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Before I Break

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CCrrééddiittooss

Moderadora y Traductora

SStteeffffaanniiee

Correctoras

DDaabbrriiaa RRoossee

MMeellii EEllii

OOssmmaa

SSaabbrriinnuucchhii ii

Recopilación y Revisión

Neige

Diseño

RRooxxxx

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Índice

CCaappííttuulloo 11

CCaappííttuulloo 22

CCaappííttuulloo 33

CCaappííttuulloo 44

CCaappííttuulloo 55

CCaappííttuulloo 66

CCaappííttuulloo 77

CCaappííttuulloo 88

PPrróóxxiimmoo lliibbrroo

SSoobbrree llaa aauuttoorraa

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SSiinnooppssiiss

De los últimos seis años de mi vida, solo recuerdo la mitad de lo que sucedió. Luego de una docena de doctores y cientos de dólares en recetas médicas, se me diagnosticó con un raro desorden neurológico, uno que hace que pierda el sentido del tiempo. Algunas veces son horas,

días o incluso semanas sin recuerdos de nada. Lo bueno es que han pasado casi dos años desde que tuve mi último “apagón”. Se escucha mucho mejor que a lo que se refieren los doctores al

llamarlos, “episodios”, como si mi vida fuera una bendita comedia.

Durante esos dos años de normalidad, finalmente logré obtener mi título de licenciado, un trabajo que amo, y le acabo de pedir matrimonio a una mujer que ha estado ahí para mí a través de

todo esto. Por primera vez en un largo tiempo todo va como debe.

Hasta que una extraña mujer se aparece en mi puerta, dice que soy su esposo y creo que está loca. Hasta que, recibo un correo de voz en mi celular. Es de un tipo llamado Cal. La parte rara, es

que es el mismo nombre como me llamó la extraña mujer. Lo que me aterroriza, es que este tipo llamado Cal… su voz suena igual a la mía.

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CCaappííttuulloo 11

7 de Marzo de

2013

CChhrriiss

Silencio, completamente en silencio. No hay nada que odie más en el mundo. El sonido que llena una habitación cuando conoces a la gente que está buscando algo que decir. No es solo algo que hay que decir. Ellos saben que si hablan demasiado rápido o dicen las palabras equivocadas,

todo puede cambiar. La respuesta equivocada podría inclinar el mundo —su mundo— fuera de órbita. Entiendo por qué mis padres son tan cuidadosos con sus palabras. Palabras que cambiaran nuestras vidas, y no para mejor. Todo comenzó cuando les dije: “No me acuerdo dónde estaba la

semana pasada”. La última vez fue cuando me dijeron: “Tu madre está enferma”.

En cada caso, un silencio completo les siguió. El tiempo se detuvo, y todo el mundo trató de pensar en lo que era correcto para decir a continuación. Ahora he hecho un anuncio que va a

cambiar nuestras vidas para siempre, solo que espero que para mejor. El mismo silencio le sigue, y ellos me miran fijamente. Están conmocionados. Me lo esperaba. Mi papá finalmente se relaja con

una sonrisa, pero mi mamá sigue estando estoica. Su expresión no se puede leer, y eso me preocupa.

—Vaya. ¿Comprometido? —Mi papá es el primero en romper el silencio en la habitación. Sus ojos son grandes, aparentemente por la emoción en su voz.

—¿Qué piensas mamá? —pregunto, frotando la parte de atrás de mi cabeza. Pensé que estaría feliz. Ella y Jenna se llevan muy bien.

—Yo… realmente no sé qué decir, Chris. —Ni siquiera me mira cuando deja escapar un largo suspiro. Se levanta de la mesa del comedor y desaparece en la cocina.

¿Qué tipo de felicitación es esa? Sin sonrisas, no hay lágrimas de felicidad, ¿ni una sola

pregunta? En el fondo de mi mente, sabía que había una posibilidad de que pudiera ser así, por lo

que no traje a Jenna. Le dije que me iba a casar. Que he elegido a una mujer para pasar el resto de mi vida con ella, quien será la hija que siempre quiso, y ella se levanta caminando como si le

hubiera dicho que me hiciera un sándwich. Mi papá la mira y suspira antes de devolverme la sonrisa.

—¿Obtuviste un buen trato con el anillo? —pregunta, tratando de transmitir la suficiente emoción por los dos. Mi padre siempre ha sido un negociador. Lo habría llevado conmigo para

comprarlo si eso lo hubiera hecho feliz.

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—Pienso que sí. —Me río—. Llevé a Lisa conmigo para escogerlo.

Sonrío. Me siento un poco orgulloso por ello. Es una de las primeras grandes decisiones que

he tomado en mi vida sin apoyo o influencia... Lisa quien ha sido mi mejor amiga desde el jardín de niños, quién además conoce de joyas como nadie. Ella sabe mucho sobre ello pero no me obligaría a elegir por mí. A pesar que Jenna y ella no son las mejores amigas, a Jenna le encantó el

anillo que Lisa eligió. Mi papá camina hacia mí y me hala para un gran abrazo de oso.

—Bueno, felicitaciones, hijo. —Me da otra palmada en mi hombro. Es como si estuviera en un mundo bizarro. Se ve la emoción y aceptación de mi papá, pero mi mamá… es como si le

hubiera dicho que dejaba la universidad.

—Gracias, papá —contesto, sigo en estado de sorpresa. Mi mamá está en la cocina golpeando ollas a su alrededor.

—Ya regresara. —Nota que mi mirada confusa se dirige a la cocina.

—No lo entiendo. A ella le gusta Jenna, ¿no? —Me rasco la cabeza. Ahora estoy confundido. Quiero decir, pensé que le gustaba, pero esta reacción ha causado que piense que ella es una buena actriz.

—Por supuesto hijo, no es que no le guste Jenna. No creo que tenga nada que ver con ella, en realidad. —Me hace un gesto con su cabeza señalándome la sala. Lo sigo. Nos sentamos uno frente al otro en diferentes sofás.

—¿Entonces por qué? Para ser honesto, esperaba que tú fueras el que se opusiera —admito con una irónica sonrisa. Mi mamá huyó del problema. Si fuera él, enfrentaría el problema al momento. Ellos realmente se completan el uno al otro.

—Estoy feliz por ti, hijo. Mereces esto. Mereces tomar el control de las decisiones importantes de tu vida —dice con una gran sonrisa en su rostro. Casi parece más emocionado que yo.

—Ella no cree que estoy listo, ¿verdad? —Eso tiene que ser—. No he tenido un apagón en dos años. Lo he estado haciendo muy bien —digo a la defensiva, pero eso es lo que me digo cada mañana cuando me alisto.

—¡Lo sé! Esto es exactamente lo que pienso que necesitas para dejar el pasado atrás. Moverte hacia el futuro —dice alentadoramente—. Tu futuro —añade con una sonrisa. No sé el futuro de

quién más podría ser, pero tengo que aceptar que solo uno de mis padres estará a mi lado.

—Jenna y sus padres van venir esta noche a cenar. Tengo que hablar con mamá. Jenna se va a sentir herida si piensa que mamá está en contra de esto. —Dejo ir una respiración profunda y me levanto.

—Voy por algo de champan para esta noche. —Mi papá agarra su chaqueta del perchero—. Estoy orgulloso de ti, hijo. —Y con ello, sale. Niego incrédulo y me dirijo a la cocina. Mi papá,

¿está feliz con esto? Nunca lo hubiera creído. Una vez en la cocina, veo a mi mamá lanzar un plato

con papás al fregadero y me siento en el mostrador.

—¿Necesitas ayuda? —pregunto, abriendo el grifo y lavando mis manos. Ella me sonríe.

—Ha pasado un largo tiempo desde que me ayudaste en la cocina —dice riéndose y pone en mis manos un cuchillo—. Recuerdo cuando eras un niño pequeño. Después de que terminabas de

trabajar en el viejo motor y tú papá te dejaba jugar con él, venías aquí sucio y bañado en aceite y

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pidiendo ayudarme en la cocina —bromea, empezando a pelar una nueva tanda de papas. Me río por el recuerdo. Amo tanto a mis padres. No sé lo que haría sin alguno de ellos. Cuando me enteré

que mamá tenía cáncer, fue como si el aire fuera expulsado de mí. Una broma de mal gusto.

Antes de eso, mis apagones estaban peor que nunca. La mayor parte del tiempo, ellos eran semanas en vez de días, a veces meses. Estaba volviéndome loco; las sesiones no estaban

ayudando. La medicina solo me deprimía. Luego con todo eso, a mi madre se le diagnosticó cáncer en etapa tres. Pensé que eso era lo peor que nos podía pasar, pero de alguna manera fue una

bendición oculta. Después mis apagones y dolores de cabeza eran prácticamente inexistentes. Conocí a Jenna quien me ayudo a mantenerme cuerdo en un momento que pensé que iba a perder

a mi mamá y en menos de ocho meses mi mamá estaba libre del cáncer.

—Mamá —dije en voz baja.

—Cariño, estoy feliz por ti. Lo estoy —dice ella, con voz alegre, pero la expresión en su rostro parece forzada. Toco sus hombros y la giro hacia mí. Ella deja escapar un pequeño suspiro y

la agarro en mis brazos.

—Dime la verdad. —Ella ha sido tan fuerte pasando por todo esto. Había días cuando le preguntaba cómo estaba y sabía que era un infierno para ella, pero mantenía su sonrisa y nunca se

quejaba. Nunca nos dejó saber lo mucho que sufría. Sus ojos se encuentran con los míos brevemente antes de bajarlos al suelo—. Por favor —le digo de nuevo, dándole mi mejor mirada de cachorro y ella me abraza.

—Quiero que seas feliz, Christopher. No quiero nada más en este mundo que seas feliz —dice y su voz se resquebraja. Siento sus lágrimas mojando mi camisa, luego se aleja unos pasos de mí.

—Mamá, me estas asustando. —Río, pero mi corazón se acelera... creí que estaba llorando porque estaba feliz, no por esto.

Mi estómago se cae cuando me doy cuenta qué puede estar causando esto. Pongo mi brazo alrededor de ella y la levanto sobre la mesa de la cocina y me siento a su lado. Ella toma un

Kleenex y se limpia sus ojos.

—Tú no estás… ¿no estás enferma de nuevo, mamá? —pregunto, con temor de escuchar su respuesta.

—¡Oh no, cariño! Lo siento mucho si te hice pensar eso. —Sacude su cabeza con vehemencia.

Dejo escapar un gran suspiro de alivio mientras ella aprieta mi mano.

—Es solo... las cosas están yendo bastante bien, y sé que te importa mucho Jenna —dice ella,

apareciendo una pequeña sonrisa, pero sus ojos me evitan—. ¿Estás listo? ¿Realmente listo? —

pregunta, sus ojos encuentran los míos. Su mirada es tan intensa que siento que está tratando de ver dentro de mí.

—Lo mismo me he preguntado una y mil veces, mamá —le revelo con una sonrisa—. Todo lo que estás pensando, probablemente lo he pensado unas cinco veces. La cosa es que no creo que alguna vez haya un momento para saber si realmente estoy curado, sí es que lo estoy —digo

honestamente. Sus labios se tensan y ella asiente—. Si no es ahora… ¿cuándo? Estoy cansado de tener miedo a vivir mi vida a causa de lo que pueda suceder —le digo—. Nunca sabré si estos

apagones se detendrán. Pero por hoy las cosas han estado bien. Casi dos años en un par de meses

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desde que tuve el último. Fue todo un infierno pero al final he terminado la universidad. Tengo a una maravillosa mujer que sabe acerca de mi problema y no piensa que soy raro o algún perrito

triste que necesita que lo cuiden. Y tú estás mejor. —Finalmente una genuina sonrisa comienza aparecer en su rostro a pesar que todavía tiene los ojos llorosos.

—Quiero casarme, tal vez tú obtengas algunos nietos. —Le doy un codazo juguetonamente. Pensé que la haría reír, pero no lo hace. En cambio, se ve más angustiada, incluso tal vez un poco culpable, pero esto no puede estar bien. Ni siquiera me mira cuando se levanta de la mesa y

comienza a pasearse de un lado a otro—. Mamá, ¿qué pasa? —Me pongo de pie y camino hacia ella. Algo está mal. Finalmente se detiene y vuelve a verme.

—Hay algo que tenemos que… —Se detiene a media frase cuando mi papá viene entrando por la puerta con una botella de champan en la mano. Su sonrisa es amplia mientras sus ojos están en la botella fría. Cuando su mirada nos encuentra su expresión se vuelve sombría.

—¿Qué está pasando? —Miro a mi mamá y luego a él—. ¿Qué ibas a decir, mamá? —

pregunto de nuevo, a mi mamá y a él.

—¿Qué no hemos hecho? —pregunta papá, su tono es bajo. Mi mamá lo mira y se queda todo en un incómodo silencio, la tensión es espesa y casi podemos ahogarnos en ella.

—¿Qué? —pregunto con más firmeza, haciendo que su pelea de miradas termine, y ambos voltean a mirarme. Los ojos de mi madre se alejan de mí pero los de mi padre me miran directamente.

—El señor Dexter está aquí en Madison —dice abruptamente él. El abuelo del infierno. Cada

vez que viene por lo general son malas noticias para el pueblo. Él hará abrir o cerrar algo que terminará destruyendo el negocio de alguien. La mayor parte de las personas de aquí tienden a olvidar que nuestra familia está asociada a la de los Crestfields, pero su presencia siempre sirve

como un recordatorio. A mi mamá nunca le gustó, pero para que ella esté molesta de esta manera...

—¿Es eso, mamá? ¿Es eso lo que te está molestando? —pregunto, un poco aliviado. Mi instinto me dice que es algo más, sobre todo cuando noto que sus labios están tensos.

—Gwen, hoy no debemos preocuparnos por todos nuestros problemas. Este día es sobre Chris. Celebraremos el paso que está dando de casarse con la mujer que ama. No vamos arruinar

este día a nuestro hijo —dice mi papá firmemente. Hay algo que no está bien con esto.

—Mamá, ¿realmente es esto? —No creo que la visita de Dexter esté causando este tipo de tensión. Ella vuelve a ver a mi papá, y luego aclara su garganta.

—He escuchado rumores de que tu abuelo ha puesto los ojos en la propiedad de Kreuk Place

—dice ella con un suspiro. Inmediatamente frunzo el ceño. Kreuk Place es el centro de la comunidad, mi mamá y yo hemos estado trabajando ahí el último año. No solo ayuda a la gente de

nuestro pueblo sino también a los pueblos vecinos. Tiene una clínica, un gimnasio y una guardería. Solo a un monstruo se le ocurría quitarlo. Es emblemático. Quiero decir: ¡él no puede hacer eso! Pero

los Crestfields pueden hacer casi cualquier cosa.

—No. ¡Eso es mentira!

—Es solo un rumor, pero todos sabemos cómo empiezan —dice papá, y le frunzo el ceño.

—Lo he escuchado de la hija del señor Jaber, que Dexter hijo está en el pueblo. Ella está contratada como una de los jardineros. Se va esta tarde supuestamente —murmura ella. El centro

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de la comunidad que ayudó a mi madre y a mí a pasar por algunos de los momentos más difíciles de nuestra vida. Es una piedra angular de la comunidad.

Miro mi reloj. Tengo un par de horas antes de que Jenna y sus padres vengan a cenar.

—Voy a hablar con él antes de que se vaya —digo, agarrando mis llaves de la encimera—. Voy a regresar a tiempo para cambiarme antes de que Jenna y sus padres lleguen —digo sobre mi hombro y salgo corriendo por la puerta principal. Me subo a mi camioneta y me dirijo hacia la

única persona que puede detener esto antes de que comience.

Dexter hijo.

***

Crestfield. El solo nombre evoca envidia, miedo o rabia dependiendo de con quién hables en Madison. Ellos poseen casi la mitad del pueblo y tienen casi la mayoría de todo el condado. No

sería problema si fueran residentes pero no lo son. Es pura extravagancia, todo un espectáculo, añadiendo teatralidad cuando vienen al pueblo para llevarnos al infierno.

He escuchado la frase: No es nada personal. Negocios son negocios. Pero destruyendo familias y

arruinando vidas no son negocios comunes. Hacer caos del sustento de la gente lo hace personal.

Una vez que llego a la hacienda de los Crestfield, tengo que esperar en la puerta para que me den permiso los de seguridad. Cuando vengo no puedo evitar sentir repulsión por la decadencia de

todo esto. La casa y los jardines son enormes. Solo la casa es cuatro veces más grande que el centro de la comunidad. Nunca entenderé como la gente puede ser tan egoísta y codiciosa.

Salgo de mi camioneta y me dirijo a la casa cuando mi teléfono comienza a sonar. Sonrío, viendo que es Jenna. Deslizo mi dedo por el protector para contestar la llamada.

—Hola, futuro marido. —Ríe.

—Futura esposa. —Río siguiendo el juego.

—Así que… ¿cómo tomaron tus padres la noticia? —pregunta, con un poco de nerviosismo

en su voz.

—Genial. Ellos están emocionados —digo. Es una verdad a medias.

—¿En serio? ¿Incluyendo a tu papá? —pregunta incrédula.

—Él lo tomo mejor que mi madre —le digo, dirigiéndome por las grandes puertas francesas. Ruedo mis ojos a una discreta cámara de seguridad encima de la puerta antes de tocar el timbre.

—¿Mejor que tu mamá? ¿Qué estuvo mal con tu mamá? —pregunta ella, su tono se eleva

ligeramente. Inmediatamente me arrepiento de mi elección de palabras. Jenna capta casi todo. Es

como un sabueso cuando alguien está ocultando algo. Es buena leyendo a la gente.

—Mi mamá piensa que es genial —digo, esperanzado a que lo deje.

—Dijiste que mejor de lo que tu mamá lo hizo. Esto dice que tu mamá no lo tomó tan bien —responde nerviosa—. ¿Creí que a tu mamá le gustaba? ¿Está en contra? —Ha elevado de cinco a

diez en su escala de pánico.

—No, no es nada de eso. Solo estaba sorprendida eso es todo. —Suspiro. Porque tenía que decir “mejor que”. Esas palabritas desencadenaron todo esto. Las grandes puertas se abren y una

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sirvienta de los Crestfields me sonríe amablemente mientras gesticula mi bienvenida. Le sonrió de nuevo caminando detrás de ella.

—Mis padres y yo estamos yendo a cenar esta noche y tu mamá está totalmente en contra de que nos casemos. ¡Esto es terrible! —dice, su pánico está en aumento con cada silaba.

—Jenna. Mi mamá te quiere. Ella le encanta a tus padres, la cena va estar fantástica, lo prometo. Pero me tengo que ir. Te llamo de vuelta dentro de poco. Te amo —digo mientras cuelgo

el teléfono a pesar de sus protestas.

—¿El señor Christopher Scott? —pregunta la sirvienta, un poco indecisa. La conozco desde hace años, pero siempre me pregunta como si no estuviera segura de quién soy.

—¿Cómo está, señora Alma? —Sonrío mientras me conduce hasta la gran escalera de caracol.

—De maravilla. ¿Le gustaría algo de beber? —pregunta antes de entrar por la puerta a la oficina de Dex.

—No, estoy bien —contesto.

—El señor Scott Christopher —anuncia ella al entrar en la oficina de Dexter a pesar de que él puede verme.

—Siempre me siento como si tuviera que inclinarme o algo por el estilo —digo sarcásticamente. Noto que la señora Alma trata de cubrir su risa aclarando su garganta.

—Un guiño y un poco de cortesía funcionan muy bien —responde él ásperamente, casi sin levantar la vista de la pantalla de su computadora.

—¿Necesita algo más señor Crestfield? —pregunta.

—Eso es todo. Gracias —dice él.

—Es bueno verlo señor Scott —dice antes de salir de la habitación.

—También a ti —digo caminando al escritorio de Dex.

—¿Así que, qué te trae por aquí, sobrino? Cuánto tiempo, sin saber de ti —dice. Oigo la diversión en su voz mientras se reclina en su sillón de cuero. No entiendo por qué me recuerda

nuestra relación, pero supongo que si no importara, yo no estaría aquí.

—Kreuk place. Solo déjalo en paz. Ustedes chicos, son dueños de casi la mitad de Estados Unidos. ¿Realmente lo necesitas? —digo, exasperado.

El ríe.

—Por qué no tomas asiento, Christopher —dice, señalando a una de las sillas frente a su

escritorio.

—Estoy bien de pie —le digo. No me voy a sentar y hablar del clima con él. Solo quiero que deje en paz a Kreuk.

Frunce el ceño.

—Estoy seguro que Gwen te ha enseñado mejores modales que esto. Cuando un anfitrión ofrece un asiento, lo toman. Especialmente cuando estás pidiendo un favor a dicho anfitrión. Tú sonríes y haces la petición —dice con aires de suficiencia. Tomo una respiración profunda y me

siento—. Así que, ¿cómo has estado? —pregunta como si fuéramos los mejores amigos. Ser

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cordialmente distantes es lo mejor. No siempre fue de esta manera. Hace unos años antes de que mi abuela muriera. Dex fue enviado a un internado y los rasgos que más recordaban a la mejor

parte de sus padres parecen haber sido dejados atrás.

—Fantástico —digo en voz baja.

—No has estado viendo a la doctora Lyce —dice con un tono acusatorio.

Cruzo mis brazos.

—Mi condición es neurológica no psicológica. No entiendo el punto de ir.

—Ella es una neuro-psiquiatra. Y es importante que la veas en conjunto con...

—Kreuk place, Dex. Por eso estoy aquí —lo interrumpo. Se está saliendo del tema y no planeo estar aquí todo el día.

—Vamos a hablar de esto primero —dice calmadamente, pero hay una ventaja en su voz que estoy seguro que hace a sus empleados encogerse del miedo. Lo bueno es que no trabajo para él—.

Ella es una de los mejores en su campo. Estás siendo negligente al no tener en cuenta su experiencia —dice, con un poco de enojo en su voz. Tomo una respiración profunda y me trago el

impulso de sacarle el dedo. Aprieto mis dientes. Este hombre es capaz de sacar lo peor de la gente.

—Tu papá está siendo negligente al destruir zonas históricas, un lugar que ayuda a muchas

personas. ¿Qué vas hacer? ¡¿Construir un estacionamiento?! —le contesto. Él se inclina hacia atrás

en su asiento. Divirtiéndose—. Mira. Es importante para muchas personas aquí, nuestra familia incluida. Antes de que comiences cualquier cosa solo déjalo —digo con una respiración profunda.

—Tú sabes que una vez que ponemos en marcha algo con mi padre, no solo ha comenzado sino que, ya está hecho —dice tranquilamente. Doblo mis manos frustrado—. Pero… eso no es de tu interés en este momento —añade a la ligera.

Genial entonces, me voy.

—Bueno, supongo que esto es todo —digo levándome de mi asiento.

—¿Las invitaciones aún no las repartes? Espero que vayamos a recibir una invitación para el gran evento —dice antes que siguiera haya dado un paso fuera de mi asiento.

—¿Qué?

—Estás comprometido con... Jenna Mallory —dice ásperamente. Trato de ocultar mi sorpresa. Tan solo ayer me le propuse. Me pregunto cómo lo sabe, pero hay muchas maneras.

Probablemente tiene el contrato de arrendamiento de la joyería donde compré el anillo—. ¿Estás listo para dar ese paso? —pregunta. Por suerte para mí, esta es la única persona que no me importa

lo que piense de ello.

—Bueno, ya que lo sabes todo, tú dime —digo sarcásticamente.

Él sonríe y se levanta de su escritorio.

—El matrimonio y la familia son el mayor regalo de la humanidad —dice, caminando alrededor de su escritorio. Cruzo mis brazos en mi pecho. Preguntándome a dónde quiere llevar

esto. Dexter siempre me ha molestado desde que se marchó. Es solo tres años mayor que yo, pero siempre siente la necesidad de hablar como si fuera un profesor de universidad e idiomas de Ivy—.

A veces las cosas solo suceden, y no siempre resultan como las esperabas o planeaste. Hoy, por ejemplo daría lo que fuera para poder asistir a la primera fiesta de cumpleaños de mi ahijada. —

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Agarra un marco con una foto de su escritorio y reflexiona. Me pregunto, ¿qué clase de persona desesperada lo elegiría como padrino? El tipo tiene hambre de dinero, sin dudarlo. Sé que no es

religioso. Pero para enseñar valores a los niños como honestidad, integridad y el trabajo duro, no es el candidato ideal.

Levanta la mirada de la foto.

—Ella es hermosa. Dale un vistazo. —Me tiende la foto, no me importa el tipo pero, negarme a mirar la foto de su ahijada seria actuar como un cabrón.

Tomo la foto y centro mis ojos casi involuntariamente. Es una mujer con una pequeña niña. La mujer de la foto es hermosa con un largo cabello oscuro y grandes ojos almendrados. La niña

de la foto no se parece mucho a ella, ella se parece a...

La foto cae de mi mano cuando un dolor agudo comienza en mi cabeza…

—¡Ahh! —Me agarro la cabeza y la sostengo.

No. No ahora. No en la oficina de Dexter.

—¿Christopher, estás bien? —pregunta Dex, caminado hacia mí, tropiezo, buscando la silla en la que estaba sentado. Oigo a mi corazón latir en mis oídos. No he tenido un dolor de cabeza así

desde, ni siquiera puedo recordarlo. Pero nunca me ha golpeado tan rápido y tan fuerte.

Me quejo, agarrando mi cabeza. Escucho la voz de Dex, pero está empezando a sonar lejana junto con lo que veo.

—¡Llama a mis padres! —Trato de decir, pero no estoy seguro si le dije algo, antes de que todo se torne oscuro.

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Estoy helado pero mi rostro está cálido… casi caliente. Mis parpados se sienten como ladrillos. Logro abrirlos mientras se ajustan a la luz del sol. Me duele la espalda. Estiro mi cuerpo. Se siente tenso, y con los músculos contraídos. Me levanto y veo que me encuentro acostado en el

asiento trasero de mi camioneta.

¿Cómo llegue aquí? Mis ojos escanean la camioneta en busca de mi celular y de la billetera.

Tengo que tener mis llaves, sino, ¿de qué otra manera pude haberme metido en la camioneta? Esto

es grave. ¡De todas las veces en que pudo haber pasado! ¿Por qué ahora?

Veo un sobre pegado en el espejo retrovisor, y hay una palabra en él. Realmente no puedo ver cuál. Mis lentes de contacto se han secado y se sienten como si estuvieran pegados a mis parpados.

Alargo la mano y lo tomo; es pesado. El sobre esta bien asegurado, y se necesita algo de esfuerzo para liberarlo. Una vez que lo hago puedo leer la palabra “abre” escrita con tinta roja. Así que lo

hago, y en él encuentro mi billetera, el teléfono y las llaves. Mi teléfono está muerto. Tengo miedo de saber la hora que es o incluso el día.

Salgo de la camioneta, y gracias a Dios me encuentro estacionado detrás de la casa de mis padres. El sol brilla fuerte. Estoy rezando para que sea mediodía. Eso significaría que estuve inconsciente por un par de horas. Si es de mañana estoy jodido.

Llego hasta la puerta trasera de nuestra casa y busco mis llaves. ¿Cómo llegue aquí? ¡Piensa,

piensa! Pero no sirve de nada. Esto ha ocurrido miles de veces antes.

Entro en la cocina. Está vacía, no huele a comida y mi estómago se aprieta. Eso significa que mi mamá no está cocinando la cena. Lo que también significa que no puede ser el mismo día, me

perdí la cena con Jenna y sus padres. ¡Ella va a matarme!

Mis ojos encuentran el reloj sobre la mesa de la cocina. Son las 9:30 y definitivamente no de la noche. Estoy jodido.

—¡Mamá! ¡Papá! —grito. Me apresuro a la sala. Lo más seguro es que hayan salido a buscarme cuando no llegue a la cena. Esto es malo, realmente malo. Toda mi habladuría de estar

mejor, y mi record de dos años libre de desmayos se fueron por el drenaje.

—Chris. —Escucho una ligera, adormecida voz detrás de mí. Me doy la vuelta y veo a Lisa sentada en el sofá. Ni siquiera la note. Dejo salir un suspiro de alivio porque se trata de ella. De todas las personas, me alegra que Lisa sea la primera en verme. Ella me dirá lo que ha sucedido

mientras no estuve sin volverse loca o enojarse conmigo—. Lamento que no tengas una mejor bienvenida. Tus padres me hicieron conducir toda la noche buscándote. Salieron a buscarte temprano esta mañana, y me pidieron que me quedara aquí en caso de que volvieras —explica.

—¿Qué tanto jodí las cosas? —suspiro y tomo asiento a su lado.

—En una escala del uno al diez, con tus padres un cinco. Ellos están más preocupados de ti que de algo más. Con Jenna un doce.

Tiro mi cabeza hacia atrás al sofá.

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—Ugh. ¿Cuánto tiempo? —gruño. De todos los días en que podía pasar…

—Tu mamá dijo que te habías ido a las tres de la tarde de ayer. ¿Aún no recuerdas nada? —

pregunta, comenzando a doblar la sábana con la que estaba cubierta. Está sorprendentemente tranquila. Bueno, no sorprendentemente. Lisa siempre es muy calmada y tranquila en las situaciones más frenéticas, pero cuando se enoja, puede pasar de cero a diez muy rápido.

—La última cosa que realmente recuerdo es decirle a mis padres que le pedí matrimonio a Jenna. Todo después de eso está borroso —admito.

—Mira. Metete en la ducha y límpiate. Llama a Jenna y discúlpate como si tu vida dependiera de eso —Suspira—. Pero el punto es, si ustedes van a estar juntos ella va a tener que

acostumbrarse a esto. No es como si se estuviera metiendo en esto sin saber nada. Ella sabe de tu condición —dice simplemente. Desearía que fuera tan simple

—Más fácil decirlo que hacerlo. Sus padres vinieron desde Seattle, y su prometido no apareció. Ese es un comienzo prometedor para un compromiso. Su padre de por sí no me soporta.

Se voltea hacia mí.

—Ella te ama. Lo superara. No es como si no hubieras ido porque te fuiste a emborrachar con estrípers o algo así —dice, dándome de palmadas en el hombro—. ¿O sí? —Sonríe.

—¡No! —Mis ojos se agrandan. Apuesto a que es lo que Jenna piensa.

—No eres divertido Chris. Vete a meter en la ducha. Te ves como mierda. Llamaré a tus padres y a tu prometida, les diré que estás sano y salvo —dice y me empuja hacia las escaleras—.

Dame tu teléfono, lo cargaré por ti, ve y arréglate. Tendrás mejor oportunidad si usas esos ojos verdes de “perdóname” con ella sin la suciedad y el aliento mañanero que la acompaña —bromea.

***

La ducha me limpió, pero mi cerebro sigue nublado. Perdí dieciocho horas. No está mal, considerando que algunos de mis otros desmayos duraban semanas pero apesta el día en que paso.

Si pudiera recordar una cosa. Alguna pista de cómo terminé dormido en mi camioneta en la parte trasera de mi casa. ¿Por qué no simplemente me fui a la cama? Y también esta ese extraño sobre en

el espejo casi como si supieran que no lo encontraría si no estuviese ahí. Eso significa que debía tener algún tipo de conciencia o alguien estaba conmigo. ¿Pero a dónde abrían ido? Si alguien

quisiera robarme, no me dejarían con la billetera y la camioneta. Escucho voces en la planta baja. Ambas son mujeres. Se me hace un agujero en el estómago. Sé que una debe ser Jenna. Va a estar furiosa.

—Mira, dale un respiro. ¿No crees que ya se siente lo suficientemente mal? —escucho la voz de Lisa antes de bajar las escaleras

—No me digas cómo actuar o cómo sentir. Tú no fuiste la que se sentó aquí por horas esperando por su prometido con sus padres, luciendo como una completa idiota —grita la voz de

Jenna.

—Lo siento, pero tú sabes que tiene una condición neurológica, ¿o no? ¡Actúas como si lo hubiera hecho a propósito! —contesta Lisa. Jenna comienza a decir algo, pero ambas se callan

cuando me ven.

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—Hola. —Dejo salir un suspiro mientras camino hacia Jenna. Lleva puestos unos grandes y redondos lentes de sol y sus brazos están cruzados sobre su pecho.

—Así que, estás vivo —dice cortantemente. Lisa resopla.

—Tengo que salir de aquí. —Comienza a caminar pero se da la vuelta y hace una reverencia—. Reina Jenna, tal vez sería bueno que en lugar de perder los estribos con el tipo, le diera un maldito abrazo —dice antes de salir del comedor.

—¡Ten un día fantástico, Lisa! —grita Jenna sarcásticamente antes de regresar su atención hacia mí. Se quita los lentes y lo que veo me rompe el corazón. Sus ojos están hinchados. Puedo ver que ha estado llorando—. ¿Y tú también piensas que estoy siendo una perra? ¿Que no tengo

derecho a molestarme? ¿Que solo soy una egoísta enojada pre-noviecilla?

—Jenna, lo siento. —Intento abrazarla pero ella me aleja. Se sienta y cubre su rostro.

—¿Que sucedió, Chris? —pregunta y realmente desearía poder darle una respuesta

—N… no lo sé. Lo último que recuerdo es decirles a mis padres que estábamos

comprometidos —admito, sentándome en la silla frente a ella.

—¿Sabes que hablaste conmigo, cierto? —dice cortantemente. Niego. No recuerdo haber hablado con ella luego de decirles a mis padres—. Sí, me dijiste que tu madre no estaba

emocionada por la boda y después me cortaste rápidamente la llamada —dice resoplando. Sé que no le habría dicho eso. Al menos, no hubiera usado esas palabras.

—¿Te dije dónde estaba? —pregunto confundido

—No. me cortaste rápido y dijiste que me llamarías en unos minutos. Lo próximo que sé, es

que mis padres están en mi casa, y aún no sé nada de ti. Después estamos en la puerta de tu casa, y tus padres no tienen idea de dónde estás. Eso fue tan divertido. Mi padre estaba absolutamente

emocionado —dice con tono exasperado cuando suena el timbre de la puerta.

—Pensé que estaba mejor, Jenna. Nunca te habría arrastrado en esto si pensara que estaba

comenzando de nuevo. —Me paro y sostengo mi cabeza por la frustración. Ninguna mujer en sus cinco sentidos querría lidiar con esto. Yo no quiero lidiar con esto. La escucho suspirar.

—No me estas arrastrando a nada, Chris. Lo lamento. Sé que también es difícil para ti. Es

solo que, ugh, el momento no pudo ser peor, ¿cierto? —Ríe, y sus delgados brazos se envuelven alrededor de mi estómago. Yo envuelvo mis brazos a su alrededor, inhalando su aroma, ella huele como a bayas con un toque de humo de cigarrillo. Me alejo un poco de ella.

—Vamos, Jenna. Pensé que ya no hacías eso —digo, decepcionado. Ella no ha fumado un cigarrillo los últimos tres meses gracias a mi insistencia. Culpo que le hayan diagnosticado cáncer a

mi madre por ello.

—Me lo gané luego de lo de ayer, y no fueron tantos —dice, defendiéndose. No puedo discutir con eso. El timbre suena una y otra vez, y después comienzan a tocar frenéticamente.

—¿Quién demonios es? —pregunta Jenna.

—No lo sé. —Mis padres tienen llaves, y Lisa entraría por la parte trasera de la casa—. Déjame contestar la puerta —digo. Siento como si una carga de ladrillos hubiese sido levantaba de

mi pecho. Está molesta, pero aún está conmigo.

Abro la puerta, y veo a una mujer bajando las escaleras.

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—¿Puedo ayudarla? —pregunto. Ella casi se tropieza con sus propios pies y toma el pasamano. Instintivamente me muevo hacia adelante. Tal vez está desorientada. Ella dice algo

pero está viendo hacia el lado contrario de donde estoy. Su voz es ligera, y apenas puedo escucharla. Ella se da la vuelta, y sus ojos se fijan en los míos.

Sus ojos son brillantes, castaños, y con forma de almendra. Su mirada es etérea, casi embrújate, y no me suelta. Ellos me hacen sentir como si la hubiese visto antes, o como si la hubiera conocido desde siempre pero eso es imposible. Ella no es alguien a quien olvidaría. Es

demasiado hermosa como para ser olvidada.

Tal vez la vi en una película, o era parte de un programa de la tele que solía ver cuando era un niño. Ella ha crecido, y por eso es que no puedo ubicarla. Tiene que ser eso. Tal vez es una

actriz a quien se le apagó el auto en nuestro pequeño pueblo y necesita que le cambien la llanta o algo así. Pero nada de eso explica por qué está llorando. Y ahora está tocando mi rostro, y estoy

congelado, pegado a este lugar. No puedo moverme. Le digo a mis pies que retrocedan pero no se

mueven

—Eres tú —dice ella, lanzando sus brazos a mi alrededor. El viento sopla su largo cabello hacia mi rostro. Le robo otro vistazo y aun cuando está llorando su rostro está iluminado al

reconocerme. Ella me conoce, o piensa que lo hace. Me estoy asustando cada vez más con cada minuto. Me abraza tan fuerte que puedo sentir los latidos de su corazón. Casi es una estampida la

que atraviesa su pecho. Demonios, tal vez es mi corazón. Esta extraña, aunque hermosa mujer, está llorando y abrazándome mientras mi prometida está a menos de tres metros, y no me puedo

mover. La peor parte es que mi cerebro no se está conectando con mi cuerpo porque mis brazos se están moviendo para abrazarla, bueno, al menos lo intentan, ¡pero eso no va a suceder!

Apoyo lo de ayudar a una mujer en apuros, pero si Jenna me encuentra aquí afuera

abrazando a esta chica, especialmente después de ayer, estoy jodido. Pero está costando mucho detener esto. Realmente estoy temblando, o tal vez el temblor de ella hace que yo tiemble. Antes de que abra la boca para preguntar quién es ella, escucho pasos detrás de mí.

—Te he extrañado tanto —dice ojos castaños, mientras me aprieta aún más.

—Chris, ¿quién es ella? —La voz de Jenna envía un escalofrió por mi columna, y la chica me suelta. Ella levanta la mirada hacia mí, y la confusión reemplaza la anterior euforia en su rostro.

—¿Chris? —Se aleja de mí, su atención se mueve hacia Jenna—. ¿Chris? ¡Su nombre no es

Chris! —Su voz es cortante y un poco terrorífica. Su mirada nuevamente está dirigida a mí, el exterior vulnerable que tenía antes se ha ido. Ahora hay fuego en sus ojos. Jenna se nos acerca, sorprendentemente más calmada de lo que pensé que estaría.

—¡No lo sé! —respondo rápidamente. Intento moverme nuevamente pero mi bendito cuerpo no está funcionando. No puedo alejarme de esta chica.

—¿Quién soy? ¿Quién eres tú? —pregunta, su voz se eleva un octavo y un segundo más tarde, con la mirada que me da, puedo jurar que está a punto de tirarme un gancho con la derecha. Estoy

comenzando a pensar que esta mujer, con los ojos de un ángel, y no más alta que un metro cincuenta puede estar loca, y mis malditos pies no me dejan alejarme de ella—. ¡Qué! —Suena

enojada, pero la incredulidad en su voz y la desesperación en sus ojos me rompen el corazón. No sé quién piensa que soy, pero si eso le quitara el dolor en sus ojos, yo sería quien ella quisiera que

fuera.

¿Qué me pasa?

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—Creo que me ha confundido con alguien más —le digo vacilantemente. Me volteo hacia Jenna. La calma de la que estaba sorprendido antes repentinamente es reemplazada con la ira que

esperaba—. Ella simplemente comenzó a llorar cuando me vio —intento explicar.

—¡¿Qué demonios estás diciendo?! —dice la chica, su tono es fuerte pero su voz es débil, casi suplicante. Comienzo a sentir una presión en el pecho como si alguien estuviera parado sobre mí.

Intento controlar mi respiración. Lo último que necesito es que Jenna piense que esto es algo que no es.

—¡Ella no parece haberte confundido con alguien más! —dice Jenna enfurecida, mirando a la mujer

—Cal, ¿qué demonios estas tratando de hacer? —grita la chica. Volteo a verla. Al menos el fuego regreso. Mis pies finalmente pueden moverse.

—Mi nombre es Chris —le digo, moviéndome hacia Jenna, quien luce un poco menos enojada ya que esta chica parece estar buscando a un tipo llamado Cal. Todo esto debe ser un gran malentendido.

—Mira, ¿quién eres tú? —pregunta Jenna. Ahora parece estar más molesta que enojada.

—Soy su esposa, esa es quien soy. ¡¿Quién demonios eres tú?! —dice la pequeña de cabello castaño, y con esas palabras estoy en el infierno, literalmente en el infierno. Tengo miedo de siquiera ver a Jenna, pero ella se está riendo. Se volvió loca. Estoy parado entre dos mujeres

psicóticas.

—Ooh, ya veo. Esto es una broma. Buen intento, Chris. Casi te la creí por un segundo, pero sabes que veo a través de tus bromas. —Me da palmaditas en el pecho. Entonces me doy cuenta

que esto tiene que ser un chiste, una broma que Lisa me está haciendo. Dejo salir un suspiro de alivio, pero la otra mujer en el porche está furiosa. Sus fosas nasales están resoplando, sus ojos

están enormes y si esta fuera una película de terror, esta sería la parte en la que su cabeza comenzaría a dar vueltas o cuando ella le prendería fuego a la casa.

—¿Te parece que estoy bromeando? —pregunta frenéticamente, con lágrimas llenando sus

ojos. Esta mujer es demasiado buena para que la pueda pagar Lisa—. ¡Cal, dile! —ordena, y me temo que esta broma se está saliendo de control.

—Mi nombre no es Cal. —Estoy a punto de sufrir un ataque de ansiedad justo aquí. He tenido la suerte de nunca haber tenido uno, pero estoy bastante seguro que así es como se siente.

—Chris, ¡¿quién es ella?! —grita Jenna. Ya nadie piensa que esto es una broma.

—Jenna, ¡nunca antes he visto a esta mujer en mi vida! —grito.

—¡Imbécil! —La chica de cabello castaño ahora está empujándome. Si ella no fuera tan pequeña, habría sido empujado contra la puerta—. ¿No sabes quién soy?

No sé qué hacer. Estoy intentando no tocarla, pero Jenna me está mirando como si ella será la siguiente en empujarme si no hago algo.

—¿Bueno entonces quién me dio esto? —Gracias a Dios se detuvo. Pero entonces comienza a sacar algo de su chaqueta y me lo tira. Lo que sea, Jenna lo agarra y lo inspecciona.

Oh no, por favor que no sea lo que parece

—¡Chris, este es un anillo de bodas! —grita, acercándolo a mi rostro. Jenna debería saber que no es mío. La cosa parece costar más de lo que gano en un año.

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—¡Nunca antes en mi vida he visto eso! ¡Nunca en mi vida la he visto a ella!

—¡Chris, no me mientas! —Jenna está gritando, y está comenzando a llorar. Nunca antes la

he visto llorar.

—¡Ella ni siquiera sabe mi nombre! ¡Está loca! —grito solo para conseguir que me escuche. Esto es una locura. ¿Cómo puede pensar que podría estar casado con alguien más? Acabo de pedirle matrimonio, eso es ilegal. Jenna aún está mirando fijamente al anillo. Tomo su mano—.

Jenna, te lo juro. No tengo idea de lo que está hablando —intento decirle más calmadamente, y ahora la otra mujer está riéndose histéricamente.

—¿Quién demonios es ella para ti? ¿Por esto es por lo que te fuiste? ¿Esta es la persona por la que

me dejaste? —Ojos castaños me ha agarrado.

—¡Es mi prometido! —le grita Jenna.

—¡¿Cómo mierda se puede casar contigo si aún está casado conmigo?! —grita. Ahora, estoy

molesto. Esto no es un juego o una broma. Esta mierda que ella está diciendo puede destruir mi vida.

—¡Ni siquiera te conozco! ¿Quién eres? ¿Cómo me conoces? —le pregunto, sin esconder mi

ira

—Todo este tiempo… ¡todo este tiempo! ¡Has estado mintiéndome! y ahora… ¡actúas como si

ni siquiera supieras quién soy! —Está llorando histéricamente, e instantáneamente lamento haberle

gritado. Siento un ligero dolor de cabeza comenzando, pero eso no va a ocurrir ahora. ¡No me voy a desmayar ahora! Ella se va del porche. Lentamente, pero se está yendo. Quería decirle que no condujera en su estado actual. Pero lo mejor para mí, es que ella este los más lejos posible para que

pueda intentar salvar este desastre—. ¡Quiero el divorcio! ¡Nunca más quiero volver a verte! ¡Nunca te me vuelvas a acercar de nuevo, o a Caylen! Te mandare tus mierdas con Dexter. ¡Quiero

todo fuera de mi casa! —grita.

Oh no. ¿Cómo demonios sabe de Dexter?

—¿Cómo conoce a Dexter? ¿Cómo demonios conoce a Dexter, Chris? —Ahora Jenna está gritándome

—No lo sé, Jenna. ¡Esto tiene que ser una broma! —Y ahora soy yo el que se está riendo. No hay nada más que pueda hacer más que reír. Mi vida a punto de venirse abajo a mí alrededor, y no sé qué mierda está pasando.

—¡Broma! ¡¿Soy una broma?! ¿Crees que arruinarme la vida es una puta broma? —grita la mujer, ahora caminando rápidamente hacia mí. Tira todo su peso contra mí, sus movimientos son frenéticos y descontrolados. Ella lanza un puñetazo hacia mi rostro, y tengo que agarrarla para

detenerla porque si no lo hago, ella va a hacer un verdadero daño.

—¡Quítale tus manos de encima! —grita Jenna e intento halarla lejos de mí, pero no necesito ayuda. Esta chica está enojada, pero no pesa casi nada.

Tomo a la chica por la cintura para levantarla y llevarla al otro lado del porche. Cuando

pierdo el agarre sobre sus manos, ella golpea directamente a Jenna en el rostro con fuerza, y Jenna cae al suelo. Bajo a la chica de cabello castaño para intentar ayudar a Jenna, pero ahora ella ya se levantó y se dirige a la cabello castaño. La agarro para detener lo que será una pelea. Jenna intenta

alcanzarla por encima de mí y logra capturar un puñado del cabello de ojos castaños. Logro abrirle el puño pero también consigo que me den codazos varias veces en el proceso. Luego de intentar

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separar a ambas mujeres, recojo a Jenna y la llevo al otro lado del porche. Escucho abrirse la puerta de mi casa y nunca he estado tan aliviado de ver aparecer a mi padre, aun cuando la de

cabello castaño se ha calmado.

—¿Que está pasando? —pregunta mi padre, luciendo desconcertado

—¡Está loca nos atacó! —grita Jenna, finalmente calmándose en mis brazos cuando ve a mi padre.

—¡Esto no tiene nada que ver contigo! ¡Esto es entre mi esposo y yo! —dice cortantemente la de cabello castaño, recuperando el aliento.

—¡¿Qué?! —le pregunta mi padre enojado

—Dile, papá. ¡Ella no me cree! —ruego. ¿Intentará alguien despertarme de esta pesadilla? La chica de cabello castaño se mueve lentamente fuera del porche pero parece inestable. Ella está a

punto de colapsar, así que corro y la atrapo justo antes de que colapse. La levanto mientras mi padre me da una mirada de desaprobación, y los ojos de Jenna me lanzan dagas. ¿Que se suponía

que hiciera? ¿Dejar que colapsara en el suelo?

Mi madre sale al porche, uniéndose a este circo de raros.

—¿Que está sucediendo? —pregunta, con pánico

—¡Me encantaría saberlo! —Jenna se ríe amargamente. Mamá camina hacia mí y mira a la chica en mis brazos. Su aliento se atora en su garganta.

—¿Lauren? —Ella mira a la mujer desmayada en mis brazos, sus ojos agrandados al reconocerla como si hubiese visto un fantasma. Sus labios tiemblan, y sus manos se elevan

rápidamente para cubrir su boca.

—¿La conoces? —Jenna y yo preguntamos al mismo tiempo. La mirada de mi madre pasa de Jenna a mí.

Mi papá deja salir un áspero suspiro y se cubre el rostro.

—¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! —Sus gruñidos escalan con cada mala palabra, y sé que algo anda mal.

—Cariño, ve a colocarla en la sala y lleva a Jenna a casa. Cuando regresas hay algo que realmente tenemos que decirte —dice, con lágrimas en sus ojos.

—¡No voy a ningún lado! ¿Quién demonios es esta mujer, por qué la conoces? —grita Jenna.

—Jenna cálmate —le digo. Sé que está enojada y confundida. Y yo también, pero no voy a permitir que le grite a mi madre

—¡No lo hare! ¿Quién es esta? Ella se aparece diciendo que está casada contigo con un anillo que cuesta muchísimo más que el que tú me diste. Dices que no la conoces, pero ella conoce a

Dexter. Tu madre obviamente la conoce, y tú crees que voy a dejar que me manden a casa como a una niña. Quiero saber quién es esta mujer en este instante o juro por Dios que nunca te volveré a

hablar, Christopher —dice Jenna mientras las lágrimas bajan por sus mejillas

—¡Jenna, por favor! —ruge mi padre, y todos nos vamos para atrás, especialmente Jenna. La autoridad en su voz, por una vez, me recordó a los Crestfield—. Por favor deja que Chris te lleve a

casa. No es lo que piensas. Prometo que ambos tendrán respuestas para el final del día, solo dije que nos encargaremos de esto por ahora. —Su voz es más calmada, pero no con menos autoridad.

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Jenna me mira, y niego. No sé lo que está sucediendo, pero sé que el que Jenna y yo nos quedemos aquí solo empeorara las cosas. Además, realmente no quiero estar aquí cuando esta chica despierte.

Mi padre se acerca y alarga los brazos para que le dé a la chica que tengo en los míos. Quiero entregársela, pero mi cuerpo lo duda y me confunde el por qué me siento protector de alguien a quien nunca he visto antes, especialmente con mi padre. Confió en él con mi vida. Mi madre me

mira a los ojos y de forma tranquilizadora aprieta mi hombro.

—Está bien. Ella está a salvo con nosotros —dice, mirándome directamente a los ojos.

—Oh, Jodanme —grita Jenna, y me doy cuenta de cómo luce esto. No entiendo nada de lo que está pasando. Le entrego la chica mi padre pero para cuando lo hago, Jenna ha bajado del

porche y se dirige a su auto.

—Jenna —grito, corriendo detrás de ella. Dándose la vuelta sostiene levantada la mano.

—No. tú quédate. Ahí es donde, obviamente, tu preocupación se encuentra en este momento —dice, abriendo histéricamente la puerta de su auto

—Jenna, ¡no! ¡No es así! —ruego mientras ella cierra de golpe la puerta en mi rostro. Intento abrirla pero la cerró. Baja el vidrio de la ventana.

—Mantente lejos de mí, Chris. ¡Ve a atender a tu esposa! —grita antes de salir de la entrada.

Pateo el polvo y le doy de puñetazos al aire. Mi vida se ha convertido en un infierno, levanto la mirada y mi papá está de vuelta dentro de la casa. Mi madre se encuentra parada en el porche mirándome con lágrimas en los ojos.

—¿Cómo la conoces, mamá? —Ahora estoy gritando. Sé que no es su culpa pero ella sabe algo. Estoy tan enojado, que ahora tengo lágrimas en los ojos.

—Christopher —ruega ella.

—¡Dime! —grito nuevamente

—Chris. —Mi papá ha reaparecido en la puerta y baja a encontrarse conmigo—. Ve tras tu prometida. Te explicaremos después —dice. Su voz es calmada mientras me entrega el teléfono y las llaves, ignorando mi expresión de perplejidad. Tomando la mano de mi madre la lleva dentro

de la casa.

Estoy en la dimensión desconocida. ¿Cómo es que ahora está tan calmado? No tomo el tiempo

para preguntarle. Salto a mi camioneta, listo para ir detrás de Jenna pero golpeo el manubrio con

las manos. Ella no va a escuchar nada de lo que diga a menos que tenga una explicación para todo esto.

Saco el teléfono para llamarla. Veo todas las llamadas perdidas de ayer de Jenna, mis padres,

y de Lisa. Hay mensajes de voz de cada uno de sus números además de uno desconocido, marco

para escuchar el mensaje del número desconocido. Al principio lo único que escucho es un montón de estática y de viento. Entonces comienza.

—Tú realmente eres más putamente denso de lo que pensé. ¡¿Todos estos años y aún piensas que simplemente sufres desmayos?! No tengo mucho tiempo así que iré al punto. No te puedes casar porque ya lo estas, imbécil. Habla con Dexter. Arregla esto o yo tendré que hacerlo por ti. Mantente lejos de cualquier altar. —Ríe la voz—. Si no lo haces, lo pagaras muy caro. Eso puedes apostarlo. Oh, y por cierto, dado que a nadie

le importo una mierda informarte, soy Cal.

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Repito el mensaje una y otra vez. Mis manos no dejan de temblar. La parte que asusta, es que esta es la segunda vez hoy que he escuchado el nombre Cal. Pero, lo que me aterroriza es que la voz

en el mensaje es la mía.

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CCaappííttuulloo 33

Esto es una broma. Alguna enferma, jodida, y retorcida broma. Golpeo el teléfono contra el volante cuando el mensaje de voz de Dexter suena por milésima vez. ¿A quién enojé para merecer esto? Toda mi vida he tratado de hacer lo correcto; escucho a mis padres, trato a las personas con

respeto, sigo las reglas y termino con un desorden cerebral que hace que pierda la conciencia y tenga amnesia

Después, luego de todo lo que ha sucedido hoy, aparece esta voz en mi teléfono, este imbécil en el teléfono, añadiendo un millón de preguntas a las cientos que ya tenía antes de escuchar el mensaje.

¿Cómo puede sonar esta persona igual que yo? A quién engaño no suena como yo, soy yo. Pero,

¿cómo? Es imposible. ¿Por qué me llamaría a mí mismo Cal? No pude haber sido yo. La peor parte es que, hoy de todos los días, esta chica viene asegurando que soy su esposo cuyo nombre sucede

que es Cal. Tengo miedo de juntar todas las piezas de esto.

¡Arregla esto o lo pagaras caro!

¿Quién demonios se cree que es este tipo para amenazarme? ¿Por qué me amenazaría yo mismo? Esto no puede ser real. Tal vez no es mi voz. Quiero correr de regreso a la casa y hacer que

mis padres escuchen el mensaje, pero la chica aún está ahí. Y definitivamente no puedo lidiar con eso en este momento. Y por qué hablaría con Dexter acerca de arreglarlo en vez de con mis padres. Llamo a Jenna y ruego porque conteste. Si alguien puede decir si esta no es mi voz, es ella.

—¡Ya no me llames Chris! —me grita ella.

—Jenna. Realmente necesito verte —ruego.

—¿Oh, me necesitas? ¿Qué hay de la esposa con la que te sentías tan protector? De la que se supone que no sabes —pregunta sarcásticamente. Realmente estoy repensándome en dejarla oír el

mensaje.

—Jenna. Estoy asustado —interrumpo. Siempre he sido sincero con ella y espero que eso cuente para algo. Hay una pausa muy larga.

—Estoy en la esquina de la cuarta y Higgins —dice y cuelga. La cuarta y Higgins está a solo

tres minutos de distancia. Usualmente no acelero, pero hoy es una excepción. La veo estacionada justo en la esquina. Salgo y camino al lado del conductor.

—¿Puedo entrar? —pregunto. La expresión que me da contesta esa pregunta. Intento pensar

en la mejor forma de introducir el mensaje. De explicarle que no sé por qué esta voz suena como la mía y el hecho de que está hablando sobre cosas de las que no tengo idea. Realmente necesito su ayuda para entender esto.

—¿Qué? ¡Realmente me estás poniendo nerviosa! —dice, mirándome. Sé que no hay manera de decir que no es mi culpa, que pueda prepararla para lo que está a punto de escuchar. Solo espero que diga que no soy yo. Si soy realmente optimista, dirá que juntos averiguaremos qué pasa.

Respiro profundamente, pongo el mensaje y veo como su rostro va de enojado a horrorizado.

—¡¿Qué demonios Chris?! —dice enfadada. Mi estómago se hace nudo. Esta conversación no va como lo esperaba—. ¿Es una puta broma? —me grita.

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—Jenna ese no soy yo —digo desesperadamente―. Suena como yo pero no puede ser...

—¡Eso es una mierda! ¡Vaya que suena como tú! Cómo pudiste… ¿por qué estás haciendo esto? —Comienza a llorar.

—Ese no soy yo Jenna. No sé cómo es esto posible, pero no soy yo —le suplico—. ¿Por qué haría esto, Jenna? ¡¿Por qué?! —le digo mientras sube la ventana. Meto mi brazo para evitar que la

cierre por completo.

—¿Qué se supone que diga ante esto? —grita

—No lo sé —digo exhausto—. Ayúdame a averiguar qué sucede, te necesito —le ruego.

—Estás diciendo que este no eres tú, pero vaya que suena como tú. Estás diciendo… estás diciendo en este mensaje que estás putamente casado, justo después de que esta loca aparece y dice

que es tu esposa. Estoy comenzando a pensar que tú eres el loco, ¡y que ella está muy cuerda! —

dice, su voz tensándose.

—Si estuviera mintiendo, ¿por qué te dejaría escuchar esto, Jenna? —le grito. Está meneando la cabeza con fuerza. Jenna siempre ha sido analítica y capaz de cortar cualquier mentira de mierda. Puede decir cuando alguien está mintiendo antes de que abra la boca, pero ahora no puede

hacer nada de eso—. Ayúdame a pensar, Jenna. ¿Cuáles son las explicaciones razonables para esto? Estás en la escuela de leyes. ¿Te basas en los hechos, cierto? ¿Cuáles son los hechos aquí? —

Tomo la parte trasera de mi cabeza frustrado, manteniendo la otra en la ventana de su auto ya que aún no estoy seguro de que no se va a ir si la muevo. Deja salir un suspiro

—Entra, Chris —dice derrotada. Lo hago inmediatamente, pero ni siquiera me mira—.

Déjame ver el teléfono —dice, dejando salir un suspiro profundo. Se lo entrego y reproduce el mensaje. Su rostro ahora es estoico. Ella vuelve a reproducirlo y otra vez y hace que salte cada vez que lo hace—. Esta es tu voz, pero realmente no suena como tú para nada. El tono, la inflexión, el

parafraseo están mal. Apenas dices malas palabras. —Suspira y se frota la sien.

—Él dice que aún no lo he entendido —digo, refiriéndome a la voz como a otra persona porque él no soy yo. Ni en un millón de años.

—Sobre él. Tiene que ser. Se está presentando al final de la llamada. Es engreído y arrogante porque sabe más que tú. Pero tu falta de información lo ha jodido.

—¿Por qué dice que estoy casado? ¿Por qué le importaría que vayamos a casarnos? No conozco a este sujeto. —Cruzo los brazos apretándolos con fuerza. Ella descansa la cabeza en el

volante y luego de unos segundos, su cabeza se levanta. Finalmente me mira, su expresión es adolorida.

—¿Qué? —pregunto, con miedo de escuchar lo que va a decir.

—Por qué él eres tú —dice suavemente.

—Jenna, ese no soy yo.

—Sí, lo es. Todo tiene sentido. —Algo se le ha ocurrido—. El que esta mujer apareciera, tu madre la conoce, tus padres... —suspira.

—¡No, ese no soy yo! —grito enojado.

—¿Qué si esas pérdidas de conciencia no son solo eso? ¿Qué si es más que eso? ¿Qué si estás consiente y haces cosas que no recuerdas, pero las haces como otra persona?

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—No. Eso es imposible. —Niego. De ninguna manera. No hay forma en que eso pueda ser posible

—Tiene sentido —dice cortantemente.

—¿Cómo? ¿Cómo podría hacer eso sin que nadie lo supiera? —pregunto defensivamente

—Bueno obviamente las personas lo saben. Dexter para comenzar. Él te dijo que hablaras con Dexter y… —Se detiene vacilante.

—¿Qué? —pregunto.

—Tus padres tienen que saber —dice con cautela, limpiando sus ojos.

—¡No! ¡De ninguna manera! Mis padres no me ocultarían algo como eso. No es posible. Gracias, Jenna, pero no. tiene que haber otra explicación. —Salgo de su auto. No, no es posible.

—¡Piénsalo, Chris! ¿Cómo sabia tu madre quién era esa mujer? —dice, sale del auto y me sigue—. ¿Por qué te dijeron que lo explicarían? ¡Si ellos no saben lo que estaba sucediendo, ¿cómo

podrían explicar algo?!

Mi garganta está ardiendo, comienzo a entrar en pánico. Me doy la vuelta hacia ella.

—Si esto, si tienes razón. ¿Sabes lo que esto significa? —le grito, dejando salir mi frustración. Mi impotencia. Me siento enfermo. Lo único que evita que vomite es que ella tiene que estar

equivocada. Pero casi nunca lo está.

—¿Crees que estoy feliz con esto? —me grita—. ¿Crees que quiero tener razón? ¿Qué no he estado deseando que esto no sea un caso de tener a la persona equivocada, o algún indignante mal

entendido? —Su voz se está agrietando. Se cubre el rostro y se da la vuelta—. Si esto es cierto, ¡estás putamente casado, Chris! ¡No quiero que esto sea verdad! Nunca he querido en mi vida estar

más equivocada… pero no creo que lo esté. —Respira profundamente—. Tus padres —gime—. Si estoy en lo cierto y ellos saben… —Menea la cabeza desafiantemente—. ¿Cómo pudieron hacer

esto? ¿Cómo pudieron no decirte? —Está histérica y la agarro del abrazo fuertemente. Luce exactamente como me siento por dentro: enojado, confundido y frenético. No puedo dejar que vea que estoy tan asustado como ella, o aún más. Porque si esto es cierto mi vida nunca será la misma.

***

Sigo a Jenna hasta su casa para asegurarme que llegue bien debido al estado en que se encuentra. Sale y se dirige hacia mi auto.

—¿Estás seguro que no quieres que vaya contigo? —pregunta suavemente. Asiento. Realmente sí quiero que vaya, pero no sé qué estoy a punto de escuchar, no es tan buena

guardándose sus emociones como yo.

—Te llamaré tan pronto termine de hablar con ellos —digo, haciendo mi mejor esfuerzo por sonreír. Se inclina para besarme pero no lo hace en mis labios, sino justo al lado de ellos. No estoy

seguro de qué pensar de ello. Mi cerebro está demasiado cansado como para analizarlo.

Tan pronto como cierra la puerta tras ella, piso el acelerador y me dirijo a casa. Hay tantas cosas pasando por mi cabeza. La voz llamada Cal. ¿Qué tiene que ver Dexter con esto? La teoría

de Jenna. Mis padres. La chica que mi madre llamo Lauren, quien, si Jenna tiene razón, es… ni siquiera voy a pensar que significa eso para mí.

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Cuando llego a nuestra calle, veo un Audi blanco estacionado en la calle frente a nuestra casa. No lo noté antes, pero es difícil no hacerlo ahora. Ese tiene que ser el carro de la chica, lo que

significa que aún está ahí. Mi estómago da vueltas. Me voy a la parte trasera de la casa. Estaciono donde usualmente lo hago y entro por la cocina, una vez que me he asegurado que no hay moros

en la costa.

—¡Quiero hablar con Cal. Inmediatamente! —Escucho su voz gritar. Mi estómago da vueltas y me acerco a la puerta para escuchar—. ¿No quiere verme? ¡El daño ya ha sido hecho! Solo… ¡me

debe una explicación! —Escucho pasos acercándose, y me alejo de la puerta.

—Lauren, por favor cálmate. —Escucho decir a mi mamá y las pisadas se detienen.

—¿Sabes mi nombre? —Escucho preguntar a la chica. Suena tan sorprendida como yo. Ella no conoce a mis padres.

—Sabemos quién eres. Eres la esposa de Cal. —Escucho decir a mi padre. Mi garganta se aprieta. ¿Cómo conocen a este tipo, “Cal”? Mi corazón late cada vez más rápido, pero sé que hay una

explicación razonable para esto. Tiene que haberla.

—¿Así que les contó sobre mí?, Entonces, ¿por qué actúa como si no me conociera? ¿Es por esa mujer? Lo lamento no sé quién… él nunca los menciono. Él… él… —su voz desaparece y estoy tan cerca como puedo de la puerta sin atravesarla.

—Él no sabe quién eres. La persona que viste antes no es Cal —dice mi madre y dejo salir el aliento que estaba conteniendo. Los nudos en mi estómago se desatan. No puedo evitar la amplia sonrisa que se extiende por mi rostro mientras una sensación de alivio cursa por mi sistema.

—No lo entiendo… no, ese era Cal. Sé que lo era. Tiene que serlo —dice la chica firmemente. Suena tan segura de ello, me siento mal por ella. No sé quién es este sujeto, Cal, o cómo puede ella sentir algo tan profundamente por un tipo que parece ser un imbécil—. Están

diciéndome que… ¿él es hermano de Cal? ¿Es el gemelo de Cal?

¿Por qué no se nos ocurrió eso a Jenna y a mí? Tendría mucho sentido. Tal vez tengo un gemelo, o un hermano que luce como yo. No sé nada de mis padres naturales. Es completamente

posible, pero el mensaje… no cabe en esto a menos que él me esté jodiendo la vida pero, ¿por qué?

—Sí —contesta mi padre

—William, no. No más mentiras. Ella merece saber la verdad. Acordamos que le diríamos —dice firmemente mi madre, mi estómago da vueltas. Escucho el latido de mi corazón.

No te puedes casar porque ya lo estas.... Dado que a nadie le importo una mierda informarte, soy Cal

Escucho voces, pero no sé quién está diciendo qué. Aprieto mis sienes y me obligo a

enfocarme. Lo único que la doctora Lyce me dijo que hiciera para intentar prevenir los desmayos. He mejorado en esto desde el año pasado.

—… entiendo que me usara… él nunca me amo —dice la chica antes de llorar. Me he

perdido de algo. Vuelvo a colocar mi oído contra la puerta

—Oh, no corazón, te has equivocado —dice mi madre y no sé de qué me perdí—. Chris y Cal comparten el mismo cuerpo, pero la persona que conociste hoy es Chris, no Cal. Esa es la razón

por la que actuó de la manera en que lo hizo. Él realmente no sabe quién eres. Cal es una personalidad separada de Chris....

Voy a vomitar.

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Voy a vomitar justo aquí.

—Chris tiene algo llamado Desorden Disociativo de Identidad —dice mi madre, y ya escuché

lo suficiente. Estoy mareado. Camino hasta la mesa de la cocina. El cuarto se siente como si estuviese haciéndose más pequeño. Mi pecho se constriñe.

—Ust… ustedes están mintiendo por él. ¡Lo están cubriendo! —grita la chica.

—Te estamos diciendo la verdad. Chris no sabe quién eres. Él no sabe lo que Cal hace. —

Escucho decir a mi madre y ya no puedo soportarlo más. ¡No! ¡No! ¡No!

Salgo corriendo de la cocina, hacia el porche trasero y justo por sobre la baranda, todo el contenido de lo que sea que comí sale de mí. Estoy afuera pero no tengo suficiente aire.

Soy Cal.

Intento recobrar el aliento y limpiarme las cálidas lágrimas que escapan de mis ojos. Todo

este tiempo. Ni una pista. Pensé que solo tenía amnesia, un desorden neurológico sin diagnosticar. Todo era una mentira. Mi vida es una mentira o al menos una de ellas lo es. ¿Cómo puede ser posible esto? ¿Cómo puede ocurrir realmente algo como esto? ¿Por qué me mentirían? ¿Cómo

pudieron hacer esto? ¡Dos años! Dos años he vivido sin que esto pase. Bueno, quitando lo de ayer.

Finalmente conseguí mi licenciatura. Me comprometí, conseguí un trabajo estable, y me dejaron hacer todo eso sabiendo que este anormal vive dentro de mí. Pero en realidad yo soy el

anormal, estoy loco. Soy el psicópata.

Saco el teléfono y escucho el mensaje nuevamente después lo tiro al otro lado del campo. ¿Quién demonios es este tipo? ¿Por qué no tengo ni pista de nada de esto? ¿Por qué sabe más que yo?

Pateo el suelo. Realmente necesito algo que golpear, o incluso romper. Siento como si me estuviera rompiendo y ahora sin darme cuenta estoy llorando.

No he llorado desde que me enteré que mi mamá tenía cáncer. Me sentía impotente entonces y ahora me siento de la misma manera. Todo por lo que he trabajado parece carecer de sentido. Volteo a ver a la casa y pienso en la chica dentro. ¿Cómo puedo estar casado con ella? Ni siquiera

sé quién es. ¿Qué le digo? ¿Y a Jenna? No puedo casarme con ella mientras estoy casado con alguien más y si no estoy curado… ¿hay siquiera una cura para esto? ¿Cuándo volverá a salir este

tipo Cal? Pienso en ayer y tiemblo. Sucedió. Él salió… y me llamó. Él, quien soy yo… ¿cierto? No, ese tipo no puedo ser yo. No soy así. Me siento en el porche, con la cabeza entre las rodillas. ¿Qué

voy a hacer? ¿Cómo le explico esto a las personas? ¿Cómo puedo, vivir así? Mis padres no creyeron que

podría. Me hubieran dicho si creyesen que podía manejarlo.

Desorden Disociativo de la Identidad. ¿Qué demonios significa eso? Igual podría llamarse “la enfermedad que vive dentro de ti”; respiro profundamente y entro a la casa. Aún se escuchan gritos

provenientes detrás de la puerta pero los ignoro. Me dirijo hacia arriba por las escaleras hasta mi habitación. Abro la laptop, pongo el buscador y después me le quedo viendo. Me siento y coloco la

cabeza entre las manos. Están temblando. Una vez que haga esto, no habrá vuelta atrás. Pero en realidad ya no hay vuelta atrás.

Escribo Desorden Disociativo de la identidad y le doy enter. 1,080,000 resultados. Vaya. Bajo

y doy clic en lo que parece ser el link más oficial.

Desorden Disociativo de la identidad (DDI), anteriormente referido como desorden de múltiples

personalidades, es un desorden disociativo que envuelve un disturbio de identidad en el cual dos o más separadas y distintivas personalidades (o identidades) manifiestan control del comportamiento de un individuo

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en momentos distintos. Cuando se encuentra bajo el control de una de las identidades, una persona usualmente es incapaz de recordar los eventos que ocurrieron mientras otra de las personalidades estaba en control. Las distintas identidades, a quienes se les refiere como alter egos, pueden exhibir diferencias en el hablado, los

manierismos, actitudes, pensamientos, y orientación de género. Los alter egos incluso pueden presentar diferencias físicas, tales como alergias, ser diestros o zurdos, o la necesidad de anteojos prescritos. Estas diferencias entre los alter egos son en su mayoría bastante grandes.

Miro fijamente a la pantalla absorbiendo toda la información. Cualquiera pensaría que da

fuerza el saber qué está sucediendo conmigo. Pero es aterrorizante porque lo vuelve real. Luego de leer al respecto durante la última media hora, no he visto que exista una cura. Tratamiento, terapia, algo sobre integración que no tiene un maldito sentido. Aunque aparentemente tengo suerte, solo

hay un… alter ego. Eso es lo que Cal es, un alter ego. Supongo que pudo ser peor, Cal pudo ser una mujer y mi esposo pudo ser quien se apareciera hoy… pienso en su mensaje y en cómo se

burló al respecto, sabiendo que no tenía idea de lo que él estaba hablando. Este tipo es un imbécil. Espero que sea el único, ¿pero quién sabe? Intento no pensar en lo que todo esto significa. Podría

decirse que aterrizó en mi puerta esta mañana, literalmente.

Mi cabeza pesa unos quinientos kilos. Quiero despertar, huir de esto, quiero que solo sea una pesadilla. Mi vida ha pasado de estar finalmente encaminada a irse directamente al infierno en cuestión de minutos. Me pregunto quién más sabe y me observó ir ciegamente por la vida sin saber

la verdad. Dexter obviamente sabía, pero el verdadero acto de traición son las mentiras de mis padres. Nunca confié en él, pero ellos… ¿cómo pudieron hacer algo como esto?

Escucho un auto chirriar afuera y veo al Audi blanco irse. Ella se ha marchado. Tal vez para siempre. Ella no tenía idea de lo que estaba sucediendo. Este tipo Cal nos ha jodido a los dos. Si fuera ella me iría y dejaría este desastre atrás. Si él se parece en algo a lo que pienso, ella tiene

suerte. No hay nada que la ate a este desastre, pero si ese es el caso, Jenna también debería irse.

Ella no está atada a mí. Solo estamos comprometidos

¿Lo estamos? ¿Siquiera se puede uno comprometer mientras está casado con alguien más? Casado.

¿Estoy casado? No, Cal lo está. Eso suena aún más ridículo que el que yo esté casado. Soy… Cal o

¿Cal es yo? Es una mala ecuación matemática. ¿Cómo es posible que él lograra tener una completa relación y pudiera comprometerse y casarse mientras esto estaba ocurriendo? Yo debería tener

algún recuerdo de ella. Bueno, sí lo tenía, más o menos, pero nada concreto, ningún recuerdo, solo la sensación de familiaridad…

La emoción que emanaba de esa chica cuando me vio. Ella me miró como si fuera su mundo. Estaba devastada cuando no supe quién era. Él no pudo tener tiempo para tener una relación como esa. ¿Cómo pudo crear una conexión tan intensa con alguien cuando podía desaparecer en cualquier instante? Ellos no pueden haber estado enamorados.

Arregla esto o lo pagaras caro.

¿Y quién es él para amenazarme? ¿Cómo se supone que arregle esto? No sabía nada de esto hasta hoy. ¡Él es el que arruinó mi vida! La parte que más apesta de esto es que no hay nada que pueda hacer. Estoy impotente, ¿cómo puedo casarme con Jenna y no saber cuándo aparecerá este

tipo? No sé nada sobre él. ¿Cómo puedo tomar en serio su amenaza? ¿Qué si me caso con Jenna un día y a la mañana siguiente despierto como este tipo? Ella no se merece eso.

Miro debajo de la cama y saco los calendarios que solía llevar antes de que mis desmayos se detuvieran hace dos años, cuando comencé a llevar cuenta del tiempo que perdía. Tengo cuatro

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libros. 2008, 2009, 2010, 2011. Solía llevar la cuenta de cuántos días no recordaba, los revisé todos, contento. Doce días un mes, dieciséis el siguiente, siete, diez, dieciocho, veintidós. Al sumarlos

todos juntos resulta que de cuatro años, tuve conciencia de lo que estaba haciendo setecientos cincuenta días. Un poco más de la mitad del tiempo durante ese periodo. Eso es mucho tiempo

para que este tipo Cal hiciera mucho daño a mi vida… y construyese la suya.

Un ardor comienza en mi garganta y se extiende hasta mi pecho. Tomo los calendarios y comienzo a romperlos y a tirarlos al otro lado de la habitación. Veo fotografías mías con mis

padres, con Jenna y con amigos a través de los años. Las tomo y también las arrojo. Esta no es mi vida. ¿Cómo puede ser mi vida cuando no soy su dueño? Cuando alguien puede tomarla en

cualquier segundo sin que yo pueda hacer algo.

—Christopher —dice mi madre, su expresión es horrorizada mientras se encuentra en el umbral de la puerta, mirándome en medio del desastre de la habitación. Estoy a punto de cumplir

veintiocho años y aún tengo una habitación en la casa de mis padres. La miro, su rostro está

parcialmente cubierto con sus manos. Mi padre se le une prontamente y respira profundamente.

—¿Hijo, qué sucede? —pregunta con cautela como si tuviera miedo de escuchar la respuesta. Dejo salir una risa enojada.

—Desorden Disociativo de la Identidad —digo puntualmente y observo cómo cambian sus expresiones de impactados a incrédulos.

—Podemos explicarlo. Ven, vamos abajo para que podamos hablar de esto —dice mi padre

—¿De qué hay que hablar? ¿Sobre lo jodida que es mi vida? ¿Qué la estoy compartiendo con

un imbécil y que me lo escondiste?

—¡No uses ese lenguaje con nosotros! —dice mi padre, al parecer ofendido

—¿Por qué no, papá? ¿Es demasiado parecido a Cal? —les grito. Él no tuvo problemas diciendo palabras con “p” en el mensaje que me dejó.

—Hijo, sabemos que estás alterado —interviene mi madre

—Alterado no explica esto. Mi vida ha sido una mentira, ¡no tengo una vida!

—Tienes una vida. Tú, tú eres la verdadera persona. Él es…

—¿Es eso cierto? ¿Por qué él tiene una esposa? Estoy bastante seguro que tiene amigos. Una casa. Al menos sabía lo que estaba ocurriendo y según él, yo estoy arruinando su vida. ¡Sabe mucho más sobre todo que yo! —grito, y hay silencio—. ¿Cómo pudieron no decirme que esto

estaba ocurriendo? —digo, tornándose mi ira en exasperación.

—Pensamos que estábamos protegiéndote. No queríamos agobiarte.

—Eh, ¿cómo creen que me siento ahora? —Río con desdén.

—Lo lamentamos, Christopher —dice mi madre, con lágrimas cayendo de sus ojos. Se las puede ahorrar.

—Pensamos que eso empeoraría las cosas —dice casualmente mi padre. Como si el esconder el hecho de que tengo otra persona dentro de mí fuese algo trivial. Algún tipo de Dr. Jekyll y Sr.

Hyde.

—¡¿Cómo?! ¿Cómo pudiste pensar que eso sería lo mejor? ¡¿Cómo pudiste pensar que el que

yo no supiera que este imbécil andaba por ahí, jodiéndole la vida a la gente, y casándose era lo

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mejor para mí?! —pregunto, dejando salir una risa de incredulidad. Ellos lucen perplejos—. Me dejaron pensar que estaba sufriendo desmayos y amnesia, un efecto secundario de algún desorden

neurológico inventado. ¿Cómo pudiste hacerme esto? —digo con más fuerza porque es como si no pudieran escucharme.

—Íbamos a decirte —contesta finalmente mi padre

—¿Cuándo? Porque obviamente esto ha estado ocurriendo por años. ¿Por qué ahora? Oh, ¿porque posiblemente podría ser arrestado por ser polígamo? —grito.

—¡Suficiente! —dice mi padre, autoridad gotea de su voz.

Mi pecho esta agitado, pero intento calmarme; el ver las lágrimas cubriendo el rostro de mi

madre y el escuchar sus suaves gemidos provenientes de su boca cubierta me rompe el corazón.

—No te atrevas a pensar por un minuto que esto ha sido fácil para nosotros. ¿No crees que

queríamos decirte? ¿No crees que queríamos que este tipo desapareciera? ¡Créeme, no es divertido lidiar con él! El día que lo conocimos fue uno de los peores de nuestra vida —dice mi padre, su voz

es severa pero flexible—. El no decirte fue una de las decisiones más difíciles que hemos tenido que tomar. Pensamos que estábamos haciendo lo que era mejor para ti. Claramente ahora vemos que

nos equivocamos —continúa.

—Tienes que saber que no hicimos esto para deliberadamente herirte o para engañarte. Tienes que saber eso, Chris. Creímos que sería más fácil para ti el no saber, hasta estar seguros que

estabas en un buen estado anímico para lidiar con esto. No sabíamos lo que sucedería si te decíamos... —explica tímidamente mi madre

—No podíamos ver qué de bueno saldría de decirte —interrumpe mi padre—. Los doctores básicamente nos dijeron que no había cura para esto. Terapia intensiva podía volverte uno con este tipo. Confía en mí, él no es alguien con el que necesites volverte uno. ¿Por qué íbamos a decirte

esto si no había nada que pudiéramos hacer al respecto? Solo iba a hacer que te preocuparas y te estresaras —dice defensivamente mi padre

—Cuando volviste después de mi diagnóstico, íbamos a decirte. Para ese momento, sabíamos

de Lauren y vimos que Cal estaba haciendo cosas que eventualmente te afectarían. —Suspira mi madre—. Pero estabas siendo tan fuerte por mí desde que estaba enferma. Parecía ser demasiado. Cuando pasó el tiempo, las cosas mejoraron para nosotros dos, eso pensamos. Esperábamos que tal

vez ya no hubiera un problema —dice mi madre, su voz volviendo a la normalidad

—Todo ha estado yendo tan bien. Fuimos egoístas en disfrutar de una vida normal —dice mi padre

—Ayer cuando nos dijiste que te ibas a casar con Jenna, sabíamos que teníamos que decir

algo. Solo estábamos pensando en la mejor forma de hacerlo —añade mi madre

Dejo salir una respiración profunda y sostengo mi cabeza. Sé que no tenían intenciones malignas. Sé que todo este tiempo han tenido que pasar por el infierno también. Me siento en la

cama y descanso la cabeza en mis manos.

—¿Qué hago? ¿A dónde me dirijo desde aquí? —pregunto a las personas que me han ayudado a tomar todas las decisiones importantes en mi vida. Mi madre deja salir un suspiro

profundo.

—Hay… hay algo más que tenemos que decirte hijo —dice renuentemente mi madre

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***

—Necesitas otra de estas. —Lisa vierte otro shot de vodka en mi vaso y me lo trago antes de terminar el resto de la historia. La habitación no ha comenzado a dar vueltas pero mi cabeza sí.

—Cierto. Cuando pensé que las cosas no podían ponerse peor, me dijeron que este imbécil no solo se casó con alguien, sino que también la dejó embarazada, lo cual me convierte a mí en el padre. —Río, mirando fijamente el vaso vacío. Usualmente no bebo mucho, pero antes de contarle

esta historia, le dije que sacara la botella primero. Sus ojos están más amplios de lo que han estado desde que comencé a contarle cómo ha transcurrido la historia de mi vida en las últimas

veinticuatro horas.

—Vaya, iba a decir que este era tu último shot, pero creo que necesitamos whisky. —

Desaparece detrás del bar. Reemplaza el vaso vacío con el líquido marrón de su botella; es del tipo

que mi papá saca en ocasiones especiales… levanto el vaso sintiendo una amplia tonta sonrisa sobre mi rostro.

—¡Porque soy padre! —digo sarcásticamente. Y ella rompe a reír.

—¡Tú eres el padre! —dice con falso entusiasmo. Nos reímos, chocando los vasos. Lo bueno

del alcohol es que todo lo que apesta en tu vida es gracioso. El ardor del whisky quema cinco veces más que el vodka. Usualmente solo tomo una cerveza o dos, pero con cada bebida, es como si cada problema que tuve este día desapareciera.

—Desearía... haber podido estar ahí para ver la expresión en el rostro de Jenna cuando apareció tu esposa —dice con una risita.

Niego con la cabeza. Desearía que se llevaran mejor ya que ella es mi mejor amiga, pero ahora ese es el menor de mis problemas.

—Ella no es mi esposa... ¿creo? —me defiendo.

—Técnicamente tú y Cal son la misma persona —susurra como si estuviera diciéndome un secreto—. Así que eso la hace tu esposa. —Me da una palmada en el hombro. Le frunzo el ceño—.

Aunque, lo bueno es que, mañana vas a tener una resaca tan grande que no te importara nada de esto. —Se ríe a carcajadas y sabiamente es como si mi cuerpo pesara quinientos kilos. Estaba sentado en el sofá pero ahora o estoy acostado o el cuarto está de lado.

—Qué sobre pasado mañana. —Me escucho comenzar a farfullar

—Pregúntale a la Lisa sobria. La Lisa borracha se va a la cama. —Se ríe mientras sale del sofá. Camina hasta el interruptor para apagar la luz antes de salir tropezando del cuarto. Me doy

vuelta sobre la espalda y observo el ventilador del techo dar vueltas. Lo hace tan rápido y podría

jurar que era marrón pero ahora es negro.

Miro a mi alrededor y ya no me encuentro en el sofá de Lisa sino en esta enorme cama con sábanas negras. Es de día y el sol está brillando en mi rostro. Estiro los brazos a los lados y siento

piel cálida. Bajo la mirada y veo que está un muslo que apenas está cubierto por la sábana. Mis ojos recorren el cuerpo hacia arriba y me congelo cuando veo el rostro de la chica de antes. Sus

ojos están cerrados pero sus gruesos y rosados labios se curvan en una seductora sonrisa

—Quédate conmigo —ronronea en mi oído, mientras su mano sube por mi desnuda pierna. ¡Oh, Mierda! Intento moverme pero estoy atrapado. Sus ojos aún están cerrados pero ahora se está subiendo encima

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de mí—. Haré que valga la pena —ronronea en mi oído, huele tan bien y está comenzando a besar mi cuello mientras su mano toma mi...

—Christopher, levántate. —Mis ojos se abren y mi padre está de pie al lado del sofá en donde vagamente recuerdo haberme quedado dormido. ¿Estaba solo soñando? Parecía más real que cualquier sueño que haya tenido. Aún puedo sentir sus labios sobre mí, el olor de su cabello y lo

cálida que era su piel. Comienzo a sentarme pero es como si la gravedad quisiera mi cabeza justo aquí en el sofá. Ugh, mi estómago se siente como si estuviera en una montaña rusa—. ¿Crees que

el emborracharte va a resolver tus problemas? —La voz de mi padre es fuerte y se siente como un martillo en mi cabeza. Coloca su brazo a mi alrededor, levantando mi peso para que quede en posición sentada

—¿Dónde estoy? —pregunto, inseguro. Sinceramente no tengo idea hasta que reconozco esa horrible sábana que Lisa hizo en secundaria y me doy cuenta que aún estoy en su casa—. Ugh, mi

cabeza —gruño.

Mi padre fuerza una taza de café en mi mano.

—Esto, lo que estás haciendo, no es la respuesta —dice bruscamente. Levanto la taza a mi boca, pero antes de poder beberla, el olor hace que se me revuelva el estómago y la bajo—. Estamos en una situación mala. ¿Es el fin del mundo? ¿No? Pero si te conviertes en un borracho

que tiene lastima de sí mismo sí lo será —dice cortantemente—, y ya sea que nos guste o no, ahora eres padre así que vamos a tener que resolver esta situación con esa mujer. Mejor temprano que

tarde.

No puede creer que esté en condición para hablar con él sobre el estado o los planes para mi vida en este momento.

—Solo quiero dormir —murmuro, colocando el café en el suelo y recostándome en el sofá.

—No estoy seguro de cuál es tu plan, pero si estas comprometido con Jenna o planeas estarlo. Te sugiero que te levantes y vayas a casa. Estoy seguro de que no estará feliz de que estés aquí y probablemente no la has llamado ya que encontré tu teléfono en el suelo de nuestro patio —me

advierte

Jenna.

Su nombre hace que me siente

Le he dicho cientos de veces que Lisa y yo solo somos amigos y que lo hemos sido desde el jardín de niños, pero dice que mientras Lisa tenga senos y una vagina no va a confiar en ella.

Me toma un minuto, pero con la ayuda de mi padre, salgo de la casa de Lisa, entro en la camioneta y regreso a casa. Ignoro el regaño de desaprobación que me dio en todo el camino a

casa. Creo que merezco una noche como la de ayer después de todo lo que he pasado.

Mi madre debió estar de acuerdo porque limpió mi habitación y me metió en la cama como si tuviera doce y luego me trajo ibuprofeno, luego de que logré comer una rebanada de pan tostado. Mi cama es mucho mejor que el sofá de Lisa.

***

Despierto, aún en mi habitación pero el cielo está oscuro. Las aves ya están haciendo ruido así que debe ser de madrugada. Me levanto y veo que el reloj en mi escritorio dice que son las 5:11

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a.m. Debí haber dormido todo el día de ayer. Me siento mucho mejor. Mi estómago está vacío, gruñendo y el olor de tocino subiendo por las escaleras me ha sacado de mi sueño. El dolor de

cabeza insoportable se ha marchado, solo queda un ligero dolor en su lugar.

Tomo una camiseta, jeans, bóxer y me dirijo a la ducha para quitarme el hedor del vómito y del whisky.

No he hablado con Jenna en absoluto. Le dije que la llamaría luego de hablar con mis padres, pero no pude hacerlo. No sé qué decirle. No sé qué camino tomaremos después de esto.

Necesitaba un día libre de sentir y pensar. Pero ahora solo se siente como un día desperdiciado. Estaba más o menos preparado para confirmar que ella estaba en lo correcto. Para

explicarle que lo que tengo es una condición médica y no una mierda inventada. Aunque conociéndola, ya lo sabe. Posiblemente haya estado dispuesta a quedarse conmigo; no es como si

no pudiera conseguir un divorcio, de lo cual ni siquiera estoy seguro de que este matrimonio es legítimo. Estoy seguro de que la chica… Lauren. Tengo que dejar de llamarla la chica. No es

cualquier mujer después de todo… Lauren habría estado de acuerdo en cortar todo lo que nos ata luego de darse cuenta que no soy el hombre a quien ama.

Pero una niña, el saber que tengo una hija con alguien… eso es algo que no creo que Jenna

vaya a aceptar y no puedo culparla. Solo me gustaría aferrarme al recuerdo de estar felizmente comprometido con la mujer que escogí y pensar en cómo nuestros hijos lucirían por un poco más de tiempo.

Bueno, no habría niños hasta que terminara la escuela de leyes, pase el examen y se establezca dentro de una firma… pero eso es irrelevante ahora. Luego de lavarme los dientes y ponerme la ropa, me dirijo a la cocina. Mi estómago ya está añorando el tocino y los huevos que

mi mamá está friendo. Ella voltea a verme y me siento en la mesa. Ya tiene un plato listo para mí. Se sienta frente a mí y sirve jugo de naranja en nuestros vasos. Comienzo a hincarle el diente a mi

comida y se aclara la garganta. Ruedo lo ojos y toma mi mano.

—Señor, te damos gracias por esta comida con las que nos bendijiste y porque nuestros cuerpos están saludables como para recibirla. Amén —dice, gruño un amén antes de meter una

cucharada de huevos en mi boca. Estoy intentando contar las pocas cosas por las cuales estar agradecido esta mañana, pero en este momento no estoy de un humor agradecido.

Alguien me jodió la vida y si Dios había planeado mi vida de esta manera, estoy bastante

encabronado con él en este momento. Pero ya que mi madre aún está aquí luego de estar tan cerca de partir no voy a decir mi opinión frente a ella.

—¿Ya salió papá? —pregunto, notando que no le ha puesto un plato

Asiente.

—Quería comenzar temprano —dice luego de terminar su jugo—. ¿Cómo te sientes? —pregunta y no estoy seguro si se refiere a mi estado mental o a la resaca de ayer. Volteo a verla un segundo antes de que mis ojos terminen de vuelta en mi plato.

—No lo sé —admito sinceramente. Hoy, estoy como insensible. No sé cómo sentirme o pensar, pero es mejor que estar furioso o sentirme impotente, así que lo tomare.

—Lauren va a venir mañana —dice suavemente, su voz es normal aunque no su declaración. Dejo salir un profundo suspiro.

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—¿Sí? —digo, sintiéndome como si estuviera aturdido. Lauren, mi esposa, la esposa de Cal. En este punto, no importa esposa de quién es ya, es de los dos, o al menos nuestro ADN está en la

niña. Mi madre se levanta de la mesa, abre la gaveta y se vuelve a sentar.

—No tuve oportunidad de mostrarte esto. Te fuiste tan abruptamente ayer —dice, deslizando una fotografía a través de la mesa. Sus labios están fuertemente presionados juntos pero curvados

en una sonrisa. Recojo la fotografía y dejo salir un profundo suspiro. Es una pequeña niña, tal vez de un año, a lo mucho. Tiene grandes ojos verdes y cabello rizado oscuro por toda su cabeza. Dos

hoyuelos. Involuntariamente dejo salir un suspiro. Luce como yo en mis fotos de bebé solo que es una niña—. ¿Es hermosa no es así? —dice mi madre, ya sin esconder su sonrisa.

Vaya. Realmente tengo una hija y luce igual que yo. Nunca pensé que la primera vez que viera a mi bebé sería en una fotografía para cuando ellos ya hubieran tenido en este mundo unos… ni siquiera sé cuántos años tiene.

—¿Cuál es su nombre? —pregunto, descansando mi frente en la mano.

—Caylen —dice suavemente.

Dejo salir un resoplido.

—¿Le puso el nombre por él no es así? —digo con una molesta risa.

—Y… yo sé que no es la mejor situación y nunca imaginamos que las cosas te pasarían de esta manera, pero esto no tiene por qué ser completamente malo —dice mi madre, tomando mi mano y apretándola.

Niego.

—M… me perdí su primer cumpleaños, su primera palabra, sus primeros pasos. Ni siquiera sé qué edad tiene —digo, el peso de saber que tengo una parte de mí en este mundo a la carga de estrés que está desbordándose...

—Nosotros también nos perdimos el tuyo, pero eso no hace que te amemos menos. Si hubiéramos estado ahí, ¿habría hecho eso que nos amaras más? —pregunta con una sonrisa sincera. Tiene razón. Las cosas podrían ser mucho peor. Tengo que dejar de sentir lástima por mí;

ya sea que me guste o no. Soy un… soy padre. Siempre he querido hijos. Crecí como hijo único y si no fuera por Lisa, hubiera sido algo muy solitario.

Si por mí fuera, tendría suficientes hijos como para comenzar una pequeña liga. Jenna dejó claro que eso no iba a suceder, cuando fuera que comenzásemos una familia. Realmente no quiere hijos pero dijo que tendría uno por mí. Ahora probablemente no vuelva a hablarme otra vez, ya no

digamos, que tener a mi hija. No puedo imaginarme a alguna mujer tomándome en serio con algo como esto. Hola, mi nombre es Chris, y puede que me convierta en un idiota en cualquier minuto,

literalmente. Así que este es probablemente el único bebé que llegaré a tener

—Va a traerla... ¿a Caylen con ella mañana? —me corrijo.

—No. Creo que ella está en Chicago —dice mi mamá, tomando un sorbo de café. Chicago... ese es un viaje de tres a cuatro horas al volante. Solo he estado ahí… o recuerdo haber estado ahí

para un viaje de la secundaria. Dejo salir un suspiro, ¿cómo se supone que seré un padre a cuatro horas de distancia?

—¿Qué tanto sabes de ella? —pregunto

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—Bueno. No mucho, Christopher. Dexter nos dijo que se graduó de la Universidad de Chicago hace unos años y que era una artista. No sé de qué tipo. Es originaria de Michigan. —

Suspira y cruza las manos—. Nos dijo que es una buena persona. —La definición de Dexter de buena persona no tiene mucho peso conmigo—. También dijo que… Cal realmente la amaba. —

Sus ojos brevemente se encuentran con los míos antes de terminar sobre la mesa. ¿Él la amaba? No

lo suficiente como para decirle la verdad… pero mis padres tampoco me dijeron la verdad.

Dejo salir otro suspiro profundo. Va a venir y no quiero ni pensar en lo que me va a decir. Tengo el rostro de este tipo que la abandonó, que la dejó con una niña. Pero aún con todo eso, me miró sin resentimiento ni odio… bueno eso fue hasta que le dije que no sabía quién era ella.

No te puedes casar. Porque ya lo estas...

Cruzo las manos. Es más como si hubiera estado sentándome en ellas. Hoy necesito

comenzar a arreglar esto, con Jenna y Lauren. La mujer que debía ser o debería haber sido mi

esposa y que ahora no puede serlo porque estoy casado con una mujer con la que tengo una hija, una mujer, que no sabía que existía hasta esta semana.

—¿Qué le digo a Jenna, mamá? ¿Cómo le digo esto? —Miro nuevamente a la pequeña en la fotografía, intentando hacer que mi cerebro conecte con el hecho de que es mi hija

—Solo puedes decirle la verdad y esperar que lo entienda —dice débilmente mi madre como

si aún ella no creyese que Jenna fuera a entender esto.

—Y Lauren... no sé qué quiere de mí. —Callo—. ¿Va a entender eso? —Suspiro. Ni siquiera sé qué espero que entienda… que no soy el tipo se casó con ella y la embarazó. Pero lo soy. Aún

sigo intentando que me cale eso.

Mi madre niega.

—Estoy segura de que esto va a ser difícil para ella, pero me dejo entender por lo menos que esto es sobre Caylen. No ha tenido tiempo para digerir mucho de esto, pero tal vez solo el

suficiente para entender que tú no eres el hombre del que se enamoró. —El tono de mi madre sostiene esperanza. Yo no soy tan optimista.

Amor. Ella lo amó. Odio escuchar esa palabra en la misma oración donde se le menciona.

Eso lo vuelve real y él no merece el reconocimiento. Si voy a resolver esto o a asegurarme que la dirección de mi vida no sea directo al suelo, necesito comenzar a hacer algo.

—¿Sabes dónde está ella? ¿Lauren? —pregunto

—Le dije sobre el Hotel Ritter... —dice mi madre, tomando los trastes sucios de la mesa—.

De hecho, Rose confirmó que se registró después que se fue —admite mi madre.

—Regresaré para ayudar a papá antes del mediodía —digo, tomando las llaves de mi camioneta de sobre la mesa

—¿A dónde vas tan temprano?

—Voy a tratar de alcanzar a Jenna antes de que se vaya para la escuela de leyes —digo, dirigiéndome hacia afuera

—Chris. ¿Te gustaría que llamara y te arreglara una cita con la doctora Lyce? —pregunta vacilantemente mi madre

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—Voy a buscarme un nuevo doctor —le digo antes de salir. Mis padres mintieron. Tengo que perdonarlos. Dexter mintió. Esperaba eso de él. ¿Pero mi doctor? Cualquier doctor que se guardara

algo así sobre mí, no quiero volver a tener que lidiar nuevamente con él.

—Buena suerte, hijo —dice antes de que entre a la camioneta. Voy a necesitarla.

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CCaappííttuulloo 44

Estaciono al llegar a la casa de Jenna, quien ya está saliendo por la puerta, su gran bolso de cuero completamente lleno con su laptop, sus libros y el cuaderno. Su cabello ha sido halado en un apretado moño y lentes oscuros cubren sus ojos. Conduce todo el camino hasta la universidad de

Michigan, la cual está a dos horas de aquí. Dijo que prefería perder algo de sueño y no dinero pagando habitación y comida ya que la renta es más barata aquí en Madison. Sus padres tienen

mucho dinero, pero querían que fuera a la misma universidad que ellos. Cuando no lo hizo, le pagaron los estudios pero solo eso.

La encontré al final de las escaleras; ajusta su bolso sobre su hombro y se abraza a sí misma. No puedo ver detrás del tono oscuro de sus lentes; pero sí sé que está evitando mis ojos.

—Hola —digo suavemente. La veo mordiéndose el labio, la primera señal de que está molesta y tiene todo el derecho de estarlo. No la he llamado desde que la golpeó una bomba-

cambia-vidas hace menos de cuarenta y ocho horas. Mis ojos bajan hasta su mano y estoy algo aliviado al ver que aún está usando mi anillo. No importa, probablemente me lo tirará después de que le diga lo que tengo que decirle.

—No me llamaste. Dijiste que me llamarías luego de hablar con tus padres —dice igual de suave.

—Lo sé. Lo arruiné —digo, cruzando los brazos sobre mi pecho

—No escuché de ti esa noche o el día siguiente. ¿Y ahora solo te apareces...? —pregunta encogiendo los hombros

—Rompí mi teléfono. Me emborraché completamente esa noche y dormí todo el día de ayer —admito. Sé que sueno como un idiota, pero no quiero mentirle. Después de todo esto, no se lo

merece. La escucho respirar profundamente.

—Vaya. Así que estás tomando lo suficiente como para pasar dormido todo un día cuando usualmente apenas te tomas una cerveza y no contestas tu teléfono o me llamas cuando dices que

lo harás. Encima de todo, me dejas en la oscuridad luego de enterarte de información del tipo de las que te cambian la vida. Aun así soy la última en saber. ¡Soy tu prometida Chris! ¡Debería ser la primera en saberlo! —Me siento un completo idiota.

—Realmente lo lamento, Jenna —digo tontamente porque sueno como un tonto.

—Realmente estás arrepentido Chris. ¡Pero el que lo lamentes no ayuda en nada! Así que,

¿qué ocurrió, qué dijeron tus padres? —pregunta rápidamente.

Dejo salir un suspiro y paso la mano por mi cabello.

—¿DDI, es eso, cierto? —contesta antes de que yo pueda contestar, asiento. Esa es Jenna. Siempre un paso adelante. Aunque apuesto a que no adivinará lo que estoy a punto de decirle—. Así que esa mujer, Lauren, es tu esposa —dice riéndose.

—Bueno, es de Cal. Cal fue el se que casó con ella —digo, intentando distanciarme de la

decisión tanto como es posible. Se quita los lentes y su mirada asesina hace que quiera esconderme.

—¿Así que no te vas a hacer responsable por nada de esto? —pregunta.

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—No me estoy quitando la responsabilidad. Solo quiero que entiendas. Cal. Cal se casó con ella. Yo no tengo idea de quién es. Te amo. ¡Quiero casarme contigo!

Esta callada. No sé qué es peor, sus gritos o su silencio.

Me acerco, ella se aleja. La estoy perdiendo. Puedo sentirlo y aún no le he dicho que tengo una hija.

—Estoy intentando comprender. Realmente, realmente lo estoy. Pasé horas en línea

buscando al respecto. Incluso me topé con este grupo de apoyo en línea para las personas con tu condición. —Sus ojos se están llenando de lágrimas—. Esto es tan... —Suspira—. Sé que esto no es tu culpa y que no es algo que quisieras, pero estoy teniendo un duro tiempo aceptando esto —dice

y se aclara la garganta.

—Lo sé, solo imagínate cómo me siento. —Río y sonríe con los labios apretados—. Si esto es demasiado Jenna… no te culparía si es demasiado para ti —digo, sentándome en su porche.

—Chris, si se tratase de alguien más, no les creería. Pero se trata de ti. Eres una de las personas más cariñosas, desinteresadas y honestas que conozco —dice, sentándose a mi lado—. Aunque puedes ser un bebé grande a veces. —Se ríe, y yo también… bebé.

Ugh. Volteo a verla, se volvió a poner los lentes.

—Voy a la universidad temprano para estudiar para mi examen de mañana —dice—. Iba a pasar la noche con Kaylie, pero puedo volver en vez de eso —continúa, y froto la parte trasera de mi cuello.

¿Cómo digo esto? Tengo que decirle. No le puedo esconder esto. ¿Cuál es la mejor manera de

decirlo? Sé que no querría un largo discurso. Se está parando, hago lo mismo. Me envuelve en sus brazos, ¿qué digo? La levanto por la cintura y la sostengo cerca, como si fuera la última vez. Estoy

noventa por ciento seguro de que será la última vez que seré capaz de sostenerla de esta manera.

—Chris, vamos a hacer que funcione. Vamos a encontrarte los mejores doctores y grupos de ayuda y lo superaremos. Al menos ahora sabemos con qué estamos lidiando. Ese matrimonio no

puede ser legal —dice confiadamente. La bajo y toma mi rostro entre sus manos. Por esto es por lo que la amo. Es capaz de sacarme de mi autocompasión.

Cuando conocí a Jenna, fue de camino de una de las citas con el doctor de mi mamá y las noticias no eran buenas. Todos habían estado consintiéndome y caminando sobre cascaras de huevo a mi alrededor por todo lo que estaba ocurriendo. Incluso Lisa no podía llegar a mí, pero

Jenna si pudo. Quito la mirada de ella y solo dejo que salga.

—Lauren. Ella tiene… —Sus cejas se levantan. Sé que la próxima oración fuera de mi boca lo va a cambiar todo—. Ella tiene una hija. —Tan pronto como las palabras dejan mi boca, sus ojos

se agrandan y su boca cae abierta. Su expresión está en blanco, completamente en blanco, pero ella suelta mi rostro y da un paso atrás.

—¿Qué? —pregunta y su voz se rompe—. No. —Cubre su rostro, su expresión se derrumba—

. ¿Es… es tuya? —me pregunta, estabilizándosele la voz. Miro hacia otro lado—. ¡Oh! ¡Lo siento! ¿Es de Cal? —dice, usando comillas con los dedos.

—Lo lamento. —Sé que no ayuda, pero es cierto. Es lo único que sé decirle a ella.

—Claro que lo estás —dice, asintiendo—. ¿Pero no puedo enojarme contigo, cierto? ¡Porque no eras tú o eras tú! —Comienza a reírse pero lágrimas están cayendo por su rostro—. Y… yo no

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puedo lidiar con esto ahora. —Cubre su rostro y comienza a sacudir su mano—. Tengo que irme. —Pasa a mi lado hacia su auto.

—¡Jenna, háblame! —Agarro su muñeca y me la quita de un tirón. En un instante su mano derecha encuentra mi rostro. El ardor de la bofetada ni siquiera me distrae del dolor en sus ojos.

—Lo siento —dice inmediatamente después—. Necesito tiempo. Solo dame algo de tiempo —dice, su mirada fija en la mía solo por unos segundos antes de que se dé la vuelta, se meta en el

auto y se marche.

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El encuentro con Jenna fue un absoluto desastre. De acuerdo, debí haber tenido algo más que decir que solo: “Oye, la chica que conociste hoy tiene una hija, y resulta que es mía”, o algo por el

estilo.

Algo profundo y significativo, pero eso realmente nunca fue mi fuerte. Intento ser honesto, sin importar lo mucho que duela, de la manera menos dolorosamente posible, si eso tiene sentido.

Aun así, pude haber hecho más que quedarme parado como un idiota y soltarlo de esa manera. Debería estar agradecido. Pudo ser peor. Ella aún tiene el anillo y no ha terminado oficialmente

nuestro compromiso. Me pidió tiempo, pero tiempo es un lujo del que no dispongo mucho, la

mayoría desaparece en segundos.

Desearía tener más tiempo para pensar en esto, pero el tiempo se escapa, segundo a segundo,

y después de ayer, decidí que ya no lo voy a desperdiciar sin completar las cosas, arreglándolas o al menos intentándolo. Tanto como quiero bloquear de mi mente el hecho de que mi cuerpo es compartido con una persona que puede aparecerse sin previo aviso y joderme la vida

completamente, no puedo hacerlo. Entre más rápido ordene las cosas, me aseguraré de que haga menos daño.

Puedo hacer todo este control de daños. Tengo que hacerlo, y eso es lo que me molesta. Las cosas pueden funcionar, al menos sé la verdad. El no saber fue la peor parte y sin importar lo mucho que me asuste cómo están las cosas, al parecer hoy no estoy tan fuera de control como lo

estuve cuando me enteré. Mínimo podría decir que he enfrentado situaciones muy estresantes, pero mis dolores de cabeza no han regresado, y sigo llevando la cuenta del tiempo. No sé dónde me

encuentro con respecto a Jenna, pero ahora sabe la verdad. Todo lo que me queda por hacer es enfrentar a Lauren.

Creí que me pondría más nervioso diciéndole a Jenna que tengo una hija que yendo a verla a ella, pero en este momento, al encontrarme parado fuera de su habitación de hotel, sé que me

equivoqué en grande. Las palmas de mis manos están sudorosas, mi corazón está latiendo demasiado rápido, y mi estómago se siente como si estuviera en una canoa en medio del océano.

Con Jenna, sé qué esperar. Ella pasa de impasible a perder los estribos en segundos. Lauren, no sé nada de ella y el hecho de que me conoce como este hombre, cuyo culo quiero patear, no ayuda.

He hecho el intento de llamar a la puerta varias veces, pero no consigo hacerlo. No tengo idea de qué hará ella al abrir la puerta. Si va a darme una bofetada, abrazarme, o patearme en las bolas. Sé que mis padres le dijeron de mi condición, pero quién me dice que lo cree. Mis padres le

mintieron y la dejaron en la oscuridad. Es la única persona más jodida que yo en todo esto, y tiene una niña con la cual lidiar. Y está el hecho de que me conoce como él. Muevo mi puño a la puerta

una vez más, y esta vez logro golpear. Escucho la televisión encendida y después, pasos que se

acercan a la puerta. Meto las manos en los bolsillos del pantalón. Lo que sea que ella diga o haga, me lo merezco. Cal no se encuentra aquí para lidiar con su rabia, así que como con todo lo demás,

yo lo haré. Espero que cuando haya terminado, podamos pensar en la manera de hacer que esto funcione para ella. Para nuestra hija.

—No necesito... —dice cuando la puerta se abre.

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Definitivamente no estaba esperándome, y la expresión en su rostro lo demuestra cuando me ve. Sus ojos se agrandan y su boca se abre. No se mueve, como si estuviera congelada, excepto por

la mano en el pomo de la puerta. Está temblando.

—Hola —digo suavemente, forzando el sonido fuera de mi garganta. La cual está tan seca como el desierto. Mis palabras la despiertan de su estado congelado porque cierra la puerta de

golpe en mi rostro. Me rasco la cabeza. No esperaba eso—. Lamento haberme aparecido así. Yo…

solo pensé… puedo volver después, cuando estés lista. —Mi voz es temblorosa y nerviosa.

No debí haberla sorprendido de esta manera. Esperaré a que venga cuando esté lista. Me doy la vuelta para irme cuando escucho que se abre la puerta.

—¡No! —dice frenéticamente.

Me regala una sonrisa nerviosa, quitándose el cabello del rostro. Me le acerco lentamente. El

sol brilla, iluminando desde la ventana del pasillo y haciendo que sus ojos del color de la avellana

centelleen. Luce cansada, sus ojos están hinchados, pero aun así es hermosa. La clase de belleza que intimida. Es, por al menos, treinta centímetros más baja que yo. Tengo excusa para ver por

sobre su cabeza en vez de a ella.

—Mis padres dijeron que irías mañana pero… pensé que… quería hablar contigo a solas, si está bien —digo, murmurando como un idiota.

Me mira curiosamente. Abre su boca como si fuera a decir algo, pero no lo hace. En vez de eso, retrocede y me indica que entre. Meto las manos en los bolsillos del pantalón mientras ingreso a la habitación de hotel. Hay una cama, un televisor, un sofá, y una pequeña nevera. Hay pañuelos

desechables esparcidos sobre la mesa de noche, y un vaso de agua al lado de ellos. Cierra la puerta y camina hacia el sofá pero no se sienta. Está mirando al suelo, mientras cruza sus brazos sobre el

pecho. Este es un buen comienzo, supongo. No me ha golpeado ni ha comenzado a gritar. Cambia su peso de un pie a otro. Está tan nerviosa como yo.

—Realmente no sé qué decirte o por dónde comenzar —admito, cuando sus ojos su encuentran con los míos.

Miro a la mujer que alguna parte de mí amó lo suficiente como para casarse con ella. Muerde su labio inferior, resaltando el pequeño hoyuelo en su mejilla derecha. Su mirada es intensa los pocos segundos que está sobre mí, como si estuviera intentando ver a través de mí, y me volteo a

otro lado.

¿Creerá todo esto? Cuando me mira a los ojos, sé que lo está buscando a él. Lo sé porque estuve

haciendo lo mismo ésta mañana, parado frente al espejo.

—Umm —dice ella, su voz tiembla. Aún no he aprendido a tener un plan, o algo qué decir. Todo lo que he hecho en los primeros minutos en los que estoy aquí es hacerla llorar. Nunca antes he hecho llorar a tantas mujeres—. Para serte sincera, tampoco sé qué decirte —dice, su voz es

inestable mientras se limpia una lágrima de su mejilla—. ¿Tus padres te dijeron todo? —pregunta vacilantemente.

Realmente debe creer que soy un idiota por todo el tiempo que pasó y nunca me imaginé nada, pero supongo que es mejor que crea que soy un idiota a un patán mentiroso.

—Me dijeron que me mintieron todo este tiempo. Que cuando no recuerdo las cosas, otra persona estaba viviendo mi vida por mí, cosa que sentían que debían ocultarme. Todos a los que

conozco y en quienes confío, han estado mintiéndome. Mis padres, mi mal llamado doctor… Debí

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saber que algo pasaba. —No es sino hasta que las palabras dejan mi boca que me doy cuenta de lo amargo que sueno, pero se siente bien dejarlo salir—. Las personas en las que más confiaba me

mintieron —digo suavemente, el escucharlo en voz alta es casi liberador.

Está callada pero sus ojos me están inspeccionando nuevamente. Me pregunto cómo será ver a alguien a quien conoces y que esa persona no te reconozca en lo absoluto.

—No puedes culparte… es parte de la naturaleza humana querer creer que las cosas siempre están bien. Cuando hablé con tus padres, me dijeron que pensaban que lo que estaban haciendo era lo mejor para ti. Solo querían lo que era mejor para ti.

La miro, está estrujándose las manos, y solo puedo imaginarme lo difícil que esto es para ella. Aun, después de todo lo que ha tenido que pasar, dice algo como eso.

—No esperaba que los defiendas. Especialmente después de… Ellos también te mintieron.

—No los defiendo. Lo que hicieron estuvo mal, lastimó a mucha gente. Pero no creo que lo hicieran por maldad o por ser crueles. Pensaron que estaban protegiéndote. Como padre, harías lo

que fuera por proteger a tu hijo de lo que crees que podría lastimarlo. Si estuviera en sus zapatos y pensara que podría mantenerte a salvo al mentirte, lo habría hecho.

Recuerdo la razón principal por la que me encuentro aquí y meto la mano en el bolsillo para sacar la fotografía de nuestra hija. Vaya, se va a necesitar tiempo para acostumbrarme a eso. Camino

hacia ella, y sus ojos se agrandan. Escucho su respiración y noto que su mano está apretando su

muñeca como algún tipo de técnica para desestresarse. Necesito una de esas LMPP1.

Da un paso atrás, y me doy cuenta que probablemente lo mejor sea solo mostrarle la foto. Después de todo solo soy un sujeto desconocido en su habitación de hotel… más o menos.

—Mi madre dijo… —Intento pensar en la manera menos incomoda de decir esto. Soy su padre, ella es mi hija, ¿nuestra niña?

—Caylen —dice suavemente y toca el rostro en la fotografía.

—¿La nombraste así por él… por Cal? —Dudo en decir su nombre frente a ella, como si fuera a activar algún tipo de alarma y enviarla a algún tipo de frenesí como en el que estaba el otro día.

Su vibra ahora es completamente diferente.

Está calmada pese a las circunstancias, no está en modo “sin restricciones ni limitaciones con gritos”. Asiente mientras me siento en el sofá.

—¿Cuántos años tiene? —pregunto, con un suspiro que no planeé.

—Tuvo su primer cumpleaños hace tres días —dice, sentándose en la orilla del sofá.

Nunca me detuve a pensar que estuvo haciendo esto sola. Aparte del que tuve hace tres días, no tuve un apagón en casi dos años, lo que significa que él tampoco ha estado por aquí. Él también se lo perdió todo.

Me volteo hacia ella.

—¿La has estado criando sola? —pregunto, y frota la palma de su mano contra su muslo.

—No. Mi tía y mis amigas han estado ahí desde el principio para ayudarme a criarla. A ella no le hace falta nada —explica.

1 LMPP: siglas que significan “Lo más pronto posible”.

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—Excepto un padre —digo suavemente. Si compartimos los mismos genes, Dios, ella podría tener que lidiar con algo como esto—. ¿No hace nada raro? —pregunto, y parece confundida

—¿Cómo qué? —pregunta con un toque de brusquedad en su voz.

—¿En general? —digo vacilantemente. No está entendiendo a lo que me refiero.

—¡Caylen no es rara! —Definitivamente su voz es cortante ahora.

—No, no quise decir eso. Solo quería asegurarme que se encontrara bien. —Estoy retractándome de insinuar que su hija… nuestra hija está loca al igual que su viejo padre.

—Ha estado bien todo su año de vida, sin que estuvieras asegurándote de que se encontraba bien. ¡Me he asegurado que se encuentre bien! —Esto está yendo mal. No quise insultar la manera en que la está criando. Bueno, de hecho, no sé como la está criando.

—No quise decir nada con eso. N… no sé qué quise decir. —Me paro y le ofrezco la fotografía, su actitud enojada cambia.

—Lo lamento, exageré —dice disculpándose—. No… estoy acostumbrada a esto, todo es tan… tan… —tartamudea nerviosamente.

—No, fue mi culpa, me sobrepasé. No debí haber hecho una pregunta tan estúpida. —La detengo y me da una pequeña sonrisa, su único hoyuelo hace otra aparición. Volteo a la fotografía de Caylen. Luce como yo, pero tiene los hoyuelos y la nariz de su madre. Es increíble que un

pequeño ser humano pueda verse como la combinación de dos personas. No recuerdo a mis padres biológicos así que no estoy seguro de a quién me parezco. Me vuelvo a sentar en el sofá, y un instante más tarde, ella se sienta a mi lado, con los centímetros obligatorios entre nosotros—. Tiene

tus ojos, cambian como los tuyos. —Su voz es suave pero estable. Sus ojos se encuentran con los míos, y por un momento, está sonriendo, una sonrisa que apenas está ahí, pero aun así, una

sonrisa.

Quédate conmigo

Es como un susurro en mi oído.

La imagen de ella que vi en mi sueño la otra noche invade mis pensamientos. La sacudo de mi cabeza. No pensé en ello desde entonces, pero decidió hacerse presente justo aquí, cuando ella

está a punto de llorar, y estoy lloriqueando como un niñito.

Tranquilízate, Chris.

—Yo… quiero decir… —tartamudea, su piel se sonroja de un ligero tono de rosa. Eso me hace sonreír. Realmente es hermosa… regreso mi atención a la fotografía en mi mano. Aún está

mirándome, y me da miedo porque me pone nervioso, preocupado y excitado, al mismo tiempo. No la conozco, pero algo en ella me provoca emociones con las cuales no puedo lidiar en este momento. Probablemente no sea yo quien tenga que lidiar con ella. La única cosa que hace que

sienta que no voy a ceder es el hablar, así que eso hago.

—¿Cómo se supone que lidiemos con esto? —pregunto suavemente. Gracias a Dios mi voz no delata la energía que fluye por todos lados dentro de mí, como un tornado—. N… no sé cómo

lidiar con esto… —digo, frotándome las manos. Dejo salir un suspiro y me paro—. No sabes nada de mí. No sé nada de ti. Y este sujeto Cal… —Cubro mi rostro. Necesito correr o golpear algo…

estas palabras aparecen y se derraman fuera de mí involuntariamente, pero entre más hablo, más energía libero, así que continúo—. Digo… tengo una hija a la que ni siquiera recuerdo… —Me río

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con ira, pero continúo—. ¡Años de mi vida! Todas estas cosas ocurrieron, y no recuerdo nada de

ello. Nadie se molestó en decirme. ¿Qué se supone que haga con esto? —Ahora me encuentro

caminando de un lado al otro en la habitación, y quiero detenerme, sentarme y preguntarle cómo está lidiando con esto. Sueno como un pequeño mocoso, pero el hablar es lo único que hace que no

quiera explotar. Quiero expresar mi frustración pero en vez de eso, termino sonando como un patán egoísta—. Lo estoy intentando. Realmente lo hago… creí que si podía dar el primer paso y

hablar contigo, entonces podría hacerlo, pero… —Debe pensar que soy un lunático.

Pero, cuando mis ojos encuentran los suyos, su expresión es suave y compasiva. Como si sintiera lástima por mí. Todo lo que ha pasado, ¿y siente pena por mí?

—Sé que es duro para ti. No puedo comenzar a imaginarme lo que estás pasando en este momento —dice ella, su tono suave y reconfortante, y por un minuto, quiero abrazarla. Como si al hacerlo, hará que todo esté bien. Pero no puedo, así que no lo hago. Eso sería egoísta y le enviaría

el mensaje equivocado, porque cuando ella me mira...

—¡No sé nada sobre ti! —Después de que las palabras dejan mi boca, me doy cuenta de lo

duras que suenan pero no puedo evitar decir exactamente todo lo que se me viene a la cabeza.

Sus ojos están en los míos y en lugar de quitar la mirada, miro dentro de ellos. No es difícil de hacer, son magnéticos y seductores. Pero más que eso. Son como ventanas abiertas, puedo ver directamente a través de su alma. Aun cuando tiene una pequeña sonrisa en su rostro, puedo ver su

dolor, lo herida que está y su esperanza. Esa es la que más asusta de todas, porque su esperanza es mi desaparición. No me conoce ni me ama, así que su esperanza no es conmigo, es con Cal.

—Pero cuando me miras, es como si supieras todo de mí —digo.

Deja salir una suave exhalación. La energía nerviosa en mí parece haberse ido. Alejo la mirada de ella y la pongo en mis manos. Manos que han hecho cosas… tengo suficientes problemas con una vida. ¿Cómo se supone que lidie con otra de la que no sé nada? ¿Una que… realmente no es mía?

—Cuando tus padres me dijeron sobre ti… —Su voz es suave, apenas más fuerte que un susurro—. Fue la cosa más difícil que he experimentado, la cosa más dura que he tenido que escuchar. —Sus ojos avellana se ponen vidriosos, con lágrimas cubriéndolos—. Estaba herida y

confundida. Ni siquiera les creí… no quería creerles. Aún estoy herida. Aún estoy confundida. No sé

qué hacer. No sé qué decir… —Calla, su voz se está resquebrajando. Mira hacia sus pies y

continúa—… te… —Se detiene, y siento como si mi corazón estuviese a punto de detenerse—. No

me puedo comprometer con alguien a quien no conozco. —Ella se encoje de hombros y sonríe,

aun cuando lágrimas caen de sus ojos. Después levanta la mirada hacia mí, y la sonrisa deja su rostro—. Cuando me ves… es como si fuera una carga… un problema, y no tienes idea de lo

mucho que eso duele —dice con voz temblorosa, y me siento como el mayor imbécil sobre la tierra. Nunca deseé algo más en mi vida, que poder ser capaz de decir algo que mejorara esta situación, pero sé que lo que sea que diga solo empeorara las cosas—. No te culpo por eso —añade

rápidamente.

Debería.

—No puedo… pero tienes que entender que de Cal tienes… —Se calla y se ríe pese a sus lágrimas—. Tienes… tienes su sonrisa, su voz, sus ojos… cuando te veo… no puedo evitar verlo. Y

duele saber que no eres el que me robó el corazón cuando me sonreíste por primera vez, quien me

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llevo a saltar del bungee2 en nuestra primera cita. Que no eres el que me dijo que soy la única mujer a la que has amado. Pero tú… no eres él, y estás enamorado de alguien más. —Es la primera vez

que escucho a alguien hablar de este tipo sin usar la palabra idiota, imbécil o problema, en la misma oración. Por primera vez, caigo en la cuenta de que ella realmente ha experimentado cosas

con él, ellos juntos tenían una vida...

—Así que, estoy teniendo un tiempo duro con esto —continúa, riéndose mientras limpia las lágrimas de su mejilla—. Aun sabiendo todo eso, no sé cómo se supone que lo supere —explica—.

No sé cómo se supone que lidie con esto… si es que puedo, pero estoy dispuesta a intentarlo por esa pequeña en la fotografía. Haría cualquier cosa por ella, incluso renunciar a la única persona de

la que me enamoré…

Entonces me doy cuenta: de alguna manera ha aceptado esto, y siento como si una carga de ladrillos fuera removida de mi mente.

Pero entonces comienza a llorar. Me doy cuenta que está intentando ser fuerte pero es como si quien sea que haya quitado los ladrillos de mi mente los hubiese amarrado a su corazón.

—L… lo siento. Por favor no llores.

Camina hacia mí y respira profundamente. Me mira como si estuviera intentando verme como a alguien nuevo. Las lágrimas se derraman de sus ojos. Busco en mis bolsillos y encuentro

una servilleta, se la ofrezco. La toma y se limpia los ojos.

—Sé que no es tu culpa. Y sé que quieres creer que nada de esto es problema tuyo, pero lo es, y mío también… pero no de Caylen. Estoy dispuesta a aceptar que no eres Cal, que no eres mi

esposo. Puedo aprender a hacerlo. Pero no te puedo liberar de ser el padre de Caylen. Eres parte de ella. —Su voz es temblorosa pero severa, y la mirada en sus ojos me deja saber que habla en

serio—. Eso es de lo único de lo que estoy segura, es todo lo que puedo pensar en decirte —dice con un suspiro y toma asiento en el sofá.

Vaya, ¿qué pasa con esta chica? Parece frágil pero también increíblemente fuerte. ¿Cómo demonios

un tipo como él hizo que una chica como esta se enamorara de él? Camino hacia el sofá y me siento en el

mismo lugar que antes, con los centímetros requeridos de por medio. La miro y recuerdo el mensaje de Cal.

—Mi padres dicen que él es… ellos lo describen como… —Estoy intentando pensar en una manera para describirlo sin ofenderla, pero no se me ocurre nada.

—Oh, lo sé, tu padre no dudó en decirme lo que pensaba de Cal —contesta.

Ese es mi viejo padre.

—¿Es él…? ¿Era él…? —pregunto vacilantemente. Nunca odié a nadie antes, pero creo que

eso es lo que siento con respecto a él, por lo que le ha hecho a mi vida, y a mi relación. Su irrespeto

a las creencias y valores que mi familia me enseñó a valorar hace que se me erice la piel. Ese monstruo, está dentro de mí.

—La persona que tus padres describieron no es quien Cal es para mí. No me mal entiendas,

puede ser arrogante, malvado, y sarcástico… mucho. —Suspira. Arrogante, malvado y sarcástico,

2 Salto bungee: es una actividad en la cual una persona se lanza desde una altura, generalmente cientos de metros, con

uno de los puntos de la cuerda elástica atada a su cuerpo o tobillo, y el otro extremo sujetado al punto de partida del

salto.

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esa es mi primera impresión de él—. Es mucho más que eso —continúa—. Podía ser amable…

cariñoso… protector —añade, y siento a mis cejas elevarse.

No puedo ver cómo un tipo que me arruinó la vida puede ser amable, cariñoso o protector, pero intento que mi expresión no demuestre mi incredulidad.

—Es extremadamente inteligente, confiado, y persuasivo. Podía convencer a quien sea para

que hiciera lo que él quería. Es apuesto, e increíblemente sexy… —Intento esconder la sonrisa que crece en mi rostro. Sé que técnicamente no se está refiriendo a mí, pero bueno, la única cosa que tenemos en común es el mismo rostro…

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La reunión con Lauren fue mejor de lo que esperaba. Realmente, no sé qué esperaba. Pero pudo haber sido peor. Mucho peor. Es muy extraño pensar que una parte de mi tenía toda esta vida

con otra persona. Eso es algo que no he sido capaz de entender.

Al menos parece agradable. No estuve ahí mucho tiempo, pero salió mejor que nuestra primera reunión. Aunque, no pudo ser peor que eso. Le tengo mucho respeto. Fue capaz de

mantener la compostura, aparte de las lágrimas, pero no la puedo culpar por eso. No puedo imaginarme estar en su lugar. De por sí mi lugar es jodido. Sin embargo, me siento más ligero.

Como si la pesadez que estaba sobre mí hubiese desaparecido. Sé que las cosas están lejos de estar arregladas, pero saber que Lauren no es una loca psicótica y que me reconoce, o al menos está

intentando reconocerme por quien soy, ayuda mucho.

Mi primer instinto fue llamar a Jenna y decirle que este no va a ser un extraño triángulo amoroso, y que Lauren y yo estamos más preocupados en ser padres de esa pequeña niña. Pero sé

que aún echa humo y no la puedo culpar.

Paso la mayor parte del día cumpliendo tareas en la granja, en silencio con mi padre. Él no ha dicho mucho, y no tengo mucho que decirle, tampoco. Mi madre hizo la cena: macarrones

hechos en casa, pollo frito, y judías verdes. Tomé un plato y me dirigí a mi habitación. Es la primera vez que puedo recordar, desde que llegué a casa, que no cenamos juntos.

No estoy enojado con ellos. Bueno, estoy intentando no estarlo, pero sentarme y actuar como si todo estuviese bien y nada hubiese cambiado, sería una farsa. La próxima vez que cenemos

juntos, quiero asegurarme de ser sincero. Que todos seamos honestos y no montemos fachadas. He tenido suficiente de eso. Hoy es un día que desearía me llamaran para trabajar, pero no hay clases

que enseñar un domingo. Después de ver un viejo partido de fútbol americano y bañarme, terminé donde estoy ahora. Acostado en la cama, mirando el techo. Antes de todo esto, no me importaba

estar solo, con mis pensamientos.

Ahora no siento que estoy solo. No sé como ESTO funciona, pero es casi como intentar

esconder mis pensamientos de mí mismo. Este tipo Cal me ocultó mucho, y desearía poder

ocultarle todo lo que está ocurriendo. No sé lo que sabe o ve, o dónde está, pero no me siento solo. ¿Cómo podría?

Pensé en hablar con él cuando estaba parado frente al espejo cepillándome los dientes esta

mañana, pero me sentía como un idiota. Y no quiero hablar mucho. El golpearlo en el rostro me haría sentir mejor, excepto que es mi rostro. También sería hipócrita, considerando que siempre les

digo a los chicos con los que trabajo que la violencia nunca es la respuesta. Nunca la ha sido para

mí. Mis padres siempre destacaron lo importante que es usar las palabras, especialmente mi mamá. Pero solo en caso de que eso no funcionara, mi papá comenzó a enseñarme boxeo cuando tenía

siete. Incluso fui al Guante de Oro3 mientras estaba en la secundaria, hasta que el fútbol americano llamó más mi interés. Fui lo suficientemente bueno como para que algunas escuelas me ofrecieran

becas, hasta que mi condición empezó a interferir con las cosas en mi último año.

3 Guante de Oro: es el nombre que recibe, en el boxeo amateur.

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Bueno ahora ya no tengo que decir “condición”. DDI. Ahora, sé que fue Cal quién comenzó a aparecer y lo arruinó todo. Cuando recuerdo cada vez que perdí el conocimiento, realmente

creyendo que estaba inconsciente o que solo olvidaba lo que me ocurría en esos lapsos de tiempo, me siento estúpido.

Pasé un par de horas leyendo un sin fin de artículos, ninguno de los cuales me llevó a la respuesta que quiero: cómo deshacerme de este tipo. La otra irritante cosa que encontré es que el nombre de la doctora Lyce aparece continuamente como uno de los más respetados en el campo

respecto a este desorden. Pero no puedo verla, ¿cómo podría? Ella me mintió, bueno, no mintió. En vez de eso, falló en darme información vital. No la veía mucho, solo unas cuantas veces, al

menos que yo recuerde. Pero sé que sabría si me hubiese dicho mi diagnóstico, eso no es algo que se olvide fácilmente.

Escucho una canción que comienza a sonar, y me siento, viendo alrededor de la habitación.

Tanto mi televisión como la radio están apagadas. Me doy vuelta y veo mi celular iluminarse. Lo

tomo y veo que es una alarma con una canción que no le puse. Presiono el botón para desactivarlo y vuelvo a sentarme. Me desplomo en el colchón, y comienza a sonar nuevamente. Lo tomo

nuevamente y veo que está programado para sonar cada tres minutos por la siguiente hora. Comienzo a pasar por cada una, cancelando las alarmas, y la canción comienza a sonar más y más

fuerte, y todo a mi alrededor se vuelve borroso.

Cuando las cosas vuelven a enfocarse, estoy afuera. Hay gente a mi alrededor, y la canción está sonando fuertemente desde mi celular. Pero en realidad ya no viene de ahí, viene de todos

lados. El cielo está oscuro pero hay fuertes luces brillando sobre mí. Estoy en algún tipo de festival.

Entonces me veo. Estoy apoyado en un edificio, con una mano en el bolsillo y la otra haciendo algo en el teléfono. Llevo puesta una camiseta negra y jeans prelavados oscuros. Llevo un

reloj que luce demasiado caro para usarlo en el lugar en el que estoy. En mis brazos hay una gran bolsa de lona. Algo capta mi atención, me empujo lejos del edificio y comienzo a caminar a través de la multitud. Y ahí es cuando me doy cuenta que no soy yo. Es él.

Lo sé por la forma lenta, casi arrogante, de pavonearse. Él mete el teléfono en el bolsillo y apresura su paso. Luego se detiene y se acerca sigilosamente a una chica hasta tomarla por la cintura, levantándola en el aire. Cuando ella se da la vuelta, veo que es Lauren. Su cabello es más

largo de lo que es ahora, pero esos mismos enormes ojos avellana brillan por él.

—¡Me asustaste! —chilla juguetonamente y lo empuja en el pecho.

Él la acerca para un lento y apasionado beso, uno que hace que ella se ponga de puntillas.

Repentinamente, pasé de verla desde lejos, a ser el que la está besando, sintiendo sus suaves labios antes de que se aleje. Ella se retuerce contra mi pecho y envuelve sus brazos alrededor de mi cintura.

—¿Cómo era el baño? —le pregunto, pero no es mi voz. Bueno, sí lo es, pero es diferente. El

tono de esta voz es más profundo de lo que sueno normalmente.

—No era tan asqueroso como pensé que sería —bromea.

Tomo su mano, y caminamos entre la multitud. Atravesamos una puerta donde hay un puesto de boletos, frente a lo que parece ser un parque. Es un concierto en el parque. Encontramos un lugar, y coloco la bolsa en el suelo. Ella saca una manta, y la ayudo a extenderla.

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—Es tan hermoso aquí afuera esta noche —dice animadamente con una sonrisa tan brillante que

siento que el corazón se me acelera.

El cielo está oscuro, pero las estrellas ya aparecieron, resplandeciendo brillantemente. La banda en el escenario ya está tocando. Hay cientos de personas afuera, pero con suficiente espacio para que no estemos amontonados unos encima de otros. Luego de alisar la manta, me siento con

las piernas extendidas, colocando los codos sobre las rodillas. Lauren está hurgando en la bolsa, buscando algo.

Finalmente saca otra manta, se envuelve en ella, y descansa su cabeza sobre mi hombro. Envuelvo un brazo a su alrededor, la empujo entre mis piernas y beso cada centímetro de su cuello. Se voltea, dándome una mirada juguetona de advertencia, pero después me besa suavemente.

Cuando se aleja me muestra una sonrisa que hace que otra se extienda por mi rostro.

Después gatea fuera de mi abrazo, y otra vez está buscando algo en la bolsa. Al final, saca un

cuaderno de dibujo y un lápiz. Dibuja durante un par de canciones mientras canto con la música.

Canciones que ni siquiera conozco, pero realmente parezco estar alegre de estar aquí. Cuando volteo a ver su cuaderno, me doy cuenta que me ha dibujado. Aún no está completamente terminado, pero hizo lo suficiente como para darme cuenta.

—No se suponía que vieras —se burla con las mejillas sonrojadas y su cabello cayendo sobre su

rostro.

La empujo hacia mí, y se coloca entre mis piernas nuevamente, descansando su espalda en mi estómago. Cruzo los brazos sobre su cintura, y comienza a cantar con la canción que suena. Me inclino a su oreja y la beso justo debajo de su lóbulo derecho. Mi corazón comienza a latir más rápido. Mi estómago da volteretas y no estoy seguro por qué. Un segundo más tarde, tomo sus

manos en las mías.

—Te amo —susurro en su oído, y siento su cuerpo ponerse rígido. Se voltea a verme con ojos

muy abiertos y una pequeña sonrisa en su rostro.

—También te amo, Cal —dice antes de darse la vuelta y besarme como si no hubiera nadie más

alrededor.

Todo se desvanece a mi alrededor, y esta vez, estoy de regreso en mi habitación.

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Ellos no dicen sobre esto en los sitios web. En los artículos hablan de los síntomas, posibles tratamientos. He encontrado un par de grupos de apoyo en línea, algunos que se reúnen en persona; aunque ninguno se encuentra en mi estado. Pero nada de lo que he leído sobre este

tiempo limitado del que conozco, dice sobre lo que se debe hacer cuando se empieza a recordar. Cómo lidiar con estos recuerdos, o mejor aún, cómo detenerlos. Pensé que me gustaría recordar,

saber, pero ahora no sé si eso es lo mejor. Por supuesto que este sería el momento oportuno. Si no estaba nervioso alrededor de ella antes, ahora definitivamente lo estoy. Él hizo esto, y

definitivamente no va a ser noble. Quería asustarme y eso es exactamente lo que hizo.

Justo cuando empezaba a sentirme un poco cómodo con la situación en la que él nos ha metido, viene a cambiar las cosas. Ese sueño, visión o recuerdo, ni siquiera sé cómo llamar a lo que

vi, era como leer el diario personal de alguien o escuchar una confesión. Se sentía demasiado real, demasiado personal y lo que es peor, no sé si era real o un sueño.

El otro era un pequeño fragmento que puede ser ignorado o fingir que no sucedió. Pero esto era diferente, y estoy teniendo dificultades para sacudírmelo. Quiero saber si era real, un verdadero

recuerdo, pero la única forma de saberlo es preguntándole a Lauren, y no voy a zambullirme en esas aguas. Apuesto que a él le encantaría un paseo por los recuerdos con ella. Mantener vivos sus

recuerdos en ella. Eso es lo último que Lauren se merece.

Durante casi una hora anoche, traté de pensar en Cal siendo yo, pero era demasiado extraño, es más fácil pensar en él, cómo alguien completamente diferente, pero Caylen anula ese

argumento. Y aparte de todo eso, es como si estuviera con mucha ansiedad. Hoy es el día que me encuentro con la tercera mujer en todo esto. Mi hija.

Ella sólo tiene un año. Espero, poder compensar el no haber estado ahí para su nacimiento, su primera palabra, y sus primeros pasos. No tengo idea de por dónde empezar a ser un padre. Ayer, fui con mi madre a escoger un regalo para ella. Literalmente compró todos los juguetes de

esa sección, pero entre todo, lo que sobresalió fue este pingüino de peluche que canta. Uno de mis amigos me convenció para ir con él y sus hijos a ver Los Pingüinos de Madagascar, y los amaron.

Siendo sincero, también me encantó. Al menos, sé que podemos ver caricaturas juntos. Me miro en

el espejo, llevo puesta una camisa de botones y un pantalón caqui, es el tercer set de ropa que me he probado hoy. Ahora parece como si estuviera vistiéndome para una entrevista de trabajo.

—Knock, knock —dice mamá entrando en la habitación con una sonrisa en su rostro, es la más grande que he visto en algún tiempo. Está tan entusiasmada por conocer a Caylen. Es de lo único que ha hablado. Le sugerí a Lauren que podía ir a donde quisiera, pero dijo que no le

importaba venir aquí. Mi madre se hubiera decepcionado tanto si tuviera que esperar un día más para verla. Después que todo se calmó, ella se entusiasmó con su fotografía—. ¿Qué estás haciendo

Chris? —dice, con un toque de entretenimiento en su tono, al ver los tres atuendos que me he probado.

Suspiro.

—Intentado lucir como un padre —admito riéndome. Estoy fallando miserablemente.

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—Cariño, no hay algo determinado que se use para verse como un padre. Estoy segura que una niña de un año no te va a calificar por tu atuendo. —Ella toma la camiseta azul y el jean azul

que me iba a poner—. Este eres tú —dice, entregándomelos—. Sé tú mismo. Ella va a amarte. Estoy segura. —Lo dice de una manera que hace que le crea. Toma la corbata de mi cómoda y está

a punto de ponérmela cuando se ríe mientras mi padre entra.

—¿Estoy interrumpiendo? —pregunta, colocando su brazo alrededor de la cintura de mi madre.

—Sólo yo siendo entrometida. —Ríe ella, descansando su cabeza sobre su hombro. Han estado casados más de treinta años, y es como si acabasen de conocerse.

—¿Podrías darme un minuto con Chris? —pregunta

—Claro —dice antes de darle un beso en los labios y salir de la habitación. Me desabrocho la camisa blanca y me pongo la camiseta. Mi padre y yo no nos hemos dicho mucho desde que me

recogió de la casa de Lisa. Estaba decepcionado de mí, y yo me siento igual respecto a él.

—¿Estás bien? —pregunta y se sienta en mi escritorio

—Síp, aún estoy aquí, así que es un buen día —digo indiferente. Mis dos padres me escondieron la verdad, pero papá es más responsable a mi entender. Sé que mamá quería decirme,

y que no lo hizo por él.

—Sé que aún estas molesto conmigo, y entiendo el por qué. Yo sólo… especialmente hoy, no quiero que sientas que estás solo en esto. Sé que no estás de acuerdo con la decisión que tomé, pero

espero que sientas que aún puedes hablar conmigo. Lo peor que puedes hacer es guardarte todo esto.

Miro a mi padre quien siempre ha sido mi héroe, un hombre justo cuya opinión valoraba y respetaba. Las personas siempre bromean que mi familia es la versión moderna de los Cleavers, y no estaba lejos de la verdad. Mi relación con mis padres siempre fue grandiosa. Me siento

privilegiado de que, de todos los hogares en los que pude haber terminado cuando fui adoptado, fui realmente bendecido de terminar en el de ellos.

—Sé que hiciste lo que hiciste porque pensabas que estabas protegiéndome. No me agrada, pero supongo que lo entiendo. —Encojo los hombros. Luce sorprendido y luego una sonrisa se extiende por su rostro. Él toma un Snicker de mi escritorio. Soy adicto a ellos. Solía comprarles las cajas enteras a los niños durante las recaudaciones de fondos para las escuelas.

—No esperaba que lo entendieras tan fácilmente —dice felizmente. Toma otro Snicker y me tira uno.

—Probablemente no lo habría hecho de no ser por Lauren —admito, abriendo la barra de

caramelo. Veo que presiona los labios—. Supuse que si ella podía entender y dejar pasar lo que hiciste, también yo. —Le doy una mordida a mi barra de caramelo

—Tu madre me dijo que las cosas fueron bien cuando fuiste a verla —dice luego de darle una mordida a la suya.

—Bueno, no diría que somos mejores amigos o algo así, pero supongo que ambos estamos intentando hacer lo mejor con la situación en la que nos encontramos. —Juego con la barra en mis manos. Recuerdo la conversación que tuve con Lauren. Ella fue muy considerada, sentada ahí, y

dejándome descargarme mientras tenía que haberse sentido desgarrada por dentro. Suspiro al reflexionar sobre todo eso—. Papá, la manera en que me miraba… —Vacilo, intentando olvidar la

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forma en que sus ojos capturaban los míos y prácticamente les rogaban no mirar a otro lado—. Ella me miró como te mira mamá algunas veces. —Mi padre se mueve en su asiento incómodo—. Y, la

manera en la que habló de él, Cal… —Suspiro, recordando cómo se iluminaban sus ojos cuando compartía cosas que supongo fueron las que la hicieron enamorarse de él. Intento pensar cuando, si

es que pasó, Jenna me ha mirado de esa manera.

—Tienes que tener cuidado con ella, Chris —dice rápidamente sacándome de mis pensamientos.

—¿Qué quieres decir? —Suspiro. Desde la revelación del secreto realmente no he querido escuchar sus consejos, pero hoy tiene que ser un buen día. Sería bueno si pudiéramos reflexionar sobre la feliz familia normal que una vez fuimos antes de que todo esto comenzara.

—Digo, las cosas están muy complicadas, y creo que sería probablemente mejor si se mantuvieran lo más simples posibles —contesta. Me mira directo a los ojos con la misma mirada que solía darme cuando era un niño antes de llevarme a una tienda y decirme que solo podía

escoger una cosa y nada más—. Lauren acaba de enterarse de ti. Van a ser necesarios más de unos pocos días para que realmente acepte la verdad de que no eres el hombre que conoce…

Levanto la mano para detenerlo.

—Papá, tenemos un arreglo. Estoy seguro de que es difícil para ella, pero en este momento su preocupación es por su hija. Todo lo demás es bastante irrelevante ahora —digo, poniéndome de pie.

Él presiona los labios juntos y su ceño se frunce. Está frustrado. Sé que hay más cosas que

quiere decir, pero voltea su atención a la fotografía de Caylen sobre mi escritorio.

—Tu madre está más que excitada por ella. Es de todo lo que habla —dice.

Luego de un momento, descansa su cabeza en una mano, y ambos miramos a la más reciente generación de la familia Scott. En los últimos dos días, es la primera vez en esta casa en que la ira y

la tensión han desaparecido.

—¿Quién lo hubiera pensado? ¿Yo? ¿Un abuelo? —Sonríe ampliamente, y en ese momento, él no es el hombre de conducta severa y dura al que me he acostumbrado, sino que ha vuelto a ser

mi padre. Es el hombre que fue el entrenador de mi liga infantil, quien era el vecino favorito de todos, y quién era mi mejor amigo. Este es el hombre que quiero que mi hija, Caylen, conozca; aun cuando el hombre que la hizo es el que lo alejó.

***

—Lleva ahí un buen rato. ¿Tal vez debería invitarla a entrar? —dice mi madre mientras mira por la ventana por décima vez desde que Lauren estacionó.

—Deja que se enfoque. Debe haber alguna razón por la que no ha entrado aún. No queremos emboscar a la chica —dice mi padre calmadamente mientras lee el periódico.

Mi madre camina hasta él y mira sobre su hombro. Luego le da un ligero codazo.

—William Scott, puedes actuar tan calmado como quieras. Pero has estado leyendo la misma página del diario por la última media hora —bromea mi madre.

Él rueda lo ojos, desestimando lo que dijo, pero una enorme sonrisa se extiende por su rostro.

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—No puedo creer que estén aquí. ¡Mi nieta está aquí! —canta ella, corriendo hacia mí y dándome un gran abrazo. No puedo evitar reírme. No ha estado tan emocionada por nada en un

largo rato—. No puedo esperar. No puedo esperar —canta, mirando por la ventana nuevamente.

Mi padre se levanta y me da una palmada en la espalda.

—¿Estás bien, hijo? —pregunta, su voz es preocupada pero alegre. El humor en la casa es completamente opuesto al de la última vez que Lauren estuvo en nuestra puerta.

—Sí —chillo, sin reconocer mi propia voz. Sueno como de doce. Río, frotando la parte trasera de mi cuello. Bromeo sobre mi madre, pero estoy tan excitado como ella sólo que cien veces más nervioso, pero logro mantenerme quieto. Mi padre arquea una ceja. Luego camina hacia mi

madre, tomándola por los hombros.

—¡Está saliendo del auto! —anuncia excitadamente.

—Cariño, creo que tú y yo deberíamos ir a la cocina —dice, tomando su mano. Ella se da rápidamente la vuelta, su rostro muestra su confusión.

—¿Por qué haríamos eso? Están por entrar —dice, apuntando hacia la ventana.

—Lo sé. Sólo creo que deberíamos darles algunos minutos a solas primero. Este es un momento privado —le informa a mi madre, quien creo, está haciendo un puchero.

—P… pero soy la abuela —asevera.

—Claro que lo eres, y sé que estás lista para consentir y mimar a esa pequeña niña, pero démosle un poco de tiempo a Chris. Dejemos que conozca… a su hija primero —dice mi padre calmadamente. Mamá luce decepcionada, pero suspira, y una pequeña sonrisa vuelve a su rostro.

—Por eso es que amo a tu padre, Chris. Cuando me vuelvo loca, él está ahí para volverme a la tierra —dice y besa a mi padre en la mejilla—. Estaremos en la parte de atrás —dice, luego me da un abrazo, apretándome con fuerza.

—Intentaré no tardarme mamá —le prometo, devolviéndole el apretón. Ella gentilmente me da una palmada en el brazo, y sale con papá de la habitación.

Respiro profundamente y abro la puerta a una completamente nueva etapa de mi vida. Bajo por el porche. Mis pies se sienten como si pesaran mil kilos cada uno. Mi corazón se acelera

cuando veo a mi pequeña caminando, sus pasos rápidos y caóticos. Ella tiene cabello castaño

rizado separado en dos coletas, y grandes ojos verdes. Es como una muñeca andante, y nunca en

mi vida he querido sostener algo tanto.

¿Es esto real? ¿Esa es mi hija? Aprieto el pingüino que le compré en mi mano, mientras ella y su madre caminan hasta la acera. Los ojos de Lauren están llorosos, y está sonriendo ampliamente,

con los labios presionados juntos.

—Hola —dice, su voz un poco temblorosa y aguda. Suena tan nerviosa como me siento, pero se ve increíble. Su cabello está amarrado en una cola de caballo, pero su piel es vibrante, sus ojos ya no están hinchados. La luz salta en sus ojos, haciendo que brillen.

—Hola —contesto, mi propia voz está temblorosa. Lauren suelta la mano de Caylen, y ella camina hasta mí. Mi hija me mira con la misma mirada magnética que tiene su madre. Ella sonríe y yo me enamoro.

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Alarga las manos por el pingüino que estoy sosteniendo, y me doy cuenta que está fascinada con el juguete, no conmigo. Estoy algo celoso.

—Umm, la hija de mi amigo ama los Pingüinos de Madagascar. Pensé que le gustaría.

Volteo a ver a Lauren.

—Ella ve esa película todo el tiempo —contesta.

—Me alegra haber tomado una buena decisión. —Me agacho para estar cerca del nivel de Caylen—. Pensé que te podría gustar esto —digo sosteniendo el peluche hacia ella.

—¡Pepe! —dice animada, tomando el pingüino de mi mano y metiéndoselo a la boca.

Se parece tanto a mis fotos de bebé. Esta pequeña persona es mía, justo aquí frente a mí. El sentimiento de tener a alguien que comparta mis genes, que esté conectado por la sangre. Nunca he

tenido eso con nadie antes.

—Soy Chris, Caylen —digo con una sonrisa, parpadeando para quitarme las lágrimas de los ojos… y la sonrisa de Caylen hace que salgan más lágrimas. Rápidamente las quito. Lauren se acerca a mí. Tocando gentilmente mi hombro, y Caylen toma mi rostro, riéndose. Me río.

—Caylen. Este es tu papá. —Las palabras de Lauren salen de repente. Nunca he estado tan agradecido de escuchar algo en mi vida.

—Gracias, Lauren. —Espero que pueda ver que lo digo en serio. Estoy agradecido de que haya traído esta pequeña niña a mi vida. Que la haya mantenido a salvo y que lo haya hecho por sí

misma sin ayuda de nadie. Por primera vez, espero que la visión que tuve anoche no haya sido solo un sueño, esas palabras que él le dijo a ella eran genuinas. Espero que Cal y Lauren hayan estado

enamorados. Espero más que nada que Caylen haya sido creada con amor. Por un segundo hay una presión intensa en mi cabeza, pero en un instante se ha ido. Me sacudo la sensación y veo a

Lauren, cuyos ojos están amplios y su cuerpo completamente quieto.

—Lauren —digo, con la voz ligeramente alzada. Luce como si hubiera visto un fantasma. Luego de un segundo despierta. Deja salir un suspiro y se mueve hacia mí. Lleva su mano hasta mi mejilla. Es cálida y extrañamente calmante, pero el resplandor en sus ojos grandes me pone

nervioso—. ¿Está todo bien? —le pregunto, y ella asiente, quitando su mano. Quiero decirle que todo estará bien. Seré el mejor padre que pueda para nuestra hija. El dolor que se esconde detrás de

sus ojos no puedo borrarlo, pero haré todo lo que esté en mi poder para asegurarme de nunca herirla de esa manera. No puedo ser quien ella quiere que sea, pero seré el mejor hombre que

pueda. Eso, si sé cómo serlo…

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Toma menos de dos minutos antes de que mi madre salga de la casa al porche. Ella me abraza, y después a Lauren, y toma a Caylen en sus brazos. Ella nos mete a la casa. Luego suena mi teléfono.

Es Dexter. Siento como se me eleva la presión arterial con sólo ver su nombre. Lo he llamado unas mil veces y ahora se le ocurre responder. Rápidamente pido permiso y salgo de la habitación

al porche. Agarro fuertemente el teléfono y dejo salir un suspiro antes de contestar.

—¿Chris, supongo? —dice, su tono es ligeramente entretenido, y eso hace que quiera colgar el teléfono en ese mismo instante.

—Muy gracioso, Dexter —digo, intentando mantener la compostura.

—Creo que es hora de que tengamos una pequeña charla. ¿No crees?

—Creo que hace rato que debimos hacerlo —contesto. Veo la limosina de Dexter detenerse. Él baja la ventana y muestra una feliz sonrisa—. Escogiste el momento perfecto para aparecerte. ¿Quieres pasar, y tomar algo? —pregunto sarcásticamente.

—Eso no será necesario —dice, abriendo la puerta para mí, y a regañadientes entro y siento el auto arrancar.

—Así que. El gato salió de la bolsa, ¿por así decirlo? —pregunta, cerrando su laptop—. No puedo imaginar lo libre que te has de sentir. Personalmente me siento como si una carga me

hubiese sido quitada —dice tomando un sorbo de su botella de agua—. Sabes, no soy alguien a quien le guste guardar secretos. —Se ríe, y quiero sacarle lo sarcástico a golpes—. Estás muy callado. Me llamaste muchas veces. Pensé que tendrías unas mil preguntas que hacerme —dice,

recostándose en su asiento.

Intento pensar racional y calmadamente. Dexter probablemente sabe más sobre mí y sobre este tipo Cal que mis padres. Por supuesto que Cal y él eran cercanos, los dos son patanes y los

patanes usualmente tienden a llevarse bien.

—Le ayudaste a hacer esto —digo, juntando las manos para evitar envolverlas en su cuello. Él se ríe maliciosamente.

—¿A hacer qué, exactamente? —dice, fingiendo inocencia.

—A robarse, arruinar y apoderarse de mi vida. ¿Nada de eso te suena familiar? —digo, sin esconder mi amargura. Él sólo sonríe.

—Te hice un gran favor Christopher. Sin mi ayuda, habrías despertado en prisión por algo que ni siquiera recordarías haber hecho —contesta.

—¿Qué significa eso? —pregunto enojado.

—Sólo digamos que, antes de que Cal estuviera bajo mi guía, no tomó las mejores decisiones —dice sirviéndose un trago de lo que parece ser escocés.

—¿Estás diciendo que soy un criminal? —pregunto puntualmente.

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—No diría eso. Y creo que también sería mejor para ti si tampoco lo dijeras —dice casualmente, antes de tomar un sorbo del líquido café en su copa. Coloco la cabeza en mis manos.

¿Qué demonios hizo este tipo Cal? Él hizo algo y Dexter sabe al respecto y ahora lo usa contra mí.

—¡¿Qué hizo?!

—Relájate, Christopher. Él nunca hirió a nadie. Sólo tenía la costumbre de tomar las cosas

que tu vida no le proporcionaba lo suficiente —dice elusivamente—. Además, ¿acaso no hay cosas más importantes de qué hablar? Por ejemplo, tú, mi amigo, tienes una hija, una hermosa esposa, y una prospera carrera en mi compañía, si es que quieres tomarla. Cal es muy bueno en su trabajo.

—La manera en que habla de todo esto hace que quiera vomitar. Como si fuera la cosa más normal en el mundo.

—Para comenzar, tú no me hiciste un favor. Vamos a dejar eso claro. Lo ayudaste a destruir mi vida. Él se llevó mis oportunidades. ¡No te debo nada! Puedes tomar tu trabajo y metértelo por

el…

—Te aconsejo que pienses antes de decir más, Chris —dice, el entretenimiento se ha ido de su actitud y su tono es frío—. No estoy aquí para escuchar tus rabietas verbales. Dado que estoy en un humor caritativo, en vez de terminar esta reunión, y dejarte tan ignorante de lo que está sucediendo

como lo estabas cuando entraste en esta limosina, te dejaré saber que estás haciendo un mal uso del tiempo que estoy disponiendo para ti. —Mira su reloj—. Del cual tienes cinco minutos más.

—¿Por qué existe él? —digo puntualmente.

—Esa pregunta es mejor hacerla a tu psiquiatra —dice, su sonrisa engreída está de vuelta.

—¿Que hacía para tu compañía? —digo.

—Acuerdo de Confidencialidad —contesta, y me doy cuenta que no está aquí para ayudarme. Él piensa que esto es un juego.

—El cual firmó con un nombre falso —grito.

—Puedo asegurarte que toda la documentación es legítima —dice con una aduladora sonrisa en su rostro, tomando entre sus manos el vaso—. También es propicio para ti saber que el

certificado de matrimonio que firmó tampoco es fraudulento —contesta calmadamente.

Respiro profundamente varias veces y miro al hombre al cual hace una década consideraba mi amigo más cercano, como un hermano. Ahora no puedo ni llamarlo un conocido.

—¿Por qué lo ayudaste? —pregunto

—Porque quiero lo mejor para ti —dice simplemente.

Me inclino hacia adelante para que entienda lo que voy a decir

—Cal puede que no te conozca, pero yo sí. No haces nada si no te conviene —digo entre dientes.

Él suspira.

—Hoy conociste a Lauren, ¿no es así? Ella es muy hermosa, ¿cierto? —pregunta, y siento mis ojos comenzar a entrecerrarse—. ¿No crees que sería más fácil sólo acomodarte en la vida de Cal? Hermosa esposa, adorable hija, grandioso apartamento en uno de mis edificios. —Se ríe,

preparándose otra bebida.

—¡No es mi vida, Dex! ¿Qué es lo que no entiendes de eso?

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Voltea a otro lado por un instante. Después me mira fijamente sin emoción.

—No te puedes casar con Jenna, Chris —dice abruptamente, y mis ojos casi se salen de mi

cabeza.

—Voy a casarme con Jenna —digo puntualmente, añadiendo una risa de incredulidad. El hecho de que Jenna no haya contestado mis llamadas y ni siquiera me hable es debatible, pero él no lo sabe.

—Eso no es algo que Cal tome a la ligera —dice con una engreída sonrisa en su rostro, está entretenido. Lo entretiene todo esto.

—¿Crees que me importa lo que tome a la ligera? ¡¿Que me importa algo de lo que él quiera?!

—pregunto molesto. Él asiente—. ¡¿Crees que estoy feliz con lo jodida que está mi vida en este

momento?! —grito.

—Estás aquí —dice calmadamente.

—Cierto. Yo estoy aquí. No él. Me importa un bledo lo que piense. Él me dejó aquí para

arreglar su desastre —digo con incredulidad. Cómo puede verme directo a la cara y decirme lo que este imbécil no va a tomar a la ligera.

—¿Qué pasará cuando eso cambie? —dice casualmente, y mi estómago se hunde—. Est´ss aquí, por el momento. ¿Crees que Cal va a reaccionar bien si dejas a la mujer que ama y a su hija

para casarte con otra mujer a la que no soporta? —Se ríe roncamente. Ese es mi miedo, el por qué

es que no me he aparecido en la casa de Jenna para rogarle que me perdone. Realmente no sé de lo que este hombre es capaz, pero no necesito que Dexter sepa cuál es mi miedo.

—Me haré cargo de Caylen, no por lo que él quiera sino porque es lo correcto, porque ella

comparte mi ADN —digo—. ¿Y cómo sabes que no soporta a Jenna? —pregunto sorprendido.

Deja salir otro suspiro y se sirve un nuevo trago.

—Tú y yo no somos tan cercanos como antes. Cuando crecimos, nuestras motivaciones parecían yacer en puntos opuestos en el espectro pero… —Sí, él se volvió un patán-amante de sí

mismo, y yo no—… te respeto, Chris. Tus valores, la moral que tienes, el código de ética por el que riges tu vida —dice, tomando otro sorbo de su bebida.

—Solías tener el mismo código. —Lo miro directamente a los ojos.

Él se estremece pero se recupera rápidamente con una sonrisa de auto satisfacción, reasumiendo su usual lugar en su rostro.

—Esa es la razón por la que Cal siempre tendrá la ventaja y por lo que será una amenaza —

deja salir un aliento enojado y doblo las manos apretadamente.

—No le tengo miedo. Él no me asusta, ni me intimida. Le puedo hacer tanto daño a él como él me pueda hacer a mí, y voy a hacer todo en mi poder para deshacerme de él completamente. Él es el que tiene el tiempo prestado, no yo —digo.

Veo a Dexter apretar un botón en la limosina.

—Daniel, puedes dar la vuelta a la dirección del señor Scott. Gracias —dice—. Mientras ustedes dos piensen en sí como adversarios, más difícil serán las cosas para todos. —Su tono es suave y solemne, y por un segundo creo que realmente se preocupa por cómo afectara esto a todos.

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—Así que eso es todo. Has conocido a este tipo, ¿por cuánto? ¿Un par de años? Soy tu sobrino. ¿No deberías estar de mi lado? —Estoy agarrándome de cualquier cosa ahora. Una cosa

que sí sé es que los Crestfield tienen los lazos familiares en alta estima. Mi padre y el de Dexter no habían hablado en años cuando se dio mi condición, pero cuando mi padre fue con su padrastro él

no escatimó recursos ni dinero.

—Técnicamente, también él. —Se ríe, y rechino los dientes. Entonces su amplia y maniática sonrisa desaparece—. Tú y yo no hemos sido como familia en un largo tiempo —dice. Por un

momento creo que es sincero, hasta que su engreída sonrisa reaparece.

—¿Para qué fue esta pequeña visita? ¿Quería que me amenazaras en su lugar? Porque es lo único que he sacado de esto. —Me río exasperado.

—Hablaremos de nuevo —dice simplemente, y siento detenerse la limosina.

Qué pérdida de tiempo.

Salgo de la limosina, y se necesita todo lo que tengo para no cerrar de golpe la puerta. Antes de encontrarme a dos centímetros de distancia, Dexter baja la ventana.

—Por cierto. La sugerencia de que probaras la vida de Cal es mía. No de él —dice, y así como así, se marcha.

Fin…

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Almost Broken (If I Break 2)

Lauren Brooks se enamoró de Cal Scott a los veintiuno, se casó con él a los veintidós y le

rompieron el corazón a los veintitrés cuando él abandonó el matrimonio de ellos. A los veinticinco, pese a estar criando sola a su hija, Lauren finalmente

estaba siguiendo con su vida. Hasta que, al saber la razón del abandono de Cal, las paredes que había

construido a su alrededor colapsaron.

El día en que conoció a Chris, todos esos sentimientos que pensó haber encerrado se desbordaron. No puede darse el lujo de ceder ante los deseos de su corazón de nuevo. El amor casi

la rompió una vez, y su hija no necesita dos padres rotos.

Christopher Scott está enamorado, recientemente comprometido con Jenna, quien estuvo con él a través de una enfermedad a la que no pensó poder sobrevivir. Él finalmente está

acomodándose en la vida que siempre ha querido, haciendo planes de los que antes solo se atrevía a soñar. Hasta que, una mujer llamada Lauren llega a su puerta. Ella es intrigante, hermosa y, sin

importar cuánto lo intente, no puede alejarse de ella. Entre más se acerca a ella, más se derrumban su planes tan sólidos como una roca. Todo lo que sabe es que Lauren es la pieza que le faltaba de un rompecabezas que debe resolver. Para poder poner todas las piezas en su lugar, tendrá que

seguir su corazón, y eso le puede costar todo...

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SSoobbrree eell aauuttoorr

Estoy obsesionada con lanzar besos. Supongo que eso me convierte en una romántica. Amo los libros y los chicos lindos, sobre todo libros de chicos lindos. Estoy encaprichada con el glamur de las autoras pasadas

como: Audrey, Dorthy, Marilyn, Elizabeth.

Confieso que soy una chica muy femenina. Una nerd de los libros.

Una comedora entusiasta, y fan de los comics). Una rara combinación eh,

que no tienes idea...