02 - Hernan Cortes Ante La Encomienda, Por Silvio Zavala

7/30/2019 02 - Hernan Cortes Ante La Encomienda, Por Silvio Zavala

http://slidepdf.com/reader/full/02-hernan-cortes-ante-la-encomienda-por-silvio-zavala 1/22

H I S T O R I A





V '....;'■ ■ ■ ' i , ' - , ■ '.■ .■ :- "■ '' ■ , í U , '

■ ^^ f^^? :-^ - ¡ ■ ^ . ^ r ^ r < ' :í .^ - ^ m

y

HERNÁN CORTES ANTE LA ENCOMIENDA

Por Süvio ZAVALA

Miembro de El Colegio Nacional

Solemos dist inguir en el estudio de la encomienda indiana unaprimera etapa anti l lana seguida por otra que se desenvuelve en elcontinente. Hernán Cortés, que tenía experiencia de la primera, aparece como introductor de la institución en la Nueva España, si bienmanifiesta el propósito de modificarla para evitar algunos de los da

ños que de ella habían resultado en las islas.Desde la época en que Cristóbal Colón gobierna en la Isla Espa

ñola ocurren dos hechos importantes: impone a los indios mayoresde catorce años de edad de las provincias de Cibao y de la Vega Realy a todos los que vivían cerca de las minas un tributo para el rey,consistente en cierta can t id ad . d e oro cada tres meses; los indios novecinos de las minas debían entregar una arroba de algodón por persona (años de 1495-96). El segundo hecho consistió en la imposicióna los indios de servicios agrícolas y mineros en favor de los españoles

{años de 1497-99). Muchos personajes fueron beneficiarios en estosprimeros tiempos de los repartimientos isleños, entre ellos Bartoloméde las Casas y Hernán Cortés.

Por lo que a éste toca, recoge Carlos Pereyra con cuidado las noticias de que, en la Is la Española, acompaña a Diego Velázquez deGuéllar en la expedición contra la señora india Anacaona, que se había rebelado, y recibe al fin de la campaña una encomienda de indios{Hernán Cortés, Segunda edición. Editor ial Porrúa, Colección "Sepan(Cuántos. . . " , N úm . 16 5, 1976 , p. 1 4 ) . Cortés pasa con Diego V eláz

quez a poblar la Isla de Cuba en 1511, donde al año siguiente esvecino de Ba raco a y tiene minas y ha tos ; obtiene servicio de indios•como encomendero (p. 17). Cortés pasa a ser vecino y alcalde de

http://cantidad.de/

http://cantidad.de/

http://cantidad.de/



1 4 MEMORIA DE EL COLEGIO NACIONAL

Santiago de Cuba, al trasladarse la capital a esta población en 1514(p . 20). De la vida en este lugar trae datos pertinentes una información que la parte de Cortés promueve a 3 de diciembre de 1529 ante

Francisco Osorio, alcalde en dicha ciudad, por medio de Alonso deFigueroa. En el interrogatorio presentado por ella se afirma que Cortés adquirió los indios de Manicarao y otro pueblo en la provinciade Bany, que eran de Alonso González, y más los indios de Arimao,y compró hacienda y ovejas a un Hernán Cerón y yeguas y otras cosas,de manera que tenía hacienda en razonable cantidad. En las declaraciones de los testigos aparece que Cortés, en esta ciudad de Santiago,tenía buena hacienda que había mercado. El y su mujer Catal inaXuárez tuvieron casa como personas honradas. En otros lugares del

juicio se dice que CoTtés tenía herramientas de minas y mucho orode minas y piezas de plata y casas y tiendas, todo lo cual podía valerdiez mil pesos de oro de minas. (Se encuentran estas referencias en eldoc. 7 de la obra del autor de estas líneas, publicada por el Archivr>General de la Nación, bajo el t í tulo de: Tributos y servicios persona-les de indios para Hernán Cortés y su familia, México, 1984, p. 1 yss . ) . Hasta aquí aparece Cortés como beneficiario del servicio de indios en las Antillas, sin conocerse la op'nión que se hubiera formadode la encomienda, la cual solamente se manifiesta después en el con

tinente, como adelante veremos.Re alizada la conquista de M éxico, se enfrenta Cortés a la deii

cada cuestión de conceder premios a los conquistadores y pobladores,según sus méritos y servicios, como era la costumbre.

Una parte de la recompensa consistía en la distribución del botínde oro, esclavos y otros bienes muebles. Pero había asimismo el deseo de los capitanes y soldados de recibir pueblos en encomienda, quevenían a ser un premio más duradero.

En la tercera carta de relación de 15 de mayo de 1522 (edic. dela Biblioteca de Autores Españoles , Madrid, 1946, XXÍI, 95), decíaCortés a Carlos V, que por carta suya le hizo saber cómo los naturales de estas partes eran de mucha más capacidad que no los de lasotras Islas, y que a esta causa le parecía cosa grave por entoncescompelerlos a que sirviesen a los españoles de la manera que los delas otras Is las; y que también, cesando aquesto, los conquistadoresy pobladores de estas partes no se podían sustentar; y que para noconstreñir por entonces a los indios, y que los españoles se remediasen, le parecía que Su Majestad debía mandar que de las rentas que

acá le pertenecen, fuesen socorridos para su gasto y sustentación, yque sobre ello mandase proveer lo que fuese más servido. Pero Cortés agrega ya en la carta tercera que, vistos los muchos y continuos

y. \ '^-:^-



H E R N Á N C O R T É S A N T E L A E N C O M I E N D A 1 5

gastos del rey, y visto también el mucho tiempo que han andado losespañoles en las guerras y lab necesidades y deudas en que estaban

puestos, y la dilación que había en lo que su majestad podía mandar ,y sobre todo la mucha importunación de los oficiales reales y de todos los españoles, "fueme casi forzado depositar los señores y naturales destas par tes a los españoles, considerando en ello las personasy los servicios que en estas partes a V.M. han hecho, para que entanto que otra cosa mande proveer, o confirmar esto, los dichos señores y naturales sirvan y den a cada español a quien estuvieren depositad os lo que hub ieren menester pa ra su sustentación. . . P ar a lashaciendas y granjerias de V.M. se señalaron las provincias y ciudades

mejores y más convenientes. Suplico a V.M. lo mande proveer, y responder lo que más fuere servido".De suerte que la distancia de la corte, las necesidades de los es

pañoles y aun la asignación de algunos lugares a la Corona, son lascausas invocadas por Cortés para iniciar el depósito de los indios. Yquedaba en espera de lo que el rey resolviera.

En la cuarta carta de relación de 15 de octubre de 1524, informaba de los progresos de la encomienda en varias regiones de NuevaEspaña: en las provincias de Coatzacoalcos, los naturales se deposi

taron y encomendaron a los vecinos de la villa, y les servían; lo mismo en Oaxaca; en Colima repartió los pueblos a los vecinos, que fueron veinticinco de caballo y ciento veinte peones.

Al establecimiento de hecho de la encomienda añadió varias medidas legales. En sus Ordenanzas de buen gobierno de 20 de marzode 1524, dispuso que los encomenderos tuvieran armas conforme ala calidad de sus repartimientos, que quitaran los ídolos a los indios,que entregaran los hijos de los caciques a los frailes para su instrucción cristiana, que los que tuvieran más de dos mil indios pagaran

clérigo u otro religioso para instruir a sus sujetos, y los de menorrenta lo pagaran entre dos o tres.

Sobre el contenido del tributo de los indios encomendados y lavía para tasar lo y exigir lo , manifestaba que hasta aquí se había permitido pedir oro a los indios de los repartimientos, en razón de lasdeudas de los españoles contraídas por sus gastos en la conquista,y porque los naturales tenían algunas joyas de oro; pero permitir loen adelante ser ía en perjuicio de éstos, por lo cual Cortés mandabaque ninguna persona pidiera oro a los indios que tuviere encomen

dados, so pena de perderlos. Si los indios no sirvieren a su encomendero como era razón, parecería ante él o ante sus tenientes y alcaldesmayores, para que habiendo consideración a los indios que eran, y



1 6 M E M O R I A D E E L C O L E G I O N A C I O N A L

en qué parte estaban poblados, y el (mérito del) que los tenía, lesmandara servir conveniblemente.

Convencido por la experiencia de las Islas de ios inconvenientesde dar indios a personas sin arraigo en la t ierra, dispuso que losencomenderos de Nueva Es pañ a p rom etieran res idir po r lo menosocho años, y que si antes de este plazo se marchaban, perdieran todolo habido y granjeado.

En cuanto a la duración de las encomiendas, prometía que a laspersonas que quisieran permanecer en estas partes, no les serían removidos los indios para en todos los días de su vida, si no fuere pordelito por el que merecieran perder los bienes, y por mal tratamiento

de los naturales; y que teniendo en estas partes legítimo heredero ysucesor, sucederían en los indios y los tendrían para siempre de juroy de heredad como cosa suya propia, y pronto había de enviar a suplicar al rey que así lo concediera. Este deseo de que la encomiendatuviera perpetuidad sería una de las constantes del pensamiento deCortés sobre la institución continental, porque razonaba que algunos,por temor que les habían de ser removidos los indios, como habíasido hecho a los vecinos de las Islas, estaban siempre como de caminoy no se arraigaban ni heredaban en la t ierra , de donde redundaba

no poblarse como convendría, ni los naturales ser tratados como erarazón; en cambio, si estuvieran ciertos que los tendrían como cosapropia, que en ellos habían de suceder sus herederos, tendrían especial cuidado de no sólo no destruirlos ni disiparlos, mas aún de conservarlos y mult ipl icarlos.

Todos los encomenderos debían tener casa poblada en los sit iosde su vecindad dentro de año y medio, bajo pena de perder los indios; los conquistadores agraviados en los repartos debían parecerante fray Juan de Toro y Alonso de Estrada, "dando razón del t iempoque ha que están en estas partes y de lo que han servido, y adonde,y de lo que tienen y han habido en la t ierra", porque por su información Cortés se juntará con ellos y se proveerá de manera que todosqueden satisfechos y contentos según razón. (Recojo este texto en ¿oencomienda indiana, Madrid, 1935, segunda edic. en México, 1973,p p . 4 1 - 4 2 ) .

Entre los motivos que Cortés alegó al dictar los preceptos anteriores figura la experiencia del período antil lano; de ésta nacían,

por lo tanto, algunos rasgos importantes de la encomienda del Continente. En la citada legislación de Cortés, la encomienda ofrecía yavarias características que perduraron, como la obligación del encomendero de tener armas, la vecindad, la carga religiosa, la media-



HERNÁJ V CORTÉS ANTE LA ENCOMI ENDA 17

ción de las justicias en el cumplimiento del servicio que darían losindios a los encomenderos, y la promesa sucesoria.

Además de las ordenanzas anterioreSj Cortés dictó otras [en 1524]para el buen tratamiento de los indios. Reconoce que la principalcosa de donde resulta la perpetuación y población de estas par tes (queera una de sus preocupaciones fundamentales como gobernante) , esla conservación y buen tratamiento de los naturales de ellas, y paraesto conviene que haya orden. Por lo tanto dispone que los españolesen quien fueren depositados los naturales para servirse de ellos, seaprovechen en la forma siguiente, y que no salgan de ella, so las penas contenidas en cada uno de los capítulos de ellas. Cualquier es

pañol que tuviere indios depositados o señalados sea obligado a mostrarles las cosas de la fe, porque por este respeto el Sumo Pontíficeconcedió que nos pudiésemos servir de ellos; y aun para este efectose debe creer que Dios ha permitido que estas partes se descubrieseny nos ha dado tantas victorias y tanto número de gente. Ningún encomendero vaya a sus pueblos sin licencia del lugarteniente. ítem,porque al presente los españoles tienen necesidad de bastimentos, yhabiéndose de proveer de los pueblos que tienen encomendados, seríaa mucho trabajo de los naturales, y los españoles no serían proveí

dos, permite que para remedio de esto, los españoles que tuviesendepositados o señalados indios, "puedan con ellos hacer estancias delabranzas, así de yuca y axes, como maizales y otras cosas". [Obsérvese que el encomendero no goza para sus siembras de todas las tierras del pueblo sino de la parte que se destina a sus estancias delabranzas, que le cult ivan los indios encomendados] . Otra cláusulaextendía estos servicios a la crianza de ganados de los españoles. [Deeste mo do se emp ezaban a introdu cir en Nueva E spa ña los serviciospersonales de los indios como parte del tr ibuto de las encomiendas] .

Cortés, para no repetir el caso de las Islas, no autorizó que se emplearan en labores mineras, y por otra parte reguló con cuidado losservicios agrícolas, pastoriles y de edificación de ciudades que susOrdenanzas autorizaban. Para sacar los encomenderos a sus indiosde los pueblos y llevarlos a las estancias, o a las villas, para los trabajos, debían ocurrir al lugarteniente del poblado, quien registrabaen un libro a los indios; el servicio duraba veinte días, se fijaba lacomida que habían de tener, que no trabajaran después de la puestadel sol , que a mediodía reposaran una hora, que no sirvieran las mu

jeres ni los muchachos de doce años abajo, que hubiera una Virgenen el s i t io donde los indios reposaran, para que por la mañana, antesde salir a "facer fazienda", oraran ante ella. Licenciados los indios




después de sus veinte días de servicio, no podían ser llamados otravez hasta pasados treinta días; sobre el jornal se mandaba que cada

encomendero, "en cada un año [dé] a cada persona de las que sirvieren conforme al registro del escribano, por su trabajo, hasta preciode medio peso de oro en cosas de rescate o en lo que le pareciere ami lugarteniente, la cual dicha paga se haga ante el escribano antequien se registrasen los indios". Para el servicio minero, que los indios de encomiendas no atendían, pensaba Cortés utilizar indios esclavos de rescate o de guerra. (Recojo asimismo este texto en La en-comienda indiana, cit., p p . 42-43 . Sobre el año de estas ordenanzascfr, Ernesto Schaefer, índice de la Colección de Documentos Inéditosde Indias, Madrid, 1947, I I , 180, no. 1.292).

Los informes de Hernán Cortés sobre los repartimientos de Nueva España encontraron en la Corte un ambiente desfavorable. Desdela declaración de La Coruña de 1520 prevalecían los principios enfavor de la libertad de los indios, que se mantenían en 1523. Eneste año tuvo lugar en Valladolid una junta, cuyas conclusiones fueron contrarias a los repartimientos, y las Cortes que se celebraronen esa ciudad formularon una petición que dio lugar al precepto quedespués fue ]ey 12, tít. 10, lib. V de la Recopilación de Castilla, que

prohibió hacer merced de indios a ninguna persona y dispuso que lashechas se revocaran.

De acuerdo con estos antecedentes, la instrucción de Carlos V aCortés, dictada en Valladolid el 26 de junio de 1523, le decía quepor larga experiencia se había visto que de haberse hecho repartimientos de indios en la Isla Española y en las otras islas que hastaaquí están pobladas, y haberse encomendado y tenido los españolesque las han ido a poblar, han venido en grandísima disminución, porel mal tratamiento y demasiado trabajo que les han dado. El rey

mandó platicar sobre ello a todos los de su Consejo, juntamente conlos teólogos, religiosos y personas de muchas letras y de buena vidaque en la corte se hallaron, y pareció que: "Nos con buenas conciencias, pues Dios nuestro señor crió los dichos indios libres y no sujetos, no podemos mandarlos encomendar ni hacer repart imiento deellos a los cristianos, y así es nuestra voluntad que se cumpla". Porende , manda a Cortés que en esa tierra no haga ni consienta hacerrepartimientos, ni depósito de los indios de ella, sino que los dejevivir libremente, como los vasallos del rey viven en los reinos de

Castilla. Y si cuando ésta llegase tuviere hecho algún repartimientoo encomendado algunos indios a algunos cristianos, luego que la recibiere, revocaría cualquier repart imiento o encomienda de indios que



HERNÁN CORTÉS ANTE LA ENCOMIENDA 1 9

hubiera hecho en esa tierra a los cristianos españoles que en ella hanido y estuvieren, quitando los indios de poder de cualquier persona

que los tenga repart idos o encomendados, y los deje en entera libertad, y para que vivan en ella, quitándolos y apartándolos de los vicios y abominaciones en que han vivido. Y les ha de dar a entenderla merced que en esto les hacemos y la voluntad que tenemos a quesean bien tratados y enseñados para que con mejor voluntad vengaríen conocimiento de nuestra fe y nos sirvan, y tengan con los españoles que a la dicha tierra fueren la amistad y contratación que es razón. A continuación el rey encarga a Cortés que averigüe el tributoque los indios daban a sus señores, y asiente juntamente con los ofi

ciales reales el que han de dar cada año al rey español como dabana sus señores; y si no tenían costumbre de pagar dicho servicio ytributo, paguen en reconocimiento del vasallaje lo que pareciere quebuenamente podrán cumplir. También se informe en qué otras cosaspuede el rey ser senado en dicha tierra, así como salinas, minas, mineros, pastos y otras cosas que hubiere. (Véase La ericomienda india-na, ci í . , pp. 44-45) .

Cortés contestó al Emperador, por carta de 15 de octubre de1524 , que no había cumplido la medida y la tenía en secreto y sólola comunicó, con juramento de no divulgarla, a los oficiales del reyy a los procuradores de las ciudades y villas de Nueva España. Explicaba que en estas partes los españoles no tienen otros géneros deprovechos, ni man eras de vivir ni sustentarse en ellas, sino p or elayuda que de los naturales reciben; y faltándoles esto, no se podríansostener y desampararían la tierra, de que no poco daño se seguiría,así en lo que toca al servicio de Dios, cesando la conversión de estasgentes, como en disminución de las reales rentas, y perderse tan granseñorío como en ellas Su Alteza tiene. Creía que las encomiendas libraban a los indios del cautiverio en que los tenían sus antiguos señores, quienes les tomaban toda su hacienda y sus hijos, hijas y pa-rienics, y a ios indios mayores los sacrificaban a los ídolos. También.argüía que la manera y orden que había dado en el servicio de estos-indios a los españoles es tal, que por ella no se espera que vendránen disminución, como han hecho los de las islas que hasta ahora se-han poblado en estas parles; "porque como ha veinte y tantos añosque yo en ellas resido, y tengo experiencia de los daños que se haa

hecho y de las causas de ellos, tengo mucha vigilancia en guardarme-de aquel camino y guiar las cosas por otro muy contrario; porque se-me figura que me sería a mí mayor culpa, conociendo aquellos yer ros , seguirlos, que no a los que primero los usaron; y por esto yo no




permito que saquen oro con ellos, aunque muchas veces se me ha requerido, y aun por algunos oficiales de V.M., porque conozco el gran

daño que del lo vendría , y que muy presto se consumirían y acabarían". Tampoco permite que los saquen fuera de sus casas a hacerlabranzas, como lo hacían en las otras islas, sino que dentro en sustierras les señalan cierta parte donde labran para los españoles quelos t ienen depositados, y de aquélla se mantienen y no se les pide otra■cosa. Para sacar oro y que las rentas reales no se disminuyan, piensaque con los esclavos de rescate permitidos y los de guerra, hay tanta-copia de gentes para sacar oro, que si herramientas hubiese, como lashabrá presto, se sacará más cantidad de oro en sola esta t ierra, que

en todas las islas juntas. De esta manera se harán dos cosas: buenaorden pa ra conservación de los natu rales y sustentamiento de los españoles, y de estas dos resultarán el servicio de Dios y el acrecentamiento de las rentas reales. {La encomienda indiana, cit., pp , 45-46) .

Es cierto que Cortés en sus ordenanzas para el buen tratamiento delos indios había mandado que los españoles pudieran tener labranzasen el pueblo encomendado que les cultivarían los indios, sin precisarsi esas t ierras pertenecerían al encomendero o sólo tendría el usufructo, permaneciendo la propiedad en el pueblo de indios; pero asimis

mo permitía sacar a éstos para servir en la crianza de ganados delos españoles y para trabajos de edificación en las ciudades, con intervención de la justicia. Lo que no toleraba era el empleo de losindios encomendados en sacar oro en las minas. Era la diferencia quesubrayaba con respecto a los repartimientos acostumbrados en lasislas de las Antillas.

En o tro pá rraf o de su carta de 1 5 de octubre de 152 4, Cortés informaba al Emperador acerca del contenido del tributo de los indiosencomendados, que daban maíz, a lgodón, pulque, hacían las moradas

y criaban los ganados, que es lo que apuntamos en el párrafo anter ior .Sobre la perpetuidad de las encomiendas escribía que convenía

mucho que mandara el rey que los naturales se dieran a los españoles perpetuamente, quedando a Su Alteza la suprema jurisdicción detodo; porque así cada uno los miraría como cosa propia, y los cultivaría como heredad aue habría de suceder en sus descendientes. Cadauno tendría cuidado en particular en lo que le tocase. [Esta fue unaproposición a la que Cortés siempre se mantuvo f i e l ] .

En cuanto a la implantación de los tributos de los indios en favor del rey, decía que, como se le mandaba, lo había comunicado conlos oficiales reales y aun con los religiosos que estaban en Nueva Españ a, y creía que todos los oficiales y algu nos religiosos. es:;ribían



HERNÁN CORTÉS ANTE LA ENCOMI ENDA 21

al rey sobre ello. Su opinión personal era contraria a estos tributos,porque si los indios tenían que contribuir al rey, no darían nada alos españoles, y éstos, no pudiendo sustentarse, dejar ían la t ierra.Las cosas que los indios daban no servían al rey; explicaba que seseñalaron ciertos pueblos para el rey administrados por el tesoreroAlderete, y casi se perdieron, por lo cual Cortés tuvo que darlos enencomienda y así iban mejor. Si los españoles despojados de sus encomiendas se marchaban, el rey perdería las provincias sin ser suficientes para conservarlas las tropas a sueldo, porque para sostenerlo ganado, s in pensar en acrecentar más, eran menester , a lo menos,mil de caballo y cuatro mil peones; éstos, ninguno de los de caballose podrían sufrir con que le diesen quinientos mil maravedís de par

tido, porque en un caballo se va más de la mitad, y lo demás nobasta ni para herraje y para vestirse según valen las cosas; en totalse gastarían quinientos cuentos en los de a caballo; y en los peones,a razón de doscientos pesos de oro, ochocientos mil pesos. Además,suprimidos los encomenderos, era menester con cada fraile que fuerea predicar a un pueblo, ir una guarnición, y ésta, con tres días queestuviese en el pueblo, le dejaría asolado. {Loe. cit., p . 4 7 ) .

Bien planteaba Cortés en este párrafo de su carta la disyuntivaque había para la conservación militar de lo ganado por la conquista:o premiar a los españoles con las encomiendas bajo la carga de tenerarmas, o poner guarniciones a costa del rey con los gastos y los inconvenientes que señalaba.

En resumen. Cortés defendía las encomiendas por razones económicas, porque consideraba que de ellas dependía el sustento de losespañoles; por miras polí t icas, ya que eran un medio ef icaz para mantener sujeta la tierra y obedientes a los indios; y por ventajas religiosas, porque permitían impartir a los naturales la instrucción enla fe. Hacía esfuerzos para distinguir sus encomiendas de las de lasislas , insistiendo en que las suyas no implicaban servicios en minas,ni exterminaban a los indios. Abogaba por la perpetuidad de los repartimientos, y era contrario a un régimen tributario regalista, difícilde administrar, en el que veía una amenaza a los premios de los conquistadores, puesto que esos tributos los pagarían también los indios.

Puede decirse que Cortés mantenía una visión señorial de la sociedad indiana, en tanto que hubo por estos años otros pareceres favorables a la organización regalista que ya se insinuab a en los docu

mentos reales.La opinión de Hernán Cortés en favor de las encomiendas fuereforzada por el parecer conjunto de los religiosos dominicos y fran-




císcanos de Nueva España, sin fechaj citado en otro de 1526 (J. G.Icazbalceta, Colección de Documentos.. ., edic. México, 19 71 , II , 156 ,54-9), quienes pensaban que la t ierra debía repart irse perpetuamente,sucediendo en las encomiendas únicamente los hijos o herederos legít imos ; que debía tasarse lo que los indios vasallos dieran a los señores españoles; que el tributo no lo llevaran los indios al lugar dondevivía el encomendero, a menos que se les pagara este trabajo y se lesdiera de comer para el camino de ida y de vuelta y que no fuera entiempo que impidiera sus labranzas; que se nombraran tres o cuatrovisitadores que entendieran en el buen tratamiento de los naturalesy en las cosas de Dios, "los cuales tengan poder del Emperador y salario asignado"; que se debían dar encomiendas a los muchachos in-

¿ios nobles que se educaban en los monasterios; que los españoles casados con indias quedaran con repart imientos y fueran favorecidos;que después de hechos los repartimientos, en ningún caso fueran quitados, salvo por las causas porque ios mayorazgos y haciendas sepierden y confiscan entre cristianos. Fray Juan Suárez continuó enEspaña las gestiones en pro de las encomiendas. [La encomienda indiana, pp . 47 -48) .

En contra de las opiniones examinadas, hubo quienes aconsejaron

al Emperador que estableciera inmediatamente la tributación en favor de la Corona; que si algunos opinaban que los indios no tendríanorden en esta forma ni contribuirían. Su Majestad creyera que no lehacían verdadera relación, y que lo harían por su interés part icular,como decía el contador Rodrigo de Albornoz en carta al rey de 15 dedic iembre de 1525. {Loe. cit., p . 4 8 ) .

En Nueva España, el problema de las encomiendas no consistíaúnicamente, como en el período antillano, en compaginar la libertadde los indios con el principio de la compulsión estatal para que pres

taran sus servicios en favor de los particulares españoles.Se trataba ahora de ¡a organización de una región vasta, densamente poblada de indígenas, que debían convivir con los dominadoresbajo el poder real. El problema en su substancia económica continuaba siendo el mismo de la época de las Antillas, puesto que se tratabade que los naturales, en alguna forma lícita en Derecho, prestaran su?servicios y contribuyeran al sostenimiento de los pobladores español e s ; pero también comenzaban a distinguirse los matices políticos yfiscales del problema; al Estado monárquico y de tendencias rega-

li?tas de la Casa de los Austrias, no le era indiferente que la distante Nueva España quedara organizada bajo un régimen pleno de se-ño'ío con delegaciones de jurisdicción y cesión perpetua de las rentas




de los nuevos vasallos indios, o que se implantara la administraciónregalis ta (representada más tarde por los corregimientos), mediante

la cual la Corona tendría puder directo sobre los naturales, cobrandopara sí sus rentas.He seguido el curso de ese complejo problema en otra ocasión.

(La encomiemla indiana, cit.). Lo que aquí nos corresponde tratar esel papel particular de Hernán Cortés ante la encomienda. En relación con ello no puede olvidarse que en ei reparto de los pueblos deindios era juez y p ar te; p orqu e prim ero , al distrib uir las encomiendas, reservó para sí buenos })ueblos; y después, en sus gestiones antela corte, logró obtener la concesión del Marquesado del Valle con

22 lugares y 23 00 0 vasal los , gozando de jurisdicción y perp etuidad ,que no se concedió finalmente a las encomiendas comunes. (Del patrimonio cortesiano me ocupo por extenso en las obras: Tributos yservicios personales de indios para Hernán Cortés y su familia, Publicación del Archivo General de la Nación, México, 1984. El servi-cio personal de los indios en la Nueva España, El Colegio de Méxicoy Ei Colegio Nacional, 1985, cap. VII. Y por lo que ve a las relaciones entre el señorío y las encomiendas de Nueva España y la propiedad terri torial de los naturales , en Estudios Indianos, El ColegioNacional, México, 1948 con reedición en facsímil en 1984, pp. 205-3 0 7 ) .

Asimismo debemos recoger la opinión de Cortés acerca de lasencomiendas cuando ya había avanzado el proceso histórico de lainstitución en el continente indiano.

Mientras Cortés lit igaba con la Audiencia de México y con elvirrey don Antonio de Mendoza acerca de la cuenta de los vasallosdel Marquesado del Valle, escribe al Consejo de Indias una carta, el20 de septiembre de 1538, en la que, para facilitar la solución de la

controversia que le preocupaba, pasa a explicar cuál es el régimen depropiedad y habitación de los indios según sus antiguas costumbres.Las tierras están repartidas a los vecinos de los pueblos donde tienensus labranzas y heredades, con cargo de cierto tributo que, por recibiresas tierras, dan al señor. Están repartidas según la posibilidad delvecino indio. Hecho este repartimiento por ios barrios o collacionesdel pueblo, quedan las tierras perpetuamente en los que las recibencon la carga del tributo que pasa a sus hijos y nietos y demás desceii-dientes, sin que el señor se las pueda quitar por ninguna cosa mien

tras paguen el tributo. Los vecinos no pueden enajenar ni trocar lastierras sin licencia del i=eñor y sin que el tequitato o principal delbarrio, que equivale casi a los jurados de España, asiente el cambio




en la matrícula que lleva. La masa de lo que montan los tributos delas tierras queda bajo la responsabilidad del tequitato y él da cuen

ta al señor o al mayordomo y él cobra de los vecinos. Suelen last ierras quedar vacas porque el poseedor muere s in herederos o porqueéstos no quieren tomar las tierras con la carga del tributo o porqueel poseedor se quiso ir a vivir a otro pueblo. En estos casos el tequitato hace relación al señor o al mayordomo para que den las tierrasa quien las quisiere con aquella carga. Entretanto todos los vecinosdel barrio son obligados a beneficiar esas tierras para que de ellas sepague el tributo al señor. Del rendimiento de esas tierras pagan susgastos públicos y también el tributo hasta tanto que algún vecino las

toma con la carga. En cada pueblo y barrio o collación hay númerode vecinos señalado que contribuyen al señor y a las obras y gastospúblicos. Demás del tributo que se paga por las tierras (que consisteen maíz, ropa, algodón, aves, axi, frijoles, chía y otras cosas de legumbres), t ienen obligación algunos barrios, y aun algunos vecinosparticulares, de sostener con las tierras otras gentes que son oficialesde todos oficios mecánicos, maestros de hacer rosas que son como losramilletes de Barcelona, otros que inventan cantares o bailes, farsas,juegos de manos. Cada barrio tiene obligación de tener tantos para

las obras y fiestas que el señor quisiere hacer y lo dan por "adahalas".demás de los tributos. Esas gentes están en los pueblos y barrios acosta de los vecinos el tiempo que quieren, según se los pagan, y sevan cuando quieren adonde mejor part ido les hacen. Las t ierras sedan por medidas y conforme a éstas se paga el tributo. Cada vecinolas toma en cantidad que está de acuerdo con sus posibilidades. Asíque unos tienen 10 0, otros 20 0, otros 1 0 00 y otros 2 0 00 , etc. Pa rabeneficiar las tierras alquilan gentes, ya sean casados con sus familias o solteros. Pagan estos servidores señalando un pedazo de la tie

rra donde haga una casa de paja y la puede sembrar de lo que quisiere. Dan al dueño de la tierra una pierna de manta, o una gallina,cada tantos días; otros sirven en la casa, traen leña, labran, se cargan, otros dan mujeres a moler maíz y hacer pan, o hilar algodón, otejer mantas. [La encomienda indiana^ cit., pp . 410-412) .

Esta relación muestra, de una parte, que Cortés se enfrentaba todav ía a dificultades p ara disfrutar de la m erced de los 2 3 00 0 vasal los ; y, de otrfi, que había observado con detenimiento el sistema de

la tenencia de la tierra bajo el régimen prehispánico, que continuabasirviendo de base a la organización de los pueblos, al cultivo de lastierras y al pago de los tributos, que ahora beneficiaban a los particulares españoles en ciertos casos y a la Corona en otros.




Se cuenta con un "Parecer razonado de don Hernando Cortés,Marqués del Valle, sobre los repartimientos perpetuos de la Nueva

España" (que considero ser del año de 1541, en La encomienda in-diana (1973), p . 405) . Comienza diciendo que las causas y razonesque hay para que se den a los españoles los repartimientos de indiosperpetuos son tantas y están sobre esto tantas veces tratado, que notiene que advertir en esto sino remitirse a ellas. En cuanto a NuevaEspaña, sabe que el repartimiento perpetuo es convenientísimo, porlas razones generales y porque aquella tierra está de manera, queninguna cosa se puede hacer más conveniente en ella, así para el servicio de Dios y de Su Magestad como para el bien de los naturales

y españoles. Porque la tierra se va poblando grandemente de españoles y despoblando de indios, y si éstos no tienen dueño propio quelos ampare y defienda, los han de consumir los españoles, que cuantos más hubiere más habrán menester valerse de los indios para sushaciendas y granjerias. Y teniendo quien le duela (que sería el encomendero perpetuo), mirará por ellos y saldrá a su defensa muchomejor que los corregidores, que son mercenarios, y los otros (serían)dueños propios. Y ningún mejor fiscal habrá para que se guarden lasordenanzas que están hechas y se hicieren para el buen tratamiento

de los indios, que sus mismos encomenderos si los tienen perpetuos,[Es decir, se trata del argumento de la defensa del indio que Cortéspiensa que convendría poner a cargo de los encomenderos perpetuos,que la harían por su propio interés; lo cual beneficiaría a los indios,que de otra manera carecerían de protectores firmes ante los otrosespañoles que los emplearían en sus haciendas y granjer ias] . Dadoasiento en esto, todo lo demás será fácil y sabroso para indios yespañoles (de lo que se trata en otros cuatro papeles que se han visto).Su Magestad no pierde nada de su hacienda, más bien gana que pier

de, porque aunque van vacando algunos de los repartimientos por lasvidas de los que los tenían, se van haciendo mercedes en lo'^ tributosde indios vacos a personas que parece al Consejo que se debe gratificar, y poco o nada de lo que vaca entra en la caja Real, sino paralas dichas mercedes, antes hay mucho más librado que vaco ni vacaráen algunos años. En cuanto a la manera de hacer el repartimiento yperpetuidad, explica que, a diferencia del Perú, donde se pensaba obtener la perpetuidad a cambio de algún servicio pecuniario al rey, losencomenderos de Nueva España no podían pagarlo, y que lo conve

niente era que a la persona que tuviera en primera vida la encomienda, al darle la perpetuidad, se le rebajara como pensión perpetua en favor del rey el cuarto de la renta; al que tuviera la enco-




raienda en segunda vida, el tercio; al que la tuviera en tercera ypostrer vida, la mitad. Aunque parece mucho, lo podrán cumplir los

encomenderos, dándose orden en lo de los diezmos de los indios ysustentación de los religiosos que se trata en otro memorial. Porquecomo los encomenderos no hayan de pagar los ministros de la doctrina, sino que esto se ha de suplir de los diezmos, podrán hacerlo sinmucha vejación. Hace ver que además de lo que Su Magestad sacaríade presente, los repartimientos podrían ponerse por vacación en cabeza de Su Magestad, y empleada esta cantidad cada año en renta,vendría a tener Su Magestad más que lo que podrían valerle todoslos dichos repartimientos enteros puestos en su cabeza, al cabo de losaños. [Cortés gustaba de razonzar el interés fiscal a su manera, quesiempre fue poco propicia al realengo por mal administrado y demayor gasto que rendimiento]. No le parecía inconveniente que sevendiera a los encomenderos la jurisdicción de los pueblos, ahorrandolos salarios de las justicias y corregidores que en ellos se ponen, quelos más son de poca util idad. También era partidario de que se repartieran muchos pueblos que estaban en corregimiento, con la pensión de la mitad de lo que valieren. Si Su Magestad quisiere queestos pueblos queden sin repartir para hacer mercedes a personasa quien se tenga obligación, se podrá hacer, puesto que de dichos

pueblos Su Magestad no saca ningún provecho, aunque la merced nosea sino de lo que se daba a los corregidores. Asentada la t ierracon la perpetuidad, todo crecerá: las haciendas, el trato, el valor delas cosas, las rentas reales, y todo es en beneficio de la tierra y delos vecinos de ella así españoles como naturales. (Mariano Cuevas,Cartas f otros documentos de Hernán Cortés. . . , Sevilla, 1915, doc.XX X VI, pp . 22 3 22 6. A.G.I . , Indiferente G eneral , 145-7-9. Prop oneCümo fecha la del año de 1544 con interrogación, pero en el índice,p . 354, da la de 1541) .

La crisis de las Leyes Nuevas de 1542-43 no dejó a Cortés indiferente, y se cuenta con un Memorial suyo acerca del repartimientode indios y polít ica po blado ra en Nueva E spa ña (repro duc ido enCarlas y documentos. Introducción de Mario Hernández Sánchez-Barba, México, Ed itorial P orr úa , 19 63 , pp . 411 41 5, sin indicación defuente, proponiendo con interrogación la fecha de 1537, pero me parece ser más tardío). Dice que los del Consejo de Indias confierensobre si conviene al servicio de V.M. que los naturales de la Nueva

España estén todos en su cabeza, o algunos en los españoles pobladores de ella; y como a quien más parte cabe del daño o provechoque de esto se siguiere, y más obligación tiene a Dios y a V.M. de



HERNÁN CORTÉS ANTE LA ENCOMIENDA 2 Z

mirarlo, y más experiencia para saberlo, dirá lo que siente . [Estepárrafo parece corresponder a la etapa preparatoria de las Leyes

Nuevas de 1542-43]. Para que los naturales obedezcan es necesarioque haya en la t ierra copia de españoles arraigados en el la . No puedeser si no tienen con qué sostenerse de manera que el interés lesobl igue a permanecer y olvidar su naturaleza. De dineros, a manerade sueldo, sumaría mucho, y hay otros inconvenientes que ha dichoen el Consejo y los dirá cuando V.M. fuere servido. Razona la indignación que causaría en los que tienen indios quitárselos, y a los demás que con ellos se sustentan. No hay cosa que más los arraigue quetener indios, lo cual cunsta porque acabados los de las Islas se des-

]>oblaron de españoles, y sigúese que lo mismo será acá, que tantomonta para ellos quitárselcií como no haberlos. Teniéndolos t ienengranjerias, que es )»arte principal para poblarse las t ierras nuevas v

arraigar los pobladores, y resulta crecimiento a las rentas reales acausa de la contratación. El almojarifazgo vendría en disminuciónsi las granjerias faltasen. Conviene pues que se den indios pero restadecir cómo. Con quitarse cesa todo. La determinación sea con muchadeliberación y consejo. De dar indios a los españoles pobladores sesigue In conversión de los que hoy hay y que se multiplicarán en mu

cha manera, y las rentas reales crecerán y serán perpetuas. Y quedaráorden para lo que está por descubrir, que a razón es más que loque se sabe. Asimismo se trata cómo se deben hacer las conquistas delas t ierras que nuevamente se descubrieren [otra razón para considerar que el parecer se da cuando se preparan las Leyes Nuevas t!o1542-43 , en uno de cuyos capítulos se lee; "Porque una de las cosasen que somos informados que ha habido desorden, y para adelantelo podr ía haber , es en la mater ia de los descubr imientos . . . " ] . Loque a mí me parece es lo primero advertir ante todas cosas qué es

I la orden] que se tuvo en las conquistas que se han hecho en todaslas Indias del Mar Océano, part icularizando cada isla o provinciade tierra firme por sí , y quién la conquistó. Saber qué manera degente había en cada una de estas islas o provincias de tierra firmeque se han conquistado. Qué daños se hicieron en las conquistas y quefue la causa de ellos. Pues consta que todas o las más de las islasy provincias conquistadas hasta hoy en aquellas parles están despobladas de los naturales, y las que del todo no lo están, arruinadasy disminuidas, que claro muestran llevar el camino de las otras [ex

traña coincidencia con lo que sostenía Bartolomé de Las Casas, aun-íjue la conclusión va a ser diferente]; saber si este daño procedió dela conquista o del proceso de la gobernación [que a él se le había qui-




t a d o ] . C onoc idas l a s causas de lo s daños hechos , p rovee r lo s en l af o r m a s i g u i e n t e : P r o h i b i r q u e n i n g u n a p e r s o n a , p o r s u p r o p i a a u t o

r id ad , no descub ra n i conqu i s t e i s l a n i pa r t e de t i e r r a f i rm e s in ex p re sa l i c enc ia n i f acu l t ad de V .M . o de su s suceso re s . [C uando é lpa r t ió a l a conqu i s t a de l a que vend r í a a s e r l a N ueva E spaña , l al i c enc ia e r a de l gobe rnado r de C uba y s igu ió l a rgo p le i to pa ra quese r e so lv ie ra a qu ié n co r r e s pon d ía ju r íd i cam en te e s t a gobe rna c ión ]»Y qu e si a lgun os nav ios descu b r i e r e n a lgun a i s l a o pa r t e de t i e r r af i rm e , de r ro tándose po r t em pora l o po r o t r a causa fo rzosa de l ca m ino o navegac ión que va a hace r en l a s con t r a t ac iones que se u sanen aque l las par tes , en ta l caso pueda de aque l la vez que la descur

br ie re saber s i es poblada , y de qué gen te , y qué ley o r i to t ienen , yde qué v iven , y lo que hay en la t ie r ra , s i lo pudieren hacer por v íade con t r a t ac ión y s in e scánda lo de lo s na tu ra l e s , y no de o t r a m ane r a ; y s e vue lvan de jand o tom ad a e l a l t u ra de l a t i e r r a y pue r to s qu emás pudieren , y las señas de e l los ; y vue l tos den no t ic ia a V .M. o asu C onse jo , y V .M . s i l a pe r son a que a s í de s cub r i e r e fue re d e l acond ic ión que se d i r á , t om e a s i en to con é l pa ra conqu i s t a r y pob la rlo que descu b r ió , y s i no fue re d e aqu e l l a ca l ida d , V .M . l e haga g ra t i f i c ac ión en o t r a cosa . [S in duda é l pensaba que cuando env ío no

t i c i a de lo que e ra l a que luego se l l am ar í a l a N ueva E spaña , e le m p e r a d o r t e n í a l a p e r s o n a i d ó n e a a q u i e n p o d í a e n c o m e n d a r l a c o n qu i s t a y l a po b l ac ió n ] . L as pe r so nas a que se d i e re l i c enc ia p a r adescub r i r y conqu i s t a r po r aque l l a s pa r t e s , l a p r inc ipa l cosa que cone l l a s s e a s i en te , s ea da r l e s pa r t e pe rpe tua de lo que descub r i e r en yconqu i s t a r en , pa ra que en t r e en e l lo com o en cosa p rop ia . [A qu í s ev i s lum bra l a h i s to r i a de l M arquesado de l V a l l e , que ya pose ía C or t é s c u a n d o e s c r i b e e l M e m o r á n d u m ] . L a s p e r s o n a s a q u i e n s e d i e r ee s t a l i c enc ia t engan l a s ca l idades s igu ien te s : L a p r im era que t engan

expe r i enc ia de l a s conqu i s t a s pa sadas o de a lgunas de e l l a s . L a o t r a , .que t engan pos ib i l idad de hac ienda pa ra hace r e l de scub r im ien to yconqu i s t a s in neces ida d de pon e r en e l l a a l p r in c ip io a lo s n a tu ra l e spo r tom ar le s su s hac iendas . [R ecué rdese que en e l p l e i to C or t é s -V e-l ázquez , e l p r im ero s i em pre sos tuvo y p rocu ró p roba r que hab ía con t r ibu ido persona lmente y con sus amigos a los gas tos de la expedi c ión que lo l levó a las cos tas de México] . La o t ra , que tenga a loque conqu i s t a r e pa ra pe rm anece r y v iv i r en e l l a , y no vo lve r se a he r eda r en E spaña con lo que de a l l á t r a j e r en . [E n e s t e pun to . C or t é s

fue f ie l a lo que p ro po nía , ya que inc luso tes tó que sus res tos fuera nen te r r ados en t i e r r a de M éx ico ] . C oncu r r i endo e s t a s pa r t e s en l a pe r sona qu e fue re a conq u i s t a r o pac i f i ca r pa ra m e jo r dec i r [ conces ión




importante al lenguaje preferido y requerido por Las Casas, que promovía la expedición de las Leyes Nuevas], que se le dé instrucción

que contenga estas cosas: La primera, cómo se ha de haber con losnaturales en darles a entender a lo que va, que esto han de hacer letrados [como lo había hecho Juan López de Palacios Rubios en laépoca de ios Reyes Católicos, con el requerimiento que Cortés leíaa los nativos durante su conquista], y a esta causa yo no me entrometoen ello. [Aunque bien conocía el planteamiento jurídico que se revisó po r la influencia de los gra nd es teólogos y jur ista s de la épocade Carlos Vj. Lo demás ha de ser obviando a las cosas pasadas, dedonde han resultado los daños, y desviando de los caminos que se

han seguido por los que lo han hecho, y desmembrando cada génerode gentes e tierras^ lo que con cada una se ha de hacer, según lainformación que se hubiere tomado de las t ierras conquistadas, y enlo que se ha errad o o acertado en cada un a según su ca lidad . [Laimpresión de la diversidad del mundo indígena era honda en Cortés,y había sabido aprovecharla sagazmente durante su conquista] . Dadaslas instrucciones bastantes por la orden dicha, apercibirlos que si excedieren de ellas, han de ser punidos en "pena capitis"; pero que seha de cumplir con sus herederos lo que con ellos se capitulare sin

falta, y cumplirlo así , aunque se ejecute en las personas la pena demuerte. [Pesa en este párrafo la experiencia de la acusación de deslealtad aue se había hecho a Cortés con frecuencia; mas el derechoal premio para el buen conquistador y sus descendientes ocupa en sumente lugar prominente] . Toca luego el punto importante en las Leyes Nuevas que al fin se dieron, sobre qué orden se dará para queno se hagan esclavos en las Indias, y si conviene que los que hay hoyse liberten. Opina que en las t ierras que nuevamente se conquistaren*'no se hagan por ninguna vía", porque demás de ser en gran cargo

de conciencia, es gran daño de las t ierras, y es el principal que enlas conquistas se hace porque por codicia de aquéllos, los españolesque no llevan el intento que como cristianos deben llevar, no sólono ayudan a la pacificación, mas antes estorban y buscan ocasiones,y aun las dan, para que no se pacifique [es decir, fomentan la guerrapara hacer en ella esclavos, cargo que aparece repetidamente en losdocumentos de la época]; pero también es mí parecer que si después de pacificar las t ierras y haber procedido los autos que se tocanen los capítulos de las conquistas nuevas, que han de preceder para

justificar la guerra, y haber los naturales dado el consentimiento a lapredicación y doctrina evangélica y la obediencia a V.M., hubierealgu na " reb elió n" del, pueblo o provincia, que en tal caso, precedien-




do as imismo los au tos y requer imien tos que e l de recho d ispone , yp e r s e v e r a n d o e n l a r e b e l ió n , y n o a l l a n á n d o s e d e m a n e r a q u e j u r íd i c a

mente se condenen por rebe ldes , y se le s h ic ie re guer ra , que la pen is e a s e r v id u m b r e p e r p e tu a e n l a f o r m a q u e m e jo r p a r e c i e r e q u e c o n v e n g a [ e s to e s , s e r í a n d e l o s i n d io s l l a m a d o s d e s e g u n d a g u e r r ; i | .Po rq ue en es to se usa de eq u id ad m ás que de r igor , como la m uer tec iv i l sea menor que la na tu ra l ; y demás de es to , lo s que h ic ie ren lag u e r r a p o r c o d ic i a d e l s e r v i c io , n o u s a r á n d e a lg u n a s c r u e ld a d e s q u ese sue len usa r , y e s to rba rán todas la s muer tes que le s fue re pos ib le ,mayormente s i en la t a l guer ra in te rv ienen o í ros ind ios , que son losque más daño hacen en es lo [o sea , lo s a l iados ind ios que a menudo

a c o m p a ñ a r o n a l o s c o n q u i s t a d o r e s e s p a ñ o le s e n l a c o n q u i s t a , c o m o]o sab ía po r exp er ien c ia Co r tés ; su a rg um ento t-n favor de l c au t ive r ioe r a e l c l á s i c o d e s u t i e m p o , p o r q u e e s a s e r v id u m b r e a h o r r a b a v id a sde cau t ivos ] . Y con de fendérse lo los e spaño les por e l in te rés de loscau t ivos , y con p ro m ete r les a los ind io s am igos c ie r ta cosa po r cad ap ieza que t ra je ren v iva , se ev i ta rán muer tes que se condenarán a l inf ie rno , y v ivos podrá se r que se sa lven y se rv i rán a los e spaño les yd a r á n i n t e r é s a V . M , Y p o r q u e n iñ o s y m u je r e s s u e l e n s e r r e s e r v a d o so a lo menos lo deben se r de tan ta edad aba jo , r e se rvándose és tos

como de e l los no se p re lend ie re in te rés , no cu ra r ían los e spaño les de sudefensa , y los ind ios amigos los mata r ían , porque no t i enen de fensa n ien a rmas n i en hu i r , que e l cap i tán que h ic ie re la t a l guer ra adv ie r tacon p regones a los e spaño les que los de f iendan , y a los ind ios con pe nas que no los maten , y le s p rometa a lgo por cada uno que t ra je renv ive ; aunque todo es to no sabe s i bas ta rá , o s i se r ía me jo r que pasasenp o r l a l e y d e l o s h o m b r e s ; l o r e m i t e a m e jo r p a r e c e r . [ E l r a z o n a m ie n ton o e s p u r a m e n te t e ó r i c o s in o l i g a d o a l a r e a l i d a d d e l a g u e r r a i n d i a n a ] . Cuanto a que s i lo s e sc lavos que hay en la Nueva España son

b ien hechos o no , d ice que pa ra é l t i ene muchos de e l los por no b ienhechos , según la desorden que en e l lo ha hab ido [en es to co inc idec o n l a a p r e c i a c ió n d e Be r n a l D ía z d e l Ca s t i l l o ] ; p e r o t a m b ié n t i e n epor d i f icu l toso aver iguarse cuá les son , y que los más de los que losposeen los han comprado , y és tos poseen con jus to t í tu lo porque losv i e r o n s e ñ a l a d o s c o n l a s e ñ a l r e a l , y h a s e d e p r e s u m i r q u e e l r e ypone min is t ros f ie le s y que f ie lmen te hacen sus o f ic ios ; y se r ía g rande ag rav io qu i tá r se los s in gagar les lo que le s cos ta ron , y los más seh a n v e n d id o y c o m p r a d o m u c h a s v e c e s , y h a n s id o d e m u c h o s d u e ñ o s ,

y n u n c a s e a v e r ig u a r í a a q u i é n e r a e l d e s c a r g o o r e s t i t u c ió n , m a y o r mente que a lgunos de los que los han vend ido , son ven idos a e s tos re i n o s [ d e Ca s t i l l a ] y p a s a d o s a o t r a s p a r t e s . [ En e s t e p u n to a r g u m e n ta




el antiguo escribano, alcalde y vecino de las ciudades de Indias, y euconclusión es diametralmente opuesta a la que sostenía Las Casas en

favor de la mayor libertad posible. No se olvide que Cortés en personase hallaba entre los tenedores de esos esclavos en minas y haciendas deazúcar, per ejemplo]. Los que agora hay son muy pocos, y seríagran inconvenieote y revuelta quitarlos, porque los más de los quelos tienen no tienen otra hacienda, y cuanto a la vida humana todosson bien tratados, vestidos y mantenidos, porque los tienen por heredad p rop ia, y cúranlos como a ta l ; le parece que en esto no debía habermudanza, pero que se mandase con pena a los que los tienen, que asícomo tienen cuidado de la vida corporal, lo tengan de la del ánima,

señalando ciertos tiempos de la semana en que los ocupasen en ladoctrina, y parecería recompensa del servicio que reciben, y haciéndose como debe no sería peque ña, antes muy suficiente y q ue deesto se tenga cuidado y se mande con pena y se ejecute. [En el cuerpode las Leyes Nuevas prevaleció el criterio de Las Casas en favor deia liberación de los esclavos, como puede verse con sus secuelas enmi obra sobre Los esclavos indios en la Nueva España, México, E!Colegio Nacional , 1968 y 1981 con suplemento]. Cortés agrega ensu texto que los hijos de éstos no sean esclavos, pero porque sus due

ños los críen y guarden, sean obligados a servirlos en cierta manera.Termina suscribiéndose de Su Magestad como "muy humilde siervoy vasallo que lo? reales pies y manos besa".

[Se conocen bien y reproducen los textos de las Cartas de Rela-

ción que Cortés escribió al calor de su conquista, cuando estaba enla plenitud de su edad y de su actividad. Menos conocidos son lostextos de la madurez en los que reflexiona sobre el extraordinariopasado que había vivido. El que ahora recordamos y comentamoses de los más importantes en esta etapa de su vida. En cierta manera

subraya los temas que volverían a aparecer en el testamento. LasCartas se han comparado acertadamente con los Comentarios de JulioCésar a la conquista de las Calías. Pero del conquistador viejo quemedita y escribe sobre su extraordinaria carrera es más difícil encontrar e jemplos comparables] .

Cortés ya viejo pide en Valladolid, el 3 de febrero de 1544, quese junten jueces de los consejos de España y "determinen sobre unaescritura de merced que V.^L hizo a un su vasallo de una partecicade un gran todo con que él sináó a V.M.", {La encomienda indiana,cit., p . 4 1 3 ) .

La historia seguía su marcha y la concepción señorial que defendía Cortés comenzaba a ser anacrónica. La Corona reforzaba su po-



3 2 MEMO RIA DE EL COLEGIO NACIONAL

der sobre las Indias, administradas ahora por virreyes y audiencias,y en la esfera local por los corregidores y alcaldes mayores. El Mar

quesado de Cortés tropezaba con resistencias tenaces para alcanzarla plenitud a la que aspirab a su ben eficiario ; luego sufriría secuestros y recortes importantes, aunque su magnitud le permitiría sobrevivir como implantación económica considerable. Las encomiendas, apesar de los intentos de darles mayor duración a cambio de contribuciones de los titulares de ellas en el Perú y en México que aliviaríanlas urgencias fiscales de la Corona, no alcanzaron la perpetuidadrecomendada por Cortés, y fueron declinando hasta llegar al colapsoen el siglo xviii . Pero Cortés había fallecido el 2 de diciembre de

1547, de suerte que si bien alcanzó a percibir la crisis del sistemasocial que defendía, no le tocó experimentar sus últimas consecuencias,cuyos altibajos vivieron tanto sus descendientes como los de los conquistadores y pobladores que le acompañaron en la conquista y enlos primeros repartos de los pueblos de indios.

Documents

02 - Hernan Cortes Ante La Encomienda, Por Silvio Zavala