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    Orga p o e sa VeDerablet'UD Cercera y (ofraas

    Direccin y Administracin:Silva, 39.-Madrid (12).-Telf. 12803

    15 DE SEPTIEMBRE DE 1932 NM. 9

    S Ti M A RJ 10LA FIESTA DE NUESTRA SEORA DE LA MERCED DE 1932.LA GLORIOSA ORDEN MERCE-

    DARIA.EDUCACIN RELIGIOSA: CATEQUISTAS, por Fr. Juan G. Castro.EL TRIUNFO SEACERCA, por Ff. R. Sanjurjo.MISA DE NUESTRA SANTSIMA MADRE, por Natanael.EL PRIVILEGIO DE LA MISA SABATINA, por Fr. Guillermo Vzquez.MAGISTERIO ECLESIS-TICO: INSTRUCCIONES Y NORMAS DE LOS PRELADOS ESPAOLES A LOS FIELES EN ORDEN ALM ATRIMONIO. MERCEDARIOS ILUSTRES: EL R. P. MANUEL TAPIA, por Fr. Diego A. Rojas.CONSTANTINOPLA AL DA, por Fr. Guillermo VZailleZ. ROMANCE AL SANTSIMO, por elMiro. A. Remn.ESTLIDIOS GALLEGOS: EL MAESTRE DE SANTIAGO, por Fr. GurnersindoPlacer.NOVEDAD, por Sergio M. Dun.RADIOGRAMAS, por Lljn.NOTICIAS.NECRO-LOGA. BIBLIOGRAFA.

    La fiesta de la Srna. Virgen de la Merced24 de Septiembre

    ECCE MATEP TUALa Santa Sede, concediendo para

    el oficio y misa de esta festividadel texto evanglico en que Jessmoribundo da a su propia Madrepor madre al Discpulo amado,aprueba la tradicin constante enla Orden de que la Santsima Vir-gen por fundadora directa es Ma-dre de la Merced: Mulier, ecce filiustuus, e inculca a los Mercedariosel cumplimiento de los deberes de

    hijos para con Mara: Ecce matertua.

    El retablo de la sacrista denuestro antiguo convento de Con/o,es un comentario de apropiacindel texto sagrado a las relacionesde maternidad y filiacin que me-dian respectivamente entre la San-tisna Virgen y la Orden de laMerced.

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    Son tres imgenes: la de JessCrucificado en la hornacina cen-tral, la de la Santsima Virgen,con hbito de la Merced, manifes-tacin clara de la apropiacin, enla hornacina lateral derecha y SanJuan en la izquierda, prototipo delos hijos de la Santsima Virgen.

    En tres taletones, cada uno alpie de las imgenes, estn las pala-bras culminantes del trptico so-lemne con que San Ambrosio co-menta el testamento de Cristo.

    El mundo est convulso, el cie-lo cubierto de tinieblas y el solhuido y Jess testa desde la cruzy signa el testamento Juan, dignotestigo de tal testador.

    Magnfico testamento, no de di-nero sino de vida; no escrito continta sino por el Espritu de Diosvivo, de quien se ha escrito que sulengua es la pluma del que veloz-mente escribe.

    El vencedor de suplicios y depenas, el vencedor del diablo, ha-cia su testamento familiar y pbli-co, dividiendo entre Madre y disc-

    pulo los deberes de mutua piedad.Mara estuvo en esta ocasin a

    la altura que convena a la Madrede Cristo; por que, huidos losApstoles, se mantuvo firme al piede la cruz, y con tiernos ojos repa-saba las llagas del hijo, viendo enellas no tanto la muerte de la pren-da, cuanto la salud del mundo.Tal vez estaba all la que era Re-cmara Real, porque sabiendo quepor la muerte del Hijo se redimael mundo, se ofreca a acrecentarcon su muerte el pblico sacrificio.No necesitaba Cristo esta ayuda,pero acept ciertamente este devotoafecto de su Madre.

    Tenemos en este espectculo eldechado. de la piedad familiar. Nosensea lo que debe hacer el amormaterno, y adnde debe llegar lapiedad de los hijos: que las madresse ofrezcan a los peligros en quese encuetren los hijos, y que stosse preocupen ms del cuidado desus madres que de la tristeza de laPropia muerte.

    Orden espaolsima fundada en1218. Ms de 60.000 cautivos re-dimidos por la Merced. Gloriasmercedarias en la reconquista deMallorca, Valencia, Sevilla..., encl descubrimiento y evangelizacindel Nuevo Mundo yen las letras pa-trias. Colegios, reformatorios, mi-siones y ministerios parroquiales

    Orden genuinamente espaola, fuefundada en la Catedral de Barcelonael ao 1218 por inspiracin de laSantsima Virgen, hecho que se so-lemniza en toda la Iglesia el 24 dese pti e m b re.

    Dile carcter militar y escudo (elnico herldico de las Ordenes exis-tentes) el rey don Jaime el Conquis-tador.

    Como rnilitar . intervino en la recon-quista de Mallorca, Valencia, Sevi-lla..., donde entre las Ordenes milita-res obtiene repartimientos.

    La redencin de cautivos y su ejer-cicio con voto de empearse, vender-s e y dar la vida, cuando el peligro enla fe de algn cautivo lo exigiese,Co nstituy su fin principal. Excelen-ci a nica, escribe Tirso de Molina en

  • La Stma. Virgen de la Merced con los Santos de su Orden:San Pedro Nolasco. San Ramn, San Serapio, San PedroPascual, San Pedro Arrnengol y Santa Mara de Cervelln.

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    Ti

    tras, de todo lo cual es prueba la vidade San Pedro Pascual en el mismosiglo XIII, cuyas obras en lemosin ycastellano son unnimemente alaba-das.

    Hallronse los Mercedarios ocu-pando con frecuencia, juntamente conlas dems Ordenes religiosas, losprimeros puestos en ctedras, plpi-tos, direccin de almas y evangeliza-cin del nuevo mundo.

    Los frailes de la Merced son pocos,mas hcenlo bien; as reza el refrnnacido probablemente en Salamanca,en su Universidad, donde los Merce-darios alternaban en la enseanza conAgustinos, Dominicos y Francisca-nos.

    Obtuvieron ctedras y las desempe-aron con prestigio y llegaron a ocu-par muchas veces los primeros pues-tos en las Universidades de Salaman-ca, Alcal, Valladolid, Huesca, Lri-da, Zaragoza, Valencia, Santiago...

    Como figuras cumbres son ndicede la actividad cientfica y literaria dela Orden el P. Maestro Zumel en Teo-loga; en Mariologa, el genial P. Sil-vestre Saavedra, en su Sacra Deipa-ra; el P. Freitas, en Derecho Interna-cional; en Mstica, el P. Falconi. Tirsode Molina, genio dramtico de primerorden, no slo de la literatura espa-ola, sino de la universal; el PadreMaestro Santiago, Pico de Oro,gloria de la ctedra sagrada, pasmode propios y extraos, cuya elocuen-cia fue admiracin en el extranjero, yen una cuaresma en Salamanca sehubieron de dispensar las clases de latarde por oirle, El P. Bernal, cuyaoracin fnebre de Felipe II en Sevilla

    es una joya oratoria; el P. Interiam deAyala, socio cofundador de la Acade-mia de la Lengua.

    En Historia y Geografa, Mura, elgran crtico Nicols Cavero, el eximioRibera, uno de los fundadores de laAcademia de Buenas Letras de Barce-lona, a quien se debe la formacin delos 21 volmenes de ndices que anhoy sirven de gua al investigador enel Archivo de la Corona de Aragn, yel primer ensayo de coleccin diplo-mtica que se hizo en Espaa, el cualpermanece indito en dos volmenesen folio.

    En el descubrimiento de Amricacomparte la Orden Mercedaria, conFranciscanos y Dominicos, la gloriade haber dado a aquellas regiones losprimeros evangelizadores. En la con-quista de las Indias llevaron casisiempre la vanguardia y allanaron elcamino. En el segundo viaje de Colnellos presentaron al bautismo lasprimicias de aquella gentilidad remo-ta; por muchos aos, sin ayuda declrigos ni de otras religiones, colgde ellos solamente el peso de la con-versin de los indios y distribucin delos Sacramentos a los soldados, noslo en Chile, sino en la provincia deCuyo, que est a la otra parte de laCordillera Nevada, sin que hayanperdonado los peligros e incomodi-dades que saben los que conocencun difciles de pasar a pie sonaquellos valles anegados de cinagasy subir sus riscos intratables por suaspereza y nieve.

    El P. Bartolome Olmedo fue el in-separable consejero de Hernn Cortsy alma de la gloriosa epopeya de la

    'conquista de Mjico. El P. FranciscoBobadilla, hombre de gran prestigioe influencia, que en el ao 1514 habapasado a tierra firme con PedrariasDvila, es elegido por Almagro y Pi-zarro juez de sus diferencias en 1537;el P. Herman-do de Granadaacompaa aBelalczar aQuito el ario1534 y actuluego en laconquista dePopayn comongel de paz yespritu supe-rior; en 1535van al Ro dela Plata condon Pedro deMendoza, fun-dador de Bue-nos Aires, elP. Juan delazar y el Pa-dre Juan de Al-macla; a Alma-gro en el des-cubrimiento deChile le acom-Paan los Padres Antonio de Almansay Antonio de Sols y brillan despusen aquel pas como grandes misione-ros los Padres Correa, Rendn, Fran-

    .cisco Ruiz y Ponce de Len; el PadreMarcos Dardn, nombrado protectorde los indios en Chiapas, deja inmor-talizada su memoria entre ellos por lacaridad suma con que ejercita su car-go. El Padre Diego de Porres, doc-tsimo en Demarcaciones, Astrologa

    y Matemticas, haciendo centro de suapostolado el convento de Santa Cruzde la Sierra, en una regin aspersi-ma y de montaas y riscos casi inac-cesibles, con celo y actividad jave-riana evangeliza a los chiriguanas y

    funda doscien-tas iglesias ...

    Baste estesucinto ndicecomo muestrade la actividadde la OrdenMercedaria ensus primerostiempos.

    La actuacinde la provin-cia rnerceda-ria de Castilla

    Co m prendesta el territo-rio de las re-giones que danal Cantbricoy el limitadopor stas, laCordillera Ib-rica, el ro Gua-

    diana, Portugal y el Atlntico.En esta vasta regin tiene la Orden

    Mercedaria slo once casas, de lascuales cuatro son conventos y las res-tantes residencias.

    Personal: Sacerdotes, 74; Herma-nos de Obediencia, unos 35, y un cen-tenar de jvenes en formacin religio-sa y cientfica.

    Ministerios:a) La formacin de este personal

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    propio se tiene en los conventos dePoyo (Pontevedra) y Sarria (Lugo).

    b) Servicios de Parroquias: tres enGalicia, cuatro en Puerto Rico y unaen Milwaukee Wisconsin (EstadosUnidos) para la colonia de la lenguaespaola:

    c) Tres colegios:El de Ferrol, de Primera y Segun-

    da enseanza, Magisterio, Comercio,preparaciones para carreras espe-ciales...

    El de Lequeitio (Vizcaya), de Pri-mera y Segunda enseanza y Comer-cio.

    El de Madrid, de Primera ensean-za, gratuito para nios de las claseshumildes.

    d) Dos Reformatorios de meno-res:

    El de Nuestra Seora de Liba, en elbarrio de Loyola, en San Sebastin.

    El de Covadonga, en San Claudio,en las cercanas de Oviedo.

    e) Ministerios sacerdotales de pre-dicacin, confesionario con la direc-cin de obras benficas, como escue-las dominicales, roperos, bibliotecascirculantes... en Ferrol, Sarria, Vern(Orense), Buena Dicha (Madrid) yHerencia (Ciudad Real) y Junquera deAmbia (Orense), cuya comunin anualen conjuntode casi todas las casastenemos cifras exactasasciende aunas 400.000, que supone un confe-sonario muy asiduo;

    f) Misiones rurales en Galicia,cuyo centro principal es el conventode Poyo;

    g) Misiones en Puerto Rico en susdos Obispados, el de Ponce y el deSan Juan;

    h) Servicio en la Prelatura delBuen Jess, de Gurgueia, en el Esta-do de Piauhy (Brasil), confiada a laOrden por Benedicto XV el ao 1921;

    i) Servicios varios de predicacin,enseanza y gobierno en Argentina,Chile, Per, Mjico y Roma.

    A pesar de la penuria econmicacon que se desenvolvi esta provinciaen su restauracin y del agobio detrabajo, la formacin de sus miembroses completa.

    Son diecisiete los especializados enestudios y prctica de reforma demenores, algunos benemritos de laHistoria, y muy estimables poetas,prosistas y compositores, que no envano son hermanos de hbito del granTirso de Molina.

    La labor Mercedaria en los Cole-gios

    En los tres de Ferro], Lequeitio yMadrid los matriculados son 630.

    El de Ferro] tiene:Veintids aos de existencia, insta-

    lado en lo que se llamaba Colegio dela Marina, en la esplndida Plaza deAmboage; actualmente los matricula-dos son 300. Al abrirse el InstitutoNacional de Segunda enseanza bajella matrcula; pero lleg desde el aosiguiente a altura jams igualada entiempos anteriores.

    En la preparacin de carreras mili-tares se obtuvieron resultados brillan-tes, como lo demuestran los muchosoficiales salidos de sus aulas, que porsu cultura y por su fe honran a susmaestros.'

    Se da preferente importancia, como

    es natural, a la instruccin y forma-cin religiosas, y los resultados obte-nidos son en extremo consoladores.

    Colegio de Madrid.Viene funcio-nando desde octubre de 1910; por susclases desfilaron ms de un millar dealumnos.

    Reformatorios

    Desde 1921 se dedic la provinciatambin a este ministerio. La expe-riencia de diez aos en los de SanSebastin y Oviedo, y tambin en losde Godella donde hasta el prime-ro de mayo pasado 1931, que la Ordenlo dej, hubo dos padres de esta pro-vincia, demostr que precisamentela accin sacerdotal es la ms eficazen 1a - reforma de menores. Con carioy entusiasmo se dedican a esta obralos sacerdotes destinados por la obe-diencia, algunos de ellos con bagajede gran cultura que podan utilizar enotro ambiente ms propicio.

    Organizacin.Son tres las sec-ciones absolutamente aisladas del Re-formatorio: Observacin, Perseveran-cia y Reforma, a las que puede aa-dirse, para completar y asegurar elresultado, la Casa de Familia paraaquellos jvenes que, concluida su re-forma, no puedan conservarse en lavirtud fuera de aquel ambiente, hastasu mayor edad o hasta tomar estado.

    Rgimen. Totalmente pate rnal,con exclusin de castigos aflictivos yreclusiones y sin omitir los puramen-te cientficos, indicados para cada in-dividuo, y como medio insustituible yexcelente, el de mximos resultados,la instruccin religiosa y la prcticade la piedad, fomento de sana alegra

    con el cultivo del canto y de represen-taciones teatrales y excursiones alcampo.

    El Reformatorio de San Sebastintiene talleres de encuadernacin ycarpintera.

    Eficacia de la obra educadora

    Por el Reformatorio de Nuestra Se-ora de Uba han desfilado 325 meno-res y por el de Covadonga, que slotiene cuatro arios de existencia, 150.Los xitos obtenidos en ste han al-canzado un 80 por 100; los de San Se-bastin, un 90 por 100, ambos muysuperiores a los Centros similaresdel extranjero. Las causas de malo-grarse la reforma, adems de loscontadsimos casos de degeneraciny perversin moral, son el ambienteen que tienen que volver a vivir losreformados y que a los diecisieteaos, edad en extremo crtica, se venfuera del Reformatorio, cuando msnecesarios les son los cuidados delos educadores.

    Misiones en Galicia.Nos referi-mos a las comarcales, celebradas alaire libre, con asistencia de variosmillares de personas. Este trabajo esrudsimo, capaz de rendir las natura-lezas ms fuertes. Los mercedariosvienen ocupndose hace aos, 'congeneral aceptacin, en este ministerio,en que se hicieron famosos los Pa-dres Martn Lpez, Nolasco Gaite,Armengol Fernndez y Jos Orjales.

    Por los muchos Centros que fun-daron en sus correras apostlicasen Galicia, tiene el Padre Comenda-dor de Poyo la direccin general en

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    e"%"er,_ o ` e *44 Educacin religiosa e hOggc,'o o o. 0o o. o o

    ...0esta regin de la Asociacin de losJueves Eucarsticos.

    Misiones en el Estado de Piauhy(Brasil)

    Tiene esta Prelatura 100.000 kil-metros cuadrados y diseminadas enesta vasta extensin 75,000 almas. Elpas es hermossimo, pero atrasado;un sol de fuego agotador, clima insa-no por falta de agua potable y sobrade paludismo, que le merecen con ra-zn el nombre de infierno verde.Aunque la misin es de la Orden,llevan casi totalmente su trabajo reli-giosos espaoles. Desde el ao 1922puede decirse que cuenta la OrdenMercedaria con seis vctimas, de lasque tres entregaron all su vida y lasotras quedaron con ella en extremoaveriada.

    Su primer Obispo, Padre PascualMiguel, y el actual, Padre InocencioLpez, son hijos de esta Provincia.

    Produccin literaria

    Publican los Mercedarios espaolestres revistas: LA MERCED, rgano dela O. T. y cofradas de este nombre,donde aparecen casi todos los mesessemblanzas documentadas de Merce-darios insignes por su santidad ociencia, y que cuenta en su haber lapromocin de la celebracin de lasfiestas centenarias de la Santa madri-lea, la Beata Mariana de Jess, cuyocuerpo, milagrosamente incorrupto,se conserva en el monasterio de donJuan de Alarcn.

    Las otras revistas son: San Ra-

    mn y su santuario y La Coloniade San Vicente, interesantsima re-vista de los Reformatorios de me-nores.

    Entre los escritores modernos de laOrden Mercedaria merecen especialmencin, por el sinnmero de obrasque han brotado de sus plumas. elmuy reverendo padre Faustino D. Ga-zulla, licenciado en Filosofa y Le-tras, acadmico de nmero de la Aca-demia de Buenas Letras de Barcelonay correspondiente de la Academia dela Historia.

    El muy reverendo padre ManuelSancho, poeta laureado, literato, te-logo, cuentista, comedigrafo y m-sico.

    El muy reverendo padre Ramn Se-rratosa, doctor en Sagrada Teolo-ga por la Gregoriana. De los contem-porneos tiene la gloria de ser el fo-mentador y orientador de los estudioshistricos.

    El muy reverendo padre GuillermoVzquez, doctor en Filosofa y Letras,autor tambin de un buen nmero deobras.

    Los conventos son: Poyo (Ponte-vedra), fundado en 1890; Sarria(Lugo), en 1897; Buena Dicha (Ma-drid), en 1917; Ferrol, en 1908. Lasresidencias: Vern (Orense), en 1897;Junquera de Amba (Orense), en 1628;Reformatorio de Covadonga, en 1'427;Lequeitio, en 1928; Reformatorio deNuestra Seora de Liba, en 1922; Co-legio de Madrid, calle de San Pe-dro, 3, en 1910; Herencia (CiudadReal), en 1896.

    (De Los Hijos del Pueblo ' , jueves31 marzo 1932.)

    Catequistas

    Segundo elemento de abajo arribade todo Catecismo.

    Ordinariamente son las catequistas,pero debiera haber tambin los cate-quistas. Estos (nios y nias), con-forme a los admirables designios delCreador, estn destinados a comple-tarse recprocamente en la familia yen la sociedad, precisamente por sudiversidad, la cual, por lo mismo,debe mantenerse y fomentarse en laformacin educativa, con la necesa-ria distincin y correspondiente se-paracin, proporcionada, a las variasedades y circunstancias. (Po XI, enla Encclica sobre la educacin de lainventud.) Los nios deben ser edu-cados por hombres y las nias pormujeres. Lo pide la psicologa y elmodo divers de ser de unos y otras.

    La influencia predominante de lamujer o del hombre en la educacinimprime carcter indeleble de femini-dad o virilidad en toda la vida deleducando. Tenemos el ejemplo deuna y otra influencia en San Francis-co de Sales y en Santa Juana Fremiotde Chantal. La educadora nica deSan Francisco fu su madre, el deSanta Juana, hurfana de madre, fuesu padre, austero magistrado. Estecontraste (de formacin) se hizo sen-sible siempre en el aspecto exteriorde los dos santos. Francisco, con sudulzura y su sonrisa, conserv algode femenino, de maternal en medio

    del ejercicio de las ms viriles virtu-des; Juana, de aspecto ms rgido, sor-prendentemente apta para organizar ydirigir, a veces demasiado severa alos ojos del buen Francisco, parecihasta la muerte completamente varo-nil entre sus compaeras. (Mauri-cio Henry-Coannier, en San Fran-cisco de Sales, su vida y sus amis-tades.)

    Podr discutirse hasta qu punto hade influir en la educacin de la mujerel hombre y en la del hombre la mu-jer; pero es indiscutible que en la for-macin del nio debe predominar laintervencin del hombre y en la de lania la mujer.

    Que los nios sean catequizadospor hombres y que las nias lo seanpor mujeres es el ideal, realizableen los Catecismos bien llevados,porque de ellos saldrn, as como lasjvenes y mujeres, tambin los jve-nes y hombres, notables por su pie-dad y, por lo mismo, por su espritude apostolado.

    Pero mientras el Catecismo no destos frutos, hay que contentarsecon las catequistas para nias ynios.

    Mal procedimiento tambin es re-servar a las jvenes y en su primerajuventud la labor catequstica; no pue-den esperarse frutos sazonados. Cadaedad tiene sus ventajas; reunidas delas varias edades en ia obra del Ca-tecismo sern magnficos los resulta-dos. Las personas de edad dan auto-

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    ridad y seriedad, aportan la experien-cia de la enseanza y de los aos y lamadurez del juicio al cuerpo de cate-quistas. Menos fervorosas para eltrabajo las de edad madura son msconstantes y de mayor rendimiento;menos imaginativas son ms prcti-cas y con afecciones ms desarrolla-das, ms probadas por el sufrimiento,ms ennoblecidas por la prctica dela virtud, tienen mejor temple para lalabor catequstica.

    La Asociacin, pues, de la Doctri-na Cristiana debe tener dos seccio-nes: la de mujeres y la de hombres,y una y otra integrada por personasde toda edad y de toda condicin.

    Por ms desocupadas y por mshbiles han de predominar las perso-nas acomodadas, pero no deben serexcluidas las de posicin modesta yaun menesterosa, entre las cuales seencuentran con frecuencia quienestienen excelente espritu cristiano ycualidades verdaderamente extraordi-narias para la enseanza.

    Ensear es la funcin del catequis-ta, Enseanza terica y prctica, quees la enseanza integral: luz en la in-teligencia, calor en el corazn; idealen la mente, impulso en la voluntad;norma de conducta en la doctrina,conformidad de obra en la prctica.

    Deber ser, pues, el Catecismoescuela prctica de la vida cristiana,que del conocimiento pase al afecto,y del afecto a la obra, y con la espon-taneidad con que el fuego alumbra,calienta y mueve, no se contente conensear lo que debe ser, sino queensee lo que es la vida cristiana.

    Enseanza ms eficaz, porque tienems elementos, entra por los senti-dos, despierta y desarrolla los afec-tos, y crea a la par que el hbito cog-noscitivo el afectivo de la vida reli-giosa, en que consiste su acto culmi-nante: amar a Dios.

    El saber es el fundamento, la medi-da y tambin el mtodo de la ense-anza. Porque nadie ensea si nosabe, ni ms de lo que sabe y ense-ar slo segn sabe; porqueraznque las abarca todas--, cada ser obraa su imagen y semejanza.

    Es, pues, necesario que las cate-quistas sepan mucho y bien el cate-cismo, si han de ensearlo bien y afondo. Los medios por donde apren-den son los mismos con que ense-arn.

    No basta, con todo, saber para en-seriar, es preciso, adems, saber en-sear.

    Si todos tuvisemos igual capaci-dad y por lo mismo fuesen iguales lasetapas de nuestro progreso cognosci-tivo, claro est que slo y por losmismos medios por donde uno cono-ce por esos mismos enseara. Perono es as; las capacidades son distin-tas y, adems, hay muchos pasos pordonde se llega al conocimiento, queaunque pertenecen al orden cognos-citivo, de tal modo se sumieron en elabismo del olvido, que no se conser-va de ellos la menor noticia y, por lomismo, no tienen utilidad para la en-seanza, porque son como si nuncahubiesen existido.

    Para ensear, pues, es necesario:

    primero, saber; despus, saber quese sabe, es decir, conocer el caminoy los pasos por donde se lleg asaber y, por fin, conocer el estado deconocimiento en que se encuentranlos catequizandos y su capacidadde aprender para, tomando comopunto de partida lo que saben, al

    Cuando la lucha es sin piedad, nopuede ser duradera, dice el viejo afo-rismo latino.

    Mas para los catlicos de hoy, te-nemos una esperanza particularsima,y en extremo consoladora. Me refieroa las profecas de la Madre MaraRfols.

    Cuando o hablar de ella la primeravez, el escptico, que todo espaollleva en el fondo de su alma, dibujen mis labios una sonrisa, que seconcret en unas objeciones al quede ella me hablaba. Qued intrigado;ped su vida y escritos, los le y medi-t, y ah tienes, lector, el fruto de estameditacin,

    Ante todo, dos trazos para presen-tar a la herona, luego, unas observa-ciones, no sutiles, sino redactadaspor el sentido comn.

    De familia pobre naci en el molinoS'En Rovira, Villafranca del Panades,el da 5 de noviembre de 1781. Era elmolino asilo de los pobres que a lll egaban; instruida religiosamente por-su madre, hizo su primera comuninel da 4 de junio de 1795, en la que

    paso que permita su capacidad, se lesenserie hasta formarlos perfectamenteen la vida cristiana.

    He aqu la labor del director delCatecismo en la escuela de catequis-tas, de la cual pende el porvenir delCatecismo.

    FR. JUAN 102 Q9

    consagr su virginidadivino Esposo de las almcatorce aos ingres en las monjasSanjuanistas, de Barcelona, y des-pus de sentir y someter a prudenteprueba su nueva vocacin fund laHermandad de Santa Ana, teniendocomo primera casa el Hospital deNuestra Seora de Gracia, de Zara-goza. All la cogi la guerra de laIndependencia, y en sus sitios vin-dose privada de alimentos para susenfermos, fue al campo francs en subusca, salvando a muchos prisione-ros espaoles, en el fondo del carritoen que llevaba los restos que le dabael ejrcito sitiador.

    Estuvo condenada a muerte poresta causa, salvndose milagrosa-mente. Ya en Zaragoza, rivalidadespolticas la metieron en la crcel, sinculpa de ningn gnero, y la deste-rraron luego a Huesca, donde pasel increble suplicio de verse despre-ciada aun por sus mismas hijas.

    Carcter entero, sacrificada en ex-tremo, no di muestras de sus dolo-res, y anim siempre a sus hijas a

    EL TRIUNFO SE ACEefte t u eifey

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    vivir bien y santamente como lo ha-ban prometido.

    Vuelta a Zaragoza, enferma, antrabaj lo que no poda esperarse deella, y ya terminada su carrera entre-g su alma al Seor, en un dulcsimodeliquio de amor, el da 30 de agostode 1853, en el Hospital de NuestraSeora de Gracia.

    A grandes rasgos est trazada laherona. Veamos ahora las reflexio-nes a que me refer al comenzar.

    Entre las gracias que disfrut, tuvoel don de profeca (I). Aparece estedon en los escritos pstumos, dos delos cuales andan en todas las manos.En ellos se anuncia, ms de un sigloantes, la persecucin de los catlicosespaoles y aun la organizacin mun-dial de los sin Dios, que tan biendescribe y ataca la ltima Encclicade Su Santidad, Charitale Christicompulsi, publicada con motivo dela solemnidad especial que revistieste ao la fiesta del Sagrado Cora-zn de Jess.

    Tres clases de profecas se encuen-tran en estos famosos escritos de laSierva de Dios:

    1. Profecas referentes a sus Her-manas.

    2. Profecas particulares dirigidasa Espaa.

    3. 0 Profecas universales para to-dos mis Hijos los hombres.

    Me concretar a las referentes a Es-paa, tocando de paso las universales.

    (I) Todos los conceptos de este artculo quedansometidos a lo que en su da diga la Santa Iglesia.Los ttulos de Santa y Sierva de Dios no preten-den prejuzgar el juicio definitivo que slo puedeemitir el Vicario de Cristo.--;Nota de' autor).

    Ante todo. Se han cumplido. El ha-llazgo de los dos Crucifijos. El sea-lamiento del ao 1931, ao en queempezar abiertamente la pocapersecutoria. El designio de Po XIcomo fundador de la festividad deCristo Rey. La retirada de los Cru-cifijos de las escuelas y la laicizacinembrutecedora de la enseanza, demanera especial querrn con granempeo quitar (dijo Jess a su santahija) y quitarn de la vista de sushijos pequeuelos, tan amados de suCorazn, su imagen y prohibirn quese les ensee su Doctrina Divina.

    Todo esto est llevado a cabo y singnero de duda puede argumentarseas: Si parte de lo dicho se cumpli,es de esperar se cumpla lo restante.

    Y lo restante admite una divisin,que puede ser: Causas de esta perse-cucin y Promesa del triunfo de losbuenos.

    Causas de esta persecucin. Sonmuchas las ofensas que he recibido ylas que he de recibir, sobre todo, dela mujer, con sus vestidos impdicos,sus desnudeces, su frivolidad y susperversas intenciones, con las queconseguirn la desmoralizacin delas familias y de los hombres, y staser en gran parte la causa de que seirrite la Justicia de mi Eterno Padre yse vea obligado a castigar a los hom-bres por lo mucho que se alejarn deEl y de mi Iglesia catlica y de losmandatos de mi Vicario en la tierra yde los Divinos preceptos (I).

    La relajacin e infidelidades con que

    (1) Escrito encontrado el da 29 de enero de1932, pg 5.

    le corresponden las almas que a su ser-vicio le estn consagradas, y de unmodo especial de las ofensas que reci-be de los sacerdotes que indignamentecelebran el santo sacrificio de la Misa.Esto es lo que hace llorar y lastimams el Corazn de mi Divino Hijo."Palabras de la Santsima Virgen a laMadre Rfols.

    He aqu, pues, las causas de la per-secucin. A todos nos toca algo y bas-tante. Hemos con nuestras miseriasy contemporizaciones, frecuentemen-te olvidado nuestros deberes. Ahoranos llama Jess, y si no le omos, sever obligado a destruir poblacionesenteras. Recurdese el caso de Ma-nagua, destruida en gran parte por unterremoto en la Semana Santa delao pasado.

    Aprendamos de una vez y escarmentemos, si es que todava nosqueda un resto de sentido comn.

    Pero Jess, cuyo amor a Espaa esde sobra conocido, en forma de unapredileccin especial, consuela a lasanta Madre y anima a todos conestas palabras: No temas; por msmedios y maquinaciones que mis hijosdesgraciados inventen para quitar lafe de Espaa, no lo conseguirn, yYo te aseguro, para tu consuelo ytranquilidad, que por amor a las almasjustas, puras y castas que en Espaasiempre habr, Yo reinar hasta el finde los tiempos en ella de una manerasingular, y mi Imagen ser veneradahasta por las calles y plazas.'

    Por amor a las almas justas, purasy castas, que son siempre los para-rrayos de la Justicia divina. No se refie-re con esto el Seor a las almas todas

    merengue, que se pasan la maanaextasiadas ante el Sagrario y a latarde se van a los bailes de sociedad,a los cines o teatros inmorales o acharlar sin recato ni pudor; la ver-genza dej de existir en el mundo,esos flits, resbaladizos cuando noabiertamente obscenos. Almas en lasque el amor que dicen sentir porCristo no es ms que hiperestesiaelevadsima, producida por su des-arreglado vivir.

    Hay ms. Jess llega a decir; Yolas sostendr en todo, que siento pre-dileccin por mi querida Espaa, tanamada de mi Madre Santsima, yantes de perderse la fe en Ella, haraque desaparecieran los pueblos. Esteescrito ser encontrado cuando seaceraue la hora de mi Reinado enEspaa; pero antes har que se puri-fique de todas sus inmundicias.'

    Bendita sea su mano! Que nospurifique y pronto, aunque lloremoslgrimas de sangre!

    Por qu mereci Espaa esta pre-dileccin de Mara?

    No podemos olvidar que fuimos losportavoces de su Concepcin Inmacu-lada, que luchamos heroicamente paranimbar su frente con el velo pursimode la sin mancilla. Cmo paga Mara!Ahora que necesitamos todo su po-der, Jess se ve obligado a salvar aEspaa, llevado del grande amorque les tengo, y de las muchas ins-tancias que me hace mi Madre Sant-sima, a la que nada puedo negar.

    El da del triunfo hay que rendir unhomenaje a Mara, que deje una estelatras s imborrable. Lo merece nuestraMadre por lo que pide por Espaa.

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    Tiene que ser algo grande. Prep-rense ya los artistas, los sabios, lossantos; el homenaje tiene que ser detodos y por todos, y en nuestro himnonacional tiene que figurar el nombrede Mara, como en la bandera de laPatria quiere Jess que figure su Di-vino Corazn.

    Conclusin

    Estarnos en poca persecutoria.Humillemos nuestra cerviz, oremos,

    Fiesta de Nuestra Santsima Madrede la Merced (24 de septiembre)

    Introito

    Alegrmonos todos en el Seor, cele-brando este da de fiesta en honor de laSantsima Virgen Mara... Los Ange-les se regocijan de su Descensin ycantan alabanzas al Hijo de Dios. Sal-ino XLV: Mi corazn prorrumpe en unhermoso canto, y digo: Mi obra es paraun rey!... -y. Gloria al Padre...

    Oracin

    Oh Dios, que por la gloriossima Ma-dre de tu Hijo quisiste fundar en tuIglesia una nueva Orden para librar alos fieles del poder de los paganos: Terogamos nos concedas, por los mritosy splicas de la citie veneramos comoFundadora de tan glorioso Instituto,

    hagamos penitencia y vendr eitriunfo.

    De l nos aprovecharemos pra de-mostrar a Jess que no somos des-agradecidos para instaurar en nuestraPatria la verdadera vida cristiana ytodo se ha de hacer segn su doc-trina.

    El doble Mandamiento. Ama a tuDios con todo tu corazn, y a tu pr-jimo corno a ti mismo, he ah el modode realizar este triunfo que nos pro-mete para pronto el Divino Corazn.

    FR. 12. SANJURJO

    vernos siempre libres de todo pecado yde la cautividad del demonio. Por elmismo J. C. Nuestro Seor...

    EpstolaLeccin del libro de la Sabidura

    (Cant. II, 1-13). Esposa: Soy el narcisode Sarn, el lirio de los valles.Esposo:Como un lirio entre espinas, tal parecemi amada entre las doncellas.Esposa:Como un manzano entre los rboles dela selva, as es mi muy amado entrelos jvenes. A su sombra, como lo de-seara, me he recostado, y su fruto esdulce para mi paladar. Metime en subodega, y orden en mi el amor (1).Esforzadme, rodeadme de vasos devino, cercadme de manzanas, que en-ferma estoy de amor. Que su izquier-da sostenga mi cabeza, y abrceme consu derecha!... Hablado ha mi muy

    (1) Traduccin dudosa, lo subrayado.

    amado, y dfjome: Levntate, apres-rate, amiga ma, paloma ma (1), gala-na ma, y vente! Pues ya se acab elinvierno: ces la lluvia, se retir. Vn-se ya las flores sobre el campo: ha lle-gado el tiempo de los cantares, y lavoz de la trtola oyse en nuestra cam-pia. Brota ya de la higuera su nuevofruto. Levntate, amiga ma, hermosama, y vente!... La mi paloma en lahendidura de la pea, en el ahujero dela pared: ensame tu cara, hazme oirtu voz: porque tu voz es dulce, y en-cantadora tu cara.

    GradualMetitne en su bodega, y orden en

    m el amor. Esforzadme, rodeadmede vasos de vino, cercadme de manza-nas, que enferma estoy de a mor.(Cant. II, 4 5). Aleluya, aleluya. -y. T,oh Maria, eres la puerta del Rey celes-tial', y radiante aposento de la Luzincreada. Celebrad, oh gentes liberta-.das, la Vida que se nos di por mediode la Virgen! (Himno de las Piestas dela Virgen).

    Secuencia (2)Griten alborozadas las falanges de

    cautivos, y el pueblo cristiano entoneen este gran da alegres y hermososcnticos! Regocijmonos todos a una!Y celebremos con los corazones rebo-santes de gratitud aquella celestial vi-sin, gracias a la cual contemplamosgozosos rotas las cadenas de la esclavi-tud. Este es el da de las misericordias:

    (1) Las tres palabras subrayadas estn en laVulgata, no en el original.

    (2) Nos dispensar el erudito lector la gran li-bertad que nos hemos tomado en la traduccin dela secuencia. Era del todo necesaria para haceruna cosa algo decente. La pieza en cuestin esextraordinariamente barroca y conceptista, y esde sentir no haya alcanzado la gran limpieza deProsas de S. Pico V.

    en l se despliegan con jbilo del Cielolas banderas del Amor. La fe, la vidade los cautivos, minada con astucias,con fuertes castigos, y a punto de des-moronarse por toda suerte de calami-dades, encuentran un firme sostn en laVirgen Madre. Pues al ver Ella losalaridos, los lamentos, los suplicios delpueblo fiel, tiende presurosa su manopara sacarle de aquellos aprietos enque se hallaba sumido y devolverlo asu patria sin naufragio de la fe.

    Mientras Nolasco revolva en sumente durante la oracin la manera delibrar a los cautivos, la clementsimaVirgen se le aparece rodeada de tran-quila majestad para indicarle que librea los pobrecitos que estn aherrojadoscon grillos mahometanos. Y le dice quesera muy del agrado suyo y de su di-vino Hijo la fundacin, en honor deElla, de una Orden cuyo principal ofi-cio fuese romper las cadenas de loscautivos y traerlos a su tierra libres dela horrible esclavitud.

    Esta insigne Obra del Amor mandaque sea conservada; y para que se pro-pague, tambin se la muestra a otros. Almomento obedeci Pedro, haciendo consus compaeros el voto de quedarse enrehenes por los cautivos en caso de ne-cesidad.

    Dulce Fundadora de nuestro Institu-to: S siempre Nuestra Madre!... Con-suela a los cautivos. Aumenta nuestroAmor. Torna gloriosa y haz que Jessame mucho a esta Familia que T fun-daste. Concdenos que siempre te de-mos en todo gusto. Y, para librarnosdel infierno, mustranos tu dulce rostroen la hora de la muerte. Amn. Ale-luya.

    Evangelio

    Continuacin del Santo Evangeliosegn S. Juan (XIX, 25-27). En aquel

    MISAL MERCEDARIO

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    tiempo estaban junto a la Cruz de Je-ss su Madre y la hermana de sta Ma-ra de Cleofs y Mara Magdalena. Alver Jess a su Madre y al discpulo queamaba, all presente, dijo a su Madre:Mujer, he ah tu hijo. Despus dijo aldiscpulo: He ah tu Madre. Y desdeaquella hora el discpulo la recibi porsuya. Credo.

    OfertorioSeas bendita de tu Dios en todas las

    tiendas de Jacob! En todos los pueblosque oigan tu nombre, el Dios de Israelser ensalzado por causa tuya. Alelu-ya. (Judit, XIII, 31).

    SecretaTe presentamos, Seor, ofrendas de

    alabanza, hoy que recordamos tus be-neficios; y te pedimos rendidos que, ascomo te dignaste sacar a los fieles decruel servidumbre por ministerio de laMadre de tu Unignito, tambin a nos-

    otros nos libres misericordiosamentede los lazos y de la cautividad del de-monio. Por el mismo Nuestro Seor Je-sucristo...

    Comunin

    Los fuertes aguaceros no son capa-ces de apagar el fuego del amor, ni losros pueden ahogarlo. Si alguno quisie-ra comprar el amor con todas las rique-zas de su casa todo el mundo le despre-ciara (Cant. VIII, 7).

    PoscomuninRecibidos ya, Seor Jess, los sacra-

    mentos de nuestra redencin, infnde-nos nuevo esfuerzo por la intercesinde tu Santsima Madre; y as como de-jamos por su ayuda las cadenas delcuerpo, seamos libres tambin, por losruegos de Ella, de las ataduras de nues-tra alma. Que vives y reinas...

    NATANAEL

    ordinis et privilegiis Clementis VIII etUrbani VIII a toto praedicto ordinesingulis sabbatis cuiuslibet hebdoma-dae canitur, exceptis tarnen diebussabbati sancti, vigiliae et NativitatisDomini et die sancti Petri Nolaschi, inposterum missa propria Apparitionis13. M. V. alias pro festivitate eiusdemApparitionis B. M. V. sub die secundaJunii 1685 ab hac Sacra Congregatio-ne approbata, a toto orcline calceato-rum et excalceatorum 13. M. de Mer-cede redemptionis captivorum in dictissingulis anni sabbatis cani possit.

    Et sacra eadem Rit. Congregalioad relationein Emi. et Rmi. Cardinalisde Abdua benigne inclinata respondit:Pro gratia, mutatis illis verbis inintroitu Diem festum, quorum locodicatur memoriam. Die XI julii 1711.G. Cardinalis Carpineus. Locus e Si-

    gilli. 13. Inghirami Sac. Rit. Congre-gationis, Secretarius.

    Este decreto no hace ms que am-ampliar la concesin que de tiempoinmemorial gozaba la Orden, sustitu-yendo la Misa votiva general de laVirgen por la nueva de la Merced,que podra cantarse todos los sba dos, excepto el Sbado Santo y aque-llos en que cayeren la vigilia o fiestade Navidad o la fiesta de San PedroNolasco.

    De cun antigua es en la Orden laMisa y Salve sabatina, es buena prue-ba un documento de 1307, en queGalcern de Miralles dota el alumbra-do de la Misa y Salve que se cantabaen nuesta iglesia de Santa Coloma deQueralt todos los sbados. (Gazulla:(< La Patrona de Barcelona, pg. 53).

    FR. GUILLERMO VZQUEZ

    La Misa sabatina de Ntra. Santsima Madre Magisterio eclesisticoInstruccum y normas de los Prelados 8 los neies ell orden

    al mairmioillo caninoUno de los privilegios que ms sor-prenden a los sacerdotes extraos quefrecuentan nuestras iglesias es el dela Misa votiva de la Merced que secanta en ellas todos los sbados delao, aunque sean fiestas de primeraclase. Esa Misa suele ser concurrid-sima, tanto en Europa como en Am-rica, siendo en ella muy numerosaslas comuniones.

    No est el privilegio en nuestro bu-lario por ser posterior a l en veinteaos, y alguna vez surgieron dudassobre su extensin. Hace pocos dashall copia de l en el Ms. 2.906 de

    la Bib. NI,, en que el P. Talamancoiba preparando la continuacin delRvdmo. Lins. Dice as:

    Ordinis B. M. V. de Mereedecaleeatorum et excaleeatorum

    Ad humillimas preces R. P. Didacia Scto. Philippo procuratoris genera-lis excalceatorum B. M. V. de Mer-cede redemptionis captivorum, nomi-ne etiam totius ordinis sude religio-nis, Sac. Rit. Congregationi porrectis,in quibus demisse supplicabatur ufloco missae votivae quae ex regulis

    Jesucristo, verdadero Dios y verda-dero hombre, Seor, Redentor y Pas-tor de nuestras almas, ya en su predi-cacin evanglica, repitiendo las pala-bras del Gnesis, proclam la santidade indisolubilidad del matrimonio eleva-do en la Ley de Gracia a la dignidadde sacramento. En el Evangelio de SanMateo (XIX, 6) dice: As, pues, ya noson dos, sino una sola carne. Por tantolo que Dios junt no lo separe el hom-bre. Aadiendo luego: Yo os digoque todo aquel que repudiare a su mu-

    jer, si no es por fornicacin, y tomareotra, comete adulterio, y el que toma-re la repudiada comete adulterio.

    Y aun considerado el matrimoniobajo el slo aspecto de contrato de de-recho natural, se observa que difiere detodos los dems contratos no slo porcrear vnculos diversos de obligacin,sino por lo que afecta a los mismoscontrayentes, constituyndoles de per-sonas independientes, al varn en ca-beza y la mujer en centro, con igualdignidad para ambos, de la sociedad

  • Sern das de vacacin en cada Colegio la fiestaonomstica dei P. Rector y del P. Maestro respec-tivos. Asimismo, los Filsofos celebrarn su Patro-na, Santa Catalina4 Finalmente, se celebrar el Pa-trono especial del lugar, como San Juan Bautista enPoyo.

    Las disciplinas filosficas deber nM de ensear-se de tal forma que los alumnos se vean como lle-vados de la mano ante todo a un conocimiento s-lido u coherente del Hombre, del Mundo y deDios, apoyados en el patrimonio filosfico peren-nemente vlido, teniendo en cuenta las modernasinvestigaciones filosficas, especialmente las queinfluyen ms en la propia nacin, u el reci,enteprogreso de las ciencias, a fin de que los alum-nos, conociendo bien la ndole de la poca pre-sente, se preparen eficazmente para el dialogocon los hombres de su tiempo.

    (Op f.atam totius, n. 15.)

    Las disciplinas teolgicas han de ensearse ala luz de la fe u bajo la gua del Magisterio dela Iglesia, de forma aue los alumnos saquen cui-dadosamente la doctrina catlica de la divina Re-velacin; penetren en ella profundamente, la con-viertan en alimento de su vida espiritual u pue-dan luego, en su ministerio sacerdotal, anunciarla,exponerla y defenderla.

    (Optatam totius, n. 16.)

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    domstica que es el fundamento y razde toda sociedad humana. Por ello laIglesia, cuidadosa siempre y la nicacompetente e interesada en lo que afec-ta a la salvacin de las almas no podadejar de tener participacin en materiatan necesaria para la sociedad tempo-ral, que constituye la Igleia militante;por esto, conforme con la institucin desu divino Fundador, ha legislado sobrelos fieles y con autoridad propia en ma-teria matrimonial, tanto en la parteque atae a la fe, como a las obligacio-nes del estado conyugal y a los impe-dimentos que invalidan el matrimonio,imponiendo preceptos que conciernena los actos y conducta del cristiano, sincuya observancia, tanto como en elcaso de falta de fe, nadie puede alcan-zar la salvacin eterna.

    Y por tales motivos la Santa IglesiaCatlica, apostlica y romana, consti-tuida por Dios en depositaria de la fey maestra de costumbres, ha proclama-do unnimemente, conducida siemprepor el Pontfice Romano, Vicario deCristo, la dignidad sacramental, la san-tidad e indisolubilidad del matrimonio,y la propia potestad en orden a l sobretodos los fieles bautizados. Y en su vir-tud, el Concilio de Trento, examinandopara la debida tutela de la fe las doc-trinas de los novadores de su tiempo,en la sesin XXIV, promulgada por laSantidad de Po Papa IV, en su BulaBenedictus Deus estatuy los canonessiguientes. 1. Si alguno dijere que elMatrimonio no es verdadera y propia-mente uno de los siete sacramentos dela Ley Evanglica, instituido por Cris-to nuestro Seor, sino inventado en laIglesia por los hombres, y que no con--fiere gracia; sea anatema.-2. Si algunodijere que es lcito a los cristianos te-ner a un mismo tiempo muchas muje-res y que esto no est, prohibido por

    ninguna ley divina; sea anatema.-4.Si alguno dijere que la Iglesia no podaestablecer impedimentos dirirnentes deMatrimonio, o que al establecer loserr; sea anatema.-5. Si alguno dijereque se puede disolver el vnculo delMatrimonio por la hereja, o cohabita-cin molesta, o ausencia afectada delconsorte; sea anatema.-7. Si algunodijere que la Iglesia yerra en haber en-seriado y ensear, segn la doctrinadel Evangelio y de los Apstoles, que elvnculo del Matrimonio no se puededisolver por el adulterio de uno de losconsortes; y en enseriar que ningunode los dos, ni an el inocente que nodi motivo al adulterio, puede contraerotro matrimonio viviendo el otro con-sorte, y que cae en fornicacin el quese casare con otra dejada la primerapor adltera, o la que dejando al adl-tero se casare con otro; sea anatema.8. Si alguno dijere que yerra la Iglesiaal decretar que por muchas causas pue-de hacerse la separacin del tlamo ode la cohabitacin entre los cnyugespor tiempo determinado o indetermi-nado; sea anatema.-12. Si alguno dije-re que las causas matrimoniales nopertenecen a los jueces eclesisticos;sea anwema.

    Esta doctrina queda confirmada porlas proposiciones condenadas en el Sy-llabus de Po IX, y en el Cdigo deDerecho Cannico redactado por man-dato de Po X y promulgado por Bene-dicto XV, ambos de feliz y santa me-moria, con valor dogmtico y discipli-nar obligatorio para todo fiel cristiano,se estatuyeron los cnones del Ttu-lo VII del libro III, en los cuales, reco-pilando las mismas enseanzas secula-res de todos los tiempos, se regula elmatrimonio cristiano. Entre dichos c-nones, es necesario que los fieles re-cuerden principalmente los siguientes:

    1.012 1. Cristo nuestro Seor elev elmismo contrato matrimonial entre bau-tizados a la dignidad de sacramento. 2. Por tanto entre bautizados no pue-de haber contrato matrimonial vlidosin que por ello mismo sea sacramen-to.-1.013. 1. Fin primario del matri-monio es la procreacin y educacin dela prole; secundario, la mutua ayuda yel remedio de la concupiscencia. 2.Propiedades esenciales del matrimonioson la unidad y la indisolubilidad, queen el matrimonio cristiano adquierenpeculiar firmeza por razn del sacra-mento.-1.016. El matrimonio de losbautizados se rige por el derecho noslo divino, sino tambin cannico,salva la competencia de la potestadcivil sobre los efectos meramente civi-les del mismo matrimonio.-1.038. 1.Slo a la suprema autoridad eclesisti-ca compete declarar cuando el derechodivino impide o dirime el matrimonio. 2. La misma autoridad suprema tieneel derecho exclusivo de establecer paralos bautizados impedimentos impedien-tes o dirimentes del matrimonio por vade ley universal o particular. 1.094.Slo son vlidos los matrimonios quese contraen delante del prroco, o delOrdinadio del lugar, o de un sacerdotedelegado por uno de ambos y dos testi-gos; segn, empero, las reglas expresa-das en los cnones que siguen, y salvaslas excepciones de que se habla en loscnones 1.098 y 1 099.-1.099 1. A obser-var la forma arriba establecida vienenobligados: 1. Todos los bautizados en laiglesia catlica y los a ella convertidosde la hereja o del cisma, aunque tantoaqullos como stos la hayan luegoabandonado, todas las veces que con-traigan matrimonio; 2. Los mismos an-tedichos, si contraen matrimonio conpersonas acatlicas, bautizadas o no,aun despus de haber obtenido dispen-

    sa del impedimento de religin mixta ode disparidad de culto; 3. Los orienta-les, si contraen con latinos obligados aesta forma. 2. Mantenido lo prescritoen el prrafo primero de este canon,n. 1, los acatlicos, bautizados o no, sicontraen entre s, en ningn lugar vie-nen obligados a observar la forma ca-tlica del matrimonio; como tampocolos nacidos de acatlicos, aun cuandobautizados en la Iglesia catlica, si des-de la edad infantil crecieron en la hereja o cisma o en la infidelidad o sinreligin alguna, siempre y cuando con-traigan con parte acatlica.-1.110. Delmatrimonio vlido nace entre los cn-yuges un vnculo por su naturalezaperpetuo y excluivo; adems, el ma-trimonio cristiano confiere la gracia alos cnyuges que no le ponen bice.1.113. Los padres tienen gravsima obl:.-gacin de cuidar de la educacin orareligiosa y moral, ora fsica y civil dela prole en la medida de sus fuerzas, yde procurar tambin por su bien tem-poral. 1.118. El matrimonio vlidorato v consumado no puede ser disuel-to por ninguna potestad humana, nipor ninguna causa, fuera de la muer-te. Consiguientemente a estas disposi-ciones y siguiendo lo enseriado por losConcilios y Constituciones Apostlicasanteriores, proclama en el ttulo XXdel libro IV el primero de sus cnones,o sea, el 1.960, lo que sigue: Las cau-sas matrimoniales entre bautizados corresponden por derecho propio y ex-clusivo al juez eclesistico..

    Tal es la doctrina catlica admira-blemente expuesta y explanada porSu Santidad el Papa Po XI en su re-ciente Enciclica Casti Connubii . , a lacual deben prestar adhesin completatodos los fieles. La Iglesia, eltpero,atenta siempre al mayor bien de susfieles y no olvidando los efectos que

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    causa el matrimonio en la vida civil,obedeciendo tambin a la misin deenseriar que le est conferida por sudivino Fundador, ha cuidado siemprede exponer claramente lo que segn lascircunstancias especiales de los pasesy tiempos est permitido a los catli-cos y de declarar lo que, por oponerseal sagrado depsito de la fe y de lascostumbres, les est prohibido bajopena de separacin del gremio de lamisma y riesgo de la eterna salvacin,si en tal negacin continuaren.

    Por ello, pues, los Metropolitanos yObispos en representacin de las pro-vincias eclesisticas y Dicesis constituidas en la Repblica Espaola, parala debida salvaguardia de la fe y cos-tumbres cristianas, estatuimos y decla-ramos, de conformidad con las leyescannicas arriba citadas, lo que a con-tinuacin se expresa:

    1. Slo es legtimo y vlido entrebautizados en la Iglesia catlica, aun-que el bautizado sea slo uno de loscontrayentes, el matrimonio cannicocontrado jurdicamente y sin impedi-mento alguno ante el Ordinario, prro-co propio, o sacerdote por los mismosdelegado, y dos testigos, salvo lo pre-venido en el Cdigo de Derecho Can-nico para el caso de peligro inminentede muerte.

    2. De conformidad con lo precep-tuado en el canon 1.063, 3, del propioCdigo, no es ilcita la comparecenciaante el oficial del Estado para llenarlas formalidades prescritas por la mis-ma ley al slo objeto de disfrutar delos efectos civiles del matrimonio. Yaun conviene que esto se practique,para mayor bien de los esposos y de laprole nacedera del matrimonio. Contodo, tengan entendido los catlicosque tal acto no les faculta para convi-vir o cohabitar matrimonialmente, aun-

    que se denomine matrimonio civil osimplemente matrimonio, ya que paralos mismos no es sacramento ni matri-monio valido, sino que constituye paraellos simple medio legal de disfrute delos efectos civiles del matrimonio en lasociedad civil.

    3. Por tanto, cometera grave culpamoral el fiel cristiano que atentare elmatrimonio civil con esperanza de di-solverlo despus, merced a no reputar-lo en el fuero eclesistico contrato v-lido; pues con ello no slo incurrira ensimulacin inmoral, sino que pecaracontra justicia en perjuicio de su com-parte y de la prole.

    4. No es lcita a ningn fiel cristia-no, bautizado en la religin catlica, ladisolucin del vnculo conyugal, elcual por su misma naturaleza, consu-mado el matrimonio, es perpetuo e in-disoluble.

    5. Tampoco es lcita la separacin,temporal o perpetua, de los cnyugessin la autorizacin del Ordinario en loscasos previstos por el Derecho Canni-co. Tanto de estas causas, como de lasde declaracin de nulidad del matrimo-nio, como en la dispensa de nulidad dematrimonio rato y no consumado, de-ben entender los tribunales eclesisti-ticos en la forma prevenida por el De -recho.

    6. Aun quedando en todo su vigor yfirmeza lo declarado en el nmero pre-cedente, en atencin a que, cuandoexiste causa cannica de separacin,los catlicos tienen derecho a los efec-tos civiles de ella dimanantes, seguri-dad de las personas, debida tutela delos intereses materiales y educacin,manutencin y bien de la prole, la Igle-sia no es contraria a tolerar que losfieles utilicen las leyes civiles paraobtener dichos efectos, sin que ellopueda implicar en absoluto tibieza en

    la firme adhesin debida a la doctrinacatlica, ni mengua alguna en su de-ber de atenerse a la disciplina eclesis-tica y de procurar, para bien de la re-ligin y de la patria, que sean abroga-das las leyes contrarias a la santidaddel matrimonio y respetados a la Igle-sia los derechos que por ley divina lecompeten.

    Por tanto, y a fin de evitar a los fielesel dispendio de tiempo y los mayoresgastos que un doble proceso judicial enla forma ordinaria importara, mien-tras la Santa Sede no dispusiere algoen contrario, se tolera que aqullospuedan introducir la causa de mera se-paracin ante los tribunales civiles,con tal obtengan previamente la auto-

    . rizacin o licencia del Ordinario pro-pio, quien, para concederla, debercerciorarse, mediante informacin su-maria, de que existe causa cannicapara la separacin.

    Cuando la especial gravedad o ndoledel caso exigiere un trmite urgentepara obtener la necesaria seguridad delas personas y de los bienes, debernlos fieles expimerlo reservadamente alOrdinario, quien, atendida la gravsi-ma y urgente necesidad, podr otor-garles un plazo prudencial para que seinstruya la previa informacin suma-ria de que se ha hecho mrito.

    No obstante la tolerancia otorgada,ser digna de grande aprecio y alaban-za la conducta de aquellos fieles que,bien percatados de la eficacia de ladisciplina eclesistica an para la ma-yor prosperidad de la sociedad civil ydefensa del bien conyugal y familiar,den ms acendrada prueba de respetoy acatamiento a la autoridad de laIglesia, simultaneando los procesos opleitos de mera separacin ante los tri-bunales eclesisticos y civiles, y toda-va mejor, procurando, en cuanto fuese

    hacedero, que la decisin eclesisticasirva para su conciencia de gua segu-ra en la prosecucin del pleito civil.Por su parte los Ordinarios pondrn sumayor inters en facilitar a los fieleseste proceder ejemplar, asegurandoque la tramitacin de la Curia sea loms rpida posible, y aceptando quelas costas de los juicios ante la mismaventilados sean abonadas solamentepor aquellos que buenamente quierano puedan satisfacerlas.

    7. Las anteriores normas y orienta-ciones debern observar en el consejoque dieren y en la direccin, coopera-cin y auxilio que prestaren los abogados y procuradores de las partes, comoquienes ms de cerca han de influir enque la substanciacin de las causas ma-trimoniales ante los tribunales civilessea sin perjuicio de la indisolubilidaddel vnculo y de la observancia de lasleyes eclesisticas y en que los fielessientan debidamente que las obligacio-nes y cargos de su conciencia pertenecen a un fuero anterior y superior a laley civil.

    8. El fiel cristiano, que en su calidadde funcionario pblico, deba aplicar lasleyes civiles, podr hacerlo con arre-glo a las mismas, cuidando, empero, desalvaguardar su conciencia aplicandolas normas de los probados autores desana moral.

    9. En todo caso de separacin, aun-que el otro cnyuge atentare nuevoenlace civil, es deber del consorte cris-tiano cuidar en la medida de su fuerzade la cristiana educacin y hasta delbien temporal de la prole, y de procu-rar con suave y cristiana caridad, conoracin asidua y constante y con elbuen ejemplo y dignidad de vida, laconversin del otro cnyuge, al quecontina unido por vnculo matrimo-nial y por la dulce eficacia de la gra-

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    cia, la que Dios nuestro Seor confiereconstantemente mintras no se pongabice a la misma.

    10. No teman los cnyuges cristia -nos separados de sus consortes el lle-var una vida de absoluta continencia,por cuanto, como declara el sagradoConcilio Tridentino, repitiendo concep-tos del Antiguo y Nuevo Testamento,Dios nuestro Seor, que permite en elhombre las contrariedades y tentacio-nes, no niega semejante gracia, cuan-do le es humilde y sinceramente pedi-da, siendo, adems, la vida casta ypura, en la respectiva situacin en queel hombre se encuentra, la mejor ga-ranta para la fecunda prosperidad delindividuo y de la sociedad.

    11. Tengan, por ltimo, entendidotodas y cualesquiera personas que depalabra, por escrito o por obra contra-dijeren los cnones de la Iglesia antesreseados, o sea los que los enseriareno en cualquier forma sostuvieren noser necesario para la unin conyugalde los fieles bautizados en la Iglesiacatlica el matrimonio cannico cele-brado legtimamente de conformidad asus leyes y prescripciones, o que elvnculo matrimonial es disoluble, oatentaren nuevo matrimonio viviendoel primer consorte, o pidieren la diso-lucin total del vnculo, o a ello presta-ren su cooperacin y ministerio, salvolo permitido en las declaraciones quepreceden, que, adems de incurrir engrave pecado, quedan en cierto modoseparados del gremio de la Iglesia, enla cual slo podrn ser recibidos me-diante sincero arrepentimiento. En suvirtud, todos los comprendidos en estadeclaracin no podrn participar enactos pblicos eclesisticos, ni formarparte de asociaciones ni corporacionescannicas, ni ser padrinos c12 bautismoy confirmacin, ni intervenir en actos

    religiosos, ni ser enterrados religiosa-mente. La Iglesia, madre piadosa, noniega en la ltima hora y con tal queexista verdadero arrepentimiento, enninguna ocasin de la vida, los sacra-mentos necesarias para la salvacin;pero no podrn tener entierro catlico,aunque en su ltima hora hubiesen re-cibido la absolucin, aquellos bautiza-dos que, pudiendo hacerlo, no hubiesenprocedido en su conversin con publi-cidad suficiente para reparar el escn-dalo asegurando un cambio de vidapara lo sucesivo.

    * * *

    Al formular estas declaraciones, comoobligacin ineludible que nos impone elministerio que tenemos confiado en laIglesia de Cristo, bajo la direccin su-prema del Pontfice Romano, los Me-tropolitanos y Obispos representantesde las Provincias eclesisticas y Dice-sis de Espaa, hemos de rogar por elmismo Jesucristo, Dios y Seor nues-tro, recordando los mritos en favor detodos los hombres, con su Preciosa San-gre contrados, a los fieles cristianosconstituidos en el estado conyugal oque aspiran a l, que con su vida ejem-plar y digna en todos los rdenes de laexistencia, incluso el civil, den verda-dero testimonio de la fe que profesan yde su dignidad de cristianos, tanto ensus costumbres como en el rgimen dela familia y educacin de la prole, cualconviene a quienes miran esta vidatemporal como preparacin de la eter-na. El matrimonio cristiano ha sido entoda poca, fuente primaria de una fe-cunda y robusta vida social: la justiciay caridad practicadas en la propia fa-milia, la mutua paciencia, inspirada noslo por conveniencias terrenas, sinopor el ideal superior de la fidelidad aDios, la verdadera unidad e indisolubi-

    lidad de la vida conyugal, trasciendensiempre a todas las esferas sociales yson elemento primordial y necesariopara que, fortalecido el hombre con loque practica en su propia familia, pro-pugne en las dems esferas, realizn-dolos por su parte, el imperio de la paz,del trabajo, de la caridad y de la justi-cia. Exhortamos, finalmente, a todoslos prrocos y encargados de la curade almas de nuestra respectiva juris-diccin, a que, sin discutir ni hacer ob-jeto de controversia, hechos ajenos a suministerio, enserian claramente a los fie-les la doctrina de la Iglesia sobre el es-tado conyugal, tan luminosa y oportu-namente expuesta en las grandes Enc-clicas Arcanurn divinae, de Len XIII,y Casti Connubii, del actual Pontficereinante, y a que, secundando sus de

    El R. P. Fr. Manuel Tapia

    En la galera de los mercedariosilustres, creernos que debe figurardesde hoy el nombre del 12. P. FrayManuel Tapia, cuyo fallecimiento,ocurrido en la ciudad de Curic (Chi-le) el 24 de junio ltimo, ha sumidoen hondo duelo a la Provincia Merce-daria chilena, de la cual fu dos vecesProvincial, y lo consider siemprecomo uno de sus miembros ms be-nemritos.

    No fueron sin duda sus dotes detalento, ni su variada ilustracin lasque dieron realce a la personalidaddel P. Tapia, no; fueron la bondadinagotable de su corazn, siempre

    seos y siguiendo sus enseanzas, pro-curen por todos los medios a su alcanceque sea conocida y observada la santi-dad del matrimonio cristiano.

    Dadas en la fiesta de San Jaime, 25 dejulio de 1932.

    En nombre y representacin de lasrespectivas Provincias Eclesisticas,

    F. Card. Vidal y Barraquer, Arzo-bispo de Tarragona.-- E. Card. Ilun-dain y Esteban, Arzobispo de Sevilla.t Ramn, Patriarca de las Indias.j- Retnigio, Arzobispo de Valladolid.1- Prudencio, Arzobispo de Valencia.

    Rigoberto, Arzobispo de Zaragoza.1- Fr. Zacaras, Arzobispo de Santiago.t Manuel, Arzobispo de Burgos.--l- Ma-nuel, Obispo de Jan, por la Provinciade Granada.t Eustaquio, Obispo deSigenza, por la de Toledo.

    1- el 24 de junio de 1932abierto a la indulgencia para las debi-lidades humanas; la dulzura y amabi-lidad de su trato, que le captabantodas las voluntades; la modestia yapacibilidad de su carcter, que le ro-deaba de una aureola de beatitud; sudeseo constante de servir a los de-ms, aunque para ello fuese necesa-rio llegar hasta el sacrificio; su vidade religioso intachable, ms que eso,de reconocida virtud, observantecorno pocos de las reglas y constitu-ciones de su Orden; y, por sobre todo,su amor incomparable a su Instituto,al cual dedic hasta el ltimo momen-to de su vida las ms bellas energas

    MEIRCEDAPIOS ILUSTPES

  • El M. R. P. Manuel Tapia, apstol incansable y bienhechorinsigne del pueblo.

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    de su espritu, los ms tiernos afectosde su corazn.

    Depositarios como fuimos de laconfianza del P. Tapia, y conocedoresde los tesoros de su espritu, por msde veinte aos; creemos estar capaci-tados para hacer de l una breve sem-blanza y ofrecerla a los lectores deLA MERCED, en la seguridad de haceruna obra de justicia, salvando delolvido una existencia que di tantagloria a Dios y tanto lustre al hbitoblanco de los hijos de la Merced.

    Naci el R. P. Tapia en la aldea deLolol, perteneciente a la provincia deCuric, de honrados agricultores, elda 10 de junio de 1854. Desde peque-o se sinti llamado por Dios al es-tado religioso, y habiendo odo un daen la parroquia de su pueblo predicara un sacerdote mercedario, se sintifuertemente atrado por la belleza delhbito blanco, hasta el punto de tenervalor para acercrsele y pedirle datospara poder ingresar en su Comunidad.

    A los diecisiete aos cumplidos lovemos revestido de la blanca libreade los hijos de la Merced, hacer suprofesin religiosa, seguir los estu-dios eclesisticos y ordenarse desacerdote en las tmporas de juniodel ao 1879.

    Sanos permitido aqu un recuerdocarioso que en ms de una ocasinle omos contar con voz enternecida:Cant mi primera misanos deca en la iglesia de la Merced de Ranca-gua; y fu mi padrino de altar mi tocarnal, el R. P. Fr. Francisco de Ro-jas, a la sazn Comendador de eseconvento; y madrina m ta la seoradoa Rosario Rojas de Villaln. No

    los olvido nunca en mis oraciones.Cuatro aos haban transcurrido

    apenas, cuando fu elegido para ejer-cer el cargo de Comendador del con-vento principal de Santiago; lo queequivale a decir que sus prelados loconsideraron apto para regentar lacasa ms importante de la Provincia,y no se equivocaron. El joven supe-rior se di cuenta desde un principiode la enorme responsabilidad quecaa sobre sus hombros, y acudiante todo a la oracin. Horas enteraspasaba a las plantas del altar de laSantsima Virgen de la Merced, suMadre querida, y Ella, sin duda, leinspir el pensamiento de fundar ensus templos la piadosa asociacinde la Corte de Mercedes, que hoyest establecida y se mantiene flore-ciente en todas las iglesias merceda-rias de Chile.

    Esta Asociacin de la Corte secompone de seoras y seoritas quese comprometen a velar una o mshoras en un da de la semana ante laimagen de la Santsima Virgen; y elP. Tapia se di tal maa en la propa-gacin de esta prctica, que logrhacer de la Corte de Mercedes esta-blecida en la Merced de Santiago elao 1884, la primera en su gnero dela capital, y a ella se sentan honra-das de pertenecer las seoras y seo-ritas de la ms rancia nobleza de lasociedad. Con el fin de que la obraperdurara, redact sus estatutos ycompuso las oraciones que fueronbien pronto aprobadas por la autori-dad eclesistica.

    Otra de las obras a que el P. Tapia,como Superior, prest lodo el confin-

    gente de *su actividad, fu el Colegiode San Pedro Nolasco, nacido de lanecesidad de los tiempos borrascososque por ent4 nces corran, y fundadoen los prime-ros das demarzo del ao1886.

    Si a otroscorrespondi la direccinpedaggica yliteraria en sufunc i onamien-to , sobre elP. Tapia reca-y la respon-sabilidad de lapreparacinmaterial deledificio, distri-bucin de sussalas de clasesy en general detodo aquelloque constituyela completa or-ganizacin deun estableci-miento de edu-cacin esco-lar, como lasexigencias delmomento lo requeran.

    Durante su perodo de Comenda-dor di tambin gran impulso y des-arrollo a la Venerable Orden Tercera,buscando entre sus miembros a loscaballeros ms activos y distinguidos,para confiarles el cargo de Ministro.A su pericia se debi el que la OrdenTercera de Santiago contara con Mi-

    nistros tan ilustres como el eminentejurisconsulto don Cosmepadre del actual Arzobispo de San-tiago; al Sr. Pbro. D. Nicanor Moya-

    no, el activoTercero quedot a la Cor-poracin delbellsimo Ca-rro y andasdoradas de laprocesin deMercedes, ypor ltimo, alegregio ma-gistrado, hon-ra del foro chi-leno, don Car-los Risopa-trn, que consu venerablefi gura parecarealzar la niti-dez y bellezadel blanco es-capulario quependa de sucuello.

    Pero la obrapor excelen-cia, en la cualel P. Tapiadespleg to-

    dos los ardores de su celo, todo el em-peo de su perseverante voluntad,fue la trada al pas de las Religiosasmercedarias, que tanto bien derramana manos llenas en los establecimien-tos de caridad que estn a sus cuida-dos. Le omos decir en varias ocasio-nes, que ste haba sido el sueo msquerido de su vida y para el cual ha-

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    ba encontrado ms obstculos. No esde extraarse entonces que, desdeque estas venerables religiosas pisa-ron el suelo de Chile, hayan encon-trado en el R. P. Tapia un verdaderopadre, un consejero, un amigo; msque todo eso, su verdadera providen-cia. En cada una de las Casas que laBeneficencia les ha confiado, se diraque est el corazn entero del P. Ta-pia, l vela por todo, y con solicitudverdaderamente paternal parece quese adelantara a sus necesidades.

    Otra de las obras predilectas nacidade la inagotable bondad del corazndel P. Tapia fue el Asilo de la Infan-cia que fund en la ciudad de Curicel 9 de junio de 1905, anexo al Hospi-cio de Ancianos, y que puso bajo ladireccin de sus queridas Religiosasmercedarias. A este establecimientodedic los ltimos diez aos de suvida, con una actividad y abnegacintales, que le ha merecido el nombrede el Apstol de Curic. He aqu loque me deca un caballero de la loca-lidad en cierta ocasin solemne, cuan-do fuimos a la celebracin de sus bo-das de oro sacerdotales: Es objetode la admiracin general ver cada daal P. Tapia, recorriendo a pie lascalles de la ciudad en demanda de unalimosna para sus pobres huerfanitos;y es tal la simpata que logra desper-tar en todas las familias del pueblo,que no hay ninguna que se niegue asu solicitud, aunque sea de avanzadasideas antirreligiosas, o de aquellasque se dicen librepensadoras.

    Nadie ms popular entre nosotrosque el R. P. Tapia; pobres y ricos,nios y ancianos ansan frecuentar

    su trato y se honran con su amistad.Testigos de la verdad de estas pa-

    labras fuimos en dos ocasiones so-lemnes; cuando asistimos a sus bodasde oro, en que hasta los choferes delos autos se prestaban gratuitamentepara conducir a los pasajeros queasistamos a esa solemnidad; y conocasin de su muerte, cuando vimosa un pueblo entero rodear su cadvery derramar lgrimas de ternura antela sepultacin de sus despojos.

    Hemos dicho que una de las carac-tersticas de la personalidad del PadreTapia era su modestia; con todo, ensu larga vida de religioso, quiso laProvidencia que ocupara por largosarios el cargo de Superior en los di-versos conventos que posee la pro-vincia, dejando en cada uno de ellosmarcada la huella de su paso, conhermosas e importantes obras quehan dejado al descubierto las cuali-dades que fueron el distintivo de suvida: la profunda piedad de su cora-zn y su celo y entusiasmo por el bieny progreso de la Orden. En Valpara-so fue Comendador un tiempo y sb-dito despus, y en ambos estados tra-baj activamente en la construccinde la iglesia que fue la mas her-mosa de la ciudad, y que desgra-ciadamente destruy casi por com-pleto el horrible terremoto de la nochedel 16 de agosto de 1906. En Talcafue en tres periodos Comendador ytodava se recuerda por la culta so-ciedad de esa noble ciudad, el entu-siasmo que el P. Tapia gastaba en lasfestividades de la Novena y da so-lemne de Ntra. Sma. Madre de la Mer-ced. En ese da se daban cita en el

    convento todas las autoridades, re-presentantes de todas las corporacio-nes civiles, militares y eclesistiras,y todos, presididos por el P. Tapia,celebraban la fiesta patronal de laMerced como una fiesta ntima de fa-milia.

    Queremos recordar aqu que la ima-gen de la Santsima Virgen que sevenera en el camarn del altar mayorde la Merced de Talca, fue mandadaesculpir en madera por el P. Tapia,aprovechando la estancia en Chile delclebre escultor cataln Sr. Coscolla,que tantas obras de arte legara anuestras iglesias.

    En Quillota, Rancagua y Curic,tambin ejerci en diversos perodosel cargo de Superior el P. Tapia, lle-vando a esos pueblos como a otrosel celo por el esplendor del culto di-vino y el entusiasmo por el progresode su Orden, de que ya hemos ha-blado.

    Corran para la Provincia Merce-daria chilena das de amargura y deincertidumbre. Despus de una pruebade ms de tres arios a que le habasometido la Providencia, el edificiomercedario haba quedado tambalean-do; y la muerte del Rvdo. P. Bohor-ques, una de sus columnas ms sli-das, que ejerca el cargo de Provin-cial en abril de 1913, abri a sus piesla amenaza de una total y lamentableruina. Dios quiso entonces salvarle,inspirando al Rvdmo. P. General elpensamiento de nombrar Provincial,directamente de Roma, al R. P. Tapia,modesto conventual entonces de nues-tro convento de Talca. La Provinciaentera respir de alborozo, y bien

    pronto se dej sentir en su organismo,una nueva savia de vitalidad y deenerga. El primer acto del nuevoProvincial fue reunir en torno de sa todos los Comendadores, para cam-biar ideas respecto a las dificultadesque haban surgido en el gobierno dela Provincia, y darles pronta solu-cin.

    He aqu cmo se expresa respectoa este Congreso de Comendadoresun notable escritor de la poca: Estareunin ha tenido por objeto estudiarentre todos y apreciar con criterio uni-forme las necesidades de nuestra Co-munidad, en todos los aspectos en.que puede ser considerada; estimularla observancia religiosa y el celo porlas obras buenas; atajar el mal endonde se le vea aparecer, y aplicarleoportunamente el remedio ms eficaz;y por ltimo, abrir nuevos campos detrabajo a la actividad mercedaria ennuestra sociedad, en donde hoy comonunca hacen falta los obreros deDios.

    Una de las conclusiones prcticasa que arrib este Congreso, fue la deadquirir una imprenta que abriesecampo ms expedito y ms amplio aldesenvolvimiento de las obras de pro-paganda mercedaria. Pues bien, elP. Tapia, venciendo toda clase de di-ficultades, con los escasos recursosdel erario provincial, adquiri para laComunidad una magnfica imprenta,cuya completa instalacin se terminen uno de los departamentos de nues-tro convento de Santiago.

    Aqu comenzaron a imprimirse lasdos Revistas que por entonces tenala Provincia: Los Hijos de Mara,

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    fundada por el R P. Henrquez a prin-cipios del ao 1904 y que tuvo pocasde gran prosperidad, y la Abejita deOro, redactada por los jvenes es-tudiantes de nuestro Constado. Otrade las obras que la Providencia de-paraba al celo del nuevo Provincial,fu la fundacin de un nuevo conventoen la provincia de Tacna, al cual vi-nieron a refugiarse los religiososmercedarios que el Gobierno sectariode Bolivia haba arrojado de su con-vento de La Paz. El P. Tapia, deacuerdo con el Gobierno de Chile y el.limo. Sr. Vicario Castrense, aceptall una residencia para los Padres,que despus fu elevada a la catego-ra de Comisara general, dependientede Roma. El P. Tapia la visit en elinvierno del ao 1914, cuando em-prendi un viaje al Per, para haceruna visita de cortesa a nuestros her-manos de la vecina Repblica delNorte.

    Todo un perodo constitucional go-bern la Provincia mercedaria chilenael R. P. Tapia, al fin del cual se cele-br Captulo Provincial presidido porel Rvdmo. P. Vic. General Fr. Inocen-cio Lpez Santamara, y el P. Tapiaresult elegido Comisario general denuestro convento de Tacna. En cali-dad de tal pudo asistir, tres aos mstarde, al Captulo General celebradoen Roma el 1. 0 de noviembre de 1919,y con tal motivo visitar nuestros con-ventos de Espaa, conocer en Barce-lona la cuna de la Orden y tratar decerca a los religiosos ms benemri-tos que le daban lustre y esplendor.Entre ellos conoci al incansable in-vestigador de nuestra historia, Reve-

    rendo P. Vzquez, el cual en corres-pondencia especial dirigida a la Revis-ta mercedaria, se expresaba as denuestro biografiado:

    Conoc en Roma al que fu nues-tro decano en el Captulo, R. P. Tapia,el cual super con mucho nuestrasprevisiones que acerca de su personatenamos formadas, con su inteligen-cia despiertsima, su palabra ardientey su trato en extremo simptico. Suchilenismo fervoroso es una pruebade cmo el patriotismo puede y debeser todo amor, y no odio al extranje-ro, corno algunos pretenden.

    En realidad, que el amor al terruofu otra de las caractersticas delP. Tapia, amor que le conquist sim-patas unnimes en todos los religio-sos de la Orden que le conocieroa, yque omos recordar tres aos despusa nuestro paso por Europa.

    Cansado ya de trabajar y lleno demritos, pareca que ya el P. Tapiatena derecho a un descanso bien me-recido; pero no; todava la Comuni-dad poda esperar nuevos y sazona-dos frutos de este rbol medio secu-lar; y en efecto, a principios del ario1921 recibe de Roma por segunda vezel nombramiento de Provincial por unnuevo perodo, y debi someterse ala voluntad de Dios, manifestada enla orden recibida de su Superior jerr-quico. Este su nuevo gobierno sedistingui principalmente por la acti-vidad que necesit desplegar paraobtener de la Santa Sede el ttulo deBaslica para nuestra iglesia de San-tiago, y los preparativos y solicitudesque hubo de hacer para conseguir lavenida a Chile del Ernmo. Cardenal

    Benlloch a la consagracin y estrenode la Baslica. Al P. Tapia le tocpresidir, como Provincial, todos losfestejos a que este acontecimientonico en los fastos de la historia ecle-sistica de Chile di lugar, y todossabernos y recordamos con ntimasatisfaccin, que el Provincial de losmercedarios estuvo en esa ocasin ala altura de su puesto, y supo en todomomento mantener muy en alto ladignidad y prestigio de la Comunidadque presida.

    Terminados los tres aos de sugobierno, pidi y obtuvo del nuevoProvincial elegido en el Captulo ce-lebrado en 1924, se le permitiera reti-rarse a su querido convento de Curi-c, para prepararse, como l deca, abien morir, y ocupar los ltimos aosde su vida en el servicio de los nioshurfanos de su Asilo de San Ramn.Aqu, en efecto, transcurrieron plci-damente sus ltimos aos, ocupadostotalmente en el desempeo de suministerio sacerdotal, principalmenteen la administracin del sacramentode la penitencia. Lleg a ser el con-fesor obligado de todos los estableci-mientos pblicos, y a faltarle el tiem-po para servirlos a todos.

    El ao 1929 todo el pueblo de Curi-c celebr alborozado el fausto acon-tecimiento de las Bodas de oro sacer-dotales de su Apstol predilecto, elR. P. Tapia, quien todo confundidopor su excesiva humildad, debi acep-tar el homenaje de cario, respeto ygratitud que toda la sociedad le tribu-taba. El Sr. Cura Prroco le cedi laiglesia, el Sr, Intendente le presentsus congratulaciones a nombre de la

    Provincia y el pueblo todo le exterio-riz su regocijo, abriendo una colectaextraordinaria en beneficio de sus ni-os del Asilo.

    De intento hemos dejado para loltimo hablar de las tribulaciones,penas y sufrimientos que en muchasocasiones vimos padecer a nuestroquerido P. Tapia. Sabido es que ,nohay mrito slido y verdadero si nohay lucha y sta no es coronada porla victoria. Pues bien, Dios prob enmuchas ocasiones la virtud del P. Ta-pia, permitiendo que la bondad y l a .indulgencia con que saba perdonarlas debilidades humanas, fuera con-siderada como falta de carcter; ladulzura y amabilidad de su trato fueratenida como argucia para conquistar-se adhesiones a su persona. En msde una ocasin omos que le erannegados sus mritos de fundador detal o cual sociedad, o se le escatima-ban los elogios merecidos por suconstante actividad en beneficio desus semejantes.

    Todo lo supo llevar el P. Tapia conpaciencia y resignacin, y jams seoy de sus labios una palabra de cr-tica o de queja para los que no co-mulgaban con sus ideas, o aparenta-ban no conocer sus mritos.

    Dios lo encontr al fin digno de ira descansar al seno de su infinita mi-sericordia, y tras und larga enferme-dad que el P. Tapia supo sobrellevarcon entera resignacin cristiana, en-treg su alma en manos de su Crea-dor en la tarde del viernes 24 de juniode 1932, a la edad de 78 aos cumpli-dos. Su fallecimiento fu consideradoen Curic como una desgracia pbli-

  • Interior de Santa Sofa.

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    ca, y su dolor se exterioriz en elhomenaje que rindi a sus despojos,asistiendo en gran nmero a la sepul-tacin de sus restos. La Comunidadmercedaria chilena est de duelo, y laOrden entera pierde en el R. P. Tapiaa uno de sus miembros ms ilustres ybenemritos.

    FR. DIEGO A. ROJASSantiago, 10 de julio de 1932.

    Nota.--En prrafo de Crnica apar-te encontrarn los lectores de LAMERCED la relacin de los funerales yel hermoso discurso pronunciado porel Sr. Cura Prroco de Curic sobrela tumba del R. P. Tapia.

    Constantinopla al daImpresiones de un viaje

    (8 a 12 de junio)Por fin logramos atravesar el Ma-

    ritza, que constituye la nueva fronterade Grecia con Turqua, en el OrientExpress, el 8 de junio de madrugada.Nos apresuramos a declarar el dineroque llevbamos para evitar otro lancecomo el ocurrido en Grecia; los adua-neros tomaron buena nota de nuestradeclaracin, pero nadie se record yade ella; ms vale as.

    Aquel tren es verdaderamente inter-nacional. Entramos en un coche delEstado Blgaro, pero el departamentoestaba ocupado por rumanos. El Pa-dre Ameno entabl conversacin conellos, les habl de la Gran Rumania,y al poco tiempo entonaban a corocanciones t'imanas. Mi compaero esun archivo internacional!

    Segn iba amaneciendo podamosapreciar la frondosidad del paisaje.La Tracia es hermossima. La con-

    versacin se complicaba por momen-tos; sonaban en nuestros odos pala-bras francesas, italianas, alemanas,blgaras, griegas y abundaba tambinel espaol.

    Un seor nos pregunt dnde pen-sbamos alojarnos; no lo sabamosan, pero iramos a un hotel. Nohagan eso, que sera de mal efecto!Todos los sacerdotes van a casas re-ligiosas, donde hay hospedera. Elera catlico y se haba educado enlos salesianos; all estaramos muybien.

    Cerca de las once entrbamos enConstantinopla. La primera impresines mala: atravesamos unos barriosmiserables contiguos a la muralla,dentro de la cual se desliza el trenhasta llegar al muelle. Nuestros com-paeros rumanos hicironnos ver enlo alto Santa Sofa y poco despus elpalacio del Sultn o Serrallo. Bajarnosdel tren y en un taxi nos dirigimos alos Salesianos... pero al cabo de unrato aparecimos a las puertas de losPP. Dominicos, que tienen la parro-quia de San Pedro en el barrio deGalata. El chaufeur ignoraba el Cole-gio de los Salesianos y crey que se-ra igual.

    No tenemos que lamentar la equi-vocacin: los PP. Dominicos se por-taron con nosotros como hermanoscariosos. Comenzamos hablando enfrancs, que abandonamos por el ita-liano, pues nuestros huspedes loeran. Tambin aqu se luci el PadreAmeno, que parece romano de naci-miento, y ameniz los recreos conancdotas del Trastvere.

    Despus de comer y descansar unrato, salimos en busca de Santa Sofa. Es el mayor anhelo de todo cris-tiano y aun de todo hombre culto quellega a Turqua ver la que fu durantemil aos (hasta la terminacin deSan Pedro de Roma) la primera igle-sia y aun el primer edificio del mundo,convertida desgraciadamente en mez-

    quita desde 1453. Hasta nuestros re-yes de la reconquista soaban conSanta Sofa al construir sus modest-simas iglesias.

    Con un plano de la ciudad en lamano tardamos poco en hallarnosdentro de la baslica, y las cruces quetodava se conservan en las puertasde bronce, nos cercioraron de que nonos habamos confundido. Nos cal-zamos las indispensa-bles babuchas, puestodo musulmn se des-calza al entrar en lamezquita y los infielesdeben al menos cubrirsus zapatos. Es verdadque las mezquitas estnalfombradas, a vecescon gran lujo.

    El vestbulo es com-parable al de San Pe-dro. Buena noticia!una brigada de obre-ros italianos especiali-zados subidos en unandamio de hierro pro-ceden a la limpieza delos riqusimos mosai-cos, embadurnadosmalamente por los mahometanos. Lasimgenes del Salvador y de su Madre,de los apstoles y mrtires, y las es-cenas bblicas resplandecern de nue-vo a los ojos de los visitantes comoen los das de Justiniano.

    Los musulmanes como los judosaborrecen la figura humana, pero Ke-mal Pach tiene estatuas en casi todaslas ciudades, y aunque no faltan pro-testas contra el dolo quedan ahoga-das por el miedo. Menos aspavientosproducir la imagen de Cristo.

    Seran como las tres de la tarde yhaba bastante gente en oracin. Loscantores ejecutaban una salmodiaoriental, de las que tanto nos chocana los europeos, desde una tribuna ele-vada. Muchos hombres, varios deellos militares, oraban rostro por tie-

    rra. En cambio, un grupo de mujerescharlaban escandalosamente a la iz-quierda.

    Con mucho cuidado de no levantarlos pies para no perder las babuchas,fuimos recorriendo las inmensas na-ves, no cansndonos de admirar elsistema de cpulas que parecen notener sostn. Enormes discos verdescon sentencias del Corn penden de

    las pilastras, pero yo trataba de des-cubrir a travs de la pintura la enormeimagen del Salvador que llena la c-pula central. No lo consegu, peroadvert en el mosaico algunos descon-chados que deben ser considerables,pues se encuentran a 62 metros dealtura. Slo quedan al descubierto lasalas de los enormes querubines quedecoraban las pechinas de la cpulacentral, aunque sus caras estn cu-biertas tambin.

    Los turcos estuvieron con nosotrosamables y por una modesta propinanos ensearon los cdices iluminadosque posee la mezquita. Despus derecorrer en todos sentidos el temploque Justiniano levant de 532 a 548 aSanta Sofa (la Sabidura Increada,Nuestro Seor Jesucristo), nos dirigi-

  • Exterior de Santa Sofa.

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    mos al vestbulo y dejamos las babu-chas en su lugar. Yo jur no volverlasa poner, pues el temor de perderlasme haba trado inquieto. Voy a so-ar con ellasdije al P. Ameno. Enadelante me descalzar donde seapreciso.

    As lo hice en la mezquita del sul-tn Ahmet, edificada en 1611, a cortadistancia, en la misma plaza del At-meidn, antiguo Hipdromo. Los seisminaretes que adornan sus angu los sonelegantsimos, pero dentro vemos unasegunda edicin de Santa Sofa. Des-de que vieron el gran templo cristianolos musulmanes no supieron hacerotra cosa ms que copiarlo, en gran-de, en mediano o en pequeo. El pla-no es siempre el mismo.

    Al salir se acerc a nosotros unvendedor de postales. Nos salud enitaliano, pero luego adivin que ra-mos espaoles y se apresur a decla-rar que l lo era tambin. Nos dijoque su negocio iba muy mal, pues nohay turistas y no queda ms remedioque emigrar El era casado, con treshijos, y pensaba venirse a Espaa enoctubre; otros judos lo haban hechoya y enviaban buenas impresiones.

    Le compramos algunas postales ynos ense lo que haba en la plaza.Vimos el obelisco de Teodosio, lacolumna serpentina (probablementeel trpode de Delfos) y dems. Nosinvit a ir con l hacia la puerta deAndrinpolis, al extremo opuesto dela ciudad. Comprendimos que all te-na su casa y as le pagaramos eltranva. Lo ms interesante en aquelbarrio es la mezquita Kakhri, antiguomonasterio de Chora, con preciososmosaicos, ya descubiertos.

    Examinamos despus la puerta,contra la que se dirigieron los msferoces asaltos de Mahomet 11 en 1453.La muralla est formada por bandasalternativamente blancas y rojas ypocas ha br tan bellas. Ahora secae a pedazos y no falta quien

    desee aprovecharlos para hacer ca-sas.

    Desde lo alto del muro vimos elgran cementerio musulmn en lasafueras, que es como todos los queluego habamos de ver, la imagen dela desolacin y de la incuria. No tienecerca y unos pequeos cipos con unturbante encima, constituyen su nico.adorno. La maleza domina por todaspartes y si los animales no frecuentanms aquellos parajes, es porque no,les ofrecen atractivo.

    Istambul o Constantinopla antigua,no est edificada sobre siete colinascomo Roma, sino prosaicamente so-bre una albarda, cuyas vertientes vanal mar de Mrmara y al Cuerno deOro, que es su puerto, magnfico,pues se introduce en tierra 11 kilme-tros, con un ancho medio de uno.Dos puentes de hierro sobre barcasde lo mismo lo cruzan, uniendo Es-tambul con los barrios de Galata yPera y dividiendo as el Cuerno deOro en tres partes: el puerto exterior,el interior (entre los dos puentes) y elmilitar en el fondo. La maniobra deretirar la parte central de los puentespara dar paso a los barcos de guerra,debe ser bastante complicada. En elpuente de Galata, o sea el exterior,hay dos lneas de tranvas.

    Al da siguiente de nuestra llegadanos dirigimos por el puente viejo (in-terior) a la mezquita de Solimn elMagnfico, situada enfrente de nuestracasa, pero nos cost llegar a ella msde lo calculado. Callejas estrechas ymal olientes, formadas en gran partepor casas de madera desvencijada,nos entretuvieron cerca de una hora.Puede darse por bien empleada, sin,embargo: la mezquita Suleimanihes la ms bella de la ciudad despus,de Santa Sofa, donde el sultn rivalde Carlos V derroch su magnificen-cia. Las preciosas columnas de gra-nito rojo que la adornan proceden dela baslica de Santa Eufemia, en Cal-

    cedonia, situada al lado opuesto delBsforo.

    El interior de sta como el de otrasmezquitas, est lleno de aros de hie-rro, de los que penden innumerablesvasos de aceite, pero corno ste vacaro ahora estn limpios y algunasbombillas esparcidas aqu y all sus-tituyen a las antiguas lmparas.

    Enfrente de la mezquita est el antiguo bazar omercado tur-co, formadopor cuchitri-les, donde seamontonan loscomerciantesy las ms abi-garradas mer-cancas, comoes de uso entodas las ciu-dades maho-metanas. Unpoco a la iz-quierda vimosun gran edifi-cio de estilo greco-romano. Un jovennos explic que estbamos en la Uni-versidad de Estambul. El edificio noes malo, pero su vida interior dejabastante que desear, segn los mis-mos turcos, ansiosos de mejoramien-to serio.

    Volviendo hacia Santa Sofa por elcamino que habamos recorrido lavspera, vimos la plaza de Bayazidante el antiguo Ministerio de la Gue-rra, y en ella una gran torre, donde elviga, telfono en mano, advierte a losbomberos los incendios que surgen acada hora. Con la mitad de las casashechas de madera, no caba esperarotra cosa.

    Constantinopla, como todas lasciudades de Oriente, debe mirarse delejos. Las matas de verdura que es-maltan sus barrios, les dan un aspec-to ms agradable que el de las ciuda-des apiadas de Occidente, pero al

    internarse en esos barrios la decep-cin es grande.

    Por la tarde vimos el Serrallo, anti-guo palacio del Sultn y ahora museo.Lo mejor que tena era la situacinsobre el Bsforo, pues sus pabellonesson poco majestuosos y los del ha-rem sencillamente miserables. Cadamujer tena su cocina y otras depen-dencias donde apenas entraba la luz

    del sol. Un es-calofro reco-

    i rri nuestrasvenas al re-cordar los dra-mas sangrien-tos que all sedesarrollaron.

    En el museohay objetos degran valor ma-teria!, aunqueno de muchaarte. Al ver lostrajes de lossultanes, des-de Mahomet II,

    nos recreaba el pensamiento de queeso y poco ms quedaba de aquelloshombres qe un da fueron el terrorde la cristiandad.

    Ms abajo tuvimos inters en ver /aSublime Puerta que daba entrada alpalacio del Visir, hoy Gobierno civil.Lo de sublime es una exageracinmanifiesta, pues resulta de lo msrampln. Hay que decir que los sulta nes tenan en las orillas del Bsfo-ro palacios mejores, levantados porarquitectos cristianos generalmente.

    En los jardines del Serrallo esttambin el museo arqueolgico, donde hay joyas inestimables, pues losmusulmanes arruinaron las ciudadesms hermosas del mundo griego, yde entre los escombros surgen teso-ros maravillosos. Los sepulcros delos reyes de Sidn, contemporneosde Alejandro Magno, no tienen seme-jante en ninguna parte, y de Jerusaln

  • ESTUDIOSGALLEGOS ROMANC ES