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!Trabajo!Fin!de!Máster!
!!
VALORACIÓN!DE!LA!DISFAGIA!A!TRAVÉS!DEL!TEST!MECV?V!EN!UN!GRUPO!DE!PACIENTES!
INGRESADOS!CON!DIAGNÓSTICO!DE!ACV!EN!EL!HOSPITAL!CLÍNICO!UNIVERSITARIO!LOZANO!
BLESA,!DE!ZARAGOZA!!
ASSESSMENT'OF'DYSPHAGIA'THROUGH'THE'V3VST'TEST'IN'A'GROUP'OF'PATIENTS'HOSPITALISED'WITH'STROKE'
DIAGNOSIS'IN'THE'HOSPITAL'CLÍNICO'UNIVERSITARIO'LOZANO'BLESA,'IN'ZARAGOZA'
!!!! !
Autor&Estela&Hernández&Bello&
!Director/es&
Concepción&Tomás&Aznar&!
Facultad&/&Escuela&Facultad&de&Ciencias&de&la&Salud.&Máster&en&Gerontología&Social.&
Año&2016&&
1
A mis compañeras enfermeras de Neurología del HCU: Carmen L., Patri, Soraya, Carlos,
Presen, Elisa, Irene, Nines, Elena R., Eva, Elena O., Pilar, Nieves, Laura, Jara, David, Victoria,
Carmen J., Cristina, Cristi, Cris y Pedro. Por haberme ayudado a recoger datos desde el primer
momento. En especial a Eva Gracia e Irene Arce por ayudarme a dar forma a la idea que tenía
desde el principio, y a Elena Redondo por tantos cambios de turno para poder ir a mis clases. A
las doctoras Santos, Velázquez y Bellosta, por facilitarme su ayuda desinteresada y su
preocupación durante todo el proceso. A Maite, por su sonrisa y su fotocopiadora. No me olvido
de mis compañeras auxiliares, profesionales en sus competencias laborales y humanas, que con
su interés y compañerismo me han animado cada día.
A mis amigos/as, sanitarios y no sanitarios, por apoyarme siempre en cada proyecto que
inicio. A Elisa, por ser tú, por tantos años de amistad. A mis pianistas (¡Siempre!), Tonys,
CristinaS, mis siempre esperanzadoras Pat, Lorena y Miner. A Marisa, mi profe de inglés “de
toda la vida”, por las traducciones rápidas fuera de horario de trabajo. A mis compañeros y
amigos del Royo del Rabal y de Parque Goya por haber entendido mis ausencias para dedicarme
a ellos y a bailar. A Lorena Castellot, enfermera, compañera y amiga. Sin ti y sin tus palabras de
ánimo este curso hubiera sido difícil (y aburrido). A mis MUCCEs Ana Belén, Paola, Manu y
Marco. Gracias por creer siempre en mí. En definitiva, a todos/as aquellos/as que ocupan un
lugar especial en mi vida, y no he podido ver tanto como me hubiera gustado durante los
últimos meses
A mis padres y hermano por haberme enseñado que la vida es para los valientes, y por los
esfuerzos, económicos y morales, que siempre han hecho para asegurarnos a Mario y a mí un
futuro.
A la memoria de mis ancianos preferidos: mis abuelos. Por tanto amor incondicional, y por
hacerme sentir muy orgullosa, más incluso de lo que ellos estuvieron de mí. En especial a mi
abuela Florencia, que padecía disfagia y falleció en el periodo de realización de este trabajo.
A mi tutora, doña Concepción Tomás Aznar, por ser comprensiva y alentadora, y por su
atenta y paciente lectura de este trabajo. Gracias por tu eterna disponibilidad.
A la Dirección de Enfermería del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza,
por su apoyo a la investigación enfermera.
2
INDICE 1.! INTRODUCCIÓN (8)
2.! HIPÓTESIS. OBJETIVOS (19)
2.1.!Hipótesis
2.2.!Objetivos
3.! METODOLOGÍA (20)
3.1.!Diseño
3.2.!Contexto del estudio
3.3.!Población a estudio
3.4.!Consideraciones éticas y consentimientos para la realización del estudio
3.5.!Procedimiento y fuentes de información
3.6.!Variables
3.7.!Estadística
4.! RESULTADOS (28) 4.1.!Descripción de la población de estudio (Tabla 1)
4.2.!Relaciones entre la valoración de la deglución medida a través del test MECV-V y las
características sociodemográficas y clínicas de los pacientes del estudio (Tablas 2 y 3)
4.3.!Valores predictivo positivo (VPP) y predictivo negativo (VPN) del test MECV-V (Tabla 4)
5.! DISCUSIÓN (36) 5.1.!Características demográficas
5.2.!Disfagia detectada con el test MECV-V en función de las variables sociodemográficas y
clínicas.
6.! CONCLUSIONES (45)
BIBLIOGRAFÍA (47)
3
RESUMEN
Introducción:
La presencia de disfagia en los pacientes que han sufrido un accidente
cerebrovascular (ACV) es una de las complicaciones que se da con más frecuencia. Para
su detección se emplean diferentes métodos, algunos radiológicos como la
videofluoroscopia, considerada el gold standard, pero no siempre es accesible por falta
de recursos económicos y físicos de los centros sanitarios. Por ello, los métodos
“Clinical Bedside Assesment”, como el Método de Exploración Clínica Volumen-
Viscosidad (MECV-V) son una buena alternativa.
Objetivo
Describir la frecuencia de disfagia y los factores asociados (edad, sexo, diagnóstico,
antecedentes de ACV, signos de falta de seguridad, dependencia, tipo de dieta) en los
pacientes ingresados por ACV en la unidad de Neurología (Unidad de ICTUS) del
Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza,y analizar los valores
predictivos positivos y negativos (VPP y VPN) del test MECV-V durante los meses
febrero a mayo de 2016.
Metodología
Se realizó un estudio descriptivo transversal para evaluar la capacidad de detección
de la disfagia del test MECV-V, y seguimiento de su evolución durante siete días. Las
variables del estudio fueron el test MECV-V, dependencia para las actividades básicas
de la vida diaria (Barthel), variables clínicas y sociodemográficas asociados, en
pacientes ingresados con diagnóstico de ACV. La detección fue realizada por el
personal de enfermería, fijo y temporal, que trabajó en la unidad durante el tiempo del
estudio.
Resultados:
Los pacientes del estudio fueron 81. 65,4% hombres y con una media de edad de
72,84 años. El tipo de ACV más frecuente fue el de origen isquémico en el 59,3% de los
casos, no presentaban antecedentes de ACV en un 86,4%, y mostraron un nivel de
4
dependencia leve en el 48,1% medido con el índice de Barthel. El test MECV-V fue
realizado en el 79% de nuestra población en las primeras 24 horas de ingreso en el
hospital, y éste método detectó que la gran mayoría de nuestros pacientes, 87,7%, no
presentaban disfagia, adoptando medidas dietéticas preventivas de posibles
complicaciones (dietas trituradas, o espesantes para líquidos) en el 56,8% de los
pacientes. En los 7 días posteriores a la valoración de la deglución, y tras haber
reiniciado la dieta, sólo 7 pacientes (8,6%) presentaron algún signo de falta de seguridad
durante la ingesta (tos, atragantamiento). Se encontró asociación estadísticamente
significativa entre la disfagia detectada con el MECV-V y la dependencia medida con el
índice de Barthel, con las horas que se tardó en realizar la valoración desde el ingreso en
el hospital, con los signos de falta de seguridad durante la ingesta en los días
posteriores, y con el tipo de dieta. El VPP y VPN para el test MECV en nuestros
pacientes fueron 14,28% y 94,11% respectivamente.
Conclusiones:
Los pacientes ingresados en la unidad de hospitalización de Neurología del Hospital
Clínico Universitario Lozano Blesa con diagnóstico de ACV no presentaron en su
mayoría problemas en la deglución ni durante la ingesta en el periodo que estuvieron
ingresados, debido a la detección precoz realizada con el test MECV-V y las medidas de
ajuste dietético que parece que reducen el riesgo de presentar complicaciones asociadas
a la disfagia.
5
ABSTRACT
Introduction
The presence of dysphagia in patients who hace suffered a troke is considered to be
the most frequent complication. Different methods are used for its detection. Some
radiological ones like videofluoroscopy, considered to be the gold standard, even
though not always accesible owing to the lack of economic and physical resources in
health centres. Therefore, “Clinical Bedside Asseessment” methods, as the Volume-
Viscosity Test (V-VST) are a good alternative.
Objetives
Describing the frequence of dysphagia and the associated factors (age, sex,
diagnosis, history of stroke, signs of lack of security, dependence and diet) in patients
hospitalised due to stroke in the Neurology Unit (Stroke Unit) of the Hospital Clínico
Universitario Lozano Blesa, in Zaragoza, as well as analysing the positive and negative
predictive values of the V-VST test during the months February to May 2016.
Method
A cross-sectional descriptive study in order to assess the detectability of dysphagia
with the V-VST test and track thir progress for seven days. The study variables were V-
VST test, dependence for basic activities of daily living (Barthel), clinical and
sociodemographic variables associated with patients admitted owing to a diagnosis of
stroke. The detection was carried out by permanent and temporary nurses who were
working in the unir during the study period.
Results
Patients in the study were 81. 65,4% were men with an average age of 72,84 years
old. The most frequent stroke was the ischemic type in 59,3% of cases, with no previous
history of stroke in a 86,4% and with a mild dependence in a 48,1% measured with
Barthel index. The V-VST test in 79% of our population in the first 24 hours of their
hospital admission, and this method detected that the majority of our patients, the
87,7%, presented no dysphagia, being adopted preventive dietary measures against
6
possible complications (triturated diet or thickening agents for liquids) in 56,8% of
patients. Within 7 days on which the swallowing ability assessment took place, and
having been the diet restarted, only 7 patients (8,6%) showed some signs of lack of
security during the intake (coughing, choking). It was found out significant statistical
relationships between the dysphagia detected with the V-VST test and the dependence
measured with Barthel index and the number of hours it took to perform the evaluation
from the very moment of hospitalisation, the signs of lack of security during the intake
in the following days and the type of diet. The PV+ and PV- for V-V-ST test in our
patients was 14,28% and 94,11% respectively.
Conclusion
The majority of patients admitted to the Neurology Unit of the Hospital Clínico
Universitario Lozano Blesa, with an stroke diagnosis, didn’t present swallowing
disorders in the intake during the period they were hospitalised, thanks to the early
detection performed with the V-VST test and the dietary adjustment measures which
appear to reduce the risk of complications associated with dysphagia
7
ABREVIATURAS
ABVD: Actividades Básicas de la Vida Diaria
ACV: Accidente Cerebro Vascular
DO: Disfagia Orofaríngea
ECG: Electrocardiograma
EES: Esfínter Esofágico Superior
FEES: Fibroendoscopia
GUSS: Gugging Swallowing Screen
HCULB: Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa
ICD: International Code of Diseases
ICF: International Classification of Functioning Disability and Health
MECV-V: Método de Exploración Clínica Volumen Viscosidad
OMS: Organización Mundial de la Salud
PEG: Gastrostomía Endoscópica Percutánea
SNG: Sonda Nasogástrica
SST: Swallowing Screening Tool
TA: Tensión Arterial
VPP: Valor Predictivo Positivo
VPN: Valor Predictivo Negativo
VFC: Videofluoroscopia
8
1.! INTRODUCCIÓN
Los accidentes cerebrales vasculares (ACV) representan la tercera causa de muerte
en el mundo occidental, la primera causa de discapacidad física en las personas adultas
y la segunda de demencia1-5 . En España son la primera causa de muerte en mujeres, 2,6
ocurriendo 90.000 casos anuales aproximadamente 7 produciéndose cada 6 minutos un
nuevo caso 2.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define ICTUS como un “síndrome
clínico, presumiblemente de origen vascular, que se caracteriza por el desarrollo rápido
de signos de afectación neurológica focal y que duran más de 24 horas o llevan a la
muerte”. El ICTUS es un tipo de enfermedad cerebrovascular que afecta a los vasos del
sistema nervioso central de manera brusca, por hemorragia o por oclusión 2, 3.
En los últimos años se ha demostrado que la atención urgente y especializada en los
ictus es eficaz, en concreto el llamado “código ictus”, un sistema de selección y traslado
urgente de pacientes que intenta que el tiempo de desplazamientos y exploraciones sea
mínimo, para incrementar el número de pacientes que acceden a cuidados en una unidad
de ictus agudo 1, 3, 7. Muchas veces, la demora en la búsqueda de atención y la tardanza
en acudir a un centro sanitario tiene como responsable la falta de conocimiento de los
síntomas y de la gravedad por parte de la población. Resulta sorprendente que, a pesar
de la prevalencia y gravedad de los ICTUS, el conocimiento de la enfermedad sea
inferior en comparación a otras, como el infarto agudo de miocardio, cáncer, sida, e
incluso en pacientes que ya han sufrido un ICTUS anteriormente. Desconocimiento que
se pone de manifiesto en el artículo de Jiménez Gracia MA et. al. donde estudian el
grado de conocimiento sobre el ictus en la población general y establecen una relación
con la percepción de la gravedad y la actitud frente a los síntomas, con un estudio
descriptivo transversal. El 49,1% de los participantes no habían oído hablar nunca del
ictus, aunque el 66,1% conocía bien los factores de riesgo, y el 92,9% sabía que el ictus
tiene tratamiento y el tiempo es un factor importante. En cuanto al sexo, las mujeres
presentaron un mejor conocimiento de los síntomas 7.
Es muy importante actuar en prevención, conociendo los factores de riesgo que
llevan a padecer un ictus, y que se clasifican en modificables y no modificables, e
incluyen entre los modificables consumo de alcohol y tabaco, exceso de peso,
sedentarismo, hipertensión arterial, fibrilación auricular, hipercolesterolemia, diabetes,
9
accidentes cerebrovasculares previos. Y entre los no modificables incluyen la edad
siendo más frecuente en personas mayores, sexo teniendo más riesgo los hombres, y
antecedentes familiares 2, 4.
El objetivo principal para poder actuar sobre los factores de riesgo de la enfermedad
cerebrovascular es la educación sanitaria a la población modificando los estilos de vida
en todas las fases: prevención, tratamiento y rehabilitación 2. Para ello se requiere de un
equipo multidisciplinar, pero en la continuidad de cuidados entra el juego el papel de los
profesionales de enfermería como líderes de un equipo de cuidado eficaz, en relación
con el paradigma transformacional, definido por Kérouac en 1996, y que señala la
importancia del cuidado de la persona en continua interacción con su entorno 6, 8.
Dentro de las numerosas complicaciones potenciales de los pacientes que han sufrido
un ICTUS encontramos que más de un 60% necesita ayuda para la realización de
actividades de la vida diaria, un 70-80% presenta hemiparesia, y la misma proporción
presentan problemas de deambulación, un 60-70% tienen algún tipo de déficit visual,
55% padecen disartria, un 40% síntomas de depresión, un 20-30% afasia, un 10-20%
alteraciones en la memoria reciente y entre un 15% y 35% disfagia o alteración de la
deglución 2, 3.
La deglución es el primer paso de la digestión y una actividad neuromuscular
compleja que puede ser iniciada conscientemente y que dura de 3 a 8 segundos.
Participan 30 músculos y 5 pares de nervios craneoencefálicos, y se inicia en la octava
semana de gestación, por ser una función vital necesaria para la supervivencia del
individuo 9-11. Consta de cuatro fases: 9
1.! Preparación oral: masticación y cambio de consistencia del alimento
2.! Fase oral: la lengua propulsa el bolo alimenticio hacia la faringe
3.! Fase faríngea: paso por la faringe
4.! Fase esofágica: movimientos esofágicos que permiten su tránsito desde el
esófago hasta el estómago
El término disfagia proviene de dos palabras griegas: “dys” (dificultad) y “phagia”
(comer) 10, 12 y se trata de una alteración de la deglución caracterizada por la dificultad
de mover el bolo alimenticio y/o bebidas de manera segura desde la boca al estómago,
10
sin que aparezca aspiración 5, 10, 12-19. Puede ser debida a una alteración orgánica, o una
dificultad funcional. El origen orgánico se debe a alteraciones estructurales que
dificultan la progresión del bolo, como tumores esofágicos y otorrinolaríngeos,
osteofitos cervicales y estenosis esofágicas. El origen funcional ocurre cuando se altera
la sinergia del proceso de deglución 10, 11, 14, 15. La mayoría de los pacientes dicen que
los alimentos se “atascan” o sienten que la comida “no desciende bien” 10.
Existen diferentes tipos de disfagia en función de la alteración 12: orofaríngea o
esofágica. En la primera se encuentra comprometida la transferencia del bolo desde la
boca al esófago, y está causada por anormalidades que afectan al mecanismo
neuromuscular de la faringe y el esfínter esofágico superior (EES). En la segunda, existe
alteración en el tránsito por el esófago hasta alcanzar el estómago 10, 20. La forma más
común de disfagia es la orofaríngea provocada por alteraciones neuromusculares
causantes de debilidad o incoordinación 11, 12, 14, 16, 17, 20 21. En ésta, además de los
problemas para deglutir, existen síntomas respiratorios como tos, broncoespasmo, etc 10.
La disfagia orofaríngea está específicamente clasificada por la OMS en la International
Code of Diseases (ICD) y en la International Classification of Functioning Disability
and Health (ICF) en sus versiones IC-9 e ICD-10 (787.2, R13) 16, 18, 22, 23. La disfagia
orofaríngea afecta a la propulsión del bolo, a la reconfiguración orofaríngea durante la
deglución o a la apertura del EES, y frecuentemente tiene relación con enfermedades
neurológicas y envejecimiento. La etiología se debe a dos grupos de alteraciones: del
reflejo deglutorio, y de la apertura del EES. La duración de la respuesta motora se ve
alargada en pacientes neurológicos y en ancianos, que presentan un severo retraso de la
fase de reconfiguración de la vía respiratoria hacia una vía digestiva 15, 20.
La disfagia engloba dos conceptos importantes 12:
•! La penetración laríngea, que supone la entrada del alimento hasta el vestíbulo
laríngeo por encima de las cuerdas vocales.
•! La aspiración, puede ser clínica o silente, es decir sintomática o no.
La disfagia es también un factor de riesgo, ya que puede derivar en otros problemas
graves como deshidratación, malnutrición, pérdida de peso, alteraciones en la
cicatrización de heridas, aspiración, asfixia, neumonía e incluso muerte. También
aumenta los costes en instituciones de salud, debido a estancias hospitalarias más
11
prolongadas y mayores gastos en suministros de nutrición enteral o parenteral 5, 9, 11, 13-19,
22-31. Las complicaciones respiratorias suponen la principal causa de mortalidad en
pacientes con disfagia orofaríngea, siendo la neumonía aspirativa la principal causa de
muerte de los pacientes con disfagia post-ACV tras el alta hospitalaria, que además se
ve agravada si la higiene bucal del paciente es deficitaria, o existen comorbilidades
como el tabaquismo, la deshidratación, la malnutrición, la xerostomía o la
polimedicación 17, 19, 23, 28, 30, 31, 32, 33, 34. Dentro de los fármacos más habituales en
tratamientos de personas ancianas encontramos benzodiacepinas, neurolépticos y
antagonistas de la dopamina, que producen signos extrapiramidales y xerostomía como
efectos adversos, que a su vez, se ven asociados a la disfagia 17. En una revisión
sistemática se encontró que el número de pacientes ancianos con neumonía por
aspiración es hasta un 93,8% mayor que en cualquier otro tipo de neumonía 17, 27, 29.
Otra complicación muy importante de la disfagia es la parte psicosocial, ya que comer
es una actividad placentera y social, y la imposibilidad de hacerlo puede afectar a la
calidad de vida de los pacientes, causando estrés, miedo, depresión vergüenza y
frustración 11, 18, 19.
La detección de la disfagia va a variar en función del método de screening utilizado y
del momento de realización del mismo tras un ACV, de la función deglutoria, y del tipo
de pacientes y diagnósticos estudiados 11.
La disfagia está presente en un gran porcentaje de pacientes tras un ACV. En la
bibliografía estudiada encontramos datos que apuntan que entre el 25-85% la sufren 32,
otros autores indican que entre el 22-65% en ICTUS agudo y 30% en ICTUS subagudo 9, y otros sugieren que es entre el 27-50% 13, entre el 20 y el 33% 35, o del 30% 15, 17, 18,
27, 29, 34. Dos artículos nos indican que la mitad de los pacientes que han sufrido un ictus
tienen problemas de deglución 9, 11. Otros autores apuntan que este porcentaje es de 42-
67% durante los 3 primeros días 36. Por último, algunos autores señalan porcentajes más
altos, siendo estos hasta de un 42-76%, 73%, 37-78% y 81% 16, 22, 37-39.
Además, las mayores dificultades para deglutir se encuentran en el primer día tras el
ACV, y puede persistir durante algunos meses en un 10-30% de los sujetos 9, 37. La
incidencia de aspiración también aumenta durante los 5 primeros días, y es de un 19,5-
42% 36 aunque otros autores señalan porcentajes más elevados, estando entre el 51 y el
73%, lo que, en consecuencia, incrementa la tasa de neumonía hasta 6,95 veces más. 40
12
En comparación, los pacientes con disfagia tienen un riesgo de neumonía por
broncoaspiración hasta 3 veces superior respecto a aquellos que no presentan
alteraciones de la deglución 32.
En el caso de las personas mayores, aunque no se haya sufrido una patología
asociada a la disfagia, ésta puede darse por los cambios que conlleva el proceso de
envejecimiento. En el sistema digestivo se producen alteraciones funcionales de la
motilidad, secreción y absorción, que muchas veces dan lugar a enfermedades
digestivas. A nivel esofágico, las ondas peristálticas son de baja amplitud y existe
oclusión incompleta del EES. Además, existen problemas concomitantes como
fragilidad, estado físico deteriorado, polimedicación, riesgo de neumonía, problemas
neurodegenerativos, etc. que conlleva cambios que producen disfagia, más común si la
asociamos a enfermedades neurológicas, como el ACV ya nombrado 16, 17, 19, 21, 23, 29, 39,
41. La disfagia de carácter funcional es la más prevalente, en un 56-78% de las personas
de avanzada edad 16, 26, 42, aunque algunos autores señalan que dentro de las personas
mayores también existen diferencias en la cohorte de edad, pudiendo afectar a 30-40%
de las personas de 65 años, y más del 60% en edades superiores 14. Algunos autores
señalan diferencias si el anciano está institucionalizado o vive solo, con una prevalencia
de disfagia de 51% para los primeros, y de 27,2% para los segundos 18, 19, 22, 29. Otros
reportan cifras más esperanzadoras, señalando que la prevalencia de disfagia en
personas mayores es entre el 7 y el 22% 1, 39.
En una revisión sistemática realizada por Daniels SK et. al. señalan que, las
características predominantes para padecer disfagia son: ser hombre, mayor de 65 años,
con historia de neumonía y desnutrición 43.
Debido a estos datos, se ha considerado especialmente importante el reconocimiento
de la disfagia orofaríngea como un síndrome geriátrico que no debe ser infravalorado ni
subdiagnosticado. El envejecimiento de la población es una de las características
demográficas principales de la población en la mayoría de países desarrollados. Sólo en
Europa contamos con más de un 17% de ciudadanos mayores de 65 años, por lo que el
reconocimiento temprano de las patologías propias del envejecimiento cobra gran
importancia para preservar la calidad de vida y capacidades funcionales de los
individuos que forman parte de este grupo de edad 17.
13
Existen diferentes métodos de detección de la disfagia 32. Según las guías clínicas de
la “American Heart Association” y la “American Stroke Association”, la evaluación de
la deglución antes de la administración de comida, líquidos, o medicación en pacientes
que acaban de sufrir un ictus es un paso inicial para tratar la enfermedad, ya que todos
los pacientes tras un ACV son susceptibles de padecer disfagia 28. Para ello se han
definido unas herramientas para detectar la disfagia, o Swallowing Screening Tool
(SST) como ellos los llaman 43. La sospecha de disfagia en pacientes debe plantearse
cuando refieren síntomas diversos: el paciente tose o se atraganta al comer, la voz
húmeda indica secreciones en la glotis, existen dificultades para hacer progresar el bolo
por la faringe expresadas por el paciente, sensación de residuos en la garganta,
degluciones fraccionadas, pérdida de peso progresiva, necesidad de alargar en el tiempo
las comidas o evitar determinados alimentos. El diagnóstico y tratamiento de la disfagia
dependen del trabajo en equipo de diferentes profesionales que incluyen médicos,
enfermeras, logopedas, dietistas, cuidadores y la propia familia del paciente 12, 15.
Además, se recomienda que el método de detección sea de bajo riesgo y coste, rápido y
que identifique la mayoría de los casos 23, 27.
El “gold standard” para la detección de la disfagia es la videofluoroscopia (VFC),
que consiste en la administración de volúmenes crecientes de bolo alimenticio a
distintas viscosidades y consistencias, pudiendo evaluar el trayecto del mismo 1. Es una
técnica radiológica dinámica que permite el análisis a tiempo real de la propulsión del
bolo de la boca al esófago a través de la obtención de una secuencia de imágenes en
perfil lateral y anteroposterior 15, 16, 17, 19, 23, 27, 29 44.
Otra técnica es la Manometría faringoesofágica, que sirve para estudiar el
mecanismo de apertura del EES a través de la medición de la presión del mismo durante
la deglución. Requiere el uso de un manguito de 6 cm o de una sonda con 5 orificios
separados por 1 cm 15, 44.
También se puede utilizar la fibrolaringoscopia o fibroendoscopia (FEES), que
consiste en el uso de un fibroscopio flexible asociado a un foco de luz y un aparato de
video para grabar la secuencia de imágenes de la deglución, permitiendo examinar la
anatomía de la cavidad oral, faríngea y laríngea, y la sensibilidad de la faringe y laringe 17, 19, 44.
14
Debido a que son recursos caros, ya que se necesitan instalaciones con radioescopia
y requiere mucho tiempo, no están a disposición en todos los hospitales 16, 32, 40, 45. Es
por ello que se ha considerado necesario disponer de otros métodos de cribaje
protocolizados y no instrumentalizados, que ayuden al diagnóstico y tratamiento de la
disfagia 29, 32, 40. Probablemente, los métodos de exploración clínica o “Clinical Bedside
Assesment” son los más fáciles de realizar, y tienen un grado de recomendación B 12. A
pesar de ello, este tipo de evaluaciones se han criticado por considerarlos de poca
precisión 25. J Cummings et. al. 35 realizan una revisión de los screening de disfagia
recogidos en la literatura científica de bases de datos como CINAHL o PubMed desde
1980 hasta 2013, existiendo una amplia variedad de herramientas para llevar a cabo el
diagnóstico, pero casi todas incluyen algún tipo de test en el que se tenga que tragar una
determinada cantidad de agua que varía entre 5 y 100ml.
El Test del Agua, desarrollado y validado por DePippo et. al. es la prueba conocida
más antigua y sencilla de realizar 17, 44. En 1992 DePippo demostró que, modificando la
consistencia de un líquido de bario para poder combinarlo con la VFC, las aspiraciones
detectadas mediante el “gold standard” también se habían manifestado con la ingestión
de bario, aportando una sensibilidad del 76% en aquellos pacientes que aspiraron
líquidos respecto a la VFC 25. Para realizar el Test del Agua el paciente debe estar
incorporado, y con una jeringa de alimentación se administran 10 ml de agua y se
observa si hay babeo, el número de degluciones y si hay tos o disfonía. Se repite hasta 4
veces con el mismo volumen, y se termina con la administración de 50 ml en vaso.
Cualquier síntoma indica que la prueba es positiva o negativa. Es un test sencillo pero
solo se realiza con un tipo de viscosidad baja, y el único indicador de aspiración es la
presencia de tos, por lo tanto, puede haber falsos negativos 44. En otro artículo,
encontramos una modificación de este test del agua, que consiste en administrar un
volumen total de 30 ml de agua 13.
En otro estudio los autores realizan una comparación entre el test del agua y el test
MECV-V, pero que denominan test de 2 volúmenes/3 texturas con control de la
saturación. Consiste en dar con dos cucharas, una de café (5ml) y otra sopera (10ml), un
alimento semisólido como el yogur, y si supera los dos volúmenes se prueba con un
alimento sólido como el pan de molde. Evalúan durante la realización del test 7
parámetros de disfagia: retención oral, inmovilidad de la laringe, cambios de voz
15
postdeglución, presencia de tos al deglutir o posteriormente, babeo por la comisura,
disnea, y descenso de más de 2 puntos en la saturación de oxígeno medido con
pulsioxímetro 38.
En el artículo de M Trapl et. al. señalan la propuesta de un nuevo método de
detección de la disfagia, de bajo coste y fácil de realizar por profesionales sanitarios, y
de creación propia por los autores del artículo. Lo llaman “Gugging Swallowing
Screen” (GUSS) y consiste en 4 subtests que tienen que hacerse de manera secuencial.
En la primera parte se observa cómo el paciente traga saliva. En la segunda parte se
modifica la textura del alimento administrado, empezando con una textura semisólida
que corresponde a un pudding. La tercera parte consiste en la administración de agua
líquida que el paciente tiene que ingerir tan rápido como pueda hasta una cantidad de 50
ml. Y por último, el paciente tiene que tragar una pequeña pieza de pan seco y repetir la
acción durante 5 veces 36.
SK Daniels et. al. 43 realizan una revisión sistemática acerca de los test de deglución
para detectar la disfagia post-ictus, valorando metodológicamente 16 artículos de un
total de 808 inicialmente identificados en bases de datos y búsquedas manuales. El
método de evaluación en 10 artículos fue el llamado Método de Exploración Clínica
Volumen-Viscosidad (MECV-V), desarrollado por el Dr. Clavé y su equipo, con
modificaciones de los volúmenes de administración que fueron desde 5 a 90ml.
Además, se tenía en cuenta el nivel de consciencia y el índice de Barthel, que puede
servir como un indicador de la gravedad del ACV. El índice de Barthel es una medida
genérica que valora el nivel de independencia del paciente con respecto a la realización
de algunas actividades básicas de la vida diaria (ABVD), mediante la cual se asignan
diferentes puntuaciones y ponderaciones según la capacidad del sujeto examinado para
llevar a cabo estas actividades. Se asigna dependencia total a puntuación 0-20;
dependencia severa a puntuaciones 21-60; dependencia moderada 61-90; dependencia
leve 91-99; e independencia 100. Es normal asumir que, a mayor dependencia, mayor
disfagia asociada 14, 43.
El MECV-V se ha demostrado muy útil para identificar precozmente a los pacientes
con disfagia orofaríngea y con riesgo de presentar alteraciones en la eficacia y seguridad
de la deglución 12, 15, 16, 27, 30, 37, 44. Este test se basa en el hecho de que, en los pacientes
con disfagia, la disminución del volumen del bolo y el aumento de la viscosidad
16
mejoran la seguridad de la deglución 12, 15, 44. Se administran bolos de 5, 10 y 20 ml de
texturas néctar, pudding y líquido, resultado de mezclar líquido con espesante, mientras
se monitoriza la saturación 12-14, 16, 17, 27, 30, 32, 34, 39, 42, 44, 46. Una bajada de hasta un 5% de
la saturación basal ha quedado demostrado que en un 22-39% de los pacientes con ictus
agudo es un signo de falta de seguridad, ya que están sufriendo una aspiración silente 16.
En el estudio de H.A. Smith et. al. comprobaron que la desaturación de oxígeno predice
el 86% de las aspiraciones, con una tasa de falsos positivos del 30%. Anterior a ellos, en
1993 Zaidi et. al. ya propusieron que la aspiración de comida o líquidos se puede
demostrar con bajadas de saturación detectables con pulsioxímetro 40.
Si durante la exploración el paciente presenta algún signo de alteración de la
deglución, la prueba se considerará positiva, es decir, el paciente no es capaz de
alimentarse y mantener un adecuado estado nutricional e hidratación a esa viscosidad y
volumen, o el bolo creado es poco seguro para el paciente. Cuando el paciente no
presenta alteración de la seguridad ni de la eficacia, diremos que el test MECV-V es
negativo, porque no hay disfagia 12, 30, 32, 44, 46.
El test MECV-V es, a su vez, una medida de resultado basada en el paciente que
aporta el beneficio de una intervención en salud desde la perspectiva del paciente 47. Es
capaz de diagnosticar la aspiración, con una sensibilidad diagnóstica del 83-85% y
especificidad del 64,7-69% en el diagnóstico de penetración 14, 16, 32. Otros datos señalan
que, en manos de personal adecuadamente entrenado, la sensibilidad diagnóstica del
MECV-V para las alteraciones de seguridad y eficacia de la deglución son del 88,1% y
89,8% respectivamente, e incluso llegar a un 98% para la sensibilidad 15, 17, 21.
Comparándolo con la VFC, el MECV-V tiene una sensibilidad del 100% para detectar
aspiraciones, y del 83,7% en penetraciones de material en vestíbulo laríngeo, con una
especificidad del 64,7% en este caso 42.
Este test permite reconocer la disfagia, evitar la broncoaspiración y ajustar la dieta
para evitar complicaciones posteriores, y se realiza de manera sistemática en los
servicios de Neurología y Rehabilitación Neurológica 16, 32, 46. También permite elaborar
recomendaciones dietéticas adaptadas al paciente con disfagia, individualizando el
volumen y la viscosidad del bolo alimenticio. Dicho método resulta asequible a
cualquier entorno al tener bajo coste, ser bastante seguro y poder aplicarse a la mayoría
de enfermos sospechosos de presentar disfagia, precisando tan sólo un grado mínimo de
17
colaboración 14, 16. Además, puede servir como criterio de selección sobre qué pacientes
deben ser estudiados con otros métodos más complejos que requieran instrumental
específico 12.
Si existe disfagia, se desencadenan tres tipos de cuidados: 16, 17
1)! Dietéticos, con dietas adaptadas para disfagia con diferentes texturas,
volúmenes y viscosidades
2)! Posturales, manteniendo la sedestación
3)! Formación a cuidadores, familia…
Otra técnica de tratamiento de la disfagia es la cirugía, en caso de que el problema
esté en la apertura y cierre del EES, o la alimentación enteral o parenteral. En general,
se prefiere la ruta enteral por ser más fisiológica, aunque para su acceso se requiera la
colocación de sondas de alimentación, nasogástricas (SNG) o gastrostomía endoscópica
percutánea (PEG) 17, 19.
Las herramientas de detección de la disfagia han de ser válidas, fiables y factibles,
además de haber comprobado su sensibilidad y especificidad. Si un test no cumple con
estas características, como mínimo, va a retrasar la administración de la medicación y la
nutrición, o bien en su forma más severa, da lugar a la colocación de sondas de
alimentación, que a su vez, se asocian a complicaciones médicas en pacientes con ACV 43. Además de un buen screening diagnóstico para la disfagia, expertos también
recomiendan que se realice un seguimiento de los pacientes que han presentado disfagia
durante el primer año 28.
En parte de la bibliografía se hace hincapié en la importancia de trabajar en equipo
interdisciplinar para la detección, tratamiento y rehabilitación de la disfagia 12, 17-19, 27, 28,
35, 45. En la realización del test de deglución participan enfermeras y logopedas, algunas
veces de manera independiente, 12, 45 y otras en conjunto 35. Si bien es cierto que, en la
mayoría de la bibliografía consultada nos encontramos que es el personal de enfermería
el encargado de la detección y valoración precoz de los signos y síntomas que puedan
sospechar de una disfagia,13, 16, 24, 26, 44 y en muchos otros artículos es enfermería el
personal encargado exclusivamente de realizar los diversos test de deglución, 6, 14, 24, 38
cabe destacar que en uno de los artículos encontrados los autores señalan que si los test
18
“Clinical Bedside Assesment” son una buena alternativa a la VFC y otras técnicas
instrumentales de diagnóstico, es porque son métodos simples que no requieren de una
amplia formación, como ocurre con el personal de enfermería 24. Afirmación con la que
no estamos de acuerdo.
En la unidad de hospitalización de Neurología, y más concretamente en la unidad de
ICTUS, del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (HCULB) de Zaragoza, se
realiza el test de deglución MECV-V para detectar la disfagia en pacientes que han
sufrido un ACV y poder elaborar unas recomendaciones dietéticas. El test es realizado
por el personal de enfermería, sin un protocolo estandarizado, ni de la propia unidad ni
del hospital. La realización del test es una orden de tratamiento médico, aunque la
última decisión de realizarlo o no es de enfermería, basándonos en criterios de
seguridad del paciente, como es por ejemplo el nivel de consciencia. Enfermería
aprende la realización del test a través de pósteres y pequeños folletos distribuidos por
las marcas comerciales de espesantes alimenticios, y por la transmisión de
conocimientos de enfermeras veteranas en la unidad.
Durante el tiempo que se realiza este estudio, el SALUD ofertó un curso de disfagia
y de aplicación del MECV-V de 4 horas de duración, a realizar entre marzo y junio de
2016, y 11 enfermeras y auxiliares de enfermería de la unidad realizaron de manera
voluntaria la formación en el tiempo en el que se realiza el estudio.
En enero de 2016 se crea un grupo interdisciplinar de calidad sobre disfagia en el
HCULB cuya primera reunión se realiza el 22 de febrero de 2016, y se acuerda recoger
información bibliográfica sobre la disfagia, para poder proponer nuevas metas en el
hospital. Además, el 9 de Mayo de 2016 y gracias al trabajo de este grupo de calidad, se
realiza en el HCULB la primera VFC adaptada.
La importancia de la realización de este trabajo es obtener datos sobre la capacidad
de detectar problemas de deglución en los pacientes ingresados en la unidad de ictus del
HCULB, como base de un futuro protocolo. Además, se pretende valorar si el personal
de enfermería que trabajamos en esta unidad realizamos correctamente la valoración y
detección de los problemas de deglución asociados al ACV, midiendo signos sugestivos
de broncoaspiración como son la tos que lleva a atragantamientos durante la ingesta los
días posteriores a haber realizado la valoración del test. Independientemente de los
19
resultados obtenidos, se espera conseguir que este trabajo sirva para demandar una
formación especializada para el personal desde y por el propio sistema, justificando la
existencia de interés por mejorar las técnicas, cuidados y nuevas demandas de
enfermería.
2.! HIPÓTESIS. OBJETIVOS
2.1. HIPÓTESIS:
-! El test de volumen-viscosidad (MECV-V) es un buen método para detectar
disfagia, y para prevenir la broncoaspiración y problemas asociados a ésta, en
pacientes de ACV.
-! Los pacientes con mayor dependencia para las ABVD y de mayor edad
presentan más problemas de disfagia.
2.2.OBJETIVOS
Describir la frecuencia de disfagia y los factores asociados (edad, sexo, diagnóstico,
antecedentes de ACV, signos de falta de seguridad, dependencia, tipo de dieta) en los
pacientes ingresados por ACV en la unidad de Neurología del HCULB en el periodo de
estudio. Analizar los valores predictivos positivos y negativos (VPP y VPN) del test
MECV-V según los signos de disfagia posteriores que se consideran de falta de
seguridad (tos, referir atragantamiento durante la ingesta), para detectar disfagia en los
pacientes ingresados en la unidad de hospitalización de Neurología (Unidad de ICTUS)
del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, durante los meses febrero
a mayo de 2016.
ESPECÍFICOS:
1)! Valorar la efectividad del test MECV-V cuantificando los signos de falta de
seguridad durante la ingesta en los 7 días posteriores a la realización del test.
2)! Estudiar la relación entre disfagia y nivel de dependencia para las ABVD
medido con el índice de Barthel.
3)! Conocer la evolución de la dieta durante el ingreso del paciente con disfagia o
en riesgo de padecerla tras un ACV
4)! Estudiar la influencia de los diferentes tipos de ACV sobre la existencia de
20
disfagia. Estudiar las diferencias de edad en la existencia de disfagia en
pacientes de ACV.
5)! Establecer una relación entre el tiempo que pasa desde que el paciente ingresa
con diagnóstico de ACV y se realiza la valoración de la deglución con el test
MECV-V, y la existencia de disfagia.
3.! METODOLOGÍA.
3.1.DISEÑO
Estudio descriptivo transversal, en pacientes ingresados en la unidad de Neurología-
ICTUS del HCULB durante los meses febrero a mayo de 2016, tras haber sufrido un
ACV, en el que se analizó la efectividad del test MECV-V para evaluar la disfagia en el
momento, y la existencia de signos de falta de seguridad durante la ingesta y a los siete
días posteriores a la realización del test y reinicio de la dieta.
3.2.CONTEXTO DEL ESTUDIO
El estudio se realizó en la unidad de hospitalización del servicio de Neurología-
ICTUS del HCULB, con pacientes ingresados durante los meses Febrero a Mayo de
2016. Los datos se recogieron desde el 8 de Febrero de 2016 al 8 de Mayo de 2016. La
Unidad de Ictus del HCULB está situada en la planta 7, en la unidad de hospitalización
del servicio de Neurología. Las habitaciones 706 a 713 se reservan con prioridad para
afecciones de ACV, un total de 14 plazas. Se disponen de 3 habitaciones con monitor,
para controlar las constantes vitales (ECG, TA, Saturación de oxígeno) durante las
primeras horas tras haberse diagnosticado un ACV. Estas son la 710-1, 710-2, 711, y
712, un total de cuatro camas.
En el servicio de intranet del HCULB encontramos datos de actividad del servicio de
Neurología de años anteriores. En 2013 hubo 939 ingresos, encontrando que 327
(34,8%) tenían más de 75 años, y su media de edad fue de 81,83 años. La siguiente
cohorte de edad más prevalente fue la de 45 a 64 años, con un total de 242 ingresos
(25,8%) y una media de edad de 55,12 años. En el grupo de más edad, hubo más casos
de mujeres (18,53%) que de hombres (16,29%). En cuanto a los diagnósticos más
frecuentes encontramos que en 233 pacientes fue el ICTUS CON INFARTO, cuyos
sujetos tuvieron una edad media de 72,85 años 48.
21
Para el año 2014 sólo encontramos datos generales, recogiendo un total de 1.063
ingresos en la unidad de hospitalización de Neurología del HCULB 49.
3.3.POBLACIÓN A ESTUDIO
La selección de los sujetos se realizó a través de los datos clínicos de las Historias
Clínicas y órdenes de tratamiento en formato papel, y en formato electrónico del
programa Gacela Care®.
Los sujetos del estudio fueron todos los pacientes ingresados por ACV en la planta
de Neurología del HCULB, en el periodo que comprende del 8 de Febrero al 8 de Mayo
de 2016, a los que se les realizó el test MECV-V, tras ser ordenado por el médico en
órdenes de tratamiento, y siempre que la situación clínica lo permitía, para valorar la
existencia de disfagia y reiniciar una dieta tras el accidente.
Criterios de inclusión:
-! Pacientes con diagnóstico clínico de ACV, ingresados en la unidad de ICTUS
del HCULB de Zaragoza desde el 8 febrero de 2016 al 8 de mayo de 2016
Criterios de exclusión:
-! Pacientes con alteración de la deglución previa por patología neurológica.
-! Pacientes inhábiles para realizarles el test de deglución por características
clínicas.
-! Pacientes a los que no se pudo realizar el seguimiento de los signos de falta de
seguridad durante 7 días.
3.4.CONSIDERACIONES ÉTICAS Y CONSENTIMIENTOS PARA LA
REALIZACIÓN DEL ESTUDIO
Se remitió el proyecto del estudio a las direcciones médica y de enfermería del
HCULB, y se solicitó consentimiento por escrito para la realización de este trabajo a:
-! Dirección médica y de enfermería, y a la comisión de calidad e investigación del
HCULB (Zaragoza).
-! Supervisora y Jefe de servicio de la unidad de hospitalización de Neurología del
22
HCULB (Zaragoza).
-! A Nestlé® para nombrar en el trabajo el espesante que se utiliza en la
realización del test MECV-V.
Además, se informó a todo el personal de la unidad: auxiliares, médicos y
enfermeras de la realización de este trabajo. Al personal de enfermería se le hizo entrega
de una carta explicando el procedimiento y la recogida de datos, y solicitando su
colaboración en el registro de las variables que se miden.
Durante el periodo de recogida de datos 11 profesionales de enfermería, incluyendo
enfermeras y auxiliares de enfermería, de un total de 16 enfermeras y 14 auxiliares en
plantilla, realizaron formación acerca del test MECV-V como método de detección de la
disfagia.
3.5.PROCEDIMIENTO Y FUENTES DE INFORMACIÓN
Para la elaboración de este estudio se elaboró un protocolo de recogida de datos que
se realizó a partir del programa Gacela Care®, de informes médicos, órdenes de
tratamiento y de la Historia Clínica en formato papel.
En primer lugar, se informó de manera verbal a todo el personal de la unidad de
Neurología, y de manera escrita al personal de enfermería, fijo y temporal, de la
realización de este estudio, solicitando colaboración.
El test MECV-V se realiza por personal sanitario entrenado, colocando al paciente en
sedestación, administrándole bolos de 3 viscosidades y volúmenes diferentes, con
texturas néctar, pudding y líquido obtenidas de mezclar líquido con espesante, y
administrándolo en volúmenes de 5, 10 y 20 ml 12-14, 16, 17, 27, 30, 32, 34, 39, 42, 44, 46, y las
recomendaciones indican que se debe realizar a las 24-48h tras el ingreso, y siempre que
las condiciones clínicas del paciente lo permitan (buen nivel de consciencia, constantes
y hemodinámica estables…) para reiniciar la dieta 46. La exploración se inicia a
viscosidad néctar y se observa si aparece algún parámetro de seguridad alterado. Si no
hay alteraciones, se puede proceder a la exploración con líquidos, y si ésta tampoco se
altera se puede administrar textura pudding 16, 17, 30, 32, 34, 44. Durante la administración
23
podemos detectar signos de alteración de seguridad, como son la presencia de tos,
cambios vocales, residuos orales, deglución fraccionada, e incompetencia del sello
labial. Todo ello mientras se monitoriza la saturación de oxígeno 12, 16, 17, 30, 32, 34, 39, 44.
Una bajada de la saturación de hasta un 5% respecto a la basal se considerará signo de
falta de seguridad 13, 16, 17, 30.
En el MECV-V, los líquidos se preparan de la siguiente manera 46:
•! Líquidos: vaso con agua a temperatura ambiente.
•! Néctar: agregar un cazo de espesante al vaso de agua a temperatura ambiente,
y disolver hasta conseguir una textura homogénea.
•! Pudding: agregar dos medidas de espesante al vaso de agua a temperatura
ambiente y disolver hasta que el líquido caiga en masa.
Para poder obtener las texturas néctar y pudding y proceder a la evaluación del
MECV-V se utiliza agua a temperatura ambiente mezclada con las cantidades
adecuadas, según recomendaciones internacionales, del espesante Nestlé Resource
Espesante®. Para la administración de los diferentes bolos de agua con espesante se
utiliza una jeringa de 50 ml para alimentación enteral.
En los últimos años se ha considerado de especial importancia la unificación de
criterios a través de un lenguaje internacional estandarizado de texturas para preparar
los diferentes líquidos y sólidos 18, 23. En junio de 2012 se reúne un grupo
multidisciplinar de expertos en disfagia para formar el International Dysphagia Diet
Standardisation Initiative, con el objetivo de estandarizar terminología de texturas para
que sirva para todos los pacientes y todas las culturas. El objetivo de la modificación de
la textura de los alimentos es mejorar la seguridad. Clavé et. al. demostraron que si a los
líquidos se les da una textura néctar o pudding se reducen notablemente el número de
aspiraciones en pacientes con problemas neurológicos 18.
La realización del test, y su resultado final, se registran en el programa Gacela Care®
por el personal de enfermería en dos apartados:
1)! Como registro de actividad enfermera.
2)! En las observaciones y evolución escritas por enfermería.
24
Además, el resultado final del test se anota también en las gráficas de constantes y
medicaciones en formato papel, con un positivo si no ha sido efectivo, y negativo si sí
lo ha sido. Sólo se recoge el resultado final del test.
Tras realizar el MECV-V, se da unas recomendaciones a la familia y/o cuidadores
del paciente: comer en sedestación, no dar grandes volúmenes de alimento, espesar el
agua, o evitar el reposo post-pandrial con la cabecera de la cama bajada. Además, les
indicamos que ante cualquier signo de atragantamiento como tos o escape del alimento
por las comisuras, nos avisen inmediatamente para poder registrarlo, y adaptar la dieta a
la evolución y las necesidades de cada paciente. Así, el registro de atragantamientos se
incluye en la evolución de enfermería de cada paciente.
El registro del índice de Barthel también se realiza de manera sistemática en los
pacientes de la unidad para conocer su grado de dependencia, y establecer las
intervenciones enfermeras a realizar por el equipo. Su registro y resultado final se
recoge y realiza también en Gacela Care®. El índice de Barthel clasifica a los sujetos en
función de la dependencia para la realización de algunas ABVD (comer, lavarse,
vestirse, continencia urinaria y fecal, trasladarse, andar, subir y bajar escaleras), con una
escala que va de 0 a 100, siendo 0 dependiente total y 100 independiente para estas
actividades.
El programa Gacela Care® clasifica las puntuaciones intermedias del índice de
Barthel como: 0-19 dependencia total; 20-39 dependencia grave; 40-59 dependencia
moderada; 60-99 dependencia leve; 100 independiente.
3.6.VARIABLES
•! V. DEPENDIENTE: valoración de la deglución a través del test MECV-V.
Puede ser positivo, cuando existe disfagia, o negativo cuando no existe
alteración de la deglución en el momento de la aplicación del test. Se recogió el
resultado final del mismo. Se medió categóricamente como DISFAGIA SI /
25
DISFAGIA NO. Se recogió el test medido en dos ocasiones, por la posibilidad
de que existiera una segunda medición.
•! V. INDEPENDIENTES
Edad: variable de obtención directa que refleja la edad en años del paciente en el
momento en que se le hizo el test. Para su análisis estadístico se trató como variable
cuantitativa para conocer la estadística descriptiva, y como variable cualitativa para
frecuencias también, y las relaciones bivaridas, estableciendo cuatro categorías: <65;
66-75; 76-85; >86.
Sexo: HOMBRE / MUJER.
Diagnóstico de ACV: variable de obtención directa a través de Historia Clínica que
refleja el diagnóstico de cada paciente. Se trató como variable cualitativa, estableciendo
tres categorías: ACV de origen isquémico; ACV de origen hemorrágico; ACV de origen
no especificado.
Antecedentes de ACV previo: se categorizó esta variable con las opciones de
respuesta SI / NO.
Índice de Barthel: variable calculada como resultado de la medición del índice de
Barthel, sobre dependencia en las actividades de la vida diaria del paciente, que fue
realizado a través de la valoración del paciente por el personal de enfermería y se
obtendrá de la aplicación GACELA CARE®. Se midió de manera cuantitativa como
valor absoluto. Para el análisis se recodificó en 0-19 D. TOTAL; 20-39 D. GRAVE; 40-
59 D. MODERADA; 60-99 D. LEVE; 100 INDEPENDIENTE.
Tiempo transcurrido en horas desde accidente hasta realización del test:
variable de obtención directa a través de la Historia Clínica que refleja el tiempo que ha
pasado desde el evento que le ha llevado a ingresar en la unidad de ictus, hasta la
valoración de la disfagia en los pacientes. Para su análisis estadístico se categorizó en:
HASTA 24H; ENTRE 24 Y 48H Y MÁS DE 48H.
Evolución dietética: variable que se obtuvo directamente a través del tratamiento
médico, que reflejó la dieta asignada a cada paciente en función del resultado del test:
26
NORMAL; TRITURADA; TRITURADA + ESPESANTE; NORMAL + ESPESANTE;
SNG; ABSOLUTA. Se midió como variable cualitativa. Se realizó dos valoraciones de
la misma, la primera tras el primer MECV-V, y la segunda tras la segunda evaluación si
existiera, o bien modificaciones en la dieta que se dan durante el ingreso del paciente en
relación a su evolución clínica. Además, para la realización de algunas relaciones
bivariadas se agruparon las dietas en: DIETA DE NO DISFAGIA; DIETA TR Y/O
ESPESANTES; OTRAS (SNG Y ABSOLUTA).
Signos de falta de seguridad durante la ingesta: variable de obtención directa de
los comentarios registrado en el programa GACELA CARE® en la evolución
enfermería de cada paciente. Se recogió la existencia de signos de falta de seguridad
(tos, referencia a “atragantamiento” por paciente y/o familiares…) al reiniciar una dieta
durante los 7 primeros días tras haber determinado que no existe disfagia. El objetivo es
valorar los Valor Predictivo Positivo (VPP) y Valor Predictivo Negativo (VPN) del test
MECV-V. Se trató como variable categórica: SI / NO.
Exitus durante el ingreso: variable de obtención directa de la Historia Clínica del
paciente. Se categorizó como SI / NO.
Consulta a interdisciplinar a profesionales de Logopedia: variable que se obtuvo
directamente de la Historia Clínica y de los comentarios escritos en la evolución de
enfermería del programa GACELA CARE®, como resultado de una posible
colaboración interdisciplinar cuando existan problemas de detección. Se trató
categóricamente como SI / NO.
3.7.ESTADÍSTICA
Análisis descriptivo univariante a través de tablas de frecuencias para todas las
variables independientes: sexo, edad, diagnósticos, resultado disfagia sí / no, tipos de
dieta, antecedentes ACV, exitus, intervención logopeda, test realizados por la
investigadora.
27
En el estudio bivariante se estudiaron las siguientes relaciones entre variables:
-! Test MECV-V (disfagia) con tiempo que pasa desde el accidente hasta la
valoración de la deglución.
-! Test MECV-V (disfagia) con atragantamientos posteriores.
-! Test MECV-V (disfagia) con diagnóstico.
-! Test MECV-V (disfagia) con índice Barthel.
-! Test MECV-V (disfagia) con sexo.
-! Test MECV-V (disfagia) con edad.
-! Test MECV-V (disfagia) con exitus.
En el estudio bivariante se observó la posible relación entre dos variables cualitativas
con la prueba de Chi cuadrado. Se calculó intervalo de confianza al 95% para cada tipo
de variable.
Se realizó también una valoración de los VPP y VPN del test MECV-V, tomando
éste como el “gold standard” respecto a los signos de seguridad observados en los 7 días
posteriores a la valoración de la deglución.
El sesgo del investigador, debido a la realización del test por diferentes profesionales
de enfermería, se redujo al explicar de manera verbal y escrita a todas las enfermeras de
la unidad (personal fijo y contratado temporal) el objetivo del estudio, las variables a
recoger y la forma de hacerlo.
28
4.! RESULTADOS
4.1.Descripción de la población de estudio (Tabla 1)
En la en la Unidad de ICTUS del HCULB ingresaron 87 pacientes con diagnóstico
de ACV entre el 8 de Febrero de 2016 y el 8 de Mayo de 2016. Se les realizó
valoración de la disfagia a través del test MECV-V, y fueron seguidos durante 7 días
para conocer los posibles signos de falta de seguridad durante la ingesta y la evolución
dietética durante su ingreso. Del total, 6 pacientes fallecieron antes de cumplirse el
periodo de seguimiento, por lo que la población total estuvo formada por 81 pacientes.
La media de edad de la población del estudio fueron 72,84 años (DT 12,530), aunque
la moda fueron los 85 años. La edad mínima fue 29 años y la máxima 94. Se categoriza
la variable edad en cuatro grupos: <65; 66-75; 76-85; >86. El tercer grupo de edad (76-
85) tiene la mayor representación, con 25 sujetos (30,9%).
La mayoría de los pacientes fueron hombres con 53 sujetos que representan el
65,4%. Las mujeres fueron 38, representando el 34,6% de la población total.
Se encuentran 16 diagnósticos diferentes, que clasificamos en 3 categorías según
origen del ACV: hemorrágico, isquémico y de origen desconocido. Los más frecuentes
fueron los ACV de origen isquémico con 48 casos (59,3%), los ACV hemorrágicos con
17 casos (21%) y por último con 16 casos (19,8%) los ACV de los que no se especificó
su origen en el diagnóstico de ingreso.
El índice de Barthel se categorizó en las 5 categorías de dependencia según la
aplicación Gacela Care ®. La puntuación media fue de 61,17 puntos (DT 29,414), que
corresponde a una dependencia leve. La moda, que fueron 90 puntos, corresponde
también a este nivel de dependencia, con 39 sujetos (48,1%) que la presentaron. La
siguiente categoría más frecuente, fue la dependencia moderada, con 16 sujetos
(19,8%), seguido de la dependencia grave con 10 pacientes (12,3%), y por último la
dependencia total y aquellos que no presentaron problemas de autonomía, con 8 sujetos
para cada categoría representaron el 9,9% de la población total del estudio.
A la mayoría de pacientes del estudio, 64 (79%) del total, se les realizó el test
MECV-V en las primeras 24h tras el ingreso en el hospital por ACV. De ellos, 12
(14,8%) fueron evaluados de disfagia en las primeras 24-48h tras el evento del ACV,
29
como marcan las recomendaciones de expertos. Sólo 5 (6,2%) tuvieron una evaluación
del MECV-V en las 49h y más posteriores.
En la realización del test MECV-V se detecta que la mayoría de pacientes, 71
(87,7%) no tienen disfagia. En 5 pacientes (6,2%) se repite la valoración de la disfagia,
siendo el resultado negativo.
Tras la primera valoración de disfagia con el test MECV-V, se reinicia la dieta en los
pacientes con 6 tipos de dietas diferentes, adaptadas a la valoración de la deglución, de
su seguridad y eficacia. En 7 (8,6%) pacientes no se reinició dieta, y se les dejó en dieta
absoluta. La dieta más frecuente fue la “triturada con líquidos con espesantes”, que fue
tolerada por 32 pacientes (39,5%). La siguiente dieta más frecuente fue la “normal” para
26 pacientes (32,1%). Además, 11 (13,6%) pacientes llevaron una dieta triturada
durante el ingreso. En menor frecuencia están aquellos pacientes que reiniciaron dieta
con una dieta “normal con espesantes para líquidos”, que sólo fueron 2 sujetos (2,5%), y
sólo hubo 1 (1,2%) que toleró una dieta “triturada sin líquidos” y 2 pacientes (2,5%)
requirieron SNG para alimentación enteral tras el ACV.
Se recogió la evolución dietética de los pacientes del estudio durante el ingreso, o
bien la dieta con la que se inició tolerancia tras la realización del segundo test MECV-V
en aquellos que hubo que hacerlo. En 70 (86,4%) no se realizó ningún tipo de cambio
dietético durante el ingreso. Como en el caso anterior con la primera dieta, la “triturada
con líquidos con espesantes” fue la más frecuente para 5 (6,2%), 3 (3,7%) pacientes
tuvieron que ser nutridos a través de SNG, por causas relacionadas con la disfagia, y
con la evolución de su enfermedad, y en 2 (2,5%), se decidió no alimentarles,
dejándolos en dieta absoluta. Únicamente 1 paciente (1,2%) llevó una dieta “triturada”.
Se realizó una valoración de los signos de falta de seguridad durante la ingesta en los
7 días posteriores de la primera valoración del test MECV-V, tales como tos, problemas
al deglutir, o que el paciente refiriera “atragantarse”. Los datos obtenidos muestran que
en 68 (84%) pacientes no se obtuvieron signos que indicaran un problema de disfagia y
en 7 (8,6%) sí tuvieron alguno. En 6 pacientes (7,4%) debido a las modificaciones de
dietas, por estar en dieta absoluta o ser portadores de una SNG, no se midió la
existencia de atragantamientos tras 7 días desde la primera evaluación de la disfagia.
30
Sólo 7 pacientes (8,6%) fallecieron durante el ingreso, en los 7 días posteriores a la
realización de la evaluación de la disfagia con el test MECV-V, por causas relacionadas
con complicaciones de su situación clínica, o relacionadas con la disfagia.
La gran mayoría de los pacientes, 70 (86,4%) no tenían antecedentes de ACV en su
historia clínica. Sólo 11 (13,6%) sí habían tenido un evento de ACV anterior a este
ingreso. Sólo en el caso de 2 pacientes (2,5%) se requirió colaboración interdisciplinar a
la Logopeda del HCU por dificultades en la detección de la disfagia.
En relación con la persona que realizó el test MECV-V, 31 (38,3%) de ellos fueron
realizados por la investigadora del estudio. Los 50 (61,7%) restantes fueron realizados
por el resto de Diplomados/Graduados en Enfermería, personal fijo y temporal, que
estuvieron trabajando en el servicio durante el tiempo que se realizó el estudio, un total
de 22 enfermeras/os. (Tabla 1)
Tabla 1 Descripción de la población de estudio (N=81) N (%) Media ± DT* Moda Mín.-Máx. EDAD
<65
66-75
76-85
>86
23 (28,4%)
22 (27,2%)
25 (30,9%)
11 (13,6%)
72,84 ± 12,530
85
29-94
SEXO
Mujer
Hombre
28 (34,6%)
53 (65,4%)
ÍNDICE DE BARTHEL
Dependencia total
Dependencia grave
Dependencia moderada
Dependencia leve
Autónomo
8 (9,9%)
10 (12,3%)
16 (19,8%)
39 (48,1%)
8 (9,9%)
61,17 ± 29,414
90
0-100
DIAGNÓSTICOS
ACV Hemorrágico
ACV Isquémico
ACV origen desconocido
17 (21%)
48 (59,3%)
16 (19,8%)
TIEMPO desde ACV hasta realización del test
MECV-V
Hasta 24h
Entre 24h y 48h
64 (79%)
12 (14,8%)
31
Más de 49h 5 (6,2%)
Primer MECV-V
Disfagia
No disfagia
10 (12,3%)
71 (87,7%)
Segundo MECV-V
No disfagia
No se valora
5 (6,2%)
76 (93,8%)
DIETA TRAS EL PRIMER TEST MECV-V
Triturada + Espesante
Normal
Absoluta
Triturada
Sonda Nasogástrica
Normal + Espesantes
Triturada sin líquidos
32 (39,5%)
26 (32,1%)
7 (8,6%)
11 (13,6%)
2 (2,5%)
2 (2,5%)
1 (1,2%)
DIETA 2
Triturada + Espesante
Absoluta
Triturada
Sonda Nasogástrica
Sin cambios
5 (6,2%)
2 (2,5%)
1 (1,2%)
3 (3,7%)
70 (86,4%)
SIGNOS DE FALTA DE SEGURIDAD 7 DÍAS
MECV-V
Sí
No
No se mide
7 (8,6%)
68 (84%)
6 (7,4%)
ACV previo
Sí
No
11 (13,6%)
70 (86,4%)
EXITUS
Sí
No
7 (8,6%)
74 (91,4%)
COLABORACIÓN A LOGOPEDIA
Sí
No
2 (2,5%)
79 (97,5%)
Test realizados por INVESTIGADORA
Sí
No
31 (38,3%)
50! (61,7%)
*DT: Desviación Típica
4.2.Relaciones entre la valoración de la deglución medida a través del test
MECV-V y las características sociodemográficas y clínicas de los
32
pacientes del estudio (Tablas 2 y 3)
Para estudiar la posible relación entre la disfagia, obtenida a través de la primera
realización del test MECV-V, y el resto de variables sociodemográficas y clínicas,
realizamos tablas de contingencia, utilizando el estadístico Chi-Cuadrado de Pearson,
obteniendo a través del p-valor sólo relaciones significativas entre la disfagia y las
variables Índice de Barthel (p=0,000), tiempo desde el ingreso por ACV hasta la
realización de la valoración de la disfagia (p=0,004), signos de falta de seguridad
durante la ingesta en los 7 días posteriores (p=0,000), y con las dos variables que
contabilizan las dietas (p= 0,000 para ambas).
Con las variables sexo (p=0,273), edad (p=0,8333), diagnósticos (p=0,214), ACV
previo (p=0,527), exitus durante el ingreso (p=0,172) y colaboración a logopedia
(p=0,101) no se encuentra significación. (Tabla 2)
Tabla 2. Resultados del test MECV-V y factores asociados RESULTADO TEST MECV-V CHI
CUADRADO (P VALOR)
Disfagia SI N (%)
Disfagia NO N (%)
SEXO MUJER
HOMBRE
5 (6,2%) 5 (6,2%)
23 (28,4%) 48 (59,3%)
1,201 (0,273)
EDAD <65
66-75 76-85
>86
4 (4,9%) 2 (2,5%) 3 (3,7%) 1 (1,2%)
19 (54,3%) 20 (24,7%) 22 (27,2%) 10 (12,3%)
0,867
(0,833)
DIAGNÓSTICOS ACV HEMORRÁGICO ACV ISQUÉMICO
ACV ORIGEN DESCONOCIDO
2 (2,5%) 4 (4,9%) 4 (4,9%)
15 (18,5%) 44 (54,3%) 12 (14,8%)
3,087
(0,214)
BARTHEL D. TOTAL D. GRAVE
D. MODERADA D. LEVE
AUTÓNOMO
5 (6,2%) 3 (3,7%) 1 (1,2%) 1 (1,2%) 0
3 (3,7%) 7 (8,6%) 15 (18,5%) 38 (46,9%) 8 (9,9%)
26,6
(0,000)
TIEMPO HASTA 24H
ENTRE 24H Y 48H MÁS DE 49H
6 (7,4%) 1 (1,2%) 3 (3,7%)
58 (71,6%) 11 (13,6%) 2 (2,5%)
11,193 (0,004)
SIGNOS DE FALTA DE SEGURIDAD SÍ
NO
1 (1,2% 6 (7,4%)
4 (4,9%) 64 (79%)
30,590 (0,000)
33
DIETA 1 TRITURADA + ESPESANTES
NORMAL ABSOLUTA
TRITURADA SONDA NASOGÁSTRICA NORMAL + ESPESANTES
TRITURADA SIN LÍQUIDOS
0 0 7 (8,6%) 1 (1,2%) 2 (2,5%) 0 0
32 (39,5%) 26 (32,1%) 0 10 (12,3%) 0 2 (2,5%) 1 (1,2%)
72,599 (0,000)
DIETA 2 TRITURADA + ESPESANTES
ABSOLUTA TRITURADA
SONDA NASOGÁSTRICA SIN CAMBIOS
5 (6,2%) 0 0 0 5 (6,2%)
0 2 (2,5%) 1 (1,2%) 3 (3,7%) 65 (80,2%)
38,096 (0,000)
ACV PREVIO SI
NO
2 (2,5%) 8 (9,9%)
9 (11,1%) 62 (76,54%)
0,401
(0,527) EXITUS
SI NO
2 (2,5%) 8 (9,9%)
5 (6,2%) 66 (81,5%)
1,864
(0,172)
COLABORACIÓN LOGOPEDIA SÍ
NO
1 (1,2%) 9 (11,1%)
1 (1,2%) 70 (86,4%)
2,687
(0,101)
Se desea conocer de manera más específica si existe asociación estadísticamente
significativa comprobada entre el test MECV-V y la dieta adaptada a los problemas de
deglución detectados con este. Para el estudio estadístico, se agrupan las dietas en 3
categorías, considerando “dietas de no disfagia” únicamente la dieta recogida como
“normal”; otra categoría para todas aquellas dietas que, o bien requerían triturado de sus
alimentos, o espesantes para líquidos, llamándola “dieta triturada y/o espesantes”; y por
último la categoría que se reservó para “SNG y absoluta”. Observamos en la tabla de
contingencia que, todos aquellos a los que se detectó que no tenían alteraciones en la
deglución, reiniciaron la alimentación con una dieta normal de no disfagia, para un total
de 26 pacientes. En el caso de aquellos que se tuvieron que dejar en dieta absoluta, o
bien fueron alimentados a través de SNG, en el 100% de los casos, 9 en total, fueron
pacientes a los que el test detectó problemas de deglución. En el caso de aquellos que
llevaron dieta triturada y/o con espesantes para líquidos tenemos un paciente (1,2%) que
sí presentó un resultado de disfagia, y 45 (55,6%) que no. Esto es debido a que, a pesar
de que el resultado del test se consideró como negativo, o que no existían problemas en
la deglución, se tomaron una medidas de prevención de complicaciones en el momento
de la ingesta durante el ingreso de dichos pacientes. (Tabla 3)
34
Tabla 3 Adaptación de la dieta a la deglución de los pacientes RELACIÓN ENTRE EL MECV-V Y LA DIETA
MECV&V TOTAL
DISFAGIA NO DISFAGIA
NO DISFAGIA
0 26 (32,1%) 26
DIETA TR Y/O
ESPESANTES
1 (1,2%) 45 (55,6%) 46
OTRAS (SNG Y
ABSOLUTA)
9 (11,1%) 0 9
TOTAL 10 (12,3%) 71 (87,7%) 81
4.3.Valores predictivo positivo (VPP) y predictivo negativo (VPN) del test
MECV-V (Tabla 4)
Se desea conocer el VPP y VPN del test MECV-V en relación a los resultados
obtenidos en nuestros pacientes. Lo ideal sería comparar los resultados obtenidos con el
test con el “gold standard” para la detección de la disfagia, la VFC. Como se ha
explicado, por cuestiones de falta de disponibilidad en el hospital de este tipo de método
de detección, no se ha podido comparar en el presente estudio. Por ello, considerando el
MECV-V como el “gold standard” de disfagia para nuestros pacientes, nos valdremos
de los signos de falta de seguridad durante la ingesta, medidos y registrados en los 7
días posteriores a la realización del test, para la comparación de los mismos y conocer
los VPP Y VPN. En la variable que midió estos signos de falta de seguridad se observan
7 (8,6%) pacientes que sí presentaron falta de seguridad durante la deglución, 68 (84%)
que no, y 6 (7,4%) en los que no se pudo medir por cuestiones relacionadas con el tipo
de alimentación adaptada al paciente durante su ingreso. Para realizar la tabla de
contingencia con los casos reales que tuvieron riesgo de padecer complicaciones,
eliminamos estos 6 últimos casos nombrados, quedando un n=75 para la valoración de
la fuerza diagnóstica del test MECV-V. (Tabla 4)
35
Tabla 4. Valores de referencia para el cálculo de los VPP y VPN del test MECV-V VPP y VPN del test MECV-V/Signos de falta de seguridad
MECV-V +
Disfagia
MECV-V –
No Disfagia
Falta de Seguridad + 1 6 7
Falta de Seguridad - 4 64 68
Total 5 70 75
Así, en nuestros pacientes se detectó que de los 7 que presentaron falta de seguridad,
en 6 el test había detectado que no había problemas de deglución, y solamente 1 fue
diagnosticado de disfagia. Respecto a los que no tuvieron problemas de seguridad en la
ingesta, 64 no habían presentado diagnóstico de disfagia con el MECV-V, y 4 sí. El
VPP para el test MECV-V en nuestros pacientes fue 14,28%, y el VPN 94,11%. El test
MECV-V fue capaz de detectar únicamente el 14,28% de los pacientes que sí tuvieron
disfagia, pero para el VPN se obtiene una cifra elevada, ya que el 94,11% de aquellos
que tuvieron problemas de seguridad en la deglución fueron detectados con el test.
Con un bajo VPP habrá pacientes con disfagia que no se detecten, pero con un alto
VPN unido al ajuste de dieta y el uso de espesantes, existirá menos riesgo de presentar
complicaciones asociadas, como una neumonía broncoaspirativa.
36
5.! DISCUSIÓN
5.1.Características demográficas
El presente estudio evalúa la capacidad diagnóstica del test MECV-V. Con una
población formada por 81 sujetos, siendo el 65,4% hombres con una edad media de
72,84 años, teniendo el 59,3% diagnóstico de ACV isquémico, y el 48,1% dependencia
leve para las ABVD medido con el índice de Barthel. El test MECV-V fue capaz de
detectar que el 87,7% de los sujetos no tenían disfagia, realizándose esta evaluación en
el 79% de ellos en las primeras 24 horas de ingreso, sólo repitiéndose la valoración en
un 6,2% de la población total, requiriendo el 56,7% de los pacientes adaptación
dietética con medidas en el procesado de los alimentos y la preparación de los líquidos
que prevengan de posibles complicaciones asociadas a problemas de deglución. Estos
problemas de deglución que afectan a la seguridad del paciente, se detectaron en el
8,6% de la población en los 7 días siguientes a la realización del test.
El número de participantes de nuestro estudio (n=81) fue muy similar en algunos
artículos de la bibliografía consultada, 27, 32, 42 y mucho menor en algunos otros 11, 25, 39,
40, 45 aunque el número de participantes fue mayor en gran parte de ellos, con
poblaciones que oscilan entre n=144 y n=2359 participantes 14, 16, 22, 24, 30, 34, 38, 50.
Los pacientes con ACV ingresados en la unidad de ICTUS del HCULB a los que se
les realizó valoración de la disfagia fueron en su mayoría hombres. Estos resultados
coinciden 14, 27, 30, 32, 38, 40, 45 y difieren 16, 22, 34, 36, 42 prácticamente de manera similar con
los estudios consultados.
La edad media de la población estudiada fueron 72,84 años. La mayoría de los
estudios de la bibliografía aportada en este trabajo coinciden en edades de los pacientes
que oscilan entre 71,1 años y 84,9 años, coincidiendo con las edades más frecuentes de
la presente investigación 14, 22, 25, 27, 30, 34, 36, 38, 39, 42, 50. En el extremo opuesto se
encuentran varios estudios en los que la edad media fue inferior a la de nuestros
pacientes 32, 40, 45.
En nuestro estudio, sólo un 13,6% del total tenían antecedentes de ACV previo al
ingreso actual, algo que coincide aunque con un dato muy poco superior en el estudio
de M.I. Ferrero López et. al. (2012) 39 donde sólo el 17,5% de su población total
37
tuvieron antecedentes de ACV.
Los pacientes del presente estudio son evaluados de disfagia tras haber sido
ingresados en el hospital por ACV, obteniendo la mayor frecuencia en aquellos ACV de
origen isquémico con 48 casos (59,3%). En las investigaciones consultadas que
aportamos como bibliografía de referencia encontramos que la evaluación de la disfagia
se ha realizado en algunos casos sólo en pacientes de ACV 11, 25, 35, 36, 40, 45 pero sin
especificar los orígenes del ACV como se ha hecho en el presente estudio. En cambio,
en el artículo de Guillén Solá et. al. 32 publican resultados muy similares, con una
representación del 74,7% de pacientes con ACV de origen isquémico, seguido de un 9%
para aquellos ACV que tuvieron un origen hemorrágico, y por último con un 6,3% los
ACV con origen isquémico que tuvieron transformación hemorrágica. En otros
estudios, se combinan los pacientes con diagnóstico de ACV con otros como tumores o
síndromes neurológicos de diversa etiología, 14, 16, 24, 22, 27, 50 o bien con pacientes con
multitud de síndromes geriátricos, como son deterioro cognitivo, dolor crónico,
trastornos de ánimo y sueño, etc 40 .
A excepción de un estudio, donde la dependencia de la mayoría de sus pacientes
obtiene cifras muy cercanas a la nuestra con 60 puntos de media para el índice de
Barthel (dependencia leve) 42, en el resto de artículos revisados se observa que los
niveles de dependencia son mayores a los nuestros, con cifras de Barthel mucho más
bajas, que oscilan entre dependencia total y dependencia moderada, aunque son muchos
los pacientes tipificados como dependencia total 14, 16, 22, 30, 32, 50.
En cuanto al tiempo de realización del test MECV-V desde el ingreso en el hospital
por ACV, en el 79% de nuestros pacientes se realizó en las primeras 24 horas. Sólo en 3
artículos encontramos que se realizó la valoración de la disfagia en las primeras 24
horas, siempre que la situación clínica del paciente lo permitió, 14, 28, 45 con la
particularidad de que la valoración de la disfagia en dos de estas investigaciones se
realizó con técnicas diferentes al test MECV-V 38, 45. En otro estudio también se valora
la deglución en pacientes de ACV a las 24 horas pero con un diagnóstico previo
realizado por técnicas radiológicas, 36 y otros investigadores realizan la valoración de la
disfagia se realiza a las 24-48 horas pero antes del alta al domicilio del paciente 42. Con
cifras de tiempo medio más elevadas a las nuestras encontramos dos estudios que
realizan la valoración de la deglución a los 14,8 días y 5,14 desde que el paciente se
38
diagnostica de ACV e inicia un tratamiento rehabilitador de la disfagia 32, 40. Por último,
en el artículo de J. Bakhtiyari et. al. 11 si bien no se mide el tiempo que pasa desde el
evento de ACV hasta la valoración de la disfagia, sí realizan una medición de cómo
influye el tiempo de inicio de una terapia rehabilitadora de la deglución tras un ACV en
un mayor éxito de la misma. Así, dividen a sus pacientes en tres grupos según hayan
empezado la rehabilitación de la disfagia 3 días, 2 semanas o 1 mes tras el ACV,
obteniendo en sus resultados que el grupo que menos tiempo dejó pasar para empezar la
terapia sólo requirió 10 sesiones, frente a las 32 del grupo en el que se empezó 1 mes
tras la enfermedad.
La gran mayoría de nuestros pacientes requirieron una adaptación para prevenir
complicaciones asociadas a la disfagia, ya que el 39,5% de los mismos tomaban una
dieta “triturada con líquidos con espesantes”, un 13,6% una dieta triturada, y un 1,2%
una dieta triturada sin líquidos. Además, 2,5% requirieron SNG. No obstante, un
porcentaje elevado de pacientes, 32,1%, se adaptaron a una dieta normal junto al 2,5%
que, además de dieta normal requirieron espesantes para tomar los líquidos. De igual
manera, son varios los artículos que nombran una adaptación dietética posterior como
medida preventiva de complicaciones asociadas a la disfagia, y aunque no reciben el
mismo nombre que las nuestras, podemos suponer que las adaptaciones en el procesado
de los alimentos son muy similares a las nuestras. En tres artículos hablan que, el
82,7%, 45,6% y 84,6% de los pacientes respectivamente, requirieron una dieta
específica de disfagia, y en uno se especifica que la dieta del 35,7% de su población
tuvo que ser triturada 16, 32, 39, 50. Además, en uno de ellos especifican que en un 15,4%
tuvieron que tomar medidas compensatorias posturales 39. En nuestro estudio no hemos
recogido este dato como variable, porque a todos los pacientes y/o cuidadores de los
mismos les indicamos las medidas posturales recomendadas para evitar complicaciones
de la disfagia.
De manera contraria al presente estudio encontramos dos artículos. Los primeros
señalan que en 52,5% de sus pacientes requirieron SNG para nutriste, y un 32% PEG, y
los segundos obtienen que la dieta más frecuente en el 54,6% de su población fue la
dieta normal 38, 42.
La medida que utilizamos para medir los signos de falta de seguridad durante la
ingesta en los pacientes los días posteriores a haber sido evaluada su deglución, que fue
39
en el 8,6% de la población, no se encuentra en ningún estudio que lo recoja como tal.
Sólo un estudio recoge los “atragantamientos” que han tenido los pacientes en los 6
meses anteriores a la valoración de la disfagia, habiendo tenido el 15,4% de los que
revelaron disfagia con el MECV-V 39. Lo más similar a nuestra valoración se encuentra
en dos artículos que indican los porcentajes de neumonía broncoaspirativa de sus
pacientes tras haberse realizado la valoración de la deglución, siendo el 17,7% y 8,7%
respectivamente 32, 42. En algunos estudios se recogen medidas que sugieren falta de
seguridad durante la deglución de los pacientes, aunque no lo hacen en un periodo de 7
días posteriores a la valoración de la misma, señalan la existencia de complicaciones
respiratorias, neumonía aspirativa, aspiraciones o neumonía provocada por aspiración
que se confirmó con FEES durante el ingreso de los pacientes, respectivamente 16, 34, 38,
40.
En cuanto al exitus durante el ingreso de los pacientes, en nuestro estudio
únicamente el 8,6% fallecieron. Se encuentran cifras en ambos extremos: mucho
mayores representando el 38,4%, o mucho menores con un 4,2% 16, 38. Los primeros,
también registran, al igual que en el presente estudio, las colaboraciones que se
precisaron a los profesionales de logopedia durante la estancia del paciente en el
hospital, realizándose en la investigación de M.I. Ferrero López et. al. (2009) en el
36,3% de su población, una cifra mucho más elevada que la que obtenemos, requiriendo
colaboración a logopedia en el HCU sólo en el 2,5% de nuestra población.
En los resultados obtenidos en nuestra muestra, se detecta un número muy bajo de
casos de disfagia, ya que sólo un 12,3% de los pacientes tuvieron un MECV-V con
resultado positivo.
En la bibliografía consultada encontramos artículos en los que se realiza la
valoración de la deglución con el test MECV-V. En otros casos, el test MECV-V es
realizado en conjunto y comparado con el gold standard, la VFC. Por último, se
encuentran algunas investigaciones en las que la valoración de la disfagia se realiza con
otros métodos “bedside”.
Entre las investigaciones que utilizan el método MECV-V para la detección de la
disfagia en sus pacientes encontramos que todos los artículos aportan cifras de disfagia
orofaríngea (DO) en sus poblaciones mucho más elevadas a la nuestra, que oscilan entre
40
38,6% para los que menos DO encontraron 14 y 47,4% para los que encontraron más DO 22. Los primeros señalan que dependiendo de la severidad del trastorno neurológico por
el que ingresan, tuvieron más frecuencia de DO, estando presente en el 64,5% de los
pacientes con un trastorno severo, y en el 31,2% de los que tuvieron una gravedad leve-
moderada. Lo más frecuente fue encontrar cifras en torno al 45%, como ocurre en
varios estudios donde la prevalencia de DO fue 42,6% 50 o 47,5% 34 en un estudio de
tipo observacional prospectivo que se dividió en dos partes según el método de
exploración de la disfagia utilizado. Los dos primeros años se utilizó una adaptación del
test del agua, y los cuatro siguiente el test MECV-V. Los propios autores señalan que el
test MECV-V detecta con mayor fiabilidad los casos de disfagia. Con cifras algo más
elevadas de DO, aunque en línea con las expuestas anteriormente, están los resultados
que obtuvieron frecuencias de DO de 52,6% y 53,5% 32, 42. Los primeros comparan la
disfagia detectada por el MECV-V con la detectada por el gold standard, la VFC,
detectando el método de screening 23 pacientes, y la VFC 22. Los que obtienen que en
el 53,5% de su población existe DO, realizan dos tipos de valoraciones del test MECV-
V en pacientes geriátricos: el propio MECV-V en un grupo, y el test MECV-V-G que es
una adaptación del primero para pacientes con demencia avanzada, y la comparan con
una “anamnesis dirigida” que valora la existencia de disfagia a través de episodios de
atragantamiento, o la necesidad de espesar los líquidos. La prevalencia de DO fue del
53,5% detectada a través del test MECV-V y su adaptación, y del 26,7% en la
anamnesis dirigida 42. Con prevalencias algo más elevadas encontramos los artículos de
M.I. Ferrero López et. al. realizado en 2012 39 y el realizado en 2009 16. En el artículo
más reciente, tras valorar la deglución con el MECV-V, los autores obtienen
dificultades para tragar en el 65% de los sujetos de su muestra. En el artículo de 2009,
que también valoran la deglución a través del MECV-V, confirman la presencia de
disfagia en el 75% de los pacientes evaluados. Estos autores también realizan una
segunda valoración, en el 25,4% de los pacientes que presentaron disfagia en la
evaluación inicial, habiéndose desaparecido la disfagia en el 28,6% de ellos.
En cuanto a los artículos en los que se realiza la valoración de la deglución con
otros métodos de screening diferentes al MECV-V, también en todos ellos existen cifras
más elevadas de DO entre sus pacientes respecto a nuestra muestra 24, 25, 38, 40, 45. De
ellos, los que menores cifras de DO consiguen, evalúan la disfagia con el test 2
volúmenes/3 texturas + pulsioximetría comparándolo con el test del agua, realizándose
41
los dos primeros años el test del agua, y los dos siguientes el test 2v/3t. La prevalencia
de disfagia detectada con los dos métodos en ambos grupos es muy similar, siendo 22%
para los pacientes a los que se valoró con el test del agua, y de 25% para los restantes.
Dos investigaciones nos muestran los resultados en datos absolutos. Por una parte, K.L.
DePippo et. al. 25 en 1992 realizan un estudio con 44 pacientes que, tras haber sufrido
un ictus, han pasado la fase aguda y están en rehabilitación. Para la valoración de la
deglución les dieron 3 onzas de agua, y tras ello tuvieron que beber una taza de agua
ininterrumpidamente. La tos durante la realización de la prueba o un minuto después se
consideró como anormalidad. Compararon este método con el denominado MBS que
consiste en administrar líquido de bario a diferentes volúmenes y consistencias, y la
parte final que fue comerse una galleta también recubierta de bario. El bario se utilizó
para poder conocer el recorrido del mismo con la VFC. Los resultados mostraron que el
test del agua detectó problemas en la deglución en 16 pacientes, de los 20 que detectó la
VFC. Por otro lado, H.A. Smith et. al. 45 quisieron conocer si la desaturación de oxígeno
arterial durante la deglución en pacientes con ictus agudo está asociada a la aspiración
que se puede detectar mediante la VFC. La evaluación de la deglución de los pacientes
se realizó con la ingesta de varias cantidades y consistencias de alimento. El mismo día
se realizó la VFC. En los resultados, los autores demuestran la importancia de la
monitorización de la saturación, ya que en sus pacientes un descensos mayor del 2% de
los niveles de oxigeno identificó 13 de los 15 casos que se detectaron de disfagia con el
gold standard.
Con cifras que están alrededor de la mitad de la población con DO se encuentran
dos estudios 24, 40. Los primeros, realizan un estudio transversal utilizando como
métodos de detección de la disfagia un instrumento de recogida de 32 ítems, llamado
MASSEY, en el que se evaluaba las condiciones físicas de los pacientes y una prueba
de ingesta en la que se dio líquidos de diferentes consistencias, de manera muy similar
al MECV-V, que se denomina test GUSS. También se valieron de la FEES para detectar
aspiraciones. Los resultados demuestran que el 46,5% de su población tuvo DO. Los
segundos combinan la técnica del test del agua, que consiste en tragar hasta 50 ml de
agua mientras se mide la desaturación con un pulsioxímetro en pacientes que ya habían
demostrado riesgo de aspiración con VFC. El 52% de los pacientes tuvieron aspiración 40.
42
5.2.Disfagia detectada con el test MECV-V en función de las variables
sociodemográficas y clínicas.
Como ya se ha nombrado en el apartado de resultados, las relaciones de las variables
sociodemográficas que fueron estadísticamente significativas (p < 0,05) con el resultado
de disfagia obtenido a través de la valoración de la deglución con el test MECV-V
fueron la dependencia medida con el índice de Barthel, tiempo hasta la realización del
test MECV-V desde el ingreso por ACV, atragantamientos en los 7 días posteriores a la
valoración de la deglución, y las variables dieta 1 y dieta 2, que corresponden a la dieta
de reinicio, y la evolución dietética del paciente durante su ingreso en la unidad de
ICTUS.
De la misma manera que en el presente estudio, en cuatro estudios obtienen una
relación significativamente estadística entre la disfagia y el nivel de
dependencia/autonomía medido con el índice de Barthel, concluyendo que todos los
estudios revisados que midieron el índice de Barthel en los pacientes en los que se
realizó la valoración de la deglución obtuvieron relaciones significativas entre ambas
variables 16, 22, 39, 42.
En cuanto a la relación que nosotros establecemos entre la disfagia y las dietas de
reinicio y evolución durante el ingreso de los pacientes, no encontramos ningún estudio
que lo mida como tal. Lo más parecido es la relación que se observa entre la disfagia y
los volúmenes y consistencias de la dieta en un estudio, y la disfagia medida por el
MECV-V y las dietas trituradas que se obtiene en otro 27, 42.
Respecto a las medidas del tiempo que pasa desde el ingreso en el hospital por ACV
y la valoración de la deglución, así como los signos de falta de seguridad ocurridos en
los 7 días posteriores a la realización del test MECV-V, no se encuentra ningún artículo
que, como tal, lo nombre específicamente. J. Bakhtiyari et. al. 11 y M. Trapl et. al. 36
estudian relaciones similares a las nuestras. El primero establece relaciones
significativas inversas entre la eficacia del inicio temprano en rehabilitación (3 días y 2
semanas) y presentar DO, de tal manera que, cuanto antes inicien la rehabilitación
menos problemas de deglución se presentan en estos pacientes. La relación fue no
significativa con aquellos pacientes que empezaron la rehabilitación 1 mes más tarde.
Los segundos, establecen relaciones significativas entre la DO y tener riesgo de
43
aspiración.
En cuanto a las relaciones que nosotros no encontramos significativas en el presente
estudio, tampoco se encuentran en algunas de las investigaciones consultadas entre la
disfagia y la edad 38, 39, 50; entre la disfagia y el sexo 22, 30, 34, 38, 39; entre la disfagia y los
antecedentes de ACV 38; ni entre la disfagia y la mortalidad durante el ingreso de los
pacientes 22. De manera opuesta a los resultados que obtenemos, y a los de los
anteriores estudios, sí se encuentra significación estadística entre la disfagia y la edad en
la mayoría de la bibliografía consultada, de tal manera que las personas de mayor edad
presentan más disfagia 22, 30, 34, 42 e incluso que esta relación es más fuerte con aquellas
personas que fueron mayores de 85 años 22. También difieren de nuestros resultados
aquellos que encontraron relación entre los antecedentes de ACV y mayor riesgo de
padecer DO 30, 34, 39; y los autores que, también de manera opuesta a lo obtenido en los
pacientes del HCU, no encuentran relación entre padecer DO y los atragantamientos que
estos pacientes habían presentado en los 6 meses previos a la valoración de la deglución 39. En otro estudio tampoco encontraron relación entre padecer disfagia y los
fallecimientos durante el ingreso 16.
No se encuentra que en ningún estudio de los revisados se haya planteado la relación
entre la disfagia y las colaboraciones a otros profesionales, como en nuestro caso se
hizo a Logopedas.
En cuanto a los VPP y VPN y la Sensibilidad y Especificidad de las pruebas
diagnósticas y métodos de screening de la disfagia, se ha considerado que no es fácil
realizar comparativas con otros estudios publicados, debido a la disparidad de criterios,
de métodos de evaluación clínica y de características de los pacientes tanto
demográficas como clínicas. Se ha observado que cada centro tiende a utilizar una
batería de test, en relación a la experiencia y al acceso, muchas veces por cuestiones
económicas, de los mismos. En nuestros pacientes se calcularon VPP y VPN de 14,28%
y 94,11% respectivamente para el MECV-V en comparación con los signos de falta de
seguridad durante la ingesta en el seguimiento de 7 días de los pacientes. Lo ideal sería
comparar el método MECV-V con el gold standard la VFC, como se realiza en dos
estudios, donde se demostró que el MECV-V tuvo una sensibilidad de 84,6% y una
especificidad de 73,4% para uno de ellos 27; y un VPN del 100% en el otro estudio, con
una sensibilidad del 100% y una especificidad del 14,9% 32.
44
En una de las investigaciones consultadas, en la que comparan el test MECV-V y su
adaptación para pacientes con demencia avanzada con una “anamnesis dirigida” que
valora la existencia de disfagia a través de episodios de atragantamiento o la necesidad
de espesar los líquidos, se detecta que, tomando el MECV-V como gold standard, de
igual manera que en el presente estudio, este test presentó un VPP de 82,6% y un VPN
57,1%, con una sensibilidad de 41,3% y una especificidad del 90%.
En cuanto a los datos obtenidos con la valoración de la disfagia mediante otros
métodos, con la combinación de los test MASSEY + GUSS respecto al gold standard
que fue considerado la FEES se obtuvo un VPN de 88,9% de ambos test, con una
sensibilidad del 95,5% 24. En uno de los estudios, se obtiene para la test del agua un
VPP de 78,6%, un VPN de 81,8%, una sensibilidad de 84,6% y una especificidad de
75%.
Con los resultados obtenidos en la presente investigación, y a pesar del bajo
resultado de VPP, se puede confirmar así la primera hipótesis planteada, que el test
MECV-V es un buen método para la detección de la disfagia, ya que se detectan 10
casos de disfagia, y sólo 7 pacientes presentan signos de falta de seguridad durante la
ingesta en los días posteriores, por lo que el test detecta más casos de disfagia que
complicaciones posteriores. La elevada cifra de VPN nos lleva a concluir que las
complicaciones asociadas a la disfagia se ven reducidas. Además al establecer la
relación bivariada entre ambas variables se confirma una relación estadísticamente
significativa entre ambas.
Confirmamos también la hipótesis planteada de que la disfagia está relacionada con
el nivel de dependencia/independencia para la realización de las ABVD medida a través
del índice de Barthel. Sin embargo, tenemos que rechazar que la disfagia en pacientes
de ACV es más frecuente cuanto mayor sea la edad del paciente, por no encontrar una
relación estadísticamente significativa entre ambas variables en los sujetos de nuestro
estudio.
En la realización de este trabajo se han encontrado algunas limitaciones relacionadas
con el registro de las variables. Por una parte, hubo que recodificar los diagnósticos de
los pacientes en tres grupos basándonos en los criterios, conocimientos y experiencia de
la investigadora, ya que no se codificaron los mismos en las Historias Clínicas
45
siguiendo ninguna taxonomía. Sería interesante y facilitador para la comunidad
científica que se utilizara un lenguaje estandarizado en futuras ocasiones.
Por otra parte, en el registro del MECV-V, se utilizó la valoración final del mismo, si
este resultó negativo o positivo, cuando lo ideal hubiera sido haber recogido paso por
paso los signos de seguridad y de eficacia que presentaron los pacientes en los distintos
volúmenes y viscosidades.
En resumen, los pacientes diagnosticados de disfagia deben tener un tratamiento
individualizado y basado en la evidencia, incluyendo dieta adaptada con alimentos
sanos y seguros que proporcionen hidratación, nutrición y educación postural. En todo
plan de cuidados es importante incluir a la familia, con el objeto de educarles sobre
unos cuidados básicos, y no olvidarnos que la alimentación es también un acto social
que puede afectar a la calidad de vida de nuestros pacientes. Muchas de las medidas
compensatorias de la deglución, como mantener una posición de sedestación, flexionar
el cuello para facilitar la deglución, obtener una textura de bolo ideal, restringir los
líquidos, evitar la distracción, o promover una rehabilitación con control de lengua y
labios o mantener una buena higiene bucal, son recomendaciones que forman parte de
los cuidados de enfermería y que deben ser dados por este personal 9, 17, 23, 35, 46. De la
misma manera, es importante ahondar en la formación continuada del personal de
enfermería, ya que, como se ha podido observar, es este grupo profesional quien realiza
en su mayoría la valoración de la disfagia en los pacientes ingresados, tanto en el
presente estudio como en otros revisados en la bibliografía que se aporta para este
trabajo 6, 13, 14, 16, 24, 26, 38, 44 .
6.! CONCLUSIONES
Los pacientes ingresados en la unidad de hospitalización de Neurología (Unidad de
ICTUS) del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, con diagnóstico de ACV a los
que se realizó valoración de la deglución en su ingreso durante los meses, febrero,
marzo, abril y mayo del año 2016, fueron en su mayoría hombres, con una edad media
de 72,84 años, teniendo una dependencia moderada, con origen de ACV más
frecuentemente isquémico sin tener antecedentes de ACV, y realizándose la valoración
46
de la deglución con el test MECV-V en las primeras 24 horas de ingreso en el hospital,
no presentaron disfagia. Aún así, en la gran mayoría de los pacientes se tomaron
medidas dietéticas específicas como fue el triturado de los alimentos o los líquidos
espesados para prevenir complicaciones, que se reflejaron en que la gran mayoría no
tuvieron signos de falta de seguridad durante la ingesta, y que no hubo un número
elevado de fallecimientos ni se requirió colaboración a otros profesionales del hospital,
como son los logopedas.
Se comprobó que el test MECV-V fue un buen método para la detección de la
disfagia, ya que, en comparación con aquellos pacientes que presentaron signos de falta
de seguridad durante la ingesta en los 7 días posteriores a la valoración del test, este fue
capaz de detectar más pacientes con disfagia que pacientes tuvieron dichas
complicaciones.
Se comprobó también que la disfagia está relacionada con la dependencia para las
ABVD medida con el índice de Barthel, los signos de falta de seguridad en la ingesta
durante los 7 días posteriores, y el tipo de dieta que se adapta al paciente. No estuvo
relacionada la disfagia con el sexo, la edad, el diagnóstico, los antecedentes de ACV, el
exitus o la colaboración a logopedia.
Es importante destacar que, debido al número de pacientes, hay que interpretar los
resultados obtenidos con cautela, y tener en cuenta que algunas relaciones que no han
resultado significativas con la disfagia. En especial la establecida con la edad de los
pacientes, que la mayoría de literatura científica indica que existe, podrían serlo en caso
de contar con un mayor número de muestra. También sería interesante en un futuro
ampliar este estudio y realizar una valoración de los pacientes de manera longitudinal
para conocer cómo ha evolucionado su deglución tras el ingreso hospitalario.
47
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