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Publicación del Grupo de Estudios sobre Comunicación, Política y Seguridad
del Instituto de Investigaciones Gino Germani (UBA)
Revista Comunicación, Política y Seguridad N° 1 (2019) Página | 3
Inseguridad y delito en la prensa regional y local argentina
Insecurity and crime in Argentinian regional and local press
Rosario Sánchez Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur, Universidad Nacional del Sur. CONICET. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. (Argentina). Correo: rosariosanchezrod@gmail.com
Fecha de recepción: 15 de noviembre de 2018
Fecha de aceptación: 8 de marzo de 2019 Resumen:
Este artículo estudia la construcción y establecimiento de las
agendas sobre el delito en dos diarios de la región sur de
Argentina, Río Negro (regional) y La Nueva (local), en la actualidad
reciente. Focaliza en el análisis del diseño de las agendas, la
selección de acontecimientos-noticia, y en el funcionamiento del
sensacionalismo (estilo dominante en las crónicas policiales) y la
hipérbole (figura retórica mediante la cual el sensacionalismo opera
discursivamente). El objetivo es identificar las imágenes de realidad
y de país, sus provincias y localidades, construidas por la prensa de
carácter no nacional. El abordaje del corpus se articula con los
marcos sociohistóricos de cada diario para aportar a la comprensión
de cómo estos presionan sobre la construcción de la información
que recibe la sociedad en el país.
Palabras clave: Prensa regional y local; noticia policial;
inseguridad.
R. Sánchez Inseguridad y delito en la prensa regional y local argentina
Revista Comunicación, Política y Seguridad N° 1 (2019) Página | 4
Abstract:
This article studies the ways of construction and establishment of
crime´s agendas in two centennial newspapers of the southern
region of Argentina, Río Negro, regional, and La Nueva, local, in the
recent present. The work focusses on the analysis of the agenda’s
design, the selection of news events, and the functioning of
sensationalism (predominant style in crime news) and hyperbole
(figure of speech through which that narrative resource operates).
The aim is to identify images of the reality and the country, its
provinces and localities, built by non-national press. The approach
of the corpus is articulated with the sociohistorical frames of each
newspaper in order to contribute to the understanding of how they
influence the construction of the information that society receives
in the country.
Key words: regional and local press; crime news; insecurity.
1. Introducción
En sociedades mediatizadas (Verón, 2001), los medios de comunicación
hegemónicos constituyen arenas privilegiadas de construcción y difusión de
temas de interés público, y posibilitan desde sus discursos el acceso de los
individuos al conocimiento de una parte de la realidad social. De allí su rol
central en la construcción de la opinión pública y los imaginarios sociales
(Zalba, 2007; Martini, 2000).
Como ha sido estudiado en diversas investigaciones, los mass media han
tenido un rol clave en la emergencia y posterior consolidación de la inseguridad
ciudadana como problema público en el país a partir de la década de 1990
(Galar, 2017; Calzado, 2015; Rodríguez Alzueta, 2014; Kessler, 2012; Martini,
2007). En tanto agentes privilegiados del circuito de la comunicación política
disputan desde sus discursos la imposición de sentidos dominantes sobre el
delito y la(s) violencia(s) e instalan en sus agendas un problema que no saldrá
de estos espacios hasta la actualidad.
En particular, la prensa gráfica de referencia argentina ha ido
consolidando en los últimos veinticinco años, aproximadamente, una agenda
temática sobre la inseguridad centrada enfáticamente en la amenaza del delito
común o callejero, sus efectos sobre la vida cotidiana de los habitantes del
país, y las consecuentes medidas de prevención y control que deberían tomar
ciudadanos y autoridades para enfrentar el problema.
El presente artículo surge de una investigación que intenta ampliar y
profundizar una línea de trabajo que suele estar centrada en el estudio de
diarios nacionales producidos en la ciudad de Buenos Aires (Sánchez, 2018). El
objetivo es identificar las imágenes singulares de la realidad y del país, sus
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provincias y localidades, que construye un sector de la prensa regional y local
en sus agendas, y las representaciones e imaginarios puestos en juego. La
denominación “local” se utiliza aquí para hablar de un tipo de prensa que surge
y circula, fundamentalmente, en una ciudad de provincia, y que atribuye
especial relevancia a asuntos sobre el territorio y la vida cotidiana de la
localidad, con cuyos habitantes establece sólidos lazos.
El análisis aborda algunos de los modos de establecimiento de las
agendas sobre el delito y de construcción de las noticias en dos diarios
provinciales centenarios de referencia de la región sur del país. El corpus está
constituido por las denominadas noticias “policiales” publicadas por Río Negro,
editado en General Roca, provincia de Río Negro, y La Nueva (anteriormente
La Nueva Provincia), de la ciudad de Bahía Blanca, Buenos Aires, en la
actualidad reciente (2012-2015). Metodológicamente se hizo el ensayo de
investigar en tiempo real, organizar el estudio del día a día de la información,
para lo cual se relevó el total de las noticias publicadas durante cuatro meses
de cada año en las secciones dedicadas a las crónicas policiales.
Como la propuesta es la identificación e interpretación de los sentidos de
las noticias analizadas, la metodología que rige el trabajo es cualitativa. Se
apela a herramientas de las teorías de la comunicación y la cultura, y a las
teorías sobre la noticia, que permiten identificar regularidades y diferencias en
las agendas y las crónicas. Focalizamos especialmente en el diseño de las
agendas, la selección, jerarquización y clasificación de acontecimientos
asociados la inseguridad, y en el funcionamiento del sensacionalismo, estilo
dominante en las noticias policiales, y la hipérbole, figura retórica mediante la
cual opera el primero. Ocasionalmente, se recurre a técnicas cuantitativas para
comprobar recurrencias de la información publicada que permiten consolidar
significados.
Los diarios estudiados poseen una trayectoria pública centenaria, fuertes
lazos con el poder y la ciudadanía local, y son los más vendidos en su versión
en papel y leídos online en su área de influencia. Se asume, por ello, que
sostienen en el tiempo un rol de voceros de imágenes particulares sobre las
regiones, provincias y ciudades en que circulan.
A continuación, se presenta brevemente la historia de ambas
publicaciones en articulación con datos históricos y geográficos de las
provincias donde se producen y difunden, porque, como afirma Aníbal Ford
(1994), desde un análisis comunicacional y cultural, el estudio de los medios,
sus formas de construcción de sentido y su recepción no puede realizarse por
fuera de un contexto específico. Entendemos que estos marcos sociohistóricos
son necesarios para comprender la actualidad de las noticias, y aportan a un
significado más completo de la prensa de diferente circulación.
2. La Nueva Provincia y Río Negro, expresiones culturales de un
proyecto de Nación
A partir de 1860 aproximadamente, la Argentina inicia un proceso de
modernización. Los años posteriores a 1880 constituyen una etapa decisiva en
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la consolidación del Estado nacional bajo un modelo direccionado por la
llamada Generación del Ochenta. Comienza la construcción de la denominada
Argentina moderna, proyecto acompañado por la aparición de la prensa hoy
centenaria, que constituye entonces un ámbito de expresión de los valores de
la modernidad a la que se pretendía ingresar y opera como instrumento de
integración nacional.
La Nueva Provincia (LN) se edita por primera vez en 1898, en la ciudad
de Bahía Blanca, ubicada al sudoeste de la provincia de Buenos Aires y
cabecera del partido homónimo. Su fundador, el periodista Enrique Julio,
impulsa la publicación con el objetivo de defender un programa político
específico: la creación de una provincia separada de Buenos Aires, cuya capital
fuera Bahía Blanca y que incluyera los territorios del sur de la provincia
bonaerense y las gobernaciones que se extendían a lo largo de los ríos Negro y
Colorado (Llull, 2013). Este propósito responde a un presente local promisorio:
la ciudad comparte la zona central de modernización y se articula con el
modelo económico productivo del país por su proximidad a un puerto de aguas
profundas, es eje de una red ferroviaria en constante expansión, incluye un
hinterland con capacidad productiva para la exportación masiva y constituye
además un destacado centro de servicios.
El crecimiento de la población producto de un intenso aporte
inmigratorio, la extensión de la enseñanza pública a partir de la ley 1420 de
Educación Común (1884) y las campañas de alfabetización en la zona
expanden la demanda informativa de nuevos públicos e impulsan el
surgimiento de numerosas publicaciones gráficas (Sánchez, 2017; Cernadas y
Orbe 2013). Durante las dos primeras décadas del siglo XX, LN es uno de los
periódicos más importantes en el campo de la prensa local, y uno de los de
mayor circulación en la provincia de Buenos Aires y en el sur del país (Llull,
2013). Años más tarde, en 1950, el diario es clausurado y expropiado por el
gobierno de Juan Domingo Perón. Tras el golpe de Estado que derrocara al
primer mandatario, el gobierno militar de la revolución libertadora devuelve el
control del diario a la familia fundadora y queda al frente Diana Julio, hija del
creador del medio y esposa de Federico Massot.
A mediados de los años sesenta, LN se posiciona de modo dominante en
el campo periodístico local: es el único diario impreso de la ciudad, situación
que se sostiene en el presente de este estudio. Inicia una etapa de
modernización tecnológica, y constituye el eje de uno de los primeros
multimedios de la Argentina al adquirir un canal de televisión regional, radios
en AM y FM y un sistema de televisión por cable.
Durante la dictadura cívico - militar instaurada en 1976, Bahía Blanca
constituye un centro privilegiado de la represión militar por su cercanía a la
Base Naval Puerto Belgrano, núcleo estratégico en la planificación y ejecución
del plan represivo en el país. En esos años, el diario estrecha sus vínculos
históricos con los militares y endurece su posición a favor de la política
represiva del gobierno de facto, línea editorial que sustenta hasta la actualidad
(Zapata, 2014).
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Desde 2009 y hasta 2016, Vicente Massot, hijo de Diana Julio, dirige el
medio. En 2014, Massot es imputado por su presunta participación en delitos
de lesa humanidad durante la última dictadura, convirtiéndose en el primer
periodista argentino acusado de participar en el terrorismo de Estado. Un año
después, es beneficiado por un fallo que dicta la falta de mérito. La sentencia
es apelada con severas críticas por los fiscales de la causa y repudiada
públicamente por organizaciones sociales y de derechos humanos.
A fines de 2013, con el objetivo de adaptarse a un entorno mediático
cambiante, el diario modifica su nombre original por La Nueva, y emprende
cambios en su versión impresa: pasa a formato tabloide, rediseña algunas de
sus secciones e incorpora otras nóveles, renueva su página web y lanza
aplicaciones para dispositivos móviles. En 2015, la venta promedio de la
publicación en papel es de 8500 ejemplares de lunes a domingo (IVC) y se
distribuye en cuatro provincias del interior cubriendo las principales capitales
patagónicas. En 2017, período que excede el de nuestro estudio, el grupo La
Nueva, que incluye al diario y a dos radios FM, es adquirido por un grupo
transportista local presidido por Gustavo Elías, vicepresidente de la Unión
Industrial de Bahía Blanca. Actualmente, la versión digital del diario compite
con un conjunto de periódicos online surgidos en los últimos años aunque, en
base a la tradición del medio en la ciudad, lanueva.com es el más leído en la
zona.
Por su parte, Río Negro (RN) aparece públicamente en 1912, en la
ciudad de General Roca, la segunda más importante de la provincia de Río
Negro, cabecera del departamento que lleva el mismo nombre. Su fundador,
Fernando Emilio Rajneri, fue un maestro porteño que comenzó su carrera
periodística en el diario La Nueva Provincia.
El periódico nace como un quincenario y afirma en su editorial inicial
que busca constituirse en “reflejo de los anhelos de la comunidad alto
valletana” y “surge a la vida del periodismo como exponente del progreso de
estas regiones”, proponiéndose impulsar y guiar el desarrollo de la zona y de
su población (Ruffini, 2001: 109). El potencial de la región al que alude se
asocia a un núcleo geográfico que comienza a crecer con la llegada y la
extensión del ferrocarril, medio que dinamiza la inclusión al modelo nacional de
una economía que no tiene el grado de desarrollo ni las condiciones de la
región pampeana, y permite también el traslado de colonos argentinos que se
incorporan a una sociedad conformada fundamentalmente por migrantes
chilenos y un grupo reducido de italianos y españoles.
A pesar de la cercanía geográfica entre las ciudades de Bahía Blanca y
General Roca, la historia del territorio de nacimiento e influencia de RN no
comparte los tiempos y modos de dominación hispánica de la región
macropampeana. La actual provincia de Río Negro es un bloque geográfico
anexado violentamente a través de la denominada “Conquista del Desierto”,
iniciada en 1878, por ello la historia de General Roca como ciudad argentina es
más moderna que la de Bahía Blanca.
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Los espacios arrebatados a los pueblos originaros constituyen desde
1884 los Territorios Nacionales de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y
Tierra del Fuego: se establece así un “republicanismo tutelado previo a la
provincialización” (Ruffini, 2001). En este contexto, se conforma
paulatinamente un campo periodístico. La prensa cumple un rol fundamental
en sociedades donde la educación formal está poco extendida, y pone en
circulación un discurso pedagógico “argentinizador y civilizador” (Prislei, 2001).
En 1913 RN se convierte en un semanario y consolida su presencia en la
región. El despegue económico de la provincia de Río Negro y la zona, y la
adquisición de la autonomía provincial en 1958, son las condiciones para que el
periódico pase a ser, ese mismo año, un matutino diario. A partir de entonces,
se habilitan corresponsalías en las localidades más pobladas de las provincias
de Río Negro y Neuquén, y en las ciudades de Buenos Aires y Bahía Blanca.
A lo largo de su historia, RN muestra una línea editorial de corte liberal
centrada en los intereses de la región (Scatizza, 2005). Mantiene, durante casi
toda su existencia, la estructura de una empresa familiar, ya que es dirigido
por miembros de la familia Rajneri desde su origen hasta 2016. En la década
de 1990, RN se alinea con el neoliberalismo del gobierno de Carlos Menem y
llega a convertirse en parte de un poderoso grupo económico financiero que
excede la posesión de medios (cfr. Bariani, 2003).
En 2015, su tirada diaria es de aproximadamente 21.700 ejemplares,
cifra que lo ubica entre los ocho diarios provinciales más vendidos del país
(DSD, 2015) y se distribuye en las provincias de Neuquén y Río Negro, donde
lidera las ventas; también tiene lectores en el sur de la provincia de Buenos
Aires y en el norte de Chubut.
La caracterización de dos diarios centenarios que constituyen a fines del
siglo XIX y principios del XX, así como en la actualidad, un sector de la prensa
de referencia del país, y la descripción de su marco histórico original son
variables centrales en este estudio porque permiten entender la consolidación
de LN y RN como actores políticos, económicos y referentes culturales a lo
largo del tiempo, su aporte a la construcción y consolidación de imaginarios
sociales, y las particularidades de los contratos de lectura que establecen con
sus públicos lectores, que implican modos de hablar sobre la nación y sobre el
orden, la falta y el delito.
3. El delito en agenda. Selección, jerarquización, clasificación y
construcción de la información en La Nueva y Río Negro
A través de sus agendas, la prensa organiza la realidad que hace pública desde
una visión propia de mundo: construye versiones de la actualidad que son
reconocidas por sectores sociales que las consideran creíbles, próximas a los
problemas de su vida cotidiana (Zalba, 2007; Stevenson, 1998).
En particular, las agendas del delito y el género policial tienen una
extensa historia en los medios populares, y una más reciente en la prensa
seria, de referencia (Martini, 2007). En Argentina, el diario Crítica (1913), de
Natalio Botana, destinado a los sectores populares mayoritariamente, consolida
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un modo atributivo y una agenda temática paradigmáticos en la crónica sobre
el delito en la urbe moderna (Saítta, 1998; Tálice, 1977). En tanto, la prensa
destinada a los grupos de poder en el país retacea la nota roja, prestándose
supuestamente al “resguardo” de la moral social.
El ingreso y la posterior consolidación de la agenda sobre el delito en la
prensa de referencia constituye una transformación que se va concretando en
las últimas décadas en Argentina. El incremento en las tasas del delito, que
llegan a duplicarse entre 1990 y 2002, hace de la problemática una agenda
relevante y es condición de su establecimiento en los medios. También lo son
el creciente sentimiento de inseguridad en diferentes sectores sociales -
fenómeno relativamente autónomo de los índices del victimización (Kessler,
2009)-; los cambios políticos, económicos, socioculturales, efecto de la
profundización del modelo neoliberal en el mundo; y las transformaciones del
ecosistema mediático de la época: la globalización económica y de las
comunicaciones, la concentración de grupos empresarios, el énfasis en el
carácter de mercancía de una noticia que debe entretener además de informar
(Ford, 2005).
En LN y RN, el ingreso de la agenda del delito coincide con su
incorporación a la prensa hegemónica de circulación nacional; se ordena y
tiene una sección propia desde finales de los años ‘80. Al respecto, Guillermo
Berto, editor de Policiales y Judiciales de RN, a quien entrevistamos, asegura:
Recién a comienzos de los 90 se organizó la sección de los policiales.
Coincidió, más o menos, con un crecimiento general de las noticias
policiales en los diarios llamados ‘generalistas’, ya que hasta ese
entonces quienes más publicaban esa clase de información eran los
diarios populares. Antes de eso, la publicación en este diario era
aleatoria, mezclada con otra información, o aparecía en la contratapa.
(Entrevista, 11/10/14).
Mientras que Rubén Mayze, editor de Seguridad en LN afirma:
La Nueva Provincia se hizo un diario temático hace más o menos
veintipico, treinta años. Antes lo único que se diferenciaba era deportes.
En ese entonces, cuando el diario era muy grande, tenía media página
de policiales. Después, lamentablemente, tuvimos que ir agregando
páginas porque se armó todo este “desbarajuste” de la seguridad y se
tuvo que organizar una sección más amplia. (Entrevista, 16/04/14).
Los periodistas explican que la jerarquización y la clasificación de la
noticia policial en un espacio propio es consecuencia del aumento delictivo
experimentado a partir de esos años. También, por caso, de la cobertura y
repercusión que la problemática tiene en otros medios de referencia; más allá
de la directa relación con la “realidad”, se habría prestado mayor atención a
esa información porque otros diarios lo hacían.
En términos del diseño o geografía de la noticia (cfr. Martini, 2007), se
observa que, en ese período, la crónica sobre el delito se instala
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definitivamente en las portadas de los diarios estudiados. Como afirma Eliseo
Verón (1985), desde las tapas la prensa gráfica organiza y establece su
contrato de lectura con el público; se trata del espacio de entrada a la
información y el de mayor jerarquía informativa en los periódicos. Por ello, el
dato de la llegada de la problemática a las portadas de periódicos que se
asumen como publicaciones “serias” y moderadas en sus modos del decir, no
es menor: el delito sube a las tapas porque hay una situación que urge
controlar. Entre 2012 y 2015, LN publica en sus portadas al menos una noticia
sobre delitos contra la propiedad y las personas seis días por semana, es decir,
en aproximadamente un 85% de las ediciones relevadas; mientras que Río
Negro lo hace en un 70%, al menos cinco veces por semana. Son ejemplo de
lo anotado los siguientes títulos que corresponden a tapas de estos diarios
“En Neuquén se denuncian dos abusos por día” (RN, 2/8/15);
“Pesadilla para una familia bahiense” (LN, 14/5/2013);
“Conmoción por el crimen de un remisero” (RN, 9/11/14);
“Violento robo a una pareja en su casa de Baigorria al 900” (LN,
1/12/14).
El corrimiento de las noticias sobre el delito de espacios marginales a
espacios centrales en la agenda de los periódicos tiene también, como se dijo,
su correlato en la asignación de secciones específicas que clasifican la
problemática, y constituyen un marco para la lectura y la interpretación de la
información. En este punto, es importante señalar que las crónicas que
tematizan el delito tienen cobertura en diferentes secciones de los diarios
estudiados. Probablemente, y según afirmaron también los periodistas
entrevistados, los hechos cotidianos, de mayor o menor gravedad, entren en la
sección de los policiales, mientras que cuando hay una motivación política o
económica en un delito, las noticias se incluyen en las secciones de esos
macrotemas. La sección de las crónicas policiales monopoliza en el período
estudiado la información delictiva (aproximadamente el 80%del total de lo
publicado) y es una de las más extensas en ambos matutinos. En LN, con el
rediseño del diario en 2013, “Policiales y Judiciales” pasa a llamarse
“Seguridad”, ocupa un promedio de dos a tres páginas y publica entre ocho y
diez noticias. En RN la sección ocupa entre cuatro y cinco páginas e incluye
entre 15 y 19 noticias, un número que supera ampliamente el índice habitual
de publicación de diarios de circulación nacional y de otros periódicos
provinciales del país.
En cuanto a la construcción de la crónica policial, se puede decir que, al
igual que otras noticias, es resultado de rutinas productivas que organizan,
coordinan y explican el trabajo periodístico (Martini y Luchessi, 2004; Wolf,
1991; Gans, 1979). Estas rutinas se efectivizan en dos procesos que operan
casi simultáneamente: el denominado gatekeeping, que refiere a la selección
de los hechos que llegan a través de las fuentes, las agencias noticiosas, otros
medios de comunicación y las redes sociales, y que serán noticia en función
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de la aplicación de criterios de noticiabilidad; y el newsmaking, que implica la
construcción de la noticia, según las rutinas de la prensa escrita.
En el caso de la crónica sobre el delito es evidente que la cantidad de
noticias que difunden los diarios no mantiene una relación directa con los
acontecimientos denunciados y registrados en las estadísticas de criminalidad
del país y las provincias; solo un pequeño porcentaje de los delitos
denunciados en Argentina (entre un 9% y un 10%) llega a conocimiento de la
sociedad a través de los medios (Martini, 2015; Focás 2015).
En el proceso de gatekeeping, los periodistas y editores, como parte de
una institución, seleccionan un listado de temas y acontecimientos portadores
de criterios de noticiabilidad necesarios para convertirse en noticia. En LN y RN
la crónica sobre el delito se rige, en general, por los valores que hacen a un
acontecimiento noticia en cada uno de los periódicos. La perceptibilidad y la
comunicabilidad de los hechos son los criterios primeros, un acontecimiento
periodístico debe poder ser distinguido entre otros y comprendido como tal,
una ruptura o variación en la cotidianidad y, a su vez, expresado en su
significatividad y relevancia (Rodrigo Alsina, 1989). El lector debería entender
la relevancia del hecho narrado, de allí la comunicabilidad, que obliga al
periodista, al medio, a verificar sus fuentes y a constatar que el hecho ocurrió
del modo en que estas lo informan, y que está frente a la crónica de un suceso
que forma parte de su realidad social.
La novedad no puede pensarse absoluta en el caso de la noticia sobre el
delito y del soporte de la prensa gráfica, en particular. Tal como afirman
autores como Caimari (2007) y Vilker (2006), todos los tipos delictivos han
ocurrido en algún momento de la historia y han sido también relatados por los
medios. Por otra parte, los tiempos de producción y edición diaria de la prensa
gráfica hacen que la crónica de 24 horas en los periódicos sea, en la
actualidad, probablemente una noticia que ya fue emitida horas antes en la
televisión y publicada en la prensa digital y en las redes sociales. La novedad
de la noticia policial en la prensa gráfica podría pensarse entonces como el
relato de la reiteración de los delitos que acechan a la sociedad y la constante
ineficiencia de las instituciones para proteger a los ciudadanos; la repetición
avisa que la amenaza está in crescendo, y por eso es siempre actual. La
novedad puede indicar también una nueva modalidad delictiva que no se
inscribe en una serie, nuevos tipos de víctimas, victimarios o lugares
involucrados, o, incluso, radicar ya no sólo en el hecho en sí, sino, como
señalan los cronistas entrevistados, en el “modo en que ese hecho es
contado”. Es decir, en las formas en que se construye la noticia aprovechando
los recursos del soporte, la posibilidad de ahondar en detalles y descripciones,
de apelar a imágenes y gráficos que permiten contar las noticias como
“historias”, tendencia que se observa en la paulatina narrativización de la
información de los diarios (Ford y Longo, 1999).
Los delitos que revisten mayor gravedad son agenda habitual y reiterada
en RN y LN, como ocurre en todos los medios del país, entendiendo que si el
delito es una agenda especial es porque afecta o puede hacerlo a toda la
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sociedad o a una parte de ella. Justamente, el miedo a la victimización se
relaciona en parte con las imágenes que construyen los medios sobre el estado
permanente de amenaza delictiva. En RN, se trata fundamentalmente de los
homicidios dolosos, que constituyen un 40% del total de lo publicado en el
período. Es interesante destacar que, según las estadísticas oficiales
disponibles al momento de realizarse este estudio, este tipo delictivo
representa menos del 1% de los crímenes contra las personas registrados en
Río Negro y Neuquén, dato que se enfrenta a la realidad construida por el
diario1.
Por su parte, LN atribuye especial relevancia a los robos agravados y
simples, que constituyen entre el 50% y el 60% de las noticias publicadas en
el período abordado. Los homicidios no suelen aparecer en agenda, y si lo
hacen, son hechos ocurridos en otros espacios geográficos. Estos datos marcan
una cierta correspondencia con las estadísticas oficiales difundidas para la
localidad y su área de influencia 2 . Según las cifras sobre el número de
investigaciones penales predatorias (IPP) publicadas por el Ministerio Público
Fiscal de la Provincia de Buenos Aires, el Departamento Judicial de Bahía
Blanca tuvo en 2012 la tasa más baja de homicidios de la provincia, 3.5 cada
100.000 habitantes, número que se mantiene en 20143. En relación con los
delitos de robos simples y agravados, y hurtos, la tasa aumenta un 21% entre
2012 y 2014, pasando de 6.202 causas penales iniciadas a 7.863.
En la prensa regional y local, porque entabla sólidos lazos con una
ciudadanía local cuya pertenencia provincial es fuerte, el criterio de la
gravedad funciona asociado al de la proximidad geográfica y sociocultural del
público con los acontecimientos. Este último valor marca lo conocido y lo
posible, y es por ello uno de los principales en materia de selección.
Siguiendo este criterio, LN jerarquiza los delitos ocurridos en la ciudad y
su zona de vinculación e influencia, y, en segunda instancia, aquellos que
acontecen en la Capital Federal, el conurbano bonaerense y el área de la
provincia de Buenos Aires que trasciende el hinterland del diario. Son ejemplo
los siguientes titulares:
“Detenido por un robo y abuso sexual” (en Carmen de Patagones),
28/03/13.
“Indagarán al imputado de un raid delictivo” (Bahía Blanca), 30/9/15.
“Estamos aterrados, con pánico” (en Coronel Suárez), 17/10/14.
RN, conocido como “el decano de la prensa patagónica” por su lugar de
ser el más influyente de la zona (Ulanovsky, 1997), es más pretencioso en su
representación territorial y simbólica: desde la leyenda que acompaña su
nombre en tapa “En la Patagonia desde 1912”, ancla en una referencia amplia
a la región. Sin embargo, la información a nivel general y las notas policiales
en particular dan prioridad a hechos ocurridos en la Patagonia norte, en las
provincias de Río Negro y Neuquén. Estas geografías poseen la densidad
poblacional más alta de la región, y por tanto, la mayor cantidad de lectores.
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La agenda de RN incluye especialmente los hechos delictivos acaecidos
en General Roca, Cipolletti, Viedma y Bariloche, municipios que nuclean a más
de la mitad de la población de la provincia de Río Negro. En Neuquén, las
noticias dan prioridad a los hechos de la ciudad capital, la localidad más
poblada, que en los últimos años ha tenido un crecimiento y urbanización muy
altos. Por ejemplo en:
“Asaltaron a una familia en Bariloche en su vivienda”, 2/10/12.
“En 2013 se registraron 22 asesinatos en Neuquén”, 23/5/13.
“En Roca. Roban en una casa y dejan encerrada a la familia”, 23/10/15.
Por lo señalado, se asume que, más allá de la representatividad que se
propone, RN sostiene una lógica de producción centralista que otorga prioridad
a la información más próxima, coincidiendo con la residencia de los lectores,
como suelen hacer en general los diarios editados en la Ciudad de Buenos
Aires, y la televisión (cuando es producida en Buenos Aires y da prioridad a la
producción de noticias ocurridas en la ciudad de Buenos Aires y su Conurbano).
Como se lee en los titulares citados, la gravedad de los hechos (las familias
asaltadas, los abusos a jóvenes, el incremento de asesinatos) y la proximidad
geográfica funcionan articuladamente para instalar una imagen de alarma
social en las provincias y localidades, la vida cotidiana está alterada por el
delito que es próximo a los lectores.
Hay que decir también que, si bien en las agendas de LN y RN se
instalan delitos que se inscriben en la serie de la victimización violenta, los
diarios pueden incluir hechos con menor carga noticiable. El delito es, en
diarios dirigidos a comunidades más pequeñas, una forma de calificar el
territorio propio, de allí la relevancia que se otorga a hechos que no salen ni
saldrían en la prensa nacional, y que completan las páginas de las secciones
policiales sumando a la construcción de imágenes sobre el espacio amenazado.
Se trata de delitos por daños, agresiones y amenazas, hurtos menores,
lesiones dolosas y culposas, desacato o desobediencia, casos de cuatrerismo,
entre otros.
También, hay que considerar que si la noticiabilidad de los
acontecimientos es cultural, geográfica, histórica y política (Sohr, 1998; Wolf,
1991), el sentido que el criterio de gravedad tiene en cada medio se articula en
una relación dinámica con el significado que ese valor tiene en las culturas
locales, con aquello que para cada comunidad, o una parte de ella, es
considerado grave en un momento determinado. En el caso de RN, el periódico
se dirige a un público amplio y se propone representar una geografía que
excede los límites provinciales. Con ese objetivo, y desde su rol de diario de
referencia en la Patagonia, otorga lugar en la agenda a hechos ocurridos en
numerosas y diversas localidades, que parecen identificarse entre sí por la
penetración del delito.
En LN, el espacio otorgado a la sección y a las noticias sobre el delito es
menor que en el diario rionegrino. Sin embargo, se asume que el hecho de que
en sus páginas compartan centimetraje acontecimientos de mayor impacto
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social junto a otros de escasa gravedad se conecta con el propósito histórico
del medio, como ya se ha señalado en trabajos anteriores (Sánchez, 2012):
construir un sentido de pertenencia vinculado a la reivindicación de lo local y a
los valores atribuidos a una identidad sui generis, asociada a la historia de
pujanza y prosperidad de la ciudad, y a las “buenas costumbres” de sus
ciudadanos (Cernadas y Orbe, 2013; Llull, 2013); desde esta marca, el diario
delimita quienes son los habitantes legítimos de la comunidad y quienes
provienen de un “afuera” y deben ser excluidos. Así, todo delito de mayor o
menor gravedad y envergadura, constituye para el medio un ilegalismo que
atenta contra el “progreso” y el “esplendor” de la ciudad, que le dieron, según
el diario, un espacio de jerarquía en el país todo (La Nueva Provincia, 1998).
La construcción de la noticia policial en los diarios puede sintetizarse,
considerando las peculiaridades del género anotadas, en el proceso de
gatekeeping sustentado en rutinas que incluyen, entre otras tareas, la
selección y clasificación de la información mediante la aplicación de criterios de
noticiabilidad y, finalmente, en el newsmaking en función de los valores
noticiosos y los modos discursivos, la producción de series y la instalación de
los temas mediante el énfasis atribuido, aspecto que se aborda a continuación.
4. Modos de decir el delito. Sensacionalismo e hipérbole en las noticias
policiales
Valiéndose de las modalidades del decir en que se expresa el contrato de
lectura de los diarios (Verón, 1985), LN y RN explican la “realidad”, o lo que se
lee como tal. Se trata, en el caso del diario rionegrino, de una realidad que se
pretende compartida por toda la región; mientras que el periódico bahiense
refiere a un entorno más acotado, el de una de las principales ciudades
portuarias de la Argentina. Las retóricas, los estilos, las variedades genéricas,
el diseño de la agenda y de las noticias construyen, a través del lenguaje
verbal e icónico, una imagen de mundo que en las crónicas de la prensa es el
verosímil de un estado de vida cotidiana alterada, amenazada por el delito.
Como ya se señaló, en los años ‘90, cuando las agendas delictivas se
incrementan, la noticia policial deja a un lado su carácter marginal y
meramente informativo; entonces, las modalidades discursivas se reordenan y
dinamizan acercándose a las formas de la crónica roja de la prensa popular.
Los diarios antes alejados de este tipo de prensa adquieren en mayor o menor
medida una impronta sensacionalista.
El primer sensacionalismo o sensacionalismo tradicional de la prensa
popular moderna que estudian, entre otros, Guillermo Sunkel (2001) y Jesús
Martín-Barbero (1987), puede definirse como la adopción de estrategias en la
narrativa policial heredadas de tradiciones literarias y periodísticas populares, y
señala una línea de continuidad entre aquella literatura popular y la cultura de
masas. La crónica roja de la prensa popular toma rasgos de estilo que ya se
encontraban en impresos y narrativas orales de misterio y horror, y habilita
estrategias conocidas y estereotipadas para seducir a los lectores y provocar la
compra de una mercancía (Steimberg, 2000). El discurso sensacionalista busca
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Revista Comunicación, Política y Seguridad N° 1 (2019) Página | 15
entonces suscitar conmoción y emoción en el público mediante un estilo
melodramático centrado en la exasperación de las pasiones, la descripción
detallada de los dramas humanos que incluye también la ficcionalización de los
hechos. Las noticias buscan despertar el horror, la indignación y la piedad por
las víctimas, tienen desde su origen una impronta moralizante, pietista y
admonitoria (Brunetti, 2011; Saítta, 1998).
En la actualidad, cuando las crónicas policiales constituyen uno de los
pilares informativos de la cobertura periodística en los medios, el
sensacionalismo se vuelve un estilo reiterado y es el modo habitual de narrar
las noticias en la prensa gráfica y digital, y en la televisión en Argentina
(Defensoría del Público, 2018; Calzado, 2015; Borrat y De Fontcuberta, 2006).
Sin embargo, algo ha permanecido y algo ha cambiado en la prensa
gráfica argentina en relación con esta estrategia narrativa. Si bien los diarios
de referencia utilizan formas estilísticas de la prensa popular, el
sensacionalismo de los periódicos que aquí se estudian se resignifica y exhibe
marcas propias. Mantiene las intenciones admonitorias, moralizantes y políticas
que delimitan “el bien” y “el mal”, lo legal y lo ilegal, pero propone otra
manera de percibir el mundo (Brunetti, 2011).
Se observa que el sensacionalismo tiene en LN y RN diferencias de
gradación que responden a los contratos de lectura singulares que establecen
con sus públicos. Aun así, los periódicos lo incorporan e instalan, con sus
particularidades, para hablar del delito, y ensamblado discursivamente con la
figura retórica de la hipérbole narrativa.
En línea con el pacto de lectura que propone históricamente, LN
pretende objetividad y rigurosidad a la hora de informar, hay una recurrencia
menor a los detalles escabrosos, la exposición del ámbito privado de las
víctimas, y el tono melodramático en la descripción de los padecimientos. La
espectacularización de los delitos y de la victimización suele reservarse
excepcionalmente para las notas que aparecen en los espacios más destacados
de las tapas (las crónicas policiales ocupan, por lo general, recuadros más
pequeños sobre el margen derecho de las portadas), por referirse a sucesos
que revisten mayor carga noticiable y tienen, por ello, mayores posibilidades
de ser narrados apelando al sensacionalismo.
La relevancia del tema se construye pues desde un sensacionalismo
moderado en el matutino bahiense. Sin embargo, se puede pensar que en el
diario la recurrencia a este estilo se centra fundamentalmente en la reiteración
de los hechos y procede por saturación, desde la exasperación discursiva de
las fatalidades que sufriría una ciudad destinada a un “brillante porvenir”
(cit.) 4 , y los “ciudadanos honestos” que la habitan. Se lo puede leer, por
ejemplo, en la nota “Peluquería visitada por ladrones”:
Impotencia y decepción son los sentimientos que por estas horas
experimenta una peluquera, quien ayer a la madrugada fue víctima de
ladrones que ingresaron a su negocio y sustrajeron elementos de trabajo
valuados en unos 30 mil pesos, según informó la propia damnificada (…)
“Con todo lo que se llevaron directamente no pude abrir hoy (por ayer)
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para atender a las clientas. Tengo mucha gente conocida que me ofreció
cosas como para seguir adelante, pero veré qué hago (…) Es un alerta a
tener bien presente”.
Por último, sostuvo que los episodios de inseguridad en la ciudad
determinan que los ciudadanos honestos pierdan la libertad en procura
de resguardar su patrimonio. “Realmente me dio mucha bronca e
impotencia porque, al final, tenemos que vivir encerrados, con cámaras
de seguridad, y no debería ser así”, resaltó la mujer y agregó que
“estamos haciendo lo mejor posible para subsistir, pero hay que vivir
encerrado. La sensación es que nosotros tenemos que vivir encerrados y
los ladrones sueltos” (2/11/14).
La reiteración de los hechos articulada a la sensación de hastío y
desprotección (“me dio mucha bronca e impotencia; la sensación es que
nosotros tenemos que vivir encerrados”) sustenta la denuncia y alerta a la
sociedad (“Es un alerta a tener bien presente”). Articulada al sensacionalismo
funciona la hipérbole, que opera en la construcción de series delictivas que
conforman el gran relato de la inseguridad.
En el contrato de lectura que propone LN, la moral y las buenas
costumbres son bienes preciados de la ciudad, atribuidos a los habitantes
“decentes, trabajadores”, como se lee en la nota citada y en otras tantas del
corpus estudiado. La imagen de mundo construido en las crónicas sobre el
delito se deriva naturalmente de ese contrato; cuando esa moralidad se ve
afectada, se produce el escándalo. Entonces, el propósito del sensacionalismo
en el diario ya no es –o no solamente– emocionar y asustar, sino, como afirma
Martini (2015), que la crónica sea argumento para el debate público, la
denuncia y el respaldo de políticas públicas represivas, a través de la
indignación y la conmoción.
Lo señalado se observa también en la nota “Harto e impotente ante la
inseguridad, dijo basta”, publicada en tapa y jerarquizada como segundo titular
junto a una fotografía que ocupa un cuarto de la primera plana (Imagen 1).
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La imagen a color muestra a un comerciante refregándose los ojos
producto del llanto, y el epígrafe afirma en negritas “Compungido. El carnicero
Amilcar Phordoy se mostró sumamente afectado por el nuevo asalto del que
fue víctima”, mientras que la volanta del titular adelanta que “tras cuatro
décadas al frente de una carnicería, el negocio cierra por reiterados episodios
de inseguridad”. Las modalidades con que se presenta el título en la tapa,
junto con la fotografía y su epígrafe, muestran que la seguridad se comprende
en las sensaciones y percepciones de los sujetos víctimas, en el hartazgo y la
impotencia de un trabajador, y en la decisión extrema que subraya el título, el
cierre de la carnicería tras 41 años en el barrio. Desde este lugar, se hace
posible el reclamo a las autoridades por su incapacidad para gestionar la
seguridad de ciudadanos-víctima (cfr. Calzado, 2015); la advertencia y la
exigencia, implícita o explícita, de control sobre sujetos y espacios que deben
vigilarse y sobre valores propios que deben resguardarse.
Por su parte, RN establece un contrato que interpela a diferentes
sectores sociales, las clases medias y altas, que incluyen a los grandes,
medianos y pequeños productores, y también a los sectores populares de la
región, por eso, y a diferencia de LN, la representación de la realidad en las
noticias policiales del diario no solo incluye el ámbito de la vida urbana y sus
espacios, sino que suma las chacras, y los lugares de cría de animales, y a
tipos de delitos específicos como el cuatrerismo o el robo de maquinarias para
la producción agrícola-ganadera.
Imagen 1. Tapa de LN, 1/3/13
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El diario se dirige a este público amplio apelando al sensacionalismo en
la construcción de las tapas y los titulares de un modo más explícito que LN.
Se observa, por caso, en las siguientes imágenes de portadas 2 y 3.
El predominio de los colores rojo y amarillo en las primeras planas del
matutino, sus títulos con una tipografía destacada, la inclusión casi diaria de la
temática del delito y de adjetivaciones que enfatizan el dramatismo de las
situaciones y la ferocidad con la que actúan los presuntos delincuentes son
modos del decir que guardan relación con la prensa de corte popular y con el
sensacionalismo como estilo dominante.
En cambio, en las noticias del cuerpo del diario, RN conserva el tono
“correcto” de las clases medias de la provincia, respeta un lenguaje que evita
el coloquialismo extremo y los modos espectaculares, característica que se ha
observado en otros diarios provinciales y locales del país (Picco, 2012;
Martinuzzi, 2010).
La ominpresencia del problema en tapas y secciones que cubren hechos
delictivos de mayor o menor gravedad funciona de manera hiperbólica en un
relato que suma y acumula hechos y espacios. Esta retórica se expresa, como
dijimos, en la construcción de series que suelen denominarse “olas”,
“seguidillas”, “raid”, “escalada”, ocurridas en las ciudades y en las chacras. Las
olas delictivas constituyen una característica propia de la noticia policial
contemporánea (Focás, 2015), su uso como metáfora para hablar de una
sucesión de hechos semejantes y próximos en el tiempo, permite instalar la
imagen de un presente amenazado y riesgoso, casi insoportable.
Se lee por ejemplo en la nota “Robos en chacras de Catriel” (13/10/12):
Imagen 3. Tapa de RN, 9/12/14 Imagen 2. Tapa de RN, 6/3/13
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Pobladores del sector chacras de Catriel manifestaron su preocupación
por la <gran cantidad de robos> que hay en esa zona (…) Una de las
denuncias fue radicada por Raúl Hecheleitner, quien fue víctima de un
robo mientras se encontraba en el velorio de su esposa. Según dijo, en
esa oportunidad “los delincuentes cortaron el alambrado, ingresaron a la
chacra y robaron varios elementos que ascenderían en su totalidad a
más de 50.000 pesos”. Según consta en la denuncia, le habrían robado
una moto soldadora, una motobomba, una amoladora grande y una
chica, una caja de herramientas completa y más herramientas y un
plasma; entre otros artículos. En este caso puntual la chacra se
encuentra a pocos metros de la rotonda de acceso a Catriel, pero
similares declaraciones fueron vertidas desde distintos sitios de la zona
de producción que rodea la ciudad.
La repetición del tema lo hace una agenda relevante, también asegura
que es la agenda señalada desde la misma redacción para ser atendida en
especial. Se trata del argumento sobre el estado de alteración de la región y la
situación de indefensión de sus habitantes. El despliegue en la sección de un
número elevado de noticias de similar diseño (color, tipografía, tamaños, etc.),
como se observa en la imagen 4, aporta a la generalización y a la
indiferenciación, porque todo parece ser igual a todo (lo asaltos, los hurtos,
también las muertes y los abusos, entre otros).
Imagen 4. Doble página de la sección “Policiales y Judiciales”, RN, 1/8/15
Asimismo, estos modos de contar el delito construyen, en la recurrencia
de las series, relatos que se oponen a un supuesto pasado de tranquilidad y
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armonía en la región; representación arraigada en el imaginario de espacios
alejados de los centros más poblados del país y presuntamente resguardados
de sus peligros (López y Gatica, 2017). Se lee, por caso, en este fragmento:
Los hermanos y su primo están atemorizados. No se sienten protegidos
en esta ciudad. Alberto recuerda que cuando llegó hace cinco años a
Bariloche podía caminar por todos los barrios. Piden que nadie pase por
el dolor que están sufriendo (…) No entienden cómo no hay más
seguridad para frenar a los violentos (04/08/14).
Se observa en el análisis que a pesar de que la representación de los
espacios y los modos sensacionalistas difieren en ambos diarios, en estricta
relación con los contratos de cada medio, el propósito y el efecto del estilo
sensacionalista es similar, apelar al escándalo y la conmoción de los
ciudadanos a partir de representaciones sobre un peligro continuo en los
territorios que promueve una realidad invivible, ergo, un estado de
ingobernabilidad.
Con todo, hay que considerar que si el pacto mediático de los diarios se
basa en el consenso otorgado por su público, la incorporación de estas
retóricas para hablar del delito (y en la actualidad de todo tipo de información)
se conectaría en algún punto con representaciones que circulan socialmente y
con las expectativas e intereses de sus lectorados. Asimismo, probablemente
también con la exasperación que también está y ha estado presente en el
período en las páginas sobre política nacional de diarios opositores a los
gobiernos en ejercicio durante el período estudiado.
5. Consideraciones finales
La construcción de la inseguridad asociada a la violencia urbana resulta una
invariante en las agendas de los medios del país en general, y en la prensa
gráfica, en particular, soporte que conserva un rol de importancia en la
instalación de opinión en la sociedad y las instituciones políticas.
En este artículo indagamos en la producción y el significado de la
información periodística sobre el delito en dos diarios del sur de la Argentina,
que son parte del mapa de la prensa hegemónica y centenaria y, por tanto,
ocupan un espacio relevante y son fuente de información de comunidades
diversas. Se asume que las conclusiones a las que arribamos, aunque no son
generalizables para toda la prensa del país, podrían extenderse a otros diarios
con trayectoria y lectorado similares.
LN y RN nacen como expresiones culturales de un proyecto de nación y,
desde entonces, han sostenido el contrato de lectura que establecen
históricamente –actualizaciones mediante– con sus públicos. Como parte de
estas modificaciones, el delito ingresa y se instala en las últimas décadas como
un tópico que no saldrá de la agenda de ambos diarios. Su centralidad se
verifica en la consolidación del tema en las portadas y en la creación de
secciones específicas para clasificar y ordenar un asunto que gana un espacio
propio. Asimismo, la relevancia de la agenda se construye desde los modos
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discursivos con que se cuentan las noticias, tal es el caso del sensacionalismo y
la hipérbole, de las que se habló previamente.
En el proceso de gatekeeping de los acontecimientos que conforman las
agendas de LN y RN, y en la posterior construcción de las noticias, tiene
prioridad la serie de la victimización violenta, instalada especialmente a partir
de los criterios de gravedad y proximidad geográfica y social de los hechos con
los lectores; se trata de una prensa que entabla fuertes lazos con una
ciudadanía con una pertenencia regional y local fuerte, y la representación del
delito es una forma de calificar el territorio propio. Como vimos, el sentido de
gravedad de los acontecimientos depende del significado que este valor tiene
en cada comunidad en un momento y lugar determinados, por eso las agendas
de RN y LN se completan con hechos de menor carga noticiable, que no se
incluyen en la prensa nacional.
Al igual que en otros medios del país, el sensacionalismo es la estrategia
dominante para narrar los acontecimientos, la marca del azar, la reiteración de
los delitos, el sufrimiento de las víctimas. Pero en LN y RN, a diferencia de la
prensa de circulación nacional y de la de corte popular, se trata de un
sensacionalismo que modera las descripciones espectaculares y escabrosas de
los hechos y procede por saturación, mediante la reiteración exacerbada de los
hechos. El sensacionalismo opera en LN desde la exasperación discursiva de
las fatalidades que sufrirían una ciudad, destinada a un progreso indeclinable,
y sus ciudadanos honestos; y en RN en la construcción de escenas de
denuncia, alerta e indignación cuando tanto los espacios urbanos como los
productivos, vinculados al trabajo en la tierra se ven afectados por el delito.
Los modos sensacionalistas de los diarios difieren y responden, como se
señaló, a diferentes contratos de lectura, historias e imaginarios sociales
circulantes en diferentes regiones del país. Sin embargo, se reúnen en el
propósito y el efecto: argumentar desde la conmoción y las representaciones
de un peligro continuo acerca de la alteración de la vida cotidiana en el
territorio que se asume propio. Desde ese lugar, la noticia constituye una
variable de cuestionamiento y presión sobre la gobernabilidad en esos
espacios, y forma parte del circuito de la comunicación política.
Queda para trabajos futuros ahondar en los modos en que el
sensacionalismo y la hipérbole se hacen marco o frame (Koziner, 2017;
Aruguete, 2017; Sádaba, 2007) de la información sobre el delito en los diarios
y están incorporados a las rutinas productivas de los periodistas.
Finalmente, cabe la pregunta sobre la necesidad de producir y consumir
información de interés público en clave de conmoción, alarma y amenaza
permanente, y acerca de cómo un tratamiento noticioso regido por estas
lógicas afectaría la discusión sobre problemas estructurales de la sociedad y la
necesidad de políticas públicas consistentes para su abordaje. Como señalan
autores del país y Latinoamérica, cuando el relato informativo repara en el
“mostrar” y no en el “demostrar” da paso a la ausencia/ocultamiento de
explicaciones coherentes e integrales, favorece la instalación del miedo, el
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escándalo, la legitimación del control, la pérdida del sentido de la existencia
colectiva (Martini, 2016; Rincón, 2008; Rey, 2007).
La propuesta de estudiar el género policial en prensa de diferente
circulación constituye un intento por pensar una entrada posible a las
imágenes de la realidad nacional construidas desde la agenda securitaria y a
escalas diversas; mirada que puede ampliarse, en el marco de la comunicación
política, en articulación con el estudio de otros medios y discursos de la
sociedad y los actores políticos.
Cómo citar este artículo:
Sánchez, R. (2019). Inseguridad y delito en la prensa regional y local
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1 Los datos corresponden al informe publicado por la Dirección Nacional de Política Criminal del Ministerio de Seguridad de la Nación en 2008, ya que el último disponible (2016 sobre el año 2014) no distingue delitos por categoría para cada provincia. 2La Municipalidad de la ciudad publica un registro de hechos delictivos denunciados desde el año 2016, por lo que no se cuenta con estadísticas locales oficiales para el período en estudio. 3 El Departamento Judicial de Bahía Blanca, con sede en la ciudad homónima, abarca el territorio de 13 partidos, de los cuales Bahía Blanca es el más populoso, con 301.531 residentes (INDEC, 2010). 4 La imagen de Bahía Blanca construida por el diario desde sus inicios hasta la actualidad la representa como una localidad en constante crecimiento, líder del sudoeste bonaerense y la región. Ya en la tapa de su primera edición aparecen plasmadas las ideas de un territorio con un “destino manifiesto” de un “brillante porvenir” (Silva, 1998).
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