13. Libro de La Subversion-Jabes

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    EDMOND JABS

    EL PEQUEO LIBRODE LA SUBVERSIN

    FUERA DE SOSPECHA

    Traduccin de

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    EDMOND JABS

    O LA SEDUCCIN DEL LIBRO

    Primera edicin en francs, 1982Primera edicin en espaol, 1989

    Ttulo original:Le petit livre de la subversin hors de souppon

    ditions Gallimard, 1982ISBN 2-07-029575-3

    D.R. 1989, Editorial Vuelta, S.A. de C.V.Av. Contreras 516, 3 er piso; colonia San Jernimo Ldice

    10200 Mxico, D.F.

    ISBN 968-6229-15-9

    Impreso en Mxico

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    Ed mo nd Jabs naci en El Cairo el 16 de abril de 1912. Des-

    eondente de una familia de judos instalado s en Egipto desdehaca varias generaciones, su formacin fue predominantemente francesa y laica, aunque su atmsfera familiar guardaba estr echas relacion es con la tradicin jud a, cuyos ecos sos-tienen en profundidad las voces que recorren los textos deeste escritor seducido por las percusiones de un Libro que semanifest como una revelacin en, y del, desierto: la Tora.1

    La llegada de Nasser al poder en 1957 tuvo como consecuencia la expulsin de los judos, coptos y otras minorasno musulmanas de Egipto. Desde entonces Edmond Jabsradica en Pars. En 1967 obtuvo la ciudadana francesa. Sus

    libros publicados hasta la fecha son: Je btis ma demeure(poemas 1943-1957); Le liure des Questions y Le liure desRessemblances, dos series que comprenden siete ttulos laprimera y tres la segunda, y que constituyen el cuerpo desu bsqueda y de su interrogacin como escritor, interrogacin inherente a su condicin de hombre y de judo; Pa suitson cours, Le petit liure de la subuersion hors de souppon,

    y Le parcours. Du Dsert au liure es una serie de largas entrevistas con Marcel Cohn, en forma de libro, donde EdmondJabs prolonga, de manera coloquial, aspectos de su vida, desu pensamiento y de sus temas, inseparables. No tiene la

    pretensin de explicitar en l sus textos anteriores (el volumen fue editado en 1983), sino que, por el contrario, va extendindose sobre sus incesantes interrogaciones de unamanera ms libre, menos ceida a su obsesin por el espa-

    1 Nombre que se da en hebreo a la Biblia: strictu sensu comprendeel Pentateuco y, de manera general, incluye adems los libros de Jueces,Reyes, Profetas, Hagigrafos y Crnicas.

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    ci de la pgina y las configuraciones de la palabra verdaderos surcos de viento en la infinitud de las arenas desrticas.

    El desierto: en Jabs la imagen del desierto no es unametfora, es una realidad fsica, una realidad viva que se trasmina en todos sus escritos, y que es, inclusive, el soporte desu conciencia, de su memoria; una memoria milenaria quehurga en las palabras para encontrar de nueva cuenta el len

    guaje de las cosas, de los seres, el lmite entre lo visible ylo invisible, ent re la vida y la muerte; l mite que no se nom- .bra pero que podra, a fuerza de ser trasgredido, revelar elsecreto del Verbo, es decir, de Dios, y, en consecuencia, dela Creacin. En el anonimato del desierto el escritor encuentra al que crea ser, se despersonaliza, experimenta lo esencial en un desposamiento continuo que transmitir a su es

    critura: "Y es que el desierto le asig na al menor gesto, a laI ms insignificante palabra, su ritmo lento de tras-silencio,

    I | de trasvida. En el desie rto uno se transf orma en otro: enI f aquel que sabe el peso del cielo y la sed de la tierra; aquel

    { que ha apre ndid o a con tar con su propi a soledad. Lejos deI excluirnos, el desierto nos envuelve, Nos convertimos en in-Inmensidad de arena igual que, escribiendo, somos el libro". 2

    Slo en la vacuidad del desierto es posible entablar el dilogo con el Tiempo y enfrentarse a la emergencia perpetua delpresente, a la manifestacin del Libro, nica morada posible.

    El Libro, para Jabs, y siguiendo la tradicin rabnica,es el modelo ejemplar en el que Dios se inspir para crear:en el origen estaba el Libro, antes an; Libro eterno e inalterable que se busca a s mismo, enigma por descifrar en todos y cada uno de los libros que se escriben. As, de la mismamanera en que cualquier libro no es ms que el reflejo, un

    reflejo fragmentario, una sombra, del Libro nico, el escritor sera una semejanza de la divinidad, y la escritura la in-

    2 Du dsert au livre. Entretiens avec Marcel Cohn. Editions PierreBelfond, Pars, 1981.

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    saciabilidad de lo que interroga sabiendo que no hay respuesta. De aqu tambin el carcter de sacralidad que las palabras tien en y el imperat ivo de pureza que exigen: ant e el llamado de la zarza ardiendo, hay que descalzarse.

    La escritura es un gesto solitario solidario?, un actode soledad realizado en los confines del ser el suelo sagra

    do de la Revelacin, al borde siempre del vaco, de la desesperanza y la trasgresin. Frente a la prohibicin de fabricar imgen es y de pronunc iar el nombre de Dios en vano (dicen los rabinos que toda la Tora es en realidad nicamenteSu nombre); frente al peligro de zozobrar como la generacinde Babel por convertir al lenguaje en ladrillos, y a la imposibilidad de no conocer de la Presencia ms que sus "espaldas" y escuchar de su Palabra slo "la voz callada del silencio",3 qu puede hacer el escritor sino convertir su escritura en un acto subversivo, una duda constante, un cuestiona-mien to incansab le e insatisfecho? _^

    Afortunadamente la prohibicin no atae al Libro; porel contrario: la nica libertad que el hombre tiene ante losdesignios divinos es la de escudriar a lo largo y a lo anchoa saciedad, se podra decir asumiendo la paradoja de su impenetrabilidad esencial las pginas del Libro, cada una desus frases, de sus vocablos, de sus letras, de sus puntos. Sedice, adems, que el Libro no fue dado en orden, y que le cos-rresponde al hombre ordenarlo. Esta libertad de escrutinio,esta exgesis y hermenutica seculares constituyen el acervo cultural el Talmudy la Cabala del llamado "Pueblodel Libro", pero tambin forman parte del derecho inalienable de cualquier hombre a ejercer su libre albedro. 4 No es,

    3 xodo 33, 17. Reyes I, 19,12.4 El Talmud es el comentario exotrico a la Tora. Su compilacin

    y desarrollo abarca casi siete siglos y encierra, desde precisiones jurdicas y lo concerniente a la prctica religiosa, hast a narraciones histricas,ancdotas personales, leyendas y todo lo referente a la cultura popular

    ju d a. La Cabala es un conjunto de tratados y comentarios esotricos

    I I

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    por cierto, a Adn, el hombre universal, a quien se le da lafacultad de nombrar, es decir, de otorgar realidad a todo locreado por el hecho de designarlo con un nombre?

    El desierto es el lugar de la interrogacin sin rplica,el espacio del silencio absoluto, la tierra de nadie. Por esoDios lo escoge para revelar su Palabra, y, simultneamente, velar su Rostro, imposibilitar el "cara a cara" y conminar al hombre a buscarle a travs de sus designios. El Libroes, entonces, el espacio donde Dios dej la huella de Su ausen

    cia, el olvido de una Memoria que hay que recobrar, de unConocimiento que pide ser hablado, porque, dice el poeta,loj3ue no se nombra deja de existir". 5 Si el Libro es el espacio donHe'^F^sconHe, silencioioTll nombre de Dios, impronunciable, la escritura, por ende, es inseparable de la Nada, del exilio y, tambin, de la subversin. Pues la paradojade la ausencia y del silencio de Dios est en que nos permitela libertad del grito que exige su presencia inmediata, de lavoz que pide una respuesta a ese "dnde ests?" que todohombre le devuelve a Dios desde el vaco de un mundo desgarrado por la contradiccin y la duda, por el tambaleo y lacada, a partir de Auschwitz, de los valores de nuestra cultura occidental. Ser es interrogarse; lo que no se interroga,.no existe.

    En cuanto al escritor, no le resta sino escribir con juste-za para que las palabras alcancen su mxima extensin, vertical y horizontalmente, o sea su mxima profundidad yriqueza de significados: "La escritura no es nunca, dgase loque se diga, una victoria sobre la nada; por el contrario, es

    una exploracin de la nada a travs del vocablo".6

    Hay queaprender de las palabras, escucharlas, comprenderlas, vi-

    y msticos a la Tora. Su origen se pierde en el tiempo, pero su libro msimportante, el Zohar, fue recopilado en Espaa por Moiss de Len haciafines del siglo xra.

    5 Czeslaw Milosz, Poemas. Tusquets Editores, Barcelona, 1984.6 Du dsert au livre. . .

    virlas, pues detrs de cada palabra se esconde otra palabrasetenta rostros, dice la tradicin cabalista, tiene cada letra, detrs de la realidad hay una realidad ms tangiblean, y las evidencias son siempre engaosas. "La ms pe-;;quena piedra est baada de infinito": de ah la necesidad deuna pacienciaTsmi^*aTa de la gota de agua, de una atencinininterrumpida, como si se temiera no atrapar sino la sombrade las cosas; una lentitud y un silencio interiores donde el escritor se borra no as su conciencia para permitir que las

    palabras se digan a s mismas, y que el libro se escriba pors solo.

    Pero la obra nunca se consuma, s iempre hay una dis tancia entre el escritor y el libro, entre la escritura y la pginaescrita arena del desierto donde slo queda la huella de unaplenitud efmera e instantnea, entre la voz y su emisin,ent re la plasmacin de la palabra y la infinitud de sus significados no dichos. La semejanza, la tentativa, la ficcin, lasospecha: el libro siempre permanecer en sus umbrales, imitacin del desierto, repeticin y retorno a un inicio que noes, a su vez, sino retomar lo inconcluso. Es a la ausencia aquien el libro interroga, el silencio a quien cuestiona la escritura. Y en vano intenta el escritor desterrarse del exilioa travs de la palabra, aunque sea la escritura el lugar donde el exilio se detiene, "u n espacio cerrado que el infinito circunda", una morada itinerante. Escribir ser siempre sloun camino ms en el recorrido de la errancia; ios libros, lugares de paso: oasis o espejismos?

    La escritura de Edmond Jabs est penetrada por el rit

    mo y la seduccin del desierto, lenta, con infinitos matices,despojados, desnudos, sobrios, imperceptibles juegos de espejo dentro del espejo; la temible lentitud anterior a la sbita borrasca, esa pregunta nunca acallada, esa subversinsiempre latente. Un tinte de fatalismo ante la inminenciade la muerte y, al mismo tiempo, un toque de esperanza en lapercepcin que intuye una no-barrera entre vida y muerte,

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    como si en realidad esta ltima fuese nuestro estado natural y la vida un milagro, la abolicin del vaco, de lo contingente y aleatorio.

    El libro, dice Jabs, se hace a partir de una carencia esencial, insoslayable, que lo lleva a cuestionar, a interrogar sintregua, a interpelar, pues no hay meta ni logro que, una vezalcanzados, no resulten obsoletos. Slo la insurgencia perpetua, la subversin frente al patrimonio adquirido cultural, moral, religioso, intelectual, nos permite avanz ar, crecer, conocer: "En efecto, se conoce en contra de un conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridoso superando aquello que, en el espritu mismo, obstaculizaa la espiritualizacin".7 Por lo mismo, no se termina nunca de escribir, y nicamente las repetidas lecturas de un textoalcanzan, si acaso, a entreabrir su misterio: ning n libro, ningn ser humano, ni siquiera los objetos, entregan su secretoa las primeras de cambio. La escritura de Jabs trasgrede,por lo inslito, la manera habitual de leer las palabras, de

    pedirle al lector un estar a la escucha de ellas simil ar al acecho del silencio: adentrarse en s mismo para descubrirse,tambin, subversivo.

    ESTHER SELIGSON

    7 Gastn Bachelard, La formacin del espritu cientfico, Siglo XXI,Mxico, 1984.

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    La subversin es el movimiento mismo de la escritura: el de la muerte.

    El escrito no es un espejo. Escribir es afrontar unrostro desconocido.

    Loco est el mar de no poder morir de una solaoleada.

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    Blanco, como un nombre dejado en blanco.

    *

    Qu es la subversin?De la rosa que te fascin a, es quiz la m s

    discreta espina.

    Al cuerpo, al espritu, el libro impone suritmo.

    Libre queda, entonces, el campo de la subversin.

    Hagas lo que hagas, es a ti a quien esperas salvar. Es a ti a quien pierdes.

    La verdad conoce todas las subversiones.

    MSJ lo que nos retiene es el lugar, un estorbo, una trabahumillante habr sido, por fin, el mo", dijo.

    Por todo luga r, slo habr s tenido la esperanza de un lu-i M chment e ms all de las aren as: espejismo del reposo.

    LJI vida suma. La muerte resta.

    (Toda creacin tiene lugar en un espaciocerrado que el infinito circunda.

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    Habr por doquier abatido las vallas paraofrecer mis obras, adems de su propio es-

    paci, la infinitud de un espacio prohibido.)

    Existe un tiempo para el acatamiento Tiempo fuerte odbil.

    Toda subversin requiere, ante todo, nuestra total adhesin.

    No se puede doblegar la subversin. Se le pone fin obligndola a cambiar de blanco.

    Como la sombra al pie de la noche, la subversin no puede desembocar ms que en s misma.

    Vivir es hacer suya la subversin del instante y morir,aquella irreversible, la de la eternidad.

    "Cadenci a de la subversin. Ah! Me haca falta recobra resa cadencia", dijo.

    No has creado. A imagen de Dios, en tu pequeo radiode accin, creas para el instante.

    La subversin es pacto para el porvenir.

    "Tan natural, tan inocente es la subversin en su apogeo que estoy tentado de considerarla como uno de los momentos privilegiados del restablecimiento de nuestro precarioequilibrio", dijo adems.

    La amenaza es ilegible.

    18

    *

    Si la palabra aclara, el silencio no oscurece: regenera.

    La banalidad no es inofensiva: genciana.

    ("La banalidad no est desprovista de subversin. Aliada del tiempo que la desvalora,es subversin vuelta trivial", dijo.)

    La subversin odia el desorden. Es en s misma orden virtuoso opuesto al orden reaccionario.

    El conocimiento choca con la fra extensin de la ignorancia, como los rayos del sol con el espejo del mar cuya pro

    fundidad los pasma.

    (No hay acciones excepcionales. Hay sloacciones naturales; pero, entre ellas, las haymayores y las hay mediocres.

    El es creacin.)

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    Sabios y locos de mis libros que me habis familiarizadocon la subversin, aqu est vuestro sitio. En ninguna parte.En medio de las arenas donde, tendido sin querer an morir, he dejado a menudo mis manos abrirse al vaco.

    Profetas subversivos del rido reino donde os di alcance,habis llenado mis aos con vuestras sentencias, cribado micielo con vuestras preguntas insistentes, amortajado a vuestro paso mis certezas.

    "El universo es un libro y cada da una hoja. All lees unapgina de luz de despertar y una pgina de sombra desueo; una palabra de aurora y una palabra de olvido",anot.

    El desierto no tiene libro.

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    Encrespado, el ocano turba el cielo con sus preguntas brincadoras.

    En un mar agotado, devuelto a la pasividad delagua, all te baars.

    Sombras sin sombraluces sin luzson las trazas relevantes del olvido

    y aqu, misterio del camin.

    Dios es, de Dios, el Silencio que calla.

    El esclavo del Prncipe y el esclavo del cortesa

    no tienen la misma condicin de esclavo.

    Adentrarse en s mismo es descubrir la subversin.

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    Encrespado, el ocano turba el cielo con sus preguntas brincadoras.

    En un mar agotado, devuelto a la pasividad delagua, all te baars.

    Sombras sin sombraluces sin luz

    son las trazas relevantes del olvidoy aqu, misterio del camin.

    Dios es, de Dios, el Silencio que calla.

    El esclavo del Prncipe y el esclavo del cortesano tienen la misma condicin de esclavo

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    Encrespado, el ocano turba el cielo con sus preguntas brincadoras.

    En un mar agotado, devuelto a la pasividad delagua, all te baars.

    Sombras sin sombraluces sin luzson las trazas relevantes del olvido

    y aqu, misterio del camino.

    Dios es, de Dios, el Silencio que calla.

    El esclavo del Prncipe y el esclavo del cortesano tienen la misma condicin de esclavo.

    Adentrarse en s mismo es descubrir la subversin.

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    LA CUESTIN DE LA SUBVERSIN

    ( Amenazamos alo que nos amenaza. Lasubversin no va en direccin nica", haba

    anotado.

    Este pequeo libro, por su ttulo, a travsde la obra que ya lo contena, se liga con losdiez tomos del "Libro de las preguntas".Tambin eso es, sin duda, subversin.

    Otorgar el mismo ttulo a dos libros diferentes no es acaso oponer ms el uno al otro,imponindoles arbitrariamente una unidadde circunstancia?

    El conflicto es interior.

    La palabra que nos nombra es aquella que,tarde o temprano, violar el Nombre inefable de Dios;pues a la criatura le es insoportable la

    ausencia del nombre divino.No haba escrito ya: "Dios est a la mer

    ced del hombre por Su Nombre"?

    La rebelin de una sombra precipita el arribo de la luz, como la ilegibilidad, sublevada contra s misma, nos prepara para lalegibilidad perfecta.

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    Necesitamos continuidad, semejanza, reciprocidad, como tenemos necesidad de panfresco.

    El hombre es, para el hombre, a la vez elorigen y su ms all.

    ' Basta una sonrisa para detener una lgrima. Basta una lgrima para quebrantar porsiempre la sonrisa.

    "Subversivo no es forzosamente lo que seda de antemano como tal; a menudo es locontrario: aquello que, para obrar mejor sobre seres y cosas contra los cuales se subleva, se coloca sin reserva a su lado hastavalerse de ellos.

    "De igual modo, el blanco hace balancearal blanco en un abismo fatal de blancura,afirmndose a su vez como el mismo blanco", dijo.

    Inconscientemente, la subversin apuestasiempre a la Nada.)

    "Slo tengo malos discpulos deca un sabio. Buscando

    imitarme, me traicionan y, creyendo asemejrseme, se desacreditan."

    "Tengo ms suerte que t respondi otro sabio. Habiendo dedicado mi vida a interrogar, carezco naturalmente

    \de discpulos."

    28

    Y agreg: "No es sta la razn por la que el Consejo deAncianos me conden, por actividades subversivas?"

    "Con un nudo no puede hacerse otro nudo pero, en cambio, con cualquier hilo puede hacerse un nudo.

    "Todo nudo, en consecuencia, es nico.,?Lo mismo ocurre con nuestra relacin con Dios, con elhombre, con el mundo", deca.

    El pensamiento no tiene ataduras: vive de encuentros ymuere de soledad.

    "Mrame deca. Escucha. Soy la continua interrogacin que reaviva la fuente.

    "Es ella la que ves y oyes. Hacia ella, en las horas de sed,te inclinars para beber."

    A cada libro, sus veintisis letras; a cada letra, sus miles de libros.

    / En tr eg te mb la nd o a su ma es tr o un cuaderno ll eno de/ pa la bra s ma nu sc ri ta s: su libro .

    Por qu tiemblas? le pregunt el maestro.

    Estas pginas respondi como hojas de hielo, mequeman los dedos. Tiemblo de fro.Dime qu contienen replic el maestro.Lo ignoro contest.Si no t, qui n lo sabr ? dijo entonces el maest ro.El libro lo sabe.

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    f .

    I (El ciego guarda la mirada, como el muido la palabra, uno y otro depositarios de loinvisible, de lo indecible;

    \ .. .invlidos guardianes de la Nada.)

    "Lo que sigue continuar. Nunca es tributario de lo quefue sino de lo que ser", dijo.

    Estas pginas atestiguan la imposibilidad no slo de llegar al lmite del propio pensamiento, sino tambi n de s mismo. Dicen nuestro desconcierto ante la impotencia de ser quenos caracteriza.

    Toda duracin est ligada al recuerdo.A lo real sucede una irrealidad, ms que real, de la que

    se apropia la memoria.El pensamiento sigue el camino opuesto. Va delante de

    la ausencia cuyo trayecto, al desplegarse, ayuda a fijar.El pensamiento es el relmpago que desgarra el vaco.

    El olvido, su momentneo espacio. El confuso recuerdo quede l guardamos quiz sea, ms que el artfice de la recuperacin del pensam iento merced a un nuevo espacio, el celosoinstigador de la confrontacin del pensamiento con su pasado y su probable porvenir, el responsable de su definitivapuesta bajo tutela.

    Por un lado la libertad, por el otro las cadenas.Prisionero del pensamiento, estar Dios sujeto al uni

    verso? Lo impensado su no duracin inconcebible seraentonces lo nico que secretam ente lo perpe ta, pues la eternidad es tambin no duracin lmpida que escapa de la duracin percibida.

    SO

    Dios es extrao tanto al tiempo como a la duracin, porque carece de prolongamiento.

    " Son la ausencia y la presencia dos elementos de vidrio destinados a unirse?

    "En tal caso, el pensamiento sera elpun-tel", dijo.)

    "Nunca se ha subrayado lo suficiente haba anotadoque el pensamiento, surgido de un pensamiento anterior yno necesariamente del ltimo en aparecer, se basa en lainfluencia que ste ejerce todava sobre aqul o se conduceen funcin de la desconfianza que le inspira.

    "Ello hara suponer que el pensamiento posee su propiamemoria, sin que sepamos si ella depende totalmente de la

    nuestra."Oh complejidad de los recuerdos que desgranamos sin

    saber cmo se enmaraan ni cul es su alcance final."

    No hay recuerdo inocente.

    El olvido es, en todo recuerdo, el recuerdo que nace muert oy aflige a la memoria.

    "'Precederagreg debe tambi n ent enderse como aven

    tajar."El pensamiento que precede al pensamiento es a vecesel que lo aventaja en penetracin, obligndolo a cederle ellugar.

    "Por eso jams podr decirse con exactitud cul de ambos fue pensado antes.

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    "Todo hace creer que la memoria del pensamiento conserva tanto el recuerdo de su triunfo como el de su incapacidad de ubicarse en tal o cual momento de su historia; recuerdode instantes de orgullo o de humillacin que pasarn inadvertidos."

    Todo pensamiento tiene sus gozos y sus heridas.

    El pensami ento slo est atent o a las reacciones del pensamiento.

    "Piensas: imaginas, reflexionas y sueas, todo a la vez."Apenas dominado, tu pensamiento te remite a tu ima

    ginacin, a tu reflexin, a tus sueos."Nunca tendrs sobre l supremaca", dijo.

    "Estars siempre por debajo, no de lo que piensas sinode lo que an tienes que pensar", dijo adems.

    "Piensas para conocer. No conoces ni tu pensamiento",escribi.

    "El da est ligado a la conciencia. El inconsciente es noche opaca.

    "Mira qu paradjicas son las voluntades de Dios."Por un lado, apela a la conciencia para desarrollar en

    nosotros la idea, el sentimiento de la divinidad y, por el otro,

    al prohibir la imagen, nos arroja al inconsciente donde impera sin nosotros", anot por su parte.

    La nada es nuestro eterno lugar de exilio; el exilio delLugar.

    32

    Indiferente a Dios, al hombre, dejemos que la piedra, ensu dura soledad, vele sobre la nada.

    Las imgenes se hunden en el inconsciente pero no se apa

    gan: resplandores del olvido.

    Dijo: "Las imgenes del inconsciente se parecen a la flora y a la fauna submarinas. La antorcha vivaz del buzo lasacosa.

    "Fuera del agua, no son ms que objetos heterogneos,alfabeto no descifrado de memori a sote rrada; causa frecuente de desgarramientos ntimos."

    Vivimos de la recuperacin de imgenes enlutadas cuyonmero jams evaluaremos.

    La ms antigua es, sin duda, la de Dios. Ni Dios mismose acuerda ya de ella.

    Imagen del primer da.Imagen de la muerte que nos ser rechazada hasta la

    muerte.

    La legibilidad es postuma.

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    PEQUEOS LMITES A LO ILIMITADO

    . . .de una muerte fecunda en la que serael punto radiante de nacimiento oh vocablo!

    I

    Dios no es para Dios ms que l mismo.

    Sea cual fuere, la distancia es siempre concebible: si pequea, es presa de la mirada; si inconmensurable, presa dela imaginacin.

    "La lnea ms larga se origina en la ms corta, que esel deseo no aplacado de sobrepasar el punt o", hab a anotado.

    "El infinito no da la medida del Todo o de la Nada, o sea,ni de lo realizado ni de lo vaco; da la medida de lo no realizado", deca.

    "Al infinito, el trazo promete en vano un deseado final",deca.

    "Y si Dios necesitase una sombra para dudar de Smismo?

    "Puede que esa sombra fuese el libro que es perplejidaddel claror y afliccin de la noche", deca.

    Y agreg: "Herederos del Libro, disponemos por toda fortu na del poco de oscuridad y del poco de claridad qu e nos fue-

    84

    ron transmiti dos. Ah! nues tras pal abra s todas son slo creacin de sombra, figuras de la carencia que nos mina".

    "Si la sombra pregunta a la luz, tambin pregunta a lasombra; si la luz responde a la sombra, tambin responde ala luz. Oh anillo dentro del anillo!", dijo.

    "La sombra no es carencia, sino la plenitud del vaco donde el astro brilla. Negrura , negrura de la Nada" , dijo adems.

    El mnimo fulgor es sospecha de universo.

    Cul es tu mirada?La de mi libro.Cul es tu or?

    El de mi libro.Cul es tu respiracin?La de mi libro.Cul es tu esperanza?La de mi libro.Cul es tu posibilidad?La de mi libro.Cul ser tu muerte?La que me acecha en la ltima pgina del libro: muer

    te de todas nuestras muertes compartidas.

    Si Dios fuese Uno, sera doble. Lo nico es lo impensadodel Uno que, ni bien pensado, deja de ser nico.

    El paso jams se resignar a ser slo un paso: un pasosolitario.

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    II

    ("Todo libro que no resiste al acontecimiento no es un libro9', dijo.

    "El tiempo ha vencido siempre al aconte-

    cimiento", le replicaron."El libro es entonces ese tiempo conclu

    y, un tiempo que no tiene fuerza de tiempo, que es ms bien endeblez de eternidad.")

    La obra nunca se consuma . Nos deja en ese incumplimiento en que morimos. Es esa parte en blanco la que nos queda ,no por emplear sino por tolerar. All debemos instalarnos.

    Aceptar el vaco, la nada, el blanco. Todo cuanto creamosest detrs de nosotros.

    Hoy, de nuevo estoy en ese blanco, sin palabras, sin gestos, sin vocablos.

    Lo que queda an por realizar nunca es ms que aquelloque se da naturalmente por realizado: el desierto adondenuestra impotencia nos expulsa.

    Decirse que el fin el trmino buscado es imposible.Consuelo, por supuesto, para la mayora de nosotros. Angustia para los extraviados a quienes lo desconocido fascina.

    Lmites transgredidos en sus lmites: nuestro mundo cotidiano.

    Los extremos nos sern siempre desconocidos.

    36

    Escribes con los ojos bajos, pero el cielo est en tus ojos.

    Hay slo un cielo, como no hay ms que una hoja.

    Nuestros vocablos cubren de estrell as las noches del pensamiento. En la ma ana de lo impensado, son imperceptibles.

    Pginas sin sombra del Libro de Dios; pginas deslumbradas del libro del hombre.

    o podemos sino interrogar al Poder. El no poder es lapregunta misma.

    La pregunta es de sombra. La respuesta, breve claridad.

    La respuesta no tiene memoria. Slo la pregunta recuerda.

    ("Puede que el cumplimiento sea una forma reconfortante de lo incumplido: la nicavisible", dijo.

    ". . .en suma, la posibilidad de que lo nocumplido tome conciencia de la medida desu incumplimiento", agreg.)

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    LA HOJA COMO LUGAR DE SUBVERSINDE LA PALABRA Y DE LA BLANCURA

    Subversiva es la hoja donde la palabra cree asentarse;subversiva es la palabra donde la hoja se abre a su blancura.

    Basta una paso en la nieve para estremecer la montaa.

    La nieve ignora la arena. No obstante, en ambas est eldesierto.

    Glacial es en sus cimas la blancura.Negro es el sol de la palabra.

    La alianza del papel con el vocablo del blanco con elnegro es el acoplamiento de dos subversiones alzadas unacontra otra en el corazn mismo de su unin; de ello, el escritor paga las consecuencias.

    Lo que concuerda en apariencia es, sobre todo, aquelloque se desgarra interiormente. El ojo slo percibe lo queemerge.

    La evidencia es el terreno ideal donde opera la sub versin.

    T escribes. Ignoras todos los conflictos que tu pluma asu paso provoca; en ellos est en juego el libro.

    Libro subversivo es, quiz, aquel que, confundindolas,denuncia la subversin de la palabra con respecto a la hoja

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    y la de la hoja con respecto a la palabra, tras la huella deun pensamiento agredido.

    Entonces, ha cer el libro ser apoyar, a medida que se reactivan, esas fuerzas subversivas que atraviesan tanto el lenguaje como el silencio.

    La subversin es a la vez el arma favorita de lo inslitoy de lo cotidiano.

    "La relacin con Dios, deca, es un vnculo indirecto conla subversin."

    Toda palabra pronunciada es subversiva con respecto ala palabra callada. La subversin pasa a veces por la eleccin, por la arbitrariedad de una eleccin que es necesidadan oscura.

    Subversivo, cmo Dios pudo pensar que el hombre nolo sera frente a El?

    Dios cre al hombre a imagen de Su subversin.

    Y si la subversin fuese slo la distancia entre la cosacreada y la cosa escrita?

    Un mismo abismo separara entonces al hombre del hombre y al libro del libro.

    ("Divino o humano, YO dijoes el tea

    tro de todas las subversiones."

    "Un arte de vivir dijo adems: arte empujado a la subversin! Eso es, tal vez, el comienzo de la sabidura.")

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    FUERA DEL TIEMPO, EL SUEO DEL LIBRO

    Orees soar el libro. Eres soado por l.

    Qu es el sueo sino la escritura borradade un libro que se escribe en esa borraduray que ser ledo a ciegas: la carencia laguna, omisin, deficiencia del libro?

    Escribir ser restituir a la imagen del sueo la realidad abstracta del signo.

    No hay sueo sino en el olvido de una palabra.

    La va que lleva a mi libro es va abi erta por diez caminos.Recuerdas?Hace mucho tiempo que la arena los enterr.Slo quedan estras sin fecha desplazadas por el viento,

    pues el libro nunca cesa de aventurarse fuera del libro. Seguir sus trazas es errar sin fin.

    4'La fortaleza mejor edificada depende siempre del mnimo hundimiento del suelo", deca.

    No hay camino que no pueda ser sealado con el dedo,pero qu mano podra asirlo?

    Ninguna, seguramente. Cualquiera, en cambio, podradestruirlo.

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    Qu concluir sino que nada est a salvo de la muerte,ni Dios, pues pensamiento, mirada y mano obran por ella.

    "La muerte no mata. A cada instante matamos por ella",dijo.

    "Ardida por antigua ausencia, viva est, en el desierto,la subte rrn ea luz que el frote del gran o de aren a con el grano de arena produce; Oh deseo comn de eternidad! oh muda chispa de amor en mi alma desolada!", escribi.

    "De la pasin del libro por el libro no quedan ms quelos vestigios de la pasin.

    "Nuestros das y nuestras noches no fueron ms que ardor y torpor de ese loco sentimiento", dijo

    "Todo libro es el objeto dcil de los contradi ctorios de seos

    que inspira en el libro que lo escribe", dijo adems.

    "Abre Dios. Es el abismo", deca.

    Hacer de su nombre un rosario de nombresno atribuidos.

    Ed que lo saba de Emo que lo saba de Nod que lo saba

    de Don que lo saba de Seb que lo saba de Jas que, por suparte, lo saba de Bes que lo saba por boca de Sebaya, deca:"No hay libros sino en la muerte del Libro, pues es su propia mue rte la que los escribe; pero esta escrit ura est condenada a quedar para siempre insepulta"

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    Y agreg: "Por una definicin valedera del libro, sacrificara con gusto todos los libros del mundo, pues slo graciasa esta falta de definicin nuestros libros han podido hastaahora imponerse como enigma por descifrar".

    "Cierra el libro deca. Agregars asa la sombra csmica el peso de una sombrarecluida. ,,

    "La desesperacin del escritor no es la de no poder escribir el libro, sino la de est ar indefini damente obligado a proseguir un libro que no escribe.

    "De este dolor habr hablado slo una vez. Pueda tu palabra fraternal reemplazar hoy a la ma", dijo tambin.

    "Dios es a la par salvado y destruido por el libro. En sugloria y su miseria, el vocablo nos lo ensea."

    "Dios necesita la garanta de Su Palabra y la Palabranecesita la garanta del Libro,"

    "Dios da a leer. No lee."

    "Escribir el libro consiste quiz en devolver, con el rodeo de cada una de sus palabras, a la eternidad el instanteledo."

    42

    "No slo formulas un vocablo cuando lo escribes, tambincircunscribes un instante de tu vida", anot.

    ("Se habla para romper la soledad, se escribe para prolongarla", deca.)

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    DE LA SOLEDAD COMO ESPACIO DE LA ESCRITURA

    La aurora --deca- es un gigantesco auto de fe de libros, espectculo grandioso delsupremo saber destronado.

    "Virgen es entonces la maana."

    El gesto de escribir es un gesto solitario.Es la escritura la expresin de esa soledad?Puede haber escritura sin soledad o soledad sin escritura?Habr grados de soledad por ende distintos planos, di

    ferentes niveles de soledad- como hay grados de sombra ode luz?

    Podra, en ese caso, afirmarse que hay ciertas soledades consagradas a la noche y otras al da?Habr por fin diversas formas de soledad: soledad res

    plandeciente, redonda la del sol o soledad lisa, tenebrosa-4a de las lpidas funerarias; soledad de la fiesta y soledaddel duelo?

    La soledad no puede decirse. Ni bien dicha, deja de existir. Puede escribirse slo en la distancia que la protege delojo que la leer.

    El decires entonces al texto lo que la palabra oral es ala palab ra escrita: para la pal abra oral, es el fin de una sole

    dad asumida; para la palabra escrita, el preludio de una aventura solitaria.

    El que habla en voz alta nunca est solo.El que escribe recobra, por intermedio del vocablo, su so

    ledad.

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    Quin osara, en medio de las arenas, hacer uso de lapalabra? El desierto no responde sino al grito, al ltimo, envuelto ya en el silencio de donde saldr el signo, porque siempre se escribe en los confines imprecisos del ser.

    Cobrar conciencia de este lmite es a la vez reconocer co~rno punto de partida del escrito, la irregular lnea de demar

    cacin de nuestra soledad.Hay as, para la soledad y el escrito, fronteras fluctuan-

    tes que recorremos pluma en mano, fronteras reconocidas pory gracias a nosotros.

    A cada libro, sus antros de soledad.Siete cielos invocan al cielo. El vaco tien e su escala. Tam

    bin la soledad que es vaco de cielo y tierra, vaco del hombre donde ste se agita y respira.

    Ligada a todo origen, la soledad posee ese poder excepcional de romper el tiempo, de despejar la unidad primige

    nia, de convertir, en cierto modo, lo mltiple indeterminableen lo uno innumerable.Procurar escribir, en tales condiciones, consiste, al mar

    gen del escrito, primero en rehacer, pero en sentido inverso,el camino del pensamiento, en retrotraerlo al objeto mismode su pensar, en devolver el escrito al vocablo que lo contena; consiste, en suma, en salir de su propia soledad paraadoptar la soledad inicial del libro que ignora an su comienzoy a la cual el libro dar nombre. Pues el libro se construyesobre las ruinas de un libro del que fuimos apartados, sobrela aterradora soledad de sus escombros.

    El escritor no abandona el libro. A su lado crece y se desploma. Escribir es, al comienzo, juntar las piedras del libroderribado para edificar con ellas otra obra la misma, sinduda; el escritor es su infatigable cap ataz, arq uitecto y al-bail, menos atento al progreso de su construccin que al mo-

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    vimiento interno nat ural que preside su trmino; atento, antetodo, a la escritura de esa doble soledad la del vocablo yla del libro que se querr paulatinamente legible.

    En ninguna parte, fuera de ese rectngulo de papel finoreservado a lo indecible, palabra y morada estn tan fuertemente ligadas y a la par oh paradoja tan alejadas; pues

    a la soledad ninguna alianza le est permitida, ningun a unino asociacin, ninguna esperanza de liberacin comn.

    Sola, ella se edifica; sola, en complicidad con la escritura,organiza la lectura de los altivos paneles de sus pocas deesplendor o de sus largas y profundas heridas, cuando la obraque ha contribuido a erigir se convierte en polvo, cuando ellibro se hace trizas por la ruptura infinita de sus palabras.

    Soledad a la que el escritor se somete, concordando a veces con ella ms de lo que l puede soportar, incapaz de apartarse del compromiso que a ella lo liga.

    Por qu? No es la soledad una eleccin deliberada delhombre? Cules son entonces esas cadenas que no ha forjado? Existe una soledad que escapa a su voluntad y que lofuerza a sufrirla?

    La exigencia de esa soledad que el escritor no sabe eludir es precisamente la impuesta por la palabra que la denomina, soledad del trasfondo de su soledad, como si hubierauna soledad ms sola, hundida en la soledad, donde la palabra se moldea a imagen de s misma, como el nio en el vientre materno.

    De ah en adelant e, todo se elaborar segn un orden pre

    meditad o, porque el proyecto del libro es, ant e todo, el temerario proyecto del vocablo. No se puede escribir el libro sinhaber participado indirectamente en ese proyecto; quiz ste no es ms que nuestra intuicin del libro, a partir de lacual se escribe.

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    Soledad de una palabra, soledad de la palabra antes dela palabra, de la noche antes de la noche donde el vocablo,astro sumergido, brilla slo por ella.

    Pero, se objetar: cmo, a partir del libro, puede irse a lapal abr a? Como va el da al sol, respond era yo. Libro, no esuna palabra? Siempre se vuelve a la palabra "Libro". El espa

    cio del libro es interior a la palabra que lo designa. Escribirel libro es ocupar ese espacio oculto, escribir en esa pal abra .Pero esa palabra que rene todas las palabras de la len

    gua como el astro matinal toda la luz del mundo no es sinoel lugar de su soledad, el lugar donde la lengua se confrontacon la nada, donde desig nando slo la Nada, deja de significar.

    f

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    ANTEMORADA

    Antes de la morada, interroga al umbral.. En l, la piedra est ya neut rali zada ", deca. -

    Todo estaba a la espera de Dios.La creacin precedi as al Creador.

    . . .as Dios sobrepas a Dios en la Idea deDios.

    Todo estaba a la espera de la Nada y laNada precedi a la espera.

    Dios es por haber respondido a la pregunta: " T eres?"

    "Si la existencia de Dios fuese posterior a la del hombre,nada nos impedira pensar que la nada tuviese voz ms antig ua que la del mundo, y que el desierto, en su relacin conel vaco, poseyera una palabra anterior al da en que habrasacudido las tinieblas.

    "Voz sofocada del mar. Voz ahogada de la arena", dijo.

    La pregunta crea. La respuesta mata.

    Dios ha muerto de Su respuesta prematura a la que elhombre se pleg.

    Desde lo ms remoto de la muerte, Dios habla. Estamos,desde siempre, a la escucha de ese silencio.

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    Es el libro el antetrmino?En tal caso, se escribe slo para la muerte; la escritura,

    llegada al punto en que nada ms puede escribirse, nos abandona a la nada.

    "La diferencia entre nuestros libros y el Libro divino es

    quiz sta: los primeros tienen que atravesar la vida parallegar a Dios; el segundo, slo la muerte para alcanzarnos",dijo.

    Lo uno es el doble del Uno.Lo prohibido protege al doble.

    Libro sobre libro! El Libro sagrado en cubre, con su trans parencia, el libro prohibido.

    No se pasa de lo sagrado a lo profano; ms bien de lo pro

    fano a lo sagrado.Como pasamos de un silencio poblado de palabras a un

    silencio devuelto a su ausencia inicial.

    Exclusiva, la consonante protege la ilegibilidad del Nombre divino: morada murada.

    La vocal: canto melodioso de la maana.

    "Nuestra alma es un nido voclico. En el origen de la lectura infinita del mundo, hay un pjaro", dijo adems.

    La antemorada es quiz vocablo en potencia.

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    ("El vocablo jams ser la morada deca; tiene, no obstante, su asentamiento ysus escapes/'

    La palabra es garganta embriagada por labrisa marina. Oh deseos insaeiados!Oh via

    jes imperdibles!)

    La prohibicin es veda de horizonte.

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    1

    LA PROHIBICIN DE REPRESENTAR

    Jtor qu tu libro le pregunt no esms que una sucesin de fragmentos?

    Porque la prohibicin no alcanza al libro roto respondi.Pero, en su diario, hab a hace poco anota

    do: "Escribo un libro para restituir a Dios,en su integridad, la imagen que de El conpalabras fabriqu.

    "Escribir en tales condiciones no ser perecer de la clera divina?

    ". . .perecer por una imagen prohibida enel seno de toda imagen?"

    "No se puede leer la tac had ura deca; pero puede imaginarse una lectura de lo que ha sido definitivamente tachado.

    "Lectura de la muerte."

    "Se lee siempre lo que falta de la lectura total de la palabra dijo tambin.

    "De modo tal que se es inducido a emprender cada vezuna lectura diferente."

    Quin sabe promover la lectura de la prohibicin queintenta levantar toda lectura del libro?

    Slo lo puede aquel que, de antemano, haya conducido,de silencio en silencio, el vocablo.

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    En la infinita distancia que separa la ausencia de laausencia, puede entonces emprender, hasta el inevitableabandono, la lectura riesgosa.

    ''Exhibes lo que no puede ser revelado. Del objeto cernido, slo dejas entrever aquello tras lo cual se oculta.

    "Y ese tras lo cual puede perfectamente ser otro objeto."Maliciosa prohibicin", escribi.

    "Dios est lleno de malicia. Si Su rostro no puede ser visto,es porque de todos los rostros escrutados el Suyo es el inmos-trable, el incontemplable en virtud del cual toda figura, aladquirir su independencia, logra su libertad de engaar, deser de inmediato apreciada por s misma, en tanto fortuitay fugitiva proyeccin de un rostro ignorado", escribi ad ems.

    Dios escapa a la mentira mediante una mentira ms elo

    cuente que, pronta a denunciar toda otra mentira, acaba porimponerse al creyente como nica verdad.

    Y si la prohibicin divina tocase en primer lugar a laVerdad?

    La imagen real de Dios cedera a la repetida presin deun a ausencia absolut a de imagen; no sera sino el sujeto privilegiado del encarnizamiento que sta despliega para ano

    nadarlo.El objeto se complace en su ausencia. De igual modo, el

    Creador se complace en el hombre y la creatura en Dios. Alpunto de no ser cada uno ms que ausencia de una ausenciareclamada, el tiempo de esta ausencia que el rostro propuesto

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    marca, rostro que es la deseada abdicacin recompensadadel primero y ltimo rostro.

    La verdad es ese final dramtico de todo relato que tenga a Dios por hroe y al hombre por comparsa.

    Y si la prohibicin divina tocase a la Idea misma de Dios?Doble e idntico sacrificio. El relato original se descifra

    ra en la superficie del ocano que lo hubiese tragado, en ellocalizado lugar de su desaparicin.Slo pueden leerse las ondas que la palabra naufragada

    deja tras de s cuando el agua, aquietndose, las deshace.No quedara entonces ms que la solcita onda para ve

    lar por lo vedado.

    "Lo prohibido est dentro de lo dicho, no como el carozoen la fruta, sino como el sol en la noche que abraza", deca.

    De todo pensamiento carente de apoyo, lo prohibido hace un impensado sin par.

    Si la luz le est prohibida a la sombra porque le es fatal cul es esa claridad indefinible que percibo sobre nosotros?

    Quiz la del cuchillo cuya hoja fina brilla en la noche.Dios se sirvi de l para separar la noche del da como mitades de un mismo fruto.

    *

    Todo escrito es un campo frtil, segado ensazn por la muerte.

    Por eso, la guadaa del tiempo es la mejor arm a de lo prohibido.

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    "Hay un tiempo del quehacery un tiempo de la hoz: unmismo tiempo", haba anotado.

    "Los verdaderos libros slo son libros?

    No son tambin la brasa que duerme bajo laceniza, como las palabras de los Sabios, segn Rab Eliezer?"

    Emmanuel Levinas

    "Sabes deca-- lo que a veces, en el desierto , da a los gr anos su tin te grisceo? -Noes la cercana de la noche, es el velo de ce

    niza que cubre nuestros libros sin maan a/"Si quieres que tus palabras sean las de Dios, hars de

    tu libro provisorio un libro de eternidad.Pero si creemos en lo que Dov Baer de Mezeitz escribi:

    "Lo Santo, bendito sea, reside en cada letr a", tu libro, ante sde ser escrito, era ya un libro eterno.

    Un libro sobrevive en el tiempo gracias a su parte divina. Esa parte qu otra conclusin cabe? est en nosotroscomo palabra premonitoria de un tiempo en reserva de eter

    nidad.

    Silenciosa es la Palabra de Dios desde el da en que, para hacerse escuchar, impuso silencio a nuest ras palab ras humanas, olvidando que nos hablaba por ellas.

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    El silencio de la Palabra de Dios es siempre el silencioinfinito de nuestras abatidas palabras comunes.

    No podemos alcanzar el silencio de Dios sino confundindonos con l. El reconocimiento de la Palabra de Dios no espara nosotros otra cosa que la aceptacin de nuestro propiosilencio.

    Decir ese silencio es decir lo sagrado y, a la par, abolirlo.

    No hay un Libro sagrado sino libros abiertos al silenciodel Libro sagrado.

    A partir de ese silencio, escribir es insertar el Libro dela eternidad en el libro mortal de nuestras metamorfosis.

    ("No hars libro a imagen del Libro pues

    Yo soy el nico Libro,"Tampoco hars de la palabra atemorizada, harapienta, una palabra gloriosa;

    "ya que puedes solamente escribir lo queeres y Yo te he querido polvo."

    As hubiera podido expresarse Dios, perono procede l, casi siempre, por alusiones?

    "Desconfa de lo que se dice claramente,pues la claridad es la vertiente acogedora dela sombra y la Palabra de Dios se mantiene

    apartada de una y otra vertiente", anot.

    Habra un sol para la oscuridad? Si lo hubiese, no sera la estrella sino el titilantesecreto.)

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    *

    Qu es un libro sagrado? Qu confiere al libro su carcter de sagrado?

    Depende lo sagrado de nosotros?

    Un libro de saber es un libro sagrado? No, porque elsaber es humano.

    Decimos: "En ese libro est la palabra de Dios. Por ende, es un libro sagrado." Pero no somos nosotros mismosquienes, buscando revelarla, formulamos esa palabra?

    Ser la Palab ra de Dios esa Pal abr a silenciosa que dejasu silencio romperse en cada una de las nuestras?

    No habra as ni libro sagrado ni libro profano: habra

    el libro.Pero cul libro? El Libro absoluto de Dios, el libro in

    acabado del hombre?

    El libro es a la vez presentacin presenta, se presenta y representacin reproduce, busca fijar.

    Pero no ha condenado Dios toda representacin de Smismo?

    *

    Y si la prohibicin divina de representar se encontrasetambin en la escritura, a la vez como su ley implacable y suparte maldita?

    Y si lo sagrado, en tanto Palabra de Dios, fuese el silencio de nuestras palabras?

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    Y si lo profano, en tanto palabras emancipadas, fuese desafo al silencio divino?

    Entonces, la imagen sera a la palabra lo que la ausenciade imagen es al silencio.

    Profano y sagrado se veran arrastrados a un inevitableenfrentamiento.

    Escribir, bajo la mirada constante de Dios, supondra reproducir incansablemente Su Palabra; pero reproducir esaPalabra no implica introducir, sin quererlo, la imagen en eltexto?

    "Los verdaderos libros son slo libros? No son tambinla brasa que duerme bajo la ceniza, como las palabras de lossabios?"

    An es necesario precisar de qu libros se trata. Qu esun verdadero libro? Habra entonces falsos libros?

    Si son libros, los verdaderos libros son tambin "brasabajo la ceniza". Significa ese tambin que su destino es consumirse consumiendo los otros hasta no ser ms que la fuerza misma de ese consumo? Como si el consumo de otroslibros, lejos de aduearse de ellos, los renovara dndoles unvigor a toda prueba?

    Sern los verdaderos libros aquellos que siguen muriendo de la muerte de los otros?

    Puede que la brasa que enrojece bajo la ceniza sea la Palabra del sabio que sobrevive al libro.

    En tal caso, los verdaderos libros seran los que cesaronde ser libros para slo ser Palabra del libro sacrificado, palabra de ese sacrificio que lleva duelo por un libro.

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    . . .duelo por un libro que no ser, en suma, sino duelopor un lugar. Pero el lugar es igualmente Dios a travs deuno de sus innumerables nombres.

    A qu porvenir se consagra esta Palabra sin lugar?En otros trminos: tendr porvenir lo sagrado cuya Pa

    labra ejemplar escapa a todo dominio del lugar?

    Si no hay para lo sagrado lu gar que no sea ausencia abismal de lugar, qu es un libro sagrado? Tendra que serloconforme a esta Palabra, ser esta Palabra a la vez fuera deltiempo y anclada en un tiempo que se aplica en vano a consumirla consumindose y que, por este acto, le otorga su condicin de Palabra audible, legible.

    As habra por un lado una Palabra sagrada, libre, soberana y, por el otro, un espacio indefinido que el hombre procura ra circunscribir y que.posiblemente fuese el libro: libroprofano, tributario de nuestros vocablos pero que, por su proximidad a la Palabra sagrada, soalzara a la altura de sta.

    El libro sera entonces la empresa humana ms audaz:la que se propone dar lugar a una Palabra nica, universallo sagrado es incompartible y que permite a los vocablosagrupados a su alrededor superarse en la muerte.

    El libro, segn esta conjetura, sera anterior a la Palabra que, siendo ante todo Palabra silenciosa, sera anterioral libro que la revela. Palabra del silencio, mantiene ese silencio en el seno de toda palabra, Pero, a la vez, es Palabra avecinada, captada en lo recndito de ese silencio que, por misterioso retorno al origen, sera la virginidad del libro.

    Habra pues dos libros en uno. El libro que est en el Libro Libro sagrado, austero, inasible y el que se abre anuestra curiosidad, obra profana cuya transparencia revelara en algn sitio la presencia del Libro que oculta en su seno: limpidez, de repente, de un vocablo inspirado, tan etreo,

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    tan maravillado, tan vido de duracin que nos precipitara,por un instante, al corazn de una ete rnidad presentida, blanca, desnuda: la del verbo divino. Su eco desesperado es el verbo recargado del hombre.

    6'Pueblo de sacerdotes", sumisos al mandamiento de Je-faov, los judos se reconocen en una sola Palabra: Palabra

    sagrada, santa; la palabra profana no tiene derecho de ciudad.Si bien en lengua hebrea sagrado y san to se designan conla misma palabra puede verdaderamente decirse que lo sagrado sea lo santo y viceversa?

    La misma palabra, es cierto, pero como una nuez abierta donde la parte izquierda del cascarn sera lo sagrado yla parte derecha, lo santo, y el fruto tendra el primitivo sabor del silencio.

    Lo sagrado sera menos lo santo que la sacralizacin deun silencio interiorizado, cargado de todos los silencios, y losanto sera menos lo sagrado que la santidad de la ddiva.

    Pondra Dios en boca del hombre una palabra profana?Pondra el hombre en boca de Dios una palabra sagrada? \

    Habiendo sido la respuesta tajante y definitiva, lo sagrado tes mudo. Se sita antes y despus de la pregunta.

    La escritura, inte rrogati va hasta en sus afirmaciones ysiempre en tela de juicio es nuestra debilidad; por eso pertenece al dominio de lo profano.

    Enclavado en el instante, siendo el decir la palabra dela abolicin de toda palabra, lo absoluto de la escritura, entanto escritura de lo sagrado, slo podra ser el silencio del

    decir.Escritura de un extratiempo, siempre fuera y no obstan

    te legible a travs de la palabra por ella trascendida: unaultraescrtura, e incluso ultrajada, que pesa sobre nuestraescrit ura con su indeterminado peso de ausencia y que le per-

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    mite afrontar los lmites de su propia dependencia de unailimitud, de la que es miserable expresin.

    . . .dependencia, por ende, del silencio que buscar en vanoromper, no tanto para reducirlo como para sobrevivir a l.

    El trayecto del Libro absoluto, silencioso una palabrainmutable no puede sino ser silenciosa va de la palabra per--~sealizada a la palabra impersonal, como el trayecto del Li

    bro absoluto al libro va de la Palabra de fuego a la palabraen llamas.

    Pero quin trazara la frontera?En el comienzo estaba el Todo y el Todo era el verbo sa

    grado y el verbo sagrado era el infinito silencio. Ning n ruido, ningn sonido, ningn soplo lo turbaban.

    Una vez concebido por el hombre, el Todo se precipit enla Nada y la Nada fue vocablo y el vocablo fue libro y el libro fue el disturbio.

    Conoceremos alguna vez Q| alcance de ese disturbio?

    El acto de escribir desdea toda distancia. Elevar lo efmero lo profano al rango de lo perdurable, no es sta laambicin de todo escritor?

    Posiblemente, la escritura, de una a otra obra, consisteen el esfuerzo de los vocablos por agotar el decir el i ns ta nt e-para refugiarse en lo indecible, que no es lo que no puedeser dicho; es, por el contrario, aquello que ha sido tan nti-mmente^ tan totalmente dicho que no dice sino esta intimidad, esta totalidad indecible.

    Lo profano y lo sagrado son entonces el preludio y el tr

    mino de un mismo compromiso: el que consiste, para el escritor, en vivir la escritura hasta el umbral del silencio dondeella lo abandonar, silencio insostenible del cual emerge eluniverso sorprendido para perderse, a su vez, en el vocabloque lo asume.

    60

    Si se admite que lo que inquieta, agita, inculpa febrilment e es en principio profano, podra deducirse que lo sagra dosera, en su persistencia desdeosa, por un lado lo que nosfija en nosotros mismos, una suerte de muerte perpetradadel alma, y, por el otro, la decepcin causada por el resultado del lenguaje, el ltimo vocablo petrificado.

    En su relacin con lo profano y a travs de l se pone aprueba lo sagrado, no ya como sagrado sino como sacraliza-cin de lo profano, ebrio de rebasamiento, como prolongacinindefinida del minuto y no como eternidad extraa al instante; pues la muerte es asunto del tiempo.

    No es acaso por intermedi o de la palab ra incapaz de apropiars e del decir como la etern idad cobra conciencia de su incompatibilidad con el lenguaje?

    Al Dios invisible le haca falta un Nombre impronunciable.

    Escribir ser escrito sera pues, sin que nos demos siempre cuenta, pasar de lo visible la imagen, la figura, la representacin que duran lo que una aproximacin a la no visibilidad, a la no representacin, contra las cuales lucha estoicament e el objeto; pasar de lo audible, que du ra lo que unaescucha, al silencio donde dcilmente se ahog an nuest ras palabras; pasar del pensamiento soberano a la soberana delo impensado, remordimiento, supremo tormento del verbo.

    Lo sagrado sigue siendo lo desapercibido, lo disimulado,lo protegido, lo indele ble; por eso, escribir es tambin la tentacin suicida de asumir el vocablo hasta su ltima borra

    dura, hasta donde deja de ser vocablo para no ser ms quetraza revelada herida de una fatal y comn ruptura: lade Dios con el hombre y la del hombre con la Creacin.

    Pasividad divina, irreductible silencio frente a lo imprevisible y peligrosa aventu ra de la palabra librada a s misma.

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    LAS TRES "CONTRAPORTADAS" DEL LIBRO DE

    LAS SEMEJANZAS DEVUELTAS A LA ARENA

    Vida y muerte de la arena son una mis

    ma aproximacin al da y a la noche, liberados del tiempo que tiene por cuna y ltimolecho el desierto.

    De semejanza vive la arena; de su vacotornasolado, muere.

    La semejanza del grano de arena con elgrano de arena es la que hay entre las trizas de un espejo en el instante de su caday las de un espfejo roto desde milenios.

    No hay semejanza sino al precio de unaabdicacin.

    El Libro de las semejanzas

    Un libro se lee a travs de su semejanza con el libro perdido? Es todo libro un libro de semejanza? La semejanzaes el lugar desenmascarado del libro? Somos slo semejan

    za, mil veces desbaratada, con nosotros mismos?Un libro est por leerse. "Se asemeja a un libro que noera un libro sino la imagen de su tentativa."

    Nos cruzamos en l con "personajes que se parecen a personajes frecuentados pero que slo eran hroes de ficcin".

    64

    Un nuevo Libro de las preguntas, presentndose a la vezcomo su doble arbitrario y su tirnico frente a frente, ve laluz. Este alumbramiento nos conecta con una realidad hasta ahora disimulada detrs de su precaria apariencia, y a suvez reactiva, en su comprometida totalidad, la interrogacin.

    (1976)

    La sospecha. El desierto

    Estar la dificultad de ser ligada al nombre, como si ellase diese a traducir por el inasumible nombre?

    La interrogacin del nombre, perseverando de libro enlibro, desde el primer Libro de las preguntas el Libro de lassemejanzas toma el relevo es nuestro propio enjuiciamiento a travs del vocablo que nos lleva y nos rechaza.

    Tiene toda servidumbre plenamente asumida su origenoh irrisin! en la comprobacin insoportable de la imposible pertenencia que, para no sucumbir, consentimos en negar?

    El libro quiz sea una etapa franqueada rumbo al horizonte donde todo se simplifica, pues slo la muerte es simple.

    En el meollo de la sospecha que cada una de sus palabras agrava, en el umbral del desierto donde nos deja, el libro, nombrado por lo que nombra, es la abert ura y la clausurainfinitas del nombre.

    (1978)

    Lo imborrable. Lo imperceptible

    Todos los libros estn en el ltimo y de l se nutren. Libro anterior a todo libro. Libro de la desemejanza al que losotros buscan asemejarse. Modelo ntimo que ninguna copiaigualar. Libro mtico, nico.

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    ms que lo que, por su propio cuidado, deja entrever. Mi pensamiento hizo de l el lugar desmembrado de su resonancia.

    Te sostengo con mis palabras; las mismas palabras nosretienen.

    Dios dice "YO". Cmo el hombre, hablando de s mismo, podra, despus de l, decir "Yo"?

    Puede ser porque "Yo" es el vaco que uno y otro llenan. Uno por otro.

    Pureza del silencio! No del silencio que sabe, que oy yrepiti; del silencio que ha olvidado

    Si lo impensad o es lo blanco, cmo no colegir que ms a llun pensamiento puede aprestarse tmidamente a nacer.

    El pensami ento e st formado por lo pensado su pasadofervoroso- y lo impensado su problemtico porvenir entrelazados: nudo corriente o insigne.

    El futuro tiene tambin un maana.

    "Lo impensado es a diario superado; lo que refuerza miconviccin de que no hay pausa para el pensamiento,

    "Semejante a la muerte que est antes y despus de lavida, lo impensado es la medida no verificable de un pensa

    miento constantemente puesto a prueba por su fracaso", escribi.

    Y agreg: "A quien dijese que lo impensable no puedeser superado porque nos priva de todo pensamiento, le respondera que, para el pensador vido de superacin, lo im-

    68

    lada por el nudo tronchado de una cuerda que un nuevo nudo est por reemplazar".

    Y concluy: "La vida del pensamiento es una serie de miserables nudos sacrificados a su perennidad".

    No haba acaso escrito: "Lo pensado y lo por pensar sonun mismo hilo cuyas hebras lo impensado reuni. Apretarnos nuestros nudos en torno de una ausencia de pe nsamientoque registra su grado de resistencia"?

    Ante una rosa, nuestro comportamiento resulta inexplicable.

    Cautivados por su belleza, con un gesto admirativo, lequitamos la vida.

    Escribir es renovar, sobre s, ese gesto.Lo que en nosotros muere slo con nosotros puede morir.El libro es el psame cotidiano de todas esas muertes.

    SS

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    DE LA PALABRA CLAVE COMO CREACIN Y

    DESTRUCCIN DEL SER A TRAVS DEL PENSAMIENTO

    Nos apuramos a confundir deca las palabras ob

    sesivas con las palabras clave."La palabra clave no es necesariamente una palabra ob

    sesiva. Es por el contrario una palabra inadvertida, insospechada.

    "Para abrir una puerta hay que poner la llave en la cerradura. Qu hace luego el poseedor de la llave? La dejadeslizar en el bolsillo.

    "No le pediremos que nos la muestra Su barra, su hembra, sus dientes no despiertan nuestra curiosidad.

    "Toda llave es concebida para accionar una cerradura ypara luego desaparecer de la vist&

    "No existe la obsesin de la llave, sino de su prdida."En un escrito, la palabr a clave desempea el mismo pa

    pel. Es la palabra que abre el texto al texto y por ende noslo abre. No es la palabra del comienzo, sino la palabra de todo comienzo. Se la encuentra tanto al principio como al final de una pgina escrita, en el medio, despus de laspalabras iniciales o antes de las postreras.

    "No se la puede reconocer de entrada, pues opera casisiempre en secreto; pero su gesto es luminoso.

    "En vano buscaremos ubicarla. Es la palabra que todas

    las palabras del texto que la contiene, enfilndose, pronuncian tan quedamente que nadie puede escucharla: santo y sea misterioso, detrs est el libro."

    "Y si la palabra clave no fuese una palabra sino una cla-

    70

    ve de la que cada palabra podra servirse? Significara queslo podramos entrar en el libro con la complicidad de la palabra que guarda en su posesin la llave de la puerta con laque habramos topado: palabra clave en esta circunstancia.

    "Escribir sera entonces facilitar ese intercambio de llaves entre las palabras. Es lo que llamara vnculo instintivocon el texto", dijo adems.

    "Es evidente anot que la palabra azul evoca la palabra cielo, pero no la revela. La palabra vaco podra en cambio lograrlo.

    "Si escribo: Antes de ser negro, azul fue el vaco de mi alma, cubro con esta sola frase toda la extensin del cielo."

    "No es el escritor tambin anot quien posee la llavedel texto; tampoco la posee el texto tal como se ofrece a sulectura; la posee lo que no se ha dejado encerrar en la palabra.

    "La llave es, sin duda, esa carencia denunciada en el libro por algunos vocablos portadores de una ausencia inmemorial: carencia en la infinitud de la carencia.

    "Lo que no vemos es lo que nos permite ver."

    Todos los silencios estn reunidos en las cuatro letras dela primera y ltima palabra silenciosa: Dios.

    Cuatro es la cifra del infinito.

    El llavero de Dios est enterrado en el Texto. Este don

    divino otorgado a los vocablos es el origen de su ntima, desu loca ambicin.

    Todo pensamiento est en suspenso, a la merced de unallave.

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    Encarnizarse en la respuesta. Transferir a s mismo talencarnizamiento.

    Ser el que hiere y es herido.

    En la muerte, la verdad resplandece con todos sus destellos,

    El acontecimiento prevalece.

    "El acontecimiento, deca, es una de las perforaciones enel margen izquierdo de mis hojas, perforaciones que me permitirn desprenderlas algn da sin dao para librarlas intactas al viento: mi ltima ofrenda."

    Y agreg: "La eternidad est puntuada de abismos: nuestra perpetua cotidianeidad". %

    Uno cree vivir, escribir su vida: agujerea.

    Lo cotidiano es agua que se derrama; la duracin la filtra.

    Lo que sucedi era previsible. Nadie hubiera buscadoevitarlo.

    Sin flaquear, la noche espera al sol.

    Slo lo que nos toca de cerca nos preocupa. Nos preparamos en la soledad a hacerle frente.

    Deca: "La indiferencia es el veneno que paladeamos como, en verano, un zumo de fruta helado".

    74

    El horror predomina. El dolor se repliega sobre s mismo.

    Ronda de asesinos, el instigador no es siempre aquel enquien, con pleno conocimiento de causa, pensamos.

    "No se juzga a la vctima sino al asesino. La vctima hasido ya juzgada: juicio de asesinos.

    "Cuntos entre vosotros lo aprueban? Cuntos lo denuncian", escribi.

    *

    Deca: "El rostro de un nio, al no estar todava esculpido por el lenguaje, es rostro fuera del tiempo.

    "El tiempo del rostro es el de sus arrugas",

    Deca tambin: "El primer rostro es tierno llamado a los

    rostros que prefigura; el ltimo, la suma de todos nuestrosrostros marchitados".

    La identidad es menos la captacin del rostro que su conquista.

    Una alianza con la muerte.

    Todo pensamiento de muer te pasa por la destruccin delrostro. La identidad no puede pensarse fuera de la nada.

    Dios desgasta al hombre en Dios.Crueldad de la Nada.

    La Nada no puede pensarse sino a travs de todos los pensamientos reducidos a nada de nada.

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    No hay ausencia que el tiempo no ha ya previamente considera do como su merecido recreo, su legti mo reposo, su sptimo da.

    La realidad, marcada por el tiempo, alcanza en un breveinstante la eternidad de una irrealidad que la hubiera imaginado y a la que sin saber hubiese dado existencia.

    A ese tiempo, sustrado al tiempo, pertenece la ausencia.

    La ausencia es a la presencia lo que el todo a la nada:un mismo estupor.

    . . .lo que el sueo del sueo es al soar.

    "Ahorr mi tiempo anot. Yo hubiese sido mi propiosueo."

    Deca: "No tengo lugar", como si dijese: "No tengo vnculos", sabiendo sin embargo que toda palabra crea su lugar.

    Hay instantes que nacen y mueren al instante. Nuncasern tenidos en cuenta.

    De lo que permanece, soy la parte ligera de infortunio:la paja quemada.

    La cuestin, en el seno de lo cotidiano, es a la vez el instante en cuestin y la cuestin del instante.

    La eternidad est fuera de cuestin.

    A los interrogantes del instante, la respuesta debera

    J7S

    responder as como tambin a los interrogantes propios dela pregunta; pero, testaruda, ella no responde ms que a smisma*

    La eternidad est detrs del tiempo.

    De la nada a lo impensado se da todo el trayecto del pen

    samient o: desde su eclosin nocturna hast a su abreviado fin.

    Creer que se tiene todava algo que decir, aun cuando nose tenga nada que expresar.

    La palabra nos mantiene vivos.

    Se muere siempre de una palabra frustrada.

    El instante es rico en eternidad entrevista, arrostradacomo la vela izada, ebria de espacio y de mojaduras.

    Insensible eternidad!El cielo desaparece en el cielo y el mar en el mar sin pro

    vocar disturbio ni inspirar compasin.La prdida del instante tiene consecuencias inmediatas

    o lejanas solamente para el que germina o se doblega.

    Para los cielos, para el ocano, la noche no es ni luto nisueo, slo punto muerto.

    El sol juega a la eternidad contra el instante.

    Medir el instante es quiz mofarse de la eternidad.

    De un puado de are na recogida en el desierto no se sustrae un grano para pesarlo.

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    Luz por encima de nuestra s plidas luces. El pensamientoes deslumhrado por ella.

    Ciego es el pensamiento del vidente.

    ("No se puede escribir sobre la arena; sera

    como escribir sobre las propias palabras, sobre un texto condenado ya por la arena",dijo.)

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    ARENA

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    "Soy el rehn de una palabra que a su vez esrehn del silencio", deca.

    (La muerte est de antemano en la palabra."Por eso no busques la ma all donde, febri

    les, otras se apresuran; bscala donde ellas se repliegan sobre su difunta eternidad", deca.

    La muerte, el vaco, la nulidad, la Nada no sepiensan; pero s sus innmeras metforas: unamanera de contornear lo impensado.

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    Hubo libros mos escritos, no en la arenani con arena, sino por y para la arena.

    Libros donde despos el destino -aventura

    inmvil al descifrarlos a medida que conellos me identificaba hasta no ser ms quesu escritura. Milagro que fue posible slo alprecio de mi propia disolucin.

    Arenas que en nombre de la Nada anulanla Nada, os despojara yo de vuestra partede infinito?

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    Xil cielo puede ms que el libro pero no que la arena; atravs de cada grano, ella lo petrifica.

    Slo el peso del silencio es aqu pensable.

    Dios no grab Su palabra en la piedra sino en el eternoinstante de un silencio petrificado.

    La rotura de las Tablas es primordialmente el acto fundamental que permiti el pasaje de la divina escritura delsilencio al silencio validado de todo escrito.

    Riqueza de la suprema pobreza.

    "Escribir deca es un acto de silencio dirigido contra

    el silencio, el primer acto positivo de la muerto contra lamuerte.""Ms all de lo que podra an decir."T a leer. Yo a desaparecer."Intruso", haba anotado.

    "Careciendo nuestro planeta de la levedaddel azul o de la sombra, es el cielo el que desciende sobre la tierra y no la tierra la que sube al cielo", dijo.

    Y agreg: "As descender la muerte sobre

    nuestros cuerpos ajados,")

    El escrito nos liga. Escribimos probablemente para desligarnos sin saber que ese desligamiento no es ms que unmodo de respetar a fondo nuestra ligazn.

    84

    . . .a fondo, es decir hasta all donde la ligazn, llegadaa su trmino, se nos presente como un nuevo compromiso.

    Leemos como se siega la hierba lo que la tiniebla nos

    toma.

    El pensamiento necesita rebajarse para luego retomar altura. Sus cimas son todava sus lmites.

    Por eso puede decirse que lo impensado es un pensamientono rebajable.

    Somos presa de varias escrituras.

    "Si la verdad exist iese deca, ha br a sido nuestro nicoadversario.

    "Felizmente, no existe; podemos as inventarnos enemigos."

    "Pobl la noche de reclamos deca tambin. Algunosno quisieron ver en ellos ms que estrellas cautivadas porsu titilar."

    Entero cabe el tiempo en una mirada.El infinito nos abre los ojos, el instante los cierra.No hay eternidad sino en el olvido.

    Deca: "Generoso y despiadado vocablo. Todo me fue acordado o rechazado por ti, incluso el instante que hoy infla deamor mi corazn y aquel que pronto lo har palpitar tan dbilm ente que slo la alert ada mue rte lleg ar a orlo" .

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    Toda lectura limita. Texto ilimitado es aquel que suscita cada vez una nueva lectura a la que en parte escapa.

    Lo que queda por leer es su nica posibilidad de sobrevivencia.

    Vivir sin preguntarse "por qu?" es eludir de antemanola pregunta "cmo morir?"; es aceptar una muerte sin origen.

    La historia del pensamiento quiz sea el audaz pensamiento de una historia vivida a ras del pensamiento comorama cortada a ras del tronco.

    Un libro sin fin no puede tener otro trmino que el desus imprevisibles prolongamientos.

    El aire que respiras te fuerza a devolverlo al aire.Tal es el hlito.

    Tu pecho es harto estrecho para este don del cielo.

    "Soy, sin duda, la memoria de mis libros; pero hastadnde mis libros han sido mi memoria?", deca.

    El pensamiento no nace al da. Es el da.Dir, por mi parte, que nace a la noche?

    "Amo deca adems- esos pensamientos flotantes atrapados todava entre las brumas del sueo y el tmido clarordel da;

    "entre la nada ya menos sombra donde zozobran y la espiguilla sorprendida por la primera mirada."

    Qu define el pensamiento? No lo que es sino lo quecierne.

    Si

    Lo que llamamos pensamiento no es ms que su capacidad de circunscribir lo que a l se ofrece.

    Jams sabemos hasta dnde puede llevarnos su curiosidad; ella, para estar a la altura de nuestra fe en el lenguaje,a su vez subordina el pensamiento al imprevisible xito desu formulacin.

    Semilla ciliada, alada, con pelusilla: el pensamiento.

    Comparaba el pensamiento ya con un campo de trigo yacon un ocano. Se equivocaba doblemente. El pensamientotiene carga de espiga y dimensin de ocano.

    Pensamiento bastardo, agua magra.

    Pensamiento que grana. Lo impensado no tiene tallo.

    "Lo impensado deca es el allende del libro, su horizonte interior,"

    Si comparo, para definirlo, lo impensado a un fermentodeterminado, se me aparece en seguida como el infinito tormento de mi pensamiento.

    As, el ms all del libro es todava el libro.

    Slo puedo pensar lo impensado partiendo del lmite.Dnde voy, no est previsto.Todos los grados son para el pensamiento.Para lo impensado, abrupta carencia de peldaos.

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    Conocer cada intervalo de infinito, como a los moradores de una morada.

    El instante es la minscula puerta de la duracin. Porall se entra empequeecido.

    En mi morada, el tiempo no est al abrigo.

    "Puedo decir anot sin riesgo de equivocarme, que loimpensado es el temido desmoronamiento del puente que unados riberas indistintas/'

    La tierra gira en torno del temerario pensamiento de suredondez y en el vaco de lo impensado que la soporta.

    Aquello que posee el poder de deshacer no puede serdeshecho.

    Se escribe siempre al filo de la Nada.

    Decir del pensamiento, como de un fruto, que ha cobrado bien su forma.

    Slo en lo desconocido hay salida.

    Quien se va Abraham hacia dnde va? Yndose enbusca de su identidad, es al otro a quien descubre. Sabe anticipadamente que morir por ese otro en la insondable dis

    tancia que lo separa de s mismo y de la cual surge el rostrode su soledad.

    Se vive aquende. Se muere siempre allende, pero la frontera es mental.

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    El otro puede pensarse? Slo podemos referirnos a la ideaque de l tenemos.

    No ser la relacin con el otro mero vnculo entre dospensamien tos estriles de espaldas el uno contr a el otro, donde lo impensado no osa todava vanagloriarse de su triunfo?

    As sucede con la noche y el da obligados a morir de suspropias armas.

    La edad nos hiere. Sufrimos sangrientos reveses pero, enlo ms bajo de la encorvadura, basta a veces una chispa deamor para iluminar nuestra noche.

    Considerar siempre la experiencia como manifestacinde la irona de la Nada.

    Tener experiencia es, en cierto modo, vivir a expensasdel saludable humor de la Nada.

    "El pensador es un pescador avezado deca. Del ocanode lo impensado extrae brillantes pensamientos pez lunao pez globo; pez volante o pez de fango que, habiendo mordido el anzuelo, entre el azul del cielo y el azul del mar, colean un momento antes de quedar sobre el suelo ajenos einmviles."

    Pareja terrible: la vida tiembla, la muerte re.

    El pensamiento es a la vida lo que lo impensado es lamuerte: la misma boya.

    Nos serviremos para vivir y para morir de la misma devanadera.

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    Cotno una lmpara de cabecera ilumina el borde de lacama, la libertad aclara la sombra slo a un paso.

    Interro gar a la ausencia parece, a prim era vista, absurdo.No obstante, no interrogamos verdaderamente ms que

    a ella.

    "Nos precipitamos con tal ceguera hacia vastas comar-,cas de ausencia, que estoy pasmado,

    "Todo porvenir es ausencia asumida poco a poco", deca.Y agreg: "A mi alma le amputaron su mejor parte, co

    mo a un cuerpo sano su brazo derecho"Ah, cmo me hace sufrir fsicamente esa parte que me

    falta!"Qu otra conclusin sacar: es por el dolor como la ausen

    cia se nos manifiesta."

    La sangre enrojece la tinta sin entibiarlaTodo vocablo muere de fro.

    Quiz nuestra ausencia en el mundo es nuestra presen-ca en la nada.

    Puedes contar solamente los das que pierdes.

    Mirada cuya soledad no sabremos nunca imaginar: mirada de la Nada.

    A quien te desea el mal, oculta tus heridas : lo exaltar an.

    Qu os espanta?

    90

    Lo que en nombre vuestro se instaura y que no tenisya necesidad de justificar.

    No os entiendo bien.Y si os respondiese que vuestra verdad mata?

    (Si Dios es Su Palabra, el desierto es msviejo que Dios por ser el lugar donde ella surgi; ms viejo por ende que Su Palabra; pero Dios no tiene pasado. Decir que Dios nace

    y muere de Dios significa admitir que El esa la vez la Palabra y el Lugar?

    Al declarar: "Soy el Lugar" buscaba Diossealar que El era Palabra de todo lugar y

    Lugar de toda palabra?La vida de Dios fue de una brevedad des

    concertante; Su muerte, la de Su Palabra fulminada.De esta vida, el desierto testimonia por su

    silencio. A esta muerte, cada grano de arena nos remite.)

    Por haber opuesto Dios a Dios, el Pensamiento al Pensamiento, el Libro al Libro, los habrs destruido, uno por otro;

    pero Dios sobrevive a Dios, el Pensamiento al Pensamiento y el Libro al Libro.

    En su sobrevivencia seguirs provocndolos.

    Al desierto sucede el desierto, como la muerte a la muerte.

    (La herida hiere y es herida.)

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    NDICE

    Edmond Jabs o la seduccin del libro 7

    Blanco, como un nombre dejado en blanco 15

    LIBRETA

    La cuestin de la subversin 27Pequeos lmites a lo ilimitado 34La hoja como lugar de subversin de la palabra y de

    la blancura 38

    Fuera del tiempo, el sueo del libro 40De la soledad como espacio de la escritura 44Antemorada 48La prohibicin de representar . 51Las tres "contraportadas" del Libro de las semejanzas

    devueltas a la aren a 64Del pensamiento como creacin y destruccin del ser a

    travs de la palab ra . . . 67De la palabra clave como creacin y destruccin del ser

    a travs del pensamiento 70La ausencia como origen o la paciencia de la ltima

    pregunta ,. . . . 73

    ARENA

    Hubo libros mos 83El cielo puede ms que el libro , 84

    93