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Octavio Paz: 114 erot lsmo y amer CAR LOSARCOS c. 28 "Qu ien Ie teme a 119 Octavio Paz? MARIA L MARTINEZ 96 84 62 106 DIALOGOS IDENTIDAD FRONTERAS INo hay razones para cuooc se r lenge! SALO MON CU ESTA Disc urso. ocoere ideologia: entrevsto a Te un von Dijk SEB AS TI AN MANTILlA Entre el esterectlpo y la re ouo oc HERNAN R EYES Los sirio-libaneses en el espoclo social ecuoto ro nc MONI CA ALMEIDA 4 21 14 La amazonia ecuatoriana: colonia inte rn a MARIA FERNANDA ESPIN OSA Lasnegociaciones Ecuador -Peru : i,luz or final del tuner? ADRIAN BONILlA COYUNTURA INDICE La rerorrno de 10 inst itucionalidad soc ial en el E cuado r DANIEL BADILLO Y JUUO E CHE VERRIA Um ites y ciconces del regionalismo FEUPE BURBAN O Portada: Foto LUiS Mejia CONCEJO E DITORIAL HANS ULRICH BuNGE R FER"""'OO C.o.RRlON MAR ",- FERN/Itl OA ESPINO SA CORNELIO MAR CHAN BuRlWiO DE l../.A.O.. N ' 5.· Agosto, 1 998 ED ITOR ICONOS FELIPE BURBANO DE LARA REVISTA DE FLACSO· ECUADOR Ol RE CT OR FLACSQ. EC UADOR ARo. FERNANDO CARR tON CQ- ED ITOR ICONOS SEBASTIAN M ANTtLLA SACA Los arlic:ulos que se ilUblican en Ia reveta SOt' de exclosiva re spon sa bdidad de sus eo tcee s. no rellejan necesariamente pensam;ento de tCQNOS tC ON OS 1'lOO\.iCOOI'i: ft ACS ECU AOO R IHSEIiIO: K&T Edil ", ,,, Grj fi( ", 1W'RESl()I; : [ diml' '' ''' S.A Fl.ACSO ECUADQR Dl reex: I6n: Av. Ulpiano »eee 118 y Palria T.. II: f232-0301 232-031f 232-032 Fall, S6!>- l 39 E-Nall: COOlds20hoy.net I CONOS 3g,. -.. .. auspK>o <Ie Y FlJ'I<laC..... ESOUEL , Para vivir 10 diversidod RAMON TORRES GALARZA ACTUALIDAD La muerte del an imodor o er oo de 10 cesno MARCIA CEVALL OS La octorrecu'occo del periodismo: un rete impostergable JO SE lUIS E XENI 35 40 48 ENSAYO EI umbrol. ac tone y lo expenencio del ITmite GALOCEV ALLOS RESENAS Resenasbibllogr6ficas : Hist oric siglo xx Pl.!9no de poderes. An6I isis c nco si stema polinco ecoctoro no · Lo eire culturo: imogino rios . mest iz oje y rroosrnzoc co • EI tontosno del cccoerro 122 140

21 FRONTERAS 114 28 CAR 119 122repositorio.flacsoandes.edu.ec/bitstream/10469/1474/4/RFLACSO-I05... · Discurso. ocoere ideologia:entrevsto a Teun von Dijk SEBASTIANMANTILlA Entre

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Octavio Paz:

114erotlsmo y amerCARLOSARCOS c.

28 "Quien Ie teme a

119Octavio Paz?MARIA L MARTINEZ

96

84

62

106DIALOGOS

IDENTIDAD

FRONTERAS

INo hay razones paracuooc ser lenge!SALOMONCUESTA

Discurso. ocoer eideologia: entrevsto aTeun von DijkSEBASTIAN MANTILlA

Entre el esterectlpo yla reouoocHERNAN REYES

Los sirio-libaneses en elespoclo socialecuotoroncMONICA ALMEIDA

4

21

14

La amazoniaecuatoriana: coloniainternaMARIA FERNANDAESPINOSA

LasnegociacionesEcuador-Peru: i,luz orfinal del tuner?ADRIAN BONILlA

COYUNTURA

INDICE

Larerorrno de 10institucionalidadsocial en el EcuadorDANIEL BADILLO YJUUO ECHEVERRIA

Umites y ciconcesde l regionalismoFEUPE BURBANO

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Portada: Foto LUiS Mejia

CONCEJOEDITORIAL

HANS ULRICH BuNGERFER"""'OO C.o.RRlON

MAR",- FERN/ItlOAESPINOSACORNELIOMARCHAN

FEL~ BuRlWiO DE l../.A.O..

N' 5. · Agosto, 1998

EDITOR ICONOSFELIPE BURBANO DE LARA

REVISTA DEFLACSO· ECUADOR

OlRECTOR FLACSQ.ECUADOR

ARo. FERNANDO CARRtON

CQ-EDITOR ICONOSSEBASTIAN M ANTtLLA SACA

Los arlic:ulos que se ilUblicanen Ia reveta SOt' de exclosiva

responsabdidad de suseotcees.no rellejan necesariamente ~

pensam;ento de tCQNOS

t CONOS

1'lOO\.iCOOI'i: ftACSO· ECUAOORIHSEIiIO: K&T Edil",,,, Grjfi(",

1W'RESl()I;: [ diml'''''' S.A

Fl.ACSO ECUADQR

Dl reex:I6n: Av. Ulpiano

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232-031f 232-032

Fall, S6!>-l 39

E-Nall: COOlds20hoy.net

ICONOS3g,.-.. .. auspK>o

<Ie I~S Y FlJ'I<laC..... ESOUEL

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Para vivir 10diversidodRAMON TORRESGALARZA

ACTUALIDAD

La muerte del an imodoro eroo de 10 cesnoMARCIA CEVALLOS

La octorrecu'occo delperiodismo: un reteimpostergableJOSE lUIS EXENI

35

40

48

ENSAYO

EI umbrol. actone y loexpenencio del ITmiteGALO CEVALLOS

RESENAS

Resenasbibllogr6ficas:• Historic d~ siglo xx• Pl.!9no de poderes. An6Iisiscnco d~ sistema polincoecoctoro no

· Lo eire culturo: imoginorios.mestizoje y rroosrnzocco

• EI tontosno del cccoerro

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IDENTIDAD

Relaciones de genera y machismo

ENTRE ELESTEREOTIPO YLA REALIDAD

"Se puede hablar de los hombres como padres,como trabajadores, como medicos, hermanos a mascoloquialmente como 'cabrones y 'maricones.Hasta se puede hablar de elias como 'verdaderoshombres ', perc muy raramente como hombres. Esta"invisibilidad" (si se permite la expresi6n) de loshombres es un reflejo y una instancia del supuestopoder estructural masculino que se da par heche..."

(Jeff Heam:l994)

Por Hernan ReyesAguinaga-logo

(f)

o

8 84

LOS Estudios Culturales han abierto un Ie­cundo espacio de confluencia t ransdisci­plinaria que va desde 1a Antropologia y

1a Sociologia hasta el Psiconalisis y los Esru­dios de la Comunicacion. Siguiendo a Han­nerz {l992l, podemos definir la culture comoalga que tiene que ver fundamentalmentecon "una cuesti6n de sentido. Estudiar la cul­tura es estud ia r las ideas, las e xperienciaa ,los sentimientos est como tambien las for­mas externas que esas intemalidades asu­men en cuanto se vuel ven publ ica s y dispo­nen de se nrido, 0 sea se vuelven verdadera­mente sociales''.

Inserto en esa perspective, esre articuloaborda una de las cuestiones que actualmen­te despiertan mayor mteres dentro de lasciencias sociales : los procesos de construe­ci6n (y por ende, de des-construccion) de losestereotipos soc iales, enten didos en la massimple acepci6n como "Ia definici6n ete rni­zada del otro". EI consenso que se va impo­niendo es que los estereotipos son formas in­terpelativas que implican un juicio negative

hacia determinados grupos marginalizadospor la sociedad (Masse 1996:5).

Simultanearnen te, situado den tro de [a reo­rizacion sabre genero, (Baca Zinn:1993), ela rticulo pretende aproximarse hacia la com­prensi6n de los or lgenes y lim itaciones delterrnmo "machismo", cons iderado par mu­chos estudiososla s como un atrtbuto naturalde los hombres latinoamericanos. Este su­puesramente unico y generalizado modele deconducra mascul ine, implica tanto aspectosconceptuales como ideolcgtco-discursivos.Al mismo t iempo, desde una aproxlmaclonhist6rica, el "machismo" esta en constanreconfrontaci6n con ot ras practicas socialesat ravesadas por la pertenencia ctasista , emi­ca y nacional.

La ccesuon a resolve rse es si esas pracri­cas concretas buscan reforzar las relacionesde pnder que ejercen los hombres latinoame­ricanos 0, s i por el contrario, reflejan masbien la necesidad de re-pe nsar; a la luz deotros paradigmas, las relaciones de poder ylas ide ntidades de genero en la regi6n.

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IDENTIDAD

-

(f)

oz:ou85

Ciencias Sociale s modernas descansa sobreciertos patrones problematicus de pensa­miento como el de las oposiciones binarias: el"yo/nosot ros" enfrentado al "otrororros''. Va­r ios estudios etnograficos seiialan que elloha producido una vision acerca del Otrols co­mo "negat ividad", localizandolo/s "dent ro delcampo de la subjetividad como exceso puro(ylo) un otro constituido como exotis mo"(Grossberg 1996:90)

Esta "razcn discursivecientifica" tambien habr iapermeado los estudios degenero y las corrientes masimpor tanres de l pensamien­to feminista . Hasta muy re­cientemente, si bien desdeambas posiciones se ha did­gido una critica global hacialas relaciones de poder exts­tenres entre homb res y mu­jeres, esas crntcas se hanconcentradc casi exclusive­mente en la "Mujer/muje ­res" como eu objeto de estu­dio, provocando una distor­sionada representacion delos hombres como "otros",unos ot ros mvisibles peru

implfcitamente todopoderosos.Las implicaciones de esta actitud son multi­

ples. Se ha asumido que las relactones entrepoder, ideologia y masculinidad son unifor­mes, en un doble sentido. Por una parte, se haconcebido una supuesta homogeneidad entrerodos los homb res, 10 que ha conducido a no­ciones errcneas como, por ejemplo, la de quehay un "unitar io" punta de vista masculino.Por otto lado, la confusi6n ha ido aun mas lejoscuando se ha asumido que la ideologia domi­nante y ese supuesto "punta de vista" mascuh­no son equivalentes (Guttman 1996:20).

EI machismo ha sido un apelativo particu­larmente at ribuido a las cult uras latinas, es­pecialmente a las latinoamericanas. La ima­gen de los "machos Ia rinos'' ha side pensadaen oposici6n a otros sujetos debiles y pasi­vos: los Que representan "10 fem en ino" 0 "10Iemenizado''. Desde esra vision, las identida­des masculinas y femeninas en America

MACHISMO Y PODER COLONIALEN AMtRICA LATINA

,Los estudios

feministas y losanallsis de genero

., han desarrolladouna sistematicaexclusion de losB...- ,...._ .. _ ~._ ....__

J5Qi;t!9m~r~s,y_slJ."~ddenlldad'.'J-.r "'" ¥' • .-- ",-:,:<A','!'j ..o.....~ffl Qtor~l'-'~

De hecho, cada vez mas, un creciente nu­mero de te6ricos sociales estan desarrollan­do y ut ilizando de fin iciones de cultura que larelacionan estrechamente con 1a construe­ci6n colectiva de significados. Esta idea tienesus ortgenes en el actual paradigma hegeme­nico en la ciencias sociales, que cambi6 deuna perspective "objetivista" y "positivista",bacia una "s ujetivista" y "relativista".

Alexander (1990), al rerertrse a los acrua­les debates alrededor decultura y sociedad, men-d ona que 'fa cultura es elorden correspondiente a laacci6n significative. Esteorden subjetivo y an time­cenicisra es concebido co­mo construido sobre la ba­se de razones vohmtarias,mas que a causa de necesl­dades, entendidas . estesdesde un objetivismo me­canicista".

Paralelamente a este vi­raje epistemoldgicoj re­cientemente se ha empe za­do a reconocer que los es­tudios feministas y los ana­Iisis de genera han desa­r roJlado una sistematica exclusion de loshombres y su identidad, y que donde 10 mas­culino ha sido tornado en cuenta, 10 ha s ide enterminos estereotipados (Hearn 1994; Com­wall 1997; White 1997).

,A que se deberta ta l exclusion? Se sugie­re var ias razones, tanto de npo htstcnco-so­cia! como epistemojdgico-conceptual . Desdela perspectiva de los lIamados Estudios Su­baltemos 0 Post-Coloniales se aduce que estapart icular inter pretacion se or igina en laspractices de l colonia lismo. Este, en busquedade legitimar la dominaci6n colonial, se asen­t6 en la construccion de esterectipos negatt­vos respecro del sujeto colomzado. (Young1990:142)

En el caso de America Latina, -et discursohispanicista que produjo las ideas del 'NuevoMundo' y de 'las Americas' contuvo dentrode si construcciones de 'el Otro', el cual esta­r ra caracterizado por la inmurebilidad ", 10cual promovic y susrenro estereot ipos que semantienen a un hoy como parte de las cultu­ras europeas'' (Westwood 1993:3)_

Sobre la base de este discurso, el paradig­ma episternoldgico dominante dentro de las

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IDENTIDAD

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'JlAA L:as relaciones dek'~gene ro en America ,",;.. ,. Latina estan- 'o,c.~. a;1Ii relacionadas can la.i

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Latina han tornado la forma del imaginariodua l de machismo y del marianismo (I ), res­pectivamente.

Asi, el marianismo seria la otra cara del"machismo", entendido este como el culto de1a vir ilidad masculine, y ambos representa­nan "complejos naturales que expresa n losstrnbolos centrales de 1a feminidad y la mas­culinidad en la reg ion" (Fuller 1995:241; Mel­huus 1996: 211).

Con particular enfasis, el machismo ha sidomas que atribuido, equiparado con la culturamexicana, persp ectiva presente en muchasde las aproximaciones socio16gicas y antropo­16gicas anglosajonas. Con el transcurso delnempc, las alusiones sobre el machismo me­xicano se han convertido en "ingredientes tf­picas en el capital simbclico usadopor los me­xtcenos com unes y corr tentes'' (Guttma n1996:27).

Mas alia de eso, los hom­bres mexicanos no han sidosolo definidos como porta­dores de una cuasi-esenciamachista, sino como impo­niendo este negative mode­10 de conducta pa ra lasotr as socie dades latinoa­mericanas. <. Como se cons­truyc esta estereotipifica­cion cultural?

Los estudios histcricossobr e Lat inoamer ica haninvolucrado una verdaderarescmecion con el "patriar­calismo latinoamericano"vinculando la pounce delcontrol de clase y de colorcon la de la hombria y do­minacien de genero. Peresa via, han reducido el analisis de genera auna estructura dual de poder donde cohabitanestereotipos de poderosos hombres con todo asu favor Crente a debiles y suCr iente s sfmbolosfemeninns" (Stern 1995: 19).

Relacionandc el discur so machista con elpaternalismo colonial, se Ievantaron ima gina­rios sobre el esta do patriarcal y sobre la mas­culinidad de la r egion que acabaron reducien­do el analis is de la r ealidad social a una con­t radic tor ia , confttcnva y cambiante "inven­cion cultura l" (Wade 1993:10).

Mas aun, como 10 puntualiza Marin Mel­huus, histcrtcamente en America Latina la srelaciones de genera parecen contener unasignificacion sustantiva en la conceptualize-

cion de dife rencias y e n el ordenamtento deotras inequidades relacionadas con la clasesocial, la pertenencia etnica y la identidadnacioaa l. (Melhuus 1996:2).

AMERICA LATINA HOY:,UNA CULTURAPATRIARCAL 0 MACHISTA?

Desde mediados de la decada de los 60's,los hombres latinoa mericanos han sido objetode esc udriiia miento por parte de cientistassociales, especialmente norteamer icanos (Ba­ca Zinn: 1989). La vision dominante en estesestudios ha descansado en enfoques funciona­listas de "roles se xuales", y han incluido unafuerte dicotomla entre "el macho conforme alestereotipo agresivc, dominante, y las hem­bras como el polo opuesto, subordinado y pa-

sivc''. (Ibid:87lDesde esta vis ion, el

hombre Iauno estartaper manentemente nece­sitado de prober su hom­brla con fr ecuencia a tra­ves de beber alcohol, pe­lear 0 tener conquistasextra-ma r itales. Es de­cir, a treves de los proce­sos de socializaci6n, loshombres la ti nos teude­rlan a encajar perfecra­mente en ese rol de serun "verdadero macho",que se les asigna social­mente.

Estas vis iones patriar­cates han rele gado a lasmuje res y a ot ras mine­rras oprimidas a ro les

uni-dimensionales de "objetos y sfmbolos dela manipulacicn masculine, el deseo y los co­digos de honor" (Stern 1995: 1).

La caracre n zacion de los hombres latinoa­mericanos como " machos" y "machistas" im­plica supone r varias coeas, simultaneamente.En primer termmo, machismo es equiparedocon viotencta y agresividad, con estar contra­lade y con estar controlando. Especfficamen­te, se refie re a la subyugacien y violencia encont ra de las mujeres y de los homosexuales(Lumdsen 1996:40).

Mexico es sin lugar a dudas la sociedad lati­noamericana mas tachada de machista, dentrode 10 que Stern ha definido como "el arte de laexageracicn'', expresada a traves de una

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de la exageracicn", expresada a [raves deuna sene de etereotipos que han impuesrouna representacion esencialista de la reali­dad.

En segundo luga r, se ha igua lado a machis­mo con masculinidad, entendida esta comouna masculinidad unica e incuest ionable . Lacomprensi6n del machismo latinoamericanoh.a estado derterminada por una tendencia aigualarlo con fonnas de dominacten masculi­na 0 patriar cal (Brusco 1994: 8 1)

Adiciona tmenle, e l usa del terminc "ma­chismo" para definir 1.11 conducta de los van).nes Iatinoamericanos involucra una fuerte

IDENTIDAD

relaci6n con 1.11 se­xualidad y las con­ductas sexuales. EImachis mo ha s idovista generalmenteasociado a una prac­tiea "excesiva" delheterosexualismo. EJmacho latina ha sidodefinido en relationcon la crientacien he­terosexual y con 1.11apariencia Itsica va­ronil, como atributosfundamentales de supersonalidad y con­ducta. En este senti­do, se puede hallaren la lit eratura scbremachismo lat inoame­rtcano aprcxi rnacio­nes descrlptivas delmachismo decidida­mente grotescas co­mo la siguiente.

"EJ macho puedeser definido como unhombre de baja esta­tu ra y con tendenciaa La obesidad (...) vis­te ropas de cclcressobrios y con modosde tendencia censer­vadora. De cabellccorto y de ser posiblecon bigote (...) La coo­quista de mujeres esuno de sus pasatiem­pos favoritos" (LeonPadilla 1983: IS)

(Es poslble pensare n ot r a definicionmas estereotipada?

Diffcil, segurament e. Pe ro as! mismo, deforma paraddjica, muchas de estas aprcxi­maciones han contenido un anverso sor pren­dente. La propia aurora citada ltneas arriba,par ejernpln, menciona a re nglOn seguidoque "detras de cada machista hay un homo­sexual en potencia",

Resta par menciona r que el machismo Ia­tinoamericano ha s ido tradicionalmere vtstccomo una prerrogativa masculina, asf comoasociado simbOlicamente con e l acto de pe­netration !.tIiea y de aversion hacia los hom­bres homosexuales . 87

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IDENTIDAD

y mujeres ha llevado a ace ptar acr tucamen.te que la as imetria de genera es una realidadem pirica plenarnente observable en la "eter­na dominaci6n de los hombres", el "bajo sta ­tu s de la mujer" 0 mas comunmente en la su­puesta persistencia un iversal de l "pa triar­cado".

La masculinidad, asf ha sido pensada esen­cialmente en termtnos de "una entidad mono­litica y no prcblematica, teniendo el patria r­ca do un status un iversal como la untca ca usapa ra la opresion de las mujeres" (Mac anGhaill 1996:1). Como se puede aprecia r, lamayor limitaci6n que tales posiciones enca­ran se refiere a sus asunciones natura listicas

y a-historicas.En pos de superar ta les

atajos conceptuales. y paratratar de captar en toda sucomplejidad la s relacionesentre genera y poder, nues­t ra hipotesis es que la sidenrldades masculine (yfemenina) deben ser enten­didas discu rsivamente co­mo "un grupo de argurnen­

, ta ciones que p rovee n unlenguaje pa ra hab lar de al­go", un tipo particu lar deconocimiento acerca de unt6pico, 0 sea como una for ­ma de representackin cul-tural" (Hall, 1992:291)

De esta forma, para abordar el tema de Ialsmasculinidadfes, se debe considerar la cues­[ion del genern como una construccion social,que implica tanto el pila r discu rs ivo como elde la propia materialidad de las r etactonessocrates.

Es de cir, hablar de genero es ha blar delas categortas usadas para definir, explicary justificar las multiples formas de diferen­ctacton social, y a la vez implica aborda r el"gr upo de relaciones socrates que trabajanen conjunto para producir 0 perpetuar tnt­quidades y jera rqu ias sociales" (Bradley1996:7).

Obvia mente , aunque los aspectos stmbo­licos del poder, ta les co mo -et discu rso degenero", son en extremo imporranre s deconsiderar, dichas relaciones sociales, queexisren fuera de la forma en la s cuales laspodemos deflnir; estan asentadas sobre di­fe rentes "Iocaciones sociales" que no so n si­no un a especie de "piso ccmon'' sa bre el quese asienta el poder diferenciadc de los

Para abordar ellema de la

masculinidad sedebe considerar la

cuesli6n delgenero 'como una

._ construccion•. ,<"- . 1""-~

"_,~ socta i4;"~c~'" .• ~~ ,,:~ •• {Ij- - , .

EL CENERO:UNO DE LOSCOMPLEJOSMECANISMDS DEDDMINACIONSOCIAL

En stntesis, se tiene un abigarrado yambiguo escenario donde ciertos des­criptores del machismo latinoamerica­no se contradicen con otros. General­mente, esta contradicci6n es resuelta atraves de Ia consideraci6n simplista eindiscriminada de todos los atributosnegatives simultaneamenre.

La mas interesante, sin embargo, esconstatar como todos estos estereot iposse han personificade en ciertos hombresa quienes se supone eaten mejor dotadosque ot ros para ser considerados machos :los hombres de clases bajas, los negrosylu otros hombres alineados por fuerade las nociones y pa-t rones occidenta lesde progreso y cultura(Wade 1993: 20S).

l ndudablemente ,ia esrructura de ge­nera, no solo en Ame­rica Latina sino en elmundo entero, es in­justa e inequltativa. Esta impliea pa­trones de dominaci6n y opresi6n ha­cia las mujeres y ciertas minorfas dehombres. Pero para entender a pro­fundidad y eficientemente esta com­pleja estructura, es necesario abor­dar el problema de la cultura, Ia ideo­logfa y de la multiplicidad de identi­dades, en especial las referidas a1ge­nero.

Hasta muy re cientemente, ciertascorr ientes del pensamiento femini staque encaraban la coesuon del poder,se hab tan mantenido cacnvas dentrodel dilema planteado por el debateentre 1a " igua ldadldiferencia" de lossexos. La trampa resultaba extre­mada mente diffcil de sor tea r ya queestaba constr uida can toda la efi­

ciencia del modelo funcionalista de los " rolessexuales'' .

La aceptacion de l modelo de los roles se­xuales qu e normalmente cu mplen hombres

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Indtviduos. dent ru de las [eraqutas de ex­plotacion y dominacionzsubor dinacion exis­tentes en una scciedad.

HACIA UNA CRITICA DELFEMINISMD ESENCIALISTA

Ciertas expresiones como "todos los hom­bres son iguales", "todas las soctedades sonmachistas" u otras s imilares ha n dominadola textualidad de muchos analisis femin istas.Evidente mente, estes no hacen sino reflejarel arquet ipo negative dominante referido alos hombres, y han sido especialmente durasen el caso de los hombres con ascende ncialatina.

Con el paso del t ie mpo, el uso de esta termi­nologta extensivamente ha servtdo para etl­quetar negativamente a los hombres de todaslas cultures, tanto a nivel del discurso acade­mica como dentro de los medios masivos decomunicaci6n y otros canales de cultura popu­lar (Gutmann 1996:26).

Salta a la vista, entonces, que este tipo dediscursc ha devenido en "esencialista'' en Iamedida que ha implicado asumir cast rnecant­camente la generalizacien de que los hombresson los propietarios naturales e inexorablesdel poder,

Al mismo tiempo, el manejo de este discur­so ha implicado asumir que dentro de las je­rarqulas de genera las mujeres han estado yestan igualmente oprimidas y dominadas entodas las culturas, todos los tiempos, sin resis­tencia ni negociacicn alguna.

De esta forma , este tipo de pensamiento ex­cluye cua tquter tipo de referencia contextuala las dlve rsidad de situaciones hist6ricas y ala existencia de otras relaciones de poder co­mo las que se as ientan entre ctases sociales yetnias.

Sin e mbargo, c iertes vertientes del p ropiodiscurso feminista, especialmente las quehacen un c ruce en tre los aspectos etn icosrraclales y e l genero, han lIegado con e ltiernpo a reconocer que la d isto rsionada es­tereotipificaci6n hacia los homb res de cter­tas minorias 0 mayortas exclutda s -negrcs,por ej e mp lo- como los a rquetlpicos violado­res de mujeres, debe ser desafiado (AminaMama 1994:11).

De igual ma nera , desde recientes enfoquesque rescatan la acciona lidad y la capacidad yel agenciamiento de los sujetos soc iales, se re­conoce que siempre los grupos socrates opri-

midas y subordinados manejan yusan en su propio beneficia , losr itua les culturales y los marcosnormativos construidos hege­montcamente por los gruposdommantes can fines dtscrtmt­natortos y para mantener elorden social.

Por ello, el enal isis de gene-ro tiene que tomar en cuentaestas reapropiaciones que lossujetos socialmente subordi­nados hacen, para as! enten­der no solo Ia persistencia ylas variaciones en las jerar­quias de genero, sino la tnes­tabilidad entre duraderos pa­trones de inequidad (Gut­mann 1996: 4).

Tomando en cuenra tantola s estructuras de pode r co­mo los procesos de negocia­cion, adaptacion y subver­sion de los sectores s ubo rdi­nados, el "machis mo", porej e mplo, requiere ser enten­dido no como ideologia quegenera una "falsa concien­cia" en el sentido ma rxistaortodoxo, sino como unarepresentacicn discursi-va mas amplia que impli­que una suerte de "con­ciencia cont radicto­ria", la cual es expert­mentada de maneradtversa par homb res ymujeres en el contextede s us vtdas cotldianas (2).

Si se acepta que el "ma­chismo " puede se r una prac­nee socia l concreta asentaday reforzada por una cons­t rucc ion discursiva, solo atraves de la des-const rue­cion de ese dtscurso sertaposible cor roer las base s deuna estructura injusta e ine­quitat iva de poder entrehombres y mujeres.

, Como lograr aque llo ?Fundamental mente a n-avesdel develamiento y analts isde los vanes mooetos subordinados de mascu­linidad que esran en perma nente lucha contralos mode los dominantes . Entre otras cosas, 89

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ese reconocimiento permi tiria que SitU3­

cionalmente las mujeres realicen alianzascon estos hombres que consntuyen ctros su­jetos igualmente sub ordinados.

LA CATEGORIAPATRIARCADO: UN USOPROBLEM/mea

Literalmente, patriarcado significa "la re­gia paterna", y tiene sus rakes en el pensa­miento de Max Weber. El soctologo aleman lausc para explicar aquellos tipos de sociedado de lnsrituciones sociales donde las formesde poder son analogas al modelo familiar ba­sado en la autoridad paterna sobre los hom­bres j6venes y todos los miembros familiaresde sexo femenino.

Rec ientemente ,el remtntsmo radi­cal ampli6 el usadel te rmt no parar eferir se a la es­t r uctura gene ra lde dominaci6nmasculina en la so­ciedad. Varias aca­demicas de estacorriente p re te n­dieron contextua­Ii za r h is t6r ica -mente a l pat r iarcado, tomando enc uen ta las peculiaridades de gene ­ro a l in te r ior de ambos sexos. As i,s urgier on ca tegorfas adjetivadas como"capita lismo pa tr ia rcal" 0 "patr'iarca docaptt alista".

Sin emba rgo, Ia mayorta de estes tntenrossiguen asumiendo que los hombres tienen to­do el poder, las mujeres ninguno, no s iendomas que vtctirnas pasivas de ese poder. EI en­foque de l patr iarcado, en tonces, sigue limita­do a operar bajo la invisibilizacien de las re­laciones de poder entre las c1ases soc iales ylas etmas.

Bob Conell, uno de los mas importantestecrtcos actuales sobre la masculinidad,alerta que e l uso de l term ino patriarcado5610 abor da uno de los ejes de las relacio­nes de poder , el de genero. Conne ll argu­menta que el usc del termino deja por fue­ra la s relaci ones de producci6n soci a l as!como 10 qu e e l denomina a nudamientoemocional entre hombres y mujeres.

LOS PARADIGMAS DE LAMODERNATEORIA SOCIAL SOBREEL GENERO

La moderna teor ra social ha a mpliado con­siderablemente el campo de l analists de gene-­roo Reempla za el pa radigma de la "natura li­dad" y "universalidad" de las re laciones degenero, por otro qu e enfatiza su t ransversali­dad y la comprensicn de las diferencias se­xuales mas que como hecho evidente comodotadas de un sustrato cultural, que var ia deuna socie dad a otra.

Se pasa asf de concepciones Iigadas a la"normalidad" y la "desviacion" (teorta de tosroles se xuales) bacia otra que e nfatiza la mul­t iplicidad de practices socrates y el papel dehomb res y muje res como "actcres actives"en la consrruccion de sus retactones de gene­ro.

Por esta via se logra salir de Ia en­crucijada que hab ia planteado a lasacadenucas fe ministas el dilema decomo las mujeres o los homb res)

pueden ser iguales 0

simila res pero sin serident icos (Moore1994:1). Al mismotiempo, se abre unapuer ta para pensarlas relactones entrelas divisiones y las je­rarqufas sociales, sinque la diferencia en­tre los sexes y los in­dividuos desaparezca(Delphy: 1993).

Hasta hace no mucho se pensaba que exis­Han dos sexes, cada uno con su respectiveconjun to de atributos fis icos, ideologicos ycultu rales. El analisis de genero quebrd estavision simplista e incorpor6 temancas talescomo la de las ide ntidades de genero y puso elenrasts mas que en la divisi6n binaria (com­plementarta 0 no) entre hombres y mujeres,en la relacton entre ellos .

Asi, el "genero" entra en escena como unacategorfa fun damentalmente relac tonal, don­de las relaciones de genera aparecen constt­tuyendose permamentemente dentro de uncomplejo conjunrc social, en el cual coexistendive rsas relaciones y di feren tes percepcio­nes de la realidad entre hombres y mujeres.Aen mas, se reconoce Ia existencia de

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distintos procesos de cons­trucci6n de las diterencias yjerarqu fas de genera(Delphy:1993).

En sintesis, si la decada delos aiios setenta abri6 a lasmujeres la posibilidad de re­conocerrse y nornbrarlse aelIas mismas como herma­nas, los ochentas laspennit i6 tam­bien recono­cerse comodiferentesentre sf. Ysi las muje­res ya pudie­ron pensarse ~rno iguales y diferentes, seguramente baciafines de los ochentas y durante los noventas loshombres se han integrado a los debates de ge­nera, en esas mismas condiciones de sernejan­zay diferencia.

Sabre esta base, es posible entender que lamasculinidad no sea un inmutable at ributo delos hombres, sino por el contrario alga movi­ble y en constante re-construcci6n. Los hom­bres, enronces, aparecen comprendidos co­mo siempre su jetos a connnuas estimacionesde su masculinldad, desafiando la generaliza­da pero a la ve z precaria y fragil posici6n de"ser un hombre" (Melhuus 1997:23; Kandiyo­Ii 1994).

DISCURSOS DE GENERaY CULlURA POPULAR

Actualmente, los estereotipos del "machis­mo" (entendido como una sexua lidad mascu­lina activa y agresiva), y de l "marianismo"(una feminidad inactiva, pasiva, auto-negati­va) pe rmanecen profundamente conectadoscon los patrones materiales de la realidad la­tinoamencana. Estas oposiciones estan arti­cutadas atrededor de ciertos "espacios mora­les " donde entran en juego e l honor fam iliary la pureza de la sexualidad femenina dentrode los imaginar tos culturales (Fulle r1995:242).

Pa ra comprender e l peso y la profundidadde estas construcciones culturales del ge ne­ro y los procesos de producci6n, circulaci6ny consumo social, se pueden abordar dife ren­tes tipos de "textos". Por una parte, esran losllamados textos "academtcos", como los esru-

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dies historicos, ant ropol6gicos,sociol6gicos y literarios . Porotro lado, extsren los "textos"de Ia cultura popula r: fotono­velas, canciones de mustcapopular, telenovelas, en treotros. (3)

Ambos ripos de repre­sentaciones culturales

son creadospor dife­

r ente ss u j e ­t 0 S ,

con su -

~~~~;:!::;:O--, midos por:: dife rentes au­

diencias y, por su pues-to, ambos producen dist intos impactos

a nive l de los circuitos de s ignificaci6n den­tro de los imaginarie s de genera (Melhu us1994:86).

Por la novedad que implica su analisis, asrcomo por la significaci6n de sus impactos anivel masivo, resulta sumamente sugerenteabordar brevemente los "textos" de culturapopular.

Hoy en dta, y dada la crisis de otros re fe­rentes de Identidad colectiva, esta s represe n­taciones culturales se han convertido en lafuente de la experiencia de auto-identifica­ci6n para la mayorfa de Ia poblaci6n.

varies analisis situados en el campo de losEstudios de la Comunicaci6n han concluidoque las telenovelas como forma de imagina­r io colectivo refuerzan los estereotipos de l"ideal masculine como un macho viril yauto­r ita r io; el ideal femenino como masoquista,abnegado y emulador de la imagen de Madrede Dies, con infinita capacidad para la humil­dad y e l sacrificio". (Hill 1982:43). Por su­puesto que ha y otros papeles asignados a lamujer, tales como "Ia hija traicionera" y la"mujer melvada" (Melhuus 1994:86).

Sin embargo, actua lmente los argumentosde las lelenovelas estan actualizandose conlos ca mbios de la modernida d. Si hace dosdecadas los personajes femeninos que se em­ba razaban fuera del matrimonio estaba n con­denados a sufri r se nctones no 5610 moralessino hasra legales hasta el ultimo episodic dela sene. hoy en dla el estigma moral puedebasta ser borrado a rreves de una serie de ar­tificios a rgumentales, aunque sigue teniendosu coste social.

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1.0 interesante es que solo se condena la"{alta" femenina de la mcdem idad no legal yno la masculina de Ia "irresponsabilidad pa­ternal", seguramente como parte de la cuttu­ra del "doble standard" para juzgar a hom­bres y mujeres, que eun caracteriza la mayo­r ia de cultu res hegemenicas latinoamerica­nas (M ontecino 1995:273).

1.0 que no cabe pasar par alto es que pocoa poco la t rama de las tetencvelas se ha com­plejizado. 1.0anterior se pue­de notar espe­cialmente en elcaso de las tele­novetes brasi­renee, colom­bianas, argenti­nas y chilenas,las cuales, des­de disnntcsrnanejos de lasecuencialidaddramatica, em­piezan a plan­tear nuevas re­laciones e iden­tidades de ge­nera que exis­ten en la reali­dad material dela regi6n (Mu­noz 1995: 281 ).

Similares si­tuaciones decomplejizaci6ndiscursiva apa­recen rambienen ciertas for­mas populacesmusicales. Toda una profunda captacidn deldoloroso trans ite desde las masculinidades"tradiciona les" hacia las masculinidades mo­dernas" es posible de ser aprehendido en lastetras de tangos a rgentinos.

Tanto asi que el desar rollo de este eenercmusical ha sido vrstc como "una mantfesra­ci6n de una pluralidad de masculinidades, enun particular contexte social e hist6ricomarcado por dudas morales y ambtgueda­des" (Archetti 1994: 98).

De esta manera, renovadas representacio­nes cu ltura les acerca de Ia sexualidad, elamor, el orguUo, la culpa, la verglienza y el

honor se han tornado visibles en las diferen­tes formas de producci6n y reprnduccicnideoI6gico-culturallatinoamericanas.

1..0 anter ior no impide ver que se mantieneann como hegem6nica la masculinidad aso­ctada con la conduc ta "machista'', aunqueatravesada por amenazas al "honor masculi­no" por parte de -desviaciones'' en la con­ducte de Ials mujer/es con quien mantienerelaciones, en una suerte de velada depen-

dencia subjeti­va.

DESAFIARLOS ESTE­REOTIPOSCULTURA·LES DESDELASpRAalCAS50CIALE5

A la lar ga ,es la propiarealidad la en­cargada de de­safiar los este­reotipos y mt­ticas imageriescreadas alre­dedor de loshombres deLann oame r t­ca. Los gay la­ti noam e r ica ­nos son unabuena pruebade etlo. var-iesestudios etno­

graficos han comprobado, pur ejemplo, queaunque un macho deberia ser heterosexual(para empatar con el rol estereotipado), el 00siente que pierde su masculinidad si cumplee l papel sexual activo en las relaciones he­mosexuales (Cornwall 1994:16).

Lo que aparentemento subyace en el ron­do es que la homofobia que caractenza a mu­chos hombres latinos ha empezado a dejarentrever que puede responder a un profundotemor hacia los "ctros". Esos "otros", seanestes homosexuales u hombres afeminados,amenazan en forma subrepncia la identidadmasculina. Los "machos" tendrian terror de

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ceder en un caso hipotetice de ser penetra­dos sexualmente.

Por ello, no es posible pensar mas en rfgi­das fronteras entre las categcrfas de "hom­bres", "mujeres" u "homosexuales'', pueselias no resultan ser fijas ni asentadas enidentidades de genera naturalmente inmuta­bles, sino par el contrar io suje tas a consran­res pr uebas y mediciones.

Conclusivamente, la nocion de una mascu­linidad (mica y unitaria en America Lat ina ba­jo la sombrilla del estereotipo del machismolatino, necesita ser desafiada . Histericamentehablando, en America Latina el poder ha sideejercitado sabre eficientes maneras de logrardocilidad de parte de los grupos subordinadosque han sido mayoritariam ente mujeres, aun­que sin excluir a algunos hombres que no sonblancos, ni r icos, ni heterosexuales . EI imagi­nartc construldo pa ra ejercer la dominaci6nha implicado la fijaci6n de vtstones man i­queas enfren tadas entre sf. EI "machismo" yel "marianismo" ofrecen un buen ejemplo deaquello.

Dentro de este juego de estereotipos cuyasraices son hallables en el colonialis mo, el quecor responde at "mac ho latino" es la represen­tacton social hegemnnica de la "otredad" quese debe ataca r para someter. Lo mismo po­drfa decirse respecto de la " indianidad", "ne­gr itu d" y aun "feminldad''.

AsI, el machismo no es s610 una mera ideo­logta sino todo un discurso que estandariza yhomologa a sujetos dispares entre s i con el finde subordina rlos. No s610 tiene impactos ne­gativos sobre las mujeres sino sobre otroshombres subcrdinados. No s610 esta retacto­nado con la sexualidad sino con la polttica ylas ident idades sexuale s tambien.

Frente a las evidentes Iimitaciones que tie­ne una vision " feminis ta" que s610 conside raal machismo como unica realidad existente,han aparecido orro s enfoques como el de lasident idades mu ltiples que desanan la e xisten­cia de una identidad singula r entre los hom­bres. Desde esta pesp ect iva , por ejemplo, sereconoce que la masculin idad identificadacon las practicas machistas es aiin he gemon­ca, pero ha entrado en una creciente pugnacon otras masculinidades que la res isten y de­sa fian permanentemente.

De esra forma, la s representaciones simbe­Iicas de las masculinidades latinoamericanasno pueden ya mas ser analogadas con algunfactor "objetivamnete" adquirido ni con una

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instacia subjet iva, sino mas bien con un am­plio espectrc de posiciones conrradictorias,eonflictivas y cambiantes de pa rte de loshombres. Hay diferentes percepciones de laldentidad de genera entre hombres pertene­cientes a distintas ctases soctates y grupos et­mcos.

Lo a nter ior nos Ileva a plantear la hip6tesisde la existencia de una multiplicidad de dis­cu rsos de generu dife renciados y en lucha en­t re sf, que provocan diversos efectos socialesy politicos . EI discurso dominante acerca dela conducta de los varones latinos -e1 del "rna­chismo''. si bien ha implicado una bandera delucha polftica para e l movim iento de mujeres ,al mismo tiempo ha permit ido pe rpetuar y le­git ima r una ser ie de practicas sociales de do­mmacion y subordinaci6n hacia mujeres ycier tos grupos de hombres, esr como ha refer­zado iniquidades etnica s y de clase.

Conclusivamente, repensar las identidadesde gener u en America Latina no es s610 un pa­sat tempo de etn6grafos sino implica re-de ft­nir la s cate gorfas culturales propias y ajenas(Guttma n 1996:237). En esta epoca de acelera­dos movimientos globalizadores, una mejorcomp rension del complejo y diverso espectrode identidades de ge neru en Amer ica Latinaab r ir ia nuevas e insospechadas oportunida­des para la acciona lidad de los sujetos socia­le s denrro de un renovado proyecto de trans­formacinn de la actual estr uctura de poder enla que estan inmersos hombres y mujeres.

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NOTAS"~ ArIs en "DesarroIo 'f Ge­

nero" pol' Ia . . de EasI Anglia,IngIaIerra.8 presente artiaJlo recoge algunos de los aspec­tos abordados en su Tesis de Maestrie.

1.- 8 marianismo es conoebido como eI ma~nario dol"lde se I1I"1de curro a la supericNidacl moraldel rol de virgen-maclre, personiflcado en Ia figurade la Virgen Mal1a, relefente simb61ico muy impor­tante en las construccionEls ldeoI6gieas de las mu­teres IaUnoamer1CaM s, La ch ilena Sonia Mooted­no es una de las acadElmlcas que mejor ha cese­rrollado eeta Ifnea de pensamlento.

2,- Gutmann utilize esle avance conceptual de

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3.- Aunque eI peso de las telenovelas es Indis­cuIible, en Ia leIevisiOn Iatinoameric:ana empiezana dilundirse otros espacio5 de ~tizad6n" deSiIu&Ciones 'f conllietos soeiaIes. Los llamados"shows de opiniOn ciudadal'l8", del cual "al show deCristil'l8" puede ser un muy buen ejemplo, merecentambien eer eneneaoos, especialmel'lte pcrque lamayorla de ellos son producidos en EE.UU. y sulormafo responde a este origen, situacl6n muy Inte­resante como sfl'lloma de, ••" ,'c"",,de la lIamada "glo-ballzaci6n cuMurar. ";:

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