y familiares, y de su difícil carácter
causado quizá por el grave accidente juvenil, la vida de Vico siempre estuvo guiada por un
ideal: “Conocer con facilidad las verdades eternas del mundo, en todo y con todos obrar con
suma libertad y diciendo la verdad, y con complacencia de espíritu vivir en modo conveniente
a la razón: esa es la felicidad humana en la tierra” (De universi iuris, 49).
2. Sentido e importancia de la filosofía de Vico
En una primera y externa aproximación, la obra de Vico aparece en su conjunto como
una especie de enciclopedia barroca, donde tienen puesto todos los saberes teoréticos y
prácticos, expuestos de una manera artificiosa y complicada. Esa pluralidad temática, junto
con la notable riqueza de sus tratamientos, ha originado una literatura interpretativa, que
ciertamente está lejos de ser homogénea. Su filosofía ha sido presentada como un
positivismo, un empirismo o un utilitarismo; como un platonismo, un agustinismo o, incluso,como una filosofía cristiana, sea tomista o escotista; como un idealismo ante litteram; como
una filosofía transcendental o como un transcendentalismo lingüístico; como un marxismo o
como un defensor de la vieja cultura hispano-italiana frente a las nuevas tendencias
afrancesadas; como el iniciador de las ciencias histórico-sociales, de la antropología y de las
ciencias humanas en general; e incluso como un autor sin relevancia especulativa.
Sin embargo, cuando en su Autobiografía interpreta su trayectoria intelectual, no duda
en mostrar su profunda intención y la continuidad de su obra: “Desde el tiempo de la primera
oración que he reseñado, y tanto en aquélla como en todas las siguientes, pero especialmenteen la última, se ve abiertamente que yo agitaba en mi ánimo un argumento nuevo y grande:
hallar un principio que uniese todo el saber humano y divino”(Autobiografía 24). La unidad e
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intención de la obra viquiana no puede estar expresada con más claridad: la búsqueda de la
unidad del saber, lograda a través del hallazgo de un principio unificante. Desde este punto de
vista, se pueden describir las principales obras de Vico como reiteradas concreciones de su
intento por construir una filosofía unitaria que abarcase todo el saber de su época, y superase
las fuertes limitaciones de la filosofía imperante, es decir, del cartesianismo, aunque tambiéndel empirismo y demás reductivismos. De este modo, en función de sus principios filosóficos,
Vico pudo dar razón de las ciencias de la naturaleza que ya habían sido elaboradas (físicas
antigua y moderna) y de los conocimientos del mundo humano (el derecho, la economía,
política, etc.), pero lo principal es que su pensamiento va a ser una nueva fundamentación y
reconstrucción del mundo humano en todas sus facetas, incluida una nueva concepción del
hombre, para lo que atiende especialmente a las dimensiones sociales e históricas.
Desde esta perspectiva, aunque las Orationes y el De nostri temporis studiorum ratione
se sitúan en el ámbito del humanismo, explicitando temas como la educación de la juventud,el cultivo de las artes y ciencias humanas (retórica, tópica, moral, política…) en polémica con
el cartesianismo, el argumento unitario de fondo es la sabiduría. Igualmente, su primera gran
obra filosófica –el De antiquissima Italorum sapientia – es un intento formal de
sistematización y fundamentación de todo el saber humano, realizado principalmente a través
del descubrimiento de su famoso principio verum esse factum (lo verdadero es lo hecho). En
este sentido, el De antiquissima puede considerarse como una teoría sobre los límites y
alcance del conocimiento, que mantiene un equilibrio entre el escepticismo y el dogmatismo.
Sin embargo, en esa última obra Vico no logra culminar su tarea: la fundamentación delas ciencias humanas. Han de sucederse diversos intentos sucesivos de tal elaboración –De
uno universi iuris principio et fine uno y De constantia iurisprudentis –, antes de que Vico
logre hacerse cargo de todo el alcance especulativo de su principio, y obtenga sus
consecuencias principales, tal como aparece en la primera edición de su nueva Ciencia, la
Scienza nuova prima, cuya versión definitiva es la Scienza nuova seconda. De este modo, el
Napolitano pudo considerar finalmente que había logrado su propósito: “En esta obra se
encuentra, por fin, totalmente desarrollado aquel principio, que confusamente y no con toda
distinción había concebido en mis obras precedentes” (Autobiografía 35).
Como es sabido, la filosofía de Vico no fue precisamente la que triunfó en Europa, sino
más bien el racionalismo, que, transformado en pensamiento ilustrado, plasmó la conciencia
europea hasta nuestros días, en que la postmodernidad parece haber sido la liquidación
definitiva de la Ilustración. En este sentido, la filosofía de Vico tiene aún mucho que decirnos
a los occidentales de inicios del siglo XXI: el pensamiento viquiano fue un intento, distinto
del racionalismo y por tanto de la Ilustración, por fundar una civilización. Por esto mismo, la
filosofía de Vico se ha revalorizado constantemente a lo largo del siglo XX. No pocos
pensadores se remiten a ella para obtener nuevos modos de enfocar las cuestiones que nos
preocupan, y declaran abiertamente que Vico es el antecesor de no pocas actuales disciplinas,tales como la filología, la sociología, la filosofía de la historia y, en general, las ciencias del
espíritu.
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3. El verum factum
El principio fundamental de toda la filosofía de Vico, y el único que podría permitir la
unidad del saber, es el de la reciprocidad o convertibilidad de lo verdadero con lo hecho.
Vico lo formula sintéticamente en el De antiquissima, diciendo “verum esse ipsum factum”
(AS 63) (lo verdadero es lo mismo que ha sido hecho); de ahí que haya pasado a la historia de
la filosofía, con elegante concisión latina, como verum factum.
Este principio es afirmado constantemente por Vico desde el De studiorum ratione
hasta la Scienza nuova seconda, aunque indudablemente no con la misma explicitación: en el
De studiorum ratione, es mencionado de pasada en dos o tres líneas, mientras que en el De
antiquissima es expuesto y sistemáticamente explicado y, por último, usado en la Scienza
nuova para fundamentar y construir esa Ciencia. Esa indudable continuidad del principio
fundamental es suficiente para desechar las interpretaciones que propugnan la ruptura en el
pensamiento de Vico, hasta el punto de sostener que haya habido dos gnoseologías en Vico.
En verdad se pueden detectar diferencias entre las doctrinas centrales de sus diversas obras,
pero tales diferencias obedecen precisamente al grado de madurez que la comprensión de su
principio iba adquiriendo. Por esto, aunque indudablemente en la Scienza nuova hay una
extensión del verum factum al campo de lo humano –que no había sido vista en el De
antiquissima –, más importante aún es hacerse cargo de que el principio es repensado entre
una y otra obra, para poder aparecer por fin “totalmente desplegado” (Autobiografía 35).
a) El verum factum en el De antiquissima
Inicia Vico el De antiquissima sosteniendo directamente que “para los latinos «lo
verdadero» y «lo hecho» son recíprocos, o como suele decirse en las Escuelas, se convierten”
y, tras añadir una serie de etimologías latinas, concluye que “lo verdadero es lo hecho” (AS
63). De entrada, cabe señalar que, frente a una doctrina de la verdad como algo poseído
pasivamente por la mente, Vico hace hincapié en la actividad mental: lo verdadero, tomado
en toda su generalidad, es el término de un proceso constructivo en que el resultado es tanto
el objeto hecho como la verdad alcanzada, que son lo mismo. Saber, poseer la verdad, es el
resultado, lo hecho a través un proceso de causación: saber es componer; lo compuesto, lohecho, es lo verdadero.
A partir de ese principio, Vico deduce qué es, en general, saber: “Saber (scire) es
componer los elementos de las cosas” (AS 63). Es decir, cualquier forma de saber requiere
poseer los elementos de las cosas para poder hacerlas; saber, en sentido propio, es
precisamente componer esos diversos elementos hasta conseguir construir adecuadamente la
cosa. Con esto, Vico está defendiendo una concepción constructiva del saber; es decir, el
conocimiento no es algo pasivo, sino una actividad que posee al menos dos momentos: por un
lado, el hallazgo o posesión de los elementos y, por otro, su estructuración para dar origen alos objetos.
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Tener en cuenta el interlocutor de Vico ayuda también a comprender el sentido y
novedad de verum factum. Tal interlocutor es Descartes, lo cual significa que con este
principio se afirma la convertibilidad no entre la verdad y lo constatado, sino entre lo
verdadero y lo realizado. Es decir, frente a Descartes, Vico quiere mostrar que el
conocimiento científico no consiste en la mera conciencia del objeto, ni en la constatación –por muy evidente que sea– de su presencia, sino en la comprensión del objeto a través de un
proceso que lo reconstruya.
Ahora bien, sostener la identidad entre lo verdadero y lo hecho, entre verare y facere,
obliga a Vico a establecer una serie de distinciones entre los diversos tipos de actividad
mental productora de verdad: uno perfecto, intelección, que consiste en poseer todos los
elementos de los que están hechas las cosas y, por ende, en hacerlas totalmente, y otro
limitado, pensamiento, en el que sólo se consiguen hallar algunos de los elementos de las
cosas y, por tanto, no se puede expresar una idea perfecta y acabada de ellas. Vico muestra ladiferencia entre los dos tipos de conocimiento a través de una distinción que podríamos
llamar cuantitativa: la mente divina es infinita, conoce todos los elementos de las cosas, tanto
los internos como los externos, y realmente ha hecho todas las cosas; por tanto, conoce todo
exhaustivamente. En él se da el conocimiento perfecto en todos los sentidos, por eso su scire
es intelligere. Nosotros, por el contrario, no poseemos los elementos de las cosas, pues
nuestra mente está fuera de las restantes realidades y, por tanto, tiene que contentarse con
recoger los elementos externos –y no todos– de las cosas, y a lo más que podemos aspirar es a
reconstruirla parcialmente mediante experimentos. En consecuencia, el scire humano escogitare, nunca intelligere.
b) El verum factum en la Scienza nuova
Entre el De antiquissima y la Scienza nuova, Vico repiensa el verum factum, pues este
principio, aunque no es desarrollado explícitamente en la obra definitiva, es usado en ella con
matices distintos que en las obras anteriores. Según parece una insuficiente concepción
antropológica impidió inicialmente a Vico la comprensión exacta de su principio. El hombre
de la Scienza nuova ya no es una mente pura desconectada de un cuerpo (Platón, Descartes),
cuya realidad consiste en obrar sólo mentalmente, de modo que su obra perfecta sólo pueden
ser las matemáticas. Será, por el contrario, una mente modificada por su conexión con el
cuerpo que necesariamente conoce de diversos modos (poético y reflexivo) y cuya actividad
no es puramente mental, sino que también toca lo real físico. El hombre no es ya solamente
un dios-mente disminuido, sino una mente corpórea.
En el De antiquissima, el verum factum es referido al hombre, pero como una
participación o analogía del verum factum divino, que aparece en el hombre “degradado”
cuantitativamente: nuestra mente sólo es capaz de aferrar algunos elementos de las cosas; la
divina, todos. En la Scienza nuova, el verum factum se constituye como el principio
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ontológico y gnoseológico transcendental que rige toda la actividad de nuestra mente en
ambos planos. En una palabra, es la estructura fundamental del ser humano.
El descubrimiento de la temporalidad intrínseca de la mente humana con sus dos
modificaciones o modalidades básicas –la poética y la reflexiva– permitió a Vico establecer
que la actividad propia del ser humano es reflexiva. Es decir, en las primeras obras de Vicoestá totalmente ausente el doble paso en el proceso cognoscitivo (y ontológico) humano: un
momento creador, activo, en el que hacemos los objetos o incluso cosas reales, y un momento
reflexivo por el que reconstruimos los objetos de modo crítico en el orden gnoseológico. No
se trata de dos principios distintos, sino del único verum factum aplicado unitariamente en dos
momentos íntimamente conectados: el momento creador, en el que nuestra mente conociendo
crea (sapienza poetica) y un momento reflexivo en que conocemos científicamente
rehaciendo eso mismo que ya hemos hecho (sapienza riposta).
Atendiendo al doble momento de realización del verum factum, es fácil darse cuenta dela novedad –dentro de una continuidad esencial– del principio viquiano . En el De
antiquissima, el principio es válido para el hombre, pero como una transposición de lo que
sucede con la mente divina. En Dios hay un único momento para el verum factum, pues
obrando conoce sin necesidad de una posterior reflexión. Este mismo modelo, con la salvedad
cuantitativa, es aplicado al hombre: al obrar directamente conoce lo hecho; no tiene lugar
ninguna reflexión posterior. En la Scienza nuova, por el contrario, se distingue –para el
hombre– el momento creador del reflexivo; o mejor dicho, lo ontológico y lo gnoseológico,
que en Dios son pura unidad, puesto que en él lo real es lo mental, mientras que en el hombreestán unidos pero sin fundirse en un único momento.
En este sentido, desarrollando elementos implícitos del De antiquissima, Vico reconoce
que la fórmula “conocer y hacer son lo mismo” hay que entenderla en diversos sentidos,
según los tipos de mente. Para la divina es así sin más, manteniendo siempre la unidad sin
ningún tipo de doble momento. Para la mente humana, es preciso establecer la dualidad de
momentos: ciertamente verare es facere, pero la primera sabiduría es espontánea, no
plenamente consciente; la segunda sabiduría es posesión crítica de la verdad hecha. De este
modo se puede justificar plenamente el conocimiento de los objetos: objeto y mente son
plenamente homogéneos, pues sucede que la mente reconoce lo que previamente ha puesto en
las cosas, sean cosas matemáticas, sean realidades históricas.
Así, se puede entender más claramente el sentido del factum viquiano: el objeto de la
Scienza nuova, el mundo civil, es hecho por los hombres en un doble sentido: poéticamente y
reflexivamente. Y en modo paralelo, cualquier actividad humana y el conocimiento del
mismo hombre estarán mediados por el doble momento estructural del espíritu. De este modo,
el verum factum se constituye en el principio que rige toda la realidad, divina y humana,
ontológica y gnoseológica.
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4. Las ciencias en el De antiquissima
Tras haber expuesto al inicio del De antiquissima, cap. I, § 1, la doctrina del verum
factum, pasa Vico a construir una teoría de las ciencias, a lo cual dedica el segundo parágrafo.
Su teoría de la ciencia es una rigurosa aplicación del verum factum, pues el verum factum y el
criterio de verdad –esse fecisse (haberlo hecho)–, tal como aparece en el De antiquissima,
están especialmente orientados al conocimiento científico. Además, no hay que olvidar el
proyecto viquiano de “unir en un principio todo el saber divino y humano”. Por tanto, era
fácilmente previsible que Vico, tras enunciar el principio, desarrollase sus consecuencias, que
además contribuyen a clarificar aún más su sentido y alcance.
Para clasificar las ciencias, Vico utiliza como criterio fundamental el verum factum, es
decir, atendiendo a qué es lo que construyen, podremos distinguir unas ciencias de otras. Pero
Vico no se limita a utilizar su principio para establecer los objetos, sino que también deduce
de él el grado de verdad y certeza de cada ciencia.
Sin embargo, utiliza también otro criterio, pero que es puesto en conexión con el verum
factum. La universalidad y la necesidad son características esenciales de la ciencia, y, por eso,
toma como segundo criterio para establecer el grado de certeza de cada ciencia su mayor o
menor independencia de lo material: “Dado que la ciencia humana se apoya en la abstracción,
las ciencias son tanto menos ciertas cuanto más se sumergen en la materia sensible” (AS 69).
Ahora bien, no hay que considerar que este criterio se opone al primero, pues Vico lo
reinterpreta a la luz del verum factum. Lo real es lo singular concreto, lo material, por tanto,
cuanto más alejado de la materia esté el objeto de una ciencia, cuanto más abstracto sea, tantomás mental será; y, por tanto, más caerá bajo el poder del hombre su completa construcción:
“El hombre opera en el mundo de las abstracciones como Dios en el mundo de las cosas
reales” (Seconda risposta 157). Precisamente el problema del conocimiento de los principios
de las cosas físicas es que tales cosas están fuera de nosotros, de nuestra mente. Ahora, en
cambio, al tratarse de objetos abstractos, de objetos de ciencia, no de cosas físicas, toda su
realidad depende de nuestra mente. Si hay una ciencia puramente mental, ésa será la más
cierta, pero pagando el precio de no hablar directamente de las cosas reales. En definitiva, se
trata de un criterio concordante con el primero.Según los dos criterios expuestos, Vico ofrece en el De antiquissima, la siguiente
clasificación: “De todo lo que hasta ahora se ha disertado, podemos colegir absolutamente
que el criterio y la regla de lo verdadero es haberlo hecho […]. Y dado que la ciencia humana
surge de la abstracción, tanto menos ciertas serán las ciencias cuanto más se adentren en la
materia corpórea. La mecánica será menos cierta que la geometría y que la aritmética, porque
estudia el movimiento, pero con el auxilio de máquinas; la física es menos cierta que la
mecánica, porque la mecánica contempla el movimiento externo de la periferia, mientras que
la física considera el movimiento interno de los centros; la moral es menos cierta que la física,
porque la física estudia los movimientos internos de los cuerpos, que proceden de la
naturaleza, la cual es cierta, pero la moral escruta los movimiento de los ánimos que son
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totalmente íntimos y, además, generalmente proceden del deseo, que es indeterminado” (AS
69).
Según esta exposición, hay fundamentalmente cuatro ciencias: las matemáticas, la
mecánica, la física y la moral. En primer lugar, están las matemáticas, pues sus principios
están en nuestra mente y, por tanto, en ellas se da la mayor operabilidad y no dependen de lamateria. Por eso, Vico las considera las ciencias por excelencia. Son las únicas ciencias
totalmente operativas y que cumplen con todo rigor el verum factum: “Este criterio me
asegura que las únicas ciencias humanas son las matemáticas” (Seconda risposta 156); es
decir, son las únicas que consiguen la construcción total del objeto a partir de los elementos
poseídos por el sujeto. En este sentido, la otra ciencia posible es la divina: sólo Dios es capaz
de crear los entes reales. Por esto, Vico insiste en que las matemáticas son las únicas ciencias
que proceden de modo divino: “Las matemáticas son las únicas ciencias que consiguen la
verdad humana, porque solamente ella proceden a semejanza de la ciencia de Dios” (Primarisposta 135).
Con la distinción entre mecánica y física, Vico tiene presente la oposición que había en
su época entre la nueva física matematizada y la antigua física aristotélica. Vico era
plenamente consciente de la superioridad de la nueva física, que trataba de realidades en
materia, como es el movimiento, pero de modo matemático y constructivo (“con el auxilio de
máquinas”, dice Vico). Por eso, constata la imposibilidad de conocer la naturaleza íntima de
las cosas y, por tanto, el fracaso de la física aristotélica frente a la nueva física: “La física
llamada aristotélica ha caído hoy en descrédito, precisamente por su excesiva universalidad;por el contrario, el género humano se ha enriquecido enormemente con nuevas verdades,
gracias al fuego y las máquinas, instrumentos de los que se vale la física reciente, que hace
cosas semejantes a las obras peculiares de la naturaleza” (AS 77). El enfoque viquiano del
conocimiento de la naturaleza no es una simple consecuencia de un estado de opinión: sus
planteamientos especulativos le hacen tener un conocimiento sobre el funcionamiento de la
física muy superior al de la mayoría de sus contemporáneos, incluidos los científicos. Por eso,
insiste en que la superioridad de la física matematizada –la mecánica– se debe a que ella es
capaz de hacer cosas semejantes a las de la naturaleza; o sea, de conocer haciendo ( verum
factum).
Por último, la moral se adentra demasiado en lo particular concreto y, por tanto, tienen
menos que ver con lo mental y lo abstracto. La incertidumbre de los deseos humanos
dificultan máximamente la consecución de la universalidad y necesidad propias de la ciencia.
Así pues, la física no matematizada y la moral son las ciencias más imperfectas, hasta el
punto que se podrían considerar que no son ciencias, dado su escasa capacidad constructiva.
Por eso, aunque la intención de Vico era dedicar el segundo libro del De antiquissima –el
Liber physicus– a la física y el tercero –el Liber moralis– al estudio de la moral, tales libros
nunca fue escritos. No era su interés escribir un tratado de mecánica, la única física que podíahacerse según el verum factum. Y un tratado de moral, era igualmente imposible según el
verum factum; o mejor dicho, no según el alcance que, por el momento, Vico le atribuía: no
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había visto aún la posibilidad de hacer ciencia rigurosa sobre el mundo humano, puesto que lo
entiende como aquello que surge de la voluntad o del deseo de cada persona singular. Por
tanto, su materia, las realizaciones de cada individuo, no parece que puedan ser objeto de
ciencia por carecer totalmente de universalidad y necesidad.
5. Polémica anticartesiana
Desde un punto de vista histórico, es relevante la polémica desencadenada por Vico
contra Descartes, que ocupa el tercer parágrafo del primer capítulo del De antiquissima.
Ciertamente, las distancias de Vico respecto a Descartes vienen de lejos, pero ahora,
apoyándose en el verum factum, la polémica adquiere un tono más denso.
Comienza Vico reconociendo –no sin cierta ironía– que el cogito ergo sum es una
primera verdad evidente no sólo a los filósofos sino a todo ser humano. Para esto, aduce untexto de Plauto, que introduce así: “También el Sosia de Plauto, como en el caso del genio
falaz de Descartes o del sueño milagroso de los estoicos, es inducido a dudar de su propia
existencia por Mercurio, que había tomado su imagen. A fuerza de meditar se aquieta en esta
primera verdad: «[…] Cuando pienso, realmente estoy cierto de que yo soy y de que siempre
fui»” (AS 71 y 73). Y comenta Vico: “La certeza de pensar es conciencia, no ciencia. Se trata
de un conocimiento accesible a cualquier ignorante como al Sosia de Plauto, no de una rara y
refinada verdad que necesite, para ser encontrada, de una profunda meditación por parte de un
gran filósofo. Saber (scire) significa poseer el género o forma con el que se hace una cosa;
por el contrario, tener conciencia se refiere a aquellas cosas de las que no podemos
demostrar” (AS 73).
En la crítica de Vico está operante una distinción fundamental entre dos formas de
conocimiento: conciencia y ciencia. Ciertamente somos conscientes de que pensamos y esto
no lo duda nadie, ni siquiera el escéptico, pero el problema no reside en ello, sino
precisamente en que ignoramos las causas y, por tanto, carecemos de ciencia. Así pues, el
criterio de Descartes me da certeza de mi existencia, y en esa certeza puedo descansar, pero
no es conocimiento riguroso ni sirve como fundamento para la ciencia: el cogito “no es causa
de mi ser y, por tanto, no da ciencia del ser” (Prima risposta 135). El criterio cartesianopermite estar seguro, en general, de nuestros conocimientos, pero no sirve para construir una
ciencia: es criterio para la certeza, no para lo verdadero. El pretendido deductivismo
cartesiano falla precisamente en su base.
En este contexto criteriológico, formula Vico su criterio de verdad, que es
indudablemente una concreción del verum factum: “De todo lo que hasta ahora se ha dicho,
se puede concluir absolutamente que el criterio y regla de lo verdadero es el puro haberlo
hecho. Por tanto, la idea clara y distinta de nuestra mente, y lo mismo las otras verdades, no
puede ser criterio ni siquiera de la misma mente, pues mientras que la mente se conoce no sehace, y, ya que no se hace, ignora el modo o género con que se conoce” (AS 69).
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Así pues, el único modo de obtener ciencia es a través del criterio viquiano: “Yo
concedo que aquél método [el de Descartes] es bueno para encontrar signos ciertos e
indubitables de mi ser, pero no es bueno para encontrar las razones. En la Respuesta definí
«razón» como aquello que para producir el efecto no necesita de nada exterior. De esta
definición se tiene como corolario inmediato que la ciencia es tener conocimiento de este tipode causa (por tanto, el criterio de tener ciencia de una cosa es efectuarla) y que probar por la
causa es hacerla. Y eso es absolutamente verdadero porque se convierte con lo hecho, y el
conocimiento de eso y su operación son una misma cosa. […] Esta especie de refutación no
es despreciar el análisis de Descartes, sino más bien hacerle justicia” (Seconda risposta 156).
Es claro que Vico no elimina la conciencia por la que constatamos y tenemos plena certeza de
algunos aspectos de la realidad, pero la coloca en su lugar: la conciencia no es la fuente de la
verdad críticamente poseída; la fuente es el factum, o sea, la cosa misma real, pero no en
cuanto objeto dado, sino como objeto construido: tener ciencia es componer los elementos,poseer el género o forma, conocer las causas, a partir de los cuales surgen las cosas reales.
Vico polemiza también con Descartes a propósito del método, mostrando la
imposiblidad de aplicar el método matemático a la mayoría de las materias. Subraya la
importancia de la tópica, olvidada por los cartesianos, pero sin descuidar la necesidad de la
crítica. Su propuesta es la unión de tópica y crítica, de invención y análisis, que preanuncia la
unión de filología y filosofía de la Scienza nuova.
6. La nueva Ciencia: el hombre hace el mundo civil
La concepción viquiana de las ciencias es completada y fundamentada adecuadamente
en la Scienza nuova, donde Vico no sólo consigue la elaboración de una ciencia en el más
pleno sentido del término, una nueva Ciencia totalmente regida por el verum factum, sino que
además halla una vía adecuada para la solución de los problemas relativos a los fundamentos
de las demás ciencias y de todo el saber humano.
¿Qué es lo que permite la construcción de una nueva ciencia? No sin cierta solemnidad,
Vico anuncia el descubrimiento de un nuevo campo susceptible de ser objeto de esa nueva
Ciencia: “En tal densa noche de tinieblas, con que está cubierta la primera y lejanísimaantigüedad, brilla la luz eterna –que no tiene ocaso– de esta verdad, que no puede ponerse en
duda bajo ningún concepto: que este mundo civil ha sido ciertamente hecho por los hombres,
por tanto, se pueden, porque se deben, encontrar sus principios dentro de las modificaciones
de nuestra misma mente humana” (SN 331). En este pasaje se encuentra expuesto el gran
descubrimiento hecho por Vico: hay un ámbito plenamente adecuado a una ciencia humana:
el mundo civil, es decir, el mundo de las cosas humanas, porque precisamente ese mundo ha
sido hecho por el hombre, con lo cual tenemos que reconocer que en él podría cumplirse
adecuadamente el verum factum. Para comprender el exacto sentido en el que Vico habla de construir el mundo civil, hay
que tener presente, en un primer acercamiento, la distinción entre naturaleza y cultura. Vico,
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claro está, no habla de construir la naturaleza, ni los aspectos naturales de la acción humana
(fuerza física que haya que emplear, composición física o química del material utilizado,
etc.), sino de la acción humana en cuanto cultural y, más en concreto, en su dimensión social.
Se trata, pues, de considerar la realidad humana atendiendo a sus dimensiones humanas
colectivas: “Conocimiento en torno a las lenguas y hechos de los pueblos, tanto interiores –costumbres y leyes–, como exteriores –guerras, paces, alianzas, viajes, comercios–” (SN
139).
Precisamente ese mundo civil es en su totalidad fruto de la acción humana, al igual que
un objeto matemático depende totalmente de quien lo hace. Y además, por ser acción humana
en cuanto tal, sus causas se hallan en la mente de quien las realiza. Por eso, Vico señala que
hay que buscar los principios del mundo civil dentro de nuestra mente. En este sentido, es
clave la distinción entre mundo natural y mundo humano, o sea, el mundo del espíritu, que
permite poner las bases para comprender que el hombre hace realmente la historia, la cual,por tanto, es homogénea con su espíritu y puede conocerla.
Además de la distinción entre mundo natural y mundo humano, es decisivo tener en
cuenta que la nueva Ciencia no se encarga directamente del estudio de las realizaciones
concretas en cuanto a su particularidad. Es decir, no considera la historia, tradiciones,
técnicas, artes y demás realizaciones culturales concretas de los pueblos. Ciertamente
necesita un conocimiento sobre esas cosas, pero no para hacer una teoría, por ejemplo, del
arte o una filología de tal o cual idioma, sino para conseguir un conocimiento de las
dimensiones sociales y colectivas de las realizaciones de la humanidad o, como dice Vico, delas naciones. En este sentido, es fundamental considerar que, aunque la Scienza nuova es una
filosofía de la autoridad, es decir, versa sobre las determinaciones del arbitrio humano, Vico
no es un voluntarista individualista: el peso decisivo recae sobre la mente que es principio de
toda actuación colectiva.
Por eso mismo, la nueva Ciencia tampoco es una historia, ni intenta ser directamente
una historia de la humanidad o de tal o cual nación. No tiene como objeto el estudio de los
acontecimientos fácticos ocurridos, tal como son narrados habitualmente en los estudios
históricos. Su objeto es el mundo civil: el estudio de las constantes de las naciones, no la
historia de los pueblos. De ahí que Vico no diga que el hombre hace la historia, sino que el
hombre hace el mundo civil. Ciertamente considerará aspectos históricos, cronologías y
lugares, pero sólo en orden a determinar la naturaleza de lo civil.
En atención a las dimensiones sociales de la acción humana, Vico puede superar la gran
dificultad que tuvo en el De antiquissima para elaborar una moral científica: la arbitrariedad
que introduce la voluntad humana. Podría pensarse que el mundo de las naciones, las diversas
realizaciones colectivas de los pueblos, es algo totalmente arbitrario, por proceder de la
voluntad íntima o del deseo indeterminado, y por tanto sernos totalmente inaccesibles sus
auténticas causas. Vico es totalmente consciente de esa posible dificultad y, por eso, buscacomo objeto de su nueva Ciencia algo que le permita un saber universal y constante, no
simplemente una colección de actuaciones particulares de los hombres. El hallazgo de una
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dimensión universal, constante, será –junto con la determinación de los principios– lo que
permita construir su Ciencia. Por eso, Vico no se cansa de repetir que “esta Ciencia razona en
torno a la naturaleza común de las naciones” (SN 119) y que “la naturaleza común de las
naciones es el objeto adecuado de esta Ciencia” (SN 309).
Por eso, Vico muestra la satisfacción de haber encontrado un nuevo objeto de cienciaque responde plenamente al verum factum: “Debe causar maravilla a cualquiera que
reflexione el que los filósofos se esforzaron seriamente por conseguir una ciencia de este
mundo natural, del cual sólo Dios tiene ciencia, puesto que Él lo hizo, y descuidaron meditar
sobre este mundo de las naciones, o sea, el mundo civil, sobre el cual podían conseguir
ciencia los hombres, puesto que ellos lo han hecho” (SN 331). Esto es precisamente lo que
sostiene Vico: al igual que Dios hace el mundo físico y lo conoce, puesto que, si lo ha hecho,
en su Mente están las causas de las cosas, así hay un mundo real, el mundo de las naciones, el
mundo civil, que ha sido hecho por los hombres y, por tanto, en sus mentes están losprincipios de los que ese mundo realmente ha nacido. La nueva ciencia es precisamente una
reflexión sobre ese mundo en orden a conocer su esencia a partir de los principios que se
hallan en nuestra mente. Principios que, evidentemente, no son ni pueden ser de carácter
empírico, sino que necesariamente son mentales, supraempíricos. Con lo cual ya entrevemos
que, en la base de su nueva Ciencia, necesariamente estará una metafísica de la mente.
7. La metafí sica de la mente
a) Las modificaciones de la mente
Aunque Vico, desde el inicio de su vida literaria, barruntaba la posibilidad de construir
una ciencia rigurosa del mundo humano, no sabía en concreto cómo realizar semejante tarea.
Tenía, por un lado, una masa informe de datos sobre las realizaciones de la humanidad,
proporcionada por los estudios filológicos, históricos, mitológicos, etc. y, por otro, intentaba
hallar unos principios que pudieran explicar unitariamente la génesis –la naturaleza– de todas
esas realizaciones, lo cual implicaría la posibilidad de elaborar la ciencia del mundo humano.
¿Cuál es el descubrimiento decisivo que permite a Vico la construcción de su nuevaCiencia? En más de un pasaje Vico señala cuál es esa clave y subraya explícitamente que se
trata de la llave maestra de su nueva Ciencia, cuyo descubrimiento le ocupó toda su vida
filosófica. Se trata del concepto de modificación de la mente humana, que le permite entender
cómo fue la mente de los primeros fundadores de la civilización. Es decir, Vico descubre la
posibilidad de una mente que conciba por caracteres poéticos, o sea, según géneros o
universales fantásticos: “Los primeros pueblos de la gentilidad, por una ya demostrada
necesidad natural, fueron poetas, y hablaron por caracteres poéticos. Este descubrimiento es
la clave maestra de esta Ciencia, que nos ha costado la obstinada investigación de todanuestra vida literaria” (SN 34). Por eso, aunque a veces ha pasado inadvertido el concepto
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viquiano de modificación de la mente, sin él no es posible entender en qué consiste su nueva
Ciencia.
La ciencia en Vico consiste en la posesión de los principios y causas que generan el
objeto estudiado. En atención al verum factum, es necesario que tales principios se encuentran
en la mente, pero cuando Vico enuncia su primer principio metodológico, que el mundo civilha sido hecho por los hombres, añade una precisión capital: “Se pueden, porque se deben,
encontrar sus principios dentro de las modificaciones de nuestra misma mente humana” (SN
331). Así pues, los principios que generan este mundo están dentro de la mente humana, pero
no de la mente humana sin más, sino dentro de sus modificaciones. Es preciso, pues,
considerar qué son esas modificaciones y cuáles sus implicaciones.
La tesis de Vico es que la mente humana se modifica intrínsecamente a lo largo del
tiempo, de tal modo que tienen lugar muy distintas modalidades de conceptualización. Es
decir, no basta con indicar que hay una pluralidad de facultades y que están armonizadas; esoes necesario, pero más relevante aún es indicar que la misma mente no siempre funciona
igual: no porque posea distintas facultades, sino porque ellas juegan entre sí en diverso modo,
de tal manera que se modifica en sí la mente, dando lugar a las modificaciones en sentido
viquiano. Según esto, podríamos distinguir entre los modos de la mente humana, que son sus
facultades (sentidos, fantasía y razón), y sus modificaciones: las maneras en que la mente
unitariamente opera, en función del diverso juego de esas tres facultades.
Por eso, en la elaboración de la teoría de las modificaciones, Vico atiende tanto a
unidad entre cuerpo y mente, como a la pluralidad de niveles cognoscitivos humanos.Ateniéndose a ellos, sostiene que los modos de conocimiento humano van de lo sensible a lo
inteligible, tanto desde un punto de vista genético como histórico. Es decir, no sólo todo
conocimiento humano ha de empezar por los sentidos y de ahí proceder a la mente, sino que
el conocimiento de los primeros hombres es fundamentalmente sensitivo y desde ahí se va
elevando a lo puramente intelectivo: “Los hombres primero sienten sin advertir, luego
advierten con ánimo perturbado y conmovido, finalmente reflexionan con mente pura” (SN
218).
No se trata, evidentemente, de que los hombres al principio tengan o usen solamente
sentidos externos, luego la imaginación y por último la razón, sino que más bien son los tres
modos en que la mente humana concibe; es decir, se trata de un predominio de uno de los tres
planos en que se articula el sistema cognoscitivo. Por esto, tendríamos que primero se da un
predominio de los sentidos, luego de la fantasía y por último de la razón, pero siempre están
presentes los tres en la mente humana, pues se trata de hombres, no de animales. En
definitiva, la mente se va desarrollando temporalmente, en un proceso que va desde el
predominio de lo sensitivo y particular al de lo puramente racional y universal, incluido el
conocimiento de sí misma: “La mente humana está naturalmente inclinada con los sentidos a
verse fuera en el cuerpo, y con mucha dificultad por medio de la reflexión lleva a entendersea sí misma” (SN 236). Vico establece un paralelismo entre la mente de la humanidad y la
mente de cada hombre en particular. Es decir, no nacemos con la plena y perfecta posesión de
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nuestra capacidades mentales, sino que pasamos necesariamente por diversas fases.
Precisamente, eso es lo que ha ocurrido con la humanidad: los primeros hombres fueron como
los niños del género humano, con su mente fuertemente imaginativa y con poca capacidad de
raciocinio.
En consecuencia, se podrían señalar tres modificaciones de la mente, según elpredominio de una u otra facultad. Esto es muy utilizado por Vico en las explicaciones
concretas del curso de las naciones, que siguen fases triádicas: edad de los dioses, de los
héroes, de los hombres. Sin embargo, hay que decir que tales modificaciones son
fundamentalmente dos: la mente poética y la mente reflexiva, pues lo efectivamente relevante
son solamente esas dos modificaciones, puesto que tanto los sentidos como la fantasía
pertenecen al plano de lo sensitivo-particular distinto del de lo universal y racional. Lo cual
da lugar a la dialéctica fundamental de la Scienza nuova entre fantasía y razón, que en último
extremo responde –lo cual es decisivo– a la estructura binaria del verum factum: momentocreador y momento reflexivo.
Por eso, Vico analiza con detalle los dos tipos de mente, y muy especialmente el
primero, que fue su gran aportación. El resultado va a ser, en primer lugar, la teoría del modo
de conocer de la primera humanidad, de la humanidad que creó las naciones, con la ayuda de
su poderosa fantasía. Este modo de conocer dio lugar a una sabiduría, la sabiduría de los
antiguos, que Vico persiguió, al menos, desde la redacción del De antiquissima, y que ahora
puede describir bajo el rótulo de sabiduría poética, creadora, espontánea. El otro tipo de
mente es tratado en modo más breve, pues es nuestro propio modo de conocer, que ha sidoobjeto de numerosas reflexiones filosóficas. Este modo de conocer da lugar a la sabiduría
reflexiva, o más literalmente sabiduría repuesta (sapienza riposta), o sea una sabiduría que es
reposición de la sapienza poetica. Así pues, la humanidad ha tenido dos grandes fases,
atendiendo a sus dos modificaciones de la mente: una fase de creación espontánea y otra de
conocimiento reflexivo.
b) La mente poética
La mente poética es descrita así: “Los primeros hombres, como niños del género
humano, no siendo capaces de formar los géneros inteligibles de las cosas, tuvieron natural
necesidad de imaginarse los caracteres poéticos, que son géneros o universales fantásticos [o
imaginativos], para reducir como a ciertos modelos o retratos ideales, todas las especies
particulares semejantes a cada uno de sus géneros […]. Por ejemplo, los egipcios reducían
todos los hallazgos útiles o necesarios del género humano, que son efectos concretos de la
sabiduría civil, al género de sabio civil, concretado imaginativamente en Hermes Trimegisto,
porque no sabían abstraer el género inteligible de sabio civil y mucho menos la forma de
sabiduría civil de la que fueron dueños tales egipcios” (SN 209).
Desde el punto de vista cognoscitivo, la mente poética se caracteriza por una deficiencia
de la razón y un potenciamiento del elemento sensible-imaginativo. Se trata de una actividad
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constructiva de la mente, de carácter sintético, mediante la cual se construye un género
poético o universal imaginativo: “Los primeros autores de la humanidad atendieron a una
tópica sensible, con la cual unían las propiedades o cualidades o relaciones, por así decir,
concretas de los individuos o de las especies y formaban los géneros poéticos” (SN 495). Es
decir, tenían siempre presente las cosas y sus relaciones concretas, nunca formalidadesabstractas.
Es importante insistir en esta deficiencia de la parte racional de la mente, pues se corre
el riesgo de identificar la mente poética con nuestras creaciones literarias; o sea, pensar que el
universal fantástico es equivalente a una metáfora creada por la mente reflexiva. Es decisivo
darse cuenta de que, en el universal fantástico, no hay concepto que luego se pueda expresar
metafóricamente: no es una metáfora o un tropo de algo ya conocido. El mismo Vico insiste,
desde diversos puntos de vista, de la dificultad de hacerse cargo de cómo concibe la mente
poética: “Apenas se puede entender –imaginarlo, imposible– el modo en que pensaban losprimeros hombres que fundaron la humanidad gentil” (SN 378).
Dado que las diversas mentes se constituyen según el distinto modo de articularse las
facultades. En el caso de la mente poética, la facultad dominante es la fantasía, en toda la
amplitud que tiene este término en Vico, pues comprende la memoria, el ingenio y la
imaginación. El predomino de la imaginación aparece con frecuencia al tratar de esta mente,
y no pocas veces en conexión con la mentalidad infantil. Vico alude y se inspira en el modo
de concebir y de actuar de los niños, para sacar consecuencias respecto a la mente de los
primeros hombres: “Los primeros hombres de las naciones gentiles, como niños del nacientegénero humano, a partir de su idea creaban las cosas, pero con infinita diferencia del crear de
Dios, puesto que Dios conoce en su purísimo entendimiento, y conociendo crea las cosas;
ellos, en su robusta ignorancia, pero con una corpulentísima fantasía y gracias a ella, hacían
las cosas con una maravillosa sublimidad, tanta que los perturbaba a ellos mismos y así
imaginándolas las creaban. Precisamente por eso, fueron llamados poetas, que es lo mismo,
en griego, que creador” (SN 376).
Según eso, la sapienza poetica era el conjunto de las “ideas creadoras de las cosas
humanas”, un conocimiento espontáneo de las propias necesidades humanas y del modo de
satisfacerlas, el cual hace pasar a la humanidad de simples individuos vagantes a una
civilización incipiente. Por esto, no se trata de un conocimiento consciente, reflexivo, sino de
una concepción espontánea de las cosas, fruto más de los sentidos y de la imaginación que del
entendimiento. Conocimiento que no se limita a contemplar lo que las cosas son, sino que, al
contrario, al imaginarlas de un determinado modo, las creaba, puesto que aún no existía nada
de lo necesario o útil para la humanización.
Para entender qué es esa creación, hay que tener en cuenta que no es de objetos
naturales, sino del mundo humano: los saberes poéticos generan sus objetos al mismo tiempo
que los conciben. Vico enumera articuladamente todos los saberes poéticos y los objetos queellos originan: “Los fundadores de la humanidad gentil con su teología natural, o sea,
metafísica, se imaginaron los dioses; con su lógica, encontraron las lenguas, con la moral, se
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generaron los héroes; con la economía se fundaron las familias, con la política, las ciudades;
como con su física se establecieron los principios de todas las cosas divinas, con la física
particular del hombre en un cierto modo se generaron a sí mismos, con su cosmografía
concibieron para sí el universo completo de los dioses; con la astronomía llevaron de la tierra
al cielo los planetas y las constelaciones; con la cronología dieron principio a los tiempos, ycon la geografía los griegos, por ejemplo, describieron el mundo dentro de su Grecia” (SN
367). De este modo, el hombre no sólo creó el mundo civil, sino que, en cierto sentido, se
hizo a sí mismo, transformándose desde un estado animal a un estado humano: “El hombre
ignorante se hace regla del universo […], pues así como la metafísica razonada enseña que
homo intelligendo fit omnia [entendiendo, el hombre hace todas las cosas], así esta metafísica
imaginativa demuestra que homo non intelligendo fit omnia [sin entender, el hombre hace
todas las cosas]; y esto quizá con más verdad que aquello, puesto que el hombre al entender
despliega su mente y comprende las cosas, pero con el no entender hace de sí esas cosas y,con el transformarse, se hace humano” (SN 405).
c) La mente reflexiva
Al igual que el universal fantástico es el elemento de la mente poética, el universal
inteligible lo es de la mente reflexiva. Estos universales son formados por la mente humana,
cuando alcanza el pleno uso de su capacidad racional. Vico no se detiene en la caracterización
de lo que son tales universales inteligibles, sino que se limita a ponerlos en contraste con los
imaginativos: “Por necesidad de naturaleza nacieron […] los universales fantásticos, antesque los universales razonados, o sea, filosóficos. […] Luego pudieron surgir los filósofos, los
cuales formaron los géneros inteligibles” (SN 460). Sin embargo, en la explicación de Vico
acerca de la formación de tales inteligibles, se pueden hallar abundantes y fecundas ideas, por
ejemplo, sobre el papel del lenguaje en la formación de la mente y de los conocimientos
universales.
Igualmente, si la sapienza poetica es fruto de la primera mente, la ciencia –el
conocimiento pleno– lo es de la segunda. Vico sostiene que “las ciencias han de comenzar
desde los orígenes de las materias que estudian” (SN 314), puesto que “el orden de las ideas
debe proceder según el orden de las cosas” (SN 238). En la elaboración una ciencia del
mundo civil, hay que comenzar tratando los orígenes, el nacimiento de tal mundo, puesto que,
según el verum factum, precisamente se trata de reproducir lo que ya ha sucedido. De ahí la
necesidad de comenzar por la mente y sabiduría poéticas, para luego tratar de la mente
reflexiva y su sabiduría: la sapienza riposta que es el saber consciente críticamente poseído,
fruto de la reflexión intelectual, que nace de esa mente que ha alcanzado su pleno desarrollo.
Este tipo de sabiduría es, en definitiva, la “sabiduría de sumos y raros filósofos” (SN 384) o,
si queremos, la filosofía y las ciencias tal como las concebimos hoy día.
Ahora bien, atendiendo al doble momento del verum factum, nos damos cuenta de que
la teoría de la sabiduría constituye un momento central de la obra de Vico: la sapienza
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poetica de los antiguos es la que construyó el mundo civil, nuestra sapienza riposta ha de ser
la misma que la de los antiguos pero poseída críticamente. La estructura general de la Scienza
nuova confirma esa tesis. Tras establecer Vico en el libro primero los principios de su nueva
Ciencia, pasa a exponer la estructura, lógica y contenido de la sabiduría poética, a la que
dedica el segundo libro completo, que constituye casi la mitad de toda la obra. Los restanteslibros constituyen la concreción histórica de las tesis sostenidas en los dos primeros.
Por eso, la diferencia entre una y otra sabiduría no se refiere al contenido: ambas tienen
idénticos temas, pues ambas son sabiduría. Difieren únicamente en el modo en que poseen sus
conocimientos: la sabiduría poética los posee de modo espontáneo y creativo; mientras que la
sapienza riposta los posee en modo reflexivo y mediato: reponiéndolos a través de un
proceso en que la mente vuelve sobre sus realizaciones y las aprehende críticamente. Por eso,
la idea que guía las relaciones entre la sabiduría filosófica y el quehacer creativo de los
primeros hombres es formulada por Vico del siguiente modo: “Y por todo este libro[segundo] se mostrará que cuanto primero sintieron en torno a la sabiduría vulgar los poetas,
fue entendido después por los filósofos en su sabiduría reflexiva; de tal modo que se puede
decir que aquéllos han sido el sentido y éstos el intelecto del género humano” (SN 363).
Esto hace que se necesiten mutuamente, e incluso más necesitan los filósofos de los
poetas que viceversa, pues los filósofos se limitan a desplegar su mente y comprender las
cosas, mientras que los segundos construyen todo desde sí mismos e incluso ellos mismos
devienen lo que hacen, se humanizan. Por esto, sostiene abiertamente Vico que hay más
“realidad” en la poesía que en la filosofía.Sin embargo, eso no obsta para que lo más perfecto sea la unión de poesía y filosofía,
como Vico dice, avverare il certo; accertare il vero [dar sentido a lo cierto, dar contenido a lo
verdadero]. Al igual que el hombre singular necesita la unión de sentidos e intelecto, también
la humanidad necesita de creadores y de filósofos, puesto que “los poetas fueron el sentido, y
los filósofos el intelecto de la humana sabiduría” (SN 779). El gran error de los filósofos ha
sido precisamente el olvidar las creaciones de la humanidad, el no haber dado un contenido
concreto, con datos histórico-filológicos, a sus especulaciones abstractas, el haber pretendido
que la filosofía es anterior –al menos de derecho– a las demás realizaciones del género
humano. Además, esta exigencia viquiana no se debe a motivos puramente externos o
circunstanciales, sino que es requerida por la dialéctica dual del verum factum: tenemos
ciencia de lo que hacemos, por tanto, si hay una ciencia capaz de aferrar lo que las cosas
realmente son, ésa sólo puede ser una filosofía que reflexione sobre el mundo civil hecho por
los hombres.
8. El método: la unión de filología y filosofía
La elaboración incontrovertible de la nueva Ciencia –sostiene Vico– se consiguemediante la unión de filosofía y filología, de verdad y certeza. Este planteamiento viquiano
está en íntima conexión con el curso de sus ideas. Lo que intentamos es tener ciencia del
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mundo civil y tal ciencia, como toda, ha de comenzar por los orígenes, reconstruyendo su
objeto. Por eso, la prueba de que hemos conseguido los principios de tal ciencia es que
podamos explicar (filosofía) todos los datos ciertos (filología) que poseemos sobre mundo
humano, lo cual consistirá en reconstruir ordenadamente el origen y curso de las naciones.
Bajo el rótulo filólogos Vico entiende “todos los gramáticos, historiadores, críticos quese han ocupado del conocimiento de las lenguas y de los hechos de los pueblos, sean
interiores, como las costumbres y las leyes, sean exteriores como las guerras, las paces,
alianzas, viajes y comercios” (SN 139). Así pues, por filología se entiende el conjunto de
conocimiento empíricos, de datos, que tenemos sobre el mundo humano. Dichos
conocimientos han de ser considerados ciertos, puesto que tenemos conciencia –no ciencia–
de que son así, pues proceden de una voluntad, de una autoridad, que los ha determinado, o
sea, que los ha hecho ciertos –no vagos, indeterminados, informes–, y así nos los hace
constar. Lo que sucede es que ese conjunto de certezas, de datos filológicos, permanecencomo una masa informe y oscura en la que no hay ninguna argumentación ni intelección.
Por su parte, la filosofía –especialmente la racionalista– se ha ocupado de un
conocimiento abstracto, ajeno a la realidad humana. Recordemos, en este caso, la polémica
anticartesiana y la acusación del olvido de la tópica, en favor de la crítica: han restringido la
ciencia para escapar a toda duda, pero la han hecho estéril. En todo caso, los filósofos han
intentado conocer el mundo natural, del que no podemos tener ciencia porque no lo hemos
hecho, y han descuidado el estudio del mundo civil, con lo cual su ciencia ha quedado sin
concreción, sólo en desarrollos abstractos.La consecuencia es clara: Vico está en desacuerdo tanto con unos como con otros; ni le
satisface la historia hecha por los filólogos ni las explicaciones de los filósofos, hasta el punto
de invalidar todos los estudios anteriores a los suyos: “En esta investigación [la nueva
Ciencia], se debe proceder como si no hubiera libros en el mundo” (SN 330). Propone, pues,
la unión de filología y filosofía, de certeza y verdad: “La filosofía contempla la razón, de
donde procede la ciencia de la verdad; la filología observa la autoridad del humano arbitrio,
de donde viene la conciencia de lo cierto. […] Este axioma demuestra que han fracasado por
igual tanto los filósofos que no dieron certeza a sus razones con la autoridad de los filólogos,
como los filólogos que no se preocuparon de dar verdad a sus autoridades con la razón de los
filósofos. Si, por el contrario, lo hubiesen hecho, hubieran sido más útiles a las repúblicas y
nos habrían precedido en la elaboración de esta Ciencia” (SN 138 y 140).
Atendiendo a estas tareas, la Scienza nuova se configura como una nueva arte crítica,
que reduce la filología a ciencia y, por tanto, nos proporciona los principios de la historia
universal y describe sistemáticamente la historia de las ideas humanas, cuyo compendio es
“una historia ideal eterna, sobre la cual corren en el tiempo las historias de todas las naciones”
(SN 7), es decir, el esquema o curso general que los pueblos han seguido en su nacimiento y
despliegue, y que seguirá cualquier otra nación. Se trata, pues, de las estructuras constantes einteligibles de la historia de la humanidad. Y, por otro lado, la Scienza nuova es también una
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filosofía de la autoridad, pues examina atentamente la certeza de la autoridad, el sentido
común, sobre el cual reposa la conciencia de todas las naciones.
De este modo, el proceso de hacer inteligible (“verificar”, avverare) y de “certificación”
(“confirmar”, accertare) en la Scienza nuova se podría describir del modo siguiente. De
entrada tenemos que examinar rigurosamente todos los datos filológicos, con el fin dedeterminar las constantes en las costumbres de la humanidad y en sus creencias. De esta
manera obtenemos los principios que pongan orden en todo ese material. A partir de esos
principios intentamos la reconstrucción de la sapienza poetica y el mundo de las naciones.
Por último, comprobamos que lo que hemos pensado coincide plenamente con los datos
filológicos.
Por eso, Vico insiste en que ni uno solo de sus principios y axiomas puede ser falso: eso
anularía completamente la tarea realizada en esta Ciencia. Es decir, se ha de dar una total
coherencia interna entre las proposiciones teoréticas y la realidad del mundo de las naciones.En consecuencia, no se trata de encontrar algunos de los principios, sino de poseer las causas
–todas y únicas– que han generado todo el mundo de las naciones; y eso es la argumentación
que, en último extremo, justifica toda la Scienza nuova: “Por tanto, la prueba propia y
constante que aquí se hará consistirá en combinar y reflexionar si nuestra mente, en la serie de
los posibles que puede concebir y en cuanto le es posible, pueda pensar mayor o menor
número de razones u otras distintas de aquéllas de donde nacen los resultados de este mundo
civil” (SN 345). Se trata, pues, de una fundamentación estrictamente teorética, que
proporciona las bases para la comprensión del mundo histórico, mediante el diseño de unahistoria ideal eterna, que hace inteligible las historias concretas de las naciones.
En consecuencia, la Scienza nuova no es un saber más, junto a los otros posibles, sobre
el mundo civil, sino que es el único posible saber en torno a los principios de ese mundo y al
curso de su desarrollo; es decir, el único saber especulativo, filosófico, sobre ese mundo; el
único que tiene como objeto la naturaleza común de las naciones. Ciertamente hay otros
saberes particulares sobre el mundo civil, de carácter empírico o filológico, pero la Scienza
nuova no es un saber fáctico o descriptivo que señale cómo han sido las cosas sin mostrar su
interna necesidad, sino que es una filosofía del mundo civil: éste necesariamente es, en sus
aspectos esenciales, exactamente como se demuestra en la Scienza nuova. “Por tanto, en esta
Ciencia reina esta especie de pruebas: que las cosas de las naciones debieron, deben y
deberán proceder tal cual en esta Ciencia han sido razonadas, […] y esto sucedería también
aunque desde la eternidad nacieran en el tiempo infinitos mundos, lo cual ciertamente es falso
de hecho” (SN 348).
9. Los principios
a) Modo de hallar los principios: el senso comune.Exigencia del planteamiento de Vico es que los principios han de estar dentro de las
modificaciones de la mente humana, pues son los principios que generan el mundo civil
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hecho por los hombres. Ahora bien, ¿cómo determinar cuáles son los principios de ese
mundo? Más en concreto, ¿cómo acceder a la mente de los primeros fundadores de los
pueblos, en la cual indudablemente se hallan los principios? El problema es precisamente
encontrar los principios de su sabiduría poética, que, por un lado, son los mismos que han
constituido y constituyen realmente a las naciones y que, por otro, son los de la sapienza
riposta y de la Scienza nuova.
Evidentemente no cabe un acceso directo a tal mente; es más, tenemos serias
dificultades en reproducirnos cómo era. Tenemos, por el contrario, acceso directo a esa masa
de datos de la filología, historia, mitos, narraciones, etc., que nos permiten conocer cómo fue
el mundo creado por tales mentes. En consecuencia, la única respuesta posible es: hemos de
rebuscar entre tal masa de datos, a fin de hallar los elementos comunes que originan y
vertebran permanentemente todas las naciones. Parece claro que, en este momento, la tópica
tiene su función relevante, pues nos proporciona las ideas con las que hemos de juzgar ypensar. Ahora bien, de lo que se trata es no sólo de hallar un mundo de ideas, sino de
determinar cuáles son de entre ellas los principios de la sapienza poetica que causan el mundo
civil. En una palabra, necesitaremos un criterio que guíe la segunda operación de la mente, el
juicio.
Vico apela a un sentimiento peculiar, que llama “sentido común”, como criterio que
permite establecer los principios: “El criterio que se usa es que lo que es sentido como justo
por todos o la mayor parte de los hombres debe ser la regla de la vida social; […] en este
criterio coincide la sabiduría vulgar de todos los legisladores y la sabiduría reflexiva de losmás reputados filósofos. Estos deben ser los confines de la razón humana, y quien quiera
desbordarlos, atienda a no irse fuera de toda la humanidad” (SN 360).
Ese sentimiento de lo justo o senso comune es definido como “un juicio sin reflexión
alguna, comúnmente sentido por todo un orden, por todo un pueblo, por toda una nación o por
todo el género humano” (SN 142). En definitiva, el sentido común determina lo que
constantemente es necesario para la vida social, es decir, aquello que es necesario para el
nacimiento de una nación o para que se pueda recrear tal nacimiento, de ahí que nosotros,
discutiendo críticamente sobre lo que ellos sentían comúnmente, podamos restablecer sus
principios y creaciones.
Desde el punto de vista de la constitución y permanencia de las sociedades, el sentido
común juega un papel decisivo, pues determina lo que en concreto hay que hacer. Por tanto,
se constituye en criterio normativo social: “El arbitrio humano, que por su naturaleza es
incertísimo, se manifiesta y determina con el sentido común de los hombres en torno a las
necesidades o utilidades humanas, que son las dos fuentes del derecho natural de gentes” (SN
141).
Desde el otro punto de vista, es decir, desde la mente reflexiva, el sentido común se
constituye en criterio para determinar los contenidos concretos que han dado vida a lasdiversas naciones a lo largo de la historia de la humanidad. Por eso, la Scienza nuova ha de
analizar –estamos en la segunda operación de la mente– cuidadosamente toda la historia del
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pensamiento humano y del concreto comportamiento de los hombres. De este modo, la
Scienza nuova es tanto una filosofía de la autoridad como una historia de las ideas humanas:
“Para encontrar la naturaleza de las cosas humanas, esta Ciencia realiza un severo análisis de
los pensamientos humanos en torno a las necesidades humanas y a las utilidades de la vida
social […]. De ahí que, desde esta perspectiva, esta Ciencia sea una historia de las ideashumanas” (SN 347).
En definitiva, tenemos que el modo de hallar los principios será encontrar costumbres
humanas constantes y básicas que vertebren las naciones y determinar a partir de ellas –y las
correspondientes narraciones– lo que los legisladores y fundadores de los pueblos
espontáneamente pensaron. En último extremo, se trata de establecer los principios del
mundo civil y de la sapienza poetica a partir de las costumbres civiles: “Ahora bien, puesto
que este mundo de naciones ha sido hecho por los hombres, veamos en qué cosas han
coincidido perpetuamente y todavía coinciden todos los hombres, puesto que tales cosaspodrán darnos los principios universales y eternos –como deben ser los de toda ciencia–,
sobre los cuales todas surgieron y todas se conservan en naciones” (SN 332).
b) Establecimiento de los principios
Para la determinación de los principios, en primer lugar, hay que acudir al sentido
común reflejado en las costumbres constantes de todos los pueblos: “Observamos que todas
las naciones tanto bárbaras como humanas, aunque fundadas por separado a inmensas
distancias de espacio y tiempo entre ellas, custodian estas tres costumbres humanas: todastienen alguna religión, todas celebraron matrimonios solemnes y todas entierran a sus
muertos; ni entre las naciones, por muy salvajes e incultas que sean, se celebran acciones
humanas con más rebuscadas ceremonias y consagradas solemnidades que las religiones, los
matrimonios y las sepulturas. […] Por eso, hemos tomado estas tres costumbres eternas y
universales como tres primeros principios de esta Ciencia” (SN 333).
Estas tres costumbres son la manifestación de las tres creencias unánimes del sentido
común de toda la humanidad: “Que hay providencia divina, que se deben moderar las
pasiones humanas y hacer de ellas virtudes, y que las almas humanas son inmortales” (SN
130). Dicho de otro modo, todos los pueblos han creído en un Dios providente, han sostenido
que hay libertad como autodominio y han afirmado la inmortalidad del alma; ésos son los
“tres sentimientos comunes del género humano” (Scienza nuova prima 10).
A través de un amplio aparato filológico (historia, lenguas, mitos, antropología cultural,
etc.), Vico muestra que estas tres costumbres y creencias son constantes en todos los pueblos,
y además que con ellas nace la humanidad, es decir, comienza el proceso de humanización y
de vida en sociedad: “A partir de esas tres cosas comenzó la humanidad en todas las naciones;
y, por eso, todas deben custodiarlas santísimamente para que el mundo no decaiga de nuevo
en el estado de fieras salvajes” (SN 333). Y por esto mismo, tales principios constituyen la
naturaleza de la sociedad, de toda la vida civil de los pueblos, puesto que “la naturaleza de las
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cosas no es más que su nacimiento en ciertos tiempos y con ciertas modos, los cuales siempre
que son tales, así y no de otro modo nacen las cosas” (SN 147).
En consecuencia, a partir de esos tres principios se puede comenzar a reconstruir toda la
sapienza poetica y la historia ideal –o eidética– de las naciones, cuya naturaleza se muestra
constante, en cuanto que siempre tiene la misma “estructura” vertebrada por los tresprincipios, aunque las formas históricas concretas son infinitamente variadas. Todos los
restantes libros de la Scienza nuova, es decir, todos excepto el primero, están dedicados a la
realización de esa tarea. En el libro segundo, se reconstruye la sapienza poetica; en el tercero,
se muestra que Homero es un carácter poético; en el cuarto, se describe el corso de las
naciones, o sea, las tres formas concretas que revisten históricamente las sociedades y que, de
hecho, han recorrido los pueblos de la antigüedad; y el último, el ricorso, el recorrido que,
semejante al primero, ha realizado algunos pueblos de la humanidad, es decir, el nacimiento
de las naciones modernas.Todo esto es una confirmación de que los tres principios descubiertos son efectivamente
los que dan razón de todo lo sucedido y pensado; es más, ellos y sólo ellos permiten la
comprensión racional del mundo civil: “Así pues, tras el primer principio sobre la providencia
divina y el segundo, de los matrimonios solemnes, la universal creencia de la inmortalidad del
alma, que comenzó con las sepulturas, es el tercero de los tres principios, con los cuales esta
Ciencia razona en torno a los orígenes de todas las innumerables, variadas y diversas cosas de
que trata” (SN 13).
Ahora bien, hay que tener en cuenta que tales principios no son sólo puramente fácticos(las sociedades, de hecho, están organizadas así), ni tampoco puramente subjetivos (mera
creencia en la providencia, libertad, inmortalidad), sino que también son los principios de la
sapienza riposta, es decir, los principios fundamentales de todo el saber humano, del
auténtico conocimiento que poseen los hombres. Dicho de otro modo, las cosas son realmente
tal como los principios las establecen: existe un Dios providente, el ejercicio de la libertad
consistente en moderar las pasiones es el modo humano de vivir y poseemos un alma
inmortal: “Por eso, esta Ciencia, en uno de sus principales aspectos, debe ser una teología
civil razonada de la providencia divina. […] Debe ser una demostración, por así decir, del
hecho histórico de la providencia” (SN 342).
Además, como realmente las cosas son así, se puede construir a partir de esos principios
un nuevo sistema de derecho natural, normativo respecto a todo el comportamiento humano:
“Esta nueva Ciencia, o sea, la metafísica, a la luz de la providencia divina, meditando sobre la
naturaleza común de las naciones, habiendo descubierto tales orígenes de las cosas divinas y
humanas entre las naciones gentiles, establece un nuevo sistema de derecho natural de
gentes” (SN 31).
Semejantes pretensiones pueden parecer excesivas, y más aún para nuestra mentalidad,
que configura la moderna sociedad pluralista en la que tales principios –sobre todo el primeroy tercero– no parecen tener vigencia alguna. Sin embargo, Vico insiste en que “la metafísica
conoce a Dios providente en las cosas morales públicas, o sea, en las costumbres civiles, con
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las cuales las naciones han venido al mundo y se conservan” (SN 5). Y además, no se trata de
un punto colateral, sino de un fundamento de todo el sistema, exigido por el doble momento
del verum factum: si no hay coincidencia entre la sapienza poetica y la riposta, si el certum y
el verum no son concordantes, toda la Scienza nuova es un gigantesco error. Por eso, Vico
sostiene abiertamente la triple validez de sus principios: en las costumbres civiles, en la mentede los hombres y en la realidad ontológica. Por eso, es imposible la comprensión de cualquier
realidad humana, si se prescinde de cualquiera de sus principios: “Sin el primer principio de
la providencia no se puede ni abrir la boca para razonar sobre el derecho” (SN 397).
10. Providencia divina y libertad humana
El papel asignado a la providencia divina ha sido visto por muchos intérpretes como
una contradicción interna en el pensamiento de Vico. Por un lado, se afirma que es el hombrequien hace mundo civil, pero por otro se admite una providencia divina, es decir, un Dios
que actúa en la historia. Se ha intentado solventar la cuestión reduciendo la providencia
divina a la subjetividad humana o a la acción de la naturaleza, quedando las mentes humanas
como única causa –en sentido viquiano–, con lo cual evidentemente se elimina el problema.
Sin embargo, tales reducciones no pueden ser una solución, puesto que invalidan totalmente
la Scienza nuova, en razón de que la sapienza riposta ya no coincidirían con la poetica: los
fundadores de las naciones consideraron que había un Dios providente –por lo cual crearon
las religiones–, pero nosotros, con sabiduría crítica, sabríamos que eso es falso.
Vico sostiene que “la sabiduría de Dios, en cuanto produce todas las cosas en el tiempo
debido, se llama providencia divina” (UI 45). La providencia no es una causa mundana
particular junto a las otras, sino que es la misma divinidad en cuanto que conoce y obra
respecto al mundo. La providencia en Vico no es una acción entendida como causa particular
de un determinado acontecimiento, sino como la realización del designio general de Dios a
través de los acontecimientos ordinarios de la realidad física y del mundo humano. En una
palabra, la intención de Dios se realiza en la historia a través de las acciones reales de los
agentes mundanos y, más en concreto, a través de las intenciones humanas.
De este modo, hay en Vico una conjunción de dos intenciones. Y según eso, laheterogénesis de los fines es el argumento típicamente viquiano tanto para demostrar la
providencia como para coordinarla con la libertad humana. Dicho argumento podría
formularse así: “La legislación considera al hombre tal cual es, para hacer de él buen uso en
la humana sociedad: de la ferocidad, de la avaricia y de la ambición, que son los tres vicios
que desvían a todo el género humano, ella hace la milicia, el comercio y la corte, y con ellas
la fortaleza, la opulencia y la sabiduría de los Estados. Y de estos tres grandes vicios, que
ciertamente destruirían el género humano, hace nacer la felicidad civil. Este axioma prueba la
existencia de la providencia divina y que es una mente divina legisladora, que de las pasioneshumanas, siempre vertidas a la utilidad privada y por las que éstos vivían como bestias
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feroces en la soledad, ha hecho los órdenes civiles por los cuales viven en una sociedad
humana” (SN 132-133).
La consecuencia es clara: los fines generales, el orden global, necesariamente proceden
de una inteligencia supramundana: “Esta Ciencia debe ser una demostración, por así decir, del
hecho histórico de la providencia, porque debe ser una historia de los órdenes que ella hadado a esta gran ciudad del género humano, sin que los hombres los conozcan o busquen e
incluso a menudo contra sus intenciones, porque, aunque este mundo ha nacido en el tiempo y
particularmente, los órdenes que la providencia ha establecido son universales y eternos”
(SN 342).
En esencia, la argumentación viquiana es que los hombres –y en especial los primeros–
no son capaces de concebir la sociedad humana como un todo y atender a los intereses
generales. Es más, siempre atienden a cuestiones privadas, a intereses particulares la mayoría
de las veces contrarios entre sí, lo cual llevaría a la destrucción del género humano. Sinembargo, surgen fines no propuestos: nace el mundo civil con un orden que permite una vida
realmente humana. Y además tal generación de fines no intentados surge de modo constante y
regular. La pregunta es ¿de dónde nace ese orden superior y constante? La conclusión de
Vico es que surge de una mente infinita que ordena los fines particulares a una finalidad
superior: “Este mundo civil, tan sabiamente ordenado, no puede ser efecto más que de una
sabiduría sobrehumana” (SN 362).
Teniendo en cuenta esa conjunción de intenciones, se puede precisar cómo se articulan
providencia divina y libertad humana. Un extremo claro es que Vico excluye formalmenteque la cau